Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
PROGRAMA DE
FORMACIÓN GENERAL
S SEMANA N° 05
S
I
Ó
N
CONTENIDO
CONTENIDO
N CAPACIDAD
°
posturas de los problemas elementos del
proceso del
del conocimiento.
conocimiento
- Los problemas del
conocimiento:
05
Posibilidad, origen,
esencia del
conocimiento y criterios
de verdad.
I. MOTIVACIÓN
Observan, escuchan y anotan su opinión sobre 'La Alegoría de la Caverna', de Platón, en los espacios
punteados:
_________________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________________
__________________________________
__________________________________
__________________________________
__________________________________
__________________________________
__________________________________
______________
II. INFORMACIÓN TEÓRICA
SEGÚN PLATÓN
La teoría del conocimiento de Platón explica la presencia de los conceptos universales en el alma
recurriendo a la Teoría de la Reencarnación, aprendida por Platón de los pitagóricos. A continuación se
presenta un esquema del proceso de conocimiento tal como lo entendía Platón, acompañado de una
breve descripción de los elementos que lo componen.
Paso 3: en el mundo sensible, el hombre percibe por los sentidos los objetos que fueron hechos por el
Demiurgo (dios), a partir de una materia preexistente (jora), teniendo como modelo a las ideas.
Paso 4: la percepción sensible de los objetos despierta en el alma, por su semejanza con las ideas, el
recuerdo de las ideas olvidadas. De allí que se denomine a esta teoría "Teoría de la Reminiscencia" o del
recuerdo
SEGÚN ARISTÓTELES
Aristóteles es, uno de los máximos representantes del realismo, postura equidistante del idealismo y el
empirismo gnoseológicos. Por un lado, su teoría del conocimiento es distinta del idealismo platónico
(cree que todo conocimiento comienza con la experiencia). Por otro lado, su postura es distinta del
empirismo (cree que, gracias a la acción del intelecto agente, podemos conocer no sólo los accidentes
sino también las formas universales presentes en las cosas particulares). A continuación se presenta un
esquema del proceso de conocimiento tal como lo entendía Aristóteles, acompañado de una breve
descripción de los elementos que lo componen.
Substancia: el objeto de
conocimiento es la
substancia (la cosa en sí)
compuesta de materia
(particular) y forma
(universal). El conocimiento,
entonces, no es una
construcción apriorística de
la razón sino el fruto del
esfuerzo conjunto de los
sentidos y el entendimiento que, partiendo de la realidad particular, se elevan mediante la abstracción
hasta la captación de lo universal presente ya en la realidad misma.
Sentidos: todo conocimiento comienza con la percepción sensible. Sin representaciones sensibles el
alma no puede pensar. Si carecemos de un sentido, careceremos de también de los conocimientos
correspondientes. Según Aristóteles: “Un ciego de nacimiento no tiene conocimiento de los colores.”
Sentido común: los sentidos brindan una multiplicidad de sensaciones particulares. El sentido común
unifica estas percepciones para que puedan ser captadas por la fantasía o imaginación. Imaginación: la
fantasía elabora una imagen del objeto conocido que conserva todavía su particularidad. Intelecto
activo: a las imágenes de la fantasía el intelecto activo las despoja de todo rasgo particular captando la
idea universal que ellas tienen en potencia. Justamente por estar en acto de conocer es que el
intelecto agente puede actualizar dicha potencia. Intelecto pasivo: mientras la facultad sensible capta
los aspectos sensibles de las cosas, el intelecto pasivo tiene la capacidad de captar los aspectos
inteligibles que imprime en el intelecto activo.
SEGÚN DESCARTES
método intentó dar respuesta al escepticismo reinante. Su estrategia no fue el rechazo o la negación de
la duda sino su aceptación hasta las últimas consecuencias. Utilizó la duda como método y sometió todo
conocimiento a duda con el fin de encontrar una verdad de la que ya no pudiese dudar ni el más
escéptico. Así llegó a alcanzar una certeza primera: “Pienso, existo.” Y teniendo en ella una base
inconmovible, reconstruyó el edificio filosófico. En primer lugar, alcanzó una segunda certeza: la
existencia de Dios. En segundo lugar, reafirmó la confiabilidad del conocimiento científico, el cual tenía a
Dios por garante. A continuación se presenta un esquema del proceso de conocimiento tal como lo
entendía Descartes, acompañado de una breve descripción de los elementos que lo componen.
Duda metódica: en busca de una certeza, decidió rechazar como falsa toda afirmación de la que se
pudiese dudar.
“Dudo, luego pienso; Pienso, luego existo”: más allá de toda duda se encuentra nuestra propia existencia.
Incluso aunque admitiese que soy engañado por un genio maligno, ello no invalidaría la certeza que
tengo respecto de esta proposición mientras la estoy concibiendo en mi espíritu. Pues no se trata de un
razonamiento o una deducción (como todo lo que piensa existe, si yo pienso, yo existo) sino de una
evidencia que se impone, de un conocimiento intuitivo que se obtiene de modo inmediato y directo.
