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¿QUÉ ES EL CÁNCER?

La palabra cáncer es un término muy amplio que abarca más de 200 tipos de
enfermedades. Cada uno de estos tipos de enfermedades puede tener características
completamente diferentes al resto de los cánceres, pudiendo considerarse
enfermedades independientes, con las causas del cáncer, su evolución y sus
tratamientos específicos.

Sin embargo, todas ellas tienen un denominador común: las células cancerosas
adquieren la capacidad de multiplicarse y diseminarse por todo el organismo sin
control.

¿CÓMO OCURRE EL CÁNCER?

Nuestro organismo está constituido por un conjunto de células sólo visibles a través
de un microscopio.

Estas células se dividen periódicamente y de forma regular con el fin de reemplazar


a las ya envejecidas o muertas, y mantener así la integridad y el correcto
funcionamiento de los distintos órganos.

El proceso de división de las células está regulado por una serie de mecanismos de
control que indican a la célula cuándo comenzar a dividirse y cuándo permanecer
estática. Cuando se produce un daño celular que no puede ser reparado se produce
una autodestrucción celular que impide que el daño sea heredado por las células
descendientes.

Cuando estos mecanismos de control se alteran en una célula, ésta y sus


descendientes inician una división incontrolada, que con el tiempo dará lugar a un
tumor o nódulo.
Cuando las células que constituyen dicho tumor no poseen la capacidad de invadir y
destruir otros órganos, hablamos de tumores benignos. Pero cuando estas células
además de crecer sin control sufren nuevas alteraciones y adquieren la facultad de
invadir tejidos y órganos de alrededor (infiltración), y de trasladarse y proliferar en
otras partes del organismo (metástasis), hablamos de tumor maligno, que es a lo que
llamamos cáncer.

ORIGEN DEL CÁNCER

El origen del cáncer ocurre cuando las células normales se transforman en


cancerígenas, es decir, adquieren la capacidad de multiplicarse descontroladamente
e invadir tejidos y otros órganos.

¿CÓMO APARECE EL CÁNCER?

El proceso de aparición del cáncer se denomina carcinogénesis. La carcinogénesis


dura años y pasa por diferentes fases. Las sustancias responsables de producir esta
transformación se llaman agentes carcinógenos. Un ejemplo de ellos son las
radiaciones ultravioleta del sol, el asbesto o el virus del papiloma humano.

La primera fase comienza cuando estos agentes actúan sobre la célula alterando su
material genético (mutación). Una primera mutación no es suficiente para que se
genere un cáncer, pero es el inicio del proceso. La condición indispensable es que la
célula alterada sea capaz de dividirse. Como resultado, las células dañadas comienzan
a multiplicarse a una velocidad ligeramente superior a la normal, transmitiendo a sus
descendientes la mutación. A esto se le llama fase de iniciación tumoral y las células
involucradas en esta fase se llaman células iniciadas. La alteración producida es
irreversible, pero insuficiente para desarrollar el cáncer.

¿CÓMO SE EXTIENDE EL CÁNCER?

Si sobre las células iniciadas actúan de nuevo y de forma repetida los agentes
carcinógenos, la multiplicación celular comienza a ser más rápida y la probabilidad
de que se produzcan nuevas mutaciones aumenta.

A esto se le llama fase de promoción y las células involucradas en esta fase se


denominan células promocionadas. Actualmente conocemos muchos factores que
actúan sobre esta fase, como el tabaco, la alimentación inadecuada, el alcohol, etc

Por último, las células iniciadas y promocionadas sufren nuevas mutaciones. Cada vez
se hacen más anómalas en su crecimiento y comportamiento. Adquieren la capacidad
de invasión, tanto a nivel local infiltrando los tejidos de alrededor, como a distancia,
originando las metástasis. Es la fase de progresión.
¿CÓMO SE PRODUCE EL CÁNCER?

Para que se produzca un cáncer es necesario que de forma acumulativa y continuada


se produzcan alteraciones celulares durante un largo periodo de tiempo,
generalmente años.

Como resultado las células están aumentadas en número, presentan alteraciones de


forma, tamaño y función y poseen la capacidad de invadir otras partes del organismo.

CAUSAS DEL CÁNCER

Las causas del cáncer están fuertemente influenciadas por los hábitos de vida, que
son fundamentales a la hora de desarrollar determinadas enfermedades como la
obesidad, las enfermedades cardiacas y el cáncer.

¿QUÉ FACTORES PUEDEN PROVOCAR CÁNCER?

Algunos tipos de cáncer se producen por cosas que la gente hace:

Fumar aumenta las probabilidades de desarrollar cáncer de pulmón, boca, esófago…

El consumo excesivo de alcohol también aumenta la probabilidad de que se produzca


un cáncer de hígado, estómago…
Un 40% de los cánceres se deben a la acción de agentes externos que actúan sobre
el organismo, causando alteraciones en las células. Por el hecho de ser externos, son
modificables. La persona puede modificar sus hábitos, impidiendo que el organismo
entre en contacto con estos agentes, como por ejemplo, evitando el consumo de
tabaco, reduciendo las dosis de alcohol, haciendo ejercicio…

En el resto de los casos, no se conocen con exactitud los mecanismos por los que se
produce y desarrolla el cáncer. Se piensa que puede ser debido a mutaciones
espontáneas de los genes o por la acción de algún factor externo que aún no se ha
identificado. Actualmente es uno de los principales temas de investigación.

QUÉ SON LOS AGENTES EXTERNOS Y CÓMO PROVOCAN EL CÁNCER

A los agentes externos se les denomina factores de riesgo o agentes carcinógenos.


