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ANÁLISIS DEL AMICUS CURIÆ DE LA CLÍNICA JURÍDICA DE LA UNIVERSIDAD


DEL PACÍFICO

Con fecha 3 de mayo de 2019, la Clínica Jurídica de la Universidad del Pacífico,


que integra el profesor del Departamento de Derecho, Andrés Calderón López y
algunos alumnos de la Facultad de Derecho de la referida universidad, ha emitido
un amicus curiae en relación con la querella interpuesta por el señor José Antonio
Eguren Anselmi contra el señor Pedro Salinas Chacaltana por el delito de
difamación. Al respecto, este Centro de Estudios Jurídicos que agrupa a abogados
católicos, consideramos oportuno poner en conocimiento de la opinión pública la
siguiente evaluación al mencionado amicus curiae.
1. No es un amicus curiae
Lo primero que debe destacarse es que el documento que se autodenomina
como amicus curiae en relación con la querella interpuesta por el señor José
Antonio Eguren Anselmi contra el señor Pedro Salinas Chacaltana por el delito de
difamación dirigido a la Jueza del Primer Juzgado Penal Unipersonal de Piura, en
realidad no puede ser tal, en la medida que dicha jueza condenó a Pedro Salinas
como autor del delito de difamación agravada el 8 de abril de 2019 y leyó
íntegramente el fallo el 22 de abril de 2019. En el mismo punto I.5 del documento
se señala expresamente que el objetivo de un amicus curiae es brindar una opinión
técnica y potenciales soluciones al caso en cuestión o en torno a la materia
discutida, a modo de colaboración. Dado que el 22 de abril de 2019 se leyó el
texto íntegro de la sentencia condenatoria contra Pedro Salinas por el delito de
difamación agravada contra José Antonio Eguren Anselmi, no puede colaborar a
discutir un tema ya decidido. Además, la acción penal ha quedado extinguida
con la presentación del desistimiento por parte de José Antonio Eguren con fecha
24 de abril de 2019, por lo que no puede hacerse llegar un amicus curiae con fecha
3 de mayo de 2019. A lo mucho se le puede tener como la opinión particular de
un profesor y seis alumnos de la Facultad de Derecho de la Universidad del
Pacífico.
2. El documento parte de un prejuicio del profesor encargado de hacerlo
Un amicus curiae debe ser consecuencia del análisis técnico a un caso concreto
y de llegar a una solución jurídica producto del desarrollo de argumentos jurídicos.
Sin embargo, llama la atención que el Profesor encargado de hacerlo, Andrés
Calderón, haya publicado con fecha 15 de abril de 2019 en el Diario El Comercio
el artículo titulado “Profesión de alto riesgo”, en el que dice explícitamente que,
luego de haber leído las querellas interpuestas por José Antonio Eguren contra
Pedro Salinas y Paola Ugaz, no encuentra razones para condena alguna. Esa
publicación demuestra que ha tomado un posicionamiento con la sola lectura de

