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1) Analice el personaje de Helena en De sobremesa: sus representaciones,

significaciones y función narrativa dentro de la novela.

En la novela De sobremesa de José Asunción Silva el personaje Helena se presenta


como una configuración estética a lo largo de todo el texto. En esta ocasión analizaré el
modo en que se exhibe esta figura a través de distintas funciones, representaciones y
significaciones.

En primer lugar quisiera referirme a la representación de la mujer principal en la


obra, la cual se constituye a partir de una mediación con el arte. Con esto quiero afirmar
que la figura del personaje femenino siempre está atravesada por distintas
representaciones pictóricas. Atiendo al episodio que proporciona el narrador de la
primera imagen de la mujer que se enamora, en el cual la describe representada por una
silueta “ingenu(a) y pur(a) como el de una virgen de Fra Angelico, de una insuperable
gracia de líneas y de expresión”1 (Silva, 1977, p.43). Según Gonzales, “las alusiones a
la pintura en la escritura forman parte de un sistema más amplio de alusiones […] a
través del cual se transluce una valoración positiva de lo artificioso” (1987, p.89). Con
esto quiero afirmar que dicha configuración no solo se da a través del nombre de un
pintor y su obra, si no también por la alusión a la virgen, tema que se abordará más
adelante.

En este punto me resulta importante destacar que el retrato general de la mujer, en


toda la novela, es “siempre conocido” (Pellicer, 1999, p.1096) a tal punto que la imagen
de Helena es sustituida por la combinación de distintos cuadros que hacen referencia a
su persona2. En otras palabras, el arte termina sustituyendo lo real. Para concluir este
punto, quisiera referirme a la evocación de la Virgen que despierta Helena. Gutiérrez
Girardot sostiene que esta imagen es una variación que ha tenido el arte sobre el
arquetipo de belleza “a la que Fernández- Silva da el valor simbólico de la meta
inalcanzable, de la búsqueda permanente” (1993, p.5). En otras palabras, el modelo de
la co-protagonista corresponde específicamente al modelo inalcanzable de belleza para
su representación estética en la obra.

1
Los paréntesis dentro de las citas corresponden a pequeñas modificaciones que realicé para la
coherencia y cohesión del texto, sin alterar el significado del mismo.
2
Como por ejemplo elementos de la tradición pictórica que influenciaron a los prerrafaelitas.
En segundo lugar quisiera hablar de la significación del personaje acerca del arte. A
partir de lo mencionado anteriormente, acerca de la manera en que se representa a la
figura femenina, quisiera destacar la importancia de este personaje presentado en la obra
como el deseo del Arte. En esta oportunidad me centro en los episodios en que el
narrador/protagonista se refiere a la figura mencionada a través de distintos marcos
posibles; por ejemplo “la mirada de las pupilas azules, radiosas en la fisonomía
mortalmente pálida que enmarcaban los rizosos cabellos castaños, iluminaba mi
espíritu” (Silva, 1977, p.47). González, menciona que el espacio donde ella se encuentra
también aparece enmarcado:

Al levantar la cabeza para ver el cielo al través de los árboles […] vi iluminado en
la fachada uno de los balcones del segundo piso, con los cristales abiertos y las
cortinas blancas caídas. Una larga sombra de mujer, como envuelta en un manto
que le cayera de la cabeza sobre los hombros, se destacaba confusa sobre la
blancura de niebla del transparente. Era Ella: era ésa la alcoba de la izquierda del
departamento número 9 (Silva, 1977, p.47).

Esto no solo refuerza la representación de Helena, sino también su significación. Su


figura aparece enmarcada por la ventana del balcón, simulando ser el marco de una obra
de arte. Siguiendo lo que sostiene González, ella “siempre fue descripta en términos
pictóricos” (1987, p.101). Esta descripción pictórica, acompañada de la pesquisa
desesperada por encontrarla, conlleva una búsqueda de fines estéticos. Esa indagación
puede entenderse como la exploración del artista ante el Arte. Tal es así que termina por
definirla como “un sueño más real que eso que los hombres llaman Realidad” (Silva,
1977, p.128). En este punto quiero destacar que la representación femenina con matices
religiosos señalados anteriormente, es la significación de la consagración al arte como
fin absoluto. Fernández se consagra a ella tal como el artista se consagra al arte
“absoluto y supremo” (Gutiérrez Girardot, 1993, p.5).