Son las sustancias que, en contacto con un organismo, son capaces de generar en él
enfermedades cancerosas. Su naturaleza es variada, habiéndose encontrado factores
físicos, químicos y biológicos.

¿CUÁNTO TIEMPO TARDA EN AFECTARME UN AGENTE EXTERNO?

Para que el cáncer se origine deben producirse de cuatro a seis mutaciones o


alteraciones genéticas celulares, por lo que todo apunta a que los factores de riesgo
deben estar en contacto con el organismo durante un considerable periodo de
tiempo (años). Esto también explicaría que el riesgo de padecimiento de un cáncer
aumente con los años.

¿PUEDO “HEREDAR” UN CÁNCER?

En algunos casos, muy pocos, entre el 5% y el 7%, las personas presentan una
predisposición genética al desarrollo de ciertos cánceres. Esto ocurre porque se
heredan genes ya alterados. El resultado es que en estas personas la probabilidad de
padecer cáncer aumenta y el tiempo necesario para su aparición es menor que
cuando no existe esta predisposición.

CARCINÓGENOS QUÍMICOS

La mayoría de los carcinógenos químicos están relacionados con actividades


industriales, por lo que gran parte de los cánceres producidos por ellos se dan en los
países desarrollados. De los 7 millones de compuestos químicos conocidos, en unos
2.000 se ha descrito algún tipo de actividad carcinogénica y muy pocos están en
contacto directa o indirectamente con el ser humano.

Además, independientemente de su composición, la capacidad de una sustancia para


producir cáncer va a depender de la cantidad de dosis recibida y del tiempo de
exposición a la sustancia. El amianto, arsénico, benceno, cadmio, mercurio, níquel,
plomo, hidrocarburos clorados, naftilamina, son algunos de los agentes con actividad
carcinogénica más usuales.

OTROS AGENTES EXTERNOS QUE PUEDEN CAUSAR CÁNCER

Entre los agentes físicos destacan las radiaciones ionizantes (rayos X), las radiaciones
no ionizantes (rayos ultravioleta del sol) y las radiaciones que emite la propia corteza
terrestre (radón). Otra fuente de agentes físicos cancerígenos es la provocada por
accidentes nucleares como es el caso de las fugas producidas en centrales nucleares.

En los últimos años los agentes biológicos están tomando cada vez más
protagonismo en la carcinogénesis humana. Hoy día sabemos que el 18% de los
cánceres son atribuibles a infecciones persistentes provocadas por virus, bacterias o
parásitos, entre los que destacan el virus del papiloma humano (cáncer de cuello
uterino), el virus de la hepatitis B (cáncer de hígado) y el Helicobacter pylori (cáncer
de estómago).
CÓMO DETECTAR UN CÁNCER

Cuando un paciente acude a consulta por alguna molestia o síntoma, el médico,


antes de realizar cualquier prueba, elabora una historia clínica. Esta incluye los
antecedentes familiares y personales del paciente y sus hábitos de vida y es esencial
para saber si diagnosticar cancer o no.

La historia clínica, junto con la exploración física, permite obtener una serie de datos
que pueden hacer sospechar de la existencia de un cáncer o de cualquier otro
problema de salud. En función del resultado de la exploración y según los posibles
diagnósticos, el médico propondrá -si fuera necesario- la realización de una serie de
pruebas.

El objetivo es obtener la información necesaria para diagnosticar el problema de


salud y confirmar qué produce los síntomas por los que el paciente acude a consulta.

No siempre es posible diagnosticar precozmente un cáncer debido a:

Durante las primeras fases, el cáncer no se manifiesta, no da síntomas (asintomático).

No en todos los tumores pueden realizarse pruebas en la población sana que


diagnostiquen lesiones premalignas.

Los métodos diagnósticos se pueden clasificar en diferentes grupos, según las


técnicas en que se basan:

Pruebas analíticas: analizan componentes de diferentes partes del organismo (sangre,


orina…).

Pruebas de imagen: permiten obtener imágenes del interior del cuerpo.

Estudio de tejidos: para ello es preciso obtener una muestra de los mismos a través
de la biopsia o de la citología. Consiste en estudiar las células de los tejidos
sospechosos y confirmar si existe malignidad o no.

Existe gran diversidad de pruebas diagnósticas que pueden ser utilizadas. Las pruebas
diagnósticas utilizadas en medicina son comunes a muchas enfermedades.

PRUEBAS ANALÍTICAS
Generalmente, estas pruebas son el primer paso para el estudio del paciente. Se
solicitan en función de los síntomas que presenta, o según la sospecha diagnóstica
que tiene el médico.

ANÁLISIS DE SANGRE

La sangre es un fluido que recorre nuestro cuerpo y en el que se encuentran (además


de distintos tipos de células) multitud de sustancias producidas por los distintos
órganos. Para la gran mayoría de estas sustancias se conocen unos valores normales,
que son los que aparecen en la sangre de cualquier individuo sano. Cuando, en un
análisis de sangre, aparecen valores anormales, tanto por exceso como por defecto,
es un claro indicio de que algo no está funcionado correctamente.

Es una prueba sencilla que, en determinadas circunstancias, puede aportar mucha


información valiosa sobre la salud de una persona.

LOS MARCADORES TUMORALES

Los marcadores tumorales son sustancias que generalmente se determinan en sangre


y cuya elevación por encima de lo normal se ha relacionado con la presencia de
algunos tumores malignos.

La medición del nivel de los marcadores tumorales puede ser útil para el diagnóstico
de algunos tipos de cáncer, cuando se realiza en combinación con otras pruebas. Por
sí solos, no permiten confirmar o descartar un diagnóstico de cáncer.

