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La Resurrección de Jesús – Bosquejo

Bosquejo para sermones sobre la muerte de Jesús, donde vemos que Jesús fue
sacrificado por nuestros pecados, nuestra pascua, y resucitó al tercer día.

Texto base: Lucas 24:1-12

Aquí leamos sobre la resurrección de Jesús, el Salvador del mundo. Para


muchas personas la muerte de Jesús toma el primer lugar. Su muerte fue
necesaria, pero en la resurrección está el poder del Evangelio. En la historia
del mundo muchas personas importantes han muerto, pero solo una persona
ha resucitado para nunca más a morir.

Jesús fue el sacrificio por nuestros pecados, nuestra pascua.

“Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura,
como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por
nosotros.” 1 Corintios 5:7

La palabra pascua aquí significa la oveja, el cordero que fue muerto para que
los israelitas pudieran vivir según Éxodo 12. La sangre de los animales
cuando fue puesto en los postes y el dintel de las casas fue una señal de la fe
de cada uno, y cuando el ángel de la muerte se vio la sangre, se pasó por
encima de aquella casa, y todos fueron librados de la muerte. En el Nuevo
Testamento Jesús está llamado “el Cordero de Dios” once veces.

Nuestra salvación está basada en dos grandes hechos, o verdades.


1. La muerte de Jesús que pagó el salario del pecado, la deuda que nosotros
no podrimos pagar.

“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en
Cristo Jesús Señor nuestro.” Romanos 6:23

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores,
Cristo murió por nosotros.” Romanos 5:8

2. La resurrección de Jesús que quebró las cadenas de la muerte, dando


vida eterna a todas a las personas que confíen en él como su Salvador
personal.

“Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; las primicias de los que
durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre,
también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en
Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno
en su debido orden, Cristo las primicias; luego los que son de Cristo, en su
venida. 1 Corintios 15:20-23

Algunas personas regresaron de la muerte física, como Lázaro, pero todos


murieron otra vez y se quedaron en los sepulcros. Jesús fue la primera
persona en la historia de resucitar por su propio poder, y nunca más a
morir. Cristo resucitó y está vivo por toda la eternidad.

En esta historia aquí en Lucas vamos a notar tres cosas.

1. Una busca en vano – Vs. 5


“Y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis
entre los muertos al que vive.”

Ha millares de personas buscando una bendición entre los muertos, adorando


un Cristo muerto, hecho de piedra o madera. Ellas guardan una imagen de
Cristo en sus iglesias y la sacan una vez por año para llevarla por las calles de
la ciudad.

Gracias al Señor que nuestro Cristo está vivo, en el cielo, y no necesita que
ninguno ayuda a andar.

“Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque
cortaron, obra de manos de artífice con buril. Con plata y oro lo adornan; con
clavos y martillo lo afirman para que no se mueva. Derechos están como
palmera, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar. No tengáis temor
de ellos, porque no pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder. No hay
semejante a ti, oh Jehová; grande eres tú, y grande tu nombre en
poderío.” Jeremías 10:3-6

En Brasil en el pueblo de Tambaú, hay un enorme templo que costó varios


millones de dólares. Según la leyenda el padre de aquel lugar hizo milagros y
cuando murió ellos colocaron su ataúd en un vidrio y con las ofrendas de las
personas que visitaron aquel lugar, pudieron construir aquel gran templo.

La Biblia claramente condena la adoración de los muertos Deuteronomio


18:10-11, y especialmente la práctica de hacer imágenes para la
adoración Éxodo 20:1-5.
2. El sepulcro vacío

Vs. 6 “No está aquí, sino que ha resucitado…”

El túmulo no fue abierto para que Cristo pudiera salir, porque cuando fue
abierto, el túmulo ya estaba vacío. La resurrección de Cristo fue la prueba
final de su divinidad.

“Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron


María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro. Y hubo un gran terremoto;
porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra,
y se sentó sobre ella”. Mateo 28:1-2

Teatral en San Antonio, los discípulos abrieron el túmulo y Cristo salió.

“Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron
es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un
hombre la resurrección de los muertos.” 1 Corintios 15:20-21

La diferencia entre el Cristianismo y las otras religiones del mundo está en la


verdad de que nuestro fundador y Salvador está vivo, y su sepulcro está vacío.

En India hay mas de medio billón de personas que adoran Zoroastrismo, su


profeta Zoroastro fue muerto y su sepulcro es conocido por todos y su cuerpo
aún está en ello.

En Asia los budistas adoran su profeta Gautama Buda que también murió. Su
imagen ha sido hecha de mas de mil formas y posiciones, pero el aún está
muerto.
3. El Anuncio de la Resurrección – Vs. 9

“Y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos
los demás.”

Con alegría y entusiasmo las mujeres anunciaron que Jesús estaba vivo, que
había resucitado.

Porque Jesús resucitó y está vivo para toda la eternidad, hay esperanza para
nosotros que hemos colocado nuestra fe en un Salvador vivo y poderoso.

“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande


misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de
Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e
inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el
poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada
para ser manifestada en el tiempo postrero.” 1 Pedro 1:3-5

Debemos ser como las mujeres que anunciaron que Jesús estaba vivo,
debemos anunciar al mundo que nuestro Salvador no necesita ser llevados
por centenas de personas por las calles de la ciudad.

“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y
me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de
la tierra.” Hechos 1:8

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