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EL CULTIVO DE TRIGO Y LA NUTRICIÓN VEGETAL

La nutrición mineral de las plantas varía en los diferentes estados de crecimiento


y desarrollo. Esto está bien documentado para el trigo en trabajos de diferentes
autores, quienes cultivaron plantas en condiciones ambientales controladas. La
adecuada regulación de las alteraciones entre los diferentes niveles de
abastecimiento mineral durante el desarrollo de la planta, será importante para
el rendimiento máximo con un mínimo consumo de nutrientes minerales.
Se ha observado en numerosos cultivos que la concentración de N, P, K, S, Zn
y Mn decrece con el avance de la madurez. De otro modo los niveles de Ca y
Mg aumentan hasta floración y luego decrecen. Diversos autores midieron los
cambios en las concentraciones de N, P, K, Ca, Mg, Cu, Mn y Zn, en la planta
entera, hojas verdes, hojas senescentes, tallos, espigas y granos. También lo
hicieron con la materia seca durante todo el ciclo del cultivo. En planta entera
la concentración de N descendió linealmente desde un 5% a menos del 1%,
cuando la planta alcanzó la madurez fisiológica. Las concentraciones de P y K
también decrecieron desde 0,45 a 0,10% y desde 3,5 a 1%, respectivamente. La
declinación fue lenta durante los primeros estadios
y más rápida durante los últimos.

 Nitrógeno
La absorción de N por la planta constituye una de las partes más
importantes del ciclo del N en los suelos agrícolas. Esta absorción es la
que el agricultor debe optimizar para conseguir una buena producción y
un beneficio económico.
Del N absorbido por la planta, una parte vuelve al suelo después de la
cosecha en forma de residuos (raíces, tallos y hojas) y puede ser
aprovechado por los cultivos siguientes; otra parte se extrae del campo
con la cosecha. Existen datos de la extracción aproximada de N por las
cosechas, pero estos valores no pueden emplearse directamente para el
cálculo de la fertilización necesaria para cada cultivo sin conocer la
eficiencia de utilización del N del fertilizante en cada caso; esta eficiencia
es variable en diferentes situaciones. La extracción de N por la cosecha
sólo da una idea de las necesidades mínimas que tiene el cultivo.
En el cultivo del trigo existen un sin número de problemas relacionados
con el diagnóstico y la corrección de las deficiencias de N. Uno es la
rápida caída de la concentración de N durante el período de crecimiento
(desde 5% en macollaje a 2% en floración). Otro problema es el corto
período de crecimiento vegetativo. Esto hace muy dificultoso corregir
una deficiencia diagnosticada durante la estación de crecimiento actual.
Además de esto existen problemas asociados con efectos estacionales y
de cultivar.
Se encontró también que el transporte de N en el cultivo de trigo puede
estar afectado por condiciones de clima y de suelo. La absorción de N
continúa sin mayor reducción hasta el llenado del grano. En el momento
de la madurez, éste contiene alrededor del 71% del N total, el 75% del P
total y sólo el 17% del K total de la planta.
El N absorbido durante el estado reproductivo contribuye de diferente
forma a la síntesis de proteínas del grano, de acuerdo con el nivel de N
suministrado durante el período de llenado del grano.

 Fósforo
La literatura muestra, una intensa absorción de P en trigo durante los
estadios de crecimiento temprano, pero no está clara la causa de este
fenómeno. Los resultados obtenidos por algunos autores en 1986
muestran que la elevada velocidad de absorción en estos períodos, no
refleja un consumo de lujo, sino un alto requerimiento de fosfatos por la
planta. La mayor absorción de P ocurre en el momento de floración y
luego gran parte de ese P se dirige de vuelta hacia las raíces. El
paralelismo entre la absorción de fosfatos y los requerimientos, permite
concluir que la cantidad de P absorbida por la planta está controlada por
los requerimientos de ésta. Plantas cultivadas en soluciones nutritivas con
diferentes concentraciones de P en diversos estadios de desarrollo,
mostraron que una alta absorción de P en los estadios tempranos (entre 6
y 9, según la Escala de Feekes) causa mayor incremento en el rendimiento
del grano, que la misma concentración entre los estadios 11 a 17. La
aplicación temprana de P produce alto número de espigas fértiles por
área, alto número de granos por espiga y un alto contenido de fosfato en
las partes vegetativas. Durante el período de llenado del grano, la
absorción de fosfatos es mucho menor.