Esto es porque:

El nivel de un marcador tumoral puede elevarse en personas con tumores benignos.

El nivel de un marcador tumoral no se eleva en todas las personas con cáncer,


especialmente si se encuentran en la etapa temprana de la enfermedad. Suelen ser
de utilidad para controlar la evolución de un paciente una vez diagnosticado y
tratado. Una elevación de los marcadores puede significar la reaparición del tumor,
por lo que es preciso realizar nuevas pruebas diagnósticas para confirmarla o
descartarla.

En una persona en tratamiento, el descenso de estos valores indica una buena


respuesta al mismo.
OTRAS PRUEBAS

 Análisis de orina
 Análisis del líquido cefalorraquídeo (líquido que baña las estructuras nerviosas)
 Análisis del líquido pleural (líquido contenido entre las dos capas de la pleura,
que es la membrana que envuelve los pulmones)
 Análisis de heces
 Análisis del exudado nasofaríngeo (mucosidad existente en la parte posterior
de las fosas nasales)

DIAGNÓSTICO POR IMAGEN

Estas pruebas permiten obtener imágenes del interior del cuerpo. Son importantes a
la hora de determinar la localización, tamaño y extensión de la enfermedad.

LA RADIOGRAFÍA (RX)

Es la prueba más conocida. Se realiza mediante un aparato emisor de rayos X. Estos


atraviesan los diferentes órganos y partes del cuerpo que se quieren valorar. Los
rayos X se absorben en diferentes grados dependiendo de las estructuras que
atraviesan. Las radiaciones que han atravesado el organismo impresionan una placa
dando lugar a una radiografía.

Las radiografías ofrecen imágenes distintas según los órganos. Los huesos, por
ejemplo, aparecen como imágenes muy blancas mientras que las zonas con aire
(como los pulmones) son oscuras. Otros tejidos aparecen con diferentes tonalidades
de gris.

Se pueden realizar radiografías de distintas zonas del cuerpo, siendo una de las más
frecuentes la mamografía. Consiste en la realización de una radiografía de las mamas
con un aparato de rayos X diseñado para tal fin, llamado mamógrafo. La mamografía
es capaz de detectar múltiples problemas en la mama empleando dosis muy bajas
de radiación.

Las radiografías de contraste se utilizan para obtener imágenes más claras o visualizar
algunos órganos. Para realizarlas se administran una variedad de sustancias llamadas
contrastes. Por ejemplo, cuando se quiere observar el tubo digestivo (esófago,
estómago, etc.), el paciente toma una sustancia (papilla) que contiene bario en su
composición. En la radiografía se aprecia una imagen intensamente blanca, que
permite ver las posibles alteraciones de la zona estudiada. Se consigue así una imagen
más nítida y clara que en la radiografía normal.

La cantidad de radiación utilizada puede ser diferente según el tipo de radiografía


que se realice. Aunque una persona tenga que hacerse muchas radiografías a lo largo
de su vida, el riesgo acumulativo de los efectos nocivos de los rayos X es mínimo.

Las mujeres embarazadas no deben ser sometidas a este tipo de pruebas, por el
posible riesgo para el feto.

Aunque la persona se expone a radiaciones durante su realización, las probables


ventajas para la salud compensan, sobradamente, los posibles inconvenientes.

La realización de radiografías no es dolorosa. Sólo requiere que el paciente


permanezca inmóvil durante la misma. Si fuera preciso administrar contraste
radiológico, el personal del Servicio de Radiodiagnóstico indicará los cuidados
necesarios previos y posibles molestias que puedan aparecer debido a su
administración.

TOMOGRAFÍA COMPUTERIZADA (TC O ESCÁNER)

Utiliza la misma técnica de las radiografías para obtener imágenes de gran precisión
y resolución. En este caso, la fuente que emite las radiaciones y el detector que
permite formar la imagen giran alrededor del cuerpo de la persona. Mediante un
aparato conectado a un sistema informático, se obtienen imágenes en forma de
cortes transversales de la zona del cuerpo a estudiar.

La imagen obtenida se compone de diferentes planos del interior del paciente.


Permite distinguir, con gran resolución, posibles alteraciones o tumores. A veces, es
necesario administrar un contraste para mejorar la visión de algunas estructuras (por
ejemplo, las vías urinarias).

Es preciso que durante su realización, el paciente esté recostado en una camilla, que
se introduce en un cilindro de gran tamaño. Allí tiene que permanecer inmóvil
durante un tiempo variable dependiendo de la zona a explorar.

La prueba no es dolorosa ni molesta. En algunas ocasiones, puede resultar incómodo


permanecer inmóvil dentro de una estructura cerrada, durante tiempo prolongado.
Las limitaciones y precauciones son las mismas que en la radiografía estándar (no se
debe hacer a pacientes embarazadas).

Aunque la persona se expone a radiaciones durante su realización, las probables


ventajas para la salud compensan los posibles inconvenientes.

RESONANCIA MAGNÉTICA NUCLEAR (RMN)

Se trata de una prueba muy similar al escáner pero no emplea rayos X. La obtención
de las imágenes se consigue empleando campos magnéticos. Permite ver con mayor
claridad, precisión y contraste cualquier alteración existente, sobre todo en algunos
órganos o tejidos de densidad similar (por ejemplo, tendones y músculos).

Durante su realización el paciente permanece tumbado en la camilla. Esta se introduce


en un cilindro de gran profundidad, que en pacientes más sensibles puede provocar
una sensación de claustrofobia. Mientras dura la prueba (aproximadamente 30
minutos) el aparato emite una serie de ruidos que pueden llegar a ser molestos. Sin
embargo, aunque la prueba puede resultar incómoda, y no es una prueba dolorosa.

