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EL MISTERIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

LAS PERSONAS DIVINAS EN COMPARACIÓN A LA ESENCIA

Después de haber visto lo absoluto de todas las Personas divinas y lo propio de cada una de
ellas, Santo Tomás estudia a las divinas Personas comparadas con la esencia, en la cuestión 39.

En el artículo primero, Santo Tomás vincula todo lo que se ha estudiado en De Deo uno con
lo que se ha visto hasta ahora en De Deo trino.

Dividimos el tratado de Dios en si mismo en dos partes, las cuales se corresponden con dos
acercamientos o con una doble consideración metódica: (I) Dios absolutamente considerado en
su «ser en» (esse in), en la identidad de la única divinidad, poseída enteramente y en mutua
comunicación y comunión por cada una de las tres personas divinas; y (II) Dios relativamente
considerado en su «ser hacia» (esse ad), en la distinción y oposición de relaciones fundadas en
esa mutua comunicación (processiones).

Ya que no son dos Tratados, sino dos aspectos de un mismo Tratado.

Por estos dos momentos metódicos estamos pasando de un aspecto absoluto a un aspecto
relativo en el mismo misterio de Dios uno y trino, sin que en esta identidad real de lo absoluto y
lo relativo pongamos dos realidades distintas, como si la «deidad» fuera realmente distinta de
«Dios» o -menos aún- superior a «Dios» o como si la «deidad» o «Dios» fueran realmente
distintas o superiores a las personas divinas del Padre, del Hijo y del Espíritu santo.

El nexo de unión está dado por la siguiente afirmación (estudiada en la consideración sobre
las relaciones divinas):

Las relaciones reales son realmente idénticas a la esencia divina, pero se distinguen de ella con
distinción de razón; estas relaciones se distinguen realmente unas de otras, en Dios.

Respondeo dicendum quod considerantibus Hay que decir: Para quienes contemplan la
divinam simplicitatem, quaestio ista in simplicidad divina, esta cuestión no entraña
manifesto habet veritatem. Ostensum est enim dificultad. Pues ya se demostró (q.3 a.3) que
supra quod divina simplicitas hoc requirit, la simplicidad divina requiere que en Dios
quod in Deo sit idem essentia et suppositum; esencia y supuesto sean lo mismo; que en las
quod in substantiis intellectualibus nihil est sustancias intelectuales no es más que la
aliud quam persona. Sed difficultatem videtur persona. La dificultad surge porque la
ingerere quod, multiplicatis personis divinis, multiplicidad de personas divinas conserva la
essentia retinet unitatem. Et quia, ut Boetius unidad de la esencia. Como dice Boecio:
dicit, relatio multiplicat personarum Porque la relación multiplica la trinidad de
trinitatem, posuerunt aliqui hoc modo in personas, algunos sostuvieron que ahí residía
divinis differre essentiam et personam, quo et la diferencia entre esencia y persona,
relationes dicebant esse assistentes, estimando que las relaciones eran
considerantes in relationibus solum quod ad tangenciales, viendo en ellas sólo lo que dice
alterum sunt, et non quod res sunt. Sed, sicut referencia a otro, pero no lo que son
supra ostensum est, sicut relationes in rebus realmente. Pero, como se demostró
creatis accidentaliter insunt, ita in Deo sunt anteriormente (q.28 a.2), así como en las cosas
ipsa essentia divina. Ex quo sequitur quod in creadas las relaciones son accidentales, en
Deo non sit aliud essentia quam persona Dios son la misma esencia divina. De esto se
secundum rem; et tamen quod personae deduce que en Dios no son distintas realmente
realiter ab invicem distinguantur. Persona la esencia y la persona; y, sin embargo, las
enim, ut dictum est supra, significat personas se distinguen entre sí realmente.
relationem, prout est subsistens in natura Pues la persona, como se dijo (q.29 a.4),
divina. Relatio autem, ad essentiam indica la relación en cuanto que subsiste en la
comparata, non differt re, sed ratione tantum, naturaleza divina. Así, la relación, con
comparata autem ad oppositam relationem, respecto a la esencia, no se distingue
habet, virtute oppositionis, realem realmente, sino que mantiene sólo distinción
distinctionem. Et sic remanet una essentia, et de razón; pero con respecto a la relación
tres personae. opuesta y en virtud de la misma oposición,
mantiene distinción real. Por lo tanto,
permanece una esencia y tres personas.

A partir de esto la Escuela Tomista ha visto en los artículos siguientes, el MODO DE ATRIBUIR
LO ESENCIAL A LAS PERSONAS Y LO PERSONAL A LA ESENCIA (aa. 2-6), Fr. Manuel Cuervo nos dice
sucintamente.1

Una vez establecida la identidad real entre las personas y la esencia, pasa Santo Tomás a
examinar la atribución de lo esencial a las personas y viceversa (aa. 2-6). Es una cuestión
sencilla, para cuya inteligencia basta la simple lectura de los artículos.
Queremos, sin embargo, destacar los principios o normas a las cuales debemos atenernos en
nuestras locuciones respecto de las personas y la esencia, en las que se funda la doctrina de
estos artículos.

1.° Para la exactitud de nuestras locuciones acerca de la Trinidad se ha de atender no sólo a la


cosa significada, sino también al modo de significar de las mismas (aa. 2, 4 y 5).

2.° Nosotros significamos las cosas divinas al modo de las sensibles, de donde parte todo
nuestro conocimiento y por medio de las cuales conocemos y representamos las divinas (a. 2).

3° Los nombres esenciales substantivos significan la forma o cosa a modo de substancia, o


como subsistente. Por ejemplo, el nombre de Dios. En cambia, los adjetivos o participios
significan la forma en el sujeto. Por tanto los substantivos se multiplican según la forma
significada, y los adjetivos y participios, según los sujetos en que existen (a. 3).

4.° Los nombres esenciales concretos, significan la forma en el supuesto o sujeto, y, por lo
tanto, pueden suponer por él. Como en Dios hay tres personas distintas en una sola esencia, la
distinta suposición de estos nombres se ha de conocer por el contexto y determinantes de los
mismos (a. 4).

