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Una etnohistoria poco étnica

Nociones de lo autóctono
en una comunidad campesina peruana*

Frank Salomon

L
OS AÑOS noventa, época en la cual el significado ria (Krech, ) coincidieron con los festejos y debates
transcultural de la “historicidad” llegó a ser te- en torno al quincentenario colombino de . Otros se
ma candente dentro de la teoría antropológica, relacionaron con el anhelo de parte de los líderes indíge-
alteraron algunos fundamentos de la vocación etnohistó- nas para definir alternativas de oposición más compati-
rica. ¿Cuánta variación cultural existe entre los diversos bles que el decaído paradigma clasista con el sentido de

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conceptos del tiempo y del cambio? ¿Hasta qué punto “ser un pueblo” según criterios culturales. Los países an-
aquellas diferencias gobiernan la actuación histórica de dinos (Albó, ), entre otros, presenciaron una resur- 
los pueblos? Al contemplar tales preguntas, el debate teó- gente preocupación con las identidades indígenas, las
rico dentro de la etnohistoria viró de la posición de crítica cuales con creciente regularidad fueron descritas como
metodológica a la de liderazgo heurístico dondequiera identidades “étnicas”. Esta coincidencia favoreció una ten-
que se pretendía investigar las historias de los “otros”. dencia a confundir la etnohistoria con el estudio histórico
Aunque Oceanía fue la zona que llevó la voz cantante du- de las identidades étnicas. Sobre todo en los textos de di-
rante el famoso debate entre Sahlins y Obeyesekere, los fusión, la reivindicación de las “raíces” culturales se elevó
estudiosos andinos y amazónicos aportaron contribucio- a una narrativa-maestra que gobernaba la exégesis pe-
nes no menos creativas (Abercrombie, ; Urton, ; riodística de las conciencias históricas populares. Esta
Carneiro y Viveiros, ; Basso, ). tendencia, seguramente relacionada también con el uni-
Algunos esfuerzos para reconceptualizar la etnohisto- versalmente sonado multiculturalismo norteamericano,
sigue dominando mucha literatura sobre los movimien-
tos neoindigenistas en Ecuador, Bolivia y la Amazonia.
 : Universidad de Wisconsin, Madison. Dentro de aquel panorama, Perú presenta una excep-
Traducción de  , Universidad de Chicago. ción. Los especialistas peruanistas (Poole, ; De la Ca-
dena, ) se han mostrado incisivos al demostrar cómo
* El autor agradece cordialmente a la Junta Comunal de la comunidad
campesina San Andrés de Tupicocha por haberle facilitado el acceso el paradigma “étnico” muchas veces se construyó con ba-
a su archivo en ,  y . Se aprecia especialmente la colabo- se en las taxonomías raciales anteriores con ligeras mo-
ración de León Modesto Rojas Alberco. Este ensayo se basa en inves-
tigaciones realizadas con el apoyo de la National Science Foundation dificaciones terminológicas, en vez de construirse sobre
y la Wenner-Gren Foundation, y con un subsidio adicional de la fa- un diálogo etnográfico intensivo y renovador. El presen-
cultad de posgrado de la Universidad de Wisconsin-Madison. Se le
agradece a Mercedes Niño-Murcia su valiosa ayuda en la redacción te ensayo enfatiza los procesos no “étnicos” que generan
del ensayo y su colaboración con la traducción. la identidad en el Perú. Demuestra cómo una pequeña
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región genera una “etnohistoria” strictu sensu (o sea, un pos étnicos” o “razas” es en sí la razón por la cual existen
conocimiento de la historia desarrollado internamente) pocas etnografías del centro de Perú, y por qué las que
que cuestiona las ideas tradicionales sobre la etnicidad del existen acostumbran enfocarse en la organización econó-
pueblo andino, y también, cuestiona las ideas históricas mica más que en problemas específicamente culturales.
tradicionales acerca de la importancia decisiva del “en- La indefinición sobre las identidades rurales, rasgo que
cuentro” colonial inicial. (Nótese que el motivo del “pri- una vez parecía un defecto en la metodología etnográ-
mer encuentro”predominó en el debate teórico a partir de fica, ahora parece aconsejable de acuerdo con el aforismo
Islands of History por Marshall Sahlins, publicado en .) “Es mejor callar sobre lo inefable”.1 A pesar de varios avan-
Teóricamente, los estados latinoamericanos poscolo- ces en la interpretación de la usanza popular de términos
niales confirieron en todos sus pueblos una condición de como mestizo (Barragán, ; De la Cadena, : ), la
ciudadanía que implicaba la libertad y presuponía el res- etnografía aún carece de un lenguaje adecuado para des-
peto social. En la práctica, para los peruanos rurales que cribir las ideas populares, intracomunitarias y regionales
viven bajo la sombra de estigmas raciales y/o lingüísticos, sobre “quiénes somos”los peruanos rurales. Las múltiples
estos atributos tienen que conquistarse nuevamente a ca- formulaciones categóricas de “diferencias” que los hua-
da paso. En la provincia de Huarochirí (departamento de rochiranos utilizan al tratar con forasteros o con ciudada-
Lima), como suele ser el caso en toda la sierra andina, los nos urbanos (por ejemplo, en frases que describen ideas
campesinos encuentran problemática la retórica de la de clase social, de raza “mestiza”, de regionalismo o terru-
“etnicidad”, porque conlleva un legado de discursos in- ño, de idiosincrasia rural, o con el lenguaje de “costum-
digenistas pronunciados desde arriba hacia abajo. Muy bres” o “folclor”) obviamente obedecen a determinados
lejos de connotar un pluralismo sano, como sí se hace en contextos y dependen de sus instrumentalidades.2 El con-

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el discurso académico internacional, el término “indíge- cepto de una “etnicidad situacional” se puede aplicar
na”generalmente cae al oído como una palabra cargada de con brío, pero no ayuda mucho a definir las “identida-
connotaciones raciales inaceptables (Abercrombie, : des” en el sentido normal de la palabra. Es decir, no defi-
-; De la Cadena, ). ne categorías de ego colectivo que impliquen una fuerte
Durante mucho tiempo, los antropólogos han evitado solidaridad o premisas sobre la reciprocidad moral. Si
pronunciarse claramente sobre este problema. Los etnó- estos términos autodescriptivos (situacionales y parcia-
grafos clásicos de la región —el grupo de Matos Mar en la les, por supuesto) no bastan para caracterizar “quiénes
década de  (p.e., Matos, , ; Guillén, )— somos”, mucho menos se justificaría importar catego-
utilizaban la palabra “indígena” como jerga profesional rías étnicas adscriptivas ya rechazadas por la mayoría de
para describir a los pobladores, como si con aquella pa- los serranos que tampoco llevan a la claridad analítica.
labra se describiera un hecho natural. Sin embargo, no Lo que sí deseo en este artículo es evocar etnográ-
sugirieron que la palabra indicaba un elemento de au- ficamente las nociones —implícitas pero a la vez pro-
todefinición. De hecho, las etnografías del Perú central fundamente experimentadas— del ser colectivo que los
(Adams, ; Castro Pozo, ; Escobar, ; Long comunitarios emplean entre ellos. Este trabajo requie-
y Roberts, ; Smith, ; Tschopik, ) dan la im- re que la etnografía deje de presuponer la existencia
presión de que los campesinos de la sierra central se auto-
conceptualizan hasta hoy como peruanos genéricamente
rurales, no adscritos a ninguna categoría étnica. Según 1 “Whereof one cannot speak, be silent”, dicho atribuido al filósofo

contextos y períodos, más bien prefieren identidades re- Ludwig Wittgenstein.


