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Fisiocracia
La fisiocracia o fisiocratismo era una escuela de pensamiento económico del siglo
XVIII fundada por François Quesnay , Anne Robert Jacques Turgot y Pierre Samuel du
Pont de Nemours en Francia. Afirmaba la existencia de una ley natural por la cual el
buen funcionamiento del sistema económico estaría asegurado sin la intervención del
gobierno. Su doctrina queda resumida en la expresión laissez faire. El origen del
término fisiocracia proviene del griego y quiere decir "gobierno de la naturaleza", al
considerar los fisiócratas que las leyes humanas debían estar en armonía con las leyes de
la naturaleza. Esto está relacionado con la idea de que sólo en las actividades agrícolas
la naturaleza posibilita que el producto obtenido sea mayor que los insumos utilizados
en la producción surgiendo así un excedente económico. Los fisiócratas calificaron de
estériles las actividades como la manufactura o el comercio donde la incautación sería
suficiente para reponer los insumos utilizados.
Teoría fisiocrática
La fisiocracia surge como una reacción de tipo intelectual a la común concepción de la
vida intervencionista del pensamiento mercantilista. Insistían que la intervención de
intermediarios en varias etapas del proceso de la producción y distribución de bienes
tiende a reducir el nivel total de prosperidad y producción económica. Ejemplos de estas
intervenciones eran muchas pero los fisiócratas se fijaban en los controles
gubernamentales tales como los monopolios, impuestos excesivos, burgueses
parasitarios y el feudalismo Europeo. Estas prácticas estaban asociadas con el
corporativismo comercial o el énfasis desmesurado en el crecimiento industrial, los
cuales estaban y están basados en el restrictivo interés privado. Y para ahondar más las
diferencias, estudiaron los fondos, por lo que propugnaban el impuesto único sobre la
tierra y sugerían la anulación de todos los establecidos por los mercantilistas. La
tendencia general de los fisiócratas es el Librecambismo. La tarea del economista se
reduce a descubrir el juego de las leyes naturales. La intervención del estado es inútil,
pues no haría otra cosa que interferir ese orden esencial. El interés de los fisiócratas se
concentraba en gran medida en la definición de una estrategia macroeconómica de
desarrollo que incluyera políticas coherentes. Es el primer movimiento que adopta un
acercamiento sistemático a la teoría económica. Se creía que si esta ley era estudiada y
enmendada, derivaría en condiciones armoniosas y beneficiosas para toda la humanidad.
Fisiocracia se aplica al concepto total de un gobierno, no necesariamente a la actividad
económica solamente. Porque los padres de esta teoría política veían el progreso
económico como inseparable del progreso social, argumentando que gracias a la
incrementada prosperidad natural, las rivalidades entre grupos oponentes van a
disminuir porque al final del día va a costar mas de lo que vale.(Magill)
Es importante notar que los fisiócratas eran definidos indudablemente optimistas.
Tenían confianza absoluta en la continuidad del progreso. Es a través del estudio sobre
la demografía donde se demostraba más profusamente. Estimaban que la población
aumentaba hasta el límite de subsistencia, y Dupont de Nemours, uno de los mas
destacados miembros de la escuela, presentó el ejemplo aritmético mencionado después
por Malthus, esto es, el de las colonias inglesas que duplicaban su población cada 25
años debido a la abundancia de medios de subsistencia agrícolas que disponían sus
habitantes.(Whittaker)
Importancia de la producción agrícola frente al comercio
Tierra y trabajo como fuentes de producción. Los autores del siglo XVII y principios del
XVIII estimaban la tierra y el trabajo como los agentes o factores causantes de la
producción. Esta opinión fue puesta en boga por el filósofo Thomas Hobbes. Al estudiar
en su Leviatán, el aspecto económico de la comunidad o estado, dice:
"En cuanto a la abundancia de materias, está limitada por la naturaleza a aquellos bienes
que, manando de los dos senos de nuestra madre común la tierra y el mar, ofrece Dios al
género humano, bien gratuitamente, bien a cambio del trabajo." (Hobbes)
Para los fisiócratas, en oposición al mercantilismo, la riqueza de una nación procedía de
su capacidad de producción y no de las riquezas acumuladas por el comercio
internacional. Y consideraban que la única actividad generadora de riqueza para las
naciones era la agricultura. Cantillon comienza su Ensayo sobre la naturaleza del
comercio, en general diciendo que, "La tierra es la fuente o materia donde toda riqueza
se produce. El trabajo del hombre es la forma que la produce: y la riqueza en sí no es
nada, sino el sustento, comodidades y superfluidades de la vida."
Turgot, padre de la fisiocracia, resume esta noción con el dicho, "El agricultor es la
única persona cuyo trabajo produce algo más que el salario de su trabajo. Es, por lo
tanto, la única fuente de toda riqueza." Y agrega: "La tierra le paga directamente el
precio de su trabajo, aparte de cualquier otro hombre o convenio. La naturaleza no le
regatea para obligarle a sostenerse con lo que es de todo punto necesario. Lo que le
concede no está proporcionado ni a sus necesidades ni a una valuación contractual del
precio de su día de trabajo. Es el resultado físico de la fertilidad del suelo, y de la
sabiduría, mucho más que de la laboriosidad, de los medios que ha empleado para
hacerla fértil. Tan pronto como el trabajo del agricultor produce más de lo requerido por
sus necesidades, puede, con este excedente superfluo que la naturaleza le otorga como
un puro don, por encima de la retribución de su esfuerzo, comprar el trabajo de otros
miembros de la sociedad. Estos, al vendérselo, sólo obtienen su subsistencia; pero el
agricultor recoge, además de su subsistencia, una riqueza que es independiente y
disponible, que ha comprado y que la vende. Es, por lo tanto, la única fuente de riqueza,
que, mediante su circulación, anima a todos los trabajos de la sociedad; porque es el
único cuyo trabajo produce más salario de éste." (Whittaker)
Los fisiócratas no fueron los únicos que atribuyeron especial importancia a la
agricultura. Las ideas fisiocráticas parecen haber influido en Benjamín Franklin.
Viviendo en un país en el que la agricultura era la principal actividad, y en el que las
manufacturas y comercio que entonces existían satisfacían más que nada las
necesidades de los agricultores, es comprensible que Franklin conviniera con los
fisiócratas acerca de la importancia de la actividad agrícola.
El siguiente párrafo presenta su posición: "...parece que no hay más que tres formas en
las que una nación puede adquirir riquezas. La primera es mediante la guerra, como
hicieron los romanos, saqueando a sus vecinos conquistados. Esto es robo. La segunda
es por el comercio, que generalmente es engañoso. La tercera es por la agricultura,
único medio honesto por el cual el hombre recibe un verdadero incremento de la
simiente arrojada a la tierra, en una especie de milagro continuo, forjado en su favor por
la mano de Dios, como recompensa por su vida inocente y laboriosidad virtuosa."
Los fisiócratas asumieron que dada su observación de los mercados, la manufactura era
una actividad estéril, ya que no se veía un gran avance en este sector. Obviamente, esto
se debía al tamaño de la industria de entonces, anterior a la revolución industrial. Lo
cual constituye una falla en su análisis, que se deriva también del mayor interés en la
productividad física y no en la productividad del valor. También defendían que la
agricultura era el único sector productivo capaz de crear riqueza, mientras que el
comercio y la industria tan sólo permitían la distribución de esta riqueza; los fisiócratas
estaban en contra de las políticas de comercio internacional mercantilismo,
favorecedoras del proteccionismo.
Historia
El sistema de fisiocracia fue aplicado a mediados del siglo XVIII, pues ciertamente no
fue en la forma 'pura' imaginado por sus creadores teóricos, sino a través de legislación
detallada que favoreció recomendaciones privadas. Derivó en el periodo conocido como
Ilustración. Reflexiones de la creencia en las leyes naturales se puede fijar en un
sinúmero de áreas, variando desde las ciencias naturales hasta las teorías del orden
constitucional (Magill).
En el Antiguo Régimen, Turgot sirvió como miembro de la corte de Luis XIV, la
administración local de París, y escribió folletos y libretos sobre los temas relacionados
con su trabajo: impuestos, comercio del grano, y dinero. Turgot afirmó que la
abundancia vino del interés propio y que los mercados están conectados por los flujos
de dinero (i.e. un costo para el comprador es crédito para el productor).
Así él se dio cuenta de que la bajada de precios en tiempos de la escasez - campo común
en ese entonces - era peligrosa económicamente pues sirvió como desaliento a la
producción. Generalmente, Turgot abogó por menos interferencia del gobierno en el
mercado de grano, pues cualquier actividad del gobierno daría a luz al acontecimiento
que evitaría que la política trabajara. Un ejemplo sería que si el gobierno comprara maíz
al exterior, sería la gente de allí quien se daría cuenta de que hay una probable escasez,
y aumentaría su precio.
Esta idea era un ejemplo temprano de la adaptación al librecambismo. En zonas
anónimas publicadas, François Quesnay propuso un sistema conocido como "Diezmo
Real" en el que sugirió una simplificación importante del código impositivo francés
basada en cambiar relativamente a impuestos únicos en características y
comercialización. Durante el período de la Guerra de los Siete Años, el movimiento de
la fisiocracia comenzó a crecer. Varios diarios aparecieron, mostrando a una audiencia
cada vez mayor en Francia las nuevas ideas económicas. Entre ellos el más importante
era el Diario Económico (1721-1772), que promovió la agronomía y agricultura racional
y el Diario de Comercio (1759-1762), que fue influenciado grandemente por el irlandés
Richard Cantillon, y dos predominaron por fisiócratas; el Diario de la Agricultura y el
Comercio y las finanzas del DES (1765-1774). Jean-Claude Marie Vicent de Gournay
era el encargado principal del "Diario de Comercio" escribió Efemérides del ciudadano
(1767-1772 y 1774-1776). En donde se condenaba el exclusivismo de los gremios
comerciales, la multiplicidad de impuestos en la tierra, y precios artificialmente fijados
en materias primas, como el grano. Aunque los fisiócratas lograron cambiar mucha
legislación abusiva e introdujeron una plétora de ideas socio-económico-políticas, los
intereses capitalistas triunfaron al final dado el interés predominante por el crecimiento
industrial por encima de la agrícola (Wittaker).
Fisiocracia como Ciencia Social
Los fisiocráticos son generalmente considerados como los fundadores reales de las
ciencias sociales. Fueron, de hecho, los primeros en emplear el método científico, en
dirigir un movimiento que hizo investigaciones sobre fenómenos sociales.
Un movimiento comparable con el desarrollo de la química. Es entonces cuando
escritores como Rousseau basan su origen de sociedad en un acuerdo entre hombres y
un contrato social. Encontró el origen de la legislatura, los caprichos de los hombres y
criticó la propiedad individual y la desigualdad entre hombres. Montesquieu habla de
las leyes que gobiernan todo en la tierra como la materia y la naturaleza, y que el
hombre no es diferente en ese sentido. Todo este pensamiento nació de los
descubrimientos fisiocráticos. Ellos propusieron que las sociedades no nacieron por
casualidad, sino que provienen de la naturaleza del hombre. La sociedad es el proveedor
de la libertad, ya que no podemos sobrevivir como especie sin la ayuda de nuestros
hermanos. El deseo de asociación nos unifica; el interés personal nos mueve. Dos
fuerzas aparentemente antagonistas producen una acción armoniosa. Pero esta sociedad
incluye el principio de que cada derecho involucra una obligación correlativa y
recíproca (Higgs).
Si no se aceptaban estos términos y surgían crímenes o desobediencias, la autoridad
velaba que se siguiera la ley. Es importante notar que la autoridad no puede crear leyes,
sino sólo administrar su seguimiento. Ellos recomendaban el uso de un príncipe
absoluto que siempre tiene que tener su interés volcado en los intereses personales de su
ciudadanía. Sólo debía haber un impuesto sobre la tierra que se pagaba a las
instituciones gubernamentales. Como una contrapartida a su poder habría un instituto
independiente judicial que aseguraba el seguimiento de las leyes naturales de parte del
soberano. Y también de administrar un sistema de educación suficientemente grande
para dar a cada ciudadano el entendimiento de las leyes sociales y naturales. Es
importante notar que no todos los fundadores fisiocráticos estaban de acuerdo en este
tema. El más notable entre ellos fue Turgot (Higgs).
Crítica
La fisiocracia no fue recibida con los brazos abiertos por muchas razones, no siendo
todas intelectuales. Sus oponentes fueron muchos, incluyendo a los mercantilistas que
hasta entonces habían dirigido la política económica de la corte de Francia, y a los
incipientes liberalistas liderados por Adam Smith, quien publicaría una respuesta crítica
a la fisiocracia. Aunque Smith creía en muchas de las doctrinas expuestas por los
fisiócratas, no aceptaba el calificativo de las clases mercantiles y artesanales como
estériles e improductivas. Sí reconocía que la agricultura era la más productiva de las
ocupaciones, pero sostenía que las otras ocupaciones deberían ser denominadas como
menos productivas, no como improductivas. Para demostrar la verdad de su afirmación,
Smith observó que incluso la clase social más baja "produce anualmente el valor de su
propio consumo anual, y perpetúa, al menos, la existencia del capital que le mantiene y
emplea."
Otro crítico, Alexander Hamilton, condena la idea de impuestos y renta sobre la tierra
diciendo: "Parece haberse pasado por alto que la tierra es en sí un capital, anticipado o
alquilado por el propietario al arrendatario, y que la renta que recibe es sólo el beneficio
ordinario de un cierto capital en forma de la tierra, no explotada por el mismo
propietario, sino por otro, al que se la presta o alquila, y el que, de su parte, anticipa un
segundo captial, para preparar y mejorar la tierra, por el que recibe el beneficio usual..."
La economía clásica
Adam Smith
Thomas Malthus
Thomas Robert Malthus (14 de febrero de 1766 - Bath, 29 de diciembre de 1834) fue un
clérigo anglicano y erudito británico con gran influencia en la economía política y la
demografía. Miembro, desde 1819, de la Royal Society. Popularizó la teoría de la renta
económica y es célebre por la publicación anónima en 1798 del libro Ensayo sobre el
principio de la población (An Essay on the Principle of Population).
Está considerado como uno de los primeros demógrafos. Anteriores a Malthus fueron
Johann Peter Süssmilch (1707-1767), a quien Malthus menciona en su libro, y John
Graunt (1620-1674).
Contextos
El pensamiento teórico y panfletario que aparece en la primera edición anónima de
Ensayo sobre el principio de la población hay que ubicarlo en al menos cuatro
coordenadas en las que Malthus se encontraba:
Representante de la economia clásica, amigo de David Ricardo con quien
polemiza, influenciado por Jean Charles Léonard de Sismondi.
Refutación de la Ilustración y su idea de progreso, rechazo de la idea de
perfectibilidad del hombre, puesta en cuestión, para el propio Malthus, por la
locura de la Revolución francesa y, por tanto, refutación del optimismo de
pensadores del Siglo XVIII como William Godwin (Enquiry Concerning Political
Justice), Nicolas de Condorcet (l'Esquisse d'un tableau historique des progrés d
l'esprit humain) y Jean-Jacques Rousseau, quienes creían en la evolución futura
de la razón, de la ciencia, de la técnica y de la capacidad ilimitada de mejora de la
sociedad, compuesta por hombres buenos y libres unidos bajo con contrato social.
Malthus.
Imposición divina de la virtud que imposibilita cualquier cambio de la naturaleza
humana, y que Malthus observaba en el peligro del crecimiento de la población
opuesto al progreso sin fin hacia una sociedad utópica por las limitaciones
productivas de la tierra. Para Malthus El poder de la población es
indefinidamente más grande que el poder de la tierra para garantizar la
subsistencia del hombre.
Inglaterra a finales del siglo XVIII que presentaba un sombrío cuadro: gran
crecimiento demográfico (Gregory King da una cifra de 5 millones en 1700 y de
9,2 millones en 1801) causado, entre otras razones, por la revolución industrial,
junto a problemas en la producción de alimentos, motivados por los vallados de
los open fields, la subida de precios y la existencia de las leyes de pobres inglesas
(Poor Laws) que, para Malthus y otros, promovía la procreación irresponsable.
Ensayo sobre el principio de la población
Fueron seis las ediciones de su Ensayo sobre el Principio de la Población, la primera en
1798 como anónimo, la segunda, ya con su nombre en 1803 y la última en 1826. La
primera edición era puramente teórica y panfletaria, no argumentaba ni documentaba
muchos de los postulados. La última edición está más documentada y argumentada
aunque, en ocasiones, tampoco justifica con datos sus proposiciones.
Ediciones de Ensayo sobre el principio de la población y relacionados
1798: 1ª edición anónima), An Essay on the Principle of Population, as it affects
the future improvement of society with remarks on the speculations of Mr.
Godwin, M. Condorcet, and other writers.. .
1803: 2ª edición más extensa (250.000 palabras) firma Malthus: An essay on the
Principle of Population; or, a view of its past and present effects on human
happiness; with an enquiry into our prospects respecting the future removal or
mitigation of the evils which it occasions. .
1806, 1807, 1817 y 1826: 3ª a 6ª edición;, con cambios no muy importantes sobre
la 2ª edición.
1823: Artículo Población (Population) en la Enciclopedia británica.
1830: Malthus hace un largo extracto sobre el artículo de 1823 (Population) y lo
imprime como A summary view of the Principle of Population.
Planteamiento del problema
En el capítulo I del Libro Primero sobre los obstáculos que se han puesto al aumento de
la población señala Malthus que:
Más en el hombre los efectos de éste obstáculo (límites naturales de espacio y alimento)
son muy complicados; guiados por el mismo instinto, le detiene la voz de la razón que
le inspira el temor de ver a sus hijos con necesidades que no podrá satisfacer. Si cede a
este justo temor es muchas veces por virtud. Si por el contrario le arrastra su instinto, la
población crece más que los medios de subsistencia.
Y más adelante indica la progresión de la población (geométricamente) y la de los
alimentos (aritméticamente).
Cuando no lo impide ningún obstáculo, la población va doblando cada 25 años,
creciendo de período de período, en una progresión geométrica.
Los medios de subsistencia, en las cricunstancias más favorables, no se aumentan sino
en una progresión aritmética.
La conclusión o previsión no cumplida, para Gran Bretaña, conocida como catástrofe
malthusiana, es que, en palabras del propio Malthus:
Al final del primer siglo la población será de 176 millones y las subsistencias no
llegarán para 55 millones; de modo que una población de 121 millones de habitantes
tendría que morir de hambre.
Obstáculos al crecimiento de la población
Para Malthus existían unos obstáculos o frenos (checks) al crecimiento de la población
que clasificó de dos maneras, como osbtáculos privativos y destructivos (según la
voluntariedad) y como restricción o repugnancia moral, vicios y miserias o
padecimientos.
Obstáculos privativos, son aquellos que son voluntarios
Restricción moral: abstinencia del matrimonio, castidad, retraso del matrimonio
hasta acumular recursos.
Vicios: libertinaje, prácticas contrarias a la naturaleza, violación del lecho
conyugal, uniones criminales, uniones irregulares.
Obstáculos destructivos, no son voluntarios
Miseria: ocupaciones malsanas, trabajos penosos, pobreza, mala alimentación,
insalubridad, enfermedades, epidemias, hambre, peste.
Vicios y desgracias: excesos, guerras.
Proposiciones fundamentales
Malthus condensa en tres proposiciones fundamentales el contenido básico de su libro:
1. La población está limitada necesariamente por los medios de subsistencia.
2. La población crece invariablemente siempre que crecen los medios de subsistencia,
a menos que lo impidan obstáculos poderosos y manifiestos.
