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Resiliencia

“…la resiliencia ante esas situaciones es muy probable que sea discontinuo o pase

por fluctuaciones, que va más allá la resistencia, sino que implica el proyectarse a partir

de la dificultad, a veces hasta transformando una situación negativa, en algo positivo que

facilita el crecimiento.” (Saavedra, 2015, p.15)

Las personas resilientes “hacen de lo negativo algo positivo”, y enseñan con su

ejemplo de vida, como es su forma de afrontar los principales tropiezos que afrontan. De

las cuales extraen de las desgracias una cierta sabiduría, cuya base nace de su propia

experiencia. La resiliencia no es algo que se enseña, sino que se aprende al observar

las respuestas de las personas en condiciones similares frente a estas amenazas.

Se convierten en portadores de un mensaje positivo, el cual deberían aprovechar

la experiencia vivida y “ese modo de ser” de ser personas resilientes. El solo hecho de

trasmitir la voz de un enfermo, escuchada por otros enfermos, transmite mensajes

provenientes desde la experiencia de lo más íntimo. Los que han evidenciado desde una

perspectiva en primera persona de la enfermedad, siempre siembran empatía, apoyo y

comprensión y sirven como modelo para quienes inician su largo camino para un pronto

tratamiento.

La resiliencia permite a las personas renacer después del sufrimiento algunos

renacen cuando sanan y otros modifican porciones de su ser tras vencer la enfermedad.

Los cuales se convierten en maestros por ser resilientes. Sus expectativas y miradas

difieren de quienes no han sido víctimas de patologías. Escucharlos puede ser

gratificante, y a su vez enseñan mucho.


"Muchas personas solo cultivan resentimiento, miedo y rencor, por lo que la herida

se queda permanentemente abierta y causa dolor. Sin embargo, hay personas que

aprenden a colocar capas de aceptación, perdón y amor. De esta forma, no solo logran

que la herida cicatrice, sino que adquieren algo aún más valioso: un aprendizaje que las

hace más fuertes." (Linares, 2015, p.4)

Mantener siempre una actitud positiva es algo beneficioso en cualquier aspecto

de nuestras vidas. En el caso de tener que afrontar una enfermedad de carácter grave,

lo es todavía aún más, debido a que cualquier persona tras ser diagnostica de una

enfermedad ve por un instante cómo su vida gira abruptamente, donde su mente

empieza a ser atacada por millones de preguntas, y sus emociones empiezan a emerger

de forma descontrolada.

¿Para qué complicar más las cosas con pensamientos negativos?

Lo más recomendable es aceptar la situación lo antes posible; para poder cambiar

de alguna forma algo, primero debemos ser conscientes de ello, evitando adelantarse a

los acontecimientos, lo que está por venir nadie lo sabe, y ponerse en lo peor no nos

ayuda a prevenirlo, sino que a empeorar la situación. Lo mejor es centrarse en el

siguiente paso y después en el siguiente, y poco a poco ir avanzando, atajando las

dificultades conforme se vayan presentando.

Si uno siente que no puede hacerlo solo, siempre puede buscar ayuda en las

principales fuentes de apoyo, lo importante es tener la certeza de que una buena actitud

puede ser determinante para curarse, y de que querer afrontar la enfermedad desde el

lado más positivo depende de uno mismo.


“En tanto, la resiliencia no la debemos mirar como una simple técnica de

intervención, que nos ayuda a reparar un daño, sino que se trata de una mirada global

diferente, que busca a partir del problema generar recursos para reconstruir reinventar

nuestra vida.” (Saavedra, 2015, p.15)


“La resiliencia viene a confirmar que, en esa situación, en un momento de

derrumbe, hay recursos que sujetan, que ayudan a recuperar la calidad de vida, entre

las que se repite la presencia de un otro significativo, y la resignificación que las

personas” (Saavedra, 2015, p.15)”

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