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LAS BASES PARA LA RECONSTRUCCION DE VENEZUELA

En Venezuela, durante buen parte del siglo XIX, “progreso” significaba alcanzar un
nivel socioeconómico y cultural similar al que habían logrado las grandes potencias
europeas desde la Ilustracion y la revolución industrial; pero no existiría desarrollo
social, pensaban los individuos progresistas de la época, sin un adecuado cuadro de
obras publicas. Esta visión del desarrollo predominó en la Venezuela republicana,
donde una creciente preocupación por la reconstrucción del país trataba de
superar la situación de devastamiento que los temblores y las guerras generaban,
contrariando sus aspiraciones civilizatorias.

Desde los finales del siglo XVIII, una sociedad diferenciada de su colonizadora
europea se divide, en sus capas más poderosas económicamente, en los llamados
conservadores y liberales. Son estos grupos los que emprenden, aliados o en
conflicto, la modernización del país y su unificación nacional.

Los intentos por configurar un aparato de Estado y formas jurídicas y de gobierno


propias se topó con los constantes enfrentamientos entre caudillos generales de la
región. Su permanencia obstaculizó la implantación de la economía de mercado,
premisa que solucionaría los complejos problemas sociales y prestaría de
presupuesto para existencia de Estados nacionales en donde una organizada
producción agrícola e industrial permitiera concurrir mundialmente en el
intercambio de productos.

La reconstrucción nacional se inicia sobre la base de los mismos edificios coloniales


sobrevivientes a las guerras, que se utilizarán para las nuevas funciones
republicanas. A lo largo de este siglo, algunos gobiernos regionales emprenden la
erección de sus propias sedes y, por otra parte, se estimulan los estudios de
Ingeniería para contribuir con las primeras carreteras y otras obras, sin embargo, la
situación del país es precaria, ejemplificándola su propia capital que está en ruinas
hasta muy avanzado el siglo.

El caso de Caracas es de real importancia dentro de la situación nacional. Su


antigua estructura colonial no sufrió ninguna modificación, permaneciendo la
ciudad en sus reducidos limites, pero la población y las edificaciones fueron
muestra evidente de los devastadores efectos de las epidemias y los terremotos.
No solo se hizo imposible la construcción de nuevas edificaciones o la
reconstrucción de las antiguas, sino que no existieron fondos para limpiar los
escombros causados por el temblor de 1812.

En conformidad con ese afán de desarrollo, se intentó estimular los estudios de


Ingeniería y de Arquitectura. Creando así la Academia de Matemáticas de Caracas,
siendo la primera escuela politécnica en Venezuela, su importancia radicó en la
formación de los ingenieros que se insertaron en el proceso de desarrollo de
infraestructura territorial y de edificaciones públicas emprendidas por el Estado.
Venezuela guzmancista.

Entre 1870 y 1888, Antonio Guzmán Blanco, llamado el Ilustre Americano, dominó
la política venezolana. Emparentado con la familia de Simón Bolívar y desde su
infancia vivenciando el Liberalismo venezolano conducido por su padre.

Una vez que llegó al poder, Guzmán Blanco se propuso integrar a Venezuela en la
corriente principal de la expansión mundial de la economía de mercados. Si bien su
objetivo fue el de emplear las inversiones europeas en la modernización del
sistema de transporte venezolano y la explotación de los recursos mineros del país,
las transformaciones concretas emprendidas por su régimen ocurrieron en Caracas.

La producción edilicia realizada durante el régimen guzmancista reviste gran


importancia y significación en el desarrollo histórico de la arquitectura en
Venezuela. Además del notable volumen y diversidad de las obras públicas, se
pudo incorporar a los planes gubernamentales un selecto grupo de ingenieros-
arquitectos que, por primera vez en Venezuela, adquirieron prominencia pública
nacional.

El organismo público que asumió la tarea de iniciar la dotación de las


infraestructuras territoriales y de actualizar la imagen edilicia de Caracas y algunas
poblaciones de la provincia es el Ministerio de Obras Públicas. Para ello, se
organizó desde su fundación en dos secciones: “vías de comunicación” y “ornato de
poblaciones”.

En la década de 1880, la acción del Ministerio de Obras Públicas fue canalizada


también hacia el desarrollo urbano, especialmente de Caracas. En la capital del
centralizado régimen se produjeron numerosas intervenciones siguiendo,
simplificadamente, el modelo conceptual y urbanístico del París haussmanniano,
esto es, la metrópoli capitalista descargada de utopías: construcción y refacción de
edificios públicos, apertura de calles y bulevares, construcción de puentes, erección
de monumentos y desarrollo de parques y plazas. Caracas se desarrolló como
centro comercial, gubernamental y vial del país.

Es pertinente resaltar el trabajo de Juan Hurtado Manrique como empleado del


MOP, quien asumiría en su momento la construcción de las mas importantes
edificaciones monumentales del régimen en la capital.
La producción arquitectónica de Manrique se enmarca dentro de las pautas del
Eclecticismo imperante durante toda esta etapa de la arquitectura venezolana,
proyectó la nueva fachada de la Universidad con un estilo neogótico, el nuevo
Museo y la Capilla de Lourdes de El Calvario. En estos trabajos destaca el apego de
Hurtado por la variante ornamental del estilo.

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