Existencia de Dios: a pesar de haber encontrado una certeza absoluta (“Pienso, existo”), y a partir de ella
un criterio de verdad, de todos modos sigue en pie la duda que sobre todo otro conocimiento nos
genera la Hipótesis del Genio Maligno. La demostración de la existencia de Dios despeja las dudas sobre
el conocimiento racional, que tiene en Dios a su garante. Su existencia se demuestra como causa externa
de la existencia en la conciencia de la idea de perfección, que no puede provenir del yo que duda y es
imperfecto. Y siendo Dios perfecto no puede ser engañador ni puede habernos hecho para que nos
confundamos sistemáticamente. Podemos equivocarnos porque no somos perfectos, pero no estamos
hechos para el error.
SEGÚN KANT
La teoría del conocimiento de Kant, presentada en su Crítica de la razón pura, es uno de los grandes
hitos en la historia de la Filosofía. Con ella pretende responder las objeciones de Hume respecto del
fundamento del conocimiento científico, basado, según el filósofo inglés, sólo en la costumbre.
Kant no duda que el conocimiento científico, universal y necesario, es posible; la física de Newton lo
prueba. Y sabe que un conocimiento de este tipo no puede tener su fundamento en la mera costumbre.
De ahí que no se pregunta por la posibilidad sino por las "condiciones de posibilidad". Su teoría le
permite encontrar el suelo firme para la Ciencia no en el noúmeno —en la realidad, en la cosa en sí—
sino en el propio sujeto, portador de formas universales que obtienen de la experiencia la materia
indispensable para construir su objeto de conocimiento, el fenómeno.
A continuación se presenta un esquema del proceso de conocimiento tal como lo entendía Kant,
acompañado de una breve descripción de los elementos que lo componen.
Revolución copernicana: mientras los filósofos anteriores (racionalistas y empiristas) habían puesto el
acento en el objeto del conocimiento, Kant pondrá el acento en el sujeto que conoce. El sujeto no
encuentra al objeto como algo dado sino que lo construye.
Caos de impresiones: las impresiones constituyen la materia del conocimiento. Sin ellas el intelecto no
conocería nada. Pero irrumpen en el intelecto en forma caótica y es éste quien las ordena con sus
formas a priori construyendo el fenómeno. Kant dice que las impresiones sin las formas y las categorías
que aporta el intelecto serían "ciegas". Entonces, si bien les reconoce a los empiristas que todo
conocimiento comienza con la experiencia, no admite que todo conocimiento provenga de la experiencia
pues el mismo sería imposible sin el aporte que hace el sujeto de sus formas a priori.
Formas y categorías a priori: las formas y categorías a priori construyen el fenómeno a partir del caos de
impresiones. Kant sostiene que, sin las impresiones, las formas y categorías permanecerían "vacías".
Objeto de conocimiento: el intelecto, con sus formas a priori de la sensibilidad y sus categorías del
entendimiento, construye, tomando como materia las impresiones caóticas, el objeto de conocimiento,
el fenómeno, que es instrumental. El intelecto no conoce las cosas tal como son en sí mismas (noúmeno)
sino tal como él mismo las construye (fenómeno).
Todo parte de la realidad y luego se produce la aprehensión de ésta mediante los sentidos y su reflejo en
el plano metal del ser humano, lo que constituye el concepto; la expresión de los rasgos fundamentales
del concepto mediante el uso del lenguaje constituye la definición como se ilustra en la figura 1. Así la
realidad es el punto de partida de todo conocimiento humano y la forma de universalizarlo es mediante
las definiciones. Los vocablos conocimiento y saber, se utilizan indistintamente como sinónimos por la
persona no formada en la ciencia; sin embargo
para quien sí lo está; estos términos son
totalmente distintos en su concepción y utilidad.
Conocer el proceso bioquímico de la
maduración de una manzana, en el que se
suceden reacciones enzimáticas de naturaleza
diversa que al final la transforman en una
deliciosa fruta; será muy distinto de saber en
qué momento, esta fruta se encuentra ya
madura; sin hurgar en la esencia misma de todo
el proceso de maduración. El que sabe algo acerca de una realidad sin haberla captado con los sentidos,
cultiva el saber; compatible con el conocimiento Acientífico, común cotidiano; universal; vulgar; es decir
sabe el cómo se realiza un fenómeno; pero el que tiene un conocimiento científico; es captar de explicar
cómo y porque se suceden los fenómenos; es decir va más allá de la simple observación y descubre la
esencia del fenómeno creando nuevo conocimiento científico y en base a este dominio puede predecir
lo que podría ocurrir con este objeto de estudio. La consideración del proceso del conocimiento como un
todo, lo abarca y explica la rama de la filosofía denominada Gnoseología; la Epistemología, en cambio, es
la disciplina filosófica que trata del estudio de la ciencia o del conocimiento científico en particular.
