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ARIES GÉMINIS

Fuego - Cardinal - Positivo Aire - Mutable - Positivo


Regido por Marte Regido por Mercurio
Símbolo: el Carnero Símbolo: los Gemelos
Fuerzas diurnas Masculino
- Fuerzas diurnas Masculino
-

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La relación ARIES-GÉMINIS
No era realmente la noche del sábado, al menos podría haberlo sido, porque hacía mucho
que habían perdido la cuenta de los días; pero siempre que querían hacer algo especial decían
que ésa era la noche del sábado, y lo hacían.

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Si trabajara en equipo, esta combinación de signos solares podría volver a vender Manhattan a los indios: con
los cortes de energía, los atracadores, los Metros desvencijados, la basura acumulada y todo lo demás. Por
supuesto, dado que ambos son idealistas, probablemente comprenderían que a los indios los timaron desde el
principio, y terminarían restituyéndoles Nueva York a cambio de unos collares de cuentas y una insignia
pacifista, junto con todos los derechos que el hombre blanco le arrebató a su hermano piel roja... si pudieran
cerrar el trato.
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Como a Aries y Géminis les gustan las causas nobles, y como comparten el mismo talento para
convertirse en vendedores creativos y perseverantes, pueden ejecutar juntos fabulosas hazañas de ingenio.
También comparten una actitud displicente respecto de la acumulación de grandes cantidades de poder o
dinero, y quizás esto explica por qué tan pocas veces tienen todo el éxito que deberían tener, si se considera la
energía emocional (Aries) y mental (Géminis) que invierten en todo lo que les interesa... por el momento,
quiero decir. Nada retiene el interés de ninguno de estos signos solares durante más de un minuto. Bueno, a
veces durante dos o tres minutos.
Puesto que Aries bulle con ingenua impetuosidad, y Géminis está resuelto a conquistar la independencia
absoluta mediante la ruptura de todas las ataduras del espíritu, es raro que sus actividades recíprocas estén
sustentadas por la madurez de pensamiento.

Se podría decir que las cualidades combinadas de la asociación entre esta configuración de signos solares
3-11 muestran una imagen de optimismo, salpicada por breves tramos (generalmente muy breves) de
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sensibilidad e inseguridades ocultas. Cuando Aries y Géminis fusionan sus naturalezas como vecinos, amigos,
socios, parientes, amantes o consortes, se duplican sus afanes individuales por liberarse de todos quienes
querrían inmovilizarlos en una ciénaga de normas convencionales y precauciones. Separados o juntos,
parecen jóvenes, actúan como jóvenes... y por tanto, con la mayor naturalidad, a menudo tienen un
comportamiento infantil.
Ahora bien, los niños pueden ser cautivantes y cándidos, y pueden inspirar cariño. También pueden ser
involuntariamente egoístas, irracionales y desconsiderados. Lo mismo vale para cualquier asociación
concertada entre este equipo colocado bajo la influencia 3-11. Es preferible que ambos, o por lo menos uno de
los dos, madure eventualmente, porque si no la mayor parte del tiempo que pasen juntos lo dedicarán a jugar
en una montaña de arena, con un par de cubos de colores brillantes y grandes palas, en busca de lo que todos
saben que ellos son especialistas en endilgarse recíprocamente y en endilgarle al resto del mundo.
Básicamente, tanto Aries como Géminis son honestos —especialmente los Carneros— pero ambos pueden
embaucarse a sí mismos hasta olvidar dónde termina la honestidad y empieza el autoengaño. Esto se debe a
que son inocentes o ignorantes —quién sabe cuál de las dos cosas— en lo que concierne a sus propias
naturalezas individuales. En otras palabras, ambos son tan expertos cuando se trata de venderse algo a sí


 
mismos como cuando se trata de vendérselo al público en general. Si el producto que venden no es genuino,
casi siempre el Géminis será el primero en sospecharlo, con la mente aguzada y analítica de Mercurio, aunque
también es capaz de embaucarse a sí mismo (o a sí misma), y seguirá imaginando que posiblemente el
producto continúa siendo lo que él (ella) pensó originalmente que era. En cuanto a Aries, a este signo solar le
resulta tremendamente difícil detectar la diferencia entre lo que brilla tan tentadoramente... y el oro auténtico.
El Carnero sólo aprende a discriminar después de reiteradas y dramáticas desilusiones y desengaños.

He estado hablando de «ellos dos». En realidad, quizá debería referirme a «ellos tres», porque aunque Aries
es evidentemente una sola persona, indivisible, «con libertad y justicia para todos», todo Géminis es
netamente dos personas, aquella que él-ella es verdaderamente... y la persona que a él-ella le gustaría ser. Ya
sabéis, los Gemelos. Sumad el ego del Carnero —un ente casi autónomo— y podría producirse una gran
aglomeración, con todas estas auras que se mezclan, que se atraen y se repelen, que se fusionan y chocan,
alternadamente. No será una mala idea que las personas con estos dos signos solares, no obstante su condición

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esencialmente compatible, se separen de vez en cuando y se miren con nuevos ojos desde lejos. Así se
despejará parte de la espesa bruma que necesariamente se acumulará entre ellas.
Aries arremete instintivamente, convencido de la sinceridad de su causa, así como del triunfo final, y tiene
poco o ningún tiempo para reflexionar sobre los pros y contras de cualquier situación o problema dado. A la
inversa Géminis sopesa, individualiza y desentraña todas las maniobras y conclusiones posibles con la
objetividad y la lógica frías, informales, que son tan típicas de los tres signos de Aire (Acuario y Libra son los
otros dos). Sin embargo, es posible que Géminis no tenga espíritu práctico, a pesar de todas sus acrobacias
mentales. Géminis puede deducir rápidamente qué es lo que tal vez fallará, pero a menudo resuelve ganar en

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ingenio al hado o el destino, e incluso a sí mismo (o a sí misma), valiéndose de la inteligente estrategia
mercurial. Hay otras diferencias de criterio entre estos dos.

Aries, influido por un signo cardinal, insistirá en marchar a la cabeza, en conducir, en desafiar, en iniciar e
inspirar siempre, con entusiasmo y audacia. El Carnero aceptará prácticamente cualquier idea, sensata o
insensata, que cautive y estimule sus emociones... y a la que su ego pueda asociarse de manera personal. El
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Géminis inconstante prefiere asociarse de manera impersonal, y aceptará las ideas que sean afines con el
proceso mental deductivo. Se comunicará mediante la lógica y la sagacidad de la razón de Mercurio, mientras
su auténtica personalidad permanece en segundo plano, atenta, sin que quienes son hipnotizados por el
encanto de Géminis sospechen su presencia.
A Aries le gusta cabalgar en el elefante que encabeza la columna y saludar a la multitud, pero los Gemelos
no alimentan el deseo devorador de convertirse en héroes o heroínas tachonados de estrellas. Géminis
preferiría delegar en otros todos los deberes y obligaciones constrictivos del liderazgo, y mantenerse libre de
responsabilidades, libre para ensayar el mérito de nuevas ideas... para explorar a nuevas personas, nuevos
lugares y cosas. El análisis geminiano es menos vehemente que el de Aries, porque la computadora mental lo
examina todo serenamente en busca de posibles defectos... o virtudes. Aunque el enfoque de Géminis es
esencialmente intelectual, los Gemelos simpatizan-con la actitud emocional del Carnero, al mismo tiempo que
conservan su independencia respecto de este compromiso exagerado. Los hombres y mujeres regidos por
Mercurio comprenden los impulsos temerarios de Marte. Sin embargo, se dan cuenta de que a ellos les
conviene evitar las complicaciones emocionales, siempre que ello sea posible.
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Los. Géminis desconfían de las estrechas relaciones humanas que amenazan con sofocarlos, de los
empleos a largo plazo sin cambios ni estímulos... de cualquier cosa que inmovilice sus sueños o corte las alas
de Mercurio, porque temen que su propio espíritu quede apresado. El signo de Aire de Géminis anhela
remontarse por encima de las llamas que arden alrededor del signo de Fuego de Aries. Al mantenerse retraído
y ligeramente apartado, Géminis se las apaña más a menudo para conquistar el tipo de libertad que Aries
también desea pero no siempre consigue. Por supuesto, un exceso de libertad mental y emocional puede
generar sus propias confusiones, y cuando los Gemelos quedan atrapados en la red de sus propios vericuetos
mentales, a veces la misma desenvoltura del Carnero puede ayudar a desatar los nudos.
Afortunadamente, el Aries típico no sólo intuye la dualidad de Géminis sino que además está dispuesto a
concederle espacio para que exista. Por ello esta asociación es a menudo beneficiosa para el geminiano,
porque la comprensión —o la incomprensión—respecto de sus sueños, influye mucho para determinar si éstos
se materializan, sencillamente se herrumbran, o se convierten sólo en quimeras que Géminis siempre persigue
pero nunca alcanza. El Géminis soñará desde su más temprana infancia hasta pasado el límite del siglo. La
mayoría de las personas interpretan la curiosidad y las ansias de experimentación de Mercurio como un
mosaico de afanes excéntricos y volubles, pero el Carnero parece entender que esta miríada de intereses sólo


 
representa el esfuerzo de Géminis por integrar la multifacética personalidad mercurial, que tanto fascina a
Aries.
Es más difícil que a Aries le disguste que Géminis revolotee de un tema a otro, buscando todas las
respuestas, mientras descarga un torrente continuo de imaginación y energía estática. Interrumpir a un ave
mercurial mientras se expresa verbalmente es como tratar de capturar una luciérnaga y, curiosamente, los
Carneros (que a su vez son relativamente expertos en interrupciones) así lo entienden. Estos dos se
interrumpen continuamente, con una recíproca falta de resentimiento, y éste es un detalle muy simpático de su
asociación.
Si en sus cartas natales existe un aspecto negativo entre el Sol y la Luna o el ascendente, es posible que
Aries acuse a Géminis de fantasear demasiado y de no hacer suficientes cosas concretas, y que intente
acorralado para obligarlo a formular respuestas directas. Tal vez entonces la lengua cáustica de Géminis
lastimará el ego ultrasensible del Carnero, y estallará una batalla feroz en cuyo transcurso saltarán chispas en
todas direcciones a medida que la actitud insustancial de Géminis avive las llamas de la cólera de Marte. Sin

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embargo, los vientos cambiarán, al cabo de un tiempo, incluso después de las escenas más tempestuosas... y
casi nunca alguno de ellos dejará perdurar el resentimiento. Como sucede con todas las configuraciones de
vibraciones 3-11, Aries y Géminis son básicamente buenos amigos, y casi siempre continúan siéndolo.
Además, son capaces de comunicarse verbalmente sus diferencias de opinión tanto como haga falta para
despejar la atmósfera y reanudar la relación armónica.

La mente mercurial de Géminis, aunque a veces se disfrace inteligentemente tras .una máscara de aplomo y

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»simpatía, parece una peonza. Gira continuamente. Aries montará alegremente en ella, y probablemente
disfrutará de la vertiginosa experiencia. Mientras el Carnero no intente aprisionar el espíritu libre de Géminis
con demasiadas preguntas y exigencias, los dos se entenderán bastante bien. (Los cuatro, si contamos al
Carnero, los Gemelos y el ego de Marte). Aries y Géminis pueden construir, con el éter multicolor de sus
imágenes mentales combinadas, castillos de arena suficientemente altos como para llegar a las estrellas. Pero
los cimientos deberán ser sólidos y estables, porque de lo contrario se derrumbarán. Si construyen
sólidamente desde el principio, el producto final podrá ser realmente portentoso: una suma de arco iris,
an
mariposas y trasgos. La paciencia es la llave secreta para pasar al otro lado de la valla, donde la hierba
siempre les parece más verde y fresca a Aries y Géminis, los jóvenes eternos, que andan en busca de Shangri-
la, la Ciudad de Esmeralda de Oz, el País de las Maravillas y la Fuente de Juvencia. Juntos, tienen más
posibilidades que la mayoría de las personas de encontrar esos lugares... e incluso más posibilidades que ellos
mismos si hubieran emprendido la búsqueda aisladamente.

Mujer ARIES Hombre GÉMINIS


M

—¿No me olvidarás... verdad, antes de que llegue la primavera? Por supuesto Peter
lo prometió; y después se fue volando.

Hay mujeres Aries y hombres Géminis que se cogen suavemente de la mano y retozan juntos calle abajo
como niños. Hay otras mujeres Aries y hombres Géminis que entablan sarcásticas y furiosas trifulcas verbales
desde que se levantan hasta que se acuestan... y ambos también hablan en sueños. A menudo, la fusión
emocional de Marte y Mercurio en una experiencia amorosa produce una extraña alquimia de ternura
obsesiva, jalonada por crueles agravios, en razón de lo cual la relación puede ser triunfal o desastrosa. Quizá
se deba a que Géminis, a diferencia de los otros dos signos de Aire, expresa verbalmente tanto su admiración
como su desdén en términos muy claros e inconfundibles. O quizá se deba a que Aries, a diferencia de los
otros dos signos de Fuego, se deja consumir por la pasión del momento, ya se trate del amor o el odio, y
nunca piensa que mañana podría arrepentirse.


 
La configuración de signos solares 3-11 ejerce una influencia muy característica sobre dos personas unidas
por sus vibraciones cordiales y muy comunicativas. Es indudable que reñirán ocasionalmente, incluso
frecuentemente, pero sus reyertas más tempestuosas contendrán la simiente de la primavera, y nuevas
promesas para el futuro. Sus malentendidos son extraordinariamente verbales, y a menudo muy sonoros, pero
quién sabe por qué, no demasiado serios. Es casi como si en medio de la batalla ambos tuvieran conciencia
del potencial que existe para la tregua.
Estos dos podrían decir con acierto de sí mismos...

algunos aman con sobriedad


como si más adelante hubieran de odiarse
pero nosotros odiábamos apacible, cuidadosamente como si más
adelante hubiéramos de amarnos... *

Existen pocos elementos de sobriedad en el amor entre Aries y Géminis. Cuando el Carnero y los

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Gemelos se enamoran, ninguno se molesta en preguntarse si el desenlace del amorío, o del matrimonio, será
dichosamente feliz o cruelmente triste. La atracción inicial, el tironeo magnético de sus personalidades
despreocupadas, determina que ambos se busquen confiadamente, sin inquietarse por el final aún lejano. Si
éste debiera producirse eventualmente, de cualquier manera que fuese —por separación, divorcio o muerte—
las remembranzas de un amor tan ingenuo, excitante y lleno de fe ciega como el corazón de un niño en
Nochebuena, suavizará las aristas del recuerdo de cualquier pena o agravio que pudieran haberse inferido
mutuamente. Éste es el encanto de la vibración 3-11, en la cual la amistad sincera forja el cimiento de la
empatía, desde el primer saludo.
Los celos pueden complicar mucho las cosas. La chica Aries típica es todo lo celosa que puede ser una

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mujer, sin ponerse íntegramente verde, y casi nunca atina a reconocerlo racionalmente. Los celos no emanan
de una naturaleza posesiva sino del tremendo miedo al rechazo que experimenta el recién nacido ariano
simbólico (el rechazo implicaría, para un recién nacido, la muerte literal), y de la necesidad de que le
ratifiquen constantemente cuánto lo quieren. La injustificada preocupación de Aries por la posible
transferencia del amor a otra persona es más comprensible cuando se la estudia a la luz de estos sentimientos
inconscientes de indefensión infantil y de dependencia total respecto de un cariño continuo e ininterrumpido.
Se trata de un sentimiento que está siempre presente, justo debajo de la deslumbrante bravata con que Marte
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proclama su independencia y autarquía, que no son de ninguna manera reales, sino sólo ficticias... una especie
de protección contra una mayor vulnerabilidad.
El hombre Géminis típico no es excesivamente celoso (siempre que no tenga una influencia negativa de
Marte en su carta natal, o una Luna o ascendente Aries). Y es posible que la mayoría de las dificultades
residan en esto. Porque, veréis, a ella le gustaría secretamente que lo fuera. Lo menos que él puede hacer es
simular que lo es. A la chica Carnero, lo comprenda o no conscientemente, casi le gusta despertar el instinto
celoso de su hombre. Los celos le confirman que él la considera importante, y esto es algo que nunca se le
puede confirmar con demasiada frecuencia a un Aries. Es posible que el hombre Géminis la deje conforme, y
acceda a su deseo, si ella se descarría de manera excesivamente obvia. Pero casi siempre estará tan ocupado
cambiando de ropa, de estado de ánimo, de ideas, de sueños y de humor que no dispondrá de mucho tiempo
para detenerse a observar y escuchar cualquier coqueteo inocente del que ella se valga para provocarlo con la
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esperanza de caldear el enfoque frío, desapegado y etéreo que tiene de la vida... y de ella.

A la inversa, él no necesitará hacer ostentación de ningún flirteo delante de ella para generar un
relampagueante estallido de celos. Bastará con que salude por la mañana con tono demasiado íntimo a la
encargada del quiosco de periódicos de la esquina. Como el hombre Géminis le tiene mucho cariño a su
libertad, y aborrece los grilletes emocionales que traban sus actividades gregarias normales, no harán falta
muchas escenas de este tipo para hacerle perder la paciencia. Aunque ella deberá aprender a controlar u
ocultar de alguna manera sus celos (si no quiere perderlo), él también deberá acostumbrarse a comprender el
motivo que la induce a adoptar semejante comportamiento: el temor interior de que le falte la feminidad
suficiente para conservar la fidelidad de él (si él no quiere perderla a ella). A lo largo de los años se ha hecho
tanta propaganda en torno de la conejita-gatita esbelta, sexualmente seductora, cabeza hueca, suave y dulce
«con la que sueña todo hombre», que no se puede culpar a la mujer Aries si adquiere una neurosis respecto de
su mente ágil, su actitud desenvuelta frente al amor y su carencia de arteras insidias femeninas...
especialmente porque nació bajo la influencia de un signo solar masculino.
La mujer Aries tiene coraje e iniciativa, es enérgica y ambiciosa... cualidades todas éstas presuntamente


 
masculinas. Los hombres creen monopolizar estos rasgos. ¿No habéis leído los panfletos del movimiento de
liberación femenina? (Es muy posible que la mujer Aries sea la dirigente del grupo que lucha por la Ley de
Igualdad de Derechos dentro de su comunidad.) ¿Qué se supone que debe hacer una chica Carnero para que la
consideren femenina? ¿Leer el libro The Total Woman de Marabel No-Recuerdo-QuéMás, y «totalizarse» con
sólo quedarse sentada en casa murmurando «Eres maravilloso, cariño», sin hacer nada por su propia
iniciativa? De esto se trata, más o menos, según Marabel y todos los machistas. ¿Simple, verdad?
Oh, supongo que podría hacer otras cosas para conservar su feminidad, como lavar la colada, planchar,
cocinar, cambiar los pañales de los críos, comprarse ropas, chismorrear, planchar, lavar la colada, cocinar,
alumbrar hijos... ¿acaso me estoy repitiendo? Lo siento, empezaba a aburrirme. En mi propia condición de
Aries, nunca he entendido por qué a una chica han de catalogarla como «agresiva» sólo porque sabe lo que
quiere. Si la mayoría de los hombres prefieren una esposa-robot en lugar de una verdadera esposa, peor para
ellos. Las mujeres Aries, junto con sus hermanas Sagitario y Leo, a veces compiten con los «cerdos
chovinistas masculinos» pues también pueden comportarse como «cerdas chovinistas femeninas» bastante
revoltosas. Estos animales de sexo femenino existen de veras.

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Ahora bien, ¿por qué he escrito esto? Les he dado una nueva arma verbal a los hombres Géminis
espabilados. Le pido disculpas a Gloria Steinem, a quien admiro mucho, pero es cierto, Gloria, y tú lo sabes.
Por favor no os ofendáis, porque yo también soy así. O sea que pienso que todo lo que ellos pueden hacer,
nosotras podemos hacerlo igualmente... y algunas cosas las hacemos mejor. No es necesario suministrar la
lista de estas cosas. Todos y todas sabemos cuáles son. ¿Oh, tú no? Bueno, por amor de Dios... la mujer
suministra paciente y tiernamente un apacible jardín en el cual los bebés crecen durante nueve meses, puede
soportar el dolor hasta un umbral más alto que el del hombre, posee el sentido común y la lógica esotérica

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necesarios para saber que la guerra nunca resolvió nada, y puede percibir el peligro y el mal mucho antes de
que afloren. Estos son unos pocos aspectos en los cuales somos superiores a la esencia masculina. También
somos más sensibles, intuitivas y clarividentes, ciertamente más compasivas.... y al mismo tiempo mucho más
realistas que los hombres. Pero no tan sentimentales. (¿No sabías que los hombres son secretamente
sentimentales? Tanto que también les han enseñado a ver a las mujeres la poesía y la belleza de la vida.) Está
muy bien que las cerdas chovinistas femeninas sepan cuáles son las áreas en que son iguales y superiores al
an
sexo masculino, pero también deben saber cuáles son las áreas en que los hombres son iguales y superiores a
las mujeres. Esto es lo que forja la auténtica feminidad y la auténtica masculinidad.

Está escrito que la mujer Aries, con su fe inocente en los milagros, descubrirá algún día a un hombre que
estará buscando a una mujer auténtica, y este hombre podría ser un Géminis. Es posible que este hombre
tenga dos cabezas y deseos gemelos, pero también experimentará una fuerte necesidad de poder jugar al
ajedrez mental con la mujer que ama. No está hecha para Géminis la plácida sirena que lo contempla desde
abajo con silenciosa y palpitante pasión, porque esto es más fácil que tratar de competir con él en ingenio,
indudable que él se enamora primero con la cabeza. Después con el corazón, y a continuación interviene su
deseo físico. Cuando se trata de los Gemelos, el romance sigue generalmente este orden de prioridades. En el
caso de la mujer Aries, el orden de prioridades sólo se modifica ligeramente. Ella se enamora primeramente
con el corazón, inmediatamente después con la cabeza... y por último interviene su deseo físico. Las pautas
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iniciales se modifican, pero esto no es tan importante como el hecho de que ambos terminan sintonizados en
la misma frecuencia cuando ello corresponde... en último lugar, después de haber verificado su afinidad
mental y emocional. Ésta es una fórmula que tiene un éxito asombroso.
Como él sabrá apreciar el desafío intelectual permanente de la chica Aries (Aries rige la cabeza, Géminis
la mente, entre otras cosas), finalmente ella aprenderá a confiar en el hecho de que él la ama por lo que es.
Entonces es posible que le revele lo que no le ha permitido descubrir a ningún otro hombre: que ella puede ser
auténticamente dulce y tierna eón un hombre que demuestra ser superior en algunos aspectos, y que al mismo
tiempo le manifiesta claramente que también la admira por sus cualidades, que son idénticas a las de él, y a
veces son igualmente superiores. He aquí una difícil prueba de malabarismo, pero si alguien puede ejecutarla,
ése ha de ser un Géminis. Su encanto natural y su volubilidad (algunas personas la llaman charlatanería)
bastan para mantener apaciguados la vanidad y el ego de Marte, y ciertamente está en condiciones de manejar
cualquier tipo de controversia verbal que ella se empeñe en entablar. Y es posible que entable bastantes.
Quizás a ella le resulte difícil acostumbrarse al típico hábito Géminis de la impuntualidad. Ella misma es a
menudo un poco negligente en este contexto, pero los Carneros tienen una forma bastante egoísta de
indignarse cuando les pagan con su misma moneda.


 
En una oportunidad un hombre Géminis llegó con tres horas de retraso a una cita que tenía conmigo. Preví
sus excusas (una de las ventajas de ser astrólogo) y escribí unos versos sobre su persona mientras lo esperaba.

Siento haberte hecho esperar


escucha, no llores... fueron sólo una hora o dos ¿no encontraste en
qué ocupar tu tiempo?
Yo lo habría encontrado, en tu lugar. *

Cuando por fin llegó, los leyó y exclamó: «¡Caray!» ¿Cómo adivinaste exactamente lo que iba a decir? La
chica Aries que está enamorada de este prodigio bicéfalo y gemelo de deseos y acciones duales deberá
estudiar minuciosamente la diferencia entre la palabra «gregario» y la palabra «infiel», y notar que existe una
diferencia. También deberá estudiar el significado de las palabras «libertad» y «amor» y comprender que,
para un Géminis, son sinónimos. Esto la ayudará a reducir el número de discusiones.

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En cuanto a la compatibilidad física, el Géminis es uno de los pocos hombres capaces de crear el clima de
ilusión que esta mujer debe asociar con el sexo. Ella idealiza la expresión sexual del amor y la convierte en
una trama multicolor, estratificada, urdida con todos los libros que ha leído, todas las películas que la han
hecho llorar y todas las esperanzas rutilantes que ha alimentado en el fondo de su corazón. Está convencida de
que las campanas deberán repicar literalmente cuando los dos se fusionen. En compañía de él, es posible que
las escuche realmente, porque la imaginación del Géminis puede suministrar todas las fantasías que ella
necesita para realizar sus sueños románticos de Cenicienta.
Este tipo de empatía es la que los induce a enamorarse inicialmente, a veces a primera vista (ninguno de

u
estos dos signos solares se destaca por su parsimonia). Pero posiblemente más adelante las fantasías no
bastarán para mantener viva la llama del amor de ella, cuando el desapego geminiano no satisfaga su concepto
total de la expresión sexual, que no es puramente imaginaria. Ella también necesita lo tangible. Tal vez
empiece a pensar que él siempre retiene una pequeña parte de su persona, incluso en los trances de intimidad,
y es posible que tenga razón. Ella no oculta nada, empujada por el instinto ariano de entrega total. La
proclividad marciana a la acción directa casi nunca se diluye en la entrega de la pasión... o en el intercambio
an
de ésta. Es posible que con su forma etérea de hacer el amor él no consiga estimular en ella estos impulsos
físicos naturales (para los Carneros). Tal vez entonces ella intuya que los cuentos de hadas carecen de
sustancia, cuando no hay fuego para inflamarlos, y quizá se aburra... o, lo que es mucho peor, se torne frígida.
Ésta es una área de ajuste delicada, y la relación tendrá más probabilidades de éxito si la Luna y/o el
ascendente de la carta natal de él está en un signo de Fuego. De lo contrario, es posible que él no pueda
enseñarle lo que ella está en excelentes condiciones de aprender, después de que Géminis haya vencido las
inhibiciones iniciales de Aries con sus preliminares idealistas. El Príncipe Géminis puede despertar a la
Princesa Aries con un beso, pero en ausencia de la pasión total ella puede volver a dormirse, sin saber nunca
el verdadero motivo. Entonces el Fuego de Aries puede trocarse en el Hielo de Aries, lo cual es un triste
derroche, cuando se piensa en el calor que ella puede irradiar tan generosamente cuando se estimula el
desarrollo del potencial completo de su naturaleza fogosa.

Es posible que durante una de sus partidas mentales de ajedrez, cuando él se comporta de una manera
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intolerable, ella intente argüir: «Comprendo que tú crees haber entendido lo que acabo de decir, pero no estoy
segura de que hayas captado lo que no me propuse insinuar, por temor a que tú interpretaras equivocadamente
lo que yo creía que pensabas». Si esto lo deja perplejo, ella puede agregar: «Estupendo. Ahora sabes lo que se
siente al hablar contigo... o más exactamente, con vosotros. Con vosotros dos».
Ella también podrá dejar este libro al alcance de él, abierto en este capítulo, para recordarle cuán aburrida
sería su vida si ella no se hubiera cruzado en el camino de su corazón. Pero deberá reprimir el impulso de
entregarle el libro directamente, y de ordenarle que lo lea inmediatamente. Cenicienta jamás obraría así.


 
Hombre ARIES Mujer GÉMINIS
Él volvió, y ahora había en sus ojos una expresión ávida que debería haberla alarmado,
pero no la alarmó.

Si no se conocieron en la escuela secundaria y se casaron poco después (cosa que sucede con bastante
frecuencia entre estos dos signos solares, porque los dos llevan siempre mucha prisa), es posible que el
hombre Aries le guarde un rencor feroz a la vida amorosa pasada de su chica Géminis, que según las pautas
normales puede haber sido bastante movida. Casi seguramente incluirá, si no un par de ex maridos, por lo
menos media docena de compromisos anulados o algunos antiguos romances titilantes. Todos los Géminis
deben precaverse de los matrimonios prematuros, a menos que hayan nacido cuando su Luna o ascendente

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estaba en Capricornio, Virgo, Cáncer o Tauro.
No se trata de que ella sea inconstante o promiscua, sino de que suele pasar revista a la larga nómina de
centrocampistas mientras corre por el campo de juego, hasta encontrar uno capaz de atajar todos los goles. Sí,
ya sé que los centrocampistas no atajan, y que los porteros no patean el balón en el centro del campo... pero
ningún hombre que no sepa hacer por lo menos las dos cosas con igual pericia, y preferentemente otras más, y
también preferentemente las dos al mismo tiempo, tendrá muchas probabilidades de éxito con ella.
Por supuesto, sabemos que esto jamás le ocurriría a un hombre Aries, porque puede hacerlo todo en
general o por separado mejor que cualquier otro, en cualquier momento, así que supongo que ésta es sólo una
discusión académica, pero de todos modos no estará de más que lo recuerde.

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Durante toda su vida esta mujer ha pensado que la casa que tenía ventanas doradas era la de la cumbre de la
colina. Trepa hasta allí y, cuando está en la cúspide, mira hacia abajo y descubre que la casa que tiene
ventanas doradas es, después de todo, la que se levanta al pie del cerro. De modo que vuelve a bajar y
redescubre que la casa de la base sólo tiene ventanas comunes, como ella había pensado al principio, y
entonces levanta la mirada y ve brillar una vez más las ventanas doradas en la cima. Resuelve que se había
an
equivocado y vuelve a trepar penosamente para sufrir otro desengaño. ¿Por qué esas ventanas doradas son tan
esquivas? Tantos ascensos, descensos y nuevos ascensos pueden resultar espiritualmente agotadores, hasta
que descubre que el reflejo del Sol es sólo una ilusión —en absoluto real—, algo relativo que depende de la
hora del día y del lugar donde uno se encuentra en cualquier momento dado.
Quizás hay trances en que una chica Géminis piensa que un viejo amor fue el que realmente tenía
posibilidades doradas, pero antes de comprobar que ésta, también, es una ilusión, habrá perdido al hombre
Aries, ya sea que lo haya dejado solo en la cima o al pie del cerro. El Carnero nunca comprenderá la nostalgia
de su mujer por los romances de antaño, aunque él mismo rinda homenaje a un viejo amor todos los años, en
el día de la marmota. Recordad el egocentrismo ariano. Él puede hacerlo. Ella, no. ¿Por qué? Porque él sabe
que su nostalgia es inocente y nunca llevará a ninguna parte. No está tan seguro acerca de la de ella. (La
inseguridad encubierta de Aries.)
Es posible que, junto con sus innegables deleites, esta relación tenga otros pocos peligros latentes, como
una posible falta de fuerza de voluntad y de estabilidad. Los Carneros tienen sencillamente la mar de ímpetu y
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energía, pero la perseverancia en los trabajos que inician no se cuenta entre sus virtudes. Como el hombre
depende inconscientemente de la mujer para que ésta supla sus carencias, es posible que al buscar apoyo en
una chica Géminis esté confiando en una pluma al viento. La fuerza de voluntad y la fiabilidad tampoco son
las mayores virtudes de ella (a menos que su Luna o ascendente, como acabo de decir, esté por casualidad en
Cáncer, o en un signo de Tierra... y naturalmente, lo mismo vale para él). Por consiguiente, estos dos
(podríamos decir estos tres o cuatro) pueden disparar un montón de fuegos de artificio que siguen
deshaciéndose en chispas mientras cada uno de ellos alienta las debilidades del otro: la pereza y el hastío
rápido.

Este es un hombre que probablemente no insistirá para que su mujer Géminis barra la chimenea, con un
delantal de zaraza, ni para que riegue la huerta. Probablemente comprenderá que puede aprovechar las
opiniones versátiles de ella en su vida empresarial o profesional, así que es común encontrar a esta pareja
trabajando junta, tanto después del matrimonio como antes. Generalmente los dos forman un equipo de


 
primera. Él sabe con exactitud lo que ambiciona... y ella tiene muchas ideas para ayudarlo a alcanzar su meta.
Además, él puede vigilarla mejor si la tiene todo el día cerca. Así no debe preocuparse por el lechero, el
limpiador, el carnicero y ese tío tan apuesto que maneja el ascensor en la casa de apartamentos donde viven.
Su propensión mercurial al fuego de flirteo inofensivo (casi siempre) echa abundante leña al fuego de los
celos arianos, y todo lo que pueda contribuir a mantener bajo control estas chispas marcianas es deseable.
Sería interesante, desde el punto de vista astrológico, una encuesta encaminada a determinar cuántos arianos
sugieren eventualmente que sus esposas colaboren con ellos como secretarias o como socias cabales. Por otra
parte, estos amantes se conocen a menudo en el trabajo. Las mismas ocupaciones y carreras les interesan a
ambos, así que es totalmente natural que tropiecen el uno con el otro en un área o profesión creativa que los
excita y estimula.
Nunca veréis a un hombre Aries y una mujer Géminis que, aunque haga mucho que están casados, lean el
periódico en la mesa del restaurante, o miren a los otros comensales, en silencio, sin fijarse el uno en el otro,
cosa que desgraciadamente hacen tantas parejas cuando se aplacan un poco los primeros ímpetus del
romance. Aries y Géminis siempre tendrán algo que decirse... y a veces demasiado. Sea como fuere, no es

ki
fácil que la conversación entre ellos decaiga. La mayoría de las veces su comunicación verbal está
compuesta de intercambios estimulantes y chispeantes, pero cuando ella toca un nervio vivo de su sensible
ego marciano con ese talento que tiene para dar en el blanco del sarcasmo, puede desencadenarse una batalla
retórica que tal vez dejará heridas muy profundas. Sin embargo, afortunadamente, estos dos suelen perdonar
y olvidar los agravios con la misma rapidez con que los infligen.
Cosa curiosa, a veces esta relación amorosa es más insoportable para los demás que para el hombre y la
mujer mismos. Cuanto más sincera y profundamente se aman, tanto más posible es que sus amigos, vecinos o
parientes deban sufrir, en algún momento u otro, aunque sólo sea esporádicamente, las consecuencias de este

u
romance en que el Aire aviva el Fuego. De cuando en cuando, la mujer Géminis imaginará toda clase de
cosas, sencillamente falsas, acerca de la gente que la rodea. Se convencerá a sí misma de que mantuvo un
diálogo determinado con otra persona, y se lo transmitirá a su amante o marido Aries, en términos totalmente
desvinculados de la realidad o de los que en verdad fueron pronunciados. (Sucede sencillamente que su vivaz
imaginación mercuriana la induce a llenar los huecos aburridos o poco interesantes con una retórica más crea-
tiva.)
an
Dado que él la ama con la vehemencia con que sólo un Carnero puede amar, es posible que se sienta
tremendamente ofendido por estos agravios ligeramente exagerados de los que fue objeto su bella dama, y que
encauce su cólera marciana, elevada a la enésima potencia, contra la persona atónita que, según le han hecho
creer falsamente, la trató con tanta descortesía. (Los hombres Aries son ferozmente leales a sus amigos y
parientes, y sobre todo a sus consortes.)
Más tarde, el Gemelo veraz de la mujer le turbará la conciencia al recordarle apacible pero insistentemente
que el episodio no se desarrolló en los términos espectaculares con que ella se lo ha descrito al Carnero. Si
ella se sincera, él deberá controlar sus arranques de ira marciana y deberá valorar con ternura los esfuerzos de
Géminis por separar la realidad de la imaginación. Porque la mujer Géminis está hecha de un material frágil.
No es el implacable guerrero Marte quien la protege, como lo protege a él, durante su viaje por la vida, sino
sólo el imprevisible mago Mercurio, quien a menudo se oculta de ella precisamente cuando toda mujer más
necesita la sabiduría del planeta que la rige.
M

El corazón de la mujer Géminis contiene muchos acordes distintos de música obsesiva. Ella es una sinfonía de
recuerdos, compuestos de belleza y luz, de fealdad y sombra, en razón de lo cual el Aries más franco que la
ama se pregunta a veces: «¿Quién es esta mujer... esta desconocida íntima y familiar? ¿Quién es... y qué es?».
¿Quién es...? Es aquel de los dos Gemelos que lleva la batuta, en un momento dado. ¿Qué es? Es el ramo
de caléndulas colocado en un florero de color azul cielo, sobre el escritorio de su maestra, en tercer grado... es
la cabalgata del circo que presenció una vez, cuando el payaso le arrojó una rosquilla que ella atrapó
jubilosamente... es una evocación de paseos nocturnos en carromatos y de huracanes... es su primer par de
zapatos negros de charol... es una tormenta de estío en el bosque, en el campamento de niñas exploradoras,
que les hizo exhalar a los pinos un aroma de jacintos... es un campo de brezos purpúreos donde ella pasó
horas sentada, y que la transportó a Escocia donde se transformó en la Dama del Lago... y también en la
solitaria Evangeline... es el pajarillo extraviado que ella alimentó cuando tenía cinco años, hasta que reunió
fuerzas suficientes para volar. Éstas son las cosas que ella es. Todas ellas.
Por tanto, aunque la niña-mujer Géminis debe ejercer una cierta dosis de control sobre su imaginación, si


 
pretende armonizar con el Carnero recto y veraz que ama, también debe cuidarse de no reprimirla por
completo, porque es la cualidad que Ja convierte en un ser tan exquisitamente femenino para él. Los niños
también poseen una imaginación vivaz, y él, este hombre, la ve, más a menudo de lo que ella piensa, como
una niñita que necesita esta imagen de su indefensión derrotándolo en sus juegos de ingenio mentales.
Algunas Géminis pueden comportarse, cuando lo desean, como auténticas fieras intelectuales, con una lengua
afilada como un cuchillo y un cacumen nada menos que brillante... lo cual no actúa como un bálsamo sedante
sobre el amor propio masculino del Carnero macho. Pero entonces, también está el ramo de caléndulas en el
florero de color azul cielo...
En cuanto a él, no está hecho sólo de las ásperas túnicas del coraje descarnado, ceñidas por el cordel
escarlata de la bravuconería. Sus cuernos de Carnero se enroscan alrededor de los recuerdos de sus días de
Lancelote... de la primera vez que nadó con la cabeza bajo el agua porque no sabía nadar, pero nadó... de su
peonza rota... de sus sueños quebrantados... y de las pesadillas sin contorno ni forma, provenientes de un
temor infantil sepultado, ya olvidado... de la Navidad en que Santa Claus olvidó el cachorrillo que figuraba en

ki
su lista... de los fuegos de artificio que él encendió, cuando tenía nueve años, en el Día de la Independencia...
de la primera vez que vio un caballo y aspiró los olores embriagantes de un granero... de la sensación que
experimentó cuando supo por primera vez cuán sacrosanta podía ser una noche silenciosa, al dormir solo bajo
incontables estrellas refulgentes que entonaban para él una melodía añorada que nadie más podía oír.

Son tantas cosas, este hombre... esta mujer. Sobre todo, son los habitantes ocasionales de una comarca, de un
reino que descubrieron por sí solos, donde todo era bello... pero solitario... y donde hacían falta otros ojos para

u
ver el entorno, pues sólo así se lo podía considerar auténtico. Es posible que el uno visite los mundos privados
del otro, pero si la invitación recíproca que formulan con tanta ansiedad... tácitamente... es rechazada, puede
ocurrir que cada uno se repliegue en su reino, cada vez con más frecuencia, y que deje al otro penosamente
atrás. Estos amantes no deben permitir nunca que se produzca semejante repliegue, porque las estrellas y los
planetas han forjado sus mundos quiméricos con tantas semejanzas, que seguramente se sentirán mucho más
felices cuando atraviesen danzando sus sueños recíprocos, que cuando uno de ellos se detenga, compungido,
frente al cartel del otro donde se lee Prohibido pasar.
an
Desde el punto de vista sexual, este hombre y esta mujer sentirán, al principio, que forman la pareja ideal. El
Carnero sueña con llegar al jardín del amor en una alfombra voladora de aventura, directamente extraída de
las Mil y Una Noches (o de la Era de la Caballería), y la mujer Géminis desempeñará a la perfección el papel
que le corresponde en ese drama onírico. Ella no sólo le seguirá el juego, sino que ideará una cantidad
suficiente de nuevas variantes como para mantenerlo fascinado hasta mucho después de la luna de miel. Nadie
como una mujer Géminis para convertir un lecho normal en el harén de un sultán, y esto deja muy satisfecho
al hombre Aries, que desea que su consorte sea el paradigma de la mujer. Mientras viva con ella, nunca sabrá
quién lo espera por la noche en la intimidad del tocador. Tal vez sea Cleopatra, George Sand, Mata Hari,
Rebecca de la Granja Sunnybrook, Lady Hamilton o Fanny Brice. Durante un tiempo esto lo excitará, hasta
que empiece a buscar a «la mujer sensual» en el armario y debajo de las almohadas.
La expresión sexual del ariano es directa e intensa. La de ella es un poco más evasiva y compleja. Es
M

cierto que a él le gusta encaminarse hacia el acto amoroso por un sendero de romance imaginativo, pero al
llegar a destino pretende saciar su sed en un torrente de pasión pura y sincera. La actitud de ella hacia el amor
físico irradia a menudo un aire de intangibilidad, hasta el punto de que el Aries puede acusarla de estar en otra
parte durante sus momentos íntimos, y la Géminis puede sentirse fastidiada por la intromisión masculina en lo
que, para ella, siempre es un lugar sagrado: su mente.
Este hombre necesita que su unión sexual se asocie con ensueños, pero hay una hora y un lugar para éstos,
y ni la una ni el otro coinciden, a juicio de él, con el último acto del drama amoroso. El Aries opina, como
George M. Cohan, que todo acto final debe incluir una versión emocionante de «The Star and Stripes
Forever» (si pretende un bis). Ella entenderá mejor la cadencia romántica de él si escucha la versión orquestal
completa, en cassette o estéreo, de Los planetas de Holst, grabada por el Carnero André Previn. El pasaje
titulado «Marte» le transmitirá el mensaje a fondo, incluyendo el violento énfasis de la percusión final, que
simboliza con asombrosa lucidez los ritmos del planeta que los rige. Es un curso de educación sexual ariana...
y el aprendizaje es más bello, como todo, en el mundo, con fondo musical.


 
Es posible que él intuya a veces que ella busca algo que nunca ha existido, y que no se dé cuenta de que si él
pusiera un poco más de ternura de su parte, tal vez ella podría transmutar sus vívidas imágenes en realidades
igualmente hermosas. Las imágenes de Géminis proyectan un retrato auténtico de lo que podría ser... si se les
permitiera tomar cuerpo y forma, cariñosamente. Es la doble conciencia de ella la que puede deformar la
comunicación. Pero el amor puede mantener los circuitos mercuriales libres de vibraciones negativas. El amor
lo puede todo... literalmente, todo.
Este hombre y esta mujer eternamente jóvenes podrían escuchar juntos la misma melodía, y seguir al
mismo tamborilero lejano, durante muchos años felices... siempre que ella entienda que los celos y las cóleras
petulantes de él provienen de sus vulnerabilidades emocionales arianas... y siempre que él respete el amor de
ella por su propia personalidad gemela. Es posible que este amo la transporte a veces a lugares hacia los que
correrá a un paso que él no podrá seguir, pero volverá, renovada, y lista para marchar con él hacia nuevos
horizontes.
Él es muy inteligente y valeroso, muy cordial, franco y entusiasta. Ella es cabalmente femenina,
encantadora, versátil y espontánea. Mientras no intenten cambiarse el uno al otro, seguirán siendo

ki
eternamente niños. Y los niños... son los seres más afortunados del Universo.

u
an
M

10 
 
TAURO GÉMINIS
Tierra - Fijo Negativo
- Aire - Mutable - Positivo
Regido por Venus (también por el
Regido por Mercurio
planeta Pan-Horus)
Símbolo: el Toro Símbolo: los Gemelos
Fuerzas nocturnas Femenino
- Fuerzas diurnas Masculino
-

ki
La relación TAURO-GÉMINIS
Sin pensar ni un momento en lo que podía sentir un semejante privado tan bruscamente de su
compañero más íntimo, Peter se preguntó inmediatamente cómo podría sacar provecho de la
catástrofe...

u
Los hombres y mujeres Tauro son individuos callados, estables, prácticos, que procuran ocuparse de sus
propios asuntos. De cuando en cuando pueden ser feroces, pero durante la mayor parte del tiempo conservan
una calma admirable. Un Toro puede mirar de frente el ojo de un huracán, si es necesario, sin conmoverse ni
pestañear. Sin embargo, su fuerza maravillosa y tenaz obstinación apenas pueden competir con la
deslumbrante agilidad de una pareja de Gemelos, capaces de revolverse y esquivar inteligentemente cualquier
an
amenaza terrenal... Los Gemelos son, por supuesto, dos personas distintas disfrazadas de una sola, que se
autodenominan Géminis.
Compadeced a los pobres Toros que se enfrentan con estas dos personas veloces, de pies ágiles, de mente
aguzada, que zigzaguean y los confunden, haciéndoles creer todo el tiempo que enfrentan a un solo torero. Es
difícil entender cómo alguien puede divertirse atormentando cruelmente a una colosal y noble bestia cuyo
único deseo consiste en que la dejen sola, en paz. Uno casi desea que el Toro dé en el blanco, con una súbita y
furiosa embestida de sus cuernos. A veces, esto es lo que sucede. Y ésta es una advertencia justa para el
Géminis descarriado, que no sospecha cuán desagradable es sentirse inesperadamente acometido desde atrás,
cuando estás sonriendo y haciendo reverencias y pavoneándote gallardamente... sin mirar a tus espaldas.

Tengo un vecino Tauro, cuya hija, también Tauro, se enamoró de un seductor Géminis. Cuando
transcurrieron seis meses sin que ella lo hubiera traído a casa para presentarlo a la familia, al Tauro se le
despertó la curiosidad y finalmente empezó a preocuparse. «¿Qué significa este misterio? ¿Te avergüenzas
M

de él? ¿Acaso este tipo tiene dos cabezas o algo así?». (Esto último lo preguntó sin imaginar que estaba muy
cerca de la verdad.) Una tarde, se encontró con su hija y el amigo Géminis de ésta en la calle, y los tres (los
cuatro?) se fueron a comer juntos y pudieron conocerse. El Toro descubrió, regocijado, que su futuro yerno
era un hombre espabilado, apuesto, cortés y versátil. (i Vaya si era versátil!). Hablaba seis idiomas, pilotaba
su propio avión, se había graduado en dos universidades y tocaba el saxofón.
Mientras comía el soufflé de queso, el Géminis habló brillantemente de su carrera (era asesor de
relaciones públicas), de sus ideas políticas y de sus creencias religiosas. Cuando el hipnotizado padre Tauro
admiró la enorme sortija de diamante que refulgía en una de las manos expresivas y artísticas del Géminis,
éste le informó: «Es un legado de familia que perteneció a mi bisabuelo, y está asegurado en siete mil
dólares». Sin duda ese hombre disfrutaba de una estabilidad económica que lo colocaba a la altura de su hija.
Por fin, el Géminis comentó que debía correr a entrevistarse con su agente de Bolsa, hizo un ademán de
despedida, sonriendo, y desapareció. Olvidó pagar la cuenta, pero ése había sido obviamente un descuido. Al
fin y al cabo tenía muchas preocupaciones: sus clientes, sus inversiones en Wall Street... y su romance.
A la semana siguiente, un capricho del destino quiso que el Tauro se hiciera cortar el cabello por un

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peluquero que resultó ser cuñado del Géminis, y así se descubrió la verdad. El Géminis no era asesor de
relaciones públicas, sino asistente de un veterinario. Tenía dos esposas y cinco hijos que había omitido
mencionar. Sus títulos académicos consistían en un diploma de equivalencias del bachillerato. El avión era
un modelo monomotor que hacía volar en el parque los domingos. Y el «diamante» era uno de esos circones
falsos que vendía por correo, para redondear la tarifa de sus lecciones de saxofón, instrumento que
casualmente tocaba bastante bien. «Yo lo definiría como un joven Hymie Shertzer, pero con un sentido
realmente pop del jazz, si es que me entiende», musitó el cuñado barbero. Linda música para los oídos, sí
señor.
¿Cómo reaccionó el padre Tauro frente a esta grosera traición, que afectaba a su hija adorada y a su propia
perspicacia para juzgar a los demás? Con la furia ciega y la cólera violenta de un Toro al que le han mostrado
el trapo rojo más veces de las tolerables. Afortunadamente, cuando llegó al apartamento del Géminis, los
«Gemelos» acababan de partir rumbo a México, para incorporarse a un conjunto de rock que iba a hacer una
gira por Sudamérica. Sin embargo, el Géminis volvió dos años más tarde, experimentó la necesidad
sentimental de visitar la escena del crimen romántico, y le hizo una visita a su antigua amiga Tauro. Al

ki
principio ésta se negó tenazmente a aceptar sus disculpas, pero al cabo de media hora lo había perdonado (el
encanto de Géminis) y se había derretido en sus brazos. Otro capricho del destino quiso que en ese preciso
instante el Toro padre entrara por la puerta. (Quiero decir que en verdad casi entró a través de la puerta.) Os
ahorraré los detalles macabros. Más tarde, cuando les quitaron las puntadas, los Gemelos partieron
nuevamente a México, esta vez para radicarse definitivamente allí. Fue una medida sensata.
El hombre, la mujer o el niño Tauro tarda mucho en aprender, pero nunca olvida la
lección aprendida. Nunca. El elefante es un animal olvidadizo, cuando se compara su
memoria con la del Tauro al que lo han herido una vez. Naturalmente, no todos los (o las) Géminis mantienen

u
a sus personalidades gemelas tan separadas como el saxofonista viajero. La mayoría de ellos (o ellas) se las
ingenian para fusionar sus dos personalidades distintas en un ser humano espabilado, inteligente interesante,
razonablemente honesto y reconfortantemente adaptable. De todos modos, la capacidad de Géminis para
saltar de un punto de vista a otro, cuando ello le parece necesario para su supervivencia, puede producirle al
Tauro la sensación desagradable de que sucede algo que él (o ella) no puede captar muy bien... o en lo que no
puede confiar.
an
Ésta es una configuración de signos solares 2-12, lo cual significa que Tauro es el signo situado
inmediatamente por detrás de Géminis en la rueda kármica. En consecuencia, Géminis guarda en el alma el
recuerdo de las oportunidades que se pueden perder, por un exceso de cautela taurina. Por ello los Géminis de
ambos sexos, y de. todas las edades, se cuidan mucho de evitar las rutinas mentales, o cualquier otro tipo de
estancamiento, en esta encarnación. Sin embargo, los Gemelos comprenden la renuencia de Tauro a cambiar
la seguridad por lo desconocido, y lo comprenden mejor que la mayoría de los otros signos solares porque, en
un sentido inconsciente, ellos «han pasado por esa experiencia».
En cuanto a los Toros, como Géminis sigue a Tauro en el círculo astrológico, todos los hombres y mujeres
Tauro intuyen vagamente que tienen algo que aprender de estos individuos espabilados y listos. Pero a Tauro
le resulta difícil entender aquello que Géminis quiere enseñar. A los Toros les gustaría poder tomar la vida
con más informalidad, pensar expeditivamente, desprenderse del pasado sin remordimientos y emprender ale-
gremente una nueva aventura cada día. Él —o ella— anhela ansiosamente la libertad espiritual, chispeante y
tentadora, que Géminis, situado unos pasos más adelante, agita constantemente en las narices del Tauro más
M

lerdo. Pero... ¿y si alguien irrumpiera en la casa y robara los bienes preciosos del Toro mientras él (o ella) está
fuera, cazando luciérnagas con los Gemelos? ¿Y si por casualidad tropezara, y se rompiera el dedo gordo del
pie, mientras practica aerobismo a la par de los Gemelos? ¿Y si el aire nocturno le produjera anginas al
Tauro? ¿Quién estará esperándolo en casa para atenderlo y cuidarlo?
Siempre es más fácil venderle un seguro de vida o de salud a un Tauro que a un Géminis. Una situación
astrológica típica es aquella en que un vendedor o vendedora Géminis, que trabaja para la agencia de seguros
de un Escorpión, engatusa a un cliente Tauro y le hace firmar una pila de pólizas y títulos diversos.
Generalmente los Toros andan con tiento para no dejarse embaucar por los camelos de Mercurio, excepto
cuando se trata de comprar seguridad y protección invulnerables para sus familias y sus bienes, y más aún
para sus ingresos futuros. Entonces, los Toros se convierten en dóciles instrumentos en manos del Géminis
astuto y seductor.
A menudo el Géminis más liberal y razonable interpretará como un terco prejuicio el empecinamiento
dogmático del Toro en atenerse a los hechos probados y verificados. A la inversa, el Toro típico piensa que
siempre es posible que un aserto aparentemente correcto de la brillante lógica geminiana encubra una falacia

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o un engañó detrás de la volubilidad exterior. Lo que inspira a los Tauros su desconfianza inicial frente a los
Géminis es la asombrosa locuacidad de los Gemelos. Cualquier individuo capaz de ejecutar semejantes
malabarismos con las palabras, y de urdir con ellas relatos tan hipnóticos y llenos de ingenio y emoción,
despierta las sospechas de los Toros más lacónicos, que tienden a medir cada palabra de sus raros discursos.
El hombre o la mujer Géminis casi siempre es excepcionalmente elocuente, aparentemente lógico y claro, en
sus exhibiciones verbales. Sólo un Libra puede competir con los poderes de persuasión del Géminis. Pero a
Tauro no lo persuaden con tanta rapidez.

No todos los Géminis emplean métodos dialécticos absolutamente honestos. Algunos de ellos se evaden
del tema, caen en circunloquios, e incitan al Tauro a gritar, coléricamente: «¿Quieres ir al grano? ¡Basta de
racionalizar!». Géminis también tiende a utilizar formas de expresión difusas y repetitivas, en razón de lo cual
a veces sus amigos, parientes, socios, amantes o consortes Tauro adoptan el hábito fijo de desconectarse,
sencillamente, después de la tercera o cuarta reiteración.

ki
La astróloga Evangeline Adams (nieta de John Quincy Adams, bisnieta de John Adams, ambos presidentes de
los Estados Unidos), destacó en una oportunidad la típica destreza verbal de Géminis, y puso como ejemplo la
Epístola de San Pablo a los Romanos, del Nuevo Testamento. Los versículos 25 a 29, del segundo capítulo, y
los versículos 1 a 11, del tercer capítulo, son una obra maestra de locuacidad y simpatía geminianas, en cuya
confección intervino la ambigüedad de Mercurio. San Pablo, que seguramente era un Géminis, estaba
obligado a decir a los gentiles romanos que la circuncisión no era un requisito imprescindible para la
salvación. Al mismo tiempo, tenía un compromiso con los judíos, a los que les había dicho anteriormente que
sí lo era. Sus esfuerzos por resolver con éxito esta contradicción son realmente un ejemplo clásico de lo que

u
puede lograr la mente geminiana en sus momentos más agudos y felices, al confundir sagazmente a cada una
de las partes mientras corteja irresistiblemente la aprobación de ambas. Es fácil entender por qué los Géminis
sobresalen en política. Saben fusionar opiniones antagónicas y colgarlas de un hilo de veracidad, edulcoradas
con simpatía y lógica, hasta crear un aura de paz e idealismo por todas partes. No en vano a Géminis lo
llaman el «comunicador». El presidente John F. Kennedy fue un Géminis muy típico, en todo sentido.
El desapego vivaz de Géminis puede ofender y ofuscar a Tauro, por turno, porque los Toros interpretan el
desapego como un testimonio de que los ignoran groseramente o de que los tratan con arrogante
an
condescendencia, y ninguna de las dos alternativas les resulta particularmente placentera. Algunos Toros
llevan durante muchos años las cicatrices del rechazo real o imaginario de un signo de Aire. Esto es lo que
genera a menudo esos accesos de terco empecinamiento. Los Géminis no consiguen entender, aunque en ello
les vaya la vida, cómo alguien puede incurrir en la porfía de hacer oídos sordos a toda lógica y razón. Sin
embargo, una o dos palabras afectuosas, un brazo pasado por encima del hombro, o un cálido y cordial
apretón de manos (cualquier forma de contacto), derretirá el tierno corazón de Tauro, regido por Venus, como
si fuera mantequilla colocada al Sol. A pesar de ser muy sagaces, frecuentemente los Géminis no atinan a
comprender esta fórmula mágica para ablandar la fija y firme posición mental o emocional de Tauro. La
frialdad que proyecta ocasionalmente el signo mental de los Gemelos no hará más que congelar al Toro,
transformándolo en un bloque más sólido de tierra obstinada. (El suelo congelado es más difícil de excavar,
como sabéis, que la tierra blanda y fecunda, despertada por el beso del Sol estival.)
Los Géminis siempre buscan atajos. Muy bien, Gemelos, aquí tenéis un atajo para vuestra compatibilidad con
los Toros. La causa más común de tensión entre vosotros es el hábito taurino de sentir, cuando lo que él (o
M

ella) debería hacer es pensar... y vuestro propio hábito de pensar, cuando lo que deberíais hacer es sentir. No
tratéis de encandilar a los Toros con vuestro brillo... desconcertadlos con fuertes abrazos.

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Mujer TAURO Hombre GÉMINIS
A Wendy también le dolió descubrir que el año pasado no era más que un ayer para Peter; a
ella le había parecido un año de espera muy largo. Pero él estaba exactamente tan fascinante
como siempre...

Mientras la mujer Tauro está sentada bajo el rosal, bordando cuidadosamente una tela con las palabras
«Hogar, dulce Hogar», el hombre Géminis hace tamborilear sus dedos inquietos sobre el alféizar de la
ventana, y tararea su propia variación de la melodía y la letra de la «Canción del camino abierto». Cualquiera
que sea el punto de la carretera de la vida donde se han encontrado estos dos (estos tres, si contamos a la
invisible personalidad gemela de él), finalmente llegarán a una bifurcación que los obligará a arrojar una
moneda al aire para resolver cuál de los dos ramales habrán de seguir: el que conduce a un matrimonio

ki
cómodo y convencional, o el que conduce a una relación informal, sin compromisos del corazón.
Corrijo: Él arrojará la moneda. Ella consultará a su sentido común, para verificar si ha equivocado el
rumbo.
Una vez que la chica Tauro esté absolutamente segura de que ama a un hombre Géminis, empezará por
hacer todo lo que esté al alcance de su considerable poder para engatusarlo e inducirlo a concertar un contrato
definitivo, con ratificación social y legal. Y esta chica posee más armas para la seducción que las que vosotros
podéis imaginar: sensualidad erótica, afecto tierno, humor fecundo, unos fantásticos bizcochos horneados en
casa, paciencia y fortaleza. Si ninguno de estos poderosos recursos femeninos diera resultado, suspirará
suavemente, inhalará profundamente, y asumirá plácidamente el papel de amante, sin dejar de utilizar en

u
secreto esas mismas armas, pero resignada a esperar hasta que él vea la luz. Su filosofía es: «Con paciencia se
gana el cielo». La mujer Tauro suele proceder inicialmente con cautela para no enredarse en las matas
venenosas del romanticismo. Es posible que tarde en dejarse echar una zancadilla por la luz de la luna y las
rosas, y por las promesas frágiles, al principio. Sin embargo, cuando esta dama ha caído, caída está, y se
necesita una grúa de acero, o un camión Mack, para levantarla. A veces su sentido común, equipado con
tracción en las cuatro ruedas, viene a rescatarla. A veces no.
an
Los Géminis son tan cautos como los Tauro para no dejarse atrapar al comienzo, pero incluso después de
capitular al amor, el Pájaro de Mercurio conserva un pie ligero en la alcoba y el otro posado en el umbral de
entrada para levantar vuelo inmediatamente, si hace falta. Él le entregará tiernamente uno de sus corazones
gemelos para que lo haga suyo y lo retenga, pero conservará el otro para el caso de que el que cedió se
ensucie o se rompa, o sufra cualquier otro menoscabo. ¿Para qué le serviría a él un corazón fracturado? Nunca
podría venderlo como nuevo. Pensad en la desvalorización. Ésta es una especie de póliza de seguro de
Géminis contra la desilusión. En esto es en lo que difieren. (Quiero decir, ésta es una de las cosas en que
difieren.)
La mujer Tauro, que habitualmente respeta tanto todos los tipos de seguro, no tiene un seguro emocional
contra el sufrimiento, una vez que ha entregado su lealtad a otro ser humano. A menos que su Marte o Venus
(o Sol) natal esté muy «mal aspectado», esta dama lo soportará todo, desde otra mujer hasta la pobreza. Se
desentenderá serenamente de todas las extravagancias e inconstancias de su hombre regido por Mercurio,
afligido de fobia al altar, y no siempre, pero sí casi siempre, triunfará. Si en una carta natal existen
determinadas cuadraturas u oposiciones planetarias, es posible que sea ella quien le destroce el corazón a él al
M

correr en pos de las quimeras del placer sólo para atormentar a su hombre Géminis, cuyo amor es delicado e
igualmente frágil. Pero ésta es la excepción a la regla, y la Tauro media se quedará plácidamente sentada
frente a la chimenea, tostándose los dedos de los pies y contando tranquilamente los días que transcurren entre
las visitas de su amante.
Los amigos de esta mujer sentimental intentarán hacerle ver que posiblemente está desperdiciando su
vida, pero no los escuchará. Insistirá tercamente en que las demoras que aplazan su matrimonio son válidas,
y que mañana, la semana próxima, el mes próximo, el año próximo... todo se arreglará. Ellos se aman, y el
amor puede lograrlo todo, ¿no es cierto? Sí, es cierto. Pero no cuando el amor ciego, como a veces lo es el de
Tauro. A una mujer Tauro que está convencida de que tiene razón es difícil hacerle entender la verdad...
verdad que consiste en que tal vez no esté todo perdido, si ella se da cuenta del peligro que entraña un
callejón sin salida, con tiempo suficiente para revitalizar un poco el romance. Pero quizás ella no quiera
confesar que el panorama no es tan alentador como podría serlo. Aunque es muy sensata respecto de todo lo
demás, puede ser increíblemente necia cuando se trata de su propia seguridad emocional. Si él tiene la Luna
en un signo de Tierra o de Agua, o si ella tiene la Luna en un signo de Fuego o de Aire, cuentan con más
posibilidades de mantenerse unidos, supliendo recíprocamente sus carencias. Y éste puede ser un arreglo

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muy satisfactorio.
El hombre Géminis se aburre rápidamente de una misma mujer, pero esto no implica necesariamente que
le sea infiel. Lo que sucede es que le gusta examinar las diversas caras de la chica que ama, verificar los
matices de sus facetas emocionales... algo así como mirarla a través de espejos deformantes, para encontrar
distintos estados de ánimo. Pero la mujer Tauro sólo tiene tres estados de ánimo: el de dulce y afectuosa
satisfacción, el de melancolía taciturna... y el de cólera furiosa. Es posible que el hombre de Mercurio desee
secretamente que ella los alterne con algunos caprichos impulsivos, alguna excitación descuidada o algún
juego del escondite en el ámbito emocional, de vez en cuando. Quizás ella aborrezca el cambio, pero la
mujer enamorada de un par de Gemelos geminianos deberá aprender a adaptarse a nuevas pautas.
Si ella intentara hacer algo nuevo y delirante cada semana, quizá le tomaría el gusto. No tiene por qué ser
algo tan extravagante como emprender viajes astrales o reunirse para fumar opio. A lo mejor bastará con que
se peine con la raya del otro lado, para variar (cuando una chica Tauro procede así, la señal está clara para el
hombre que sabe leerla), o con que cambie la marca de su aceite de baño, o con que mezcle algunas setas con

ki
la berenjena. Tal vez incluso podría tratar de pedir excusas cuando se equivoca, en lugar de enfurruñarse. La
mujer Tauro tiene una manera especial de tomar partido, y de mantenerse en sus trece, negándose incluso a
escuchar disculpas, y más aún a concertar una transacción. Esta chica no se da cuenta de lo cruel y fría que
parece, una vez que ha tomado una decisión y ha cerrado la puerta a todo debate ulterior.
Desde el punto de vista sexual, es posible que se infiltren en su relación los mismos problemas de
antagonismo entre el cambio y la terquedad. Ella quiere que la amen como corresponde, y a su juicio, la
expresión física de dicho amor debe ser una experiencia rica y total. Espera de su amante una satisfacción
sensual y completa, y la retribuye en igual medida. La mujer Tauro piensa que el sexo es estupendo porque

u
engendra criaturas dulces y mimosas y porque al mismo tiempo genera paz emocional y satisfacción física:
una triple bendición. Cuando hace el amor, éste no tiene nada de vaporoso. Ella quiere sentir que su hombre
está allí, a su lado, íntegramente allí, todo él y no sólo las partes de su ser que no utiliza mientras sueña
despierto. Como es posible que la mente Mercurial de él ande vagando con el viento, también es posible que a
ella la disguste lo que interpreta como su falta de pasión terrenal, su actitud informal. Y es posible que a él le
disguste lo que interpreta como la intromisión de ella en el ámbito privado de sus emociones, que el Géminis
considerará sagrado aun en sus momentos de mayor intimidad. Quizás ella deba persuadirse a sí misma de
an
que le conviene ensayar varias técnicas distintas para bajarlo de la nube en la que está posado y devolverlo a
sus brazos. De lo contrario, es posible que él se harte de aletear contra un muro de piedra, y que se torne más
desapegado. Sin embargo, quizás él será más feliz de lo que sospecha si permite que ella le muestre el camino
que conduce a un afecto más profundo, para lo cual deberá confiar en sus vibraciones venusinas más
instintivas, y en su naturaleza mundana, en lugar de andar flotando a la deriva, fuera de contacto, cuando ella
lo necesita tanto. Todos los signos de Aire tienden a desconfiar, vagamente, del sexo, a menos que éste haya
sido tamizado antes por la imaginación, lo cual lo despoja a veces de su misma esencia. El hombre Géminis
quiere diluir su experiencia sexual en dosis variables de ficción y fantasía.