GAMMAGRAFÍA

Para su realización es necesario administrar al paciente unas sustancias radioactivas


que se llaman radioisótopos.

Se utiliza para el estudio de diferentes partes del cuerpo, para lo que se utilizan
diferentes tipos de isótopos (yodo para la gammagrafía tiroidea, tecnecio para la
gammagrafía ósea, etc).

Estos compuestos se introducen en el cuerpo del paciente (por boca o por inyección
intravenosa) y son captados por las células del órgano o tejido específico que se
quiere estudiar. Tras esperar un tiempo determinado, según cada caso, el paciente se
coloca ante un detector especial.

La radioactividad se mide por medio de una cámara que capta las radiaciones y un
complejo sistema informático produce un mapa del órgano o tejido estudiado. Esta
imagen permite conocer si existe alguna alteración, no sólo anatómica o morfológica,
sino en el funcionamiento de las células.
Es una prueba muy sensible, que permite ver lesiones muy pequeñas que en otras
pruebas no son posibles de observar.

En oncología se usa con frecuencia la gammagrafía ósea para conocer la posible


afectación del hueso por la enfermedad.

Generalmente es una prueba bien tolerada. El paciente debe acudir en ayunas, el


personal del Departamento le indicará cómo se efectuará la prueba y le hará las
recomendaciones posteriores a su realización.

LA TOMOGRAFÍA SPECT Y LA TOMOGRAFÍA PET

Son dos tipos de pruebas diagnósticas basadas en la misma técnica que la


gammagrafía. Difieren en que utilizan un tipo especial de isótopos. Se realizan sólo
en algunas circunstancias especiales (para estudio de órganos y lesiones que son más
difíciles de ver con otras técnicas, como puede ser el cerebro).

En oncología se utilizan cada vez más para valorar la extensión de la enfermedad o


para diferenciar lesiones benignas de malignas.

Las pruebas en las que se utilizan sustancias radioactivas, no tienen efectos


secundarios, pero durante las horas posteriores a su realización, se debe evitar el
contacto con niños y embarazadas. Cualquier otra precaución será indicada por el
personal especializado.

ECOGRAFÍA

Es una prueba diagnóstica que permite obtener imágenes procedentes de ecos


sonoros. Consta de un emisor de ultrasonidos, que se aplica sobre el cuerpo, cerca
de la zona que se quiere explorar. En función de las diferentes densidades de los
órganos y tejidos que las ondas atraviesan, estas son reflejadas o absorbidas. Las
ondas sonoras reflejadas, son recogidas por un aparato que las transforma en una
imagen que se muestra en un monitor de televisión.

La persona debe permanecer tumbada mientras le aplican sobre la zona a estudiar


una sonda que es emisora y captadora a la vez de los ultrasonidos. Este transductor
se desliza sobre la superficie corporal. El aire es un mal conductor de los ultrasonidos,
por lo que, para evitar las irregularidades de la superficie se aplica un gel, que impide
la separación entre la piel y la sonda.
Requiere de personal bien entrenado para su interpretación, porque no es una
imagen de tipo fotográfico.

En oncología se usa con frecuencia para ver posibles lesiones en los órganos
abdominales, principalmente hígado, y distinguir entre quistes (generalmente
benignos) y masas sólidas.

Esta técnica no tiene contraindicaciones ni efectos secundarios (puede hacerse en


embarazadas) y suele ser bien tolerada por los pacientes.

ENDOSCOPIA

Es la introducción en el interior del cuerpo de un tubo largo y flexible con luz y una
pequeña cámara en el extremo. El especialista observa, a través de un monitor de
televisión, todas las zonas por las que pasa este tubo.

Este sistema permite ver directamente el interior de un órgano o cavidad. Para


introducirlo pueden usarse orificios naturales (boca en una gastroscopia, por
ejemplo). A veces, es preciso realizar una pequeña incisión o corte para introducir el
endoscopio en la cavidad que se precisa observar (por ejemplo, a nivel del ombligo
en la laparoscopia, para explorar la cavidad abdominal).

Unido a este tubo, un complejo sistema de accesorios de pequeño tamaño, permite


realizar pequeñas intervenciones.

Dependiendo de la cavidad a estudiar, la endoscopia recibe diferentes nombres:

 Colonoscopia: cuando se estudia el interior del colon y recto.


 Esófago-gastroscopia: cuando se estudia el esófago y estómago.
 Broncoscopia: cuando se utiliza para estudiar bronquios y pulmones.

Actualmente, la mayoría de las endoscopias se realizan con sedación, de tal forma


que son bastante bien toleradas por el paciente.

Pueden darse diferentes efectos secundarios o molestias, en función del grado de


irritación de las distintas estructuras exploradas.

Pero, frente a los posibles efectos secundarios que podrían aparecer, la endoscopia
presenta importantes beneficios, ya que:
 Permite visualizar bastante bien algunas zonas poco accesibles por otros
medios.
 Permite obtener muestras de tejidos de zonas sospechosas (hacer biopsias).
 Permite incluso llevar a cabo pequeñas actuaciones terapéuticas (cerrar o
coagular una zona sangrante, extirpar pequeños pólipos o quistes…).

Por lo general, son pruebas que pueden causar molestias en el paciente, pero el
beneficio obtenido de ellas, las hacen indispensables en oncología.

ANÁLISIS MICROSCÓPICO DE LOS TEJIDOS

Cuando los resultados de las distintas pruebas analíticas y por imagen indican la
existencia de una lesión sospechosa de malignidad, es necesario confirmar o descartar
que se trate de un cáncer.

