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TRABAJO PRÁCTICO DE HISTORIA

TEMA: PRESIDENCIA DE ALFONSÍN (HISTORIA ARGENTINA


1983-1989)

INTEGRANTES:

 Camila Amado
 Lourdes Zegaib
 Sofía Carracedo
 Camila Amado
 Pablo Montaño

CURSO: 4to Sociales 2

AÑO: 2014
PRESIDENCIA DE RAÚL ALFONSÍN (1983-1989)
En 1983, la democracia representaba, para la mayoría de la población civil, la ilusión de
reanudar una práctica que había estado en desuso durante mucho tiempo en la
Argentina. Este interés se hizo notar a través del aumento de la participación
ciudadana en distintos espacio. Crecieron las afiliaciones a los partidos políticos y la
presencia de hombre y mujeres en las movilizaciones callejeras.

Elecciones presidenciales 1983


Desde fines de 1982, una vez abierto el proceso de transición a la democracia bajo la
presidencia del general Reynaldo Bignone, Alfonsín se convirtió, primero en presidente
de la Unión Cívica Radical al imponerse el Movimiento de Renovación y Cambio en las
elecciones internas partidarias. Poco después fue nominado candidato a presidente de
la Nación, cuando el otro precandidato radical, Fernando de la Rúa, declinó su
candidatura ante el amplio apoyo que estaba recibiendo Alfonsín en todo el país.
Como candidato a vicepresidente fue nominado Víctor H. Martínez. Alfonsín era uno
de los dos principales candidatos presidenciales, mientras que el otro era el peronista
Ítalo Lúder por el Partido Justicialista (PJ). Existía entonces un generalizado
sentimiento de que el peronismo sería un claro ganador, incluso entre los propios
dirigentes radicales.

La campaña electoral de Alfonsín se caracterizó


por renovar los canales de la comunicación
política en Argentina. Ocho meses antes de la
elección, Alfonsín contrató al publicista David
Ratto para dirigir su campaña. Por entonces los
partidos políticos argentinos solían restar
importancia a la publicidad como método para
lograr adhesión electoral y solía ser realizada
por los propios dirigentes políticos.

Las elecciones se realizaron el 30 de octubre de 1983


y Alfonsín triunfó obteniendo el 51,7% de los votos
frente al 40,1% del peronismo. Asumió en el cargo el
10 de diciembre, fecha en que tuvo lugar una gran
concentración popular en la Plaza de Mayo, pero en
lugar de saludar desde los balcones de la Casa
Rosada Alfonsín habló desde el Cabildo de Buenos
Aires.
PRESIDENCIA DE RAÚL ALFONSÍN
Su gobierno enfrentó dos grandes grupos de problemas:
la consolidación de la democracia y la difusión de la
misma hacia todos los ámbitos de la sociedad y la
relación con las Fuerzas Armadas; y la obra general de
gobierno condicionada por la inflación y la crisis de la
deuda.
El gobierno de Alfonsín tenía detrás de sí una fuerza
nueva: la civilidad que había votado su propuesta de
construir un Estado de Derecho, al cual los poderes
corporativos (FF.AA., Iglesia y Sindicatos) deberían
someterse y consolidar un sistema político que resolviera
los conflictos de una manera pacífica, ordenada,
transparente y equitativa. La civilidad vivió la euforia y la ilusión de que la democracia
por si sola resolvería los problemas económicos y sociales imponiéndose pacíficamente
a los poderosos intereses establecidos que se le oponían. El gobierno en su diagnóstico
de la crisis consideró que los problemas económicos eran menos significativos que los
políticos: lo fundamental era eliminar el autoritarismo y encontrar los modos
auténticos de representación de la voluntad ciudadana: se propendió a la libertad de
expresión, a la libertad de opinión, se buscó una sociedad de participación, el
pluralismo y el rechazo de los dogmatismos. Se realizó un programa de alfabetización
masiva, el congreso pedagógico, la eliminación de la censura en las actividades
artísticas. Hubo profundas transformaciones en la universidad y en el sistema
científico. Volvieron los intelectuales del exilio ocupando los medios de comunicación y
se los empleó como asesores o funcionarios técnicos. En el campo de las relaciones
individuales se promovió la ley de divorcio vincular y la patria potestad compartida.