5.° Por el contrario, los nombres esenciales abstractos no significan la forma en el sujeto, y, por
lo mismo, no suponen por las personas (a. 5). Por no tener en cuenta esta norma dijo el abad
Joaquín que en Dios la esencia engendra la esencia, por lo cual fue condenado en el Concilio IV
de Letrán (Denz. 432).

6.° En Dios las personas se identifican realmente con la esencia y lo abstracto con lo concreto,
pudiéndose, por tanto, predicar aquéllas de la esencia, y los nombres substantivos personales,
de los esenciales (a. 6).

Notemos que aquí también encontramos una serie de reglas que nos permiten tener un
lenguaje adecuado para hablar de Dios, por lo cual esta temática es importante para nuestra
predicación y catequesis. Sigamos por tanto estas indicaciones.

1.° Para la exactitud de nuestras locuciones acerca de la Trinidad se ha de atender no sólo a la cosa
significada, sino también al modo de significar de las mismas (aa. 2, 4 y 5).

2.° Nosotros significamos las cosas divinas al modo de las sensibles, de donde parte todo nuestro
conocimiento y por medio de las cuales conocemos y representamos las divinas (a. 2).

Si se debe decir que las tres personas son de una misma esencia

Respondeo dicendum quod, sicut supra dictum Hay que decir: Como ya se afirmó
est, intellectus noster res divinas nominat, non anteriormente (q.13 a.1 ad.2; a.3), nuestro
secundum modum earum, quia sic eas entendimiento da nombre a las cosas divinas,
1
Santo Tomás, Suma Teológica, BAC, Madrid 1958, Tomo II, pág. 409-410. Introducción de Fr. Manuel Cuervo.
cognoscere non potest; sed secundum modum no tal como son en sí mismas, pues no puede
in rebus creatis inventum. conocerlas, sino tal como las encuentra en las
cosas creadas.
Et similiter, quia in divinis, multiplicatis Así, porque en Dios al multiplicar las personas
personis, non multiplicatur essentia, dicimus no se multiplica la esencia, decimos que una
unam essentiam esse trium personarum; et tres es la esencia de las tres personas; y decimos
personas unius essentiae, ut intelligantur isti también tres personas de una esencia para que
genitivi construi in designatione formae. se entienda que con estos genitivos se está
indicando la forma.

3° Los nombres esenciales substantivos significan la forma a cosa a modo de substancia, o como
subsistente. Por ejemplo, el nombre de Dios. En cambia, los adjetivos o participios significan la
forma en el sujeto. Por tanto los substantivos se multiplican según la forma significada, y los
adjetivos y participios, según los sujetos en que existen (a. 3).

Si los nombres esenciales se dicen en singular de las tres divinas personas

In divinis autem essentia divina significatur En cambio, en Dios, como ya se dijo (a.2), la
per modum formae, ut dictum est quae quidem esencia divina se indica por la forma, la cual,
simplex est et maxime una, ut supra ostensum como quedó demostrado (q.3 a.7; q.11 a.4), es
est. Unde nomina significantia divinam una y simple en grado sumo. Por eso, los
essentiam substantive, singulariter, et non nombres que indican la esencia divina
pluraliter, de tribus personis praedicantur. sustantivamente, se atribuyen a las tres
Haec igitur est ratio quare socratem et personas en singular y no en plural. Así, pues,
Platonem et Ciceronem dicimus tres homines; el por qué decimos que Sócrates, Platón y
Patrem autem et Filium et Spiritum Sanctum Cicerón son tres hombres; y por la que
non dicimus tres deos, sed unum Deum, quia decimos que el Padre, el Hijo y el Espíritu
in tribus suppositis humanae naturae sunt tres Santo no son tres dioses, sino uno solo, radica
humanitates; in tribus autem personis est una en lo siguiente: Porque en los tres supuestos
divina essentia. Ea vero quae significant de la naturaleza humana hay tres
essentiam adiective, praedicantur pluraliter de humanidades, mientras que en las tres
tribus, propter pluralitatem suppositorum. Personas hay una esencia divina. Por otra
Dicimus enim tres existentes vel tres parte, aquellos nombres que indican la esencia
sapientes, aut tres aeternos et increatos et adjetivadamente, se atribuyen a las tres en
immensos, si adiective sumantur. Si vero plural por la pluralidad de supuestos. Pues
substantive sumantur, dicimus unum decimos tres vivientes, o tres sabios, o tres
increatum, immensum et aeternum, ut eternos, increados e inmensos si se toman
Athanasius dicit. adjetivadamente. Pero si estos nombres se
toman sustantivamente, decimos un increado,
inmenso y eterno, como hace Atanasio.

4.° Los nombres esenciales concretos, significan la forma en el supuesto o sujeto, y, por lo tanto,
pueden suponer por él. Como en Dios hay tres personas distintas en una sola esencia, la distinta
suposición de estos nombres se ha de conocer por el contexto y determinantes de los mismos (a. 4).

Si los nombres esenciales concretos se pueden poner en lugar de las personas

Quandoque ergo hoc nomen Deus supponit Por lo tanto, algunas veces la palabra Dios
pro essentia, ut cum dicitur, Deus creat, quia sustituye a la esencia, como cuando se dice
hoc praedicatum competit subiecto ratione Dios crea; porque este predicado le
formae significatae, quae est deitas. corresponde al sujeto en razón de la forma
Quandoque vero supponit personam, vel unam significada, que es la deidad. En cambio, otras
tantum, ut cum dicitur, Deus generat; vel duas, veces sustituye a la persona; bien sólo a una,
ut cum dicitur Deus spirat; vel tres, ut cum como cuando se dice Dios engendra, bien a
dicitur, regi saeculorum immortali, invisibili, dos, como cuando se dice Dios espira, bien a
soli Deo etc., I Tim. I. tres, como cuando se dice: Al Rey de los
siglos, inmortal, invisible, único Dios, etc. (1
Tim 1,17).

