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La palabra cáncer es un término muy amplio que abarca más de 200 tipos de
enfermedades. Cada uno de estos tipos de enfermedades puede tener características
completamente diferentes al resto de los cánceres, pudiendo considerarse
enfermedades independientes, con las causas del cáncer, su evolución y sus
tratamientos específicos.
Sin embargo, todas ellas tienen un denominador común: las células cancerosas
adquieren la capacidad de multiplicarse y diseminarse por todo el organismo sin
control.
Nuestro organismo está constituido por un conjunto de células sólo visibles a través
de un microscopio.
El proceso de división de las células está regulado por una serie de mecanismos de
control que indican a la célula cuándo comenzar a dividirse y cuándo permanecer
estática. Cuando se produce un daño celular que no puede ser reparado se produce
una autodestrucción celular que impide que el daño sea heredado por las células
descendientes.
La primera fase comienza cuando estos agentes actúan sobre la célula alterando su
material genético (mutación). Una primera mutación no es suficiente para que se
genere un cáncer, pero es el inicio del proceso. La condición indispensable es que la
célula alterada sea capaz de dividirse. Como resultado, las células dañadas comienzan
a multiplicarse a una velocidad ligeramente superior a la normal, transmitiendo a sus
descendientes la mutación. A esto se le llama fase de iniciación tumoral y las células
involucradas en esta fase se llaman células iniciadas. La alteración producida es
irreversible, pero insuficiente para desarrollar el cáncer.
Si sobre las células iniciadas actúan de nuevo y de forma repetida los agentes
carcinógenos, la multiplicación celular comienza a ser más rápida y la probabilidad
de que se produzcan nuevas mutaciones aumenta.
Por último, las células iniciadas y promocionadas sufren nuevas mutaciones. Cada vez
se hacen más anómalas en su crecimiento y comportamiento. Adquieren la capacidad
de invasión, tanto a nivel local infiltrando los tejidos de alrededor, como a distancia,
originando las metástasis. Es la fase de progresión.
¿CÓMO SE PRODUCE EL CÁNCER?
Las causas del cáncer están fuertemente influenciadas por los hábitos de vida, que
son fundamentales a la hora de desarrollar determinadas enfermedades como la
obesidad, las enfermedades cardiacas y el cáncer.
En el resto de los casos, no se conocen con exactitud los mecanismos por los que se
produce y desarrolla el cáncer. Se piensa que puede ser debido a mutaciones
espontáneas de los genes o por la acción de algún factor externo que aún no se ha
identificado. Actualmente es uno de los principales temas de investigación.
En algunos casos, muy pocos, entre el 5% y el 7%, las personas presentan una
predisposición genética al desarrollo de ciertos cánceres. Esto ocurre porque se
heredan genes ya alterados. El resultado es que en estas personas la probabilidad de
padecer cáncer aumenta y el tiempo necesario para su aparición es menor que
cuando no existe esta predisposición.
CARCINÓGENOS QUÍMICOS
Entre los agentes físicos destacan las radiaciones ionizantes (rayos X), las radiaciones
no ionizantes (rayos ultravioleta del sol) y las radiaciones que emite la propia corteza
terrestre (radón). Otra fuente de agentes físicos cancerígenos es la provocada por
accidentes nucleares como es el caso de las fugas producidas en centrales nucleares.
En los últimos años los agentes biológicos están tomando cada vez más
protagonismo en la carcinogénesis humana. Hoy día sabemos que el 18% de los
cánceres son atribuibles a infecciones persistentes provocadas por virus, bacterias o
parásitos, entre los que destacan el virus del papiloma humano (cáncer de cuello
uterino), el virus de la hepatitis B (cáncer de hígado) y el Helicobacter pylori (cáncer
de estómago).
CÓMO DETECTAR UN CÁNCER
La historia clínica, junto con la exploración física, permite obtener una serie de datos
que pueden hacer sospechar de la existencia de un cáncer o de cualquier otro
problema de salud. En función del resultado de la exploración y según los posibles
diagnósticos, el médico propondrá -si fuera necesario- la realización de una serie de
pruebas.
Estudio de tejidos: para ello es preciso obtener una muestra de los mismos a través
de la biopsia o de la citología. Consiste en estudiar las células de los tejidos
sospechosos y confirmar si existe malignidad o no.
Existe gran diversidad de pruebas diagnósticas que pueden ser utilizadas. Las pruebas
diagnósticas utilizadas en medicina son comunes a muchas enfermedades.
PRUEBAS ANALÍTICAS
Generalmente, estas pruebas son el primer paso para el estudio del paciente. Se
solicitan en función de los síntomas que presenta, o según la sospecha diagnóstica
que tiene el médico.
