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Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales

Escuela de Derecho

RUPERTO PINOCHET OLAVE

APUNTE DEL MÓDULO “OBJETO


DEL DERECHO: DERECHOS
PERSONALES”

2014
ÍNDICE

Página

ABREVIATURAS…………………………………………………………………………….3

PLAN DE ESTUDIO……………………………………………………………………….....4

CAPÍTULO I

TEORÍA GENERAL Y CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES

A. LA RELACIÓN JURÍDICA……………………………………………………………......5

a. Concepto……………………………………………………………………….5

b. Elementos……………………………………………………………………....5

b.1. Los sujetos…………………………………………………………....6

b.2. El vínculo jurídico…………………………………………………....6

b.3. El objeto……………………………………………………………....7

b.4. El deber jurídico u obligación…………………………………….…..7

b.5. El hecho condicionante…………………………………………….....7

b.6. El derecho subjetivo…………………………………………………..7

B. CLASIFICACIONES DE LOS DERECHOS SUBJETIVOS……………………………………..8

a. Derecho reales y derechos personales………………………………………….9

a.1. Conceptos…………………………………………………………….9
II

a.2. Diferencias………………………………………………………...….9

a.2.1. En cuanto a su definición…………………………………...9

a.2.2. En cuanto a su número y nacimiento………………………10

a.2.3. En cuanto a las acciones…………………………………...10

a.2.4. En cuanto al objeto………………………………………...11

C. DERECHO DE LAS OBLIGACIONES…………………………………………………….11

a. Noción de obligación………………………………………………………….11

a.1. Elementos…………………………………………………………...12

a.1.1. El vínculo jurídico………………………………………...12

a.1.2. Las partes………………………………………………….12

a.1.3. La prestación debida……………………………………....13

b. Acepciones de la palabra obligación………………………………………......13

b.1. Obligación como deber jurídico……………………………………..13

b.1.1. Deber jurídico y responsabilidad…………………………..14

b.2. Obligación como situación jurídica………………………………….15

b.3. Obligación como vínculo jurídico…………………………………...15

c. La obligación y el contrato…………………………………………………….15

d. Evolución histórica del concepto de obligación……………………………….16

d.1. Los nuevos esquemas………………………………………………..17

D. FUENTES DE LAS OBLIGACIONES……………………………………………………...22

a. Concepto………………………………………………………………………22

b. Fuentes en el Código Civil chileno…………………………………………....24

b.1. El contrato…………………………………………………………...24

b.2. El cuasicontrato……………………………………………………...24

b.3. Los hechos ilícitos: el delito y el cuasidelito………………………..25

b.4. La ley………………………………………………………………...25

c. Evolución de las fuentes de las obligaciones………………………………….26


III

c.1. Nuevas teorías……………………………………………………….26

c.1.1. Teoría dualista……………………………………………..26

c.1.2. Teoría unitaria………………………………………….......27

d. Fuentes no contempladas en el Código Civil……………………………….....28

d.1. La declaración unilateral de la voluntad…………………………....28

d.2. Enriquecimiento sin causa……………………………………….....31

d.2.1. Requisitos………………………………………………...32

d.2.1.1. Enriquecimiento de un sujeto…………………..32

d.2.1.2. Empobrecimiento del otro……………………...32

d.2.1.3. Relación de causalidad entre el enriquecimiento y


el empobrecimiento……………………………………...33

d.2.1.4. Ausencia de causa lícita………………………....33

e. Consideraciones finales…………………………………………………….....35

E. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES……………………………………….….......36

a. Esquema general……………………………………………………………...36

b. Importancia de la clasificación de las obligaciones…………………………..37

c. En cuanto a la fuente………………………………………………………....37

d. En cuanto al objeto…………………………………………………………...37

d.1. Obligaciones positivas y negativas………………………………....37

d.2. Obligaciones de dar, hacer y no hacer………………………………38

d.2.1. Importancia de la clasificación entre obligaciones de


dar, hacer y no hacer……………………………………..39

d.3. Obligaciones específicas y genéricas………………………………..40

d.3.1. Efectos de las obligaciones de especie o cuerpo cierto…...41

d.3.2. Efectos de las obligaciones de género…………………….41

d.4. Obligaciones de objeto singular y obligaciones de objeto múltiple...41

d.4.1. Obligaciones de simple objeto múltiple…………………...42

d.4.2. Obligaciones facultativas……………………………….....42


IV

d.4.2.1. Efectos de las obligaciones facultativas…………42

d.4.3. Obligaciones alternativas…………………………………..43

d.4.3.1. Efectos de las obligaciones alternativas………….43

d.4.4. Importancia de la clasificación entre obligaciones


facultativas y alternativas……………………………………….44

d.5. Obligaciones patrimoniales y extrapatrimoniales………………….44

d.6. Obligaciones personales y reales…………………………………..45

d.7. Obligaciones de medio y de resultado……………………………..45

e. En cuanto a su eficacia……………………………………………………….46

e.1. Obligaciones civiles y naturales……………………………………46

e.1.1. Características de las obligaciones naturales……………..48

e.1.2. Efectos de las obligaciones naturales…………………….50

f. En cuanto a su autonomía…………………………………………………….51

f.1. Obligaciones principales y accesorias……………………………....51

g. En cuanto a sus efectos………………………………………………………52

g.1. Obligaciones puras y simples, y sujetas a modalidad……………...52

g.1.1. Características de las modalidades……………………….53

g.1.2. Actos jurídicos que pueden sujetarse a modalidad……….53

h. En cuanto a los sujetos……………………………………………………..…54

h.1. Obligaciones de un solo sujeto y de sujeto plural…………………..54

h.1.1. Obligaciones simplemente conjuntas o mancomunadas….55

h.1.1.1. Efectos de las obligaciones simplemente


conjuntas…………………………………………………56

h.1.2. Obligaciones solidarias…………………………………….56

h.1.2.1. Características de las obligaciones solidarias……56

h.1.2.2. Requisitos de las obligaciones solidarias………...57

h.1.2.3. Clasificación de la solidaridad…………………..57

h.1.2.4. Efectos de la solidaridad………………………...57


V

h.1.2.5. Extinción de la solidaridad………………………60

h.1.3. Obligaciones indivisibles…………………………………..60

h.1.3.1. Efecto de las obligaciones indivisibles…………..62

h.1.4. Semejanzas entre la solidaridad y la indivisibilidad………63


3

ABREVIATURAS

Arts. : Artículos

CC.: Código Civil

Cco. : Código de Comercio

Ed.: Editorial

Inc : Inciso
4

PLAN DE ESTUDIO

El presente apunte pretende abordar tres grandes temas. El primero de ellos


apunta al estudio, somero, de la teoría general de las obligaciones, y la clasificación de
estas. El segundo tema, que será estudiado en el capítulo II, aborda los efectos de las
obligaciones, entendidos estos como los derechos o remedios que concede la ley al
acreedor frente al incumplimiento del deudor. Finalmente nos abocaremos, en el
capítulo III, a los modos de extinguir las obligaciones.
5

CAPÍTULO I

TEORÍA GENERAL Y CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES

A. LA RELACIÓN JURÍDICA

a. Concepto

La relación jurídica consiste en el vínculo jurídico entre dos sujetos de derecho,


nacido de un determinado hecho condicionante previsto en el Derecho, en cuya virtud,
uno de ellos debe cumplir una determinada prestación para con el otro, quien tiene la
facultad correlativa de exigirla1.

Las relaciones jurídicas pueden ser simples o complejas.


Simple es la relación que presenta un solo derecho del sujeto activo y un solo
deber del sujeto pasivo.
Relación jurídica compleja es aquella que encierra un conjunto de derechos y
obligaciones coligados entre sí, por ejemplo, en la compraventa no nacen derechos sólo
para una de las partes sino que para ambos contratantes, por lo tanto, ambos también se
encuentran obligados y facultados, y no sólo de un derecho o una obligación, sino que
de más de un derecho y de más de una obligación.

b. Elementos
Los elementos que forman la estructura de la relación jurídica son seis: 1) los
sujetos; 2) el vínculo jurídico; 3) el objeto; 4) el deber jurídico; 5) el derecho subjetivo,
6) el hecho condicionante.

b.1. Los sujetos

1
Seguimos en esta parte a WILLIAMS BENAVENTE, J., Lecciones de Introducción al Derecho, 2ª
edición, Ed. Fundación de Ciencias Humanas, Santiago, 1996, p. 101 y siguientes.
6

La relación jurídica se establece entre dos o más sujetos 2, personas físicas o


jurídicas, sean estas últimas públicas o privadas, esto es, desde nuestra perspectiva de
interés, de entes capaces de adquirir derechos y contraer obligaciones jurídicas.
La palabra sujeto proviene del latín sub iectum, lo que yace dentro de la persona.
Sujeto activo es la persona a quien el ordenamiento jurídico atribuye la facultad
de exigir algo jurídicamente –derecho subjetivo-, denominado acreedor.
Sujeto pasivo o deudor, en tanto, es la persona que tiene la obligación o deber
jurídico de realizar una determinada conducta –prestación- a favor de otra –acreedor-
quien tiene a su vez la facultad correlativa de exigirla.

b.2. El vínculo jurídico


Tal vínculo, no es un vínculo cualquier, sino que deriva de la norma jurídica.
En tal sentido sería válido preguntarse ¿por qué deriva de la norma jurídica tal
vínculo, y qué consecuencias tiene ello? Sostenemos que ello es así, y tal como se
explicará al tratar el “hecho condicionante”, debido a que el vínculo nace, es generado,
por la verificación, de un determinado hecho condicionante previsto por la norma, por el
ordenamiento jurídico. En definitiva es esa la circunstancia que le otorga al vínculo el
adjetivo de jurídico.
Esta circunstancia trae consecuencias, y sobre este punto nos parece interesante
traer a colación lo señalado por el profesor español ÁLVAREZ CAPEROCHIPI3, quien nos
indica que “la esencia del vínculo, para que pueda ser considerado como jurídico, es la
eficacia que el ordenamiento jurídico le reconoce, es decir, la imposición coactiva de su
cumplimiento y la regulación de su contenido”.
Por lo demás recordemos que el efecto propio de la norma jurídica, es generar tal
clase de vínculos, ya que es de esencia de ella, vincular o relacionar al menos a dos
sujetos de derecho.

b.3. El objeto
La palabra objeto proviene del latín ob iectum, lo que yace fuera de la persona.

2
Desde el punto de vista procesal los sujetos que integran la relación se llaman partes, en
contraposición a los terceros que, son aquellos que pueden intervenir en un juicio sin ser partes en él, por
ejemplo, un tercerista de dominio.
3
ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, J., Curso de derecho de obligaciones, teoría general de la obligación,
civitas ediciones, Madrid, 2000, p. 23.
7

Desde esta perspectiva el objeto de la relación jurídica consiste en la prestación,


esto es, la conducta debida. Como se sabe, las conductas debidas pueden consistir, de
acuerdo a la doctrina clásica, en dar, hacer o no hacer una cosa, aunque tal clasificación
se encuentra en la actualidad en entredicho, toda vez que dar algo, no es más que una
forma de hacer, de acuerdo a lo que sólo existirían las prestaciones de hacer y no hacer.

b.4. El deber jurídico u obligación


Puede ser definido como la restricción de libertad que sufre el sujeto pasivo de la
relación como consecuencia de la facultad jurídica concedida al sujeto activo.

b.5. El hecho condicionante


Consiste en el supuesto normativo previsto en el Derecho, dicho de otro modo es
aquel hecho contemplado en una norma determinada, que de verificarse por algunos
sujetos de derecho, genera el vínculo jurídico y la relación jurídica en consecuencia. Por
ejemplo, cuando en el homicidio el Código Penal, señala “el que mate a otro” esa norma
no produce efecto alguno –consecuencia jurídica- mientras alguien en la vida real no
mate a otro: ese sería el hecho condicionante previsto en la norma. En el ejemplo
propuesto nos encontramos ante un hecho condicionante simple, existen otros mucho
más complejos por ejemplo, “el contribuyente de primera categoría que tribute en el
sistema de renta efectiva”.

b.6. El derecho subjetivo


El derecho objetivo es el derecho considerado como norma u ordenamiento
jurídico, mientras que el derecho subjetivo es el derecho facultad resultante de la
norma4, que supone, como consecuencia lógica, un deber del o los deudores o sujetos
pasivos, de cumplir lo prescrito en la norma.
Siguiendo la noción de Ihering, y aunque existen varias teorías que tratan de
explicarlo, lo entenderemos como la facultad de exigir algo protegida jurídicamente, en
otras palabras, es la aptitud para pedir algo que proviene –básicamente- de una norma
de derecho sustantivo, y de una acción procesal, que habilita al sujeto activo para

4
Guillermo de Occam habría sido el primero en formular, en el siglo XIV, una definición
explícita del Derecho como derecho subjetivo. Como las únicas realidades son entonces los individuos,
hay que construir la Ciencia del Derecho a partir del individuo. VILLEY, Michael, Estudios en Torno a la
Noción de Derecho Subjetivo, Ediciones Universitarias de Valparaíso, Santiago, 1976, p. 228.
8

solicitar el amparo o la intervención del tribunal competente para el resguardo, en los


hechos, de la facultad concedida en teoría5.

B. CLASIFICACIONES DE LOS DERECHOS SUBJETIVOS

En el primer aspecto, los derechos subjetivos pueden dividirse:


1) Naturales y positivos.
2) En absolutos y relativos;
3) En originarios y derivados, y
4) En puros y simples y sujetos a modalidades.
Con relación a su objeto y contenido intrínseco, los derechos subjetivos pueden
dividirse en públicos y privados. Estos últimos admiten una gran clasificación, que es la
siguiente:
a) Derechos patrimoniales, y
b) Derechos extrapatrimoniales.
También, dentro de los derechos subjetivos privados, encontramos la siguiente
clasificación:
a) Derechos reales.
b) Derechos personales.
Nos centraremos en esta última clasificación, por guardar especial relación con
el contenido del Módulo.

a. Derechos reales y derechos personales

a.1. Conceptos
Derecho real (jure in re) es el que concede al titular un poder inmediato sobre la
cosa. Derechos personales son los que nacen de una relación inmediata entre dos o más

5
Sin embargo, como explica Michel Villey, no existió una sola noción de derecho subjetivo en la
obra de Ihering, sino más bien, una búsqueda constante, dinámica, en la que fue afinando la noción
última. Sobre el particular, Vid. VILLEY, op. cit., p. 225 y ss.
9

personas, en virtud de la cual una (el deudor) es obligada a una determinada prestación
(dar, hacer o no hacer) en favor de otra (acreedor).
El código civil trata esta clasificación cuando trata de la clasificación de los
bienes en cosas corporales e incorporales (art. 565 CC), y señala que las cosas
incorporales se clasifican en derechos reales y personales (art. 576 CC).

Una de las principales diferencias entre ambas clases de derechos, consiste en


que los reales pueden hacerse valer contra toda persona, “erga omnes”; mientras que los
personales sólo pueden ejercerse en contra de la persona o personas obligadas. Los
primeros son absolutos; los segundos, relativos.

a.2. Diferencias
a.2.1. En cuanto a su definición
El artículo 577 y 578 definen unos y otros. Señala que el derecho real “se tiene
sobre una cosa”, en cambio el derecho personal “se puede reclamar de ciertas personas”
Se hace el alcance de que el Código no dice que el derecho personal se tiene, ya que si
un derecho personal se tuviera sobre una persona llevaría a entender que una persona
puede ser objeto del derecho.
En el derecho real la relación jurídica 6 se crea entre el titular y la cosa, en que el
titular tiene sobre la cosa las facultades que establece la ley. Hay una línea recta entre el
titular y la cosa, las facultades que tiene sobre la cosa las puede ejercer directamente
sobre ella sin requerir a otra persona que efectúe alguna prestación para permitir su
ejercicio.
En el derecho personal la relación es exclusivamente entre el acreedor y el
deudor, en que el acreedor sujeto activo puede exigir algo 7 al deudor, obligado o sujeto
pasivo.