5.° Por el contrario, los nombres esenciales abstractos no significan la forma en el sujeto, y, por lo
mismo, no suponen por las personas (a. 5). Por no tener en cuenta esta norma dijo el abad Joaquín
que en Dios la esencia engendra la esencia, por lo cual fue condenado en el Concilio IV de Letrán
(Denz. 432).

Si los nombres esenciales, significados de modo abstracto, pueden ponerse en lugar de las
personas

quia ad veritatem locutionum, non solum Porque para que una expresión sea verdadera,
oportet considerare res significatas, sed etiam no sólo hay que tener presente lo significado,
modum significandi ut dictum est. Licet sino también el modo de significar, como ya
autem, secundum re, sit idem deus quod dijimos (a.4). Pues, aun cuando realmente
deitas, non tamen est idem modus significandi Dios y deidad sean lo mismo, sin embargo, el
utrobique. Nam hoc nomen Deus, quia modo de significarlo no es el mismo. Pues la
significat divinam essentiam ut in habente, ex palabra Dios, por significar la esencia divina
modo suae significationis naturaliter habet en cuanto que está en el sujeto, en su modo de
quod possit supponere pro persona, et sic ea significar exige, por naturaleza, que pueda
quae sunt propria personarum, possunt sustituir a la persona. Por eso, lo que es propio
praedicari de hoc nomine Deus, ut dicatur de las personas, puede decirse de la palabra
quod Deus est genitus vel generans, sicut Dios. Ejemplo: Dios es engendrado o
dictum est. Sed hoc nomen essentia non habet engendra, como dijimos anteriormente (a.4).
ex modo suae significationis quod supponat Pero la palabra esencia, por su mismo modo
pro persona, quia significat essentiam ut de significar, no precisa que sustituya a la
formam abstractam. Et ideo ea quae sunt persona, puesto que significa la esencia como
propria personarum, quibus ab invicem forma abstracta. De este modo, lo que es
distinguuntur, non possunt essentiae attribui, propio de las personas, por lo que las personas
significaretur enim quod esset distinctio in se distinguen entre sí, no puede ser atribuido a
essentia divina, sicut est distinctio in la esencia, pues significaría que en la esencia
suppositis. divina hay distinción como hay distinción en
los supuestos.

6.° En Dios las personas se identifican realmente con la esencia y lo abstracto con lo concreto,
pudiéndose, por tanto, predicar aquéllas de la esencia, y los nombres substantivos personales, de los
esenciales (a. 6).

Si las personas pueden decirse de los términos esenciales

Respondeo dicendum quod, sicut iam dictum Hay que decir: Como dijimos anteriormente
est, licet nomina personalia vel notionalia (a.6 ad 5), aun cuando los nombres personales
adiectiva non possint praedicari de essentia; o los adjetivos nocionales no puedan ser
tamen substantiva possunt, propter realem atribuidos a la esencia, sin embargo, sí pueden
identitatem essentiae et personae. Essentia serlo los sustantivos, debido a la identidad real
autem divina non solum idem est realiter cum entre esencia y persona. Pues la esencia divina
una persona, sed cum tribus. Unde et una no sólo es realmente idéntica a una persona,
persona, et duae, et tres possunt de essentia sino a las tres. Por eso, una persona, dos, tres,
praedicari; ut si dicamus, essentia est pater et puede ser dicho de la esencia. Ejemplo: La
filius et spiritus sanctus. Et quia hoc nomen esencia es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Deus per se habet quod supponat pro essentia, Y porque la palabra Dios, en cuanto tal, puede
ut dictum est, ideo, sicut haec est vera, sustituir a la esencia, como dijimos (a.4 ad 3),
essentia est tres personae, ita haec est vera, del mismo modo, así como la expresión: La
Deus est tres personae. esencia es tres personas, es verdadera, así
también lo es la expresión: Dios es tres
personas.

Una vez explicado cómo los nombres que significan la esencia se dicen de las personas, y
viceversa, pasa Santo Tomas a tratar, en los artículos 7-8, de la apropiación de los nombres
esenciales a las personas. Es cuestión de mucha importancia para entender bien el sentido de las
locuciones acerca de las personas, tanto de la Sagrada Escritura tomo de los Santos Padres, y, en
general, el lenguaje teológico-trinitario,2 nos dice Fr. Manuel Cuervo.

Mons. Ricardo Ferrara, en su libro El misterio de Dios. Correspondencias y paradojas,3 nos


da la siguiente introducción histórica.

Parece que fue Alain de Lille (Summa Quoniam Nomines, 1160) el primero en denominar
appropriationes a las tríadas empleadas por la tradición precedente, tales como potentia-
sapientia-bonitas, y quien estableció los dos modos como pueden «apropiarse» estos nombres a
las tres personas, a saber, por semejanza y por contraste o paradoja. En su comentario a las
Sentencias, santo Tomas hará suya esta concepción prefiriendo la semejanza al contraste «el
principal fundamento de la apropiación es la semejanza con la propiedad (similitudo ad
proprium)» (I Sent d31 q2 al, lm), y subrayando que este fundamento es objetivo (ex parte
ipsius rei) y no sólo subjetivo (ex parte nostra; I Sent d31 ql a2). En ST l q39 a7 despliega su
teoría en dos pasos, de los cuales el primero expone y fundamenta el concepto de apropiación,
mientras que el segundo expone sus dos modos: por semejanza y por contraste.

Señalando a continuación que se entiende por apropiación.

Mientras «propio» es lo exclusivo de una persona divina, «apropiado» es lo esencial y común a


las tres personas divinas, atribuido en particular a una de ellas con la finalidad de conocerla
mejor y en razón de la semejanza que tiene con lo propio de esa persona. En esta definición
cuentan tanto esa finalidad como su fundamento. Su finalidad es un mejor conocimiento de la
persona divina en su distinción, no meras comparaciones que no conducen al conocimiento
distinto de esa persona. En este conocimiento por vía de apropiación, los atributos esenciales
desempeñan el papel de huella o imagen que juegan las perfecciones creaturales en el
conocimiento de la esencia divina.

Como dice Santo Tomás.