 Potasio
El K, uno de los tres macronutrientes, juega un rol importante en el
crecimiento de la planta y en varios procesos fisiológicos. Su deficiencia
causa principalmente una reducción en el crecimiento continuo, con la
subsiguiente influencia en el rendimiento. Ejerce una influencia
favorable sobre el macollaje, grosor de nudos basales, superficie foliar,
peso de granos y productividad. Produce aumento significativo en el peso
del grano, así como en la longitud de las espigas. La mayor asimilación
de potasio ocurre antes de floración, su entrada y translocación decrecen
durante el crecimiento vegetativo y declinan en el reproductivo. El K
incrementa el contenido de lisina y metionina en el grano de trigo.
Durante 1969 algunos investigadores encontraron que un abastecimiento
inadecuado de K da como resultado un aumento en los niveles de
aminoácidos durante el crecimiento vegetativo del trigo y la cebada.

También que la mayor parte del N y el P absorbido por la planta de trigo,


se traslada al grano, ya sea directamente o por movilización desde otras
partes de la planta y sólo un pequeño contenido de K se traslada al grano.
La respuesta del trigo a la aplicación de K depende asimismo de otros
factores del crecimiento, tales como nitrógeno y humedad del suelo. Sólo
cuando éstos no sean limitantes de la producción podremos esperar
probables incrementos. Otros estudios demostraron que el K no sólo
promueve el llenado del grano por la provisión de carbohidratos, sino que
probablemente tiene influencia favorable en la translocación de
compuestos nitrogenados desde las partes vegetativas hacia el grano.
Además, es conocido el rol que juega en la síntesis proteica y en la
disponibilidad de aminoácidos para esa síntesis en el grano. Se estableció
el nivel crítico para el K en diferentes partes de la planta, en varios
estadios de crecimiento. La concentración crítica de K, asociada con el
90% del crecimiento máximo del grano, fue: 3,8 y 4,1% de K en planta
entera a los 30 y 45 días de la emergencia, y en las dos hojas superiores
entre 3,2 y 2,1% a los 75 y 105 días.

La relación entre la fertilización con P y K y su acumulación en el trigo,


no está bien establecida, como la relación entre la fertilización
nitrogenada y la acumulación de nitratos. El rendimiento del grano no
aumenta con aplicaciones de K, como ocurre con las aplicaciones de N y
P. En general, el contenido de K en las plantas es relativamente alto al
comienzo de la estación de crecimiento y decrece marcadamente al final.

Se han hecho numerosas investigaciones sobre la acumulación de N, P y


K en el grano de trigo y la translocación de éstos en la planta, pero poco
se ha hecho sobre la concentración de materia seca de hojas, tallos,
espigas y granos, en diferentes momentos de crecimiento .
 Azufre
El nitrógeno y el azufre son los nutrientes que con mayor frecuencia
condicionan la obtención de contenidos adecuados de gluten y de
proteína en los granos de trigo, factores que se asocian con la calidad
panadera de este cultivo. El contenido de S en el grano es menor que el
de N, sin embargo debido a las sucesivas extracciones por las cosechas,
sin reposición con fertilizantes, han llevado a la paulatina disminución en
el suelo. En el sur se ha determinado que cada Tn de grano de trigo
contiene entre 1 y 1,5 kg de S por hectárea, cantidad que se ha ido
retirando anualmente sin ningún tipo de aportes . Se han determinado
respuestas en rendimiento al agregado de S en suelos con bajo contenido
de materia orgánica y con prolongada e intensa historia agrícola. En
situaciones de deficiencias de S también se han reportado respuestas en
el contenido de proteína en grano y mejora en la calidad panadera de la
harina con el agregado de este nutriente.