RELACIÓN CON LAS FUERZAS ARMADAS


El gobierno intentó definir la cuestión militar a partir de dos ejes centrales:
“Tratamiento judicial limitado y autodepuración militar”. La estrategia tenía que ver
con castigar a los militares que hubieran cometido violaciones a los derechos humanos
e incorporar al resto de la institución en el sistema democrático.
La estrategia fracasó, pues el juicio a las juntas, que buscaba terminar con la cuestión
de violación de los derechos humanos, solo consiguió reabrir y profundizar el tema. Las
fuerzas armadas actuaron en conjunto, decididas a impedir el tratamiento judicial de
su accionar durante el Proceso de Reorganización Nacional.
Sin embargo, en 1984, los tribunales ordenaron el enjuiciamiento de los oficiales
superiores que ocupaban el comando de zonas cuando se produjo la lucha con la
subversión. La justicia civil desnudó los actos más oscuros del
terrorismo de Estado y señalo a los militares de distinto rango como
culpables de cometerlos.
Se sanciono la ley de Punto Final, donde establecía un límite de 60 días
sobre los militares que hubiesen cometido delitos contra los derechos
humanos.
En la Semana Santa de 1987 se produjo una gran rebelión militar
compuesta mayoritariamente por jóvenes oficiales que se
denominaron “carapintadas” dirigidos por el teniente coronel Aldo
Rico. Al mismo tiempo que los jefes militares demostraban que no estaban dispuestos
a obedecer las órdenes del presidente Alfonsín y reprimir la insurrección. Millones de
personas salieron a las calles para oponerse al alzamiento militar y la CGT declaró la
huelga general en defensa del gobierno constitucional. Durante varios días el país
estuvo al borde de la guerra civil. Alfonsín, anunció al público reunido en la Plaza de
Mayo, desde la Casa de Gobierno, el envío de tropas leales para exigir a los rebeldes
que depusieran su actitud. Alfonsín, sin poder militar para detener el golpe de Estado,
negoció con los líderes militares "carapintadas" la garantía de que no habría nuevos
juicios contra militares por violación de derechos humanos. Esas medidas se
concretaron en la ley de Obediencia Debida y el reemplazo del general Héctor Ríos
Ereñú por el general José Dante Caridi, al mando del Ejército argentino.

CUESTIÓN SINDICAL
A una semana de la asunción, Alfonsín presentó en el Parlamento el proyecto de ley de
Reordenamiento Sindical y Régimen Electoral.
Esta proponía, el control de la justicia electoral, el voto secreto, directo y obligatorio
para elegir autoridades. Implicaba un nuevo mecanismo que permitiera remover las
viejas cúpulas gremiales.
El primer revés del gobierno con el sindicalismo se produjo cuando, en el Parlamento,
el Senado rechazó la ley de Reforma Sindical. La derrota de este proyecto profundizo
las diferencias en el seno del propio radicalismo, entre los que estaban dispuestos a
negociar y los que se negaban a modificar la propuesta de la ley gremial. La situación y
una política salarial poco clara, ayudo a tensar las relaciones del gobierno con los
sindicatos. Hubo 13 paros generales organizados por el movimiento obrero unificado,
que generaron un desastre en la imagen del Gobierno nacional.

ECONOMÍA
La situación económica y social en la que Alfonsín asumió el gobierno era realmente
desfavorable, interna y externamente. En 1982 estallaba la crisis de la deuda
latinoamericana. Internamente, la deuda externa argentina había pasado de 7.875
millones de dólares al finalizar 1975, a 45.087 millones de dólares al finalizar 1983.32
Por otro lado el retraso salarial y la pobreza, que había aumentado del 5% en 1975 al
37% en 1982 (datos para el Gran Buenos Aires), anticipaban grandes presiones sociales
una vez reconquistada la democracia.

