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Por Gerson Moreno Sermón predicado en la IUMEC Buga 28 de abril del 2019
Introducción
La historia del hombre ha estado marcada por la rebelión desde el inicio. El hombre siempre ha hecho todo lo contrario a
lo que un Dios puro, bueno, justo y santísimo ha dicho, como si el hombre tuviese una mejor forma, una mejor idea de las
cosas. La historia de la humanidad es una historia donde es visible su orgullo ante el Dios que todo lo sabe. Cuántos de
nosotros aún viviendo en Cristo quizás no hemos llevado una vida en plenitud y libertad del pecado que nos asedia. Jesús
no solo nos salvó sino que proveyó los medios de gracias para nuestra santificación, de tal forma que podamos vivir la
vida cristiana en una dependencia absoluta a Cristo a través de su Espiritu. La palabra de Dios afirma que en Cristo habita
corporalmente toda la deidad y nosotros estamos completos en ÉL. Colosenses 2: 9-10. No puede haber vida más
victoriosa que la vida cristiana frente al pecado.
Contexto
Pablo con esta carta dura, confronta a las iglesias de Galacia, entre la cuales se habían filtrado algunos judíos que tenían
la firme intención de “judaizar” a los nuevos convertidos gentiles de la región de Galacia, esto infiltrados tenían en su
intinerario el cambiar el concepto de la salvación por la gracia y la justificación por la fe, por la justificación por las obras
de la ley. Lo cual es señalado por el autor en su carta y enfatizado en los primero versículos del capitulo 1, NO HAY OTRO
ENVAGELIO.
Contexto inmediato
En Gal 2: 11-18 se menciona un caso particular en el cual Pablo reprende a Pedro por su hipocresía, ya que cuando estaba
con los gentiles comía con ellos y se comportaba como uno de ellos, pero cuando llegó una delegación de judíos se retrajo
de compartir con ellos, como temiendo a su reacción, entonces Pablo lo resistió, porque él se estaba comportando como
gentil pero tuvo aquel cambio solo por agradar los recién llegados, tratando de demostrar alguna diferencia como si
existiera, entre los de la ley (judíos) y los gentiles, pero ninguno de los dos pueden salvarse por sus obras o por la ley, la
salvación y justificación es solo por medio de la fe en Cristo Jesús. En ese contexto es que se da el texto de estudio del día
de hoy.
Texto
19 Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios.
“Porque yo por la ley soy muerto para la ley” la ley que manifiesta de aquello que es pecaminoso y contrario a la
naturaleza misma de Dios en nosotros, es aquello que nos mata, ya que nadie puede cumplir tales designios, es
demasiado elevada para la naturaleza humana, es para el ser humano falible y pecador un estándar muy
elevado. ¿Entonces es Dios injusto por poner un estándar que no podíamos cumplir? De ninguna forma, la ley se
puso para:
9 Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí.
10 Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte;
El pecado, la naturaleza humana viendo el mandamiento vio todas las posibilidades del pecado cometido, de tal
manera que fue notorio de esta forma todas las maneras en las que el pecado se muestra.
11 Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá;
2. La ley será aquella que ante la imposibilidad de su cumplimiento nos lleve a Cristo enteramente, no
podemos salvarnos por las obras de la ley porque claramente no pudimos cumplirla ya que tenemos un
problema de naturaleza, la naturaleza de la ley es la misma de Dios, es santa en todo sentido, pero nosotros
tenemos una naturaleza de pecado.
Romanos 7:12-14 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
12 De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.
13 ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para
mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento
el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso.
14 Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado.
Ilustración del agua y el aceite. Del cerdo y la limpieza, de pez y el agua, del helado caliente, algo que es
imposible.
El propósito de la ley principalmente era dar a conocer al hombre de su necesidad de un salvador, de alguien
que le rescatara de su propia naturaleza para que ahora estuviera sobre la ley, para que por medio de su obra
los hijos adoptados tuvieran el recurso para vivir, por su gracia, conforme a la verdad de Dios.
Encerrar todo bajo pecado unido a nuestra imposibilidad era la forma perfecta en la que Dios sería glorificado,
porque nunca sería nuestro mérito.