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las querellas, sin haber examinado el proceso penal de manera completa:
contestación de la querella, alegatos de apertura, pruebas nuevas, actuación
probatoria en juicio, alegatos finales, etc. Más allá de la clara muestra de un
prejuicio, tal proceder evidencia el emprendimiento imprudente de dar una
opinión legal sobre un caso sin haber analizado las mínimas piezas que componen
el proceso penal.
Pero lo que hace más discutible la objetividad del autodenominado amicus curiae
es que, en la publicación periodista, el Prof. Calderón evidencia una identificación
personal con el posicionamiento de los querellados, al decir “quizá la intención de
Eguren haya sido la de silenciar a Salinas y Ugaz, pero el resultado conseguido ha
sido el opuesto. «No me va a inhibir de que continúe con este asunto», ha dicho
Salinas. «Seguiremos haciendo más y mejor periodismo», reafirmó Ugaz. Espero que
esa valentía contagie a más víctimas a denunciar los abusos que sufrieron”.
¿Puede esperarse un análisis técnico de alguien que se ha expresado en esos
términos?
3. Las serias imprecisiones y falencias del documento titulado amicus curiae
En cuanto a su contenido, el documento tiene importantes imprecisiones y
falencias que le restan una rigurosidad mínima. Dice que José Antonio Eguren
querelló el 28 de junio de 2018, cuando lo cierto es que la querella se presentó el 2
de julio de 2018. Esto demuestra que, como mínimo, no se han leído las piezas
procesales de la querella, sino documentos obtenidos de una manera informal. No
precisa que, en realidad, se trata de dos querellas que han caído en dos juzgados
distintos. En el Primer Juzgado Penal Unipersonal de Piura se vio únicamente la
querella contra Pedro Salinas. Sin embargo, el documento que se le dirige a este
juzgado se menciona también la querella presentada contra Paola Ugaz, lo que
resulta por lo menos impertinente.
El documento hace referencia a dos grandes investigaciones de naturaleza penal
y de alto interés público. El primero está referido a los abusos cometidos al interior
del Sodalicio y el segundo a una apropiación de terrenos en la que se acusa a
funcionarios de una empresa vinculada al sodalicio haber pagado a la
organización criminal La Gran Cruz para desalojar a campesinos de sus tierras y
construir ahí un proyecto inmobiliario. Lo que llama la atención, en este punto, del
referido documento es que omite dos datos muy importantes. Primero: que en la
investigación por los abusos que se lleva en la Fiscalía Penal de Lima (Caso 628-
2015) José Antonio Eguren fue denunciado por Pedro Salinas y José Enrique
Escardó por los abusos narrados por este último. En doble instancia, el Ministerio
Público rechazó la denuncia porque no solamente lo narrado no constituía delito
alguno, sino porque no era posible sustentar imputaciones en meras sindicaciones.
Por otro lado, en relación con la segunda investigación por supuesta usurpación
de tierras que se lleva en la Segunda Fiscalía de Castilla en Piura y que cuenta con
un requerimiento fiscal de sobreseimiento total (Carpeta Fiscal 298-2014), no se

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encuentra procesado José Antonio Eguren, ni ningún funcionario de la Inmobiliaria
Miraflores Perú SAC. Estas omisiones posiblemente no las habría tenido el
documento evacuado por la Clínica Jurídica de la Universidad del Pacífico si es
que hubiese analizado toda la prueba actuada en el juicio penal.
4. ¿Libertad de información y opinión?
El documento elaborado por la clínica jurídica de la Universidad del Pacífico parte
de una premisa absolutamente cierta. La libertad de expresión tiene una
dimensión objetiva (libertad de información) y una dimensión subjetiva (libertad de
opinión) y ninguna de estas dimensiones es absoluta (punto III.8). Estos límites
deben estar establecidos en la ley, deben estar dirigidos a proteger la reputación
de las personas (entre otras razones) y deben ser necesarios en una sociedad
democrática. Al respecto debe decirse que el mismo artículo 2 inciso 4 de la
Constitución Política establece que la libertad de expresión y sus manifestaciones
se ejercen bajo las responsabilidades de ley. El Código Penal Peruano tipifica
además como delito la difamación realizada por medio de comunicación social.
Y es evidente que una sociedad democrática requiere que las expresiones que se
hagan cuiden de no afectar el honor de las personas injustificadamente. La
flexibilización de los límites cuando se trata de temas de interés públicos no significa
una supresión de todo tipo de limitación, sino su redimensionamiento en función
precisamente del interés público.
Remitiéndonos al caso concreto, no hay duda que la libertad de expresión del Sr.
Pedro Salinas no es absoluta, aunque lo atribuido a José Antonio Eguren sea de
interés público, por lo que sus expresiones no pueden lesionar el honor de José
Antonio Eguren mediante la imputación de conductas que no se puedan probar,
ni autorizar la atribución de calificativos objetivamente denigrantes, como lo dice
explícitamente la sentencia condenatoria del Primer Juzgado Penal Unipersonal
de Piura. Sin embargo, en el análisis del caso concreto, el documento de la clínica
jurídica de la Universidad del Pacífico hace una mezcla arbitraria de la libertad de
información y de la libertad opinión en las publicaciones y entrevistas en las que
Pedro Salinas hizo atribuciones ofensivas a José Antonio Eguren.
A. El artículo “El Juan Barros Peruano”
En el caso del post publicado en la Mula “El Juan Barros Peruano”, el documento
de la clínica jurídica dice primeramente que los abusos que Salinas atribuye a José
Antonio Eguren están debidamente probados por las narraciones de José Enrique
Escardó y otros documentos. Debemos entender, por lo tanto, que Pedro Salinas
estaría ejerciendo en este caso su libertad de información. Lo que obvia, sin
embargo, el documento analizado es que incluye documentación que no ha sido
ofrecida como prueba en el juicio. Es decir, en claro desconocimiento de las
mínimas reglas del proceso penal sostiene la veracidad de las imputaciones de
abusos en documentos que no se han actuado como prueba en el juicio. Puede
ser que la razón de este desconocimiento sea que en la malla curricular de la