Tan importante como conocer el órgano donde está asentado el tumor, es conocer
el tipo de célula que lo forma. Para ello, es necesario tomar una muestra o bien de
las células o del tejido.

Si se toma una muestra de células se denomina citología: se puede obtener por


raspado de la lesión sospechosa, como en el caso de la citología de cérvix o cuello
de útero, o bien obtenerla por medio de la punción de la lesión (PAAF- punción
aspiración con aguja fina de quiste ovárico, por ejemplo).

Si se toma una muestra de tejido se llama biopsia. Puede quitarse una pequeña parte
del tumor o, si la lesión es muy pequeña o superficial, puede extirparse en su
totalidad.

Ante cualquier problema de salud, el médico realiza la exploración adecuada y


propone las pruebas diagnósticas que considera necesarias para encontrar la causa.

Generalmente, estas pruebas son necesarias, para obtener un diagnóstico de certeza.

¿QUÉ TIPO DE CÁNCER ME HAN DIAGNOSTICADO?

Para confirmar el diagnóstico de un cáncer es preciso tomar una muestra del tumor
(biopsia).
La valoración de la biopsia no sólo permite determinar si la lesión es un cáncer o
no, sino que, además, estudiándola al microscopio, permite conocer las células que
la componen.

Este estudio permite etiquetar y saber cuál o cuáles son los tejidos y células de las
que proviene el tumor y cuáles son las características de las mismas. Estos factores
son fundamentales para determinar el tratamiento más adecuado en cada caso.

Existen una serie de alteraciones benignas y /o premalignas de las células:

 Hiperplasia: Incremento en el número de células (se dividen más rápido de lo


normal) de un tejido en un área específica. El resultado es el aumento de
tamaño del órgano como por ejemplo la hiperplasia benigna de próstata o la
aparición de un nódulo benigno.
 Metaplasia: Sustitución de un tipo de célula por otra de otra localización. Con
el tiempo puede aparecer una displasia sobre estas células cambiadas de
lugar.
 Displasia: Se trata de un desarrollo anormal del tejido, debido a un crecimiento
de células alteradas. Si se deja evolucionar sin tratamiento en algunos casos
la displasia puede evolucionar a un cáncer, por tanto se trata de una lesión
premaligna o precancerosa.

Existen muchas denominaciones de cáncer según su anatomía patológica, y no sería


posible elaborar un listado completo, con la clasificación estricta, de todas las
posibilidades.

Algunos de los términos aplicados a los tipos de cáncer más comunes son los
siguientes:

CARCINOMA

Es el tumor maligno que se origina en la capa que recubre los órganos (células
epiteliales) . Aproximadamente el 80% de los tumores cancerosos son carcinomas.

Algunas de estas células tienen diferentes características y por tanto su nombre puede
ser algo distinto. Vamos a destacar algunas:
Adenocarcinoma: Se denomina adenocarcinoma al cáncer que se origina en el tejido
glandular (glándulas), por ejemplo en los conductos o lobulillos de la mama o en la
próstata.

Carcinoma de células escamosas o epidermoide: cáncer que se origina en las células


no glandulares, por ejemplo esófago, cuello de útero, etc.

Carcinoma de células basales: Es el cáncer de la piel más común. Se origina en la


capa más profunda de la epidermis (piel), llamada la capa de células basales. Por lo
general se origina en áreas expuestas al Sol, especialmente la cabeza y el cuello. El
cáncer de células basales crece lentamente y es poco probable que se propague a
partes distantes del cuerpo.

Melanoma: Es un tumor maligno que se origina en las células que producen la


coloración de la piel (melanocitos). El melanoma es casi siempre curable en sus
primeras etapas. Sin embargo, es probable que se propague a otras partes del cuerpo.

SARCOMA

Se trata de un tumor maligno que se origina en los tejidos conectivos, tales como
los cartílagos, la grasa, los músculos o los huesos.

Dependiendo de la célula que lo origina pueden recibir diferentes nombres, siendo


los más conocidos:

Osteosarcoma: (osteo = hueso) Sarcoma que deriva del hueso.

Liposarcoma: (lipo = grasa) Sarcoma que deriva de la grasa.

Condrosarcoma: (condro = cartílago) Sarcoma que deriva del cartílago.

Angiosarcoma: (angio = Vaso) Sarcoma que deriva de los vasos sanguíneos.

LEUCEMIA

Popularmente conocido como cáncer de la sangre. Las personas con leucemia


presentan un aumento notable en los niveles de glóbulos blancos o leucocitos
(células presentes en la sangre, encargadas de defendernos de las infecciones).
En las leucemias no existe tumoración, se afectan la sangre y la médula ósea (zona
interna de los huesos, donde se originan las células sanguíneas).

Las leucemias se pueden clasificar en función del tipo de célula alterada en:

 Leucemia mieloide
 Leucemia linfoide
 Asimismo, se clasifican según el estado de maduración de las células
leucémicas, pudiendo ser:
 Leucemias agudas: Formada por células inmaduras.
 Leucemias crónicas: Las células están en el último paso de la maduración.
 Las leucemias agudas son más frecuentes en niños.

LINFOMA

Se denomina así al cáncer del sistema linfático. El sistema linfático es una red de
ganglios y vasos finos que existe en todo el cuerpo, su función es combatir las
infecciones. El linfoma afecta a un grupo de glóbulos blancos llamados linfocitos.

Los dos tipos principales de linfomas son la enfermedad de Hodgkin y el linfoma no


Hodgkin.

FASES Y ETAPAS DEL CÁNCER

Las fases del cáncer van desde que se producen las primeras mutaciones de las
células hasta que la enfermedad llega a su etapa final. Esto se conoce como historia
natural.

