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II

Como percibimos los seres humanos?

La percepción es la puerta de entrada a la vida psicología. Los antiguos


decían: “Nada hay en la inteligencia que primero no entre por los sentidos” y
el adagio castellano afirma: “Ojos que no ven, corazón que no siente”.

Si queremos comprender mejor nuestra afectividad, es necesario saber como


percibimos el mundo que nos rodea y como funcionan nuestras propias
reacciones y sentimientos. En caso contrario, no sabríamos explicar por qué
algunas situaciones nos afectan tanto, mientras que a nuestro vecino le son
indiferentes, o por qué reaccionamos de distinta manera según normas o
valores de cada cultura y al sexo al que pertenecemos. ¡Comprender nuestra
percepción es comprender las raíces de nuestra vida psicológica!

Hoy en día se habla de «Percepción extrasensorial», “Parapsicología”,


“Psicología de la energía”, como afirma Ramón de Aguilar (1988), para
referirse a fenómenos vitales que no entran precisamente a través de los
sentidos tradicionales o que por lo menos no están contemplados en sus
leyes por la física o la ciencia. En esta obra no tratará de ellos, pero esto no
quiere decir que se niegue su existencia. Por el contrario, el tema de la
parapsicología o psicología de la energía, será tratado en el futuro. Ahora nos
limitaremos a aquello que las ciencias físicas y psicológicas comúnmente
llaman percepción.

Fenomenología de la Percepción

R. H. Day (1977) define la percepción como “el mantenimiento del contacto,


por parte del organismo, con su medio ambiente, sus estados internos y su
propia postura y movimiento”. De la misma definición podemos deducir que
existen sentidos externoceptivos (captan estados externos del organismo),
internoceptivos (captan estados internos del organismo) y propioceptivos
(captan la postura u el movimiento).

La información acerca de los eventos se transmite mediante la incidencia de


los cambios electromagnéticos (por ejemplo, la visión), mecánicos (por
ejemplo, el tacto) y químicos (por ejemplo, el olfato) en las células
sensoriales o receptoras. Esas incidencias son cambios de energía, y por eso
podemos decir que el estímulo es “un cambio de energía” y que, por tanto,
nuestra percepción existe por cuanto percibimos continuamente cambios de
energía. Nuestros sistemas sensoriales responden principalmente a los
cambios de estimulación; de hecho, los patrones de energía perfectamente
estáticos y uniformes a menudo ocasionan que los sistemas sensoriales dejen
de funcionar (por ejemplo, después de usar gafas por un tiempo prolongado,
no las sentimos.
El cambio
De esta manera estamos afirmando que una ley esencial de nuestra
experiencia es el cambio. Estamos percibiendo continuamente cambios.
Vivimos inmersos en ellos: todo cambia. Algunos autores, como la Escuela
Sistémica, ha profundizado en las leyes del cambio 1 y cambio 2. El primero,
cambio aparente, vuelve al punto de partida; el segundo es salto de sistema
a sistema, y sería el verdadero cambio. El cambio 1, que generalmente
llamamos “cambio”, a la hora de la verdad es volver a las mismas premisas
de las que partimos. Nos esforzamos por cambiar y terminamos dándonos
cuenta de que no hemos hechos nada y seguimos “los mismos con las
mismas”. El cambio 2 sí es verdadero. Se pasa de un sistema a otro, de un
nivel a otro; como cuando el agua hierve y se convierte en vapor o el punto
crece y se vuelve superficie. Ejemplos de cambio 1 son la mayoría de
cambios de nuestra vida; pero los cambios 2 son pocos: cuando nos
comprometemos en un matrimonio; cuando una sociedad pasa de capitalista
a socialista, cuando comprendo en mi yo profundo que la droga me afecta y
decido dejarla.

De nada vale ser enemigo del cambio, pues este es una ley de la vida. Una
personalidad o una sociedad conservadoras, encerradas en sí mismas,
renuentes a dar pasos hacia adelante, a dejar a antiguas fórmulas o hábitos
que no han dados los resultados esperados, no tienen futuro o su futuro es la
muerte. La apertura al cambio es señal de vida. Esto lo deben comprender de
manera especial los adultos y los ancianos, a quienes les queda difícil admitir
lo que en la juventud les parecía fácil. Lo importante es encontrar el “ritmo”
adecuado para realizar el cambio continuo, y esto solo se puede encontrar en
el dialogo humano (diálogo viene del griego “dia”, entre, y “logos”, palabra,
es decir, palabra entre personas).