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Universidad de Pacífico no se dicte el curso de Derecho Procesal Penal y, por ello,
no se haya tenido en cuenta una regla tan elemental del proceso penal.
A lo anterior, debe agregarse además, que el documento obvia por completo
decir que los referidos abusos fueron denunciados a la fiscalía, la que no solamente
dejó en claro que no podían ser calificados como unas lesiones psíquicas, sino que
no era posible sostener su veracidad con meras sindicaciones. Esta información la
tenía consigo Pedro Salinas no sólo porque él fue el que denunció penalmente a
José Antonio Eguren como autor de los abusos descritos, sino porque se le recordó
los dos pronunciamientos de la fiscalía en la carta notarial de rectificación enviada
a Pedro Salinas que nunca atendió. Es más, en un artículo posterior “La carta del
sodálite Eguren” (que también se actuó como prueba en juicio), Pedro Salinas dijo
lo siguiente: “Por arte de birlibirloque, Eguren, en su carta notarial, se refiere a la
denuncia de mayo del 2016, en la que lo incorporamos a él, pues los cinco
exsodálites que denunciamos a Luis Fernando Figari y quienes resultasen
responsables de los delitos de asociación ilícita, secuestro mental y lesiones graves,
estábamos –y seguimos- convencidos de que Eguren, uno de los sodálites más
antiguos, miembro de la denominada “generación fundacional”, es decir, parte
del grupo de sodálites de confianza de Figari, y partícipe de este tipo de maltratos
seriales que reseña José Enrique Escardó, no fue ajeno a esta cultura de abusos y
atropellos, en la que se humilló y vejó a demasiados jóvenes, que, hoy por hoy,
padecen, como mínimo, de síndrome de estrés postraumático”. (resaltado es
nuestro).
Como puede verse, Pedro Salinas sostiene la veracidad de las narraciones de José
Enrique Escardó, pese a que la fiscalía ha señalado que no se podían dar por
ciertas con la sola sindicación y que además esas narraciones no califican como
un delito de lesiones. Pero lo más llamativo es que Pedro Salinas no sólo siguió
afirmando como ciertas esas narraciones, sino que las calificó como abusos
seriales, a partir de lo cual afirmó que José Antonio Eguren formó parte de la cultura
de abuso y atropellos contra jóvenes a los que les ha causado un síndrome de
estrés postraumático.
En segundo lugar, el documento se pronuncia sobre la afirmación de que José
Antonio Eguren formó parte de la generación fundacional y que tenía una relación
de cercanía con Figari. Con esos datos, Salinas afirma que Eguren le conocía todas
sus cosas a Figari. Por eso, calificar al arzobispo José Antonio Eguren como el Juan
Barros Peruano le cae como un guante. Dice que la veracidad de las afirmaciones
se encuentra debidamente acreditada con distintos testimonios y reportajes
públicos hechos sobre la institución. Otra vez aquí, el informe se apoya en
documentos que no fueron pruebas en el proceso penal (p.e.: las publicaciones
“De cardenales a paramilitares”, “De víctima a victimario”, “Figari el ídolo caído”,
el reportaje de Diego Fernández Stoll, “círculos concéntricos”). Error básico sobre
las reglas del proceso penal.