¿CUÁLES SON LAS FASES DEL CÁNCER?

La duración de este proceso en adultos depende del tipo de cáncer y oscila entre
meses y décadas. En el caso de los niños, todo este proceso se produce con mucha
mayor rapidez, pudiendo incluso durar sólo unos meses. Esto es debido a que las
células que constituyen los tumores en la infancia son células más inmaduras, que se
dividen y multiplican con mayor rapidez que las que constituyen los cánceres del
adulto, por lo que el desarrollo y evolución de los tumores en niños se producen en
un periodo de tiempo menor.
ETAPA 0

Lo primero que ocurre son los cambios celulares que dotan a las células de las
características de malignidad, es decir, de multiplicación descontrolada y capacidad
de invasión. Es la etapa más larga de la enfermedad y se denomina fase de inducción.
En ningún caso es diagnosticable ni produce sintomatología. Esta fase puede durar
hasta 30 años.

ETAPA IA

La segunda etapa se denomina fase “in situ”. Se caracteriza por la existencia de la


lesión cancerosa microscópica localizada en el tejido donde se ha originado. En los
adultos suele durar entre 5 y 10 años dependiendo del tipo de cáncer.

En ella, tampoco aparecen síntomas o molestias en el paciente. En determinados


casos como en el cáncer de mama, cuello uterino o colon, la enfermedad se puede
diagnosticar en esta fase mediante técnicas que permiten su detección precoz.

ETAPA IIA

Posteriormente, la lesión comienza a extenderse fuera de su localización de origen e


invade tejidos u órganos adyacentes. Estamos ante la fase de invasión local. En la
edad adulta dura entre 1 y 5 años. La aparición de síntomas de la enfermedad
depende del tipo de cáncer, de su crecimiento y de su localización.

METÁSTASIS

Por último, la enfermedad se disemina fuera de su lugar de origen, apareciendo


lesiones tumorales a distancia denominadas metástasis. Es la etapa de invasión a
distancia. La sintomatología que presenta el paciente suele ser compleja. Depende
del tipo de tumor, de la localización y extensión de las metástasis.

ETAPA IV: FASE TERMINAL

Esta fase se caracteriza por la existencia de enfermedad oncológica avanzada,


progresiva e irreversible (incurable), también se conoce cómo cáncer terminal.

No responde a los tratamientos empleados habitualmente. Se acompaña de múltiples


síntomas que provocan gran malestar en el enfermo disminuyendo su calidad de vida
y la de la familia.
Es un tiempo de intenso dolor, pero también de trascendental importancia. Si el
enfermo y la familia se han preparado, este tiempo facilita el reencuentro con uno
mismo y con los seres queridos.

El área de la medicina que se ocupa de la atención a los pacientes en esta fase de la


enfermedad son los cuidados paliativos o medicina paliativa.

¿CÓMO EVOLUCIONA EL CÁNCER?

La evolución de cada cáncer está sujeta a múltiples factores que van a interactuar
entre sí. Estos factores varían dependiendo tanto del tumor como del paciente.

Recuerda que “No existen enfermedades, sino enfermos”.

Las características de las células de un tumor maligno son:

DISPLASIA

Los mecanismos reguladores que mantienen el equilibrio de las células son incapaces
de controlar su división, produciendo un cúmulo de células. Normalmente da lugar a
un bulto o tumor.

NEOPLASIA

Las células presentan variaciones en su forma, tamaño y función. Estas células dejan
de actuar como deben y adquieren nuevas propiedades que configuran el carácter
maligno (cáncer).

CAPACIDAD DE INVASIÓN

El cáncer puede extenderse por el organismo, utilizando para ello diferentes vías. Las
más comunes son:

La propagación local. Las células tumorales invaden los tejidos vecinos, infiltrándose
en ellos.

La propagación a distancia. Ocurre cuando algún grupo de células malignas se


desprende del tumor original donde se generó para trasladarse a otros lugares del
organismo (metástasis) . Fundamentalmente, se propagan por los vasos sanguíneos
y linfáticos.
La malignidad de un tumor viene determinada por la agresividad de sus células, que
le confiere una mayor o menor capacidad de invasión.

DUDAS FRECUENTES SOBRE EL CÁNCER

¿PUEDO CONTAGIARME UN CÁNCER POR TOCAR O ESTAR CON ALGÚN ENFERMO?

No, nunca.

El cáncer no es una enfermedad infecciosa, por tanto, no se puede contagiar de una


persona a otra. Sin embargo, cuando se padecen determinadas enfermedades
infecciosas como el SIDA o la hepatitis (provocadas por un virus), existe un mayor
riesgo de padecer algunos cánceres. En estos casos, se trasmiten el SIDA o la hepatitis
y el cáncer es una posible evolución de estas enfermedades.

¿PUEDO HEREDAR LA ENFERMEDAD?

Es poco probable.

Sólo en algunas familias existe una cierta predisposición para padecer determinados
tipos de cáncer (suponen un 5-10% del total de cánceres).

¿TENDRÉ DOLOR?

Posiblemente, no.

El cáncer no tiene por qué doler. La aparición de dolor depende de la zona en que
se localiza el tumor. Pero, en cualquier caso, existe gran cantidad de opciones de
tratamiento contra el dolor que controlan, en un porcentaje muy elevado de los
casos, las molestias del paciente.

¿TENDRÉ QUE ESTAR INGRESADO?

En algunas ocasiones.

A veces, cuando se inicia un tratamiento para el cáncer, el paciente ha de ser


ingresado durante un tiempo, generalmente para controlar más fácilmente los efectos
secundarios de la terapia.