ANÁLISIS DE SANGRE
La medición del nivel de los marcadores tumorales puede ser útil para el diagnóstico
de algunos tipos de cáncer, cuando se realiza en combinación con otras pruebas. Por
sí solos, no permiten confirmar o descartar un diagnóstico de cáncer.
Esto es porque:
Análisis de orina
Análisis del líquido cefalorraquídeo (líquido que baña las estructuras nerviosas)
Análisis del líquido pleural (líquido contenido entre las dos capas de la pleura,
que es la membrana que envuelve los pulmones)
Análisis de heces
Análisis del exudado nasofaríngeo (mucosidad existente en la parte posterior
de las fosas nasales)
Estas pruebas permiten obtener imágenes del interior del cuerpo. Son importantes a
la hora de determinar la localización, tamaño y extensión de la enfermedad.
LA RADIOGRAFÍA (RX)
Las radiografías ofrecen imágenes distintas según los órganos. Los huesos, por
ejemplo, aparecen como imágenes muy blancas mientras que las zonas con aire
(como los pulmones) son oscuras. Otros tejidos aparecen con diferentes tonalidades
de gris.
Se pueden realizar radiografías de distintas zonas del cuerpo, siendo una de las más
frecuentes la mamografía. Consiste en la realización de una radiografía de las mamas
con un aparato de rayos X diseñado para tal fin, llamado mamógrafo. La mamografía
es capaz de detectar múltiples problemas en la mama empleando dosis muy bajas
de radiación.
Las radiografías de contraste se utilizan para obtener imágenes más claras o visualizar
algunos órganos. Para realizarlas se administran una variedad de sustancias llamadas
contrastes. Por ejemplo, cuando se quiere observar el tubo digestivo (esófago,
estómago, etc.), el paciente toma una sustancia (papilla) que contiene bario en su
composición. En la radiografía se aprecia una imagen intensamente blanca, que
permite ver las posibles alteraciones de la zona estudiada. Se consigue así una imagen
más nítida y clara que en la radiografía normal.
Las mujeres embarazadas no deben ser sometidas a este tipo de pruebas, por el
posible riesgo para el feto.
Utiliza la misma técnica de las radiografías para obtener imágenes de gran precisión
y resolución. En este caso, la fuente que emite las radiaciones y el detector que
permite formar la imagen giran alrededor del cuerpo de la persona. Mediante un
aparato conectado a un sistema informático, se obtienen imágenes en forma de
cortes transversales de la zona del cuerpo a estudiar.
Es preciso que durante su realización, el paciente esté recostado en una camilla, que
se introduce en un cilindro de gran tamaño. Allí tiene que permanecer inmóvil
durante un tiempo variable dependiendo de la zona a explorar.
Se trata de una prueba muy similar al escáner pero no emplea rayos X. La obtención
de las imágenes se consigue empleando campos magnéticos. Permite ver con mayor
claridad, precisión y contraste cualquier alteración existente, sobre todo en algunos
órganos o tejidos de densidad similar (por ejemplo, tendones y músculos).
GAMMAGRAFÍA
Se utiliza para el estudio de diferentes partes del cuerpo, para lo que se utilizan
diferentes tipos de isótopos (yodo para la gammagrafía tiroidea, tecnecio para la
gammagrafía ósea, etc).
Estos compuestos se introducen en el cuerpo del paciente (por boca o por inyección
intravenosa) y son captados por las células del órgano o tejido específico que se
quiere estudiar. Tras esperar un tiempo determinado, según cada caso, el paciente se
coloca ante un detector especial.
La radioactividad se mide por medio de una cámara que capta las radiaciones y un
complejo sistema informático produce un mapa del órgano o tejido estudiado. Esta
imagen permite conocer si existe alguna alteración, no sólo anatómica o morfológica,
sino en el funcionamiento de las células.
Es una prueba muy sensible, que permite ver lesiones muy pequeñas que en otras
pruebas no son posibles de observar.
ECOGRAFÍA
En oncología se usa con frecuencia para ver posibles lesiones en los órganos
abdominales, principalmente hígado, y distinguir entre quistes (generalmente
benignos) y masas sólidas.
ENDOSCOPIA
Es la introducción en el interior del cuerpo de un tubo largo y flexible con luz y una
pequeña cámara en el extremo. El especialista observa, a través de un monitor de
televisión, todas las zonas por las que pasa este tubo.
Pero, frente a los posibles efectos secundarios que podrían aparecer, la endoscopia
presenta importantes beneficios, ya que:
Permite visualizar bastante bien algunas zonas poco accesibles por otros
medios.
Permite obtener muestras de tejidos de zonas sospechosas (hacer biopsias).
Permite incluso llevar a cabo pequeñas actuaciones terapéuticas (cerrar o
coagular una zona sangrante, extirpar pequeños pólipos o quistes…).
