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Historia de la Música Argentina

Malambo op. 7

Alberto Ginastera

Examen Libre Cátedra: Gómez, Claudia


Sofía María Bras

El presente trabajo se propone un breve análisis del Malambo op. 7 para piano de A. Ginastera,
considerando a tal obra, como una pieza de estudio frecuente y fundamental en el repertorio
pianístico, concebida en el lenguaje académico con fuertes influencias de nuestro folclore argentino,
entre otros elementos propios del período compositivo de nuestro compositor en cuestión.

Alberto Evaristo Ginastera (Buenos Aires, 11 de abril de 1916 - Ginebra, 25 de junio de 1983) fue
uno de los músicos y compositores más trascendentes del siglo XX. Hijo de inmigrantes catalánes e
italianos, que se dedicaban a la artesanía, comercio y agricultura, se inició en la música desde muy
temprana edad, e ingresó al Conservatorio de Alberto Williams a los 12 años. En 1936, prosigue sus
estudios en el Conservatorio Nacional de Música y Arte de Buenos Aires, donde estudió armonía con
Athos Palma, contrapunto con José Gil, y composición con José André hasta el año 1938. Antes de
finalizar sus estudios musicales se le brindó la oportunidad de estrenar en el Teatro Colón la suite
orquestal Panambí, basada en su ballet de igual título, que dirigió Juan José Castro en 1937. Tres
años más tarde lograría estrenar el ballet completo en el citado teatro. En esta ocasión, la
coreografía estuvo a cargo de Margarita Wallmann y fue de nuevo Juan José Castro quien se hizo
cargo de la dirección orquestal.

En el año 1941 comienza su labor como docente en el Conservatorio Nacional y en la Academia


Militar San Martín. Un año más tarde, es becado por la fundación Guggenheim para estudiar en
Estados Unidos, beca que pospuso al año 1945, con Aaron Copland, visitando los departamentos de
música de las Universidades de Yale, Harvard y la prestigiosa escuela de música Juilliard de Nueva
York permaneciendo allí hasta el año 1947. En la revista neoyorquina “Modern Music” Copland dice:
“Todos los grupos de compositores argentinos están de acuerdo en que la gran esperanza de la
música de su país es Alberto Ginastera. Tiene un olfato natural para una escritura de efectos
brillantes, una música de gran empuje y de encanto franco-hispánico. Este encanto se intensifica a
veces mediante una frase melódica de ambiente local, muy bien introducida. También posee una
aptitud poco común para una orquestación de luminosos efectos sonoros. Más adelante, Ginastera
será ambicioso y aprenderá a buscar en sí mismo fuentes más profundas.” De esta experiencia
recibiría considerable influencia para su obra futura.

A su regreso a Buenos Aires, junto a otros compositores argentinos funda la famosa “Alianza de
Compositores” de la cual era secretario. Algunos de los compositores fueron Juan José y su
hermano José María Castro, Roberto García Morillo, Luis Gianneo, Julián Bautista, etc. También
fundó el Conservatorio de La Plata, donde dio clases entre 1948 y 1952. En 1962 fundó en el
Instituto Torcuato Di Tella de Buenos Aires, el Centro Latinoamericano de Estudios de Música
Avanzada, el cuál acoge por un período de dos años a jóvenes compositores de gran talento. Aquí
fue maestro de figuras importantes como Astor Piazzolla.

Fue miembro del Consejo Internacional de Música de la UNESCO, miembro de la Academia


Nacional de Bellas Artes desde 1957, profesor Emérito de la Pontificia Universidad Católica
Argentina, miembro honorario de la Academia Americana de Artes y Ciencias. En el extranjero, fue
miembro de la Academia de Artes y Ciencias de Boston, de la Escuela de Música y Arte de Chile y
de la Asociación de Compositores del mismo país. En Brasil fue miembro de la Academia Brasileira
de Música. Obtuvo Becas provenientes de importantes organismos de Alemania, Francia y Estados
Unidos.