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Al respecto debe decirse que en el proceso penal nadie ha discutido que José
Antonio Eguren sea de la generación fundacional, pues entró a formar parte del
Sodalicio estando vivo su fundador. Él no es el fundador del Sodalicio. Eguren es
tan miembro de la generación fundacional, como lo es el Sr. Salinas que también
formó parte de la institución estando vivo Luis Fernando Figari. En todo caso, la
querella nunca ha considerado esa afirmación una difamación, por lo que el
informe de la clínica jurídica comete un serio error de apreciación.
La otra afirmación de Salinas de que tenía una relación cercana con Figari es una
afirmación que no se considera difamatoria. De hecho, Pedro Salinas tuvo una
estrecha relación con Virgilio Levaggi (otro acusado de abusos sexuales) tanto
dentro como fuera del Sodalicio. La existencia de esa relación no resulta ofensiva
ni para Eguren, ni para Salinas.
Con base en las dos afirmaciones precedentes, Pedro Salinas hace dos
aseveraciones: Eguren le conocía todas sus cosas a Figari y por eso el calificativo
de “el Juan Barros Peruano” le cae como un guante. En cuanto a lo primero, el
informe dice que es una inferencia válida, lo que desconoce los elementales
parámetros de la prueba por indicios. La pregunta es: ¿toda persona que tiene
una relación cercana con otra persona, conoce por ello todas sus cosas (incluidos,
claro está, la comisión de delitos)? La respuesta es evidentemente negativa, por lo
que Salinas hizo una deducción arbitraria y difamatoria, tan arbitraria como decir
que el conoció y encubrió los abusos sexuales de Virgilio Levaggi por su cercanía
de años tanto dentro como fuera del Sodalicio.
En cuanto al calificativo de “el Juan Barros Peruano”, el informe de la clínica
jurídica dice que se trata de una opinión, por lo que no están sometidas a un test
de veracidad. Esta afirmación es tan obvia, como trivial. Está claro que este
calificativo no es un hecho fáctico que se pueda probar o no, sino un juicio de
valor que, si no se encuentra justificado, puede configurar un delito contra el honor.
Calificar a una persona como “Babilonia, la gran ramera”, “el Pinocchio del
periodismo peruano” o “el Al Capone de la prensa nacional” no está sujeto a un
juicio de veracidad, pero transmiten un juicio de valor ofensivo. Decirle a un
sacerdote que tuvo una relación cercana con Luis Fernando Figari “El Juan Barros
Peruano” es hacer un juicio de valor en el sentido de merecer ese calificativo por
haber presenciado abusos sexuales de Figari y haberlos encubiertos, como Juan
Barros lo hizo en Chile con Fernando Karadima. Por más que se esfuerce el informe
analizado de decir lo contrario, el juicio de valor emitido por Salinas es ofensivo y,
por lo tanto, difamatorio.
En cuanto a la afirmación de estar presuntamente implicado en un tráfico de
terrenos en Piura y estar vinculado a la organización criminal la Gran Cruz, el
informe de la clínica jurídica acude a la teoría del reportaje fiel o neutro. Eso no se
discute. Lo que no menciona el informe es que en la carta notarial de rectificación
se le informó a Pedro Salinas que nunca ha existido, ni existe investigación contra

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José Antonio Eguren por tráfico de terrenos y que lo dicho por el testigo Samuel
Alberca Reyes (con un prontuario de 18 páginas de antecedentes), fue
desmentido públicamente por el párroco de la Iglesia del Santísimo Sacramento,
José Guillermo Uhen. La pregunta entonces es ¿Debió Salinas en su siguiente
publicación dar cuenta también de esta información de descargo? ¿El que hace
un reportaje fiel, no tiene la obligación de informar también sobre otra información
igualmente relevante que desdice la información inicialmente tomada de otro?
No hay duda que Pedro Salinas debió, por lo menos, indicar que, en favor de José
Antonio Eguren, jugaba la falta de credibilidad de la fuente y el desmentido del
párroco de la Iglesia del Santísimo Sacramento. Es más, el informe desconoce que
en juicio se oralizó la sentencia condenatoria por el delito de difamación que se le
ha impuesto a Samuel Alberca Reyes por lo que ha declarado en el reportaje de
Al Jazeera.
B. La entrevista en Ideele Radio (24 de enero del 2018)
En esta entrevista, Pedro Salinas hace varias afirmaciones difamatorias contra José
Antonio Eguren.
En primer lugar, dice que “él (José Antonio Eguren), con Germán Doig, Jaime
Baertl, Alfredo Garland, entre otros, son quienes crearon con Figari esta cultura de
abuso de poder en esta institución vertical y totalitaria. Entonces, él es
corresponsable de las cosas que han ocurrido en el interior del Sodalicio con estos
abusos de poder: maltrato físico, maltrato psicológico, y que han tenido como
corolario, en algunos casos, el abuso sexual”. El informe de la clínica jurídica dice
que se trata de una apreciación personal de Salinas (libertad de opinión). Pero es
evidente que lo dicho no es un juicio de valor, sino la afirmación de un hecho
fáctico: José Antonio Eguren creó con Figari la cultura de abuso de poder al interior
del Sodalicio. Para que Salinas pueda hacer esta afirmación requiere contar con
un mínimo de apoyo probatorio, de lo que careció. A lo largo del todo el juicio,
nunca pudo probar la veracidad de esta afirmación. El informe de la clínica
jurídica contradictoriamente hace alusión a varios documentos que respaldarían
lo dicho por Salinas, pero ninguno relaciona a José Antonio Eguren con la creación
del sistema de abusos. Es más, nuevamente el informe, en claro desconocimiento
de las reglas procesales, hace alusión a documentos que nunca se ofrecieron
como prueba para sustentar sus afirmaciones (entrevista a Sandro Morini
publicada en El Comercio o las publicaciones “el sodalicio en su laberinto”, “Las
disculpas del Sodalicio”).
En segundo lugar, Pedro Salinas dice en la entrevista que el reportaje de Al Jazeera
y el libro el origen de la hidra concluyen en lo siguiente: “Y el hombre clave en esta
operación de tráficos de tierras era José Antonio Eguren Anselmi”. En juicio, se ha
acreditado que el libro El origen de la hidra en ninguna parte dice que José
Antonio Eguren esa el hombre clave en el tráfico de tierras, por lo que no fue un
reportaje fiel.