En tercer lugar me resulta importante destacar la función narrativa del personaje


tratado a lo largo del parcial. Helena es quien ayuda al protagonista en toda la obra. No
solo es quien unifica los distintos fragmentos o fracciones de la obra, sino que ayuda a
Fernández a entender el Misterio sobre el cual reflexiona al final. A partir de lo
recientemente argumentado, en último lugar, me resulta importante destacar el pasaje en
el cual el Fernández habla sobre la muerte del personaje tratado aquí en cuestión:

¿Muerta tú? ¡Jamás! Tú vas por el mundo con la suave gracia de tus contornos de
virgen […] ¿Muerta tú, Helena? No, tú no puedes morir. Tal vez no hayas existido
nunca y seas sólo un sueño luminoso de mi espíritu pero eres un sueño más real
que eso que los hombres llaman la Realidad. Lo que ellos llaman así es sólo una
máscara oscura tras de la cual se asoman y miran los ojos de sombra del misterio, y
tú eres el Misterio mismo (Silva, 1977, p.128)

En este fragmento y algunos anteriores el personaje reflexiona ante la


imposibilidad de la muerte de ella, hasta sostener que vivirá para siempre por no poder
morir. De esto puedo deducir que si Helena representa la alegoría de la esencia artística
que busca el protagonista de la novela, su muerte significa la muerte de ese deseo. Pero
como su muerte no es física o real, esa muerte es imposible. Por tal motivo la figura
femenina aquí tratada es eterna, porque el deseo del arte es eterno, por ser a la vez
Misterio y Realidad.

En este trabajo, analicé las distintas figuraciones, representaciones y


significaciones de Helena que me permitió dilucidar sobre la metáfora del personaje y
su trasfondo estético, y reflexionar sobre su rol en la novela para el funcionamiento de
esta metáfora.

2) Analice la relación entre poesía y ciudad en Versos libres teniendo en cuenta la


posición del sujeto lirico, los tópicos literarios aludidos, los tropos y
procedimientos poéticos implementados.

En “Amor de ciudad grande” y “Envilece, devora” de Versos libres del autor José
Martí la representación urbana se vincula a la poesía, y en ese marco el lugar del sujeto
lirico junto a sus procedimientos poéticos se configuran como afectados por esta
relación.

En primer lugar quisiera analizar el concepto de modernidad presente en ambos


poemas. Ángel Rama sostiene que “la modernidad exige más alta preparación, más
rigurosa elaboración” (1983, p.201). Es por ello que la ciudad es por excelencia la
representación de esto; el espacio urbano representa no solo la fugacidad del tiempo,
sino que se representa como aquello que corre, come, y se hunde. Tal es así que aparece
siempre asociado a verbos de velocidad y movimiento como “De gorja son y rapidez los
tiempos: /Corre cual la luz y la voz” (Martí, 2018, p.19, v.1-2), en este caso
acompañado por el tropo fugit irreparabile tempus que refuerza la idea de la velocidad
de este. En el otro poema que señalé al inicio, con el asíndeton refuerza el movimiento
degradante al afirmar que “envilece, devora, enferma, embriaga/ la vida de ciudad […]”
(Martí, 2018, p.36, v. 1-2) reforzado por el paralelismo sintáctico del último verso de la
estrofa3. En otras palabras, siguiendo los postulados de Colombi, la modernidad genera
victimarios en la ciudad, haciendo de ella un agente más.

