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Gálatas 4:21 - 5:1

21 Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? 22 Porque está escrito que Abraham tuvo
dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre. 23 Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre,
por la promesa. 24 Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte
Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar. 25 Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a
la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud. 26 Mas la Jerusalén de arriba, la cual es
madre de todos nosotros, es libre. 27 Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; Prorrumpe
en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; Porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene
marido. 28 Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa. 29 Pero como entonces el que
había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora. 30 Mas ¿qué dice
la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre.
31 De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre. 5 Estad, pues, firmes en la libertad

con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.
Intro:
Estos versículos son candentes. Sintetizan los temas que Pablo ha estado resaltando desde la mitad del capítulo
2. Su argumento aquí no solo es que el evangelio hace que literalmente cualquier persona sea un hijo de Dios,
sino que los más orgullosos, morales y religiosamente “capaces” muchas veces son los que se quedan fuera de
la familia de Dios. El evangelio invalida los valores del mundo. Timothy Keller. Gálatas para Ti

Hay dos grupos de personas bajo perspectiva aquí, tenemos a los hijos que nacen de acuerdo a la promesa de
Dios, estos son libres, por otro lado tenemos a los hijos que nacen del esfuerzo humano, del ingenio y por los
medios trazados por el hombre, éstos son esclavos. Éstos son los que son declarados justos por la fe en Cristo, y
los que buscan justificarse por su obediencia a la ley de Dios.
Una vez más Pablo el relato bíblico que envuelve a Abraham y la promesa, pero ahora se enfoca en el
nacimiento de los dos hijos de Abraham, Ismael, el hijo de Agar, esclava de Abraham, e Isaac, el hijo de Sara,
esposa de Abraham. Ismael fue fruto de la incredulidad de Abraham en la capacidad de Dios de cumplir la
promesa que hizo. Éste fue el fruto del esfuerzo humano para conquistar por medios carnales lo que Dios
prometió realizar por con su poder soberano. Por otro lado, Isaac fue el hijo según la promesa, un milagro, fruto
de la acción del Dios todo poderoso y fiel. Su madre era muy mayor y a demás estéril cuando quedó
embarazada, según lo prometido por Dios a Abraham. Pablo hace usa esta historia bíblica como alegoría para
demostrar, lo que desde el capítulo 3 ha estado exponiendo, que los esfuerzos humanos son inútiles cuando
tratan de conquistar el derecho a pertenecer al pueblo de Dios, lo que significa tener el favor de Dios, ser hijo
de Dios y heredero de sus promesas. Dios prometió declarar justo, sin culpa, solamente a aquellos que creen en
Cristo como suficiente salvador.

Pablo se dirige a quienes quieren estar bajo la ley, a los que buscan cubrirse, buscan acobijarse bajo la ley. La
alegoría que él propone, claramente quiere mostrar que los esfuerzos de la carne en el cumplimiento de normas
religiosas, no hace que nadie gane el privilegio de ser parte del pueblo de Dios, lo que implica que, a pesar de
todo esfuerzo en cumplir ciertas normativas religiosas y morales, el que no confía solamente en la suficiencia
de Cristo como su salvador, por medio de quien se tiene entrada al padre, tal persona sigue siendo un esclavo
del pecado, todavía no tiene el favor y la filiación de Dios. Las personas que quieren vivir bajo la ley, es decir,
aquellos individuos que buscan abrigarse bajo la obediencia de la ley, son aquellos cuyo estilo de vida es
marcado, definido, por una religiosidad ritualista.