No percibimos todos los estímulos que potencialmente llegan a nuestro


organismo. El estímulo tiene diferentes clases y rangos de energía. Así, el ser
humano sólo percibe un 1/70 del espectro lumínico, y el oído capta
solamente los sonidos comprendidos entre 20 y 20000 ciclos por segundo.
Muchas especies de animales aventajan al hombre, si comparamos sentido
por sentido.

La Percepción es Subjetiva
No hemos hablado de “sensación” pura, pues en el ser humano lo que existe
es sensación + subjetividad, es decir, percepción. Tampoco es posible
establecer una distinción tajante entre el estudio de la percepción. Tampoco
es posible establecer una distinción tajante entre el estudio de la percepción
y el estudio del aprendizaje, de la motivación y de la diferencias individuales
en el comportamiento. Gran parte de estudio de la percepción se liga
íntimamente con el estudio de los procesos del aprendizaje, con las
diferencias individuales, con los estados motivacionales, etc.
Hemos dicho que la percepción humana es subjetiva. Este punto es
importantísimo para poder comprenderla. Es subjetiva porque es selectiva y
tendenciosa. Selectiva pues “escoge” o selecciona alguno de los muchos
estímulos que llegan al organismo cada segundo. Es imposible que los reciba
a todos. Tendenciosa, porque selecciona los estímulos según sus tendencias o
aprendizajes anteriores. Se ha hecho diversos experimentos, algunos de ellos
muy pintorescos: por pocos segundos, un grupo de hombres y un grupo de
mujeres mira a través de un lente donde se han fijado, a la izquierda una
imagen de la virgen María y a la derecha una mujer semidesnuda. Se les
pregunta luego qué vieron. Las mujeres dicen que vieron una imagen de
María; los hombres, una mujer desnuda. En Colombia, el experimento se ha
hecho con imágenes de un ciclista y un boxeador; los costeños dicen que
vieron a un boxeador, los boyacenses a un ciclista.

La manera como interpretamos la realidad tiene origen, casi siempre, en


nuestro mundo interior. Esto significa que, aun realizando muchos esfuerzos
por ser objetivos, la imagen del mundo es fruto de nuestra subjetividad:
somos notros quienes la leemos “de aquel modo2, somos nosotros quienes le
atribuimos “aquel significado”, somos nosotros los que la “traducimos” de
este modo y no del otro.

Paradigmas
De nuestras percepciones subjetivas repetidas nacen los paradigmas. Los
paradigmas son un conjunto compartido de suposiciones, maneras de
percibir el mundo, modelos a traces de los cuales comprendemos la realidad
y podemos predecir el comportamiento. Thomas Khun (1970) llevó el
concepto de paradigma al mundo científico y a partir de él muchos autores lo
ha popularizado.

Joel A. Barker (1995) define el paradigma como “ un conjunto de reglas y


disposiciones que hace dos cosas: 1) establece o define límites y 2) indica
cómo comportarse dentro de los límites para tener éxito”. Los paradigmas
actúan como “filtros fisiológicos”, de manera que nosotros literalmente
vemos el mundo a través de nuestros paradigmas. Así, todo dato que existe
en el mundo real y no sea ajusta a nuestro paradigma, tiene dificultades para
pasar por sus filtros. Lo que para una persona con un determinado paradigma
puede resultar notorio y obvio, para otra con distinto paradigma puede ser
casi imperceptible. A esto último se le llama “efecto paradigma”. Todos los
sentidos están mediados por ese efecto paradigma, de modo que somos
incapaces de percibir los datos que, aunque se encuentran delante de
nuestros ojos, no están de acuerdo con nuestro paradigma. Barker trae
muchos ejemplos, de los cuales vamos a citar uno:
Al lado tenemos una columna de números. Los números son múltiplos de 10.
Súmelos mentalmente de la manera que le resulte mas rápida y cómoda. No
utilice lápiz. Luego escriba el resultado debajo de los numero. Si su resultado
es 5.000, entonces usted concuerda con el 95% de las personas que realizan
esta suma, pero se equivocan.

1.000
40
1.000
30
1.000
20
1.000
10

¿Por qué tantas personas obtienen 5.000 como resultado de la suma?. La


respuesta se relaciona con la confianza que tenemos en nuestra adición. La
mayoría de nosotros suma correctamente hasta 4.090 y luego altera
completamente el resultado cuando lleva el 1. La respuesta correcta es
4.100.

