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6. SALIDA DE LA GUARDIA
1° Se forman los adoradores en dos filas, junto a la puerta de la iglesia unos frente
a otros.
2° El jefe de noche toma la bandera y llevando delante al secretario con la bandeja
de las intenciones y a la derecha e izquierda dos adoradores con ciriales
encendidos, pasan solemnemente a colocarse a la cabeza.
8. MARCHA DE LA GUARDIA
4° Llegada la bandera a la cabeza de las filas y terminado el canto de la anterior
estrofa, el que preside entona:
A las sagradas solemnidades
Siguen cantando:
Únanse las alegrías,
Y del corazón resuenen los himnos;
Retírese lo antiguo;
Nuevo sea todo,
Los corazones, las voces y las obras.
Sonará el órgano suavemente hasta que llegue la guardia al altar. Si no hubiese
órgano, se marchará en silencio, sin cantar más estrofa que la dicha; pero siempre
por el camino más largo, de modo que se vaya al altar desde los pies de la iglesia
por el centro.
5° Llegados al altar, el abanderado se coloca de pie en el presbiterio del lado
izquierdo, teniendo la bandera en la mano derecha y la izquierda hacia el altar. Los
que llevan los ciriales se retiran. Los adoradores fuera del presbiterio, se dividen en
dos coros: el primer coro del lado derecho, del lado izquierdo, el segundo coro, del
lado derecho; a una ligera señal del que dirige, todos se arrodillan
6° después se expone el Santísimo Sacramento, según la rúbrica.
En las vigilias se puede cantar el himno eucarístico en español que señale el
cantoral.
ESTROFAS:
ORACIONES PREPARATORIAS
Colecta
Jesús, Sacerdote eterno y Salvador de los hombres, que desde la Hostia
consagrada estás intercediendo ante el Padre por nosotros, por los méritos de tu
corazón traspasado y las suplicas de todos los adoradores, que en México y en el
mundo entero te dirigimos, concede la gracia del arrepentimiento a los pecadores y
a todos atráenos hacia ti y guárdanos en tu amor. Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos.
R. Amén.
ORACION DEL CONSEJO NACIONAL
Señor Jesucristo, te agradecemos que el Evangelio del amor del Padre, con el que
tú viniste a salvar al mundo, haya sido proclamado ampliamente en México como
don del Espíritu Santo que hace florecer nuestra alegría. Te damos gracias por la
ofrenda de tu vida, que nos entregaste amándonos hasta el extremo, y nos hace
hijos de Dios, hermanos entre nosotros. Aumenta, Señor, nuestra fe y amor a ti, que
estás presente en tantos sagrarios del país. Concédenos ser fieles testigos de tu
resurrección ante las nuevas generaciones, para que conociéndote te sigan y
encuentren en ti su paz y su alegría. Solo así podrán sentirse hermanos de todos
los hijos de Dios dispersos por el mundo. Tú, que al hacerte hombre quisiste ser
miembro de una familia humana, enseña a las familias las virtudes que
resplandecieron en la casa de Nazaret. Haz que permanezcan unidas, como tú y el
Padre son uno, y sean vivo testimonio de amor, de justicia y solidaridad: que sean
escuela de respeto, de perdón y de mutua ayuda, para que el mundo crea; que sean
fuente de vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada, y a las demás formas de
intenso compromiso cristiano. Protege a tu iglesia y al sucesor de Pedro, a quien tú,
Buen Pastor, confiaste la misión de apacentar a todo tu rebaño. Haz que tu iglesia
florezca en México y multiplique sus frutos de santidad. Enséñanos a amar a tu
madre María, como la amaste tú. Danos fuerza para anunciar con valentía tu palabra
en la tarea de la nueva evangelización, para alentar la esperanza en el mundo.
¡Nuestra Señora de Guadalupe, ruega por nosotros!