3.
Estos obstáculos particulares y todos los que deteniendo el poder preponderante,
obliguen a la población a al nivel de los medios de subsistencia, pueden
comprenderse en tres clases principales: la restricción moral, el vicio y la miseria.
Malthusianismo
Se da el malthusianismo o maltusianismo a la teoría demográfica, económica y
sociopolítica, desarrollada por Malthus durante la revolución industrial, según la cual el
ritmo de crecimiento de la población responde a una progresión geométrica, mientras
que el ritmo de aumento de los recursos para su supervivencia lo hace en progresión
aritmética. Según esta hipótesis, de no intervenir obstáculos represivos (hambre,
guerras, pestes, etc.), el nacimiento de nuevos seres provocaría el crecimiento de la
población, aumentando la pauperización gradual de la especie humana e incluso podría
provocar su extinción -lo que se ha denominado catástrofe malthusiana además de la
bancarrota del Estado.
Influencia del malthusianismo
Malthus se hizo muy influyente y controvertido, en el pensamiento económico, político,
social y científico. Malthus sigue siendo un escritor de gran importancia y controversia.
Influyó, a través de la novelista Harriet Martineau, en los biólogos evolucionistas, en
particular de Charles Darwin y Alfred Russel Wallace, para cada los que el
malthusianismo era una especie de trampolín intelectual a la idea de selección natural y
a la teoría de la evolución.
La teoría de Malthus es un tema recurrente en las ciencias sociales. Por ejemplo, John
Maynard Keynes, en su libro Las consecuencias económicas de la paz, abre la polémica
con una imagen malthusiana sobre la economía política de Europa como inestable a
causa de la presión demográfica malthusiana sobre los suministros de alimentos. Paul
Ehrlich en su libro malthusiano La explosión demográfica (Population Bomb), ha
jugado un papel importante en el movimiento ecologista de los años 1960 y ayudó a
proporcionar una justificación para la investigación y desarrollo de métodos
anticonceptivos.
Muchos modelos de crecimiento y agotamiento de los recursos tienen una inspiración
malthusiana:
la tasa de consumo de energía superará la capacidad de encontrar y producir nuevas
fuentes de energía por lo que se producirá una crisis que podría unirse a una crisis por el
suministro de alimento si la población sigue creciendo.
El Club de Roma y su informe Los límites del crecimiento.
Organizaciones como Optimum Population Trust.
Críticas a Malthus
Crítica de Marx
Karl Marx, en una nota de El Capital, expone una de las primeras críticas a la teoría
malthusiana. Marx considera la teoría demográfica de Malthus como un plagio
superficial de autores tan distintos como Daniel Defoe, Benjamin Franklin, Alfred
Russel Wallace y otros. Marx defiende, frente a Malthus que el progreso en la ciencia y
la tecnología que permiten el crecimiento exponencial de la población.
Desigualdad y pobreza
Malthus entendía que los pobres se multiplicaban, presas del vicio y del instinto de
reproducción, sin obstáculos suficientes y aún en condiciones de miseria, entre otras
cosas por su irresponsabilidad, fomentada, entendía Malthus, por las leyes de pobres
inglesas que para Malthus suponían una liberación de la restricción moral y finalmente
una carga innecesaria para el estado en forma de ayudas a padres e hijos que suponían
costes innecesarios.
Malthus estableció una relación importante entre población y riqueza (alimentos y otros
bienes necesarios para la vida) pero mantuvo esa idea básica como constituyente
inexorable de una sociedad desigual, donde unos ricos privilegiados no necesitaban una
población excesiva si ésta podía ocasionarles gastos en forma de impuestos. En este
sentido Malthus proporcionaba buena conciencia a las clases dominantes -la
imprevisión de los pobres y su situación es responsabilidad exclusiva de ellos mismos-
y fortalecía el orden social existente.
Una de las citas más terribles de Malthus es la siguiente:
Un hombre que nace en un mundo ya ocupado, si sus padres no pueden alimentarlo y si
la sociedad no necesita su trabajo, no tiene ningún derecho a reclamar ni la más pequeña
porción de alimento (de hecho, ese hombre sobra). En el gran banquete de la Naturaleza
no se le ha reservado ningún cubierto. La naturaleza le ordena irse y no tarda mucho en
cumplir su amenaza.
En otra versión:
El hombre que nace en un mundo ya ocupado no tiene derecho alguno a reclamar una
parte cualquiera de alimentación y está de más en el mundo. En el gran banquete de la
naturaleza no hay cubierto para él. La naturaleza le exige que se vaya, y no tardará en
ejecutar ella misma tal orden.
Previsiones erróneas
Thomas Malthus afirmó en 1798 en su "Ensayo sobre los principios de la población"
que el crecimiento de ésta sobrepasaría la oferta de alimentos. Malthus no acertó porque
la industrialización elevó la producción de alimentos en los países ricos y, de paso,
redujo en ellos la tasa de fertilidad. Cuando la población se enriquece, las familias se
reducen y cuando las familias se reducen la población se enriquece. La educación de las
madres ayuda a explicar esta tendencia.
Malthus economista
Malthus defendía la estabilidad a largo plazo de la economía por encima del corto plazo.
Criticó las leyes de pobres inglesas, apoyó -contrariamente a las posiciones de la
economía clásica y en círculos cerrados- las proteccionistas Leyes del Maíz, que
introdujeron un sistema de impuestos sobre las importaciones de trigo británico, ya que
pensaba que estas medidas fomentarían la producción interna, y así promover los
beneficios a largo plazo.
La teoría de la población de Malthus ha contribuido a que la Economía sea conocida
también como la ciencia lúgubre, nombre que le dio Thomas Carlyle.
Malthus también realizó importantes aportes a la teoría del valor y su medida, así como
a la teoría de las crisis y el subconsumo.
Una de las ideas que preocupaba a Malthus era lo que él llamaba el ―atascamiento
general‖; guardando la distancia en el tiempo, tanto en el pasado, como hoy en día,
muchas empresas producen bienes que él llamaba ―esenciales‖, como los alimentos, y
los ―no esenciales‖, como son los artículos de lujo, deseados por las personas. Son
muchas las empresas que han ido a la quiebra por producir grandes cantidades de
bienes, que luego la gente no compra, ya sea porque no están interesados en ellos,
porque no son motivadores, porque no los conocen o porque aparecen otros más
innovadores y muchas veces más baratos.
Malthus ha sido descrito por su biógrafo principal como "el hombre mejor ultrajado de
su tiempo": efectivamente, y pese a la leyenda popular tanto de su época como
posterior, fue un hombre de temperamento cariñoso, generoso y gentil. De sus muchas
amistades, la más significativa para la historia de las ideas fue la que mantuvo con
David Ricardo, su adversario intelectual en muchas ocasiones, pero su aliado en la
búsqueda de la verdad.
John Stuart Mill
John Stuart Mill (Londres, 20 de mayo de 1806 — Aviñón, Francia, 8 de mayo de 1873)
fue un filósofo, político y economista inglés representante de la escuela económica
clásica y teórico del utilitarismo, planteamiento ético propuesto por su padrino Jeremy
Bentham, que sería recogido y difundido con profusión por Stuart Mill.
Biografía
John Stuart Mill nació en Londres (Inglaterra). Fue el mayor de los hijos del filósofo e
historiador James Mill. Sus hazañas como niño eran excepcionales. A la edad de tres
años le enseñaron el alfabeto griego y largas listas de palabras griegas con sus
correspondientes traducciones al inglés. Alrededor de los ocho años ya había leído las
fábulas de Esopo, la Anábasis de Jenofonte y todas las obras de Heródoto, en su idioma
original; al mismo tiempo ya conocía a Luciano, Diógenes, Isócrates y seis diálogos de
Platón. Para entonces ya había leído mucha historia en inglés.
A la edad de ocho años empezó a estudiar latín y álgebra. Fue designado como profesor
de los niños más pequeños de su familia. Su principal lectura continuaba siendo la
historia, pero estudió también a todos los autores latinos y griegos comúnmente leídos
en las escuelas y universidades de aquel entonces. No le enseñaron a escribir en latín ni
en griego y nunca fue exactamente un erudito: todo estaba orientado hacia el fin por el
cual le hacían leer. A la edad de diez años ya leía a Platón y Demóstenes con facilidad.
La Historia de la India de su padre fue publicada en 1818; inmediatamente después, a
los doce años, John comenzó el cuidadoso estudio de la lógica escolástica al tiempo que
leía los tratados lógicos de Aristóteles en su lengua original. Al año siguiente lo
introdujeron en la economía política y el estudio de Adam Smith y David Ricardo.
Pero a los 20 años, en 1826, sufrió una ―crisis mental‖, descrita detalladamente en su
Autobiografía (1873). Se rebeló contra su estricta educación, contra el utilitarismo
(aunque sin romper con él), y se abrió a nuevas corrientes intelectuales como el
positivismo de Comte, al pensamiento romántico y al socialismo.
Mill trabajó para la Compañía de las Indias Orientales y fue al mismo tiempo miembro
del Parlamento por el partido Liberal. Mill abogó por aligerar las cargas sobre Irlanda y
básicamente trabajó por lo que él consideró oportuno. En Consideraciones sobre el
gobierno representativo, Mill propuso varias reformas del Parlamento y del sistema
electoral, especialmente trató las cuestiones de la representación proporcional y la
extensión del sufragio. En 1840 inició una fecunda amistad con el psicólogo y filósofo
escocés Alexander Bain.
En 1851 Mill se casó con Harriet Taylor (Harriet Taylor Mill) tras 21 años de amistad.
Taylor fue una importante influencia sobre su trabajo e ideas, tanto durante su amistad
como durante su matrimonio. La relación con Harriet Taylor inspiró la defensa de los
derechos de las mujeres por parte de Mill.
Aunque no fue profesor universitario, Mill cultivó casi todas las ramas de la filosofía,
desde la lógica hasta la teoría política pasando por la ética. En lógica, psicología y teoría
del conocimiento, Mill era empirista y positivista. Consideraba que el conocimiento
humano tenía su origen y su límite en la experiencia observable. Todo conocimiento
parte de las impresiones sensibles de los sujetos y los conceptos más abstractos se
forman a partir de las ―asociaciones‖ de impresiones realizadas por la mente, este es el
llamado asociacionismo psíquico. Según Mill, la inducción es el principio lógico que
permite derivar conocimientos universales a partir de la observación de fenómenos
particulares. Después de haber observado muchos cisnes blancos particulares podría
inducirse el enunciado universal ―Todos los cisnes son blancos‖. Ahora bien, una gran
cantidad no equivale a la totalidad, ―muchos‖ —por más que sean— no puede
equipararse a ―todos‖. De manera que el conocimiento científico es meramente
probable, no necesario, como ya indicó en su momento David Hume, a quien Mill sigue
en este punto.
Pensamiento
La obra Sobre la libertad de Mill se dirige a la naturaleza y límites del poder que puede
ser ejercido legítimamente por la sociedad sobre el individuo. Uno de los argumentos
insignia de Mill es el principio del daño o principio del perjuicio (harm principle). Éste
mantiene que cada individuo tiene el derecho a actuar de acuerdo a su propia voluntad
en tanto que tales acciones no perjudiquen o dañen a otros. Si la realización de la acción
solo abarca la propia persona, esto es, si solo afecta directamente al individuo ejecutor;
la sociedad no tiene derecho alguno a intervenir, incluso si cree que el ejecutor se está
perjudicando a sí mismo. Sostiene, sin embargo, que los individuos están exentos del
derecho a llevar a cabo acciones que puedan causar daños perdurables y graves sobre su
persona o propiedades según postula el harm principle. En tanto que nadie existe en
absoluto ostracismo, el daño que recibe uno mismo también perjudica a otros y el
destruir propiedades afecta a la comunidad tanto como a uno mismo. Mill excluye a
aquellos que son "incapaces de autogobierno" de tal principio, tales como niños en edad
temprana o aquellos que viven en "estados socialmente atrasados" (backward states of
society).
Para dichos estados atrasados Mill mantiene que el despotismo puede considerarse una
forma de gobierno aceptable, siempre que el déspota tenga en mente los intereses del
pueblo, a causa de los obstáculos y dificultades del progreso espontáneo. Aunque este
principio parezca claro, hay un número de complicaciones. Por ejemplo, Mill defiende
explícitamente que lo que entendamos por "daño" puede englobar actos de omisión así
como actos de comisión. Por ende, fracasar a la hora de salvar un niño en apuros
contaría como un acto perjudicial, tanto como no pagar impuestos o ausentarse en una
vista judicial a la que se ha sido exhortado como testigo. Todas estas omisiones
negativas pueden ser recogidas por una regulación, según Mill. Por contra, no cuenta
como un eco perjudicial el dañar a alguien si —sin fuerza o fraude— el individuo
afectado consiente asumir el riesgo. Por esta razón, uno podría ofrecer empleos sin
seguridad laboral a otros, dado que no involucra decepción (Sin embargo, Mill reconoce
un límite concreto a este consentimiento: la sociedad no debe permitir que los
individuos se vendan a sí mismos en la esclavitud). En estos casos es importante tener
en mente que los argumentos que usa en Sobre la libertad están basados en el principio
de utilidad y nunca apelan a derechos naturales.
La cuestión de cuáles son las acciones que consideramos como atañentes
exclusivamente al individuo ejecutor y cuáles, ora por comisión, constituyen daños
sujetos a regulación, sigue viva en las interpretaciones del autor. Es importante enfatizar
que Mill no consideraba que la ofensa fuera constitutiva de "daño"; ninguna acción
podría ser restringida simplemente por haber violado las convenciones morales de una
sociedad determinada. La idea de una "ofensa" que perjudica y, por tanto, objeto de
restricción fue posteriormente desarrollada por Joel Feinberg en su "principio de
ofensa" (offense principle), que es esencialmente una extensión del harm principle de
Mill.
En Sobre la libertad se lleva a cabo una apasionada defensa de la libertad de expresión.
Mill defiende el discurso libre como una condición necesaria para el progreso social e
intelectual. No podemos determinar con claridad, dice, que una opinión silenciada no
contenga algún elemento de verdad. Además sostiene que el permitir divulgar opiniones
falsas puede ser productivo por dos razones. En primer lugar, los individuos tenderán a
abandonar creencias erróneas si están involucrados en un fecundo intercambio de ideas.
Y en segundo lugar, forzando a otros individuos a reexaminar y reafirmar sus creencias
en el proceso de debate, estas creencias se abstienen de desvirtuarse volviéndose meros
dogmas. No es suficiente para Mill la defensa de una creencia que casualmente sea
cierta, el creyente debe comprender por qué la idea que sostiene es la verdadera.
La visión de Mill en cuanto a la libertad social y la tiranía de la mayoría
Mill creía que "la lucha entre Libertad y Autoridad es el rasgo más destacable de las
etapas de la historia". Para él, la libertad en la antigüedad era "un concurso... entre
sujetos, o ciertas clases de sujetos, y el gobierno". Mill definió "libertad social" como
protección de "la tiranía del gobernante político". Presenta en su obra varias tiranías,
entre las cuales están la tiranía social y también la tiranía de la mayoría.
La libertad social según Mill consistía en poner límites al poder del gobernante, de tal
forma que no fuese capaz de utilizar su poder en beneficio de sus propios intereses y
tomar decisiones que pudieran conllevar perjuicio o daño para la sociedad; en otras
palabras, la población debe ostentar el poder de tomar parte en las decisiones del
gobierno. Mantuvo que la libertad social es "la naturaleza y límite del poder que puede
ser legítimamente ejercitado por la sociedad sobre el individuo". Ésta se intenta lograr
de dos maneras: la primera es la que recurre a la vía del reconocimiento de unas
determinadas inmunidades, llamadas libertades políticas o derechos; la segunda recurre
al establecimiento de un sistema de "comprobaciones constitucionales". Sin embargo,
limitar el poder del gobierno no resulta suficiente:
«La sociedad puede ejecutar, y ejecuta, sus propios decretos; y si dicta malos decretos,
en vez de buenos, o si los dicta a propósito de cosas en las que no debería mezclarse,
ejerce una tiranía social más formidable que muchas de las opresiones políticas, ya que
si bien, de ordinario no tiene a su servicio penas tan graves, deja menos medios de
escapar a ella, pues penetra mucho más en los detalles de la vida y llega a encadenar el
alma.» John Stuart Mill, Sobre la libertad
Concepto de libertad
La concepción de Mill sobre la libertad, influenciada por Joseph Pristley y Josiah
Warren consiste en el hecho de que el individuo ha de ser libre para hacer cuanto desee
mientras no dañe al prójimo. Cada persona es por sí misma suficientemente racional
para poder tomar decisiones acerca de su propio bien y elegir asimismo la religión que
le plazca. El gobierno solo debe intervenir en tanto se trate de la protección de la
sociedad, explica Mill.
«No hay otro fin que la raza humana tenga garantizada, individual o colectivamente, al
interferir en la libertad de acción cualquiera que sea su número, que no sea la protección
personal. El único propósito por el cual el propio poder puede ejercerse adecuadamente
sobre cualquier miembro de una comunidad civilizada contra su voluntad es la
prevención del daño ajeno. El propio bien, sea físico sea moral, no es garantía
suficiente. Uno no puede obligar a la ejecución o abstención a otro porque esto conlleve
un beneficio para uno mismo, porque le hará a uno feliz, porque en opinión de otros
hacerlo sería sabio o correcto... La única parte de la conducta de una persona por la cual
ésta es dócil ante la sociedad es aquélla que concierne a los demás. En la parte que solo
atañe a uno mismo, su independencia es, por derecho, absoluta. Sobre sí mismo, su
propio cuerpo y mente, el individuo es soberano.» John Stuart Mill, The Contest on
America
Concepto de libertad de expresión
Sobre este tema el propio autor escribe lo siguiente, planteando un caso hipotético para
ilustrar su postura:
«A fin de ilustrar más completamente el error de negarse a oír a determinadas opiniones
porque nosotros, en nuestro propio juicio, las hayamos condenado, será conveniente que
fijemos la discusión en un caso concreto; y elijo, preferentemente, aquellos casos que
son menos favorables para mí, en los cuales el argumento contra la libertad de opinión,
tanto respecto a la verdad como a la utilidad, está considerado como el más fuerte.
Supongamos que las opiniones impugnadas son la creencia en Dios y en la vida futura,
o algunas de las doctrinas corrientes de la moralidad. [...] Pero debe permitírseme
observar que no es el sentirse seguro de una doctrina (sea ella cual sea) lo que yo llamo
una presunción de infalibilidad. Ésta consiste en tratar de decidir la cuestión para los
demás, sin permitirles oír lo que pueda alegarse por la parte contraria. Y yo denuncio y
repruebo esta pretensión igualmente cuando se refiere a mis más solemnes
convicciones. Por positiva que pueda ser la persuasión de una persona no sólo de la
falsedad, sino de las consecuencias perniciosas de una opinión —y no sólo de estas
consecuencias perniciosas, sino para adoptar expresiones que terminantemente condeno
de su inmoralidad e impiedad—, si a consecuencia de este juicio privado, aunque esté
apoyado por el juicio público de su país o de sus contemporáneos, prohíbe que esa
opinión sea oída en su defensa, afirma quien tal haga, su propia infalibilidad. Y esta
presunción, lejos de ser menos reprensible o peligrosa, por tratarse de una opinión que
se llama inmoral e impía, es más fatal en este caso que en cualquier otro.» John Stuart
Mill, Sobre la libertad
El autor explica aquí lo absurdo de tomar de antemano las opiniones propias por buenas
(infalibilidad), incluso basándonos en juicios socio-culturales (inmoralidad e impiedad
de opinión) para obrar mediante la censura, recalcando la especial gravedad del caso
dado que está en juego lo que atañe a los demás, a los otros. Así, el autor se posiciona
radicalmente a favor de la libertad de expresión y con visiones críticas a toda actitud
censora.