Conozco a una mujer Tauro que es inusitadamente clarividente, dada la condición normalmente no esotérica
de su signo solar. (Sabed que esto sucede, incluso, con las Cabras y Vírgenes de sexo masculino y femenino.
El famoso clarividente Peter Hurkos es un Toro... con Neptuno en poderoso trígono, claro está.) Esta dama
M

Tauro específica estuvo profunda y sinceramente enamorada de un Géminis peripatético de California,


durante más años de los que podría olvidar, y quizás aún lo está, con su testarudez típica. Entre sus
respectivas cartas natales había varios trígonos de Neptuno y éstos creaban una rara telepatía emocional que
ellos utilizaban para comunicarse sin necesidad de recurrir al teléfono o el correo. A veces, su extraña
percepción extrasensorial los unía cuando estaban a muchos kilómetros de distancia, y no sólo mental y
emocional y espiritualmente. También generaba entre ellos una unidad física. Una vez me comentó que le
había dicho a él que creía estar casi en condiciones de... concebir un hijo mediante su poderosa proyección
mutua, y que no se sentía preparada para ello, porque no estaban casados. (El humor realista de Tauro.) Ésta
es una unión poderosa. Poderosa, en verdad.
Pero los deseos gemelos y geminianos de él nunca se fusionaron en un solo sueño en el que ella pudiera
confiar. Finalmente, le leyó el pensamiento (invirtiendo su truco mercuriano), no vio allí nada más que
promesas efímeras, y cortó el cordón telepático que los unía con las frías y afiladas tijeras de la decisión
taurina. Ahora él ya no puede alcanzarla, ni astralmente ni por otra vía. Ella se niega a atender su teléfono —o
su corazón—cuando suenan. Sabe cuándo es el Géminis quién la llama. Pero no se conmueve. Esta mujer
Tauro clarividente sigue siendo un Toro. El talento metafísico no hace mella en su voluntad de hierro... una

15 
 
vez que ha tomado una decisión firme.
O sea que el hombre Géminis no siempre es inocente cuando su relación con un chica Tauro se embrolla
tercamente. Él puede atarse a su propia rutina. Podría detenerse, durante una de las revoluciones del tiovivo
de luces y sonidos cambiantes, y preguntarse si aún sigue oyendo la misma música del organillo que oía
cuando montó en él para dar la primera vuelta. Una melodía sin palabras... una historia sin fin... una rotación
alrededor de un círculo que no lleva a ninguna parte sino de nuevo al principio. ¿Cuántas anillas de bronce
debes coger para que tintineen en tu bolsillo... donde se enmohecen y se empañan... hasta manotear la de oro
macizo?

Hombre TAURO Mujer GÉMINIS

ki
Él amaba las flores (según me han contado) y la dulce música (él mismo no era un mal
intérprete de clavicordio); y, seamos francos, la naturaleza idílica de la escena lo conmovió
profundamente. Dominado por lo mejor de su personalidad habría vuelto renuentemente al
árbol...

Alguien escribió-alguna vez un poema acerca de un hombre al que nada podía detener: «ni la lluvia, ni la
tormenta, ni las tinieblas de la noche podían disuadirlo de recorrer el trayecto estipulado». La cita ha sido
aplicada a un cartero. Pero ciertamente debía de tratarse de un cartero Tauro, que probablemente iba a

u
entregar una misiva romántica.
La pasión lenta, devoradora, del Toro, no se estimula fácil ni rápidamente. Crece en él, podría decirse, casi
insidiosamente, infiltrándose poco a poco, y acumulando una gran fuerza a medida que prosigue su desarrollo
furtivo. Una vez que los sentidos de este hombre han sido cautivados, o que se ha conmovido su corazón
gobernado por Venus, raramente, o nunca, se retractará de su elección (a menos que su Luna o ascendente
esté en Géminis, Sagitario o Piscis). Su actitud instintiva respecto del compromiso es de consagración total, y
an
perseverará hasta el amargo (o dulce) final, afrontando la lluvia, la cellisca, la nieve... e incluso, a menudo, los
inesperados huracanes de cólera o los tornados de emoción de la chica Géminis. El hombre Tauro funciona,
por sí solo, como los antiguos servidos de diligencias.
Nada ni nadie, ni los reparos por su reputación (que normalmente es lo que más le preocupa), ni las
opiniones negativas de parientes o amigos, detendrán o harán vacilar aunque sólo sea ligeramente a este
hombre, en general sensato, cuando se ha enamorado. Apenas un Tauro normalmente práctico cae en una red
romántica, su sentido común queda sepultado bajo el nuevo sentido que acaba de descubrir, el sentido de
tocar, oír, oler y ver a la chica de sus mansos pero no por ello menos profundos ensueños. Es capaz de
formular promesas de fidelidad eterna, y de cumplirlas: fiel, estable y leal casi hasta lo inverosímil. Una vez
enamorado en serio, Tauro lo está para siempre. Si la relación no se encamina hacia un final feliz, es posible
que el Toro languidezca con el corazón destrozado, o que se ahogue en otras experiencias sensuales, como la
de convertirse en un alcohólico melancólico (uno de los errores más espantosos que puede cometer un Tauro),
o en un gourmet glotón, condición igualmente antinatural para un Tauro, puesto que los instintos más
M

refinados del Toro lo inducen a evitar los excesos de cualquier tipo.


Esto suena como la materialización del ensueño romántico imaginario de toda chica. Menos de la chica
Géminis, cuyos ensueños de amor no son tan omnímodos ni tan mundanos. Géminis es etérea. Géminis vuela
libremente, como una corneta, zarandeada a veces por el viento, cayendo, para volver a levantarse luego
merced al capricho de una brisa pasajera... pero remontándose siempre maravillosamente, captando el sol que
se filtra entre las nubes y devolviendo su reflejo.
Una vez el comediante Orson Bean describió con mucha precisión a una chica Géminis que conocía. Le
preguntó: «¿Cuándo cae el cumpleaños de tu marido?». Y ella exclamó inmediatamente: «¡Cielo santo! No
tengo marido». «Lo dices como si no te gustaran los hombres», comentó él entonces, sorprendido. «¡Adoro a
los hombres! A los que no soporto es a los maridos.» Bean insistió: «¿Pero por qué? ¿Qué tienen de malo los
maridos?». Géminis reflexionó durante sólo un segundo, antes de responder: «Bueno, son tan
condenadamente posesivos. Por ejemplo, pretenden saber con quién estás citada, y...». Su voz se apagó
progresivamente.

16 
 
Ahora bien, a la persona media que lea esto, y seguramente a los Toros que lo lean, la respuesta de la chica
Géminis les parecerá el testimonio de una atroz promiscuidad sexual. No así al astrólogo. Yo analizo su
contestación desde otra perspectiva, porque entiendo las ambigüedades de Mercurio. Veréis, ella era leal a su
personalidad gemela, nada más. Para Géminis, una «cita» puede implicar una sesión inocente con la
peluquera, una entrevista con el maquillador, una visita al dentista para hacerse colocar una corona, una
consulta con el psiquiatra o un encuentro con su cuñado. Esta mujer siempre está concertando citas para
entrevistarse con los demás, y después llega tarde o las olvida por completo. No se trata que busque un amorío
o un enredo sexual fortuito, sino sólo el encuentro con alguien cuya compañía sea amena, y con quien sea
interesante conversar. Con alguien que estimule su imaginación. Por lo menos, así es como empieza, y
generalmente no pasa de allí, si la entienden bien. Recordad que, a veces, ella se desdobla, ¿y cómo es posible
que un hombre tenga conformes a dos chicas a toda hora del día y la noche? Veréis, después de un tiempo
esto se convierte en una especie de problema matemático. (Tal vez Tauro no lo vea.)
No es inevitable que su necesidad de ir de un lado a otro, y de alternar en compañía de personas de ambos
sexos, destruya una relación. Géminis puede estar profundamente entregada a un hombre, aunque necesite, de

ki
cuando en cuando, la compañía de varias docenas de ellos. Pero no pretendáis hacerle entender esta necesidad
a un Toro posesivo. Quiero decir que ella podrá intentarlo, pero correrá un riesgo. Será mejor que le explique
todo esto antes de casarse, cuando lo único que él podrá hacer será consumirse a fuego lento y alejarse
enfurecido. Si lo deja para más tarde, o sea hasta que él piense que ella le pertenece para toda la vida,
exclusivamente, en todo sentido... y sólo entonces le informa que sencillamente necesita salir de casa y
brincar con los acróbatas y dar vueltas en la noria gigante de vez en cuando porque se aburre a menudo, y
porque de lo contrario perderá la chaveta... es posible que la reacción de él sea la misma, pero que su cólera
no sea tan controlada. El hombre Tauro típico no tomará de buen talante el descubrimiento de que su mujer

u
quiere correr más o menos cada quince días al parque de atracciones. Dadlo por seguro.
Por supuesto, si su Luna ascendente está casualmente en Géminis, Libra, Acuario, Leo o Aries —o si su
Marte o Venus natal está en Géminis, en conjunción con el Sol de ella— es posible que todo salga a pedir de
boca. Él tendrá la estabilidad y la sosegada influencia apaciguadora de su signo solar Tauro para bajarle
afectuosamente los humos a ella cuando lo necesite, pero también el «aire» suficiente para avivarle los
entusiasmos, o el «fuego» justo para captar él mismo la chispa de la libertad de ella. En cuanto a ella, si su
Luna o ascendente está en Tauro, Virgo, Capricornio, Piscis o Cáncer (ayudará que su Marte o Venus esté en
an
Tauro), se conformará con pasar gran parte del tiempo (no todo) mimosamente sentada a sus pies, dejando
que él le rasque la cabeza mientras ronronea como una gatita o muge para imitar su lenguaje de apareamiento.
De lo contrario, a él le resultará difícil comunicarse con ella, y a ella le resultará difícil lidiar con él. Por
ejemplo, en el área económica. A ella le encanta gastar el dinero, y él es francamente partidario de ahorrarlo.
En el área de los alimentos. A él lo obsesiona la idea de consumirlos (aunque generalmente no en exceso, lo
cual depende de las circunstancias), y ella probablemente aborrece cocinarlos. Las ensaladas las puede
preparar con una mano atada detrás de la espalda. Cualquier plato más complejo preferiría dejarlo por cuenta
del chef de su restaurante francés favorito.

A él le resultará muy difícil entender los cambios de humor mercuriales de ella, v esta chica puede
cambiar de humor como algunos cambian de camisa en una zona tropical. Todo empezó cuando era niña.
Primero quiso ser monja. Después quiso ser cura. Cosas por el estilo. Ahora pasa fulminantemente de la
alegría a la depresión, de la generosidad a la avaricia. Primeramente anhela ser actriz, después desea
M

graduarse de antropólogo. Es comprensible que el Toro se ponga nervioso cuando ella practica uno de sus
rápidos cambios. Una tarde él llega a casa, le da un fuerte y afectuoso abrazo de oso, y ella lo sobresalta
cuando casi se le desmaya en los brazos.

TAURO: ¿Qué te sucede, cariño? Estás blanca como una sábana.


GÉMINIS: Oh, me siento tan débil, querido. Por favor, ayúdame a llegar hasta el sofá. TAURO: ¿Pero
qué te pasa, nena?
GÉMINIS: Veo manchas de colores delante de los ojos y la habitación da vueltas. Estoy tan mareada. Y
siento un dolor agudo en la cabeza. Tengo los dedos y los brazos entumecidos. Mira... no puedo
moverlos.
TAURO: ¡Dios mío! Llamaré inmediatamente al médico. Ahora quédate acostada y quieta. No te
muevas.
GÉMINIS: ¿Puedo apoyar la cabeza sobre tu hombro?
TAURO: Por supuesto.

17 
 
(Pasan cinco segundos. de reloj.)

TAURO: ¿Cómo te sientes, tesoro? (Levanta el auricular y se dispone a marcar el número del médico.)
GÉMINIS: ¡Estupendamente! ;Vamos a nadar! ;Hagamos una carrera hasta la piscina!

Oh, no sé. Supongo que quizá, después de todo, un Tauro está en mejores condiciones que la mayoría de los
otros hombres para lidiar con este comportamiento. Hay que reconocer que se necesitan nervios de acero para
enfrentar una escena como ésta, varias veces por día. Y la mayoría de los Toros tienen nervios de acero.

Su relación sexual puede ser igualmente cambiante. Una noche ella se acurrucará contra él,
inmediatamente después de cenar, y le susurrará: «Rudolph, esta noche quiero que nos acostemos
temprano y que simulemos que estamos en nuestra luna de miel, en aquella cabañita de las montañas de

ki
Suiza>. Bueno, ciertamente después de semejante insinuación no hay que darle al Toro un mazazo en
la cabeza.

TAURO: (con pasión palpitante). Espera que apague las luces, cariño. Enseguida estaré contigo.
GÉMINIS: (ya en la alcoba). ¡Date prisa, querido, date prisa! ¡Oh, pero mira la Luna! Es tan hermosa,
y las estrellas están tan brillantes. Creo que le haré llegar un deseo a una de ellas...
TAURO: (que ya está arrebujado bajo sus mantas favoritas). Tesoro, ¿quieres hacer el favor de
apartarte de esa ventana y de venir aquí, cerca de mí?

u
GÉMINIS: Está bien ¿pero sabes dónde está el metro? Quiero medir algo inmediatamente. TAURO: ¿Qué
es lo que quieres hacer?
GÉMINIS: Quiero medir esta pared, para comprobar si hay espacio suficiente para hacer instalar aquí
una chimenea, como la que teníamos en la cabaña de nuestra luna de miel. ¿No sería romántico?
Alcánzame el teléfono, ¿quieres, Rudy? Sé bueno. Voy a llamar a los carpinteros ahora mismo, antes de
que cierren el taller. Enciende la luz. No puedo encontrar la guía telefónica en la oscuridad, por amor de
an
Dios.

Sí, hay que tener nervios de acero. Los Tauro son amantes sensuales, con proclividades eróticas y muy
apasionados. Géminis aborda el sexo como si sólo fuera otra aventura excitante que transporta al mágico
mundo de hadas de la imaginación. Todos los Toros tienen un sentido del humor bastante elemental (a veces
un poco grosero) respecto del sexo, pero es posible que él no le encuentre nada de gracioso al hecho de que
ella se evada a cada rato de sus intimidades compartidas para sumirse en su propio mundo privado de fantasía.
Este hombre desea estrujar a una mujer de carne y hueso, no a un hada vaporosa ni a un cuerpo astral. La
mente de ella es su propio campo de juegos, poblado de imágenes fascinantes, pero estas cosas son demasiado
intangibles para un Toro, que tiene los pies firmemente plantados en la realidad. Deberán ponerse de acuerdo.
Lo que más confundirá al hombre Tauro en la relación con su amada Géminis puede resumirse en una
pregunta sencillísima: ¿Quién es ella? ¿Es realmente la mujer que le pertenece, la que durante muchísimo
tiempo ha esperado poseer... o es sólo el producto de sus quimeras? Él desea realmente remontarse con ella,
M

volar hasta las nubes, pero no está seguro de saber cómo hacerlo, y estos versos describen su anhelante
desconcierto:

¿Eres Tú?

O acaso sólo se trata de que te he revestido


con esas túnicas de amor que atesoro
desde aquellos tiempos en que mis castillos de arena eran tan vastos que
se podía pasear por su interior... y tan sólidos
que resistían las mareas

no recuerdo quién fue el primero que dijo «ojos que no ven


corazón que no siente» pero fuera quien fuere se equivocó
suponiendo que trepe hasta la copa del árbol

18 
 
y descubra entonces... que no eres realmente Tú

¿cómo volveré a bajar por mis propios


medios?
siempre he temido a las alturas*

u ki
an
M

19 
 
GÉMINIS GÉMINIS
Aire - Mutable - Positivo
Regido por Mercurio
Símbolo: los Gemelos
Fuerzas diurnas Masculino
-

ki
La relación GÉMINIS-GÉMINIS
Daban vueltas y vueltas a la isla, pero no se encontraron porque todos ¡han a la misma
velocidad.

u
con el mundo en general.
Antes de …. los sesos tratando de analizar esta configuración de signos solar, 1-1,
procuremos desentrañar la parte aritmética. Un Géminis más un Géminis equivalen a un grupo de cuatro
personas inteligentes, activas (dos pares de Gemelos) que intercambian ideas, ensueños y desafíos entre sí y

Es posible que de cuando en cuando se bloqueen recíprocamente la visión de la vida, porque tienden a
observarla con aumentos distintos, a través del zoom y el gran angular de sus ojos mercuriales, y a veces
caminan o corren a diferentes velocidades. Sin embargo, en cierto sentido, los cuatro marchan a la misma
an
velocidad, porque todos entienden sus respectivas ansias de libertad.
Sus vibraciones se irradian desde las mismas frecuencias, y generalmente sus ritmos sincopados son
sincrónicos. El ritmo sincopado puede no ser una música ortodoxa, pero sirve para componer un jazz
estupendo. El problema consiste en que mientras se zarandean de un lado al otro al ritmo del jazz pueden
desencontrarse en medio del paisaje vertiginoso.
Cuando dos Géminis se fusionan y consiguen que sus vibraciones, ritmos y perspectivas mentales se ciñan a
una configuración común, los cuatro pueden utilizarse recíprocamente como vínculos reconfortantes con la
realidad. Desde la base de su empatía mutua, pueden salir a cautivar el mundo, volver fugazmente para
sentirse comprendidos, y luego lanzarse nuevamente a otra campaña de seducción mental. ¿Entiende lo que
digo? Si lo entiende, usted también es Géminis, porque todo esto es astrológicamente exacto, pero al mismo
tiempo encierra un complicado equívoco mercurial. Si no lo entiende, y lee esto para aprender a entender a un
equipo, sociedad o pareja Géminis que conoce, quédese con nosotros, pero prepárese para ejercitar los
M

músculos de su cerebro... y no olvide el paracaídas.

El filósofo-astrólogo Alan Watts definió al «Hombre» (no incluyó a las mujeres, pero eso sucedió antes de
que la Enmienda de Igualdad de Derechos les hiciera notar a todos los animales de sexo masculino que
nosotras también somos seres humanos) explicando que la individualización del Creador, que expresa Su
Esencia total a través de los muchos millones de almas que habitan la Tierra, se puede concebir como «Dios
jugando al escondite consigo mismo». Durante mucho tiempo ésta ha sido mi definición esotérica favorita de
la relación del hombre y la mujer con el Universo, porque siempre he sospechado que el hombre y la mujer y
sus Co-Creadores forman una unidad, después de examinar la charada que plantea el Géminis al decir que
estos últimos crearon a los primeros a su propia imagen y semejanza. Sin embargo, realmente debo corregir
un defecto de esta definición que por lo demás es profundamente sagaz. Estoy segura de que el difunto, y al
mismo tiempo benévolo y brillante Alan Watts, nos perdonará si parafraseamos así sus palabras: «Dios y su
pareja, jugando al escondite con ellos mismos». Ahora queda perfecto. Pero de todas maneras, lo que quería
destacar es que, en el caso de Géminis, nuestros Co-Creadores juegan al escondite con ellos mismos a mucha

20 
 
velocidad, con muchos más escondrijos, y probablemente se sorprenden a sí mismos mucho más que en el
caso de los comunes mortales, que ya están bastante confundidos con el desafío de ser una sola persona.
Desde luego, todo esto tiene otra cara, la cara individual, y la integridad .de cada alma singular.
El concepto yogui-budista de nirvana está groseramente deformado. Toda esta teoría de la «fusión»
permanente «con el Gran Todo» es un disparate, metafísicamente infundado y literalmente imposible.
Formamos parte tanto de los cuerpos fusionados como de los cuerpos separados de nuestros Co-Creadores. En
un sentido simbólico, los Aries están cerca de sus «cabezas»; los Géminis están cerca de sus brazos, manos y
dedos; los Leo están cerca de sus «corazones», y así sucesivamente. (Confieso que ésta es una simplificación
excesiva, pero bastará para este libro concreto, porque abordaré el tema con más detenimiento en otro
próximo.) Ahora bien, una nariz no es una boca (¿cuándo oísteis hablar de una nariz que comiera maíz?), un
ojo no es una mano, y una oreja no es un corazón (,quién ha oído hablar de un latido de oreja?). En otras
palabras, usted es Usted. El usted-de-usted único es ahora, ha sido siempre y siempre será —su personalidad
invididual, y conscientemente— no sólo durante aquellos períodos en que su ceguera lo separa de nuestros
Co-Creadores, sino también después de que se fusione con ellos, de tiempo en tiempo, e incluso mientras

ki
forma una unidad con ellos.
El secreto de esta última condición de paz, sabiduría y poder perfectos está encerrado en la polaridad de
poder-humildad que se expresa a través de la palabra inglesa «atone», o expiar (at-one, o en uno). Sólo
cuando usted atone (expíe) auténticamente, y comprenda cabalmente el significado de la palabra, podrá estar
at-one (en uno, unificado) con Dios y su pareja. Sin embargo, aunque la hazaña de experimentar esta at-one-
ment (expiación y también unificación), periódica y reiteradamente, es prodigiosa, usted no necesita (en
realidad no debe) mantenerse at-one (expiado y unificado) con Ellos de manera permanente. Esto sería
espantosamente aburrido para la individualidad, así como el hecho de estar inseparablemente fusionado en el
abrazo extático de la unión sexual, por muy puro que fuera el amor entre las almas gemelas, sería monótono y

u
aburrido si se tratara de un estado eterno, constante.
Este concepto remueve el núcleo mismo de la existencia, que es luz y sombra... el perfecto equilibrio Libra de
la una y la otra... el estímulo de la controversia, igualmente equilibrada con el consenso pacífico, sin
asesinatos, por favor, dentro del necesario síndrome de controversia, sin asesinatos de sexo, personas,
animales o lo que sea. Esto viola todas las reglas del juego del escondite en escala cósmica.
an
Bueno, veamos... Empecé discutiendo la relación del hombre y la mujer con Dios y su pareja, después pasé a
explicar vuestra individualidad, para que todos sepáis que vuestros «egos» personales, sagrados y santos,
nunca pueden ser destruidos mediante la fusión en una eternidad nirvánica con el concepto que cualquiera
tenga de «Dios»... todo ello en unos pocos párrafos. La esencia de Géminis es extraordinariamente
contagiosa. En realidad, os confesaré que aunque todos mis comentarios los he hecho muy en serio, reflejan la
antigua verdad esotérica, hilvané deliberadamente mis palabras en una secuencia de rápidos cambios de
temas, todos los cuales eran distintos si bien se encadenaban coherentemente, para suministraros una sucinta
idea de que es necesario permanecer alerta cuando se entabla cualquier tipo de discusión con un Géminis, y
con más razón con dos, que en realidad son cuatro.
Veréis, a veces el lenguaje equívoco de Géminis ayuda a superponer dos opiniones, aparentemente
antagónicas, en la integridad estereoscópica de la profundidad tridimensional. La tercera dimensión la agrega
el sagaz escucha. ¿Me seguís? Sencillamente deberéis acostumbraros a los juegos de palabras si pensáis jugar
M

al Pong-Ping verbal con los Gemelos, y el Pong-Ping no es más que la imagen del Ping-Pong reflejada en el
espejo de Géminis.
Ahora, ¿se os refleja con más nitidez?
Cada Géminis contiene una imagen refleja exacta e invertida de sí mismo (o de sí misma): los polos
positivo y negativo de su personalidad. Esto se debe a que cada Géminis simboliza al alma, en su viaje
alrededor de la rueda astrológica, kármica, cuando experimenta la etapa infantil de conciencia de que no está
sola en el Universo, y cuando comprende también que existen dos facetas distintas en el carácter de cada
hombre y mujer, facetas que es necesario armonizar antes de que el individuo pueda relacionarse con los
demás. El problema consiste en que Géminis pocas veces sabe cuál de sus personalidades escindidas es la
auténtica. Si alguien pidiera (o si nuestros Co-Creadores le pidieran a esta parte de su individualización): «Por
favor, que el verdadero Gemelo se levante y se dé a conocer», se alzarían bruscamente dos personas distintas,
y el juego del escondite empezaría de nuevo.

21 
 
Naturalmente, entonces, cuando un par de Gemelos deciden entrelazar sus temperamentos, el enredo puede
ser mayúsculo. Hay unos pocos Géminis que son capaces de encontrarse a sí mismos en medio de la miríada
de disfraces y de deseos encontrados de sus naturalezas. El regente de Géminis es el embaucador Mercurio, el
planeta de la velocidad del rayo (aunque no tan veloz como el «vertiginoso» Urano), que obliga a este
hombre, mujer o niño a probarse un millar de caras, y a descartarlas luego, en el curso de una búsqueda
impaciente de la identidad personal.
La intención de la mascarada es lo que separa a los hombres de los niños, a las mujeres de las niñas, y a
Escorpión de Géminis... si esto es lo que os preguntabais. Escorpión cambia de careta con un propósito
totalmente distinto, el de desconcertaros deliberadamente, en tanto que Géminis sólo trata de decidirse y saber
cuál es la cara que corresponde a ese lugar. No, ésta es la indecisión de Libra. Ensayemos de nuevo. Géminis
se prueba las máscaras con el fin de descubrir cuál es su verdadera personalidad. La indecisión no tiene nada
que ver con esto. En realidad se trata de un análisis detallado.

ki
¿Esto ya lo dije? Sí, lo dije. Acabo de darme cuenta. Dije lo mismo en el final de la última oración del
párrafo anterior.
Bueno, acostumbraos a ello. Los Géminis se repiten a menudo, dicen las cosas dos veces. Por ejemplo,
preguntan: «¿Qué hora es?»... esperan más o menos un segundo, y repiten: «¿Qué hora es?», antes de que
tengáis tiempo de contestar que son las y media o las menos cuarto, en razón de lo cual es un poco difícil
conversar con ellos de manera sincronizada. A veces. Pero no siempre.
Como Géminis es un signo de Aire, mental, estas personas sienten la necesidad de devanarse los sesos
casi continuamente, incluso en sueños, pensando, teorizando, imaginando, proyectando, condenando,

u
apoyando, descartando, seleccionando y analizando los hechos concretos y objetivos... al mismo tiempo que
corren en pos de su ensueño visionario. Ya veis por qué todos ellos son rompecabezas humanos.
Los regidos por Mercurio merodean por el mundo, ya sea mental o físicamente, o de ambas maneras a la
vez, en busca de un esquivo ideal de verdad y felicidad perfectas, y después retornan a menudo al hogar para
escuchar a un pájaro que gorjea en un árbol muy alto: el mismo pájaro, el mismo gorjeo y el mismo árbol que
conocieron en su infancia. Después de viajar por todos los continentes mentales de su imaginación, a veces
comprenden al fin, si tienen suerte, que sus sueños más auténticos los soñaron cuando la percepción de la
an
infancia estaba despejada y no había sido contaminada por la lógica y el cinismo adultos.
Cualquier combinación de la configuración de signos solares 1-1 trae consigo la satisfacción excepcional
y única de la asociación con una persona tan parecida a uno mismo (o a una misma) que no hay mucho que
temer al rechazo de personalidades... aunque siempre existe el peligro de una preponderancia de las
características similares. Una relación Géminis doble es particularmente reconfortante para cada uno de sus
cuatro componentes, porque siempre tranquiliza tener un camarada, pariente, vecino, socio, amante o
consorte que está tan embrollado como uno mismo. Esto ahorra muchas explicaciones y disculpas
cansadoras. Pero también puede ser extenuante para el sistema nervioso, por la frustración que experimentas
constantemente cuando tratas de embaucar a alguien que prevé todas tus maniobras y racionalizaciones.
Por lo menos a estos signos solares, cuando forman pareja, les resulta más fácil reconocerse mutuamente
de lo que le resultaría a un extraño reconocer a cualquiera de los cuatro. Ayer, Géminis era un alma mansa,
tímida y modesta, un poco indiferente, tranquila y reflexiva, con accesos circunstanciales de melancolía y
añoranza-. Hoy, este mismo Géminis es cínico, sarcástico, irritable, injurioso... y está muy alerta, con sus
sentidos aguzados. Es posible que mañana esté sosegado y que sea equilibrado y conservador hasta el punto
de parecer francamente soso. Luego, sin la mejor advertencia previa, Géminis se convertirá en un fuego
M

fatuo, que esparcirá ensueños como si fueran gotas de limón, que diseminará ideas como si fueran confetti,
impaciente, anhelante, tan activo en el plano físico como comunicativo en el plano verbal e inquieto en el
emocional. A todos nos resulta tremendamente desconcertante, pero aún más al Géminis mismo. Especial-
mente si éste (o ésta) se halla ligado a otro Géminis por un vínculo estrecho. Entonces, por supuesto, el
desconcierto se duplica y es dos veces más torturante.
La naturaleza embaucadora del planeta regente de Géminis, Mercurio, se oculta siempre tras el intelecto
agudo de los Gemelos, y se manifiesta en todo tipo de detalles de mayor y menor envergadura. Un excelente
ejemplo es el Géminis Bob Hope, el comediante que descerraja sus andanadas de chistes como una
ametralladora, a tanta velocidad que casi tropiezan unos con otros a medida que los cuenta. ¿Alguna vez
prestasteis verdadera atención a una de las más largas sesiones cómicas de Hope? Una de esas en que recita
un monólogo de quince minutos o media hora, y no de aquellas otras en que lanza pullas esporádicas al
público que asiste a la distribución de premios de la Academia de Cine. En una sesión más larga, es muy
evidente la forma en que Mercurio se complace en embaucar a la gente y tomarle el pelo.

22 
 
Más o menos cada dos minutos, el Géminis Hope hará un comentario que, analizado con detenimiento,
significa esencialmente: «Preparaos, amigos. En seguida pondré fin a la función y haré mutis por el foro».
Pero después continúa. Al cabo de un par de minutos (o incluso de un minuto o de unos pocos segundos)
suelta otro chascarrillo, insinuando lo mismo. Pero continúa. La próxima vez escuchadlo con atención.
Comprobaréis que éste es el esquema constante de las bufonadas del Géminis Bob Hope. Mercurio lo incita a
esmerarse por embaucar a su auditorio reiteradamente, lo cual es una prueba de su astucia, porque así los
escuchas de Hope le prestan más atención: los han inducido a pensar que cada chiste es el último de la noche.
Bob Hope tiene la reputación, harto merecida, de ser quien mejor sincroniza su comicidad en el mundo del
espectáculo. Éste es un talento que heredó directamente de la influencia de su regente solar, Mercurio. El
ingenio de la comediante Bea Lillie es igualmente agudo e incisivo, y su sentido de la sincronización del
humor es tan exquisito como el de Hope. Ambos nacieron en Inglaterra, Bea y Bob tienen narices
asombrosamente parecidas, ambos se hicieron famosos por los espectáculos que montaron para las tropas... y
ambos nacieron el mismo mes, el mismo día, el mismo año, en las mismas latitud y longitud, a pocos minutos
el uno del otro. Gemelos astrales. Seguiremos desarrollando el tema en un próximo libro.

ki
Una fusión de Géminis y Géminis tiene la ventaja de crear una atmósfera de libertad de pensamiento y
movimiento, de modo que sus intelectos combinados pueden entrar en acción sin el lastre de pequeños celos,
desconfianzas y restricciones (admitiendo, como siempre, la posibilidad de que influya un signo lunar o
ascendente más conservador). Incluso en este último caso, el clima emocional que imperará entre los dos será
relativamente libre y desenvuelto, y les permitirá ejecutar juntos muchos trucos y capturar muchos sueños.
Los dos se aguzarán mutuamente el ingenio, generalmente perdonarán y olvidarán rápidamente... y casi nunca
tendrán problemas de aburrimiento.
Pero su asociación también tiene desventajas, y deberán enfrentarlas y encontrar la forma de eliminarlas,

u
conjuntamente. Desprovistos de la estabilidad de los signos solares más prosaicos y menos complicados,
Géminis y Géminis podrán tentarse mutuamente a esparcir sus talentos a los cuatro vientos, sin que ninguno
de los dos se muestre dispuesto a frenar al otro ni pueda suministrarle la paciencia y fiabilidad indispensables
para el éxito, ya sea en el nivel emocional o en el material. Es posible que, al verlos, sus amigos recuerden la
imagen de dos globos de colores llamativos, inflados con una mezcla de helio feliz y aire caliente, que se
divierten mucho y lo pasan maravillosamente flotando entre las nubes, pero que no van a ninguna parte en
particular. Con esta combinación, sus signos lunares escribirán el desenlace de la historia. Si existe un aspecto
an
desfavorable entre el signo lunar de la carta natal de uno de ellos y el signo solar Géminis del otro, podrán
componer encantadores poemas o piezas de jazz, podrán pintar las nubes de plata o la ciudad de rojo. Pero
pocos de sus sueños y planes levantarán vuelo, y si despegan, podría producirse un aterrizaje de emergencia.
O también es posible que sus globos se remonten por el aire a demasiada velocidad y que después se pierdan
de vista, porque no estaban anclados. Igualmente podrán conseguir que las cosas funcionen armoniosamente,
pero para ello deberán ser más cautelosos y menos informales.

Sin embargo, con un aspecto luminario favorable entre sus soles y lunas, ciertamente sus
innovaciones creativas, sus descubrimientos científicos, sus logros intelectuales, su seguridad material... e
incluso su percepción espiritual, no tendrán límites. En cuanto a la dicha y la armonía emocional, bueno... esto
depende realmente de ellos. Los Géminis fabrican sus propias emociones para venderlas, conservarlas o
regalarlas. ¿Qué buscan estos Pájaros de Mercurio en el viento que sopla ahí fuera? Sea lo que fuere, es algo
M

que trasciende lo visible y tangible. Un Géminis podría preguntárselo al otro, pero las respuestas que recibirán
serán exactamente las mismas que habrían recibido si los Gemelos se hubieran formulado las preguntas a sí
mismos.

GÉMINIS: ¿Qué buscas?


GÉMINIS: No estoy seguro. Pero cuando lo encuentre, sabré qué es. GÉMINIS: ¿Y
dónde crees que lo encontrarás, con exactitud?
GÉMINIS: ¿Dónde? Vaya, prácticamente en cualquier parte, supongo...
Y sin embargo, sucede con demasiada frecuencia que el último lugar donde a los Gemelos se les ocurre mirar
es el patio de los fondos de su propia casa, donde es posible que el milagro que buscan los esté aguardando
desde siempre.

Posdata de la autora a Géminis:

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Como esto no ha sido corregido en ninguna edición actual o pasada de mi primer libro, Sun
Signs (Los signos del Zodiaco y su carácter), me gustaría decir que la mención de Marilyn
Monroe que figura en la sección destinada a la Mujer Géminis pretendía ser una descripción
exacta del ascendente Géminis de Marilyn y de su Marte-en-Géminis. Cierta investigación
indica que cuando Marilyn nació era en realidad un signo solar Aries. Las partidas de
nacimiento no son siempre fuentes infalibles de información como muy bien sabe cualquier
astrólogo profesional.

Mujer GÉMINIS Hombre GÉMINIS

ki
—Bueno, entonces podríamos seguir adelante —dijo John.
—Eso es lo malo, John. Tendremos que seguir adelante porque no sabemos cómo
detenernos.

A veces este hombre y esta mujer —aunque sería más apropiado llamarlos muchacho y chica, cualquiera que
sea su edad cronológica ilusoria— se sienten atraídos mutuamente sin ninguna razón- más concreta que la de
que es divertido tener a alguien que cruce la calle contigo en las esquinas. Si este acompañante es un Géminis,

u
puedes intercambiar rápidas apuestas mutuas acerca de si habrá tiempo para cruzar con la luz verde antes de
que el semáforo vire al rojo. A pie o en automóvil. Es emocionante. Peligroso, pero emocionante.
Claro que parece absurdo, pero pasando de las intersecciones de calles a las salas de estar, las oficinas o las
aulas, éste es un buen ejemplo del tipo de competiciones de ajedrez y damas mentales que el Géminis entabla
consigo mismo y con el otro. Cuando pasáis mucho tiempo solos, se os pueden ocurrir toneladas de ideas
absurdas. Los Géminis no parecen estar solos, pero lo están. Te sientes solo cuando cavilas y deambulas,
an
codeándote con personas asustadas, sermoneadoras, para las cuales el único juego importante es el que tú
ganas por el solo hecho de sobrevivir. Sobre todo cuando sabes que hay cosas mucho más importantes y
fascinantes que el limitarte a seguir viviendo. En verdad, muchos Géminis concuerdan de todo corazón con el
aserto de Peter Pan, quien, regido por Mercurio, afirma que «morir, sería una aventura portentosa», ¡quizá la
mayor de todas!

Eres un Géminis, has pasado toda tu vida buscando y aprendiendo, así que, ¿por qué la muerte habría de
ser distinta? Como ese algo esquivo que has estado tratando de atrapar, expresar o definir desde que tenías
más o menos cinco años. Es cierto que los Géminis pocas veces revelan su soledad interior. Pero no me
sorprendería que se deba a que apenas tienen conciencia de ella. Con suficiente práctica, una persona puede
convertirse en una experta en el manejo de la soledad. Es como andar en bicicleta. Exige mucha
concentración al principio, pero después de un cierto tiempo ni siquiera notas tu propio equilibrio o pedaleo...
M

sólo sientes el movimiento y el viento que te agita el cabello.


Como todos los Géminis típicos son por naturaleza conversadores locuaces y brillantes, es posible que
cuando se encuentren dos de ellos ambos hablen hasta por los codos, lo cual produce la impresión de que no
piensan seriamente el uno en el otro. Sin embargo, detrás de toda esa cháchara, sí piensan... más seriamente
de lo que cualquiera de ellos confesaría al otro. Normalmente, el diálogo entre los dos lanzará destellos de
ingenio y chispas de imaginación. Les dará tiempo a ambos para estudiarse recíprocamente, mientras todas
esas cintas de conversación ondean encima y alrededor de ellos. Pero éstos dos nunca se dirán todo lo que
piensan, ni siquiera años más tarde, cuando se hayan amado durante el tiempo suficiente para convencerse de
que pueden confiar el uno en el otro. Siempre se ocultarán algo.
Es posible que ella piense para sus adentros: «Es curioso que cuando amas tanto a alguien, y has tenido
tanta intimidad, tengas que reprimirte y recordar que hay cosas que no le debes decir, cosas que realmente no
puedes compartir hasta el fin». Bueno, cuando él ignora tanto acerca de ella, es justo que haya cosas que él
también le oculta. ¿Acaso imagináis que cuando los Géminis charlan, vierten en una cascada de palabras todo
lo que sienten? Oh, no. Si eso es lo que pensáis, no entendéis a este hombre y esta mujer... este muchacho y

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esta chica.

Una mujer regida por Mercurio, enamorada de un hombre Gemelo geminiano, tal vez deba saber algo que dijo
una vez el empresario de espectáculos Mike Todd. A Todd, el conversador más prolífico del que se tiene
noticia —en cualquier época, en cualquier lugar, en cualesquiera condiciones— lo estaba entrevistando un
periodista sagaz, que le preguntó:
— Mike, ¿sabe por qué habla sin parar? Para evitar decir algo. Ésa es la conclusión que he sacado.
—¿De veras? —Mike se calló súbitamente y enseguida se puso en guardia.
—Lo que me preocupa —continuó el reportero—, es... bueno, me pica la curiosidad. ¿Qué es ese algo que
no quiere decir, y para callar lo cual habla tanto y tan deprisa? ¿Ésa es la auténtica historia que se oculta tras
la verborrea, verdad?
Mike se limitó a ostentar la sonrisa triangular de Géminis y respondió:
—Escuche, amigo, cuando yo paro de hablar, todos paramos de comer.

ki
Era cierto, desde luego. Sin el talento de Géminis para expresar las ideas con vívidas imágenes verbales, la
gente disfrutaría de mucha menos magia en este mundo sórdido y gris, mucho menos dinero cambiaría de
manos, se soñarían menos sueños... o serían menos numerosos los sueños que se materializarían. Pero lo
importante es que la chica Géminis recuerde que Mike eludió contestar la verdadera pregunta del periodista,
con la típica destreza mental de Mercurio.

Como nadie puede afirmar con exactitud cómo nació Mike Todd, me han preguntado por qué lo defino
como Géminis (aunque cualquier chica enamorada de un Gemelo entendería el por qué). Él dio

u
aproximadamente cinco fechas «oficiales» a la prensa, y discrepó vehemente con su familia respecto de
varias otras, todas situadas entre el 18 y el 23 de junio. ¿Cómo sé, entonces, que Mike era Géminis? Por sus
zalamerías y su hechizo. Pero sobre todo, por la forma en que se batía con su fecha de nacimiento, luchando
contra la tercera edad como si estuviera seguro de que iba a vencer. En cualquier momento dado de su vida,
parecía tener veinte años menos de los que en verdad tenía, cualquiera que fuese su edad, y nunca envejeció
realmente. Sólo un Géminis podría haber apostado un capital de viejas esperanzas a todo o nada y podría
an
haber ganado así los dos premios mayores: «La vuelta al mundo en 80 días» y Elizabeth Taylor... un doble
triunfo que puso fin a la búsqueda incansable de ese Géminis ansioso por redondear su vida. Poco tiempo
después, su hijo Libra, Michael Todd, comentó: «Papá, ahora derrochas tu dinero tan pródigamente como
cuando no tenías un centavo». Mike nunca ahorró para los años de las vacas flacas, así que las vacas nunca
enflaquecieron. Bueno, quizá perdieron unos kilos, pero nada más. Mike Todd no descubrió el País de Nunca
Jamás. Él lo inventó. Como Peter Pan, el eterno Géminis, ocultó su edad a los «adultos» curiosos,
preocupados por la cronología. Y también les ocultó unos cuantos secretos más.
Por lo menos el 75 por ciento de los Géminis tienen un apodo, un seudónimo, o un alias, o de alguna
manera ostentan más de un nombre en el curso de su vida, y Mike también tuvo dos nombres. Cuando nació
se llamaba Avrom Hirsch Goldbogen, y un día adoptó impulsivamente el nombre de Mike Todd, sin ninguna
razón especial. Su hijo ya había nacido y él ya lo había llamado Michael. Así que el Géminis Mike Todd
adoptó en verdad el nombre de su hijo y se convirtió en tocayo de éste, en lugar de que fuera a la inversa.
Podéis estar seguros de que los Géminis pondrán las cosas al revés y patas arriba, en pequeña y gran escala.
M

En cuanto al «secreto» de Mike que, según adivinó correctamente el reportero, su entrevistado guardaba
dentro, el hombre o la mujer Géminis no es reservado de la misma manera en que lo son los Piscis, los
Cáncer y los Escorpión... ni lo es por las mismas razones que éstos. Sólo se trata de que alimenta algunas
ideas encumbradas que no puede atrapar y expresar verbalmente, a pesar de su locuacidad mercurial. ¿Qué
palabras podrían describir el anhelo inefable de descubrir literalmente el Shangri-La?
«Si esto es tan bello —piensan todos los Géminis—, tiene que existir algo aún más bello allá lejos, en alguna
parte. ¿Podremos encontrarlo juntos? ¿O acaso algo tan especial únicamente lo puedes encontrar solo?». Cada
vez que los Géminis tocan alguna maravilla, Mercurio sólo les permite absorberla y disfrutarla muy
fugazmente. Sólo hasta que su personalidad gemela secreta susurra seductoramente: «¡Ah, sí! ¿Pero qué otra
cosa, aun más perfecta, podríamos descubrir? El deleite que experimentas actualmente no es más que la
prueba de que allá lejos aguarda un goce aún mayor... un goce más auténtico, más emocionante, más
satisfactorio, siempre que tengas el coraje necesario para correr en pos de él. ¿Cómo sabes qué es lo que

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puede haber a la vuelta de la próxima esquina, del próximo beso, del próximo ensueño, de la próxima
promesa? ¡No te detengas ahora, no te vuelvas aún! Sigue adelante...», Ésta es una llamada más tentadora que
la canción de Lorelei, y embruja a todos los corazones regidos por Mercurio.

La chica Géminis ríe durante la mayor parte del tiempo. De cuando en cuando, con menos frecuencia, llora.
Esto último se debe a que el nudo de soledad que lleva en la garganta se ha vuelto tan asfixiante que debe
trocarlo en lágrimas, porque de lo contrario tal vez ese sentimiento sencillamente la mataría. ¡Ah,
personalidad gemela! ¿Dónde estás ahora, cuando te necesitan? ¿Persiguiendo estrellas y corriendo carreras
con el viento? El hombre Géminis entenderá su fugaz acceso de Weltschmerz, con una sensibilidad delicada
que sorprende en alguien a quien siempre lo acusan de ser frío e indiferente. No obstante su naturaleza curiosa
e inquisitiva, no formulará preguntas cuando intuya que la mujer Géminis que él ama languidece víctima de
su tremenda soledad inexpresable e inexpresada (incluso a él) porque su Gemelo la ha abandonado
temporalmente. Probablemente él, fingirá no notarlo, y disimulará su preocupación con un comentario frívolo
como... «¡Arrojémonos nosotros en el pozo de los deseos, en lugar de echar monedas, y veamos qué sucede!».

ki
O quizá... «¡Vamos, compraremos dos billetes de ida y vuelta a Irlanda, y nos haremos el amor sobre la -
Blarney Stone!». Entonces le besará suavemente la mejilla y le dirá, en voz muy baja: No te preocupes. Aquí
estoy.

Sí, en parte se debe a que él entiende el pánico repentino que experimenta su chica Géminis cuando su
Gemelo desaparece y la deja para que se apañe sola, como si fuera media persona, porque su propio Gemelo
también le hace esta trastada. Pero si procede con tanto tacto y ternura en semejantes circunstancias ello no se
debe sólo al hecho de que sabe lo que siente una persona nacida bajo su mismo signo. Se trata de que él... Oh,
acaba de ocurrírseme la palabra exacta. Géminis nunca es torpe. Cualquiera que sea el trance por el que pasa

u
el ser amado —regocijante o trágico, relajado o tenso— el Géminis (o la Géminis) típico puede controlar la
situación, cuando quiere, con mucha desenvoltura, manejando el bochorno, el miedo o la cólera con increíble
sutileza. Ejecuta escamoteos de prestidigitación, y en verdad muchos Géminis son magos profesionales, junto
con los Acuario, Piscis y Escorpión. Sin embargo, estadísticamente, hay más magos Géminis, porque éstos
son asombrosamente diestros con las manos. También lo son con la mente... y en cuanto al corazón de
Géminis, éste contiene muchos pequeños compartimientos en los que oculta compasión, dulzura, sorpresas,
an
humor, esperanzas y rayos de sol. Algunos de ellos permanecen cerrados durante toda la vida, y sólo otro
Gemelo tiene la llave maestra.
Es posible que dos Géminis enamorados se pregunten, el uno respecto del otro: ¿alguno de esos
compartimientos contiene una cualidad llamada «lealtad» o «fidelidad»? Sí. Pero la puerta de este
compartimiento específico del corazón de Géminis está herméticamente cerrada, y se necesita algo más que
una llave maestra para abrirla. Hace falta confianza. Y hace falta tiempo. Dos tipos de confianza: la total, que
cada uno debe depositar en el otro... y la indispensable para creer en ti mismo, en el hecho de que lo que amas
es realmente lo que necesitas y lo único que siempre necesitarás. (Para esto es para lo que hace falta tiempo.)
Pero el tiempo no cuesta nada. Ambos podrán utilizar todo el que deseen para encontrar esta respuesta dentro
de ellos mismos... y una vez que la encuentren y que la puerta se abra, Géminis será eternamente leal y fiel.
Sin embargo, probablemente es exagerado pretender que él —o ella— renuncie definitivamente a flirtear,
fascinar, provocar, persuadir o sólo a hablar con miembros del sexo opuesto (o del suyo propio). Pero
Géminis vive en el plano mental, esencialmente en el reino de la imaginación, y por tanto es posible que se
M

conforme a menudo con mantener las relaciones humanas en ese mismo plano. Y así, a veces a estos dos les
resulta más fácil ser técnicamente fieles el uno al otro que evitar las fantasías periódicas. Igualmente, es
posible que la chica de las fantasías de él sea en verdad ella... y que el chico de las fantasías de ella sea en
verdad él. Es divertido urdir quimeras de tiempo en tiempo, nada más. Cuanto más versátiles sean como
individuos, en su vida personal o en su carrera, tanta menos necesidad experimentarán de imaginar: «Me
pregunto que pasaría si ella...» o «Me pregunto qué pasaría, para variar, si él...».

¿Si ella qué? ¿Si él qué? Cualquier cosa. Absolutamente cualquiera. Algunos Géminis incluso imaginan
un agravio o un enfado, y después se separan porque se preguntan qué sensación les producirá la ruptura.
Cuando lo averiguan, vuelven corriendo el uno al otro para redescubrir la realidad del amor. No, no fue un
sueño. ¡FABULOSO! ¡Qué delirio! El amor es auténtico. Es auténticamente auténtico. Casi podéis confiar
realmente en él. ¡Sí, casi, realmente! Es posible que semejante descubrimiento deje atónito al individuo
medio, pero debéis recordar que los Gemelos pasan su vida íntegra separando lo posible y lo probable de lo
seguro... y el amor les suministra una eufórica vislumbre del Shangri-la.

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Estos dos se asocian físicamente, mediante el amor sexual, con la configuración calidoscópica que es lógico
esperar cuando el Aire se une al Aire, bajo la supervisión del versátil Mercurio. Es un amor ligero, a menudo
tempestuoso, que unas veces se exacerba hasta trocarse en huracanes de pasión, y otras se mitiga hasta
trocarse en un afecto manso y afable. Las formas en que expresan su amor en el plano físico son tan
multifacéticas, sensibles y cambiantes como las formas en que lo expresan en los planos mental y emocional,
y esto puede transportar su comportamiento sexual desde los abrazos acrobáticos sobre la Blarney Stone
hasta los ayuntamientos subacuáticos o en helicóptero. Cualquier deseo que pueda experimentar un Géminis,
el otro puede satisfacerlo, con el fresco roce de una brisa primaveral o con el cálido azote tropical de un
monzón. Si dos Géminis que contemplan la posibilidad de entablar una relación desean comprender el
potencial de su compatibilidad física, les bastará con usar la imaginación. Prácticamente las únicas palabras
que no se aplicarán a sus posibles pautas de experiencia sexual serán: profundas, terrenales y sensuales. Pero
Géminis y Géminis pueden imaginar juntos algunas palabras satisfactorias para sustituirlas. Mágicas es una
de ellas.

ki
Algunas mujeres Géminis están tan patéticamente ansiosas y perdidas como la Géminis Judy Garland, y
corren en pos de un arco iris que siempre parece eludirlas. Otras son tan vivaces y optimistas como Nancy, la
hija Géminis de Frank Sinatra. Algunos hombres Géminis se sienten tan desorientados e interiormente
inseguros como el actor Errol Flynn, regido por Mercurio... y otros son tan audaces y confiados como los
Géminis Mike Todd y Al Jonson («¡Amigos, aún no habéis oído nada!»). No es fácil distinguirlos, porque las
chicas Géminis ansiosas y perdidas tienen arranques de vivacidad y optimismo... así como hay momentos en
que las vivaces y optimistas se sienten ansiosas, perdidas y solas. El hombre Géminis desorientado puede
virar repentinamente a la estabilidad... y los confiados pueden sentirse circunstancialmente inseguros.

u
Temo que la astrología no tenga una respuesta definitiva. Quizás el chico y la chica Géminis enamorados
deberán limitarse a olvidar la fórmula de la compenetración romántica que habla de «convertirse en uno»,
porque ellos siempre serán cuatro. Pero esto también cuadruplica sus posibilidades de ser felices. Así que
llevan las de ganar si complementan sus apuestas con mucha confianza... y mucha paciencia.

Al mismo tiempo, desde un lugar contiguo a otra mesa, cargada con agua mineral, zumos de fruta, y varias
an
botellas de vino tinto y blanco, llega otra voz, clara y chispeante, con perfecto énfasis y sincronización, en
tanto se congrega una segunda multitud...
«... de modo que este fulano de Indiana vuelve todas las noches borracho a casa durante años, hasta que
finalmente su esposa amenaza con abandonarlo. Como la ama realmente, se enmienda durante unos meses.
Hasta que una noche pierde el control, pilla una curda, y olvida durante tres días y tres noches dónde vive.
Después teme volver a casa, porque es posible que ella no lo perdone. Así que se exprime el cerebro. Entra en
una cabina telefónica, echa una moneda, marca el número de su casa, y cuando lo atiende su esposa, grita:
"¡Oh, Helen, cuánto me alegra oir tu voz! Pensé que nunca volvería a oírla. Ahora escucha bien. Estoy en
Arizona y mañana llegaré a casa, pero pide a la policía que interfiera el teléfono apenas yo corte... y si llaman
antes de que yo llegue, ¡NO PAGUES EL
RESCATE... PORQUE ACABO DE HUIR!".»
M

Géminis y Cáncer son excelentes narradores. La capacidad del Cangrejo para recordar los detalles y para
contar una historia con refinada sensibilidad, condimentándola con la imaginación y el humor lunares, puede
mantener en trance a una multitud. Si en la habitación también hay un Géminis que urde historias
descabelladas con ingenio y simpatía, y que quizás hace como complemento algunos trucos con naipes, los
espectadores no sabrán hacia cuál de las tres pistas del circo es mejor volver la vista. (Una pista para Cáncer y
dos para los Gemelos. Cuando se trata de Géminis todo es por partida doble.)
Es posible que antes de que concluya la fiesta, Cáncer o Géminis, o ambos, extraiga, una cámara y
empiece a sacar fotos. Géminis y Cáncer comparten el amor por la fotografía con Leo y Piscis, y éstos son
los cuatro signos solares con más posibilidades de convertirse en fotógrafos profesionales, todos ellos por
distintas razones. La mayoría de los mejores fotógrafos nacieron bajo uno de estos cuatro signos, o tienen la
Luna o el ascendente allí... y entre ellos prácticamente monopolizan el mercado.
Otra semejanza entre el Cangrejo y los Gemelos consiste en que sus auras tienen muchos matices de color,
porque ambos son muy tornadizos. Cáncer vira de los azules oscuros de la depresión al rosa del
sentimentalismo, chapotea en el marrón del mal humor o en los fangosos verde lima del miedo y la

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hipocondría, y después vuelve arrastrándose a la nostalgia teñida de color lavanda y a la risa rosada.
Géminis revolotea del júbilo amarillo brillante al índigo de la desesperación, experimenta con los rielantes
ensueños plateados y con el oro de la esperanza, después se zambulle en el gris del abatimiento, del cual salta
rápidamente al blanco refulgente de la fe infantil.
Cuando sus auras se mezclan, están representados todos los colores del espectro, desde el éter transparente
hasta el ultravioleta... y unos cuantos tonos y matices adicionales que todavía no han sido observados, y
menos aún bautizados.
Ambos son soñadores, y expertos en el arte de obtener publicidad (aunque los Cangrejo simulan que ésta
no les interesa, no engañan a nadie: les encanta llamar la atención). Ambos también tienen una imaginación
vivaz, y son igualmente propensos a reír en público y llorar en privado. Tal vez penséis, entonces, que es
difícil distinguirlos. No lo es. Es tan fácil como distinguir a un ave que está en el aire de un cangrejo que está
en la playa. La primera vuela a merced del viento o de una brisa cambiante, agitando las alas, mirando
velozmente en una y otra dirección con sus ojos brillantes. El otro se arrastra cautelosamente a lo largo de la

ki
costa, cerca del agua, a la luz de la luna... hacia atrás, hacia el costado, lenta y deliberadamente. Ambos
resultan a menudo divertidos. Ambos cambian de humor sin aviso previo.

Aunque a ratos sus formas de comportamiento sean parecidas, en lo que concierne a sus naturalezas
básicas, Géminis y Cáncer, como todas las otras configuraciones de signos solares 2-12, son tan distintos
como la noche y el día, tan positivos y negativos como los polos norte y sur... y, en este caso, tan diferentes
como el Aire y el Agua (que lo son, y mucho, como deberéis admitir).
Los Gemelos son mutables. Por tanto, prefieren corretear de un lado a otro, de acá para allá, comunicando

u
ideas y ensueños, en lugar de ser los mandones y de dirigir el espectáculo. Los Cangrejos son cardinales, así
que no les gusta comunicar nada (y menos aún sus propios secretos) y prefieren llevar la batuta... no
necesariamente en el primer plano, con una banda de música, pero sí en una franca posición de mando.

Como lo influye la vibración 2-12, Géminis intuye (porque Cáncer es el signo situado delante de Géminis en
la rueda kármica) que él o ella tiene mucho que aprender de la cautela y la prudencia y la discreción de los
an
Cangrejos: la capacidad de sentarse a esperar pacientemente, y la tenacidad necesaria para sustentar una idea
hasta que ésta pase de la forma brumosa a la sólida. Como Géminis es el signo situado detrás de Cáncer, el
Cangrejo lleva ansiosamente, en el alma, un vago recuerdo de lo que era vivir acuciado por los múltiples
anhelos de Mercurio, explorando el mundo en busca de un lugar donde asentarse, y sin embargo con pocas
ganas de permanecer demasiado tiempo en un mismo punto, por temor a perderse algo más excitante. Los
Cangrejos recuerdan, ¡ah!, vaya si recuerdan... y así, regidos en esta existencia presente por la Luna
fluctuante, sienten que los consume periódicamente la fiebre de viajar, y al mismo tiempo los retiene el miedo
(emanado del mismo recuerdo interior kármico) de perder, a la manera de Géminis, lo que ya poseen. Por eso
los Cáncer casi siempre permanecen junto a la lumbre del hogar, volando (normalmente) sólo con la
imaginación, bajo la Luna llena o nueva, sin correr ningún peligro durante estos vuelos imaginarios a la vera
del nido doméstico. Pero los Cangrejos toleran a menudo mejor que la mayoría de los otros signos solares el
desasosiego de los Gemelos, porque lo entienden.
M

Los Géminis no tienden a perseverar en las relaciones de amistad, negocios y amor. En todo caso, las
retienen con demasiada ligereza e informalidad, las sueltan con demasiada prisa y a veces las desechan
demasiado pronto. Cáncer se aferra como si en ello le fuera la vida (exceptuando a aquellos Gemelos y
Cangrejos cuyos signos lunares o ascendentes tienen un fuerte antagonismo con sus soles natales, e incluso en
estos casos el conflicto es sólo periódico y temporal). Los Cangrejos típicos temen que. si aflojan las pinzas,
quedarán flotando a la deriva en aguas desconocidas, despojados de los elementos que los reconfortan y les
resultan familiares.
Por supuesto, algunos Cangrejos afirmarán vehementemente que carecen de este rasgo: aquellos cuyas
cartas natales contienen una Luna o ascendente Aries. Géminis o Sagitario. Aun así, no os dejéis impresionar
demasiado por sus asertos, y sobre todo por sus alegatos de que no guardan las cosas ni se aferran a ellas. Su
tenacidad es ubicua. Sólo asume algunas formas sutiles en cada criatura lunar específica. Pero si la buscáis
con perseverancia, la hallaréis.

