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~11~
EOL • PAIDÓS
Buenos Aires - Barcelona - México
Cubierta de Daniel Iglesias &x Asociados
ISBN 950-12-7809-3
ÍNDICE
Los autores 9
Prólogo
GRACIELA MUSACHI .......... ..... ...... ... .. . ...... .......... ... .. ...... 13
1. Fundamentos de la perversión
JACQUES-ALAIN MILLER ................................................ 15
6. Perversidad y perversión
CÉLIO GARCÍA ................................................................ 103
7. De la servidumbre femenina
PARVEEN ADAMS ............................................................ 129
7
Jacques-Alai11 Mi/ier
8. El toxicómano no es un perverso
JESÚS SANTIAGO . . . . . . .. . . . .. .. . . . . . . . . .. . . .. . .. .. . . . .. . . . .. .. . .. . . .. . .. . . . . 143
8
Los AUTORES
JACQUES-ALAIN MILLER
Psicoanalista. Director del departamento de Psicoanálisis, Uni-
versidad de París VIII. Ex almm10 de la ENS Ulm. Profesor re-
gular de la Universidad de París VIII. Analista Miembro de la
Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL). Delegado General
de la Asociación Mlll1dial de Psicoanálisis (AMP). Ha publica-
do entre otros: Los sig11os del goce (Paidós, Buenos Aires), El ban-
quete de los analistas (Paidós, Buenos Aires), Elucidación de Lacan
(EOL-Paidós), El deseo de Lacan (Atuel-Anáfora, Buenos Aires),
y numerosos artículos en revistas nacionales e internacionales.
LUIS ERNETA
Psicoanalista. Analista Miembro de la Escuela de la Orienta-
ción Lacaniana (EOL). Miembro de la Asociación Mundial de
Psicoanálisis (AMP). Enseñante del Instituto Clínico de Bue-
nos Aires (ICBA). Autor de numerosos trabajos clínicos y teó-
ricos publicados en revistas nacionales e internacionales.
ALEXANDRE STEVENS
Psicoanalista. Analista Miembro de la Escuela de la Causa
Freudiana (ECF). Miembro de la Asociación MU11dial de Psi-
coanálisis (AMP). Psiquiatra. Enseñante de la Sección Clínica
de Bruselas. Autor de numerosos trabajos clínicos y teóricos
publicados en diversas revistas y libros de psicoanálisis (La
Lettre Me11suelle, Mental, Lazos, Más Uno, Freudiana, Clínica di-
ferencial de la psicosis, La envoltura formal del síntoma, y otros.)
9
Los autores
GERMÁN GARCÍA
Psicoanalista. Analista Miembro de la Escuela de la Orienta-
ción Lacaniana (EOL). Miembro de la Asociación Mundial de
Psicoanálisis (AMP). Dirección de Enseñanza de la Funda-
ción Descartes. Miembro del Consejo del Instituto Osear Ma-
sotta. Ha publicado, entre otros, Parte de la fuga (Ediciones de
la Flor, novela), Macedonio Fcrná11dez, la escritura en objeto
(Adriana Hidalgo Editora, ensayo) y D'Escolar (Atuel-Anáfo-
ra, ensayo sobre psicoanálisis).
CÉLIO GARCÍA
Psicoanalista. Analista Miembro de la Escuela Brasileña de
Psicoanálisis (EBP). Fue profesor en la Universidad Federal
de Minas Gerais. Doctor por la misma universidad. Ha pu-
blicado entre otros: Psicmzálise, Política, Lógica (Ed. Escuta,
San Pablo, segunda edición, 1995), Inco111pletude e tematiza-
~oes do real (Editora Tahl, Belo Horizonte, 1990), Clínica do
Social (Editora da UFMG, 1997, 3ª edición, 2000), A Psicaná-
lise escuta a educa~fío (E. M. Teixeira Lopes, Autentica, Belo
Horizonte, 1998), y como organizador Política: partido, repre-
senta~fío e sufragio (Editora Projeto, Belo Horizonte, 1995).
10
Los autores
PARVEEN ADAMS
Psicoanalista. Ha estado a cargo del programa de posgrado
de los Psychoanalytic Studies en la Universidad de Brunel
(Reíno Unido). Co-fundadora y co-editora de la revista (femi-
nista y predominantemente psicoanalítica) m!f (1978-1986).
Ha publicado Tlze emptiness of tite image. Psyclzoanalysis and se-
xual difference (Routledge, Londres, 1996) y una colección de
ensayos sobre la sublimación y el sinthome.