Derechos humanos y esclavitud
En1850, Mill envió una carta anónima (que posteriormente sería conocida como The
Negro Question, habitualmente traducida como «La cuestión negra»), en calidad de
refutación a la misiva asimismo anónima de Thomas Carlyle publicada en la revista
Fraser's Magazine for Town and Country. Carlyle había defendido la esclavitud en
campos de inferioridad genética y argumentaba que el desarrollo de los indios
occidentales se debía únicamente a la ingenuidad británica, negando cualquier tipo de
deuda en lo referente a la importación de esclavos para el desarrollo de la economía del
lugar. La respuesta de Mill y sus referencias al debate que durante aquella época se daba
en EEUU sobre la esclavitud fueron enfáticas y elocuentes.
Mill es además conocido por ser uno de los primeros y más acérrimos defensores de la
liberación femenina. Su libro El sometimiento de las mujeres (The Subjection of
Women) es una de las obras más antiguas en el campo del feminismo defendido por
hombres. El autor notaba que la opresión de la mujer era uno de los pocos vestigios
conservados procedentes de modelos sociales obsoletos, un conjunto de prejuicios que
impedía arduamente el progreso de la humanidad.
Conexión con el feminismo
En tiempos de Mill, las expectativas vitales de una mujer correspondían al lugar al que
la sociedad la relegaba. La mujer media era analfabeta e instruida en el estereotipo de la
pureza y la honradez para poder lograr así un marido. Esta honradez que la mujer debía
poseer no solo afectaba directamente a sus posibilidades de matrimonio, sino también al
honor familiar. Mill daba importancia a tales asuntos y se propuso remediarlo, para lo
cual, comenzó a escribir sobre derechos de la mujer. Con ello, Mill puede ser
considerado como uno de los primeros feministas masculinos. En su artículo El
sometimiento de las mujeres, habla sobre el rol femenino en el matrimonio y la grave
necesidad de cambio que requiere. Aquí, Mill comenta las tres principales facetas de la
vida de la mujer que suponen un obstáculo: la sociedad y la construcción del género, la
educación y el matrimonio. Estos tres elementos están fuertemente entrelazados y se
afectan mutua y enormemente. No obstante, la elaboración social del género y la
sociedad en general son los que han de comenzar el efecto dominó que producirá
aquéllo en lo que la mujer debe convertirse, cayendo todo lo demás tras dichos factores.
La sociedad en que Mill vivía sólo tenía una consideración respecto a la mujer: el ser
educada de tal manera que fuese más atractiva y se volviese un objeto determinado y
llamado al matrimonio. Para la mujer no había alternativa, pues no se le permitía una
educación o carrera. Esto obligaba a que cualquier posibilidad de dejar la casa familiar
pasase ineludiblemente por un marido. Esta noción del matrimonio condicionaba a la
sociedad a continuar reduciendo a mujeres a meros objetos y, si pensaban en algo que
no conllevase el matrimonio, eran inmediatamente acalladas. Uno de los factores
principales que Mill identificó en esta situación era la ausencia de educación, problema
que él intentaba solventar.
Así, Mill luchó por la educación femenina basándose en varios argumentos: el primero
fue el hecho de que las mujeres fuesen las encargadas de los cuidados de los niños y de
su tutelaje. La idea era que, en tanto era la mujer la encargada de la instrucción de los
infantes (tanto chicos como chicas) hasta que tuviesen edad de entrar en las escuelas
(típicamente sólo los chicos), los niños recibían una educación defectuosa pues las
propias madres carecían de educación. La única forma, decía Mill, en que una mujer
puede criar a sus hijos de manera adecuada era estando educada ella misma. Otro de los
puntos de la crítica de Mill es el hecho de que la mujer debe entrar en la sociedad como
parte de la mano de obra. Con esto, Mill dice que podrían considerarse al fin seres
humanos y añadirse a la "masa de disposiciones mentales disponibles para los más altos
servicios de la humanidad". Lo que Mill dice aquí es que la humanidad sólo puede
recibir beneficios de la educación de la mujer, pues sumando sus capacidades a las ya
presentes, toda ayuda a la raza humana se vuelve más fácil. El último argumento que
Mill esgrimió fue el que los maridos también recibirían beneficios si sus esposas fuesen
educadas, pues estarían versadas en negocios y otras labores tal que podrían serles de
ayuda en la toma de decisiones. La mujer no tenía derechos al entrar en el matrimonio y
el hombre era el único sustento familiar y el único que encaraba las leyes. Los maridos
no recibirían sino beneficios de la educación de la mujer porque la mujer sería capaz de
gobernarse a sí misma prácticamente sola.
Utilitarismo
La declaración canónica del utilitarismo de Mill se pueden encontrar en su libro El
utilitarismo. Esta filosofía tiene una larga tradición y la aportación de Mill está
influenciada principalmente por Jeremy Bentham y su padre James Mill.
La famosa formulación de Mill del utilitarismo se conoce como el "principio de la
mayor felicidad" ("greatest-happiness principle"). Sostiene que uno debe actuar siempre
con el fin de producir la mayor felicidad para el mayor número de personas, dentro de lo
razonable. La mayor contribución de Mill al utilitarismo es su argumento para la
separación cualitativa de los placeres. Bentham trata a todas las formas de felicidad
como iguales, mientras que Mill sostiene que los placeres intelectuales y morales son
superiores a las formas más físicas de placer. Mill distingue entre felicidad y
satisfacción, afirmando que la primera tiene mayor valor que la segunda, una creencia
ingeniosamente encapsulada en la afirmación de que "es mejor ser un ser humano
insatisfecho que un cerdo satisfecho; mejor ser Sócrates insatisfecho que un necio
satisfecho. Y si el loco o el cerdo, tienen una opinión diferente, es porque sólo conocen
su propio lado de la cuestión".
«La doctrina utilitaria afirma que la felicidad es deseable, y lo único deseable como fin
en sí, siendo todo lo demás únicamente deseable como medio para este fin.» John Stuart
Mill, El utilitarismo
J.S. Mill también creó el llamado principio de compensación utilizado actualmente en la
economía del bienestar.
Economía marxista
Karl Marx y Friedrich Engels
Karl Marx, estudia a Adam Smith, David Ricardo y a otra gran cantidad de
economistas, además de filósofos como Hegel (Dialéctica) y Feuerbach (Materialista).
Elabora la teoría llamada Materialismo Histórico, en la cual postula que la Sociedad
Humana evoluciona porque se encuentra en permanente movimiento, tanto económica
como culturalmente. Así, para Marx la sociedad humana evolucionó de las comunidades
primitivas al esclavismo, de ahí al feudalismo, después al Capitalismo y pronosticaba
que de ahí iría a nueva sociedad.
Su Obra más conocida es "El Capital", en la cual analiza el funcionamiento del Sistema
Económico Capitalista, tanto en la producción como en la circulación.
Marx es considerado un Revolucionario que denuncia el mutismo de los economistas
ante la lucha de clases y la explotación.
Sus Principios más importantes son
la lucha de clases es la lucha de todas las sociedades clasistas: en el esclavismo
existen esclavos y amos, en el feudalismo vasallos y señores feudales, en el
capitalismo son Proletarios y Burgueses.
la etapa capitalista es una etapa necesaria en la sociedad pero no la última.
quienes producen y generan la riqueza de la sociedad, son los trabajadores
asalariados o proletarios, pero ellos no son propietarios de los medios de
producción.
el sistema capitalista sólo puede existir gracias al trabajo asalariado.
Marx también defiende la teoría del valor.
La teoría del plusvalor.
El trabajador al transformar con su trabajo las materias primas crea una plusvalía, esto
es, genera más valor del que tiene esta materia, también llamado valor agregado. Es por
ello que, por ejemplo, una mesa tiene más valor que una tabla o pedazo de madera. Para
Marx esta plusvalía es la ganancia de los capitalistas.
los empleados asalariados se venden por horas y esto los convierte en mercancías,
pues venden su fuerza de trabajo.
la competencia entre los capitales siempre resulta en un ganador que se hace más
y más fuerte, por lo que es más difícil competir con él; así unos se enriquecen
mientras otros se empobrecen.
Por todo esto Marx concluye que la propiedad sobre los medios de producción es el
camino para enriquecerse en la Sociedad Capitalista, pues de éste modo también se
convierte en propietario del producto terminado (que posee más valor), gracias al
trabajo asalariado..
Federico Engels, su gran amigo y apoyo incondicional, alentó a Marx para dar el salto
del campo filosófico al económico. Los textos publicados por Marx muestran una clara
influencia en este sentido. Algunas obras de economía de Engels son "La Situación de la
Clase Obrera en Inglaterra" y "El Anti-Dürhing"
Karl Heinrich Marx, conocido también en castellano como Carlos Marx (Tréveris,
Alemania, 5 de mayo de 1818 – Londres, Reino Unido, 14 de marzo de 1883), fue un
intelectual y militante comunista alemán de origen judío. En su vasta e influyente obra,
incursionó en los campos de la filosofía, la historia, la sociología y la economía. Junto a
Friedrich Engels, es el padre del socialismo científico, del comunismo moderno y del
marxismo. Sus escritos más conocidos son el Manifiesto del Partido Comunista (en
coautoría con Engels) y el libro El Capital. Fue miembro fundador de la Liga de los
Comunistas (1847-1850) y de la Primera Internacional (1864-1872).
Biografía
Karl Marx fue el tercero de siete hijos de una familia judía de clase media. Su padre,
Herschel Mordechai (luego Heinrich) Marx, quien era descendiente de una larga línea
de rabinos, ejercía la abogacía en Tréveris, su ciudad natal. Era además consejero de
justicia, sin embargo recibió fuertes presiones políticas, por parte de las autoridades
prusianas que le prohibieron continuar con sus prácticas legales de acuerdo a su religión
y le obligaron a abrazar el protestantismo para poder mantener el cargo en la
administración de Renania. Su madre fue Henrietta Pressburg, nacida en los Países
Bajos, y sus hermanos fueron Sophie, Hermann, Henriette, Louise, Emilie y Caroline.
Realizó sus estudios de Derecho en la Universidad de Bonn pero los dejó para estudiar
Filosofía en Berlín. Se doctoró en 1841 en Jena con una tesis titulada Diferencia entre la
filosofía de la naturaleza de Demócrito y la de Epicuro. Pronto se implicó en la
elaboración de trabajos en torno a la realidad social, colaborando en 1842 junto con
Bruno Bauer en la edición de la Gaceta Renana (Rheinische Zeitung), publicación de la
que pronto llegó a ser redactor jefe. Durante este período también frecuentó la tertulia
filosófica de Los Libres (Die Freien). La publicación finalmente sería intervenida por la
censura, y posteriormente, Marx tuvo que marchar al exilio.
El periodo de París
Junto a Ruge funda en París la revista Anales franco-alemanes (Deutsch-französische
Jahrbücher), de la que fue director, si bien durante poco tiempo ya que el gobierno
francés la cierra por presión del gobierno prusiano. En 1844, en París, Marx conoce y
traba amistad con Friedrich Engels, que se convertirá en su principal colaborador y
además le ofrecerá en múltiples ocasiones apoyo económico debido a la penuria
económica a la que se ve sometida su familia dada la eventualidad de sus ingresos.
También conocerá en Francia a otros importantes pensadores socialistas de la época
tales como Pierre-Joseph Proudhon, Louis Blanc y Mijaíl Bakunin y al poeta alemán
Heinrich Heine. Escribió sus reflexiones teóricas de esa época en una serie de cuadernos
de trabajo que póstumamente fueron publicados como los Manuscritos económicos y
filosóficos. Por otra parte, el peso político de sus artículos periodísticos le hizo ganar
fama de revolucionario, lo que provocó su expulsión de Francia.
El periodo de Bruselas y del Manifiesto
Establecido en Bruselas, funda la Liga de los Comunistas, tras lo cual se declara
apátrida, ateo y revolucionario. Tras el periodo revolucionario de 1848 y la publicación
del Manifiesto del Partido Comunista, en coautoría con Engels, se traslada a Colonia,
donde organiza un nuevo diario, "Nueva Gaceta Renana" (Neue Rheinische Zeitung).
Su nueva publicación alcanza un éxito inmediato, en el contexto de una época de fuerte
sentimiento social y compromiso revolucionario. En consecuencia, es prohibido por el
gobierno renano.
El periodo de Londres y El Capital
Es ahora cuando Marx se dedica a la escritura de una de sus obras fundamentales, El
Capital, que elabora en las salas de lectura del Museo Británico. El primer volumen de
El Capital no verá la luz hasta 1867, tras dieciocho años de trabajo.
Además, Marx participó en la fundación y organización de la Primera Internacional (28
de septiembre de 1864), conocida como la Asociación Internacional de Trabajadores
(AIT), participando activamente en las discusiones. A él se le encarga la redacción del
Llamamiento inaugural de la Internacional y participa en la elaboración de su estatuto y
otros documentos. Se entablará a partir de los debates un enfrentamiento entre Marx y
Bakunin, que terminará con la expulsión de este último en el Congreso de La Haya de
1872 y la salida de la Internacional de las secciones bakunistas. Estos últimos, reunidos
en el Congreso de Saint-Imier (Suiza), no reconocerían los acuerdos de La Haya y
refundarían la Internacional.
Tras la derrota de la Comuna de París de 1871, que significó un duro golpe para la
Internacional, Marx se retiró de la lucha política y se dedicó a la escritura de su
pensamiento. El 14 de marzo de 1883 falleció en Londres y su tumba se encuentra en el
cementerio de Highgate.
Vida familiar
Karl Marx se casó con Jenny von Westphalen, hermana del ministro de Interior
prusiano, amiga de infancia con la que se comprometió siendo ya estudiante, pero sólo
consiguió casarse con ella tras la muerte de los padres de ésta, que se oponían a la
relación, y tras conseguir una cierta estabilidad económica (eventual) como director de
los "Anales franco-alemanes". Vivieron con fuertes penurias económicas debido a la
irregularidad de los ingresos de Marx, a la persecución política (que censuraba y
clausuraba las revistas que publicaba) y a tener que mudarse constantemente de país.
Marx tuvo con Jenny von Westphalen 6 hijos, en 1849 esperaban ya el cuarto, en 1855
ya habían fallecido tres -Guido, Franciska y Edgar- convulsiones, bronquitis y
tuberculosis serían las causas, la pequeña, Eleonora Marx formó parte del movimiento
feminista y Laura Marx, se casó con el dirigente socialista francés Paul Lafargue, y se
suicidó junto a él en 1911.
Con ellos vivía Helene Demouth, quien les ayudaba en las tareas domésticas y tenía una
excelente relación con la familia Marx. Era especialmente cercana a Karl, tanto así, que
se supone que tuvo un hijo ilegítimo con ella que fue reconocido por Friedrich Engels
como propio para evitar controversias dentro del matrimonio de Karl y Jenny.
Marx tuvo una vida personal dedicada de forma exhaustiva al estudio de las diferentes
disciplinas del pensamiento y en especial de la filosofía e historia lo cual implicó que
nunca tuviera estabilidad económica; sin embargo, contó siempre con el apoyo fiel e
incondicional de su amigo Engels.
Pensamiento
Testigo y víctima de la primera gran crisis del capitalismo (década de 1830) y de las
revoluciones de 1848, Marx se propuso desarrollar una teoría económica capaz de
aportar explicaciones a la crisis, pero a la vez de interpelar al proletariado a participar en
ella activamente para producir un cambio revolucionario.
La obra de Marx ha sido leída de distintas formas. En ella se incluyen obras de teoría y
crítica económica, polémicas filosóficas, manifiestos de organizaciones políticas,
cuadernos de trabajo y artículos periodísticos sobre la actualidad del siglo XIX. Muchas
de sus obras las escribió junto con Engels. Los principales temas sobre los que trabajó
Marx fueron la crítica filosófica, la crítica política y la crítica de la economía política.
Algunos autores pretendieron integrar la obra de Marx y Engels en un sistema
filosófico, el marxismo, articulado en torno a un método filosófico llamado
materialismo dialéctico. Los principios del análisis marxista de la realidad también han
sido sistematizados en el llamado materialismo histórico y la economía marxista. Del
materialismo histórico, que sitúa la lucha de clases en el centro del análisis, se han
servido numerosos científicos sociales del siglo XX: historiadores, sociólogos,
antropólogos, teóricos del arte, etc. También ha sido muy influyente su teoría de la
alienación.
Otros autores, entre los que destaca Louis Althusser, argumentan que los escritos de
Marx no forman un todo coherente, sino que el propio autor, al desarrollar sus
reflexiones críticas sobre la economía política durante la década de 1850, se
desembarazó de su propia conciencia filosófica anterior y comenzó a trabajar
científicamente. Desde esta perspectiva no existiría una ciencia marxista, sino un
científico, Karl Marx, que fue un pionero en la comprensión de los mecanismos
fundamentales que rigen el funcionamiento de la sociedad moderna, en especial con su
reelaboración de la teoría del valor, y cuya obra cumbre fue El Capital.
Las obras de Marx han inspirado a numerosas organizaciones políticas comprometidas
en superar el capitalismo. Por una parte, habría que señalar la interpretación que han
realizado los leninistas, partidarios de que una vanguardia del proletariado, organizada
en un partido revolucionario, preparado, si es necesario, para trabajar en la
clandestinidad, empuje a la clase obrera a hacerse con el poder mediante la fuerza
insurreccional de masas, para así derrocar a sus antiguas clases opresoras y dominantes,
la burguesía y la aristocracia, expropiándolas de su control sobre el aparato de Estado y
los medios de producción, y procediendo a la construcción de un Estado obrero que,
además de instituir a aquélla como clase dominante, le permita avanzar hacia el
socialismo —sociedad altamente igualitaria y solidaria, sobre la base de la democracia
obrera y la propiedad social sobre los medios de producción, y un fuerte desarrollo
productivo y cultural, con una economía planificada capaz de suplir holgadamente las
principales necesidades mayoritarias— y la desaparición de la división de la sociedad en
clases, hasta llegar al comunismo —sociedad sin clases sociales y sin Estado, basada en
un altísimo nivel de civilización—.
Por otra, la que realiza la socialdemocracia, en sus orígenes contraria a la táctica
revolucionaria y partidaria de avanzar hacia el socialismo a través de progresivas
reformas parlamentarias (hay que decir que la mayoría de partidos socialdemócratas han
ido poco a poco reformando sus planteamientos, hasta aceptar la economía de mercado).
Otros teóricos, como los del comunismo consejista son partidarios de la toma del poder
por parte de la clase obrera autoorganizada y no por parte de un partido.
Ideas filosóficas
Durante su juventud, y mientras se formaba en filosofía, Marx recibió la influencia del
filósofo alemán predominante en Alemania en aquel tiempo, Hegel. De este autor tomó
el método del pensamiento dialéctico, al que, según sus propias palabras, pondría sobre
sus pies; significando el paso del idealismo dialéctico del espíritu como totalidad a una
"dialéctica del devenir constante" donde la síntesis, a diferencia de Hegel, no había sido
realizada. Además, sigue utilizando el método dialéctico para analizar las
contradicciones en la historia de la humanidad y, específicamente, aquella entre el
capital y el trabajo.