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Un psiquiatra Géminis, cuya consulta está en la planta baja de un edificio donde yo viví en otra época, me
contó el caso de una paciente Cáncer a la que trató una vez de una ligera neurosis. Ahora la Cangrejo está
totalmente curada, feliz y conforme. y ya no lloriquea. En la primera visita al psiquiatra puso tanto énfasis en
la nostalgia v la seguridad financiera, que el signo solar de la reservada paciente se dejó entrever. Después de
escucharla durante un par de horas, el psiquiatra Géminis, aunque fascinado, empezó a inquietarse, porque ya
hacía demasiado tiempo que estaba sentado en un mismo lugar, así que activó uno de sus rápidos cambios
mercuriales de tema y comentó:

—Apuesto que ha nacido bajo el signo de Cáncer.


—Sí, es cierto —respondió la sorprendida paciente—. Ha sido muy listo al descubrirlo, porque no tengo
absolutamente ninguna de las típicas características lunares. La astrología afirma que Cáncer es perseverante
y tenaz. Yo no. No lo soy en absoluto. Y tampoco soy ni remotamente posesiva. No guardo las cosas y no me
aferro a ellas.

ki
—Bueno —dijeron volublemente los Gemelos—, quizá se trata de su signo lunar. Ahora concertaremos
una cita para la semana próxima.
CANGREJO: Quiere que me vaya, ¿no es verdad? Quiere librarse de mí porque lo aburro como paciente, y
piensa que estoy tan chalada que ni siquiera usted podrá ayudarme. Esto es lo que me quiere insinuar.
LOS GEMELOS: No, no... claro que no. De ninguna manera. Sólo se trata de que esta noche debo pronunciar
una conferencia en Chicago, y si no estoy en el aeropuerto dentro de un cuarto de hora, perderé el avión.
CANGREJO: Entiendo. Y desea que me vaya. Me insinúa que me vaya. ¿No es así?
LOS GEMELOS: No. Quiero decir, sí. Bueno, no se trata de que desee que se vaya. Pero temo perder el
avión, eso es todo.

u
CANGREJO: ¿Tal vez podría ir con usted en el taxi hasta el aeropuerto? Y si regresa mañana, podría venir a
cenar a mi casa. Preparo unos spaghetti sin carne realmente sabrosos.
LOS GEMELOS: Me encantaría, pero... ya he concertado otra cita para la noche de mañana, cuando regrese.
CANGREJO: (sollozando) Me odia. Entiendo sus indirectas. Me iré.
LOS GEMELOS: Por favor, no llore. Se equivoca. No pretendo librarme de usted. Ojalá
pudiera llevarla a Chicago conmigo. Me encanta su compañía. Se lo aseguro. CANGREJO:
(considerablemente reanimada). ¿De veras? Está bien, ¿entonces puedo vol-
ver pasado mañana, en lugar de dejarlo para la semana próxima?
an
Lo más gracioso es que ahora la paciente Cáncer, la doncella lunar, está casada con el psiquiatra Géminis, y
son muy felices. Confío en que esta breve historia servirá para hacerle entender al Géminis de cualquier sexo,
edad o profesión, que está asociado de alguna manera con un Cáncer, que el dócil puede echarle la zancadilla
al listo, ya sea en el romance o por encima de la mesa en un juego de naipes o en una transacción comercial,
para no hablar de lo que sucede en la carrera alrededor del círculo familiar.
Los Cangrejos son hombres, mujeres y niños impresionables y sensibles. Tienden a estar periódicamente
contrariados y mustios, cavilando sobre agravios reales o imaginarios. Pero en general los Gemelos pueden
engatusarlos con zalemas o palabras engañosas, hasta hacerlos salir nuevamente de sus caparazones. Géminis
es el trotamundos mental (o real), un peregrino solitario, desarraigado, emocionalmente (y a veces literal-
mente) desprovisto de hogar, que está extraviado y busca... el niño eterno. Cáncer es la madre (o el padre)
eterna, protectora, cálida, tierna y estimulante. No es extraño que estos dos confluyan... se separen... después
vuelvan... después se separen nuevamente.
El elemento Agua, cuando satura el Aire con suficiente humedad, genera un chubasco que despeja la
M

atmósfera de niebla, smog... y malentendidos. Por consiguiente, Cáncer puede hacer que Géminis vierta esos
deseos gemelos, que derrame algunas lágrimas sinceras, y que se detenga un momento, de cuando en cuando,
para recordar las cosas que importan de veras.

29 
 
Mujer GÉMINIS Hombre CÁNCER
—¿Crees que yo podría ser un gemelo?
—Claro que no —respondieron los Gemelos—. Es tremendamente difícil serlo...
—Realmente no tenía ninguna esperanza —dijo él.

El hombre Cáncer vive en sus sensaciones, en sus emociones y en su imaginación. Le encanta la historia y le
gusta leer acerca de la gloria de los tiempos pasados, desde los bizantinos hasta los medievales y el
Renacimiento. Pero tiene una actitud bastante romántica respecto del pasado (el suyo y el de otros personajes
históricos), y no le gusta que le recuerden que tal vez los Caballeros de la Mesa Redonda tenían algunos
defectos, que los caballos que montaban tenían abrojos en la cola, que usaban camisas sudadas bajo la cota de

ki
malla (los caballeros, no los caballos), que comían con los dedos, y que posiblemente dormían con donosas
muchachas sobre la paja mugrienta.
En la imaginación sentimental del Cangrejo, el caballero tiene modales impecables en la mesa y monta un
corcel inmaculadamente blanco, con la cola suave y cuidadosamente cepillada. Vuelve de sus grandes
cruzadas impoluto y libre de traspiración, para reclamar el pañuelo perfumado de su bella dama. No tiene
nada de malo que un Cangrejo comparta su espíritu de hidalguía con una chica Géminis. Pero ella debe tener
conciencia, aunque él no la tenga, del hecho histórico en virtud del cual muchos caballeros de antaño, después
de guardarse ese pañuelo perfumado bajo la armadura refulgente, buscaban dentro de su visera la llave del
cinturón de castidad de la bella y recatada dama... y a veces se equivocaban de llave.

uO sea que el Cangrejo, como el caballero real o legendario, planea algo más íntimo que guardarse un
pañuelo, aunque su contacto inicial sea muy parsimonioso y cortés.
La chica Géminis puede dejarse cautivar emocionalmente por la escena romántica que la galantería de él
evoca en su propia mente imaginativa. Dada su propensión a soñar despierta, es fácil que ella se vea vadeando
impacientemente el foso, y corriendo después a través del prado cubierto de trébol, en dirección a él, con la
larga cabellera rubia (o sus trenzas negras como el plumaje del cuervo) flotando a sus espaldas. Entonces ella
an
hace una elegante reverencia frente a su caballero Cáncer, montado en el brioso corcel. La escena es casi
auténtica. Ella se sonroja, le tiende tímidamente su perfumado... ¡cuidado! Es posible que a esta altura el
Cangrejo le haya aferrado la mano primorosa con su fuerte pinza, y que no esté dispuesto a soltarla.
Cuando el espíritu posesivo de Cáncer se bate a duelo con el anhelo de libertad de Géminis, el
enfrentamiento puede lacerar cruelmente sus sueños. Después de descubrir que esta chica abarca en realidad
dos mujeres —una que se conforma con acurrucarse dichosamente junto a él en la torre del castillo y otra que
está resuelta a merodear por las lomas, jugando con el antílope, persiguiendo a los mastines o haciendo lo que
sea— es posible que el hombre Cáncer se enfurruñe. También es posible que la ataque con sus pinzas. O que
se recluya como un cangrejo en la tenebrosa y húmeda mazmorra, esperando que ella baje por la escalera de
piedra y lo tiente a salir nuevamente. Si ella está distraída pensando en alguna otra cosa, él deberá esperar
mucho tiempo ahí abajo.
Hay chicas Géminis que, llevadas por el súbito rapto de fantasía o por un capricho mental, olvidaron
M

responsabilidades mundanas como las que concernían a un amante encerrado en una mazmorra. No se trata de
que esta chica no tenga una excelente memoria, pero otros intereses asumen prioridad, a veces incluso sobre
el amor, hasta que se siente sola. Entonces vuelve sobre sus pasos, buscando perdón y consuelo. Así que la
historia puede tener un desenlace feliz, al fin y al cabo, porque el hombre Cáncer es probablemente el más
solícito de los animales de sexo masculino. Nadie puede ser más tierno, afable y comprensivo que un
Cangrejo, con una chica Géminis extraviada y aturdida. Ni siquiera el Toro dulce, ceñudo y protector. Si
existe un aspecto luminario armonioso entre sus cartas natales, podemos dejarlos sobre los escalones de
piedra, mientras el sol se pone lentamente en el oeste, confiando astrológicamente en su dicha perenne,
totalmente seguros de que ella siempre se echará a rodar así como de que él siempre se enfurruñará, pero
también de que ella siempre volverá y él siempre la mimará y la perdonará.

Si el aspecto Sol-Luna entre sus horóscopos no es armonioso, aún no podemos desentendernos de ellos.
Necesitarán un poco de ayuda para evitar que caigan en el foso y se ahoguen... o que desaparezcan tras los
cerros, en diferentes direcciones, montando caballos distintos.

30 
 
Podrán encontrar su cuota de felicidad, pero ella deberá tener paciencia y él deberá ser un poco dúctil. No
será fácil, porque el planeta regente de ella, Mercurio, no irradia vibraciones pacientes. Y la luminaria regente
de él, la Luna, cambia con tanta frecuencia que es imposible contar con la larga duración de una de las fases.
Él tendrá un acceso de temerario desenfreno que se complementará con el de ella, y después volverá a su duro
caparazón antes de que ella tenga siquiera tiempo de disfrutarlo. Se necesita práctica y devoción por ambas
partes. Aunque los estados de ánimo cambiantes que tienen en común tal vez no sean su único problema,
constituirán la base de todos los otros. Cuando se toma a una chica Géminis y un hombre Cáncer —ambos
sujetos a súbitos cambios de humor— y se los pone en estrecho contacto, nadie sabe muy bien cuál de ellos
tiene la culpa de lo que sea en un momento dado.
Ahí está él, eufórico y alegre y risueño, pero ella acaba de entrar en una etapa lúgubre y contemplativa.
Así que ella hace un cariñoso esfuerzo para ponerse a la par de su hilaridad. Sin embargo, cuando ella termina
de cambiar de velocidad y de pasar a directa, él ya ha desconectado el programa cómico. Ahora, él obedece la
llamada de la Luna creciente que lo induce magnéticamente a mostrarse taciturno e introvertido. Así que él
hace un esfuerzo igualmente cariñoso para ponerse a la par del flamante regocijo de ella. Sólo que, cuando él

ki
se ha sincronizado con la Luna llena y se ha convertido en un Pájaro Loco desbordante de risa, Mercurio la ha
atormentado a ella y la ha crispado en un nudo mental de sarcasmo y críticas mordaces a sus chistes. Esto
hiere profundamente los sentimientos del Cangrejo. Así que ella realiza otro esfuerzo cariñoso para... bueno,
esto podría seguir y seguir, hasta producirles un colapso nervioso recíproco. Tendrán que tocar el silbato,
detenerse, y pasar revista al programa de sus cambios de talante. Hay varias soluciones.
Ambos pueden volver al punto de partida (digamos, a un día en que sus planetas funcionan al mismo ritmo) y
tratar de armonizar allí sus cambios de humor. Este es un sistema. Reír juntos, llorar juntos, enjugarse las
lágrimas juntos, esperar juntos... y luchar juntos. Si no pueden proceder así, porque sus estrellas irradian en

u
distintas longitudes de onda, por lo menos pueden dejar de reprimir sus intenciones encontradas y formularse
esta promesa a sí mismos: Si él está eufórico mientras ella está abatida, él la animará en lugar de permitir que
ella lo deprima; si ella está sosegada mientras él está exasperado, ella lo apaciguará en lugar de hostigarlo e
incitarlo a encerrarse aun más en su caparazón. Cuando Géminis está contenta, ¿por qué habrá de dejarse
desmoralizar por la hosquedad del Cangrejo? Él necesita comprensión y no un frío rechazo. Cuando Cáncer
está de buen humor, ¿por qué habrá de permitir que la excitabilidad de ella lo ofusque y lo haga replegar? Ella
an
necesita que la mimen y no que le pongan mala cara. Si cumplen esta promesa, podrán educar gradualmente
sus caracteres para que estos se deslicen por los mismos carriles, aunque igualmente tendrán algunos impasses
periódicos.

Como ésta es una configuración de signos solares 2-12, generalmente la mitad Cáncer de la pareja tolerará los
defectos de desasosiego y desapego de los gemelos Géminis... y la mitad Géminis probablemente tratará de
imitar las virtudes del Cangrejo, o sea la paciencia y la sensibilidad, pues intuirá que necesita aprenderlas. Sin
embargo, es posible que ella se resista a aprender de él a ser más cauta con el dinero. A menos que tenga un
signo lunar o ascendente más conservador, es posible que la Géminis piense que el Cáncer es una tacaña
combinación del avaro de Moliére y el Shylock de Shakespeare. La mayoría de los Géminis esparcen el
dinero como si éste fuera alpiste. La mayoría de los Cáncer acaparan como Midas. Entre uno y otro extremo
existe un término medio para que concierten un acuerdo financiero. Pero este término medio no lo
M

encontrarán ni en la mezquindad de él ni en el despilfarro de ella. La tendencia del Cangrejo a cicatear el


dinero nace de su temor a pasar hambre algún día y de su necesidad de sentirse seguro.
Cuanto más satisfecho esté el apetito de afecto de él, tanto menor será su miedo de pasar hambre. Si él
tiene suficiente seguridad emocional, no necesitará tanta seguridad financiera. En cuanto a los bienes
materiales que al Cangrejo le gusta acumular, es posible que Géminis tema que esos mismos bienes la aten a
un lugar. Su tendencia a deshacerse del dinero proviene de la idea de que le resultará más emocionante
gastarlo que economizarlo. Cuando disfrute de suficiente libertad emocional y estímulo mental, no se sentirá
obligada a comprar con dinero estas necesidades básicas de Mercurio, y será menos derrochadora. Géminis es
gregaria y debe estar activa en el plano mental o en el físico, y preferentemente en ambos. A ella le gusta
comer a menudo fuera, por dos motivos: no es particularmente aficionada a cocinar, y necesita cambiar con
frecuencia de escena. Es posible que el Cangrejo prefiera comer en casa, porque esto le trae reminiscencias de
las comodidades de su infancia... o comer en casa de su madre, que le trae aún más reminiscencias de las
comodidades de su infancia. Dicha modalidad puede generar algunas tortuosidades en la relación Cáncer-
Géminis, a menos que las dos partes las allanen Mediante la adopción preventiva de algunas líneas de

31 
 
conducta muy claras.

Puesto que ambos viven en un inundo de fantasía y ensueños, su relación sexual puede ser estimulante para
ella y satisfactoria para él. Él suministra la sensibilidad sensual y el afecto... y ella aporta la imaginación y la
variedad. La chica Géminis tiene ocurrencias súbitas. Es posible que sustente algunas ideas cambiantes acerca
de la pasión. Pero el Cangrejo es suficientemente sensible como para acomodar sus propios deseos a los de
ella, y probablemente concebirá algunas ideas románticas de su propia cosecha, alejadas del hastío rutinario.
Raramente sus actos amorosos serán repetitivos. Variarán con las fases de la Luna, a medida que ellos
respondan al flujo y reflujo de sus emociones. Ella observará un elemento cálido y protector en la forma en
que él encara la unión sexual, y su corazón de «niña perdida» encontrará solaz cuando él la rodee con sus
brazos. Él notará que siempre hay un elemento inefablemente delicado y tierno en la forma en que ella busca
su afecto.
A menudo, el hombre Cáncer respeta tanto a la dama Géminis amada que parece no poder entregarse

ki
con ella a la pasión total, como si creyera que es tan frágil como una flor y que podría lastimarla. Pero ella no
es tan frágil como cree él, a pesar de sus modales delicados y afables y de su tacto etéreo y ligero. Ella
necesita, busca v desea... que la traten como a una mujer adulta, y no como a una criatura encantadora.
Cuando ella esté junto a él, en la oscuridad, lo asirá con fuerza, y sus temores se disiparán. A muchas chicas
Géminis les disgusta dormir en la oscuridad total... pero es posible que en compañía de este hombre esté
dispuesta a intentarlo.

A muchos hombres Cáncer también les disgusta dormir sin una lámpara de noche encendida. Pero

u
cuando la tenga a ella muy cerca, la oscuridad le parecerá una amiga. Las pesadillas que lo z tormentan tan a
menudo parecerán muy remotas cuando puede sentir la cabeza de ella sobre su hombro. Su cabeza
inquieta... pero estará más tranquila, más sosegada, más en paz con él, consigo misma y con el mundo...
después de que ambos hayan experimentado juntos la unidad física. Lo estará, y visiblemente. A veces,
durante días y días. Hasta que vuelva a llamarla su gemela, y adopte esa expresión lejana. Será entonces
cuando él deberá sujetarla, antes de que se aleje flotando.
an
El Cangrejo macho, con su sonrisa tímida, disfruta de las fiestas y de la gente, de la música y del baile,
aunque se resiste a confesarlo. Ésta es la mujer ideal para azuzarlo y engatusarlo y tentarlo hasta hacerlo
renunciar a su papel de ermitaño misántropo y hacerlo salir a la luz rutilante. Es posible que lo induzca a ir a
bailar, salir de camping, a practicar equitación, a navegar... a esquiar a campo traviesa, o a recorrer Europa
con ella, visitando ruinas antiguas, tratando de recordar la época en que quizá vivieron en una civilización
extinguida... y en que quizás intercambiaron un brindis con esa misma copa.... ¿y acaso ella lució el collar
exhibido en una vitrina del Museo Británico cuando se amaban vehementemente en Egipto?
La chica Géminis puede persuadir al Cangrejo para que haga prácticamente cualquier cosa, pero lo que le
resultará más fácil será seducirlo para que viaje. Lugares tales como las ruinas antiguas y los viejos museos
lo magnetizan secretamente. Él vive en el ayer, y quizá su sueño más entrañable, del que anhela no despertar
nunca, consiste en volver a visitar ese ayer en compañía de ella. Y con ella, es posible que no despierte.
Géminis vive en el viento, donde los sueños son realidad... donde la realidad misma es un sueño.
M

Probablemente él aprenderá esto, cualquiera que sea el lugar adonde vayan juntos. Casi siempre, ella se le
adelantará, con la cabellera flotando en la brisa, sin siquiera mirar por encima del hombro para verificar si él
aún la sigue. No necesita mirar atrás. Sabe que él todavía está allí. Sabe que el amor de él es estable, que su
devoción es inconmovible, y esto es lo que ella ha buscado durante toda su vida: un par de ojos que digan
«Ven a casa». Él ha buscado un par de ojos que digan «¡Corramos por las estrellas!».

Y así es como cada uno de ellos ve el deseo tácito reflejado en los ojos del otro, desde la primera vez que se
contemplan, a través de una calle atestada... o de una habitación... y sus miradas se acoplan inextricable,
inesperadamente. Durante años y años conversarán acerca de aquella noche y evocarán juntos las lágrimas
que ambos sintieron brotar súbita, inexplicablemente, cuando sus miradas se encontraron por primera vez...
sin que ellos supiesen siquiera sus respectivos nombres. Pero eso no importaba. Se llamaron silencio-
samente, a través de un aire musical semiolvidado, por los nombres secretos que conocían sus corazones.

32 
 
Una vez que se hayan declarado su amor, es posible que ella le prodigue un plateado, torrente de
obsequios, y al principio la naturaleza cauta de él quedará azorada frente a:- tan impulsiva prodigalidad. Sin
embargo, cuando ella no mire, los ojos de este hombre se llenarán de lágrimas lunares de puro deleite, al
sentirse tan amado y venerado. Tímida, pero orgullosamente, exhibirá a sus amigos los regalos de ella. Es
que, veréis, ésta es la prueba de que lo aman, cosa que ella capta con su intuición instantánea, centelleante

Ella anhela compensarle todas las veces que quedó decepcionado, cuando niño, en la mañana de Reyes.
¿Cómo lo sabe? Él nunca se lo dijo. Lo sabe, simplemente. Porque lo ama. Así de extraño es el amor. Es
posible que, al cabo de un tiempo, ella produzca una transformación mágica en la personalidad del hombre
Cáncer. Entonces él se relajará, y también ceñirá algunas sorpresas especiales para ella con lazos de color azul
intenso y plateado, o violeta y amarillo solar. Cuando un Cangrejo se siente confortablemente amado, el
afecto recíproco es ilimitado, insondable, mil veces mayor... y él llorará, de pura felicidad, sin ninguna
vergüenza.

ki
Él siempre la tratará como a una dama. A ella la emocionará tan delicioso remedo de épocas más corteses
y generalmente se comportará en consecuencia. Para ella, él es un caballero, un caballero galante, que la
conmueve con ocasionales vislumbres del niño que lleva dentro. Entonces la que llorará será ella, porque él es
muy vulnerable al agravio, a pesar de su duro caparazón exterior de impasibilidad. Porque él es un poeta, y
ella ha sido la primera en adivinarlo. Los Géminis son grandes adivinos y siempre ganan los caramelos
ofrecidos como recompensa.
La chica-mujer Géminis es realista, no obstante sus cambios de máscaras: primeramente caprichosa,
después cínica, siempre fascinante para el Cáncer, cuyas expresiones faciales a ella también le encanta
observar, porque reflejan los diversos colores y tonos de sus propias emociones lunares: júbilo o tristeza,

u
tranquilidad o preocupación.
Cualquiera que sea la edad cronológica del ave femenina de Mercurio, ésta es siempre juvenil y anhelante,
reflexiva y tierna... su tez y sus ojos tienen la transparencia cristalina de los de una niña... plena de
ensoñaciones brumosas, pero implacablemente estimulada por la lógica. Algunos de sus sueños los pierde
negligentemente por el camino, otros los olvida, en medio del chisporroteo de una nueva excitación. Los
profundos y sagrados los conserva encerrados dentro de sí. Un hombre Cáncer tenaz puede instarla a
an
compartirlos con él, si se da prisa, antes de que ella se aleje girando.
Pero es posible que él necesite un tiempo para asegurarse, y los Cangrejos pueden prolongar
excesivamente la espera. Un día ella estará parloteando y fascinándolo, y de pronto lo notará muy callado.
—¿Qué sucede, querido? ¿He dicho alguna inconveniencia? —preguntará, vagamente turbada.
—No. Sólo se trata de que... pienso que podría amarte. Pero no estoy seguro.
Ella no entenderá a qué se refiere. Desde el punto de vista de Géminis, en la vida no puede estar seguro de
nada, sobre todo cuando se trata del amor. No hasta que llegas al final del camino. Ya falta muy poco tiempo
para ese momento. ¿Por qué derrocharlo, entonces?

Hombre GÉMINIS Mujer CÁNCER


M

Él cesó de mirarla, pero ella ni siquiera entonces lo soltó. Él retozó e hizo muecas, pero
cuando terminó fue como si la tuviera dentro de él, golpeando.

Normalmente, el hombre Géminis está en condiciones de analizar a las personas deprisa,


con una clarividencia rápida y segura. Normalmente, la doncella lunar tiene una aguda sensibilidad para
captar la naturaleza humana. Juntos (lo mismo que Acuario y Piscis) forman una excelente pareja de
investigadores, y no es casual que a casi todos los Géminis y Cáncer les gusten las historias de detectives.
(También a los Escorpión, aunque éstos son más aficionados a las historias de asesinatos y de fantasmas.)

Sin embargo, a pesar de que él es muy espabilado y disfruta de una gran agilidad mental, y a pesar de que
ella es experta en sonsacar secretos a los demás, el enigma que Géminis y Cáncer no parecen saber resolver es

33 
 
el que se plantean recíprocamente. Siempre falta algo. Preguntadle a un hombre Géminis qué es lo que más lo
turba en la chica Cáncer que ama, y os contestará:
«Nunca sé qué es lo que piensa».
Preguntadle a una chica Cáncer qué es lo que más la turba en el hombre Géminis que ama, y os contestará:
«No sé qué es lo que desea».
Así son las cosas entre estos dos enamorados cuando se conocen, y así serán cuando se separen, amigos o
enfadados —cualquiera que sea la forma de separación terrenal— y así serán siempre, si siguen conviviendo.
La discreción de ella, su forma de replegarse sobre sí misma y de negarse a hablar cuando está dolorida,
pondrán frenético al hombre Géminis, aunque no es normal que esto les ocurra a los despreocupados
Gemelos. De cuando en cuando ella le dirá lo que piensa, pero con la misma frecuencia cerrará con un
chasquido su caparazón de Cangrejo ante sus preguntas, y lo dejará frustrado y con una sensación de total
incapacidad para rescatarla de una melancolía en la que él no sabe ni remotamente cómo se sumió. Será inútil
que la hostigue con acusaciones y sarcasmos. Ella permanecerá encerrada en su caparazón hasta que esté
dispuesta a volver a salir, y entonces alegará que no recuerda qué fue lo que la puso taciturna y de mal humor.

ki
En realidad sí lo recuerda. Pero se siente más segura cuando retiene sus secretos. A veces la chica Cangrejo se
echa a llorar, y desahoga sus aprensiones, pero ni siquiera entonces él podrá descubrir la razón concreta y
última de su angustia. No hay por qués y por tantos. Géminis no se queda conforme hasta que desenreda todas
las marañas y hasta que explora todos los motivos, y en consecuencia la conducta críptica de ella le deja una
sensación constante de vaga inquietud. ¿Cómo podrá resolver el misterio de las melancolías de ella si guarda
las claves en su buhardilla, ocultas dentro de sus baúles de chistes y arrebujadas bajo los ángulos de sus
temores silenciosos? Quizás es precisamente porque no puede resolverlo, que él retorna a menudo, una y otra
vez, para repetir el intento. Pero posiblemente nunca sabrá qué es lo que ella piensa realmente entre sus
sollozos, sus risitas y su serenidad. Sólo captará vislumbres y pantallazos cuando ella le permita colarse en la

u
buhardilla de su corazón para ayudarla a buscar un viejo recuerdo que extravió hace mucho tiempo, en su
infancia.
Ella, por su parte, le daría la Luna si pudiera. La chica Cáncer enamorada sólo desea venerar, proteger y
suministrar afecto a su hombre (aunque es posible que las cuotas de devoción que le corresponden a él se
reduzcan bruscamente a la mitad cuando sus hijos entren gateando en el corazón de ella). Lo atiborrará de
comida, le prodigará comprensión, y lo distraerá con su extravagante humor lunar. ¿Pero cómo podrá guisar
an
ella un ensueño completo capaz de satisfacer todo el apetito del Géminis, si éste modifica constantemente la
receta que lo hace feliz? La evasividad con que él cambia de tema, precisamente cuando ella cree haber
comprendido lo que su hombre anhela, la hace prorrumpir en llanto y pataletas. Tal vez la chica Cáncer no
descubra nunca qué es lo que él desea realmente, porque él no lo sabe, y aunque lo supiera, sólo lo
compartiría con su personalidad gemela.
No se trata de que el Géminis no confíe en ella. Pero sólo su Gemelo puede descifrar las
complicaciones de sus sueños mercuriales y puede traducirlas en un objetivo único. Como la doncella lunar es
muy reflexiva y tiene una gran sensibilidad emocional, es posible que absorba parte de la estrategia de él por
su sola proximidad. Sabrá todo lo que concierne a los trucos mentales del Géminis... todo, menos la forma de
ejecutarlos. Esto se debe a que se hallan engranados en velocidades distintas. La de ella reza: lentamente y
con cautela, a pesar de su apariencia exterior de movimiento ajetreado. La de él reza: veloz y temerariamente,
a pesar de que se trata de uno de esos Géminis que ostentan una fachada fría y serena. Su mente se activa con
M

combustible para reactores y está siempre lista para el despegue instantáneo.

Ésta es una configuración de signos solares 2-12: Géminis es el signo situado detrás de Cáncer y Cáncer es el
signo situado inmediatamente por delante de Géminis. Así que ella entenderá en secreto la naturaleza inquieta
de él, merced a un inconsciente recuerdo espiritual de lo que era ser despreocupada e informal y estar libre de
vínculos emocionales sólidos. En verdad, es posible que este recuerdo la acose hasta el punto de convertirla
en el polo opuesto, y que la haga aferrarse con desesperación a la seguridad, preferentemente emocional y, si
ésta falla, financiera. Géminis comprenderá semiconscientemente que ella puede enseñarle una filosofía de la
vida que él nunca ha experimentado, y como es un buen alumno, aprenderá mucho en compañía de la chica
Cáncer. Pero no sin algunos dolores de crecimiento.
El Géminis típico no conserva nada que ya no necesite, desde resguardos de entradas y hojitas de afeitar
embotadas hasta relaciones humanas que han sobrevivido a su utilidad. No entiende la necesidad que
experimenta ella de aferrarse a las cosas. Cualquiera pensaría que pasó por los horrores de una gran

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hambruna, a juzgar por la forma en que guarda los cupones que se canjean por sopas naturales y en que
almacena víveres envasados suficientes para alimentar a toda la familia durante meses si nos sitiaran los
invasores del espacio.
Lo que él no entiende es que, cuando se trata de una chica Cáncer, siempre es posible que estalle una
guerra interplanetaria. Cualquier cosa es posible, y ella quiere estar preparada. El dinero arrugado que atesora
bajo los muelles del colchón apacigua su temor a padecer el efecto de las goteras en un futuro día lluvioso.
Pero los antiguos vestidos de fiesta que guardó con naftalina están nuevamente de moda, y si les quita la
mitad superior tendrá un nuevo guardarropas de faldas de gala sin gastar ni uno de esos billetes arrugados.
Tampoco tiene tanta prisa como él por deshacerse de las viejas amistades o relaciones.
La actitud más informal de Géminis respecto de las relaciones humanas desconcierta a la chica Cáncer. Lo
que le interesa a ella no es la utilidad de una relación íntima, sino la familiaridad, la agradable sensación que
le trae del pasado, del ayer, cuando el mundo era joven y alegre y seguro. Ella reacciona igual ante esa
relación más profunda que se llama amor. El amor de la chica lunar no descansa sobre la razón o la lógica. Es

ki
impotente para destruirlo. Otros amores se pueden ahuyentar mediante el deseo, la voluntad o la cólera. Se
pueden neutralizar con palabras o arrojar por la borda. El de ella debe desgastarse, y es posible que para ello
se necesiten muchos años. Incluso entonces, ella remendará los tramos desgastados y procurará hacerlo durar.
Ésta es una de las lecciones más valiosas que el corazón de ella puede dictarle a la mente de él.
Tal vez conozcáis a una chica Cáncer voluble y promiscua, pero no lo creáis. Es una pose. Bajo su duro
caparazón de cangrejo se oculta un viejo amor desvaído, zurcido con ternura y plegado con cuidado, y ella
anhela ansiosamente que vuelva a estar de moda... que sea nuevamente necesario. La imagen literaria de la
prostituta sentimental con un corazón de oro, que «mima» o «trata como una madre» a sus clientes. es el
retrato de la doncella lunar hechizada, que sigue esperando, a su modo, el regreso de «él».

u Para el Géminis que disfruta de unas vacaciones románticas, siempre es hora de seguir viaje, y cargar
con el recuerdo de antiguos amores dificulta la marcha. Pocas veces lleva rescoldos en su maleta. Su equipaje
es liviano. No está atado a ningún lugar ni a persona alguna. Ni siquiera a sus parientes. Sabe que ésto lo
quieren, pero igualmente se siente, de alguna manera, distante, no sólo de ellos sino del mundo, hasta que
encuentra a una mujer que sabe aferrarse a su corazón. Aferrarse es una especialidad de Cáncer, pero su
an
comportamiento posesivo, típico del Cangrejo, lo desalentará, y lo alejará, a menos que ella lo disfrace de
tierna tolerancia y le confiera la elasticidad necesaria para que él pueda vagabundear. Entonces lo tentará y lo
reconfortará cuando sienta que tiene frío y está solo. Si ella aprende a aflojar las riendas, y a dejar que el amor
sea el único vínculo que los ata, descubrirá que, cuando se trata de este hombre, la palabra «libre» puede ser
sinónimo de «fiel».

En sus relaciones sexuales, pondrán menos énfasis en la pura sensación física que en las pasiones de la mente
y en una especie de erotismo emocional. La ternura afectuosa y la imaginación vívida de ella equilibran el
tacto delicado y la sensible naturaleza sexual de él. Cuando expresen su amor en un plano físico, incluso es
posible que descubran la pieza faltante que siempre buscan en su rompecabezas recíproco, y que éste se
complete... fugazmente. Como ella necesita pruebas constantes y tangibles de que la necesitan realmente, es
posible que a veces los abrazos etéreos de él la hagan experimentar deseos de que la estruje con más fuerza,
M

y durante más tiempo, para poder sentirse segura. Tal vez experimenten con frecuencia la satisfacción sexual
ideal durante la Luna llena, cuando ella parece dotada de un poder extraño y magnético para penetrar
apaciblemente en los recovecos secretos del corazón Gemelo de él, y para arrancarlo de sus sueños y
devolverlo al íntimo misterio de su unión... que es el más profundo de todos los sueños.

Si ella intenta trasferirle sus temores financieros, a él lo irritará su intrínseca veta económica. Entonces ella le
preguntará: «¿Acaso sabes lo que implica ser pobre? Es una pesadilla. Ya lo descubrirás si continúas
despilfarrando tu dinero sin ahorrar jamás un centavo. ¿Nunca nadie te explicó que el derroche es la antesala
de la pobreza?». Pero Géminis se limitará a encogerse de hombros y contestará, como el arquetípico
geminiano Mike Todd: «No sé nada de eso. He estado en bancarrota pero nunca he sido pobre. La bancarrota
es pasajera. La pobreza es un estado de ánimo».
La doncella lunar entenderá mejor a este hombre si se da cuenta de que, cualquiera que sea la imagen
que le presenta al mundo, desde su propio punto de vista es un chico eternamente joven que, merced a un
truco mágico, ha conseguido pilotar un avión hasta grandes alturas. De vez en cuando se distrae con súbitos

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picados y caídas en barrena, fascinado por el hallazgo de una nube más bonita, por el descubrimiento de un
amanecer o una puesta de sol más bellos... siempre excitado por la idea de que el gran Universo y sus galaxias
refulgentes se extienden ante él tentadoramente vírgenes... convocándolo. Si ella lo ama realmente y desea
conservarlo, se mostrará jubilosamente dispuesta a liar el petate y a seguir viaje cuando el espíritu libre del
Géminis se impacienta, y a convertir cada nueva parada, por muy transitoria que sea, en un santuario cálido,
acogedor y grato, como sólo sabe hacerlo una mujer Cáncer. Esta mujer se las ingenia de alguna manera para
conferirle a todo nuevo lugar de residencia el aspecto de un jardín, poblado por las flores fragantes de la
tradición. Y esto es precisamente lo que necesita el Géminis: poder deambular, pero sin abandonar nunca el
hogar. Poco a poco, ella se implantará tiernamente en los anhelos de él, hasta que al fin.... cualquier lugar
donde él oiga su maravillosa risa lunar se convertirá en el hogar.

Es posible que el hombre Géminis se distraiga en el cielo después del crepúsculo hasta que asome la

ki
Luna. Si se queda un poco más, tal vez desvele el misterio de su mujer Cáncer. ¿Y no resultaría gracioso que
el secreto de ella consista en que, en un mundo cambiante de verdades cambiantes, fugazmente vislumbradas
y ocultas luego por las nubes del tiempo que pasa, cada alma debe buscar su otra mitad, para saber, para ver,
para ser? El mismo secreto Gemelo de él.

   

u
an
M

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GÉMINIS LEO
Aire - Mutable - Positivo Fuego Fijo Positivo
- -

Regido por Mercurio Regido por el Sol


Símbolo: los Gemelos Símbolos: el León y el Gatito Tímido
Fuerzas diurnas Masculino
- Fuerzas diurnas Masculino
-

ki
La relación GÉMINIS-LEO
«Atrás, gemelos... »

u
Mientras Géminis estudia las brillantes pero a veces insoportables extravagancias del León, los Gemelos se
preguntan: «¿El gran gato está realmente tan seguro de sí mismo? ¿O acaso Leo sólo intenta demostrar que la
realidad es tan infalible y valerosa como la imagen?». Una típica alucinación geminiana.
Mientras el León (o la Leona) estudia perezosamente a los mercuriales Gemelos geminianos, él (o ella)
alimenta un pensamiento parecido: «Toda esta actividad mental y física debe de ser una forma de
compensación. La sola supervivencia no basta para justificar tantas maniobras innecesarias. ¿Acaso Géminis
an
intenta abarcar el este, el oeste, el norte y el sur, simultáneamente, para ocultar el hecho de que está
extraviado (o extraviada) en el bosque con una brújula averiada?».
Ambos' han adivinado la verdad respecto del otro. Sí, los Leo intentan demostrarse a sí mismos y al resto
del mundo, mediante un despliegue de baladronadas arrogantes, que los Leones y Leonas son tan valerosos
por dentro como parecen serlo por fuera. Y sí. Géminis procura demostrarle a la personalidad gemela y a
todos los demás que corre rectamente, en la dirección justa, y que lo que hace en realidad no es dar vueltas en
redondo.
Como estos dos signos solares están en posición sextil, y generan entre ellos una vibración 3-11, son
intuitivos el uno respecto del otro, son propensos a la amistad no obstante las diferencias que surgen entre
ellos de cuando en cuando, y comparten el talento de silbar en la oscuridad para fingirse valientes. Cuando
silban juntos, armónica. mente, les resulta más fácil convencerse de que todo está en orden. A diferencia de
los Escorpión (exceptuando los Lagartos Grises), que están profunda e inconmoviblemente convencidos de su
M

superioridad, el León y la Leona creen que si rugen con suficiente fuerza nadie sospechará que su miedo
interior de no estar completamente a la altura de todas las circunstancias que puedan presentarse los hace
temblar de aprensión. El rey y la reina que son el orgullo de la jungla —o de cualquier reino, aula, oficina u
hogar— nunca deben desprestigiarse delante de sus súbditos embelesados, que respetan y veneran la
monarquía, sólo porque sus gobernantes son capaces de abordar cualquier emergencia grande o pequeña con
majestuosidad sutileza y con solemnidad y sabiduría regias. La quintaesencia de la realeza consiste en
proyectar la nobleza de espíritu y la fuerza de carácter a las masas más débiles. Curiosamente, y hasta cierto
punto prodigiosamente, al simular todas estas virtudes Leo las adquiere de veras, y redescubre a través de
todas las crisis humanas (para su sorpresa y deleite secretos) que el coraje del León es realmente tan
portentoso y tremendo como lo sugiere su rugido.

Los Géminis tienen una buena suerte análoga con su aparente autoengaño. Mientras los Gemelos venden a
los demás la validez de sus propios sueños, se la venden simultáneamente a sí mismos. Géminis narra
historias condimentadas con emoción, siempre divertidas, algunas de ellas con un final de doble cambio al

37 
 
estilo O'Henry, que inyectan entusiasmo y estimulan a las almas más cautas y prácticas. Con el pincel de la
imaginación, Géminis pinta maravillosos cuadros semánticos de cosas triviales y se las ingenia de alguna
manera para hacer que les parezcan auténticos y lógicos a las personas cuerdas, y a sí mismos. Merced a esta
convicción, los ensueños de Mercurio terminan por materializarse y manifestarse.
Como Leo intuye íntimamente que los Géminis dicen la verdad tal como ellos la ven, el enorme corazón
del León sale al encuentro de los Gemelos, en los cuales reconoce comprensivamente a un hermano, o
hermana, de alma. Por supuesto. Leo entiende. Es como la canción de The King and 1: «Haz creer que eres
valiente y la treta te llevará lejos. ¡Puedes ser tan valiente como haces creer que lo eres!».
Lo que lastima y desconcierta a las aves mercurianas de Géminis es la forma en que otros, menos
comprensivos que Leo, interpretan su talento para forjar imágenes. No entiende por qué cuando otras personas
hacen eso mismo, las llaman creativas e imaginativas: traficantes astutos u hombres de negocios sagaces.
Cuando lo hacen los Géminis, los consideran embaucadores y embusteros, o, en el mejor de los casos,
engañosamente diestros y rápidos en la manipulación de los hechos. Los Géminis creen haber analizado hasta
los mínimos matices del mundo y de todos los que lo habitan. Lo creen, esto es, hasta que tropiezan con las

ki
excepciones a la regla y finalmente llegan a la conclusión de que tal vez el mundo está compuesto únicamente
por excepciones. Lógico. Los mismos Gemelos son una de ellas.
Desde su infancia, los Géminis han tenido clara conciencia de que la ilusión es la más fiable de las
riquezas. Ningún escenario de Broadway está tan lleno de dramatismo y pintoresquismo como el «teatro de la
mente». Y por tanto, los Gemelos se sitúan en todos los papeles, y son desde característicos hasta ingenuos,
desde estrellas hasta humildísimas comparsas, y a veces asumen las funciones de los tramoyistas y los
músicos. ¿Por qué no? También han decidido que son los productores y directores, así que pueden ser lo que
se les antoje.
Sin embargo, cuando salen a escena con los grandes gatos, lo mejor que pueden hacer los Gemelos es

u
cuidarse de arrebatar los títulos privilegiados de estrella, director o productor. Si se está desarrollando un
espectáculo, en cualquier lugar o momento, ya sea real o ficticio, podéis apostar los afeites y las candilejas a
que los Leo insistirán en dirigirlo y producirlo... y ciertamente en desempeñar el papel estelar. Nadie eclipsa
con éxito a un León o una Leona, por mucho tiempo, y ni hablemos de descollar sobre un rey o una reina.

Esto no preocupa a los Géminis etéreos y desapegados. En verdad, los Gemelos tienen mucho más interés
an
en cambiar el decorado que en acaparar los bis. Valoran los comentarios periodísticos tanto como Leo, y son
igualmente expertos, si no más, en el arte de conseguir que se hable o se escriba acerca de ellos. Pero si se
trata de típicas aves de Mercurio, lo normal será que se desplacen elegantemente a un lado y que dejen que los
Leo más vanidosos disfruten de la mayor parte de las reverencias ante el público.
¿Ello se debe a que Géminis es un signo mutable? No necesariamente. Los Gemelos tienen otro «método
para su locura». Cuando estáis en primer plano, encabezando el elenco, sois vulnerables a la inspección de un
atajo de extraños curiosos. Muchos Géminis que trabajan en el mundo del espectáculo se sienten incómodos
cuando no pueden usar la capa multicolor de la identidad polifacética, que es tan útil para disfrazar una
personalidad melliza —o incluso trilliza— que simula ser un solo ente.
Se ha dicho que dentro de cada gordo hay un mellizo flaco, que anhela escapar. Esto vale sobre todo para
los Géminis rechonchos, que han aumentado de peso en razón de un esfuerzo inconsciente por ocultar sus
personalidades secretas, por dejar de correr tan deprisa, pues lo que los aburrió y los indujo a comer fue la
falta de oportunidades para la actividad física y el estímulo intelectual, o una culpa y una frustración ocultas
M

relacionadas con sus emociones embrolladas. Sin embargo, hay pocos Géminis rollizos, porque normalmente
el Gemelo esbelto es el más perseverante, pues tiene conciencia de que la aptitud para pasear un cuerpo
delgado, y por tanto menos visible, es un medio más eficaz para disfrazarse. Ésta es la verdadera razón por la
cual los escasos pájaros de Mercurio gordos son mucho más desgraciados que las personas de cualquier otro
signo solr (excepto Escorpión y Piscis) que han aumentado de peso. No les molesta demasiado el lastre de los
kilos de más, y no se preocupan exageradamente por su salud. Se trata sencillamente de que así son muy
visibles, lo cual les echa a perder tanto la diversión como los juegos.

La diferencia entre la naturaleza de Géminis y la de Leo respecto de la visibilidad y la exhibición pública


quedó demostrada de una manera bastante ejemplar cuando pronuncié una disertación en Washington, D. C.,
en mayo de 1971, ante una multitud, compuesta primordialmente por periodistas, durante un banquete de
homenaje a Martha Mitchell, la esposa del procurador general durante la administración Nixon (que
innegablemente les había suministrado material para algunos de sus artículos más jugosos).

38 
 
Cuando pregunté cuántos Leo había en el salón, un montón de manos se alzaron instantáneamente por todas
partes... y permanecieron levantadas, a la mayor altura posible, en muchos casos agitándose frenéticamente
para no pasar inadvertidas. Cuando pedí a continuación que los grandes gatos tuvieran la gentileza de ponerse
en pie para que los viéramos, las cabezas empezaron a girar, a izquierda y derecha, a medida que todos los
Leones y Leonas que estaban presentes esa noche en el salón de baile del Hotel Shoreham se levantaban
majestuosamente. Entonces, mientras el público aplaudía estruendosamente, todos esos Leo, empezaron
inmediatamente a hacer reverencias muy formales, aceptando cortésmente el merecido homenaje, como si así
lo estipulara el libreto. Incluso los Leones que eran gatitos tímidos, y que por fin encontraban la oportunidad
de subir al escenario y saludar repetidamente. El espectáculo fue en verdad hilarante, tanto desde el punto de
vista astrológico como desde todos los demás. Mi grabación magnetofónica del episodio demuestra que los
otros signos solares allí presentes se rieron a carcajadas durante tres minutos justos, lapso en el cual los
aplausos aumentaron de volumen a medida que los grandes gatos repetían sus reverencias.

ki
A manera de prueba, poco después de que se hubiera acallado el tumulto, pedí que todos los Géminis
presentes alzaran sus manos. «Vamos —los urgí—, quiero ver cuántos Gemelos hay aquí esta noche.» No se
levantó ni una mano en todo el inmenso salón. Un murmullo circuló rápidamente por el auditorio, mientras
todos se preguntaban por qué los Géminis no contestaban al pase de lista astrológico, especialmente porque
yo acababa de señalar que, desde el punto de vista estadístico, en varios países, incluidos los Estados Unidos,
se producen más nacimientos en junio que en cualquier otro mes. Obviamente, por una razón de porcentaje,
debería haber habido por lo menos un Géminis entre semejante multitud.
El público no entendía lo que pasaba, pero yo sí. Cualquier astrólogo lo habría comprendido. Los Gemelos

u
prefieren observar, sin identificarse específicamente. Casi nunca los Géminis desean que los reconozca una
muchedumbre. Además, era indudable que algunos de ellos habían concurrido al banquete después de decirle
a un amigo, consorte o pariente que irían a otra parte. A continuación habían cambiado de idea, y no querían
que los presentes comentaran posteriormente que los habían visto allí porque se habían exhibido ante toda la
concurrencia. Los restantes se habían resistido a mostrarse por tantas razones distintas como Géminis
individuales (o duales) había allí.
an
Formulé todos estos comentarios en voz alta delante del auditorio, y repetí mi invitación a los Géminis.
Entonces sólo tres o cuatro manos se alzaron parcialmente, con mucha lentitud y vacilaciones, en el atestado
recinto. Súbitamente todos estallaron en una tempestad de risas mientras las cabezas giraban hacia el fondo
del salón, donde lo que parecía una fila de bailarines de conga, integrada por doce o más Géminis, intentaba
evadirse furtivamente por la puerta. A medida que arreciaban las carcajadas, y que la gente empezaba a llamar
por sus nombres a los Géminis que conocía, todos estos salieron corriendo, literalmente, delante del
estupefacto portero. Todos los presentes, incluida yo, nos desternillamos de risa.
Y así encontré en forma completamente accidental lo que resultó ser un método muy ilustrativo, además
de hilarante, para demostrar la validez de los signos solares a una numerosa concurrencia de escépticos y
creyentes.
No sé si ello tuvo alguna relación con la veloz partida de las aves de Mercurio, pero quizá deba hacer
notar que aquella noche estaba sentado en el proscenio el difunto jefe del FBI, J. Edgar Hoover, que hacía una
de sus rarísimas apariciones en público. Fue obvio que el señor Hoover manifestó mucho interés en el éxodo,
y tuve la patente impresión de que estaba ansioso por hacerle señas a alguien para que verificara la identidad
M

de los invitados que preferían escabullirse en lugar de dar la cara... y quizás incluso para que los siguieran
hasta sus casas. Pero, como era un capricorniano, comprendió, por supuesto, que uno no debe comportarse tan
incorrectamente en una reunión social. Eso trasgrediría las normas.

Los dones gemelos de Mercurio —la simpatía y la locuacidad— convierten al Géminis típico en un experto
domador de Leones, que engatusa astutamente a Leo para que salte con docilidad por sus aros dobles. Por
ejemplo, es posible que Leo le pregunte a Géminis: «¿Cómo soy yo en realidad? O sea, ¿qué impresión le
produzco a la gente?».
Y Géminis contestará: «Bueno, eres increíblemente ególatra y arrogante. Pero también eres
desprejuiciado, cordial y generoso». (Cuando se trata de los Leo, hay que sacudirles la verdad dolorosa al
comienzo, y luego asestarles un cumplido como broche final.) Pero es posible que el León o la Leona
persevere, acariciando su vanidad y preguntando: «¿Los demás ven mis virtudes con tanta claridad como tú?
Y si las ven. ¿por qué siempre me subestiman?».

39 
 
GÉMINIS: «Claro que las ven. Todos saben que eres una persona fantástica, un poco engreída, y
ensoberbecida, pero sabes organizar maravillosamente las cosas. Es obvio que eres más sensato y sereno que
el individuo medio. Quien no te reconozca estos méritos debe de estar celoso, y no merece que le hagas caso».

¿Veis cómo se hace? Cuando converséis con un León, intercalad la verdad cruda entre gruesas rebanadas de
caluroso halago. Mercurio tiene una técnica para ello, que consiste, digamos, en mostrarse servil mientras
habla con franqueza.
En realidad, los Leo son excelentes organizadores, expertos en delegar autoridad, y suficientemente fijos
como para esperar con compostura el éxito final de sus grandiosos planes y promociones. Pero es posible que
no tengan la misma paciencia para soportar la inconstancia de Géminis. A los grandes gatos los indigna la
tendencia de los Gemelos a cruzar velozmente por la vida, desechando las convicciones pasadas como si se
tratara del periódico de ayer, desprendiéndose de hogares y empleos y amigos con pequeños defeca tos,
demasiado pronto, sin la menor reflexión retrospectiva, y limitándose a correr extasiados en pos de los nuevos
intereses que los fascinan. Para el León o la Leona más leal y más lánguido, lo rápido no es siempre lo mejor,

ki
ni lo justo. Entonces Leo se sentirá obligado a esclarecer a Géminis con uno de sus pomposos discursos.
«Te las ingenias bastante bien para maniobrar en la lechería y recoger la crema acumulada al ras, pero ésta
siempre se te agría. La agudeza mental de la que tanto te envaneces te llena de zanjas el sentido común, y
cuando menos lo esperes tropezarás con ellas. Algún día me agradecerás esta advertencia.»
Los Leo, eternos hermanos y hermanas mayores, no pueden resistirse a pronosticar que algún día las
personas que guiaron con benevolencia querrán reverenciarlos y los buscarán para agradecerles sus sabios
consejos espontáneos. Como si Géminis tuviera tiempo para detenerse y confeccionar una lista de estas
obligaciones. Los pájaros de Mercurio están demasiado atareados vendiendo esa crema agria como suero de
manteca. En cuanto a las zanjas contra las que los alertó Leo, los Géminis se limitarán a saltar fuera de ellas.

u
Aterrizarán en pie y volverán a patinar sobre el mismo hielo frágil, mientras Leo se enfurruña y pregunta con
tono petulante: «¿Es que nunca caes en la trampa?».
Bueno, sí, a veces los Géminis caen en la trampa de su propia astucia. Pero, ¿por qué preocuparse, cuando
el valeroso rey (o reina) los sacará de aprietos mediante un estupendo rescate de último momento, en
tecnicolor? Entonces Leo se ruborizará y hará una (modesta) reverencia, mientras Géminis entona el halago
favorito del León: «¡Caray! Todo lo que decías era muy cierto. Gracias por habérmelo advertido a tiempo. No
an
sé qué haría sin ti», exclaman los Gemelos, muy probablemente con sinceridad, ahora que han conseguido
disfrutar de lo mejor de ambos mundos (la protección regia, más la libertad).
«No importa —responde modestamente el León o la Leona, ronroneando y revolcándose en el bálsamo de
la simpatía geminiana—. El más fuerte y sabio tiene el deber de proteger al débil y tonto de sus locuras. En el
futuro no te olvides de hacer lo que te digo, y no pasarás apuros.»
«¡Está bien, lo prometo!», exclaman jubilosamente los Gemelos, mientras hacen un ademán de despedida y
salen disparados. Pero Géminis sabe, en el fondo de su ser, que lo que ha dicho Leo es cierto. Frustrante,
engorroso, a menudo indignante... pero cierto.

Mujer GÉMINIS Hombre LEO


M

...ella le cuenta historias acerca de él mismo, que él escucha ávidamente...

El hombre Leo negará a menudo su complejo de superioridad y procurará ocultar su exagerada necesidad de
sentirse respetado, pero no podrá engañar a la espabilada mujer de Mercurio que lo ama. Una mujer Géminis
que conozco juró una vez a un grupo de amigos congregados en la sala de su casa que su marido Leo no tenía
ninguna de las características de su signo solar.
—Philip no es vanidoso ni despótico —insistió ella—. Es un hombre modesto, que no se siente superior a
nadie.
—No deseo dominar a la gente —murmuró parsimoniosamente el modesto Philip—. No soy más que un
hombre común y corriente.
Oído lo cual su esposa Géminis se apresuró a agregar:
—Es más que un hombre común y corriente. Es superespecial. Lo que quise decir es que no es autoritario,

40 
 
y ciertamente no es un exhibicionista egocéntrico.

Esto embaucó a todos los presentes. El anfitrión benévolo, afable, de modales corteses, no era, obviamente,
un León rugiente. Reposaba discretamente en un rincón, despidiendo una irradiación suave, cálida, y no
trataba de controlar la conversación. Por supuesto, yo podría haber desengañado a sus huéspedes. Pero para
entonces mi amiga Géminis había acariciado tan inteligentemente a su enorme León hasta hacerlo ronronear
complacido, que no me atreví a desenmascarar su jueguecito típico de Mercurio.
¿Qué creéis que hace este Gatito tímido durante todo el día, cuando no está relajándose lánguidamente en
casa y aceptando los cumplidos de su cónyuge con aire humilde? Se dedica a una rama especial, intrincada,
del derecho: contratos petroleros en otros países. Gasta muchísimo dinero, que gana invirtiendo su tiempo muy
valioso en explicar a industrias de muchísima magnitud qué es lo que pueden y lo que no pueden hacer.
Cuando impartes consejos a multimillonarios y le das un coscorrón ocasional a compañías como Exxon y
Standard Oil, no necesitas vías de desahogo adicionales para el ego de Leo.

ki
Un León que está en el proscenio de su trabajo, donde ejercita su vanidad y transmite su sabiduría, puede
darse el lujo de ser un poco humilde en la vida social. Sobre todo si tiene una esposa Géminis, que sabe muy
bien cómo regalarle el oído con bellas lisonjas. ya no necesita incurrir en vulgares jactancias respecto de sí
mismo.
Géminis y Leo vibran en una configuración de signos solares 3-11, así que a menudo su relación exige
sacrificios, que a su vez rinden grandes beneficios, en razón del vínculo kármico que los une: el recuerdo de
vidas pasadas. Como en todas las vibraciones 3-11, esta asociación suele estar predestinada, y es difícil de
resistir, tanto en el ámbito de los lazos familiares o profesionales, como en el de la amistad y el romance. El

u
hombre Leo se siente obligado a dictar a la chica Géminis lecciones que podrán modificar realmente la vida
de ésta. Se siente más obligado a dictárselas a ella que a otras personas, y esto ya es mucho decir. Ella puede
prepararse para que él le endilgue más discursos que los que habitualmente pronuncia Leo, pues se trata de un
hombre que le señalará sin parar sus defectos y le dirá qué es lo que hace o piensa equivocadamente, ya sea en
lo que concierne a su dieta y a su forma de vestir o a sus ideas políticas y sus conceptos religiosos. Pero el
mismo recuerdo kármico que lo impulsa a aleccionar a Géminis genera un sentimiento inconsciente de
an
gratitud por antiguos favores recibidos, y determina que el León también desee proteger a la chica Géminis.
Él comprende instintivamente las limitaciones de ella, incluso mientras procura corregirlas.

Asimismo, la mujer Géminis sale en defensa de su León. Quiere salvaguardarlo del dolor que le causan
los demás cuando hieren involuntariamente su gran vanidad. Dentro de su corazón sensible hay algo que le
advierte qué es lo que debe decir y hacer, en el momento justo, para que afloren la cálida ternura y la
generosidad de él. Ella lo ve como un refugio seguro y cariñoso dentro de un mundo de escépticos que no la
entienden. Naturalmente, esto halaga el orgullo masculino del gran gato, orgullo que está más desarrollado
en él que en el hombre medio, y aumenta la adoración que siente por ella. Así puede gestarse lentamente una
sociedad de admiración mutua.
Sin embargo, esta compatibilidad básica no evitará que ambas partes tengan accesos de rebeldía. La
despreocupación etérea de ella puede inflamar el carácter de Leo, que tarda en entrar en combustión, pero
M

que una vez excitado y ardiente es difícil de sofocar. Es posible que ella aproveche entonces la reyerta para
practicar su sintaxis y su ironía, que producirán una herida muy profunda en el ego de Leo. Si las múltiples
fascinaciones mercurianas y actividades externas de ella la distrajeran del culto diario al León, éste se
preguntará lo que todo otro monarca se pregunta cuando sus súbditos están demasiado atareados para
congregarse a su paso y aclamarlo:. ¿acaso ya no son leales a su Rey? ¿Acaso ella ha encontrado a alguien a
quien admira más que a él?
La pobre chica sencillamente no imagina lo que arriesga. Todas las mujeres que él amó y abandonó, antes
de conocerla a ella, quedaron francamente devastadas por la aflicción... tal como se lo explicó muchas veces.
Será mejor que ella proceda con mucho tacto, porque si no Leo sacará su manoseada y voluminosa agenda
negra y marcará algunos números comprendidos entre la «A» de Alice y la «Z» de Zelda. Sí, la mayoría de
sus antiguas enamoradas se han casado, aunque un par de ellas se recluyeron en un convento. Pero Leo está
convencido de que cualquiera de las esclavas que él desechó (incluidas las monjas) saltaría —¡chas! ¡tal
cual!— si sospechara que existe la más remota posibilidad de que Su Majestad vuelva a ponerla a su
servicio. Algunas mujeres saben reconocer su suerte.
Como Leo es más fijo, y por tanto más práctico que la mutable Géminis, la conducta inestable de ella

41 
 
puede provocar en el León algunos estallidos de cólera. Es posible que, excitada por la lectura de un nuevo
libro, olvide prepararle la cena; o que se ponga a parlotear por teléfono cuando él necesita un auditorio; o que
desista de ir al teatro cuando él ya ha reservado las butacas; o que olvide dónde ha aparcado el auto, o
extravíe las llaves, o ahogue el motor. Él nunca incurrirá en semejante negligencia. (Realmente no.) Resulta
irritante, pero Leo es, en verdad, inmensamente capaz, un hombre a carta cabal que enfrenta las emergencias
con espontánea naturalidad, con un regio encogimiento de hombros, y con la pregunta tácita: «¿A quién
no?».
Aunque a la chica Géminis le encantarán su tenacidad, su lealtad, su inteligencia y su integridad, es
posible que se ponga melancólica e inquieta en presencia del León y que lo distraiga cuando él procura
trabajar, estudiar, o simplemente relajarse. Es posible que lo haga sentir inferior al suplicarle que le pague
unas vacaciones costosas cuando él está temporalmente en bancarrota, aunque su exagerado orgullo no le-
permita confesarlo.
Estas cosas lo harán rugir, pero probablemente la disculpará apenas ella saque a relucir sus zalamerías
geminianas y sustituya rápidamente al Gemelo versátil, temerario y amargo, por el Gemelo sensible,

ki
femenino, cariñoso. En cuanto a las actividades externas de ella, a él no le molestará que tenga una carrera,
que estudie danzas clásicas, que practique aerobismo, que coleccione momias o que cace mariposas... siempre
que ninguno de sus empleos o hobbies asuma prioridad sobre él. Pero la chica Géminis nunca deberá provocar
a su altivo hombre Leo recordándole que los grandes gatos machos de la naturaleza que viven en la jungla
salvaje permiten que sus consortes salgan a cazar mientras ellos dormitan al sol... porque es posible que
entonces él la retire de la cacería, la convoque a casa, y la recluya definitivamente al servicio de su vanidad.

uAdemás, esto vale para los leones-leonas, no para los Leones humanos. En su condición de Leo, él
también tiene un derecho regio. ¿Acaso un rey permitiría que su reina se ocupara de los asuntos de Estado y
manejara el Tesoro, allá en el castillo, mientras él sale de cacería o se hace probar una nueva corona?
Bueno, sí, probablemente lo permitiría... si ella se comportara con la debida humildad. Al fin y al cabo,
ella debe tener un objetivo válido en la vida, como el de cuidar que él se sienta feliz y contento. De todas
maneras, la favorita del rey ciertamente tiene sus recompensas. El León es muy divertido, generoso con su
tiempo y su dinero, fuerte y valeroso, e incluso manso, cuando le acarician suavemente el ego en la dirección
an
apropiada. Por último, pero ciertamente no porque ello sea menos importante, es un amante maravilloso. El
talento geminiano de ella para la fantasía llenará de emoción sus relaciones físicas, y si continúa evocando en
él la sensación de que es un conquistador sexual, Leo seguirá siendo un monarca satisfecho y monógamo.