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4. ¿Especialidad en la materia?
En el punto I.8. del documento autodenominado amicus curiae en relación con la
querella interpuesta por el señor José Antonio Eguren Anselmi contra el señor Pedro
Salinas Chacaltana por el delito de difamación, se dice expresamente que esta
intervención se puede dar tanto a convocatoria del Tribunal como a pedido de la
propia persona o entidad, siempre y cuando acredite su especialidad en la
materia controvertida (resaltado es nuestro). La pregunta que surge entonces es la
siguiente: ¿El profesor encargado de elaborar el presente documento es
especialista en Derecho penal y procesal penal como para poder sostener que la
actuación de Pedro Salinas no constituye delito? ¿Ha contado con todas las piezas
procesales y con los audios de las audiencias para poder emitir una opinión en el
sentido de que la condena estuvo bien o mal? El Prof. Andrés Calderón López es
Jefe del área de Competencia, Comunicaciones y Datos Personales del Estudio de
Abogados Muñiz, no cuenta con ninguna especialidad en Derecho penal o
procesal penal. Eso explica que no solamente el informe carezca del menor análisis
del tipo penal de difamación, sino que haga referencia a documentos y
declaraciones que no fueron medios probatorios dentro del proceso. Lo deseable
habría sido que un verdadero especialista en estos temas se hubiese ocupado de
hacer oportunamente un amicus curiae.
5. Las frases objetivamente denigrantes
El Acuerdo Plenario 03-2010, que cita incluso el documento analizado, es
categórico al establecer que, en ningún caso, se pueden utilizar afirmaciones
objetivamente denigrantes. La libertad de expresión no legitima propinar insultos o
calificativos objetivamente denigrantes. Pedro Salinas, conforme a la prueba
actuada en juicio, ha hecho las siguientes afirmaciones respecto de José Antonio
Eguren:
‐ “este figurón de los tiempos aurorales del Sodalitium” (cacógrafos que van
a misa).
‐ “el obispo se hace el cojudo” (Si me tocas, chillo)
‐ “dice que es un manso corderito a los que los lobos se lo quieren manducar
porque está gordito” (“Si me tocas, chillo)
‐ “No jodas pues José Antonio Eguren, no jodas josé antonio Eguren, a mí no
me vas a agarrar de idiota” (entrevista a Milagros Leyva, ATV Matinal, 17 de
agosto de 2018)
‐ “le jode que haga referencias a investigaciones periodísticas” (El sodalicio
de siempre),
‐ “tremendo hipócrita, tremendo cínico, eso es José Antonio Eguren, eso es
José Antonio Eguren, un cínico, un hipócrita” (oralizacion del acta de la
entrevista a Pedro Salinas por Milagros Leyva)
‐ “el obispo “ultrajado” nunca llegó” (Oralización de publicación Gracias
Mario)

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‐ “el cínico de Eguren” (Publicación: Lo que Eguren no dice)
‐ “Eguren busca salvar el culo” (el obispo amnésico V).
La evaluación realizada por el Centro de Estudios Jurídicos Santo Tomás Moro se
hace con la finalidad de que la opinión pública pueda contar con mayores
elementos de juicio para saber si la condena recibida por el Sr. Pedro Salinas
Chacaltana resulta sustentable desde el punto de vista de los conocimientos
jurídico-penales.
04 de mayo de 2019

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