Se tomaron muchas medidas orientadas a recomponer el mercado interno, a las cuales


se sumaron políticas de acción social que buscaban satisfacer las demandas de los más
postergados. Sin embargo la inflación no se detenía y se incrementaron las tensiones
sociales.

En 1986 se intento frenar el proceso


especulativo y producir un incremento
de la inversión productiva para generar
un crecimiento. Se creó el austral, nueva
moneda que equivalía a 10.000 pesos
argentinos. Pero con el tiempo este plan
fracasó. La inflación seguía creciendo y el
descontento se expresó en las elecciones
de 1987 donde gano el peronismo.

En abril de 1988, Argentina entró en moratoria del pago de su deuda externa. En


agosto la inflación alcanzaba el 27,6% mensual. En octubre entonces, el gobierno de
Alfonsín puso en práctica un plan de salvataje, el Plan Primavera, cuyo objetivo
primordial era llegar a las elecciones con la economía bajo un mínimo de control.
Básicamente consistía en un acuerdo de moderación del aumento de precios con la
Unión Industrial Argentina y la Cámara Argentina de Comercio y un nuevo régimen
cambiario, en el que el Estado intermediaba en la compra y venta de divisas. Este plan
duro poco tiempo.

Las graves condiciones económicas, el aumento del dólar, la hiperinflación (que


provoco saqueos en supermercados), la caída de la producción industrial y la
decepción generalizada terminó con el gobierno de Alfonsín.

ELECCIONES DE 1989
El candidato elegido para el radicalismo fue el gobernador de Córdoba, Eduardo
Angeloz, y el candidato del peronismo fue el gobernador de la Rioja, Carlos Menem. El
peronismo ganó las elecciones.

El traspaso de gobierno, previsto para el 10 de diciembre de ese mismo año, tuvo que
adelantarse 6 meses antes de lo previsto para el 8 de julio de 1989, ya que el
oficialismo no podría permanecer más tiempo.
LA SOCIEDAD
DEPORTES:

FUTBOL: El 29 de junio se produjo un hecho que iluminó a


todos los argentinos: la coronación de campeones del
campeonato mundial. Con Diego Armando Maradona en
el equipo, la selección argentina viajó con muchas
esperanzas hasta México para disputar este torneo tan
importante. Y por supuesto, volvieron con las manos
llenas: después de vencer a Alemania en la final,
Argentina se consagró campeón mundial por segunda vez en su historia.

LIBROS IMPORTANTES:

La Conadep entrega el “Nunca más” donde se detallan las violaciones a los


derechos humanos perpetradas por el gobierno de facto.

CINE:

La “Historia Oficial” gana el óscar a mejor película


extranjera.

MÚSICA:

Los ochenta marcaron un antes y un después en la sociedad argentina. Atrás quedaban


los años oscuros de dictadura y la comunidad comenzaba a vivir un renacer. Las
expresiones del arte también comenzaban a expresar estos nuevos tiempos. La
música, el cine y la TV acompañaron en esta transformación. La música de esta década
sigue siendo furor treinta años después. Bandas como Sumo, Virus, Soda Stéreo y Los
enanitos verdes salieron a escena por primera vez en los
ochenta. Canciones como “Mil horas” (Los abuelos de la nada),
“Los dinosaurios” (Charly García), “Tirá para arriba” (Miguel
Mateos), “La bestia pop” y “Ji ji ji” (Patricio Rey y sus
redonditos de ricota), “La rubia tarada” (Sumo) y “Persiana
americana” y “En la ciudad de la furia” (Soda Stereo) aún
suenan en todas las radios. Esa década también fue marcada
por la muerte de los referentes de esa música. Miguel Abuelo,
Luca Prodan y Federico Moura se transformaron en leyenda.
TELEVISIÓN:

Un grupo de preadolescentes nos mostró el barrio en el que vivían y las peripecias que
allí ocurrían; con la aparición actoral de Adrián Suar, “Pelito” llegaba a la TV. Cristina
Lemercier era Jacinta Pichimahuida, la docente de un grupo de niños: “Señorita
maestra”.