“soy muerto para la ley” La única forma era tener una muerte a este antiguo marido, que siempre era
demasiado exigente, en la medida que este marido muere entonces hay forma en la que la esposa se puede
casar nuevamente con otro que este caso es Cristo.
Jamieson: “Así como una mujer una vez casada y ligada a un esposo, deja de estar ligada a él cuando interviene
la muerte, y legalmente puede contraer matrimonio por segunda vez, así, por una unión de fe con Cristo en su
muerte, nosotros considerados muertos con él, somos separados del anterior poder de la ley sobre nosotros”
“a fin de vivir para Dios” El fin de todo lo el sacrificio de Jesucristo en la cruz del calvario es que nosotros
pudiésemos vivir para él, para su gloria, para que en toda nuestra vida nosotros seamos un reflejo de su obra.
Morir a una antigua vida, permite que podamos vivir para otra.
La palabra de Dios declara:
Romanos 14:8-9 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
8 Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que
muramos, del Señor somos.
9 Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que
viven.
12 a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.
Aplicación: Si vives por qué vives, cual es el sentido por el cual crees que Dios te llamó de la muerte a la vida,
de la muerte al que estábamos confinados por la ley y ahora tenemos una nueva vida en Cristo y para cristo,
puedes pasarte tu existencia detrás de aquellas cosas que no tienen sentido, ineficaces y sin sentido.
20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo
en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Con Cristo YO estoy juntamente crucificado, y ya no vivo YO, mas vive Cristo en MI; y lo que ahora YO vivo en la carne,
lo vivo YO en la fe del Hijo de Dios, el cual ME amó y se entregó a sí mismo por MI.
Un versículo que tiene un fuerte énfasis en lo que pasa en cada uno de los individuos. Es la forma en la que se expresa
nuestra muerte que al final redunda en nuestra vida, que nosotros vivimos con todas nuestras características pero que
no es realmente nuestra, sino que ahora le pertenece a Dios y por Dios y para Dios.
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo” Algo muy interesante es que esta declaración no
deja lugar lo que la mayoría piensa, “debo morir a mi mismo”, no, esta afirmación da por hecho que nosotros
hemos muerto cuando cristo murió, cuando él fue crucificado yo también lo fui, el verbo en este caso se
encuentra en presente, este eterno presente que determina que en todo momento estamos en esa cruz, que
paradójicamente es la única forma en la que tenemos otra nueva vida. La única forma de tener una nueva vida
es si ésta viciada al pecado y la maldad muere.
El instrumento que usa el pecado, nuestra naturaleza interna, para que se pueda manifestar nuestra rebelión
contra Dios es este cuerpo, al que el mismo pablo le llama el cuerpo de muerte.
Dios no vino a poner ningún parche, él mismo vino para hacer una nueva creación, vino a hacer todo nuevo,
para que el hombre no ande por sus antiguas veredas. Sino que tenga un nuevo camino que se transita en la
gracia de Dios.
17 Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres
se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.
“Ya no vivo yo” esto era una parte importante para la justificación, tener el producto de la justificación de la declaración
de justicia era importante, ya que se ha hecho efectiva la perfecta de Cristo en nuestra vida. De esa manera el que ha sido
crucificado y muerto en Cristo Jesús nunca más volverá a hacer el mismo.
Ilustración:El aspecto clave de la crucifixión es que nadie puede crucificarse a sí mismo, Cristo no podía hacerlo a sí mismo,
así que siempre que un hombre muere a través de la cruz a su pecado y su maldad es porque Dios mismo lo ha puesto en
esa misma cruz que llevó nuestro salvador. Somos muertos por Dios mismo nos ha crucificado con él para que muera el
antiguo hombre y viva uno nuevo.
24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
“mas vive Cristo en mí” el secreto de la vida cristiana no son aquellos que se parecen a Cristo, es la vida de cristo
siendo formada en el creyente, es Cristo mismo viviendo su vida en cada uno de los creyentes. Lo que para el
hombre es completamente imposible para Dios es posible, de esa manera cuando nuestra naturaleza y humanidad
es crucificado nos despertamos a una nueva vida, sobre la cual el pecado no tiene derecho legal nunca más, por
eso no puede reinar sobre nosotros, ahora tenemos un nuevo dueño y Señor, ahora tenemos una nueva vida en
la gracia y el espíritu de Dios.