BALANCE DE NUTRIENTES
Algunos de los criterios contemplados para definir la sostenibilidad de los
agroecosistemas son el mantenimiento de las propiedades físicas y biológicas
del suelo y el nivel de nutrientes. La intensificación de los procesos productivos
genera una presión creciente sobre los recursos naturales renovables y no
renovables. Más del 80% de la actividad agropecuaria nacional padece hoy los
síntomas de degradación más severos de su historia.
Si bien la extracción de estos nutrientes es parcialmente repuesta por procesos
que ocurren en el mismo suelo, la dotación original va reduciéndose campaña
tras campaña, por lo que la extracción neta es irreversible y deberá tarde o
temprano restituirse para no comprometer la potencialidad productiva del
recurso suelo.
Un ecosistema agrícola difiere de un ecosistema natural en el hecho que los
nutrientes son constantemente extraídos y exportados, además de que las
fuentes de nutrientes localizadas fuera del área cultivada pueden ser usadas para
aumentar la producción. En un ecosistema natural el suministro de nutrientes
compensa las pérdidas causadas por la escorrentía, lixiviación y volatilización
y por lo tanto los nutrientes se acumulan en la vegetación perenne y en la capa
superficial del suelo.
Para cada nutriente se debe establecer un balance. La eficiencia de un sistema
de producción depende de la importancia de la absorción del cultivo versus el
suministro total de nutrientes. Las altas pérdidas limitan la eficiencia.
Programa de Fertilización
a) Análisis Suelo:
Antes de realizar cualquier tipo de fertilización es necesario efectuar un
análisis de suelo completo para estimar el contenido de nutrientes
disponibles y así formular un plan de fertilización adecuado para que
cubra los requerimientos del cultivo, evitando de esta forma aplicar
nutrientes innecesarios que además de generar un gasto adicional
contribuyen a contaminar el ambiente. El análisis de suelo revela el pH
del suelo, la materia orgánica y el contenido de nutrientes disponibles
para las plantas, tales como nitrógeno (N), fósforo (P), potasio (K), y
otros macro y micro nutrientes. El nitrógeno es el nutriente que requiere
adicionarse en mayor volumen por tres principales razones: (i) debido a
que no hay minerales en el suelo que lo contengan, (ii) a que el cultivo lo
requiere en mayores cantidades en comparación con otros nutrientes y
(iii) a que la forma en que las plantas lo absorben (nitrato) se pierde con
relativa facilidad en la zona de las raíces por lixiviación o
desnitrificación. El siguiente nutriente en orden de aplicación adicional
es el fósforo, en especial en suelos donde hay fijación de este nutriente,
y luego el potasio. El contenido de nutrientes en el suelo es dinámico, ya
que estos sufren transformaciones que cambian la disponibilidad. Un
ejemplo de esto es la transformación del azufre, que se hace más
disponible cuando pasa de su forma orgánica a mineral, proceso que se
acelera con el aumento de las temperaturas. Por esta razón se recomienda
que el análisis de suelo se efectúe 20 días antes de la siembra
aproximadamente.
b) Cálculo de Dosis de Fertilización y Determinación de
Requerimientos del Cultivo según Nutriente:
En términos generales el productor siempre busca aplicar la cantidad de
nutrientes con la que se obtienen los mayores rendimientos. Sin embargo,
para ser eficiente se debe buscar la dosis óptima económica, que varía
según el precio del trigo y el precio del fertilizante, pero que en términos
generales, es un 10% inferior a la dosis óptima técnica. Aplicaciones de
nutrientes por sobre lo necesario no se traducen en mayor rentabilidad.
Incluso, ensayos realizados en la Región de la Araucanía demostraron
que altas dosis de N pueden incluso afectar negativamente la producción.
Por ello, es muy importante efectuar un cálculo correcto de la dosis a
aplicar, considerando la demanda del cultivo y el suministro del suelo.
La fórmula de cálculo que se debe utilizar para obtener la dosis de cada
nutriente es:
a) Dosis = demanda del cultivo - suministro del suelo eficiencia de
fertilización
Nitrógeno (N)
La cantidad de nitrógeno necesaria para que una variedad de trigo de pan
produzca un quintal de grano, varía entre 2,6 a 3,2 kg de nitrógeno considerando
un rendimiento de 60 a 80 qqm por hectárea, en suelos rojos arcillosos
(Ultisoles) . Para suelos trumaos (Andisoles), la cantidad de N puede fluctuar
entre 2 a 2,9 kg de N para rendimientos de 60 a 80 qqm por hectárea. Debe tener
en cuenta que el rendimiento potencial varía según la zona, el pH del suelo, el
control de malezas y enfermedades y, el manejo de suelo, entre otros factores.
El suministro de nitrógeno por el suelo se estima mediante los mg/kg de N-NO3