Es posible que un Leo cumpla todas sus promesas románticas bajo el toque ligero, nada egoísta, de la mujer
Géminis, cuya actitud vivaz respecto del sexo estimulará los deseos más fogosos de él, por lo menos al
principio. Sin embargo, es posible que él empiece a sentir gradualmente que falta algo. Mientras él hace el
amor a un Gemelo, el otro observa fríamente la escena. Esta participación parcial puede traumatizar al
hombre Leo.
Para un León de corazón ardiente, la sexualidad es sinónimo de afecto y pasión. En el amor de Géminis
hay un elemento de vago distanciamiento. Él puede seducirla desde el punto de vista emocional y físico, pero
la mente de ella se resiste a entregarse por completo al éxtasis sensual. La incapacidad para conquistarla
totalmente puede destruir la imagen de virilidad que el Leo necesita tener de sí mismo. Entonces ella se
M

quejará de que él no pone interés en el acto amoroso, cuando la verdad es que el frío desapego y el
comportamiento dual de Géminis ha generado en él un temor a su posible incompetencia sexual, que es muy
renuente a exhibir, porque nada aflige tanto al hombre Leo como la sola sospecha de que puede no ser el
amante perfecto. Ella deberá recordar que este hombre es un idealista sexual, y deberá emplear su
imaginación típica de Mercurio para inventar nuevas formas de saciar el anhelo de él por disfrutar del
romance y el sentimentalismo como música de fondo de su intimidad física, en lugar de utilizarla para
remontarse ella sola sobre una nube cuando él más necesita saber que la tienen cerca, descansando sobre su
corazón.

Puesto que Géminis es una lingüista nata, deberá saber traducir las órdenes arrogantes y regias de su León al
lenguaje de la pasión y la necesidad.
«Hablas demasiado. ¿Por qué no te callas un poco?», significa que la vanidad de él está herida, porque ella lo
ha eclipsado nuevamente con sus talentos gemelos para mostrarse sagaz y espabilada.

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«Olvida la cena. Me voy a otra parte y cenaré solo», significa que ella lo ha descuidado más de lo debido,
mientras corría sin parar en pos de ideas y personas interesantes, y que su orgullo necesita halagos.

«Cancela el compromiso de asistir a la fiesta del sábado por la noche. Diles que no podemos ir. Inventa
alguna excusa. Nos quedaremos en casa», significa que él prefiere estar a solas con ellas dos durante el fin de
semana, en lugar de ponerse sus galas y solazarse con la admiración de la multitud. Y, señora, viniendo de un
Leo, ¡esto sí que es amor!

Hombre GÉMINIS Mujer LEO

ki
—Pienso que debe de ser una señora... una señora para ocuparse por fin de nosotros —
dijo uno de los Gemelos.

Debéis reconocer que toda Leona alimenta, con la mayor naturalidad, el deseo instintivo de domesticar al
hombre que ama, de convertirlo en algo de su exclusiva propiedad. Necesita un hombre en quien pueda
depositar una confianza absoluta, un hombre que sea obviamente más fuerte que ella y que, sin embargo, la
venere sin reservas. Es mucho pretender. Sobre todo cuando se propone domesticar a un Géminis.

uEn el juego del amor, como en el juego de la vida y el vivir, este hombre es lo que los tahures llaman un
mirón. Anda rondando, siempre con algunas bazas escondidas en la manga, y conoce las manos de todos y
confía en que, si fuera necesario podría hacer pasar un par de sietes por un póker de ases. Sabe mucho de
todo, pero no lo suficiente como para dar el gran golpe y poner fin al desafío que tanto lo desconcierta. Al
Géminis le parece más razonable ser aprendiz de todos los oficios y oficial de ninguno. Veréis, es que una vez
que te conviertes en experto en cualquiera de ellos, la gente tiene la fastidiosa costumbre de pretender que te
an
quedes donde estás, haciendo siempre lo mismo.
Géminis es un signo de Aire, constantemente impulsado por la necesidad de cambio, de cualquier cambio con
tal de que sea un cambio, pequeño o grande, que lo lleve al próximo garito con puestas interesantes. A
diferencia de los otros dos tahures astrológicos, Leo y Sagitario, los Gemelos siempre quieren entrar y salir
deprisa, con una ganancia o una pérdida rápida, para después repetir la tentativa. Géminis piensa que si inter-
vienes en suficientes partidas, al fin triunfas sobre los errores de criterio y la mala suerte. Para el hombre
Géminis típico, nada de inversiones a largo plazo en una carrera, en vínculos familiares, en la amistad o el
romance. Al menos, no mientras es joven. (Por supuesto, debéis comprender que esto puede abarcar mucho
tiempo, porque Géminis nunca envejece.) Para el típico hombre regido por Mercurio, la vida consiste en una
serie de dirigibles de juguete y frágiles pompas de jabón, que discurren entre un atajo de niños traviesos
armados con alfileres punzantes. Hay que ser ágil para saltar por encima de ellos, para guiar los dirigibles y
dispersar las pompas fuera de su alcance, en el momento justo, de dónde provienen los dirigibles y las
M

pompas? Jamás se lo ha preguntado. Sólo sabe que nunca cesan de llegar. Hay que ser veloz: para seleccionar
los mejores y detectar aquellos a los que hay que cortarles el cordel antes de que se desinflen. Aquellos
dirigibles de juguete, se entiende. En cuanto a las pompas de jabón, es hermoso contemplaras y divertido
inflarlas, pero Géminis no comete el error de pretender hacerlas durar. Los dirigibles son distintos. Son más
resistentes, y es posible que uno de ellos lo lleve a donde él va... si supiera, al menos, qué lugar es ése.

Tomemos a las mujeres, por ejemplo. Géminis sabe —o cree saber— cuál de ellas volará con él y no lo
frenará colgándose de su manga, y cuáles son las que debe rehuir porque creen que el volar es para los
pájaros. (Lo es, pero esto incluye a los pájaros de Mercurio, como él.) Al principio, pensará que la Leona
pertenece a la primera categoría, porque ciertamente no se le colgará de la manga. Tiene otros recursos, más
sutiles, para frenarlo.
Ésta es, como tal vez el lector ya lo sepa, una de esas relaciones predestinadas de la configuración de
signos solares 3-11, planeadas hace mucho tiempo por sus personalidades superiores. Termine en amor o

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amistad, está igualmente preñada de obligaciones kármicas, signadas a menudo por un extraño destino, que
siempre impulsan a cada una de las partes hacia un sacrificio inusitado o una devoción excepcional... o hacia
el uno y la otra. El que la vibración 3-11 (algunas, desde luego, implican negocios o vínculos con familiares
consanguíneos) desemboque en un amor perdurable o en una relación platónica depende de muchas cosas,
entre las que se cuentan los aspectos mutuos de sus soles natales, signos lugares y ascendentes, y otros
intercambios planetarios entre sus cartas natales.
Si la chica Leo se propone entablar una relación estable, antes deberá domarlo. Esta operación no se
parecerá a la doma de ninguno de los otros animales machos del zoo astrológico. Es más complicada. El
hombre Géminis es más escurridizo y evasivo. Además, recordad que son dos. Las compuertas de salidas de
los Gemelos se hallan ocultas tras una locuacidad y unos modales tan cautivantes que este hombre es capaz de
desaparecer mientras la chica aún desfallece bajo el velo de seducción con que él la envolvió, como si de una
delicada telaraña se tratara, para disimular su partida y hacérsela más soportable. (Es un hombre de buen
corazón.) Pero la Leona les lleva la delantera a estos ardides de Mercurio, porque la mujer Leo no desfallece
por los hombres. Los hombres desfallecen por ella, y no olvidéis este detalle.

ki
Para domarlo, ella deberá salvar un obstáculo más peliagudo que el que implica no dejarse cegar por sus
telarañas de seducción, y dicho obstáculo consiste en que para el hombre Géminis todas las mujeres son
iguales: seres que amenazan su libertad, que recelan de su comportamiento imprevisible, que siempre exigen
que él las ame hoy exactamente como las amó ayer. ¿Cómo es posible que las ame así, cuando sus emociones
tienen tantas magnitudes distintas de profundidad y envergadura? Tarde o temprano, la mujer empieza a
regañarte porque no tienes un objetivo concreto, ¿y a quién se le ocurre correr en pos de cosas sólidas? Como
la mayoría de las mujeres aburren al hombre Géminis, que las encuentra a todas iguales, la chica Leo deberá
convencerlo de que no se parece a las demás. Deberá entrenarlo, y domarlo... para que él aprenda a escuchar

u
sus pasos, su risa, su voz... para que se dé cuenta de que su vibración es singular y sólo a él le suena a música,
y de que su aura es distinta de la de cualquier otra mujer del mundo. Quizás incluso podrá enseñarle a ver que
las vetas doradas y leonadas de sus ojos son idénticas a las de un fragmento precioso de ámbar, para que cada
vez que ve una sortija o una pulsera de ámbar durante sus viajes recuerde...
Entonces el ámbar siempre le parecerá bello, porque le hará evocar la imagen de su cálida sonrisa, de su
espíritu orgulloso, del resplandor de sus ojos... y le tironeará del corazón para inducirlo a volver. No sólo a la
an
sonrisa y el espíritu y los ojos de ella, sino a todas sus otras virtudes que echa de menos. Por ejemplo, a su
inteligencia; a la forma en que marcha por las colinas junto .a él con su paso grácil de Leona, sin cansarse; a
la forma en que se yergue sobre la silla cuando monta a caballo; a la forma en que se zambulle en el agua, en
que se desliza por las pendientes sobre sus esquís, en que blande la raqueta de tenis o lanza la pelota de golf.
Generalmente las mujeres Leo sobresalen en uno o dos deportes al aire libre, sin contar los que se desarrollan
bajo techo: la representación teatral, el baile, el romance, y así sucesivamente... y, como las doncellas lunares
de Cáncer, muchas de ellas son fotógrafos aficionados o profesionales.

Ella deberá sembrar todos estos recuerdos en la cabeza de él y convencerlo de que es única. Esto forma
parte de la domesticación de Géminis. La chica que ame a este hombre deberá mantenerse a la par de su
mente y su cuerpo, para no hablar de sus dos personalidades independientes y de sus múltiples estados de
ánimo. Al cabo de un tiempo empezará a verla como la mujer más singular que ha conocido en su vida. Pero
M

sólo estará completamente domado cuando la vea como la mujer más singular que conocerá en su vida.
Existe una marcada diferencia, y la Leona comprenderá enseguida a qué me refiero.
En realidad, esta mujer es única. Es una «dama» innata, y ya no quedan muchas así. La mujer Leo puede
revolcarse por la hierba, trepar a un árbol, cambiar un neumático o ejecutar una serie de actos que
tradicionalmente pasaban por ser poco femeninos, pero su talante seguirá siendo tan espontáneamente garboso
y aplomado como si estuviera avanzando por una alfombra roja hacia el lugar de su coronación. (Una chica
debe tener mucha clase para conservar la tiara derecha mientras levanta el eje trasero de un auto.) El aura
regia está siempre presente. Si alguien se ríe, se mofa de ella o comete el tremendo error de tratarla con
excesiva familiaridad cuando ella no lo ha invitado a entrar en su círculo íntimo, la Leona se encerrará en una
gélida torre de altivez tan imponente que el trasgresor huirá con el rabo entre las piernas o deseará que la
tierra se abra y lo trague misericordiosamente. Al igual que la típica mujer capricorniana, la Leona típica
irradia un aire patente e inconfundible de refinamiento. Este, ya sea real o sólo ilusorio, es tangible y visible.
El único punto débil que existe en su armadura de majestuosa dignidad es la tendencia de Leo a ser
obviamente vulnerable a las lisonjas. En cualesquiera otras circunstancias, empero, la sangre regia corre con
un marcado tinte azul, y sus modales son altaneros, orgullosos, propios de una reina. El hombre Géminis que

44 
 
llama a su mujer «nena» o «pollita», literal o indirectamente, no tardará en aprender lo que significa el
término «dama».
Él deberá acostumbrarse (y probablemente se acostumbrará de muy buen grado) a dejar que ella coseche
la mayoría —o todos— los aplausos en público. La Leona atraerá sobre sí casi toda la atención, aunque no la
busque. Esto es producto del sutil manto de realeza que flota sobre todos los Leo que han nacido hasta hoy.
Aunque ella le hable con la mayor dulzura, aunque ella lo mire con adoración, como si él fuera la estrella del
espectáculo, casi todas las cabezas se volverán hacia ella y no hacia él, y esto ocurrirá independientemente de
que él sea muy apuesto, vivaz, ingenioso e inteligente. En el porte de ella, en su forma de hablar lánguida y
confiada, en la forma en que aparta descuidadamente la melena de sus ojos con un movimiento de cabeza, hay
algo que sugiere la presencia de un carisma real.
Ella lo hace sin mala intención. Una auténtica Leona noble, cariñosa y enamorada, nunca usurpa
deliberadamente el puesto de su consorte (ni de ninguna otra persona). Pero no puede evitar que los nativos
estén inquietos y claven los ojos en ella. Por suerte, el hombre Géminis casi nunca es exagerada o
indebidamente posesivo, así que probablemente interpretará la popularidad de ella como otro elemento de su

ki
singularidad. (Ya veis, lo están domando gradualmente.) Quizá se consuele recordando que el presidente
Géminis Jack Kennedy se presentó cáusticamente en Francia como «el hombre que acompañó a Jacqueline
Bouvier a París». Jackie, como ya debéis saber, es una Leona.

Estadísticamente, la compatibilidad sexual de los amantes de estos signos solares exige a menudo ciertos
ajustes y compromisos recíprocos. Para empezar, nada puede enfriar el calor de una Leona tanto como un
engaño o la deslealtad de su consorte, y esto lo incluye todo, desde un coqueteo inofensivo hasta una
infidelidad sexual concreta. Al hombre Géminis le resultará más fácil perdonar los celos y el fogoso orgullo

u
posesivo de la Leona cuando la situación se invierta, porque entonces ella le dará una idea clara de la
sensación que producen la indiferencia y el rechazo. A él esto no le gustará nada, pero su indignación no será
tan grande como la de ella, en la misma situación. Géminis lo toma todo un poco más a la ligera que el resto
de la gente, y por cierto mucho más a la ligera que un signo de Fuego tan vehemente como Leo.
Sin embargo, cuando ella lo haya domado realmente, es posible que los celos nunca sean un problema
para ninguno de los dos. Entonces el problema será de simple técnica romántica. 1_,? Leona bien amada es
una mujer excepcionalmente afectuosa y cariñosa. Puede desplegar una pasión exacerbada y una lánguida
an
sensualidad. Pero una Leona amada con negligencia es extremadamente susceptible a los síntomas de
frigidez. No es una mujer a la que le gustaría ser violada por un amante con aires de gorila (King Kong no es
su fantasía secreta), ni es una mujer capaz de sonreír indulgentemente ante la torpeza de un escolar ruboroso,
que la sofoca con su adoración canina. Pretende que el hombre le haga el amor con refinamiento. El Géminis
sencillamente destila refinamiento, encanto y delicadeza. Pero a veces su toque puede ser tan sutil, y sus
técnicas de seducción tan etéreas, que ella intuye que podría volatilizarse delante de sus ojos, antes de que se
colme su amor físico. Para satisfacer las necesidades más profundas de ella, que son evidentemente más
fogosas que las de él, tendrá que subyugarla de vez en cuando con una escena dramática de entrega frenética y
extática.
Por lo menos, él deberá hallar a menudo la forma de hacerle saber que no puede resistir la magnética
alquimia sexual que se forja entre ambos. Para ella, la unión física es algo más que un desafío intelectual de
Mercurio o un ejercicio emocional. La Leona aún oye el débil llamado de la jungla. Pero se desplegará
tiernamente ante la acometida imaginativa de Géminis si él aumenta ocasionalmente su vehemencia, y si
M

recuerda que ella necesita que le digan cuán bella y deseable es, para reaccionar cabalmente. «La mujer es
bella sólo cuando es amada.» Especialmente la mujer Leo.
Este hombre y esta mujer son pródigos con las palabras... y con el dinero. Comparten un gusto exquisito, les
encanta acicalarse, son igualmente aficionados a los viajes, a la literatura y a las artes. También son
igualmente expertos en conseguir lo que anhelan: ella merced a la adorable cualidad de reivindicarlo como un
derecho, y él mediante su irresistible adulación. A la chica Leo le resultará más fácil domesticar al hombre
Géminis si recuerda las reglas para domesticar a cualquier pájaro inquieto y activo, pero curioso. Se necesita
mucha paciencia, y hay que empezar por sonreírle con los ojos, desde lejos... cuidando de no moverse
demasiado aprisa, para no espantarlo. Al comienzo lo mejor es la comunión silenciosa, porque las palabras,
sobre todo entre estos dos signos solares, contienen a menudo las semillas del malentendido. Entonces, si ella
se le aproxima un poco más cada día y nunca le da motivos para pensar que su libertad está amenazada...
El hombre Géminis necesita que le recuerden que en su existencia cambiante, mercurial, hay algunos
elementos que son muy especiales —y únicos— en todos los mundos por donde anhela deambular. Por ello

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será más feliz después de que lo dome la orgullosa Leona, aunque no sea más que por la nueva belleza del
ámbar que nunca podrá volver a mirar sin recordar las vetas doradas de sus ojos.

GÉMINIS VIRGO
Aire - Mutable - Positivo Tierra - Mutable - Negativo
Regido por Mercurio (también por el
Regido por Mercurio
planeta Vulcano)
Símbolo: los Gemelos Símbolo: la Virgen

ki
Fuerzas diurnas Masculino
- Fuerzas nocturnas – Femenino

u La relación GÉMINIS-VIRGO
Partimos como los seres más insensibles del mundo, que es lo que son los niños, pero muy
atractivos... disfrutamos con el mayor egoísmo; y entonces, cuando necesitamos atenciones
especiales volvemos a buscarlas notablemente, confiando en el hecho de que nos abrazarán en
an
lugar de zurrarnos.

Es posible, en verdad, que los traviesos Gemelos Géminis les parezcan, a los Virgos más cuerdos y serios,
unos críos insensibles. Siempre andan corriendo en pos de telarañas y espejismos, brincando como
saltamontes, y tienen accesos de locura' de verano y tratan de estar en dos lugares a la vez. Desde el punto de
vista del típico Virgo realista, es obvio que los bruscos cambios de sentimientos y de ideas que sufre el
Géminis son un defecto que hay que corregir inmediatamente.
La perfección no es una cualidad que a los Géminis les guste cultivar. Valoran, quizás incluso admiran —
y ciertamente necesitan— las actitudes más estables de Virgo, y a menudo los tranquiliza descubrir que el
pariente, amigo, socio, amante o consorte Virgo sigue allí, en el mismo lugar donde Géminis lo dejó cuando
voló por unas pocas horas (o semanas, o meses, o años) para indagar qué sucedía allende la montaña. Pero si
los regaña cuando regresan, sencillamente volverán a largarse. A los niños no les gusta que los regañen. Y
M

todos los Géminis son esencialmente niños de alma. Los Virgo, en cambio, no.
Los Virgo se sienten muy responsables por los deberes vitales y tienen una conciencia madura de la
fiabilidad. Se ciñen a esta esencia de su signo solar, o en caso contrario se sienten culpables y esto les produce
urticaria, úlceras, o hipo. A la inversa, Géminis rara vez se siente culpable de algo. O por lo menos no lo
demuestra.

En el caso de Virgo, todo está a la vista. Sobre todo las preocupaciones secretas, acuciantes. Como Virgo
rige las vísceras, los intestinos y el plexo solar, estas preocupaciones acuciantes, que al principio se traducen
en un ceño ligeramente fruncido, y después en los labios apretados, pueden producir verdaderas infecciones o
alteraciones en aquellas áreas. Cuanto más secretas sean las desazones, tanto más fácil será que se manifiesten
mediante náuseas, indigestiones o estreñimiento. Estas personas deberían desahogarlas más a menudo, hablar
de ellas, expresarse, decir lo que piensan (pero no demasiado a menudo, porque entonces no serian fieles a su
signo solar).
Géminis es un experto en sacarlo todo a la luz, excepto cuando se trata de infortunados Géminis con un
ascendente o Luna en Virgo. A éstos les encantaría conversar alegremente y esparcir ideas, y sin embargo, se

46 
 
encierran en un silencio desasosegado, mientras se miran los dedos y cuentan las líneas de las palmas de sus
manos que cruzan con ademán nervioso. El conflicto puede ser muy serio. La mayoría de los Géminis,
empero, podrían enseñar productivamente a los Virgo la manera de sobresalir en la charla gregaria, en la
garrulería jocosa y en la sintaxis coruscante. Es indiscutible que Virgo sabe deletrear todas estas palabras,
pero ponerlas en acción es otra cosa.
El intelecto de Virgo está tan aguzado como el de Géminis (gracias a Mercurio, que gusta atribuirse el
gobierno de estos dos signos, con su casco de plata y sus talones alados), pero es menos vacilante y versátil
(gracias a la influencia oculta del verdadero regente de Virgo, el tronante Vulcano que aún no ha sido visto).
Los Géminis ejecutan rápidos malabarismos con los pensamientos y generan ideas, que a menudo parecen
brotar del aire, su elemento natural, pero Virgo casi nunca es malabarista ni creativo. Los Vírgenes están
demasiado ocupados discriminando y distinguiendo y separando los hechos de las fantasías, muchas veces
con lo que podría parecer una precisión excesiva. El explorador-experimentador Géminis busca el espíritu de
la ley. El purista-estadístico Virgo se ciñe a la letra de la ley.
A la mayoría de los Virgo les resulta difícil entender el concepto de «dólar», porque abarca una cantidad
fascinante de centavos. Se distraen contando todas las monedas, con la convicción de que si controlas los

ki
cobres refulgentes, los billetes verdes se acumularán por sí solos, sin ayuda. Géminis piensa en gran escala, en
términos más vastos, y normalmente arroja los centavos sueltos a los pozos de los deseos, sin contarlos.
¿Lanzar una moneda intachable a las aguas turbias en aras de una superstición estúpida? Otra vez aparece la
arruga en el ceño de Virgo, ¿la veis? Empieza a fruncir la frente sobre esos ojos claros, hermosos.
Ahora que entendéis algunas de las diferencias obvias entre estos dos signos solares, podéis imaginar el
torbellino que debe de bullir en el pecho de un Virgo con un ascendente o Luna Géminis, o de un Géminis en
la situación inversa. Tener que enfrentar semejante variante metodológica con un compañero extraño es
suficientemente lacerante, sin necesidad de tener que enfrentarla todas las mañanas en el espejo, agazapada en
su propio carácter y personalidad. Enviadles muchas tarjetas de solidaridad. Algunos, como he dicho en otra

u
parte, se convierten en despertadores humanos; otros se sientan sobre un balancín de indecisión, incómodos
cuando hablan y dos veces más incómodos cuando están callados.

Sobre la asociación Géminis-Virgo influye una configuración de signos solares 4-10, así que su relación
mutua nunca descansará sobre la frivolidad pura y el escapismo. La seriedad y el respeto (o la falta de éste) se
entrelazarán con los eslabones que unen a éstos dos, y a ambos les resultará difícil comprender cabalmente los
an
verdaderos objetivos y la filosofía básica de la otra parte. Esto no se debe interpretar en el sentido de que no
pueden generar juntos una cálida armonía. Sólo se trata de que habrá que alimentar pródigamente las
chimeneas y los hogares con el carbón de la comprensión y la tolerancia mutuas. Sin embargo, al fin se
pueden lograr, con un poco de esfuerzo, la paz y la compatibilidad, porque a menudo existe, oculto bajo las
desavenencias superficiales de estos dos, un sutil intercambio de lealtad y afecto.

Hay que admitir que el hombre o la mujer Virgo promedio no se dedica a provocar conflictos, y
generalmente tampoco se apresura a reaccionar cuando éstos se producen, a diferencia de los Géminis, que
siempre montan una tempestad con un solo soplo de aire turbulento, y que frecuentemente arremeten como
huracanes ante lo que interpretan como el continuo hostigamiento crítico de Virgo. Por supuesto, para
Géminis una reyerta no es realmente una reyerta, sino sólo un duelo intelectual. Para el signo de Tierra Virgo
las controversias son más profundas, y las ofensas son más perdurables. La amistad y las otras relaciones
M

entre estos dos pueden ser estables, y en unos pocos casos íntimas, pero lo que normalmente los hace confluir
en primer lugar es una comunidad de intereses en el plano profesional o intelectual, o en la órbita de la
familia o los deberes, como en el caso de todas las personas influidas por la vibración 4-10.
La mayoría de los Virgo parecen humildes y modestos, y casi nunca se muestran excesivamente
pundonorosos y orgullosos, pero convendrá que el Géminis refrene su lengua cáustica en los momentos
cruciales, porque habitualmente los Virgo son muy sensibles cuando alguien ofende su escaso pundonor y
orgullo. Los signos más agresivos no entienden en absoluto al Virgo; pero al Géminis que encuentra
demasiado extenuante al Aries, demasiado arrogante al Leo y demasiado altanero al Escorpión, puede
resultarle relajante la compañía del Virgo habitualmente dulce y cortés. Además, el Géminis puede
experimentar una sensación de alivio en razón de que con el Virgo no es necesario competir como con otros
signos solares.
Los Virgo exhiben una humildad conmovedora y atractiva, una modestia personal que despierta poca
envidia o resentimiento. Pero igualmente a los pájaros de Mercurio se les pueden erizar un poco las plumas
cuando se enteran de que, si bien Virgo nunca estará en condiciones de correr tan velozmente como Géminis
y rara vez podrá arrebatarle un Gran Premio a los Gemelos, a veces se las apaña para quedarse con el puesto

47 
 
más codiciado sin siquiera insinuar que lo ambiciona y, por supuesto, sin disputárselo a nadie. A menudo los
jefes de partido eligen como candidatos de transacción, dentro de las trastiendas políticas saturadas de humo,
y en la órbita municipal, estatal o nacional, a los individuos con signos solares, ascendentes o signos lunares
Virgo, lo cual fastidia considerablemente a los signos solares más extrovertidos, que han estado seduciendo
plácidamente a los votantes en la primera fila, confiados en la victoria, mientras que el Virgo sale de la
retaguardia: un advenedizo que triunfa súbita e inesperadamente sobre los caballos preferidos de la pista. Por
ejemplo, Lyndon Johnson era un Virgo, que el sagaz y astuto Géminis John Kennedy eligió
premeditadamente.
En cualquier disputa entre Géminis y Virgo, aquél casi siempre ganará el primer round, porque arremete con
más rapidez y es más veloz para las réplicas. Pero ganar una batalla no implica ganar la guerra. No implica
ganar nada cuando se trata de los Virgo, pues éstos saben que lo que parece ser un aserto absolutamente veraz
puede estar igualmente sobrecargado de errores y de insinuaciones equívocas. El mayor talento de los
Gemelos Géminis consiste en una fascinante capacidad para torcer la verdad y la mentira de modo tal que se

ki
entrelazan y se confunden. Esta táctica engaña a casi todos menos a un Virgo. Un vendedor Géminis de
Volkswagens que enumera demasiados datos con excesiva rapidez puede ahuyentar realmente a un cliente
potencial Virgo. No encontraréis a muchos Virgo jugando a los bolos ni montando en las norias gigantes y
tiovivos de los parques de atracciones, en los cuales a los Géminis les encanta girar. Tampoco son muy
aficionados a los copos de azúcar mercuriales. Pura azúcar y aire, sin ningún valor nutritivo.

Géminis tiene una cautivante cualidad mágica que atrae y excita a los Vírgenes más tímidos, y este
elemento puede generar el misterio suficiente para que la relación sea permanentemente seductora. El

u
problema consiste en que los. Virgo no quedan satisfechos hasta que descubren con exactitud cómo se ejecuta
el truco mágico, y la clave de la existencia de Géminis consiste en probar algo a partir de la nada, en extraer la
realidad de la ilusión pura.
Para el Virgo de mentalidad práctica, la realidad nunca puede ser ilusión, y a la ilusión tampoco se la
puede denominar nunca realidad. Éste no es más que otro juego de palabras geminiano. Generalmente los
pájaros de Mercurio han revoloteado por una docena de ocupaciones antes de cumplir treinta años, en tanto
an
que los Virgo a menudo se ofuscan cuando les piden que introduzcan aunque sólo sea una pequeña
modificación en su rutina burocrática. En cuanto al cambio de empleo, esto es algo que los Virgo normal-
mente encaran con la misma circunspección con que se elige al Presidente de los Estados Unidos. En verdad,
con mucha más circunspección que la que se ha puesto de manifiesto en las elecciones de los últimos años.

No obstante sus diferencias y las tensiones engendradas por los tironeos con que sus soles en cuadratura
ponen a prueba sus almas mediante la difícil vibración 4-10, Géminis y Virgo comparten una encantadora
curiosidad, una inteligencia excepcional y cierto comportamiento cautivante y agraciado, que les permite
corretear unos cuantos miles de kilómetros, juntos y felices, por los maizales del cambiante país de Oz. Pero
si pretenden seguir unidos cuando lleguen a la presencia del Gran Mago (que, desde luego, es un Géminis), tal
vez deberán adaptarse y transigir de cuando en cuando.
Los magos Géminis, fascinados por toda clase de maravillas, deberán recordar que el Leñador de Lata que
marchaba por el sendero junto con Dorothy y sus amigos era un Virgo, un alma bondadosa y afable, pero
M

solitaria, que buscaba ansiosamente un corazón humano. Y fue el sagaz Mago Géminis el que descubrió que
Virgo siempre había tenido un corazón, sin darse cuenta de ello, oculto dentro de una envoltura de metal frío,
y sin embargo más grande que cualquiera de los otros. ¡Eso es magia!

48 
 
Mujer GÉMINIS Hombre VIRGO
...su sistema era con un lápiz y una hoja de papel, y si ella lo confundía con sugerencias tenía que
volver a empezar por el principio.
—Ahora no me interrumpas —le suplicaba él.

El primer problema con que tropiezan este hombre y esta mujer reside en el contraste entre el carácter
gregario de ella y la tendencia de él a la reclusión. Si él es un hombre Virgo típico (excluyendo la
intervención de un signo lugar o ascendente más sociable), en realidad preferiría, en lo más hondo de su
inconsciente, vivir solo, sin necesidad de llevar constantemente una compañera adosada a él... aunque sea

ki
inteligente, bonita, suave y estrujable. El hombre no puede pasarse la vida estrujando a su esposa. Debe pasar
algunas horas estrujando los planes para la seguridad futura, acomodándolos a los moldes apropiados.

Por consiguiente, es posible que cuando la chica Géminis reivindique periódicamente sus escapadas de
libertad, su amante o marido Virgo refunfuñe un poco, exteriormente, pero también es probable que por
dentro lance un suspiro de alivio. Ahora podrá disfrutar de un poco de paz y tranquilidad, para calcular
cuántos átomos componen una molécula y por qué la Bolsa subió o bajó la semana pasada, y para ajustar su
reloj despertador, para clasificar su ropa sucia, para contar los bigotes de su gato y para meditar sobre los
enigmas del Universo en general, sin ese parloteo constante y ese bullir de actividad. Es posible que ame

u
sinceramente a su chica Géminis, pero su corazón contiene gavetas ocultas que ella no está autorizada a
limpiar... ni a espiar, siquiera. Cuando ella lo deslumbra continuamente con su perfume, con su personalidad
estrujable, con su ingenio y su agiIidad mental, él se confunde y pierde el rastro de las opiniones que ha
archivado en cada gaveta, e incluso del día y el año específicos en que las guardó allí. Y por tanto es posible
que no se interrogue sobre el paradero de la Géminis, porque está muy complacido de gozar de un período de
serena contemplación.
an
No por ello deja de haber algunos hombres Virgo que tienen accesos ocasionales y más o menos
violentos de celos. Hay unos pocos. Pero cuando se analiza la cuestión es un gran error resentirse por la
diversidad de la chica Géminis, y los Virgo son expertos en análisis. La necesidad que ella experimenta de
comunicarse con diferentes personas (y los hombres constituyen, al fin y al cabo, aproximadamente la mitad
del género humano) no se debe interpretar como una prueba de que es infiel o promiscua, a menos que exista
la certeza de que lo es. A veces lo es. Sin embargo, con sorprendente frecuencia, no lo es. Claro que puede
llegar a serlo si las críticas de Virgo, sus quisquillosidades y sus rezongos le hacen sentir que le están
recortando las alas. Si hay algo que una mujer Géminis no puede soportar, eso es que le recorten, le cercenen
o le plieguen las alas. Los pájaros deben volar. Enjaular un ave implica una crueldad insoportable contra los
designios de la Naturaleza.
Igualmente, a pesar de ser un hombre cuya actitud esencial y cuya esencia astrológica apuntan hacia la
soltería, el Virgo es capaz, cuando quiere, de acomodarse con inesperado buen talante a la rutina del
matrimonio o de la vida en común con la mujer que ama. Aunque es básicamente un solitario, y le disgusta
compartir todos sus pensamientos con una compañera, Virgo pertenece al elemento Tierra, y la Tierra
M

permanece donde fue colocada por la Naturaleza, a menos que un cataclismo o un tornado le arranque terro-
nes. ¿Pero acaso la Tierra tiene la culpa de ello? Allí estaba, ocupándose estrictamente de lo suyo...

Hasta aquí me he referido a su relación como si estuviera consolidada en el matrimonio, porque la mayoría de
los Virgo se sienten incómodos cuando conviven con una mujer sin la bendición eclesiástica. No todos. La
mayoría. Sin embargo, normalmente a los Géminis no les resulta difícil aprobar y defender el amor libre o el
matrimonio libre. Géminis es un fanático partidario de todo lo que incluya la palabra «libre». Por tanto, una
vez que ambos hayan experimentado el magnetismo químico que los incita a unirse, es posible que la primera
controversia gire en torno de si se casarán o no.
Dentro de los límites indispensables del amor o el matrimonio, así como en los de la relación con un socio
comercial, el hombre Virgo generalmente no trata de dominar. Tiende a ser impecablemente formal respecto
de su amorío o matrimonio, y a menos que tenga un horóscopo excepcionalmente «mal aspectado» en el
plano emocional, será un excelente compañero en lo que concierne a los pequeños bienestares y

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convencionalismos: recordará puntual y diligentemente los cumpleaños y aniversarios, vaciará el recipiente de
excrementos del gato y cuidará que no se quede sin vitaminas. Por supuesto, la mayoría de las chicas Géminis
preferirían que sus cumpleaños y aniversarios se festejaran, como de costumbre, mediante el recuerdo
apasionado o sentimental, y no mediante tildes periódicos con lápiz rojo en una agenda. ¿Pero, quién es ella
para quejarse? Ciertamente las fechas no son su punto fuerte, y es posible que de cuando en cuando se
confunda y le envíe a él una tarjeta para desearle una pronta mejoría con motivo del cumpleaños de su madre,
o que le haga un regalo de aniversario de bodas en la fecha en que compraron la casa... y ya que hablamos de
casa, si la compran, él será quien sugerirá la idea en primer término, nueve veces de cada diez. En el décimo
caso, si es ella quien inicia la consulta con un agente de propiedades, verificad su signo lunar o ascendente.
Probablemente uno de los dos, o ambos, están en el elemento Tierra. A la chica Géminis típica le gustan
bastante las casas, pero prefiere los apartamentos, porque es posible cambiarlos periódicamente. Digamos
cada pocos meses. No hace falta aclarar que normalmente a los hombres Virgo no les parece viable ni práctico

ki
este juego de mudanzas. Vale la pena recordar que el espíritu práctico —por defecto o por exceso— será la
auténtica causa subyacente de muchas de sus reyertas. Él lo tiene en exceso, para el gusto de ella, y a ella le
falta, para el gusto de él, si son, respectivamente, un Virgo típico y una Géminis típica.

En cuanto a su compatibilidad sexual, el Virgo puede ser, con toda su innata dulzura, cortesía, consideración y
puntualidad, un amante o marido imposible para una mujer temperamental. Por supuesto, no todas las
Géminis son temperamentales. O mejor dicho, es posible que una de las personalidades gemelas sea

u
emocionalmente temperamental, y que la otra sea despegada. Los hombres Virgo, veréis, no son
exageradamente emocionales. El Virgo medio tampoco es demasiado afectuoso. La leyenda afirma que
Narciso era un Virgo, perdidamente enamorado de su propia imagen. Yo creo, personalmente, que Narciso era
Leo, pero aparte de ello, es cierto que a los hombres Virgo se los acusa a menudo de ser fríos y egocéntricos.
(Leo puede ser egocéntrico, pero nunca frío.)
Si el secreto espiritual más profundo del sexo consiste en la entrega recíproca de la personalidad a la otra
parte, que culmina en una fusión de mentes, almas y cuerpos en una unidad perfecta (y en verdad lo es), el
an
Virgo típico aún no ha terminado de asimilar este misterio esotérico. A menos que se le inculque cuidadosa y
tiernamente, o a menos que haya tenido una temprana enamorada Escorpión, es posible que se le escape
durante muchos años, y quizá durante toda la vida. Él rehúye inconscientemente el concepto de entrega total,
tal como rehúye a la idea de usar un ungüento Vicks ajeno. Conozco a una mujer Géminis (esto no es una
fábula) que me contó una vez que su marido Virgo insistía en rotular los dos potes de ungüento Vicks que
había en el botiquín con las etiquetas ÉL y ELLA. A casi todos los Virgo los asustó en el seno materno un
germen maligno (y también a bastantes Acuario).
Este hombre no sólo recela de la entrega, sexual o de otro tipo, sino que tampoco se complace demasiado en
el paso inicial de la conquista... de modo que es posible que no se entusiasme él ni entusiasme a los demás.
Esto puede no caerle bien a una mujer Aries. Leo o Escorpión, pero podría ser la razón por la cual las
Gemelas se enamoran de él desde el primer momento. No todas las chicas Géminis, pero sí la mayoría, se
sienten más seguras, dentro o fuera del matrimonio, y se den cuenta o no de ello, cuando pueden jugar al amor
M

como si fuera una farsa. El amor de Géminis es volátil y ligero, delicadamente etéreo. Como el hombre Virgo
está magníficamente dotado para el arte de hacer el amor con ligereza, él puede triunfar con ella donde otros
han fracasado por negarse a participar en el juego de la simulación.

Por instinto, ella puede sentirse emocionalmente a salvo con este hombre, y ambos pueden suministrarse
recíprocamente una sensación de seguridad que constituye el cimiento para el posterior desarrollo de una
profunda pasión, que tal vez nunca habría florecido en ella con un hombre más serio en el aspecto sexual, o
con una mujer más apasionadamente exigente, hablando desde el punto de vista de él. Es posible que a ella la
desconcierten un poco algunos hábitos de él, como el de ducharse inmediatamente antes y después de su
contacto físico... pero a él también podría resultarle bastante deprimente y desalentador el hecho de que ella
tenga la costumbre de interrumpir el beso de las buenas noches, o los prolegómenos de un abrazo de unión
íntima, con la descripción de un sueño extraño que tuvo la semana anterior. Ninguno de los dos quedará
totalmente destruido, en el plano emocional, Si esto determinara el aplazamiento del beso o el abrazo hasta la
mañana siguiente.

50 
 
Sí, tendrán pequeñas diferencias. La mayoría de las chicas Géminis se complacen en dormir hasta tarde y
están sujetas a ataques periódicos de insomnio. Los hombres Virgo también sufren de insomnio, cuando los
preocupa algo. cosa que sucede con frecuencia... pero este hombre preferirá que lo sorprendan luciendo
vaqueros con flores rojas y purpúreas antes que dejar que lo encuentren durmiendo hasta mediodía; y
aclaremos que estas dos opciones son pecados más o menos mortales para el Virgen. Si se trata de uno de los
Virgo que insisten en tener un hogar pulcro y en sentarse a la mesa puntualmente, no tardará en descubrir que
esta chica no ve la necesidad de alcanzar la perfección absoluta en estos dos contextos. Ciertamente es capaz
de comportarse como una anfitriona exquisita (aunque será raro que él invite a alguien a casa para que ella
demuestre sus dotes de anfitriona) y, cuando quiere, puede crear una deliciosa atmósfera hogareña. Pero es
dudoso que friegue los pisos con verdadero entusiasmo y pasión, y si fuma (¡rogad que no!) posiblemente
habrá más de un cenicero sucio en la casa. Esto no lo pondrá eufórico, porque para empezar la mayoría de los
Virgo detestan el cigarrillo, y aborrecen lisa y llanamente el olor desagradable de los ceniceros repletos.
Lo sorprendente, empero, es que las habituales irritaciones minúsculas de todos los días no generen

ki
grandes reyertas entre ellos. El hombre Virgo no pide realmente mucho del amor ni del matrimonio, excepto
tal vez disponer de su propio pote de ungüento Vicks. Y lo mismo vale para ella. Por supuesto, él agradecerá
un poco de puntualidad en las comidas, y por lo menos una apariencia de lealtad. Pero, en general, la chica
Géminis es suficientemente adaptable como para poder acomodarse a estas condiciones que desesperarían a
otras mujeres, y él es suficientemente práctico como para no pretender que el amor y el matrimonio se
desarrollen en el cielo o en el infierno, sino en un lugar intermedio. A menos que existan serios antagonismos
planetarios entre sus respectivas cartas natales, probablemente estos dos no serán demasiado cargosos el uno
con el otro, cuando se los compara con otras combinaciones de signos solares.

uLos rápidos cambios de personalidad y los múltiples estados de ánimo de ella podrían desconcertarlo y
fastidiarlo. Los taciturnos trances de introspección de él, durante los cuales se niega a comunicarse, podrían
desencadenar en ella muchas borrascas instantáneas, que normalmente se disiparán enseguida. Hay momentos
en que él la hará llorar de hastío, y en que ella lo ofuscará hasta indigestarlo, y también es posible que su vida
en común sea una larga partida adivinatoria de ajedrez verbal y de jai alai emocional. Sin embargo, es
igualmente posible que ella le suministre la excitación y el estímulo vital que este hombre tanto anhela y
necesita, y que él le proporcione la estabilidad de miras que ella busca, aunque sin saberlo.
an
Géminis es Aire, Virgo es Tierra, y estos dos elementos tienen poco en común. Pero se trata de una
configuración de signos solares 4-10. y en consecuencia es posible que el respeto mutuo sea el imán que los
atrae el uno hacia el otro, en tanto que el deber o algún tipo de responsabilidad, familiar o profesional, los
mantiene unidos.

El hombre Virgo es más veraz, e incluso más honesto, básicamente, que los Arqueros. A su juicio, la
veracidad ahorra muchos contratiempos. Su abuela acostumbraba a canturrear: «Ay, qué telaraña más
embrollada tejemos cuando empezamos a mentir», y ya entonces él decidió que el embuste era un lastre
innecesario. No quiere enredarse por nada del mundo en ningún tipo de telaraña. Y menos aún tejida por él.
En consecuencia, el Virgo típico pondrá sobre la mesa la verdad descarnada de cualquier situación, sin
subterfugios. Éste no es el comportamiento ideal para ganar estima, pero uno de sus rasgos más admirables
consiste en que le importa poco ganar la estima de todos: sólo ambiciona la de unos pocos amigos íntimos. Si
M

éstos lo quieren, y si él puede servirles a su leal saber y entender, se da por satisfecho. No necesita ganar
competiciones de popularidad para sentirse conforme con el estado general de las cosas y para disfrutar de lo
mejor de la vida. En verdad, a menudo disfruta de mucho más que lo mejor de la vida —y del amor— cuando
lo tratan afable, dulcemente, y no lo envuelven en torbellinos de emoción que ahuyentan su simpatía
silenciosa y sus bellos modales y los hacen replegar en una caverna excavada por él mismo para eludir
conflictos. Sin embargo, cuando los conflictos no son emocionales, él seguirá adelante y raramente se apartará
del rumbo que considera justo.
El camino del Virgo casi nunca está sembrado de flores, y él tampoco se detiene en el trayecto para
cosechar ramilletes de halagos por sus servicios. Igualmente, su corazón se aligerará y su espíritu se iluminará
si deja que una chica Géminis dance junto a él y colme esos momentos de soledad con su risa maravillosa, y
con su arte para capturar la brisa entre las manos y para verter en su voz la melodía de un fresco arroyo del
bosque, aunque sólo esté diciendo: «Buenos días, cariño». La palabra «imposible» no existe para ella. Si algo
no se puede lograr de una manera, ella ideará otro sistema, mejor. A él, este talento le resultará
estupendamente útil. La chica Géminis es incorregible, irrefrenable... pero también irresistible. Con un

51 
 
intercambio luminario armonioso entre sus horóscopos, tal vez podrán encontrar en sus respectivas sonrisas
un territorio familiar, y la aventura de explorarlo juntos será prodigiosa.
Pero las Géminis son gemelas, a veces incluso trillizas. Y al hombre Virgo ya le resulta bastante difícil
lidiar con una sola mujer. No nació con aptitudes para manejar un harén, o a una pareja con personalidad
múltiple. Para alcanzar la dicha junto a él, la chica Géminis deberá decidir primeramente cuál es su verdadera
personalidad, y después deberá pertenecerle eterna, indivisiblemente.

Hombre GÉMINIS Mujer VIRGO


... y entonces Wendy, a quien siempre la había gustado hacer las cosas correctamente, le

ki
preguntó a Peter cuántos años tenía. En realidad no fue una pregunta afortunada, sino
algo parecido a un cuestionario de examen que te formula preguntas sobre gramática
cuando quieres que te interroguen sobre los Reyes de Inglaterra.

Ésta no es una relación amorosa que se rodeará inmediatamente de nubes de arco iris cortinas de flores,
porque los dos enfrentan la difícil prueba de la influencia de la configuración de signos solares 4-10, con sus
dificultades y sus ventajas, que pueden ser, las unas y las otras, considerables. Tienen que roturar un terreno

u
romántico escabroso. Esto no significa que no podrán cultivar coles juntos, pero sí que deberán escardar a
menudo su huerto de amor.

Tal vez empiecen por disputar si plantarán rosas u hortalizas. Obviamente, es más lógico optar por las
hortalizas. Ella es Virgo, así que la preocupan la posibilidad de una hambruna mundial, las termitas de la
buhardilla, la inflación._ y el botón que falta en la camisa de él.
an
Evidentemente las hortalizas son el remedio. No para la camisa ni las termitas, quizá, pero sí para la
inflación y el espectro de la hambruna. ¿Qué puedes hacer con una rosa, cuando el lobo llama a tu puerta?
Olerla. Puedes olerla. El hombre Géminis puede inhalar la fragancia de una rosa mientras se cierne la
pobreza, más o menos como Nerón tocaba la lira mientras ardía Roma. Por supuesto, toda esta divagación
sobre horticultura es simplemente simbólica, como la melomanía de Nerón entre las llamas. Pero por otro
lado todo es simbólico, académico o retórico para Géminis. Éste nació envuelto en charadas, berreando
metáforas y anagramas, y fajado con analogías. Además, con un teléfono en una mano y un telegrama en la
otra. A ratos él pensará que a ella la engendró una unión improbable entre una computadora y un estropajo.
Una computadora autoprogramada. (¿Existe semejante artefacto? No importa, algún Virgo con ascendente
Acuario lo inventará, trabajando en colaboración con un Géminis.)
Con esto no quiero dar a entender que este hombre y esta mujer no se sentirán mutuamente fascinados,
sino que también se sentirán mutuamente frustrados. La mayoría de los hombres Géminis han olvidado su
fecha de nacimiento, inocente o deliberadamente, cuando llegan aproximadamente a los veintiún años en el
ilusorio calendario cronológico. Por el contrario, muchas chicas Virgo han grabado en su memoria la hora, el
M

minuto y el segundo exactos de su nacimiento, y además, piensan que la juventud eterna no sólo es imposible
sino que además sería aburrida. A él le parece al mismo tiempo posible y encantadora. Ya veis que los
relojes, los cronómetros y la teoría de la relatividad de Einstein pueden crear uno de los abismos que los
separan. Por supuesto, hay otros.
Es rara la mujer Virgo a la que le seduce la idea de arrojar una pluma al aire y enderezar en la dirección
que señala al caer. La Virgen típica no es aficionada a la rayuela geográfica. Cuando viaja, prefiere utilizar
un folleto de turismo, un agente de viajes, y el plan de descuentos familiares para el fin de semana. Las
compañías de aviación inventaron precisamente para las Virgo los vuelos supereconómicos (entre las dos y
las seis de la mañana), cuando todo el mundo duerme, porque esta mujer es sensible al ahorro. En cuanto a
los Gemelos, al hombre Géminis de la mujer Virgo le gustaría, secretamente, guiarse por la pluma, y en
cuanto al sistema de viaje, es a él a quien están dirigidos los carteles que dicen «desayune en Londres y
almuerce en Italia».
Apenas se enamoren, a menudo por curiosidad mutua, a ella la entusiasmarán las posibilidades de la vida
informal y despreocupada que él avala tan seductoramente, mientras que él se sentirá halagado por la atención
arrobada, la mente alerta y los modales muy femeninos de ella. Pero después de un tiempo, es posible que ella
empiece a preguntarse si es prudente sincronizar su vida con la de un hombre que parece deambular

52 
 
eternamente —ya sea en el plano físico, en el mental o el emocional— y cuyos pensamientos y acciones no
son más previsibles que el estado del tiempo. Es posible que más adelante Géminis intuya que la atención de
Virgo está hasta cierto punto excesivamente arrobada, que su mente está quizá tan alerta que no le permite
disfrutar a él de vez en cuando de la intimidad indispensable para entregarse a sus reflexiones abstractas. Es
posible que entonces se entable la controversia de las rosas y las hortalizas, simbólicamente. Todas las
reyertas entre enamorados se originan en cuestiones que por sí mismas carecen de importancia pero que han
sido elegidas porque simbolizan los problemas arraigados y reales que son la auténtica causa de su tensión
recíproca... una verdad subyacente que ninguno de los dos quiere enfrentar, por una razón cualquiera.

A pesar de su inteligencia analítica, tajante, la chica Virgo es ultrasensible y necesita estima. Es posible
que el hombre Géminis sea un poco incompetente en este contexto, porque el suyo es un signo de Aire.
Aunque los signos de Aire no son incomprensivos, irradian un cierto desapego y una frialdad altanera que
pueden dejar a un Signo de Tierra como Virgo con una sensación de vacío, de relativa frustración. Habrá

ki
momentos en que él será verdaderamente incapaz de entender la profundidad y la fuerza de ella. Entonces él
intentará discutir y llegar a una transacción, a menudo sin conseguir llegar a la causa del problema. Aún así, la
destreza intelectual y la simpatía de él, combinadas, bastarán para apaciguarla temporalmente, hasta que ella
tenga tiempo de analizar los errores y defectos inherentes a la ágil argumentación de Géminis.
Si ella no lo toma demasiado en serio, su relación puede ser excitante desde el punto de vista intelectual,
estimulante desde el punto de vista emocional, y muy divertida. Pero Virgo lo toma todo en serio, y
ciertamente no hará una excepción con su amante o marido. Quizás él debería tomarla a ella más en serio. A
menudo las Virgo dan la impresión de haberse comprometido «hasta que la muerte nos separe», y después

u
traumatizan a su pareja con una demanda de divorcio tan diestra y rápida (y tan cruel) como la decapitación
de una flor. Casi todo lo que hace Virgo es diestro y rápido. En esto, los dos son muy parecidos. Ambos
pueden impacientarse con la rutina, y ninguno de los dos es desaliñado en el pensar ni en el vestir.

En lo sexual, ella necesita más demostraciones físicas de afecto que él, y él necesita más variación y poesía
que ella en el acto amoroso. No se trata de que Géminis pretenda que Virgo duerma con un ejemplar de las
an
poesías de Rossetti bajo el brazo, ni de que ella aspire a que él la conquiste como Valentino, pero es
indiscutible que existen diferencias sutiles en sus maneras de abordar la alquimia física del amor. La chica
Virgo no desea necesariamente que el hombre que ama la trate como si fuera Virgen. Es cierto que la
sexualidad de ella, en conjunto, no es dramáticamente fogosa ni excesivamente apasionada, pero lo que sí
quiere es saber que él está allí. Y no sólo la mente, el corazón y el alma de él, sino todo él. Aunque las
mujeres Virgo, como los hombres Virgo, pueden tomar el amor sexual a la ligera, son un poco más terrenales
al respecto que el etéreo Géminis. Además, esta chica se siente más confiada y distendida, y por consiguiente
puede ser una compañera más satisfactoria para el amor, si capta una dosis de seguridad y familiaridad en su
relación íntima. Esto no es siempre posible en compañía de un Géminis, que, por si acaso lo hemos olvidado,
contiene dos personas en una (a veces tres o cuatro), y es tan cambiante como para proyectar su deseo una
noche y una fría indiferencia la noche siguiente.
Semejante comportamiento puede producirle a la chica Virgo un trauma de silenciosa desesperación, y
hará que achaque estos altibajos del ardor de él a un defecto suyo. Los Virgo pueden ser implacables con los
demás, pero siempre lo son más consigo mismos. Siempre habrá algo que permanecerá tácito, en reserva,
M

entre estos dos. Raramente lograrán la entrega y el olvido total de sus personalidades en la unión sexual, y por
tanto su compatibilidad física, si bien podrá ser inmensamente satisfactoria en algunos sentidos, tal vez será
un poco reservada y controlada desde el punto de vista emocional.
Sin embargo, en el ámbito mental, no se ocultarán casi nada. De ninguno de los dos se puede decir que sea
circunspecto en lo que al lenguaje se refiere. Algunas parejas Géminis-Virgo utilizan las palabras como
armas, con puntería letal. Las palabras hieren. Pero las palabras también curan, y estos dos signos solares
pueden usarlas para bien o para mal. Nadie puede estimular tiernamente a una Virgen tímida para trasmutar su
estricta reserva en el floreciente jardín de rosas de la confianza en sí misma, con mayor pericia y delicadeza
que un hombre Géminis... y nadie puede sosegar los nervios frecuentemente alterados de este hombre,
mercurial con más dulzura y sagacidad que una chica Virgen, cuando ambos actúan motivados por el amor.

Claro que probablemente respetarán sus respectivas aptitudes mentales, pero es posible que sofoquen
demasiado a menudo sus manifestaciones francas, de afecto. Quizá ni él ni ella comprendan que es necesario

53 
 
que la relación emocional sea profunda. Ella cumplirá con todos los deberes indispensables para con él, sin
descuidar ningún detalle. Le coserá los botones caídos, y le suministrará excelentes consejos respecto de su
carrera, siempre y cuando él se los pida, porque pocas veces o nunca le enunciará sus opiniones sin invitación
previa. Será una compañera estimulante en el teatro o frente al
telévisor, y podrá
conversar muy inteligentemente con él acerca de los libros, revistas y periódicos que lean. Igualmente, en su
devoción, aunque estable y admirable, quizá habrá una pizca de «deber».
Él encontrará tiempo para conversar con ella acerca de todas las cosas que la preocupan, probablemente la
alentará a discutir todo aquello que se le cruce por la cabeza, y le concederá un amplio margen para
desarrollar libremente sus propias ideas, sus ideales y sus objetivos. No la sofocará con un exceso de celos o
de espíritu posesivo, pero quizá la haga sentir acorralada con sus averiguaciones y sondeos, a veces
exagerados, en el plano verbal.
Una vez mitigado el primer fulgor del romance, es posible que la mujer Virgo empie- ce a acusarlo de
dispersar excesivamente su energía mental. Ella también tiene sed de conocimientos, pero no es propensa a
desperdigarse y puede pensar que él se limita a buscar ávidamente excitaciones y novedades continuas.

ki
Además, es posible que no comparta el entusiasmo de él por las excursiones y los viajes.
La mayoría de las Virgo tienen una extraña empatía por los niños, y digo extraña porque ellas mismas son
tan «adultas» en todos los sentidos. Pero los niños siempre hacen aflorar el potencial latente de la mujer Virgo
para la amabilidad y la belleza, un talento insospechado para el desarrollo de la imaginación, y una inmensa
ternura: la capacidad para escuchar con verdadero interés todas las angustias y alegrías de una mente joven,
sumada a la sagacidad necesaria para orientarla delicadamente hacia nuevas corrientes de pensamiento.
Puesto que todo hombre Géminis es, en su corazón, un niño, un chiquillo, estas cualidades intrínsecas de ella
no pueden hacer menos que atraerlo inmensamente. Sin embargo, cuando se trata de él, ella deberá ocuparse

u
no sólo de un «niño», sino de los Gemelos. Es posible que, a menudo, ella intente enseñarle el valor del
discernimiento, y descubra que a él no le interesa realmente discernir. A su vez, es posible que él intente
enseñarle a ser más franca, más expansiva, a valorar la libertad personal, y a adquirir el don de correr
impulsivamente en pos de un sueño. Pero los Virgo se abren muy lentamente, como una puerta chirriante, y él
siempre tiene una prisa tremenda. Además, a juicio de ella, la libertad nunca será tan valiosa como la
seguridad. A la inversa, para Géminis, la seguridad es a menudo sinónimo de un presidio mental, que
restringe toda posibilidad de cambiar los planes. Y a juicio de él esta posibilidad es la que hace a la vida digna
an
de ser vivida.
La mujer Virgo pertenece a la categoría de las que le dan al amante o marido la sorpresa de servirle el
desayuno en la cama, pero, lamentablemente, son pocos los hombres Géminis a los que les gusta dormir hasta
tarde. Es más probable que él salte de la cama, se duche y pedalee o corra unas cuantas veces alrededor de la
manzana, o lea los titulares del periódico de la mañana, antes de pensar en algo así como las tostadas o los
cereales. Es posible que su reacción seca o indiferente ante las amabilidades de ella la ofendan más de lo que
él sospecha. Como su mente regida por Mercurio es muy analítica, el hombre Géminis que tiene la suerte de
ser amado por una Virgen también regida por Mercurio (hasta que aparezca Vulcano), deberá analizar la
auténtica naturaleza de ella con más minuciosidad, si desea conservarla.

Algunas mujeres Virgo se mantienen castas e indiferentes al romance durante años, y entonces lo arriesgan
todo en aras de una pasión única, inesperada e irrealizable, que no tarda en extinguirse. De modo que es
M

posible que, en verdad y por dentro, ella no sea tan fría y controlada, en el plano emocional, como a veces
parece serlo. Es igualmente posible que el auténtico amor se le escape al' hombre Géminis hasta que deje de
ser Peter Pan, y hasta que Wendy haya llegado a la edad de casarse con algún otro, o sea con alguien que
demostró más interés por ella que por sus propias aventuras.
Estos tristes desencantos pueden determinar que tanto Virgo como Géminis cavilen a solas,
atormentándose con añoranzas y lamentaciones. O pueden determinar que entablen una relación mutua
serena, segura y despejada de exigencias, que podría ser precisamente lo que ambos han estado buscando.
Claro que para ello tendrán que mirarse durante un poco más de tiempo a los ojos. En cambio, es posible que
eviten escudriñarse de frente, por el temor a que sus ojos revelen demasiado, mientras ella barre los suelos... y
él deambula por la casa, silbando su canción infantil... tanteando ambos con sus corazones, pero igualmente
incapaces de expresar con franqueza lo que sienten.
Es inevitable que entre éstos dos exista una cierta dosis de tensión e incomprensión, porque sus soles
natales estaban en cuadratura cuando nacieron. En la electrónica del amor, la tensión puede producir un
cortocircuito de las emociones, reduciéndolas a la oscuridad silenciosa. Pero con un intercambio Sol-Luna

54 
 
armonioso entre sus horóscopos, este hombre y esta mujer podrán alcanzar, mediante su unión, un afecto y
una satisfacción perdurables. Es posible que nunca se trate del éxtasis turbulento y exaltado que vivieron
Scarlett y Rhett, pero el amor no tiene por qué ser siempre explosivo.
A veces, la dicha puede consistir en un trance apacible y sereno, en un momento de reposo en el viento, que
convierte la puesta de sol en algo menos triste y obsesivo... y que ilumina la aurora con una tierna promesa.

GÉMINIS LIBRA
Aire - Mutable - Positivo Aire - Cardinal - Positivo
Regido por Mercurio Regido por Venus

ki
Símbolo: los Gemelos Símbolo: la Balanza
Fuerzas diurnas Masculino
- Fuerzas diurnas - Masculino

u La relación GÉMINIS-LIBRA
A veces estaba oscuro y a veces claro, y entonces tenían mucho frío y luego demasiado calor.
an
Es entretenido contemplar a dos signos de Aire, como si fueran trapecistas en el circo. Sus acrobacias
mentales pueden ser deslumbrantes y vertiginosas. El aire es intangible, invisible, siempre se mueve por todas
partes... y por ninguna.
Como los Libra nunca pueden tomar una decisión y los Géminis cambian continuamente de idea, es difícil
predecir qué sucederá en una asociación entre estos dos, ya se trate de parientes, cónyuges, amigos, socios,
amantes, compañeros o lo que sea. Lo que yo escriba puede modificarse antes de que cualquiera de ellos lo
lea o lo entienda. Pero me arriesgaré a afirmar que Géminis y Libra componen una configuración de signos
solares 5-9, que generalmente se equilibra favorablemente, cualquiera que sea la dirección en que se incline la
Balanza de Libra, y cualquiera que sea la personalidad gemela de la doble naturaleza de Géminis que opte por
entablar la discusión.
Para que los Géminis más espabilados, alertas, calculadores y semejantes a los pájaros no crean que los Libra
son sólo vaporosas nubes blancas, les recordaré que Libra rige a China, y por tanto a los chinos. Como los
orientales son los seres más misteriosos del planeta, es errado deducir que detrás de la sonrisa rutilante de
M

Libra no hay más que una blanda masa gelatinosa. Desde luego, esto no intimidará a los Géminis típicos (que
son expertos en resolver enigmas chinos). Así que trataré de prevenir a los Gemelos de otra manera. Libra es
un signo de Aire cardinal. Géminis es un signo de Aire mutable. Cardinal es sinónimo de liderazgo. Mutable
es sinónimo de comunicación. Un Géminis puede comunicarse estupendamente con un Libra por las ondas
aéreas mientras él o ella no intente controlar la discusión ni ganarla.