2 Por ejemplo, la mayoría de los hogares Huarochirí son “semi-prole-
gionalistas (“huarochiranos”, etcétera), de clase (“campe- tarios” (Janvry, : ) e informalmente comerciales tanto como cam-
sinos”) o a veces de “mestizos” en el sentido de “gente sin pesinos; situacionalmente “andinos” tanto como “mestizos”; urbanos
tanto como rurales; nacionalistas tanto como provinciales; y consu-
raza definida”. Tal vez este distanciamiento intencionado midores de los medios televisivos mundiales tanto como participan-
de la visión del Perú como un país compuesto de “gru- tes en el folclor.
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 : Restos de los “gentiles”, región de Huarochí; foto: Frank Salomon

continuada y subyacente de la dicotomía colonial básica la posesión inmemorial normalmente se comprueba de- 4 
entre nativos y no nativos. Al contrario, debemos seguir a mostrando la continuidad por herencia desde lo que el
los comuneros, haciendo lo que ellos hacen: encajar el estado colonial llamaba “indios tributarios”. La propiedad
problema de la “autenticidad” por vía de cuestionamien- colectiva usualmente se comprueba aduciendo el ayllu
to general, y no contentarnos con la simple trasvalo- (grupo corporativo basado en la descendencia, también
ración de la dicotomía que se esconde tras el vocablo llamado parcialidad) u otra formación andina como con-
“indígena”. trol institucional sobre el uso de la tierra. El ayllu es un
En el Perú rural, en contraste con los hechos recientes mecanismo organizador de una antigüedad al menos in-
en Bolivia y Ecuador, la conquista de la dignidad social caica. Un derecho cívico altamente valorado en la moder-
implica lo que De la Cadena (: - y passim) ha lla- nidad —el título de comunero— se retiene únicamente
mado la “desindianización” del concepto de lo autóctono. con la retención adicional de índices de la misma condi-
Para los peruanos que se quedan en el campo, inscritos ción colonial que el proyecto moderno pretende superar.
en comunidades campesinas jurídicamente establecidas, Por esta razón, los documentos en los cuales las colectivi-
el quehacer de desasociar la identidad local o comunal dades campesinas se proclaman como comunas, a veces
del estigma indígena implica problemas de orden contienen revisionismos audaces en cuanto al significado
conceptual. Sucede así porque, legalmente, la legitimidad de la condición colonial. Para los años , Glave (:
de las comunidades campesinas se basa en dos atributos -) ha detallado la autohistoriografía asombrosa-
que el “indigenismo oficial” del “oncenio” o dictadura del mente heterodoxa voceada en un pueblo cerca del Cuzco.
presidente Augusto Leguía (-) ahistóricamen- El presente trabajo se enfoca en un pueblo que perte-
te definió como la esencia gemela de la terratenencia nece a una región mucho menos “nativa” o “indígena” se-
“tradicional”: la posesión inmemorial, y la propiedad co- gún los criterios populares. Propone que Huarochirí ha
lectiva de tierras. En las Solicitudes de Reconocimiento, construido su identidad justamente haciendo frente a
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la contradicción que se acaba de esbozar. El pueblo en a la dignidad del campesino, produciendo una cierta in-
cuestión es Tupicocha, comunidad campesina recono- consistencia ideológica. ¿Qué suerte de identidad crece en
cida que controla tierras desde aproximadamente   torno a esta alternación rápida entre dos contextos, uno
hasta   metros sobre el nivel del mar, en el escarpa- donde la subsistencia depende de herencias compleja-
do flanco oeste de los Andes, el cual dista un día de viaje mente andinas, y otro donde la dignidad se compra al
desde Lima, y se ubica cerca de la cabecera del río Lurín. precio de una disociación aparente del primero?
De los   habitantes del pueblo (según el censo de ;
INEI, : ), quizás la mitad vive exclusivamente en
el núcleo de la comunidad, ubicado en un camino secun- UNA DISCONTINUIDAD NECESARIA:
dario difícil a unos   m de altura (Stiglich, : ). EL PROBLEMA DE LOS MUERTOS
Dentro de esta mitad, la mayoría, pero no todos, pertene- PRECOLOMBINOS
cen a los  hogares registrados hacia  como comu-
neros. Los demás o tienen doble domicilio, en Tupicocha Los muertos precolombinos son designados como “gen-
y en Lima, o viven permanentemente en Lima, o viven en tiles”, y son conocidos también como “tapados”,“los her-
los caseríos “anexos” esparcidos por las alturas. También mosos abuelos”, etcétera (Allen, ; Fuenzalida, ;
hay quienes se llaman “independientes”, es decir, agricul- Gose, : -; Harris, ; Paerregard, ; Val-
tores que no se inscriben en la comunidad. A pesar de su derrama, ). Sus restos se encuentran fácilmente en
ubicación a poca distancia de la capital, y a pesar de las cuevas y tumbas saqueadas, situadas en las afueras de
su economía en buena parte “semiproletaria” (Weis- cada asentamiento huarochirano (Bueno, ). De vez en
mantel, ), en  Tupicocha todavía carece de luz cuando se descubren momias intactas, pero la gran ma-

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eléctrica, de agua potable, y de infraestructuras indus- yoría de las cuevas y casas funerarias han sido destruidas,
triales. Para su subsistencia depende de un sistema com- ya sea por los “extirpadores de idolatrías”, que asolaron la
plejo de acueductos, acequias, terrazas y pastizales amu- región de Huarochirí durante el siglo XVII, o por los sa-
rallados, cuya construcción se remonta a la antigüedad queadores de tiempos más recientes. Los “gentiles” se han
prehispánica y se refuerza en cada ciclo anual bajo la convertido en un enfoque simbólico donde se conden-
administración de la comunidad. Para sincronizar las in- san las preocupaciones sobre autoctonía e identidad.
terminables labores infraestructurales, la comunidad se Para los forasteros y los comuneros, los gentiles figuran
moviliza en la forma de diez ayllus o parcialidades, que son entre las realidades locales más simbólicas y peligrosas.
continuaciones lineales de los ayllus de Checa descritos en Los etnógrafos anteriormente citados enfatizan que los
el Manuscrito de Huarochirí de  (?) (Taylor, ; Sa- gentiles controlan celosamente a los vivos mediante su
lomon y Urioste, ; y otras ediciones; Astete, ; influjo en la agricultura y la salud. La preocupación de
Martínez ; Rostworowski, ; Salomon, ). los vivos se expresa en ciertos gestos deferenciales que los
En muchos otros aspectos, como por ejemplo, el senti- comuneros realizan al pasar cerca de una tumba prehis-
miento profundo hacia los cerros y lagos deificados y la pánica: un saludo murmurado, un regalito de coca o ta-
intrínseca ritualidad de los ayllus, la cultura huarochira- baco, y esta ritualidad tiene aspecto político-legal.
na parece intensamente “andina”, excepto por la cuestión Como sucede en la mayoría de los pueblos andinos,
del idioma, puesto que los huarochiranos únicamente ha- algunos restos precolombinos del pueblo circunvecino
blan español. La mayoría de ellos viaja con frecuencia a de San Damián han caído en manos del personal estatal
Lima, donde laboran como vendedores, estudiantes o (Isbell, : ). La presencia de las reliquias humanas
trabajadores. En la capital se les adscribe la identidad de causa malestar entre la policía nacional y los soldados
“serranos” o “provincianos” (y hasta términos más peyo- acuartelados contra la guerrilla, así como entre los maes-
rativos a sus espaldas, entre ellos el odioso “indio”). La al- tros locales y el personal que atiende los puestos de sa-
ternación de contextos pone el dedo en la llaga en cuanto lud, ya que son percibidas como emisoras de una fuerza
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ligeramente maligna que no puede ser combatida por la no dejan ofrendas ni saludos) pueden enviar una enfer-
ideología que acompaña al personal estatal. medad característica. Se dice que Julio C. Tello —el ar-
Los policías que me mostraron dos cráneos en cofres queólogo pionero e hijo de Huarochirí que hizo las
modernos lo hicieron porque algunos sufrían de insom- momias peruanas famosas en círculos científicos a prin-
nios, atribuidos a la maligna influencia psíquica de los cipios del siglo XX— murió de dicha enfermedad. Los
gentiles. Esperaban que yo, como presunto experto en huaqueros (saqueadores) locales existen, pero son criti-
restos óseos (antropólogo), identificara los cráneos como cados por su “falta de respeto”.
evidencias de homicidios, y por lo tanto, como evidencia Sin embargo, al aceptar la identidad de “peruanos”, al
forense que debería despacharse a otras oficinas de su hacerse conocer entre la comunidad política más amplia
propia institución, donde la ciencia seguramente las do- como campesinado progresista, los huarochiranos se dis-
mesticaría. Los maestros de la escuela fiscal también me tancian de sus antiguos muertos: su propio linaje no les
mostraron momias saqueadas que retenían con descui- parece haber descendido de ninguna manera de los genti-
do en un almacén de la escuela primaria. La presencia de les. A pesar del gran interés en la genealogía demostrado
momias saqueadas en escuelas se debe a una práctica por los campesinos, los tapados en sus tumbas carecen
pedagógica ilegal pero casi universalmente difundida: los de nombres individuales, con una excepción importan-
profesores exigen a sus alumnos la búsqueda de “tapados” te: los “dueños” deificados del agua, la pareja Pencollo y
para supuesta docencia de prehistoria, pero en realidad Mama Catiana, cuya presencia física se reconoce rindien-
con una mezcla de finalidades contrabandistas y supers- do culto anual a sus cráneos. Los ayllus supuestamente
ticiosas quizás no sin matiz racista. Sólo después de unos tienen ancestros fundadores, pero éstos no son identifi-
tragos y con cierto nerviosismo me los mostraron sin que cados con los muertos prehispánicos. Los comuneros

