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EFESIOS 4: ANDANDO EN UNIDAD Y PUREZA DE VIDA

INTROD.- Ahora empezamos la segunda mitad de la carta, la cual hace hincapié en el andar del
cristiano (4:1, 17; 5:2, 8, 15). (la palabra pues del v.1 indica pasar de la teoría a la práctica)
Imagínense que iniciamos una caminata juntos todos los masaítas, Como en Exo. 12:37!!
A la vida cristiana se la compara con una caminata porque empieza con un paso de fe, involucra
progreso y exige equilibrio, fuerza y resistencia.
Si no aprendemos a andar, nunca seremos capaces de correr (Heb. 12:1, 2) ni de estar firmes en la
batalla (Efe. 6.11ss).
I. ANDANDO EN UNIDAD (4.1–6)
1.1-Hemos sido llamados a un cuerpo; por consiguiente, en la medida en que procuramos andar
en unidad, andamos como es digno del llamamiento (vocación) que tenemos de Dios.
1.2-En los capítulos 1–3 (la parte teórico-doctrinal) Pablo ha descrito ese supremo llamamiento;
ahora nos aconseja que vivamos a la altura de esas bendiciones.
1.3-No vivimos por Cristo nada más para conseguir algo; ¡vivimos por Cristo porque Él ya
ha hecho mucho por nosotros!
Nótese que Pablo no nos dice que inventemos o fabriquemos la unidad, sino que mantengamos la
unidad que ya existe en el cuerpo.

1.4- Esta no es uniformidad denominacional (como los grupos que usan atuendo) , ni tampoco
«superiglesia»; es una unidad orgánica espiritual- Jn. 17: 20–23.
1.5- Las bases para esta unidad se mencionan en los versículos 4–6:
 1-un cuerpo- La iglesia universal, el cuerpo global de creyentes-1 Cor. 12
 2-Un Espíritu- 3ª. Persona de la Triunidad- el parakleto
 3-Una esperanza-La actitud de espera en el cumplimiento de las promesas de Dios
 4-Un Señor: Cristo: la cabeza de la iglesia-Efe. 1:22
 5-Una fe-Un mismo cuerpo de doctrina para todos- Jud-3 (No doctrina
denominacional).
 6-Un bautismo- El bautismo cristiano en agua-después de la salvación y como
confesión pública de fe en el Señor Jesucristo.
 7-Un Dios y Padre- La unicidad de Dios, el monoteísmo hebreo-
 Deu. 4:35-6:4-32:39-Isa. 45:14- 46:9- 1 Cor. 8:6
Conclusión: El asunto central en esta lista es la frase «un Señor».
El hecho de que hay «un cuerpo» (la iglesia llamada universal) no minimiza la importancia de los
cuerpos locales de creyentes.
Notemos que Pablo habla aquí de las verdades espirituales que se relacionan con el programa
completo de Dios. Cuando leemos otras epístolas (tales como Corintios y las cartas a
Timoteo y a Tito), vemos los resultados prácticos de estas verdades.
 El principal énfasis del NT es sobre la iglesia local; pero la administración de la
misma se debe basar en lo que Pablo enseña respecto a «un cuerpo».
En los versículos 7–11 se mencionan los dones para la unidad en la iglesia. Cuando Cristo ascendió,
dio dones a su pueblo mediante la venida del Espíritu Santo. También puso a estas personas dotadas
en las iglesias locales.
En tanto que los versículos 1–6 se refieren a un cuerpo y su unidad, los versículos 7–11 lo hacen a
los muchos cuerpos locales y la diversidad de dones.
En los versículos 12–16 se describe la meta de la iglesia. El pastor-maestro debe alimentar a los
santos con la Palabra de Dios y equiparlos para el servicio; los santos, a su vez, desempeñan la obra
del ministerio. A medida que cada santo crece y gana a otros, el cuerpo entero crece en Cristo. El
versículo 12 debe leerse: «para la maduración de los santos en la obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo». Cada santo participa en el crecimiento de la iglesia.
Desafortunadamente hay algunos cristianos que todavía son bebés (v. 14, véase 1 Co 3.1ss),
inestables y se desvían con facilidad. Satanás y sus ministros (véase 2 Co 11.14, 15) esperan derribar
a la iglesia con sus mentiras. La iglesia se edifica mediante la Palabra de Dios (Hch 20.32; 1 Co 14.4).
No se edifican y fortalecen mediante programas de hombres, ni por entretenimiento, diversión,
recreación o «empujes». La iglesia es un cuerpo y debe tener alimento espiritual; este alimento es la
Palabra de Dios. Cuando el cuerpo esté completo, Cristo volverá y llevará a su cuerpo (del cual Él es
la Cabeza, 1.22–23) a su hogar en gloria.