Otro ejemplo de como usamos el paradigma que tenemos ya establecido: la


figura siguiente es un cuadrado definido por cuatro puntos. Un cuadrado es
cuadrilátero con cuatro lados iguales y cuatro ángulos de 90 grados.
Moviendo dos de los cuatro puntos, intente crear un cuadrado con un tamaño
dos veces mayor que el definido por los puntos actuales. No debe tardar mas
de treinta segundos en resolver el problema. Si no lo consigue, encontrará la
respuesta un poco más adelante.
El truco se encuentra en la palabra “cuadrado”. Muchas personas intentan
resolverlo conservando los lados del cuadrado grande paralelo a los del
pequeño y eso, por supuesto, no da resultado. Pero tan pronto como usted
comprende que un diamante es una cuadrado con una orientación diferente,
nota que al conectar una diagonal y luego desplazar los otros dos puntos
para completar los puntos restantes, obtiene un cuadrado dos veces mayor
que el original. así:
Otro ejemplo de paradigma que nos puede servir para la finalidad última de
este análisis, que consiste en tratar de comprender nuestras reacciones
afectivas y sus procesos, nos lo trae el mismo Barker en la historia del “El
Cerdo”:

Había una vez un hombre que tenía una cabaña en las montañas y utilizaba
un automóvil Porsche para llegar allí. Cada sábado por la mañana el hombre
conducía hasta su cabaña por un peligroso camino lleno de curvas cerradas,
abismos sin vallas protectoras y engañosos virajes. Pero a este hombre no le
molestaba el peligro. Después de todo tenía un magnifico auto, era un
excelente conductor y conocía el camino como la palma de su mano. Una
hermosa mañana, el hombre se dirigía a su cabaña. Al aproximarse a una de
las curvas favoritas redujo la velocidad, hizo los cambios y pisó el freno
preparándose para la curva que se encontraba a unos doce metros. De
repente, del otro lado de la curva surgió un auto casi fuera de control. El auto
avanzaba zigzagueando. “¡Dios mío! -pensó- ¡Va a estrellarse conmigo!”. El
hombre redujo la velocidad hasta casi detener su Porsche. El auto se
abalanzó sobre el estrepitosamente. Justo cuando estaba a punto de
golpearlo -en el ultimo momento- se desvió bruscamente hacia su carril. Al
pasar junto a él, una hermosa joven asomó la cabeza por la ventanilla y le
gritó a todo pulmón: “¡Cerdo!”. “¿Qué? -pensó él- ¿Cómo se atreve a
llamarme así?”.Él estaba exasperado por el insulto. De manera instantánea
le grito:”¡Cerda!”, mientras ella continuaba su camino. “¡Yo estaba en mi
camino! ¡Era ella la que venía de un lado a otro!”, rezongó. Luego comenzó a
controlar su ira; sonrió y se sintió complacido por su pronta y aguda
respuesta. “¡Le dí su merecido!”, pensó muy altivo, Acto seguido pisó el
acelerador a fondo, tomó velocidad alrededor de esa curva ciega y... ¡se
estrelló contra el cerdo!

Modalidades Sensoriales
Cada modalidad sensorial, a lo largo de la historia filogenética del ser
humano, ha adquirido diversas connotaciones. Así, hoy se dice que para la
mujer el “oído” es importantísimo en una relación sexual-afectiva, mientras
que para el hombre lo es la “vista”. Comúnmente nos damos cuenta de que
endulzar el oído a las mujeres reporta buenas ganancias afectivas, mientras
que a los hombres les ofrecemos “desnudos o fotografías” para aumentar sus
deseos. La moderna sexología ha descubierto la importancia del olfato
“feromonas” en las relaciones sexuales, hasta afirmar que el olor personal de
la sudoración es una variable que entra en la incompatibilidad sexual de
ciertas pareja; así mismo, se habla de la importancia del gusto en algunas
sociedades, hasta el punto de que una mujer puede conquistar mas
fácilmente a un hombre si es una buena cocinera, ya que los aromas
gastronómicos parecen estimular el deseo sexual masculino. Sería
conveniente que nos preguntáramos nosotros: ¿Cuál es la modalidad
sensorial que predomina en nuestra vida? Así nos conoceríamos un poco
mejor.
Es innegable, por otra parte, que, con la tecnología moderna de las
comunicaciones, Internet y redes sociales, hemos entrado de lleno en el
poder de lo inmediato en imagen y sonido. Basta recordar los adelantos de la
realidad virtual a través de la cual, con el uso de las computadoras-imagen-
sonido, podemos conocer y experimentar diversas realidades como si la
estuviéramos viviendo en directo. La realidad virtual se está imponiendo
como una metodología en las escuelas, universidades y centros de
enseñanza.
De la subjetividad de nuestra percepción nace la verdadera humildad
científica y la posibilidad de un verdadero dialogo humano.
Nadie tiene la verdad completa. Todos nos acercamos a la verdad, cada uno
en su aspecto subjetivo, y todos podemos colaborar con nuestro granito de
arena para acercarnos a la realidad y encontrar en ella la verdad. Un
verdadero científico no oculta sus hallazgos e investigaciones, sino que los
saca a la luz pública para que otros científicos, utilizando la misma
metodología, lleguen a las mismas conclusiones o “falsifiquen” sus
conclusiones. Así crecerá el conocimiento científico. Un hombre
verdaderamente humano reconocerá sus percepciones limitadas esperando,
con la ayuda de los demás seres humanos, acercare mejor a la verdad. De
ahí nace el autentico dialogo, único camino de comprensión entre los
hombres.