Los programas ómnibus fueron un común en esta época. Los sábados eran de Juan
Alberto Badía y su “Badía y Compañía”. Nuevos talentos, las bandas emergentes, el
humor y las investigaciones periodísticas
formaban parte del clásico de los
sábados. La información deportiva estaba
a cargo de un muchacho que recién daba
sus primeros pasos, un tal Marcelo Tinelli.
Los domingos tenían un dueño y era Silvio
Soldán, con su “Feliz domingo para la
juventud”. El sueño de los estudiantes de
quinto año de llegar a Bariloche los
llevaba a competir de prendas como el
“ping pong de preguntas y respuestas”, el
“yo sé”, el “camino al Oscar”, el “repechaje” y el mítico “cofre de la felicidad”. Un
verdadero clásico.

DATOS CURIOSOS
 Inicio del Discurso de Asunción de Raúl Alfonsín (1983) “Compatriotas:
Iniciamos todos hoy una etapa nueva de la Argentina. Iniciamos una etapa que
sin duda será difícil de, porque tenemos todos la enorme responsabilidad de
asegurar para hoy y para los tiempos la democracia y el respeto por la dignidad
del hombre en la tierra argentina.
 Raúl Alfonsín en 1986 propuso que Viedma en Río Negro, fuera la nueva
capital. Alfonsín consideraba que había que descentralizar el poder y fomentar
el poblamiento de la Patagonia. A pesar de que el proyecto respectivo contó
con el apoyo del Congreso, la iniciativa se diluyó por la falta de consenso y por
los problemas económicos.
 Todavía en el gobierno peronista de María Estela Martínez de Perón, antes del
golpe de 1976, Alfonsín se comprometió con la lucha por los derechos humanos
al fundar junto a otras personalidades cívicas la Asamblea Permanente por los
Derechos Humanos. Participó en ese ámbito de la vida cívica durante la
dictadura militar y fue uno de los más enfáticos opositores a la acción militar de
la guerra de Malvinas.
 Escribió números libros en la época: La cuestión argentina (1981), Ahora, mi
propuesta política (1983),Qué es el radicalismo (1983)
 Uno de los más grandes éxitos diplomáticos del gobierno de Raúl Alfonsín fue la
resolución del conflicto con Chile por el canal del Beagle a través del laudo
papal.

RELATOS DEL 30 DE OCTUBRE DE 1983

 "En aquel entonces trabajaba como periodista y lo recibí con inmensa


alegría porque significaba el fin de la era más oscura", señala Andrés
Cascioli.

 Nito Artaza, en tanto, añade: "Estaba haciendo shows ese domingo pero
no trabajé. Estaba participando de un espectáculo y viviendo en el
barrio de Constitución. Seguí las elecciones con muchísima atención
porque mi madre era dirigente radical. En la vuelta de la democracia
había una esperanza muy grande" "Esperé los resultados en mi casa, me
acuerdo que me emocioné con mi viejo por los resultados finales”.

 En otros casos, un viejo miembro de la Unión Cívica Radical rememora


aquellas jornadas con su experiencia personal en el lugar de los hechos.
"Recuerdo que sentí una emoción muy grande cuando volvía con mis
chicos y veía la gente saliendo a la calle aplaudiendo, victoreando, más
allá del resultado que sin dudas me alegró porque me alegraba la
posibilidad de que se fuera la dictadura y que el pueblo pudiera elegir
en democracia", cuenta Ricardo Gil Lavedra.

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