II. Andar en pureza (4.17–32)


La primera parte de este capítulo describe la relación del creyente con la iglesia; ahora Pablo analiza
la relación del creyente con el
mundo. Ciertamente estamos «en Cristo» y somos una parte del cuerpo; pero también estamos en el
mundo, donde hay tentación y contaminación. No podemos salir del mundo porque tenemos una
responsabilidad de testificarle; sino que debemos andar en pureza y no permitir que el mundo nos
contamine.
Pablo empieza con lo negativo: no andar de la manera que lo hacen los inconversos. Explica las
razones por las cuales andan en impiedad: (1) su entendimiento está entenebrecido debido a que
creen en mentiras y no han recibido la verdad; (2) están muertos espiritualmente;
(3) se han entregado a cometer toda clase de pecados. Compare esta descripción con 2.1–3 y 2
Corintios 4. Pudiéramos resumir su condición diciendo que andaban de la manera errada debido a
que no conocían la verdad y nunca habían recibido la vida. Sólo el Cristo de Juan
14.6 podía satisfacer sus necesidades espirituales.
La vida cristiana debe ser radicalmente diferente de la vida vieja. Pablo esperaba que los efesios
experimentaran cambios y les hace tres
admoniciones: «despojarse» (vv. 22–23); «vestirse» (v. 24) y «desechar» (vv. 25ss). Romanos 6 nos
enseña que el viejo hombre ha sido
crucificado y sepultado y que a medida que consideramos que esto es verdad, nos «despojamos» de
ese viejo hombre. Dios ha hecho su
parte; ahora nos resta que creamos lo que Él ha dicho y que «nos cambiemos de vestidos». La
instrucción que Jesús dio respecto a Lázaro se
aplica a cada creyente: «Desatadle [quítenle los vestuarios de sepultura], y dejadle ir». Pero no es
suficiente morir a la vida vieja; también
debe haber la resurrección y la manifestación de la vida nueva. Nos quitamos las «ropas de
sepultura» de la vida vieja y nos vestimos de los
«vestidos de la gracia» de la nueva vida. Somos parte de la nueva creación de Dios (v. 24 y 2.10) y
por consiguiente andamos en vida nueva
(Ro 6.4).
Debemos «desechar» (de una vez por todas) ciertos pecados y Pablo los menciona en 25ss. Nótese
cómo liga cada mandamiento a una
verdad espiritual: somos miembros los unos de los otros (v. 25); somos sellados para el día de la
redención (v. 30); Dios nos ha perdonado
(v. 32). La doctrina y el deber son bendiciones gemelas en la Biblia, tanto la riqueza del cristiano
como su andar en Cristo.
Si pertenecemos a la verdad, ¿cómo podemos darnos a las mentiras? Satanás es el padre de toda
mentira (Jn 8.44); sus espíritus hablan
mentiras (1 Jn 2.21, 27); un día todo el mundo creerá en «la mentira» (2 Ts 2.9–11).
Hay una ira que no es pecado (Mc 3.5). Si nos encolerizamos contra las personas, hay lugar para el
pecado; si nos enojamos contra el
pecado y los principios pecaminosos, podemos mantener un andar santo. ¡Qué fácil es que los
cristianos llamen «indignación santa» a sus
arranques de cólera! La ira del hombre nunca produce la rectitud o justicia de Dios (Stg 1.20).
Darle lugar al diablo (v. 27) incluye tanto el mentir como la cólera; porque Satanás es mentiroso y
homicida. ¿Nos damos cuenta de
que las mentiras, la hipocresía y la cólera le dan a Satanás una entrada en nuestras vidas? Las
mentiras y la cólera de Caín le llevó al homicidio (Gn 4).
El versículo 25 se liga con 1 Tesalonicenses 4.11 y 2 Tesalonicenses 3.6–12. El inconverso ladrón
solía robar para complacerse; ahora
que ha sido salvado debe trabajar para poder dar a otros. Este es el maravilloso cambio que genera
la gracia en el corazón de una persona.
Nuestros labios deben hablar lo que edifica (Col 4.6; Sal 141.3). La corrupción de labios sólo denota
corrupción del corazón. El Espí-
ritu nos ha sellado (1.13, 14); no debemos entristecerlo al permitir que estos pecados de acción y
actitud estén en nuestras vidas. En las
Escrituras al Espíritu se le describe como una paloma (Jn 1.32) y esta es un ave limpia que ama la
paz. Se debe eliminar la ira y la gritería
mediante el amor y el perdón cristianos

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