La religión es todo aquello que pretende establecer una conexión entre los hombres y Dios, una religión
ritualista es el intento de conectarse con Dios mediante ritos, por medio de un conjunto de reglas y ceremonias.
Por ejemplo: Antes de empezar el culto, muchas personas se disponen a “entrar en la presencia” del Dios
omnipresente, para que esa incursión se eficaz se exige un tipo determinado de vestimenta, un tono de voz
adecuado, un vocabulario predeterminado cargado de expresiones formales que obedecen todo un protocolo. El
lenguaje corporal es moldeado por la misma disposición apelativa… Para estas personas el velo que hacía
separación entre Dios y su pueblo aun no fue roto, como si estuvieran listos a entrar en el lugar santísimo,
tomados por un sentimiento análogo al temor que había en el sumo sacerdote del viejo testamento, con un
cuidado urgente, estas personas se disponen a “entrar en la presencia” del santísimo Dios, confiando que
cumpliendo todos los requisitos de la ley serán aceptados, o de lo contrario el fuego de la ira santa de Dios
fulminará inmediatamente a tal persona.
Es irónico pero tal actitud, en lugar de ensalzar a Dios, y de promover una real conexión con Él, lo que
realmente hace es menospreciar al mismo Dios. Esta forma de pensar es el resultado de una fe en una caricatura
de Dios, fe en un dios falso, fe en un ídolo tan limitado cuanto su creador. ¿Cómo entras en la presencia del
omnipresente Dios? En Hechos 17:28 Pablo, dirigiéndose a individuos idólatras y paganos, de Dios dice:
“porque en El vivimos, nos movemos y existimos” (…) En palabras del salmista - Salmos 139: 7 -12:
“¿Adónde me iré de tu Espíritu, o adónde huiré de tu presencia? Si subo a los cielos, he aquí, allí estás tú; si en
la sepultura preparo mi lecho, allí estás tú. Si tomo las alas del alba, y si habito en lo más remoto del mar, aun
allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. Si digo: Ciertamente las tinieblas me envolverán, y la luz en torno
mío será noche; ni aun las tinieblas son oscuras para ti, y la noche brilla como el día. Las tinieblas y la luz son
iguales para ti”. Entramos y salimos de la presencia de los hombres pero nada en todo el universo escapa a la
presencia de Dios. Piensa ahora en otro tipo de comportamiento, éste es más común. Una persona mantiene una
vida externa de obediencia moral, está muy satisfecha con ello, de manera que el gozo y la confianza de
acercarse al perfecto y eternamente santo santo santos justo y sumamente puro Dios proviene de fe en la
suficiencia de su obediencia externa y no en la suficiente y e inmutable gracia divina. Ilustrándolo un poco
mejor, imaginemos que esta persona atiende todos los domingos a los cultos de la iglesia donde congrega. Ella
ejerce alguna función pública, visible en el culto. Puede que sea dirigiendo las alabanzas, o sirviendo la cena
del Señor, o incluso como predicador. Como nosotros, esta persona sabe que todos somos pecadores, ella peca
de varias maneras todos los días, sin embargo no comete ningún pecado que sea, “en sus medidas”, exagerado,
escandaloso o dignos de reprobación. Llega el sábado por la noche, esta persona comete algún acto de
inmoralidad, o levanta la voz a su esposa o esposo, podría ser que haya actuado de una forma exageradamente
airada con un hijo, o vio algún alguna película que no era la más indicada para un cristiano, sobre para alguien
que juega un rol importante en la iglesia. El domingo por la mañana, como de costumbre, le toca a esta persona
desarrollar su labor en el servicio público, pero a diferencia de su comportamiento confiado y lleno de
satisfacción de otros domingos, esta persona está abatida, está hundida en un sentimiento de culpa y siente que
necesita redimir su pecado para que le sea propicio, favorable Dios, y respalde su participación el culto. Hay un
sentimiento de ser indigno, esta persona se siente insuficiente, se siente especialmente sucia, por lo cual movido
por su vergüenza e insatisfacción, no quiere ejercer su labor de costumbre, no tiene ganas, está desmotivado…
¿De qué manera esta persona ha disminuido Dios? Su comportamiento muestra que la confianza, y la
motivación que de costumbre dispone a la hora de participar el culto público, provienen de ignorar la amplitud
de la justicia de Dios, de la totalidad de su pureza, de la veracidad implacable de su ira y rechazo en contra de
todo pecado. El comportamiento, la reacción, de esta persona muestra su limitado entendimiento de la
omnisciencia de Dios. Su mentalidad esclavizada al engaño legalista, no se da cuenta de que Dios conoce cada
uno de sus pensamientos, conoce lo más profundo de su corazón y sabe que dicha persona, aunque no cometa
actos pecaminosos exteriores especialmente escandalosos, aún así en su corazón ha cometido asesinato,
adulterio, a engendrado mentira, pleito, ha cobijado orgullo, ha cultivado lascivia, ha sido envidioso, ha sido
egoísta, egocéntrico al punto de usar a otras personas para su propio privilegio, e incluso el mismo Dios, varias
veces lo ha buscado por el deseo de recibir algún bendición, en lugar de acudir a Dios por desearle, y estar
satisfecho plenamente con su amor y gracia. Esto revela que esta persona sirve cada domingo una caricatura de
Dios, un dios falso, un ídolo y no al único Dios verdadero, que todo lo sabe, todo lo ve, y todo lo juzga sin
parcialidad.

El legalismo produce la ilusión de que nuestras obras son suficientes para satisfacer las exigencias de Dios, pero
al suponer eso, el legalista no se dirige al Dios verdadero sino a una versión deformada, que no es infinitamente
excelsa y sublime como el Dios descrito en las escrituras. El dios del legalista es tan mediocre que se satisface
con esfuerzos y métodos, con disciplina y palabrerío, que algunos clasifican como sublime, pero están
empapados de la pecaminosidad humana, lo cual el Dios verdadero abomina Lucas 16:15. Esta forma de
pensar, sentir y vivir, no es característica de personas que conocieron la verdad y fueron liberadas, sino de
personas que siguen ciegas y esclavizadas. Abraham dudo que Dios fuera capaz de cumplir su promesa,
infravaloró a Dios, cuando lo hizo, intentó alcanzar la promesa por sus obras, y el fruto fue Ismael, el hijo de la
esclava, el hijo rechazado. De la misma manera aquellos que no creen en la suficiencia de Cristo, en la
salvación soberana de Dios, solamente por fe, solamente por gracia, se sujetan a una vida religiosa ritualista
esclava, que consume su gozo, su vitalidad y su satisfacción solamente y totalmente en Dios.