JESÚS SANTIAGO
Psicoanalista. Miembro de la Escuela Brasileila de Psicoaná-
lisis (EBP) y su actual presidente. Doctor en Psicoanálisis de
la Universidad de París VIII. Profesor adjunto del programa
de posgrado de la Universidad Federal de Minas Gerais, in-
vestigador de "Estudios Psicoanalíticos". Director clínico del
Centro Mineiro de Toxicomanía (órgano de referencia para el
tratamiento de pacientes toxicómanos). Ha publicado artícu-
los en revistas especializadas y el libro A droga do toxic8111ano.
Uma parccria cínica na era da ciencia (colección del Campo
Freudiano de Brasil).
11
Al comentar la famosa escena final de Una Eva y dos Ada-
nes ,1 Billy Wilder recuerda que "Habíamos llegado hasta la
frase en que Lemmon se quita la peluca y grita: '¡Pero soy un
hombre!' Y pensamos durante horas en la última respuesta
de Osgood [ ... ]Finalmente a Diamond se le ocurrió 'Nobody
is perfect' (Nadie es perfecto). Era el final de un chiste muy
popular entonces sobre un matrimonio que se pelea. La mu-
jer le dice al marido: 'Eres un perfecto idiota' y el hombre le
contesta: 'Nadie es perfecto'".
Jacques-Alain Miller encuentra que el malentendido entre
los sexos fundamenta la eficacia de esa réplica. Billy Wilder
estaría de acuerdo, si se tiene en cuenta que gustaba de para-
frasear así a Wittgenstein: "De lo que es imposible hablar,
mejor reír". De este modo, "perversión generalizada" es otro
nombre de ese imposible que trata el psicoanálisis. Doble cu-
riosidad: por un lado, los analistas connacionales de Wilder
(en contra de las posiciones de Freud) se dedicaron a "psico-
patologizar" la perversión, digamos, "en particular" (aquella
que es estructura clínica) impidiéndole su entrada en el psi-
coanálisis; por otro lado, esa perversión acude al diván con
reticencia, como se deja sentado con frecuencia en estas pá-
ginas.
Los psicoanalistas que aquí escriben (Jacques-Alain Mi-
lle1~ Germán García, Alexandre Stevens, Luis Erneta, Lucía
13
facques-A/ain Miller
GRACIELA MUSACHI
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1. FUNDAMENTOS
Jacques-Alain Miller
15
facq11es-Alai11 Millcr
16
F1mda111rntus de la peruersión
17
facques-Alain lv!illcr
18
F1mda111e11tos de la pen1ersió11
19
facq11es-Al11í11 Miller
20
F1111dame11tas de la perversión
21
facqucs-Alain Millcr
22
Fu11d11me11tos de la perversión
23
]acques-Alain lVIi/lcr
2. Miller se refiere a U/la Eva y dos Adanes o Con Jaldas y a lo loco. [N. de la
T.]
24
F1111dame11tos de la pervcrsió11
25
Jacqucs-Alai11 Miller
26
F111Zdame11tos de la perucrsióll
27
Jacq11cs-Alai11 Millcr
28
F1111da111e11tos de la pcrncrsió11
29
facq11es-Alai11 Miller
30
Fu11da111e11tos de la perversión
31
facques-Alain Millcr
32
Fw1da111e11tos de la peruersió11
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Jacques-Alain Miller
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Fundamentos de la perversión
35
]acqllcs-Al11i11 Millcr
36
Fu11da111e11/os de la pemersió11
37
Jacques-Alai11 Millcr
38
2. SUTILEZAS
Luis Emeta
39
Luis Emeta
40
Sutilems del fetichismo
3. Freud, S.: T)·cs ensayos para una teoría sexual, en Obras Co111plctas, pág. 140,
t. VII.
41
Luis Emcta
4. Freud, S.: "Conferencia 35: 'En tomo de una cosmovisión'", Nuevas co11-
fercncias de i11trod11cción 11l psicon111ílisis, en Obras Completas, págs. 166-167, t. VII.
5. Freud, S.: El malestar en la cultura, Obras Completas, Buenos Aires,
Amorrortu, pág. 111, t. XXI.
6. Ídem, pág. 165.
42
Sutilezas del feticlzismo
43
Luis Emcta
10. Lacan J.: "La ciencia y la verdad", en Escritos 2, México, Siglo XXI,
pág. 848.
11. Lacan, J.: El objeto del psicoanálisis, Barcelona, Cuadernos Anagrama,
1970.