Umbrales Perceptivos
La intensidad de nuestras percepciones depende en gran parte de la
intensidad del estímulo, aunque no siempre hay correspondencia unitaria. Se
requiere un mínimo de intensidad del estímulo para suscitar un proceso de
sensación llamado “umbral sensorial absoluto”. Así, yo no percibo sonidos
que vayan por debajo de los 20 ciclos por segundo; un perro dóberman sí.
Las especies animales tienen umbrales sensoriales absolutamente diferentes.
Y también hay “umbral diferencial”, que es la mínima cantidad de energía de
estimulo que se debe añadir a quitar para tener nueva sensación-percepción.
Los árabes, los vietnamitas y otras culturas distinguen tonos, semitonos y
cuartos de tono, mientras a nosotros nos resulta muy difícil discriminar estos
últimos. Un catador de vinos europeo tiene un umbral diferencial mucho más
desarrollado que uno de nosotros, educado en tierras no vinícolas. Los
umbrales absolutos y diferenciales se miden con métodos psicofísicos.
Fechner, fisco experto en medición de sensación-percepción (Ronco, 1971),
afirma que mientras la impresión subjetiva de la intensidad de la sensación
crece en proporción aritmética, la intensidad del estímulo físico de crecer en
progresión geométrica. Esto explica, en parte, la adicción a las drogas:
siempre estamos necesitando en mayor cantidad para obtener sensaciones
parecidas a las ya experimentadas, hasta que el organismo no aguanta y
explota.

Leyes de la Percepción
Los psicólogos de la Gestalt, que significa forma (Ruch y Zimbardo, 1977),
afirman que la “organización” es parte de cualquier percepción y no algo que
se añade una vez que se perciben los elementos; es decir, percibimos y
organizamos al mismo tiempo. Son ya famosas sus leyes, que vamos a
recordar detenidamente, pues nos ayudan a comprender nuestras
percepciones, las reacciones afectivas y los juicios que emitimos.
La ley básica de la Gestalt es la Pragnanz o buena figura: la organización
psicológica tiende a moverse en una dirección general más que en otras,
siempre hacia el estado de exactitud. De esta ley se deducen las otras
particulares:

1. Ley de la Semejanza
Elementos similares se perciben como pertenecientes a una misma clase y
no a otros elementos igualmente cercanos aunque parecidos. ¿Al lado usted
ve columnas de erres y zetas o rengloness de letras alternadas?

2. Ley de la Proximidad
Los elementos cercanos físicamente entre si se perciben como si fueran de la
misma clase, más que los elementos similares que están alejados entre sí. La
proximidad hace también que las cosas se vean mas parecidas de lo que
realmente son. Observe al lado: la misma figura que parece un antílope
cuando se ve entre antílopes, parece un ave cuando está en compañía de
aves. ¿No será esta la base psicología de “Dime con quien andas y te diré
quién eres”?

3. Ley del Cierre


Las áreas cerradas son mas estables que las no cerradas y, por tanto, forman
mas rápidamente figuras en la percepción. Así, tendemos a ver figuras
incompletas. Al lado percibimos un “círculo”, y los fragmentos irregulares
como un caballo. ¿Nuestras exageraciones y “chismes” no tendrán
explicación en este deseo de cerrar o completar la historia.

4. Ley de la Continuidad
Los elementos se perciben como pertenecientes a una misma clase si
parecen continuar en la dirección de los elementos previos. En la figura del
lado la línea curva se ve como una figura, la que tiene ángulos rectos, como
otra.

