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SANTIDAD Y PACTO

Pastor Marcos Diaz Rivas


Tex. Éxodo 24
Introducción.
Al pasar el mar Israel inicia sus jornadas por el desierto, su meta ahora es
la tierra al otro lado del Jordán. Atrás queda Egipto donde están todos sus recuerdos. De
aquí en adelante, sus largas jornadas en el desierto serán muy pedagógicas. Son libres
pero con mentalidad de esclavos, lo que va a ser un problema para su peregrinaje. El único
con mentalidad libre, pero con actitud gerencial es Moisés, quién se crió en la corte de
faraón. Esto también tendrá Dios que tratarlo con Moisés.

Después que pasaron el mar, caminaron tres días por el desierto de Shur, llegando a un
sitio con aguas, pero las aguas son amargas. El pueblo se levanta contra Moisés y Dios le
sugiere a Moisés, que recoja rama de algunos arbustos y las eche en el agua para que ellas
se vuelvan potables y el pueblo pueda beber. De allí se dirigen a Elim, que es un oasis
con vegetación y agua y pernotan por cuarenta y dos días (Ex. 16:1). De Elim parten al
desierto de Sin, donde nuevamente se quejan contra Moisés por falta de comida. Esta
situación hace que se les salga el egipcio que tienen dentro (Ex. 16:3). En esta oportunidad
es cuando Dios hace venir el Maná del cielo que los va a compañar por cuarenta años
hasta entrar en la tierra. Lo comerán diariamente, a excepción de los sábados, para
enseñarlos a reposar como hombres libres.

Del desierto de Sin partieron para Refidin, donde nuevamente se quejan con Moisés por
falta de agua. Ante este reclamo Dios le pide a Moisés que tome la vara con que dividió
el mar y en presencia de algunos ancianos, golpee la roca de donde brotaría el agua. En
Refidin se darían dos hechos más para la historia de la vida de Israel, por primera vez les
toca enfrentar militarmente a un enemigo que le surge en el desierto, que son los
amalecitas. Para esta ocasión Moisés le pide a Josué que improvise y organice un ejército
con los más fuertes de la congregación para enfrentar a Amalec, y ademas lo lidere,
mientras él sube a la cumbre con Aarón y Hur, para levantar los brazos a Jehová. El relato
dice, que mientras Moisés levantaba los brazos al cielo, Israel vencía a Amalec, pero
cuando a Moisés se le cansaban las manos y las bajaba, Amalec vencía a Israel. Como la
batalla fue todo el día hasta el atardecer, Aarón y Hur que acompañaban a Moisés en la
colina, optaron por sentar a Moisés sobre una piedra y sostenerle las manos arriba, hasta
que Josué venciera a Amalec y a su ejército (Ex. 17:8-16).

Un tercer hecho que se da en Refidin, es la visita de Jetro. Jetro visita a Moisés para traerle
a su esposa Séfora y a sus dos hijos Gerson y Eliezer. Pero al día siguiente cuando se
levanta, observa cómo Moisés está gobernando a Israel y le dice que no es así y le sugiere
que nombre jefes de mil, de centenas, de cincuenta y de diez, para atender al pueblo, y
que los casos más graves los maneje él. Esto le enseña a Moisés que a Israel no se le va
gobernar como gobernaba a Egipto.

A los tres meses de su caminata por el desierto, Israel llega a al Sinaí (Ex. 19:1), donde
va a estar por once meses recibiendo todas las instrucciones para relacionarse con Dios
en el desierto mientras caminan con él y también instrucciones para relacionarse con sus
hermanos (Nu. 1:1, 10:11-13). Todas estas instrucciones están descritas en el libro de
Exodo y Levítico.
Durante estos once meses, Israel recibe la Ley, el Pacto y los Ritos Levíticos. La Ley
tenía el propósito de educar a Israel para convivir con Dios y con su prójimo. El Pacto,
servía para revelar a Israel el carácter santo de Dios y también mostrar la fiabilidad
humana. Los Ritos Levíticos, eran para mostrarle a Israel su gran misericordia ante los
desaciertos de un pueblo que caminaba con un Dios Santo.