12. Marx, Karl: El Capital, Buenos Aires, Cartago, pág. 86, t. I.
44
Sutilezas del fetichismo
45
Luis Eme/a
46
Sutilezas del fetic11is11w
1920, en Tres ensayos ... , Binet es convocado una vez más, aho-
ra para refutarlo. "En la elección del fetiche se manifiesta -Bi-
net (1888) fue el primero en manifestarlo y luego se docu-
mentó abundantemente- la influencia persistente de una
impresión sexual recibida casi siempre en la primera infan-
cia." Pero en la nota mencionada observa que esas impresio-
nes son situadas luego de los 5 o 6 años; "el psicoanálisis nos
hace dudar de que unas fijaciones patológicas puedan ser
neoformaciones tan tardías. He aquí el verdadero estado de
cosas: tras el primer recuerdo de la emergencia del fetiche
hay una fase sepultada y olvidada del desarrollo sexual que
es subrogada por el fetiche como si fuera un 'recuerdo encu-
bridor' cuyo resto y decantación son entonces el fetiche". 17
En Tres ensayos ... , Freud sienta las bases casi definitivas de
la concepción del fetiche, puesto que planteada la tesis del
complejo de castración y la envidia del pene, el fetiche es sus-
tituto del falo faltante en la mujer, y antes en el Otro mater-
no. Lo que merece destacarse en la cita anterior son dos pun-
tos: (1) al tratar al fetiche como recuerdo encubridor, surge
ese efecto de pantalla o de velo, al que Lacan da tanto peso
en el Seminario 4; (2) el fetiche como resto de esa fase olvida-
da pone en evidencia, retroactivamente, el plus de goce como
resto pulsional que puede dar cierta razón a la elección de
objetos inertes que parecen animarse de una vitalidad que
como valores de uso no tienen, y que no es ajeno al efecto de
extrañeza que suscita esa práctica. Este pasaje, esta transfor-
mación del objeto inerte a plus de goce, tiene cierta homolo-
gía con la curiosa mutación del objeto, de valor de uso a mer-
cancía, cuya estructura comentamos en Marx.
En cierto sentido Alfred Binet aparece como relevo en la
introducción del fetiche, térrnino por cierto arcaico de la len-
gua, en el campo de la sexualidad humana. Nacido en Niza
el 8 de julio de 1857, es contemporáneo de Freud. Comenzó
estudiando Derecho, pero abandonó las leyes y se dedicó, a
partir de 1878, a estudios médico-psicológicos en la Salpe-
17. Freud, S.: Tres ensayos para una teoría sexual, ob. cit., pág. 140.
47
Luis Ernc/11
48
Sutilezas del feticliis1110
49
Luis Emcta
50
Sutilezas del fetíchísmo
51
Luis Emcta
27. Lacan, J.: "De una cuestión preliminar... ", ob. cit., pág. 535.
28. Freud, S.: "La escisión del yo en el proceso defensivo", en Obras
Completas, Buenos Aires, Santiago Rueda, pág. 65, t. XXI.
29. Miller, J.-A.: Curso 2000/2001 (inédito).
52
Sutilezas del felicllis1110
53
Luis Emela
6. Estilos actuales
54
Sutilezas del fetichismo
55
Luis Emcta
56
Sutilezas del fctic/1is1110
32. Lacan, J.: "Obertura de esta recopilación", en Escritos 1, ob. cit., pág. 3.
57
UNA CARTA DE SADE
Alcxandre Stevcns
l. Lacan, J.: Escritos 2, México, Siglo XXI, 1985, págs. 744 -770.
2. Ídem, págs. 747-748.
59
Alcxa11drc Stcuc11s
3. Lcttre de caclzct: carta cerrada con el sello real que exigía el encarcela-
miento en el destierro de una persona. [N. de la T.]
4. Donatien de Sade, cartas publicadas por Gilbert Lely con el título:
L'Aigle, Mndc1110isc/le, París, Ediciones G. Artigues, 1949, pág. 120.
60
Una carla de Sade
61
Alexandrc Stevcns
62
U11n carta de Sade
63
Alexandre Stcvrns
64
4. CUANDO LACAN ELOGIÓ
DELEUZE
Germán García
65
Gcr111tí11 García
66
Cuando Lacan elogió a Dc/euze
67
Gcmuí11 García
68
C11a11do Larn11 elogió a Dcleuze
69
Gemuí11 García
70
Cuando Lacnn elogió a Dc/cuzc
lagos que saben integrar en su obra toda una concepción del hom-
bre, de la cultura y de la naturaleza; como artistas destacados, han
sabido crear nuevos modos de sentir y de pensar todo un lenguaje
nuevo.
71
Ger1111Í11 García
73
Gcr111á11 García
74
Cuando Lacan elogió a Ocleuze
75
Gcr111á 11 García
Como dice Lacan, la ley y el deseo reprimido son la misma cosa. Pe-
ro la ley no podría, sin contradecirse, determinar su objeto o defi-
nirse por su contenido, sin liberar la represión sobre L:i que se b:isa.
El objeto de la ley y el objeto del deseo es el mismo, y permanece
oculto. Cuando Freud dice que el objeto nos remite a la madre, y el
deseo y la ley al padre, no pretende solamente establecer un deter-
minado contenido de la ley, sino casi lo contrario, mostrar cómo la
ley, en virtud de su origen edípico, tiene que ocultar necesariamen-
te su contenido, para servir como pura forma nacida de una doble
renuncia al objeto y al sujeto (madre y padre).