6
Se puede colegir de tal afirmación que el concepto de “relación jurídica” no pierde validez
respecto de los derechos reales. Ello por lo demás es lógico, porque el sujeto pasivo, en la relación
jurídica de contenido real, es todo el resto de sujetos que componen la sociedad. En otras palabras cuando
se señala que “se crea entre el titular y la cosa” a lo que se alude es que a el poder que tiene el sujeto
activo se “inmediatiza” respecto de la cosa.
7
Ese “algo” no es sino la prestación debida. En otras palabras es el objeto de la relación jurídica.
Tal conducta debida puede consistir en dar, hacer o no hacer, según lo que se ha señalado
precedentemente.
10

a.2.2. En cuanto a su número y nacimiento


Los derechos personales son ilimitados en número, nacen cada vez que se
verifica uno de los hechos jurídicos que según la ley tienen la aptitud de hacer nacer una
obligación. (Las llamadas fuentes de las obligaciones, contratos, cuasicontratos, ley,
delito, cuasidelito).
Los derechos reales son limitados, solo existen aquellos que la ley considera
como tales (dominio, herencia, usufructo, uso y habitación, servidumbre, prenda,
hipoteca y censo). Para que nazca un derecho real debe operar uno de los modos de
adquirir8 que señala la ley. En otras palabras para que nazca un derecho real no basta
solo con el título, sino que también es necesario un modo (modo de adquirir).

a.2.3. En cuanto a las acciones


Del derecho real nacen acciones reales, para perseguir la cosa sobre la que se
ejerce el derecho, de manos de quién la tenga en su poder, independientemente de la
persona que la tenga. Ej. La acción reivindicatoria, la acción de petición de herencia.
Del derecho personal, nacen acciones personales, según lo señalado por el art.
578. Estas son las que tiene el titular del derecho personal, acreedor, para reclamar la
prestación a que se encuentra obligado el deudor. Sólo puede entablarse, entonces,
contra una persona determinada a diferencia de las acciones reales.
En este sentido, si se debe una cosa por parte del deudor (y que constituye, en
definitiva, el objeto de su obligación) sólo puede ser perseguida por el acreedor (que
ejerce su acción personal) si la cosa se encuentra en el patrimonio del deudor, ya que el
derecho personal no lo habilita para perseguir la cosa, si esta ha salido de su patrimonio.

a.2.4. En cuanto al objeto


El derecho real tiene por objeto una cosa, respecto de la cual el titular puede
ejercer las facultades que la ley le consagra (Usar, Gozar, apropiarse de sus frutos).
El derecho personal tiene por objeto una cosa o un hecho, cosa que se debe dar o
entregar y un hecho que se debe ejecutar o no ejecutar.

8
Modo de adquirir es el hecho al cual la ley atribuye la aptitud de hacer nacer el dominio o de
operar su traspaso. Según el art. 588 del CC. estos son: ocupación, accesión, tradición, prescripción
adquisitiva, sucesión por causa de muerte. También es modo de adquirir la ley
11

Cuando el derecho personal tiene por objeto una cosa, no es que el acreedor
tenga facultades directas sobre la cosa, sino que puede exigir la tradición de la cosa (si
la obligación es de dar) o la simple entrega (si la obligación es sólo de entregar)
Por eso se dice que para que el titular de un derecho personal pueda llegar al
dominio de la cosa es indispensable que otra persona (deudor) le haga la tradición para
que nazca el dominio.

C. DERECHO DE LAS OBLIGACIONES

Según PEÑAILILLO, el derecho de las obligaciones es el conjunto de principios y


normas que regulan el reconocimiento jurídico, la estructura, los caracteres y los efectos
de las obligaciones que nacen entre los individuos en el desenvolvimiento de su vida en
sociedad9.

a. Noción de obligación
El sentido etimológico de la palabra obligación es ob ligare; ligar, atar lo que se
encuentra adelante del sujeto.
Se define tradicionalmente la obligación como un vínculo jurídico entre
personas determinadas, -deudor y acreedor- en virtud de la cual el primero se encuentra
en la necesidad jurídica de dar, hacer o no hacer algo a favor del segundo 10. Esta

9
PEÑAILILLO ARÉVALO, D., Obligaciones, Teoría General y Clasificación, Ed. Jurídica de Chile,
2006, p. 13.
10
El profesor PABLO RODRÍGUEZ ha sostenido que “tal concepto adolece de deficiencias
importantes y que no responde a lo que en verdad es jurídicamente una obligación”. RODRÍGUEZ GREZ, P.,
Extinción convencional de las obligaciones, vol. 1, Ed. Jurídica de Chile, 2006, p. 13. Sostiene que si bien
se trata de un vínculo jurídico, no puede sostenerse que este genere una “necesidad”. Por el contrario, este
profesor sostiene que la obligación es un deber de conducta tipificado en la ley (cuyo cumplimiento puede
exigirse forzadamente a través de la coerción). Es deber de conducta porque consiste en un compromiso
de desplegar un determinado comportamiento. Y tal conducta es típica porque ella está siempre y
necesariamente descrita en la ley. Agrega que si la obligación es contractual la conducta se describe en
función de la diligencia y cuidado que debe emplear el deudor en la realización del compromiso asumido
(arts. 44 y 1547 del CC.).
12

definición entiende la obligación como relación jurídica, también, según veremos,


puede ser entendida, como deber jurídico, prestación, etc.

a.1. Elementos
a.1.1. El vínculo jurídico
Este vínculo liga o ata a dos sujetos de derecho, ninguno de los cuales puede
desligarse por su propia voluntad.
Tal vínculo es de carácter jurídico, no material como en la antigüedad. En otras
palabras está amparado por el derecho que lo protege, a través de los medios para que el
acreedor logre que el deudor cumpla con la prestación debida.

a.1.2. Las partes


Las partes están determinadas, de forma que es posible conocer con certeza la
persona que tiene la calidad de acreedor y de deudor. No es de la esencia que la
determinación se produzca al momento de contraer la obligación, pero si debe estar
determinada al momento de hacerse exigible. Esto implica que al constituir la
obligación deben entregarse datos suficientes para hacer posible la determinación
específica de la persona del deudor o acreedor al momento de hacerse exigible, pues
sería físicamente imposible pedir el cumplimiento a una persona indeterminada, o que
un acreedor indeterminado requiera el cumplimiento. Ej. Asignación a los hijos que
nazcan de mi hermano Pedro, al que descubra la droga contra el cáncer, a los hijos que
nazcan de mi matrimonio. Con se puede apreciar, en tal ejemplo se entregan datos
suficientes para determinar específicamente la persona del acreedor al momento de
hacerse exigible la obligación.

a.1.3. La prestación debida


El deudor está en la necesidad de cumplir con la prestación debida. En otras
palabras debe dar, hacer o no hacer algo11.

11
Ya en el Derecho Romano se señalaban algunos requisitos de la prestación. Debe ser
objetivamente posible, tanto física como jurídicamente. No debe adolecer de ilicitud la prestación. La
prestación debe ser identificada o identificable. Finalmente la prestación debe ser estimable en dinero.
GUZMÁN BRITO, A., Derecho privado romano, tomo I, 2da. Edición, Ed. Legalpublishing, 2013, p. 757.
13

A modo de conclusión sobre el punto, cabe destacar que la relación de


obligación es de carácter excepcional para nuestro legislador, así el artículo 1698 de
nuestra “constitución civil”, señala que “incumbe probar las obligaciones o su extinción
al que alega aquellas o ésta”.
Para la ley lo normal es entonces, no estar obligado y de estarlo, lo normal es
que la obligación no se encuentre extinguida, por lo que acreditada la existencia de la
obligación el que alega la extinción de la misma debe probarlo.

b. Acepciones de la palabra “obligación”


Se emplea con diversas acepciones, que poseen algún grado de relación entre sí.

b.1. Obligación como deber jurídico


Esta es la significación más amplia de la palabra obligación, vale decir como
sinónima de deber jurídico, cualquiera sea su clase.
Es menester además señalar que la palabra obligación se ha utilizado para
representar una especie de deber jurídico de contenido económico. En tal sentido no
sería obligación la carga de ser vocal de mesa en una elección o el servicio militar, pero
si lo sería el pagar impuesto u una deuda de 500.000 pesos.
Se tiende a hacer sinónimos los términos deber jurídico y obligación, sin
embargo, se deben hacer algunas precisiones. Una de ella consiste en señalar que el
deber jurídico es la necesidad conforme a un ordenamiento jurídico dado, de que un
determinado comportamiento se adopte o realice.
De una obligación pueden derivar varios deberes jurídicos. Por ejemplo, de la
obligación de entregar una obra de arte vendida se derivan los deberes jurídicos de la
entrega misma (tradición) y el de conservar la cosa con el debido cuidado, hasta la
entrega (art. 1548 del CC).
Si bien, y como se ha señalado, la obligación determina deberes jurídicos,
justifica también la adquisición de derechos. De esta forma queda en evidencia la fase
activa de la relación jurídica –acreedor y su derecho subjetivo-, así como la fase pasiva
de la misma –deudor y deber jurídico.
En este sentido la palabra obligación es más amplia que el concepto de deber
jurídico, no se agota solo en la determinación de estos. Si no que actúa como un
“enlace”, que une un deber jurídico con la facultad correlativa (derecho subjetivo),
14

mientras que la expresión “deber jurídico” denota nada más que la fase pasiva de la
relación jurídica.

b.1.1. Deber jurídico y responsabilidad


En la obligación, junto al deber jurídico aparece también la idea de
responsabilidad12. Esto es así, porque existen ocasiones en que la obligación primaria no
puede ser cumplida, como por ejemplo, si la obra de arte debida se destruyó,
subsistiendo con todo la obligación del deudor de indemnizar los perjuicios ocasionados
al acreedor (responsabilidad), ello según el art. 1672 del CC.
“Por esta razón obligación, interés, derecho subjetivo y responsabilidad son
cuatro conceptos estrechamente entrelazados. La obligación surge para la realización de
un interés, el derecho subjetivo no es más que el medio de que está dotado el acreedor
para amparar y conseguir la realización de ese interés, y la responsabilidad es la
consecuencia jurídica que se sigue del incumplimiento de la obligación”13.

b.2. Obligación como situación jurídica


También puede dársele a la expresión “obligación” la de una situación jurídica,
en la cual una persona (acreedor) tiene un derecho, que pertenece a la categoría de los
derechos personales o créditos.
Así considerada, la obligación no es sólo un deber jurídico, sino también un
derecho subjetivo de la categoría derechos personales o créditos.

b.3. Obligación como vínculo jurídico

12
Al respecto es interesante la distinción hecha por el profesor ENRIQUE BARROS entre
responsabilidad patrimonial en sentido amplio, y responsabilidad civil en sentido restringido. La primera
consiste en “la garantía patrimonial que el deudor otorga al acreedor en razón de estar obligado. Si el
deudor no cumple con su obligación responde con todos sus bienes (art. 2465 del CC.)”. Por el contrario
la responsabilidad civil en sentido estricto apunta a la indemnización de los perjuicios que se siguen del
incumplimiento de la obligación de primer grado. En otras palabras la diferencia reside en que la
responsabilidad civil en sentido estricto supone un juicio de valor respecto de la conducta del deudor, vale
decir, para que el deudor sea responsable es ese sentido, es necesario que haya obrado con culpa o dolo.
BARROS BOURIE, E., “La diferencia entre “estar obligado” y “ser responsable” en el derecho de los
contratos”, en Estudios de Derecho Civil II, Santiago, Ed, Lexisnexis, 2006, p.722.
13
Ob. cit. RODRÍGUEZ GREZ, P., Extinción convencional de las obligaciones, p. 16.
15

Es además, la obligación, un vínculo de jurídico, por tanto sancionado por la ley.


De esta forma, goza de coercibilidad como una de sus principales características, por lo
que si el deudor no cumple su obligación, puede ser compelido a cumplirla,
respondiendo con su patrimonio.
Así el artículo 2465 del Código Civil reza “toda obligación personal da derecho
al acreedor de perseguir su ejecución, sobre todos los bienes raíces y muebles del
deudor, sean presentes o futuros, exceptuándose solamente los no embargables,
designados en el artículo 1618”.
La doctrina ha denominado a este derecho del acreedor como “derecho de
prenda general”, pero puede ser entendido de mejor forma como la “garantía general de
cumplimiento” que otorga cualquier deudor al momento de contraer una determinada
obligación.
Para concluir el análisis que hemos hecho, de algunas de las acepciones de la
palabra obligación, es dable señalar que, al hablar de la relación obligatoria se designa
no solo la simple correlación entre un crédito y una deuda, sino el complejo haz de
relaciones que se crea para cumplir las finalidades de carácter económico, y de
satisfacción de intereses.

c. La obligación y el contrato
Por regla general, las obligaciones de las que se ocupa el Código Civil son las
obligaciones contractuales, aunque como se sabe las obligaciones pueden originarse en
otras fuentes (Artículos 1437 y 2284 CC).
En ocasiones el Código usa las expresiones obligación y contrato como
sinónimas, no obstante, en muchas otras, separa la obligación de su fuente. (Artículo
1437)
Por eso, la mayoría de la teoría de las obligaciones ha sido desarrollada a partir
de las obligaciones contractuales.

d. Evolución histórica del concepto de obligación


En Roma, la obligatio era originariamente un vinculum. El vinculum es una
cadena, así la obligatio es una situación de cautividad o encadenamiento de una persona
frente a otra.
El titular de este poder tiene una acción (manus iniectio), que le permite apresar
al obligatus donde quiera que se encuentre y tomar venganza de él, incluso puede
16

venderlo como esclavo o matarlo, de ahí se puede entender nítidamente el concepto


original de derecho personal, que como se dice, incluía inicialmente la persona del
deudor en caso de no pago de su obligación (en otras palabras, en caso de
incumplimiento de la obligación).
En la Edad Media el concepto romano prevaleció entendiéndose la obligación
como un vínculo legal en virtud del cual nos vemos en la necesidad de cumplir aquello
que debemos.
Posteriormente se inició la evolución del concepto con los siguientes hitos
principales.
En primer lugar se abandona el formalismo para dar paso al espiritualismo, “de
cualquier modo que el hombre quiera obligarse queda obligado” (Ordenamiento de
Alcalá 1348). El formalismo en la edad media se asociaba al paganismo que existía en
la vieja Roma, mientras el espiritualismo reflejaba el espíritu del desarrollo de las ideas
cristianas en la edad media.
En segundo lugar, la evolución iniciada en el derecho romano traslada la idea de
obligación desde la persona a su patrimonio. Ya en caso de incumplimiento no se puede
apresar o matar al deudor, sino que solo perseguir el pago en los bienes que componen
su patrimonio.
En tercer lugar, se produce una clara comercialización de la obligación, la que no
será ya un vínculo entre personas, sino más bien un instrumento de obtención de fines
económicos.
Desde esta perspectiva la obligación tiene adicionalmente una función
económica. A través de ella se cumple una función de intercambio de bienes y servicios.
En el derecho romano dicha función se encontraba especialmente vinculada a los
elementos de producción agrícola (fincas, ganado, fanegas de trigo etc.)
Con la revolución industrial, y el desarrollo de la tecnológica, aparecen nuevos
esquemas determinados por la contratación masificada y despersonalizada.

d.1. Los nuevos esquemas

La producción en masa ha sido el fenómeno responsable de las mayores


transformaciones económicas y sociales producidas en el siglo pasado. Los bienes y
servicios son producidos a gran escala, muchas veces a escala mundial, con los
consiguientes beneficios que tal modalidad de producción ha provocado en importantes
17

segmentos de la población. Entre estos beneficios, quizá el más significativo es el


consistente en la disminución progresiva y acentuada del costo de fabricación y venta, y
por tanto, del precio final de los más diversos bienes y servicios. De esta forma se ha
posibilitado el acceso a ellos a grandes segmentos de la ciudadanía, para los que
anteriormente tales bienes y servicios se encontraban vedados, dando lugar a lo que
desde un perspectiva económica y sociológica se denominado la sociedad de consumo.