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yo lo pidiera. Esperaban que el antropólogo, en capaci- tampoco comentan sobre el origen de muchos apelli-
dad de científico, desacralizara los objetos nombrándolos dos comunes (Llacsañaupa, Vilcayauri, Cajahuaringa, 
como restos arqueológicos. Una vez oficialmente reduci- etcétera) cuya etimología evidentemente no es europea.
dos a patrimonio científico (categoría establecida por ley) Si se les pregunta qué tipo de apellidos son éstos, contes-
cabrían sin ambigüedades dentro del currículum que tan que son “peruanos”, o que son típicos de la provin-
ellos habían venido a enseñar. cia de Huarochirí, pero jamás los asocian con ninguna
Los comuneros también sienten malestar a causa de los “raza” ni con algún grupo étnico.
gentiles, pero por motivos algo distintos. Juzgan peligro- Por lo tanto, los comuneros encaran la tarea de defi-
so y malo el sacar los huesos o las momias enteras de sus nirse simultáneamente como herederos de los muertos
lugares de reposo. Consideran a los difuntos antiguos en antiguos, mas no como la continuación genealógica de
chaucallas o estructuras funerarias (también llamadas su estirpe. Una frase respetuosa para referirse a las mo-
chullpas,3 término generalizado en Perú), o en las cuevas, mias y restos óseos prehispánicos es “los hermosos
como vínculos con la tierra y con los cerros y lagos dei- abuelos”, pero nadie los reclama como ancestros perso-
ficados. Los antiguos, hijos de las divinidades, son los nales. Nunca escuché a nadie referirse a ellos como a
“primeros y originales dueños”, como los denomina un “nuestros abuelos”.
comunero. Mientras sus restos físicos existan, aun des- ¿Cómo es posible que los gentiles sean los abuelos
trozados, ellos subsisten como personajes, ya que los se- de la comunidad, sin que sean los abuelos de ningún
res humanos modernos utilizamos la tierra únicamente comunero? En ciertas regiones andinas el observador
por su permiso. Si los gentiles se ofenden (por ejemplo, de semejante anomalía avalaría la conocida mitología
cuando sus tumbas son saqueadas o cuando los paseantes andina del pachakuti: el cataclísmico “torno o retorno
del tiempo y espacio” que deja los mundos anteriores su-
3El término regional kullpi, común al norte del río Rímac, no se es- mergidos bajo la superficie del mundo actual. Sin
cucha con frecuencia en Huarochirí central. embargo, la noción de pachakuti figura con muy poca
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 : Cráneos mostrados al “científico”; foto: Frank Salomon

frecuencia en el discurso huarochirano; si existe la pal- si no de estancamiento, representa para los tupicocha-
abra pachakuti, ésta se conoce sólo a través de los textos nos una ruptura entre la prehistoria y la historia más
escolares que hablan de los incas. decisiva aun que la invasión española.

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Más bien, los huarochiranos narran una historia fol-
clórica en la cual la condición colonial es el punto clave.
Para los tupicochanos, el momento decisivo que separa UNA CONTINUIDAD NECESARIA:
a los gentiles de la gente moderna no corresponde a nin- EL ARGUMENTO DE LA HERENCIA MITO-
guno de los eventos que las ideologías rurales conocidas HISTÓRICA Y EL AUTO DE LOS MUERTOS
tratan como momentos claves, como la matanza judicial
de Inkarrí4 o la Guerra del Pacífico entre  y , o Al igual que innumerables comunidades latinoamerica-
reside en los eventos que la historiografía nacional tra- nas, Tupicocha fundamenta sus reclamos territoriales en
ta como momentos decisivos, tales como la invasión una colección de documentos coloniales y en largos liti-
española de , las campañas de extirpación de idola- gios republicanos basados en ellos. Estos documentos se
trías entre  y , las sublevaciones del siglo XVIII, conservan en el Local Comunal,5 y uno de los expedientes
o la época bolivariana. Al estudiar su propio legado do- más importantes es el Auto de los muertos (el título usa-
cumental, los comuneros conceden importancia supe- do en los inventarios anuales). En términos académicos,
rior a una época generalmente considerada como oscura este auto es una Provisión Real original de  que apa-
y sin carisma: la segunda mitad del siglo XVII. Esto es, el rentemente refleja las consecuencias rurales de la polí-
período del “colonialismo maduro”, presentado por los tica real que intentaba exprimir adicionales ingresos
historiadores de textos escolares como era de estabilidad, tributarios para aliviar la crisis financiera que España
vivía, cada vez más aguda, a lo largo del siglo XVII (Te Pas-
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ke y Kline, , v. I). En este documento, el virrey Con-
Inkarrí es nombre quechua del “Inka Rey” imaginado como figura
mesiánica. La imaginada vuelta del Inka martirizado a América trae- de de Lemus responde a ciertos tributarios, quienes se
ría un milenio en el cual las relaciones blanco-indígenas serían inver-
tidas. Inkarrí fusiona aspectos de Atahuallpa Inca, Túpac Amaru del
régimen inca rebelde en Villcabamba, y Túpac Amaru II, el gran re- 5Un salón comunitario donde los socios de la comunidad llevan a
belde del siglo XVIII (Burga, ). cabo reuniones y otras actividades públicas y semipúblicas.
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quejan de hallarse obligados a pagar tributos por personas


muertas. A manera de respuesta, la provisión dispone que
los tributarios deben cubrir la retasa vigente en la máxima
medida posible utilizando productos de las chacras (cam-
pos de producción agrícola) comunitarias, justificando
cualquier déficit atribuible a fallecimientos o ausencias
sólo después de dar cuenta del pago correspondiente.
Este documento no reconoce ninguna crisis especial en
Huarochirí, ni tampoco responde a un problema funda-
mental: a saber, el encargar a los señores locales la cobran-
za del tributo sin concederles autoridad para actualizar las
listas de tributarios. Aunque puede haber aliviado el pro-
blema en cierta manera superficial, el Auto no fue en su
momento más que una instancia rutinaria de la defectuo-
sa articulación entre imperio y pueblo tributario. No
obstante, para los tupicochanos, el Auto de los muertos sig-
nifica mucho más. Según ellos, es el fundamento de su te-  : s/t; foto: Frank Salomon
nencia legítima de las tierras comunitarias. Aún más: des-
de su perspectiva, sus libertades cívicas se arraigan en él.
Sorprendido al darme cuenta de la diferencia entre mi Transcripción por León Modesto Rojas Alberco

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modo de comprender aquel documento y el de la junta
directiva comunal, me propuse un experimento etno- El historiador aficionado y autor de la primera trans- 
gráfico que consistía en hacer una comparación ciega cripción es León Modesto Rojas Alberco, nacido en 
entre interpretaciones paleográficas. El producto, una y desde  elegido varias veces a puestos de liderazgo
transcripción doble, se reproduce más adelante en los dentro de su propio ayllu (Segunda Satafasca, segmento
apéndices I y II. La primera transcripción fue hecha por del ayllu Sat Pasca mencionado en la fuente quechua de
uno de los historiadores campesinos más aficionados a ) y dentro de la comunidad. A pesar de ser hijo de un
la historia, un comunero quien ha ejercido muchos profesor de la escuela fiscal, Rojas tuvo que salir del centro
cargos en su ayllu 6 y también en la comunidad. Esta educativo sin obtener su diploma. Después de una resi-
primera transcripción había sido preparada para el uso dencia corta y frustrante en Lima, ha pasado su vida casi
de la comunidad antes de mi llegada. La segunda es la que exclusivamente dentro del ambiente campesino. Rojas
hice utilizando las técnicas que aprendí durante mi for- se apasiona por la historia, sobre todo por la de Europa y
mación doctoral. A continuación, comentaré las discre- de Asia, y lee toda la materia impresa que se le presente.
pancias entre ambas versiones, para después estudiar la En comparación con la escasez de libros en el pueblo du-
explicación que un experto local ofrece (Gushiken, : rante casi toda su vida,7 su colección personal es amplia.
). Termino comentando la importancia de su interpre- Su interés por la historia se relaciona con su afiliación
tación para la creación de una identidad poscolonial. política con uno de los partidos de la Izquierda Unida.
Durante su período de secretario de la comunidad, se
6 Ayllu es una voz quechua que se refiere a un modo de organización
dedicó voluntariamente a descifrar los documentos
social andina. El ayllu es un grupo de parientes que participa como un
conjunto en el manejo de tierras y ganados pertenecientes al grupo,
aa través del control laboral y de vínculos de reciprocidad entre sus 7Gracias al esfuerzo del alcalde Roy Vilcayauri, esta escasez se alivió
miembros. Tiene un ancestro apical y dos linajes paralelos entre los en - mediante la adquisición de una colección municipal
cuales se forman parejas para matrimonios. que llena dos estantes.
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coloniales del archivo comunal, y poco a poco se volvió


experto autodidacto en la paleografía. Ha compilado sus
transcripciones en una serie de cuadernos personales, y
sigue asesorando a la comunidad en cuestiones de do-
cumentación. Si al momento de hacer el inventario anu-
al de los enseres comunales en el archivo de la comu-
nidad hay confusión —situación que se presenta casi
todos los años— Rojas es la persona consultada para
aclararlo. Sabe transcribir la escritura de los escribanos
coloniales (incluso el procesal, estilo del que decía Cer-
vantes que ni el diablo podía leerlo) con un nivel com-
parable al de los estudiantes doctorales con instrucción
básica en paleografía. Hoy sigue siendo dedicado inves-
tigador por afición, y se levanta a las cuatro de la mañana
para transcribir textos a luz de la vela antes de comenzar
su trabajo en las chacras.8 Sus discursos elocuentes en
las reuniones cívicas han hecho mucho para que sus
ideas historiográficas figuren en la opinión pública. Sin
embargo, la historia legendaria resumida a continuación
es, en sus lineamientos fundamentales, una idea consen-

 3
sual y no creación propia de Rojas.