5. Ley de la Figura y Fondo


Hay formas de estimulo en las que se puede percibir más de una relación
figura-fondo. En la figura del lado se pueden ver una copa o dos caras. En
nuestros juicios y discusiones, mientras nosotros vemos la “figura”, otros
pueden ver el “fondo”, y todos tenemos razón.

Las leyes de la Gestalt nos recuerdan la tendencia a percibir configuraciones,


aun cuando los elementos tomados individualmente no guarden ninguna
relación con el compuesto que “surge” de ellos. Esto nos obliga a
interrogarnos acerca de la veracidad de nuestras percepciones y, por tanto,
de nuestros juicios y reacciones. No podemos absolutizar nuestra manera de
ver las cosas. Si vemos por la calle dos personas juntas, pensamos que son
amigas y tal vez al doblar la esquina cada una toma un rumbo diferente. En
una apreciación el hombre puede estar viendo la totalidad, la mujer, el
detalle... Al hacer compras, nuestra actitud puede variar entre “cerrar el
precio por arriba”, si eso nos da prestigio, o “por abajo”, para alegrarnos del
ahorro que hicimos. Esas leyes se aplican también a nuestra efectividad
cuando en una discusión de pareja él está viendo el fondo y ella la figura, o
viceversa.
Nuestra percepción habita en el reino de la relativo y subjetivo. La auténtica
humildad nace al reconocer que nos acercamos a la verdad, pero nunca la
poseemos totalmente.
III
¿Por qué Obramos los Seres Humanos?

Ya sabemos cómo ocurre la percepción en los seres humanos. Ahora nos


planteamos otra pregunta: ¿qué nos mueve a actuar? No basta percibir; el
ser humanos interviene y actuar en sí mismo y en el medio ambiente: ¿por
qué lo hace?; ¿qué lo motiva?; ¿de donde viene esa energía?

¿Qué es la Motivación?
Todo factor interno que inicia, dirige y sostiene en el tiempo una determinada
conducta se denomina motivación. Algunas escuelas psicológicas, como las
neoconductistas, identifican motivación con reforzamiento; en algunos
momentos puede ser valida esta identificación, en otros no.
Tratándose de un factor interno, es muy difícil medirlo. Por eso los psicólogos
hablan de la motivación como una “variable interviniente” que siempre está
presente, pero cuyo acceso es bastante difícil. Un ejemplo: veo que una
hombre le da un beso a una mujer: ¿cuál es la motivación? Puede ser amor
de esposos, de amigos, de conocidos, de ternura, de agradecimiento, de
buenos modales, para llamar la atención en público y hasta de hipocresía...
La motivación siempre está presente, pero no siempre es consciente. En este
libro utilizaremos los términos motivación, motivo y necesidad.
En nuestra vida afectiva es básico comprender cómo es la motivación, cómo
funciona y cuáles son las motivaciones principales que mueven nuestra vida
y nuestra afectividad. Si no conocemos la energía, ¿cómo vamos a dirigirla
de manera controlada hacia los “objetos amorosos” que son el fin de nuestra
efectividad?
La motivación da energía e imprime dirección. Desde el punto de vista de la
energía, hay acuerdo en que la motivación es un factor dinámico, interno, de
la conducta. Pero hay autores que dicen que la urgencia de la motivación se
hace sentir en forma cíclica (como las necesidades fisiológicas) y que el
organismo tiende a conservarse así mismo con sus propias características
físico-químicas (homeóstasis). Entre los defensores de esta posición tenemos
a Freud (motivación como descarga de energía), los conductistas (motivación
como reducción de la necesidad) y los etólogos (motivación como energía en
deposito). Para otros autores, la motivación tiene aspectos de orden no
fisiológico (curiosidad, afirmación de sí, significado existencial...), en los
cuales no se puede hablar de satisfacción completa, ni de conservar el propio
equilibrio físico-químico, sino de desarrollo y tendencia a superarse. Los
autores que defienden esta posición son Nuttin, Allport, Maslow y en general
los psicólogos humanistas.
Ninguna de las concepciones anteriores es absolutamente cierta, sino que se
complementan entre sí: la una tiene presente en especial las necesidades
fisiológicas, la otra las psicosociales e integrales.
Pero la motivación imprime también dirección al comportamiento. El motivo
no se limita a dar energía para cumplir ciertas acciones, también las dirige
hacia la consecución de un objetivo. De esta manera, la acción se hace más
apropiada, más persistente, más “buscadora” e intenta varias vías para
conseguir su objetivo. Esto es muy importante, sobre todo en el ser humano,
ya que en él intervienen el cerebro, especialmente los lóbulos frontales de la
corteza cerebral, haciendo que la motivación se pueda dirigir por fines,
metas, objetivos e ideales, y de esa manera no sea meramente “instintiva”,
sino realmente “humana”.