La producción en grandes volúmenes, a su vez, ha provocado un sinfín de


consecuencias de toda índole difíciles de enunciar, sin embargo, en lo que concierne a la
materia que nos ocupa hoy, la más significativa ha sido, sin dudar, la aparición de la
contratación en masa 14. La irrupción de tal modalidad de contratación –que ha sido una
de las herramientas que ha permitido la comercialización dirigida a importantes
números de consumidores- ha originado, a su vez, la creación de nuevos instrumentos
que han facilitado tal especie de contratación. Entre tales instrumentos pueden
mencionarse los contratos de adhesión, los contratos forzosos, los dirigidos; y las
condiciones generales de la contratación, herramientas que han impulsado el
impresionante avance económico y social que se produjo durante el siglo XX en el
mundo desarrollado.
No ha sido la contratación en masa el único fenómeno que ha venido a modificar
la concepción tradicional del derecho de contratos. También, según decíamos, debe
destacarse la circunstancia de que, a contrario de lo que sucedía en el siglo XIX, en la
economía a escala actual, en ocasiones, las ofensivas campañas de comercialización y
publicidad generan necesidades sobre bienes y servicios ya producidos. En otras
palabras, con alguna frecuencia es posible constatar que las empresas deciden con años
de anticipación las líneas de producción que seguirán en el futuro, y llegado el momento
crean por medio de agresivas y millonarias campañas de publicidad y marketing –en
ocasiones artificialmente- las necesidades en los consumidores de los bienes y servicios
ofertados15, desafiando, por tanto, el fundamental supuesto de libertad sobre el que
debiera estar cimentada la decisión de contratación.
14
BALLESTEROS GARRIDO, JOSÉ ANTONIO, señala: “La producción en masa tiene como
consecuencia lógica la contratación también en masa: no es posible dar salida a toda la producción
negociando cada uno de los ítems individualmente, al modo tradicional...”, en Las condiciones generales
de los contratos y el principio de autonomía de la voluntad., J. M. Bosch Editor, Barcelona, 1999, p. 25.
15
En un sentido similar DÍEZ- PICAZO, L., Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial, Vol. I,
5ta. Edición, Civitas Ediciones, Madrid, p. 130.
18

Debe destacarse además, como un elemento adicional que ha influido en las


nuevas modalidades de contratación, la enorme expansión de los mercados y el notable
incremento de la complejidad de los mismos. Las nuevas técnicas y métodos de
producción, comercialización y distribución, han provocado un mayor distanciamiento
entre el productor y el consumidor, distanciamiento que se manifiesta desde una
perspectiva cuantitativa y cualitativa. Desde la perspectiva cuantitativa es fácil observar
como, cada vez de manera más acentuada, los oferentes y demandantes de productos y
servicios se encuentran separados por una cadena cada vez más larga de intermediarios,
y desde el punto de vista cualitativo, la complejidad tecnológica de los bienes y
servicios ofrecidos imposibilita, o al menos, dificulta que el demandante conozca
realmente las propiedades y condiciones de la contratación indispensables para concluir
un proceso de contratación de modo conveniente a sus intereses 16. Piénsese por ejemplo
en las dificultades que debe enfrentar un lego al adoptar la decisión de compra de un
equipo computacional.

En el plano estrictamente negocial, las condiciones en que se enfrentan las partes


son cada vez más desiguales. Por una lado, un oferente, en la mayoría de los casos una
empresa que cuenta con departamentos de profesionales, técnicos y especialistas
jurídicos, que poseen un conocimiento cabal de la materia y, por la otra, generalmente,
un particular inexperto en la materia en la que –no en pocas ocasiones- se ve obligado a
negociar para satisfacer alguna necesidad17. Sin dejar de considerar, por otra parte, que
hay mayor competencia debido al mayor número de oferentes y a la mayor
sustituibilidad de los mismos.

La situación dominante de una de las partes provoca en muchos casos abusos de


dicha posición18, a través, fundamentalmente, de las denominadas cláusulas abusivas,

16
“la existencia de un desequilibrio informativo: una de las partes (aquella sobre la que pesa el
deber de informar) posee mayor información que la otra y además obtenerla le supone menores costes que
los que tendría que soportar el otro contratante para acceder a ella”. SANTOS MORÓN , María José, en
Información precontractual, forma y prueba del contrato, en Curso sobre protección jurídica de los
consumidores, Ed. Mac Graw Hill, Madrid, 1999, p. 143
17
En tal sentido MARTÍNEZ DE AGUIRRE, CARLOS: “Es cada vez más habitual,... que el contenido
del contrato haya sido redactado previamente con vistas a su utilización por uno de los contratantes... En
este caso, ... el otro contratante se limita a aceptar esas condiciones previamente establecidas”, en Curso
de Derecho Civil (II). Derecho de Obligaciones, Colex, Madrid, 2000, p.389.
19

esto es, cláusulas que siendo aparentemente válidas contradicen, sin embargo, los
presupuestos elementales del Derecho de la contratación19.

Todas las condiciones reseñadas han dado paso a una situación radicalmente
distinta al escenario que sirvió de fundamento a la estructuración del derechos de
contratos en el siglo XIX, estado de cosas que ha provocado desde hace algunos años,
transformaciones importantes en el Derecho comparado, y tímidas reacciones de en la
doctrina nacional.

En una posición opuesta a la sostenida por una buena parte de la doctrina


nacional, estimamos que las condiciones hoy existentes en la contratación hacen que
nuestro Derecho de contratos aparezca como insuficiente para dar una respuesta
adecuada a los problemas que la contratación masificada -por medio de contratos de
adhesión y condiciones generales de la contratación- ha generado 20, vulnerando
elementales criterios de justicia que pueden en la especie, además, estar afectando
derechos esenciales constitucionalmente protegidos.

Quizá uno de los elementos que ayuden a explicar la postura adoptada por la
mayoría de la doctrina nacional sea la tendencia a aceptar la validez de los contratos de
adhesión y de los contratos forzosos. Sintomática al respecto es la opinión de LÓPEZ
SANTA MARÍA, para quien el contrato forzoso es contrato, ya que según explica los
contratos pueden quedar configurados, entre otras posibilidades: “Por la norma legal
sin la intervención de la voluntad”21, posición que no compartimos porque si bien las
obligaciones pueden generarse por disposición de la ley sin intervención de la voluntad
18
LÓPEZ explica: “La desventaja de los contratos tipo radica en el peligro que implican. En
particular, los contratos tipo unilaterales suelen ser el instrumento que emplean las empresas para imponer
cláusulas abusivas a la contraparte”, en LÓPEZ SANTA MARÍA, J., Los Contratos. Parte General.,
Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1998, p. 181.
19
Entre otros, el principio de la buena fe.
20
MARTÍNEZ DE AGUIRRE, CARLOS, señala: “El sistema jurídico codificado, fundado sobre los
principios de igualdad entre los contratantes, y de libertad de regulación de los propios intereses, no logra
dar respuesta adecuada a estos problemas. En efecto la igualdad y libertad que contempla son puramente
formales, y aparecen desmentidas en la práctica, por la escasa intervención de la voluntad del consumidor
en el establecimiento del contrato (en muchos casos se limita ha firmar un clausulado que no ha leído, o
no ha entendido), así como por el mayor poder que goza el profesional, que puede desembocar en un
desequilibrio entre las los derechos y las obligaciones de las partes”, en Las Nuevas Coordenadas del
Derecho de la Contratación, Actualidad Civil, 14/4, de 10 de abril de 1994, p. 111.
20

–obligaciones legales-, en el caso del contrato la voluntad constituye un elemento


esencial22.

Por el contrario, en la Unión Europea, en un proceso que lleva ya algunos años,


la generalización del uso de los elementos de intervención en el contrato han hecho
necesario proceder a la revisión de la teoría liberal del contrato23.

La introducción de un nuevo paradigma jurídico-contractual, contribuyó a


generar la conciencia de que en muchas hipótesis de contratación se hacía necesaria la
intervención de legislador, a objeto de corregir el progresivo desequilibrio generado
entre la parte dominante del contrato –predisponente- y aquella más débil –adherente-,
que no podía negociar su contenido y que, en muchas ocasiones aún más,
obligatoriamente debía suscribir24.

En nuestro país, nada de ello ha ocurrido. La única reacción perceptible puede


encontrarse en el –en Chile- restringido ámbito del Derecho de consumo, que ha tenido
su última expresión en la aprobación de la Ley 19.496, sobre Protección de los
21
LÓPEZ SANTA MARÍA, J., Los Contratos. Parte General. Tomo I. 2a Ed. Actualizada. Editorial
Jurídica de Chile. Santiago, 1998, p 176.
22
En igual sentido BALLESTEROS GARRIDO, JOSÉ ANTONIO: “...se olvida que, para que el
contrato se pueda considerar como tal, para que pueda entenderse que un individuo ha quedado obligado
libre y voluntariamente, se requiere que las partes estuviesen en situación de igualdad, no sólo jurídica
sino material, económica; de modo que, cuando exista una desigualdad social que conduce a un
desequilibrio en el contrato, este resultado debe ser rechazado por el Derecho”, ob. cit., p. 44.
23
BALLESTEROS GARRIDO, JOSÉ ANTONIO: “El progresivo incremento de la intervención estatal
en la contratación constituye una de las manifestaciones del tránsito del Estado liberal al Estado social de
Derecho; el Estado ya no se limita a garantizar la libertad formal de los individuos, sino que exige que esa
libertad se desenvuelva en un marco delimitado en su contenido material para asegurarse de que éste
cumple con unos requisitos mínimos de justicia que den lugar a una libertad sustantiva;”, ob. cit., p. 55.
RUIZ por su parte: “Finalmente hay que resaltar que toda esta producción normativa de protección de los
consumidores es una de las vías de la unificación del Derecho privado europeo. Unificación que se
entiende muy deseable para alcanzar un espacio económico común, al menos en aspectos básicos
(Principios generales, Derecho de obligaciones, Derecho mercantil y otras materias relevantes para el
tráfico jurídico económico)”, RUIZ MUÑOZ, MIGUEL en Curso sobre Protección Jurídica de los
Consumidores, Ed. Mc Graw Hill, Madrid, 1999, p. 19. Una buena demostración de tales acciones lo
constituye la promulgación de la Directiva Europea 93/13/CEE, de 5 de abril de 1993, sobre cláusulas
abusivas en los contratos celebrados con consumidores.
24
Piénsese en los servicios básicos de carácter monopólico.
21

Derechos de los Consumidores, la cual a nuestro juicio, es insuficiente para la tutela


adecuada de los derechos de los consumidores en el ordenamiento jurídico chileno.

La principal razón que, a nuestro juicio, explica la diversa percepción que los
autores tenemos acerca de la validez o no de los referidos contratos de adhesión y
forzosos se vincula a la circunstancia de que estos siguen siendo considerados por parte
de la doctrina como excepciones calificadas dentro del Derecho de Contratos, sin
apreciar que, en los hechos, tales figuras contractuales se han transformado en la regla
general que domina, sino subyuga, todo nuestro Derecho de Contratos.

En efecto, si bien puede considerarse que la celebración de determinados


contratos forzosos y de adhesión puede ser entendida por medio de la estructura clásica
del derecho de contratos, la generalización de tales modelos contractuales tornan
inválidos o al menos insuficientes los principios tradicionales, haciendo necesaria la
intervención legislativa y judicial para procurar reparar el enorme desequilibrio
contractual que estimula la reproducción masiva de cláusulas abusivas y condiciones
generales de la contratación que, en regiones con sistemas de protección del contratante
débil mejores que el nuestro –como es el caso de la Unión Europea- son percibidos
como inaceptables25.

D. FUENTES DE LAS OBLIGACIONES

a. Concepto

25
DÍEZ-PICAZO sobre el particular señala: “La idea tradicional del contrato no casa con la
contratación en masa. No es posible que la empresa moderna utilice el mecanismo del contrato por
negociación para acordar sus relaciones con cada uno de sus eventuales clientes. Un mínimo criterio de
racionalización y de organización empresarial, que es también de reducción de costos, determina la
necesidad del contrato único o del contrato tipo preestablecido por medio de formularios o de
impresos. //De hecho, la libertad de iniciativa individual y la autonomía de la voluntad de ambos
contratantes se encuentran en este tipo de contratos de algún modo restringidas. El contrato no es ya una
regla de conducta, obra común de ambas partes contratantes, sino que una de ellas tiene que limitarse a
aceptar –o en su caso a rechazar- el único contrato posible”, DÍEZ-PICAZO, LUIS, en Fundamentos de
Derecho Civil Patrimonial. Introducción. Teoría del Contrato, vol I, 5ª Ed., Civitas Ediciones, Madrid,
1996, p. 131
22

Son los hechos o actos de donde las obligaciones nacen. FERNANDO FUEYO,
define la fuente de las obligaciones como “los hechos jurídicos que dan nacimiento,
modifican o extinguen las relaciones de derecho y las obligaciones”26.

El Código Civil chileno, siguiendo la corriente dominante en su época, considera


como fuente de las obligaciones, el contrato, el cuasicontrato, el delito, el cuasidelito y
la ley.27
Así el artículo 1437 indica que “las obligaciones nacen, ya del concurso real de
las voluntades de dos o más personas, como los contratos o convenciones; ya de un
hecho voluntario de la persona que se obliga, como en la aceptación de una herencia o
legado y en todos los cuasicontratos; ya a consecuencia de un hecho que ha inferido
injuria o daño a otra persona, como en los delitos y cuasidelitos; ya por disposición de la
ley, como entre los padres y los hijos sujetos a patria potestad”.
Si bien esta enumeración del citado artículo 1437 predomina, ello no implica que
deban omitirse otros dos preceptos que de igual modo aluden a las fuentes de las
obligaciones.
Es el artículo 578 del Código Civil el encargado de hacer una primera
aproximación a las fuentes de las obligaciones al referirse a los derechos personales.
Tales derechos son los que solo pueden reclamarse de ciertas personas que por un
hecho suyo o la sola disposición de la ley, han contraído las obligaciones correlativas.
Este sí ofrece una alternativa de orden distinto, acercándose a una fórmula dualista, al
distinguir como fuentes: el “hecho suyo” y la “ley”.
El artículo 2284 del Código civil enuncia como fuente de las obligaciones: la
convención, la ley y el hecho voluntario (comprendiéndose dentro de este último el
cuasicontrato, el delito y el cuasidelito). Más puede verse que, en definitiva, no
discrepa del art.1437 y viene a quedar solo como una distinta sistematización.
Con todo, la doctrina nacional no le ha atribuido mayor importancia para este
efecto y habitualmente es el art.1437 el que se cita como el texto que en nuestro derecho

26
FUEYO LANERI, FERNANDO, Derecho Civil, T. IV, De las Obligaciones, Vol. I, Nº 15, Pág. 42
27
A diferencia de nuestro código que menciona las cinco tradicionales fuentes de las
obligaciones, la tendencia de los códigos más recientes y modernos (alemán, portugués, boliviano,
italiano) se enmarca a evitar una declaración taxativa y directa de cuáles son las fuentes de las
obligaciones, dejando así un amplio margen a los tribunales para reconocer como generadora de
obligaciones a determinada relación jurídica que se les plantee.
23

enuncia las fuentes de las obligaciones. Este puede explicarse: por su redacción, que
refleja un preciso destino de enumerar fuentes (mientras el art. 578 ostenta más bien un
objetivo de definir derecho personal); por su ubicación, al inicio del libro IV sobre la
materia; y, por último, porque coincide con la formula dominante en su tiempo.28

b. Fuentes en el Código Civil chileno

b.1. El contrato
El artículo 1438 del CC, define al contrato como “un acto por el cual una parte se
obliga para con otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa. Cada parte puede ser una o
muchas personas”. Definición que no hace distinción alguna entre contrato y
convención, pues ocupa dichos términos indistintamente, sin embargo la doctrina
distingue entre ambos conceptos indicando que convención es un acuerdo de voluntades
sobre un objeto de interés jurídico que consiste en crear, modificar, o extinguir derechos
y obligaciones, como por ejemplo la tradición y el pago.
El contrato es una especie de convención, la cual tiene por objeto crear derechos
y obligaciones.

b.2. El cuasicontrato
Si bien del artículo 2284 del Código Civil se desprende que el cuasicontrato es
un hecho voluntario y lícito, esta noción no presenta uniformidad en la doctrina,
existiendo algunos detractores, que postulan que si hay acuerdo de voluntades lo que
habría sería un contrato, excluyéndose la figura del cuasicontrato
PLANIOL ha indicado que esta concepción proviene de una errada interpretación
de las fuentes romanas, ya que éstos conocieron como fuentes de las obligaciones el
contrato, el delito y variis causarum figuris, esto es, obligaciones derivadas del
contrato, del delito y de varias diversas causas.