CÓMO EL AUTO DE LOS MUERTOS SE


DESARROLLA DENTRO DEL CONOCIMIENTO  : León Modesto Rojas Alberco; foto: Frank Salomon
POPULAR

Joanne Rappaport ha publicado un estudio innovador en nociones de historia general trasmitidas oralmente, y
el cual se explica la manera en que ciertos colombianos por la intención pragmática de la lectura al momento de
modernos dedicados a revitalizar su propia etnicidad realizarla (Howard-Malverde, : ).
pasto leen documentos coloniales (: -). Rappa- Una noción de historia general que resulta consensual
port argumenta que al movilizar las escrituras antiguas en toda la región y que forma el trasfondo interpretativo
en apoyo de sus pretensiones legales, los campesinos en- para Rojas Alberco, es la creencia que los restos óseos
cuentran dificultades debidas a la opacidad de la termi- humanos que llenan las cuevas, abrigos y chaucallas
nología legal colonial, y enfrentan tales retos con ciertas resultaron de un suicidio “indio” masivo. El intento
estrategias interpretativas características. Los párrafos pragmático de las lecturas modernas en Tupicocha es, en
que siguen describen las estrategias interpretativas de los primer lugar, el de proveer una doctrina de legitimidad en
tupicochanos, que se condicionan no sólo por las ideas foros intracomunitarios, capaz de cimentar el apoyo
que maneja la comunidad en cuanto al estilo “correcto” público a los litigios sobre linderos y reclamos contra
de lectura (Boyarin, ), sino también por ciertas agencias del Estado, intereses comerciales, etcétera, que
son endémicas en aquella región. Como se ha comentado
arriba, la legitimidad implica la necesidad de ser a la vez
8 Campos de cultivo. autóctonos en cuanto al origen y la organización social, y
  Desacatos   

“modernos” o “constitucionales” en la forma de manejar dida de que la nueva copia refleje con mayor fidelidad
legalidades, presentándose como campesinado progresis- aquellos detalles, ésta comunica el “verdadero” contenido
ta. No obstante, esta función se desarrolla en permanente del original. Los huarochiranos describen la escritura
contacto con una tradición oral que incorpora mode- colonial como mosaico (o con menos frecuencia como
los mucho más antiguos y globales de la identidad y del latín) y la consideran como código auténtico pero impe-
cambio. Estos modelos implícitos, que influyen igual- netrable. La tarea del paleógrafo popular es la de produ-
mente en la interpretación, pueden explicarse trazando cir un artefacto que deje al lector moderno la sensación,
los detalles de la recepción moderna del texto antiguo. Mi no de leer palabras antiguas en letra moderna, sino de
interés no se centra en la veracidad de los documentos ni leer el mosaico mismo. La teoría implícita, entonces, in-
en sus interpretaciones, sino en ciertos atributos del diá- teresa por sus implicaciones no-saussurianas: la escritu-
logo entre presente y pasado. En especial me interesa sa- ra se imagina como impresión o fósil de un intercambio
ber cómo los lectores carentes de medios privilegiados social total, y no como simulacro de una serie de fonemas
para establecer lecturas autoritativas tales como las cre- codificados. Es imposible vertir el mosaico de un reci-
denciales de abogado o de académico, o licenciado en piente gráfico a otro desigual (v.g., de manuscrito en
paleografía9 crean una versión eficaz del pasado. pergamino a página mecanografiada) sin sacrificar el con-
tenido, pues se postula un evento gráfico concretado de
forma única en su primera manifestación física. La trans-
Primera comparación entre las transcripciones: cripción casera sí utiliza los grafemas en formas téc-
las normas y sus significados nicamente distintas de las formas del mosaico (v.g., o
minúscula cursiva cerrada abajo es reemplazada por la

4
Al comenzar su período de secretario comunal en , o moderna cerrada arriba). No obstante, estos cambios
Rojas Alberco ya había visto transcripciones hechas por funcionan como una instrumentalidad diseñada para fun- 
paleógrafos legales y entendía bien el estilo oficial. Sin cionar subconscientemente, para que el lector sienta la
embargo, escogió un método distinto. Rojas Alberco no presencia de un “original” de forma análoga a la repro-
buscó crear una transcripción, sino un facsímil del docu- ducción de cuadros pintados mediante el fotograbado.
mento antiguo. Existe una discrepancia tácita en cuanto El alfabeto modificado, tanto como la matriz reticulada
a cuáles son los elementos significativos de la escritura. de los puntos fotograbados, falsifica la superficie origi-
Mientras los paleógrafos oficiales (como los historiado- nal con el propósito paradójico de suscitar en la mente
res) sólo consideran el “contenido”, vale decir la suce- del vidente una imagen fiel del original. De esta forma,
sión de caracteres alfabéticos y su formato legal como la transcripción casera brinda al lector una participa-
significativos, los huarochiranos campesinos consideran ción imaginaria en el evento gráfico original. Su finali-
que todo atributo físico del original tiene significado. Has- dad es distinta a la de la transcripción académica o legal,
ta los que no son muy letrados se interesan vivamente en que busca exportar el “contenido” al evento moderno eli-
detalles tales como el tamaño de la escritura, los adornos minando las “formas” difíciles.
y rúbricas de las firmas, las huellas descoloridas que dejó
la cera de los sellos virreinales, las formas de encuaderna-
ción en pergamino,10 etcétera. A su modo de ver, a me- Una segunda comparación entre las dos
transcripciones: lecturas divergentes

9 En derecho peruano, los documentos antiguos presentados como Las partes del documento que representaron retos para
recaudos de litigio tienen que ser transcritos por un paleógrafo au- Rojas lo fueron no sólo a causa de la escritura arcaica o
torizado por los tribunales.
10 En muchas casas campesinas existe la costumbre de guardar los descolorida o de los cambios ortográficos, sino también
papeles de interés vital en paquetes hechos de cuero de cabra. porque el texto se refiere a instituciones sociales extrañas
   Desacatos  

al contexto moderno. En el Auto de los muertos, la difi- : “dando su soporte manos de los castigos
cultad principal fue el desconocimiento de los términos dados"
obsoletos revisita y retasa11 (letassa, en su transcripción). Comentario: Rojas tomó lo que le parecía un hecho creí-
Esta dificultad hizo que el documento como un todo le ble dentro del contexto —la “mano” española levantada
resultara menos que transparente. En varios puntos es- en “castigo” a los tributarios— como suficiente evidencia
pecíficos, la terminología obsoleta creó incertidumbres para respaldar una lectura con sintaxis irregular. (Los ex-
en busca de una interpretación. pedientes legales con frecuencia incluyen largas cadenas
Por supuesto, este problema no sólo aflige a los paleó- de cláusulas u oraciones ambiguamente articuladas. Por
grafos autodidactos; al tener dudas, todo paleógrafo se lo tanto, todo paleógrafo tolera la anomalía sintáctica de
vale del contexto para escoger entre las interpretaciones vez en cuando.)
posibles. En el caso del estilo procesal, el paleógrafo uti-
liza constantemente lecturas basadas en contexto, ya que . : “Que yndios an muerto despues de la
la escritura abunda en ambigüedades al nivel de letras ultima retasa” y
individuales y hasta de palabras enteras. Funcionó bien “Que yndios an muerto desde la ultima
en su época solamente porque se aplicaba a una gama retassa”
restringida de marcos genéricos, dentro de los cuales se : ”q’ Indios han muerto de pena de la ultima
proveía al lector una buena cantidad de frases formulái- letassa” (para ambas frases)
cas y redundancias. La diferencia entre las lecturas rurales Comentario: Hay discrepancias paralelas en las transcrip-
y las académicas se arraiga en el hecho de que el campe- ciones de las dos frases originales. Como en los ejemplos
sino trae a la lectura un repertorio diferente de géneros anteriores, las experiencias contemporáneas con proble-