Recordad, Libra es cardinal. Libra debe triunfar. Libra debe gobernar. Libra es lógico. Libra siempre debe
tener razón. Y no dejéis que esa sonrisa carirredonda, con unos adorables hoyuelos en el mentón, y en otras
partes, os induzca a pensar otra cosa. No son más que armas que ayudan a los Libra a salirse con la suya.
Cuando no pueden lograrlo con su intelecto superior, con su proceso lógico deductivo, o con esa voz untuosa
que suena como violines combinados con arpas y acompañados por ángeles susurrantes, agitarán las pestañas
de esos ojos grandes e inocentes, irradiarán la sonrisa de Venus, ahuecarán unas cuantas veces sus hoyuelos...
y el adversario se derretirá, sencillamente.
¿Quién puede resistirse a semejante amalgama de belleza, gracia, encanto, lógica, inteligencia, sagacidad

55 
 
y halago? Géminis puede... y a menudo lo hace. Géminis no se deja atrapar fácilmente por las marrulleras
estratagemas de Libra. Al fin y al cabo, Géminis inventó el arte de persuadir, timar, engatusar y embaucar a
los tímidos, con una mezcla de simpatía e ingenio. En la rueda del Zodiaco, Libra está después de los Geme-
los, así que Géminis inventó el juego y Libra se limita a imitar.
Estoy segura de que todos los Géminis concordarán conmigo. En cuanto a los Libra, no tengo la intención
de discutir el tema con ellos, de adelante atrás y de arriba abajo. En cambio, exhortaré tiernamente a los
inocentes Libra a ser pacientes conmigo a medida que me enredo y me embrollo verbalmente, tratando de
identificar las diferencias que los separan de los Gemelos.
El aire no tiene forma específica. Simplemente flota por el espacio, como un fantasma que todo lo penetra.
Por tanto, cuando estos dos signos solares se unen en el hogar, en la oficina, en el campus universitario o
donde sea, al principio puede resultar difícil verlos. Pero no oírlos.
Géminis y Libra entablarán largas discusiones sobre todos los temas imaginables, y ambos tienen una
imaginación desmedida. Unas veces las discusiones serán cordiales, y otras no. Pero generalmente no llegarán
al extremo de dejar de hablarse el uno al otro, porque a ambos les resulta prácticamente imposible permanecer

ki
callados por un lapso poco más que insignificante. A los dos les gusta hablar. A ninguno le gusta escuchar.
El símbolo de Libra es la Balanza porque algunos Libra tienen el intelecto tan delicadamente ajustado que
apenas se les ocurre una idea, nace automáticamente otra de signo contrario. ¿Imagináis lo que es cargar con
la maldición de semejante mentalidad? Alguien dice CALIENTE, y la tarjeta de la computadora responde
FRÍO. Alguien suelta LARGO, y contestáis CORTO. Si OÍS VELOZ, instantáneamente pensáis LENTO. Si
OÍS LENTO, pensáis VELOZ. Si os sentís ARRIBA, miráis ABAJO. Si os sentís ABAJO, miráis ARRIBA.
¿Aún estáis allí? Sentaos y cerrad los ojos por un momento. Se os pasará el vértigo. ¿Ahora entendéis por qué
tantos Libra andan por el mundo con una expresión de aturdimiento en sus rasgos bellos, bien compaginados,
y con una mirada lejana en sus hermosos ojos... durante la mitad del día? Durante la otra mitad su talante es

u
exactamente el contrario: os miran sagaz y fijamente, agitando su esencia aérea en un torbellino, o
pronunciando discursos elocuentes, apasionados. Así van (¡y vienen!) estas almas pendulares. Suceda lo que
sucediere, inmediatamente deben acentuar lo opuesto.
En Colorado vive un hombre Libra llamado George. Un día le estaba explicando ciertas alternativas de mi
vida en virtud de las cuales yo sospechaba que recaía sobre mí la desaprobación de un organismo oficial ojalá
ya abolido, que me había hostigado sutilmente durante casi tres años. Él escuchó mi breve síntesis, y entonces
an
ahuecó sus hoyuelos y dijo: «No dudo que los acontecimientos que se han producido en tu vida durante los
últimos años tienen una base siniestra asentada sobre hechos demostrables. Sin embargo, por otro lado, eres
escritora, y tienes una imaginación vívida, así que es muy posible que en realidad todo sea algo absolutamente
inocente».

El Libra George ni siquiera tenía conciencia de su propio proceso lógico. Ahora que estáis iniciados en la
astrología y sabéis cómo funciona la mente de Libra, podréis apreciar cómo apenas afloró en su cabeza la
palabra «siniestro», su Balanza de Libra despidió una tarjeta que rezaba «inocente»: el antónimo exacto de
«siniestro». Éste es el dilema habitual de Libra. ¿Cuál es la verdad? ¿Qué palabra dará la respuesta
definitiva? ¿Siniestro? ¿Inocente? El trauma de la indecisión.
Puesto que soy un signo de Sol Aries, este dilema específico me resultó muy fácil de elucidar. Siniestro.
Los incidentes se asentaban sobre una situación SINIESTRA. Sin embargo, como veréis, en mi condición de
Carnero, al saber que dichos incidentes han quedado atrás, los he arrojado al cubo de los desperdicios de ayer
M

y ya no me preocupo. Los Géminis hacen lo mismo. Arrojan el ayer por la borda, disfrutan del presente, y no
reconocen el futuro hasta que lo tienen encima. Libra no puede proceder así. ¿Y si la síntesis fue errada?
Claro que pudo ser correcta. Pero si fue errada, y la arrojé por la borda, ¿cómo podré recuperarla para
enmendarla? ¿Siniestro o inocente? ¿Malo o bueno? ¿Real o imaginaro? ¿Positivo o negativo? ¡Polaridades,
polaridades, polaridades! Libra está sumido en ellas desde la mañana hasta la noche, y no se atreve a
desecharlas, porque teme desechar la única conclusión justa.

A diferencia de los Libra, Géminis hace malabarismos con las polaridades y las contradicciones, no sucesiva
sino simultáneamente, sincronizando constantemente sus ideas duales entre sus personalidades gemelas. ¿Por
qué no? Siempre tiene dos componentes para manejarlo todo. Ya veis por qué las personas de estos dos signos
solares no son las más fiables del mundo. Si pilláis a un Libra cuando la Balanza está perfectamente equili-
brada, ¡estupendo! Si pilláis a un Géminis cuando ha puesto a dormir a uno de los dos Gemelos y por el
momento sólo exhibe al otro, ¡estupendo! Pero la mayoría de las veces, estos dos, o tres, o cuatro, forman una

56 
 
multitud. No obstante las similitudes que existen entre las naturalezas de estos dos signos de Aire, también
hay muchos casos en los que viran en direcciones distintas. Por ejemplo cuando se trata de tomar decisiones.
Géminis se decide en un santiamén, y basta. Sin lamentaciones, ni ansiedad, ni esperas, ni dudas. Actuar
AHORA. Libra equilibra, sopesa, juzga, cavila, duda, asimila y aplaza la acción hasta mañana... y a veces el
mañana no llega nunca. A juicio de Géminis, la falta de decisión puede hacer perder la carrera. A juicio de
Libra, la toma de la decisión puede provocar un error tremendo, y Libra no puede, no quiere cometer un error.
Sin embargo, debemos destacar que el hecho de que el veloz Géminis regido por Mercurio haya tomado una
decisión puede estar totalmente desprovisto de importancia. Es posible que al cabo de pocos minutos cambie
de idea y de planes. Pero una vez que Libra se ha decidido finalmente, después del delicado proceso de
evaluación, lo normal es que se ciña estrictamente a lo resuelto, seguro de que no hay correcciones posibles
que no hayan sido sopesadas ya con el mayor cuidado. Libra es más cauto que Géminis. Mientras los
Gemelos tienden a cortar amarras deprisa, Libra nunca es partidario de cortar lo que se puede desenredar con
más prudencia, hebra por hebra. ¿Por qué apresurarse, cuando es posible que después descubras que omitiste
tomar en cuenta uno u otro dato previamente desconocido, y que ello te obligue a dar marcha atrás?

ki
A los Géminis les encantan los desafíos intelectuales, y los Libra se los suministran. Pero cuando los Gemelos
ensayan con Libra los equívocos mercuriales, no siempre salen adelante. Pueden quedar más o menos en el
medio, y de cuando en cuando incluso un poco por detrás del centro.

El carisma infantil de Géminis puede inducir a los Gemelos a hacer cosas muy extravagantes y mágicas,
como pronunciar veintisiete veces el nombre de un druida cuando cae una estrella... o acoplarse a viajes
imaginarios sobre el lomo de ardillas o saltamontes benévolos... y buscar diamantes entre las rosas que
florecen en la nieve. Normalmente los Libra no pierden tiempo en semejantes tonterías. Por contraste directo

u
con su dulzura optimista y sus rostros alegres y radiantes y sonrientes, son fríamente lógicos.
¡Pero ya estamos de nuevo en lo mismo! Cuando imagináis un rostro de Libra, os será devuelto como su
opuesto por la mentalidad bipolar de la Balanza. Lo que buscan los Libra es el justo medio. A los Géminis les
importa un bledo el justo medio para llegar al equilibrio perfecto. Los Gemelos disfrutan del viaje, no del
lugar de destino. Tanto Géminis como Libra se sentirían más dichosos consigo mismos, y el uno con el otro,
si intentaran sentir mucho más y pensar mucho menos.
an
Mujer GÉMINIS Hombre LIBRA
Les permiten, empero, cambiar, pero eso sí, el cambio debe ser total.

El hecho de que la mujer Géminis y el hombre Libra se parezcan tanto es lo que determina que sean tan
compatibles y tan felices juntos. Además, el hecho de que la mujer Géminis y el hombre Libra se parezcan
M

tanto es lo que genera la mayoría de los conflictos entre ellos.


Se conocen demasiado bien el uno al otro, comprenden sus respectivos ensueños o idiosincrasias, pueden
lidiar serenamente con sus respectivas cualidades camaleónicas, entienden sus respectivos estados de ánimo, y
generalmente se unen contra los extraños que no se explican la mentalidad etérea. Si él o ella tiene un
elemento Agua más sensible y emocional o un elemento Tierra más estable como signo lunar o ascendente, su
felicidad y su bienaventuranza están prácticamente aseguradas desde el punto de vista astrológico. De lo
contrario, éstos dos siguen teniendo garantizada una probabilidad de éxito mucho mayor que la media, si se
exceptúa la aparición de pequeños remolinos en los días particularmente ventosos. Ambos pueden ser un poco
ventosos, cargados de brisas frías y de ráfagas sofocantes. Por tratarse de una configuración de signos solares
5-9, concuerdan más armoniosamente que la mayoría de las parejas que tratan de armar un cuadro perfecto
con las piezas del rompecabezas del amor.
Ambos tienen vocación estética, se sienten conmovidos por la belleza, y se sienten fuertemente alterados por
el desaseo, la fealdad y el desorden. Sin embargo, no obstante esta esencia común, Géminis y Libra, al mismo
tiempo que necesitan, e incluso exigen, la belleza y el orden, también pueden necesitar a menudo una vivaz

57 
 
criada Sagitario, una enérgica criada ariana, o una eficiente criada Virgo para que limpien lo que ellos han
ensuciado. Por supuesto, algunos Géminis y Libra son pulcros. Pero incluso ellos prefieren contar con otra
persona encargada de recomponer sus desbarajustes... tanto emocionales como literales. Como Géminis es
más rápida, generalmente será ella quien seguirá por todas partes a su hombre Libra, recogiendo los calcetines
desechados y las cáscaras de plátano. A cambio de ello, es probable que él no le niegue dinero (si lo tiene)
para hacer aún más confortable y bello su entorno. En la mayoría de los casos, el nido de estos dos tórtolos es
un lugar encantador, de buen gusto, agradable a la vista, y probablemente lleno de libros. Aunque vivan en
una tienda, ésta se hallará bien sujeta y aislada, quizá con pirograbados en la lona a modo de decoración, y un
suave redoble de tambores como música de fondo. Suave, he dicho. No demasiado molesto, porque Libra no
soporta los ruidos fuertes, los taburetes ladeados ni las estaquillas de la tienda torcidas.

Cuando este hombre y esta mujer riñan, casi siempre será ella la que iniciará la reyerta, y él quien le
pondrá fin. Por lo menos, esto es lo que les parecerá a los observadores. A pesar de su encanto etéreo y su

ki
delicada feminidad, la mujer Géminis tiene una lengua afilada, cáustica, y no se resiste a emplearla cuando
su mente ágil la exhorta a enunciar sus opiniones rápidas. Su amante o marido Libra habrá aprendido en los
comienzos de la vida que la grosería y la franqueza excesiva le dificultan la conquista de su auténtico y
secreto objetivo, ya sea en el amor o los negocios. Por ello irradia una especie de delicada amabilidad (casi
siempre) y es un experto en ocultar sus pasiones e intenciones detrás de una sonrisa plácida y una voz
persuasiva. Sí, es posible que ella la haya iniciado verbalmente. Pero tal vez él sea el verdadero culpable, el
auténtico instigador inicial de la reyerta... porque tardó dos semanas en decidir si deberían tomarse sus vaca-
ciones este mes o el siguiente, mientras ella ganaba tiempo ante la compañía de aviación y la engatusaba para
que mantuviese las reservas de pasajes durante la temporada punta... o algo parecido. Por tanto, cualquiera

u
que sea el que inicia visiblemente el conflicto, él casi nunca es inocente.
El hombre Libra nunca es tan inocente como parece y dice, o como le gustaría hacérnoslo creer. En
verdad, hay circunstancias (raras, pero las hay) en que su Balanza se descompensa, y puede ser tan chiflado
como un pajarillo atascado en la puerta de un reloj de cuco. Sin embargo, es probable que en estas ocasiones
se disculpe tan dulcemente, y que la abrume con una dosis tan abundante de la empalagosa simpatía de Libra,
que ella olvidará a continuación su mal carácter. Los extraños que contemplan los rasgos plácidos y
equilibrados del hombre Libra, no pueden imaginar las resoluciones dificultosamente articuladas que se
gestan en su cabeza, detrás de su fachada jovial, ni la ofuscación con que trata a sus íntimos mientras
an
aquéllas están en la etapa formativa.

Es posible que a la chica Géminis se le ocurra ser diseñadora de modas. Es posible que después la deslumbre
la idea de conseguir una matrícula de vuelo y de comprar quizá su propio reactor Lear. A continuación se le
puede antojar traducir del sánscrito, estudiar los rollos del Mar Muerto, abrir una pajarería o inscribirse en la
facultad de Derecho. Pero el hombre Libra puede controlar todas las ideas y emociones embrolladas de esta
chica mejor que un hombre de un signo de Tierra, el cual tal vez entrará en erupción como un volcán; que un
hombre de un signo de Fuego, que tal vez le quemará el oxígeno a su entusiasmo; o que un hombre de un
signo de Agua, que tal vez le sofocará dicho entusiasmo con una manta húmeda.
Libra entiende el instinto errabundo de la mente y el corazón de Géminis, y sin embargo es
suficientemente estable y lógico como para controlar los impulsos más desatinados de ella antes de que éstos
se hipertrofien, señalándole afablemente los pros y los contras, hasta inducirla a buscar su pájaro azul un
poco más cerca del hogar... y de él.
M

La palabra apropiada es «sosegante». Libra puede ejercer una influencia sosegante sobre Géminis, excepto en
aquellos ocasionales trances de enajenación que después él le hace olvidar con su seducción. Dios sabe que la
chica Géminis necesita sosegarse. Tiene un espíritu inquieto, un alma anhelante. Está conmovedoramente
ansiosa por saber qué es lo que desea, dónde está situada, quién es y por qué va... o viene. El hombre Libra es
el más lógicamente indicado para explicarle todo esto. Pero... bueno, veréis... la chica Géminis está compuesta
por muchos elementos: miel y especias y cosas hermosas, sí. Sin embargo, es mucho más que esto. Es todos
los libros que ha estudiado en su vida, el reflejo de las ideas y filosofías del Gemelo cuya imagen le devuelve
el espejo, y que por tanto son diametralmente opuestas a las suyas. Es la cuerda con la que saltó a la comba en
su infancia, el graznido plañidero de las gaviotas, y los secretos que les susurró a las gallinetas en la playa por
donde se paseó antaño, el recuerdo de su primer baile... malezas que ruedan arrastradas por el viento y
tornados... las velas titilantes de una nochevieja parcialmente olvidada. Estos elementos de la chica Géminis
componen su mundo privado, por donde el hombre Libra que la ama nunca puede deambular libremente,
aunque la guíe a través de él... desde lejos.

58 
 
En los equilibrados procesos lógicos de Libra hay, no obstante su encanto y dulzura, un elemento judicial
y frío que no le permite internarse en los espesos bosques del cambiante mundo mágico donde ella y su
Gemela residen tan a menudo. Él puede contemplarla cariñosamente, cuando se quita los zapatos y corre
descalza por la hierba, y puede esperar junto a la cancela hasta que vuelva de su remoto país, pero nunca
puede unirse realmente a ella. ¿Por qué? Porque tendría que situar a dicho país en un mapa, verificar si hay
una línea aérea que lleva allí, averiguar su población y estudiar su industria principal, antes de partir con ella.
De lo contrario, ¿cómo podría demostrarse lógicamente a sí mismo que semejante lugar existe de veras? Y si
no existe, ¿por qué ir allí? Un velo invisible separa a este hombre de esta mujer, a pesar de las múltiples
similitudes que existen entre sus respectivas personalidades.

Su relación física está generalmente signada por una satisfacción casi total: ese tipo de satisfacción que sólo
dos signos de Aire pueden comprender (o desear). Por la noche, tumbado a veces solo junto a ella (sí,
tumbado solo junto a ella), él se regocija cuando Géminis vuelve de su mundo quimérico, de nuevo a sus

ki
brazos, a menudo sin siquiera sospechar que algunos fragmentos de ella han quedado allí fuera, persiguiendo
rayos de luna y jugando al escondite con las estrellas. Ella le transmite la sensación de su presencia. Y por
supuesto, parte de ella está presente: aquella parte que ha jurado amarlo y venerarlo, y no abandonarlo nunca.
No se puede pretender que ella responda por la otra parte, la descarriada, su Gemela, la que se niega a
obedecer incluso cuando ella, personalmente, se lo suplica.
Su unión sexual no será tan devoradora como la de dos signos de Fuego o de Tierra, pero puede ser tan
refrescante como una tormenta de verano, con centelleos de truenos y relámpagos. Se trata de dos almas
etéreas, mentales, que viven sobre todo en el intelecto, no en las emociones, así que puede faltar la pasión
explosiva, pero en cambio pueden disfrutar de la paz y el sosiego totales de una fusión profundamente

u
afectuosa. El sexo, como en todas las configuraciones de signos solares 5-9, es importante para esta pareja,
pero no es primordial para su dicha. Los dos necesitan igualmente el amor romántico, y quizá lo desean aún
más, pues forma la base auténtica de la atracción romántica entre ellos.
Los dos asumirán por turno el papel agresivo en el acto amoroso. Ambos pueden transmutarse de lo activo a
lo pasivo, de lo masculino a lo femenino, en unas condiciones extrañas, místicas, que convierten sus
experiencias sexuales en un deleite constantemente cambiante pero armoniosamente amalgamado. Si tienen
an
camas individuales, es posible que a veces discutan quién dormirá más cerca de la ventana, pero si se
exceptúan estos ajustes secundarios, los dos despertarán generalmente el uno en brazos del otro, compartiendo
una nueva mañana que diluye las disputas de la noche anterior tal como el Sol dispersa las nubes.

Tal vez se necesiten y se complementen físicamente el uno al otro, pero es posible que él esté más
enamorado de la mente y el espíritu de ella que de su cuerpo, y es posible que ella tenga más interés en el
intelecto y el alma de él que en su sexualidad, aunque sólo tengan una vaga conciencia de ello. La alquimia
entre estos dos signos de Aire es vaporosa, mental y variable, en lugar de ser terrenal, apasionada y sensual.
No todas las Géminis desean hijos, y muy pocas sueñan con tener familias numerosas, pero cuando sí los
desean, elegirán a menudo a un hombre Libra para que los engendre. Muchas chicas Géminis que no tendrían
hijos con ningún otro hombre, encontrarán más atractiva la maternidad con un hombre Libra.
Si ella se casa con él, será porque le gusta la forma en que canta o baila o silba... la forma en que se
mueve y camina y habla y guiña el ojo. También la forma en que se viste. Entonces, mujer al fin, es posible
M

que después intente hacerlo cambiar. Como al hombre Libra lo rige Venus, es posible que tolere esto e
intente complacerla, porque la ama, hasta que finalmente se dé cuenta de que, si bien ella prospera con el
cambio, un cambio excesivo perjudica su propio equilibrio. Entonces él rugirá (mansamente) y se empecina-
rá (afablemente) para demostrar que es un signo cardinal masculino, retomará sus viejas costumbres... y
probablemente esto será lo mejor para ambos.
Es posible que viajen mucho juntos, que tengan motivos religiosos o educacionales para reunirse. y que
se conozcan en una excursión. Si alguna vez él se interesa por los OVNI, probablemente será por obra de
ella. Ella lo estimulará para que se remonte a alturas a las que no habría pretendido llegar sin la intervención
de ella. Como ambos tienen alas en los talones —y en los corazones— es posible que cambien de residencia
más a menudo que los amantes o consortes nacidos bajo otros signos solares.
Casi no hay duda de que la mujer Géminis confundirá y desconcertará de cuando en cuando a su amante
o marido Libra. Al fin y al cabo, es muchas mujeres en una. Puede ser la más locuaz cuando él trata de
pensar o se debate con un dilema, la más bonita cuando le ha provocado un raro acceso de cólera al Libra, la
más taciturna cuando él desea exhibirla ante sus amigos, la más enérgica a la hora de acostarse, la más
perezosa por la mañana cuando él espera sus huevos escalfados... ¿pero qué otra mujer podría convertirse en

59 
 
semejante calidoscopio de aflicción, júbilo, fastidio, dicha, turbación, irritación, deleite y frustración, como
no sea este misterio de femineidad envasado en forma de unidades gemelas?
Es cierto que puede ser desordenada, que puede perder las llaves del auto, embrollar el talonario de
cheques, derrochar su tiempo y dinero, destruir la dignidad de él y ponerle a prueba la paciencia, pero
precisamente cuando él está a punto de dejarla plantada, empiezan a gotear sus brumosas lágrimas de
chiquilla, que se trasmutan casi instantáneamente en una vibrante risa geminiana... y él está nuevamente
desorientado, atrapado entre la mirada de mujeres que se agolpan dentro de esta chica que no podría salir del
bosque si no contara con la fuerza de él.
En cuanto a él, se empeñará tenazmente en obligarla a ser más lógica y estable. Criticará sus defectos, se
negará a ayudarla a recoger margaritas cuando él debe trabajar, le destrozará sus frágiles nervios, y a veces se
comportará como un juez severo y condenará el espíritu libre de Géminis... pero cuando los sueños de ella
estén desquiciados, cuando su casa y su pelo estén a la miseria, y cuando tenga la sensación de ser una
chiquilla necia y ridícula, él la hará sentir mujer al decirle sonriendo: «No sé por qué te amo tanto, pero te
amo».

ki
Entonces Géminis comprenderá que ella es el único problema que él nunca podrá equilibrar en su Balanza,
con un resultado exacto. Como es hija de Eva, sonreirá para sus adentros, convencida de que sólo el corazón
de él, y no su intelecto, podrá analizar íntegramente la solución del enigma que ella plantea. Sin embargo, con
perversidad también femenina, se negará a compartir con él esta clave del secreto de amor de Géminis, y
preferirá que la adivine.

Un factor importante de discrepancias dentro de esta relación de Aire consistirá en la propensión del
hombre Libra a sopesar y juzgar las cosas, a ver la vida, las personas y las situaciones en la perspectiva y el

u
equilibrio justos, fría y lógicamente, con una extraña actitud de despego, desprovista de toda. extravagancia.
Esta faceta de su personalidad no sólo choca en forma bastante violenta con su propio optimismo y confianza
innatos, sino que también entra a menudo en conflicto con la tendencia de ella a verlo todo no como es sino
como debería ser. Ella ve lo que desea ver, colorea los hechos con la fantasía, y evita el desengaño (para su
manera de pensar) impregnándolo todo con un baño de ilusión.
Si él no hace un esfuerzo sincero encaminado a comprender con tolerancia la actitud de ella, es posible
an
que Géminis se sienta obligada a decir pequeñas mentiras inocentes para defender su punto de vista. A esta
mujer suelen asustarla las personas que siempre exigen la verdad exacta, precisa, sin afeites, y que no
transigen con los «tal vez», «quizás» y «supongamos que haya sido». Entonces, podría sentirse forzada a
escapar mediante una zambullida aún más profunda en la irrealidad.
A Libra no le perjudicaría agregar una pizca de imaginación geminiana a todos los asuntos que pesa con
tanta circunspección en su Balanza. Porque a menudo la verdad no es lo que parece ser (esto es lo que
Mercurio le enseñó a ella), la lógica puede ser engañosa y los hechos pueden inducir a error.

Cuando la noche está escarchada y poblada de estrellas, ¿quién espera que un chubasco estival se oculte justo
detrás de Arturo? Las Gemelas. Ellas saben que sólo se puede adquirir la verdadera sabiduría adaptándose a
las pautas siempre cambiantes de la vida. Pero él no puede aceptar las pautas de hoy sin cotejarlas antes con
las pasadas y las futuras hasta encontrarlas dignas de crédito. En algún punto del trayecto, cerca del centro de
estos puntos de vista divergentes, Géminis y Libra se encontrarán, se tocarán ligeramente... harán una pausa...
M

y se amarán.

60 
 
Hombre GÉMINIS Mujer LIBRA
Realmente él no sabía nada al respecto. Sólo alimentaba sospechas, pero dijo al azar:
—Wendy, yo me escapé el día en que nací.
Wendy quedó muy sorprendida, pero interesada; y le indicó con el encantador estilo de
salón, o sea con un toque a su camisón, que podía sentarse más cerca de ella.

Se trata de un hecho astrológico 5-9, y no queda margen para discusiones. El hombre Géminis es irresistible
cuando magnetiza sin esfuerzo a una pobre chica Libra y la induce a abandonar su existencia
maravillosamente equilibrada y a consagrar su corazón a un futuro incierto, revoloteando por ideas, pueblos,
ciudades y estados de ánimo, junto a él. Por supuesto, esto también se aplica a la inversa. ¿Acaso no se aplica

ki
todo a la inversa, cuando se trata de Géminis y Libra?

Es sencillamente fascinante observar cómo una irresistible mujer Libra esparce nubes de mansa e
indefensa feminidad sobre un pobre hombre Géminis, convenciéndolo de que es a él a quien se le ha ocurrido
la idea de sentar la cabeza y de hacer lo único sensato y lógico que se puede llevar a cabo después de
enamorarse: casarse, conseguir trabajo, formar una familia y quedarse en un mismo lugar con la única persona
que puede manejarlos a ellos dos, o sea, ella. ¿Quién gana esta partida romántica? A veces depende de cuál de
los dos tiene el signo lunar más fuerte, pero generalmente es ella, y no él.

uSea quien fuere el que tome la iniciativa, enseguida entran a regir las leyes de la física y la química, y
estos amantes no tardarán en convertir los etéreos castillos de sueños en hipotecas sólidas y concretas, porque
ella huele muy bien, y es muy suave y mimosa, en tanto que él es muy rápido y espabilado e inteligente, y
puede ganarle a ella las partidas de ajedrez y de damas.
La mujer Libra casi nunca mirará dos veces a un hombre situado por debajo de su nivel intelectual. Y el
hombre Géminis casi nunca sacrificará su preciosa libertad por una mujer que no es capaz de confeccionar
an
anagramas con sus pensamientos y de armar crucigramas de sueños junto con él. Siempre es divertido
observar cómo a un mago Géminis lo embaucan con uno de sus propios trucos al que le han incorporado unas
pocas variantes novedosas. Sin embargo, también hay una dosis de justicia poética en ello. Él ha pasado toda
su vida seduciendo mujeres, iniciando romances que después interrumpía, creando la impresión de que la
culpa siempre recaía sobre su pareja y nunca sobre él, recomponiendo amistades a fuerza de locuacidad y. en
general, disfrutando de su envidiable capacidad para manipular cualquier situación con una ristra de palabras
del diccionario complementadas por su inocencia infantil.
Ahora se encuentra con una mujer que es con creces su digna competidora en el juego de la astucia, y que
le paga con su misma moneda. Después de dejarse convencer de que la ha cautivado y conquistado, después
de permitir que ella encierre su espíritu libre dentro de los límites restrictivos del matrimonio —no importa
que otras mujeres acepten uniones informales en la nueva era de la emancipación sexual: las mujeres Libra no
se conforman con algo menos que una sortija de bodas—, después de todo esto, él descubrirá que sus modales
mansos, delicados, persuasivos y amables ocultan una inteligencia fría, brillante, una fuerte voluntad, y una
M

férrea decisión de conseguir exactamente lo anhelado. Esta chica no es una conejita suave, ¡sino un mariscal
de campo de las huestes femeninas!
La mujer Libra siempre se las ingeniará para salirse con la suya so pretexto de la justicia, la feminidad y la
impotencia, pero Libra es, en última instancia, un signo masculino. No ceso de repetíroslo. Ella se sentirá
sorprendida y dolorida cuando él la desenmascare, como en verdad la desenmascarará, porque nadie, ni
siquiera Libra, puede engatusar durante mucho tiempo a la chispeante inteligencia de Géminis. Ella no preten-
dió ser injusta ni falaz. Libra considera que todo es lícito en el amor y en la guerra entre los sexos, y en este
contexto la hembra de la especie es más letal que el macho.
La mente estimulante de ella, que tanto lo atrajo al comenzar el romance, la convertirá después en una rival
peligrosa durante cualquier discusión, porque es muy experta en el arte de colocarlo en inferioridad de
condiciones mediante el recurso de hacerle perder la paciencia, y junto con ésta la objetividad y la serenidad.
Entonces ella lo tiene a su merced, mientras aduce llorando que es un bruto, y que su cólera es la mejor
prueba de que está equivocado. Libra lo desconcertará una y otra vez, y se valdrá para ello de la estratagema
típica de él, o sea que deformará sus asertos e intenciones, y él no podrá identificar el defecto de sus

61 
 
argumentos porque ella sabe proceder con mucha sutileza, como si no hiciera nada malo y sólo se limitara a
defender con limpieza y justicia su propia posición.

La mujer Libra es tan reacia a las represiones como cualquiera de los doce signos solares, aunque quizá no
tanto como Géminis, Acuario, Sagitario y Aries. No será prudente que su amante o marido Géminis intente
imponerle algún tipo de restricción. Bastará que recordéis a los orientales (Libra rige a Oriente). Las otras
razas no pueden controlarlos eficazmente porque, si bien parece que son mansos y pacientes, y que no oponen
ninguna resistencia, siempre se las apañan, sin embargo, para encontrar la forma sutil de anular al adversario.
El hombre Géminis nunca obtendrá una victoria total sobre la mujer Libra. Precisamente cuando cree que ha
conseguido desbaratar todos sus argumentos, ella se le escabulle y adopta otra táctica o estrategia emocional,
y vuelve a pillarlo desprevenido. Pero él también deberá recordar la curiosa objetividad de Libra. Ella
realizará inmensos sacrificios para salirse con la suya, pero cuando fracase, el análisis de las causas de la
derrota le producirá casi tanta satisfacción intelectual como le habría producido el triunfo. Géminis deberá
tenerlo presente, sobre todo porque lo mismo vale para él. Los dos tienen muchas semejanzas, puesto que

ki
influye sobre ellos la vibración muy favorable y armoniosa de la configuración de signos solares 5-9.
Simpatizan, y a menudo se complementan incluso en áreas en las que difieren.
En lo esencial, Géminis y Libra son maravillosamente compatibles, y tienen muchas virtudes (y también
vicios) en común. Tienden a respetar sus respectivas mentalidades, intimidades y libertades de pensamiento y
palabra... en condiciones normales. Sin embargo, habrá circunstancias en que él la lastimará profundamente y
quedará completamente azorado por su reacción ofendida, por la naturaleza imprevistamente violenta de sus
emociones.
Cualquier mujer Libra enamorada de un hombre Géminis entenderá por qué se ha dicho del hombre regido
por Mercurio que está tan ocupado pensando, que nunca se detiene a pensar.

uEl no desea agredirla, pero sus estallidos verbales pueden ser crudos y cortantes para la chica Libra, que
por naturaleza reviste cada opinión con el velo más suave del tacto y la cortesía. Igualmente, él la
reconquistará con su innata seducción mercurial y la convencerá de que no quiso decir lo que dijo, lo cual es
más que probable que sea cierto (lo que dicen los Géminis nunca sigue siendo válido durante más de una
hora, aproximadamente).
an
Es posible que quienes nacieron bajo signos de Fuego o Tierra no comprendan su relación física, pero a ellos
les bastará para llenar sus corazones de sosiego y satisfacción. Ninguno de los dos es auténticamente
apasionado, ni realmente capaz de experimentar el amor tal como lo experimentan otras personas más
vehementemente emocionales. En su manera de hacer el amor siempre habrá un elemento delicado y
desapegado: poético y cautivante, pero no sensual. Sin embargo, el fuego latente de la fusión sexual entre este
hombre y esta mujer es tan magnético y tan cohesionante para sus respectivas naturalezas aéreas como lo son
los contactos más tórridos entre otros consortes y amantes. El romance siempre será más importante que el
sexo para Géminis y Libra. Esta actitud predominará e impregnará su intimidad con una belleza singular.
Éstos dos no interpretan el amor como un apetito erótico que es necesario apaciguar, sino como un arte
que es necesario refinar. No lo interpretan como una manifestación de lascivia sino como un placer recíproco
que hay que sorber lentamente, en lugar de engullir voraz o ciegamente. La mujer Libra irradia un aire
innegable de voluptuosidad, pero también de refinamiento. La grosería, la tosquedad, la obscenidad y la
vulgaridad la ofenden.
M

(Por supuesto, un signo lunar o ascendente más terrenal, o una seria desavenencia entre Venus y Marte en
la carta natal de ella, puede diluir este elemento básico de la naturaleza de su signo solar, pero, como
siempre, respecto de todos los signos solares, nos referimos a la dama Libra típica.)

Existen pocas posibilidades de que el hombre Géminis, que siente íntimamente lo mismo que ella, la
ofenda de este modo, aunque tal vez él necesite en su unión física una mayor variedad de expresión que la
que necesita su esposa regida por Venus. Sí, finalmente ella se convertirá en su esposa... o partirá. Sabed que
Libra rige el matrimonio, y es muy rara la Libra que se conforma con una relación emocional que no sea la
conyugal, cualquiera que sea el lapso que abarque.

La chica Libra típica, que en circunstancias normales no puede tomar una decisión respecto del amor más
rápidamente que respecto de cualquier otra cosa, puede experimentar. sin embargo, el deseo de casarse
impulsivamente con un Géminis antes de tomarse el tiempo indispensable para equilibrar los platillos

62 
 
descompensados de la Balanza de la decisión. El rasgo infalible del buen vendedor consiste en su habilidad
para hacer que la gente se dispute el artículo que intenta vender, y Géminis es el as de los vendedores. Cuando
lo que procura vender es su propia persona, la chica Libra no es más invulnerable que el resto del público
deslumbrado al encanto y el atractivo innato de Mercurio. Ella es sensata, inteligente, perspicaz y todo lo
demás, pero dichas cualidades parecen fallarle cuando este hombre afable de ojos refulgentes, tacto ligero y
ensueños alucinantes le arrebata el corazón.
Es posible que el dinero sea un poco más importante para ella que para él. Sólo un poco. La acumulación
de dinero y la manipulación financiera no son la motivación primordial de Libra o Géminis, excepto en el
caso de aquellos escasos nativos de estos signos solares que ingresan casi por azar en la actividad bancaria. El
dinero sólo es realmente importante para Géminis cuando no lo tiene, cuando lo necesita desesperadamente.
Para Libra, el dinero es importante en razón de los lujos, las comodidades v la belleza circundante que puede
comprar. Sin embargo, la mezquindad y la avaricia no son rasgos propios del elemento Aire, de modo que
tendrán pocas disputas en este contexto, a menos que el hombre Géminis lo dilapide con excesiva
prodigalidad, especule demasiado a menudo, o lo juegue en apuestas muy arriesgadas. Cuando él gaste más de
lo previsto en el presupuesto, generalmente lo hará en relación con una idea o una promoción novedosa, con

ki
unas vacaciones o con un cambio de residencia... o por lo menos con un breve cambio de escenario. Cuando
ella es despilfarradora, suele gastarlo en ropas, en clases de danza, canto o música, o de escultura, teatro o
yoga, y en cosas semejantes. A veces, en la decoración del hogar y en salones de belleza. Sus actitudes
respecto del dinero, como respecto de muchas otras cosas, son básicamente análogas, aunque pueden diferir
en la manera de emplearlo, de cuando en cuando. (Desde luego. un signo lunar o ascendente más tacaño o
económico puede cambiar ligeramente la imagen de cualquiera de las dos cartas natales, pero no demasiado.)
Probablemente sus hogares estarán poblados de música, flores, libros... y niños. Quienes se aman dentro
de la vibración de la influencia 5-9 optan a menudo por forjar una familia juntos, no obstante su renuencia a
engendrar hijos con personas de otros signos solares. Viajarán mucho, mental o geográficamente; los

u
parientes de ambos ocuparán un lugar destacado en su relación; y es posible que encuentren bases de acuerdo
—o de discrepancia periódica— en la religión o en la educación superior.
Si estos dos también han sido agraciados por un aspecto armónico Sol-Luna entre sus respectivas
natividades, su relación navegará apaciblemente por aguas refulgentes, entrecortada quizá por unas pocas
tormentas y arrecifes, pero en general, se desarrollará como si flotara río abajo sobre una pluma. Con un
aspecto tenso entre sus luminarias, el aire podría tornarse húmedo, bochornoso e incluso brumoso de vez en
an
cuando, pero siempre tendrán la oportunidad de echarse nuevamente el uno en brazos del otro en busca de
perdón, después de un altercado, aunque éste haya sido grave... para volver a empezar.

Él le enviará flores para disculparse. Ella recordará cómo las luces centelleaban en sus ojos, cual en los de un
chiquillo, cuando estaba excitado, olvidará sus defectos, se derretirá una vez más en el corazón de él... y
empezará a analizar nuevamente por qué lo ama. Pero no resolverá el enigma mientras no se dé cuenta de que
él es un par de Gemelos, dos-hombres-en-uno. La mujer Libra se siente obligada a equilibrar dentro de un
todo armonioso cualquier dualidad que encuentre, en razón de su esencia regida por Venus. Nunca lo logrará
cabalmente, por supuesto, pero es posible que consiga aproximarse a la magia de Géminis más de lo que éste
permitiría que se acercara ninguna otra persona. Excepto, claro está, la otra mitad de sí mismo.

   
M

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GÉMINIS ESCORPIÓN
Aire - Mutable - Positivo Agua - Fijo - Negativo
Regido por Mercurio Regido por Plutón
Símbolo: los Gemelos Símbolos: el Escorpión y el Águila
Fuerzas diurnas Masculino
- Fuerzas nocturnas - Femenino

ki
La relación GÉMINIS-ESCORPIÓN
Todos los piratas son supersticiosos; y Cookson exclamó: «Dicen que la señal más segura
de que una nave está maldecida consiste en que hay a bordo más de lo que se puede
justificar».

u
El supersticioso nato Escorpión tiene todo el derecho del mundo a presumir la presencia de una persona
adicional cuando trata con un Géminis, nacido bajo el signo de los Gemelos. Por supuesto hay una persona
visible, pero el mellizo (o los trillizos o cuatrillizos) de este hombre o esta mujer se esconde eternamente en el
éter, listo para aflorar en las circunstancias más desconcertantes.
La mayoría de las personas no saben que cuando se asocian con un Géminis tratan con un múltiplo,
pero Escorpión sospecha inmediatamente la verdad. Escorpión lo sospecha todo inmediatamente. Es difícil, si
an
no imposible, engañar a Escorpión durante mucho tiempo. La naturaleza recelosa de estos individuos los
impulsa a explorar los misterios como Sherlock Holmes, pero rara vez discuten sus conclusiones con un
doctor Watson. Lo que Escorpión sabe se lo reserva para sí. Como he dicho antes, Escorpión busca, sobre
todo, el poder. El saber es poder, ¿así que por qué cederlo? Lo cual nos trae a una tendencia bastante obvia de
la mayoría de los Géminis (no todos, pero sí la mayoría): hablar. Algunas veces llegan al extremo de
chismorrear. En el mejor de los casos, generalmente no cuentan hasta diez antes de hablar, hábito éste que
puede ofuscar a los Escorpión más taciturnos y reservados, aunque a menudo las palabras de Géminis son
bellas burbujas de luz y alegría.

No se trata de que los Escorpión no puedan ser también locuaces, a ratos. Pueden serlo... los menos. Pero
la mayoría de los Escorpión prefieren que los vean y no los oigan, y si pueden evitarlo, prefieren que tampoco
los vean. He comentado en otra parte que muchos hombres y mujeres y niños regidos por Plutón tienen el
M

hábito de usar gafas de sol para salvaguardar el incógnito. Incluso aquellos raros Escorpión que son charlata-
nes tienen el don de hablar de todo menos de lo realmente importante. Pocas veces discuten algo
auténticamente personal... que les concierna a ellos, se entiende. En cambio discutirán de muy buen grado
asuntos personales referidos a terceros, excepto si han prometido guardar el secreto. Entonces sus labios
quedarán tan herméticamente sellados como si de un confesionario se tratase. Es raro el Escorpión que viola
una promesa. Para ellos, el cumplimiento de las promesas es una cuestión de honor. Y por eso la destreza
verbal del Géminis, para no hablar de sus actitudes infantiles de juego y retozo inocentes, pueden fastidiar a
Escorpión a menos que éste o ésta tenga su Luna o ascendente natal en un signo de Aire o Fuego. Los
hombres y mujeres regidos por Plutón no sólo recelan de las personas ligeras de lengua sino que además
desconfían de la inocencia infantil. Escorpión tiene muchas cualidades, pero la palabra «inocencia» no es la
que un astrólogo elegiría para describir a este signo solar.
Los Escorpión tienen lo que sólo se puede definir como un rasgo dominante, que oscila entre el mal humor
taciturno y el frío distanciamiento (que a veces es arrogancia) cuando las cosas no marchan a su gusto. En
otras circunstancias Escorpión puede ser afable, sensible, compasivo y fanáticamente leal... pero nunca
auténticamente cálido. A Géminis también lo acusan a menudo de falta de calidez. (Los signos de Agua y

64 
 
Aire les parecen fríos y desapegados a quienes nacieron en los elementos Fuego o Tierra.) En cuanto a la
lealtad, Géminis, como todos sabemos a esta altura, no sobresale por esta virtud, si el verdadero significado de
la palabra consiste en la devoción invariable a una persona, una idea o un ideal durante toda una vida. ¡A
Géminis le gusta variar! A estos individuos les resulta difícil permanecer interesados en un tema durante las
veinticuatro horas del día sin variar y virar en una dirección distinta, y menos aún durante todo un ciclo vital
en el planeta Tierra. Sin la variación y el cambio de escenario periódicos, el pájaro medio de Mercurio se
sofocaría de puro aburrimiento.
Como sucede en todas las configuraciones de signos solares 6-8, si Géminis y Escorpión no nacen en
el mismo círculo familiar, en condición de parientes, o si no están implicados en una relación comercial, es
posible que no se encuentren nunca si no los presenta otra persona. En ausencia de una armonía Sol-Luna en
sus respectivos horóscopos, normalmente estos dos no tienen suficientes cosas en común como para sentir
vibraciones palpitantes de un extremo a otro de una habitación atestada, y generalmente necesitan la
intervención de una tercera persona para relacionarse. Sin embargo, una vez que los acerca fortuitamente un

ki
espectador inocente que no sospecha lo que puede resultar de la combinación de Aire y Agua, su
configuración 6-8 determinará inexorablemente que la relación, ya sea amistosa, comercial o emocional,
abarque muchos servicios y devoción por un lado y un magnetismo inexplicable por el otro.
Incongruentemente (en el sentido astrológico), los servicios y la devoción casi siempre fluyen de Escorpión a
Géminis, y la atracción magnética de Géminis a Escorpión. Se podría decir que Géminis representa un
misterio que Escorpión no consigue penetrar a fondo, y son muy pocas las cosas que Escorpión no consigue
penetrar. Es indiscutible que esto lo frustra, pero a veces la frustración es sinónimo de fascinación cuando se

u
administra en pequeñas dosis, esporádicamente. Administrada diariamente, en grandes dosis, puede deteriorar
bastante el aguijón de Escorpión y embotar un poco la inocencia infantil de Géminis, erizando las alas
emplumadas de los impacientes pájaros de Mercurio.

El sagaz e intelectual Géminis es un signo de interrogación deambulante, parlante (con énfasis en esto
último), constantemente curioso y ocasionalmente espurio. Escorpión es un punto final en la conclusión del
conocimiento: la puntuación última en el poder de concentración. Normalmente los Géminis tienen distintas
an
magnitudes de dificultad para concentrarse, y a veces su lapso de atención es tan breve como el tiempo
durante el cual una mariposa revolotea sobre una flor o durante el cual un ave permanece posada en una
rama.
Escorpión no sólo es vehementemente dominante a ratos, sino que también es vehementemente orgulloso
y ambicioso, aunque de una manera encubierta, silenciosa y discreta. En verdad, Escorpión es vehemente en
todo, por dentro. Vehementemente implacable, vehementemente leal, vehementemente compasivo,
vehementemente frío, vehementemente reservado, vehementemente misterioso. Estos individuos no hacen
nada a medias, aunque por fuera parezcan inofensivos y dulces. Si son vúestros amigos, lo son hasta las
últimas consecuencias, en las buenas y en las malas. Si son vuestros enemigos, lo son hasta los mismos
extremos, en uno y en otro sentido.
Si Escorpión no hace nada a medias, se puede decir que Géminis lo hace todo a medias (o en una a tres
cuartas partes). Géminis nunca se consagra íntegramente, sin reservas, a una sola persona, idea o proyecto.
Sólo pequeños fragmentos, briznas y astillas, algunas migajas. ¿Entendéis por qué es posible que nunca se
M

fijen el uno en el otro en medio de una multitud?


Aunque estos dos signos solares son distintos por sus motivaciones, su personalidad y su carácter, las
diferencias pueden ser interesantes. Escorpión nunca aprenderá todo lo que hay que saber acerca de Géminis,
y este fracaso lo preocupará muchísimo. Géminis nunca podrá sondear cabalmente la tremenda profundidad
de Escorpión y nada' podría importarle menos. Realmente no. Para Géminis, la diversión se termina cuando
está resuelto el enigma. Lo que excita a los súbditos de Mercurio es el diálogo cambiante y el entretenimiento
de adivinar la trama, y no el desenlace de la escena final.
Géminis, como Virgo, tiene una personalidad especulativa y analítica, que produce una marcada tendencia
a leer entre líneas, y a imaginar por tanto, a menudo, que las personas dan a entender más de lo que dicen.
Escorpión tampoco es lerdo en este contexto, aunque la causa es otra. En el caso de Géminis, es producto de
la agilidad intelectual, de la curiosidad y las proclividades analíticas de Mercurio. En el caso de Escorpión, es
producto del miedo y el recelo puros y simples.
Pedidle a Géminis que se siente en un determinado sofá, y él o ella indagará las intenciones psicológicas y
emocionales por las que habéis escogido dicho sofá, en tanto que Escorpión se sentirá seguro de que debajo
hay una bomba montada, cuyo estallido ha sido programado por una computadora. Existe una ligera

65 
 
diferencia en sus actitudes, pero el resultado final es más o menos el mismo. Es imposible ocultarle algo a uno
u otro signo solar, o salvaguardar la intimidad personal en su presencia. Cuando son Géminis y Escorpión los
que se recelan, se analizan y se sondean recíprocamente, en lugar de hacerlo con otro de los diez signos
solares restantes, se comportan como dos rosquillas atrapadas en la cadena mágica de aros chinos de un
prestidigitador. Cada uno de ellos genera su propia aura individual de misterio, y a ambos les gusta resolver
los misterios. Pero la aureola misteriosa de Géminis es despreocupada y variable, consiste en transmutaciones
imprevisibles de colores pastel, luces y sombras, y rápidos cambios de idea... en tanto que los éteres
aureolares del misterio de Escorpión teñidos de color borgoña, son mucho más complejos, con énfasis en las
sombras, y descasan en fosos mucho más profundos e insondables, a veces con un matiz siniestro cuando
están influidos por el lado negativo de Plutón.
La lentitud ajena es un factor constante de irritación para los Gemelos espabilados, alertas e
impacientes, cuyos representantes más típicos están periódicamente tensos y nerviosos. Los Escorpión
también están periódicamente tensos y nerviosos, ¡pero no permita el cielo que alguien los sorprenda dando
una muestra de ello! Cuanto más aprensivo se siente el Escorpión por dentro, tanto más seguro, confiado y

ki
tranquilo parece estar por fuera. Como todos los sentimientos y emociones interiores cruzan por el semblante
de Géminis, iluminando sus ojos expresivos y movedizos, no os resultará difícil decidir dónde apostar para
ganar la partida de póker. Cuando la partida de póker es una relación recíproca de cualquier naturaleza, las
apuestas pueden parecerle desmedidamente altas a Escorpión, y sin embargo para Géminis eso no es más que
un juego, cualquiera sea la magnitud del envite. Si se pierde una partida, piensa el pájaro de Mercurio,
siempre hay otra, un poco más adelante. Escorpión no toma las derrotas tan a la ligera. En verdad, las Águilas
las toman muy, muy en serio. Para Escorpión perder es una experiencia humillante, degradante, que quizás

u
incluso justifica el pánico interior. (Escorpión nunca exhibe el pánico exterior.) Géminis arroja los dados de la
vida con una indiferencia aplomada, desapegada y negligente. Escorpión los arroja con fría perspicacia, y sólo
después de haber calculado escrupulosamente las probabilidades. Los dados de la vida, claro está. En una
verdadera partida de dados, el mismo —o la misma—Géminis calcula con bastante frialdad y precisión. La
veloz mente de Mercurio elucida en un santiamén las probabilidades de la banca.
an
Veamos si puede enderezar estas enigmáticas rosquillas. Acaban de entrar en la habitación. Uno de ellos se ha
deslizado silenciosamente, casi inadvertido, y permanece callado, mientras lo mira a usted fijamente a los
ojos. Usted le formula una pregunta y este personaje sigue callado, sin contestar enseguida. El otro ha entrado
en la habitación brincando, saltando o volando, quizá rasgueando una guitarra, arrojando una raqueta de tenis
al aire y dejando flotar el final de una frase. Usted le formula una pregunta y este personaje descerraja una
embrollada respuesta en su dirección y después se encamina velozmente hacia la fuente de avellanas partidas
que descansa sobre la mesa. ¿Cuál es cuál? ¿Cree saberlo?

Bueno, el descrito en primer término es un Géminis. El segundo es un Escorpión. ¿Está confundido,


desorientado? Entonces no ha prestado mucha atención a las insinuaciones que figuran en los diversos
capítulos de este libro dedicados a Géminis y Escorpión. El Géminis lo engatusaba para hacerle creer que era
M

frío y aplomado, utilizando una de las múltiples identidades de Mercurio, con la misma naturalidad con que
un actor veterano salta de un papel a otro. Escorpión usaba una de las máscaras de Carnaval de Plutón, y
fingía una despreocupación informal y una ligereza petulante para ocultar su apasionante trémulo. ¿Ahora
entiende el problema?
No se prestaron ninguna atención el uno al otro. Vamos... adelántese y preséntelos, pero la responsabilidad es
suya, no mía. Si sus signos lunares son compatibles, pueden crear juntos unos ensueños cautivantes,
vaporosos. Al fin y al cabo, ¿el vapor traslúcido no es el producto de la combinación del aire y el agua, en la
Naturaleza? Pero si sus signos solares y lunares están en cuadratura, u opuestos, el resultado será la niebla, y
en medio de una niebla espesa los pájaros de Mercurio no pueden volar, en tanto que los Escorpiones apenas
avanzan a lo largo de la costa.

66 
 
Mujer GÉMINIS Hombre ESCORPIÓN
«Era el enfrentamiento de dos contra uno lo que lo encolerizaba...»

Debemos empezar por admitir que algunas relaciones compuestas por esta mezcla de Aire y Agua son
coronadas por el éxito: hay algunos Gemelos y Águilas que se las apañan para forjar un amor perdurable,
construido en común sobre una base sólida de respeto mutuo. No son muchos, pero hay, algunos.
Si los aspectos Sol-Luna son armoniosos, pueden hallar la dicha con tanta naturalidad como cualquier otro
hombre y mujer de la estirpe de Adán y Eva, aunque deberán cuidarse más que la mayoría de los amantes de
esa vil serpiente. Sin embargo, en ausencia de ese estímulo astrológico (si sus luminarias y otros planetas
tienen un aspecto adverso en sus cartas). a estos signos específicos de Aire y Agua les resultará más fácil y
seguro circunscribirse a la amistad, evitando los vendavales de la pasión y las aguas más profundas de los

ki
juramentos eternos. No les está vedado el alcanzar un alto grado de compatibilidad, pero ambos deberán estar
dispuestos a esforzarse constantemente.

Para empezar, «eterno» es una palabra que asusta a la mujer Géminis tanto como la palabra «temporal» asusta
al hombre Escorpión. No se trata de que ella sea incapaz de seguir amando y siendo fiel a un hombre, porque
esto es precisamente lo que les ocurre a muchas chicas Géminis, pero la fidelidad y la perennidad deben
infiltrarse en ella sutil, gradualmente, paso a paso, hasta que quede totalmente implicada en la relación, sin
notarlo. El hecho de emplear prematuramente la palabra «eterno», o de pronosticar el desenlace del romance

u
cuando ella preferiría adivinarlo, le estropea la diversión: A la inversa, no se trata de que el hombre Escorpión
no pueda soportar los acuerdos «temporales» tan bien como cualquier hijo de vecino, sino de que el empleo
de la palabra despierta en él dudas y recelos instantáneos, que estropean su sensación de dominio y poder
sobre la relación.
Inicialmente, él se sentirá cautivado por el encanto innegable de la chica Géminis, por las burbujas de
champán de su voz, por su mente lúcida, por su conversación sagaz y por su ligereza de tacto en todas las
situaciones. Naturalmente. Al fin y al cabo no es más que un hombre, a pesar de su máscara y su capa de
an
Batman, y es tan susceptible como cualquier otro signo astrológico a la atracción de la manzana de Eva.
Entonces, al cabo de un tiempo, él empezará a notar que algunas de las deliciosas historias que ella cuenta se
han modificado sutilmente en la segunda versión. (Géminis siempre agrega una pizca aquí, quita otro poco
allá, para reforzar la vivacidad... ¿y acaso no lo hacen todos?) Es posible que ella llegue tarde a dos o tres
citas sucesivas, o quizá lo interrumpirá cuando esté exponiendo unos planes muy serios para el futuro de
ambos y anunciará agitada que olvidó las llaves del auto en el encendido con el motor en marcha. No sólo
esto, sino que además aparcó en doble fila y pretende alegremente que él pague la multa.
Será en este momento, o en alguna etapa análoga de toma de conciencia, cuando el hombre Escorpión se
quitará de los ojos parte del polvo de estrellas que le enturbia la vista, le echará una mirada larga y penetrante
a esta mujer que casi le robó el corazón, y optará cautelosamente por tomarse un poco más de tiempo para
analizar la posibilidad de prometerle, ante un representante de Dios, que la amará, la honrará y la respetará
durante el resto de sus días. (Veréis, Escorpión es, secretamente, muy religioso.) Una vez que ha dado su
palabra, le duele retractarse, así que es posible que la corteje con más
M

parsimonia hasta sentirse seguro de que ella no le dará otras sorpresas, como la revelación
de uno o dos matrimonios y separaciones o divorcios de los que había olvidado hablarle.

Es posible que ella casi no se dé cuenta de este ligero cambio de actitud. Estará demasiado distraída
preguntándose hasta cuándo podrá soportar esa sofocante investigación de su vida personal, esa intromisión
en su intimidad (nada de malo ni necesariamente chocante, sino sólo cosas que ella desea mantener en
secreto)... y esos celos. ¿Acaso una chica no puede sonreírle radiantemente al vendedor de la librería ni
detenerse a discutir en la calle los problemas de peluquería de los perros pastores ingleses con un desconocido
afectuoso sin que la acusen de ser promiscua? ¿Y qué decir de la forma en que él mira a todas las mujeres que
encuentra, y mira... y mira... y mira?
Ella es la única culpable de su dilema. Puesto que es una Géminis, y puesto que se amamantó con el
diccionario, debería ser suficientemente culta como para saber que el hombre Escorpión, con su voz profunda,
sonora, magnética, y su mirada fija y sabia, tiene la fascinación de la serpiente. Aunque su aspecto exterior de
fuerza e impasibilidad pueda ser formidable, detrás de esta fachada se oculta un llamado silencioso de aparea-

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miento que pocas mujeres pueden resistir.
Una de las primeras características que ella descubrirá en él, será su increíble fuerza de voluntad. Es
sencillamente inverosímil. Este hombre puede hacer todo lo que se propone: literalmente todo. Si resuelve
ayunar durante treinta días, vivirá de agua durante ese período sin emitir siquiera un gemido de hambre o de
queja. Si decide ser presidente —de su curso, de su compañía o de su país— logrará su objetivo. Si quiere
seducir a una chica para convertirla en su mujer definitiva, ella habrá perdido la batalla antes de iniciarla. La
hará suya.
Todo esto puede ser macabro, aterrador, para la chica Géminis de ojos refulgentes, que sólo le pide a la
vida cambio y emoción, alegría... y algo que estimule su intelecto. Cualquiera pensaría que al sentir la
proximidad de esas vibraciones de Plutón echaría a correr, como echaría a correr si se encontrara en la jungla
con un gorila jadeante, con malas intenciones. Cualquiera lo creería. Yo no. Porque conozco la anomalía
astrológica merced a la cual en determinados momentos un hombre Escorpión se parece más a un venado
inocente, de ojos aterciopelados, que a un gorila. Tan dulce, afable y sensible, tan aparentemente necesitado
de consuelo y apoyo leal que una chica debería tener el corazón de piedra para producirle el mínimo dolor.

ki
Huyendo de él, por ejemplo. El corazón de la chica Géminis no es de piedra. Puede hallarse estabilizado a una
temperatura menor que el corazón de una chica Aries, Leo o Sagitario con emociones más fogosas, pero es
tierno allí donde debe serlo, y el atractivo de un hombre inteligente, cuyos ojos quemantes pueden atravesarle
el alma, hace impacto certero en uno de estos puntos débiles: Los modales de él tienen un elemento de
suavidad satinada que le hace olvidar aquella mirada de acero que es capaz de proyectar cuando despliega sus
inmensos poderes de circunspección y fría tenacidad. Pero en el futuro él le dará múltiples oportunidades para
recordarla.
Esto basta para explicar por qué y cómo se enamoran generalmente éstos dos. Hay que agregar algo más
acerca de la forma en que consiguen seguir enamorados. Puesto que Escorpión es un signo fijo, disfruta de

u
mucho autocontrol. Lo necesitará íntegramente cuando ella ponga a prueba su paciencia con su carisma
camaleónico, con sus accesos de melancolía, de distracción y de dualidad de propósitos. Como Géminis es un
signo mutable, ella es muy dúctil, lo cual la ayuda a adaptarse a los ambientes y emociones fluctuantes, y sin
duda necesitará valerse finalmente de esta cualidad en sus tratos con el Escorpión. Ella deberá desplegar todos
sus recursos para salvaguardar su libertad y su naturalidad y su serenidad cuando él reaccione tercamente o
an
con violencia emocional respecto de algún agravio imaginario, después de haberse comportado como un ángel
de comprensión. (Siempre es difícil decidir si Escorpión es un ángel o un demonio. Los Escorpión parecen
hallarse cómodos en el cielo y en el infierno, con un pie en cada lugar, pero en realidad están en un lugar
intermedio.)

Géminis deberá grabarse en la memoria que este hombre desea saber dónde está ella y qué hace durante
la mayor parte del tiempo... si no durante todo el tiempo. Él también pretenderá que ella permanezca en un
lugar, más o menos (más más que menos). Lo enfurruñarán sus lágrimas nostálgicas por antiguos
enamorados, su actitud despreocupada respecto del dinero cuando algo cautiva su imaginación, sus
incursiones caprichosas de un hobby a otro, pasando del canto-a-la-danza-a-la-pintura-a-la-decoración-del-
hogar-ala-arqueología-a-la-medicina, y revolviéndose con, ansias de viajar cada vez que las estaciones
cambian en la Naturaleza y en su espíritu inquieto regido por Mercurio.
Él deberá conformarse con fragmentos de devoción, besos dispersos y pataletas, con una ingenuidad casi
M

increíble (o casi increíble para un Escorpión), junto con un frío desdén mezclado con partes iguales de afecto
entusiasta, con una mente errabunda e ideas cambiantes... sin pretender que exhiba algo ligeramente parecido
al aplomo y el control emocional que él posee desde la cuna.
Ciertamente ella implica un desafío para él y para su masculinidad, porque la mayoría de las mujeres
Géminis desbordan astucia y malicia femeninas, huelen a agua de colonia, y generalmente son exquisitas y
volubles, ingeniosas, talentosas e inteligentes. Pero Géminis es un signo masculino, y en cuanto a Mercurio,
el regente planetario de los Gemelos cambia de sexo tan imprevisiblemente como el viento cambia de rumbo.
Así que habrá momentos en que ella ofenderá su sentido de la virilidad, y otros en que lo halagará. Su
intelecto nunca dejará de fascinarlo, pero es posible que él se desilusione cuando descubra que la inteligencia
de ella se conforma con rozar la superficie de la mayoría de las cosas, con analizarlas y luego descartarlas,
sin experimentar la necesidad de sondear las profundidades, como lo hace él con todos los temas, ya se trate
del pecado o del sexo, de la religión o de la reencarnación, de la política o de la poligamia.
Lo único que ella necesita saber acerca de los mormones es el nombre de Brigham Young y algo sobre
Salt Lake City, en Utah. Lo único que necesita saber de geología es la diferencia entre la turquesa y el
cuarzo, y que la fiebre del oro tuvo por escenario el Estado de Colorado, cerca de Pikes Peak, y que tal vez se

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repita si los Estados Unidos vuelven a adoptar el patrón oro.
Él necesita saber mucho más. Por ejemplo, la razón secreta por la cual Brigham Young quiso acostarse y
convivir con más de una mujer, y poseerlas y engendrar hijos con ellas. (Brigham Young era un signo solar
Géminis, así que esperemos que Escorpión no indague demasiado a fondo. Si desentrañara eso, la revelación
podría perturbar realmente su tranquilidad respecto de la relación que mantiene con ella.) Por lo que concier-
ne al oro, Escorpión necesita algo más que una información superficial. Quiere estar al tanto de los precios
fluctuantes del oro, de los detalles de la aquilatación, de la compleja excavación de un yacimiento, y así
sucesivamente.
Cuando se trata del aspecto sexual del amor, hay que recordar siempre que, si bien Escorpión es un signo
marcadamente sexual, estos hombres son igualmente capaces de mantener la continencia, la castidad y el
autocontrol (como en la vida religiosa de los monjes, curas, etcétera). Si se ha enamorado de una mujer
Géminis, presumiblemente no se trata de uno de los Escorpiones que han optado por la rígida disciplina de la
abstinencia. Sin embargo, no interpretará el sexo como un juego, como un pasatiempo frívolo ni como un

ki
deporte promiscuo. Para él, el sexo es el secreto de la vida misma. La mujer que entienda y satisfaga los
deseos más profundos del hombre Escorpión no deberá preocuparse por la fidelidad de él (a menos que su
signo solar tenga un aspecto muy negativo con planetas maléficos a la hora del nacimiento). Normalmente, el
hombre Escorpión que obtenga una reacción sincera y vehemente en su compañera, no buscará en otra parte.

