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Al contrario de lo que se puede pensar, para conducir, se requiere más una visión de
calidad que de cantidad, es decir debe existir un equilibrio entre los distintos campos de
la visión y la cantidad por la agudeza visual. Es esencial que la agudeza visual sea la
mejor posible, es decir que no exista ningún problema oftalmológico, ya que el tiempo
de reacción desde que se detecta el objeto debe ser el menor posible.
Peor con ojos claros: Las personas de ojos claros son especialmente sensibles a la luz,
debido a que su cantidad de melanina en el iris es menor. De hecho, una investigación
austríaca publicada el pasado año comprobó que las personas de ojos azules tenían unos
niveles significativamente más altos de luz difusa intraocular. Esto podría
ocasionar deslumbramientos discapacitantes en situaciones diarias como la conducción
nocturna con más frecuencia que en otras personas.
Visión nocturna: No sólo se han de tener en cuenta los problemas oculares como
incentivo de riesgo en la conducción, sino que también hay que considerar otra serie de
factores que afectan, y mucho, a la conducción segura. Uno de ellos es la noche,
conducir por la noche implica manejar el vehículo en unas condiciones que no son
óptimas para la visión. De hecho la proporción de accidentes mortales crece de forma
notable durante la noche, entre otras cosas porque la agudeza visual se reduce un 70 por
ciento, y el sentido de profundidad es 7 veces menor, es decir que se reduce nuestra
capacidad para detectar objetos y su distancia. Por ello no es de extrañar que el 86% de
los españoles prefieran viajar de día frente a un 13 % que se decanta por la noche.
Ese riesgo es aún mayor en mayores de 50 años, según un estudio del Grupo de
Investigación en Visión Aplicada de la Universidad Complutense: «Hemos hallado que
el halo que rodea la fuente luminosa durante la noche (como faros y farolas) se agranda
a medida que envejece el ojo y dificulta ver los objetos que hay detrás», afirma la
investigadora y profesora Mª Jesús Pérez Carrasco.Conducir de noche exige, si cabe, un
mayor esfuerzo visual ya que la noche elimina gran parte de los contrastes, perjudicando
el sentido de la profundidad y del movimiento (imprescindibles para evaluar distancias).
La velocidad para ver: No sólo hay factores externos que pueden afectar a lavisión en
la conducción, sino que también hay factores que dependen de la persona para tener
una visión óptima. La velocidad es una de las causas más frecuentes de mortalidad en
carretera, y es que a mayor velocidad, más "rápido" se tendrá que ver. Mantener una
velocidad entre los límites establecidos no es una decisión caprichosa ya que afecta a
muchos elementos de la conducción, entre ellos como se ha dicho la visión, poniendo en
peligro la seguridad al volante cuando la velocidad es excesiva. De esta forma es
importante percibir lo más rápido posible cualquier elemento o situación que se de en la
carretera, ya que de esa forma se tendrá más tiempo para reaccionar a tiempo. No se
trata de mirar demasiado tiempo a un punto, sino de mirar a muchos puntos el tiempo
suficiente para percatarse de la situación.
Y es que según un informe del colegio oficial de Ópticos-Optometristas, el campo
visual se reduce, hasta 75 grados, a medida que se aumenta la velocidad durante la
conducción, lo que se conoce como campo de visión cinético. Como ejemplo cabe decir
que a una velocidad de unos 35 km/h el campo de visión es de 100 grados, pero si
aumentamos la velocidad hasta los 100 km/h, este se reduce 30 grados.
La influencia del alcohol: Seguramente uno de los factores que más afectan a la visión
es el alcohol. Desgraciadamente la ingestión de bebidas espirituosas y drogas se
encuentra presente en un gran número de accidentes de tráfico, ya que a poco que
provocan efectos de: descoordinación de movimientos, fallo en la percepción y respecto
a la visión:
Además, conducir bajo los efectos del alcohol está sancionado con 500 euros de multa
la detracción de 4 a 6 puntos. Eso sí, son sancionados con 1.000 euros de multa aquellos
conductores reincidentes, es decir, que ya hubieran sido sancionados en el año
inmediatamente anterior por el mismo motivo; así como para aquellos conductores que
circulen con una tasa que supere el doble de la permitida.
El halo que rodea la fuente luminosa durante la noche (como faros y farolas) se agranda
a medida que envejece el ojo y dificulta ver los objetos que hay detrás. Las horas del
ocaso son las que registran más accidentes de tráfico, sobre todo en otoño, lo que
atribuimos en gran medida al efecto de los deslumbramientos producidos de forma
directa por el sol, tras la salida de túneles o en los cambios de rasante o por su reflejo en
los cristales de edificios y en otros vehículos (doctor Juan Gros, especialista en Cirugía
Refractiva de la Fundación).
Consejos a seguir
Los exámenes de conducción que se realizan en España, a diferencia de lo que ocurre
en otros países, no obligan a comprobar la sensibilidad al deslumbramiento. Por ello,
desde la Fundación CEA aconsejamos utilizar gafas de sol polarizadas y acudir al
oftalmólogo si los deslumbramientos dificultan la conducción, ya que podría ser
síntoma de un trastorno de la visión y ocasionar un accidente.
Las personas con especial riesgo de deslumbramiento, como aquellas con ojos claros,
defectos de refracción o glaucoma, deberían extremar las precauciones a la hora de
conducir.