76
Cuando Lacan elogió a Dclcu:c
Conclusiones apresuradas
77
Gcrnuín García
78
5. DON fUAN
YEL
Perversidades del donjuanis1no -'--ª""---''-'~L.__,_._
Lucía D'Angelo
79
Lucía O'A11gcla
so
El Don Juan de Mo=art y el de Moliere
81
LucÍll D'A11gclo
82
El Don Juan de Mazar! y el de Moliere
83
Lucía D'A11gclo
15. Rousset, J.: Le 111yt/zc de 0011 ]wm, París, Armand Colín, 1976,
84
El Don Juan de Mo::arl y el de Moliere
85
Lucía D'A11gclo
86
El Don Juan de Mozart y el de Moliere
87
Lucía O'A11gelo
SS
El Don Juan de Mo:art y el de Moliere
20. Lacan, J.: El Sc111i11ario. Libro 20, ob. cit., pcig. 18.
21. Moliere: 0011 Juan, ob. cit.
89
Lucía D'Angclo
90
El Don Juan de Moz11rt y el de Moliere
91
Lucia D'Angdo
25. JJcqut.:s, B.: "La 21\'entura te,1tral de Brigitte Jacques", Colofcí11, n" 16,
Boletín de la F!B del Campo Frt>udiano, Judith Miller (dir.), JV[adrid, 1997.
CJ2
El Don Juan de Mo:11rt y el de Moliere
93
Lucía D'Angdo
94
El Don Juan de Mozart y el de Moliere
27. Lacan, J.: "La angustia" (1962-63) (inédito), clase del 20 de marzo
ele 1963.
28. Ídem.
95
Lucía O'A11gclo
Don Juan les asegura que hay u11 lzolllbre que iw se pierde. Hay
otros fantasmas de las nmjeres, por supuesto.
El apego homosexual de Don Juan en sus estrategias y de-
rivas con el Otro sexo es jugar con el otro al juego de quie11
pierde gana. Se gana en la medida que se pierde.
Y como nos recuerda Lacan en su comentario sobre el do11-
jum1ismo masculino, la presencia fantasmática del falo del
otro hombre en el fondo es un objeto cotidiano de nuestra ex-
periencia analítica.
De esta forma, Don Juan, en su fantasma, siempre está
más aquí o más allá del deseo.
Es un héroe del deseo para Kierkegaard, para Bataille, pa-
ra Blanchot, porque nacido en el escenario del teah"o nzolieres-
co y aun muriendo en escena, Don Juan encuenh·a en la diná-
mica de su deseo su escenario fantasmático y su grandiosidad
tragicómica, pues reivindica y afirm~a la libertad de un deseo
puro, de un objeto absoluto, de una pum image11 ferne1li1w, que lo
lleva a su destino trágico.
Pero al Don Juan de Moliere, para liberarse del deseo de
Otro y de las leyes prescritas, en particular ia Ley del Padre,
necesita estar en falta con la ley y transgredir los límites im-
partidos. Don Juan 1w cede fre11te a su deseo y se sostiene de una
voluntad de goce, goce de la transgresión que le hace saber ga-
nar cuando pierde y que se pierde borrándose él mismo
cuando gana. Tanto el Do11 Juan de Tirso como el de Moliere,
respetan el carácter del personaje barroco, más preocupado
en alcanzar y dejarse abatir por la voluntad del propio goce
que por la pretensión del personaje romántico por hacer go-
zar a las mujeres.
Por el contrario, existe un verdadero combate, una guerra,
entre Don Juan y las mujeres. En la pieza de Moliere el seduc-
tor se compara a Alejandro y usa todo tipo de metáforas gue-
rreras, más allá de la espada. Pero el goce del Otro es la cruel
respuesta del desafío del sujeto que creía hacer de las pala-
bras y de las mujeres un festín y tal es la respuesta del signi-
ficante más allá de todas las significaciones: "Crees actuar
cuando yo te agito al capricho de los lazos con que anudo tus de-
96
El Don Juan de Mozart y el de Moliere
29. Lacan, J.: "El Seminario sobre la carta robada", en Escritos 2, ob. cit.
30. Lacan, J.: Escritos 2, ob. cit., pág. 661.
97
Lucio O'A11gclo
98
El Don Juan de Mozart y el de Moliere
33. Miller, J.A.: "Des semblants dans la relation entre les sexes", Ln
Cause frcudicllne, Revue de psyclumnlyse de l'ECF, París, nº 36, mayo de 1997,
pág. 7.
99
Lucía D'A11gclo
100
El Don Juan de Mazart y el de Moliere
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6. PERVERSIDAD Y PERVERSIÓN
Célio Ca reía
l. Introducción
103
Cé/io García
2. Freud, S.: Tres ensayos sobre w111 teoría sexual, A.E., t. VII. Edición con-
sultada: Trois essais sur la tlzéorie de la scx1111/ité, París, Gallimard.