Una interpretación sobre el desarrollo de la obra de Marx, proveniente del francés Louis
Althusser, considera que los escritos de Marx se dividen en dos vertientes. Esta
interpretación es relevante en la exegética marxista, pero a la vez es muy polémica y
pocos autores la mantienen al día de hoy. Althusser encuentra dos etapas:
1 - Marx joven (hasta 1845) período en que estudia la alienación (o enajenación) y la
ideología, desde una perspectiva cercana al humanismo influida en gran parte por la
filosofía de Ludwig Feuerbach.
Marx se pregunta y contesta en sus Manuscritos de 1844:
¿En qué consiste, entonces, la enajenación del trabajo? Primeramente en que el trabajo
es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el
trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no
desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su
espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera
de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo
no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo forzado. Por eso no es la satisfacción de una
necesidad, sino solamente un medio para satisfacer las necesidades fuera del trabajo. Su
carácter extraño se evidencia claramente en el hecho de que tan pronto como no existe
una coacción física o de cualquier otro tipo se huye del trabajo como de la peste. El
trabajo externo, el trabajo en que el hombre se enajena, es un trabajo de autosacrificio,
de ascetismo. En último término, para el trabajador se muestra la exterioridad del
trabajo en que éste no es suyo, sino de otro, que no le pertenece; en que cuando está en
él no se pertenece a sí mismo, sino a otro. (...) Pertenece a otro, es la pérdida de sí
mismo.
Paralelamente a estas ideas describe al hombre con diversas concepciones: lo considera
un ser real de carne y hueso; es únicamente el resultado de la historia económica, un
predicado de la producción de la misma historia.
Piensa que el hombre se realiza modificando la naturaleza para satisfacer sus
necesidades en un proceso dialéctico en que la transformación de agente y paciente es
transformación mutua. La autogeneración del hombre es un proceso real, histórico –
dialéctico, entendiéndose la dialéctica como proceso y movimiento a través de la
superación sintética de las contradicciones.
Cuando Marx habla de 'realidad' hace referencia al contexto histórico social y al mundo
del hombre. Asegura que el hombre es sus relaciones sociales.
Para Marx, lo que el hombre es no puede determinarse a partir del espíritu ni de la idea
sino a partir del hombre mismo, de lo que éste es concretamente, el hombre real,
corpóreo, en pie sobre la tierra firme. El hombre no es un ser abstracto, fuera del mundo
sino que el hombre es en el mundo, esto es el Estado y la sociedad.
La libertad, la capacidad de actuar eligiendo, está limitada a las determinaciones
históricas, pero es, al mismo tiempo, el motor de aquéllas cuando las relaciones sociales
y técnicas entran en crisis.
Dios, la Filosofía y el Estado constituyen alienaciones en el pensamiento, alienaciones
dependientes de la alienación económica, considerada para Marx única enajenación real.
En líneas generales, Marx defiende la idea de que la alineación empobrece al hombre
sociohistórico negándole la posibilidad de modificar aspectos de los ámbitos en los que
se ve involucrado, provocándole una conciencia falsa de su realidad. Sin embargo, éste
es un hecho que puede suprimirse.
Políticamente, el pensador alemán aboga por una sociedad comunista. Entre el hombre
alienado (aquel que no coincide consigo mismo) y el hombre comunista (aquel que
finalmente es igual a hombre) se coloca el proceso transformador. Sólo en la sociedad
comunista habrá desaparecido toda alienación.
2 - Marx maduro (1845-1875): Según Althusser, 1845, el año de La ideología alemana y
las Tesis sobre Feuerbach, marca la ruptura epistemológica (concepto tomado de Gaston
Bachelard). A partir de la cual Marx rompe con su etapa anterior, ideológica y
filosófica, e inaugura un período científico en el cual desarrolla estudios económicos e
históricos usando el método del materialismo histórico. Como diría Althusser, Marx
inaugura el continente historia.
Este es, eminentemente, el período de su magna obra: El capital. Crítica de la economía
política. No hay que olvidar, por otro lado, los textos de los que esta obra surge: la
Contribución a la crítica de la economía política (que dará material para el primer
capítulo de El capital) o los Grundrisse, cuyo tardío descubrimiento dio mucho que
hablar sobre las continuidades de Marx con su primera etapa, y proporcionó de
argumentos a los críticos de la ruptura epistemológica. Durante su etapa de madurez, la
obra de Marx se vuelve más sistemática y surgen sus conceptos económicos más
destacados: la teoría del valor, la explotación como apropiación de plusvalía, o la teoría
explicativa sobre las crisis capitalistas.
Sin embargo otros autores, incluido Erich Fromm, niegan la "ruptura epistemológica" y
sostienen que la idea de enajenación es la fundamental durante todo el pensamiento de
Karl Marx. Más cercanos al humanismo, no consideran que haya un joven y un viejo
Marx y reivindican la continuidad de su obra alrededor de un concepto del hombre y su
enajenación en el capitalismo.
Críticos de Marx
La importancia de Karl Marx en el panorama intelectual y político del siglo XIX, y de
su legado en el siglo XX, han provocado numerosas críticas a su obra y su persona. En
el siglo XIX, las principales críticas provenían de intelectuales y organizaciones del
movimiento obrero que sostenían posturas políticas distintas a las de Marx. Entre otros,
Bakunin, anarquista y rival en la inspiración de la Internacional, consideraba autoritario
a Marx.
Durante el último tercio del siglo XIX y, sobre todo durante el siglo XX, la fuerza del
marxismo en los ambientes intelectuales y organizaciones políticas de todo el mundo
hizo que numerosos pensadores conservadores y liberales intentasen refutarlo. Algunas
críticas se centran en elementos concretos de la obra de Marx, mientras otras se oponen
a alguna de las versiones del canon marxista elaborado por las organizaciones políticas
y los intelectuales socialistas o comunistas.
Poco después de la muerte de Marx, el economista austríaco Böhm-Bawerk publicó
varios ensayos sobre el subjetismo del valor, entre ellos Karl Marx and the Close of His
System, de 1896, donde propuso refutar El Capital y la teoría del valor-trabajo marxista,
en tanto que teorías del campo de la economía. Ya en el siglo XX, una de las críticas
más influyentes ha sido la de Karl Popper. En La sociedad abierta y sus enemigos
analizó lo que llama 'profecías' marxistas, según su opinión desmentidas por la historia.
Popper escribió también un ensayo crítico con las "pretensiones" del marxismo como
ciencia de la historia, considerando que incurre en lo que llama 'historicismo' En el
plano de la crítica personal, el historiador Paul Johnson dedica a Marx un capítulo de
Intellectuals, un libro en el que resalta la mezquindad personal de muchas otras
luminarias intelectuales.
El Capital (en alemán: Das Kapital), de Karl Marx es, como reza su subtítulo, un
tratado de crítica de la economía política; al mismo tiempo, puede leerse como un
estudio sobre la especificidad histórica de la sociedad moderna. En la medida en que
Marx considera que la esfera económica, El Capital, domina y condiciona el
funcionamiento de la sociedad moderna, la crítica de la economía política, es decir, del
saber sobre esa esfera, se torna el punto de partida fundamental para comprender qué es
esa sociedad moderna y cómo funciona a través de las relaciones de dominación entre
las clases, de un lado los proletarios y de otra los burgueses.
Ediciones
Marx sólo publicó en vida el primer Libro de El Capital en 1867. Los dos libros
restantes, publicados entre 1885 y 1894, fueron editados a partir de los manuscritos de
Marx por su amigo y colaborador Friedrich Engels (véase también Grundrisse).
Existen varias traducciones al español de esta obra. La más conocida y accesible es la
realizada por Wenceslao Roces y publicada por la editorial Fondo de Cultura
Económica en 1946. Esta traducción ha recibido críticas. Se considera más fiable, dado
el aparato de notas críticas con la que cuenta, la traducción realizada por Pedro Scaron y
colaboradores, publicada por la editorial Siglo XXI.
Partes
Unánimemente considerada como la obra cumbre de Karl Marx, El Capital es un tratado
en tres volúmenes. El primero se publicó en Hamburgo en 1867; el segundo y el tercero
fueron publicados por Engels después de la muerte del autor, en 1885 y en 1894,
respectivamente.
Tomo I. El Proceso de producción del capital.
Tomo II. El Proceso de circulación del capital.
Tomo III. El Proceso Global de la Producción Capitalista o El proceso de producción
capitalista, en su conjunto.
Libro primero
El primer libro es una exposición general del modo de producción capitalista, sus
elementos básicos y su articulación visto de manera general y de manera analítica sin
considerar ciertas variables (especialmente de la circulación), sino centrándose
especialmente en la fase de producción que Marx considera el fundamento de todo el
sistema capitalista y de manera general de todo modo de producción.
El libro se divide en 7 secciones:
Sección 1: Mercancía y Dinero
Sección 2: La Transformación de Dinero en Capital
Sección 3: Producción del Plusvalor Absoluto
Sección 4: La Producción del Plusvalor Relativo
Sección 5: La Producción del Plusvalor Absoluto y del Relativo
Sección 6: El Salario
Sección 7: El Proceso de Acumulación del Capital
La mercancía, el dinero, y el capital en abstracto
El primer capítulo del libro Marx lo dedica a un análisis dialéctico de la mercancía, pues
parte del hecho que la mercancía individual es la forma elemental de la riqueza social en
el capitalismo. Marx analiza, siguiendo a la economía política clásica, a la mercancía en
tanto valor de uso (un bien que satisface ciertas necesidades humanas) y en tanto valor
de cambio (un bien que puede intercambiarse por otros bienes en una proporción
determinada). Pero para Marx el valor de cambio de una mercancía es una
manifestación de algo más. Lo que permite que x mercancía A equivalga a y mercancía
B es algo que no depende del carácter de valor de uso de las mercancías ni de los
trabajos particulares con las que fueron producidas. Lo que hace posible la equivalencia
es que ambas contienen la misma cantidad de "trabajo humano abstracto" materializado
en ellas. Marx denomina como valor de las mercancías al trabajo socialmente necesario
para su producción, siendo la magnitud del valor determinada por la cantidad (duración)
de ese trabajo. A esta conclusión ya había llegado el economista David Ricardo, pero
Marx la retoma de manera crítica, la profundiza y la supera. El valor de cambio sería,
entonces, la forma del valor.
Luego Marx analiza las diferentes formas del intercambio de mercancías. Desde el
trueque ocasional (pues al principio se producía para el consumo inmediato y sólo se
intercambiaba el producto excedente) hasta que la producción se va orientando cada vez
más hacia el intercambio, con lo que el intercambio se va haciendo más regular y,
necesariamente, una mercancía particular (por ejemplo, el oro) se constituye en
equivalente general de todas las demás. Por último, al transformarse este equivalente
general en mercancía dinero, tenemos el reemplazo del oro en metálico por una
representación del mismo, en monedas y en billetes.
El último apartado del primer capítulo Marx lo dedica a explicar el fetichismo de la
mercancía. Como en la sociedad mercantil los productores sólo se relacionan entre sí
mediante el intercambio de sus mercancías, y como este intercambio es regulado por el
valor de las mismas (proceso que ocurre "de espaldas a los productores"), las
mercancías mismas se convierten en el sujeto del intercambio en vez de los productores.
De esta manera, el intercambio aparece como una relación social entre cosas y una
relación objetiva entre las personas.
En los dos capítulos restantes de esta sección, Marx analiza el proceso de intercambio
de las mercancías (M-M en el caso de trueque, M-D-M cuando ya existe el dinero;
siendo M mercancía y D dinero) y los distintos papeles que cumple el dinero en la
economía mercantil: como medida de los valores, como medio de circulación, como
tesoro, como crédito, como dinero en sí y los diferentes aspectos económicos al
respecto; también muestra cómo y por qué el dinero en tanto materialización de
determinadas relaciones sociales, imprime determinadas cualidades a la sociedad en su
conjunto y a sus individuos.
En la sección siguiente, que consta de un único capítulo, Marx estudia la transformación
del dinero en capital. Si antes el intercambio simple de mercancías se representaba
como M-D-M, la transformación del dinero en capital Marx la representa como D-M-
D', siendo D' > D. La explicación de D' > D está en que una de las mercancías
compradas en la primera fase (D-M) es una mercancía que produce valor nuevo,
plusvalor. Esa mercancía es la fuerza de trabajo.
El proceso de producción capitalista
A partir de la sección tercera, Marx entra a estudiar el proceso de producción capitalista
en sí. Hasta ahora había estudiado en abstracto a la sociedad mercantil, donde sólo
existían productores de mercancías. Ahora estudia en abstracto a la sociedad burguesa
donde existen capitalistas y asalariados. En la sociedad mercantil simple el proceso de
producción tiene un carácter dual: por un lado proceso de producción de bienes y por el
otro proceso de producción de valor. En la sociedad capitalista el proceso de producción
también tiene un carácter dual, pero distinto al de la sociedad mercantil: por un lado es
proceso de producción de bienes y por el otro es proceso de producción de capital, de
valor que se valoriza a sí mismo. Lo que distingue a la sociedad capitalista es la
organización de la producción en base al trabajo asalariado, esto es, el alquiler de la
fuerza de trabajo.
La fuerza de trabajo, productora de las mercancías, se cambia, se compra y se vende
como otra mercancía cualquiera y obedece a las mismas leyes del mercado, sin importar
que detrás de ellas hay un hombre, con su familia: el proletario. Este proletario es libre,
dice Marx parodiando el lema de la revolución francesa- pero Marx hace notar que es en
realidad libre en un doble sentido: libre (o sea carente) de medios de existencia y de
medios de producción (y por tanto si no vende su trabajo no sobrevive) pero libre de
venderle su fuerza de trabajo al capitalista que él elija de entre los interesados en
comprarla. El trabajador asalariado vende su capacidad para trabajar, pero ésta es una
capacidad inseparable de la persona, y no se puede vender aisladamente; por esto una
vez hecho el contrato entre capitalista y trabajador, éste, su personalidad completa, su
cuerpo entero pasa a manos del otro.
En los capítulos siguientes Marx analiza las distintas formas del capital según su
función en el proceso de valorización (capital constante y capital variable), el plusvalor
en su forma relativa y absoluta, la jornada laboral (su extensión e intensidad) y su
división en trabajo necesario y plustrabajo, la tasa y la masa de plusvalor, el papel de la
cooperación en el taller o fábrica (que, gracias a la optimización de la división técnica
del trabajo por la manufactura, resulta en una fuerza de trabajo social superior a la suma
de las fuerzas de trabajo individuales), un análisis histórico de las condiciones
tecnológicas en las que se realiza la producción capitalista (desde la manufactura hasta
la gran industria mecanizada), una descripción -y denuncia- de las condiciones de vida
de la clase obrera inglesa, un análisis de las distintas formas de salario y por último, en
la última sección, un análisis de la acumulación de capital.
El proceso de trabajo capitalista es un proceso de valorización y además de producción
de un plusvalor. Lo que comienza con una inversión de cierta cantidad de dinero hecha
por el capitalista termina, después del ciclo, en un aumento de esa cantidad. En
apariencia es como si el dinero se hubiese multiplicado por sí mismo. Marx pasa a
analizar y criticar las distintas maneras en que los economistas clásicos han intentado
explicar este aumento, y cómo han fracasado de uno u otro modo, pero al profundizar en
la teoría del valor de David Ricardo, Marx logra explicar el secreto de la plusvalía al
mismo tiempo mientras estudia y expone el funcionamiento del modo de producción
capitalista. La formación de la plusvalía en el sistema capitalista, expone Marx, se
efectúa de la siguiente manera:
El trabajador vende su fuerza de trabajo al capitalista. El capitalista pasa a ser dueño de
esta mercancía de la que por tanto dispone o hace uso durante todo el tiempo que le sea
posible cada día, o sea que pone a trabajar al asalariado todo el tiempo que le sea
posible o sea la jornada de trabajo, que dadas ciertas condiciones de producción, se
prolongará como premisa por un tiempo mayor que el tiempo que se necesita para
producir, en las mismas condiciones normales de trabajo, los medios diarios de
existencia y reproducción (víveres, vivienda, educación, hijos, etc.) del obrero. Pero a
cambio, el capitalista paga al asalariado un precio por su fuerza de trabajo como lo hace
por cualquier otra mercancía, es decir, paga un precio equivalente a lo que costó
producirla. Así que el capitalista no paga un precio por el trabajo que hace el asalariado,
porque el precio de las mercancías no está determinado por el uso que se hace de ellas,
sino por lo que costó producirlas, su valor: la cantidad de trabajo socialmente necesario
invertida en producirlas. Aquí es clave la distinción entre la fuerza de trabajo y el
trabajo. El capitalista paga el valor de la fuerza de trabajo y a cambio recibe el valor
creado por el empleo de la fuerza de trabajo durante la jornada laboral. De manera que
una parte de la jornada laboral, el asalariado trabaja para reproducir el valor de su fuerza
de trabajo, y la otra parte trabaja "gratis" para el capitalista. Esta diferencia de valor
entre el valor de la fuerza de trabajo y el valor producido por su empleo es lo que Marx
denomina como plusvalía. Esta plusvalía es la base de la ganancia capitalista.
La premisa histórica básica para esto es el intercambio de mercancías, pues el capitalista
compra la fuerza de trabajo como una mercancía. Esto implica la otra premisa histórica
básica: que las condiciones sociales sean tales que el trabajador tenga que vender su
fuerza de trabajo como una mercancía, Marx ya ha mostrado que esto es posible
solamente si el trabajador carece de medios de existencia y de medios de producción
para trabajar, entonces como poseedor de únicamente su fuerza de trabajo para
sobrevivir se ve obligado a vender su fuerza de trabajo al capitalista. La sociedad
burguesa necesita de trabajadores libres en un doble sentido: en el sentido de
propietarios privados de su fuerza de trabajo y en el sentido de carentes de medios de
producción propios. De esta manera, el proletario está obligado a vender su fuerza de
trabajo a algún capitalista para sobrevivir, siendo libre de decidir a qué capitalista
particular se la vende o siendo libre de no venderla y vivir en la marginalidad y la
extrema pobreza. Los trabajadores asalariados son libres sólo en el sentido de que no
son esclavos ni siervos: ningún poder personal los fuerza a trabajar. Lo que les fuerza a
trabajar es el poder impersonal de la economía.
En los siguientes capítulos, Marx expone la manera en que los capitalistas intentan
mantener y aumentar la plusvalía. Una manera, el aumento de plusvalía absoluta, es la
extensión de la jornada laboral (lo que incrementa el tiempo en que el obrero trabaja
exclusivamente para el capitalista) y la reducción del salario (lo que incrementa la parte
en valor que el capitalista da al trabajador). Pero, tal como explica Marx, esto tiene unos
límites "naturales" y "morales".
Por ello el capitalista también procura aumentar la plusvalía de manera relativa,
modificando el proceso técnico de trabajo y las condiciones laborales, introduciendo
medios de producción más eficientes y/o aumentando la intensidad o velocidad del
trabajo. Esto hace disminuir el tiempo necesario para producir las mercancías en general
(incluyendo los medios de existencia del obrero, pues así consigue disminuir el valor de
la fuerza de trabajo). De esta manera, sin modificar la extensión de la jornada laboral, el
tiempo de trabajo remunerado decrece en favor del tiempo de trabajo no remunerado. A
este proceso Marx lo denomina plusvalía relativa.
Expone Marx que esta última consideración pone en claro que, en un momento dado del
desarrollo capitalista, el aumento de la plusvalía se convierte en un problema técnico.