28
PEÑAILILLO ARÉVALO, D., Obligaciones, teoría general y clasificaciones, Ed. Jurídica de
Chile, 2006. Pág.99.
24

Estas obligaciones nacidas de causas diversas, según sus efectos, debían ser
consideradas, unas veces, como nacidas de un contrato –cuasi ex contractu- y otras
veces como si provinieran de un delito –cuasi ex delicto-. De este modo, se trató
solamente de determinar el régimen a que debían someterse ciertas obligaciones, sin
calificar la fuente.
Para Planiol la definición contenida en el Código es falsa y engañosa, el
cuasicontrato no es, por de pronto, un hecho voluntario. Si en él interviene la voluntad,
no genera la obligación. A menudo en el cuasicontrato surge una obligación para una
persona que, de ningún modo, ha expresado su voluntad. Por tanto el cuasicontrato no
es ni un hecho voluntario, ni un hecho lícito; es un hecho involuntario e ilícito29.
Con todo es menester indicar que Planiol olvida que existen casos de
cuasicontratos que no admiten hechos ilícitos como sucede con la comunidad que se
forma entre los herederos del causante a su fallecimiento pues estos resultan obligados
aun sin quererlo y, más todavía, pueden resultar obligados sin conocer que son
herederos del causante .

b.3. Hechos ilícitos: el delito y el cuasidelito


La obligación que nace de estas fuentes, consisten en la necesidad en que se
encuentra el autor de reparar los daños causados, sin perjuicio de las sanciones penales
en que se pueda incurrir.
Éstos se caracterizan por ser hechos ilícitos y causar daño, si el hecho cometido
es ilícito, y realizado con la intención de dañar, constituye delito. Si el hecho es ilícito,
pero cometido sin la intención de dañar, estamos en presencia de un cuasidelito.
En cuanto a los efectos de ambas figuras, la distinción entre delitos y
cuasidelitos carece de interés en el ámbito civil, pues sus consecuencias son las mismas,
y su consecuencia, esto es, la reparación del daño se verifica tomando exclusivamente
en cuenta la entidad del perjuicio causado.

b.4. La ley
La ley, es causa mediata e inmediata de obligaciones. Ya que es causa de todas
las obligaciones, al menos mediata.
29
MEZA BARROS, Ramón, Manuel de Derecho Civil, de las Obligaciones, 8ª ed. Ed. Jurídica
de Chile, Santiago de Chile, 1994, pág. 20.
25

Las obligaciones legales tienen un carácter excepcional, por tanto es necesaria


una ley que las establezca, esta conclusión nace del artículo 2284 inc. 1º CC, que indica
que “Las obligaciones que se contraen sin convención, nacen o de la ley, o del hecho
voluntario de una de las partes. Las que nacen de la ley se expresan en ella”.

c. Evolución de las fuentes de las obligaciones


Actualmente existe discrepancia acerca de cuales son realmente estas fuentes.
La enumeración del Código Civil tiene su origen en el derecho Romano Clásico
donde las fuentes de las obligaciones eran exclusivamente el delito y el contrato (la
precedencia entre ambas fuentes es discutida, pero parece ser cierto que el concepto de
contrato supone una evolución jurídica posterior)
En el llamado Derecho Intermedio con los primeros racionalistas, básicamente
Grocio y Domat, se produce la incorporación de la ley como una quinta fuente de las
obligaciones.
Esta forma de entender las fuentes de las obligaciones se mantiene inalterada y
es repetida por los inspiradores del Código Civil francés y de ahí pasa a nuestro Código.

c.1. Nuevas teorías


c.1.1.Teoría dualista
El jurista francés Marcel Planiol plantea la reducción de las fuentes a dos únicas
y completas: el contrato y la ley.
En los contratos, las obligaciones son creadas por la voluntad de las partes; ellas
determinan el objeto de la obligación y su extensión. La voluntad de las partes tiene un
papel preponderante y la ley sólo sanciona lo que las partes quisieron.
En las obligaciones de origen legal, el deudor no ha querido obligarse; es la ley
la que le impone la obligación, sea en virtud del hecho lícito o ilícito del deudor, o sea
que le imponga directamente la obligación sin necesidad del hecho del deudor.
Sin embargo, se ha criticado que existen obligaciones que no pueden reducirse a
esta clasificación, como los contratos forzosos o los dirigidos, así como la aparición de
nuevas figuras que no pueden encuadrarse simplemente a las categorías mencionadas.
Por el contrario Colin y Capitant proponen una doctrina tripartita. Desde esta
perspectiva, las fuentes serían el contrato, la voluntad unilateral y la ley.
26

c.1.2. Teoría unitaria


La tendencia sintetizadora –dice Peñailillo- puede extremarse a una sola fuente
de las obligaciones: la ley.
Si el contrato genera obligaciones es porque la ley le entrega fuerza obligatoria,
si el delito es delito es porque la le lo declara. Pero, con ser lógica esa respuesta “resulta
inútil”.
Habiéndose revisado las cinco fuentes anteriores, es menester tener en
consideración que existe en el código, disposiciones en que no se mencionan estas cinco
fuentes. Es el caso por ejemplo del artículo 2284, que da a entender que son sólo tres las
fuentes: la convención, la ley y el hecho voluntario.
Por su parte el artículo 578 se acerca a la concepción dualista, al señalar como
fuentes “el hecho suyo” y “la ley”.
Otra pregunta que hay que responder es ¿La enumeración del art. 1.437 CC es
taxativa?
Daniel Peñailillo enseña que puede aceptarse, tal “taxatividad”, con la
advertencia de que las expresiones “hecho voluntario” (1437) y “hecho suyo” (578) son
susceptibles de ampliarse o restringirse dando la flexibilidad necesaria a la
enumeración.

El panorama en la actualidad se ha conducido a ofrecer una amplitud de


fórmulas con nuevos puntos de vista, criterios, y expresiones. En ello ha influido la
complejidad de la vida social que ha dado paso a que los juristas puedan concebir
fuentes de obligaciones antes no aceptadas o, al menos, no desenvueltas, como el
enriquecimiento sin causa y la declaración unilateral de voluntad. Asimismo la crisis de
la noción de cuasicontrato ha jugado un rol importante en esta apertura, debido a que el
concepto no logra perfiles claros
A continuación se describirán dos fuentes de las obligaciones, que si bien no
están contempladas expresamente en nuestro código, la opinión mayoritaria de la
27

doctrina concuerda en darle tal denominación de “fuente”: El enriquecimiento sin causa


y la declaración unilateral de voluntad.

d. Fuentes no contempladas en el Código Civil


d.1.La declaración unilateral de la voluntad
Esta doctrina surgió a mediados del siglo XIX, en Alemania, consiste en
dilucidar si es que una persona puede resultar obligada por su propia voluntad de
obligarse, sin que intervenga aún la voluntad de la persona en cuyo beneficio se contrae
la obligación.
Para Lacruz Berdejo, la voluntad unilateral como fuente de obligaciones, “es la
que contrae un sujeto mediante su mera manifestación de querer obligarse”, y hace
presente que “no debe confundirse, por tanto, con las obligaciones que nacen de otras
actuaciones personales y voluntarias, no dirigidas exclusivamente a la creación de una
deuda, como la del gestor o la de quien causa daño culpable a otro.”30
Esta doctrina, tiende a explicar la fuente de ciertas obligaciones que no son
notoriamente, el resultado de un concierto de voluntades.
Encuentra su aplicación en la oferta o propuesta de celebrar un contrato. El
contrato se perfecciona por la aceptación pura y simple de la propuesta. Pero la sola
oferta liga a su autor y le obliga a esperar una contestación (art. 99 del Código de
Comercio), y, aún a indemnizar los gastos en que la persona a que se dirigió haya
incurrido y los daños y perjuicios que hubiere sufrido, a pesar de arrepentirse antes de la
aceptación (art. 100 del Cco.)31.
La declaración unilateral de voluntad es la fuente por la cual la manifestación de
voluntad de un sujeto genera una obligación para él, sin necesidad de la voluntad de un
correlativo acreedor. Por ejemplo, reconocer un hijo, adquirir por ocupación, renunciar
derechos o extinguir obligaciones.
Se trata de determinar si esa voluntad unilateral por sí sola, es idónea para
generar obligaciones, sin necesidad que genere un consentimiento con otra voluntad.

30
LACRUZ BERDEJO, citado por, RAMOS PAZOS, R., De las Obligaciones, Ed. Lexis Nexis, 2004.
p. 15.
31
Op. Cit, MEZA BARROS, R., Manuel de Derecho Civil, de las Obligaciones, p. 26.
28

La declaración unilateral de voluntad debe diferenciarse del contrato unilateral.


En la declaración unilateral existe solo un sujeto, una sola declaración de voluntad y es
suficiente para que de ello nazcan obligaciones. El contrato unilateral supone un
acuerdo de al menos dos sujetos, en cual solo uno de ellos resulta obligado.

En este tema pueden distinguirse tres grandes posturas:


1. Aceptación amplia.
2. Rechazo absoluto.
3. Rechazo como principio general pero admitiendo excepciones.

1.- Aceptación amplia

Esta primera postura se conduce a comprender que cada vez que se prueben los
hechos respectivos el tribunal tendría que constatarla, teniendo por creada la obligación
correspondiente desde el día de la emisión de voluntad.32

2.- Rechazo absoluto

Una relación obligatoria exige dos sujetos, acreedor y deudor, la voluntad de uno
de ellos no puede hacer nacer una obligación.
Cada obligación ha de tener el respectivo derecho y en consecuencia si no existe un
derecho, si nadie adquiere derechos a cambio, la declaración unilateral de voluntad es
perfectamente revocable. Prestada la aceptación por quien adquiere el derecho,
obviamente ya no nos encontramos frente a una declaración unilateral de voluntad, sino
que nos encontramos frente a un contrato, toda vez que ha habido un concurso de
voluntades para generar una obligación, aun cuando el contrato sea unilateral.

3.- Rechazo como principio general pero admitiendo excepciones.

Esta tercera proposición doctrinaria propugna, que una cosa es admitir la validez de
la declaración unilateral de voluntad como categoría general dentro de las fuentes de las
32
PEÑAILILLO AREVALO, DANIEL, Obligaciones, Teoría General y Clasificación, ed.
Jurídica de Chile, 2006, pág. 13.
29

obligaciones, y otra cosa es admitir que la ley en determinados supuestos pueda aceptar
que una promesa pueda vincular al promitente sin necesidad de aceptación.
En consecuencia, la declaración unilateral no es suficiente para constituir una
fuente genérica, salvo en aquellos casos expresamente tipificados por la ley.

Esta es una tendencia más bien intermedia y parece ser la postura dominante, tanto
en las legislaciones como en la doctrina, ello queda en evidencia con el aumento
generoso y considerable de las excepciones. Se mencionan: la promesa pública de
recompensa y el concurso con premio.
Su fundamento estaría en la protección social de la apariencia con dos exigencias a
adicionales: que no se comprometa la seguridad del crédito y que no se configure otra
fuente de obligaciones. En definitiva el sostén para admitirla como fuente radica, en la
influencia que la declaración ha ejercido en la conducta del resto de las personas, las
cuales se han guiado por esa declaración; entonces es justo y conveniente proteger la
confianza depositada en esa apariencia que creó el declarante.
En cuanto a la exigencia de que no se comprometa la seguridad del crédito, esta se
refiere a la protección objetiva que se le debe brindar a los acreedores del declarante,
toda vez que, éstos lo son desde antes de la declaración, los cuales pudieren verse
perjudicados por un fácil compromiso posterior del deudor, construido en base a su pura
voluntad unilateral. La segunda exigencia adicional alude al peligro que presenta aplicar
de forma generalizada la declaración unilateral de la voluntad como fuente de
obligaciones. 33

Para finalizar, el Código Civil no contempla expresamente la declaración


unilateral de voluntad 34 y la doctrina es conteste en concluir que no es fuente.
La oferta con plazo de espera. (art. 99 Código de Comercio) La verdad es que
sería una especie de precontrato.

33
PEÑAILILLO AREVALO, DANIEL, Obligaciones, Teoría General y Clasificación, ed.
Jurídica de Chile, 2006, pág. 13.
34
El fundamento de la no aceptación de la declaración unilateral de voluntad como fuente de
obligaciones recae en el hecho que Bello siguió la doctrina de Pothier recogida en el Código de
Napoleón, quien manifestó con claridad su pensamiento” No puedo por mi promesa conceder a alguno un
derecho contra mi persona hasta que su voluntad concurra para adquirirlo por la aceptación que haga de
mi promesa”. RAMOS PAZOS, RENE, De las obligaciones, Ed. Lexisnexis, año 2004. Pág.18.
30

La promesa pública de recompensa (632 inc. 2°), se considera la situación


excepcional a la idea dominante del Código Civil de rechazar la declaración unilateral
de voluntad.
Algunos autores piensan de un modo distinto al considerar que el artículo 1437
del Código no excluye otros hechos voluntarios de la persona que se obliga, pues utiliza
la expresión “como” la aceptación de una herencia o legado por lo que no se restringiría
solo a estos dos ejemplos sino también habría cabida para otros hechos voluntarios que
no están expresamente mencionados en el artículo en comento.

El debate actualmente se ha enfocado en la amplitud del principio, mas no en si


puede llegar o no en determinados casos a constituir fuente de obligaciones. Peñailillo
en su libro explicita de muy buen modo lo que ocurre “Se puede apreciar en esta fuente
una penetración disfrazada, solapada, introduciéndose en los ordenamientos jurídicos
con un variado ropaje (estipulación a favor de tercero, actos en beneficio de sujetos que
no existen, declaración del fundador)”. El autor no concluye allí sino que continúa
“Pareciera ser que el legislador, con la complicidad de la doctrina, en sus declaraciones
prefiriera renegar de ella, como el hereje de su herejía, pero tiene que recibirla porque la
necesita, y alarmado comprueba que cada vez con más frecuencia”

d.2. Enriquecimiento sin causa


Si bien el Código Civil no lo recoge en términos generales, puede definirse como
una atribución patrimonial sin causa que lo justifique, de modo que constatado el hecho,
procede la restitución.
Se debe tener presente que estamos en presencia de un principio y, a lo menos en
tesis, de una fuente de obligaciones.35

El enriquecimiento sin causa. En cuanto principio, el derecho repudia el


enriquecimiento a costa de otro sin una causa que lo justifique.

En cuanto fuente, es una atribución patrimonial sin una causa que la justifique, de
modo que constatado el hecho procede la restitución. Su fundamento es la equidad, ya
que se pretende evitar que alguien se enriquezca de forma indebida a costa de otro.