3. Lacan, J.: El SC111i11ario. Libro 1. Los escritos téwicos de Frc11d (1958-1954),
Barcelona, Paidós, 1981, págs. 239-2-11 y 2-16-2-17.
10-1
Perversidad y perversión
Verdriingung (represión)
Verleugmmg (denegación)
Venue1fw1g (forclusión)
Vemeimmg (negación)
La pulsión
105
Célio García
106
Perversidad y perversión
to está al servicio del goce del Otro. Razón por la cual rara-
mente el perverso busca análisis; por eso muchos analistas
creían que el tratamiento psicoanalítico no era apropiado pa-
ra pacientes perversos. El perverso, decían ellos, es incapaz
de situarse en la posición de alguien que no sabe" y al mis-
11
107
Célío García
108
Perversidad y pcrvcrsióll
$ a
Tenemos
109
Célio Gorda
El placer
mismo.
Elevar el deseo al placer ya no era suficiente; el placer
puede aparecer bajo una faz de comprornjso, marca de una
disminución del deseo. Freud rn~antuvo la referencia al prin-
110
Perversidad y perversión
111
Célio García
112
Peruersidad y pcrversió11
113
Célio García
11
Después de mencionar a Pascal en su Sobre el espíritu
geométrico", avanza su tesis de que para los clásicos las re-
glas del principio del placer obedecen a leyes; siendo estas le-
yes determinantes, estamos en condiciones de identificarlas,
enunciarlas, hacer con ellas experimentaciones en una pieza
teatral. Las personas van al teatro para experimentar placer,
y efectivamente lo encuentran. Las reglas teatrales no van
contra el placer, pero son indispensables.
Contemporáneos del sujeto de la ciencia, para ellos el al-
ma no será un abismo ni un misterio. La mecánica de las pa-
siones, para emplear un término cartesiano, obedece a leyes
que normalmente pueden ser enunciadas. El arte del drama-
turgo será encontrar el medio gracias al cual el espectador
va a experimentar este placer lo más posible. Es la tesis de
Freud, así como de Lacan.
Sea principio del placer, sea catarsis, ambos serán encon-
trados en cuanto teatro haya. La problemática reciente que
discute si el teatro debe o no dar placer no tiene el menor sen-
tido a los ojos de los clásicos, de Freud o de Lacan. Hacer que
el espectador reflexione, suscitar y sostener ia crítica social,
viene a ser una herejía total, sólo sirve para aborrecer al es-
pectador.
10. Badiou, A.: "Lo que piensa el teatro", en Co11fere11cias de A/nin B11dio11
1w Brasil, Organizai;ao Célio García, Belo Horizonte, Ed. Autentica, 1999.
[Ed. cast.: Ala in Badiou, Reflexio11es sobre nuestro tiempo, Buenos Aires, Edi-
ciones Del Cifrado, 2000.]
114
Perversidad y perversión
115
Célio García
11. Lacan, J.: "Le Séminaire. Livre XIX", 1972, 3 de febrero (inédito).
116
Perversidad y peruersió11
12. Milne1~ J.-C.: Le triple du plaísir, París, Éditions Verdier, 1997. [Ed.
cast.: Lo triple del placer, Buenos Aires, Ediciones Del Cifrado, 1999.]
117
Célio Garcit1
llS
Pcrucrsidad y perversión
14. Crews, F.: Tlzc mcnzory war. Freud's legacy in dispute, Nueva York, Re-
view of Books, 1995.
119
Célio García
120
Perversidad y pen1crsió11
121
Célio García
bien qui n'est pas causé par un pelit a" (citado por Philippe
Foresten la revista INFINI.)
Ya no es posible hablar del niño manteniéndome al mar-
gen del sistema que creó la infancia actual, en las ciudades,
medianas y grandes. Al definir la infancia, el sistema psico-
lógico, político, la compartimentó manteniéndola en un esta-
do de sopor.
La calle es concebida muchas veces corno el lugar de la
muerte, ¡lo sé! Eso se da porque la policía no deja a los niños
en paz; los nif1os tienen que estar atentos, la policía, la violen-
cia, llegan en cualquier momento.
No tengo nada que decir respecto a cóm~o y dónde se de-
ben equipar los colegas que trabajan con los chicos de la ca-
lle. Creo que la psicología es un equipamiento. No vale la pe-
na decir simplemente que la psicología es equivalente a la
policía. La psicología coloca a disposición del educador, de
la asistente social y del personal técnico, un cierto núrnero
de técnicas de abordaje. Esas técnicas sirven para que la per-
sona no vaya con "el pecho abierto" de modo de no quedar
excesivamente ligadas a los chicos ni que pretendan respon-
der con promesas que nunca serán cumplidas. A eso llamo
equipamiento. La población en general no tiene a su disposi-
ción lo que denomino equipamiento, utilizado por el técnico
psicólogo, psiquiatra o asistente social. Es un equipamiento
de protección, necesario.