Respondeo dicendum quod, ad Hay que decir: Para expresar mejor la fe, fue
manifestationem fidei, conveniens fuit conveniente que los atributos esenciales
essentialia attributa personis appropriari. Licet fueran atribuidos a las personas. Pues, aun
enim trinitas personarum demonstratione cuando no sea posible demostrar la trinidad de
probari non possit, ut supra dictum est, las personas, como dijimos anteriormente
convenit tamen ut per aliqua magis manifesta (q.33 a.1), sin embargo, fue conveniente
declaretur. Essentialia vero attributa sunt nobis darlas a entender mediante cosas para nosotros
magis manifesta secundum rationem, quam más evidentes. Los atributos esenciales nos
propria personarum, quia ex creaturis, ex resultan a nosotros más evidentes
quibus cognitionem accipimus, possumus per racionalmente que las propiedades de las
certitudinem devenire in cognitionem personas. Porque, partiendo de las criaturas,
essentialium attributorum; non autem in de las cuales tomamos nuestros
cognitionem personalium proprietatum, ut conocimientos, podemos elevarnos con
supra dictum est. Sicut igitur similitudine certeza hasta el conocimiento de los atributos
vestigii vel imaginis in creaturis inventa esenciales, no, en cambio, hasta el
utimur ad manifestationem divinarum conocimiento de las propiedades de las
personarum, ita et essentialibus attributis. Et personas, como dijimos anteriormente (q.32
haec manifestatio personarum per essentialia a.1 ad 1). Así, pues, así como nos servimos de
attributa, appropriatio nominatur. Possunt la semejanza del vestigio o de la imagen que
autem manifestari personae divinae per encontramos en las criaturas para dar a
essentialia attributa dupliciter. Uno modo, per entender a las personas divinas, así también
viam similitudinis, sicut ea quae pertinent ad nos servimos de los atributos esenciales. La
intellectum, appropriantur Filio, qui procedit manifestación de las personas por medio de
per modum intellectus ut Verbum. Alio modo, los atributos esenciales es llamada
per modum dissimilitudinis, sicut potentia apropiación. Las personas divinas pueden
appropriatur Patri, ut Augustinus dicit, quia manifestarse por medio de los atributos
apud nos patres solent esse propter senectutem esenciales, de una doble manera c. 1) Una, por
infirmi; ne tale aliquid suspicemur in Deo. semejanza. Es así como lo que pertenece al
2
Santo Tomás, Suma Teológica, BAC, Madrid 1958, Tomo II, pág. 409. Introducción de Fr. Manuel Cuervo.
3
Ricardo Ferrara, El misterio de Dios. Correspondencias y paradojas, Sígueme, Salamanca 2005, pág. 601.
entendimiento se apropia al Hijo, que procede
intelectualmente como Palabra. 2) Otra, por
desemejanza. Es así como el poder se apropia
al Padre, como dice Agustín, porque entre
nosotros, los padres, por la vejez, suelen ser
débiles; pero no pensemos lo mismo de Dios.

Es decir, acota Mons. Ricardo Ferrara:

En las apropiaciones el creyente apela a lo mejor de lo que conoce acerca de Dios. Dado que es
imposible demostrar la Trinidad con la razón, conviene, sin embargo, supuesta la revelación,
aclarar este misterio mediante lo que es más manifiesto para nosotros. Pues bien, los atributos
de la única esencia nos resultan mejor conocidos que las propiedades de las tres personas. A
partir de las creaturas, producidas por la Trinidad única e indivisa en su esencia y en su
operación, comienza inmediatamente nuestro conocimiento de Dios; a través de ellas podemos
llegar a un conocimiento de los atributos divinos esenciales, no a las propiedades personales.
Pero, dado que sigue siendo igualmente verdadero que el Padre crea mediante el Hijo y el
Espíritu santo, imprimiendo un vestigio o una imagen de la Trinidad en las creaturas, es a través
de éstas como podemos llegar a conocerla Trinidad de las personas confusamente y sólo gracias
al vestigio y a la imagen (ST I q32 a7, 1m).

Por eso Santo Tomás nos presenta, en el artículo octavo, la siguiente síntesis sobre las
apropiaciones, siguiendo un cuádruple criterio.

Respondeo dicendum quod intellectus noster, Hay que decir: Nuestro entendimiento, que
qui ex creaturis in Dei cognitionem llega al conocimiento de Dios partiendo de las
manuducitur, oportet quod deum consideret criaturas, es necesario que considere a Dios
secundum modum quem ex creaturis assumit. según el modo que tiene a partir de las
In consideratione autem alicuius creaturae, criaturas. A la hora de estudiar una criatura,
quatuor per ordinem nobis occurrunt. Nam aparecen cuatro elementos en el siguiente
primo, consideratur res ipsa absolute, orden. Primero, se analiza el mismo objeto
inquantum est ens quoddam. Secunda autem absolutamente, en cuanto que es un
consideratio rei est, inquantum est una. Tertia determinado ser. Segundo, se le analiza en
consideratio rei est, secundum quod inest ei cuanto que es uno. Tercero, en cuanto que en
virtus ad operandum et ad causandum. Quarta él hay capacidad para obrar o para causar.
autem consideratio rei est, secundum Cuarto, la relación que tiene con lo causado.
habitudinem quam habet ad causata. Unde Por lo tanto, al tratar lo referente a Dios
haec etiam quadruplex consideratio circa nosotros debemos tener también en cuenta
Deum nobis occurrit. esta cuádruple consideración.

Primero, se analiza el mismo objeto absolutamente, en cuanto que es un determinado ser.

La eternidad

Secundum igitur primam considerationem, 1) Según la primera consideración, es decir,


qua consideratur absolute Deus secundum tratar lo referente a Dios en cuanto a su propio
esse suum, sic sumitur appropriatio Hilarii, ser, encontramos la fórmula de Hilario, según
secundum quam aeternitas appropriatur Patri, la cual la eternidad es apropiada al Padre, la
species Filio, usus Spiritui Sancto. Aeternitas especie al Hijo, el uso al Espíritu Santo (cf.
enim, inquantum significat esse non obi.1). Pues la eternidad, en cuanto que
principiatum, similitudinem habet cum significa ser sin principio, tiene semejanza con
proprio Patris, qui est principium non de el Padre, que es principio sin principio.
principio.