¿DEJARÉ DE TRABAJAR?

Depende de cada persona.


En ocasiones, la enfermedad o los tratamientos hacen que la persona tenga algún
grado de deterioro físico, y necesite, temporalmente, más reposo y descanso. Sin
embargo, la mayoría de las personas pueden seguir realizando las actividades diarias
habituales y, dependiendo del tipo de trabajo, no necesitan abandonarlo.

¿SI TENGO POCOS EFECTOS SECUNDARIOS ES PORQUE EL TRATAMIENTO NO ES


EFICAZ?

No tiene nada que ver.

Los efectos secundarios del tratamiento no se relacionan con la eficacia del mismo,
dependen del tipo y dosis de la terapia y de la sensibilidad del paciente. Es decir,
que el hecho de no presentar síntomas no significa que la terapia no esté siendo
efectiva.

¿CÓMO PUEDO SABER SI EL TRATAMIENTO FUNCIONA?

Tus médicos te lo indicarán.

Para conocer cómo responde un cáncer al tratamiento, es preciso realizar una serie
de pruebas que permitan valorar al médico la evolución del mismo. Sólo después de
dicho estudio se podrá conocer si el tratamiento ha sido eficaz. El médico indicará
qué pruebas son necesarias y cuándo es el momento más indicado para su
realización.

¿PUEDO COMER Y BEBER NORMALMENTE?

En la mayoría de las ocasiones no es preciso modificar la dieta.

En general, es recomendable realizar una alimentación equilibrada y saludable (como


cualquier persona no enferma). Un buen estado de nutrición permite tolerar mejor
las terapias. Con algunos tumores y/o tratamientos es necesario modificar,
temporalmente, la dieta para minimizar o hacer desaparecer algún síntoma molesto.
Una vez que dicho síntoma desaparece, se puede reinstaurar, poco a poco, la dieta
habitual. En estos casos, el médico te proporcionará recomendaciones y consejos
sobre la dieta para realizarla de la mejor forma.

¿PUEDO TOMAR REMEDIOS NATURALES?

No es aconsejable.
La creencia de que existen remedios naturales que puedan ayudar al paciente a
curarse de su enfermedad y que son inofensivos está muy extendida. Sin embargo,
dicha afirmación no es correcta. Generalmente, no existen estudios científicos serios
sobre estos remedios o tratamientos alternativos que evidencien su eficacia contra el
cáncer. No se debe llevar a cabo ningún tipo de medida o terapia alternativa
desconocida sin consultarlo previamente con el equipo médico. Puede ser perjudicial
o interferir con la terapia o los resultados de las pruebas.

¿CÓMO SÉ SI LA ENFERMEDAD HA DESAPARECIDO?

Tus médicos te lo dirán.

Una vez finalizado el tratamiento del cáncer, es preciso llevar a cabo una serie de
revisiones periódicas para controlar los efectos secundarios y la evolución de la
enfermedad. Para determinar si el tumor ha desaparecido es preciso realizar una serie
de pruebas, indicadas por el médico, que permitan valorar la respuesta de los
tratamientos.

¿SI ME PINCHAN EL TUMOR O LO BIOPSIAN, SE EXTENDERÁ LA ENFERMEDAD?

No.

Las punciones o las citologías son métodos diagnósticos ampliamente probados y, si


se realizan con la técnica correcta y en los casos en los que esté indicado, no
provocan una diseminación o extensión de la enfermedad.

EL ESTRÉS, LA DEPRESIÓN O UN PROBLEMA EMOCIONAL IMPORTANTE ¿PUEDEN


PRODUCIR CÁNCER?

No se ha demostrado.

Los estudios que se han llevado a cabo para determinar si existe conexión entre el
estrés y el cáncer no han demostrado ninguna relación entre ambos. Ahora bien, es
cierto que un estado anímico óptimo ayuda a manejar mejor la enfermedad y sus
tratamientos desde el punto de vista psicológico.

CREENCIAS ERRÓNEAS SOBRE EL CÁNCER

EL CÁNCER ES UNA LOTERÍA, SI TE TOCA, TE TOCA; NO SE PUEDE PREVENIR


No es cierto.

Existe una serie de tumores que sí pueden prevenirse (cáncer de pulmón, cáncer de
colon...), otros pueden detectarse en fases premalignas, es decir, antes de que
aparezca el cáncer (cáncer de cuello uterino) y otros pueden detectarse en fases
precoces, como es el caso del cáncer de mama.

De los diferentes tipos de cáncer, se conocen algunos de los factores que los
producen. Si se evitan dichos factores o se modifican adoptando una serie de hábitos
saludables, se podrá disminuir el riesgo de padecer dicho cáncer. Por ejemplo: el
tabaco aumenta el riesgo de padecer cáncer de pulmón, si evitamos su consumo
evitaremos, en gran medida, el desarrollo de la enfermedad.

LAS PRUEBAS DE DIAGNÓSTICO PRECOZ (CRIBADO O SCREENING) SE HACEN SÓLO


A LOS QUE TIENEN MOLESTIAS

No es correcto.

Cuando se realizan pruebas de cribado o screening para algún tipo de cáncer, se


hacen en personas aparentemente sanas que no poseen ningún síntoma de
enfermedad. Generalmete, estas pruebas se realizan en la población que tiene más
riesgo de desarrollar dicha enfermedad. Por ejemplo, la incidencia de cáncer de colon
aumenta por encima de los 50 años, por lo que la prueba de detección del mismo
se aplica en la población de dicha edad.

UN DIAGNÓSTICO DE CÁNCER ES SINÓNIMO DE MUERTE IRREMEDIABLE E


INSUFRIBLE

No es cierto.