Por lo general, son pruebas que pueden causar molestias en el paciente, pero el
beneficio obtenido de ellas, las hacen indispensables en oncología.
Cuando los resultados de las distintas pruebas analíticas y por imagen indican la
existencia de una lesión sospechosa de malignidad, es necesario confirmar o descartar
que se trate de un cáncer.
Tan importante como conocer el órgano donde está asentado el tumor, es conocer
el tipo de célula que lo forma. Para ello, es necesario tomar una muestra o bien de
las células o del tejido.
Si se toma una muestra de tejido se llama biopsia. Puede quitarse una pequeña parte
del tumor o, si la lesión es muy pequeña o superficial, puede extirparse en su
totalidad.
Para confirmar el diagnóstico de un cáncer es preciso tomar una muestra del tumor
(biopsia).
La valoración de la biopsia no sólo permite determinar si la lesión es un cáncer o
no, sino que, además, estudiándola al microscopio, permite conocer las células que
la componen.
Este estudio permite etiquetar y saber cuál o cuáles son los tejidos y células de las
que proviene el tumor y cuáles son las características de las mismas. Estos factores
son fundamentales para determinar el tratamiento más adecuado en cada caso.
Algunos de los términos aplicados a los tipos de cáncer más comunes son los
siguientes:
CARCINOMA
Es el tumor maligno que se origina en la capa que recubre los órganos (células
epiteliales) . Aproximadamente el 80% de los tumores cancerosos son carcinomas.
Algunas de estas células tienen diferentes características y por tanto su nombre puede
ser algo distinto. Vamos a destacar algunas:
Adenocarcinoma: Se denomina adenocarcinoma al cáncer que se origina en el tejido
glandular (glándulas), por ejemplo en los conductos o lobulillos de la mama o en la
próstata.
SARCOMA
Se trata de un tumor maligno que se origina en los tejidos conectivos, tales como
los cartílagos, la grasa, los músculos o los huesos.
LEUCEMIA
Las leucemias se pueden clasificar en función del tipo de célula alterada en:
Leucemia mieloide
Leucemia linfoide
Asimismo, se clasifican según el estado de maduración de las células
leucémicas, pudiendo ser:
Leucemias agudas: Formada por células inmaduras.
Leucemias crónicas: Las células están en el último paso de la maduración.
Las leucemias agudas son más frecuentes en niños.
LINFOMA
Se denomina así al cáncer del sistema linfático. El sistema linfático es una red de
ganglios y vasos finos que existe en todo el cuerpo, su función es combatir las
infecciones. El linfoma afecta a un grupo de glóbulos blancos llamados linfocitos.
Las fases del cáncer van desde que se producen las primeras mutaciones de las
células hasta que la enfermedad llega a su etapa final. Esto se conoce como historia
natural.
La duración de este proceso en adultos depende del tipo de cáncer y oscila entre
meses y décadas. En el caso de los niños, todo este proceso se produce con mucha
mayor rapidez, pudiendo incluso durar sólo unos meses. Esto es debido a que las
células que constituyen los tumores en la infancia son células más inmaduras, que se
dividen y multiplican con mayor rapidez que las que constituyen los cánceres del
adulto, por lo que el desarrollo y evolución de los tumores en niños se producen en
un periodo de tiempo menor.
ETAPA 0
Lo primero que ocurre son los cambios celulares que dotan a las células de las
características de malignidad, es decir, de multiplicación descontrolada y capacidad
de invasión. Es la etapa más larga de la enfermedad y se denomina fase de inducción.
En ningún caso es diagnosticable ni produce sintomatología. Esta fase puede durar
hasta 30 años.
ETAPA IA
ETAPA IIA
METÁSTASIS
La evolución de cada cáncer está sujeta a múltiples factores que van a interactuar
entre sí. Estos factores varían dependiendo tanto del tumor como del paciente.
DISPLASIA
Los mecanismos reguladores que mantienen el equilibrio de las células son incapaces
de controlar su división, produciendo un cúmulo de células. Normalmente da lugar a
un bulto o tumor.
NEOPLASIA
Las células presentan variaciones en su forma, tamaño y función. Estas células dejan
de actuar como deben y adquieren nuevas propiedades que configuran el carácter
maligno (cáncer).
CAPACIDAD DE INVASIÓN
El cáncer puede extenderse por el organismo, utilizando para ello diferentes vías. Las
más comunes son:
La propagación local. Las células tumorales invaden los tejidos vecinos, infiltrándose
en ellos.
No, nunca.
Es poco probable.
Sólo en algunas familias existe una cierta predisposición para padecer determinados
tipos de cáncer (suponen un 5-10% del total de cánceres).
¿TENDRÉ DOLOR?
Posiblemente, no.