Ante los daños físicos y morales ocasionados por la larga y extenuante jornada de
trabajo, la clase obrera eventualmente se organiza y consigue imponer una disminución
y reglamentación de la jornada de trabajo. Si los capitalistas ya no pueden extender la
jornada de trabajo, entonces el problema del aumento de la plusvalía solamente es
posible de manera relativa y se torna esencialmente en un problema técnico: mejorar los
medios técnicos de la producción. La apropiación de los inventos mecánicos ha sido, a
este respecto, el gran recurso de los capitalistas. No obstante, como muestra Marx, esto
no quiere decir que la clase capitalista, permanentemente o al menos cada vez que la
plusvalía disminuye, no intente quebrar la oposición de la clase obrera para extender la
jornada de trabajo. Marx demuestra como la gran industria con la aplicación de las
ciencias naturales al servicio de la mecanización del proceso de trabajo en lugar de
favorecer a la clase obrera reduciendo la jornada laboral (pues lo que antes se producía
en un día de trabajo artesanal se produce en una hora de trabajo industrial) termina
perjudicándola de diversas maneras: hacinamiento, extenuantes jornadas de trabajo,
trabajo infantil, insalubridad, etc. Esto no se debe a la industrialización misma, sino a su
empleo capitalista.
El proceso de acumulación del capital
En la última sección del libro, que sintetiza los aportes de las secciones anteriores, Marx
expone cómo se reproduce el capital. La plusvalía extraída en la producción se convierte
en ganancia y si bien parte de esta ganancia es consumida por el capitalista, otra parte es
reinvertida en medios de producción y salarios y así la convierte en pluscapital. El
aumento del capital en funciones mediante la extracción de plusvalía se denomina como
acumulación del capital. Ésta, por un proceso cuyas varias fases analiza en detalle Marx
en la obra, conduce a la concentración de los capitales y a la centralización de los
mismos, hasta que el capitalismo cae en un círculo vicioso. He aquí cómo se sintetiza en
el pensamiento de Marx el círculo cerrado del sistema capitalista: en la competencia de
la producción vence el precio más bajo; el precio más bajo es el resultado de un alto
rendimiento de trabajo, y éste se resuelve en máquinas más poderosas y en talleres más
perfeccionados, y por tanto en un capital mayor; de aquí la necesidad de acumular a
ritmo creciente; pero cuanto más se acumulan las máquinas, más disminuye
proporcionalmente el número de obreros y más pequeña se hace la proporción del
capital variable (mano de obra) respecto al capital constante (máquinas, instalaciones,
etc.); como la plusvalía deriva del capital variable, cuanto más pequeña sea la
proporción de este capital, tanto menor se hace la proporción de la plusvalía (que puede
aumentar en valor absoluto, pero disminuye en valor relativo).
Esta es la "Ley general de la acumulación capitalista" demostrada y enunciada por
Marx: a medida que aumenta la acumulación de capital se produce y consolida
necesariamente un número creciente de obreros sobrantes para el sistema, una población
supernumeraria teniendo que subsistir en condiciones precarias y presionando a
condiciones de explotación mayores a los demás obreros y a mayor miseria para los
obreros en general. A estos obreros sobrantes se los denomina como ejército industrial
de reserva. Esto explica que a medida que se acumula capital y por consiguiente riqueza
se produce de manera pareja una acumulación creciente de miseria en la mayoría de la
población: la acumulación de capital en un polo es equivalente a la acumulación de
miseria en el otro.
Marx explica que en tanto, crece la masa de obreros desocupados, de manera que las
posibilidades de consumo decrecen, mientras por otra parte aumentan las mercancías en
el mercado. Entonces es menester, para que los parados vuelvan a consumir, ocuparlos
en nuevas ramas de la industria, o desarrollar las que ya existen. Pero para esto son
menester nuevos capitales y los nuevos capitales no se pueden obtener sino con la
acumulación, y la acumulación no se obtiene sino con el aumento de la plusvalía. Para
aumentar el valor relativo de la plusvalía sería menester disminuir el valor de la mano
de obra, bajando el precio de las mercancías consumidas por el trabajador. Para
disminuir el precio de las mercancías es necesario aumentar la productividad,
mejorando la técnica. Y para mejorar la técnica, es menester también acumular,
aumentando la plusvalía, y así sucesivamente.
El círculo vicioso queda cerrado. De cuando en cuando el círculo se interrumpe; con los
almacenes repletos, y las salidas cerradas, el mercado ya no acepta nada; quiebras,
obreros sin trabajo, revueltas de los hambrientos: crisis. Tal es el círculo vicioso del
sistema capitalista; pero éste, como el sistema de que es expresión, ha tenido también su
punto de partida.
En el capítulo La Llamada Acumulación Originaria, Marx analiza cómo en Inglaterra se
crearon a estos trabajadores libres para satisfacer la demanda de fuerza de trabajo por la
industria: expulsión masiva, a sangre y fuego, de los campesinos de sus tierras; y una
severa represión del "vagabundeo". Mediante estos métodos extra-económicos se logró
de forma acelerada una concentración de las tierras y un proletariado disciplinado para
ser explotado en la industria. "Si el dinero, como dice Augier, "viene al mundo con
manchas de sangre en una mejilla", el capital lo hace chorreando sangre y lodo, por
todos los poros, desde la cabeza hasta los pies."
En el apartado 7 de este capítulo (Tendencia histórica de la acumulación capitalista),
Marx, basándose en el análisis científico e histórico realizado hasta el momento, retoma
el programa revolucionario expuesto en el Manifiesto Comunista: la expropiación de los
capitalistas por la masa del pueblo, y el establecimiento de una asociación de
productores libres mediante la propiedad colectiva sobre la tierra y los medios sociales
de producción.
Libros segundo y tercero
El segundo volumen describe minuciosamente el funcionamiento del mercado, del cual
son esclavos los capitalistas; pero éstos, para disminuir los riesgos de los caprichos del
mercado, se ayudan recíprocamente, fundan las bancas y adoptan medidas de seguridad.
Así los fenómenos caóticos acaban por regularizarse, y el capitalista consigue vivir más
seguro en su propio edificio. Pero mientras tanto el mecanismo se ha complicado, y el
capitalista, a pesar de seguir obteniendo la plusvalía sólo de su actividad de industrial,
asume nuevas funciones: se convierte en comerciante, mediador, banquero, latifundista.
Se hace ayudar por una muchedumbre de otras personas: éstas ayudan al capital a
conseguir su provecho, y por esto reclaman una parte de él. El provecho, en adelante,
habrá de ser repartido entre todos los lobos de la horda. El modo cómo haya de ser
dividido viene marcado por el propio juego del mecanismo capitalista.
Ya la economía clásica había notado que los capitales empleados en las más diferentes
empresas dan, en un mismo país y en un mismo tiempo, una proporción igual de
provecho. En el tercer volumen de El capital, Marx explica que los diferentes provechos
se igualan en el momento de la venta de la mercancía, porque el capital no ingresa el
provecho de su producción particular, sino únicamente su parte en el botín general. Los
capitalistas se comportan, en lo que concierne al provecho, como accionistas de una
gran sociedad: no se distinguen unos de otros sino por el importe relativo de los
capitales empleados por cada uno de ellos.
Polémicas
En el siglo XX los economistas marxistas y los técnicos de países socialistas se
apropiaron de la exposición positiva de las teorías de Marx, pretendiendo que, en vez de
ser un tratado de crítica de la economía política, El Capital era un tratado de economía
política crítica. Las categorías que Marx trabajó en su libro han sufrido numerosos usos
derivados de esa lectura. La mayor parte de las polémicas entre economistas marxistas y
entre éstos y otros economistas no marxistas parten de esa lectura.
Una exposición en castellano del núcleo de El Capital que se aleja argumentadamente
de los tópicos marxistas y marxistas-leninistas que durante más de un siglo de
polémicas cubrieron de sobreentendidos equívocos la lectura rigurosa del texto, se
encuentra en el libro de Felipe Martínez Marzoa La filosofía de El Capital. Taurus,
Madrid, 1982.
Pablo Correa realizó una de las primeras traducciones de El Capital al castellano en
1883.
Plusvalor o plusvalía es el valor que el trabajo no remunerado del trabajador asalariado
crea por encima del valor de su fuerza de trabajo y que se apropia gratuitamente el
capitalista. Es la forma específica que adquiere el plusproducto bajo el modo de
producción capitalista y forma la base de la acumulación capitalista.
Este concepto y definición fue desarrollado por Karl Marx a partir de la crítica a los
economistas clásicos precedentes que ya la habian enunciado aunque de manera
incompleta como Adam Smith y David Ricardo.
Origen del término
Conviene recordar que Marx dice específicamente, en artículos por él editados, que el
concepto "plusvalía" lo toma de Ricardo, quien desarrolla hasta cierto punto teoría del
valor-trabajo, dándole ese nombre. Ricardo toma como punto de partida el concepto de
valor comentado por Adam Smith. Este último es el primer economista conocido, por
así definirlo, que plantea el concepto de "valor" que es la base de la plusvalía o
plusvalor y Ricardo criticando a Smith es el primero en desarrollarlo de manera
sistemática. Pero Marx introduce por primera vez la distinción entre fuerza de trabajo y
trabajo, lo cual le permite explicar de manera eficaz la plusvalía y completar la teoría
del valor-trabajo, lo que no habían conseguido los economistas precedentes.
El plusvalor es un concepto indisolublemente unido a la teoría del valor-trabajo y es
central para la descripción que ésta realiza de la explotación bajo el capitalismo. Estos
conceptos aparecen definidos y utilizados principalmente en El Capital y en los
cuadernos II y III de los Grundrisse.
Explicación
Según la teoría del valor trabajo cada mercancía encierra un valor correspondiente al
tiempo de trabajo socialmente necesario requerido para su producción. En el caso de un
mueble esto incluye las horas de trabajo necesarias para producirlo y las horas de
trabajo que fueron necesarias para producir cada una de las mercancías involucradas en
el proceso de producción (clavos, maderas, herramientas, etc). La distinción
anteriormente mencionada entre fuerza de trabajo y trabajo permite revelar que las horas
de trabajo son en realidad horas de empleo de la fuerza de trabajo y el salario el valor
para producir esa fuerza de trabajo, no el "valor del trabajo" hecho por el trabajador.
Siendo la fuerza de trabajo una mercancía, su valor se puede también medir en lo
necesario para su reposición, es decir, lo necesario para que el trabajador —y sus
futuros reemplazos— puedan existir —y reproducirse— así como para volver al trabajo
cada nuevo día.
Dicho de otra manera, al obrero no se le paga por lo que produce sino arreglo a lo que él
vale. Según su especialización, según las condiciones medias del país en el que vive y
arreglo a ciertas oscilaciones por la oferta y la demanda de ese puesto de trabajo. Pero el
obrero, al que se le paga un salario por vender su fuerza de trabajo, produce riqueza por
un valor que supera en mucho el salario que él recibe. Su fuerza de trabajo es una
mercancía más (y como tal es tratado el obrero y por extensión el resto de clases
populares), pero es la única capaz de crear riqueza.
Suponiendo que el trabajo socialmente necesario para producir los bienes que el
trabajador y su familia necesitan para vivir durante un día sea de 4 horas y que el salario
del trabajador es equivalente al valor de su fuerza de trabajo; teniendo además en cuenta
que el capitalista busca alquilar la fuerza de trabajo por la mayor cantidad de horas
posible (aunque la extensión de la jornada laboral dependerá más que nada de
regulaciones legales y de la fortaleza gremial de los trabajadores) y que es dueño de
todo lo producido en su empresa; tenemos que si la jornada laboral es de 8 horas,
entonces habrán 4 horas en que el trabajador reproducirá su remuneración (trabajo
necesario) y 4 horas en las cuales trabajará gratuitamente, sin remuneración (trabajo
excedente, o plustrabajo). El valor creado por este plustrabajo (materializado en un
plusproducto) es el plusvalor, el cual es apropiado gratuitamente por el capitalista. El
plusvalor, entonces, es tanto la forma específica que adquiere el plusproducto bajo el
régimen de producción capitalista como la base de la acumulación capitalista.
Conviene mantener presente que "plusvalor" es un concepto que conlleva un alto nivel
de abstracción. Así, no siempre es adecuado utilizarlo en casos específicos. Muchos
autores prefieren mantenerlo como un concepto de análisis general: la plusvalía sería la
diferencia entre el valor (o riqueza) creado por la clase trabajadora y el valor que ella
recibe en su conjunto, más que la diferencia entre lo que un trabajador específico
produce y lo que recibe.
Tasa y masa del plusvalor
La masa de plusvalor es la cantidad de trabajo excedente producida por la fuerza de
trabajo. Por ejemplo, si la jornada laboral es de 8 horas y en 4 horas el obrero reproduce
el valor de su fuerza de trabajo, la masa de plusvalor es el valor de lo producido en esas
4 horas de plustrabajo.
La tasa de plusvalor o tasa de explotación se define como el cociente entre la masa de
plusvalor y el valor de reproducción de la fuerza de trabajo. La tasa muestra de este
modo el grado de explotación al cual está sometida la fuerza de trabajo. Siguiendo el
ejemplo anterior, 4 horas de plustrabajo / 4 horas de trabajo necesario dan una tasa de
explotación del 100%.
Plusvalor absoluto y relativo
El plusvalor absoluto y el plusvalor relativo son las dos formas que posee el capitalista
de aumentar la tasa de explotación.
El plusvalor absoluto consiste en aumentar la masa de plusvalor mediante el
alargamiento de la jornada de trabajo. Aumentando la jornada del ejemplo anterior de 8
a 10 horas, tenemos que el tiempo de reproducción del valor de la fuerza de trabajo
sigue siendo 4 horas, pero el tiempo de plustrabajo aumentó de 4 a 6 horas. La tasa de
explotación es ahora del 150%.
El plusvalor relativo consiste en aumentar la masa de plusvalor aumentando la fuerza
productiva del trabajo. O sea, lograr que la fuerza de trabajo produzca más en el mismo
tiempo o que produzca lo mismo en menor tiempo. Por ejemplo, si la fuerza productiva
del trabajo se duplica, el valor de la fuerza de trabajo se reproducirá en 2 horas en vez
de 4 y el plustrabajo aumentará de 4 a 6 horas. Lo cual, asumiendo que la jornada
laboral sigue siendo de 8 horas, permite elevar la tasa de explotación de 100% a 300%.
Economía neoclásica
En la década de 1870, se produjo una ruptura con la línea del análisis económico. Los
economistas neoclasicos explicaron los precios relativos desde el lado de la demanda
agregada, mientras que los Clásicos explican los precios relativos desde el punto de
vista de los costes (oferta). Explican el valor de los bienes en función de la utilidad
marginal, es a decir de la última unidad consumida. Este cambio teórico se llama la
revolución marginalista, que fue el punto de partida del nacimiento del pensamiento
neoclasico.
Hubo tres grandes escuelas neoclásicas con los siguientes economistas:
William Jevons y Alfred Marshall, de la escuela inglesa de Cambridge, que
desarrolló el concepto de Equilibrio parcial
Carl Menger y Eugen von Böhm-Bawerk, de la escuela austríaca de Viena, que
desarrollo los fundamentos del análisis marginal.
Léon Walras y Vilfredo Pareto, de la escuela francesa de Lausanna, que
desarrolló la teoría del equilibrio general, creó el concepto de "utilidad marginal"
que originó el marginalismo como corriente del análisis económico.
Valor de los bienes
La última unidad consumida es la que determina el precio del bien. El valor de un bien
viene determinado por el uso menos importante que se hace de ese bien. Para illustrar la
teoría, Menger tomó el ejemplo del paradoja del agua y los diamantes. Al haber mucha
agua su valor es menor, explica, porque el precio de un diamante es mucho más elevado
que el del agua. Así el valor de los bienes es completamente subjetivo.
Teoría del equilibrio general
Para Walras la teoría económica se basa en dos supuestos: por una parte cada persona, o
empresa tiende a maximizar su utilidad y por otra parte la demanda de cada bien debe
igualar a su oferta. Se apoyó en la curva de demanda propuesta por Cournot, pero
observó que solamente se aplica estrictamente al intercambio de dos bienes, por lo que
se ocupó de deducir la curva de oferta de uno de los bienes a partir de la curva de
demanda del otro. Para expresar matemáticamente los factores de los que depende la
oferta, usó la teoría de los servicios productivos de Jeanm Baptiste Say (la venta de una
unidad de un servicio comporta para su poseedor una privación de utilidad).
Concluyó que las funciones de demanda y oferta de un producto dependen tanto de su
precio, como de los precios de los demás productos, rentas, costos de producción y otros
factores. Los factores económicos proceden mediante un "tanteo", que aunque significa
respuestas individuales diferentes, finalmente resulta en un comportamiento que tiende
a maximizar la utilidad. El punto de equilibrio de cada mercado depende de lo que
sucede en los demás mercados, por lo que la determinación del equilibrio general, de
todo el mercado, implica la determinación simultánea del equilibrio parcial de cada
mercado. Walras construyó entonces un sistema de ecuaciones que define el equilibrio
estático de este sistema de cantidades interdependientes.
Su teoría monetaria partió de la necesidad individual de medios de pago, análoga a la
demanda de un bien (el dinero), cuyo comportamiento se rige también por la utilidad
marginal y es predecible mediante "ecuaciones de circulación".
Alfred Marshall era un profesor en la Universidad de Oxford. Su labor docente se basó
en las teorías de Ricardo y Stuart Mill complementadas con las aportaciones del
marginalismo, especialmente de Karl Menger y Léon Walras, conciliando las teorías
ricardianas con las de la escuela austriaca. De espíritu abierto, con una sólida formación
matemática, histórica y filosófica, introdujo en sus enseñanzas las críticas a la Escuela
Clásica inglesa (principalmente, Smith, Ricardo, Malthus y Stuart Mill) procedentes del
historicismo alemán y del socialismo, así como también de la escuela marginalista.
La «síntesis neoclásica», base de la teoría económica moderna. En 1890 publicó su obra
capital, Principios de economía, que durante muchos años fue el principal libro de texto
en las facultades de todo el mundo. En el primer volumen de la obra compaginó
conceptos de la economía clásica como riqueza, producción, trabajo, capital o valor con
aportaciones de la escuela marginalista como utilidad y utilidad marginal. A los agentes
de la producción (tierra, trabajo, capital) añadió un nuevo factor, el de la organización
industrial.
En el 2º volumen realizó una exposición del funcionamiento de los mercados, un
análisis de oferta y demanda y expuso su teoría del equilibrio general, de la formación
de la oferta, la incidencia de los monopolios y la distribución de la riqueza nacional. Los
problemas más destacados que analizó fueron el de la formación de los precios y la
distribución de la renta.
En el primer caso estableció como determinantes del valor de un bien tanto el coste de
producción como la utilidad. A partir del valor del bien, la formación de los precios
vendría dada por la confluencia de la oferta y la demanda; la primera, determinada por
los costes de producción, y la segunda, por la utilidad marginal. También estableció una
relación entre precio y cantidad demandada cuya sintaxis gráfica (curvas de oferta y de
demanda) sigue vigente hoy día.
El Óptimo de Pareto
Alfredo Pareto desarrolla y perfecciona la teoría de Walras. Introduce el concepto de
óptimo económico que hoy en día se conoce como el Óptimo de Pareto. El óptimo es
aquella situación en la que ningún individuo puede mejorar su situación sin que
empeore la de algún otro.