El estreno de la suite orquestal de su ballet Estancia en 1952, consolidó su posición dentro de


Argentina, como el compositor más reconocido de la época en su país, y de los más eminentes en el
resto del continente.

En 1968 recibió un doctorado honorífico de la Universidad de Yale. Al año siguiente se fue vivir a
Ginebra, Suiza, nuevamente becado por la fundación Guggenheim. En Suiza, pasa sus últimos años
con su segunda esposa, la violonchelista Aurora Natola, a quien le dedicó su sonata para violonchelo
y piano op. 49, y otras obras para su instrumento. Durante los últimos meses de su vida, Ginastera
estaba trabajando en gran número de comisiones que lamentablemente no terminó, como el caso de
su cuarta ópera Barrabas.
Murió el 25 de junio de 1983 en Ginebra, siendo en vida ampliamente reconocido como uno de los
más importantes y originales compositores latinoamericanos del siglo XX.

Su estilo

Es importante tener en cuenta, que en la época en la que Ginastera comienza a componer y se


forma como compositor, Argentina es un país en donde la importancia de lo “nacional” prevalece,
aunque con cierto vínculo a lo europeo. Los compositores y la formación académica están
fuertemente vinculados con Europa a lo largo de la historia. Digamos que el elemento europeo es en
algún punto inherente a la constitución del nacionalismo en sí, ya que por un lado, hay una estética
cultural presente de la música occidental, su lenguaje musical está presente, además la música
folklórica argentina surge luego de la conquista española y a partir del cancionero colonial que
responde a modelos de composición europeos. Por otro lado, las tradiciones culturales de nuestro
país están muy vinculadas a las tradiciones culturales europeas, a gustos y costumbres de
inmigrantes que llegaron a la Argentina en diferentes épocas. Desde fines del S. XIX, músicos,
teóricos, investigadores y diversas personalidades culturales y políticas promovieron la ideología
nacionalista, con la consecuente aparición de un estilo musical que le otorgó al lenguaje romántico
europeo elementos melódicos, rítmicos y estructurales propios de las tradiciones locales.

El nacionalismo en la composición musical, está representado por la utilización de elementos que


son reconocibles como nacionales: por ejemplo, ritmos folklóricos y/o nativos, armonías, giros y
cadencias melódicas, alusiones musicales a instrumentos populares o nativos, formas de
articulación del discurso musical, danzas, canciones folklóricas o nativas, y otros recursos que
remiten a la tradición. La generación de compositores de esta época en la que está presente
Ginastera, desarrolla un estilo nacional que se inspiró en la cultura del país, con referencias al
gaucho como habitante rural rústico y enérgico, a los paisajes de la argentina (en un primer
momento a la pampa, estancias, rancho) y al folklore y músicas tradicionales, con interés y vínculo a
rasgos europeos.

Ginastera fusiona la tradición nacional con las prácticas europeas, creando así un lenguaje propio en
el que la síntesis de elementos folklóricos tradicionales argentinos, con técnicas de composición
contemporáneas europeas se ve presente en sus obras. Fundamentó su música en una temática
popular que trato con una habilidosa aplicación de los postulados técnicos de la Escuela de París,
sobre todo en lo que respecta a los hallazgos rítmicos de Stravinsky, Prokofiev y Bartók.
Posteriormente adoptó una preferencial inclinación al serialismo de la Escuela de Viena (que supo
vincular a ciertas constantes nacionalistas: por ejemplo, el armazón de la interválica de la afinación
de las cuerdas de la guitarra) para internarse luego, con moderación y cautela, en algunas de las
experiencias musicales de la segunda posguerra mundial.