El Águila es muy curiosa respecto del sexo durante su juventud, pero probablemente cuando se case ya
habrá satisfecho la mayor parte de esta curiosidad. Su actitud acerca del ayuntamiento físico del amor es
profundamente apasionada, desbordantemente sensual, pero está entrelazada con una cierta dosis de pureza,

u
que en unos pocos Escorpiones equivale al fervor religioso.
El problema consiste en que para la mujer Géminis el sexo no es el secreto de la vida misma. Su actitud es
experimental, y los secretos más hondos de la unión sexual tienen una importancia secundaria para ella.
Incluso aquellas mujeres Géminis cuya gemela es promiscua casi nunca desean internarse en los misterios del
sexo con verdadero entusiasmo o pasión. Se trata de un pasatiempo agradable, y nada más. Sin embargo, este
mismo desapego respecto de la pasión física puede determinar que el hombre Escorpión la considere
sexualmente absorbente, un ser que lo desafía continuamente a demostrar que el sexo y Dios están vinculados,
an
que toda la creación no es nada sin la fusión del hombre y la mujer. Ya sabéis cómo Escorpión aborrece
perder (sería más correcto decir que se niega a perder). En el área de su unión sexual íntima, sencillamente
debe ganar. Con una relación Sol-Luna armoniosa entre sus cartas natales, él seguirá tratando de explicarle
una y otra vez, repetidamente, a su mujer Géminis, este misterio que es el más portentoso de todos. En
ausencia de este aspecto entre sus luminarias —o si otros planetas recíprocos de sus horóscopos están en
posiciones antagónicas— él puede hacer lo impensable (para un Escorpión), y convertirse en desleal,
justificando este incumplimiento de sus votos con el argumento de que no puede soportar el amor a medias
que le tributan. Y ésta es la verdad. Un Águila no puede.
Quizá lo reconforte saber que, salvo discordancias entre sus cartas natales y luminarias, tiene bastantes
probabilidades de alcanzar el éxtasis físico con esta dama y de enseñarle con éxito los misterios de la fusión
amorosa total. Porque Escorpión representa la octava casa astrológica del sexo (entre otras cosas) para
Géminis. En consecuencia, ella lo encuentra realmente magnético y cautivante, a pesar de su fingida
indiferencia. Bastará que él continúe practicando.
M

A la mujer Géminis media o típica le resulta difícil comprender el sentido de la integridad de este hombre,
regido por Plutón, a menos que ella misma tenga la Luna o el ascendente en Escorpión. En este último caso,
los dos podrán ser maravillosa e inesperadamente felices, con gran asombro de sus parientes y amigos, que
sólo ven las diferencias superficiales que los separan. De lo contrario, es posible que las vibraciones de la
configuración de signos solares 6-8 les haga experimentar a ambos, de cuando en cuando, algunos períodos de
honda desdicha. Tal vez ella intuya que él procura ahogarla en un océano de recelo, o se sienta asustada y
simultáneamente desconcertada por la forma inexplicable y gélida en que él se repliega dentro de sí mismo.
Quizás a él le parezca que ella intenta arrancarlo de su propia alma, tal como un tornado desgaja los árboles.
Aún así, Géminis es suficientemente sagaz como para idear la forma de salvar su relación, si quiere... y
Escorpión es suficientemente intuitivo como para encontrar la forma de obturar cada grieta de modo que
termine por ser aún más fuerte. Si ambos así lo desean. La palabra clave es «desear». Si desean

69 
 
vehementemente redescubrir y conservar la luminosidad que conocieron al principio, es porque se aman. Y el
amor cohesiona cualquier cosa: incluso los corazones rotos en mil pedazos.

Hombre GÉMINIS Mujer ESCORPIÓN


—Me atrevo a decir que te dolerá un poco —le advirtió ella.
—Oh, no lloraré —respondió Peter, que ya opinaba que nunca en su vida había llorado.
Entonces apretó los dientes y no lloró; y pronto su sombra empezó a comportarse
correctamente, aunque todavía estaba un poco arrugada.

ki
El hombre Géminis posee una cualidad inusitada y excepcionalmente atractiva en virtud de la cual parece
conservarse eternamente joven... lo cual no es raro, supongo, para alguien que renace todos los días, pero sí lo
es en la medida suficiente para atraer a la mujer Escorpión, normalmente circunspecta y cautelosa, y para
inducirla a preguntarse qué es lo que lo hace centellear con tan diversos colores del espectro de humores.
Ahora bien, cuando una chica Escorpión empieza a preguntarse algo, es imposible conformarla hasta que
termine de satisfacer su curiosidad con un conocimiento completo. Esto implica acercarse a él más... y más...
y más... hasta que de pronto ella mira con expresión alarmada en torno.

uInesperadamente, se encuentra flanqueada por dos personas, tan diferentes como el día y la noche. ¿Cuál
es el hombre al que ella se acercaba más y más? Los dos. Los dos son el mismo hombre. El hombre Géminis
es víctima del síndrome de los Gemelos, como sabéis. Quizás ella también lo sabía. Quizá no. Pero sea como
fuere, esto alterará y derrumbará su proyección aural natural, fría, aplomada, que parecía decir «Yo puedo
afrontarlo todo». ¿Puede afrontar esto? ¿Puede lidiar con esta alma introvertida-extrovertida, este chiquillo
regocijado y abatido, este hombre fríamente cruel y sin embargo sensible y tierno? El Géminis es un laberinto
de falacias, contradicciones, negaciones y afirmaciones.
an
No importa. Sí, puede lidiar con él. Es una Escorpión, y puede afrontar, resolver, dominar, conquistar... la
situación aparentemente imposible. ¿De veras puede? No estoy segura. Pero ella lo está. Al hombre Géminis
no le importa realmente que pueda o no. El sólo pensar que esta criatura de los abismos y el misterio,
encantadora, vehemente pero aplomada y femenina, está dispuesta a intentarlo implica una excitación
suficiente para ponerlo eufórico y hacerle silbar una flamante melodía e impetrar un deseo deslumbrante a la
primera estrella que ve.
Para él, conjeturar el desenlace es mucho más emocionante que saberlo. El hecho de saber deja al
Géminis sin ninguna razón para seguir viviendo. El hecho de no saber le deja a ella sin ninguna razón para
seguir viviendo. ¡Ah, sí! Parafraseando al pobre Hamlet: «Saber o no saber, ése es el problema». Ése es
segura y categóricamente el problema que se interpone entre estos dos en todo momento, el problema que
debe ser resuelto, finalmente, antes de concebir la esperanza de que puedan disfrutar de una felicidad
recíproca perdurable.
Tendréis que comprender, o mejor dicho, ella tendrá que comprender que el hombre Géminis es orgánica y
M

congénitamente incapaz de comprender el amor como una pasión eterna y voraz, tal como lo entiende ella.
Quizá haya hombres Géminis que aman a una mujer totalmente y para siempre (en verdad, una vez yo misma
conocí a uno), pero estos Gemelos son casos muy raros y aislados, e incluso a ellos los obsesiona a veces el
brumoso ensueño de otra cara, que fluctúa por los límites de su relación amorosa estable, o puede producirse
una ruptura, antes de que vuelvan a su auténtica compañera-del-alma, en estos casos... o por lo menos, es
posible que se pregunte, interiormente, de qué experiencias se habrán privado por el hecho de ser
monógamos. El Géminis más típico disfruta el cosquilleo de elegir entre varias mujeres a las que preferirá, y
se queda alelado cuando una de sus pequeñas alondras inofensivas resulta ser un águila, sobre todo si se trata
de un Águila de Escorpión. En la Naturaleza, el águila es un ave monógama. También lo son la mayoría de las
Águilas de Escorpión, por naturaleza. (No todas, sólo la mayoría. Cuando nos ocupamos de los signos solares,
y no de todo el horóscopo, debemos tomar en cuenta los promedios y los porcentajes generales.)

Venus es el planeta del amor, y a los Géminis los rige el planeta Mercurio, cuya influencia sobre Venus en

70 
 
la natividad determina que las emociones sean dispersas y frívolas. Plutón es el regente de Escorpión y el
efecto que este planeta produce sobre Venus consiste en hacer que su influencia sea muy seria, poderosa, pero
secreta y oculta. Notaréis las obvias diferencias que existen en este trato de Venus, Diosa del Amor. Venus
también las nota, y se desconcierta cuando las dos fuerzas vibratorias de Mercurio y Plutón mezclan sus
rayos. Es posible que el hombre Géminis y la mujer Escorpión no las noten enseguida, porque están
totalmente consagrados a dejarse fascinar por sus respectivas rarezas. A él le parecerán" francamente raros los
celos de Plutón, muy implantados en ella. A veces los celos de Escorpión son una pasión aún más devoradora
que el amor que los originó.
A Géminis le resulta difícil entender todas las formas de celos. Por supuesto, él es debidamente
susceptible, como todo hombre medio, a los pequeños ramalazos normales de miedo ante el peligro de que
otro hombre le quite su mujer, pero le resultan incomprensibles las tempestades arrolladoras que desencadena
una chica Escorpión que se siente amenazada. Cuando esta mujer ha sido agraviada, o sospecha que tal vez la
han agraviado, su aguijón de Escorpión puede asestar una picadura mortal al ego del hombre Géminis que es
inocente de las acusaciones proferidas contra él, o que es tan culpable como se pensaba, tanto da. La venganza

ki
es en verdad dulce para la mayoría de las mujeres regidas por Plutón. Por tanto, si la engañan, o si sospecha
que la engañan, la represalia será rápida y cruel, incluso vengativa, si su Sol tenía un aspecto adverso con
planetas importantes a la hora de su nacimiento.
Enterado de esto, el hombre Géminis, cuya naturaleza no puede dejar de ser ligeramente voluble e
inconstante, deberá comprender a qué se expone si comete el error de intentar entablar un romance frívolo con
esta chica, para la que no existe nada parecido al romance frívolo, sino sólo la pasión devoradora y eterna.
Exceptuando a la mujer Aries, no puede haber otra tan celosa como la Escorpión. Pero Aries no experimenta
la misma necesidad de vengarse del amante o el marido que experimenta Escorpión. ¿Tauro y Cáncer
celosos? No, la palabra que se aplica a estos signos solares es «posesivo». Lloran mucho y sufren

u
profundamente. Pero es raro que monten escenas violentas. Posesivo y celoso no son sinónimos. Cualquier
hombre que haya amado a una Escorpión conocerá muy bien la diferencia.
Ésta es una configuración de signos solares 6-8, pues Escorpión es la sexta casa respecto de Géminis, y
Géminis es la octava casa respecto de Escorpión, de modo que en la relación habrá una magnitud notable de
servicios y de devoción desinteresada al deber, más un fuerte magnetismo sexual (que sólo se experimenta
cuando las dos personas implicadas son amantes o consortes; cuando la relación implica a parientes, amigos o
an
socios, pondrán énfasis, entre ellos, a otras cuestiones de la octava casa, ajenas al sexo.) Generalmente los
servicios se los ofrecerá Escorpión a Géminis. La vibración sexual es la atracción que Géminis siente por
Escorpión. Sin embargo, curiosamente, lo que el Géminis típico menos puede ofrecer es sexualidad. El sexo
no reviste una importancia superlativa para este hombre, a menos que venga acompañado por la poesía, por la
experimentación, por ideales exaltados o por intrincadas partidas de ajedrez y damas mentales. Es posible que
él exude toneladas de apostura, simpatía, masculinidad, inteligencia y romance, pero normalmente no exuda
demasiada sexualidad (para alguien que no sea Escorpión). En consecuencia, parece extraño que ella lo
encuentre tan irresistible, desde el punto de vista físico; y a menudo él la encuentra irresistible a ella (aunque
esto no es tan difícil de entender).

Quizás es su aire de chiquillo esquivo, la miríada de trucos de sus imágenes reflejas que pasan de un
estado de ánimo a otro ante los ojos de ella, lo que despierta en Escorpión esa obstinación por penetrar hasta
M

la médula de su corazón y su alma mediante la unión sexual. Él parece guardar un secreto, muy
despreocupadamente —pero de todos modos, es un secreto—, y un secreto o un misterio que nos desafía a
elucidarlo atrae a Escorpión como la llama atrae a la polilla. Ella debe o conocerlo - conocerlo real,
auténticamente— para sátisfacer su intelecto y colmar su corazón. Por consiguiente, la expresión física de su
amor recíproco la magnetizará, a veces durante muchos años, hasta que ella comprenda finalmente que nunca
nadie conocerá todas las facetas de este hombre. Ni siquiera una Escorpión. Aproximadamente al mismo
tiempo, él se dará cuenta de que nunca podrá jugar con ella, hasta las últimas consecuencias, su juego
favorito del «adivina quién» y el «adivina qué soy». Ella no descubrirá hasta el último fragmento de los
sueños privados de Géminis, pero devanará suficientes fibras de la tela del alma de él como para crearle la
sensación alarmante de que lo están conociendo, en forma lenta pero segura, mejor de lo que él querría que
lo conozcan. Y así su fusión física, aunque haya sido al principio un elemento estimulante de su amor, puede
ir enfriándose progresivamente, hasta convertirse por fin en la ruina de su romance, a menos que cada uno de
ellos esté dispuesto a enfrentar sinceramente lo que los ofusca a ambos... y a comunicarse auténticamente.
Sin embargo, ella no debe tratar de analizar exageradamente su relación.

71 
 
Tal vez él sea proclive a criticarla y analizarla a ella, porque está colmada de una intriga silenciosa, que
ciertamente no es superficial. Sin embargo, es posible que al proceder así él se interne en aguas más
profundas de lo que imagina. Escorpión no se somete de buen grado al análisis, y los tenaces interrogatorios
del curioso Géminis pueden inducirla a encerrarse en una cólera hosca, o a arremeter con una violenta
reacción emocional. La intimidad personal es tan sagrada para ella como para él, y quizás aún más. Los dos
deberán reconocer este rasgo el uno en el otro, y cada uno de ellos deberá desistir de explorar lo que le
intriga en su pareja si no quieren que el resentimiento se levante entre ambos como un muro alto y macizo.
Para derribar el muro, él ensayará su simpatía, sus antiguos chistes, sus formas más imaginativas de hacer
el amor, sus múltiples técnicas románticas. Ella ensayará sus modales más sensuales, su objetividad más fría
y su dulzura más sosegante. Ambos probarán todos los trucos que llevan ocultos en la manga, y entre los dos
sumarán bastantes trucos (entre los tres, si contamos al Gemelo de él). Sin embargo, el muro crecerá y se
ensanchará cada vez más. Debe de haber una forma de sortearlo. (La hay.)

ki
A veces, lo único que no ensayan, cuando tratan de escalar el muro que los separa, es dejar un poco más de
espacio despejado entre sus corazones para que el amor pueda respirar libremente. Él está dispuesto, pero es
posible que ella le tema a un espacio nuevo y desacostumbrado entre su persona y la de su compañero tanto
como le temería a un abismo oscuro y desconocido abierto delante. El espacio está compuesto esencialmente
de aire, y como él es del elemento Aire, se siente más cómodo cuando tiene mucho espacio alrededor. Pero
ella es del elemento Agua y necesita estar rodeada por una corriente fluida de contigüidad, pues de lo
contrario no podrá respirar.

Siempre es triste que el hombre Géminis y la mujer Escorpión que antaño se amaron descubran que han

u
perdido el rumbo de la dicha, porque él cree en cosas invisibles, totalmente mágicas y maravillosas, a pesar de
su equipo mental cibernético. Ella también. Ella cree en mundos invisibles aún más extraños y prodigiosos
que aquellos en los que cree él. Pero las fuerzas herméticas, inexplicables, de Plutón, la hacen callar, le sellan
los labios y el corazón, y le prohíben hablar de esos mundos con la franqueza con que lo hace él. Ella nunca
podrá expresar sus ensueños más íntimos con tanta facilidad como el locuaz Géminis. Y esto es lo triste.
Si por lo menos el hombre Géminis fuera más paciente con las vehementes pasiones y los abismos
an
emocionales de ella. Si por lo menos la mujer Escorpión pudiera encontrar la forma de susurrarle al espíritu
andariego de él que ella también anhela resolver todos los misterios que se alojan allá lejos entre las estrellas
y los cometas; que ella también ansía respirar libremente, correr carreras con el viento y buscar 10 milagros
de la infancia, parcialmente olvidados... y sin embargo, también parcialmente recordados. El aire frío de la
noche es infinitamente más refrescante que la rancia oscuridad de las húmedas cavernas de la ansiedad, por
donde Plutón les ordena a los Escorpión que se desplacen cuando están preocupados.
Ocurre con demasiada frecuencia que este hombre y esta mujer se tienden los brazos, sin terminar de
tocarse. Se llaman el uno al otro, pero él sólo oye la melodía de la brisa primaveral, y ella sólo oye el ruido de
las olas que rompen contra la costa. Si se detuvieran durante el tiempo suficiente para oír sus respectivos
gritos secretos, tal vez se remontarían juntos hasta la altura apropiada para verlo todo, incluso su relación,
desde una perspectiva distinta.

Sus planetas regentes podrían ayudarlos, si escucharan. Al fin y al cabo, Mercurio y Plutón, junto con
M

Urano, son los que le enseñaron a Merlín todo lo que éste sabía, y también guiaron secretamente al ariano
Houdini. Ciertamente pueden enseñarles a Géminis y Escorpión cómo prepara su filtro de la felicidad una
bruja blanca. Cuando vuestros guardianes son un par de magos como éstos, deberéis saber distinguir la ilusión
de la realidad... o descubrir que las dos son intercambiables. Como os plazca.

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GÉMINIS SAGITARIO
Aire - Mutable - Positivo Regido por Júpiter
Regido por Mercurio Fuego Mutable – Positivo
-

Símbolo: los Gemelos Símbolos: el Arquero y el Centauro


Fuerzas diurnas Masculino
- Fuerzas diurnas – Masculino

ki
La relación GÉMINIS-SAGITARIO
...; y no era uno, sino que eran cuatro!

u
Los Sagitario no son siempre bulliciosos y activos, ni viven tomando puntería con el arco y la flecha
para derribar la hipocresía y la falacia. Algunos de ellos son muy tímidos e introspectivos, casi como los
búhos, con una decidida actitud pacifística... mejor dicho, son pacifistas que a veces emplean los puños para
subrayar sus argumentos en pro de la paz. (¿Existe la palabra «pacifístico»? Ahora existe.) Sin embargo,
incluso éstos hablarán con descarnada sinceridad cuando les pidan su opinión. Tímidos o agresivos, todos los
Sagitario miden el mundo con el rasero de la verdad. Lo que pretendo dejar claro es que Sagitario es un signo
an
doble: mitad caballo, mitad hombre. Hay dos tipos distintos de Arqueros: los que se parecen a la mitad anterior
o humana del Centauro, y los que se parecen a la mitad posterior o equina. Es posible que hayáis conocido a
ambos tipos. Yo los he conocido.
A esta altura, todos saben que Géminis también es un signo doble, simbolizado por los Gemelos: dual en
el contexto de la personalidad, múltiple en el contexto de la palabra y la acción, infinito en el contexto de la
Naturaleza. ¿Imagináis lo difícil que es ordenar todas estas identidades para describir una relación compleja entre
sólo dos personas? Las matemáticas del problema ya son desalentadoras.
Pensad en vuestro amigo o vecino (o amiga o vecina) Sagitario. ¿Acaso no tiene el don de disparar la
impolítica flecha verbal de la verdad y, sin embargo, es uno de esos (o una de esas) Sagitario que se
comportan como el enanito apocado de la historia de Blancanieves cuando concurre a una fiesta? Todos los
hijos e hijas de Júpiter son espabilados e ingeniosos, pero los pocos tímidos pueden disimularlo y pasar casi
inadvertidos delante de desconocidos. Por favor, observad que he dicho los pocos tímidos.
M

Ahora, pasad a Winston Churchill, el de la regocijada y chispeante mirada jupiteriana; a John Lindsay, el
ex alcalde de la ciudad de Nueva York (un auténtico Sagitario de libro de texto); al travieso Mark Twain; al
taciturno (relativamente taciturno) Arthur Brisbane, que estuvo en el New York Journal; y finalmente, saltad
al último cachorrillo afectuoso que visteis menear la cola (todos los perros afectuosos son Sagitario, por dere-
cho propio), y decidme qué es lo que tienen todos en común. (Si os place, agregad a William F. Buckley.)

Está bien, la astróloga soy yo, y se supone que debo decíroslo. Tienen en común la sinceridad, la jovialidad, el
candor estimulante, la sabiduría y el ingenio... y la torpeza, mezclada con el garbo. Creo que podemos partir
de aquí, recordando constantemente que si bien todos los Arqueros tienen estas cualidades, algunos de ellos
son extrovertidos de lujo y otros son introvertidos de lujo. Cuidad de recordarlo, por favor, porque no
interrumpiré el texto de este capítulo para repetíroslo. No quiero que alguien lea esto e intercale a cada rato:
«Pero si Marvin es tan callado», o «Mildred es tan tímida». Ya ha quedado en claro que algunos Sagitario son
callados, tímidos y apocados. Pero muchos más son locuaces y expansivos.
Tengo la impresión de que estamos de vuelta donde empezamos en el primer párrafo, pero quizá hemos
avanzado un poco. Siempre se plantea este problema astrológico en el contexto de los signos dobles.

73 
 
Afortunadamente, éstos son sólo tres: Géminis, Sagitario y Piscis. Bueno, quizá podríamos agregar a Libra.
Toda Balanza tiene dos platillos.

En cuanto a los Géminis, no tienen ningún rasgo en común, excepto el hecho de que cada uno de ellos es una
doble imagen reflejada en el espejo, y tiene dos o más caracteres y personalidades que puede cambiar con la
misma naturalidad y rapidez con que usted o yo podemos cambiar el bañador por un jersey durante un día en
que el viento no termina de decidirse.
Géminis es Aire, Sagitario es Fuego, y en la última sección de este libro veréis cómo se combinan estos
dos elementos. Estupendamente, la mayoría de las veces. Desastrosamente, en otras. Pero en términos
generales, se llevan bastante bien. Géminis puede azuzar a Sagitario e inducirlo a hacer cosas —tanto
negativas como positivas— que el Arquero nunca habría hecho si no lo hubieran animado los Gemelos. El
Aire siempre aviva el Fuego y aumenta la magnitud de las llamas. A veces Géminis puede sentirse sofocado
por culpa de Sagitario, porque el fuego quema el oxígeno, pero también puede calentarlo.

ki
Ésta es una configuración de signos solares 7-7, así que, por supuesto, se ponen recíprocamente un poco
nerviosos, porque cada uno de ellos tiene cualidades que al otro le faltan pero que secretamente le gustaría
cultivar. Géminis necesita la sublime motivación, los ideales, la calidez, el entusiasmo y la sinceridad del
Arquero, y también la capacidad de Sagitario para recorrer más terreno, mental, emocional y geográficamen-
te... para dispararse hacia una estrella, y alcanzarla.
Sagitario anhela el sereno aplomo y la simpatía de Géminis, el talento de no meter la pata, de mantenerse
tranquilo e impávido frente a las situaciones más turbadoras. Y necesita, sobre todo, la destreza verbal de

u
Géminis, denominada tacto.

Cuando se juntan, tienen dos opciones. Cada cual puede admirar los rasgos opuestos del otro, y puede
tratar de imitarlos, para así desarrollarse y madurar espiritualmente. O puede temer y envidiar las cualidades
opuestas del otro, y puede tratar de menoscabarlas, en razón de lo cual se privarán recíprocamente del
orgullo de ser como son.
an
Tanto Géminis como Sagitario tienden a ser chispeantes, en lugar de sólidos; precipitados y temerarios,
en lugar de fiables y estables. Ambos son capaces de desarrollar un alto grado de inteligencia, pero no
necesariamente apropiada para alcanzar objetivos de diseño y construcción perdurables (a menos que otras
configuraciones planetarias de su carta natal les confieran esta cualidad, cosa que. desde luego, sucede en
algunos casos).
Las ideas de ambos son más parecidas a estrellas fugaces o cometas que a soles estables. A menudo
Géminis y Sagitario pueden completar en pocos días una obra brillante. pero es posible que un proyecto que
exija más tiempo y esfuerzo no dé tan buenos resultados, a menos que en sus natividades estén presentes las
configuraciones 'planetarias coadyuvantes, de fuerza y paciencia, que acabamos de mencionar. El refulgente
regido por Mercurio y el benévolo regido por Júpiter se llevan fabulosamente bien durante la mayor parte del
tiempo, desde el punto de vista de la confraternización, la empatía instantánea y la compatibilidad general.
Pero siempre existe la posibilidad de que el astuto Mercurio (Géminis) no pueda resistir la tentación de
engatusar de alguna manera al sincero Júpiter (Sagitario), y el resentimiento de éste puede ser violento
(puesto que el Arquero corresponde al elemento Fuego).
M

Los Sagitario, aunque a veces son exageradamente emocionales, casi siempre están desprovistos de
malicia. El espabilado y voluble Géminis que juega al ajedrez mental con el confiado Arquero, puede
lamentar más tarde el daño que le ocasionó a otro ser humano, aunque haya sido involuntario. Según las
leyendas antiguas, los dioses sienten un afecto especial por estas criaturas sanitarias del Zodiaco, y las
protegen escrupulosamente de quienes podrían lastimarlas. Esta es la base de la llamada «suerte» de Júpiter.
Se dice que a los prudentes les basta con una advertencia, pero no todos los Géminis son siempre prudentes,
sino sólo astutos, a veces demasiado astutos, y el pájaro de Mercurio puede meterse, cuando menos lo espera,
en su propia trampa.
El ingenio ágil, el intelecto rápido y la elocuencia de Géminis pueden seducir a algunos pájaros de
Mercurio y convertirlos en grandes embaucadores, vendedores taimados de autos de segunda mano, y
políticos, y en estafadores, traficantes de drogas o simples granujas de la vieja escuela. Sin embargo, estas
mismas cualidades permiten que muchos Gemelos se transformen en excelentes maestros, genios literarios,
artistas y músicos creativos, matemáticos inteligentes, científicos brillantes y vendedores sinceros y
convincentes de todo tipo de artículos. La dualidad de Géminis empuja a estos hombres y mujeres en ambas

74 
 
direcciones. Sus dos personalidades gemelas tironean de ellos entre el día y la noche, la oscuridad y la luz, el
bien y el mal, y esta lucha espiritual continúa, atenuada, incluso en los Géminis prosaicos y «vulgares».
La mayoría de los Géminis son tan inteligentes y le tienen tanta afición a su libertad que no se arriesgarán
a que los pillen y los encierren por haber infringido la ley, pero aquellos que coquetean con actividades
antisociales optan por los delitos de dedos ligeros, como la manipulación de las combinaciones de cajas de
caudales, la falsificación y la adulteración. Rara vez un Géminis será culpable de homicidio, aunque los
Gemelos pueden ser «cómplice de asesinato». El delincuente Géminis prefiere planear el crimen y delegar la
acción en otros: ésta es la tendencia de todas las personas de signo mutable.
Siempre hay unas pocas excepciones notables, dispersas y muy raras, que confirman esta regla, o cualquier
otra, pero sólo una fracción insignificante de las almas confundidas que perpetran asesinatos son Géminis.
Para matar se necesita una dosis de agresión física descarnada mayor que la que pueden movilizar la mayoría
de las personas regidas por Mercurio. La violencia ofende la sensibilidad del Géminis medio o típico.

ki
Todos los Géminis, cualquiera que sea su edad o sexo, tienen un intelecto activo y fecundo, que siempre actúa
a gran velocidad, y no hagáis caso de la circunspección y placidez que observáis en la personalidad superficial
de un Gemelo, el que parece predominar en la personalidad de Mercurio. A pesar de su circunspección y
placidez, su cerebro está siempre activo, activo, activo. No juzguéis a Géminis sólo por su manera de hablar.
Observad atentamente los resultados. Quién sabe cómo, las cosas se hacen, y se hacen deprisa, cuando
Géminis quiere, aunque la actividad exterior sea lenta. La apariencia de lentitud es muy engañosa. Lo que
importa es el resultado final.
En verdad, muchos Géminis eligen deliberadamente este disfraz para engañar a la gente. Dejan que el
Gemelo «circunspecto» sea la «fachada» de la personalidad de Mercurio, y retienen constantemente en un

u
segundo plano al Gemelo diligente, superespabilado, inquieto, para que dirija la estrategia, sin que los legos
en astrología se den cuenta de ello. Vigilad los ojos de los engañosamente circunspectos. Descubriréis una
«titilación» constante, una mirada rápida y fluctuante que abarca toda la situación con un solo vistazo. Los
ojos dicen la verdad.
La naturaleza esencial y básica de los individuos regidos por Mercurio es muy parecida a la de los regidos
por Júpiter: radiante, alegre y optimista (aunque Géminis nunca es tan ingenuo como Sagitario, ni siquiera en
su juventud). Más adelante, ambos adquieren distintos grados de cinismo, aunque de alguna manera siguen
an
conservando una cierta esperanza infantil.
Sí, sé que esto es contradictorio, pero el carácter de todos los signos dobles lo es. D-o-b-l-e. D-u-a-l. Dos
cosas al mismo tiempo. Paradojas simultáneas.

En cuanto a los pobres Arqueros, no son siempre tan persuasivos como Géminis, y se encuentran a menudo en
aprietos cuando atizan verdades incómodas. No se trata de que los Sagitario no sean simpáticos. Cuentan con
inmensas reservas de simpatía, fresca como la lluvia e impregnada de rocío, pero pierde rápidamente su poder
cuando empiezan a descerrajar una risita de palabras hirientes con muy poca sutileza o tacto. La palabra que
identifica a los Sagitario es «contundente», y con contundencia no se ganan partidos amistosos. Por lo menos
no tantos como los que está en condiciones de ganar el Géminis, orador elegante y sagaz, que a menudo
triunfa merced a su sola elocuencia. Géminis también puede ser hiriente al hablar, pero sólo cuando elige el
arma del sarcasmo.
M

Generalmente Sagitario es incapaz de recurrir al sarcasmo. el lenguaje cortante del Arquero sólo hiere
porque tiene la connotación de la realidad que la mayoría de las personas no desean oír. El sarcasmo implica
una cierta deformación de la verdad para hacerla más clara, y normalmente Sagitario no está en condiciones
de manejar o comprender este procedimiento (a menos, por supuesto, que la Luna o el ascendente del Arquero
esté en Géminis).
Hay que señalar que aquellos raros y silenciosos Sagitarios y Géminis que se hallan sintonizados en una
frecuencia más baja (exteriormente) que la de la mayoría de los Arqueros y Gemelos, rara vez permanecen
callados cuando están juntos. Géminis se las apaña, mediante la pura vibración áurica, para avivar en el
Sagitario más manso el fuego abrasador de un monólogo desacostumbrado, unas veces alegre y entusiasta, y
otras colérico. Asimismo, el Arquero puede estimular en el Géminis más dócil (superficialmente dócil) el
deseo de ser más locuaz. Pero una vez que estos dos se han incitado recíprocamente a hablar, es posible que
no se escuchen realmente el uno al otro. Quizá parezca que escuchan, pero en verdad uno no hace más que
esperar que el otro termine de hablar, para poder enunciar una opinión antagónica. Un desacuerdo dramático
entre estos dos puede producir mucho alboroto y la necesidad de que intervenga una tercera persona, como

75 
 
árbitro. O también es posible que uno de los dos subyugue por completo al otro, en cuyo caso el subyugado
buscará liberarse de la coerción apenas se le presente la primera oportunidad. En otras palabras, se irá. A
veces definitivamente.

Sagitario tiende a asestar más golpes emocionales a Géminis (aunque los Gemelos procurarán ocultar sus
lesiones tras una máscara de frío aburrimiento e indiferencia), y es más probable que Géminis consiga
deformar la mente de Sagitario imponiéndole configuraciones extrañas, y provocando un estado de depresión
psicológica al súbdito de Júpiter.

Cuando estos dos (o cuatro) armonizan, empero, merced a un intercambio Sol-Luna positivo entre sus cartas
natales, su compañía puede ser entretenida. Uno siempre trata de aventajar al otro, y también se ayudan
mutuamente a sortear los obstáculos, y encuentran la manera de expresarse y de comunicarse con lo que
parece ser un lenguaje privado.

ki
A menudo, Sagitario y Géminis intercambian mensajes entre sus mentes y corazones mediante la música, la
poesía o el arte, o incluso mediante el lenguaje corporal (que es una forma de comunicación muy válida, y que
puede ser la más elocuente). Se buscan el uno al otro montados sobre olas de entusiasmo y excitación
invisible... sueñan juntos sueños imposibles... buscan tréboles de cuatro hojas... y los encuentran con
sorprendente frecuencia (gracias a la suerte de Júpiter y a la agudeza visual de Mercurio)... y reflejan, en sus
ojos, la comprensión espiritual de la necesidad y del deseo de emularse tal como la captan todas las
polaridades influidas por la configuración de signos solares 7-7, intuyendo de alguna manera que son dos
antítesis, y buscando fusionarse en un todo mediante la comunión recíproca.

u Mujer GÉMINIS Hombre SAGITARIO


an
Emprendieron una danza bacanal, que lo hizo levantar inmediatamente; desaparecieron todas
las evidencias de debilidad humana, como si le hubieran arrojado un cubo de agua.

Cuando los Gemelos (dos personalidades) de la chica-mujer Géminis emprenden una danza de deliciosa
distorsión y tortuosidad, justo delante de los ojos sinceros del confiado Sagitario, este hombre puede sentirse,
al principio, extrañamente impotente, en lo mental y lo emocional, si no en lo físico. Entonces,
repentinamente, se siente estimulado a enfrentar el obvio desafío de la dualidad con que lo provoca esta
mujer.
En muchos sentidos, el Arquero Sagitario es un hombre excepcional. Tiene una visión y una ternura
extraordinarias, y es considerado y elocuente. Oírlo hablar de sus ideales, transportado por el entusiasmo, es
una experiencia muy especial para la chica Géminis, que sencillamente debe sentirse fascinada en el plano
intelectual para poder enamorarse. Él le describirá algunos de sus logros (los Arqueros nunca son demasiado
M

modestos) y muchos de sus sueños, y siempre será franco con ella. A veces despiadadamente franco. Si él no
satisface cabalmente todos los requisitos que ella le impone a un amante o marido, bueno... es justo señalar
que nunca ningún hombre los satisface, ni los satisfará.

Como sucede con todas las personalidades complejas, el hombre Sagitario sólo aprenderá a conocer
lentamente a la chica Géminis. Ella se reserva varios fragmentos de su naturaleza múltiple, y sólo le permite
espiar uno por vez. En el primer encuentro, ella se replegará netamente. Sólo proyectará a uno de los
Gemelos: el que puede cautivarlo, claro está. Incluso es posible que adopte un raro —para ella—
comportamiento monolítico, y que lo escuche afablemente, pero sin hablar ni interrumpirlo casi nunca. ¡Qué
criatura perfectamente deliciosa y femenina es ésta! Y es verdad. Una chica-mujer Géminis (es más correcto
llamarla chica y no mujer, a cualquier edad) es perfectamente deliciosa. Pero en cuanto a femenina, siempre
debemos recordar que en astrología Géminis es esencialmente un signo masculino, aunque Mercurio, su
regente, puede cambiar de sexo en un abrir y cerrar de ojos, para engaña' a los espectadores. Igualmente,
masculino es masculino, cualquiera sea hoy la acepción del término. En el caso de esta chica-mujer, significa

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que generalmente está muy resuelta a obtener lo que desea, y que también es excepcionalmente capaz de
lograrlo. El problema consiste en que, como pesa sobre ella la maldición de los deseos gemelos y la
motivación dual, nunca sabe con exactitud qué es lo que desea. Lo que anhelaba el lunes puede parecerle
desvaído y soso el jueves. o quizás incluso el martes (de la misma semana). A menudo, se siente desgarrada
no entre dos series de acciones posibles, sino entre dos series de reacciones posibles. ¿Debe decir que sí o que
no? Y además, el decir lo uno o lo otro, ¿la hará feliz o infeliz? Él deberá compadecerla un poco. La vida
nunca es fácil para esta mujer, y el amor plantea un problema de magnitud aún mayor. Luego, cuando intenta
explicar sus emociones multifacéticas al hombre Sagitario en el que finalmente ha resuelto confiar, corre el
riesgo de que él la acuse de ser una embustera y una impostora. ¿Es justo?
El hombre Sagitario franco, veraz y sincero, es a veces intolerante con la mujer que, a su juicio, no tiene
todas estas virtudes, cualesquiera sean las inteligentes excusas mercuriales que ella esgrima. Sin embargo, es
posible que ella contraataque con el argumento, muy correcto, de que él también tiene dos facetas, porque es
audaz, temerario e inquieto, y al mismo tiempo —o mejor dicho, en tiempos distintos— es sensible,
impresionable y retraído. Sus dos facetas se manifiestan en diversos estados de ánimo, sus gustos y sus fobias

ki
son muy pronunciados, y es extremadamente susceptible a la tensión o a la discordancia de su entorno, sobre
todo en el ámbito de su relación amorosa. Esto significa que puede estar un poco nervioso, y que los
circunloquios etéreos de Géminis pueden desencadenar fácilmente en él una abrasadora explosión con el sello
de Sagitario. Así que no es raro que ella prefiera callar algunas cosas, aunque él la acuse de ser una
embustera, con tal de no arriesgarse a pasar por la prueba de su desaprobación. Cuando los Arqueros expresan
su desaprobación, ésta puede ser brutalmente contundente y precisa, y desmedidamente dolorosa. La
repetición de esta experiencia puede impulsarla a afilar la famosa arma verbal de Géminis, el sarcasmo, todo
lo cual provocará una pequeña conmoción en el nido de amor. El pájaro de Mercurio sumirá al Centauro en
un estado de confusión mental, y él, como represalia, abrirá algunas heridas en las frágiles emociones de ella.

u Sin embargo si sus aspectos Sol-Luna son armoniosos (en conjunción, en sextil o en trígonos), estas
pequeñas diferencias de opinión y técnicas de discusión casi siempre terminarán en poéticas (las de ella) y
dramáticas (las de él) declaraciones de renovada devoción. Todo esto es muy romántico. Pero si el Sol de uno
y la Luna del otro están en cuadratura o en oposición, es posible que vivan picoteándose y erizando las
plumas, lo cual podría generar enfrentamientos más graves a medida que transcurran los años. Dado que se
trata de Géminis y Sagitario, conviene enmendar esta última frase y sustituirla por otra que diga: «A medida
an
que transcurran los meses, incluso las semanas». Estos dos signos siempre se las ingenian para acelerar el
desarrollo de la vida, y del amor.

Los vuelos raudos de las fantasías feéricas de ella pueden ser demasiado intangibles y místicos para él. Las
visiones de Júpiter no pecan por ser poco o nada prácticas. La mayoría de los Sagitario son capaces de prever
y pronosticar el desenlace de un plan desde su concepción inicial. La mayoría de los Géminis no, y será
prudente que esta chica imite las cualidades de él que a ella le faltan, entre las que se cuentan la perseverancia
y la tenacidad. Por ser Aire, ella es emocionalmente más fría que este hombre, cuya naturaleza es más fogosa
y apasionada. Por tanto, es posible que él sea el más afectuoso de los dos en la expresión física del amor, y
que tenga más necesidad de tocar las cosas. Ella sería más feliz si sus mentes se tocaran más a menudo.
M

Desde el punto de vista sexual, los dos podrían alcanzar una rara armonía de experiencia mutua a través
del acto amoroso, porque el sentido último del sexo es la materialización de un vehemente deseo de que cada
persona se fusione con la otra —se convierta realmente en la otra-, en la medida- en que.ello es una
posibilidad terrenal, para lograr la unidad espiritual, mental y corporal. Nadie puede lograrlo mejor que este
hombre y esta mujer con una polaridad de signos solares opuestos, porque la actividad sexual entre ellos —
así como entre todos los amantes influidos por la vibración 7-7— siempre descansa sobre su mutua
necesidad básica de convenirse cada uno en el otro, y por consiguiente de convertirse en una persona más
completa.

En algunas relaciones Géminis-Sagitario se concierta una especie de tregua en virtud de la cual los amigos y
vecinos observan u oyen pocos altercados. (No me referiré a los familiares o parientes, porque ninguno de
los dos es particularmente adicto a los lazos de sangre.) Cuando se observan estos lapsos de paz y sosiego,
generalmente se pueden atribuir al talento de Géminis para rehuir todo lo desagradable. Ella no tiene un gran
poder para resistir los obstáculos o para apartar a las personas chocantes, pero su magnífica red de señales

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nerviosas sensibles le advierte a menudo con antelación la proximidad de las tempestades, y así puede
guarecerse bajo un árbol y evitar que la moje la lluvia o la fulmine un rayo.
Ella elude los problemas con su agilidad propia de Mercurio, o sencillamente finge no entender por qué él
está tan ofuscado... y después de un rato, el Arquero típico desistirá de imponerle una discusión que en verdad
puede llevar a cualquier parte. Siempre termina dando vueltas en círculos, cosa que no le desagrada a ella —le
encantan los círculos—pero que puede dejarlo a él mental y emocionalmente exhausto. De modo que él
podría replegarse cada vez más dentro de su periódico, o salir a la calle, o irse a la cama temprano (y solo)
mientras su comunicación se deteriora.
Esta no es la situación ideal, por supuesto, pero los convierte en vecinos más deseables que el tipo de pareja
Géminis-Sagitario que litiga toda la noche, expresando cada desacuerdo nítidamente y a voz en grito. Pocas
veces estos dos se amarán sin una cierta dosis de tensión, aunque sus aspectos Sol-Luna sean excelentes. Sus
naturalezas básicas no pertenecen a la categoría de las que sufren en medio de un silencio total, masoquista.
Puesto que constituyen una configuración de signos solares 7-7, siempre intervienen todas aquellas cualidades

ki
opuestas que es necesario equilibrar, y el equilibrio es un arte que se aprende sólo después de una larga
práctica. Preguntádselo al volatinero del circo. Por supuesto, tantos equilibrios pueden desgastarlos de cuando
en cuando, pero es mejor desgastarse que herrumbrarse, como les sucede a tantos amantes que no tienen
absolutamente nada en común, ni siquiera el deseo recíproco de adoptar los vicios y virtudes diferentes de la
otra parte. Géminis y Sagitario tienen algunas cosas en común. A ambos les gusta leer y a ambos les gusta
hablar. Pero ella colorea lo que lee con su vívida imaginación, y él salpica su conversación con más verdades,
quizá, que las que ella desea oír o se atreve a enfrentar.

uElla piensa que el mundo debería ser un lugar mejor, y sus hebras entretejidas de imágenes coloridas
deforman la verdad de la existencia en la medida justa e indispensable para que a ella le parezca que lo es.
¿Está mal? Para él lo está. Él también quiere que el mundo sea un lugar mejor, pero está convencido de que si
uno se propone cambiar los hechos, antes debe enfrentarlos cara a cara. En esto, difieren drásticamente.
Este hombre y esta mujer pueden entablar una relación muy dichosa si el suyo también es un matrimonio
consagrado a una actividad común. Por ejemplo, si se trata de un equipo conyugal dedicado a las relaciones
an
públicas, la publicidad, las artes, la ciencia o la medicina. La excitación del ensueño los ayudará a superar las
pequeñas borrascas. Cuando sus ojos están fijos en las estrellas, y no constantemente en el respectivo
consorte, pueden formar una pareja fabulosa, en todos los sentidos. En la mitología griega se dice: «Mercurio
alegra a Júpiter». Asimismo, Géminis puede alegrar inmensamente a Sagitario. ¿Qué puede darle él a ella?
Puede suministrarle el don de frenarla, de protegerla con sus alas de más envergadura, porque al Arquero le
gusta volar, también, con su imaginación, hasta la altura adonde llegan sus flechas. Pero tal vez estos amantes
deberían mantenerse un poco separados, mientras remontan las cometas de sus aspiraciones. Si están
demasiado juntos, en un día ventoso, es posible que los cordeles se enreden irreparablemente.

El hombre Sagitario nació lleno de ideales. La mujer Géminis nació llena de ideas. Existe una diferencia entre
estas palabras, la letra 1, que en inglés es la 1 de love, amor. Una idea nutrida por el amor, alcanzará la octava
más alta de sí misma, y se convertirá en un ideal. Si se aman suficientemente, el Arquero podrá coger las
ideas de su dama Géminis, trasmutarlas en los ideales de Júpiter, y alumbrar la mente ya radiante de ella con
M

la luz de la diferencia.

78 
 
Hombre GÉMINIS Mujer SAGITARIO
También era aficionado a la variedad, y el deporte que lo tenía absorto en determinado momento
dejaba de atraerlo súbitamente, así que siempre existía la posibilidad de que la próxima vez
que cayeras te dejase ir.

Cuando una chica Sagitario se enamora, todo su espíritu busca en torno como un cachorrillo confiado, ávido
de afecto, listo para retribuirlo cabalmente. Sólo más adelante los errores acumulados durante los años la
inducen a usar la máscara teatral del escepticismo y el cinismo, que ella cubre con el colorido maquillaje
grasiento de los payasos. Su sinceridad innata y su franqueza estimulante conmoverían al más duro de los

ki
corazones masculinos. Pero a veces sólo despiertan en determinado tipo de hombre Géminis la tentación de
poner a prueba su propia sagacidad, distorsionando la integridad, los ideales e incluso el amor de ella con
complejas piruetas mentales. Al proceder así, él coquetea con el descalabro. No el de él. El de ella. De alguna
manera, Géminis siempre se las apaña para salvarse en el último acto. Es la chica Sagitario sinceramente
afligida la que conserva las cicatrices de estas tácticas abusivas del intelecto de Mercurio, a veces durante
muchas lunas... a veces definitivamente.

Sin embargo, antes del final, es posible que ella evoque el poder desmesurado de Júpiter, y que practique

u
algunos desgarrones en la tela de la preciosa túnica de libertad de los Gemelos, con algunas fogosas escenas
emocionales de pasión feroz, que (si él pertenece a la categoría de Géminis que estamos describiendo, o sea
los que se dejan controlar por su Gemelo negativo) probablemente se merecerá con creces.
Esta chica es tierna, veraz, y tiene una necesidad desesperada de afecto y estabilidad emocional. Si el
intercambio Sol-Luna de sus horóscopos es negativo, es posible que los haya ido a buscar en el lugar menos
adecuado, porque Géminis puede ser cruelmente indiferente, frío e incomprensivo cuando lo domina su
an
Gemelo negativo. ¿Qué se hizo del hombre jovial, alegre, tierno y cariñoso que ella creyó encontrar, el que le
escribía poemas tan conmovedores, el que corría carreras de ida y vuelta con ella hasta la Luna, el que le
enjugaba las lágrimas con sus besos mientras sonreía de soslayo como un chiquillo? Pues sigue allí, jugando
malévolamente al escondite, perdido entre las múltiples identidades reflejas de este individuo complicado. Él
puede dejarla llorando, con un despreocupado y aburrido encogimiento de hombros, sin siquiera volverse
para echarle una mirada de compasión, y al día siguiente puede regresar con un ramillete de violetas, con un
flamante poema y con su antigua ternura, implorando perdón y jurándole otra vez devoción.
Esto no es precisamente lo que ella necesita. La chica Sagitario es muy vulnerable. Este tipo de amor con
altibajos, que pasa de la cruel frialdad al hastío desapegado (y frecuentemente al engaño puro y simple),
mezclado con un romance maravilloso, en compañía de un hombre capaz de encantar y domesticar a las
serpientes sibilantes, puede estremecerle el alma y hacerla desconfiar de sí misma como mujer e incluso
como ser humano. Es posible que a esta altura él comience su falso psicoanálisis. No es él quien necesita la
terapia. Es ella. Quizás incluso logre convencerla de esta probable 'falacia. Géminis puede convencer a
cualquiera de cualquier cosa la primera docena de veces, hasta que las víctimas crédulas toman conciencia de
M

la estratagema. El hombre regido por Mercurio puede perpetrar los actos más abominables, y pretender
después que la mujer que lo ama le pida disculpas a él, como si las fechorías las hubiera cometido ella. Ahora
entendéis por qué estos hombres son excelentes vendedores. Pueden vender cualquier cosa a cualquiera, y lo
que es más, casi nunca los pillan cuando trampean, eludiendo la letra de la ley del amor... o de cualquier otra
ley.
Por supuesto, esto sólo se aplica a los Géminis cuyos Soles natales están en muy mala posición con
planetas poderosos a la hora del nacimiento. Estos Gemelos merecen que alguien los denuncie
astrológicamente delante de las chicas Sagitario cuyo romance con semejantes individuos podría tener un
desenlace trágico. Afortunadamente, la gran mayoría de los hombres Géminis tienen más inteligencia e
ingenio que taras de carácter.
De todas maneras, no hay que olvidar que los Géminis de tipo negativo han destrozado más corazones y
desintegrado más vidas de las que se podrían recomponer con océanos de pegamento. No merecerán más
clemencia hasta que se hagan más introspectivos y demuestren un poco de compasión por el desastre que
provocaron con su falta de calor humano, con su cruel y extraña necesidad de ganar todas las partidas de

79 
 
póker mental que jugaban. Desgraciadamente, incluso este tipo de Géminis es casi irresistible cuando
pregunta, con ojos aparentemente inocentes (aunque huidizos, si los observáis atentamente): «¿Quién, yo?»
Sí, tú. A menudo se puede descubrir a esta categoría de hombres Géminis por el número de alias o
seudónimos que utiliza. Muchos nobles hijos de Mercurio se ocultan, bromeando, detrás de varios nombres,
pero este tipo lo hace por razones más siniestras. ¿No es cierto, Jim? Quiero decir David... ¿o acaso es Mel, o
Fred? Como se llame. Por sus palabras y actos los conoceréis. Si por lo menos ellos se conocieran
verdaderamente a sí mismos...

El hombre Géminis más iluminado, simpático y casi mágico, ejerce, sin embargo, una fuerte atracción sobre
la mujer Sagitario típica... y ella sobre él. Los opuestos no siempre se atraen, pero cuando pertenecen a sexos
opuestos (oponiendo al hombre y la mujer), a menudo sí se atraen. Géminis y Sagitario están en oposición
astrológica, y el fuerte magnetismo empieza con esta sensación, que experimenta cada uno, de que el otro
tiene cualidades inmensamente deseables. Es cierto. Cada uno de ellos posee lo que le falta al otro. Por

ki
consiguiente, pueden darse muchas maravillosas lecciones recíprocas que riman con la dicha. Su magnetismo
físico mutuo es difícil de resistir. Lo mismo vale para sus vibraciones mentales y emocionales. Y así es como
gravitan el uno hacia el otro hechizados por la admiración... si se encuentran bajo los aspectos planetarios
correctos, cuando las estrellas sonríen en una noche de brisa y la Luna es suficientemente nueva como para
impetrarle deseos.
Comparten una eterna juventud espiritual, una mentalidad indagadora, la sensibilidad a la Naturaleza y la
necesidad recíproca de libertad, de espacio despejado entre ellos dos para poder desplazarse hacia sus
objetivos. A los dos les gusta soñar solos durante un rato, y volver después el uno a los brazos del otro en

u
busca de estímulo. Pero solo no es lo mismo que solitario. Tanto el hombre Géminis como la mujer Sagitario
buscan la vida gregaria y desean rodearse de gente, porque temen, secretamente, a la soledad.
Casi seguramente ella tendrá un animal doméstico. Un gatito o un perro. Y le pondrá un nombre raro. La
chica Arquera más encantadora que conocí llamó «Rana» a uno de sus gatitos, y al otro sencillamente (y
lógicamente) «Gato». A él también le gustan los animales, pero es posible que no les tenga una devoción tan
vehemente como la de ella. Géminis querrá al animal siempre que éste no interfiera en sus propios placeres ni
imponga desembolsos de dinero que él preferiría gastar en sí mismo, en tanto que la mujer Sagitario
an
sacrificará a menudo su propia comodidad en aras del animal que estima. Hay otras diferencias sutiles entre
sus personalidades. Géminis anhela remontarse a nuevos horizontes, y ella también. Pero ella necesita
asimismo una mano cálida y firme que la sujete mientras se remonta. A él también le gusta cogerse de la
mano, pero si ella lo suelta, él hará un ademán de despedida, más o menos alegremente, en tanto que es
posible que ella se extravíe si él la suelta.

Generalmente es en la vida sexual donde encuentran solaz para olvidar los conflictos planteados en otras
áreas, como les sucede a todas las configuraciones de signos solares 7-7. La fuerte atracción química que los
une aumenta con frecuencia a medida que transcurre el tiempo, y aunque disminuya, siempre perdura, latente,
esperando que la aticen, que la reactiven para reparar las grietas de su relación.

También los une una cierta pasión mental, que genera un terreno fértil para la consumación física. A menudo,
su unión sexual empezará mucho antes de la hora de acostarse, quizá mientras se desayunan, mediante
M

mensajes transmitidos con los ojos de un extremo al otro de la habitación, mediante una nota romántica que él
deja donde sabe que ella la encontrará, mediante la intimidad compartida de una sonrisa familiar o de un
apodo especial, privado, que, traducido, significa: «Te amo, te necesito, te deseo».
La amenaza que se cierne sobre su relación sexual reside en la posibilidad de que él utilice periódicamente
con ella sus estratagemas propias de Géminis. El hombre Géminis no desdeña la idea de provocar una reyerta
con el fin deliberado de estimular la emoción o el deseo de su pareja. La cólera tiene la extraña cualidad de
excitar la pasión entre éstos dos. Entonces el altercado se resuelve mediante la unión física... o debería
resolverse. ¿Pero es así? Él es capaz de reflotarlo, para discutirlo a fondo, después de la unión, cuando debería
estar sepultado y olvidado. Para ser justos con él, debemos confesar que ella tiende a hacer lo mismo. Los dos
deberían aprender a enterrar sus desavenencias después de hacerse el amor. ¿Por qué emplear el sexo como
arma recíproca? Pero éste es el uso que le dan a menudo Géminis y Sagitario. Los celos son la causa de
muchas de sus disputas, y con razón. Ninguno de los dos signos se destaca por su fidelidad impecable. Ambos

80 
 
son tan curiosos, versátiles, caprichosos y ávidos de variación que no pueden salvaguardar una lealtad pura
como un copo de nieve.

Si sus aspectos Sol-Luna son favorables, o si uno tiene un ascendente Capricornio, Tauro o Escorpión,
pueden mantenerse totalmente fieles mientras viven juntos. De lo contrario, es posible que se produzca algún
descarrío o infidelidad, aunque sólo asuma la forma de un ligero galanteo informal, público, que jamás llega a
consumarse físicamente. Él es más propenso que ella a mariposear. Pero las chicas Sagitario aprenden
enseguida los diversos juegos que les enseñan los pájaros de Mercurio. Y entonces volarán las plumas.

Él puede ser tan... versátil. Primero, el rápido sonrojo de la felicidad, el aleteo de la excitación. Después el
ceño fruncido, súbitamente, sin aviso previo. La mirada desviada. La tristeza, que se ahonda hasta
transformarse en depresión. Momentos después, nuevamente la sonrisa fluctuante de Mercurio, y una alegre
invitación a hacer botar guijarros en el lago o a escuchar cómo las ranas interpretan conciertos románticos a

ki
orillas de un bosque encantado que él conoce. Primeramente él le pide que prepare tostadas con canela.
Después no tiene apetito. El tema musical de su romance es más o menos así. con variaciones, y a pesar de
todo ella sigue esforzándose valerosamente por acompañar la canción.
Por supuesto, la mujer Sagitario puede experimentar a su vez algunos cambios de humor. Como el suyo
también es un signo dual, puede ser alternadamente sensible, introspectiva, temperamental y cáustica. Si uno
de los dos consigue mantenerse eufórico mientras el otro está deprimido, y viceversa, podrán ayudarse a
superar los trances alarmantes. Será bueno que ambos estén eufóricos, pero esto implica que luego ambos
estarán deprimidos. A este hombre y a esta mujer los beneficiarían inmensamente sendos gráficos de
biorritmos. No puedo obsequiarles nada mejor que este consejo.

u
Él deberá controlar su tendencia a ser sarcástico cuando esté irritado; y ella deberá reprimir su propensión a
hacer comentarios hirientes cuando lo que él necesita es su ternura y su comprensión. Las verdades
contundentes de Sagitario casi siempre duelen. Los sarcasmos de Géminis también. Con todo su candor
inocente, la chica Sagitario no entiende lo que significa esta palabra. Significa... bueno, el sarcasmo casi
siempre implica decir exactamente lo contrario de lo que uno realmente piensa y cree, y exagerar la falacia
para subrayar la verdad. Por ejemplo: «Claro que no me molesta que la cuenta de teléfonos ascienda a
an
trescientos dólares, cariño. Me siento importante cuando le pago tanto dinero a la telefónica, aunque por eso
debamos cancelar nuestras vacaciones de este verano». ¿Veis? Así es el sarcasmo. Ella se sentirá herida y
desconcertada. ¿Por qué él no dice claramente que está encolerizado porque la cuenta de teléfonos es muy
elevada, y que está decepcionado porque en razón de ello tal vez deberán privarse de las vacaciones de
verano? (Entonces ella podría decir que lo siente, y trabajar horas extraordinarias, o buscarse un empleo
adicional por unas pocas semanas, para completar la diferencia. Tal como están las cosas, no dirá que lo
siente, ¡y basta!)
¿Por qué él no dice aquello? Porque es un soñador poético, un Géminis, querida amiga, incapaz de decir
exactamente lo que piensa. Para vivir más o menos satisfecha con este hombre inteligente y maravillosamente
fascinante, Sagitario no tendrá que prestar atención a lo que articulan sus labios sino que deberá leer la verdad
sólo en sus ojos. Sin embargo, sus ojos fluctúan constantemente de un lado a otro, y es difícil leer en ellos...
su expresión cambia sin cesar.
M

Lo único más hiriente que los cáusticos sarcasmos del hombre Géminis es la contundente sinceridad de la
chica Arquera. Cuando estos dos están mal apareados, pueden rebanarse recíprocamente el corazón. Pero su
relación tiene una faceta más positiva. Siempre hay otra faceta cuando dos signos dobles se juntan, para bien
o para mal... y puede ser para bien. Por lo menos se respetarán mutuamente su intelecto, y encontrarán sus
respectivos humores más fascinantes que la aburrida semejanza de los demás.
Al hombre Géminis le gusta escudriñar las galaxias, meditando sobre los infinitos mundos que hay en el
espacio. Entonces, inesperadamente, desvía su atención hacia sí mismo, y se pregunta: «¿Supones que
también hay infinitos mundos dentro de mi espacio interior, mundos que podría explorar?». Su Gemelo
siempre presente exclama: «¡Sí! ¡Los hay!»... y empieza otra aventura. si la mujer Sagitario desea retener a
este hombre, su faena de amor deberá consistir en acompañarlo en la búsqueda del País de Nunca Jamás,
procurando no odiar a la tercera persona que siempre deberá seguirlos: la sombra de él. También podrá tratar
de coserlo fuerte y pulcramente a su sombra (la de él), como Wendy lo hizo con el mercurial Peter Pan. Así él
no perderá tan a menudo la otra mitad de sí mismo. Ésta es una especie de charada, pero Júpiter le susurrará la
respuesta, en el corazón, si ella escucha.

81 
 
GÉMINIS CAPRICORNIO
Aire - Mutable - Positivo Tierra - Cardinal - Negativo
Regido por Mercurio Regido por Saturno
Símbolo: los Gemelos Símbolo: la Cabra
Fuerzas diurnas Masculino
- Fuerzas nocturnas - Femenino

ki
La relación GÉMINIS-CAPRICORNIO
El rugido reverberó por las montañas y los ecos parecieron gritar ferozmente:
«¿Dónde están, dónde están, dónde están?»

u«¿Qué se proponen estos Géminis? ¿Qué posición ocupan? ¿Dónde están?», grita el Capricornio
sinceramente desconcertado, mientras procura tratar con los Gemelos. «No están en ninguna parte —
responde el astrólogo—. No están en ninguna parte y sin embargo están en todas. Es difícil de explicar, si
no se toma en cuenta que cada Géminis es por lo menos dos personas.»

¿Creéis por casualidad que una Cabra va a aceptar una respuesta tan obtusa? Imposible. Es demasiado
an
efímera, demasiado abstracta para suministrar una solución práctica al problema. Así que no ensayéis la
astrología con los capricornianos cuyas vidas son desplazadas de la órbita de la rutina fija por las
extravagancias de un par de Gemelos ocultos dentro de un Géminis. Será inútil. No sé con exactitud qué es
lo que sí dará resultado, pero esto será inútil.
Podéis tratar de explicarle a Capricornio que Géminis es un signo de Aire, y que en consecuencia las personas
regidas por Mercurio se parecen mucho al viento. El viento es invisible, pero fuerte. Puede ser amigo o
enemigo. Es más o menos neutral (como Suiza). A veces arrancará de cuajo edificios enteros. A veces, no. El
viento es imprevisible, y Géminis, también. El viento es libre e impredecible, y es imposible adivinar en qué
dirección soplará. Ésta es una pregunta que sólo formulan los necios, y por tanto cualquier astrólogo que
intente contestarla será un necio. Igualmente, todo esto no impresionará a la Cabra, que, después de todos
vuestros afanes, seguirá preguntando en qué dirección sopla este viento (o bufido) específico. Decidle que
hacia el Norte. Sopla hacia el Norte. Y después olvidadlo. Aunque el viento emocional de Géminis estuviera
M

soplando hacia el sur, el este o el oeste en el momento de la discusión, podéis estar seguros de que al cabo de
un par de horas soplará hacia el norte. ¿Veis? Estos problemas siempre se pueden solucionar, con buena
voluntad.

