La posibilidad de divertirse puede representar sentimientos de libertad, de disfrutar
y de sentirse poderosos, capaces de realizar cualquier cosa. Este estado puede llegar a la exacerbación, pero sólo en ciertos momentos, de forma natural, necesaria y libre de culpa, principalmente para los jóvenes quienes suponemos que en su condición, están más propensos de vivirlo. He aquí entonces, la imagen de nuestro Presidente de la República y Secretario de Educación que siendo adultos pueden emanar hasta carcajadas, viviendo en una residencia como Los Pinos y con la seguridad privada con la que cuentan, así, qué importa que la Reforma Educativa tenga tantas dificultades en su operación. He pensado que sólo pueden seguir viviendo así porque están profundamente convencidos de habitar un Mundo Feliz o porque estén estimulados con sustancias psicotrópicas. En contraparte, los padres de los estudiantes, se esfuerzan en llevarles de vacaciones a la playa, arrastrando consigo los dispositivos de precarización con los que cuentan y donde no hay cabida ni siquiera para emanar mínimamente sonrisas.