Para que se dé el Óptimo de Pareto, es necesario que haya un sistema de competencia
pura y perfecta. Esto significa que se den estas cinco condiciones: atomicidad de los
mercados (tantos compradores y vendedores que ninguno de ellos pueda influir
individualmente en el precio del producto), transparencia y perfecta información (todo
individuo conoce perfectamente cuáles son las condiciones del mercado), libre entrada y
salida del mercado (no existen restricciones para que cualquier empresa pueda producir
lo que desee), libre movilidad de los factores productivos (tanto el capital como el
trabajo van a aquella situación según el precio de los factores), y por fin homogeneidad
del producto (a los consumidores les da igual a quién comprar si todos los productos son
iguales).
Economía neoclásica
El término economía neoclásica o escuela neoclásica es un concepto impreciso utilizado
en economía; ciencia política, etc, para referirse en general a un enfoque económico
basado en el análisis marginalista que incluye la percepción del Homo œconomicus.
Generalmente se emplea en dos acepciones: para referirse a los desarrollos en el
pensamiento económico entre 1870 y 1920 -más o menos críticamente- lo que se
considera el pensamiento económico ortodoxo o dominante (mainstream) en la
actualidad.
El economista neoclásico es por Alfred Marshall. Entre los neoclásicos modernos puede
distinguirse, entre otros, a los nuevos clásicos (muchos de los cuales son partidarios del
monetarismo) y los seguidores de la síntesis neoclásica.
Introducción
Entre los supuestos de que parte el enfoque neoclásico se encuentra que el
comportamiento económico surge del comportamiento agregado de los individuos (u
otro tipo de agentes económicos) que son racionales y tratan de maximizar su utilidad o
beneficio mediante elecciones basadas en la información disponible.
Hoy en día, el enfoque de la escuela neoclásica predomina entre los economistas.
Aunque existen muchas críticas a varios de los supuestos de la escuela neoclásica,
frecuentemente algunos de estas críticas han sido incorporadas en nuevas versiones de
la teoría neoclásica (por ejemplo, la escuela neokeynesiana está basada tanto en
principios neoclásicos como keynesianos).
La economía neoclásica es el producto de varias escuelas de pensamiento en economía.
No todos están de acuerdo acerca de qué se denomina economía neoclásica, y el
resultado de esto es una amplia gama de aproximaciones neoclásicas a varias áreas
problemáticas y dominios; arrancando de las teorías del trabajo a teorías de los cambios
demográficos.
E. Roy Weintraub expresa que la economía neoclásica se basa en tres cuestiones, sin
embargo algunas ramas de la teoría neoclásica pueden tener distintas aproximaciones:
Las personas tienen preferencias racionales hacia los resultados que pueden ser
identificados y asociados con un valor.
Los individuos maximizan la utilidad y las firmas maximizan la ganancia.
Las personas actúan independientemente en base a información completa y relevante.
Sinopsis
Los iniciadores de la escuela neoclásica fueron los marginalistas que insistieron en un
análisis económico libre de historicismo y cuyo modelo matemático se asemejara más a
las ciencias físicas. Esto en parte fue una demanda de rigor científico y en parte fue una
reacción contra el historicismo del marxismo. Tanto el marxismo como las ideas
económicas dominantes previas a la consolidación del marginalismo fue el enfoque
clásico basado en las ideas de Adam Smith y de David Ricardo.
Marginalismo
Se llama marginalismo o escuela marginalista al desarrollo del pensamiento económico
surgido en el siglo XIX de -y en parte como reacción a- la Economía clásica. Los
marginalistas introdujeron rigurosidad a los conceptos y estudios, lo que llevo a una
matematización de la disciplina. Entre otros desarrollos, el marginalismo es responsable
por el individualismo metodológico que caracteriza muchos de los estudios en el área
incluso en el presente.
Critica a la escuela clásica
Como es generalmente aceptado la economía o escuela clásica tiene las siguientes
características. Primero: su foco de atención son los grupos o clases de individuos. La
economía clásica (llamada economía política) estudia lo que determina los salarios
recibidos por los trabajadores en general mas que lo que un o cada trabajador individual
recibe; o que ocasiona que la tasa de ganancia suba o baje, mas que los factores que
ocasionan la ganancia de una empresa particular, etc.
Una segunda característica del clasicismo es su interés en la generación y distribución
de la plusvalía. Empezando con Quesnay, los economistas políticos se interesaron en el
fenómeno del resultado "extra" del proceso de producción. Por ejemplo, la producción
agrícola es -generalmente- superior a la semilla usada. Ese producto extra es plusvalía.
El famoso ejemplo de la fabricación de alfileres de Adam Smith muestra como una
nueva forma de organización de la producción lleva a una producción superior o extra a
la obtenida anteriormente, sin uso de recursos -trabajo o capital- adicionales.
Todo lo anterior llevo al desarrollo de una compleja -y generalmente considerada
imprecisa- teoría del valor. Y a tentativas de explicar otros -la mayoría de los-
fenómenos económicos en relación a ese concepto.
Eso a su vez llevo a una situación en la cual algunos buscaron clarificar y formalizar
esos términos y la disciplina misma.
Orígenes y evolución del marginalismo
A pesar de algunas tentativas anteriores de matematizar la economía -por ejemplo, el
trabajo de William Petty- generalmente se considera que el primer intento exitoso de
introducir métodos matemáticos a la economía fue el de Antoine Augustin Cournot -
matemático de profesión- quien utilizo el cálculo a fin de explicar la conducta de
consumidores y empresas Cournot definió el concepto de costo marginal e ingreso
marginal y mostró como las empresas pueden maximizar su ganancia a manteniendo su
producción en el punto en el cual ambas cantidades se igualan.
Los principios fundamentales de esta escuela fueron enunciados en torno a 1870, casi
simultáneamente, por tres economistas de diferente nacionalidad, Jevons en Inglaterra,
Karl Menger en Austria y León Walras en Francia. No obstante, el precursor de este
nuevo enfoque fue Hermann Heinrich Gossen (1810-1858), que redescubierto por los
autores neoclásicos, reconocieron la influencia que había ejercido sobre ellos. Gossen
enunció la ley del decrecimiento de la utilidad marginal y la ley de la igualdad de las
utilidades marginales ponderadas.
William Jevons es uno de los tres autores (junto a Clark y Menger) acreditado con haber
descubierto independientemente el concepto de utilidad marginal y el principio de
"disminución marginal de utilidad". Jevons buscó explicar la conducta de los
consumidores. De acuerdo a el, los consumidores compraran (dado sus ingresos) lo que
sea valoran o consideran mejor y esa elección -si es libre- llevara al mejor resultado
tanto para ellos como para todos.
John Bates Clark, uno de los tres autores (junto a Jevons y Menger) acreditado con
haber descubierto independientemente el concepto de "utilidad marginal" y el principio
de "disminución marginal de utilidad". Clark estudió como se determinan tanto los
salarios como las ganancias de las empresas. Su respuesta es que lo son por la
productividad marginal del trabajo y las maquinas respectivamente.
Francis Edgeworth formalizó la propuesta a favor del mercado libre de Ricardo,
mostrando como ese mercado beneficiaria tanto a individuos como países. Edgeworth
utilizo extensivamente el cálculo y desarrollo -entre otras contribuciones- la noción de
la Curvas de indiferencia, aplicándolas al estudio del cambio o compra-venta, lo que lo
llevo a desarrollar las llamadas "cajas de Edgeworth".
En adición hay otros cuatro autores que se pueden considerar ya sea casos especiales o
como representando ya sea una evolución o superación del marginalismo. Como
consecuencia, esos autores son a veces considerados marginalistas y a veces como
fundadores de esos desarrollos posteriores o incluso -especialmente Walras- estudiados
por si mismos.
Carl Menger, uno de los tres autores (junto a Jevons y Clark) acreditado con haber
descubierto independientemente el concepto de utilidad marginal y el principio de
"disminución marginal de utilidad". Menger avanzó a proponer que la economía puede
o debe ser una disciplina deductiva, basando sus "leyes" y generalizaciones en premisas
que se sabe son ciertas. Esto lo transformo en el padre de la escuela austriaca.
Knut Wicksell mostró que, en un sistema competitivo, los factores de producción
recibirán ingresos iguales a sus productividad marginal, y que la suma de esas montos
será igual al producto total de la empresa. Motivado por un interés en resolver los
problemas de la pobreza derivados de la desigualdad de ingresos producto de esa
distribución marginalista, Wicksell avanzó a proponer una teoría del gasto público o
fiscal que lo ha transformado en el padre de la economía mixta.
Léon Walras, reintroduce un interés en grupos de individuos, utilizando conceptos de
promedio y total (como por ejemplo, producto promedio, demanda total o efectiva). A
pesar que Walras fue uno de los tres autores (junto a Jevons y Menger) acreditado con el
desarrollo del concepto de utilidad marginal y de ser un fuerte proponente del
individualismo metodológico, Walras propuso una teoría del equilibrio general que
requiere una concepción interelacionaria de los procesos económicos: cuando un
mercado cambia, cambian todos los otros. Walras produjo un conjunto de ecuaciones
que permite establecer los precios de todos los bienes en función de un bien escogido
arbitrariamente -que sirve como unidad de comparación o ―numéraire‖ en sus palabras-.
En otras palabras, las ecuaciones de Walras no pueden explicar el porqué un bien X
cuesta una cantidad determinada de euros, pero explica el porqué esa bien X cuesta lo
que sea en relación -por ejemplo- a un litro de petróleo. Pero ese numerario puede ser el
precio del trabajo, lo que reintroduce la percepción básica de la teoría del valor clásica.
Consecuentemente Walras es considerado un antecedente importante de la escuela
neoclásica, que algunos consideran la aproximación dominante incluso en el presente.
Walras es generalmente estudiado entre los matematizadores de la economía.
Alfred Marshall no fue un innovador sino mas bien un sistematizador. Eso lo llevó a
proponer una visión general de los desarrollos anteriores que culminaron en su
formulación de un equilibrio parcial o microeconómico. Marshall re introduce algunos
conceptos clásicos bajo la forma de ―agregados‖ (por ejemplo: Demanda agregada).
Marshall fue el responsable por el cambio del nombre de la disciplina de economía
política a economía. Marshall otorgo mas importancia al concepto de Relación marginal
de sustitución que al de utilidad. Esto ha llevado a algunos a hablar de una economía
"marshalliana" que generalmente se equipara a la escuela neoclásica.
Principales aportes y legado del marginalismo
Aportes
A) critica de la teoría del valor-trabajo.-
El problema central -desde el punto de vista marginalista- con la teoría clásica del valor
es que asume que la producción es el resultado de solo o únicamente el trabajo y -
adicionalmente- iguala o deriva los precios de ese valor/trabajo. En el ejemplo de
Quesnay, la diferencia (plusvalía) entre la semilla utilizada y lo cosechado es atribuida
directamente y unicamente al trabajo de los campesinos. Esto lleva naturalmente a
percibir "el valor" de ese producto como siendo igual al del trabajo necesario para
producirlo. Pero aún aceptando eso como correcto, es obvio que los precios de los
bienes en el mercado no son necesariamente iguales a esa cantidad (de trabajo).
Esto nos lleva a problemas de la concepción de la economía. Si esta es una disciplina
normativa, tal percepción puede ser correcta. Pero incluso una disciplina normativa
debería poder explicar lo que se observa. Y lo que se observa en este caso concreto es
que los precios no guardan relación directa con el valor determinado por el
procedimiento anterior. Aún mas, si consideramos la economía como una ciencia
descriptiva, la dilucidación del mecanismo practico de formación de precios amenaza
hacer redundante la teoría clásica: el "valor" que refleja la "cantidad de trabajo" solo
seria —a lo mejor— de interes academico.
Ese nuevo mecanismo "marginalista" es la teoría de la utilidad marginal o Teoría del
valor subjetivo, de acuerdo a la cual el precio se determina por la percepción de los
individuos de la utilidad o beneficio que un bien, cosa o servicio le proporcionara en
relación a sus necesidades en un momento dado. El "valor" de ese bien o servicio
fluctuara -a diferencia de la teoría clásica que ve ese valor como constante- en relación a
la necesidad especifica. Por ejemplo, el primer vaso de agua para un sediento es mas
importante (tiene más valor, entendido como "valor de uso" o "utilidad") que el quinto o
el décimo. Ese consumo extra produce un valor menor -para ese usuario- que el
primero. Consecuentemente, disminuye lo que ese individuo estaría dispuesto a dar -
pagar- para continuar consumiendo. Ultimamente la utilidad marginal -la importancia
de un bien o servicio para un individuo- es una cuestión de circunstancias y preferencias
personales. Y lo mismo se puede decir acerca de lo que esos individuos están dispuestos
a pagar por ese bien o servicio.
Ese mecanismo parece producir una explicación satisfactoria de como se forman los
precios en un mercado real. El como y porque fluctúan, etc.
B) Formalización de la economía.
Los marginalistas -empezando con Cournot - fueron los primeros en iniciar de manera
exitosa un proyecto de crear un lenguaje formalizado para la disciplina, proyecto que se
vio (y ve) como esencial para su transformación en ciencia.
La formalización de la economía ha tenido lugar especialmente a través del uso de
matemáticas. Permite que se propongan, estudien y generalicen relaciones de interés
con claridad, rigurosidad y simplicidad que, adicionalmente, pueden ser probadas
(tested) en áreas extensas y complejas, todo lo cual seria difícil utilizando términos
informales.
Adicionalmente, el uso de las matemáticas (incluyendo modelos matemáticos y modelos
numéricos) permite a los economistas hacer y probar propuestas claras y especificas
sobre áreas controversiales y a hacer pronósticos o examinar los posibles resultados de
propuestas políticas o sucesos con repercusiones económicas, lo que permite ya sea
modificar esas propuestas o tomar algunas medidas paliativas en relación a desarrollos
negativos.
C) Individualismo metodológico
El marginalismo hace -como hemos visto- una fuerte crítica al proyecto clásico de
ofrecer una explicación de fenómenos económicos basada en grupos o clases de
individuos. Esa critica implica el rechazo a la percepción que una colectividad sea un
organismo autónomo, actuando por si mismo y forzando o llevando a sus integrantes a
actuar de una cierta manera.
Los marginalistas asumen que los fenómenos económicos en general -estructura y
cambios- son en principio explicables por acciones de individuos, incluyendo sus metas
y creencias. Para el conjunto o sociedad, tal explicación y comprensión amplia se basa
en el agregado de las decisiones de los individuos como tales.
D) Asunción de racionalidad.
Todo lo anterior asume que los individuos se comportan racionalmente en términos
económicos. Por ejemplo, una asunción central es que las preferencias individuales son
estables y transferibles. Si alguien prefiere el bien A a el bien B y el B al bien C, se
asume que el bien A será preferido al bien C ahora y en futuro previsible.
Esta asunción central del marginalismo reemplaza la visión clásica en la cual fuerzas
económicas, percibidas o no (tales como la mano invisible o el determinismo de la
economía) llevan a los individuos a actuar aun sin su conocimiento de ciertas maneras.
En la percepción marginalista los individuos actúan racionalmente desde su punto de
vista.
Legado del marginalismo
Todo lo anterior ha dejado un legado, posiblemente central, al desarrollo de las
concepciones económicas posteriores. Este legado se puede percibir en general tanto en
los textos de introducción a la disciplina como los cursos mas avanzados.
Esa percepción se puede trazar directamente a la influencia tanto de Marshall como de
Walras -ya sea individual o conjuntamente. - en el desarrollo de la economía neoclásica,
que es generalmente percibida como formando el centro ideológico o teórico de la
economía moderna. En las palabras de E. Roy Weintraub: "Todos somos neoclásicos
ahora, incluso los keynesianos, porque lo que se enseña a los estudiantes, lo que es la
economía principal (mainstream), es economía neoclásica".
Mucha de esa economía moderna se basa el estudio del equilibrio general de Walras y el
equilibrio parcial de Marshall.
Carl Menger-junto a Eugen von Böhm-Bawerk y Friedrich von Wieser- son
considerados fundadores de la escuela austríaca.
Knut Wicksell es considerado fundador de la escuela sueca o de Estocolmo, que a su
ves es considerada fundamental para la economía mixta y de gran influencia en el
keynesianismo. dicionalmente, Wicksell es considerado fundamental para el
monetarismo.
Desarrollos posteriores y críticas
A partir de los aportes de Menger, Wicksell, Walras y Marshall los desarrollos llevaron
crecientemente a la diferenciación de percepciones, lo que eventualmente dio origen a
escuelas. Si bien es correcto percibir esos autores como compartiendo una visión o
fundación marginalista, seria conducente a error sugerir que el marginalismo es
equiparable o se desarrollo posteriormente a partir principalmente del trabajo de
cualquiera de ellos. Esto ha llevado generalmente a denominar a quienes siguen a
Marshall como neoclásicos.
El termino neoclásicos se origino en una fuerte critica de Thorstein Veblen - fundador
de la escuela institucionalista (norte)americana- quien lo utilizo para referirse a quienes
el consideraba compartían las percepciones no científicas de la escuela clásica,
especialmente la utilización de la teoría del valor, incluyendo la tentativa de
reemplazarla con el concepto de utilidad (ver mas abajo) y la percepción que ―mas es
necesariamente mejor‖. Desde ese punto de vista, todos los autores mencionados son
neoclásicos.
El termino se generalizo para referirse a los seguidores de la "economía marshalliana".
Desde este punto de vista, ni Wicksell ni Menger (o los seguidores de ambos) serian
neoclásicos. Y seria conducente a error sugerir que solo Marshall y sus seguidores son
marginalistas.
Criticas
El criticismo de Veblen es global. Para él el concepto de equilibrio es normativo,
implicando -sin prueba- que el equilibrio es de beneficio para la sociedad y los
individuos. Veblen considera que la economía ortodoxa es teleológica y pre-darwiniana.
Teleológica porque asume que el proceso económico progresa o tiende a una situación
estable (el equilibrio a largo plazo) que ni se observa en realidad ni se deriva de algún
análisis sino que se asume como un dado con anterioridad a cualquier análisis u
observación. Y es predarwinica porque, en la opinión de Veblen, el proceso económico
es un proceso darwiniano de evolución, desarrollándose a través del tiempo como
respuesta a diferentes y cambiantes circunstancias pero careciendo de propósito o
diseño.
Se han también sugerido críticas parciales. Así, por ejemplo, en lo referente al
individualismo metodológico Hodgson trata de construir una teoría evolutiva del
funcionamiento de la economía que acude a conceptos extraídos de la biología.
Hodgson considera que la unidad básica de modelización debe ser la institución, ya que
es el mecanismo que sirve para transmitir información a lo largo del tiempo. Piori
propone un nuevo concepto de individualismo, basado en las interacciones sociales, que
puede acoger como caso particular (aunque reinterpretado) al principio del
individualismo metodológico utilizado por la Economía Neoclásica.
Respecto a la racionalidad de los actores económicos se ha argumentado que esa
asunción no puede restringirse a la "acción lógica". Desde el punto de vista de la escuela
austriaca, la racionalidad de la acción humana simplemente significa que esa acción
tiene un motivo o propósito. Así por ejemplo, bailar para hacer llover puede ser ilógico
o no científico, pero tiene un motivo, y es por lo tanto, desde el punto de vista de esa
escuela, racional. Otros consideran que el concepto debe incluir "razones o motivos
emocionales", lo que implica que la economía debe aceptar la racionalidad de acciones
cooperativas, solidarias, compasivas, etc.
Alfred Marshall (* 26 de julio de 1842 - † 13 de julio de 1924), fue un economista
británico.