Clasificación de las Motivaciones


¿Cómo clasificar las motivaciones? La mayoría de los autores la clasifican en
motivaciones de orden fisiológico homeostático y motivaciones de orden
psicosocial. Nosotros añadiremos, con los psicólogos humanistas, las
motivaciones de valor o integrales. Naturalmente, no las encontraremos
separadas en un individuo, sino más bien como un “tejido” de diversas
motivaciones alrededor de una central.

Las Motivaciones de Orden Fisiológico Homeostático


Se identifican también con pulsaciones, es decir, estados de privación o de
peligro que atribuyen al comportamiento un carácter de urgencia o de
necesidad. Entre estas motivaciones, tenemos:
Pulsión de Hambre. Más que de contracciones del estómago, el hambre
depende del estado químico de la sangre y de la estimulación del
hipotálamo. El hambre es una necesidad cíclica de los organismos. Hay
alimentos cuyo consumo el cuerpo necesita realmente, por ejemplo, los que
tienen sodio, necesario para el balance osmótico, pero otros cuya ingesta es
aprendida. El apetito en el animal es selectivo por instinto, en el hombre es
por aprendizaje. Una mala nutrición puede originar neurosis por desnutrición
o depresión dietética, por ejemplo, en los obesos, o la “anorexia nerviosa” de
algunos adolescentes. Comemos ciertos alimentos y rechazamos otros.
Algunas culturas incluyen en su dieta alimenticia la carne de roedores en
insectos, que otras consideran repugnantes; o el queso que en un país es
considerado un manjar delicioso, en otro puede no ser consumido por tener
cierto grado de putrefacción. El hecho de invitar a una persona a nuestra
mesa o a un restaurante es signo de amistad, aceptación y posible inicio o
reforzamiento de una relación afectiva más profunda. En la iglesia Católica el
comer el cuerpo de Cristo, la cena eucarística, se ha convertido en la
ceremonia religiosa de mayor dignidad.

Pulsión de Sed. Se puede sobrevivir varios días sin comer, pero no son
muchos los que se sobreviven sin beber. Al parecer, el tercer ventrículo del
hipotálamo regula la sed y esta se debe esencialmente a la deshidratación de
las células (presión osmótica). La sed tiene elementos aprendidos, culturales
y subjetivos: bebemos para celebrar un acontecimiento o por amistad o sólo
por agrado de estar reunidos, aunque no tengamos sed. Preferimos
determinada bebida a otra y elevamos la pulsión de sed a motivación de
orden superior cuando brindamos por un acuerdo, por un éxito, por un amor.
El abuso de la bebida puede llevarnos a problemas psicológicos y
psiquiátricos de envergadura como el alcoholismo. Según los estudios del
psiquiatra e historiador colombiano Mauro Torres (2012), el consumo de
alcohol produce una mutación química débil en la células sexuales que luego
afecta al cerebro y genera el “sistema de complexiones adictivas”, más de
40, que se heredan y se manifiestan en alcoholismo, obesidad, mitomanía,
drogadicción, violencia compulsiva, pedofilia, voyerismo y muchas más.

Pulsión de Dolor. La huida de los estímulos dolorosos nace de la necesidad


del organismo de evitar las consecuencias de daños en los tejidos
fisiológicos. Difiere del hambre y de la sed por cuanto no es resultado de
privación, sino que se basa en una disposición reactiva que está siempre
presente en el organismo hasta el encuentro con el estímulo doloroso. Tiene
carácter episódico, no cíclico. El tálamo es el centro de la sensibilidad
dolorosa, pero también intervienen muy estrechamente la corteza cerebral y
la formación reticular. Se han encontrado fibras que responden al dolor, pero
no a otras estimulaciones. La tolerancia al dolor disminuye cuando el umbral
sensorial baja o hay una frecuente exposición al dolor y aumenta por la
distracción, el relajamiento, la identificación con el grupo o por motivos
superiores. Ante la persona amada, según circunstancias, podemos aumentar
nuestra sensibilidad anterior para que nos cuide y mime, o podemos
aparentar que no nos dolió para dar la impresión de fuertes y vigorosos.
Parece que por efectos de las endorfinas, neurohormonas producidas en el
cerebro, las mujeres son las fuertes que los hombres para soportar dolores
intensos y mas débiles para aguantar dolores de baja intensidad; a esto hay
que añadir las ventajas subjetivas de manipular el dolor según nuestras
finalidades.