 3
conocidos y marcos conceptuales. En el caso del lector mas impositivos y la tradición oral acerca de los opreso-
campesino, se nota que los marcos tomados de la histo- res españoles (siendo esta última reforzada por los tex-
ria oral, de los ritos modernos, y de las preocupaciones tos escolares) motivan la lectura dada por Rojas: que las
pragmáticas dentro de la política influencian la selec- retasas hicieron a los indios morirse de pena.
ción entre las lecturas plausibles a primera vista.
En doce puntos o más, Rojas escogió una lectura dis- . : “en cuya conformidad”
tinta de lo que escogería un historiador. Los más signifi- : “en la ya contaminidad”
cativos entre ellos son los siguientes: Comentario: La muerte y la contaminación tienen una
fuerte asociación en toda la región andina. Se cree que
(: Salomon; : Rojas)
hasta los muertos enterrados por mucho tiempo siguen
. : “hedad de dies y ocho” despidiendo una sustancia nociva (el antimonio o lurya;
: “verdad de diciocho” según Abercrombie y Dillon, ). La palabra “conta-
Comentario: Rojas supone que el autor está preocupado minación”, difundidísima en el periodismo, sirve como
por la rapacidad de las autoridades españolas, a quienes se nexo semántico entre el antiguo concepto del antimo-
les sospecha de la imposición de tributos a personas que nio y el concepto moderno de venenos ambientales.
no fueran “verdaderamente” de edad tributaria. Esta afinidad dio el marco para detectar en el texto las
consecuencias esperadas de las “muertes” anteriormen-
. : “Dando rason pormenor de las cantidades te mencionadas.
que ubiere cobrado”
. : “alcalde de mayordomías”
: “Alcalde Mayor, de Minas”
11 El primer término se refiere a las inspecciones para actualizar listas Comentario: El pueblo de Rojas tiene unas minas peque-
de tributarios. El segundo se refiere al ajuste de las tasas impuestas. ñas, y minas más importantes existen a poca distancia.
  Desacatos   

Dentro de la tradición oral, las minas se asocian, no sin ¿por qué los muertos han muerto?, yo me preguntaba. Es
razón, con trabajos forzados. Aunque Rojas tiene cono- porque, primer lugar, por los trabajos forzados que hacían
cimiento de las mayordomías, percibió un marco inter- los españoles contra los indios. Y después, por el tributo
exigido que también se daba a los indios. Otro, del según
pretativo más convincente al contemplar el vínculo entre dicen mis antiguos compoblanos, el de no querer ellos co-
la tasación española y el trabajo forzado. mer la sal.13 Ni querer probar la sal. Eso fue lo que a ellos
llevó a matarse entre ellos. O sea, la muerte, o sea, el auto
El examen detallado de la transcripción revela, en fin, que de la muerte significa que ellos mismos se han muerto, no
ante los ojos de un paleógrafo autodidacto, el Auto de los fueron los españoles quienes los han matado, sino que ellos
mismos. Ya de tanto fue, que un principal de la comuni-
muertos registró una situación en la cual los abusos tri-
dad de Santiago creo que es… dio el primer grito que se
butarios (exigir tributos de menores de edad, forzar a los abula todo ese abuso que había. Por eso es que [el] título
campesinos a trabajar en las minas e infligir castigos crue- auto de los muertos trata cómo se puede evitar todo eso…
les) habían ocasionado la muerte de muchos. Sus muer- ellos mismos se ahorcaban. No se peleaban entre ellos.
tes, según Rojas, contaminaron el ambiente de la zona. Seguramente se han de decidir que entre ellos a que al
La tradición oral llena los vacíos en este cuadro. uno, al otro, y así sucesivamente para no sufrir más este
castigo tan malévolo que hubo de los españoles…con las
sogas al cuello.

Cuando Huarochirí se convirtió en osario: En , a petición mía, volvió sobre el mismo tema:
la explicación oral del Auto de los muertos
dada por el paleógrafo local [Los gentiles momificados y los huesos en tumbas anti-
guas son naturales quienes] simplemente han renunciado
de ser esclavos de los españoles para determinarse ellos

4
Para Rojas y para muchos que acreditan sus interpre- mismos. Porque el tributo y el azar, y el trabajo forzado,
taciones, esta pequeña muestra del papeleo adminis- decidieron en matarse. Suicidarse. Porque el auto de los 
trativo y la instancia de violencia y resistencia que se muertos dice, por no atender a comer sal, mejor dicho, a
conmemora en ella, establecen una base para la identi- seguir con la sal, a seguir con trabajo forzado y a seguir en
los tributos tan fuertes, es donde ellos determinaron exter-
dad colectiva. Dentro de la historiografía folclórica que
minarse. Y al exterminio que hubo, Ud. sabe, que una per-
él transmite a sus vecinos, representa nada menos que el sona se vuelve muy fea cuando está muerta ya. Cuando el
indicio de una transformación social total. En , cuerpo se descompone. ¡Horrible! Ya había mucha plaga ya,
Rojas me explicó que “los muertos” mencionados en el porque había contaminado el ambiente. Entonces el Co-
título del Auto de los muertos son los gentiles; esto es, los rregidor de Huarochirí ordenó a que se suspende el tribu-
muertos momificados y los esqueletos antiguos que se to y el trabajo forzado. Ahí es que un sangallayino14 se
presentó este documento porque ya no se podía vivir ya en
encuentran en el campo. La siguiente transcripción de sus todo Huarochirí. O sea este era un indio sangallayino. No
palabras se hizo verbatim y conserva algunas irregulari- era tampoco un español, un Corregidor ni un capataz. Que
dades gramaticales. también quiso sublevarse o pidió satisfacción para que eso,
no haiga eso. Porque estaba ya demasiado contaminado
[El Auto de los Muertos] significa que han presentado un
todo el ambiente. Y se suspendió. Y al suspenderse se echó
escrito el procurador y los principales de los pueblos de
las campanas a vuelo se dice, o sea se repicaron las campa-
indios de diferentes huarangas12…porque en aquellos
nas en todo Huarochirí cuando ya se suspendió eso… A la
años, según reza el documento este, que ya todo el territo-
verdad que ellos habían ganado la batalla crucial en que
rio de Huarochirí se encontraba en una horrible putrefac-
ellos vivían.
ción de seres humanos que se diseminaban, se encontraban
por aquí y por acá. Ya no se podía soportar los olores. Pero
13 Esta frase se refiere al monopolio estatal de la sal, recordado en me-
12 Huaranga: categoría de mil tributarios según el censo inca. La cate- moria popular como un impuesto intolerable. Continuó durante la
goría se seguía usando en la administración durante aproximada- época republicana y hasta  existió el local del estanco de sal.
mente el primer siglo de la época colonial. 14 Sangallaya es un pueblo cerca a la capital provincial de Huarochirí.
   Desacatos  

 3
 : Auto de los Muertos; foto: Frank Salomon

[: Si se murieron suicidándose, ¿por qué sus huesos es- [: ¿Y después del repique de las campanas?]
tán recogidos en las chaucallas y no esparcidos en varios
Sí hubo [el dominio español] pero en menor grado de eje-
sitios?]
cución de su castigo.
Se han colgado de las peñas. Después se han trasladado
también, porque también hay lugares donde no hay peñas, [: ¿Los sobrevivientes del gran suicidio, son los ances-
nada, pero se encuentra cantidad de huesos. Una enorme tros de los que viven ahora?]
cantidad. Como de Collanche,15 por ejemplo, son tumbas
donde han, este [vacilación] parece de los millonarios, de Muy poco. Se acabó casi. Se acabaron. Porque no encuen-
los curacas, de los caciques, de los principales que se los tro apellidos de esos años ahora.
llamaron ahora; de ellos han sido enterrado en fosas así,
pero no adentro en la tierra como ahora se hace, sino con
piedras lajas se han hecho unas chullpas. Unos chullpas. Y El concepto del pueblo como herencia legada a los ac-
no están enterrados solos, sino ahí están todas sus perte- tuales habitantes por indígenas convertidos en ancestros
nencias, sus huacos,16 vasijas, como quien quiere decir que míticos a través del suicidio ha entrado en la corriente de
en la otra vida se va a seguir viviendo. [Risa.] la tradición oral como se presenta en contextos cívicos.
Aún más: debido a esta hecatombe, los aborígenes dejaron
la tierra en condición mejorada, ya que con sus muertes
redimieron a los campesinos del trabajo forzado y de la
15 Un sitio arqueológico local con entierros, que no ha sido estudia-
opresión colonial.
do científicamente.
16 Huaco significa artefacto o entierro precolombino, frecuentemen- ¿Hasta qué grado se generaliza y acepta esta interpre-
te de cerámica. tación? Rojas Alberco ha llegado a influir bastante en el
  Desacatos   