A este punto quisiera reforzarlo con figuras y tópicos utilizados por el poeta para
aumentar y reforzar esta idea. En el poema “envilece, devora” el tópico Somniuem
imago mortis utilizado en el verso nro. 5, refuerza la idea de la muerte al comparar un
cadáver en el nicho y la gente apretada por la calle (Martí, 2018, p.36, v.6). En el otro
poema, “amor de ciudad grande” la imagen de la supremacía de la violencia se ve a
través de la figura del cazador, catador y labrador, agentes de violencia que aumentan
la Ley del más fuerte en la ciudad4. Con esto quiero decir que compara a la ciudad con
la propia selva.

En segundo lugar quiero argumentar acerca de las excepciones presentes que salva
el poeta en ambos poemas. En el primer poema mencionado, esta excepción se da a
partir del tópico amor bons, reforzado por los deícticos “aquella”, “aquel” y los
verboides5 que remiten a un tiempo pasado y no marcan una acción; parecería que el
tiempo no trascurre en este momento, dado que “el poema define una zona de amor
tradicional en un tiempo/lugar perdidos […] a los que se opone la urgencia del deseo
moderno” (Colombi, 2000, p.103). Con esto quiero sostener que crea un cambio de
ritmo en el poema, más pausado y mucho más lento. En el segundo poema mencionado
al inicio de este parcial esta alteración se da a partir de los pobres (Martí, 2018, p.36,
v.15) y en abrazarlos como en un haz. Esta comparación refuerza la idea de unión de
colectividades.; en esta oportunidad refiero a que retoma a los necesitados como lo
único bueno que queda en la ciudad. A las singularidades mencionadas Martí las
describe como sensaciones que genera la ciudad y que el poeta necesita exponer.

Siguiendo con mi análisis, en tercer lugar quisiera hablar sobre la posición del
sujeto lirico relacionado a la poesía y a la ciudad. Me resulta interesante destacar la
auto-referencialidad en cada uno; en “amor de ciudad grande” el yo lirico aparece
explícitamente a partir del segundo blanco del poema, es decir en el verso nro. 52 donde

3
“Secos, airados, pálidos, canijos” (Martí, 2018, p.36, v.9)
4
Véase versos nro. 33, 42, 52.
5
Véase versos 15-20 del poema “Amor de ciudad grande”
comenta “Me espanta la ciudad!” (Martí, 2018, p.19, v.52) hasta el final del poema. Me
resulta pertinente destacar que su aparición está dada por las interjecciones, los verbos y
adjetivaciones, y resalta que su aparición trae aparejada la visión negativa de la ciudad.
En el otro poema aquí tratado, esa referencialidad aparece marcada a partir de la tercera
persona del singular, nominada como el “alma heroica” (Martí, 2018, p.36, v.12). Me
centro en estos pequeños pasajes para marcar la aparición y desaparición del sujeto
poético/lirico a lo largo de los dos poemas, dado que “ante la disyuntiva el valor del
poeta moderno […] se halla en la tensión que establece ente el vacío del lenguaje y la
producción del poema” (Echevarría, 1987, p.161). Concuerdo con este autor al sostener
que la dificultad del lenguaje del poema forma parte de la tensión del modernismo, en el
cual el movimiento se da a través de la alternancia de “trozos narrativos” (Echevarría,
1987, p.167) en este caso reforzados por la figura del encabalgamiento.

En este punto me resulta interesante destacar que ambos poemas se vuelven un


“campo de lucha entre la ciudad moderna que lejos de ser “representada” en términos
figurativos […] es metaforizada […] y un yo poético que elude […] su descontrol”
(Colombi, 2000, p.105). Con esto quiero decir que los dos poemas buscan una frontera
entre el lenguaje y la ciudad, en donde la poesía se inserta en un mundo corrompido.

Para concluir, la relación entre poesía y ciudad en Versos libres se gesta a través de
la imposibilidad del poeta para encontrar el lenguaje ante tal fugacidad de lo moderno, y
el presente corrompido sin añorar el pasado o marginalizar al desdichado. Esto se da a
través de distintas figuras retoricas o tropos que utiliza el autor para dar cuenta de esto;
del paso del tiempo y su voracidad, y de la necesidad de la poesía en la ciudad.

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