Otras Pulsaciones. Tendencia a huir de temperaturas extremas, evitar el


ahogo, expeler el material sobrante del organismo, combatir la excesiva
fatiga con el reposo, etc. Hay pulsaciones que tienen una base fisiológica,
pero son aprendidas, por ejemplo, la adicción a la droga.

Las Motivaciones de Orden Psicosocial


Son generalmente aprendidas, pero algunas, como las dos primeras que
vamos a ver, tienen una base fisiológica. Las principales son:

Comportamiento Materno. La hembra está fuertemente motivada a cuidar a


los pequeños. Hay una influencia indudable de la hormona prolactina. Si esta
es inyectada en los machos, manifiestan comportamientos de cuidado y
afecto. En la mujer, el modo como se manifiesta ese comportamiento
materno depende de la cultura y del aprendizaje.

Comportamiento Sexual. En este orden es fisiológico, pero también


aprendido. El macho tiene una gran cantidad de hormonas masculinas,
andrógenos, y una pequeña cantidad de hormonas femeninas o estrógenos;
la mujer tiene gran cantidad de hormonas femeninas o estrógenos, y sus
hormonas masculinas o andrógenos se producen en pequeñas cantidades.
Parece que el andrógeno es una hormona reguladora del libido en el hombre
y en la mujer. Esto no significa que la carencia del sexo erótico signifique
ausencia de andrógeno, pues dicha carencia depende más bien de factores
de orden psicológicos.
A grandes rasgos, las bases fisiológicas de la conducta sexual son:
• Receptores sensoriales o zonas erógenas situadas mas profusamente
en la mujer y más determinadamente en el hombre.
• Algunos reflejos son controlados por la médula espinal inferior
(erección, movimientos pélvicos, eyaculación...).
• Las zonas del hipotálamo y del sistema límbico parecen dirigir las
partes complejas de comportamiento sexual.
• La corteza cerebral llega a ser más importante a medida que se sube
en la escala evolutiva. Parece que la corteza es la fuente del influjo
sexual aprendido, mientras que las reacciones innatas dependen más
bien del hipotálamo y de parte del sistema límbico. En el hombre, el
motivo sexual es fisiológico, pero sobre todo es un fenómeno
psicológico y aprendido. En la corteza cerebral cobran especial
importancia los lóbulos frontales, pues allí se elaboran y planean
nuestras metas, objetivos e ideales. En una sexualidad
verdaderamente humana no podemos prescindir de ellos, de lo
contrario caeríamos en una especie de “lobotomía psicológica” y
nuestro comportamiento sexual se determinaría meramente por el
instinto, como en los animales. De ahí la importancia de los centros
corticales superiores, a los que está ligada la función simbólica y que
constituyen el punto de ruptura central con el mundo de los primates
subhumanos. En nuestra sexualidad no dependemos de períodos de
origen biológico y cuando tales períodos existen son definidos por la
cultura. Integrar nuestra sexualidad a la herencia humana y a los
valores humanos de la persona hace que ella sea más fácilmente
controlable y sublimada.
Es conveniente hacer notar que existen centros de placer en el cerebro que
no tienen nada que ver con el impulso sexual. Esto fue descubierto por medio
de la estimulación cerebral, con la utilización de electrodos.
En el comportamiento sexual hay que tener en cuenta los estímulos
ambientales, según la escala evolutiva, pues los mamíferos superiores son
guiados por estímulos más complejos y variados. En el hombre, el
aprendizaje cultural tiene gran importancia para determinar qué aspectos de
la otra persona serán atrayentes. Los estímulos interiorizados (fantasías,
sueños, símbolos) influyen de modo ponderante en el ser humano.

Motivos Asociativos. Se encuentra en la interacción social. Hace algún tiempo


se creía que eran innatos; tal vez lo sea un motivo social basal, pero no los
motivos sociales más complejos como la amistad, la pertenencia, el
gregarismo. Entre otros motivos asociativos podemos citar el altruismo
(deseo de solidarizarse y ayudar a los demás), el poder y el dominio (deseo
de controlar personas y objetos), la aprobación social (deseo de ser
aprobados por los otros), la confrontación social (deseos de confrontar
nuestra fuerza, cualidades y habilidades con las de los otros) y la afiliación
(deseo de estar y trabajar con los otros).
Entre los motivos de afiliación podemos señalar la amistad. Este motivo
está generalmente mezclado con otros. El número de grupos a los
cuales pertenece el sujeto puede dar la medida de su afiliación, pero
cuando se buscan amistades en todas partes y con ninguna profundiza,
puede convertirse en algo patológico.