Entre los años 1937 a 1947, se encuentra el primer período compositivo, el cual fue delimitado por el
mismo Ginastera, alrededor del año 1960, como Estilo Objetivo: empleó distintos recursos que
hacían referencia al paisaje argentino y a elementos culturales y regionales distintivos de la cultura
popular del país (como la guitarra, la caja y otros instrumentos musicales, el gaucho y su zapateo,
diferentes giros melódicos y rítmicos de danzas locales, pentafonías y combinaciones bimodales,
etc.). Se apropia de dichos elementos y constituye así, la simbología personal de su lenguaje, ya que
el proceso de selección y elaboración de materiales folklóricos, de uso frecuente de ciertos recursos
técnicos (tonalidad, lenguaje melódico, organización vertical de alturas sonoras, ritmo, forma, etc.)
originan su tendencia particular y por ende su lenguaje de composición. Esta etapa creadora de su
juventud, es muy importante para la música argentina porque está incorporando un estilo de
nacionalismo novedoso con rasgos personales propios, hasta el momento desconocido. Es
influenciado por Bartok, Stravinsky y De Falla.

El Malambo op 7 forma parte de esta etapa, ya que fue compuesto en el año 1940, comienza con
un “acorde simbólico” que Ginastera denomina para aludir a la tonada natural de las cuerdas de la
guitarra. Tiene tres secciones donde desarrolla todo tipo de armonías y ritmos de la danza. El tema
de la obra es una pelea entre gauchos, en la cual muestran sus habilidades. Al principio esta danza
comienza, con un simple “escobilleo” (tema A y su repetición) seguida de variaciones donde se
incrementa poco a poco la dificultad (sucesión de imitaciones, sonidos simultáneos, que conducen al
tema B); después un crescendo en medio de un pasaje cromático virtuoso en la mano izquierda, y
termina demostrando las más grandes habilidades en un zapateado (un sempre fortissimo en una
línea tomada del segundo tema, melodía basada en saltos).

Esta obra es una fiel representación de su estilo nacional, ya el título de la obra remite a una danza
folklórica tradicional argentina, representa fuertemente la figura del hombre en la época, del gaucho,
y tiene un rasgo muy importante, la rítmica imprime la marcación propia que haría un bombo
tradicionalmente en el malambo, es decir, el piano está utilizado fuertemente como un instrumento
de percusión, marcado por un ostinato y fórmulas rítmicas propias del folklore; si bien ya existían
las toccatas y otro tipo de piezas que remiten al piano como un instrumento más percusivo, aquí está
puesto al servicio de la rítmica folklórica. Gestos rítmicos característicos del folklore argentino que
aparecen reiteradamente, son la yuxtaposición o superposición de métricas de 6/8 y 3/4 (dos pulsos
referenciales diferentes, de corchea y de negra, y dos pies rítmicos, ternario y binario) los ostinatos
rítmicos y / o melódicos (utilizados en general como acompañamiento de las danzas folklóricas), las
síncopas en la melodía del canto.

El material melódico que utiliza deriva de fuentes folklóricas y populares de Argentina. Para la
escritura de sus temas se basa en escalas tonales de modo mayor y menor y en escalas
pentatónicas (propias de los Andes y de la región noroeste de Argentina). También, el empleo de
giros y contornos melódicos de la expresión musical folklórica y tradicional del país tales como
bordaduras, notas de paso y auxiliares de adorno o colorísticas con inflexiones cromáticas, a la
manera de ciertas músicas folklóricas argentinas y algunas figuras o esquemas musicales que
aluden al toque de instrumentos propios de la cultura nacional. Por ejemplo, el “acorde simbólico”
constituído por la sucesión de las notas en que están afinadas las cuerdas al aire de la guitarra (mi-
la-re-sol-si-mi). Otro rasgo importante es el empleo de motivos melódicos de corta longitud y ámbito
restringido, con intervalos de 4ta, 5ta, superpuestos, melódicos.
El lenguaje musical utilizado por Ginastera en este período es tonal. Las obras tienen una estructura
interna con relaciones funcionales entre sus elementos, con un centro tonal de reposo o en torno al
cual se desenvuelve el discurso o parte de él. Esta propiedad es una característica de la música
popular y folklórica argentina y es con la que Ginastera piensa su obra. Además, todas las
composiciones de este momento, se desarrollan según la forma de composición temática clásica,
esto quiere decir que presenta un motivo, lo repite / elabora / varía (en el registro, textura,
acompañamiento, etc.), presenta otros motivos a los que puede también elaborar / variar / repetir,
vuelve a presentar motivos antes usados, y cadencia final. Otro recurso clásico que se corresponde
con elementos nacionales es el empleo de acorde triádico en el acompañamiento, plaqué o
arpegiados, con notas agregadas en los tiempos débiles.