Luego del "reino del padre", luego del "período de indul-
gencia", cuando Summerhill nos decía que demos libertad a
los niúos, la etapa actual, con el "declinamiento de la función
paterna", lleva al adulto a gozar del niüo, incluso gracias y a
través del amor hacia él, volviéndose éste objeto de goce. El
padre autoritario era capaz de imponer el silencio, verdade-
ra omertá vigorizada entre los adultos, y el criinen fundamen-
tal era el parricidio. Hoy, el niüo "nicho" (vocabulario de los
publicistas) es cobijado por su capacidad en términos de
mercado.
11
En la propaganda de Nestlé, se dice: En Nestlé, el presi-
dente es el bebé". Disneylandia sería el país, el monumento
122
Perversidad y perucrsióll
123
Célio García
12.4
Perversidad y perversión
18. Recordemos un eslogan que cubría los muros de París, "JI est intcr-
dit d'i11tcrdirc".
19."ll m'est arrivé plusieurs fois que certains gosses ouvrent ma bra-
guette et commencent a me chatouiller. Je réagissais de maniere différente
selon les circonstances, mais leur désir me posait un probleme ... .S'ils insis-
taient, je les caressais quand meme".
En una carta enviada a los diarios, el diputado del Partido Verde en el
Parlamento Europeo se explica: "11 s'agissait de transgresser des frontieres
et de briser des interdits. Cela n'a rien a voir avec des abus sexuels".
20. Jounwl Libération, 11 de diciembre de 2000, "Les futurs objets dudé-
sir", Ondine Millo t.
125
Célio García
126
Perversidad y perversión
127
7. DE LA SERVIDUMBRE FEMENINA*
Pnrveen Adnms
129
Pa rvccll Ada ms
130
De la servidumbre feme11i11a
131
Parvcc11 Ada111s
132
De la scruidumbre fclllc11i11a
133
Paruce11 Adams
134
De la scn;idumbre femc11i11a
135
Parvcrn Adams
136
De la servidumbre fc111c11i11a
137
Pan1ec11 Ada111s
138
De la scruid11111bre fe111c11i11a
139
P11rucc11 Ad11111,;
1-10
De la scruidumbrc Je111eni1111
Bibliografía
York, Schocken.
McDougall, J. (1980): A Plea far a Measure of Abnormality, Nue-
va York, International Universities Press.
141
Parvee11 Adams
Mairnoni, O. (1964): "Je sais bien ... mais quand meme: 'la ero-
""''"'º"', Les Temps Modenzes, voL 212, págs. 1262-86. [Ed.
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lo imaginario, Buenos Aires, Amorrortu, 1973.]
Millot, C. (1990): "The Feminine Superego", trad. B. Brewster,
en P. Adams y E. Cowie (comps.), Tlzc Wommz in Question,
Bastan, MIT Press.
Riviere, J. (1929): "Womanliness as a Masquerade", Tlze Inter-
national Journal of Psyclzo-Analysis, vol. 10; reinlpr. en V.
Burgin, J. Donald y C. Kaplan (comps.), For111atío11s of Fan-
tasy, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1986.
Safouan, M. (1990): "Is the Oedipus Complex Universal?",
(trad. B. Brewster), en P. Adams y E. Cowie (comps.), Tlze
Woman in qucstíon, Bastan, MIT Press; trad. del capítulo 8
de Études sur l'Ocdipe, París, Seuil, 1974.
142
8. TOXICÓMANO ESUN
Jesús Santiago
143
fes/Ís Santiago
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El loxicúmano 110 es 1111 perverso
4. Grosskutth, Ph.: Melanie Klei11, son 111omle et so11 oeuvre, París, PUF,
1990, pág. 258. [Ed. cast.: Mela11ie Klci11, su vida y su obra, Barcelona, Paidós,
1990.] Esa biógrafa de Melanie Klein afirma que, en el inicio, de modo ge-
neral, Glover está de acuerdo con las teorías que, hasta entonces, habían he-
cho del analista un personaje controvertido en el movimiento psicoanalíti-
co. Entonces comparte con ella las siguientes ideas: la angustia proviene de
la agresividad; la frush·ación oral despierta un conocimiento inconsciente
de aquello que los padres sienten como placer mutuo; y, en el joven y la jo-
ven, las pulsiones de odio llevan a la formación de la situación edípica y del
superyó. Esas fases pueden constituir puntos de fijación de las psicosis. El
desarrollo del nifio depende del éxito de la libido en su lucha conh·a las pul-
siones destructivas. Siendo así, al menos en un primer momento, las reser-
vas de Glover respecto de la teoría kleiniana son negligentes.