Qué importantes es la expresión en mi, ahora Cristo está en ti viviendo su vida, ahora Cristo está presente en
nuestra vida a través de su Espíritu Santo. Y de esa manera es que tenemos un fruto diferente, si no fuera así
siempre tendríamos el mismo resultado.
2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más
fruto.
4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece
en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque
separados de mí nada podéis hacer.
El permanecer en él tiene que ver con una unión inicial y una comunión permanente con el Hijo de Dios. De eso se trata
que debemos permanecer, esa rica sabia del Dios vivo se conduzca a través del creyente, la abundancia de su vida en
nosotros, por ello estamos en él completos, ya no somos mendigos, ya no tienes que arrastrarte por el pecado, sino vivir
una vida en libertad, en Cristo.
Claro eso no significa no caer jamás, sino que es nuestra parte, en la gracia de Dios, que podamos de continuo
considerarnos muertos al pecado PERO vivos para Dios en cristo Jesús, esa es la vida cristiana victoriosa.
9 sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él.
10 Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive.
11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.
“y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”
Lo que ahora vivimos, ya no lo vivimos en nuestra antigua naturaleza, sino en la naturaleza de la fe del hijo de
Dios, apoyado en él, cimentado en él siempre en todo momento. No hay otra vida, no hay otra forma si no es la
vida misma de cristo en nosotros y a través de nosotros.
Entonces como el instrumento mismo del pecado, fue destruido en la cruz, el pecado no tiene derecho a reinar
en nuestro cuerpo.
13 ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros
mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.
Aún es un cuerpo mortal, pero ya el pecado no tiene derecho sobre nosotros. Ahora Cristo es tu dueño, has sido
injertado a la vid verdadera, si es que has nacido de nuevo, porque si no entonces sigues perdido andando en la
vanidad de tu mente si sigues siendo por naturaleza hijo de ira.
El fruto del Espíritu se ve en tu vida no por tu esfuerzo, pues al final es el fruto del espíritu, sino por la obra perfecta
de Jesús en la cruz del calvario.
Gálatas 5:22-23 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
21 No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.
Después de los visto esta mañana, del propósito de la ley, del maravilloso amor de Dios al ponernos en la cruz al tiempo
con Jesús y habiendo sido puesto en esa cruz, también fuimos a la tumba para despertar a una nueva vida interna en
Cristo Jesús cuando hemos creído en ÉL de tal manera que nos ha permitido ser llamados sus hijos, cómo desechar
aquella gracia, aquel don inmerecido sin el cual estaríamos completamente perdidos y muertos en nuestros delitos y
pecados.
Si desechas las gracia de Dios, eso es porque estás contento con el camino que llevas, tratando de agradar a Dios a tu
manera o de vivir para tu propia vida, así como pablo le dice a los gálatas, que estaban aceptando la ley como su forma
de justificación olvidándose de la obra consumada de Jesús, ante tal situación es evidente que no queda otra cosa que la
exclamación magnifica del apóstol:
-Oh incensatos, ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado
claramente entre nosotros como crucificado?-
Qué otro medio de salvación pudiésemos tener? Acaso nos fue dada otra forma de alcanzarla? Si fuera así entonces por
qué el buen Padre mandó a su hijo al mundo para cargar con los pecados de hombre y para establecer camino al Padre,
si Dios mismo lo estableció es porque no hay otra forma de venir a él, es solo a través de Cristo, así que si no has venido
a él, ven ahora, él tiene sus brazos abiertos para ti, solo en él hay salvación. Amén.
Conclusión: La única vida victoriosa que podemos llevar está en Cristo, en su muerte con la cual nos identificamos y en su
resurrección con la que tenemos una nueva vida, la vida del Espíritu, que es la única forma de llevar la vida Cristiana, por
la cual genuinamente nos llamamos cristianos, hijos de Dios.