Santidad y Pacto

Es importante tener en cuenta que el propósito de Dios con Israel, no era sólo librarlos y
darles una tierra (símbolos muy importantes de su redención), su propósito más alto, era
entablar una relación con ellos, relación que se había perdido el huerto después de la caída
de Adán. Israel después de Adán es el segundo Hijo con el cual busca Dios relacionarse
(Ex. 4:21-22). Pero la pregunta que surge es, ¿cómo convivir con ellos sin que su santidad
los destruya? Para esto entonces Dios le va proveer a Israel una serie de elementos que
le va a ser posible su convivencia con ellos. Dios replica el huerto donde hablaba con
Adán en la tienda de reunión, donde hablará con Moisés. Esto nos deja ver, que el anhelo
de Dios es habitar con los hombres, él decide venir a vivir con ellos, esto lo deja ver
cuando decide venir a vivir con ellos en Cristo, desea ser humano para vivir con el
hombre. Es la fuerza de su amor por el hombre, quién lo hace venir (Jn. 3:16).

El Pacto en la historia Bíblica

Los pactos eran costumbres paganas paganas que sucedían entre personas de igual a igual
y entre reyes y vasallos. No eran una costumbre del mundo religioso. En Génesis
encontramos varios pactos de no agresión donde Dios no participa y sólo sele invoca
como garante para vigilar el pacto:
Entre Abraham y Abimelec (Ge. 21:22-32)
Entre Isaac y Abimelec (Ge. 26:26-31)
Entre Jacob y alaban (Ge. 31:44-54)

En Génesis también encontramos el Pacto que hizo Dios con Noé y con Abraham (Ge.
9:8-17; 15:8-15). Aunque en Hebreo la palabra pacto es Berit, la Septuaginta utiliza dos
palabras diferentes. Cuando es un convenio o pacto entre dos personas iguales, utiliza el
término sinteke. Cuando es un pacto entre Dios y una persona, entonces utiliza el término
diateke. En el NT se utiliza el término diateke para hablar del nuevo Pacto. En el diateke
los mayores son los que eligen con quién hacen pacto.

Los principales pactos en la Biblia son: el pacto con Noé, el pacto con Abraham, el pacto
en el Sinaí y el pacto davidico. Todos estos pactos cumplían una función profética y
debían tener su cumplimiento en el pacto mayor, el cuál era el de Cristo en la cruz. Con
la muerte de Cristo en la cruz concluyen todos los pactos, ya que de aquí en adelante
ningún otro pacto puede superar el sacrificio de Cristo en la cruz.

El pacto en Sinaí

En el pacto en Sinaí Dios mismo pone en práctica la costumbre pagana que utilizaban los
Reyes y vasallos de ese tiempo. Lo primero era que quien era mayor, era quién elegía con
quien hacer el pacto. En este caso es Dios quién invita a Israel hacer pacto con él. En
segundo lugar, el rey era quién anunciaba las disposiciones del pacto. El pueblo
escuchaba para rechazar o aceptar. En tercer lugar se procedía al derramamiento de sangre
del animal sacrificado, como símbolo del compromiso. Después se procedía a comer
juntos como aceptación del uno con el otro, y por último cada uno se quedaba con una
copia del convenio.

¿Qué revela el pacto de Sinaí

a. Hace posible que Dios venga a vivir en medio de Israel. En el Monte el pueblo no
se podía acercar, pero después que se derrama la sangre en el pacto, Dios viene a
vivir en la tienda sin que Israel sufra daño.

b. El pacto refleja la misericordia de Dios. A los cuarenta días del pacto Israel lo
había roto, pero Dios mantuvo su palabra, con base a su misericordia, porque
quién rompía el pacto merecía la muerte. También su misericordia se deja ver en
Ex. 20: 5-6, donde dice que sólo visitará la maldad hasta la cuarta generación de
los que le aborrec n, pero su misericordia se extenderá por millar de generaciones.

c. También en el pacto se deja ver la ética. Las disposiciones del pacto incluían leyes
ceremoniales para el culto, las cuales estaban ligadas a leyes sociales para con el
prójimo. Si se violaban las leyes sociales para con el prójimo, Dios rechazaba los
sacrificios.

d. El pacto revela la ira de Dios. A través del pacto y violación de él, Israel debía
entender que se atenía a consecuencias. La primera consecuencia que se dio fue
cuándo construyeron el becerro, y como consecuencia lo hicieron beber el oro
derretido a más de tres mil (Ex. 32).

Conclusión.

 Cristo es el verdadero Israel que viene para cumplir el pacto que Israel había roto,
pero él debe pagar con su muerte la deuda que dejó Israel, pero a demás de eso
viene a establecer un modelo de hombre santo del pueblo de Dios.

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