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LOBOTOMÍA

En la actualidad la palabra “lobotomía” apenas se utiliza y, cuando se


escucha, adquiere cierto toque humorístico; quizás en el intento de
despojarla de su halo nefasto. Por ende, probablemente existe más de una
persona que ha utilizado este término pero que no conoce exactamente qué
es la lobotomía.

En primer lugar debe especificarse que la lobotomía es un procedimiento


donde se destruye de forma parcial o total los lóbulos frontales. Cuando los
lóbulos frontales se extirpan quirúrgicamente, se habla de lobectomía.

En el siglo XX la lobotomía era considerada como un tratamiento legítimo y


alternativo para la enfermedad mental, sobre todo aquellas más graves como la
esquizofrenia y la depresión severa. Tampoco faltaron los médicos que utilizaron
este procedimiento para tratar los dolores de cabeza más fuertes.

Sin embargo, al contrario de lo que se imagina, la lobotomía no era un procedimiento


primitivo de principios de los 1900. De hecho, un artículo publicado en la revista
Wired sostiene que la lobotomía se continuó practicando hasta el 1980 en los
Estados Unidos, Gran Bretaña, Escandinavia y otros países de Europa Oriental; si
bien oficialmente se afirma que la lobotomía dejó de practicarse en la década de los
’50 con el surgimiento de la clorpromazina.

¿Que era la Lobotomia?

La lobotomía era un procedimiento quirúrgico que básicamente quitaba o destruía


parte de la corteza frontal del cerebro para desconectar el tálamo del frente del
cerebro.

La idea de la cirugía, que después se probó que era inválida, era que estos nervios
de alguna manera estaban mal formados o dañados, y que si se destruían podrían
regenerarse a conexiones saludables.

El objetivo de la lobotomía era mejorar síntomas y estados psiquiátricos de agitación


profunda, angustia, depresión o preocupación, o compulsiones incontenibles o
dolores incorregibles. Las condiciones médicas que eran tratadas con la lobotomía
regularmente eran neurosis crónica obsesiva, tensión crónica, ansiedad crónica, y
depresión crónica y esquizofrenia.

Había tres versiones comunes de esta cirugía que eran, leucotomía pre-frontal,
lobotomía prefrontal, y lobotomía transorbital.
La más infame era la lobotomía transoribtal era una operación “a ciegas” en el
aspecto de que el cirujano no sabía con certeza si había cortado los nervios o no.
Un objeto filoso parecido a un pica-hielos se insertaba en el hueco del ojo, entre el
párpado superior y el ojo. Cuando el médico pensaba que ya estaba en lugar
correcto, golpeaba el extremo del instrumento con un martillo.

El procedimiento fue popularizado en los Estados Unidos por Walter Freeman, quien
ni siquiera era cirujano y que también inventó “el procedimiento de la lobotomía del
“pica-hielo”: Freeman utilizó literalmente un pica-hielo y un mazo de caucho en vez
del procedimiento quirúrgico estándar. En un acto espantoso, Freeman martilleaba
el pica-hielo en el cráneo apenas sobre el conducto lacrimal y lo movía hasta cortar
las conexiones entre el lóbulo frontal y el resto del cerebro. Entre 1936 y los años
50, realizó lobotomías a lo largo y ancho de los Estados Unidos.

A pesar del hecho de que había vasta evidencia de que la cirugía no era terapéutica,
las operaciones continuaron por décadas. En última instancia entre 40.000 y 50.000
pacientes fueron lobotomizados, con poco o sin cualquier estudio de seguimiento
para considerar si el tratamiento era eficaz.

Las lobotomías como forma de tratar la enfermedad mental eran una barbarie, que
solo pudo ser frenada con el desarrollo de anti-psicóticos. La era de la lobotomía
ahora se observa generalmente como episodio bárbaro en historia psiquiátrica. La
última lobotomía se practicó en 1967.

El comienzo de la lobotomía
Se conoce que algunas culturas antiguas practicaban la lobotomía pero en lo que
respecta a la medicina moderna, este procedimiento se realizó por primera vez en
el año 1935. Por aquellas fechas fue Antonio Egas Moniz, un neurólogo portugués,
quien realizó la primera operación al cerebro con el objetivo específico de tratar la
enfermedad mental. Moniz denominó a esta operación “leucotomía” y por ella recibió
el Premio Nobel en Medicina en el año 1949.

No obstante, en realidad la idea de que la enfermedad mental podría tratarse con


cirugía fue de un neurólogo suizo, Gottlieb Burckhardt, quien operó a seis pacientes
con esquizofrenia y reportó un 50% de éxito. Sin embargo, posteriormente este
neurólogo criticó su propio método y no continuó desarrollándolo.
La lobotomía en los Estados Unidos

En el año 1936, Walter Freeman, un médico estadounidense, introdujo este


procedimiento en su país, realizando una lobotomía prefrontal. Entonces se
rebautizó el procedimiento con el nombre que llegaría a nuestros días: “lobotomía”.
Freeman estaba seguro de que la enfermedad mental estaba causada por un
exceso de emociones por lo que la solución era cortar algunos nervios en el cerebro,
de forma que se eliminara el exceso de emoción y se estabilizara la personalidad.
Así, ni corto ni perezoso, se dio a la tarea de perfeccionar la técnica de la lobotomía.
Para no tener que perforar la cabeza como hacía Moniz, Freeman optó por el
procedimiento del “picahielo”. A grandes rasgos, su técnica consistía en darle
electroshock a los pacientes para ponerlos en estado inconsciente y luego
martilleaba en el cráneo, un poco más arriba del conducto lacrimal, hasta cortar las
conexiones entre el lóbulo frontal y el resto del cerebro. Este procedimiento,
realizado por vez primera en el 1946, duraba aproximadamente unos diez minutos.

A partir de este “descubrimiento”, Freeman recorrió los Estados Unidos ofreciendo


esta cirugía a todas las personas que tuviesen trastornos psiquiátricos. Como puede
presuponerse, llegó a convertirse en un showman. Se estima que Freeman realizó
casi 2.500 lobotomías y que había días en que realizaba hasta 25 diarias. Cuando
murió un paciente debido a una hemorragia provocada por el procedimiento, le
retiraron la licencia para ejercer la medicina.
Freeman estaba seguro de que la enfermedad mental estaba causada por un
exceso de emociones por lo que la solución era cortar algunos nervios en el cerebro,
de forma que se eliminara el exceso de emoción y se estabilizara la personalidad.
Así, ni corto ni perezoso, se dio a la tarea de perfeccionar la técnica de la lobotomía.
Para no tener que perforar la cabeza como hacía Moniz, Freeman optó por el
procedimiento del “picahielo”. A grandes rasgos, su técnica consistía en darle
electroshock a los pacientes para ponerlos en estado inconsciente y luego
martilleaba en el cráneo, un poco más arriba del conducto lacrimal, hasta cortar las
conexiones entre el lóbulo frontal y el resto del cerebro. Este procedimiento,
realizado por vez primera en el 1946, duraba aproximadamente unos diez minutos.

A partir de este “descubrimiento”, Freeman recorrió los Estados Unidos ofreciendo


esta cirugía a todas las personas que tuviesen trastornos psiquiátricos. Como puede
presuponerse, llegó a convertirse en un showman. Se estima que Freeman realizó
casi 2.500 lobotomías y que había días en que realizaba hasta 25 diarias. Cuando
murió un paciente debido a una hemorragia provocada por el procedimiento, le
retiraron la licencia para ejercer la medicina.

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