35
PEÑAILILLO AREVALO, DANIEL, Obligaciones, Teoría General y Clasificación, ed.
Jurídica de Chile, 2006, pág. 102.
31

Esta fuente es conocida con distintas denominaciones, siendo las más divulgadas
las de “enriquecimiento sin causa”, “enriquecimiento injusto”, “enriquecimiento
indebido”, “enriquecimiento sin causa a expensas de otro”.36

d.2.1. Requisitos
d.2.1.1. Enriquecimiento de un sujeto
El enriquecimiento es toda ventaja patrimonial, provecho o beneficio adquirido. Se
entiende en sentido amplio que incluye cosas inmateriales. El moral, el futuro o la
simple esperanza se discuten como suficientes.

En otro sentido, el enriquecimiento puede producirse ya por aumento del


patrimonio ya por evitarse un gasto (por ejemplo, la extinción de una deuda).37
También ha de tenerse en consideración, que existen casos, de enriquecimiento
con daño simultáneo, que se caracterizan por el hecho de que la actividad del
empobrecido, al mismo tiempo que enriquece, causa daño al enriquecido injustamente,
por tanto el enriquecimiento sería más aparente que real, posibilitando la debida
compensación.

d.2.1.2. Empobrecimiento del otro

La concepción tradicional exige el empobrecimiento de otro sujeto, no así las


teorías más modernas sobre el tema.
También se estima que el empobrecimiento no puede constituir medida de la
restitución y que incluso no es indispensable. Lo decisivo es determinar la medida del
enriquecimiento. No se trata de cubrir un empobrecimiento (límite acción de
indemnización) sino que se trata de la obligación de restituir por quien no tiene causa
para retener.

d.2.1.3. Relación de causalidad entre el enriquecimiento y el empobrecimiento


La doctrina tradicional menciona esta exigencia. Que el enriquecimiento de uno
se deba, fundamentalmente, al empobrecimiento de otro. No es necesario que la
proporcionalidad sea exacta. Se admite que el traspaso de valores sea a través de un
tercero.

36
Ob. cit. PEÑAILILLO AREVALO, D., Obligaciones, Teoría General y Clasificación, p. 102.
37
Ob. Cit. PEÑAILILLO AREVALO, D., Obligaciones, Teoría General y Clasificación, p.105.
32

d.2.1.4. Ausencia de causa lícita


Esta ausencia provoca por una parte provoca la inequidad y por otro justifica la
acción de reembolso.
Todo acto tiene causa, de lo que se trata es de que ésta sea lícita, aceptada por el
derecho como justificación del enriquecimiento. Debe haber ausencia total. El
desequilibrio en las prestaciones no justifica la acción.
Tradicionalmente se requiere que concurran estos cuatro requisitos recién
descritos, pero en época más reciente se ha desenvuelto una alternativa que, centrando
la institución en el enriquecimiento, exige solamente la presencia de: enriquecimiento y
ausencia de causa.

El efecto jurídico que genera el enriquecimiento ilícito es que el enriquecido


injustamente queda obligado a restituir el beneficio obtenido. Acción in rem verso.
Si es posible la restitución será en especie y, en subsidio, en su valor equivalente.
El Código Civil chileno no recoge el enriquecimiento ilícito en términos
generales. El examen del panorama legal permite concluir que existen disposiciones
específicas y otras instituciones más o menos generales pero que no exigen dolo o
culpa; como el pago de lo no debido, la agencia oficiosa, o la accesión de una cosa
mueble a otra. Definitivamente otras que no cuadran en ninguna de estas soluciones.
Las diferencia de la acción por enriquecimiento injusto y la acción
indemnizatoria por perjuicios puede señalarse nítidamente.
La pretensión por daños se orienta siempre al agente provocador, y son
indispensables los conceptos de culpa e imputabilidad para determinar el deber de
indemnizar. La pretensión de enriquecimiento se encamina siempre contra el
enriquecido sin causa, prescindiendo en absoluto de las nociones de culpa e
imputabilidad y dejando en la penumbra al agente provocador de la atribución
patrimonial. La pretensión por daños necesita fijar la relación de causa a efecto entre el
agente provocador y el daño. La pretensión por enriquecimiento fija dicha correlación
entre el patrimonio del enriquecido y el del empobrecido.
Si encontrándose mi casa vacía, penetran en ella unos “okupas” distinguidos,
que la habitan durante un determinado lapso de tiempo, pero que, como personas
distinguidas son extraordinariamente cuidadosos, no producen daño alguno, reparan los
defectos y reponen aquello que consumen, parece evidente que mediante una acción de
resarcimiento no se podrá obtener nada porque ningún daño existe; en cambio, por la
33

vía de una condictio de enriquecimiento, podremos obtener (y será justo que se obtenga)
el valor en uso que en el mercado tenga la ocupación de cosas similares durante el
tiempo en que aquélla se haya producido.
El segundo ejemplo es extraído de CAEMMERER. Un medio de difusión (p. ej.
Una cadena de televisión) utiliza, para construir un guión o serial, un original literario
cuya propiedad intelectual pertenece a una determinada persona y lo hace sin recabar la
autorización de ésta. El hecho es reprobable, pero puede ocurrir que no sólo ocasione
daño, sino que produzca un importante beneficio, si, como suele ocurrir, el serial
televisivo determina un importante aumento de las ventas del libro que hasta ese
momento era poco difundido. Es este caso, no hay daño, sino beneficio, por lo cual no
cabe la acción de indemnización. Sin embargo, el enriquecimiento obtenido con la
utilización indebida de una propiedad intelectual ajena es injustificado y se debe al
titular del derecho el lucro que el autor de la intromisión obtenga (descontados los
gastos realizados para obtener tal lucro).

e. Consideraciones finales
Ya no parece discutirse la posibilidad de que puedan existir más fuentes de las
obligaciones que las contempladas en nuestro Código Civil y, además, se discute si
todas las fuentes que aparecen lo son en realidad, especialmente en lo referido a los
cuasicontratos. El debate se ha trasladado a la amplitud del principio, sobre todo en lo
referido a la declaración unilateral de voluntad.
Parece que puede distinguirse dos grandes fuentes: la ley y la autonomía privada.
Dentro de la ley cabría el delito, cuasidelito, etc.
34

Dentro de la autonomía privada: el contrato y la declaración unilateral de


voluntad.

E. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES

a. Esquema general

1. En cuanto a la fuente:
a) Contractuales
b) Extracontractuales

2. En cuanto al objeto:
a) Positivas y negativas
b) De dar, hacer y no hacer
c) Específicas y genéricas
d) De objeto único y de objeto múltiple
i) simple objeto múltiple
ii) alternativas
iii) facultativas
e) Patrimoniales y extrapatrimoniales
35

f) Personales y reales (Propter rem)


g) De medio y de resultado

3. En cuanto a la eficacia:
a) Civiles
b) Naturales

4. En cuanto a la autonomía:
a) Principales
b) Accesorias

5. En cuanto a los efectos:


a) Puras y simples
b) Sujetas a modalidad

6. En cuanto a los sujetos:


a) De un solo sujeto
b) De sujeto plural:
i) Simplemente conjuntas o mancomunadas
ii) Solidarias
iii) Indivisibles

b. Importancia de la clasificación de las obligaciones

Los efectos que produce una obligación son distintos según lo sea la clase o
especie de obligación de que se trata. A su vez la clasificación de las obligaciones nos
permite establecer desde qué momento nace la obligación, cuando el acreedor la puede
exigir, cual es el contenido de la prestación, permite determinar cuando la obligación se
cumple, qué puede exigir el acreedor a cada uno de los deudores, si hay varios, etc.

c. En cuanto a la fuente
En esta parte tomaremos en consideración los planteamientos del profesor
PEÑAILILLO. Esta clasificación depende de la concepción, que se tenga, sobre cuáles son
tales fuentes.
“Dentro de las distintas fórmulas (derivadas, pues, de las diversas posiciones de
cuáles son las fuentes), se ha ido imponiendo notablemente la que distingue entre
obligaciones contractuales y extracontractuales, según emanen o no de un contrato.
36

Tradicionalmente esta clasificación ha sido especialmente destacada (llegándose


a calificarla de la summa divisio -suprema división- de las obligaciones). ”38

d. En cuanto al objeto
d.1.Obligaciones positivas y negativas
Obligaciones positivas son aquellas en virtud de las cuales el deudor debe llevar
a cabo una determinada prestación (dar y hacer).
Obligaciones negativas son aquellas en virtud de las cuales el deudor debe llevar
a cabo una abstención (no hacer).
MEZA BARROS nos señala que: “La clasificación tiene sustancialmente
importancia para determinar las condiciones en que el acreedor puede demandar
perjuicios al deudor que viola la obligación. En las obligaciones positivas, es menester
que el deudor se encuentre en mora; en las negativas, basta la contravención y se deben
los perjuicios desde que el deudor ejecutó el hecho de que se obligó abstenerse (arts.
1538 y 1557)”.39
d.2. Obligaciones de dar, hacer y no hacer
Las obligaciones de dar tienen por objeto transferir el dominio de una cosa o
constituir sobre ella algún derecho real.40
La obligación de transferir el dominio implica que la cosa debe ponerse a
disposición del acreedor. La persona en cuyo favor se contrae una obligación de esta
índole además del poder jurídico de la cosa persigue un dominio práctico y útil que
solamente se consigue mediante la entrega de la misma.
Nuestro código civil, en su artículo 1548, indica que “la obligación de dar,
contiene la obligación de entregar”.
La doctrina distingue claramente entre la obligación de dar y la de entregar, e
indica que más bien la obligación de dar, sería un obligación de hacer ya que el deudor

38
PEÑAILILLO ARÉVALO, Daniel, Obligaciones, teoría general y clasificaciones, Ed. Jurídica de
Chile, 2006, p. 147.
39
Op. Cit, MEZA BARROS, Ramón, Manuel de Derecho Civil, de las Obligaciones, p. 28.
40
En nuestro país la transferencia del dominio se basa en la dualidad, título y modo, toda vez que
para lograr hacerme dueño de una cosa debo cumplir con ambas exigencias, a diferencia de lo que ocurre
en el sistema francés que tan solo requiere de título, es decir basta el simple hecho de celebrar un
contrato para que se efectúe la transferencia del dominio.
37

se obliga a realizar un hecho determinado que consiste en poner la cosa a disposición


del acreedor.
De esta forma la obligación de entregar, tiene por objeto conferir la tenencia
material de una cosa, no existiendo obligación del deudor de transferir el dominio o
constituir un derecho real sobre la cosa en favor del acreedor.
En palabras de Peñailillo, cuando se analiza el modo de adquirir tradición, que se
define como la entrega de una cosa con ánimo de transferir el dominio (art. 670), se
señala que la tradición y, más exactamente la entrega en tradición, puede efectuarse real
o simbólicamente. Aquí, al examinar la obligación de entregar, puede decirse otro tanto.
Cuando las característica de la cosa (en volumen y peso), lo permiten, la entrega puede
efectuarse físicamente (alzando la cosa uno y depositándola luego en manos del otro, o
trasladándola el primero a un recinto del segundo; como un libro en el primer caso, un
vehículo en el último). Como segunda alternativa en esas mismas situaciones y como
única cuando la entrega física no es factible, tiene lugar la entrega simbólica (sin
moverla, dejándola el primero a disposición o merced del segundo a través de un gesto,
actitud o circunstancia, como entregándole las llaves del lugar donde está). Para estas
formas las legislaciones (entre ellas la chilena) no disponen reglas, como sí las tienen
para la tradición.
Son ejemplos de obligación de entregar: la del arrendador (al inicio del arriendo,
art. 1924), la del arrendatario (al término del arriendo, art. 1947), la del comodatario al
término del comodato (art. 2180)41.
Un tipo de obligación de entregar es la de restituir, la obligación de entregar
toma este nombre cuando la entrega deriva de otra anterior inversa o sin haber mediado
una entrega a quien legítimamente le corresponde.
En cambio, un ejemplo de obligación de dar seria: la obligación que tiene el
vendedor que celebro un contrato de compraventa ya que en este caso, él se obligó a
transferir el dominio de la cosa vendida.

Las obligaciones de hacer tienen por objeto la ejecución de un hecho cualquiera,


material o jurídico. V. gr. la que tiene el artífice de ejecutar la obra convenida y lo es,
también, la del que promete celebrar un contrato (art.1554, inc. Final).42

41
Ob. cit., PEÑAILILLO ARÉVALO, Daniel, Obligaciones, Teoría General y Clasificaciones, p.195.
42
Op. Cit, MEZA BARROS, Ramón, Manuel de Derecho Civil, de las Obligaciones, p.32.
38

Las obligaciones de no hacer consisten en que el deudor se abstenga de realizar un


hecho que de otro modo sería lícito ejecutar.

d.2.1. Importancia de la clasificación entre obligaciones de dar, hacer y no hacer


1º. La obligación de dar contiene la de entregar la cosa y si es una especie o cuerpo
cierto el deudor debe conservarla hasta la entrega empleando el cuidado debido.
(art.1548 CC.)
El modo de extinguir, pérdida de la cosa debida solo se aplica a las obligaciones de
dar, su equivalente en las obligaciones de hacer corresponde a la imposibilidad absoluta
para la ejecución actual de la obra debida.

2º. En la ejecución forzada de las obligaciones el procedimiento es distinto si se trata de


un tipo u otro, ya que si es de dar el acreedor puede obtener la entrega de la cosa por
medio de la fuerza pública o bien puede satisfacer su crédito rematando bienes del
deudor, pero si es de hacer puede a su arbitrio solicitar que se apremie al deudor para
que cumpla con su obligación, que se le autorice hacerlo ejecutar por un tercero a
expensas del deudor, o bien la indemnización de los perjuicios causados. (art.1553)
Las obligaciones de no hacer se traducen en la de indemnizar los perjuicios
cuando no es posible deshacer lo hecho. (art.1555)

3º. Importa para determinar si son derechos y acciones muebles o inmuebles, las de dar
serán muebles o inmuebles según la cosa debida, pero las de hacer y no hacer son
siempre muebles porque los hechos que se deben se reputan muebles (Art. 581).