Consideramos pertinente discriminar los tres tipos de realidades u objetos de estudio:
Las realidades objetivas (concretas) u objetivables que son el objeto de estudio de la ciencia.
Enfatizamos el hecho de que el problema central de la teoría del conocimiento es la relación sujeto
cognoscente y objeto cognoscible
b. En la investigación científica, sobre una base sensorial, interviene la actividad intelectual del sujeto
de manera predominante; el conocimiento es racional penetra en la esencia y rebasa la apariencia.
D. El relativismo: Coincidente con el subjetivismo, afirma que no existe ninguna verdad absoluta, pues
toda verdad es relativa y dependiente de factores externos.
B. El empirismo. Frente a la tesis del racionalismo, el pensamiento, la razón, es el único principio del
conocimiento, el empirismo (del griego Empereimía = experiencia) opone la antítesis: la única causa del
conocimiento humano es la experiencia. Según el empirismo, no existe un patrimonio a priori de la
razón. La conciencia cognoscente no obtiene sus conceptos de la razón, sino exclusivamente de la
experiencia. El espíritu humano, por naturaleza, está desprovisto de todo conocimiento.
El racionalismo es guiado por la idea determinada, por el conocimiento ideal, mientras que el
empirismo, se origina en los hechos concretos. Los racionalistas casi siempre surgen de la matemática;
los defensores del empirismo, según lo prueba su historia, frecuentemente vienen de las ciencias
naturales. Esto se entiende sin esfuerzo. La experiencia es el factor determinante en las ciencias
naturales.
EL CRITERIO DE VERDAD
Antes de enfocar el problema del criterio de verdad, aclararemos el término de "verdad". En la vida
diaria hablamos de "oro verdadero", de "amigo verdadero", de "cuadro hermoso", etc. En todos estos
casos queremos afirmar que lo que es, "es". Y en eso cabalmente consiste la verdad.
La historia de la filosofía nos expone numerosos criterios de verdad que adoptan los diferentes sistemas
filosóficos.
- Teoría Coherentista: Las teorías coherentistas de la verdad afirman que una proposición es verdadera
si es coherente con el resto de las proposiciones del sistema del que forma parte. Así, la proposición
«3 + 5 = 8» es verdadera en la medida que es coherente con las reglas de la matemática elemental.
Sin embargo, este criterio no permite establecer la verdad de las reglas del sistema y, por tanto, sólo
puede aplicarse a los elementos de un sistema de reglas previamente establecido.
Una conocida objeción a la teoría coherentista es la que formuló Bertrand Russell: dado que tanto
una creencia como su negación guardarán coherencia con al menos un conjunto de creencias,
creencias contradictorias pueden ser juzgadas ciertas de acuerdo con la teoría coherentista. Pero
dado que ambas no pueden ser verdaderas al mismo tiempo (por ser contradictorias), se sigue que la
teoría no puede ser válida.
- Teoría del Consenso: Las teorías del consenso sostienen que la verdad requiere un procedimiento o
acuerdo previo, o conocimiento previo de pautas, o en algunas versiones, que podría llegar a ser
acordado por algún grupo específico, siendo de especial relevancia el diálogo como aprendizaje de
las condiciones de "igualdad de habla".
Es muy difícil encontrar un filósofo que sostenga una teoría del consenso pura o, en otras palabras,
un tratamiento de la verdad que esté basado en el consenso real de una comunidad real sin más
calificativos. Las teorías puras del consenso son temas frecuentes de discusión, porque sirven de
puntos de referencia para discutir teorías alternativas.
- Teoría pragmática: Las teorías pragmáticas de la verdad afirman que una proposición es verdadera si
resulta útil o funciona en la práctica. Así, la proposición "En verano hace calor" es verdadera si
constituye una buena guía para la acción, esto es, si resulta útil para cualquier persona que la
considere verdadera. Hay que entender el criterio de utilidad como una apelación a comprobar en la
práctica la verdad de las proposiciones. Si sucede tal y como la proposición indica, entonces es
verdadera. Así pues, según la teoría de la utilidad, sólo podremos establecer la verdad de una
proposición cuando la comprobamos en la práctica. Esta exigencia no se produce en la teoría de la
correspondencia, en la que una proposición es verdadera si se corresponde con los hechos, aunque
éstos no puedan comprobarse. Como es obvio, la comprobación de una proposición está sujeta a
ciertas limitaciones: primero ha de ser verificable; además, la verificación no es infalible.
Existe una exigencia de socialidad, en los términos de «una construcción conceptual de los “otros”»;
en este sentido, las otras subjetividades se construyen a partir del campo experiencial del individuo.
Según esta tesis, originada en Kant, la primera interacción debe ser con la experiencia individual.