La especie o la belleza

Species autem, sive pulchritudo, habet La especie o la belleza tienen semejanza con
similitudinem cum propriis Filii. Nam ad lo propio del Hijo, pues para la belleza se
pulchritudinem tria requiruntur. Primo requiere lo siguiente: Primero, integridad o
quidem, integritas sive perfectio, quae enim perfección, pues lo inacabado, por ser
diminuta sunt, hoc ipso turpia sunt. Et debita inacabado, es feo. También se requiere la
proportio sive consonantia. Et iterum claritas, debida proporción o armonía. Por último, se
unde quae habent colorem nitidum, pulchra precisa la claridad, de ahí que lo que tiene
esse dicuntur. Quantum igitur ad primum, nitidez de color sea llamado bello. Así, pues,
similitudinem habet cum proprio filii, en cuanto a lo primero, tiene semejanza con lo
inquantum est filius habens in se vere et propio del Hijo, en cuanto que el Hijo tiene en
perfecte naturam Patris. Unde, ad hoc sí mismo, de forma real y perfecta, la
innuendum, Augustinus in sua expositione naturaleza del Padre. Para indicar esto,
dicit, ubi, scilicet in Filio, summa et prima Agustín en su explicación dice: En donde, esto
vita est, etc.. Quantum vero ad secundum, es, en el Hijo, está la suprema y primera vida,
convenit cum proprio Filii, inquantum est etc. Por lo que se refiere a lo segundo,
imago expressa Patris. Unde videmus quod también se adecúa con lo propio del Hijo en
aliqua imago dicitur esse pulchra, si perfecte cuanto que es Imagen expresa del Padre. Por
repraesentat rem, quamvis turpem. Et hoc eso, decimos que alguna imagen es bella si
tetigit Augustinus cum dicit, ubi est tanta representa perfectamente al objeto, aun
convenientia, et prima aequalitas, etc.. cuando sea feo. Y esto es a lo que alude
Quantum vero ad tertium, convenit cum Agustín cuando dice: En donde hay tanta
proprio Filii, inquantum est Verbum, quod conveniencia y la primera igualdad, etc. En
quidem lux est, et splendor intellectus, ut cuanto a lo tercero, se adecúa con lo propio
Damascenus dicit. Et hoc tangit Augustinus del Hijo, en cuanto que es Palabra, que es lo
cum dicit, tanquam verbum perfectum cui non mismo que decir Luz, esplendor del
desit aliquid, et ars quaedam omnipotentis entendimiento, como dice el Damasceno. Esto
Dei, etc.. mismo lo sugiere Agustín cuando dice: Como
palabra perfecta a la que no le falta nada,
especie de arte del Dios omnipotente.

El uso

Usus autem habet similitudinem cum propriis El uso tiene cierta semejanza con lo propio del
Spiritus Sancti, largo modo accipiendo usum, Espíritu Santo, si tomamos la palabra uso en
secundum quod uti comprehendit sub se etiam sentido amplio, pues usar implica disfrutar, ya
frui; prout uti est assumere aliquid in que usar es disponer de algo, según la propia
facultatem voluntatis, et frui est cum gaudio voluntad, y disfrutar es usar con gozo, como
uti, ut Augustinus, X de Trin., dicit. Usus ergo dice Agustín en X De Trin. Por lo tanto, el uso
quo pater et filius se invicem fruuntur, por el que el Padre y el Hijo se disfrutan
convenit cum proprio Spiritus Sancti, mutuamente, se adecúa con lo propio del
inquantum est Amor. Et hoc est quod Espíritu Santo, en cuanto que es Amor. Y esto
Augustinus dicit, illa dilectio, delectatio, es lo que dice Agustín: Aquel amor, deleite,
felicitas vel beatitudo, usus ab illo appellatus felicidad o dicha, es lo que él llama uso. El
est. Usus vero quo nos fruimur Deo, uso con que nosotros disfrutamos de Dios
similitudinem habet cum proprio Spiritus tiene cierta semejanza con lo propio del
Sancti, inquantum est Donum. Et hoc ostendit Espíritu Santo en cuanto que es Don. Y esto es
Augustinus cum dicit, est in Trinitate Spiritus lo que resalta Agustín cuando dice: En la
Sanctus, genitoris genitique suavitas, ingenti Trinidad está el Espíritu Santo, la suavidad del
largitate atque ubertate nos perfundens. Et sic que Engendra y del Engendrado, que nos
patet quare aeternitas, species et usus personis inunda deforma inmensa y generosa. De este
attribuantur vel approprientur, non autem modo, se comprende por qué la eternidad, la
essentia vel operatio. Quia in ratione horum, especie y el uso, se atribuyen o se apropian a
propter sui communitatem, non invenitur las personas, y no se les atribuyen la esencia o
aliquid similitudinem habens cum propriis la operación. Porque en su propio concepto, y
personarum. puesto que son comunes, no se encuentra algo
que sea semejante a lo propio de las personas.

Segundo, se le analiza en cuanto que es uno.

La unidad

Secunda vero consideratio dei est, inquantum 2) Según la segunda consideración, es decir,
consideratur ut unus. Et sic Augustinus Patri tratar lo referente a Dios en cuanto que es uno.
appropriat unitatem, Filio aequalitatem, Agustín apropia la unidad al Padre, la
Spiritui Sancto concordiam sive connexionem. igualdad al Hijo, la concordia o la conexión al
Quae quidem tria unitatem importare Espíritu Santo (cf. obi.2). Es evidente que
manifestum est, sed differenter. Nam unitas estas tres características denotan unidad, pero
dicitur absolute, non praesupponens aliquid de manera diferente. Pues la unidad se dice en
aliud. Et ideo appropriatur Patri, qui non sentido absoluto, y no presupone nada más.
praesupponit aliquam personam, cum sit De este modo se apropia al Padre, que no
principium non de principio. presupone otra persona, por ser principio sin
principio.