Las Motivaciones Integrales. También llamadas existenciales, cognitivas,


integrativas o de valor son aquellas que presiden las elecciones libres de
hombre, sus inclinaciones estéticas y religiosas, su filosofía de la vida, su
necesidad de elaborar proyectos, integrando el yo -la persona humana- y
dándole un sentido trascendente a su existencia. En este nivel opera la
interiorización y las actividades son muy personalizadas; por esto muchos
psicólogos mecanicistas no las tratan, lo cual no significa que no existan o
que no tengan un influjo enorme en las actividades humanas.

La Pirámide de Maslow
Las motivaciones integrales han sido estudiadas profundamente por muchos
psicólogos humanistas. Abraham Maslow, en especial, las colocó en el ápice
de su pirámide de motivaciones cuando explicó su teoría genética de las
necesidades. Cuanto más abajo en la pirámide, más urgentes son las
motivaciones o necesidades; cuanto más arriba, mas humanas y cada vez
mas integrales.

En primer lugar, se manifiestan las necesidades fisiológicas (hambre, sed);


después emergen las de seguridad (protección propia y de la familia,
estabilidad en el empleo y en el hogar). Cuando las anteriores están
suficientemente satisfechas, se imponen las necesidades sociales
(aceptación, amistad, asociación, amor, afecto, pertenencia). Una vez
satisfechas estas, aparecen las de estima de sí mismo que se basan en la
estima que nos tienen los otros (autoconfianza, independencia, reputación).
Finalmente, en la cúspide de la pirámide y presuponiendo la satisfacción de
las anteriores, aparecen las necesidades integrales o de autorealización
(autodesarrollo, realización del propio potencial, conocimiento, comprensión,
creatividad, autoexpresión).
Maxlow explica que la insatisfacción es un estado natural del ser humano:
este se siente satisfecho en situaciones momentáneas, pero retoma siempre
a su estado natural, que es la insatisfacción. Si un ser humano convive con
un grupo de personas que tienen sus necesidades básicas satisfechas,
disfrutará del estado de satisfacción más frecuentemente y el grupo de
personas estará en un estado de salud mental o elevada moral. El ser
humano tiene necesidades básicas que deben ser satisfechas
simultáneamente. Mientras el hombre se encuentre en un estado primario en
lo que se refiere a tener sus necesidades básicas satisfechas, dará más
importancia a las necesidades fisiológicas que a las otras. En cada etapa se
dará énfasis a una de las necesidades, pero siempre estarán presentes todas
las demás (ver figura).

Cada vez más humanos

Auto
realización

Estima de sí

Necesidades Sociales

Cada vez más urgentes Necesidades de Seguridad

Necesidades Fisiológicas

Las Motivaciones Inconscientes


El hombre, considerado único ser racional, es hasta cierto punto irracional, es
decir, está movido muchas veces por impulsos de los cuales no es consciente
y que niega fácilmente. Aún así, esas fuerzas e impulsos forman parte
indudable de su naturaleza. Las llamadas motivaciones inconscientes. Freud
y sus discípulos profundizaron en este tema y en algunas manifestaciones:
sueños, lapsus de la vida cotidiana, síntomas neuróticos. La mayoría de los
psicólogos actuales aceptan las motivaciones inconscientes, aunque difieren
en la manera de explicarlas. Lo más preciso sería decir que todas las
motivaciones tienen un componente consciente y otro inconsciente.
Figurémonos en iceberg en los mares del norte: nuestros ojos ven un pedazo
inmenso de hielo, pero debajo de la línea de flotación hay tanta o mayor
cantidad de hielo. Lo que vemos serían las motivaciones conscientes; lo que
está oculto, las inconscientes.
El estudio de las motivaciones inconscientes tiene gran importancia en la
orientación vocacional, la dinámica familiar y conyugal, y el comportamiento
religioso. En nuestras manifestaciones afectivas fácilmente nos decimos
mentiras y damos como motivación fundamental algo consciente, que es
aquello que verbalizamos, cuando la motivación fundamental es inconsciente
y no la verbalizada por diversos motivos de represión, vergüenza, temor, etc.
Así, le decimos a la hija que buscamos su bien, cuando en realidad lo que
queremos es controlar su comportamiento y menoscabar su autonomía. O el
hombre le dice a la mujer: “Te amo”, cuando en realidad está buscando en
ella un sustituto de la madre que lo sobreprotegió.

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