Pablo en este texto, una vez más, está afirmando que el llegar a ser libre de la maldición que está sobre toda la
humanidad, dado que todos han pecado, es posiblemente solamente por la obra soberana de Dios, quien hace
libre de la esclavitud del pecado, y justifica a todo aquel que cree, tal y cual el prometió a Abraham. Todos
aquellos que han creído que Cristo Jesús murió por sus pecados, y que su sacrificio fue suficiente para pagar
por todos los pecados, son justificados por Dios mediante la fe, tales son libres de esclavitud, son hechos hijos
del Rey del universo, por lo tanto ya no son esclavos, son libres de todo yugo y obligación. Son hijos libre no
por obra, sino por la gracia de Dios.

El texto también describe como mi relación con Dios afecta mi relación con el prójimo, Pablo apunta a que el
hijo de la esclava persiguió al hijo de la libre. Esto mismo lo vemos en Gálatas, los judaizante quiénes son
esclavos, quienes están todavía sometidos al engaño y la ignorancia del legalismo, quieren someter a los
Gálatas al engaño del legalismo. Lo típico del comportamiento legalista, es intentar imponer a otros el yugo
religioso que define su manera de vivir. El legalista se molesta con el legítimo gozo y libertad que fluye de un
corazón que está satisfecho en la suficiencia de la Gracia de Dios y su amor salvífico. El legalista está
esclavizado al engaño, y quiere esclavizar a otros. Esto mismo ocurre con nosotros, cuando no estamos
satisfechos en Cristo, nos volvemos personas amargas, personas negativas. Nos volvemos personas
exageradamente críticas, inflexibles, super exigentes, demandantes, caprichosas, imponemos sobre los demás
nuestras leyes, nuestras formas, nuestras preferencias, como si se tratara de leyes legítimamente divinas.

El legalismo pervierte de tal manera la verdad del evangelio que “destrona Dios y desfigura” a Dios. Oprime a
mi prójimo, y me exalta sobre todo lo demás. El legalismo es un engaño pecaminoso del diablo, es seductor y
traicionero, con un solo golpe nos tumba de nuestro trono de gloria propia, nos deja en vergüenza, y nos somete
a una vida esclavizada, movida constantemente por la urgencia de fingir todo el tiempo, de pretender ser quien
no soy, fingir estar feliz cuando no estoy, ser fuerte cuando no lo soy, tener respuesta para todo cuando no las
tengo, y estar por encima de cualquier posibilidad de fallo. ¡El legalista vive como un esclavo!
La ignorancia legalista es tan subversiva que lleva a considerar, la auto justificación – la justicia propia
derivada de mi vida religiosa – ritualista, como algo que sublime ante Dios, cuando a la vista de Dios eso esto
es abominable, detestable… El legalista está tan ciego que se jacta del peso y el grosor de las cadenas que le
atan, y de la sucia y mal oliente celda en la que está encarcelado, como si de algo glorioso se tratara.
Solo la verdad hace libre, y la verdad en términos bíblico no es un concepto, no es un cierto tipo de
información, la verdad es una persona y se llama Jesucristo, quien siendo Dios, se humilló, se hizo hombre,
asumió la culpa por nuestros pecados, murió en nuestro lugar, también resucitó, ascendió glorioso al cielo, vive
y reina eternamente, e intercede por nosotros a la diestra del Padre. Aquel que murió una sola vez y resucitó, de
una vez por todas pagó por todos los pecados de cualquiera que crea en Él. Jesús conquistó, para todo aquel
que en Él cree, libre acceso al trono de la gracia de Dios Padre, por medio de Él podemos entrar confiadamente
ante nuestro Padre celestial. En Cristo Jesús somos más que vencedores, somos libres…

Gálatas 5:1 – Pablo concluye: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra
vez sujetos al yugo de esclavitud”.
Hermanos permanezcan libres en esta libertad. ¿Cómo hacerlo? “Es imposible impedir que un pájaro pose sobre
tu cabeza, pero si es posible impedir que haga un nido sobre tu cabeza”… Cuida tu mente y tu corazón
predicándote el evangelio una y otra vez, todos los días, medita en el evangelio, disfruta de la gracia de Dios,
agárrate con fe en su promesa, y recuerda que el que prometió es poderoso para cumplir. Estudia tu biblia,
conoce mejor la gloriosa oferta de gracia que el Padre brinda mediante Jesucristo. Aliméntate de las verdades
bíblicas acerca de Dios, de cuan grande es, cuán misericordioso, y cuán santo, e inmutable es amor y fidelidad.
Pide a Dios que ilumine tu entendimiento cada vez más, pide con fe al Padre, que te haga libre de la ignorancia
y que Cristo sea cada vez más glorioso y suficiente para ti. Permanece firme en la verdad y permanecerás firme
en la libertad.

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