El taciturno Capricornio no admitirá la facundia de Géminis si ésta prolifera demasiado. Aunque a la


mayoría de las Cabras les gusta escuchar indirectamente chismorreos sobre los famosos (los que han
triunfado, aunque sólo sea en sus propias comunidades), pocas veces se inclinan a participar personalmente en
ellos. (En los chismorreos, quiero decir. Siempre están dispuestos a participar en la fama.) Para Saturno, el
regente de Capricornio, la prudencia es el comienzo de la sabiduría, para hablar como para actuar.
Simbólicamente, Saturno es el planeta de la sabiduría ganada mediante largas pruebas de iniciación en
muchas encarnaciones, y es tradicionalmente el regente de la cultura hebrea. También es el regente de los
exasperantes empleadores y los abuelos mandones, y de todos los usufructuarios de la autoridad, incluido el
Gobierno: de todas esas personas e instituciones que disfrutan cuando dicen «NO». «Categóricamente NO»

82 
 
(por vuestro propio bien, claro está). «Sí» es una palabra extranjera para la Cabra típica.
A los capricornianos incluso les resulta difícil pronunciarla, y algunos la sustituyen por otras como «okey»
y «eso supongo». Incluso conozco a una Cabra de Colorado que reemplaza el sí por la palabra «Iupiii»
(pronunciada con mucha suavidad)... hábito este inexplicable pero no por ello menos típico. De modo que a
Capricornio no le gusta decir SÍ. Creo que esto tiene algo que ver con la seguridad pecuniaria o financiera.
Para Capricornio, «no» es una sílaba de la palabra «economía», y «sí» es una sílaba de la palabra «asilo».
Algo por el estilo.

Ésta es una configuración de signos solares 6-8, lo cual significa que Capricornio atraerá a Géminis por una
razón relacionada con el misterio, la muerte, el sexo, la reencarnación, la hipnosis, la psiquiatría... o con
alguna distorsión de la mente, incluidas las drogas. Uno de estos elementos estará implicado sutil o
inconscientemente. A la inversa, la Cabra siempre encontrará una aplicación útil a los Gemelos, y a menudo

ki
Géminis terminará sirviendo de alguna manera al ligeramente egoísta Capricornio. En la relación aflorará una
forma u otra de altruismo, ya sea en el ámbito del grupo familiar, de los negocios. de la amistad o del amor.
Pero al fin y al cabo alguien debe sacrificarse cuando dos personas tienen caracteres esencialmente tan
distintos.
Los capricornianos se visten a la antigua, con refinada elegancia, y esta aureola ilustre no es más que el medio
apropiado para irradiar la sabiduría y pericia de Saturno adquiridas mediante la experiencia. Las actitudes de
algunas Cabras también huelen a naftalina. La mayoría de los capricornianos desprecian los muebles
modernos, y prefieren lo tradicional, lo viejo, lo perdurable. Dejad que los Géminis se ciñan al pensamiento

u
moderno y decoren sus hogares con plásticos y cromados refulgentes. Capricornio piensa que lo verificado y
auténtico es lo más sensato. Nadie puede discutir la superioridad de la artesanía. Yo no la discutiría, desde
luego. Pero Géminis tal vez sí. Los regidos por Mercurio pueden argumentar en defensa de cualquier punto
débil y hacerlo pasar por razonable o viable. Excepto en una discusión con la Cabra. Los capricornianos rara
vez son víctimas de la persuasión geminiana. Oh, puede suceder, pero cuando sucede, muy de cuando en
cuando, las Cabras descubren enseguida la manipulación mental, intuyen que los dados psicológicos que
an
emplean contra ellos están cargados, y se repliegan, resueltos a no dejarse pillar dos veces con la defensa baja.

En los capricornianos hay algo más que una pizca de la magnificencia y serenidad de la Naturaleza, y
tienen un reflejo del porte majestuoso de la cabra montés. Todo esto atrae lógicamente al inquieto Géminis,
que busca el reposo espiritual con más desesperación de la que jamás habrá de demostrar o confesar. El
hombre, la mujer o el niño capricorniano, circunspecto pero bondadoso y afable, puede suministrar una base
de seguridad emocional, estable, serena y racional, que a los Gemelos les resulta al mismo tiempo
reconfortante y necesaria: un lugar donde plegar las alas entre un vuelo y otro. La vida se desplaza tan
velozmente para los Géminis, que a menudo se convierte en un borrón alarmante, y a veces necesitan
apaciguar su frenesí interior. Capricornio parece ser casi un morador del sosiego, de los bosques verdes y
silenciosos, y puede aportar muchos momentos de tranquilidad a los Gemelos que se detienen a descansar un
poco. Junto a Capricornio, Géminis puede estudiar las formas de la vida y el amor, ciñéndose a la marcha
Más parsimoniosa de Saturno.
M

Capricornio también puede aprender de Géminis. Éste, inocentemente egocéntrico, independiente y curioso
en el plano intelectual, tiene la aptitud mágica de internarse temporalmente en todos los libros que ha leído,
en todas las películas que ha visto, en todas las sinfonías que ha escuchado, y de moverse en ese mundo
llamado imaginario con tanta naturalidad y soltura como si estuviera en su reino natal.
Por consiguiente, los Gemelos pueden darles a las Cabras una valiosa lección acerca de la forma de ser
algo más que un visitante en los mundos de la literatura, la música y el arte... pues es en estos mundos
quiméricos donde ellos viven. Géminis sólo vuelve a esta Tierra por una obligación kármica, para reingresar
en una prisión de carne después de una larga temporada de ensoñación en otros niveles de conciencia.
Capricornio se beneficia de ello, porque a la Cabra le resulta muy difícil comprender la realidad de cualquier
otro lugar que no sea la Tierra. Capricornio está muy arraigado en ella, es muy práctico y terrenal, tanto en
el nivel consciente como en el inconsciente.
Por supuesto, hay unos pocos capricornianos cuyas imaginaciones centellean durante una tormenta de
verano, cuyos espíritus se maravillan y deambulan en una noche serena y poblada de estrellas, que exhiben

83 
 
un travieso sentido del humor, que entienden de psicometría, de OVNIS, de telepatía... y de los misteriosos
portentos de la Gran Pirámide. Pero la Cabra más típica no pierde el tiempo cavilando sobre cosas que no se
pueden desmontar y volver a armar mediante el uso de un plano. Cuando los capricornianos vuelan, hacen
sus reservas con tiempo, para mayor seguridad. Cuando viajan en auto, llevan consigo un mapa de carreteras,
para no equivocarse. Pero no hay planos ni mapas para guiar al viajero astral. Para viajar fuera del cuerpo,
por mundos situados más allá de los sentidos materiales o físicos, no se necesitan reservas... sólo fe.
Hay que admitir que cuando Géminis investiga otros mundos, no actúa necesariamente motivado por la fe
o la sed espiritual. Lo que motiva generalmente a los Gemelos es la simple curiosidad, esa misma que mató
al gato del cuento pero que no parece ser fatal para los pájaros de Mercurio.
Una cantidad sorprendente de capricornianos satisfacen el apetito de su alma mediante el sistema, aprobado
por Saturno, de consagrarse al arte. A veces lo coleccionan, lo disfrutan, se convierten en mecenas, o pintan,
bosquejan o dibujan personalmente. Algunos se convierten en actores profesionales o dramaturgos. Unos
pocos se dedican a alguna variante de la música. Pero independientemente de lo que es o hace, la Cabra

ki
mantiene ambos pies sólidamente plantados en la tierra firme, ¿y hasta dónde puedes mecerte en una estrella
con ambos pies apoyados en el suelo? Hay que estirarse un poco para entrar en otras galaxias. De todas
maneras, cualquier actividad creativa, de cualquier tipo que sea, es afín a la conciencia embrionaria de que
existe algo más allá de los cinco sentidos, con el atisbo de un sexto, incluso de un séptimo... y otro más. ,Los
antiguos afirmaban que Saturno es un planeta de siete dimensiones. Nosotros vivimos nuestra existencia en la
tercera dimensión, mientras que el tiempo mismo, él ahora eterno, como sabía Einstein, es la cuarta
dimensión. Seguramente la séptima debe contener una sabiduría más sublime incluso que la que puede
contemplar Géminis. Pero Saturno guarda bien su secreto, con la habitual discreción y el habitual silencio

u
propios de Capricornio.

Los capricornianos tienden a ser circunspectos. Los Géminis son conversadores natos y naturales. ¿Cuál de
los dos tiene razón? Los dos... cada uno a su manera, siempre que ninguno impida que el otro haga lo suyo.
Cuando se trata de estos dos signos solares, «hacer lo suyo» es una cosa rara. Pero el diccionario da varias
an
definiciones de «raro». Por un lado, es sinónimo de «extraño», y por otro, se emplea en expresiones como «de
rara perfección, de rara hermosura», con el significado de «extraordinario».

Mujer GÉMINIS Hombre CAPRICORNIO


...la isla los estaba aguardando. Sólo es así como se pueden divisar esas costas mágicas.
—Ahí está —dijo Peter serenamente.
—¿Dónde, dónde?
M

—Donde apuntan todas las flechas.

Ya sea que ambos permanezcan poco o mucho tiempo juntos, el hombre Capricornio nunca conseguirá
entender por qué la chica Géminis no atina a ver claramente lo que para él es muy obvio: las consecuencias de
la palabra y la acción, que son, inevitablemente, la recompensa o el castigo. La ley de Newton en virtud de la
cual «Toda acción produce una reacción», le parece patente. ¿Por qué ella no la ve también?
Desde la perspectiva de ella, el error de él consiste en interpretar el mundo material como una realidad... y
la imaginación como un pasatiempo independiente, entretenido. La mente de ella está atareada, sondeando,
disecando, buscando, calculando y deambulando montada en el viento, todo al mismo tiempo, lo cual puede
determinar que dos mundos se fusionen en uno: el mundo «real» y el mundo de la imaginación, de las posibi-
lidades.
Las respuestas que esta actitud mercurial provoca en la Cabra son múltiples y consecutivas. Al principio,
reacciona con excitación. Después de un tiempo, la excitación se transforma en aprensión. Nada de lo que ella

84 
 
dice y hace tiene sentido para él, desde un punto de vista lógico, práctico. Finalmente, su aprensión se troca en
severidad, y entonces él se desconecta. Una vez que Capricornio ha decidido que un tema no es digno de
discusión, ya basta. Puede ser brusco, cortante y duro. «No hablaremos más de esto. El tema está agotado.»
Para la chica Géminis un tema nunca está totalmente agotado. Siempre se presta a nuevas discusiones, a
nuevos enfoques. Sin embargo, no obstante su gran simpatía, le resultará difícil reencauzar a la Cabra, cuando
ésta se ha desconectado.

La circunstancial actividad frenética de Géminis puede parecerle frívola a Capricornio. Ella exhibe una
aparente falta de apego en su compromiso con la vida. Pero él encontrará suficientes causas para admirarla
cuando estudie la forma asombrosa en que funciona su mente, desatando nudos con la mayor facilidad y
hallando sin esfuerzo la solución de problemas intrincados. Y. por lo menos al principio, ella respetará su
sabiduría, totalmente distinta de su propio intelecto y sagacidad vertiginosos. Esto tenderá entre los dos un
vínculo de anhelo, que puede ser al mismo tiempo purificador y vigorizante. Sin embargo, después de un

ki
tiempo, es posible que las diferencias esenciales de sus respectivas naturalezas asuman una mayor visibilidad.
Capricornio tiene una cierta seriedad que puede deprimirla, y en la idiosincrasia de ella hay una curiosa
versatilidad que puede ofuscarlo. A menudo sus temperamentos, personalidades, caracteres y motivaciones
están separados por grandes distancias.
Tomemos sus respectivas familias. Si él es un Capricornio típico. está muy ligado a mamá, papá, la tía, el
tío Hymie... y una legión de primos. No, no me olvidé de los hermanos. ¿Cómo podría olvidarlos, cuando
están tan presentes? Cuando no están presentes, él habla de ellos. Si ella es una Géminis típica, tal vez quiera
sinceramente a sus familiares, e incluso es posible que sea afectuosa con ellos, pero de una manera etérea,

u
informal. No se siente tan apegada a los lazos familiares como la Cabra. Ella marcha por sus múltiples
caminos, ellos marchan por los suyos, y si los unos y los otros se cruzan de cuando en cuando... ¡estupendo!
Si ella no se deja sofocar por sus propios parientes, obviamente no le regocijará que los de él anden rondando
siempre por allí y sean el tema principal de conversación, aun cuando estén ausentes.
Sumemos a esto su actitud respecto del dinero. Les gusta a ambos. Ninguno de los dos tiene nada contra el
dinero. Pero ella lo utiliza para repartirlo en torno, para gastarlo y disfrutarlo. Él lo usa como una especie de
an
sedante. Mientras sabe que está en el banco, puede distenderse y respirar con tranquilidad, confiado en la
certidumbre de que es un ciudadano cabal, al que no pueden ocurrirle desastres financieros imprevisibles.
Capricornio opina, respecto del dinero, lo mismo que el rey de los yacimientos de oro Winfield Scott Stratton
pensaba acerca del metal precioso: el lugar más seguro para guardarlo está bajo tierra. A juicio de
Capricornio, el lugar más seguro para guardar dinero es el banco. La mujer Géminis no entiende para qué
sirve dejarlo dormir allí, sin hacer nada, cuando es posible gastarlo. Intereses, querida. Rinde intereses.
Entonces es posible que ella exclame, con uno de sus súbitos arranques mercuriales: «Pero sólo sirve para
multiplicar el dinero, que se queda durmiendo allí, sin hacer nada». ¿Por qué dice «sin hacer nada»? ¿Acaso
no trabaja? Y además le produce a él una sensación de paz espiritual. A ella le produce una crisis de
frustración.
Cuando el hombre Capricornio está ofuscado, enfadado o disgustado, se enfurruña. adopta un
comportamiento silencioso y hosco. Y cuando ella se encuentra en el mismo estado, puede ser cáustica,
amarga y sarcástica. Los estados de él son de colores marrón oscuro, índigo, negro y azul, pero también son,
M

hasta cierto punto, predecibles. Los de ella nunca lo son. En determinado momento puede ser tan
plácidamente regocijante como una brisa primaveral, y un momento después tan destructiva como un tornado.
Al principio puede ser incansablemente activa, y luego pasiva y taciturna. Sonríe, y sus ojos expresivos
irradian un encanto mercurial. Fascinante. Una arruga surge de la nada y le atraviesa la frente. Ahora le brota
una lágrima en la comisura del ojo. Le tiemblan los labios. Es bella cuando está triste. De pronto sé le ocurre
una idea alegre, se incorpora de un salto, le echa los brazos al cuello y le estampa un beso en la nariz. Sus
humores versátiles son tan fugaces como los de Campanilla de Cobre: pura fantasía frívola, como una
mariposa, y después lógica y concisa, sucesivamente, en rápida progresión... primero profundamente
intelectual, y después totalmente abstracta, casi mística. Pero su ensoñación no dura mucho. Géminis tiene
demasiados elementos de escepticismo nato para ser auténticamente mística.

De cuando en cuando, tropezamos con un capricorniano al que le encanta resolver misterios y descifrar
enigmas, y esta Cabra seguirá a las Gemelas por los senderos y atajos retorcidos y tortuosos de Mercurio con

85 
 
abrumadora fascinación. Ella se parece a las piezas multicolores y dispersas de un rompecabezas, a la espera
de que alguien las ensamble. Además, es delicada y femenina, tiene una risa alegre, y luce bien, cogida de su
brazo. A los capricornianos les gusta tener una mujer de esas que uno puede exhibir con orgullo delante de los
demás. El hecho de conquistar el amor de una criatura tan excitante es en verdad un logro, un triunfo nada
despreciable, y los regidos por Saturno son muy aficionados a los logros y los triunfos. La Cabra debe trepar.
Los capricornianos disfrutan del paisaje que se contempla desde la cima de la montaña. Les agrada que los
admiren y los respeten. Ostentar una esposa o amante Géminis (en el caso de él probablemente se tratará de
una esposa), que es varias mujeres a la vez, y todas ellas seductoras, hermosas, talentosas, espabiladas y
femeninas, es algo que despertará la envidia de los hombres menos afortunados. Pero deberá recordar el
consejo astrológico en virtud del cual, no obstante su deliciosa feminidad, ella tiene una mente masculina.
Esto es algo que le harán recordar en más de una ocasión.
Hay capricornianos que esporádicamente brincan al bailar jubilosamente, sobre todo en la edad madura,
cuando tratan de recuperar lo que nunca descubrieron en la juventud, o lo que no buscaron por timidez, o lo
que no disfrutaron porque estaban demasiado atareados triunfando y trabajando... así como hay Cabras de

ki
movimiento más rápido, más verborrágicas, más descuidadas que cautelosas. Pero éstas son decididamente
excepciones a la regla de Saturno. La mayoría de las Cabras son modelos de circunspección. En verdad,
inicialmente sus proposiciones románticas son tan trémulas y cautelosas, tan lentas y deliberadas, que al
principio ella inclina la cabeza a un costado, como si estuviera escuchando un susurro. Probablemente él
estará vestido con ropas discretas y de buen gusto, le sonreirá con una expresión peculiarmente atractiva,
perezosa, y su dulzura y su estabilidad apaciguadora estarán combinadas en las dosis justas para intrigarla y
hacerle pensar que este hombre sí que la entenderá y no se enfadará con ella.
Él parece dichoso de complacerla, conmovedoramente agradecido de tener una mujer a quien contentar.
Lo regocija estar enamorado, y ella intuye que se trata de un hombre que no será infiel a sus juramentos, una

u
vez comprometido. Es a esta altura, infortunadamente, cuando es posible que empiece a ponerse nerviosa. Se
trata del efecto de la palabra «comprometido». A Géminis no le gustan ni las insinuaciones de compromiso. Si
el amor es auténtico, durará. Preferiría que sea así, por supuesto, pero a ella no le agrada firmar contratos a
largo plazo en cuestiones de romance. Hay que dejar que éste se desarrolle solo. Si resulta una relación eterna,
¡estupendo! Pero pedir garantías —pretender garantías— no concuerda con la forma en que Géminis juega el
juego.
En el aspecto físico, es posible que se sorprendan el uno al otro al intercambiar una comprensión instintiva de
an
anhelos mutuos. El sexo no es, para ninguno de los dos, algo afín a las llamas ardientes de la pasión
incontrolable. Tanto Capricornio como Géminis buscan la unión sexual como un medio para alcanzar el
sosiego y la comodidad. Normalmente, no tendrán demasiadas exigencias emocionales el uno con el otro. Sin
embargo. en algunas ocasiones esporádicas él necesitará hacer un despliegue físico, juguetón y afectuoso, de
grandes abrazos y cosas parecidas, pero no encontrará en ella la reacción apetecida... la mujer Géminis
necesitará palabras de amor, expresiones verbales destinadas a estimularla para emprender el acto sexual, y no
las escuchará.

Exceptuando estas áreas de posible descontento y ligera frustración, los dos podrán compartir sexualmente
su amor con placentera compatibilidad. Como la vibración 6-8 influye fuertemente sobre su convivencia, es
posible que el sexo sea un factor dominante, o por lo menos muy importante, en su relación, y posiblemente él
la habrá magnetizado al comienzo con un fuerte atractivo físico, que es difícil que se disipe mientras
M

permanezcan juntos. Y es probable que, para sorpresa de amigos y parientes, permanezcan juntos
definitivamente, sobre todo si existe una conjunción o un aspecto sextil o trígono Sol-Luna entre sus
respectivos horóscopos. Aun sin esta ayuda planetaria, es probable que sigan siendo amigos después de
separarse. Esto no les sucede a todas las parejas de la vibración 6-8, pero es muy probable que sí les suceda a
las Gemelas y la Cabra.

El amor se las apaña para derretir el hielo del corazón regido por Saturno. Hay algo en este hombre, una vez
derretido, que la hará estremecerse de anhelo ante la imagen de absoluta adecuación que proyecta cuando está
con ella: la promesa de alcanzar el colmo de la dicha mediante su relación. Es posible que más tarde ella
piense que la Cabra no ha cumplido su promesa tácita, a medida que la vida empieza a parecerle monótona a
la mujer Géminis, que se siente encadenada a la existencia un poco mundana, pero segura, de Capricornio.
Igualmente, ella no debería olvidar que entre todos los amantes y maridos él es el candidato con más
probabilidades de ser excitante en la tercera edad, de rejuvenecer, de tornarse más libre (más parecido a ella)
a medida que envejece. Si ella espera, es posible que aquella promesa de adecuación se cumpla, al fin y al

86 
 
cabo.
Géminis es impaciente y no le gusta esperar. Pero debería hacer el esfuerzo, porque si lo hace, las
recompensas valdrán la pena, y es posible que ella descubra junto cdñ él un gran secreto: que en la
interrupción del movimiento inquieto se puede hallar la forma y la configuración auténticas del amor, y se
puede revelar su belleza más íntima. Y la belleza es lo que busca desde que era niña su corazón escindido.
Paciencia. Cuando se trata de este hombre, la palabra clave es: «paciencia». Ella debe cultivarla.
Es posible que una chica Géminis enamorada de una Cabra lea esto y se pregunte por qué habrían de
necesitar semejante consejo. Son tan felices... en este preciso momento. Bueno, no se le enseña a nadar a una
persona que se está ahogando. Se le enseña anticipadamente... por si acaso. Una vez más, Gemelas, la palabra
clave es PACIENCIA.

ki
Hombre GÉMINIS Mujer CAPRICORNIO
—Atrás, señora, no permitiré que nadie me atrape y me convierta en hombre...
Ella tuvo que decírselo.
—Soy mayor, Peter. Tengo muchos más de veinte. Crecí hace mucho tiempo.
—¡Me prometiste que no lo harías!
—No pude evitarlo.

u
La mujer Capricornio no puede evitar ser más sensata de lo que le corresponde por su
edad, así como el hombre Géminis no puede evitar ser de cuando en cuando un chiquillo irresponsable. En
nuestra sociedad, hasta hace muy poco tiempo, se suponía que el hombre debía ser el fuerte, el maduro y el
práctico. La gente esperaba, en cambio, que la mujer fuera inconstante, un poco imprevisible e indefensa.
an
Ahora que los grupos de Liberación Femenina hacen repicar fuertemente en nuestros oídos las campanas de la
Nueva Era, podemos permitir que él sea circunstancialmente sensible, versátil y frívolo... y que ella sea
estable y sensata. Pero antes del despuntar de la era de Acuario, habrían estado condenados.

Es una suerte para la Cabra y los Gemelos que finalmente le hayan reconocido a ella el derecho a ser
práctica e inteligente, al mismo tiempo que le han reconocido a él el derecho a soñar despierto,
ocasionalmente, e incluso a sollozar cuando lo conmueve la belleza. Es una suerte para todos nosotros, pero
especialmente para estos dos. Ya es bastante complicado lidiar con sus diferencias de personalidad... ¿qué
falta hace un problema adicional como lo es el de tratar de acomodarse las imágenes predeterminadas y
prejuiciosas que alguien se ha forjado acerca del hombre y la mujer? A Géminis y Capricornio no les hace
ninguna falta. Ya están bastante atareados con el complejo pasatiempo de capturar la armonía de la
compatibilidad entre sus dos naturalezas divergentes.
El sexo de estos dos signos solares es el que debe ser, a primera vista. El signo de ella es femenino, el de
M

él es masculino. Esto es, bueno... no es tan sencillo. Claro que Capricornio es un signo femenino, pero lo rige
el viejo Saturno, que es francamente masculino, hasta las últimas consecuencias. Y Géminis es un signo
masculino, pero lo rige el taimado Mercurio, el Gran Simulador, un planeta famoso por su afición a engañar,
capaz de trocarse de masculino en femenino, y luego nuevamente en masculino, en el lapso que dura el guiño
de una luciérnaga. O sea muy rápidamente. ¿Alguna vez intentasteis medir con un cronómetro cuánto dura el
guiño de una luciérnaga? Así que tendrán problemas. No insuperables, pero sí fastidiosos, de vez en cuando.
Quizá sería más correcto definirlos como frustrantes.
Tal vez en algunos momentos él la acusará de ser insensible e incomprensiva, y en otros ella lo acusará de
ser veleidoso y emocionalmente inmaduro. En cierto sentido, ella es lo que la acusan de ser... así como, hasta
cierto punto, él posee esos otros rasgos. Sin embargo, la mujer Capricornio también puede ser afectuosa, leal,
y un verdadero arco iris crepitante de humor cuando siente que pisa tierra y no las arenas movedizas del
cambio constante, que pueden abrirse y devorarla. (Todas las Cabras tiene un miedo subliminal a los
terremotos.) Así como el hombre Géminis puede irradiar una verdad más refulgente que la que ella imagina,
siempre que le concedan la libertad de expresión que necesita, y que no lo acosen con recelos, con
predicciones deprimentes del futuro... y con reproches. Las críticas y la severidad emocional nunca sacarán a

87 
 
relucir lo mejor de los Gemelos.
La mantis religiosa es un insecto extraño, en la medida en que la hembra devora a menudo la cabeza del
macho durante el acoplamiento. Él lo ha leído en alguna parte (los Géminis lo han leído todo), y se siente
personalmente como un mantis cuando la mujer que ama insiste en devorarle su confianza en sí mismo con
una desaprobación rígida, implacable, al mismo tiempo que le jura amor.
Tal vez sea ella la que deba manejar el dinero en la familia. Es probable que la familia exista, eventualmente,
si ella puede hacer valer su opinión. Es raro que Capricornio se preste para interludios románticos de
naturaleza temporal. Generalmente deja bien sentadas las intenciones para el futuro antes de especular o
retozar. Pero volvamos al dinero y a la probabilidad de que ella sea la más indicada para controlar el
presupuesto. No es que él no sea rápido y sagaz con los números... a veces demasiado rápido y sagaz. La
mayoría de los Géminis pueden hacer que una computadora se ponga verde de envidia.

Pero ocurre que ella tiene la virtud de gastarlo con más prudencia, de invertirlo con más sensatez, y disfruta

ki
de una especie de toque mágico para incrementar cada vez más el saldo bancario, en tanto que él posee la
virtud de reducirlo cada vez más. (A menos, por supuesto, que la Luna o el ascendente de él esté en Virgo,
Tauro, Capricornio o Cáncer.)
Es curioso que la astrología —para no hablar de los amigos y parientes— sostenga a menudo que estos
dos signos solares son emocionalmente fríos. Ella, en razón de que está sometida a la helada regencia y la
severa influencia de Saturno. Él, en razón de que pertenece al elemento Aire siempre un poco desapegado.
Pero, sin embargo, ella es capaz de manifestar un amor terrenal, incluso apasionado, a pesar de que Saturno
ejerce un control de hierro sobre sus emociones y la exhorta constantemente a no desahogarlas mientras no
esté segura de que la relación es genuina y tiene. posibilidades de hacerse permanente.

uEn cuanto a él. aún no ha aprendido, en el sentido espiritual, el auténtico éxtasis del amor... ni su
angustia. No ha experimentado, en el plano esotérico y kármico, su verdadera profundidad. Sin embargo, lo
anhela con un tipo especial de excitación, ¿y acaso el anhelo no es también mágico? Lo es, y la búsqueda
entusiasta que él emprende puede hacer que los sueños de ella se disparen, mientras la variante sosegada del
amor capricorniano ilumina, como la llama estable de una vela, el camino para esa búsqueda, y le suministra
un refugio reconfortante durante los períodos en que se encuentra dudando de sí mismo.
A veces la mujer capricorniana puede ser tan buena, tan perfecta, tan fiable, que el hombre Géminis no
an
sabe qué hacer con ella. Él se siente atrapado en la prisión. de esa misma estabilidad emocional,
inexplicablemente, como si la devoción de ella fuéia una afrenta... pero sólo porque él sospecha que no está
en condiciones de emularla, lo cual lo asusta y lo aflige, simultáneamente. Y por tanto es posible que a él le
fastidie secretamente la fiabilidad de su afecto, y que huya, quizá, fugazmente, para volver luego a disfrutar
de éste. He aquí otra faceta de su confusión gemela en asuntos del corazón.

En razón de sus proclividades (y aversiones) naturales, es posible que su relación sexual no sea siempre un
volcán en erupción. Sin embargo, curiosamente, es posible que satisfaga el deseo de ambos en lo que
concierne al acto del amor físico, a saber, que éste sea reconfortante y cariñoso, pero no devorador. Incluso
durante sus momentos de mayor intimidad, él necesita sentirse independiente y libre. Ella también, aunque
parezca raro. Dado el firme control que Saturno ejerce sobre ella, es improbable que la capricorniana se
entregue a la pasión con alguien, íntegra y totalmente. Tampoco el hombre Géminis, que es, en el fondo, dos
hombres. Uno observa la asociación emocional mientras se mantiene distante de ella, y el otro experimenta.
M

Así es como aprende el signo solar Géminis, en el nivel de conciencia de Mercurio. Igualmente es posible que
esta mujer lo atraiga físicamente, sin que él consiga explicar cómo. Para él, Capricornio representa la octava
casa astrológica del misterio sexual, así como los secretos más recónditos de la vida y la muerte.
La chica Cabra típica vive en un mundo sereno, tradicional, de actividad práctica, donde la sensatez
es reina. El vive en un mundo encantado, poblado por una miríada de fantasías, bullente de actividad mental,
donde la curiosidad es rey. Puede ser un experimento encantador y una experiencia beneficiosa que cada uno
visite el mundo del otro, de cuando en cuando, no para criticarlo y encontrarle defectos, sino tal como uno
visita un reino lejano, para disfrutar de su exotismo y su belleza, aunque satisfecho de poder volver después al
entorno familiar.

Si viajan mucho él será más feliz. Ella no lo será tanto (a menos que su Luna o ascendente esté también en
Géminis, o en Aries, Leo, Sagitario o Piscis). Esta no es una mujer capaz de levantar una tienda y tomarla por
hogar. En razón de su proceso de maduración invertida —un don de Saturno— a medida que envejezca se
hará más andariega, y es posible que la mención o la idea de un viaje la excite, le suavice la mirada y le

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levante el espíritu... mientras esté segura de que el viaje o excursión la traerá finalmente de regreso a casa.
Aunque hay un grupo de profesionales capricornianas, ésta sigue siendo una dama que se siente
esencialmente más dichosa cuando está junto al fuego de la chimenea, como un grillo, que cuando lleva la
vida de una nómada o gitana.
El hombre Géminis tampoco es enemigo de sentarse y soñar frente a la lumbre, excepto cuando lo atacan
periódicamente sus ansias trashumantes, sin aviso previo. Puede desempeñar durante meses o años el papel
del perfecto hombre de familia, y entonces, ¡zas!, sopla una brisa primaveral, o incluso un viento invernal,
que los arrastra a él y a sus ensueños a una nueva aventura, aunque sólo se trata de un viaje a una ciudad
vecina, donde puede perderse durante unos pocos días para volver a reencontrarse consigo mismo.
Tal como sucede en muchas configuraciones de signos solares 6-8, es probable que éstos dos se hayan
conocido sólo cuando alguien los presentó o los reunió de alguna manera. Es raro que Géminis y Capricornio
graviten el uno hacia el otro magnéticamente, por su propia iniciativa, a menos que el Sol de ella haya estado
en aspecto trígono con la Luna de él a la hora del nacimiento, o viceversa, o ambas cosas. Sin embargo, una

ki
vez que se ven, empieza a actuar entre ellos la vibración 6-8, cuya intensidad aumenta sistemáticamente.
El hombre Géminis puede ser muy locuaz, pero a menudo sólo emplea su cháchara como camuflaje.
Piensa que de todos modos la gente nunca creería la verdad desnuda. Ésta es demasiado obvia. Y por eso la
disfraza. Sé que esto es desconcertante, pero casi todo lo es, en Géminis. Un poco de esto y otro poco de
aquello. Tomemos por ejemplo al Géminis Bert Lance, ex director de la Oficina de Administración y
Presupuesto del gobierno Carter, al que lo obligaron a renunciar en medio de un escándalo relacionado con
sus anteriores actividades bancarias objetables. En un discurso pronunciado en la convención de la American
Bankers Association, en Florida, poco después de su renuncia. uno de los miembros de la institución afirmó
coléricamente que «Bert Lance ha hecho por la actividad bancaria lo que el estrangulador de Boston hizo por

u
el vendedor a domicilio».

En cambio, hay decenas de banqueros respetables de todo el país que siguen admirando y defendiendo
tenazmente al Géminis Lance, no por razones personales ni en retribución de favores recibidos, sino sólo
porque piensan sinceramente que su comportamiento profesional fue siempre imaginativo, creativo, valeroso
an
y totalmente acorde con los sanos principios de la actividad bancaria. Obviamente analizan a dos hombres
distintos. Bert Lance. Y su Gemelo, Bert Lance. Los Géminis nunca tienen personalidades simples. Tomad a
Henry Kissinger. Tomad a Errol Flynn. Tomad a Brigham Young. Tomad a estos seis hombres Géminis... ¿y
con qué os encontráis? Con imágenes dobles, que reflejan todas las facetas del sol y la sombra... que
despiertan desdén, odio, envidia, desaprobación, temor reverente, admiración, respeto y amor. Esto es lo que
le espera a la Cabra con los Gemelos que tiene por amante o marido.
La verdad mercurial de los Gemelos siempre se puede observar desde dos puntos de vista opuestos. Pero
Capricornio es proclive a la honestidad absoluta, lo cual deja poco o ningún margen para una verdad de dos
caras. Es posible que Géminis intuya que la actitud de la Cabra es demasiado severa, porque la continuidad de
la libre circulación de las ideas de él depende de que, de cuando en cuando, queden puertas abiertas para la
interpretación individual. El no sabe de dónde provienen sus ideas, pero éstas no se interrumpen nunca, y son
la esencia de su ser. Sofocar su libertad de pensamiento y de expresión no es la forma de amarlo.
M

Ella querrá que él busque una profesión o carrera con perspectivas futuras, y con un razonable beneficio
económico presente, y probablemente insistirá en que, tarde o temprano, compren su propia vivienda. El
capricorniano no es partidario de los edificios de apartamentos o los condominios que parecen hormigueros.
El no necesita en verdad este tipo de seguridad, porque normalmente Géminis no aspira a echar raíces. Es más
feliz con un millón de dólares en papel moneda y cien en el banco que con cien dólares en papel moneda y un
millón en el banco. La primera situación es más estimulante. Ella piensa exactamente lo contrario. Géminis
siente que sus ideas y su imaginación son sus bienes más negociables. No entiende, realmente no entiende. y
quizá no entenderá nunca, ese tipo de seguridad que necesita ella. Incluso el hombre Géminis con un signo
lunar o ascendente Virgo, Cáncer o Capricornio, más cauteloso, invertirá un día, súbitamente, sin aviso
previo. todo su saldo bancario, en una nueva idea, o en un nuevo sueño, objetivo o proyecto que afloró en su
cabeza. (En una de sus cabezas.)

Si su relación empieza a resquebrajarse, a la chica Cabra no le resultará fácil desprenderse de él. Cuando una
mujer Capricornio se entrega por completo a un hombre, le cuesta mucho recuperar lo que dio. Ella no puede

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cambiar tan fácilmente como él. Cuando ama, se propone que eso sea definitivo. Pero siempre y cuando
decida que lo «definitivo» ha entrado en un callejón sin salida, generalmente no habrá escenas histéricas de
llanto y acusación, ni excesivas demostraciones emocionales. Sencillamente dará media vuelta, ocultará sus
lágrimas, se alejará y no volverá. Ningún signo solar puede ser tan poco sentimental (superficialmente) como
Capricornio, cuando es necesario practicar una amputación emocional y no hay otra solución viable. Pero...
mientras se aleja, su tierno corazón se estará desintegrando, y su martirio será tanto más doloroso cuanto que
lo retiene dentro, y lo soporta sola.
El hombre Géminis exclama, como Whittier: «¡Cuán poco he obtenido... qué descomunal es lo
inasequible!», y después llora por las experiencias perdidas, por las oportunidades derrochadas, por las
posibilidades arrojadas por la borda... por el amor no correspondido, mal encarrilado, o que uno dejó perder
en la nada. Sin embargo, enseguida aflorará la sonrisa triangular y la carcajada fluctuante de Mercurio. ¡El
mañana es un nuevo día deslumbrante, promisorio! ¿Quién sabe qué le puede reservar? Tal vez... sí, tal vez...
incluso la reconciliación... la disculpa de su tímida chica Cabra, y la oportunidad de volver a probar, tratando
esta vez con más ternura el corazón de ella.

ki
Si su relación amorosa o matrimonio caducara, la capricorniana tardará más en sonreír, y en cuanto a la
posibilidad de que el mañana sea más deslumbrante... bueno, para su abatido espíritu de Saturno el mañana
parece estar a un billón de años luz de distancia. Ésta es la razón por la cual ella pondrá más empeño en salvar
su relación. Con la ayuda de Saturno, ella puede edificar un amor suficientemente fuerte como para resistir los
tornados esporádicos de la desavenencia.

uGÉMINIS
Aire - Mutable - Positivo
Regido por Mercurio
Símbolo: los Gemelos
ACUARIO
Aire - Fijo - Positivo
Regido por Urano
Símbolo: el Aguador
an
Fuerzas diurnas Masculino
- Fuerzas diurnas - Masculino

La relación GÉMINIS-ACUARIO
Los objetivos están en cada extremo del arco iris...
M

Como ésta es una configuración de signos solares 5-9, y sus soles natales están, por tanto, en aspecto
trígono, Géminis y Acuario son en general tan apaciblemente compatibles como un par de chinches en una
alfombra o dos termitas en un tótem. Sin embargo, de cuando en cuando, sus frecuencias pueden entrar en
cortocircuito, lo cual depende de otros aspectos entre sus respectivos planetas a la hora del nacimiento.
Hace poco tiempo recibí una carta de un joven Acuario llamado William Dana Snyder, que trabaja en la
actualidad en la ferretería Nuts and Bolts de Greenwich Village. donde evidentemente está muy cómodo.
Estaba escrita en el típico sánscrito de Urano que emplean los Acuario cuando se comunican con los simples
mortales en el plano de la Tierra, y se hallaba firmada con la extraña frase: SAT NAM. Debajo de esta firma,
el Aguador había traducido servicialmente las palabras, cuyo significado era, en esencia: «Existe un solo
Dios, y Él es la Verdad».
Ahí está. La principal corriente de desavenencia entre los Géminis y los Acuario: la VERDAD. Géminis la
elude continuamente, porque, para los Gemelos, la verdad tiene una intrincada red de significados complejos.
Los Acuario la buscan constantemente (o la acechan): lúcida, simple, limpia de adjetivos imaginativos,

90 
 
desprovista de opiniones personales. Para Géminis, la verdad es un inmenso océano ondulado, coloreado por
los arco iris y rutilante, poblado por los peces de multifacéticas verdades a medias, quizá, tal vez y
posiblemente. Para Acuario, la verdad es una gran gota brillante, configurada como un hecho concreto,
incolora, transparente, que el implacable ojo microscópico de Urano ve como ella misma y nada más que ella
misma, válgale Dios... y eso es lo que es, por supuesto. ¿Recordáis? SAT NAM.

La escena se desarrolla en cualquier parte. Géminis y Acuario están en extremos opuestos de un hilo
telefónico. El primero le ha prometido al segundo que le hará el favor de despachar, por él (o por ella), una
carta muy importante.

ACUARIO: ¿Despachaste la carta que te entregué anoche?


GÉMINIS: Sí, la despaché.Nos veremos para almorzar juntos dentro de una hora, ¿de acuerdo?
ACUARIO: ¿Qué significa eso de que la despachaste? ¿Ahora mismo está viajando rumbo a Saratoga?

ki
GÉMINIS: Bueno, no... pero estará dentro de pocos minutos.
ACUARIO: Entonces no la has despachado. ¿Por qué dijiste que sí?
GÉMINIS: La verdad es que escribí la dirección, le puse un sello y me disponía a salir rumbo a la
oficina de correos, cuando sonó el teléfono.
ACUARIO: La verdad es que aún no has despachado la carta. Vuelve a telefonearme después de echarla
en el buzón. Adiós. CLIC.

u
Acuario es un signo fijo. Fijo significa obstinado, entre otras cosas. Si los comentarios del Aguador os
hacen evocar la forma en que Virgo y Sagitario buscan la verdad, escuchad de nuevo. En la actitud de
Urano hay una ligera y sutil diferencia. No sé con exactitud cuál es, pero se trata de una ligera y sutil
diferencia. En todo lo que hace Acuario hay una ligera y sutil diferencia respecto de la forma en que lo
dicen y lo hacen los seres humanos comunes. Los Aguadores no son comunes. Son extraordinarios. Y no
les sacaréis nada con halagos. Pero volvamos al tema principal. La verdad es un contexto en el que obvia-
mente se producirán disputas ocasionales entre Géminis y Acuario.
an
No todos entienden esta obsesión uraniana por la verdad, basada sobre hechos. A diferencia de los
Virgo, los Acuario no son detallistas en busca de la verdad. A diferencia de los Tauro y los Capricornio,
los Acuario no tienen un criterio cerrado. La mente de Urano siempre está abierta a todo, literalmente a
todo. Si el cerebro humano es capaz de imaginarlo o concebirlo, entonces es una posibilidad para Acuario,
por muy descabellado y ridículo que pueda parecer a la comunidad científica y/o a los profanos. SIN
EMBARGO (y he escrito SIN EMBARGO así premeditadamente), aunque los Aguadores aceptan con
criterio abierto que absolutamente todo es posible, sólo elevarán una teoría vigente a la categoría de
verdad definitiva después de haberse convencido de que la hipótesis es viable, verificándola mediante
hechos concretos. Ya veis entonces que son una mezcla curiosa de realidad y fantasía. Por lo menos,
espero que lo veáis. Confío en que esto haya elucidado el problema. Estoy segura de que no lo ha
elucidado. Pero lo intenté.
Si bien a veces miran la verdad desde extremos opuestos del telescopio, Géminis y Acuario, en cuanto
configuración de signos solares 5-9, son en general inmensamente compatibles. ¿Diremos que es más
frecuente que lo sean y no que no lo sean? Empatizan, simpatizan, filosofan y fraternizan en la misma
M

longitud de onda electrónica, en el mismo rayo aural, en la misma frecuencia de vibración, o como os plazca
llamarlo. Normalmente, no se dejan conmover por sus respectivos humores cambiantes, excentricidades,
altos, bajos, o desplazamientos laterales. Sólo rara vez encontramos una pareja Géminis-Acuario cuyas
posiciones planetarias recíprocas están seriamente menoscabadas por aspectos comparativos de sus cartas
natales, y que, por tanto, se aborrecen activamente a primera vista, o se aburren mutuamente. Esto sucede en
todas las configuraciones de signos solares, incluso en la vibración 5-9 generalmente apacible, pero con muy
poca frecuencia.

Como os he recordado muchas veces a lo largo de este libro, en otros capítulos dedicados a Acuario, si
bien en astrología se lo representa como el Aguador, éste es un signo de Aire, lo mismo que Géminis, y no un
signo de Agua. ¿Entonces por qué se representa a estos individuos, se los simboliza, digamos, por una figura
arrodillada que vierte agua de un cántaro, si no pertenecen al elemento Agua sino al elemento Aire? No sé por
qué. Comprendo que superficialmente no tiene sentido. Es totalmente ilógico, para no decir contradictorio y
absurdo. Pero claro que también lo son los Acuario: ilógicos, contradictorios y absurdos. Todos ellos están

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chalados, hasta cierto punto. Los Gemelos se cuentan entre las pocas personas que lo notan enseguida, porque
como se sabe ellos también están chalados de cabo a rabo. Cuando Géminis y Acuario hacen el loco juntos al
mismo ritmo, la escena es bastante reconfortante. Nadie tiene que explicarse. La vida se simplifica. No, tal
vez será mejor que me retracte. La vida nunca es simple cuando se trata de estos dos signos solares.
Interesante, fascinante, incluso mágica... pero, desde luego, nunca simple.
Uno de los espectáculos más notables y patéticos o conmovedores del mundo es el que ofrece un niño con
sentimientos de adulto. Otro espectáculo notable, patético o conmovedor es el que ofrece un adulto con
sentimientos de niño. Esto último es lo que les sucede a todos los Géminis y Acuario, si son representantes
típicos de sus signos solares. En realidad ambos viven en planetas ajenos a la Tierra, y sólo se posan aquí a
ratos, durante períodos que pueden oscilar entre cinco minutos y varios días. Naturalmente, cuando se les
presenta una oportunidad se asocian, para poder conversar en el lenguaje cifrado de los no terráqueos. El
verdadero mundo de Géminis y Acuario se llama Feéria, el reino o estado donde existen las hadas, descrito
por Tolkien como un lugar que contiene «muchas cosas además de elfos y hadas, y además de enanos, brujas,

ki
duendes, gigantes o dragones; contiene los mares, el sol, la luna, el cielo; y la tierra, y todas las cosas que hay
en ella: árbol y pájaro, agua y piedra, vino y pan, y nosotros mismos, hombres mortales, cuando estamos
hechizados».
Todos nosotros experimentamos trances fugaces de hechizo (con la posibilidad de extender su aspecto
fugaz). Pero Géminis y Acuario comprenden y utilizan esta posibilidad y están casi continuamente
hechizados, llenos de temor reverencial y asombro, de la curiosidad del auténtico niño —Géminis, el párvulo,
y Acuario, la segunda infancia— tal como lo describo en «Los doce misterios del amor», en el comienzo de
este libro. Por tanto disfrutan de residencia más o menos permanente en el reino de Feéria. Los vemos pasar
entre nosotros, desde luego, ¿pero están realmente aquí, o acaso no parecen estar a menudo... en alguna otra

u
parte? En pareja, estos dos signos solares se mezclarán y fusionarán a veces casi como si fueran uno, después
recuperarán por un tiempo sus actitudes individuales... y volverán a unirse flotando. Generalmente se trata de
una relación que sopla como el viento, como la brisa, un poco desapegada, y aunque una controversia entre
ellos puede generar un torbellino pasajero de excitación, semejante a una tormenta de verano, normalmente
ésta no dura el tiempo necesario para poder producir verdadero daño.
Tanto Géminis como Acuario entienden la mayoría de los temas y situaciones cabalmente, a fondo, pero
an
habitualmente Géminis puede transmitir esta comprensión a los demás con más claridad que Acuario, porque
los Gemelos han sido favorecidos con el don de la locuacidad y la elocuencia... los Acuario con el don del
genio y la insania, más o menos por partes iguales. Ambos son, empero, especialistas en frases tortuosas,
alucinadoras. Géminis hace juegos de palabras con un ateo cuando le informa que cualquier científico puede
contar las pepitas que hay en una manzana, pero sólo Dios puede contar las manzanas que hay en una pepita.
Acuario comenta la conducta del inquieto Géminis observando cáusticamente que un tramoyista no deja
sombra, sólo dudas. ¿Qué ha dicho? Escuchad con más atención la primera vez. A Acuario no le gusta repetir
las cosas. Géminis las repite alegremente, pero nunca dice dos veces lo mismo. Con sus pasteles invertidos de
retórica y alteraciones entrecruzadas, Géminis y Acuario podrían formar un excelente equipo para escribir
versos destinados a las galletas chinas en cuyo interior se esconden vaticinios de la suerte.

Si el Sol y la Luna armonizan en sus cartas natales, pueden formar una pareja deliciosa, que constituirá
M

un enigma exasperante para los demás, si bien ellos se leerán, recíprocamente, como un libro abierto.
Incluso con un aspecto Sol-Luna negativo en sus horóscopos, en razón de su Sol trígono, podrán empezar
por leer la última página del libro, resolver que no les gusta, y flotar jubilosamente cada uno en su propia
dirección, aunque tal vez volverán luego para retomar las cosas donde las dejaron, y quizás incluso para
escribir un final distinto, más a su gusto. Con estos dos, es imposible formular predicciones.
La mayoría de las personas estiman a Géminis y Acuario a pesar de ellos y no por ellos. Ambos son
demasiado complejos para el terráqueo medio. Pero generalmente sólo irritan con su bullicio, y pocas
veces llegan a provocar cólera. Si se pudiera poner música a su cháchara mutua, combinada con sus
rápidos movimientos de cabeza y de pies, seguramente la letra sería fascinante pero difícil de recordar.
Difícil de recordar, al menos, para el Aguador. Todos los Acuario son un poco distraídos. No importa, la
mente de Géminis, semejante a una trampa de acero, puede despachar tarjetas de computadora, con datos
de memoria, a una velocidad suficiente como para cubrir las necesidades de ambos.
A veces ganan dinero juntos, y a veces lo pierden juntos. Ninguno de los dos es propenso a confesar si
lo perdieron o lo ganaron, porque ambos son capaces de reemplazar una palabra por otra, como lo hacen

92 
 
con todas las polaridades, entendiendo cabalmente lo que muchos no entienden: que cualquier elemento
siempre contiene partículas del opuesto. Es muy probable que estos dos (que, dicho sea de paso, estarían
muy cómodos en el Té del Sombrerero Loco) tengan en común una cierta dosis de interés en la religión,
en los viajes a países y territorios extranjeros, en las instituciones de educación superior, en la experiencia
astral, en la juventud y los jóvenes, en el cine, en los entretenimientos y en las empresas artísticas o
recreativas. O éstas podrán ser, a la inversa, áreas de tensión.
A menudo Géminis y Acuario parecen incapaces de desarrollar una relación totalmente pacífica, no
obstante su empatía innata. Si las cosas marchan demasiado bien, no son felices. La suya es una
compatibilidad excepcionalmente extraña. Pueden sustentar a menudo proyectos antagónicos y pueden
ponerse recíprocamente los nervios de punta. Sin embargo, también pueden divertirse mucho juntos,
mientras revolotean en órbitas simultáneas para sembrar de flores la exhausta y vieja Tierra... dando
tumbos, contorsionándose, revolcándose y provocando a quienes no han sido favorecidos con vertiginosas
mentes de calculadora y una intuición fulminante.
Géminis y Acuario son tan serios como el nacimiento y tan alegres como la muerte... y viceversa. En

ki
cuanto al concepto espiritual de SAT NAM, Géminis tiene conciencia de que la verdad es distinta para cada
persona, y depende del grado de lucidez del individuo en un momento dado. Por tanto, si el nombre de
«Dios» es realmente la verdad, entonces es un «Dios» de muchas caras, un Uno múltiple.-
Acuario el aún más .sagaz, lleva la lógica -de Géminis un paso más adelante, y les informa a los Gemelos que
existe una sola verdad, que se destaca por encima de los múltiples dioses-verdad del SAT NAM, y cuyo
nombre es AMOR. No sólo el amor entre el hombre y la mujer, aunque éste es el comienzo, sino el amor
recíproco de toda la humanidad masculina y de toda la humanidad femenina, y el amor de la una y la otra por
todas las criaturas vivientes... del bosque, los mares y el aire. «Pues bien —responde Géminis, animándose—.

u
¡Ya veo! ¡Ya veo! ¡Entonces debe de haber una señora diosa, dos creadores, almas gemelas, de donde todo
esto fluya hacia quienes estamos aquí abajo!»

Pero fue necesario que el Aguador les abriera los ojos a los Gemelos y les revelara la verdad suprema. Sí,
Géminis, el superinteligente, tiene que aprender mucho de Acuario, el Aguador de la sabiduría. Es posible que
an
en su juventud Acuario firme las cartas con la frase SAT NAM. Pero al llegar a la madurez, el regido por
Urano las firmará con la frase EVOL NAM REH-SIH (El nombre de Él y el nombre de ella es Amor, en
inglés y escrito al revés, desde luego, en el típico estilo de Urano).

El cántaro sin fondo del Aguador contiene muchos de estos misterios maravillosos, y nadie puede
descubrirlos más rápidamente que los Gemelos Géminis.

Mujer GÉMINIS Hombre ACUARIO


M

Ahora seguramente él iba a entender; pero ni pizca.


—Peter —dijo ella, vacilando—, ¿pretendes que me vaya volando contigo?
—Por supuesto. Para eso he venido. —Peter agregó con tono un poco hosco—: ¿Has
olvidado que ésta es la época de la limpieza de primavera?
Ella comprendió que era inútil explicar que él había dejado pasar muchas épocas de
limpieza de primavera.

La primavera nos atrae a todos, pero encierra un hechizo especial, inexplicable, para los signos solares de
Aries, Acuario y Géminis. La mujer Géminis, que es impaciente, puede crear su propia primavera cuando la
Madre Naturaleza la desilusiona. Llega una época del año en que la opresión helada del invierno parece
interminable. Ella no puede esperar la primavera un día más. Y entonces vuela a Florida o California,
siguiendo al sol esquivo, y hace un milagro al adelantar la primavera, a su capricho. Mucho tiempo atrás,
cuando era una niña muy pequeña, aprendió que hay muchos fenómenos mágicos que uno puede generar

93 
 
cuando se desea la felicidad, y la mayoría de estos fenómenos implican desplazarse, volar de aquí para allá,
pero sobre todo... cambiar.
Ningún hombre entenderá mejor que un Acuario su obsesión por esta palabra. Oh, los hombres Aries, Libra y
Géminis también la comprenderán, a veces, pero no de una manera tan emocionante como Acuario. El
Aguador nació para traer el cambio al mundo. Sin embargo hay una pequeña contra, que debemos hacer notar.
Él quiere que el mundo y todos los que lo rodean cambien, pero no sus propias actitudes básicas, no la esencia
de él mismo. Es posible que cambien sus estados de ánimo y sus modales, pero no el Él-de-Él. Recordad que
es un signo fijo. Al principio, en el primer amanecer del amor, revoloteará alegremente con ella. Más tarde, se
afianzará más en su rutina. Claro que la rutina de Urano es siempre más fascinante que las otras, pero para
una chica Géminis desbordante de ideas y posibilidades, una rutina es una rutina, y para su espíritu exaltado
no hay nada más desmoralizador que un Aguador sentado junto al fuego en su cabaña, atascado en su rutina.
No sé si me entendéis.

ki
Sin embargo, el solo hecho de que él pueda afincarse en el aspecto residencial o geográfico, no debe
interpretarse de ninguna manera como una insinuación de que es un hombre previsible. En lo que concierne a
su humor, sus expresiones y su talante, para no hablar de sus actividades, es tan impredecible como un par de
dados. En verdad, es un acto de justicia romántica que una chica Géminis quede hechizada por un hombre
Acuario: Durante tóda vida ella ha estado revoloteando como una luciérnaga peripatética, cambiando
bruscamente de estado de ánimo, haciendo gemir de frustración a sus amantes o amigos en razón de su estilo
bastante impersonal de imprevisibilidad, típico de Mercurio. Apenas se líe con un hombre regido por Urano,
no le quedará otro recurso que tragar una dosis bastante copiosa de su propia medicina.

uÉl la invitará a cenar y a asistir después al preestreno de una nueva película de Steve McQueen o Paul
Newman (generalmente típicos favoritos de Acuario), y entonces, después de que ella se haya cepillado el
pelo y se lo haya ceñido con una cinta amarilla, se presentará en su puerta algo parecido a una rana, con un
traje de submarinismo y. aletas de inmersión. ¿Qué es esto? Es él. ¿Acaso pretende que ella vaya a practicar
surf? No. Ha cambiado de idea y ya no irán a cenar antes de asistir a la proyección de la película. Ha
decidido que cenarán en casa de ella, y mientras ella guisa, él irá a pescar unas valvas para confeccionarle un
collar. Aún tendrán tiempo para ver la primera película, siempre que ella se dé prisa, enfríe las coles y
an
caliente las lentejas. para que todo esté listo para engullir cuando él vuelva de bucear en busca de conchas
marinas. «Habrá suficientes, abandonadas, esparcidas sobre el fondo del océano». musita él... mientras se va.
«El cangrejo ermitaño no tarda en superar las dimensiones de su confortable morada y en buscar otra nueva.
Las conchas de las orejas marinas son hermosas, pero significan la muerte para éstas a manos de las personas
que aniquilan la fauna oceánica para estimular sus voraces papilas gustativas.»

¿Qué fue lo que dijo? Él se lo explicará todo —la desdicha de la cadena alimenticia— más tarde, después de
la comida. La rana ya ha desaparecido, y sólo ha dejado tras de sí el chasquido. de las aletas, en el camino
que lleva a la playa. La vida —y el amor— con este hombre pueden ser delirantes.
¿Habrá una manera de hacer creer a otras personas la locura, la hermosura de todo esto? Ninguna. La
forma en que estos dos se encuentran a menudo en el trance de sentir lo mismo al mismo tiempo es
alucinante. La mayoría de las veces ella capta las tretas de él casi antes de que pueda ejecutarlas.
M

Naturalmente, esto lo electriza, porque al Acuario le encanta asombrar a la gente, y la sorpresa de encontrar
una mujer difícil de asombrar le plantea un desafío demencial. Como si un chiquillo caminara sobre las manos
en lo alto de un muro para impresionar a su amiga favorita, y ésta bostezara y se pusiese a caminar sobre los
codos. En compañía de la chica Géminis, él debe superarse constantemente a sí mismo.
Si por casualidad viven en las montañas o en el Medio Oeste, lejos de toda playa, ello no excluye el
tratamiento de shock de Urano. En lugar de que aparezca una rana en la puerta de ella, él pasará a recogerla
una mañana en un «escarabajo» amarillo, con la imagen de Snoopy estarcida sobre el capó, y uno de esos
adhesivos que dicen BIENVENIDOS OVNIS en el parachoques. ¿La noche anterior su coche no era gris? Sí,
lo era, pero éste es un radiante día de sol y de cielo azul. Es hora de cambiar de colores. Es posible que
súbitamente él decida dejarse la barba o el bigote, sin aviso previo, o si ya los tiene, se los afeita en forma
igualmente repentina, se calza un gorro de lana hasta las orejas, la abraza en la calle y le da un susto mortal.
«¿No me conoces, cariño? ¡Soy el gigante Jolly Green y te adoro!» Y cosas por el estilo.

Por fin ella entenderá lo que siente el espectador inocente al que alguien le asesta una noria gigante de

94 
 
emociones y humores cambiantes. Es posible que esto incluso le enseñe a mitigar su propia acrobacia mental,
y quizás aún a llegar puntualmente a las citas. La fiabilidad y la confiabilidad son cualidades que ambos
podrían cultivar con provecho. También existe la posibilidad de que no se estabilicen el uno al otro, sino de
que, en cambio, se estimulen recíprocamente a multiplicar sus cabriolas. De una u otra manera, será divertido.
Estos amantes constituyen una configuración de signos solares 5-9, lo cual significa que tienen muchas más
probabilidades que las corrientes de descubrir que son almas gemelas, sobre todo si existe un aspecto Sol-
Luna armonioso entre sus dos horóscopos. Incluso si no se cumple este requisito, o si existe un aspecto
negativo entre sus luminarias individuales a la hora del nacimiento, encontrarán más elementos en común
entre los dos que con la mayoría de las personas que ambos conocen.
Sería inútil negar que de vez en cuando ella fastidiará e irritará la fijeza de él con su mutabilidad. Pero es
muy fácil perdonarla. Nunca ha habido en el mundo una persona capaz de excusarse tan maravillosamente
como una Géminis. Realmente vale la pena que ella haga algo incorrecto, para verla disculparse. A veces él se
pregunta si ella lo sabe. (Sí lo sabe.) A los Acuario les resulta un poco más difícil aprender el arte de

ki
excusarse. Nunca a un signo fijo (Acuario, Tauro, Escorpión, Leo) le resulta fácil decir «Lo siento». A la
mayoría de ellos les produce tanto placer implorar disculpas como caminar descalzos sobre las brasas. Así que
ella no debe esperar que este hombre incurra en semejante humillación con demasiada frecuencia. Es algo que
lo asusta. ¿Qué pretenderá ella a continuación si él la echa a perder ahora con excesivas excusas? A los
hombres Acuario no les gusta que prevean sus actos. Ya os lo he advertido. Es aconsejable no olvidarlo.
La gente puede aburrirse tremendamente cuando lo único que despierta su interés mutuo es el sexo. Este
hombre y esta mujer rara vez corren semejante riesgo. Géminis y Acuario siempre tienen tema de
conversación, muchas cosas para enseñarse el uno al otro. y lo más hermoso de ello es que, la mitad del

u
tiempo, ni siquiera se dan cuenta de que están aprendiendo. Generalmente el sexo no reviste una importancia
desmedida para este hombre y esta mujer. Tampoco es menospreciable, pero no ocupa el lugar prioritario en
su relación. Casi nunca se le ocurre a uno de ellos medir su influencia, contar sus dones o sus calamidades. El
sexo está ahí, eso es todo. La mayoría de las parejas Géminis-Acuario bien avenidas disfrutan cuando
chapotean en los charcos, remontan cometas o cazan mariposas. Es algo emocionante, excitante, puro placer
desprovisto de complicaciones, sin recovecos oscuros o misteriosos: un recinto luminoso y soleado de sus
an
corazones. Él podría ser uno de esos ocasionales Aguadores a los que casi es necesario recordarles las reglas
del juego del acoplamiento porque sus pensamientos ajetreados como abejas andan zumbando alegremente en
torno de otras cuestiones, demasiado preocupados y abstraídos para recapacitar constantemente sobre los
deleites de la intimidad física. Y ella podría ser una de esas Géminis que alcanzan la plenitud mediante la
conversación, mediante la unión mental, y no mediante una entrega exagerada a la sensualidad o la pasión.
Sin embargo, el acto amoroso, cuando se produce, suele ser satisfactorio para ambos y no una fuente de
tensión, independientemente de la mayor o menor frecuencia con que lo compartan.

Estos dos prevén sus respectivos deseos de una manera extraña. El hombre Acuario que tiene a Venus en
muy mala posición en su carta natal, puede sustentar algunas ideas muy extravagantes en materia sexual, o
puede preferir la relación amorosa platónica, que nunca termina de consumarse. Pero una vez que el uraniano
medio ha sido cautivado, y ha entregado su corazón, ya conoce el lenguaje del amor, incluido el físico, y
M

puede comunicar la magnitud de su necesidad con una mirada fija, arqueando ligeramente una ceja... o
agitando la oreja izquierda. En cuanto a ella, el simbolismo gemelo de Géminis se reflejará asombrosamente
en su capacidad para aparecérsele una noche como una mujer especial, propia... y al día siguiente como otra
totalmente distinta.