Estudió en el Saint John's College, en el Reino Unido. Su interés por la filosofía le llevó
a tomar lecciones de ética. Tras obtener una beca especial para estudiar ciencias en
1868, se matriculó en economía política, ciencia a la que posteriormente él mismo
denominó Economía. En 1875, viajó a EE. UU. para estudiar los efectos de los
aranceles en una economía. Al volver a Inglaterra fue director del University College de
Bristol, cargo del que dimitió en 1881. Después estuvo un año en Italia y volvió a la
universidad en 1882 como catedrático; en 1883 se trasladó al College Balliol de la
Universidad de Oxford. De 1885 a 1908 dio clases de Economía política en la
Universidad de Cambridge. Convirtió Cambridge en la principal facultad de economía
de los países de habla inglesa, y tuvo como discípulos a importantes economistas, como
Pigou o Keynes. Influyó además a Vilfredo Pareto
Su labor como profesor se basaba en las teorías de Ricardo y Stuart Mill
complementadas con las aportaciones marginalistas, especialmente las de Léon Walras,
Jules Dupuit y Stanley Jevons, conciliando las teorías ricardianas con las del
marginalismo, formando así las bases de la escuela neoclásica. De espíritu abierto, con
una sólida formación matemática, histórica y filosófica, introdujo en sus enseñanzas las
críticas a la Escuela Clásica inglesa (principalmente, Smith, Ricardo, Malthus y Stuart
Mill) procedentes del historicismo alemán y del socialismo, así como también de la
escuela marginalista.
En 1889 sirvió como presidente en el primer día del Congreso de las Cooperativas.[1]
El resultado de sus esfuerzos fue la denominada «síntesis neoclásica», base de la teoría
económica. En 1890 publicó su obra capital, Principios de economía, que durante
muchos años fue el principal libro de economía de todo el mundo. En el primer
volumen de la obra compaginó conceptos de la economía clásica como riqueza,
producción, trabajo, capital o valor con aportaciones de la escuela marginalista como
utilidad y utilidad marginal. A los agentes de la producción (tierra, trabajo, capital)
añadió un nuevo factor, el de la organización industrial.
En el segundo volumen realizó una exposición del funcionamiento de los mercados, un
análisis de oferta y demanda y expuso su teoría del equilibrio parcial, de la formación de
la oferta, la incidencia de los monopolios y la distribución de la riqueza nacional. Los
problemas más destacados que analizó fueron el de la formación de los precios y la
distribución de la renta.
En el primer caso estableció como determinantes del valor de un bien tanto el coste de
producción como la utilidad. A partir del valor del bien, la formación de los precios
vendría dada por la confluencia de la oferta y la demanda; la primera, determinada por
los costes de producción, y la segunda, por la utilidad marginal. También estableció una
relación entre precio y cantidad demandada cuya sintaxis gráfica (curvas de oferta y de
demanda) sigue vigente hoy día.
Marshall fue el economista británico más brillante de su época. También fue un profesor
sobresaliente y ejerció una gran influencia sobre los economistas de aquella época. Su
mayor contribución a la Economía fue sistematizar las teorías económicas clásicas y el
desarrollo del concepto de utilidad marginal. Subrayó la importancia del análisis
minucioso y la necesidad de adecuar las teorías a los nuevos acontecimientos. Se lo
considera uno de los antecesores de la economía del bienestar. Entre sus obras destacan:
Principios de Economía e Industria y comercio, publicadas en 1890 y 1919.
Equilibrio general
La teoría del equilibrio general es una rama de la teoría microeconómica. La misma
trata de dar una explicación global del comportamiento de la producción, el consumo y
la formación de precios en una economía con uno o varios mercados.
El equilibrio general intenta dar una explicación de lo particular a lo general (bottom-
up), comenzando con los mercados y agentes individuales, mientras que la
macroeconomía, según lo expresado por los economistas keynesianos, emplea una
visión de lo general a lo particular (top-down), donde el análisis comienza por los
componentes más destacados. Puesto que la macroeconomía neoliberal ha acentuado
fundamentos microeconómicos, esta distinción se ha diluido. Sin embargo, muchos
modelos macroeconómicos tienen un 'mercado de bienes' y estudian, por ejemplo, su
interacción con el mercado financiero. Los modelos generales del equilibrio suelen
incluir diversos mercados de bienes. Los modelos generales modernos del equilibrio son
complejos y requieren computadoras para ayudar a encontrar soluciones numéricas.
En un sistema de mercado, los precios y la producción de todos los bienes, incluyendo
el precio del dinero y el interés, están relacionados. Un cambio en el precio de un bien,
por ejemplo el pan, puede afectar otro precio (por ejemplo, los salarios de los
panaderos). Si el gusto del pan depende de quién sea el panadero, la demanda del pan
puede verse afectada por un cambio en los salarios de los panaderos y, por consiguiente,
en el precio del pan. En teoría, calcular el precio de equilibrio de un solo bien requiere
un análisis que considere todos los millones de diversos bienes que están disponibles.
Historia de los modelos de equilibrio general
El primer intento en la economía neoclásica de modelar los precios de toda una
economía lo realizó Léon Walras. Su obra Los elementos de la economía pura
proporciona varios modelos, cada uno de los cuales tiene en cuenta una mayor cantidad
de aspectos de una economía real (dos tipos de bienes, muchos tipos de bienes,
producción, crecimiento, dinero). Algunos autores (por ejemplo, Eatwell, 1989, y
también Jaffe, 1953) piensan que Walras no tuvo éxito y que los últimos modelos que
desarrolló son inconsistentes. En particular, el modelo de Walras era un modelo de un
período prolongado en el cual los precios de los bienes de capital son iguales,
independientemente de que aparezcan como variables de entrada o como variables de
salida, y se presenta el mismo margen de ganancias en todas las líneas de la industria.
En este modelo, el precio de costo de cada bien de capital debe ser igual, en equilibrio,
al precio de demanda. Esto es inconsistente con lo que se obtiene cuando se toman,
como dato, las cantidades de bienes de capital. Sin embargo, cuando Walras introdujo
bienes de capital en sus modelos posteriores, tomó sus cantidades como un dato, en
relaciones arbitrarias. Kenneth Arrow y Gerard Debreu también tomaron las cantidades
iniciales de bienes de capital como un dato, pero adoptaron un modelo simple en el cual
los precios de los bienes de capital varían con el tiempo y también el tipo de interés
varía de un bien de capital a otro.
Walras fue el primero en organizar un programa de investigación que ha sido seguido
por muchos economistas del siglo XX. En particular, planteó la necesidad de investigar
las condiciones necesarias para que los equilibrios sean únicos y estables.
Walras también propuso un sistema dinámico mediante el cual se puede alcanzar un
equilibrio general, denominado tâtonnement o proceso a tientas.
El proceso de tâtonnement es una herramienta para investigar la estabilidad de
equilibrios. Los precios son anunciados por un subastador, y los agentes indican qué
cantidad quieren ofrecer (proveer) o comprar (demandar) de cada uno de los bienes. No
se realiza transacción ni producción alguna mientras los precios estén desequilibrados.
En cambio, se reducen los precios de aquellas mercancías con precios positivos y
exceso de oferta, mientras que aumentan los precios de las mercancías con exceso de
demanda. La pregunta para el matemático es bajo qué condiciones tal proceso alcanzará
un equilibrio en el cual la demanda se equilibre con el suministro para proveer para
mercancías con precios positivos y la demanda no exceda el suministro de aquellas
mercancías con un precio nulo. Walras no pudo encontrar una respuesta definitiva a esta
pregunta (véanse, más abajo, los problemas sin resolver en equilibrio general).
En el análisis del equilibrio parcial, la determinación del precio de un bien se simplifica
consultando el precio de un bien, y asumiendo que los precios del resto de las
mercancías permanecen constantes. La teoría marshalliana de la oferta y demanda es un
ejemplo de análisis de equilibrio parcial. El análisis de equilibrio parcial es adecuado
cuando los efectos de primer orden de un cambio (por ejemplo, la curva de la demanda)
no desplazan la curva de oferta. Los economistas angloamericanos se interesaron en el
equilibrio general a finales de la década de 1920 y a principios de la de 1930, luego de
que Piero Sraffa demostrara que los economistas marshallianos no pueden explicar la
pendiente ascendente de la curva de oferta de un bien de consumo.
Si una industria utiliza poca cantidad de un factor de producción, un pequeño aumento
en el volumen de producción de dicha industria no incrementará el precio de dicho
factor. En una aproximación de primer orden, las empresas en dicha industria no
notarán una disminución en sus costos, y las curvas de suministro de la industria no
experimentarán un incremento. En cambio, si una industria utiliza una cantidad
apreciable del factor de producción, un aumento en el volumen de la producción
producirá una reducción de los costos de producción. Pero tal factor es probable que sea
utilizado en substitutos del producto de la industria, y un aumento de precio de este
factor tendrá efectos sobre la oferta de los sustitutos. Por lo tanto, según Sraffa sostenía,
en estos casos los efectos de primer orden de un cambio en la curva de la demanda de la
industria original incluyen un cambio en la curva de oferta de los sustitutos para el
producto y cambios correspondientes en la curva de oferta de la industria original. El
equilibrio general es adecuado para investigar este tipo de interacciones entre los
mercados.
Los economistas de Europa continental realizaron importantes avances en la década de
1930. Las demostraciones de Walras sobre la existencia del equilibrio general a menudo
se basaban en contabilizar la cantidad de variables y de ecuaciones. Pero tales
estrategias son inadecuadas para sistemas de ecuaciones no lineales, y no implican que
los precios y las cantidades del equilibrio no puedan ser negativos, lo cual es una
solución que carece de sentido. El reemplazo de ciertas ecuaciones por desigualdades y
el uso de matemáticas más rigurosas permitieron mejorar el modelado del equilibrio
general.
Concepto moderno del equilibrio general en la economía
El concepto moderno del equilibrio general es proporcionado por un modelo
desarrollado en común por Kenneth Arrow, Gerard Debreu y Lionel W. McKenzie en
los años 50. Gerard Debreu presenta este modelo en su obra La teoría del valor (1959)
como un modelo axiomático, siguiendo el estilo matemático promovido por Bourbaki.
En este enfoque, la interpretación de los términos en la teoría (mercancías, precios) no
es fijada por los axiomas.
A menudo se han citado tres importantes interpretaciones de los términos de la teoría.
Primero, supóngase que las materias primas son distinguibles por la región en donde se
entregan. De aquí se deriva que el modelo de Arrow-Debreu es un modelo espacial de,
por ejemplo, comercio internacional.
En segundo lugar, supóngase que las materias primas se distinguen según el punto en el
tiempo en el que se entregan. Es decir, imagínese que todos los mercados se equilibran
en un cierto instante inicial del tiempo. En este modelo, los agentes compran y venden
contratos. Por ejemplo, un contrato especifica un bien que se entregará y la fecha en la
cual debe entregarse. El modelo de Arrow-Debreu de equilibrio intertemporal contiene
mercados a plazo para todas las mercancías en todas las fechas. No existe ningún
mercado en ninguna fecha futura.
Tercero, supóngase que los contratos especifican los estados de la naturaleza que
afectan si una materia prima debe entregarse: "un contrato para la transferencia de una
materia prima ahora especifica, además de sus características físicas, su ubicación y su
fecha, acontecimiento cuya ocurrencia condiciona la realización de la transferencia. Esta
nueva definición de una materia prima permite obtener una teoría libre del riesgo de
cualquier concepto probabilístico..." (Debreu, 1959).
Estas interpretaciones pueden combinarse. Por lo tanto, se puede decir que el modelo
completo de Arrow-Debreu es aplicable cuando las mercancías se identifican según
cuando deban entregarse, dónde deben entregarse, y en qué circunstancias deben
entregarse, así como su naturaleza intrínseca. Por tanto, existirá un sistema completo de
precios para contratos tales como "1 tonelada de trigo rojo de invierno, entregada el 3 de
enero en Minneapolis, si hay un huracán en la Florida durante diciembre". Un modelo
general del equilibrio con mercados completos de esta clase parece todavía estar lejos
de ser una forma adecuada de describir los funcionamientos de las economías
verdaderas. No obstante, sus autores sostienen que, aun así, es útil como guía
simplificada de cómo funcionan las economías verdaderas.
Parte del trabajo reciente acerca del equilibrio general ha explorado las implicaciones de
los mercados incompletos, es decir, una economía intertemporal con incertidumbre,
donde no existen contratos suficientemente detallados que permitan que los agentes
asignen correctamente sus demandas y recursos a través del tiempo. Si bien se ha
demostrado que, por lo general, tales economías seguirán presentando un equilibrio, el
resultado puede ya no ser óptimo según Pareto. La explicación básica para este
resultado es que si los consumidores carecen de medios adecuados para transferir su
abundancia de un momento en el tiempo a otro y el futuro es riesgoso, no existe nada
que ate ningún precio al índice del substituto marginal relevante, que es el requisito
estándar para el óptimo de Pareto. Sin embargo, en algunas condiciones la economía
puede seguir siendo un óptimo condicionado de Pareto, lo que significa que una
autoridad central limitada al mismo tipo y número de contratos que los agentes
individuales tal vez no mejore el resultado. Lo que se necesita, más bien, es la
introducción de un sistema completo de contratos posibles. Por lo tanto, una de las
implicaciones de la teoría de mercados incompletos es que la ineficiencia puede ser el
resultado de instituciones financieras subdesarrolladas o de apremios crediticios que
sufren algunos miembros del público. La investigación en esta área todavía se encuentra
en desarrollo.
Propiedades y características del equilibrio general
Las preguntas básicas en análisis del equilibrio general se refieren a las condiciones
bajo las cuales un equilibrio será eficiente, qué equilibrios eficientes pueden alcanzarse,
cuando se garantiza la existencia de un equilibrio y cuándo el equilibrio será único y
estable.
Primer teorema fundamental de la economía del bienestar
El primer teorema fundamental del bienestar establece que los equilibrios de los
mercados son eficientes según el criterio de Pareto. En una economía de intercambio
puro, una condición suficiente para que sea válido el primer teorema del bienestar es
que las preferencias del consumidor no se satisfagan localmente. El primer teorema del
bienestar también es válido para economías con producción, sin importar las
propiedades de la función producción. Las suposiciones implícitas adicionales son que
los consumidores son racionales, los mercados son completos, no hay externalidades y
la información es perfecta. Por ejemplo, en una economía sin externalidades es posible
encontrar puntos de equilibrio que no son eficientes.
Si bien es cierto que estas suposiciones son poco realistas, lo que afirma el teorema es,
básicamente, que las fuentes de ineficacia encontradas en el mundo verdadero no se
deben a la naturaleza misma del sistema de mercado, sino a algún tipo de falla del
mercado.
Segundo teorema fundamental de la economía del bienestar
Aunque cada equilibrio es eficiente, no es verdad que cada asignación eficiente de
recursos será un equilibrio. El segundo teorema indica que cada asignación eficiente
puede sostenerse por un cierto conjunto de precios. En otras palabras, todo lo que se
requiere para alcanzar un resultado particular es una redistribución de las dotaciones
iniciales de los agentes después de lo cual el mercado se ajustará sin necesidad de
intervenir. Esto sugiere que la eficiencia y la equidad pueden abordarse por separado sin
necesidad de favorecer una en demérito de la otra. Sin embargo, las condiciones para el
segundo teorema son más fuertes que las condiciones necesarias para el primer teorema,
pues ahora es preciso que las preferencias de los consumidores sean convexas (la
convexidad corresponde, a grandes rasgos, a la idea de disminuir la utilidad marginal, o
a preferir los "promedios sobre los extremos").
Existencia
Aunque cada equilibrio es eficiente, ninguno de los dos teoremas previos expresa nada
sobre cuál es el equilibrio existente. Para garantizar que existe un equilibrio necesitamos
que las preferencias de los consumidores sean continuas, crecientes y convexas (aunque
con un número grande de consumidores esta condición se puede relajar tanto para la
existencia como para el segundo teorema de la economía del bienestar)y con dotaciones
positivas. En forma similar, aunque menos plausible, los sistemas factibles de
producción deben ser convexos, excluyendo la posibilidad de economías de la escala.
Las pruebas de existencia del equilibrio generalmente se apoyan en teoremas de punto
fijo tales como el teorema del punto fijo de Brouwer, o su generalización (el teorema del
punto fijo de Kakutani). En efecto, se puede pasar rápidamente de un teorema general
sobre la existencia del equilibrio al teorema del punto fijo de Brouwer. Por esta razón,
muchos economistas matemáticos consideran que demostrar la existencia es un
resultado más fuerte que demostrar los dos teoremas fundamentales.
Unicidad
Si bien (suponiendo convexidad) existirá un equilibrio que generalmente será eficiente,
las condiciones en las cuales será único son mucho más fuertes. Aunque el tema es
sumamente técnico, un análisis simple nos demuestra que la presencia de los efectos de
la riqueza/abundancia (que es la característica que distingue más claramente el análisis
de equilibrio general del equilibrio parcial) genera la posibilidad de la existencia de
equilibrios múltiples. Cuando el precio de un bien determinado cambia, se producen dos
efectos. Primero, se modifica la atracción relativa entre las distintas materias primas y,
en segundo lugar, se altera la distribución de la riqueza/abundancia de agentes
individuales. Estos dos efectos pueden compensarse o reforzarse de forma tal que más
de un conjunto de precios constituya un equilibrio.
Un resultado conocido como el teorema de la Sonnenschein-Chimenea-Debreu indica
que la función agregada de la demanda (del exceso) hereda solamente ciertas
características de la función de demanda individual, y que éstas (continuidad,
homogeneidad del grado cero, ley de Walras, y comportamiento del límite cuando los
precios están cerca de cero) no son suficientes para garantizar la unicidad del equilibrio.
Se han realizado muchas investigaciones sobre las condiciones en las que el equilibrio
será único, o por lo menos cuando el número de equilibrios posibles se ve limitado. Un
resultado indica que, en condiciones suaves, el número de equilibrios será finito e impar
(véase el teorema del índice). Además, si una economía en su totalidad, caracterizada
por una función de exceso de demanda agregada, posee la característica preferencia
revelada (que es una condición mucho más fuerte que las preferencias reveladas por un
solo individuo) o la característica substituta bruta, entonces el equilibrio será único. Se
puede considerar que todos los métodos para establecer unicidad establecen que cada
equilibrio tiene el mismo índice local positivo, en cuyo caso allí puede haber, por el
teorema del índice, únicamente un punto de equilibrio.
Determinación
Dado que los equilibrios pueden no ser únicos, es interesante determinar si un equilibrio
específico es por lo menos único para un lugar específico. Si esto es así, se puede
aplicar la estática comparativa siempre y cuando las perturbaciones al sistema no sean
demasiado grandes. Como se indicó previamente, en una economía regular los
equilibrios serán finitos y, por lo tanto, localmente únicos. Debreu determinó que "la
mayor parte" de las economías son regulares. Sin embargo, trabajos recientes de
Michael Mandler (1999) han desafiado esta afirmación. El modelo de Arrow-Debreu-
McKenzie es neutral entre los modelos de las funciones de producción, es
continuamente diferenciable y está armado a partir de combinaciones lineales de
procesos de coeficientes fijos. Mandler acepta que en ambos modelos de la producción,
las dotaciones iniciales no serán consistentes con una serie continua de equilibrios, a
excepción de un conjunto con una medida de Lebesgue nula. Sin embargo, las
dotaciones cambian en el modelo con el transcurso del tiempo, y esta evolución de
dotaciones es determinada por las decisiones de los agentes (por ejemplo, firmas) del
modelo.