que se señalan en el análisis de suelo, que se multiplican por la profundidad del
muestreo de suelo y la densidad aparente del suelo analizado.
Si la efectividad promedio de los fertilizantes nitrogenados es de un 50%, la
dosis para 70 qq/ha sería cercana a:
Dosis altas de nitrógeno (200 a 250 unidades N/ha) deben aplicarse sólo en
aquellos casos en que el potencial real del cultivo, en el área de siembra, sea
cercano a los 100 qq/ha. Cuando los rendimientos promedio son alrededor de
70 qq/ha (como ocurre en varios predios de la zona sur) la dosis de nitrógeno
puede fluctuar entre los 140 y 170 unidades de N/ha. El rendimiento potencial
varía según la zona, el pH del suelo, el control de malezas y el manejo de suelo,
entre otros factores.
En cuanto a la parcialización, en general las recomendaciones para trigos
primaverales en el caso de fertilizantes nitrogenados son: 30% a la siembra,
30% a inicio de macolla y 40% a fines de macolla. Para trigos invernales se
recomienda 20% del nitrógeno a la siembra, 40% a inicio de macolla y 40% a
fines de macolla. Para trigos alternativos se sigue la recomendación de trigos
invernales, salvo que se siembren cercanos a la primavera. Es muy importante
fertilizar con nitrógeno en la mezcla de fertilizante a la siembra, ya que en los
primeros estados de desarrollo del cultivo se fijan los componentes de
rendimiento. Por este motivo, si no se aplica una dosis de nitrógeno a la siembra
y se atrasa la aplicación del nitrógeno, se genera una baja importante en el
rendimiento de grano.
Fósforo (P)
Debido a la elevada reactividad del fósforo y su escaso poder de desplazamiento
en el suelo, el fertilizante se debe aplicar en su totalidad al momento de la
siembra y cerca de la semilla, para aumentar su eficiencia, que varía entre 15 y
20%. Sobre 20 ppm de P Olsen (valor obtenido del análisis de suelo) sólo es
necesario aplicar una dosis de mantención al suelo. Una dosis de mantención
suficiente es de 70 kg de P2 O5 . Si el análisis de suelo entrega un valor de
fósforo Olsen igual o superior a 20 ppm, el trigo no responde a altas dosis de
fertilización fosforada, pero es necesario aplicar una cantidad para un buen
establecimiento del cultivo. Es importante conocer este antecedente ya que es
frecuente encontrar productores que aplican fertilizante fosforado sin contar con
análisis de suelo que indiquen esta necesidad. El valor que entrega el análisis
de suelo es del fósforo disponible, aprovechable por el cereal,
independientemente de que el suelo tenga problemas de acidez. El factor de
conversión entre P y P2 O5 del fertilizante es de 2,3 para el cálculo de dosis de
fertilización.
Potasio (K)
Un quintal de trigo requiere 2,2 kilos de K. Cuando el K intercambiable
obtenido de análisis químico es menor a 75 mg/kg (75 ppm), el suelo es incapaz
de satisfacer las necesidades del trigo. En esta situación se debe aplicar una
dosis de 80 a 100 kg de K2 O/ha. Con niveles de K intercambiable de 100 mg/kg
o superiores, sólo es recomendable una dosis de mantención de alrededor de 40
unidades de K2 O. En casos de niveles muy altos de K en el suelo no es
necesaria la dosis de mantención.
Magnesio (Mg)
Se requiere 0,2 kilo de Mg por quintal de trigo. Si no se dispone de información
sobre el contenido de Mg en el suelo, una buena referencia es que cuando los
contenidos de K en un suelo son altos, los de Mg también son altos. Niveles de
10 mg/kg de Mg en un suelo son un nivel suficiente. Al igual que con los otros
nutrientes, es importante conocer el contenido de Mg del suelo para evitar
realizar aplicaciones innecesarias.
Azufre (S)
Un quintal de trigo requiere 0,23 kilo de S. Cuando se realizan los análisis de
suelo en febrero-marzo, el 95% del azufre se encuentra en estado orgánico y
sólo el 5% está en estado mineral disponible para las plantas. A medida que
pasan los meses, el azufre pasa de la forma orgánica a la mineral quedando
disponible. Esta transformación es más rápida con el aumento de temperatura
en primavera. Los efectos positivos del azufre son que mejora la calidad de la
proteína del grano (no aumenta su cantidad) y que permite a la planta
aprovechar dosis altas de nitrógeno. Con suelos que presentan niveles de azufre
de alrededor de 10 mg/kg, no se observa respuesta a la fertilización con azufre.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
1. https://www.researchgate.net/publication/313252481_Diagnostico_nutricional_en_el_cul
tivo_de_trigo
2. https://fch.cl/wp-content/uploads/2013/06/ManualTrigo_baja7853253.pdf
3. http://biblioteca.inia.cl/medios/biblioteca/apartado/NR40604.pdf
4. https://www.intagri.com/articulos/cereales/folleto-tecnico-deficiencias-nutrimentales-en-
trigo

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