Ginastera tiene la postura estética de la búsqueda de ser exponente de una sociedad y una cultura,
por su concepción altamente valorada del patrimonio propio de un pueblo pero sin por esto olvidar,
ignorar o desconocer el pensamiento y las expresiones artísticas y humanas de la historia y del
momento.

Algunas obras de este período son: Danzas Argentinas op 2 / Ballet “Estancia” / Cinco Canciones
Populares Argentinas / Tres Piezas op 6 / Pampeana para violín y piano n° 1, etc.

A partir de 1948 comienza a usar técnicas de composición más avanzadas. Es el período de


"Nacionalismo Subjetivo", sin posiciones revolucionarias. Abandona los elementos populares
tradicionales a pesar de continuar con su uso simbólicamente. Jamás abandona las tradiciones
argentinas. Son de esta fase Pampeana nº 3 para orquesta, Sonata n°1 para piano en la que adoptó
la técnica dodecafónica. Su concepción a respecto de la técnica siempre fue libre y totalmente
personal y su música tuvo siempre características inconfundiblemente nacionalistas. El Cuarteto de
cuerda nº 2 tiene la misma calidad rítmica que aparecía en sus primeras obras y, a pesar del uso de
técnicas dodecafónicas, ese cuarteto es esencialmente tonal. En este período las características
étnicas, a pesar de presentes con una forma sublimada, se aplican de una manera menos
consciente. La melodía sigue siendo importante, así como los contrastes de tensión y relajación.
Otras obras son Pampeana n° 2 para cello y piano y Pampeana n° 3 para orquesta.

El tercer período "Neo-expresionista", comienza aproximadamente en 1958. Está marcado por una
búsqueda continua de los procedimientos técnicos más avanzados y una disminución de la
importancia hacia las características nacionales explícitas. No hay más folklore pero continúan los
elementos argentinos.

Además de una aproximación cada vez mayor a la forma dodecafónica, respondió a algunas de las
nuevas corrientes que surgieron después de la Segunda Guerra Mundial integrando ciertos aspectos
de la composición aleatoria y microtonal dentro de su propia orientación estilística general. Las obras
más importantes de este período fueron las óperas Don Rodrigo, Bomarzo y Beatrix Cenci, que
tuvieron gran éxito y lo situaron como el compositor latinoamericano más importante de su tiempo.
De este último período las obras son los dos conciertos para piano y orquesta, Variaciones
Concertantes, el “Popul Vuh” para orquesta, el concierto n° 2 para cello y orquesta y la Cantata
para América Mágica para soprano y percusión. Se dice que hay un último período en 1983 que es
la síntesis de todo lo anterior y vuelta a las tendencias tonales iniciales. Este período concluye con
su ópera inacabada Barrabas.

Bibliografía:

Alberto Ginastera. (2004). Biografías y Vidas.


https://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/ginastera.htm

Alberto Ginastera. (2012).Efemérides Musicales.


https://efemeridesdelamusica.blogspot.com.ar/2012/04/alberto-ginastera.html

Biografía de Alberto Ginastera. (2000-2012).PianoRed. http://www.pianored.com/ginastera.html

Ginastera,A.-Malamboparapiano.(s.f).Biblioteca Erik Satie.


http://bibliotecaeriksatie.blogspot.com.ar/2015/09/ginastera-malambo-para-piano.html

Ginastera Alberto Evaristo.(s.f).La Web de las Biografias. http://www.mcnbiografias.com/app-


bio/do/show?key=ginastera-alberto

http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lmu/fernandez_d_le/capitulo5.pdf

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