La igualdad

Aequalitas autem importat unitatem in La igualdad conlleva unidad con respecto a


respectu ad alterum, nam aequale est quod otro; pues igual es lo que tiene la misma
habet unam quantitatem cum alio. Et ideo cantidad que otro. De este modo la igualdad se
aequalitas appropriatur Filio, qui est apropia al Hijo que es el principio del
principium de principio. principio.

La conexión

Connexio autem importat unitatem aliquorum Por su parte, la conexión implica unidad de
duorum. Unde appropriatur Spiritui Sancto, dos. Por eso se apropia al Espíritu Santo, en
inquantum est a duobus. cuanto que procede de los dos.

Ex quo etiam intelligi potest quod dicit A partir de ahí, puede entenderse lo que dice
Augustinus, tria esse unum propter Patrem, Agustín: Los tres son uno por el Padre, iguales
aequalia Propter Filium, connexa propter por el Hijo, conexos por el Espíritu Santo.
Spiritum Sanctum. Manifestum est enim quod Pues es evidente que cada característica se
illi attribuitur unumquodque, in quo primo atribuye a aquel en quien se encuentra
invenitur, sicut omnia inferiora dicuntur primero, así como a todos los seres inferiores
vivere propter animam vegetabilem, in qua se dice que viven por su alma vegetal, por ser
primo invenitur ratio vitae in istis inferioribus. la primera en la que se manifiesta la vida de
Unitas autem statim invenitur in persona estos seres. La unidad se encuentra
Patris, etiam, per impossibile, remotis aliis inmediatamente en la persona del Padre,
personis. Et ideo aliae personae a Patre habent incluso si, aunque imposible, desaparecieran
unitatem. Sed remotis aliis personis, non las otras personas. De este modo, las otras
invenitur aequalitas in Patre, sed statim, posito personas tienen la unidad por el Padre. No
Filio, invenitur aequalitas. Et ideo dicuntur obstante, desaparecidas las otras personas, en
omnia aequalia propter Filium, non quod el Padre no se encuentra la igualdad. Pero,
Filius sit principium aequalitatis Patri; sed existente el Hijo, inmediatamente aparecerá la
quia, nisi esset Patri aequalis Filius, Pater igualdad. De este modo, se dice que todos son
aequalis non posset dici. Aequalitas enim eius iguales por el Hijo, no porque el Hijo sea
primo consideratur ad Filium, hoc enim ipsum principio de la igualdad del Padre, sino
quod Spiritus Sanctus Patri aequalis est, a porque, si el Hijo no fuese igual al Padre, el
Filio habet. Similiter, excluso Spiritu Sancto, Padre no podría ser llamado igual, pues su
qui est duorum nexus, non posset intelligi igualdad en primer lugar es considerada en
unitas connexionis inter Patrem et Filium. Et relación al Hijo. Lo mismo cabe decir de la
ideo dicuntur omnia esse connexa propter igualdad que tiene el Espíritu Santo con el
Spiritum Sanctum, quia, posito Spiritu Sancto, Padre, es decir, la tiene por el Hijo. Asimismo,
invenitur unde Pater et Filius possint dici excluido el Espíritu Santo, que es el nexo de
connexi. los dos, no podría entenderse la unidad de
conexión entre el Padre y el Hijo. De este
modo, se dice que todos están conexos por el
Espíritu Santo, porque, existente el Espíritu
Santo, se encuentra El donde el Padre y el
Hijo pueden llamarse conexos.

Tercero, en cuanto que en él hay capacidad para obrar o para causar.

El poder
Secundum vero tertiam considerationem, qua 3) Según la tercera consideración, es decir,
in Deo sufficiens virtus consideratur ad tratar lo referente a Dios en cuanto que en El
causandum, sumitur tertia appropriatio, hay capacidad suficiente para causar, hay que
scilicet potentiae, sapientiae et bonitatis. Quae analizar la tercera apropiación, esto es, el
quidem appropriatio fit et secundum rationem poder, la sabiduría y la bondad (cf. obi.3).
similitudinis, si consideretur quod in divinis Esta apropiación se hace por semejanza, si se
personis est, et secundum rationem considera lo que hay en las personas divinas; y
dissimilitudinis, si consideretur quod in por desemejanza, si se considera lo que hay en
creaturis est. Potentia enim habet rationem las criaturas. Pues el poder tiene razón de
principii. Unde habet similitudinem cum Patre principio. Por eso, tiene semejanza con el
caelesti, qui est principium totius divinitatis. Padre del cielo, que es principio de toda la
Deficit autem interdum patri terreno, propter divinidad. A veces falta en el padre terreno,
senectutem. debido a la vejez.

La sabiduría

Sapientia vero similitudinem habet cum Filio La sabiduría, en cambio, tiene semejanza con
caelesti, inquantum est Verbum, quod nihil el Hijo celeste, en cuanto que es Palabra, que
aliud est quam conceptus sapientiae. Deficit no es otra cosa que el concepto de sabiduría. A
autem interdum filio terreno, propter temporis veces falta en el hijo terreno, debido a la poca
paucitatem. edad.

La bondad

Bonitas autem, cum sit ratio et obiectum La bondad, por ser razón y objeto del amor,
amoris, habet similitudinem cum Spiritu tiene semejanza con el Espíritu divino, que es
divino, qui est amor. Sed repugnantiam habere Amor. Pero parece que contradice al espíritu
videtur ad spiritum terrenum, secundum quod terreno, en cuanto que éste implica cierto
importat violentam quandam impulsionem; impulso violento, por lo que dice Is 25,4: El
prout dicitur Isa. XXV, spiritus robustorum espíritu de los fuertes es como el huracán que
quasi turbo impellens parietem. Virtus autem empuja la pared. El poder se apropia al Hijo y
appropriatur Filio et Spiritui Sancto, non al Espíritu Santo, pero no en el sentido en que
secundum quod virtus dicitur ipsa potentia rei, se llama energía al poder de algo; sino porque
sed secundum quod interdum virtus dicitur id a veces también se llama energía a la que
quod a potentia rei procedit, prout dicimus surge del poder, como cuando decimos que
aliquod virtuosum factum esse virtutem algo poderoso ha sido hecho por la virtud o
alicuius agentis. poder de un agente.