El cáncer no tiene por qué doler. La aparición de dolor depende de la zona en que
se localiza el tumor. Pero, en cualquier caso, existe gran cantidad de opciones de
tratamiento contra el dolor que controlan, en un porcentaje muy elevado de los
casos, las molestias del paciente.
En algunas ocasiones.
¿DEJARÉ DE TRABAJAR?
Los efectos secundarios del tratamiento no se relacionan con la eficacia del mismo,
dependen del tipo y dosis de la terapia y de la sensibilidad del paciente. Es decir,
que el hecho de no presentar síntomas no significa que la terapia no esté siendo
efectiva.
Para conocer cómo responde un cáncer al tratamiento, es preciso realizar una serie
de pruebas que permitan valorar al médico la evolución del mismo. Sólo después de
dicho estudio se podrá conocer si el tratamiento ha sido eficaz. El médico indicará
qué pruebas son necesarias y cuándo es el momento más indicado para su
realización.
No es aconsejable.
La creencia de que existen remedios naturales que puedan ayudar al paciente a
curarse de su enfermedad y que son inofensivos está muy extendida. Sin embargo,
dicha afirmación no es correcta. Generalmente, no existen estudios científicos serios
sobre estos remedios o tratamientos alternativos que evidencien su eficacia contra el
cáncer. No se debe llevar a cabo ningún tipo de medida o terapia alternativa
desconocida sin consultarlo previamente con el equipo médico. Puede ser perjudicial
o interferir con la terapia o los resultados de las pruebas.
Una vez finalizado el tratamiento del cáncer, es preciso llevar a cabo una serie de
revisiones periódicas para controlar los efectos secundarios y la evolución de la
enfermedad. Para determinar si el tumor ha desaparecido es preciso realizar una serie
de pruebas, indicadas por el médico, que permitan valorar la respuesta de los
tratamientos.
No.
No se ha demostrado.
Los estudios que se han llevado a cabo para determinar si existe conexión entre el
estrés y el cáncer no han demostrado ninguna relación entre ambos. Ahora bien, es
cierto que un estado anímico óptimo ayuda a manejar mejor la enfermedad y sus
tratamientos desde el punto de vista psicológico.
Existe una serie de tumores que sí pueden prevenirse (cáncer de pulmón, cáncer de
colon...), otros pueden detectarse en fases premalignas, es decir, antes de que
aparezca el cáncer (cáncer de cuello uterino) y otros pueden detectarse en fases
precoces, como es el caso del cáncer de mama.
De los diferentes tipos de cáncer, se conocen algunos de los factores que los
producen. Si se evitan dichos factores o se modifican adoptando una serie de hábitos
saludables, se podrá disminuir el riesgo de padecer dicho cáncer. Por ejemplo: el
tabaco aumenta el riesgo de padecer cáncer de pulmón, si evitamos su consumo
evitaremos, en gran medida, el desarrollo de la enfermedad.
No es correcto.
No es cierto.
Hoy en día, este mito debe ser desterrado de una sociedad como la nuestra. No sólo
porque cada vez se consigue la curación de una mayor proporción de casos de
cáncer, sino porque en un número importante de casos sus síntomas pueden ser
controlados de forma adecuada.
Más de la mitad de las personas con cáncer se curan y, en otro porcentaje importante,
el cáncer se convierte en una enfermedad crónica en la que los pacientes poseen una
buena calidad de vida.
SI NO SE PUEDE OPERAR ES QUE NO TIENE CURA
No es cierto.
Hay cánceres que se pueden controlar o superar aunque la cirugía no sea posible,
como es el caso de las leucemias, que afectan a las células de la sangre. En la
actualidad existen tratamientos como la quimioterapia y la radioterapia que pueden
ser el tratamiento más indicado para controlar un tipo de tumor concreto.
Ningún tratamiento por sí mismo es más curativo que otro, sino que dependerá del
tipo de tumor y su localización, es decir, para cada caso de cáncer existe un
tratamiento concreto.
No es cierto.
No es cierto.
Por tanto, recibir varios tipos de terapias no significa que la enfermedad sea más
grave, o que la persona esté peor, si no que se aplican varios tratamientos para
mejorar su eficacia.
SI LE DAN MORFINA ES PORQUE VA A MORIR DENTRO DE POCO
No es cierto.
La morfina es un fármaco muy eficaz contra el dolor, que se debe utilizar en el caso
de que este no ceda con otros medicamentos. Por tanto, no sólo debe administrarse
en los últimos momentos de la enfermedad, sino siempre que se precise para mejorar
la calidad de vida del enfermo.
No es cierto.
La recidiva es la reaparición del tumor maligno tras un periodo más o menos largo
de ausencia de enfermedad.
La remisión completa puede durar semanas o años. Cuando dura años puede
considerarse como una curación.