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Jesús Santiago
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El toxicó11111110 110 es un perverso
puesta posible, Glover puede ser considerado como uno de los autores que
contribuirían, de manera decisiva, a esa área de estudios para las tesis de
los estados limítrofes. (Sobre la historia de la relación entre toxicomanía y
estados limíh·ofes, véanse los textos siguientes: Bergeret, J., La dépressio11 et
les états-limites et toxico1111mic, París, Payot, 1975; Ferbos, C. y Magoudi, A.,
États-limites et toxico1111mie, Approche psyclwanalytique du toxicoma11e, París,
PUF, 1986, págs. 121-154.)
7. Glover, en Selected papers 011 psyclwmwlysis, pág. 202.
8. Klein, M.: La psychrmalyse des enfants, París, PUF, 1986, págs. 271 [Ed.
cast.: El psicoanálisis de 11i11os, 0.C., t. 2, Barcelona, Paidós, 1994.]. Hay ver-
sión castellana. Teniendo en vista al fumador, la autora escribe: "Símbolo al
mismo tiempo del pene paterno 'malo' y 'bueno', el cigarrillo debería o des-
truir o reparar su interior y los malos objetos interiorizados". Ella misma
explicita, no obstante, su idea sobre la toxicomanía en una breve nota al pie,
que se origina en una sugerencia de su hija, directamente relacionada con
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El toxicá111a110 110 es 1111 perverso
10. Ídem, pág. 196. El autor observa que esa serie de situaciones edípi-
cas no debe ser comprendida como modelo de una serie "consecutiva", si-
no de una formación en "cluster", esto es, en grupos.
11. Ídem, págs. 201-202. El autor informa que no hay grandes objeciones
en la propuesta de Simrnel de ubicar la toxicomanía entre la neurosis obse-
siva y la melancolía, a no ser, naturalmente, la negligencia de la inyección
del factor paranoico.
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Jesús Sa11/iago
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El toxicó111a110 110 es un pcnicrso
15. Lacan, J.: "O serninário, livro VI, O desejo e sua interpreta<;ao" (1958-
1959), 13 de mayo de 1959 (inédito).
16. Ídem.
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El toxicó111a110 110 es un perverso
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Jesús Snntitwo
"'
el acto toxicómano se sitúa al lado de lo que caracteriza el ac-
to perverso c1ue, a su vez, mantiene su origen y su implica-
ción en el circuito fantasmático del sujeto. En com.pensación,
si se inmiscuye en el acto de drogarse, el goce se presenta fue-
ra de ese uso particular de la fantasía. En ese caso, las vías
tortuosas y complejas de la fantasía no son trilladas. 22
Oponiéndose a la complejidad peculiar del uso perverso
de la fantasía, el aspecto iterativo de las conductas rituales
de los toxicómanos toca la monotonía. El hilo argumentati-
vo, hasta este punto, me lleva a considerar el uso de ladro-
ga en el registro de una solución que se configura en función
de un cortocircuito operado en el goce fálico. En esa prisión
ce liba ta ria del toxicómano en una satisfacción ruinosa, no se
trata de una formación de compromiso sino de una forma-
ción de ruptura con el goce fálico. El aspecto crucial de la di-
rnensión del acto se explica por el factor de ruptura que, en
ese caso, no emerge en función de una formación del incons-
ciente -corno es el caso del lado metafórico del síntoma-, si-
n0 del hecho de que el sujeto, en su acto, hace una apuesta
sin el Otro.
En otras palabras, el sujeto lo concreta, desconociendo en-
teramente que, cuando se hace pisoteando la función del de-
seo, el acto no sólo apunta al campo del Otro sino que se ins-
cribe en él, que, por el contrario, en ese instante, se muestra
dividido, tachado. La especificidad clínica del acto toxicóma-
no se sitúa en la imposibilidad de la renuncia a una fonna de
satisfacción com.pulsiva, que insiste en ser directa e inmedia-
ta. Es por eso mismo que ese fenómeno clínico exhibe una
verdadera proliferación de las diversas formas del acto: pasa-
je al acto, acti11g-out, y allí incluso, comprendida la fantasía
que, según ciertas concepciones, desempeúa, al contrario de
lo que he propuesto a lo largo de este trabajo, un papel fun-
damental. A despecho de mi concordancia con la presencia
maciza del acto en la toxicomanía, pongo en cuestión la per-
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9. UN GOCE RENOVADO:
Mario Elkin Rnmírez
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Mario Elkin R11111írez
ria -entre los años 3000 y 2500 a.C.-, al rnism.o tiempo que na-
ce el Estado, corno rnecanisrno de su evitación. La guerra se
evadía, igualmente, cuando frente a una amenaza exterior, se
generaba la fraternidad entre los ciudadanos para segregar al
extranjero. De este modo, temporalmente se podían disolver
los conflictos internos, para unirse contra el enemigo y cons-
truir fortificaciones en piedra, o hacer expediciones. Fraterni-
dad y segregación, en directa proporcionalidad, es una ecua-
ción a la que Lacan dio una explicación psicoanalítica. La
identificación que logra el narcisismo de la masa y su solida-
ridad se hace a costa de la discriminación de otro, general-
mente imaginado con rasgos espantables.