Hoy en día, este mito debe ser desterrado de una sociedad como la nuestra. No sólo
porque cada vez se consigue la curación de una mayor proporción de casos de
cáncer, sino porque en un número importante de casos sus síntomas pueden ser
controlados de forma adecuada.

Más de la mitad de las personas con cáncer se curan y, en otro porcentaje importante,
el cáncer se convierte en una enfermedad crónica en la que los pacientes poseen una
buena calidad de vida.
SI NO SE PUEDE OPERAR ES QUE NO TIENE CURA

No es cierto.

Hay cánceres que se pueden controlar o superar aunque la cirugía no sea posible,
como es el caso de las leucemias, que afectan a las células de la sangre. En la
actualidad existen tratamientos como la quimioterapia y la radioterapia que pueden
ser el tratamiento más indicado para controlar un tipo de tumor concreto.

Ningún tratamiento por sí mismo es más curativo que otro, sino que dependerá del
tipo de tumor y su localización, es decir, para cada caso de cáncer existe un
tratamiento concreto.

EL ENFERMO AHORA SE ENCUENTRA BIEN Y SI LE INTERVIENEN EL CÁNCER LA


ENFERMEDAD SE EXTENDERÁ

No es cierto.

Nunca un tratamiento va a hacer que la enfermedad empeore. En general, lo más


frecuente es que un cáncer responda a los tratamientos y se consiga su desaparición.
Sin embargo, en ocasiones, aunque la terapia sea la más adecuada, el cáncer puede
ser resistente a la misma y no responder, con lo que la enfermedad no disminuye, e
incluso puede seguir creciendo.

Esto no significa que el tratamiento haya empeorado o extendido la enfermedad,


sino que no ha sido eficaz en este paciente.

TANTO TRATAMIENTO ES PORQUE ESTÁ MUY GRAVE

No es cierto.

En la actualidad el tratamiento del cáncer es multidisciplinar, es decir, distintas


especialidades médicas trabajan en equipo para elaborar un plan de tratamiento. Se
combinan las terapias para ofrecer al paciente las mayores posibilidades de curación
de la enfermedad.

Por tanto, recibir varios tipos de terapias no significa que la enfermedad sea más
grave, o que la persona esté peor, si no que se aplican varios tratamientos para
mejorar su eficacia.
SI LE DAN MORFINA ES PORQUE VA A MORIR DENTRO DE POCO

No es cierto.

La morfina es un fármaco muy eficaz contra el dolor, que se debe utilizar en el caso
de que este no ceda con otros medicamentos. Por tanto, no sólo debe administrarse
en los últimos momentos de la enfermedad, sino siempre que se precise para mejorar
la calidad de vida del enfermo.

INMUNO-PFS : UN FÁRMACO MILAGROSO QUE CURA EL CÁNCER

No es cierto.

INMUNO-PFS no ha sido evaluado dentro del desarrollo habitual de la investigación


médica humana. La información aportada no tiene validez y carece de rigor científico.

No hay ninguna publicación en la Literatura Médica que indique que INMUNO-PFS,


PF-2, Caléndula officinalis cure el cáncer.

El producto INMUNO-PFS no está avalado por la comunidad científica como


tratamiento antitumoral.

No hay ninguna prueba de que el consumo de INMUNO-PFS no pueda ser perjudicial


para la salud, e incluso pudiera interferir de manera grave con los tratamientos
antitumorales convencionales.

¿QUÉ ES UNA RECIDIVA?

La recidiva es la reaparición del tumor maligno tras un periodo más o menos largo
de ausencia de enfermedad.

En función de dónde se localice, la recidiva puede ser:

Loco regional: en la misma zona donde estaba localizado el tumor de origen. Es


frecuente que la nueva lesión aparezca en la cicatriz de la extirpación del tumor.

A distancia o metástasis: la enfermedad aparece en un órgano distinto al del tumor


de origen.

El tratamiento en la recidiva es diferente a los de las otras etapas de la enfermedad


y se definirá en función de:
 Lugar de la recidiva
 Extensión de la recidiva
 Tiempo de evolución.
 Tratamiento recibido anteriormente
 Decisión del enfermo y su familia (tras haber sido informados correctamente
por su médico)

La gravedad de que aparezca una recidiva va a depender del tipo de tumor, de su


lugar de aparición, extensión y tiempo de evolución. El conocimiento cada vez más
exacto de la evolución y pronóstico de los diferentes cánceres, así como la realización
de revisiones periódicas de los pacientes aun estando libres de enfermedad, facilitan
el diagnóstico de las recidivas y su más rápido y eficaz tratamiento.

Para el paciente la aparición de una recidiva es una situación difícil. Supone


enfrentarse de nuevo a la enfermedad. Sin embargo, los avances en los métodos
diagnósticos y tratamientos permiten que hoy día pueda controlarse la enfermedad
en un porcentaje importante de casos.

¿QUÉ ES UNA REMISIÓN?

Se llama remisión a la respuesta del tumor al tratamiento.

La remisión es parcial cuando el tumor se reduce, pero no desaparece por completo.

La remisión es total cuando el tumor desaparece por completo, es decir, cuando no


hay ninguna evidencia de su existencia utilizando las técnicas diagnósticas por la
imagen más apropiadas a cada caso (rayos X, TC, escáner…). Tampoco aparecen
signos ni síntomas de la enfermedad.

La remisión completa puede durar semanas o años. Cuando dura años puede
considerarse como una curación.

Si la enfermedad reaparece, se vuelve a tratar de la forma más adecuada con el


objetivo de conseguir una nueva remisión. De esta forma la enfermedad se va
controlando.

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