discurso público, así como en la escritura de los documen- matiza enfrentando una a otra empíricamente, ni se
tos internos de la comunidad. Jamás oí a nadie cuestionar disputan. La contestación se da mediante discursos al-
explícitamente la versión expuesta arriba. Al contrario, ternativos a nivel de liderazgo en diferentes contextos —y
oí varias versiones orales similares, aunque menos com- a veces hasta la misma persona presenta discursos dife-
plejas, en pueblos por toda la provincia de Huarochirí. rentes ante públicos distintos.
Sin embargo, esta idea del pasado no es la única en jue-
go. Desde la escuela se propaga una narrativa más con-
vencional. La historiografía folclórica pasa por corrientes CONCLUSIONES: SOBRE LAS
casi completamente separadas de la educación oficial.Aun- INVESTIGACIONES COLABORATIVAS,
que en teoría el currículum prescrito en Lima deja cierto LA MEMORIA DE LA COLONIZACIÓN,
espacio abierto a temas de interés local, los profesores se Y LA IDENTIDAD CULTURAL
quejan de contar con pocos materiales pedagógicos ori-
entados hacia lo local. Algunos profesores respetan el El experimento etnohistórico descrito explora una rela-
conocimiento local, y hasta lo recopilan, pero la mayoría ción de paridad entre el autor y el investigador campe-
lo trata como obsoleto o supersticioso. Si el centro educa- sino. Se comparte la simpatía moral expresada por Price
tivo abarca las tradiciones, las abarca en la categoría del (: XIX) al contemplar la narrativa local que cuestiona
“folclor”. Los moradores locales valoran altamente el co- el presente, y converge con las conclusiones de Rappaport
nocimiento escolarizado, y en efecto hay pocos analfabe- al analizar las formas de controlar el pasado denominado
tos. Sin embargo, al igual que casi todos los pobladores como “útil”. Este experimento corrobora la aserción de
rurales en los países andinos, los campesinos tupicocha- Gudeman y Rivera (: ) de que el trabajo de cam-

4
nos aceptan como parte de la normalidad el abismo que po antropológico se lleva a cabo “dentro de una comu-
separa el conocimiento “educado” de las verdades parti- nidad de investigadores” mucho antes de mandarse “a 
culares y propias pertenecientes a cada pueblo. casa” para comenzar su periplo por el mundo académi-
Cualquier persona que pretende posicionar su discur- co. El investigador de campo documenta por necesidad
so más cerca del polo “nacional” y oficial, por lo tanto, se el constante proceso autointerrogativo de una sociedad,
inclina a apoyarse en ciertas “monografías” semipublica- presenciando sus diálogos internos. Por lo tanto, el in-
das (con frecuencia fotocopiadas). Éstas reúnen una mis- vestigador llega a ser no solamente testigo, sino también
celánea de saberes derivados de las ciencias aplicadas y partícipe en “conversaciones” de las cuales su propia na-
de la estadística socioeconómica. La mayoría de aquellas rrativa jamás podrá independizarse.
monografías se crearon como tesis de grado en las uni- Si un grupo contiene personas notablemente dedica-
versidades estatales que prepararon profesores, y reflejan das a la reflexión sobre tales “conversaciones”, entonces
las sucesivas ideologías politicas que han tenido sus mo- aquellas personas no deben considerarse como “intelec-
mentos de supremacía en el medio pedagógico: el desa- tuales campesinos” (“orgánicos”, “indígenas”, etcétera) si-
rrollismo de los años , el marxismo dogmático de los no como intelectuales colegas. Desde este punto de vista,
, y hoy en día el neoliberalismo. Tomadas en conjun- las discrepancias entre el resultado obtenido por un in-
to con ciertas obras clásicas de la historia regional como vestigador extranjero y por un intelectual local no tienen
la de Sotelo (), y con los álbumes cívicos publicados que evaluarse meramente como la distancia interesante
ocasionalmente por las asociaciones de excampesinos pero quizás imponderable entre esquemas internos a un
residentes en Lima, dichas tesis tienden a canonizarse grupo cultural, ni como margen de error debido al peso
localmente como vehículos del saber histórico “educa- de los intereses creados, aunque éstas también son preo-
do”. Se conservan en la escuela, al extremo del pueblo cupaciones inevitables. Algunas de las discrepancias con-
opuesto al Local Comunal y sus archivos coloniales. La ciernen a la perspectiva, y son similares a desacuerdos
oposición entre historia canónica y vernácula no se dra- académicos entre investigadores que manejan perspec-
   Desacatos  

tivas parciales distintas, o muestras inconmensurables. Esta versión del pasado demuestra originalidad y auto-
Sin embargo, las diferencias de perspectiva y de distancia suficiencia intelectual. Constituye una solución a los enig-
entre trasfondos axiomáticos suelen ser mayores. Si los mas de la discontinuidad histórica, independientemente
resultados locales parecen extraños, no hay por qué pre- de los modelos hegemónicos proyectados por las escue-
sumir que son menos fundamentados en la experiencia. las, la iglesia, y las organizaciones no gubernamentales.
A pesar de su carga de ideología local y de su informali- Pero para dar a este modelo su valor merecido hay que
dad metodológica, un pasado vernáculo podría llevarnos seguir adelante en dos direcciones. Primero, resulta inte-
a reevaluar, de manera sustancial, aspectos de la historia resante pensar en la comunidad campesina como una
supuestamente conocida. Si no permitimos que la etno- colectividad con funciones investigativas. Tupicocha con-
historia strictu sensu rete a la historiografía académica, tinuamente estudia sus propios registros escritos, prin-
ésta resulta ser un mero gueto. cipalmente para fines administrativos inmediatos, pero
Los comentarios finales se dirigen, en primer lugar, a a veces para fines más estratégicos. En la labor investiga-
la importancia del motivo del “suicidio étnico” dentro tiva, practica una metodología autónoma, ya que busca
de la ideología local, y en segundo lugar al reto histórico explicar los hechos desde un punto de vista local, dando
implícito en el concepto local de la época colonial. Den- prioridad a las evidencias tomadas de fuentes locales (v.g.,
tro de la comprensión popular de la historia, y a dife- observaciones sobre estructuras y características geográ-
rencia de lo que se aprende en la escuela, la hecatombe ficas tanto como documentos; véase Rappaport, ,
voluntaria de los indios —y no la conquista española— ), y a la elaboración de hipótesis compatibles con las
marcó el fin de la época propiamente indígena en el tradiciones vernáculas que sean a la vez útiles al enfren-
campo huarochirano. Los habitantes interpretan las nu- tar las relaciones con el estado y con comunidades adya-

 3
merosas ruinas arqueológicas alrededor del pueblo co- centes (Krupat, ). Los “intelectuales campesinos” que
mo sitios donde los “indios” se ahorcaron o se enterra- se dedican al autoestudio histórico y, en otros contextos,
ron vivos en grupos masivos. Pero en contraste con los a la autoetnografía, al hacerlo realizan el quehacer intelec-
crímenes de los españoles, que también se recuerdan, el tual normal y subestimado de la existencia comunal. Aun-
gran suicidio se imagina como victoria moral, porque que es verdad que algunos, como Rojas, han funcionado
convirtió a Huarochirí en tierra de hombres y mujeres como figuras opositoras, el énfasis dentro de la tradición
eternamente libres. Las familias modernas de la zona no gramsciana en las relaciones oposicionales y colaborativas
se consideran descendientes directos de aquellos antigu- con los agentes “dominantes” (Ranger, ) y la supues-
os moradores. En las muchas ocasiones en que he pre- ta dependencia del proceso intelectual entre los pobres
guntado si aún existen “indígenas” o “indios” en Huaro- en el diálogo con las elites y sus adversarios oculta la me-
chirí, la respuesta ha sido unánime: “Ni uno.” Al mismo dida en que el autoestudio forma una parte de la infra-
tiempo, las familias locales se consideran como los herede- estructura interna y permanente de la sociedad rural.
ros de los antiguos.17 Los vivos deben a los antepasados En segundo lugar, conviene apreciar que debemos to-
suicidados no sólo su acceso a las tierras, sino también mar en serio el panorama histórico conceptualizado des-
la emancipación cívica, y estos dones merecen una reve- de el pueblo rural, por mucho que diste del paradigma
rencia eterna. académico sobre colonialismo y “etnicidad” andina. Se-
ría un error descontar sus conclusiones como errores pin-
17 ¿Faltará un vínculo lógico? Cuando han sido preguntados si sus torescos, aun cuando sus argumentos involucren errores
propios ancestros podrían haber inmigrado de otros lugares, los tu- de paleografía o de cronología. Con frecuencia, los estu-
picochanos admiten la posibilidad en principio. Pero los ejemplos
que usan pretenden demostrar que los otros pueblos o ayllus en la dios académicos sobre el impacto del colonialismo en
zona tienen orígenes atípicos por vía de inmigración. Por ejemplo, las identidades rurales muchas veces han acentuado la
opinan que el ayllu Cacarima tiene raíces en la zona peruana de
Huancayo, y que algunos linajes del vecino pueblo de Sunicancha implantación de la “indianidad” como un atributo de
tienen por fundadores ancestros italianos. la competencia social, rutinaria e inevitable (Salomon y
  Desacatos   