Si bien la práctica de la cacería había perfeccionado las ar-
mas, una nueva tecnología emerge en su elaboración cuando
se trata de enfrentar a otros hombres y no solamente a anima-
les. Se trata de armas para la guerra corno el casco, el escudo,
las espadas, además del perfeccionamiento de las lanzas, pu-
ñales, arcos y flechas. Estas nuevas armas datan igualrnente
de la época de la construcción de las murallas de los templos
en las pequeñas ciudades de Sumeria.
Es muy interesante el ejercicio de deducir los procesos idea-
tivos de los hombres de entonces, que crean esta tecnología ar-
m.arnentista ya no pensando en un ser disímil, corno el animal
no totémico, sino cuando se trata de enfrentar a sus sernejan-
tes. Lo imaginario reina en el desarrollo de esta nueva técnica
de construcción de armas, e igualmente, en el surgiiniento del
arte de la guerra, donde no basta el uso del arrn.amento, sino
que además comienza el despliegue de una invención de t{1c-
ticas y estrategias para hacer m21s eficaz su utilización.
Todo esto se extiende en un campo eminentemente inrngi-
nario, pues el guerrero deduce del conocimiento de sus pro-
pios puntos débiles, la flaqueza de su contrincante. Es un co-
nocimiento que luego hace escuela, por ejemplo la de Sun
Tzu, quien escribe El arte de la guerrn,3 hacia los siglos III o IV
3. Sun Tzu: El arte de la guerra, Madrid, Ed. Fw1dm11entos, 1994. Véanse
el capítulo I, versículo 17, 22-24, el capítulo III, versículos 31-33, el capítulo
VII, versículos 20-21, 23, y el capítulo VIII, versículos 17-23.
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U11 goce re11opado: la guerra
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Mario Elki11 Ra111írcz
[... ]si es temerario, puede perder la vida[ ... ] si es cobarde, será cap-
turado[ ... ] si es iracundo, puede ser ridiculizado[ ... ] si tiene un sen-
tido del honor demasiado susceptible, se le puede calumniar [... ] si
lit:ne un espíritu se le puede atornwntar [ ... ]Estos cinco
rasgos son graves defectos en un general y en las operaciones mili-
tares, son catastróficos.
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10. Grosrichard, A.: La estructura del haréll, la ficció!l del despotismo asiáti-
co e!l el Orie¡¡te clásico, Barcelona, Petrel, 1980.
11. Citado por Joxe, A., ob. cit., pág. 20.
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20. Al respecto puede verse la reseüa que hizo Guy Briole -en Cause
Frcudie11¡¡e, Revue de Psychanalyse, nº 24, 1993, págs. 143-144- de un texto
de Kurt R. Eissler: Frrnd sur le fro11t des ¡¡évroscs de gitcrre, París, Presse Uni-
versitaire de France, 1992.
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Mario Elki11 Ra111írcz
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Títulos publicados
LO QUE NO SE SABE EN LA
CLÍNICA PSICOANALÍTICA
AA.VV.
LA LÓGICA DE LA CURA
AA.VV.
¿QUÉ PSICOANÁLISIS?
Colette Soler
TRANSFERENCIA E INTERPRETACIÓN
AA.VV.
SEXUALIDAD FEMENINA
AA.VV.
IMÁGENES Y MIRADAS
AA.VV.
LA INTERPRETACIÓN
EN LOS CASOS DEL PSICOANÁLISIS
AA.VV.
LA PALABRA
AA.VV.
181
EL TIEMPO DE INTERPRETAR
AA.VV.
REALIDADES Y ARTIFICIOS
AA.VV.
ELUCIDACIÓN DE LACAN
Jacques-Alain Miller
EL PSICOANALISTA Y SUS SÍNTOMAS
AA.VV.
FÉMINAS
AA.VV.
PERVERSIDADES
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LA VOZ
AA.VV.
182
LÓGICAS INCONSISTENTES
AA.VV.
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ESTILOS
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PASE Y TRANSMISIÓN 3
AA.VV.
LA EXPERIENCIA PSICOANALÍTICA
TESTIMONIOS
ANÍBAL LASERRE
FLORENCIA DASSEN (En preparación)
ENSEÑANZAS
CARTEL G Y H (1996-1998)
183