4º. Sólo en las obligaciones de dar y hacer es necesario que el deudor este en mora para
poder pedir indemnización de perjuicios pero en las de no hacer basta la realización del
hecho prohibido.

d.3. Obligaciones específicas y genéricas


Estas obligaciones atienden a la mayor o menor determinación del objeto.
Obligaciones de especie o cuerpo cierto son aquellas en las que se debe un
individuo determinado de una clase o género también determinado, por tanto se
39

cumplen entregando la especie debida. En este tipo de obligación la cosa debida está
perfectamente especificada e individualizada.
En los derechos reales sólo pueden existir como objetos de esta clase de
derechos una especie o cuerpo cierto, no se concibe la idea de ser dueño
indeterminadamente de cien sacos de trigo.
Por su parte el artículo 1508 del Código Civil define a las obligaciones de
género como aquellas en que se debe indeterminadamente un individuo de una clase o
género determinado.
En los derechos personales no existe inconveniente en que su objeto consista en
cosas genéricas, ya que no hay problema con ser acreedor de cien sacos de trigo.
Estas obligaciones se cumplen entregando cualquier cosa del género de una
calidad a lo menos mediana. (Art. 1509)
Es necesario que el género sea determinado o determinable, al menos en su
cantidad, pues el género ilimitado no produce la formación de la obligación.

d.3.1.Efectos de las obligaciones de especie o cuerpo cierto


1. Se tiene la obligación de cuidar y conservar la cosa hasta su entrega.
(art.1548)
2. Siendo varios los deudores surge entre ellos la indivisibilidad del pago.
(art.1526 n°2)
3. La conservación de la cosa, implica su custodia jurídica y material, por tanto,
el deudor infringe su obligación cuando enajena la cosa, constituyendo sobre ella un
derecho real limitado o respecto de ella un derecho personal que impida o dificulte el
posterior disfrute por el acreedor, también cuando materialmente la destruye, deteriora,
o altera en algún sentido que vaya a afectar el disfrute, estas infracciones pueden
deberse a hechos o a omisiones. (art. 1549)
Por tanto deberá emplearse el debido cuidado que será el que corresponda según
el tipo de contrato, siendo el deudor quien debe probar que fue cuidadoso y el grado en
que debió serlo. Se sigue la misma regla si alega caso fortuito, pues debe también
probarlo, ya que producido el incumplimiento se le presume negligente. (art. 1547 inc°
3°, 1671 y 1674)

d.3.2. Efectos de las obligaciones de género


40

1. Es lícito destruir o enajenar la cosa debida, mientras subsistan otras tantas


para el cumplimiento de la obligación debida. (Art. 1510 CC)
2. Generalmente el deudor elige pudiendo pagar con cualquiera cosa del mismo
género, con tal que sea de una calidad a lo menos mediana.
3. El deudor no tiene el deber de conservación que existe en las obligaciones de
especie o cuerpo cierto, por esta razón en este tipo de obligaciones no se aplica el modo
de extinguir “pérdida de la cosa que se debe” tampoco tiene cabida la “teoría del riesgo”
porque por regla general el género no perece.

d.4. Obligaciones de objeto singular y obligaciones de objeto múltiple


Las obligaciones de objeto singular son aquellas en las cuales la prestación
consiste en la ejecución de un hecho simple, una sola cosa o una abstención.
Por el contrario las obligaciones de objeto múltiple son aquellas en que se deben varias
prestaciones o abstenciones. Estas obligaciones se subclasifican en:
i) Simple objeto múltiple
ii) Facultativas
iii) Alternativas.

d.4.1. Obligaciones de simple objeto múltiple


Son aquellas que tiene por objeto dos o más prestaciones o abstenciones pero de
manera que todas ellas se deben conjuntamente. “Se caracterizan por la conjunción
copulativa “y”. Ejemplo: Te debo una casa, un auto y un avión”. 43

d.4.2. Obligaciones facultativas


Dispone el artículo 1505 "Obligación facultativa es la que tiene por objeto una
cosa determinada, pero concediéndose al deudor la facultad de pagar con esta cosa o
con otra que se designa”.
Son aquellas en que se debe una cosa, pero concediéndose al deudor la facultad
de pagar con esta o con otra cosa que se designa. Esta facultad le debe ser otorgada al
44
deudor al momento de contratar.
43
RAMOS PAZOS, RENE, De las obligaciones, Ed. Lexisnexis, año 2004. Pág.68.
44
Importante mencionar que la facultad debe mencionarse al contratar, toda vez que si se otorga
el momento del pago, estaríamos en presencia de un modo de extinguir las obligaciones( dación en pago);
y en caso de otorgarse la facultad luego de contratar pero antes del pago se aplicaría otro modo de
41

Ej. Se celebra un contrato de compraventa y se queda adeudando un saldo de


precio ascendente a $1.000.000, que se pagará a 6 meses plazo, quedando facultado el
deudor para poder pagar con el automóvil marca Ford año 1990, patente XX-600. 45
En definitiva el deudor podrá pagar la suma correspondiente o bien el automóvil (cosa
que se designa). Solo es el deudor a quien se le concede esa facultad, ya que el acreedor
en caso de que el deudor no cumpla, no podrá demandar el automóvil, sino tan solo la
cosa debida (el dinero).

d.4.2.1. Efecto de las obligaciones facultativas


El acreedor no puede demandar sino la cosa debida. Si la cosa perece por caso
fortuito se extingue la obligación y el acreedor no tiene derecho a pedir cosa alguna.
En caso de duda de si la obligación es alternativa o facultativa se tendrá por
alternativa. (art.1507).

d.4.3. Obligaciones alternativas


Al respecto el art. 1499 del Código civil reza: "Obligación alternativa es aquella
por la cual se deben varias cosas, de tal manera que la ejecución de una de ellas,
exonera la ejecución de las otras”.
“Las cosas debidas son varias, pero se cumple pagando en su totalidad una sola
de ellas (art.1500 inc.1º). Se caracterizan por la conjunción disyuntiva “o”. Ej. Te debo
mi casa, mi auto o un departamento”.46

d.4.3.1.Efectos de las obligaciones alternativas


El deudor cumple la obligación pagando totalmente alguna de las cosas
alternativamente debidas, pero no puede obligar al acreedor que acepte parte de unas y
parte de otras. (art.1500)
El acreedor no puede demandar el pago de una cosa determinada de las que se
deben, a menos que la elección sea suya; debe demandarlas "Bajo la alternativa en que
se le deben".

extinguir( la novación por cambio de objeto)


45
Ob. cit. RAMOS PAZOS, R., De las obligaciones, pág.71.
46
Ob. cit. RAMOS PAZOS, R., De las obligaciones, P. 68.
42

La obligación subsiste mientras no perezcan todas las cosas alternativamente


debidas, porque si una sola resta, a ella es obligado el deudor. (art.1503)
Si hay varios acreedores o deudores, la elección de la cosa con que ha de hacerse
el pago ha de hacerse de consuno -generalmente corresponde al deudor la elección-.
La obligación será mueble o inmueble, según la cosa con que se efectúe el pago.
Pero esta calidad existirá desde el momento en que la obligación se contrajo.
Si la elección corresponde al deudor puede enajenar y destruir todas las demás
con tal que reste una para cumplir la obligación. (art. 1502 inc° 1°)
Si la elección corresponde al acreedor, no podrá el deudor enajenar o destruir
ninguna de las cosas, y si lo hiciere podrá el acreedor pedir el valor de la cosa y la
indemnización de perjuicios correspondiente o cualquiera de las cosas restantes. (art.
1502 inc° 2°)
La pérdida total de la cosa por caso fortuito extingue la obligación, sin importar
a quién correspondía la elección. (art. 1504 inc° 1°)
En el caso que se produzca pérdida parcial por caso fortuito, la obligación
subsiste sobre las cosas que restan. En la hipótesis de pérdida total culpable, cuando la
elección es del deudor, se deberá el precio de cualquiera de las cosas que elija, si la
elección es del acreedor se deberá el precio de la cosa que elija el acreedor, con
indemnización de perjuicios. (arts. 1503 y 1504 inc° 2°)
La pérdida parcial culpable, si la elección es del deudor pagará con la cosa o
cosas que subsistan. En el caso que la elección sea del acreedor éste podrá elegir la cosa
que subsista o el valor de la que ha perecido, en ambos casos, con indemnización de
perjuicios.

d.4.4. Importancia de la clasificación entre obligaciones facultativas y alternativas


En la obligación facultativa el acreedor no puede sino reclamar el pago de la
cosa debida, en la alternativa, a menos que le corresponda la elección, no puede el
acreedor pedir una cosa determinada, sino bajo la alternativa en que se deben.
La pérdida de la cosa debida extingue la obligación facultativa, la obligación
alternativa se extingue solamente cuando perecen todas las cosas alternativamente
debidas.

d.5. Obligaciones patrimoniales y extrapatrimoniales


Esta clasificación atiende a si son o no susceptibles de apreciación en dinero.
43

Para abordar más en específico estas obligaciones es menester remitirse a la


distinción que se efectúa entre derechos patrimoniales y extra patrimoniales, según
tengan o no un contenido económico. Esta diferenciación se ha ido debilitando y ya no
resulta ser tan nítida, ello se constata, en casos donde derechos calificados de
eminentemente extra patrimoniales tienen importantes consecuencias económicas
(derecho al nombre) y a la inversa derechos patrimoniales de los cuales de derivan
consecuencias de índole moral. De igual forma se advierte que la violación de derechos
extrapatrimoniales es reparable mediante la indemnización de perjuicios.
Debido a lo precedentemente expuesto es que se opta y es preferible hacer la
distinción entre derechos de contenido predominantemente patrimonial y los de
contenido predominantemente extrapatrimonial.
Ahora bien, la existencia de esta clasificación, según las propias palabras de
Peñailillo, responden al debate que se suscita sobre la patrimonialidad de la prestación,
es decir, si para que un vínculo pueda ser considerado como obligación ha de tener
siempre un contenido patrimonial, esta distinción pierde completamente de sentido. En
cambio si se admite la existencia de una obligación con contenido no patrimonial, la
clasificación a que nos hemos referido cobra especial relevancia.

d.6. Obligaciones personales y reales (propter rem)


Esta es una típica clasificación producto de la evolución del concepto de obligación
de los últimos siglos y solo la enunciaremos para conceptos del curso atendiendo que el
concepto y características de la obligación propter rem se encuentra todavía en proceso
de elaboración tal como lo expresa Peñailillo en su libro.

d.7. Obligaciones de medio y de resultado


La doctrina moderna se ha esmerado en elaborar nuevas categorías de clasificación
de las obligaciones, una relativamente nueva es la distinción entre obligaciones de
medio y resultado.

Obligaciones de medio son aquellas cuya prestación consiste en el despliegue de


una actividad del deudor, dirigida a proporcionar cierto objeto, interés o resultado al
acreedor.
44

En ellas se espera un comportamiento diligente del sujeto pasivo, adquiriendo la


prestación un carácter aleatorio, razón por la cual la obligación estará incumplida
cuando el deudor no se haya comportado con la diligencia debida.

Ej: el asumir la defensa de un juicio por parte de un abogado, o la operación que


realiza un cirujano y su equipo médico. Son obligaciones de medio pues en ambos casos
tanto el médico como el abogado se comprometen a realizar una actividad con la
suficiente diligencia para obtener el mejor resultado, pero no se obligan a ganar el juicio
o a sanar completamente al enfermo.

Obligaciones de resultado son aquellas en las cuales el deudor se obliga a


proporcionar, en forma directa e inmediata, la satisfacción de un interés del acreedor,
mediante la obtención de un resultado, el cual integra la prestación.

En esta especie de obligaciones se pretende una alteración de la realidad física,


por lo tanto se encontrará incumplida cuando el deudor no proporcione al acreedor el
resultado al que se comprometió.

Ej: Por ejemplo, la construcción de un edificio con determinadas


especificaciones técnicas.

Según señala Peñailillo, la substancia de la prestación en la obligación de medio


radica en la realización de una actividad o comportamiento mientras que en la
obligación de resultado la prestación recae en la obtención del mismo.
La distinción cobra importancia para saber cuándo la obligación se va a entender
cumplida o incumplida. La de resultado esta incumplida cuando el deudor no ha
proporcionado al acreedor el resultado al que se comprometió. En cambio, en la de
resultado el deudor la incumple cuando no actúa con la diligencia debida.47

e. En cuanto a su eficacia

e.1. Obligaciones civiles y naturales

Las obligaciones civiles son aquellas que dan derecho para exigir su
cumplimiento (Art. 1470 inc. 2º del CC.). Aunque no lo dice la definición, la obligación

47
RAMOS PAZOS, R., De las Obligaciones. Ed. Lexisnexis, año 2004. Pág.23.
45

civil también otorga excepción para retener lo que se ha dado o pagado en razón de
ella.48

Las obligaciones naturales, según lo prescrito en el artículo 1470 inc. 3º del CC.,
son las que no confieren derecho para exigir su cumplimiento, pero que cumplidas,
autorizan para retener lo que se ha dado o pagado en razón de ellas.

Si bien su origen y motivación lo encontramos en Roma, el fundamento actual


para su conservación es eminentemente ético.49

Tales obligaciones naturales son:

1º Las contraídas por personas que teniendo suficiente juicio y discernimiento, son, sin
embargo, incapaces de obligarse según las leyes, como los menores adultos;
2º Las obligaciones civiles extinguidas por la prescripción;
3º Las que proceden de actos a que faltan las solemnidades que la ley exige para que
produzcan efectos civiles; como la de pagar un legado, impuesto por un testamento que
no se ha otorgado en la forma debida;
4º Las que no han sido reconocidas en juicio por falta de prueba.

Para que no pueda pedirse la restitución en virtud de estas cuatro clases de


obligaciones, es necesario que el pago se haya hecho voluntariamente por el que tenía la
libre administración de sus bienes.
Se discute la naturaleza jurídica de estas obligaciones, ya que para algunos no
son obligaciones jurídicas, sino morales, de conciencia o social, sólo producirían un

48
Ob. cit. RAMOS PAZOS, R., De las Obligaciones, p. 27.
49
El origen de estas obligaciones lo encontramos en Roma. Alli fueron creadas para moderar los
efectos del sistema del jus civile que negaba la capacidad de obligarse civilmente a los esclavos y a las
personas sujetas a patria potestad. El derecho honorario (viene a corregir el derecho civil existente en
Roma) acepto que aquellas personas fueran capaces de contraer obligaciones, pero de menor eficacia
jurídica, por cuanto no tenían acción para exigir su cumplimiento, pero que cumplidas, permitían retener
lo que se había dado o pagado en virtud de ellas. RAMOS PAZOS, RENÉ, De las Obligaciones.
Ed.Lexisnexis, año 2004. pág. 27.
46

efecto jurídico, “no se puede repetir lo pagado”. Para otra parte de la doctrina la
obligación natural, sólo se convierte en jurídica con el pago.
ALBALADEJO a su vez, indica que jurídicamente no es una obligación, no es un
vínculo jurídico entre dos personas, deudor y acreedor, ni antes, ni después del pago.
Jurídicamente es un hecho que justifica la atribución patrimonial, es sólo una
justa causa de atribución pues no procede repetición de lo dado o pagado, ya que si se
permitiese su devolución se protegería un acto inmoral consistente en deshacer lo que se
había realizado por considerarlo moralmente necesario.
Una opinión diferente indica que serían propiamente obligaciones, pues
constituirían un vínculo jurídico entre personas determinadas que producen efectos
jurídicos, así quien cumple una obligación natural paga lo que debe, en cambio quien
cumple un deber moral está realizando una mera liberalidad.
Art. 1471. “La sentencia judicial que rechaza la acción intentada contra el
naturalmente obligado, no extingue la obligación natural”.
Art. 1472. “Las fianzas, hipotecas, prendas y cláusulas penales constituidas por
terceros para seguridad de estas obligaciones, valdrán”.

e.1.1. Características de las obligaciones naturales


1. No dan derecho para exigir su cumplimiento.
2. Permiten retener el pago que voluntariamente efectuó el deudor.
3. Tienen su origen en el derecho romano que permitía -su principal efecto- el
retener lo dado o pagado en virtud de ellas, a pesar de no poder exigir su cumplimiento.

Dentro de las obligaciones naturales suele distinguirse dos categorías, a saber:

O. civiles desvirtuadas o degeneradas art. 1470 nº 2 y


Clasificación
O. Naturales O. civiles nulas o rescindibles art. 1470 nº 1 y 3

Mucho se ha discutido acerca de si la enumeración del art.1470 es o no taxativa,


al parecer el propósito del legislador fue que así lo fuera al señalar en el Inc. final del
Art.1470 “Para que no pueda pedirse la restitución en virtud de estas cuatro clases de
47

obligaciones, es necesario que el pago se haya hecho voluntariamente por el que tenía la
libre administración de sus bienes”.
CLARO SOLAR defiende esta tesis de la taxatividad sustentado en el mismos
artículo 1470, pues en él se emplea la frase “tales son” reemplazable por “estas son” ,
además de esta razón el autor utiliza el artículo 2296 para reafirmar su opinión, la frase
contenida en el precepto “como las enumeradas en el artículo 1470” dejan en evidencia
que estas son las únicas obligaciones naturales y no hay otras.
A pesar de lo recién señalado la mayoría de la doctrina considera que la
enumeración del artículo 1470 no es taxativa, la discrepancia entonces radica en cuales
son los otros casos de obligaciones naturales que no comprende el precepto pero que de
igual forma producen los mismos efectos, es decir no dan acción para exigir su
cumplimiento pero una vez cumplidas autorizan para retener el pago.