Cuarto, la relación que tiene con lo causado.

A partir de El

Secundum vero quartam considerationem, 4) Según la cuarta consideración, es decir,


prout consideratur Deus in habitudine ad suos tratar lo referente a Dios en cuanto que está
effectus, sumitur illa appropriatio ex quo, per relacionado con sus efectos, hay que analizar
quem, et in quo. Haec enim praepositio ex aquella apropiación a partir de El, por El y en
importat quandoque quidem habitudinem El (cf. obj.4). La preposición a partir de, a
causae materialis, quae locum non habet in veces, implica relación de causa material, que
divinis, aliquando vero habitudinem causae no se da en las personas divinas. Otras veces,
efficientis. Quae quidem competit Deo ratione implica relación de causa eficiente. Esta es la
suae potentiae activae, unde et appropriatur que corresponde a Dios en razón de su
Patri, sicut et potentia. potencia activa. Por eso se apropia al Padre,
como potencia.

Por El

Haec vero praepositio per designat quidem La preposición por, indica, a veces, causa
quandoque causam mediam; sicut dicimus intermedia, como cuando decimos que el
quod faber operatur per martellum. Et sic ly obrero trabaja por el martillo. Este por, a
per quandoque non est appropriatum, sed veces no es apropiado, sino propio del Hijo,
proprium Filii, secundum illud Ioan. I, omnia según aquello de Jn 1,3: Todo ha sido hecho
per ipsum facta sunt; non quia Filius sit por El, no porque el Hijo sea instrumento, sino
instrumentum, sed quia ipse est principium de porque El mismo es principio del principio.
principio. Quandoque vero designat Otras veces, indica la relación de forma por la
habitudinem formae per quam agens operatur; que obra el agente, como cuando decimos que
sicut dicimus quod artifex operatur per artem. el artista obra por el arte. Por eso, así como la
Unde, sicut sapientia et ars appropriantur sabiduría y el arte se apropia al Hijo, así
Filio, ita et ly per quem. también lo indicado con por El.

En El

Haec vero praepositio in denotat proprie La preposición en, indica propiamente


habitudinem continentis. Continet autem Deus relación de continente. Y Dios contiene las
res dupliciter. Uno modo, secundum suas cosas de doble manera. Una, según sus
similitudines; prout scilicet res dicuntur esse semejanzas. Y, así, se dice que las cosas están
in Deo, inquantum sunt in eius scientia. Et sic en Dios en cuanto que están en su ciencia. De
hoc quod dico in ipso, esset appropriandum este modo, la expresión en El, debería
Filio. Alio vero modo continentur res a Deo, apropiarse al Hijo. Otra manera de cómo están
inquantum Deus sua bonitate eas conservat et contenidas las cosas en Dios, es en cuanto que
gubernat, ad finem convenientem adducendo. Dios, por su bondad, las conserva, las
Et sic ly in quo appropriatur Spiritui Sancto, gobierna y las conduce al fin más conveniente.
sicut et bonitas. Nec oportet quod habitudo De este modo, en El, es apropiado al Espíritu
causae finalis, quamvis sit prima causarum, Santo, como se le apropia la bondad. Tampoco
approprietur Patri, qui est principium non de es necesario que la relación de causa final, aun
principio, quia personae divinae, quarum Pater cuando sea la primera de las causas, se
est principium, non procedunt ut ad finem, apropie al Padre, que es principio sin
cum quaelibet illarum sit ultimus finis; sed principio, porque las personas divinas, de las
naturali processione, quae magis ad rationem cuales el principio es el Padre, no proceden
naturalis potentiae pertinere videtur. para orientarse al fin, puesto que cada una de
ellas es fin último, sino por procesión natural,
que más bien parece pertenecer al concepto de
potencia natural.

Otras apropiaciones

La verdad

Ad illud vero quod de aliis quaeritur, Con respecto a las otras apropiaciones (cf.
dicendum quod veritas, cum pertineat ad obj.5) hay que decir: La verdad, por
intellectum, ut supra dictum est, appropriatur pertenecer al entendimiento, como se dijo
filio, non tamen est proprium eius. Quia anteriormente (q.16 a.1), se apropia al Hijo.
veritas, ut supra dictum est, considerari potest Sin embargo, no es algo propio suyo. Porque,
prout est in intellectu, vel prout est in re. Sicut como dijimos (ib.), la verdad puede ser
igitur intellectus et res essentialiter sumpta considerada en cuanto que está en el
sunt essentialia et non personalia, ita et entendimiento, o en cuanto que está en la
veritas. Definitio autem Augustini inducta, realidad. Así, pues, así como el entendimiento
datur de veritate secundum quod appropriatur y el objeto son tomados esencialmente, siendo
Filio. esenciales y no personales, así también la
verdad. La definición dada por Agustín
corresponde a la verdad, que se apropia al
Hijo.

El Libro de la Vida

Liber autem vitae in recto quidem importat El Libro de la Vida directamente implica
notitiam, sed in obliquo vitam, est enim, ut conocimiento; indirectamente, vida. Pues,
supra dictum est, notitia Dei de his qui como dijimos anteriormente (q.24 a.1), se
habituri sunt vitam aeternam. Unde trata del conocimiento que Dios tiene de los
appropriatur Filio, licet vita approprietur que alcanzarán la vida eterna. Por eso se
Spiritui Sancto, inquantum importat quendam apropia al Hijo, aun cuando la vida se apropie
interiorem motum, et sic convenit cum proprio al Espíritu Santo, en cuanto que implica cierto
Spiritus Sancti, inquantum est Amor. Esse movimiento interior, y de este modo se adecúa
autem scriptum ab alio, non est de ratione libri con lo propio del Espíritu Santo, en cuanto
inquantum est liber; sed inquantum est que es amor. Lo de ser escrito por alguien, no
quoddam artificiatum. Unde non importat pertenece al concepto del libro en cuanto
originem, neque est personale, sed libro, sino en cuanto obra hecha. Por lo tanto,
appropriatum personae. no implica relación de origen, ni tampoco es
personal, sino apropiado a la Persona.