Hablando del lenguaje, como lo hacíamos pocos párrafos más atrás; la chica-mujer Géminis (pues es las dos
por turno) puede hablar Más de un idioma. Los son lingüistas natos. También es posible que tenga más de un
nombre; un alias o un apodo, y quizás incluso más de un marido durante su ciclo vital. Por supuesto, esto no
se aplica a todas las mujeres Géminis, pero sí a la mayoría de ellas. Las Gemelas pocas veces se conforman si
no lo tienen todo por partida doble o múltiple. Los Acuario también se casan, a menudo, más de una vez. (No
siempre, pero sí a menudo.) No todos los Aguadores satisfacen su curiosidad la primera vez, aunque ella le
lleva ventaja en la carrera de los matrimonios múltiples y tiene un poco más de probabilidades que él de haber
probado anteriormente el matrimonio.
Una vez que el hombre Acuario está seguro de que no pierde nada por ello, puede ser cabal y

95 
 
perfectamente fiel a una mujer. Su problema con las Gemelas consiste en que a veces tiene la impresión de
que está lidiando con dos mujeres. Supongo que podría serles fiel a ambas. Las mujeres Géminis flirtean
mucho. Sencillamente no pueden evitarlo. Pero en este caso ella se saldrá casi siempre con la suya, porque
generalmente los Acuario no son propensos a recargar las tintas en materia de celos. Es posible que los coque-
teos ligeros, amistosos, les pasen totalmente inadvertidos. Él entiende la amistad. En verdad, posiblemente
ella desearía que 'no la entendiese tanto. Puede suceder que las amigas de él la pongan celosa a ella.
Simplemente deberá recordar que al Acuario tal vez le resulte difícil separar el amor de la amistad, pero que
para él, si se trata de un Aguador típico, el aspecto físico o sexual de una relación está asociado con el
primero, y no con la segunda... una vez que él ha separado los dos mediante un compromiso (o que los ha
combinado, con ella).
La única persona a la que ella debe temer con justo motivo es la primera chica que él amó. Nunca la
olvidará: nunca. Siempre estará presente, profundamente implantada en su memoria, ya se trate de su maestra
de primer grado, del gorila hembra del zoológico, o del hipopótamo hembra que le hizo un guiño cuando él
tenía tres años. Podría tratarse de algo más serio, claro está, y su primer amor podría ser una auténtica y

ki
peligrosa mujer de carne y hueso, que tal vez aparecerá un día para hacerle revolcar el corazón. Aún así,
excepto en casos raros, él preferirá el recuerdo brumoso, ensoñador, al trajín de retomar la relación donde la
dejó, años atrás. Sin embargo, esos casos muy raros también existen.
Lo único que este hombre le exigirá es la verdad. Y es lo único que tal vez nunca obtenga de ella. Ella ve la
verdad a través de la lente múltiple de la imaginación, coloreada por sus deseos y ensueños. Es sólo un
problema de interpretación. Por lo demás, estos dos comparten vibraciones esencialmente similares. Sus auras
se amalgaman en una galaxia de estados de ánimo, sincronizados en la frecuencia del mismo «barco madre»,
diferentes sólo en la medida en que contienen el reflejo individual de las estaciones cambiantes del corazón.

u
Estas diferencias son sutiles, intrincadas. Las reacciones de él son más complejas que las de ella, y por tanto
también lo son sus reflejos. Ella lo sorprende con torrentes de lágrimas, seguidos súbitamente por estallidos
deslumbrantes de risa. Entonces él invierte el reflejo con torrentes de risa, seguidos por estallidos
deslumbrantes de lágrimas... quizá porque Acuario ya sabe lo que a Géminis aún le falta aprender: que existe
una razón por la cual alegría rima con melancolía, razón esta contenida en su misterio personalmente aún no
an
dilucidado de júbilo y pena, que en realidad son otros dos Gemelos, inseparables e intercambiables.

Hombre GÉMINIS Mujer ACUARIO


—Así que escapé a Kensington Gardens y viví mucho mucho tiempo entre las hadas.
Ella lo miró con vehemente admiración, y él pensó que era porque
había escapado, pero en realidad era porque había conocido a las hadas.
M

Hay muchas razones por las que es seguro que estos dos se prestarán recíproca atención en una multitud, pero
la principal consiste en que ambos oyen un tenue acorde musical. La chica Acuario ha pensado siempre que
nadie la comprende de veras. La mayoría de las personas la juzgan equivocadamente, suponen que juega sólo
con la mitad del mazo de cartas, que tiene una imaginación alucinada y desbordante, que es una florecilla loca
que ha nacido varios siglos antes de su tiempo. Todos menos él.
El hombre Géminis ha pensado siempre que nadie lo comprende de veras. La mayoría de las personas lo
juzgan equivocadamente, suponen que no es de fiar, que unas veces es demasiado locuaz, que otras veces es
demasiado caprichoso, inmaduro... y totalmente irresponsable. Todos menos ella.

La primera toma de conciencia de la afinidad que existe entre Géminis y Acuario siempre me recuerda el
encuentro entre el Principito de Saint-Exupéry y el piloto. En su infancia, el piloto había dibujado una boa
constrictor que se había tragado un elefante y que, infortunadamente, parecía un sombrero. Durante toda su
vida, cualquiera que fuese la persona a la que mostraba su dibujo, nadie reconocía a la boa constrictor que se

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había tragado un elefante, sino que todos comentaban siempre: «Sí, es un bonito dibujo de un sombrero».
Cuando los demás no comprenden tus afanes te sientes dolorido, y solo. Hasta que un día, después de haber
crecido, el piloto se encuentra en el desierto con un extraño hombrecillo que le pide que le dibuje una oveja.
Exasperado, el piloto bosqueja la misma imagen de su infancia, la que todos habían tomado siempre por el
dibujo de un sombrero. Pero cuando el Principito mira el bosquejo, menea inmediatamente la cabeza y dice:
«No quiero un dibujo de una boa constrictor que se ha tragado un elefante. Te pedí que me dibujes una
oveja».
Éste es el ligero acorde musical al que me refiero. Sin una sola explicación... ¡alguien
sabe! Sólo la música, y nunca las simples palabras, puede describir la fuente de pura
alegría que brota en el alma cuando, después de muchos años de búsqueda inútil y solitaria, uno encuentra a
otro ser que reconoce y comprende realmente (no aproximadamente, sino realmente) todos los anhelos
secretos y tentativas de comunicarse que los demás han ridiculizado o ignorado anteriormente.

ki
Más adelante, este primer ligero acorde de la música de las esferas, aunque bello y largamente esperado,
contiene una o dos notas desafinadas, intercaladas en la sinfonía de amor entre Géminis y Acuario. Pero éste
no es más que un pequeño lastre cuando se lo compara con los ritmos fracturados y las melodías discordantes
que ambos debieron soportar hasta que por fin se encontraron el uno al otro. Aunque ninguna relación es
perfecta, una configuración de signos solares 5-9 a menudo está más próxima a serlo que la mayoría de las
otras. Si los aspectos Sol-Luna entre ellos están en conjunción, en sextil o en trígono, pueden alcanzar una
rara armonía en el vivir y en el amar. Incluso sin la ayuda planetaria, son más compatibles que muchos otros,
y generalmente seguirán siendo amigos, perdure o no el romance.
Los signos solares que están en aspecto trígono se 'complementan en condiciones que sólo las personas

u
implicadas pueden valorar. Pero una de ellas siempre se adelanta a la otra en la rueda zodiacal, en el nivel del
alma, en las lecciones kármicas. En este caso, la mujer Acuario es un poco más sabia, en un sentido
inconsciente, espiritual, que el hombre Géminis al que ama. De modo que le tocará a ella ser más generosa y
tolerante. La tolerancia les surge espontáneamente a la mayoría de los Acuario, que son básicamente
desprejuiciados y que conocen bien el significado de la frase: «Ayuda a cruzar al bote de tu hermano y,
¡regocíjate!, el tuyo propio llegará a la orilla». Urano les inculca el humanitarismo a los Aguadores, y le
infunde a la mujer Acuario un espíritu fraternal. Es posible que ella tenga demasiados amigos, demasiados,
an
por lo menos, para los hombres nacidos bajo otros signos solares. Tal vez el hombre Géminis no encuentre
tiempo para indignarse contra los extraños pájaros que ella congrega en torno de sí, porque está demasiado
ocupado con su propia actividad gregaria. Sólo unos pocos geminianos, con graves desavenencias planetarias
en su horóscopo natal, son misántropos. En el hogar del Aguador y el pájaro de Mercurio raramente reina la
paz. Si ambos son representantes típicos de sus signos solares, la casa estará más a menudo llena que vacía.
Estos dos cometerán muchos errores mientras intentan amarse en la opulencia y la indigencia, para bien o
para mal. Pero serán errores interesantes, casi nunca aburridos. Es posible que él cometa el error de presumir
que ella tolerará sus pequeños embustes inocentes. Ella se indignará cuando él manipule la verdad o la
distorsione. Las mujeres Acuario suelen aducir que son veraces e intachables en todo sentido. Viven su vida y
nunca mienten, tanto si la sociedad las aprueba como si las censura. Pero el hombre Géminis es lo
suficientemente sagaz y astuto como para analizar la forma peculiar de deshonestidad que practica ella, y que
consiste en perpetrar pecados de omisión. Ella dice la verdad, es cierto... pero a veces sólo parte de ella, sólo
lo que desea revelar, y se reserva la verdad íntegra, sin jugar jamás todas sus cartas al mismo tiempo. Cuando
M

él la acusa de proceder así, ella se muestra sorprendida y ofendida. Es posible que él le recuerde que tiene
otras técnicas para no ser totalmente veraz, a saber, una manera de expresar sus auténticos sentimientos con
una fraseología que casi nadie podría interpretar correctamente.
El juego de sinceridad que se desarrolla entre Géminis y Acuario es complicado, y quizás ellos son los
únicos que pueden desatar los nudos. A veces lo hacen. A veces, no. Nunca cesan de intentarlo. Ambos
disfrutan de los juegos mentales y son detectives aficionados, instintivamente alertas a todos los matices. Este
talento es obvio en Géminis y está más encubierto en Acuario, bajo la máscara superficial de inocencia atónita
y de distanciamiento.
El error que ella podría cometer consistiría en esperar que lo que él dice tenga el significado exacto que le
corresponde. Géminis utiliza las palabras como si fueran bendiciones para cautivar, estimular, persuadir y
engatusar, y a veces codo si fueran armas para mofarse, provocar y lastimar. Pronuncia discursos que la
magnetizan y cautivan su atención, y que después la hechizan... o puede destrozarle el corazón con su variante
mercurial de sarcasmos cáusticos y comentarios cortantes. Casi siempre es un error llorar delante de un
hombre Géminis. Él no soporta las lágrimas. Las escenas emocionales vehementes lo asustan como a un niño.

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Y entonces reacciona a menudo con las que parecen ser palabras frías y desconsideradas, que usa nuevamente
como armas, esta vez para protegerse del dolor que acompaña a la compasión.

Este hombre no quiere sufrir, si puede evitarlo. El arte de la sátira lo inventó Géminis, que entreteje
oraciones con las palabras de la misma manera en que el prestidigitador enhebra cuentas multicolores, extrae
otro conejo de su chistera, y otro pañuelo flotante de su manga en el último momento, arrancándole al público
un suspiro y una exclamación de asombro. Hoy es feliz, mañana es desdichado, y al día siguiente se muestra
jovial y exuberante. Sus emociones son genuinas, auténticas. Lo que sucede es que no duran. Generalmente la
chica Acuario puede tolerar sus humores cambiantes mejor que las demás mujeres, por una excelente razón.
La mitad del tiempo apenas lo nota. No nota nada. ¿Veis esa expresión nebulosa, brumosa, distante, de sus
ojos? La ha adquirido navegando allí lejos entre las nubes en su propia longitud de onda, en algún tramo del
futuro, momentáneamente desconectada de la Tierra y los terráqueos, incluyendo los estados de ánimo
gemelos de él. Él puede pasar de la desesperación suicida a la serenidad antes de que ella tome conciencia de
lo que ocurre.

ki
En su juventud, la chica Acuario rodea a su amante de ensueño con un halo centelleante de imposible
belleza teñida con todas las gamas del arco iris, halo éste que jamás podría acomodarse a la cabeza y los
hombros del hombre promedio, con la cantidad corriente de taras y defectos de carácter. Pero ella aprende a
ocultar su propia vulnerabilidad bajo el disfraz de una fría, desapegada y amistosa actitud de «seamos buenos
camaradas», mientras se conforma con algo menos, sin dejar de acariciar en secreto, constantemente, las
ilusiones sentimentales de su juventud. Por tanto, cuanto mayor sea ella cuando conozca a Géminis, tanto
menos peligro correrá de que éste la hiera con la ligereza de su comportamiento respecto del amor. El de ella
puede competir en ligereza con el de él... ahora. Casi todos los Acuario tienen esta extraña distorsión. Si se

u
casan más de una vez, generalmente el matrimonio definitivo se concertará en una etapa avanzada de la vida,
cuando encuentren a alguien que necesite la sabiduría de Urano. Entonces ella transformará a este hombre en
el amante astral de su adolescencia, y finalmente materializará dentro de los límites de lo posible su ideal
primitivo de combinar el amor con la amistad.
El último amante podría ser un Géminis, que también desea combinar el amor y la amistad y que es tan
proclive como ella a confundir los dos sentimientos.
an
Tanto el hombre Géminis como la mujer Acuario alimentan temores y dudas interiores sobre su atractivo
sexual. En algún momento del pasado ambos se preocuparon secretamente por algún problema relacionado
con la sexualidad, y quizás experimentaron la humillación de que los llamaran frígidos o por lo menos
temporalmente insensibles, sobre todo si uno de ellos se lio previamente con un signo de Fuego, de Tierra o
de Agua.
Juntos, pueden demostrarse mutuamente la falsedad de estas acusaciones formuladas por ex amantes.
Géminis y Acuario tienden a dar sólo tanto como se necesita y se espera. y pocas veces reclaman más de lo
que se da, y por tanto logran a menudo un equilibrio feliz en la unión sexual. A menos que uno de ellos, o
ambos, tengan a Venus o Marte en muy mala posición en la carta natal, obtendrán en su unión física una
mayor satisfacción sexual que la experimentada anteriormente con ex amantes... probablemente que la que
M

podrán experimentar en el futuro con otros nuevos. Por supuesto. «probablemente» no es seguramente, pero
encierra una promesa más firme que «posiblemente».

¿No os disteis cuenta de que cuando erais niños, y pedíais ir al circo, si un adulto decía que
«posiblemente» podríais ir, se os caía el alma a los pies, y si decía que «probablemente» podríais ir, el alma
se os levantaba un poco, y si decía que «seguramente» podríais ir el alma volvía a su lugar, y vuestro corazón
palpitaba frenéticamente de júbilo y gratitud y emoción? Tanto Géminis como Acuario son más propensos a
la pasión del alma que a la de los sentidos, y comunican su amor por medios emocionales más intrincados
que la simple entrega física a la sensación.
Casi siempre, cuando se produce una ruptura en su relación, estos dos pueden mantenerse casi tan
compenetrados y encontrar casi tanta afinidad mutua como al principio. Cuando Géminis y Acuario se
sienten heridos, los dos se refugian en una amistad segura, protectora, desprovista de exigencias
emocionales. La amistad es algo maravilloso, pero a veces Géminis y Acuario sacrificarán el amor por ella,
porque el amor exige más fe y más confianza que una relación entre camaradas.

98 
 
Entre este hombre y esta mujer existe un marcado misticismo, un hilo de luz reverberante que conecta sus
almas, si son auténticamente compatibles, como sucede en el caso de Aries y Leo, de Tauro y Capricornio...
y de todas las configuraciones de signos solares 5-9. Si les place, podrán tirar de este hilo para atraerse
nuevamente el uno hacia el otro. Por supuesto, no todas las vibraciones 5-9 corresponden a almas gemelas,
pero aquellas que sí corresponden ayudan a que los compañeros del alma se reconozcan con más facilidad y
disfruten de una comunión más espontánea que la que podría ser concedida a los auténticos amantes regidos
por la influencia de otras configuraciones de signos solares.
Mientras él comprenda que cuando ella ríe es posible que esté sollozando interiormente. y que cuando
llora es posible que se regocije interiormente... y mientras ella comprenda que él puede alejarse volando hoy
y retornar mañana (o la semana próxima, el mes próximo o el año próximo... pero que finalmente retornará),
experimentarán más placer que dolor en su relación amorosa. Juntos, Géminis y Acuario pueden hacer mila-
gros, como el de fusionar varias realidades en una sola, hechizada. Entre ellos existe este vínculo de
sentimientos, esta locura compartida... y la soledad. Nunca confundirían sus respectivos dibujos de una boa
constrictor que se ha engullido a un elefante... con el dibujo de un vulgar sombrero.

ki
Y es muy probable que estos dos, juntos, puedan convencer incluso a todas las boas de que no es correcto ni
natural que se engullan un paquidermo a la hora del almuerzo.

u
an
M

99 
 
GÉMINIS PISCIS
Aire - Mutable - Positivo Agua - Mutable - Negativo
Regido por Mercurio Regido por Neptuno
Símbolo: los Gemelos Símbolo: el Pez
Fuerzas diurnas Masculino
- Fuerzas nocturnas - Femenino

ki
La relación GÉMINIS-PISCIS
Cuando sus voces se extinguieron, cayó un frío silencio sobre la laguna, sucedido por un débil
grito. «¡Socorro, socorro!» Dos pequeñas figuras golpeaban contra la roca.

De nada serviría fingir que Géminis y Piscis son signos solares tan compatibles, por naturaleza, como las

u
fresas y la crema, o como Oliver y Hardy. No todos, pero algunos de ellos, son tan incompatibles y tan
hostiles como lo han sido a lo largo de los años los árabes y los judíos, aunque quizá no tan violentos. Sin
embargo, así como la paz es posible —y cada vez más probable— entre estos enemigos tradicionales, también
es posible un feliz compromiso entre Géminis y Piscis. Si existe entre ellos un aspecto Sol-Luna en trígono,
en sextil o en conjunción, podrán entenderse muy dichosamente, siempre que Géminis consienta en nadar de
cuando en cuando a través de las aguas de Neptuno para hacer compañía al Pez... y siempre que Piscis esté
dispuesto a volar valerosamente, una que otra vez, junto a los pájaros de Mercurio.
an
A pesar de ello, un signo de Aire nunca está totalmente cómodo en el elemento Agua. Siempre existe
la posibilidad de ahogarse... así como a un signo de Agua le resulta un poco alarmante volar sin paracaídas.
«¿Alguien podría colocarse por favor debajo de mí con una red, para atraparme si me caigo?» Puesto que ésta
es una configuración de signos solares 4-10, si descubrieran un aspecto Sol-Luna negativo entre sus
horóscopos, deberán recordar que la mezcla de aire con agua se debe realizar con cuidado, y no con
negligencia. De lo contrario el resultado podría ser una niebla truculenta o incluso un smog peligroso. Es fácil
entender cómo es posible que esto produzca un efecto desalentador o sofocante (o los dos) en el ámbito
comercial, en el seno de una familia, en una relación amorosa o entre amigos. Indudablemente, es una
experiencia desagradable sentirse desalentado (como Géminis puede serlo por Piscis) o sofocado (como Piscis
puede serlo por Géminis).

GÉMINIS: ¿Comprendes que cualquier cosa que digas será utilizada contra ti? PISCIS: No me importa. Eso
me ha pasado siempre.
M

GÉMINIS: Deja de compadecerte a ti mismo. ¿Te declaras culpable o inocente? Habla. Siempre callas. Eso se
llama estar enfurruñado, y lo haces para fastidiarme.
PISCIS: Oh, me declaro culpable, por supuesto. Culpable de ser humano, de tener necesidades y deseos
humanos... incluso defectos humanos. ¿Estás conforme?
GÉMINIS: Eso depende. Tienes más defectos que la mayoría de las personas. Careces de la facultad del
razonamiento deductivo. Evitas las controversias, te pones taciturno y te niegas a discutir las cosas. Tu
mente anda divagando. Ayer no me prestaste atención en tres oportunidades distintas cuando te pedí que
hicieras algo, y sigues desentendiéndote de ello. Corres de un lado a otro escuchando los infortunios de
los demás mientras tu propia vida se desmorona. Eres un masoquista y un moroso. Dejas todas las cosas
importantes sin hacer, mientras andas persiguiendo pompas de jabón y oliendo flores. ¿Eso te hace feliz?
PISCIS: ¡Oh, sí! Nunca nadie ha sido más feliz. Por favor cuida que el jurado, y también el juez, sepan cuán
feliz he sido.
GÉMINIS: No empieces a hablar del juez y el jurado. Ésta no es una audiencia judicial y tú lo sabes. Sólo
estamos discutiendo.

100 
 
PISCIS: Lo siento... pero hablas como un acusador público.
GÉMINIS: No nos apartemos del tema. Dices que eres feliz. Éste es otro de tus embustes de Neptuno. Es
obvio que en este momento estás triste. Evidentemente deprimido. ¿Por qué ahora no eres dichoso?
PISCIS: Porque no hago dichoso a nadie... ni siquiera a ti.

(o...)
PISCIS: Lamento someterte a un careo, y te ruego que me perdones, pero... bueno, no confío en ti. Te tengo
miedo. ¿No te das cuenta de que tus palabras pueden lastimar cruelmente? ¿Vives totalmente ajeno al
hecho de que a veces eres despiadado y exageradamente crítico?
GÉMINIS: No más que otros. Sólo soy suficientemente elocuente como para enunciar mis pensamientos con
claridad, y para comunicar mis sentimientos. No me callo todo, como tú. No soy hipócrita, como tú.
PISCIS: Sí, es cierto. Eres inteligente. Manejas las palabras mucho mejor que yo. Incluso eres brillante, a
veces. Muchas veces. Pero... ¿alguna vez has sido feliz? Quiero decir, ¿has estado contento contigo
mismo, tranquilo? ¿Lo has estado? ¿Alguna vez?

ki
(pausa)
GÉMINIS: Yo... esto, bueno... claro. Naturalmente. ¿Por qué me lo preguntas? PISCIS: Quería saberlo. ¿Qué
significa la felicidad para ti?
GÉMINIS: ¿La felicidad? ¿Qué significa para mí? Es... bueno, es muchas cosas que tú no entenderías.
PISCIS: ¿Qué, por ejemplo?
GÉMINIS: Por ejemplo, saber exactamente a dónde voy, llegar allí cuando lo tengo planeado... saber quién
soy y qué quiero.

u
PISCIS: ¿Quién eres? ¿Qué quieres?
GÉMINIS: Tratas de confundirme, deliberadamente. Por consiguiente, me niego a contestar más preguntas.

Hay algunas cosas en las que Géminis y Piscis se parecen. Ambos dan una impresión general de ser esquivos,
de escaparse siempre de las manos, con un talento camaleónico para el camuflaje, tan difíciles de atrapar y
retener como las luciérnagas (Géminis) y los pececillos (Piscis). Sus maniobras mentales y físicas (las de
an
ambos) son rápidas, vertiginosas y evasivas, y primeramente reverberan en la luz delante de vuestras narices,
y después desaparecen. ¿A dónde se fueron? Bueno, ¿a cuál os referís? El Pez acaba de meterse nadando
dentro de su profunda naturaleza emocional, para protegerse de otras preguntas, de otros padecimientos... y el
pájaro de Mercurio, por las mismas razones que el Pez, acaba de remontarse mentalmente hasta las nubes que
se agolpan sobre vuestras cabezas.

Habéis oído decir que los Piscis son almas muy viejas. Yo misma os lo he repetido, muchas veces. Es
cierto. Lo son. Han pasado por el diluvio purificador de muchas encarnaciones, y lo entienden todo y a
todos... excepto a sí mismos. El alma no puede llegar a la encarnación de Piscis si antes no ha aprendido, por
lo menos una vez, las lecciones de los otros once signos solares. Como algunas almas permanecen en la
experiencia de un mismo signo solar (o vuelven a ella) durante muchas vidas antes de asimilar el lado positivo
de la esencia de dicho signo, ya veis por qué el Pez es un «alma vieja». También podéis entender por qué el
Piscis enfrenta la más difícil de todas las pruebas kármicas. Porque es aquí, bajo la extraña influencia de
M

Neptuno, donde las almas pueden deslizarse y resbalar, y olvidar algunas de las once lecciones aprendidas con
tantos sacrificios, en razón de lo cual se ven obligadas, entonces, a volver a un determinado signo (como si
debierais volver a estudiar gramática, cuando creíais haber aprobado la materia) o a renacer una y otra vez en
la misma vibración de Piscis, hasta terminar de asimilarla.
No es raro que los Piscis sean gente tan rara. Como grupo, parecen abarcar sólo santos y pecadores, y
prácticamente no hay un peregrino normal entre ellos. Sí, la experiencia de Piscis es la más vulnerable, la más
tentadora para los ángeles... la que tiene más probabilidades de producir un «ángel caído». .El Pez puede
desempeñarse muy bien en la escuela de Neptuno, hasta que un día olvida casualmente la generosidad que
aprendió mediante las encarnaciones de Aries, Sagitario y Leo, se convierte en un individuo mezquino... y
cae. O vive una plácida vida de ilustración, hasta que una mañana (o noche), olvida, como un amnésico, la
lección de la equidad de Libra y juzga cruelmente a alguien... u olvida la vagamente recordada paciencia de
Tauro, y toma una decisión impulsiva que habrá de lamentar amargamente, demasiado tarde. Ser Pez no es
precisamente divertido. A estos hombres y mujeres les exigen que sepan mucho. Todos deben ceñirse al
código de honor kármico, y cualquier cadete de West Point os podrá explicar que el código de honor implica

101 
 
una prueba muy difícil para la virtud del individuo: es engañosamente liberal, pero inmensamente restrictivo
desde el punto de vista espiritual y ético.
Y por eso, los Peces flotan por el intrincado laberinto de su existencia, y a menudo buscan patéticamente
su propia identidad. Cuando tienen una vislumbre de su auténtica imagen en el espejo de la vida, reaccionan
al principio con terror, y después con incredulidad. Lo que ven es un ser divino, que a la humildad de Neptuno
le resulta difícil aceptar. De modo que lo niegan, se ocultan de él, y finalmente lo eluden, refugiándose en la
profesión de actor o en la música, y a menudo en la evasión de las drogas, el alcohol o la ilusión. Unos pocos
se estabilizan en algún tipo de ambición mundana, en el entorno material, que es totalmente ajeno a la esencia
imaginativa de Neptuno, y por tanto ésta no es, obviamente, su ruta hacia la felicidad. La mayoría de los
Piscis, sin embargo (afortunadamente para el resto de nosotros), se refugian en actividades creativas. en los
servicios públicos, la ciencia, la religión, la curación, la enseñanza... o en la consagración personal plena a los
amigos, vecinos y parientes.
Si el Pez no se entiende a sí mismo (o a sí misma), los Gemelos de Géminis están más que dispuestos a
elucidar el misterio. Las personas regidas por Mercurio creen que pueden resolverlo todo, desmontándolo,

ki
estudiando cómo funciona y armándolo de nuevo. Pero después de practicar su frío análisis crítico de Piscis, a
veces dejan las piezas esparcidas, y omiten volver a colocarlas tal como las encontraron. El Pez desmontado
por Géminis puede revolcarse impotentemente durante años, mientras se esfuerza por recuperar su amor
propio. Géminis se siente estimulado a despejar la confusión perpetua que flota sobre Piscis, utilizando la
mente de Mercurio, filosa como una navaja, pero algunos Gemelos no pueden zambullirse a la profundidad
necesaria para superar aunque no sea más que la barrera de algas marinas... como gallinetas humanas, que
picotean la nada, incapaces de ver el fondo del océano o de calcular su profundidad.
El Piscis más sagaz generalmente contemplará con indulgencia, si no con auténtico afecto, las piruetas a

u
veces infantiles de los Gemelos. Si Géminis vive (como muchos Gemelos) en un reino encantado de
quimeras, Piscis también lo visitará allí con mucho gusto. Pero Géminis suele analizar y rotular todos los
reinos místicos, incluso mientras retoza en ellos, y esto le estropea toda la diversión a Piscis. Un sueño es un
sueño... ¿por qué acercarse demasiado, y escudriñarlo con excesiva atención? Piscis no soportará los sondeos
personales ni los interrogatorios tenaces del curioso Géminis. Si lo acosan con demasiada frecuencia, el Pez
se irá nadando a otro río, u optará por el ardid más fácil del engaño, que puede oscilar entre la sutil evasión y
el embuste cabal... que Neptuno justifica como una «simple» defensa contra la intromisión en la intimidad
an
personal.
A veces el hombre o mujer Piscis se vengará inconscientemente de Géminis, que lo obliga a
reacomodarse sin cesar, y se negará a reaccionar vehementemente ante la exuberancia con que los Gemelos le
comunican un nuevo plan o idea maravilloso. Este puede ser el comienzo del fin, porque Géminis no puede
soportar por mucho tiempo que le salpiquen sus entusiasmos y raptos de inspiración con el pesimismo de
Piscis, ni que se los enfríen con los paños húmedos de Neptuno. Cuando quieren. los Peces pueden prestar una
ayuda reconfortante, con mucha fe y ánimo alentador. Cuando no quieren, bueno... puede llegar el momento
en que el pájaro de Mercurio se encuentre en la rama, cantando solo.
Hay algunas cosas que estos dos pueden compartir dichosamente, algunos aspectos en los cuales tienen
una semejanza notable. Por ejemplo, en la valoración de la belleza. Supongo que la mayoría de nosotros no
prestamos suficiente atención a la belleza, pero Géminis y Piscis tienen una clara conciencia del encanto
transitorio de la Naturaleza, de la rotación de las estaciones, del amanecer y el crepúsculo, y ambos son
generalmente propensos a bañar sus almas en el arte, la poesía o la música... en la palabra hablada o escrita.
M

Piscis absorbe la belleza estáticamente, en silencio. Géminis sonríe, con temor reverencial y emocionado
asombro. De alguna manera, la belleza hace converger al Pez y los Gemelos, forja un puente sobre el cual
ellos pueden arrojar un rayo de sol, y llegar quizá cada uno al otro lado de su pareja.
También se parecen porque es difícil conseguir que cualquiera de los dos preste estrictamente atención a
lo que se les dice, o mire de frente a su interlocutor durante algo más que una fracción de segundo. Los ojos
de Géminis son penetrantes, alertas, a veces burlones. Los de Piscis son tiernos, errantes, líquidos y están
llenos de comprensión cuando se fijan en vosotros, cosa que no sucede a menudo. Los ojos de Géminis
también se fijan sólo fugazmente, y después saltan incansablemente de acá allá, como los de un pájaro. La
mente de Géminis y Piscis también deambula, como sus ojos, aunque por razones distintas: para separar
galaxias.
La razón por la cual los Piscis son tablas de resonancia tan formidables para el resto de nosotros consiste
en que los Peces han pasado por todo, en un sentido kármico o espiritual. Han aprendido cómo apañárselas sin
la atención y la adulación constantes. La fuerza de Neptuno, el arma de los Piscis contra los desencantos de la
vida, consiste en saber apañárselas sin la una y la otra, y en no quejarse por esta carencia. Ello los hace más

102 
 
fuertes de lo que parecen, mucho más resistentes de lo que semejan ser. Los Peces están acostumbrados a que
se desentiendan de ellos, aún antes de haber nacido. Sin embargo, los Géminis están habituados a que los
escuchen y les presten atención desde que son párvulos bulliciosos. Lo cual nos trae a una de las principales
razones por las cuales estos dos signos solares se unen, cuando ello ocurre. Géminis debe comunicarse,
necesita expresarse, y el comprensivo Piscis casi siempre encuentra tiempo para escuchar con sincero interés
tanto las angustias como las emociones de los demás. Géminis no podría sobrevivir sin un auditorio que
valore la magia de las bellas retahílas de palabras de Mercurio. Y el Pez no podría sobrevivir sin sentirse
necesitado. Pero es posible que después de un tiempo los Gemelos pierdan este inmenso don que le ofrece
Piscis, si los delicados anhelos de Neptuno tropiezan con una indiferencia constante. Habrá señales. Indicios
claros. Y cuando aparezcan, habrá que prestarles atención. El mejor momento para enmendar un error se
presenta cuando éste es pequeño.

ki
GÉMINIS: ¡Una revista acaba de aceptar el artículo que escribí! ¿No te parece una gran noticia?
PISCIS:¿Ves qué rojizas están las nubes allí? Recuerdo que mi abuelo decía que cuando el cielo está rojo por la
noche, los marineros deben regocijarse, y que cuando está rojo por la mañana, deben alarmarse...
GÉMINIS: ¿Has oído lo que dije acerca de mi artículo para la revista?
PISCIS: Lo siento. Temo que no estaba escuchando.

u Mujer GÉMINIS Hombre PISCIS


Si cierras los ojos y tienes suerte, es posible que veas a veces un charco informe de bellos
colores claros, suspendido en la oscuridad.
an
Nunca ha habido un Pez que no se sintiera un poco inseguro acerca del lugar que ocupa en la estima de la
mujer Géminis que ama. Ésta le dará abundantes oportunidades para sentir celos, o los que pasan por serlo
entre los Piscis, aunque en verdad se trata de una variante bastante atenuada.
Pero a él no le servirá de nada, porque la aparente veleidad de las Gemelas es incorregible. (Supongo que
ya sabéis que toda chica Géminis contiene dos-mujeres-en-una. Empezó a flirtear cuando estaba en la cuna o
cuando la empujaban en su cochecito: arrojaba besos a los desconocidos, sonreía a cualquiera que se fijase en
ella, conquistaba corazones con sus luminosos y titilantes ojos como estrellas.)
Esta mujer nunca crecerá realmente. Parece una chiquilla traviesa, encantadora, que llora cuando la
regañan, que ríe alegremente cuando está satisfecha, que halaga y provoca y engatusa hasta que se sale con la
suya... y no es difícil que obtenga lo que desea de un Piscis. Este es esencialmente un hombre bondadoso,
afectuoso y tolerante, no demasiado exigente. Por supuesto, los Piscis pueden tener sus arranques de irritación
y mal humor, y cuando abusan de ellos más allá de su límite de resistencia, se convierten en auténticos
M

cascarrabias. Pero durante la mayor parte del tiempo, el Piscis está dispuesto a esmerarse por satisfacer las
necesidades de ella. Es posible que se desconcierte cuando sus necesidades cambien a cada rato, junto con sus
deseos y ensueños, pero igualmente seguirá esmerándose. En verdad, él tampoco es un modelo de estabilidad.
Ninguno de los dos recibió una dosis generosa de esta cualidad en la cuna. El Pez se impacienta rápidamente
después de lidiar durante mucho tiempo con las algas de los obstáculos y demoras, y en cuanto a ella... bueno,
las mujeres Géminis sólo tienen una pizca de paciencia, o ni siquiera eso. Es innecesario aclarar que éste se
convertirá en uno de los elementos que alterarán frecuentemente la placidez de su relación, típica de la
configuración de signos solares 4-10. La paciencia es el principal ingrediente necesario en cualquier receta
para lograr la felicidad y la armonía.
Es posible que los ojos de un hombre Piscis parezcan extraviados. Los ojos de Géminis parecen buscar
algo próximo a ser hallado. Cuando se trata de Piscis, Acuario, Escorpión y Géminis —los cuatro signos
solares— los ojos reflejan la pauta de la personalidad y el cuño del alma.
La mente de ella es como una casa de cristal desde cuyo interior contempla vida, con un panorama
tridimensional en cualquier dirección hacia la que se puedan encauzar sus anhelos. Estas múltiples
alternativas generan muchas manifestaciones en la personalidad exterior, pero sobre todo... versatilidad. Los

103 
 
estados de ánimo de la Géminis regida por Mercurio no se parecen a los océanos más profundos de los
estados de ánimo de Piscis, regidos por Neptuno. Aquéllos son veloces como el rayo, mercuriales, y afloran
en ella imprevisiblemente, como un cambio de la dirección del viento.
La mente del Pez también parece una casa con muchas ventanas, pero sin cristales, ni persianas ni visillos
para protegerlo de las estaciones... o de los caprichos de ella. El hombre Piscis es vulnerable y sensible, no
sólo al trato que recibe de los demás, sino a los sentimientos y emociones de quienes lo rodean, cuyos
problemas y síntomas asimila en su mente y su cuerpo. Ya veis entonces que en algunas oportunidades la
relación con la chica Géminis, cambiante y frecuentemente alterada, que a veces proyecta dos emociones al
mismo tiempo, puede ser bastante desquiciante para el hombre regido por Neptuno.
Esta mujer nació chisporroteando energía mental y física como si se tratara de ondas sísmicas. Piscis
nació cansado. No es raro que el Pez esté un poco cansado, en lo espiritual, si se toma en cuenta todo lo que
ha visto durante sus muchas encarnaciones: todo el poder y la gloria, lo feo y lo bello, lo atrozmente
innombrable... y lo estáticamente indescriptible. Es agotador. Sobre todo cuando sientes la tentación, mientras
sueñas despierto, de compararlo con la actual existencia vulgar y mundana. Esto, por lo menos, lo entenderá

ki
su mujer Géminis. La necesidad que él experimenta de ver el mundo a través de un cristal de color suave hace
vibrar una cuerda consonante en el corazón de ella. A ella también le gustaría que las cosas fueran distintas,
más hermosas. Pero su naturaleza mercurial no rehúye analizar fría y claramente las cosas tal como son, mien-
tras piensa en sueños cómo le gustaría que sean, en tanto que Piscis nunca quiere admitir la horrible verdad
de nada. La forma en que ella desgarra constantemente el cañamazo de la vida para verificar cómo se lo
podría recomponer en condiciones más aceptables, lo alarma. Cuando ella inicia este proceso analítico con el
amor, o sea con algo que según las arraigadas convicciones de Piscis es imposible analizar, porque existe el
riesgo de lesionar su delicada estructura, hay señales de que empieza el conflicto, acá, allá o acullá. Las

u
parejas Géminis-Piscis suelen cambiar de residencia más a menudo que cualquier otra combinación de signos
solares (exceptuando Géminis-Sagitario, el doble Géminis o el doble Sagitario). En realidad, éste es un factor
francamente positivo, porque la excitación de la mudanza no deja mucho tiempo para las reyertas menudas.
Como todas las configuraciones de signos solares 4-10, Géminis y Piscis deben lidiar con la vibración de
tensión. Sus naturalezas son totalmente distintas, sus motivaciones les resultan mutuamente inexplicables
durante la mayor parte del tiempo. Las situaciones dolorosas asociadas con sus familiares, con los padres de
uno u otro, o con sus carreras individuales, pueden servir de marco a los estallidos de desavenencia. Con un
an
intercambio armonioso del Sol y la Luna en sus natividades !o con Lunas en conjunción) unos hilos de
comprensión los acercarán aún más. Sin estos primeros auxilios planetarios, ambos sufrirán múltiples heridas,
que podrán tardar mucho en cicatrizar.
Si él se queda charlando demasiado tiempo con un vecino, ella es capaz de dejarlo fuera de casa durante
toda la noche. Entonces es posible que él masculle: «¿Y qué falta me hace?», y que se vaya a ahogar sus
penas en la taberna de la esquina, en razón de lo cual ella vuelve a dejarlo fuera de casa, en razón de lo cual él
vuelve a refugiarse en la botella, en razón de lo cual ella... y así sucesivamente. Lo único que el hombre Piscis
no puede soportar durante mucho tiempo es una andanada de críticas, sarcasmos y acusaciones, y la gemela
negativa de su mujer Géminis es una especialista en el arte de la invectiva satírica. Sus coléricos torrentes de
palabras y su habilidad para emplear los matices sutiles pueden llover sobre el alma sensible del Pez como
una cruel granizada. Por otra parte, si hay algo que la mujer Géminis no puede soportar, esto es el silencio, o
el hecho de que la dejen sin auditorio, y si hay algo en lo que el Piscis sobresale es en su aptitud para evadirse
de las escenas desagradables. A veces juraríais que estos hijos de Neptuno han dominado literalmente el arte
M

de esfumarse. ¡Puf! ¡Han desaparecido! Así, sin más. Entonces ella se queda sola. Bueno, no totalmente sola.
Siempre puede aliarse en la brega con su otra mitad, su Gemela omnipresente, que seguramente comprende su
necesidad de expresar sus tormentos mejor de lo que la comprende el Pez, el cual no alcanza a ver, aunque en
ello le vaya la vida, por qué alguien habría de querer derrochar tanto tiempo en inútiles competiciones
verbales. Piscis tiende instintivamente a sortear los problemas al tacto. Géminis prefiere disiparlos con
palabras. Aunque es posible que se amen sinceramente, a veces estos dos parecen perfectos desconocidos que
intentan comunicarse con palabras y señas, embrollados como un juego de anagramas al que le faltara la
mitad de las letras. Géminis habla... y Piscis no siempre escucha. Piscis llora... y Géminis no siempre lo
compadece. Sin embargo, ambos necesitan desesperadamente que los acepten y los entiendan, porque
ninguno de ellos se entiende a sí mismo. Están implicados en una búsqueda recíproca de identidad, nacidos
ambos bajo la influencia de la dualidad, como si fueran cuatro personas alojadas bajo un solo techo: dos
visiblemente, y las otras dos encerradas dentro, procurando escapar y darse a conocer.
Su acomodamiento sexual no estará desprovisto de esfuerzos, aunque, si tienen un aspecto Sol-Luna
positivo u otros intercambios planetarios favorables en sus horóscopos. es probable que él pueda satisfacer la

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necesidad que ella experimenta de que no la sofoquen ni la subyuguen demasiado, y es probable que ella
pueda suministrarle las variadas muestras de afecto que él necesita para no aburrirse. Ni a Géminis ni a Piscis
les hace falta una pasión fogosa para que el acto amoroso les proporcione la satisfacción de la auténtica
intimidad, y ambos son capaces de adaptarse inmediatamente a los caprichos y deseos efímeros del otro. Sin
embargo, es posible que a su unión le falte una fusión física realmente profunda. ¿Acaso ello se debe a que el
amor nunca basta por sí solo para satisfacer los anhelos innominados de Piscis o Géminis? ¿O se debe a que
rara vez los signos de Aire y Agua experimentan, como los de Tierra y Fuego, una necesidad arrolladora de
consumar sexualmente su afinidad mental y emocional primigenia?
Cualesquiera que sean las razones, a estos dos nunca les resulta fácil convertirse en «una sola carne» o
«conocerse» sexualmente, en el sentido bíblico. Quizá la unidad hombre-mujer no se pueda lograr sin
desprendimiento, cualidad ésta que es tan indispensable en la sexualidad como en otros aspectos del amor y la
amistad. Si bien Piscis casi siempre lo comprende cabalmente, a veces no ocurre lo mismo con la mujer
Géminis más infantil. Es probable que sus momentos de intimidad sean dictados por los deseos impulsivos de
ella, en lugar de responder a los instintos de ambos. Si ella permite que él le enseñe con el ejemplo el

ki
significado de la entrega desinteresada —tanto en lo físico como en lo mental y emocional— su contigüidad
física se convertirá en una renovación reiterada de su amor, seguida por una comunión más profunda que la
anterior, en razón de un intercambio de sus naturalezas interiores, que lo hará a él más espontáneo, como
ella... y la hará a ella más sosegada, como él.
Como he dicho, se parecen por algunas de sus actitudes. Ambos prefieren que sus números de teléfono no
figuren en la guía, y valoran la intimidad y la libertad. Ambos disfrutan generalmente de la poesía, la música,
el arte o la danza. Y ambos aborrecen vehementemente la rutina. El aburrimiento es su enemigo común. Sin
embargo, no es tan afortunado que ambos sean proclives a abusar de la verdad, partiendo desde las pequeñas

u
mentiras inocentes hasta llegar al engaño premeditado, justificado con una miríada de excusas.
Frecuentemente, cuando Géminis acusa a Piscis de distorsionar la verdad (o viceversa), el muerto se ríe del
degollado. A la mujer Géminis le resulta imposible comprender la vida y el amor sólo con los sentidos. Su
regente, Mercurio, le exige que emplee el intelecto para resolver el enigma. Quizá podría elucidarlo todo si
alguien escuchara real y auténticamente sus dudas y angustias, sus éxtasis e ideas. El hombre Piscis puede
prestarle este servicio si lo desea: escucharla paciente y comprensivamente, esperando que ella complete sus
tortuosos circuitos lógicos hasta encontrar finalmente la vuelta justa del camino que conduce a la dicha.
an
Después de un tiempo, ella le cogerá la mano mientras marchan juntos, y los ojos de él ya no tendrán esa
expresión tan extraviada. ¿Cómo podría estar extraviado un hombre cuando lleva consigo no a una, sino a dos
encantadoras y deliciosas acompañantes de sexo femenino? El hecho de estar enamorado de unas Gemelas
puede ser a veces turbador y desconcertante, pero nadie ha dicho nunca que sea monótono.
Para el hombre Piscis, el amor no es más que otro sueño, en el cual él, el soñador, controla jubilosamente
el mundo que ha creado en su imaginación mediante percepciones sensoriales intuitivas... coloreándolo con
tonos pasteles, frágiles y cambiables. A menudo, las insatisfacciones que expresa constantemente su dama
Géminis abren grandes desgarrones en su sueño, y él intenta emparcharlo, volver a dejarlo como nuevo. Pero
los sueños no se remiendan fácilmente, una vez rasgados. Están hechos de un material muy etéreo.
Si ella habla con dulzura, si se mueve delicada, lentamente, es posible que consiga entrar con él en su
mundo de ensueño, y que vea el amor como lo ve él: como un elemento de sosiego y belleza. Bastará que ella
se ponga de cuando en cuando, como buena Géminis, en el lugar de él, y así terminará por llegar rectamente
al corazón del Pez, justo el cobijo que ella ha buscado durante tanto tiempo y que ya creía que no podría
M

hallar jamás: ese jardín mágico donde las rosas crecen sin necesidad de espinas protectoras

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Hombre GÉMINIS Mujer PISCIS
En su ausencia, las cosas están excepcionalmente tranquilas en la isla. Las hadas se toman
una hora más por la mañana, las bestias cuidan a sus crías... pero con la llegada de Peter, que
aborrece el letargo, se ponen nuevamente en movimiento...

La chica Piscis típica hará prácticamente cualquier cosa para salvaguardar la tranquilidad y el sosiego de
su relación amorosa o su matrimonio. Se adaptará ella, y adaptará su rutina y sus hábitos, a la comodidad del
hombre Géminis que ama, aunque se escandalicen sus amigas partidarias de la liberación femenina. Éstas la
compadecerán sin disimulo, pero ella se limitará a sonreír y no les hará caso.
La chica Pez no es realmente una esclava masoquista de los caprichos de los Gemelos. Esto es sólo lo que

ki
piensan sus amigas compasivas. No son las únicas. Su hombre Géminis tiene la misma impresión. Y ésta es
precisamente la impresión que desea darle (y que desea dar a todos sus amigos, vecinos y familiares
entremetidos) esta mujer dulce, complaciente, afable. Ella sabe lo que hace. Hace más fácil su propia
existencia. Una vez que se ha enamorado de un hombre Géminis, la mujer de Neptuno tiene el sentido común
suficiente para comprender que sólo le quedan dos alternativas prácticas en esta desafiante relación influida
por una configuración de signos solares 4-10. Puede decidir que el amor no vale las exigencias que el hombre
Géminis impone a su delicado espíritu... y lo deja. Sencillamente se va una mañana mientras él está ausente.
O puede decidir que el placer y la dicha, la satisfacción y el sosiego de amarlo, y de recibir a cambio el amor
y la devoción de por lo menos una de sus personalidades gemelas, justifican la introducción de unos pocos

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ajustes en su relación, de trecho en trecho. Si opta por esta segunda alternativa, sencillamente la sacará
adelante. Tal vez deba urdir algunos planes intrincados, pero lo logrará.
La resistencia pasiva es su secreto de Neptuno. La mujer Pez nació con un prodigioso talento para ello,
así como algunas personas nacen con oído para la música o con una destreza magistral para arrojar la pelota.
Ella sabe cuál es el momento justo para replegarse, hasta dónde debe retroceder, cuál es precisamente la hora
propicia para avanzar y hasta dónde puede llegar con él. En verdad, no lo sabe realmente. Lo intuye. Es como
an
si hubiera nacido equipada con una especie de antena invisible pero sumamente sensible que le envía señales
premonitorias y perceptivas respecto de las pautas de comportamiento humanos.
Es innegable que todos los Géminis tienen una inmensa agilidad mental, que están siempre alertas y
vigilantes, y que por tanto es casi imposible engañarlos. Pero aunque el hombre Géminis sea
indiscutiblemente sagaz, puede ser ciego a las estrategias de la chica Piscis, propias de Neptuno. Si ella desea
hacer algo que él podría desaprobar, no derrochará sus energías en pedidos insistentes o ruegos lacrimosos
que podrían sacudir su relación. Sencillamente hará lo que él desea cuando él esté presente... y lo que desea
ella cuando él no esté. Aquello que desea hacer sin la bendición de él no ha de ser necesariamente algo
siniestro o taimado. No ha de planear necesariamente el robo de un banco o una infidelidad.
Podría ser algo tan inocente y vulgar como dormir una hora más. Al igual que todos los pájaros, el
Géminis típico está casi siempre levantado y alerta desde muy temprano, silbando alegremente o quejándose
con mal talante (según cuál fue el Gemelo de Géminis que se levantó primero), y puede adoptar una actitud
muy crítica respecto de aquellos que se quedan en cama hasta más tarde de lo que Géminis considera justo
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cuando hay algo que hacer. Podría tratarse de que ella desea leer algo que no es precisamente lo que él le
recomendaría. Quizá se trata de visitar amigos cuando él cree que debería emplear su tiempo en algo más
productivo. Tal vez se trata de ir al salón de belleza donde ha pedido hora. ¿Por qué habría de enfurruñarlo
esto? Porque él piensa que ya es suficientemente bella tal como está, y además, el dinero que gasta en su
embellecimiento personal estaría mejor invertido si los dos viajaran juntos. Para Géminis, el más sublime de
los éxtasis consiste en cambiar de escena, en ir a alguna parte, a cualquier parte que sea distinta y que
implique un alejamiento de la rutina cotidiana.
La sagacidad de Géminis incluye un instinto práctico infalible. Por ejemplo, si ella pidiera hora en el
salón de belleza delante de él intentaría disuadirla, ya fuera con sus considerables poderes de persuasión y su
simpatía, o con críticas malhumoradas. Pero una vez que haya ido y que él haya visto el resultado, casi nunca
entablará una discusión. En primer término, ella está encantadora y él no tiene corazón paró reñir con una
persona tan atractiva. En segundo término, sabe que tratar de impedir lo que ya está hecho implica una
pérdida inútil de tiempo. Este hombre casi nunca pierde el tiempo. Tiene la convicción de que el tiempo ha
sido hecho para colmarlo con actividades: se debe aprovechar cada segundo del que está compuesto (excepto

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para dormir, lujo este que los pájaros medios de Mercurio sólo se dan durante períodos muy breves). El
tiempo es la sustancia de que está hecha la vida... y los sueños. Dilapidarlo sin hacer nada es, a su juicio, un
pecado.
La mujer Piscis tiene un enfoque totalmente distinto del tiempo. Piensa que es inagotable: que si se le
escapa un poco hoy, mañana habrá más. Y piensa que una de las formas más estupendas de pasarlo es sin
hacer nada. Sobre todo después de que ella ha agofádo sus energías realizando mil y un favores a los demás, y
cuando su espíritu normalmente jovial está abatido. Piensa que cuando es posible, la mejor forma de pasar el
tiempo consiste en limitarse a ser ella misma, a existir, simplemente... en las frías y verdes aguas de sosegada
contemplación, propias de Piscis. Esto le refresca el alma.
Su alma necesita refrescarse mucho, después de vivir con un hombre Géminis baja la vibración 4-10,
siempre un poco tensa. Es posible que las mismas cualidades que al principio la hicieron gravitar hacia él,
resulten después desmedidamente desgastadoras y fatigosas para su naturaleza más plácida. La mente de él es
rica en pequeñas sorpresas, y esto la regocija. Él tiene una gran rapidez y agilidad mental, y capta
instantáneamente todo lo que ve, oye o lee. Sus ideas afloran cuando menos se espera, y son casi siempre

ki
originales y fascinantes. Él parece estar siempre atareado: soñando, pensando, planeando o haciendo, mientras
ella está atareada en el solo hecho de ser. El puede cambiar de ocupación o carrera en un abrir y cerrar de sus
ojos centelleantes, y ella nunca sabe con qué se encontrará a la vuelta de la esquina. Esto es emocionante. Es
seductor y estimulante. Parece un misterio que ella nunca puede sondear íntegramente, y adora los misterios.
Pero es posible que después de un tiempo estos mismos rasgos de su hombre azuzado por Mercurio le hagan
añorar la soledad y la paz... la seguridad de lo inmutable... un repliegue en el reconfortante sosiego de sus
propios sueños y objetivos más lánguidos y apacibles.
Durante un tiempo, el maravilloso ingenio de él, su conmovedora sonrisa triangular de chiquillo, el fulgor

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estelar de sus ojos expresivos, su inteligencia cabal y sus múltiples talentos harán que la chica Pez viva
hipnotizada por su hechizo mercurial. Presenciar los cambios de su estado de ánimo, que es tan pronto
afectuoso, alegre, cálidamente tierno y generoso, como irritable, sarcástico, hosco y mezquino, para volver
luego a su estado anterior (merced al predominio del «Gemelo bueno»), es como contemplar un calidoscopio
viviente. Cuando ella asiste a sus acrobacias mentales desde lejos, le parecen interesantes, incluso
electrizantes, y por cierto estimulantes. El desgaste y el deterioro de su tranquilidad sólo empiezan a notarse
cuando ella accede gradualmente a convertirse en una parte integral e inseparable de los altibajos
an
multifacéticos de su imprevisible actividad mental, física y emocional.
Por mucho que intente resistirse, la mujer de Neptuno no puede evitar que al fin la succione el remolino
más próximo de experiencia humana. Ella absorbe los sentimientos y emociones que la rodean como si fuera
una esponja parapsicológica o una placa fotográfica sensible (más o menos como lo hacen los Cáncer y los
Escorpión). Y como su propia aura está sintonizada con una vibración más apacible, a veces la percusión de
los címbalos de Géminis y las notas agudas de las flautas pueden alterar sus nervios y turbar su aplomo,
dejándola vagamente deprimida. La solución consiste, para ella, en alejarse nadando quedamente de los
desbordes de sensaciones circundantes que amenazan ahogada... internarse en el mundo silencioso de su
serenidad interior... a cualquier precio... y volver con sus fuerzas renovadas. Durante estos necesarios
períodos de repliegue, el hombre Géminis que la ama se sentirá desconcertado y ofendido, y a veces
encolerizado.
A él nunca se le ocurre pensar que también es un especialista en la táctica defensiva del retraimiento
mental, que es un experto en el arte de refugiarse en un distanciamiento huraño cuando ella más necesita que
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sea atento y considerado. Recordad que Piscis es un alma muy vieja, que nació sabia, y que Géminis es el
niño simbólico (véanse «Los doce misterios del amor», en el comienzo de este libro). No puede evitar el
hecho de ser un poco egocéntrico. Sin embargo, a menudo su perspicacia es sorprendente, a pesar del carisma
de «niño» simbólico. Habrá momentos en que manifestará una asombrosa comprensión de lo que ella está
soportando, y entonces le demostrará que la entiende con su delicado toque geminiano de compasión...
exquisitamente tierno. O intuirá que lo más apropiado es hacerla reír, sugerirle un viaje... o sólo un paseo en
coche o una caminata, juntos. Estos serán los momentos singulares y gorjeantes de su amor.
A menudo, la química sexual que existe entre este hombre y esta mujer es la alquimia silenciosa que los
aproxima en todos los sentidos, y no sólo físicamente. De alguna manera, merced a la fusión de sus elementos
de Aire y Agua durante las intimidades de su unión sexual, él se hace más parecido a ella... y ella más
parecida a él. De modo que, extrañamente, después de hacer el amor, ella está más vivaz, vibrante y alerta... y
él está más apagado y afable, menos inquieto e inquisitivo.
Cuando el Agua se asocia con el Aire en una unidad sexual (véase la sección «La combinación de los
elementos», al final de este libro), el Agua transforma mágicamente el Aire en su propio elemento, en forma

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de una lluvia vivificante, refrescante, después de lo cual toda la Naturaleza vuelve a estar lozana, impregnada
de promesas y aromatizada por nuevas esperanzas. El Pez y los Gemelos encuentran a menudo, encerrada en
el círculo de sus respectivos brazos, la esquiva armonía que buscan juntos en otros momentos, y que nunca
parecen poder capturar totalmente. El misterio sexual que flota entre ambos puede ser una poderosa
experiencia regeneradora para los dos, la base secreta y sólida sobre la que descansará el deseo permanente de
tratar de entender sus respectivas personalidades, inmensamente distintas.
La morosidad de ella, su tendencia a eludir los problemas, lo fastidia y lo frustra. Pero ella también
cambia de tema con extraordinaria facilidad. No obstante su gran rapidez, a él le resulta difícil seguirle el
ritmo. Las críticas ocasionales y los intereses dispersos de él. la preocupan y la ofuscan. Sin embargo, casi
siempre se las ingenia para evitar las situaciones desagradables. Él preferiría que no fuera así, porque necesita
el periódico estímulo mental de la controversia y la discusión para mantener aguzado su ingenio de Mercurio.
Ella preferiría que él se relajase más y se inquietara menos. Él preferiría que ella se relajara menos y se
inquietara más. Bueno, quizá no que se inquiete, pero sí por lo menos que vea las cosas tal como son y no
como le gustaría que sean (aunque él también sucumbe a la tentación de soñar despierto). El hombre Géminis

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está configurado como un mosaico lleno de torsiones y giros súbitos. Precisamente cuando creéis que es hostil
a los temas metafísicos, comprará un libro sobre la Gran Pirámide. Conocí a un pájaro de Mercurio que
después de afirmar que despreciaba el ocultismo, pidió que le regalaran una bola de cristal para Navidad.
Quería experimentar. La experimentación es la adrenalina que Géminis necesita para mantenerse en
movimiento. Si algo despierta su interés, no descansará hasta haber elucidado el concepto y haberlo
perfeccionado.
Las complejidades de la mente y las actitudes de este hombre nunca terminarán de magnetizar y
desorientar a la mujer Piscis. A veces sus contradicciones harán que lo admire más, e incluso la incitarán a

u
esforzarse por emular su enfoque analítico e intelectual pero circunstancialmente imaginativo. En otros
momentos, desesperará de llegar a conocerlo verdaderamente alguna vez. Por razones distintas, él también se
preguntará si alguna vez logrará conocerla realmente. Puesto que tanto él como ella tienen dos componentes,
el juego no termina nunca. Tanto Géminis como Piscis son signos duales. Alguna que otra vez, cuando la
mujer Pez está mental, física y espiritualmente exhausta, se torna fría como el hielo y se niega a comunicarse.
lo cual lo aflige mucho más de lo que le demuestra a ella. Pero ella casi siempre evita una escena al hacer caso
omiso de sus propios sentimientos heridos. Cuando la calamidad, la confusión o la confrontación asoman en
an
el horizonte, la soñadora Piscis se limita a simular que no están allí, y para ella, entonces, desaparecen. Ha
aprendido que si aguardas pacientemente, la mayoría de los problemas se resuelven por sí solos. Pero a él le
resulta imposible enfrentar un problema fingiendo que no existe. Se siente obligado a analizarlo y elucidarlo
inmediatamente. No puede resistir esta compulsión, así como no puede resistirse a resolver un crucigrama o a
contestar el cuestionario en voz alta cuando mira un programa de preguntas y respuestas por televisión (y él
siempre acierta antes que la persona sometida al interrogatorio). Todo hombre Géminis es un pedagogo de
alma, impulsado a purificar las aguas cenagosas con la claridad de la razón y la lógica. A esto se suma,
además, la contradicción de su tendencia a soñar despierto.
Como Géminis y Piscis pertenecen a los elementos de Agua y Aire, nunca serán un demostrativos,
cálidos y afectuosos, exteriormente, como las personas nacidas bajo el elemento de Fuego. Sin embargo,
gracias a su esencia combinada de agua y aire, pueden ofrecerse recíprocamente un don extraordinario: la
libertad. Ella rara vez cuestionará los impulsos o el paradero de él, porque no es posesiva. Él también le
concederá la misma libertad de movimientos. A él no le interesará saber por dónde anda flotando ella mien-
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tras él está ausente, pero cuando esté presente, pretenderá que le haga compañía, porque Géminis necesita
público. Ella es una maravillosa escucha, y ésta es la cualidad que más lo enternece. Personalmente, Géminis
sabe que esta dama parsimoniosa, rica en secretos y sutilezas apacibles, se interesa sinceramente por todo lo
que él tiene que decir, y sobre todo, ésta es su necesidad más recóndita.
La mujer Pez sabe que este hombre versátil, de múltiples estados de ánimo, la necesitará siempre, y ésta
es, sobre todo, la necesidad más recóndita de ella: que la necesiten. Cuando él es sarcástico, como Géminis
puede serlo a veces, le destroza el corazón. Pero cuando recupera su simpatía, cuando sus ojos titilan
nuevamente con una plétora de sorpresas, cuando proyecta su caprichosa sonrisa triangular y sus anhelos de
Peter Pan, ella sabe que ha acertado al adaptar su forma de vida predilecta a la de él. Al proceder así, rio ha
perdido nada, en realidad, y ha ganado su propio calidoscopio humano, que cambia de color, de forma y de
diseño al más ligero toque.
Él la regañará reiteradamente por ser tan generosa y derrochadora. Hasta que un día él volará por toda la
ciudad, sin aviso previo, como si realmente tuviera las alas plateadas de Mercurio adosadas a los talones;
pidiendo a dos o tres bancos que le presten el dinero que no tiene, para ayudar a un amigo en aprietos.

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Durante meses él hará serios planes para inscribirse en la escuela nocturna y obtener su título de ingeniero, y
súbitamente se comprará una máquina de escribir y anunciará que será novelista. Volverá a casa, extenuado
después de hacer flexiones mentales durante todo el día, rechazará la cena, le informará a ella que se va a la
cama, y se encaminará rezongando hacia el dormitorio. Antes de cinco minutos reaparecerá, le hará un guiño
con la vieja magia, y le preguntará si quiere salir a presenciar la puesta de sol, para después cenar fuera e ir al
teatro.
Mientras ella se esté cambiando él la regañará para que se dé prisa, y se quejará, irritado, de que tarda una
eternidad en arreglarse para salir. Pero cuando esté sentada junto a él, en el auto, le dirá inesperadamente que
nunca la vio tan hermosa. «te das cuenta que no sabría qué hacer sin ti?», le pregunta él. Ella no contesta, y se
limita a sonreír. Siempre lo ha sabido. Por eso todavía está allí.

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