1. Multa en los esponsales.


De acuerdo al artículo 98 es la promesa de matrimonio mutuamente aceptada y
se somete enteramente al honor y la conciencia del individuo, y no produce obligación
alguna ante la Ley Civil, agrega el Art. 99 que no podrá pedirse la multa que por parte
de uno de los esposos se hubiere estipulado a favor del otro para el caso de no cumplirse
lo prometido, pero si se hubiere pagado la multa, no podrá pedirse su devolución.

2. Pago derivado de un acto celebrado con un objeto o causa ilícita a sabiendas.


No podrá repetirse lo que se haya dado o pagado por un objeto causa ilícita a
sabiendas. Art. 1468 del Código Civil. “No parece haber en este caso una obligación
natural. Se trata simplemente de una sanción para un acto ilícito, que se funda en el
principio de que nadie puede alegar su propio dolo”.50

3. Pago sobre el límite fijado en el beneficio de inventario.


Situación del deudor que paga más allá de lo que debe por gozar del beneficio de
inventario, una vez que paga sobre el límite fijado, no tiene derecho a obtener
devolución de lo indebidamente pagado. “En general, la doctrina opina que en estos

50
RAMOS PAZOS, RENE, De las obligaciones, Ed. Lexisnexis, año 2004. Pág.31.
48

casos no hay obligación natural sino renuncia al respectivo beneficio, por lo que si el
deudor paga está pagando una obligación civil”.51

4. Pago de deudas de juego u apuestas.


Según el artículo 2260 “El juego y la apuesta no producen acción, sino
solamente excepción. El que gana no puede exigir el pago. Pero si el que pierde, paga,
no puede repetir lo pagado, a menos que se haya ganado con dolo”.

5. Pago de intereses no estipulados, no pactados en el mutuo.


De acuerdo al artículo 2208 “Si se han pagado intereses, aunque no estipulados,
no podrán repetirse ni imputarse al capital”.

e.1.2. Efectos de las obligaciones naturales


Cumplidas autorizan al acreedor para retener lo que se ha dado o pagado en
razón de ellas, siempre que el pago se haya hecho voluntariamente por quién tenía la
libre administración de sus bienes.
Pueden ser novadas, así el art.1630 señala que para que la novación sea válida
tanto la obligación primitiva como el contrato de novación deben ser válidas a lo menos
naturalmente.
No pueden compensarse legalmente porque uno de los requisitos para la
compensación es que las obligaciones sean "actualmente exigibles", cosa que no se da
tratándose de una obligación natural, pero nada obsta a que se compense por acuerdo
entre las partes, caso en el que habrá una compensación convencional por faltar algún
requisito exigido por la ley para que opere una compensación legal.
Pueden ser caucionadas, -arts. 1472 y 2338-, pero sólo tratándose de cauciones
constituidas por terceros, ya que si se constituyen por el propio deudor no podrán
reclamarse como una lógica consecuencia de carecer de la acción necesaria para ello.
Caso especial: En el caso de la fianza en las obligaciones naturales el fiador no goza del
beneficio de excusión, porque para que lo tenga es necesario que el acreedor pueda
proceder primero contra el deudor, pero en este caso el acreedor no puede perseguir al
deudor por carecer de la acción correspondiente y de ahí que el fiador no goce del
beneficio de excusión. No goza tampoco del beneficio de reembolso porque según las
51
ABELIUK, RENE, Las obligaciones, Ed. Jurídica de Chile, 1993, T.I, Nº 331, pág.274.
49

reglas generales cuando el fiador paga al acreedor se subroga a éste en todos sus
derechos y acciones y en este caso el acreedor no tiene acción para demandar el pago
del deudor por lo que tampoco el fiador que paga podrá tenerlo.
La sentencia que desecha la demanda contra el naturalmente obligado no
extingue la obligación, de acuerdo al Art. 1471 que señala “La sentencia judicial que
rechaza la acción intentada contra el naturalmente obligado, no extingue la obligación
natural”.

f. En cuanto a su autonomía
f.1. Obligaciones principales y accesorias
A pesar de que esta clasificación no está contemplada en el Código Civil, aparece
de modo implícito en algunos artículos del mismo, por ejemplo en aquellos que regulan
las diversas cauciones (1535 y sgts., 2335 y sgts., 2384 y sgts) y particularmente en el
artículo 1442 referido a los contratos.

La diferenciación y conceptualización por parte de la doctrina de ambas


obligaciones se efectúa a partir de los conceptos de contrato principal y accesorio,
contenido en el ya mencionado art. 1442.

Obligaciones principales son aquellas obligaciones que pueden subsistir por si


solas y tienen una existencia propia, de modo que no existe la necesidad de otra
obligación (V.gr. la obligación del comprador de pagar el precio).
Obligaciones accesorias son aquellas obligaciones que no tienen una existencia
propia, ya que se encuentran subordinadas a la existencia de una obligación principal
(por ejemplo la obligación del fiador de cumplir la obligación del deudor principal si
este no la cumple, que no puede subsistir, precisamente, sin la del deudor principal52)53
En el Código Civil podemos encontrar ejemplos de obligaciones accesorias, asi
en el artículo 46 se nos señala que “Caución significa generalmente cualquiera
obligación que se contrae para la seguridad de otra obligación propia o ajena. Son

52
Ob. cit. PEÑAILILLO ARÉVALO, D., Obligaciones, teoría general y clasificaciones, p. 181.
53
Este mismo autor agrega a las obligaciones principales y accesorias, una tercera clase: las
obligaciones dependientes. Estas no pueden subsitir sin una obligación principal, pero no tiene por
finalidad asegurar su cumplimiento. Ej. La que emana de las capitulaciones matrimoniales, art. 1715 del
CC.
50

especies de caución la fianza, la hipoteca y la prenda.” También son accesorias la


anticresis y la cláusula penal.
Se rigen por el aforismo romano “lo accesorio sigue suerte de lo principal”
(Accesorium non ducit, sed sequitur suum principalei).
Esta clasificación tiene importancia para los siguientes efectos:
a) La validez de la obligación accesoria se subordina a la suerte de la obligación
principal y no viceversa.
b) La extinción de la obligación principal acarrea la extinción de la obligación
accesoria.
La aplicación de este principio se constata en el artículo 1536 “la nulidad de la
obligación principal acarrea la de la cláusula penal…”

g. En cuanto a sus efectos


g.1. Obligaciones puras y simples, y sujetas a modalidad
Obligación pura y simple es aquella que desde que se contrae produce sus
efectos, para siempre y sin limitaciones.
Obligación sujeta a modalidad es aquella a la cual se le agregan uno o más
elementos excepcionales, con los cuales produce efectos distintos a los que
normalmente genera.
La palabra modalidad tiene una acepción amplia y otra restringida. En la primera
significa toda modificación introducida por las partes o la ley en las consecuencias
naturales de un acto jurídico. Desde este punto de vista engloba todas las maneras de
ser, todas las variantes que los derechos pueden presentar y sufrir. Pero entre estas
variantes y maneras de ser, dice JOSSERAND, hay dos singularmente prácticas e
importantes, que constituyen las modalidades por excelencia, las únicas que
ordinariamente se tiene en vista cuando se habla de modalidades: el plazo y la
condición.

Como el plazo y la condición fueron estudiados al momento de revisar la teoría


general del negocio jurídico, solo señalaremos que el plazo es un hecho futuro y cierto
del cual depende la exigibilidad o extinción de un derecho. Por su parte el plazo, según
la doctrina, es un hecho futuro e incierto del cual depende la exigibilidad o extinción de
una obligación. Decimos “según la doctrina”, porque según nuestro Código Civil, “el
51

plazo es la época que se fija para el cumplimiento de la obligación, y puede ser expreso
o tácito. Es tácito el indispensable para cumplirlo” art. 1494 inc° 1°.

Así las cosas pueden existir obligaciones a plazo, condicionales y modales.

g.1.1. Características de las modalidades

a) Son elementos accidentales, es decir, pueden o no hallarse incorporados en un


acto, sin que ejerzan influencia sobre la existencia o validez de éste; pero esto no debe
llevar a confusión: una vez incorporados a un acto jurídico, pasan a ser parte integrante
del mismo e influyen sobre su eficacia.
b) Son de carácter excepcional: la regla general es que los actos sean puros y
simples, esto es, que produzcan sus efectos inmediatamente y para siempre, porque las
personas celebran ordinariamente sus negocios jurídicos con el propósito de alcanzar
desde luego el objetivo que persiguen.
c) No se presumen, característica ésta derivada de la anterior: es necesario que
las partes expresen en alguna forma las modalidades, porque de lo contrario no se
subentienden; algunos sostienen que por excepción en ciertos casos la ley las presupone,
como ocurre en los artículos 738 y 1489 del CC.
Art. 738: “El fideicomiso supone siempre la condición expresa o tácita de existir
el fideicomisario, o su substituto, a la época de la restitución”.
Art. 1489: “En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de
no cumplirse por uno de los contratantes lo pactado”54.

g.1.2. Actos jurídicos que pueden sujetarse a modalidades

54
A nuestro juicio ninguno de los dos casos constituye una condición. Desde luego, la existencia
del fideicomisario jamás puede faltar a la época de la restitución; mal cabe entonces hablar de condición
que, como toda modalidad, puede o no existir en un acto jurídico; en verdad, la existencia del
fideicomisario es un presupuesto del acto, o sea, un elemento que, si bien extrínseco a éste, lo integra y
debe estar presente en el momento en que el acto se cumple o tiene vigor; es indispensable para su
validez, como la capacidad del sujeto o la idoneidad del objeto. En cuanto a la llamada condición
resolutoria tácita, es un supuesto legal o un elemento natural de los contratos sinalagmáticos, que
lógicamente no requiere la mención de la ley ni de las partes. Sin embargo, trataremos la condición
resolutoria tácita como condición para seguir el pensamiento del Código aunque no responda a las ideas
jurídico-científicas de hoy.
52

Para dilucidar este punto, es menester distinguir entre actos patrimoniales y


actos de familia.
Tratándose de los primeros, la regla general es que son susceptibles de someterse
a las modalidades, ya que en derecho privado la regla fundamental es que puede hacerse
todo lo que la ley no prohíbe. Excepcionalmente, hay algunos actos que no admiten
modalidades. Así, “no se puede aceptar o repudiar (una herencia) condicionalmente, ni
hasta o desde cierto día” (artículo 1227); “la legítima rigorosa no es susceptible de
condición, plazo, modo o gravamen alguno” (artículo 1192). Sin embargo, hay que tener
presente con respecto a esta última disposición la Ley General de Bancos que establece
que podrán sujetarse a la administración de los Bancos comerciales y Bancos
hipotecarios la administración de los bienes que constituyen la legítima rigorosa,
durante la incapacidad del legitimario (artículo 48, Nº 7).
Los actos de familia, por el contrario, no admiten modalidades, porque sus
efectos son fijados por el legislador en forma expresa e imperativa. Sirva de ejemplo el
matrimonio que, según definición legal, “es un contrato solemne por el cual un hombre
y una mujer se unen actual e indisolublemente, y por toda la vida…” (Artículo 102). La
palabra “actual” significa que el matrimonio comienza a producir efectos
inmediatamente de celebrado; por lo tanto, no podría estipularse que aquéllos se
producirán si se cumple una condición o después de cierto plazo. El vocablo
“indisolublemente” revela que la terminación del matrimonio no puede subordinarse a
suceso alguno y que la unión dura toda la vida de los cónyuges. Otro ejemplo: la
adopción, que, por expresa disposición del legislador, no puede sujetarse a condición,
plazo, modo o gravamen algunos (Ley Nº 7.613, de 21 de octubre de 1943, artículo 9º).
El Código Civil se ocupa de las modalidades en el título IV del libro tercero,
párrafos 2 (“De las asignaciones testamentarias condicionales”), 3 (“De las asignaciones
testamentarias a día”) y (“De las asignaciones modales”) y en los títulos IV (llamado
“De las obligaciones condicionales y modales”) y V (llamado “De las obligaciones a
plazo”) del libro IV.

h. En cuanto a los sujetos


h.1. Obligaciones de un solo sujeto y de sujeto plural
Lo normal es que en una relación jurídica existe un acreedor –sujeto activo- y un
deudor –sujeto pasivo-, pero nada obsta a que cada parte sea una o varias personas, así
lo señala explícitamente el artículo 1438 “Cada parte puede ser una o muchas personas".
53

El problema es determinar en qué forma habiendo varias personas se debe


cumplir o exigir el cumplimiento de una obligación, de ahí la importancia en determinar
si la obligación es simplemente conjunta -es la regla general-, solidaria o indivisible.
Por excepción, existen actos jurídicos que sólo pueden ser de una persona por
cada parte, como en el matrimonio, o únicamente de una persona, como el testamento,
el que además es personalísimo, porque, también haciendo excepción a la regla general,
no admite la representación. La facultad de testar es indelegable -artículo 1004-.
Obligaciones de un solo sujeto son aquellas en que existe un deudor y un
acreedor.
Obligaciones de sujeto plural son aquellas en que hay un acreedor y varios
deudores (pluralidad pasiva); varios acreedores y un deudor (pluralidad activa); o varios
acreedores y varios deudores (pluralidad mixta). Pueden revertir tres modalidades:
i) Obligaciones simplemente conjuntas o mancomunadas.
ii) Obligaciones solidarias.
iii) Obligaciones indivisibles.

h.1.1. Obligaciones simplemente conjuntas o mancomunadas


Son aquellas en que existen varios deudores o varios acreedores, y en algunos
casos varios acreedores y deudores y un solo objeto debido, de manera que cada deudor
sólo es obligado a satisfacer su parte o cuota en la deuda y cada acreedor sólo tiene
derecho para reclamar su parte o cuota en el crédito.
Se caracterizan por la pluralidad de sujetos y por la unidad de la prestación, esto
es, el objeto debido es uno mismo para todos los deudores. Constituyen la regla general
de las obligaciones con pluralidad de sujetos, así lo establece el artículo 1511 que
señala: "En general, cuando se ha contraído por muchas personas o para con muchas la
obligación de una cosa divisible, cada uno de los deudores, en el primer caso, es
obligado solamente a su o parte, o cuota en la deuda, y cada uno de los acreedores, en el
segundo, sólo tiene derecho para demandar su parte o cuota en el crédito”.
Pero en virtud de la convención, del testamento o de la ley puede exigirse a cada
uno de los deudores o por cada uno de los acreedores el total de la deuda, y entonces la
obligación es solidaria o insólidum”.
La solidaridad debe ser expresamente declarada en todos los casos en que no la
establece la ley”.
54

El Art. 1526 agrega: "Si la obligación no es solidaria ni indivisible, cada uno de


los acreedores puede sólo exigir su cuota, y cada uno de los codeudores es solamente
obligado al pago de la suya”.
La regla general en las obligaciones simplemente conjuntas es que las cuotas
sean iguales, salvo en el caso de los herederos en que las deudas se dividen a prorrata de
sus cuotas en la herencia.

h.1.1.1. Efectos de las obligaciones simplemente conjuntas


Cada deudor está obligado sólo al pago de su cuota.
La cuota del deudor insolvente no grava a sus codeudores.
La interrupción de la prescripción que obra en favor de uno de los acreedores no
aprovecha a los otros y la que obra en perjuicio de uno de los varios deudores no
perjudica a los demás.
La culpa de uno de los deudores no perjudica a los otros y sólo autoriza al
acreedor para demandar perjuicios al deudor culpable.
La constitución en mora de uno de los acreedores o deudores no pone a los otros
en ese estado.
La nulidad declarada respecto de uno de los deudores o acreedores no aprovecha
o perjudica a los demás.
Finalmente se ha sostenido que cuando en un contrato bilateral hay varios
acreedores, el contratante cumplidor puede pedir por sí solo, sin necesidad de ponerse
de acuerdo con los demás, la resolución del contrato bilateral de objeto único.

h.1.2. Obligaciones solidarias


Son aquellas en que debiéndose un objeto divisible y habiendo pluralidad de
acreedores o de deudores, o ambos, cada acreedor puede exigir la totalidad de la
obligación a cualquiera de los codeudores y cada deudor está obligado a la totalidad de
la deuda, de modo que cumplida así la obligación ella se extingue –art. 1511-.

h.1.2.1. Características de las obligaciones solidarias


Pluralidad de sujetos activos o de sujetos pasivos o de ambos a la vez.
Unidad de prestación de una cosa divisible (al igual que en las mancomunadas)
La obligación se extingue por el pago hecho a uno de los acreedores o por uno
de los deudores.
55

Nacen o por disposición de la ley o por la declaración de voluntad de los


contratantes o del testador, que pueden otorgar a la obligación el carácter de solidaria.
La solidaridad no se presume, es excepcional, no estando establecida por la ley,
debe ser expresamente declarada por las partes.
La interpretación es restrictiva no cabe analogía.

h.1.2.2. Requisitos de las obligaciones solidarias


Pluralidad de sujetos activos u sujetos pasivos o ambos a la vez.
La cosa debida debe ser la misma -art. 1512 CC-
La fuente de la solidaridad debe ser la ley, el testamento o la convención.
Debe haber una unidad de prestación de una cosa divisible –art.1512 C.C.-

h.1.2.3. Clasificación de la solidaridad


Activa, Pasiva o Mixta: según haya pluralidad de acreedores, de deudores o de
ambos.
Convencional, legal o testamentaria: Según su fuente –art. 1511 C.C.-

h.1.2.4. Efectos de la solidaridad


En este punto debemos distinguir si la solidaridad es activa o pasiva.

