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Pontificia Universidad Javeriana

Facultad de teología
Arte y espiritualidad
Facultad de ingeniería
Laura Prada Serrano
Profesor: Ricardo Acero M.
22 de abril de 2019
Reseña descriptiva
Fuente: La iglesia y el arte: Una doctrina permanente.
Joaquín Pallas. Director de la catedra de humanidades del IUVST

El objetivo del autor en este texto es demostrar por medio de un lenguaje claro y
preciso como el arte a lo largo de los años se volvió una forma de expresión y
comunicación. El cristianismo heredo el sentido de belleza, proporción y armonía de
los antiguos griegos y además se convirtió en un medio de evangelización y de
enseñanza de la fe para los creyentes.

Por medio de las imágenes el arte aproxima la criatura al creador y expresa la


imagen de Dios y la imagen de la fidelidad del pueblo con El. Su grandeza se nos
revela a través de la naturaleza y los talentos que nos dio para elaborar las obras
que reflejan su grandeza inaccesible.

El cristianismo hoy en día admite todo tipo de cultos a las imágenes y a la virgen,
cosa que en los primeros tiempos estaba prohibido y era considerado un crimen,
pero con Constantino en el 313 se da un cambio profundo en la mentalidad y en los
valores de los cristianos y nace una nueva moral basada en virtudes teologales y
potenciando la fe como acto público donde se le conoce a Dios por sus obras.

Las primeras expresiones artísticas fueron los símbolos en las catatumbas basadas
en los Evangelios y en las parábolas. La cruz, el alfa y omega, la mano creadora de
Dios, el agua como símbolo del bautismo y otras más son algunas expresiones que
se encuentran del arte románico. Con estas vemos la importancia de las imágenes
para expresar las verdades de fe mas profundas y los grandes misterios de la
Salvación. Al pintor se le exige veracidad y por esta razón se le pedían amplios
conocimientos de la doctrina y solían ser personas altamente formadas, con una fe
que aproximaba los misterios sagrados más fieles.

El arte se encontraba en los monasterios y en entornos religiosos debido a la función


del arte con los artistas, pues de esta manera no se desvirtuaba el mensaje de
Salvación, sin embargo, era necesario regular la actuación del arte para así poder
adecuar el mensaje que se quería trasmitir con dignidad, sin exageraciones e
idolatrías.

Desde el mundo Bizantino vemos las imágenes de Dios, la virgen y los santos
“diferentes “a los modelos originales, son expresiones espiritualizadas, reflejo de
unas cualidades que exceden el entendimiento humano, pero cuando se llegue a la
vida plena contemplaremos la imagen de Dios tal cual es.
En la edad media las imágenes simbolizan el orden inmutable, con unos modelos
estandarizados, para evitar un uso materialista de las imágenes y defender los
valores inmutables a través de una iglesia centralizada, esto a diferencia de la
antigüedad donde no existía una doctrina definida sobre las imágenes, y faltaba una
tradición propia.

En el siglo XI aparece una iconografía naturalista con un estilo narrativo en las vidas
de cristo y a la virgen. Después de Bizancio se desarrolló un arte didáctico que
ayudo a profundizar en la fe e influyo en el romántico por su simetría, jerarquía y
simbolismo. En el renacimiento la inspiración fue la tradición bizantina, asegurando
la continuidad de los temas y así salvaguardar la doctrina incluyendo poco a poco
nuevos elementos. Los artistas de esa época no trabajaban sobre modelos previos
ni sobre plantillas.

La arquitectura eclesiástica en el siglo XII se concebía como un reflejo de la belleza


de Dios, por eso en el románico no se buscaba la perfección si no la enseñanza
para recordar la fe cristiana y aumentar la devoción a los fieles. El poder era el reflejo
de la autoridad que viene de Dios, por eso el arte estaba al servicio del poder.

La creación es obra de la sabiduría de Dios, por eso los escritos y representaciones


de las miniaturas hacen ver a Dios Creador rodeado de todo lo creado como reflejo
de lo infinito, de la grandeza y de la imagen de Dios. Dios creo al hombre a su
imagen y semejanza por eso el hombre es un ideal de perfección y Cristo el hombre
por excelencia.

Todas las imágenes y representaciones se centran en el mensaje doctrinal


inspiradas en los libros sagrados del antiguo y del nuevo testamento. Las técnicas
y temas de representación no varían mucho del románico al barroco, pero la pintura
se ve subordinada a la arquitectura debido a que es la integradora de todas las
artes.

En el Gótico se destacó la pintura mural y se integran otros elementos heredados


del árabe: el gusto por lo sensible. La belleza pasa a ser la obra que es agradable
a los sentidos y que cumple con los principios de la naturaleza. Este artista consigue
la armonía de lo lineal y de lo corpóreo, adquiriendo un carácter volumétrico, se
elimina el simbolismo del arte y se presta más atención a la realidad y a la expresión
de los sentimientos.

El paso del siglo XIII al siglo XIV da un paso renovador para el arte, pues Giotto
elimina las siluetas coloreadas, los cuerpos recortados y sitúa un espacio
arquitectónico, la pintura abandono el realismo y resurgió el idealismo junto con los
rasgos prerrenacentistas. El arte fue un reflejo de la preocupación por las cosas del
mundo sin abandonar las cosas de Dios.

La variedad de temas y formas fue el resultado de todas las ideas y de nuevas


formas de espiritualidad para acercarse al conocimiento de la realidad. El
renacimiento supuso una ruptura con la concepción teocéntrica porque con el
desarrollo del humanismo, el arte comenzaba a sufrir un proceso de secularización,
en diferentes manifestaciones de arte quedaron plasmados el nuevo espiritualismo,
el deseo de la reforma de la iglesia, críticas a los nobles y eclesiásticos entre otros.

Después vino el barroco, donde hubo contradicción con los principios del
renacimiento, pues el barroco es un arte teatral, que compromete al espectador y
que recupera la ortodoxia doctrinal. El concilio de Trento regulo ciertas normas y
características que las escuelas y los artistas tenían que poner en práctica, como el
espacio que debía ocupar el arte en la iglesia o como debían ser las
representaciones en el arte sacro.

El punto de partida de la relación del arte y de la fe viene claramente de la expansión


y difusión del primero, principalmente porque este lleva a lo más profundo, a la
mayor verdad y con él a descubrir misterios y revelaciones claves en las distintas
épocas del hombre, el arte tiene un lenguaje que es universal y no pasa de moda.
“Lo bello” nos trasmite la luz de la fe a través de la belleza creada por el hombre.

Esto quiere decir entonces que el arte nunca muere, el arte trasciende en el hombre
y va mostrando su “belleza” que se ve representada a través de símbolos e
imágenes que se hacen aún más representativos al largo del tiempo en los museos
o expresiones del arte pues el arte es importante para la vida de la iglesia, la iglesia
necesita del arte y el arte necesita de la iglesia.

No obstante, el arte y el hombre no pueden estar separados, acá es donde arte y


creador son codependientes, uno para brindar verdad y el otro para expresarlo
basado en la religión que brinda la experiencia necesaria. El arte es una
aproximación a la realidad mas profunda del hombre y del mundo

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