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La historia del amor

Este artículo fue redactado y avalado por la psicóloga Raquel Aldana

· 7 febrero, 2015

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 Cómo afrontar un bajón de ánimo
 La intervención social en las etapas del duelo
A veces el amor no es lo que creemos, no es un te necesito, sino
que es un te prefiero. Es esa fuerza tan personal y propia que solo tiene
significado para dos. Por eso, en esas noches en las que lo recordamos,
debemos tener muy presente que mantenerlo con vida es una tarea harto difícil
que depende en gran medida de lo que le exijamos.
El amor idealizado, el amor que hemos aprendido a admirar es el de películas
Disney, el de telenovela, el de Romeo y Julieta, el de muero por ti y tú por mí.
Pero la realidad es que no debemos morir por amor, debemos vivir
amando, amándonos a nosotros mismos. Amando lo que somos
cuando sentimos amor, cuando nos queremos y somos queridos, sin excusas,
sin cadenas, sin esposas y, sobre todo, sin prisas…
«En cualquier relación humana en la cual dos personas se convierten en una,
el resultado será dos medias personas.»
-Wayne E. Dyer-

¿Qué es el amor?
Hemos aprendido a alabar el amor de “érase una vez” sin darnos
cuenta de que es desigual y de que no hace justicia a la realidad. Es
precisamente vivir en este error lo que nos hace sentirnos frustrados y tirar a la
basura a la primera de cambio los sentimientos que tanto nos ha costado
forjar.

La historia que hoy os traemos refleja fielmente esto. No, no es un


camino de rosas, por el amor también se llora, también se pelea y también se
muere. Querer y amar también desilusiona y genera mareas y naufragios en
alta mar. Pero, así como amor no es solo una felicidad absoluta, tampoco es
todo lo que consideramos amor.
«Te moldearé», le dijo el hacha al pedazo de hierro mientras
descendía con toda su fuerza sobre uno de sus costados. Pero a cada
golpe que le daba iba perdiendo su filo, hasta que después de un rato
aquella herramienta no pudo más, había quedado completamente
obtusa.
«Déjenmelo a mí», repuso el serrucho mientras clavaba sus dientes
en el pedazo de hierro, los cuales fueron desapareciendo uno por uno.
«Yo me encargaré de modelarlo», profirió con arrogancia el martillo,
mientras se burlaba de sus compañeros que habían fracasado.
Pero después de varios golpes se le quebró el mango y se le
desprendió la cabeza.
«¿Me permiten probar?, inquirió humildemente una pequeña llama.
Los tres se rieron a carcajadas, pero se lo permitieron porque estaban
convencidos de que también iba a fracasar. Sin embargo, aquella
llamita cubrió el pedazo de hierro; no se desprendió de él, lo
abrazó y lo abrasó hasta volverlo blando y darle la figura que quería.
Aquella pequeña llama logró lo que las otras tres poderosas
herramientas no pudieron alcanzar.

El amor lo puede todo

Hay en el mundo corazones tan duros que pueden resistir los hachazos de la
ira, los dientes del encono y los golpes de orgullo y del rechazo. Pero por más
severo que sea el corazón de la persona, no podrá resistir las embestidas del
amor; porque el amor es la fuerza más poderosa de este mundo.
En ocasiones, en nuestro camino nos encontramos con corazones forjados
de hierro en el frío ardor de la batalla que necesitan de la suavidad del amor
para alcanzar la plenitud. Es en estos momentos en los que nuestros
aprendizajes erróneos sobre lo que es el amor pueden llegar a
destruirlo.
“En cualquier relación humana en la cual dos personas se convierten
en una, el resultado será dos medias”.

-Wayne E. Dyer-
Pero he de decir que buscar tu media naranja es una tarea imposible o en
buena parte complicada, pues no hay medias naranjas por el mundo. Si
emprendes esa búsqueda solo vas a encontrar frustración y dolor. Por el
mundo hay naranjas enteras, naranjas que ruedan solas y que de vez en
cuando se chocan y se ponen a rodar juntas.

El amor es un arte
El amor es un arte que necesita ser comprendido. Es un arte y como
arte no se mide por el tiempo, no es una fecha ni son solo dos cuerpos. Es el
oficio universal que presta sus servicios a toda la humanidad, es el niño que
todos llevamos dentro y debemos aprender a cuidar y a tratar para no destruir
la parte que nos mantiene vivos incluso cuando estamos en llamas.
El amor, como arte, puede ser practicado. O mejor dicho, liberado. Los
maestros budistas afirman que nuestro estado natural es el amor,
un amor que procura por el bien de los demás. Un amor que desea la
felicidad de todos los seres sin distinción. El amor, según el budismo, es de las
pocas cosas que crece cuando se reparte. Dar amor genera amor. El amor es
infinito.
Desde el budismo, el amor puede ir de una sonrisa a unas palabras de aliento,
e incluso a una pequeña regañina para corregir una conducta negativa. Amor
es todo aquello que proporcione felicidad a todos los seres pero, sobre todo,
que también les dote con las herramientas para que puedan serlo por sí
mismos. Así pues, si realmente queremos dar amor, es momento
de desear el bien a todos los seres.

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