En el caso de que la solidaridad sea activa, los efectos son los siguientes:

Efectos entre los acreedores solidarios y el deudor:


Cada acreedor puede demandar el pago total de la obligación. Nada se opone a
que el acreedor sólo reclame la parte o cuota que en definitiva le corresponde y que
acepte del deudor un pago parcial.
El deudor puede hacer el pago a cualquiera de los acreedores que elija.
El pago a cualquiera de los acreedores extingue la obligación respecto de todos,
como asimismo cualquiera de los acreedores puede novar, compensar o remitir la deuda
con la sola limitación que otro no haya demandado al deudor -Artículo 1513-.
La interrupción de la prescripción que obra en favor de un acreedor solidario
aprovecha a los demás (Artículo 2519).
Efectos entre los coacreedores:
56

El acreedor que recibe el pago debe compartirlo con sus coacreedores y enterar a
cada cual la parte que le pertenezca (Art. 1668).
Ahora bien, si la solidaridad es pasiva los efectos serán distintos. Los
describimos a continuación.
Efectos entre los codeudores solidarios y el acreedor:
El acreedor puede demandar a cada deudor la totalidad de la deuda, así lo señala
el Art. 1514 "El acreedor podrá dirigirse contra todos los deudores solidarios
conjuntamente o contra cualquiera de ellos a su arbitrio, sin que por éste pueda
oponérsele el beneficio de división".
Así también el artículo 1515 señala que la demanda intentada por el acreedor
contra alguno de los deudores solidarios, no extingue la obligación solidaria de ninguno
de ellos, sino en la parte en que hubiere sido satisfecha por el demandado.
El pago hecho por un deudor extingue la obligación respecto de todos, lo mismo
se aplica a los demás modos de extinguir las obligaciones.
Remisión, si ella es total extingue la obligación, pero si es parcial no podrá
después el acreedor ejercer acción contra los deudores solidarios sino rebajando la cuota
que corresponda por la remisión art.1518.
Novación, -Art. 1519-, la novación entre el acreedor y uno cualquiera de los
deudores solidarios, libera a los otros, a menos que éstos accedan a la obligación
nuevamente constituida, asimismo el artículo 1645 señala que la novación libera a los
codeudores solidarios o subsidiarios que no han accedido a ella.
Compensación, la que interviene entre el acreedor y uno de varios codeudores
extingue la obligación con respecto a los demás, pero con la limitación que sólo puede
invocarla el deudor solidario que es acreedor del acreedor común.
Confusión, extingue la obligación con respecto a todos los deudores solidarios
(Artículo 1668).
Pérdida de la cosa debida, si es fortuita extingue la obligación respecto de todos
los deudores, si es culpable, subsiste la obligación, pero varía de objeto, que pasa a ser
el precio de la cosa, pero la obligación de indemnizar los perjuicios sólo puede
reclamarse del deudor culpable de la pérdida.
Interrupción de la prescripción, aquella que obra en perjuicio de uno de los
codeudores perjudica a los demás (art. 2519).
Excepciones que puede oponer el deudor solidario:
57

Existen aquellas que pueden oponer todos los codeudores porque resultan de la
naturaleza de la obligación, llamadas reales, otras que sólo puede oponer cada uno de
los codeudores llamadas personales, y otras mixtas55

Efectos entre los deudores solidarios:

Estos se refieren al hecho de que la solidaridad es frente al acreedor, pero entre


los deudores todos deben pagar y ninguno tiene por qué soportar el pago.
Cuando la extinción de la obligación no es onerosa para uno de los deudores, sea
por la pérdida de la cosa, la prescripción u otro semejante no hay problema, sino que
éste se presenta cuando la obligación se ha extinguido por un medio oneroso para el
deudor, de ahí que es importante determinar si la obligación interesaba a todos los
deudores o sólo a algunos.
Si la obligación interesaba a todos los deudores, como por ejemplo si el crédito
fue obtenido para que todos los deudores instalaran un negocio: el deudor que paga o
extingue la obligación de un modo equivalente, se subroga en los derechos del acreedor,
pero limitado a la cuota o parte que tenga cada deudor en la deuda, es decir deja de ser
solidaria (Art.1522).
Si la obligación sólo interesaba a algunos, como por ejemplo, si algunos pidieron
un crédito para instalar un negocio y los otros sólo les ayudaron a conseguir el crédito
como codeudores solidarios –fiadores- en este caso si la obligación la paga alguno de
los interesados puede accionar en contra de los demás interesados por sus cuotas, y los
no interesados son considerados como fiadores, y si el que paga es uno de los no
interesado entonces se subroga en los derechos del acreedor y podrá exigir el total de la
deuda a los demás codeudores interesados (1522 inc.2º).
En las obligaciones solidarias la cuota del insolvente grava a los demás.

55
Son excepciones reales la nulidad absoluta, las modalidades que afectan a toda la obligación, las causas
de extinción de toda la obligación, como el pago, la dación en pago, la novación, la pérdida de la cosa
debida, la confusión, la prescripción. Son excepciones personales la nulidad relativa, las modalidades que
afectan sólo a algunos deudores, los privilegios concedidos a algunos deudores, como el beneficio de
competencia, la cesión de bienes y la transacción. Son excepciones mixtas la remisión, cuando es parcial
es personal, pero aún así, el acreedor debe descontar la parte o cuota de la deuda total, si es total extingue
la obligación y es real porque puede oponerla cualquiera de los codeudores. La compensación, es personal
en cuanto sólo puede alegarla el deudor que tiene un crédito en contra del acreedor común, pero beneficia
a todos los demás porque extingue la obligación respecto de ellos.
58

h.1.2.5. Extinción de la solidaridad


La solidaridad se extingue con la extinción de la obligación, salvo el caso de la
renuncia de la solidaridad por parte del acreedor o la muerte del deudor.
El acreedor puede renunciar a la solidaridad porque está establecida en su
beneficio, puede ser expresa o tácita, total o parcial.
En caso de muerte, la solidaridad no se transmite a los herederos del codeudor
solidario muerto, cada heredero es sólo responsable de la deuda a prorrata de su cuota
hereditaria.

h.1.3. Obligaciones indivisibles


Debemos advertir que esta materia es de suyo oscura y compleja, pues no
siempre responde a los cánones lógicos, como lo hace la mayor parte del Derecho Civil.
De origen romano fue desarrollada por el jurista francés Dumoulin en su obra
“Desentrañamiento de lo Divisible e indivisible”. Según Abeliuk “la institución ha
revelado en general poco interés práctico, porque su principal diferencia con la
solidaridad en cuanto sus efectos es que se trasmite a los herederos del acreedor o
deudor (art. 1528). Basta eliminarla dando igual carácter en la solidaridad para que
pierda toda importancia como es la tendencia en las legislaciones actuales”.
Se exceptúa únicamente de la crítica enunciada en el párrafo anterior (en otras
palabras son otras diferencias en relación a las obligaciones solidarias), el artículo 1526
y aquellas en que la indivisibilidad emana de la naturaleza misma de la obligación.
De acuerdo al artículo 1524 “La obligación es divisible o indivisible según
tenga o no por objeto una cosa susceptible de división, sea física, sea intelectual o de
cuota.
Así la obligación de conceder una servidumbre de tránsito o la de hacer construir
una casa son indivisibles; la de pagar una suma de dinero, divisible”.
Con todo, casi todo es divisible intelectualmente, como fácilmente se podrá
apreciar no existe problema en que cuatro socios adquieran una obra de arte en la
proporción que determinen, por ejemplo, cada uno con un 25%, y de esa misma forma
el resto de las obligaciones pueden dividirse por cuotas sin mayor dificultad56.

56
Prácticamente la única excepción que se cita es la servidumbre de tránsito que suponga el paso por
varios predios de distinto dueño.
59

La regla general es que las obligaciones sean a lo menos intelectualmente


divisibles, salvo ciertas excepciones -art.1526-.
Las excepciones a la divisibilidad son:
1º La acción hipotecaria o prendaria se dirige contra aquel de los codeudores que
posea, en todo o en parte, la cosa hipotecada o empeñada.
El codeudor que ha pagado su parte en la deuda, no puede recobrar la prenda u
obtener la cancelación de la hipoteca, ni aun en parte, mientras no se extinga el total de
la deuda; y el acreedor a quien se ha satisfecho su parte del crédito, no puede remitir la
prenda o cancelar la hipoteca, ni aun en parte, mientras no hayan sido enteramente
satisfechos sus coacreedores.
2º Si la deuda es de especie o cuerpo cierto aquel de los codeudores que lo posee
es obligado a entregarlo.
3º Aquel de los codeudores por cuyo hecho o culpa se ha hecho imposible el
cumplimiento de la obligación, es exclusiva y solidariamente responsable de todo
perjuicio al acreedor.
4º. Cuando por testamento o por convención entre los herederos, o por la
partición de la herencia, se ha impuesto a uno de los herederos la obligación de pagar el
total de una deuda, el acreedor podrá dirigirse o contra este heredero por el total de la
deuda, o contra cada uno de los herederos por la parte que le corresponda a prorrata.
5º Si expresamente se hubiere estipulado con el difunto que el pago no pudiese
hacerse por partes, ni aun por los herederos del deudor, cada uno de éstos podrá ser
obligado a entenderse con sus coherederos para pagar el total de la deuda, o a pagarla él
mismo, salva su acción de saneamiento.
Pero los herederos del acreedor, si no entablan conjuntamente su acción, no
podrán exigir el pago de la deuda, sino a prorrata de sus cuotas.
6º Si se debe un terreno, o cualquiera otra cosa indeterminada, cuya división
ocasionare grave perjuicio al acreedor, cada uno de los codeudores podrá ser obligado a
entenderse con los otros para el pago de la cosa entera, o a pagarla él mismo, salva su
acción para ser indemnizado por los otros.
Pero los herederos del acreedor no podrán exigir el pago de la cosa entera sino
intentando conjuntamente su acción.
7º Cuando la obligación es alternativa, si la elección es de los acreedores, deben
hacerla todos de consuno; y si es de los deudores deben hacerla de consuno todos éstos.
60

h.1.3.1.Efectos de las obligaciones indivisibles


Prescribe el artículo 1526 Inc. 1º “Si la obligación no es solidaria ni indivisible,
cada uno de los acreedores puede sólo exigir su cuota, y cada uno de los codeudores es
solamente obligado al pago de la suya; y la cuota del deudor insolvente no gravará a sus
codeudores”. Es decir si la obligación es indivisible cada deudor está obligado al total y
cada acreedor tiene derecho al total (art. 1527).
La indivisibilidad puede ser activa o pasiva.
Efectos de la indivisibilidad pasiva:
Cada uno de los que han contraído una obligación indivisible es obligado a
satisfacerla en el todo.
El cumplimiento de la obligación indivisible por uno de los deudores la extingue
respecto de todos (art. 1531).
El deudor demandado por el pago de la deuda puede pedir un plazo para
entenderse con sus codeudores, salvo que sólo él pueda cumplirla, quedándole a salvo la
acción contra los demás codeudores (art. 1530. Esta circunstancia no tiene lugar en las
obligaciones solidarias).
La interrupción de la prescripción respecto de uno de los codeudores de una
obligación indivisible aprovecha a los demás (art. 1529).
Es divisible la obligación de pagar perjuicios por una obligación indivisible,
pero si el cumplimiento se ha hecho imposible por culpa de uno de los codeudores este
solo será responsable de los perjuicios, lo mismo cuando un codeudor está llano a
cumplir y otro no, los perjuicios son de cargo de éste último.
Si un deudor paga el total de la obligación tiene derecho a que los demás
codeudores le indemnicen porque en ese caso ha pagado más de lo debido57.

Efectos de la indivisibilidad activa:


Cada uno de los acreedores tiene derecho a exigir el total de la obligación.
El pago a un acreedor extingue la obligación respecto de todos (art. 1531), pero
el coacreedor no puede remitir la deuda o recibir el precio de la cosa sin el
consentimiento de sus coacreedores, y si lo hace los otros coacreedores tendrán derecho
a demandar la cosa misma abonando al deudor la parte o cuota del acreedor que haya
remitido la deuda o recibido el precio de la cosa (art. 1532).
57
Respecto de estas obligaciones se habla de “indemnizar”, a diferencia de las solidarias en que
se señala que el deudor que paga se “sucede en los derechos al acreedor”.
61

El acreedor que recibe el pago debe a sus coacreedores su parte o cuota en el


crédito.

h.1.4. Semejanzas entre la solidaridad y la indivisibilidad


En ambas clases de obligaciones el sujeto activo o pasivo es múltiple.
En ambos casos cualquier acreedor puede demandar el total de la deuda y cada
deudor está obligado a pagar el total de la deuda.
El pago hecho a cualquiera de los coacreedores extingue la obligación respecto
de todos los deudores.

OBLIGACIONES SOLIDARIAS OBLIGACIONES INDIVISIBLES


Cada acreedor y cada deudor lo Cada deudor y cada acreedor lo
son del total de la obligación. son de su cuota, pero deben pagar el total
–deudor- o exigir el todo –acreedor- por
ser indivisible el objeto de la obligación.
Aunque desaparezca el objeto Si perece la cosa debida o se hace
debido, y la obligación sea, por tanto, la imposible su ejecución, la obligación de
de pagar el precio de dicho objeto, indemnizar perjuicios es divisible.
subsiste la solidaridad en este caso.
En cuanto a la indemnización de
perjuicios se acepta que no son
solidariamente responsables, en su pago.
Tienen su fuente en la ley o en la Se originan por la indivisibilidad
voluntad de las partes, y no se trasmiten a del objeto, por tanto se transmite a los
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los herederos herederos del deudor y del acreedor


Cada deudor lo es de total por lo Cada deudor lo es sólo de su cuota,
que una vez demandado no puede oponer no obstante que esta obligación de
la excepción de división ni pedir plazo solucionar el todo por lo que puede pedir
para entenderse con los demás la concesión de un plazo para entenderse
codeudores. con los demás codeudores. Art. 1530 C.C.
Cada acreedor es propietario de Cada acreedor es sólo dueño de su
todo el crédito, puede ejecutar todos los cuota por lo que no puede ejecutar actos
actos de dueño que acuerden entre ellos, de dueño sobre todo el crédito.
aunque tales actos perjudiquen a los
demás coacreedores. Art. 1513. C.C.

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