Guevara, ; Stern, ; Spalding, ; Lavallée, ). mente equivocada. De hecho, puede ser una pista histo-
Las investigaciones publicadas sobre la historia oral se riográfica importante.
inclinan a acentuar las narrativas sobre la época colonial El Auto de los muertos, entonces, puede verse como
(y en especial las que repiten el interminablemente dis- emblema de una identidad pública “auténtica” pero no
cutido tema del Inkarrí; véase Burga, ; Flores Ga- étnica, y de una ideología que fundamenta la dignidad de
lindo, ; Ortiz, ) como si fueran representativas la ciudadanía en historia endógena. Aunque el idioma
de una época de opresión soportable aliviada solamente mitohistórico nos parezca exótico, y la periodización sor-
por esperanzas milenarias. prendente, el razonamiento no resulta incompatible con
Los huarochiranos recuerdan la época colonial inter- la historiografía de los años noventa, que buscó trazar los
media de otra manera. No niegan el martirio de los “in- orígenes de las identidades del “peruano” y del “ciudada-
dios” ni subestiman los males del viejo régimen. Al con- no” a través de sucesos y movimientos regionales pro-
trario, lo afirman más que los mismos historiadores, al pios al campesinado (v.g., en una literatura en eferves-
convertir la totalidad del registro arqueológico en su cencia, como Mallon, ; o Thurner, ).
monumento. Pero consideran también que la era colo- Sin embargo, la relación entre cultura, historia y es-
nial fue el período cuando los antepasados emergieron tructura en Tupicocha sigue presentando problemas pro-
de la esclavitud del período “Inka-Habsburgo” (Platt, vocativos. La mentalidad arriba descrita, aparentemente
: ). (La época bolivariana, principal enfoque de la opuesta en extremo al indigenismo, ha permitido que la
historia emancipacionista aprendida por todo peruano comunidad retenga estructuras culturales “andinas” y
en la escuela, tiene menor presencia en la historiografía aun prehispánicas. Entre ellas figura el gobierno consti-
vernácula.) Desde el punto de vista del pueblo moder- tuido por ayllus confederados —un isomorfo aparente-

4
no, la colonia no es ya la época en que las diversas pobla- mente cercano al patrón de gobierno prehispánico. Tales
ciones andinas se convirtieron en “la gente llamada estructuras fueron abandonadas hace tiempo por la ma- 
indios”, como lo fue ca. , cuando un huarochirano yoría de las colectividades más claramente “andinas” o
desconocido escribió aquellas palabras en el prefacio al más explícitamente “étnicas”. Estas son algunas de las
famoso manuscrito quechua de Huarochirí. Al con- realidades etnohistóricas que la etnografía moderna to-
trario, el virreinato fue el período cuando se dejó atrás el davía intenta alcanzar.
modo de vida prehispánico e “indio”. En el virreinato, la
cultura reconocida como “la nuestra” —la cultura auto- APÉNDICE 1
gestionaria que subyace la democracia pueblerina— co- Transcripción paleográfica del Auto de los muertos
menzó a existir. por León Modesto Rojas Alberco
¿Habrá algo de realismo en esto? En efecto, no se sabe
precisamente cuándo los huarochiranos dejaron de acep- El Auto de los Muertos18
tar la categoría de “indios”, ni se sabe cuándo quedó
cristalizado el estilo de vida étnicamente ambiguo que En el Puebo de Sn Andrés de Tupicocha,
ahora practican. Tampoco se ha esclarecido en qué medi-
da los pobladores no originarios remplazaron a los de Dn Pedro fernandes de Castro y Andrade Conde de Le-
ascendencia prehispánica local durante los períodos en mos de Castro y Villalba Marques de Jarcia Duque del
que la población indígena estaba en declive. Igualmente
desconocidas son las fechas en las cuales el pueblo desa-
rrolló su impresionante sistema de democracia comu- 18 APLMRA / SAT ¿? Transcripción hecha por León Modesto Rojas

nal. En vista de todo esto, la idea de que la autogestión y Alberco c. , en su cuaderno particular núm. , p. non núm. -,
de ACCT / SAT fólder :  [Provisión real de] Don Pedro Fernán-
la autodefinición en términos de personas libres nacie- dez de Castro y Andrade Conde de Lemos Castro, Andrade y Billal-
ron durante la época colonial no parece tan inevitable- ba… birrey… [sobre tributos de Huarochirí;  julio ].
   Desacatos  

Aversano Virrey Gobernador y Capitan Genl. en estos  -- En el pueblo de Santa Maria de Jesús de Hua-
Reynos y provincias del Perú Tierra firme y Chile. Doi rochirí en  de Junio del año ,; el maestro
por cuanto yo provey el Decreto del tenor Siguiente == de Camara Dn Jorge Rodriguez de las barillas
Despachese Provicion general en todo el reyno para q’ Corregidor y Justicia Mayor y Alcalde Mayor,
se paguen los Tributos por la ultima letasa como esta de Minas de esta Provincia de Huarochirí, por
mandado, pero q’ los indios presentes no tengan lugar su Magestad habiendo bisto esta prosecion q’ se
a pagar por los ausentes y muertos ye el Casique en te- entrego al maestro de Camara Dn Alonso de
re la tassa de los presentes y tambien de la que lindie- Valensuela su antesessor y atento a q’ ha nom-
ren de otra casa de Comunidad. Donde da su bieste y brado cumpliendo dijo q’ la sederia y obedecio
del entendemiento de los Indios q’ nos quisieron por con el Despacho y acatamiento devido y man-
tus las partes en la última de Visita por no haber llega- do q’ se guarden y cumplan y ejecuten segun y
do a verdad de diciocho años y se todavia no se ajusta- como en ella se contiene y atento a que por
re enteremente la letassa, bajo sus diligencias, y por carta de su exelencia q’ esta por cabeza del lado
último a vista con ellas el Gobierno dando su soporte a proveción se manda publicar en todos los
[tarjado ilegible; infraescrito: manos] de las castigos pueblos de esta Provincia, y lo demas q’ en ella
dados q’ viene labrado de a’ personas y efectos prose- contiene mando q’ se ejecute lo q’ por otra car-
den y de lo q’ viene labrado de los ausente y en q’ par- ta se manda. Y que con su cumplimiento se
tes estan expresando q’ Indios han muerto de pena de pregone y publique19 lados a provición y carta
la ultima letassa de Lima  de Diciembre de . El en este Pueblo que es cabeza de este corregi-
conde de Lemos Sebastian de Colmenares = En la ya miento mañana Domingo despues de misa

 3
contaminidad de la presente por la cual mando q’ los mayor habiendose conbocado la gente y se
tributos se paguen por la ultima letasa como esta man- ponga por feé y lo mismo se haga en los demas
dado pero q’ los indios presentes no tengan alegación Pueblos de esta juridicción puede a entender a
de pagar por los ausentes y Muertos del Casique entera los Indios Casiques y cobradores de Tasas para
la letasa de los presentes, y tambien de lo que teniere- q’ asi lo tengan entendido y lo guarden y cum-
ren las mas casas de la Comunidad donde las ubiere y plan por lo q’ le tocan y assi lo proueyo, mando
del Cresemiento de los Indios q’ no se pusieron por y firmo == Dn Jorge Rodriguez de las carrillas;
tributarios en la ultima de vesita por no haber llegado Ante mi Juan Martel Melgarejo escribano de su
abajo de diez ya mandado y si todavia no se ajustare Magestad Ypaed [sic] ---------------------------
enteremente la letassa del Casique para sus diligencias y
por ultima ocuriera con ellas al Gobierno Dando razon  En el Pueblo de Santa María de Jesús de
por menos de las cantidades q’ ubiere cobrado de q’ Huarochirí en  dias del mes de Junio de 
personas y efectos proseden de lo que q’ ubieren labra- años Domingo despues de missa mayor estan-
do de los ausentes y en q’ partes estan expresado q’ in- do en la Plaza Pública de este dicho Pueblo y
dios han muertos de pena de la ultima letasa y el Co- haviendo mucho; Converso de gente por los de
rregidor de la Provincia de Huarochirí; cera q’ el Pedro Culcaya, Indio pregonero. Se pregono y
casique o casiques de los Repartimientos de su Juris- se publico la provición contenidamente segun
dicción lo cumplan y guarden assi, y el por lo q’ le toca. y como en ella se contiene y el auto de su
Lo ejecutara sin q’ contrabenga en manera alguna pena obedecimiento en altas boces y despues de
de Quinientos pesos sobre para la Camara de su Ma-
gestad = Dado en los Reyes en  de Marzo de ,
[sic]. = El Conde de Lemos = Por Comando del Conde 19Aquí se encuentra un símbolo que consiste en una espiral en el
mi señor. Con Sebastian de Colmenares ---------------- sentido de las agujas del reloj.
  Desacatos   

