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REALIDAD NACIONAL EN MATERIA DE ADOPCIONES EN GUATEMALA

La adopción en Guatemala goza de protección constitucional, en virtud que está reconocida y


protegida por el Estado.

El artículo 1º de la CPRG regula la protección a la persona de la siguiente forma: “El Estado de


Guatemala se organiza para proteger a la persona y a la familia; su fin supremo es la realización del
bien común.”

El artículo 54 de la CPRG establece que “El Estado reconoce y protege la adopción. El adoptado
adquiere la condición de hijo del adoptante. Se declara de interés nacional la protección de los
niños huérfanos y de los niños abandonados.”

El 31 de diciembre del 2007 entró en vigencia la Ley de Adopciones, Decreto 77-2007, la cual
establece que la adopción debe ser dictada por un Juez de la Niñez y la Adolescencia, luego de un
proceso que examine los aspectos sociales, psicológicos y médicos del niño y se establece la
imposibilidad de la reunificación de éste con su familia. Surge como marco jurídico para dar
cumplimiento al Convenio de la Haya de 1993, relativo a la protección del niño y a la cooperación
entre estados en materia de adopciones.

La situación nacional real nos aleja de ese paraíso que pregonan las leyes, pues los infantes con
acceso a un proceso de adopción, no son todos los que están en condiciones de adoptabilidad; antes
de la Ley de Adopciones, los niños a cargo de hogares y casas de la Secretaría de Bienestar Social no
se tomaban en cuenta para darse en adopción, tampoco ahora el Estado tiene medidas reales para
sacar a los niños de la calle, niños trabajadores, quienes son explotados, abusados, maltratados, y
no están siendo protegidos; ellos, sumados a los niños que son voluntariamente entregados por sus
padres biológicos, son realmente los sujetos a quienes debe proteger el Estado y garantizar su
resguardo.

La Ley de Adopciones es clara, niños que se den en adopción, niños en hogares de cuidado infantil
estatales y privados con autorización estatal, pero qué sucede con los niños que viven en las calles,
o que tienen padres desnaturalizados y los utilizan como medio de sustento, ellos realmente no son
sujetos con acceso a un proceso de adopción; por lo tanto, si el Estado, protege, garantiza y
reconoce la adopción, ésta debe ser destinada materialmente a todos los niños en condiciones de
abandono y desamparo.

La actual Ley de Adopciones en el artículo 9 y 43 prioriza que el niño que tenga condición de
adoptabilidad sea adoptado por otra familia guatemalteca y, en última instancia, por un extranjero.
Detrás de esto hay una lógica que incluye mantener al menor en su propia cultura y que, tanto
gobierno como ciudadanos velemos por el bienestar del menor.

El número de niños favorecidos; sin embargo, ha disminuido por diversas razones: en el 2014 hubo
165 adopciones y en el 2015 fueron 136.
Actualmente, completar un proceso de adopción nacional puede demorar 12 meses y el proceso de
adopción internacional puede durar más de dos años.
El problema actual radica en que el protocolo hace que los gobiernos trabajen con gran lentitud,
creando un proceso riguroso que pocos pasan, y en vez de ayudar a los niños a salir de orfanatos,
esto los mantiene dentro de ellos, creciendo y creciendo hasta que pasan la edad de adopción y
simplemente esperan hasta que ellos sean adultos legales. Los procesos realizados por año son
mínimos comparados con el número de menores huérfanos esperando a ser nombrados adoptables
para iniciar ese proceso.

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