En este modelo, los agentes tienen un interés en los equilibrios que son indeterminados:
"La indeterminación no es sólo un fastidio técnico, sino que mina la suposición de
precio de toma de los modelos competitivos. Dado que las manipulaciones
arbitrariamente pequeñas de factores de suministro pueden incrementar
significativamente el precio de un factor, los propietarios de un factor no considerarán
los precios como paramétricos." (Mandler, 1999, p. 17)
Cuando la tecnología se modela mediante combinaciones lineales de procesos con
coeficientes fijos, los agentes óptimos conducirán dotaciones tales que exista una serie
continua de equilibrios:
"Las dotaciones donde ocurre una indeterminación se presentan sistemáticamente a
través del tiempo y por lo tanto no pueden ser desatendidas; el modelo de Arrow-
Debreu-McKenzie se verá así influido por los dilemas de la teoría del factor de precio."
(Mandler, 1999, p. 19)
Los críticos del análisis de equilibrio general cuestionan su aplicabilidad práctica,
basándose en la posibilidad de la no unicidad de equilibrios. Los partidarios han
precisado que este aspecto es de hecho una reflexión de la complejidad del mundo
verdadero y, por lo tanto, es una característica realista atractiva del modelo.
Estabilidad
En un modelo típico de equilibrio general, los precios que prevalecen "cuando las
condiciones generales de la economía se estabilizan" son aquellos precios que
compatibilizan las demandas de los diferentes consumidores por las distintas
mercancías.
A partir de ello, surge la pregunta sobre cuál ha sido el proceso mediante el cual la
economía ha llegado a ese estatus de equilibrio, esto es, el proceso mediante el cual los
precios y asignaciones han llegado a ese nivel en el que los mercados se vacían. Lo cual
se relaciona con saber cuál sería el comportamiento frente a eventos transitorios que
modifiquen la economía. ¿Acaso los precios regresarían a los niveles que tenían antes
de los eventos que perturbaron la economía? Ésta es la cuestión de la estabilidad del
equilibrio, y puede verse fácilmente que está relacionada con la unicidad.
Si hay equilibrios múltiples, entonces algunos de ellos serán inestables. Si un equilibrio
es inestable y hay una perturbación o evento, la economía tenderá hacia un sistema
distinto de asignaciones y de precios una vez que el evento haya concluido y el proceso
convergente termine. Sin embargo, la estabilidad depende no sólo de la cantidad de
equilibrios, sino también del tipo del proceso que guía el cambio de precios (para un
tipo específico de proceso de ajuste del precio). Por lo tanto, algunos investigadores se
han centrado en aquellos procesos de ajuste plausibles que garantizarán la estabilidad
del sistema, es decir, precios y asignaciones que convergen siempre a un cierto
equilibrio. Sin embargo, en caso de existir más de un equilibrio, el punto en el cual
termine el proceso dependerá de cuál era la condición inicial del sistema.
Problemas pendientes de resolución en el equilibrio general
Investigaciones realizadas sobre el modelo de Arrow-Debreu-McKenzie han revelado
algunos problemas con el modelo. El resultado conocido como teorema de
Sonnenschein-Mantel-Debreu indica que, esencialmente, cualquier restricción en la
forma de las funciones de exceso en la demanda es restringente. Algunos piensan que
esto implica que el modelo de Arrow-Debreu carece de contenido empírico. De todos
modos, no es posible esperar que los equilibrios de Arrow-Debreu-McKenzie sean
únicos o estables.
Se ha mencionado que un modelo planteado alrededor del proceso de tatonnement es un
modelo de una economía centralmente planificada, no una economía de mercado
descentralizada. Algunas investigaciones han intentado, sin mucho éxito, desarrollar
modelos generales del equilibrio con otros procesos. Específicamente, algunos
economistas han desarrollado modelos en los cuales los agentes pueden negociar a
precios que se encuentran fuera de equilibrio, y tales negociaciones pueden afectar los
equilibrios a los cuales tiende la economía. Particularmente significativos son el proceso
de Hahn, el proceso de Edgeworth y el proceso de Fischer.
Los datos que determinan los equilibrios de Arrow-Debreu incluyen inventarios
iniciales de los bienes de capital. Si la producción y el comercio ocurren fuera de
equilibrio, estos inventarios se modificarán, lo que complicará aún más el análisis.
En una economía verdadera, sin embargo, el comercio, al igual que la producción y el
consumo, continúan en condiciones fuera del equilibrio. Por lo tanto, en el curso de la
convergencia al equilibrio (suponiendo que esto ocurre), los inventarios cambian. Esto a
su vez cambia el conjunto de equilibrios. O sea, el conjunto de equilibrios depende de la
trayectoria... Esta dependencia de la trayectoria hace que el cálculo de los equilibrios
que corresponden al estado inicial del sistema sean esencialmente irrelevantes. Lo que
importa es el equilibrio que alcanzará la economía partiendo de los inventarios iniciales,
no el equilibrio en que habría estado dados los inventarios iniciales, en el caso de que
los inventarios iniciales hubieran tenido precios correctos (Franklin Fischer, según la
cita de Petri, 2004).
El modelo de Arrow-Debreu, en el cual todo el comercio tiene lugar en contratos a
futuro realizados a tiempo cero, requiere que existan un gran número de mercados. El
mismo es equivalente en el caso de mercados completos a un concepto de equilibrio
secuencial, en el cual se abren, en cada evento que ocurre en una fecha, mercados spot
de bienes y activos (que no son equivalentes en el caso e mercados incompletos); la
compensación (clearing) del mercado requiere entonces que toda la secuencia de precios
compense todos los mercados en todo momento. Una generalización del esquema de
mercados secuenciales es el método de equilibrio transitorio, en el que la compensación
del mercado en un punto en el tiempo es condicional de las expectativas de precios
futuros, que no necesariamente deben ser los valores de compensación del mercado.
Aunque el modelo de Arrow-Debreu-McKenzie se plantea en términos de un cierto
numeral arbitrario, el modelo no abarca el dinero. Frank Hahn, por ejemplo, ha
investigado si se pueden desarrollar modelos de equilibrio general en los cuales el
dinero participa como elemento central. La meta es encontrar modelos en los cuales la
existencia de dinero puede alterar las soluciones del equilibrio, quizás porque la
posición inicial de los agentes depende de precios monetarios.
Algunos críticos del modelo de equilibrio general afirman que gran parte de las
investigaciones en estos modelos no son más que ejercicios matemáticos sin conexión
alguna con las economías reales. "Hoy existen esfuerzos que se consideran grandes
contribuciones económicas, aunque son meros ejercicios matemáticos, sin ninguna
sustancia económica y sin ningún valor matemático" (Nicholas Georgescu-Roegen,
1979).
Aunque los modelos modernos en teoría general del equilibrio demuestran que en
ciertas circunstancias los precios convergerán al equilibrio, los críticos sostienen que las
suposiciones necesarias para obtener estos resultados son extremadamente restrictivas.
Al igual que las rigurosas restricciones sobre las funciones de exceso de demanda, las
suposiciones necesarias incluyen racionalidad perfecta de la información completa
individual sobre todos los precios ahora y en el futuro, y las condiciones necesarias para
una competencia perfecta. Sin embargo, algunos resultados de la economía
experimental indican que incluso en circunstancias donde hay pocos agentes informados
en forma imperfecta los precios que resultan y las asignaciones a menudo se asemejan a
las correspondientes de un mercado perfectamente competitivo.
Hahn Frank defiende el equilibrio general que modela, considerando que proporciona
una función negativa. Los modelos generales del equilibrio demuestran lo que tendría
que ocurrir para que una economía no regulada resulte Pareto eficiente.
Equilibrio general computable
Hasta la década de 1970, el análisis de equilibrio general era esencialmente teórico, no
obstante los trabajos de Leif Johansen en 1960. La aplicación del esquema de equilibrio
en la búsqueda de respuestas a preguntas prácticas de política pública se popularizó sólo
hasta 1969, cuando Herbert Scarf presentó un algoritmo numérico eficiente para el
cálculo de equilibrios en economías complejas. En forma paralela, los avances en poder
computacional y el desarrollo de los sistemas estadísticos nacionales --que puso a
disposición del público general las tablas de insumo-producto necesarias para
implementar modelos de grandes dimensiones y gran detalle sectorial-- han supuesto un
importante incentivo para incluir el llamado "modelado aplicado de equilibrio general"
como parte de las herramientas habituales de los analistas públicos..
Eficiencia de Pareto
El concepto de ―eficiencia de Pareto‖ (también llamado óptimo de Pareto', Pareto-
optimalidad u óptimo paretiano en honor de su introductor: Vilfredo Pareto) es un
concepto de la economía -con aplicación tanto en esa disciplina como en ciencias
sociales e ingeniería. El concepto esta relacionado con estudios de eficiencia económica
y distribución del ingreso y establece como eficiente aquella situación en la cual se
cumple que no es posible beneficiar a más individuos en un sistema sin perjudicar a
otros.
Según Pareto, una situación X es superior o preferible a una situación Y cuando el paso
de Y a X supone una mejora para todos los miembros de la sociedad, o bien una mejora
para algunos, sin que los demás resulten perjudicados.
Las siguientes palabras de Pareto mismo quizas ayudaran a clarificar el sentido de la
proposicion: ―El bienestar de algunos se puede mantener constante sin que nuestras
conclusiones resulten afectadas. Pero si, por el contrario, el pequeño movimiento [de
una forma de estado social a otro] aumenta el bienestar de algunos individuos y
disminuye el de otros, no puede afirmarse que el cambio es ventajoso para la
colectividad en su conjunto‖
En otras palabras, en economía y economía política, el término ―Óptimo de Pareto‖
simplemente indica una situación en la cual no se puede mejorar la situación de alguien
sin hacer que algún otro este peor. Por ejemplo, si un individuo posee el 99% de la
riqueza y el 99% de la población se reparte de alguna manera el otro 1%, eso es un
Óptimo de Pareto, en que no se puede mejorar la situación de ese 99% sin reducir la del
individuo que tiene todo. Pero igualmente óptima para Pareto seria la otra situación en
la cual cada individuo en una sociedad tenga exactamente lo mismo que cualquier otro.
Lo mismo se puede decir de las numerosas posibilidades intermedias. Desde el punto de
vista del Óptimo de Pareto, no hay un criterio que permita seleccionar una como
preferible a las otras. Esto implica que el criterio de optimabilidad de Pareto es débil en
relación a elegir propuestas concretas que maximicen el Bienestar social general.
Uso y consideraciones técnicas
La definición técnica podría ser la siguiente: sea P un problema de optimización múlti-
objetivo. Se dice entonces que una solución S1 es pareto-óptima cuando no existe otra
solución S2 tal que mejore en un objetivo sin empeorar al menos uno de los otros.
Es importante mantener presente que el concepto no se refiere, en economía, a la
eficiencia de produccion o incluso a la distribucion (intercambio y consumo) de los
bienes en general o riqueza en una sociedad sino a una descripcion de un "desideratum"
general que sugiere es conveniente que no haya derroche o beneficios no distribuidos.
Se ha alegado que en terminos económicos mas generales, "eficiencia" incluye o debe
incluir aspectos tanto de eficiencia productiva como distributiva. (ver eficiencia
asignativa)
Se ha alegado que el concepto de eficiencia de Pareto es minimalista. No implica ni
resulta necesariamente en una distribucion de recursos socialmente deseable ni se
refiere a igualdad o a un estado general de bienestar social. Solo implica una situacion
que no se puede modificar sin perjudicar por lo menos a un individuo. Adicionalmente,
no implica que si algo genera o produce provecho, comodidad, fruto o interés sin
perjudicar a otro, provocará un proceso natural de optimización hasta alcanzar el punto
óptimo.
Consecuentemente se ha dicho que el criterio plantea una disyuntiva entre eficiencia y
equidad, ya que si bien resuelve el óptimo individual no resuelve el problema del
óptimo social donde no sólo es relevante la asignación de los recursos, sino también la
distribución de la renta. Adicionalmente presenta una dificultad práctica ya que
cualquier cambio político-económico sería inviables si cualquier miembro de la
sociedad se sintiera perjudicado.
Adicionalmente Amartya Sen señala que sigue que pueden haber muchas situaciones
que son eficientes en término de Pareto sin que todas sean igualmente deseables o
aceptables desde el punto de vista de la sociedad (o sus miembros).
Aún más, pueden haber situaciones que no son óptimas de acuerdo a Pareto pero que sin
embargo son preferibles desde el punto de vista general. Por ejemplo, esa situación
hipotética en la cual el 1 % de la población poseyera el 99% de la riqueza general y el
99% restante de la población poseyera el 1 % de la riqueza, medidas redistribuidas
podrían ser vistas en general no sólo como equitables, pero podrían tener un efecto
positivo en la economía general, en la medida que un aumento en la demanda puede
incrementar la producción. Un argumento en ese sentido es avanzado por Davis.
Como consecuencia de lo anterior se ha propuesto el concepto de "Óptimo social" o
"Mejor Óptimo de Pareto", que, se supone, sintetiza las preferencias de la sociedad a
través de una Función del bienestar social, incorporando consideraciones éticas. Sin
embargo, se ha aducido que no es claro cual seria el método para determinar tal
"preferencia social". Consecuentemente Kenneth Arrow plantea dudas sobre la vialidad
del proyecto. En la otra mano Sen argumenta que las preferencias individuales son
similares en un cierto sentido: hay una preferencia por el crecimiento económico, uso
efectivo de recursos, distribución equitativa de los productos y otros beneficios, etc.
Sen propone una formulación para solucionar de manera consistente la imposibilidad
planteada por Arrow; es decir, sugiere un camino coherente y satisfactorio para deducir
las preferencias de la sociedad a través de las preferencias individuales; esto le permite
encontrar el estado social resultante de las elecciones colectivas, específicamente, le
permite ordenar y evaluar estados sociales a partir de la construcción de indicadores de
bienestar, los cuáles requieren necesariamente de comparaciones interpersonales para
estudiar las consecuencias distributivas (pobreza, desigualdad, etc.) de determinados
tipos de sociedad.
Otra alternativa es la propuesta de Abba Lerner, quien sugirió utilizar eficiencia
distributiva — la cual se mide en relación a la eficiencia con la cual aquellos que
necesitan los bienes y servicios los reciben Lerner argumenta que a la mayor eficiencia
de distribución, el mayor bienestar general. Pero esa mejor distribución de bienes y
servicios implica a su ves una mejor distribución de los medios de acceso a tales bienes
y servicios en la sociedad, o, mas formalmente: ―asumiendo que una cantidad fija de
ingreso, una función social de bienestar cóncava, funciones individuales de bienestar
también de tipo cóncavo, y que estas se distribuyen en forma equiprobabilistica entre
los miembros de la sociedad, la maximización de la esperanza matemática del bienestar
de la sociedad se alcanza solo cuando el ingreso se distribuye de manera igualitaria.
(Una demostración de este teorema se encuentra en Sen, A.K. Sobre la desigualdad
económica. Editorial Crítica. (1979).‖ (ver también Discusión en teoremas
fundamentales de la economía del bienestar)
Bajo ciertas condiciones idealizadas se puede mostrar que un sistema de mercado libre
lleva a resultados que son eficientes de acuerdo a Pareto. (ver el primero de los teoremas
fundamentales de la economía del bienestar). Sin embargo ese resultado no refleja
realmente una situación económica real, dado que las condiciones que asume son
demasiado restrictivas. El teorema asume que hay mercados -perfectamente
competitivos y en equilibrio- para todos los bienes posibles, que los costos de
transacciones son negligibles, que no hay externalidades y los participantes poseen
información perfecta. Se ha demostrado (Teorema de Greenwald-Stiglitz ) que en la
ausencia de tales condiciones, los resultados son ineficientes de acuerdo a Pareto.
Aspectos formales
La formalización de la propuesta de Pareto ha permitido que tenga aplicación en las
áreas de investigación operativa y teoría de juegos. Sus aplicaciones son múltiples en
toma de decisiones, en entornos de optimización con objetivos múltiples y, en general,
análisis de coste-beneficio.
Ejemplo de Frontera de Pareto. Los cuadrados representan posibles soluciones o
decisiones (valores menores son preferidos) La opción o solución C no esta en la
Frontera de Pareto dado que es preferido (dominado) por A y B, Esos a su ves no son
dominados por ningún otro, consecuentemente están en la frontera.
Desde este punto de vista, el concepto se utiliza a fin de analizar las posibles opciones
optimas de un individuo dada una variedad de objetivos o deseos y uno o varios
criterios de evaluación. Dado un ―universo‖ de alternativas se busca determinar el
conjunto que son eficientes de acuerdo a Pareto (es decir, aquellas alternativas que
satisfacen la condición de no poder satisfacer mejor uno de esos deseos u objetivos sin
empeorar algún otro). Ese conjunto de alternativas optimas establece un ―conjunto de
Pareto‖ o la ―Frontera de Pareto‖. El estudio de las soluciones en la frontera permite a
los diseñadores analizar las posibles alternativas dentro de los parámetros establecidos,
sin tener que analizar la totalidad de posibles soluciones.
Ejemplos
Para ilustrar claramente su fundamento, proponemos el siguiente ejemplo:
En el mercado automovilístico disponemos de múltiples vehículos para adquirir. Cada
vehículo dispone de ciertas características técnicas y de un precio, este último
normalmente relacionado con su calidad, aunque no siempre es así. Ante una persona
que va a comprar un coche, caben en principio dos posibilidades:
1) Que la persona tenga dinero de sobra, es decir, que desee adquirir el vehículo de
mayor calidad -definido de acuerdo a cualquier criterio- sin tener en cuenta el precio. En
este caso estaríamos ante un problema mono-objetivo, es decir, el objetivo único es
encontrar el vehículo de más prestaciones, por ejemplo un automóvil deportivo o uno de
lujo.
2) Que la persona tenga un presupuesto ajustado. En este caso, aparte de las
prestaciones también considerará el precio. Estamos ante un problema multi-objetivo
(en este caso con 2 objetivos). Ante esta situación cabe una pregunta. ¿Cuál es el mejor
vehículo para comprar?. La respuesta es que no hay un solo vehículo que se considere el
mejor. Un deportivo será el que dará mejores prestaciones, pero será también el más
caro (el mejor en el objetivo prestaciones y el peor en el objetivo precio). Un vehiculo
poco potente puede ser el que menos prestaciones ofrezca, pero el que mejor precio
tenga (el peor en el objetivo prestaciones y el mejor en el objetivo precio). Así pues no
podemos decir que uno sea mejor que el otro. (la frontera llega a ser una Curva de
indiferencia).
En esa situación vale considerar criterios adicionales: en adición a un posible deseo
principal de coste adecuado y transporte personal (por ejemplo proveer transporte
conveniente al trabajo), desea la persona transportar, por lo menos ocasionalmente,
otros en el coche? (por ejemplo, su familia). Será la función del coche, en adición a
satisfacer el deseo de velocidad o comodidad, demostrar su éxito profesional?. O es
simplemente ir al trabajo -en cuyo caso un coche económico, fácil de aparcar y con
pocos costes adicionales, podría ser mas adecuado. etc, etc.
El examen de esas posibles opciones -dentro de la frontera o conjunto establecido por
aquellas soluciones que son coches -a diferencia de motocicletas o helicópteros, etc- y
tienen precios aceptables para la persona permiten establecer las ventajas y desventajas
que esos coches particulares poseen desde el punto de vista de esos criterios adicionales.
Es decir, permiten establecer cual es el coche que maximiza la obtención de beneficios
para esa persona.
Así pues se dice que un coche, Coche1 es una solución pareto-óptima cuando no existe
otro coche, Coche2, tal que tenga un mejor precio que Coche1 y además ofrezca mayores
prestaciones.
Es por eso por lo que interesa disponer, no de una solución, sino de varias, para que a la
hora de tomar decisiones estas contemplen todas las soluciones pareto-óptimas posibles.