hacer publicado por interpretacion de Dn Duque del [Tavirsano?] birrey y governador y capitan
Diego Comba Julca alcalde Ordinario de este general en estos Reynos y provincias de Peru tierra
otro Pueblo y por los de otro pregonero se dio firme y Chile etc. Por quanto yo provey el decreto del
a entender, a los Indios en la lengua Matterna tenor siguiente[…]
ssiendo testigos Feliciano de Escobar Escribano
Rl Dn Pedro de Carbajal y Salvador Urquisa = Despachese provisión general en todo el Reyno para que
Juan Martel Melgarejo Escribano de su se paguen los tributos por la ultima tassa como esta
Magestad y Público----- Concuerda con su mandado, pero que los yndios que [roto]sentes no ten-
original q’ queda en el archivo del papel de esta gan [obligación de?] pagar por los ausentes y muertos
Provincia de Huarchirí [sic] a que me refiero y
para q’ de ello conste de la parte de los Indios [Margen izquierda superior:] para el pueblo de S An-
del Pueblo de Sn Andrés de Tupicocha del pre- dres de Tupicocha
sente en el Pueblo de Huarochirí en  de Julio
del ano  [large letters sic].------------------- y el cacique entere la retassa de los presentes. y tambien
de lo que rindieren las chacras de comunidad. donde
[imitación de rúbricas] las ubiere y de cresimiento de los indios que nase pu-
sieron por tributarios en la ultima revisita por no aver
Y En fee deello Dn cedros [rúbrica] En Ante Mi llegado a la hedad de dies y ocho años y si todavia no
Dn Verde se ajustase enteramente la Retassa haga sus diligencias /
Juo Martel Melgarejo Escro pub y por ultimo ocurra con ellas al govierno dando rason

4
pormenor de las cantidades que ubiere cobrado de que
personas y fechas proseden y de lo que ubiere cobrado 
Es Copia Fiel de su original q’ se trascribe para sus demas
fines de la q’ doy fé en Tupicocha a los  dias del año .
de los ausentes e en que partes estan. expresando que
Ex-secretario de la Comunidad. Firmado Febrero: [sic, blan] yndios an muerto despues de la ultima retasa [hecha?]
veynte de dissiembre de mil y seyssyentos y sesenta y
León M. Rojas A. [rúbrica] nuebe el conde de lemos. Sebastian de Colmenares. =
en cuya conformidad [roto] di la presente por la qual
mando. Que los tributarios se paguen por la ultima
retassa como esta mandado pero que los yndios pre-
sentes no tengan obligacion de pagar por los ausentes
APÉNDICE 2 ny muertos y el cassique enterera la retassa de los pre-
sentes. y tanbien de lo que rindieren las chacaras de la
Transcripción paleográfica del Auto de los muertos comunidad en donde las ubieren y del cresimiento de
por Frank Salomon20 los yndios que no pusieron por tributarios en la ultima
revisita. por no auer llegado a hedad de dies y ocho
años. y si todabia no se ajustare enteramente la Retassa
Don Pedro Fernández de Castro y Andrade Conde de dicho casique hara sus diligencias. y por ultimo ocurrir
Lemos Castro, Andrade y Billalba Marques de Jarcia con ellos al govierno. dando rrason por menor de la
cantidad de que ubiere cobrado de que personas y efe-
tos proceden y de lo que ubiere cobrado de los ausen-
20[Transcripción de] ACCT / SAT fólder , . [Provisión real de] tes. y en que partes estan expresando [roto] que yndios
Don Pedro Fernández de Castro y Andrade Conde de Lemos… bi-
rrey… [sobre tributos de Huarochirí;  julio ]. Transcripción an muerto desde la ultima retassa y el corregidor de la
en Cuaderno de Frank Salomon, -, p. -.] provincia de guarochiri ara que el casique o casiques
   Desacatos  

de los Repartimientos de su jurisdision lo cumplen y seyscientos y setenta años, Domingo despues de missa
guarden assi, y el por lo que le toca lo executara sin mayor estando en la plassa publica deste pueblo y
que contrabenga en manera alguna pena de quinientos aciendo mucho cursso de jente por bos de pedro calca-
pesos de oro para la camara de su magestad, fecha en ya yndio pregonero a pregones y publico -- la provi-
los Reyes en ocho de marzo de mil y seiscientos y ssion [roto] contenido en este segun y como en ella
setenta años. == el conde de lemos. == Por m[an?] contiene y el auto de obedecimiento, en altas boses. y
dado del conde mi señor. Don Sebastián despues de auer publicado. por ynterpretacion de Don
de Colmenares. Diego Carbajulca alcalde ordinario de este dicho pue-
blo y por bos del dicho pregonero se dio a entender a
[Margen:] Auto los yndios en la lengua materna21 siendo testigos se-
bastian de escobar escribano de [roto] y don pedro de
En el pueblo de Santa Maria Jesús de guarochiri en carbajal y salvador urquissa == juan martel melgarejo
beynte y ocho de junio de mil y seyscientos y setenta escribano de su majestad y publico.---------------------
años, el maestro de canpo don Jorge rodrigues de las
barrillas. corregidor y justicia mayor y alcalde de conquerda con su original que queda en el archivo de
mayordomías de esta [roto] prouincia de guarochiri papeles de esta provincia de guarochiri la que me afir-
por su magestad haviendo visto esta provission que le mo. y para que de ello conste de la parte de los yndios
entrego el maestro de campo don Alonso de del pueblo de san andres de tupicocha di el presente en
Balensuela su antessessor y atento a que no se ha dado el pueblo de guarochiri en catorse de julio de mil y sei-
cumplimiento Dixo que la obedecia y obedesio con el scientos setenta. en fee dello [firmas]

 3
respeto y acatamiento devido. y mando que se guarde
cumpla y execute segun y como en ella se contiene y
atento a que por carta de su ex[celenci]a que esta por Referencias bibliográficas
cabesa de la dicha provission. se manda publicar en
todos los pueblos de esta provincia. y lo demas que en Manuscritos inéditos
ella se contiene mando que se execute lo que por dicha
carta se manda. Y que en su cumplimiento se pregone ACCT/SAT Folder , Archivo de la Comunidad Campesina
y publique la dicha provision y carta en este pueblo de San Andrés de Tupicocha,  [Provisión real de]
Don Pedro Fernández de Castro y Andrade Conde de
que es la cabesa de este corregimiento mañana Lemos Castro, Andrade y Billalba… birrey… [sobre tri-
Domingo despues de missa mayor aviendo conbocado butos de Huarochirí;  julio ].
la jente y se ponga por fee. y lo mismo hagan en los APLMRA/SAT Cuaderno , [Transcripcion hecha por León
demas pueblos. de esta jurisdision. y se de a entender a Modesto Rojas Alberco, ca. , en su cuaderno particu-
los yndios casiques y cobradores de tassas. para que lar núm. , p. non núm. -, de ACCT/SAT Fólder :22
]: [Provisión real de] Don Pedro Fernández de Cas-
ansi lo tengan entendido. y lo guarden y cumplan
tro y Andrade Conde de Lemos Castro, Andrade y Billal-
por lo que le tocan y asi lo proueyo - mando y firmo ba… birrey… [sobre tributos de Huarochirí;  julio
== Don jorge rodriguez de las barrillas -- Ante mi ], .
Juan martel melgarejo escribano de su majestad Martínez Chuquizana, T.A, Descripción geográfica del distri-
y p[ubli]co to de San Andrés de Tupicocha, manuscrito inédito, .

[Margen] Publicacion 21 Esta frase normalmente significa un idioma regional, no el quechua.


El quechua era descrito por los funcionarios como lengua general o
lengua del inga. El idioma regional de Huarochirí, hoy muerta, fue si-
En este pueblo de santa maria de Jesus de guarochiri, milar al aymara y al idioma moderno del kauki (Taylor, ).
en veynte y nueve dias del mes de junio de mil y 22 En el Inventario Comunitario de .
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