El que es

Ipsum autem qui est appropriatur personae La expresión El que es, se apropia a la persona
Filii, non secundum propriam rationem, sed del Hijo, pero no por sí misma, sino por el
ratione adiuncti, inquantum scilicet in añadido, esto es, en cuanto que en la expresión
locutione Dei ad Moysen, praefigurabatur de Dios a Moisés estaba prefigurada la
liberatio humani generis, quae facta est per liberación del género humano, que ha sido
Filium. Sed tamen, secundum quod ly qui hecha por el Hijo. Sin embargo, si Que se
sumitur relative, posset referre interdum toma como relativo, puede referirse a la
personam Filii, et sic sumeretur personaliter, persona del Hijo. De este modo, se tomaría
ut puta si dicatur, Filius est genitus qui est; personalmente, como si se dijera: El Hijo es
sicut et Deus genitus personale est. Sed engendrado el Que es; lo mismo que Dios
infinite sumptum est essentiale. Et licet hoc engendrado tiene sentido personal. Y aun
pronomen iste, grammatice loquendo, ad cuando el pronombre éste, desde un punto de
aliquam certam personam videatur pertinere; vista gramatical, parezca que pertenece a una
tamen quaelibet res demonstrabilis, determinada persona, sin embargo, cualquier
grammatice loquendo, persona dici potest, cosa demostrable, también en sentido
licet secundum rei naturam non sit persona; gramatical, puede llamarse persona, aun
dicimus enim iste lapis, et iste asinus. Unde et, cuando realmente no lo sea, y así decimos esta
grammatice loquendo, essentia divina, piedra o este asno. Por eso, desde el punto de
secundum quod significatur et supponitur per vista gramatical, la esencia divina, tal como
hoc nomen Deus, potest demonstrari hoc está indicada por el nombre Dios, puede ser
pronomine iste; secundum illud Exod. XV, iste designada con el pronombre éste, según
Deus meus, et glorificabo eum. aquello del Ex 15,2: Este es mi Dios y le
glorificaré.

Podemos presentar un cuadro sintético.

Respecto del Padre Hijo Espíritu Santo


ser eternidad belleza uso
unidad unidad igualdad nexo
virtud operativa poder sabiduría bondad
efecto creado aquel de quien aquel por quien aquel en quien

LAS PERSONAS DIVINAS EN COMPARACIÓN CON LAS RELACIONES

Santo Tomás a continuación estudia las divinas Personas y sus relaciones, en la cuestión 40,
indicando en primer lugar, en el artículo primero la identidad real que hay entre las relaciones
personales y las divinas personas, que sólo se distinguen con distinción de razón. Advirtamos que el
Angélico señala que “incluso que son las personas”.

Necesse est autem ponere proprietates in Tal como se ha dicho anteriormente (q.32 a.2),
divinis, ut supra ostendimus. Quae quidem es necesario poner propiedades en Dios, como
significantur in abstracto, ut quaedam formae demostramos ya (ib.). Estas propiedades están
personarum. Unde, cum de ratione formae sit, indicadas en abstracto, como si se tratase de
quod sit in eo cuius est forma, oportet dicere ciertas formas de la persona. Por lo tanto,
proprietates esse in personis, et eas tamen esse como a la razón de forma pertenece el estar en
personas; sicut essentiam esse in Deo dicimus, aquello de lo que es forma, es necesario
quae tamen est Deus. afirmar que las propiedades están en las
personas, e incluso que son las personas, de la
misma manera que decimos que la esencia
está en Dios y, sin embargo, es el mismo Dios.

Por lo cual Santo Tomás explicitará, en el artículo segundo, que las personas se constituyen
y distinguen por las relaciones, aunque en un orden secundario y remoto o derivado, puede decirse
también que las personas se distinguen por los orígenes o procesiones.

Respondeo dicendum quod in quibuscumque Hay que decir: Al encontrar algo común en
pluribus invenitur aliquid commune, oportet varias cosas, es necesario buscar algo
quaerere aliquid distinctivum. Unde, cum tres distintivo. Por eso, como las tres personas
personae conveniant secundum essentiae tienen unidad de esencia, es necesario buscar
unitatem, necesse est quaerere aliquid quo algo por lo que se distingan y que hace que
distinguantur, ad hoc quod plures sint. sean varias. En las personas divinas
Inveniuntur autem in divinis personis duo encontramos dos realidades por las que se
secundum quae differunt, scilicet origo, et distinguen: El origen y la relación. Pues si
relatio. Quae quidem quamvis re non bien tanto el origen como la relación no se
differant, differunt tamen secundum modum distinguen realmente, sin embargo, se
significandi, nam origo significatur per diferencian en cuanto al modo de significar.
modum actus, ut generatio; relatio vero per Pues el origen se indica como acto:
modum formae, ut paternitas. Generación. Y la relación, por su parte, como
forma: Paternidad.

Unde melius dicitur quod personae seu Por lo tanto, es mucho mejor decir que las
hypostases distinguantur relationibus, quam personas o las hipóstasis se distinguen por las
per originem. Licet enim distinguantur relaciones más que por el origen. Pues, aun
utroque modo, tamen prius et principalius per cuando se distingan por ambos modos, sin
relationes, secundum modum intelligendi. embargo, el primero y principal es por las
Unde hoc nomen pater non solum significat relaciones, según nuestro modo de entender.
proprietatem, sed etiam hypostasim, sed hoc Por lo tanto, el nombre Padre no sólo expresa
nomen genitor, vel generans, significat tantum propiedad, sino también hipóstasis. Pero el
proprietatem. Quia hoc nomen pater significat nombre Genitor o Generante indica sólo
relationem, quae est distinctiva et constitutiva propiedad. Porque el nombre Padre expresa
hypostasis, hoc autem nomen generans, vel relación, que es distintiva y constitutiva de la
genitus, significat originem, quae non est hipóstasis. El nombre Genitor o Generante,
distinctiva et constitutiva hypostasis. expresa origen, que no es distintivo y
constitutivo de la hipóstasis.

En el artículo tercero Santo Tomás se pregunta: SI EN CASO DE ABSTRAER


INTELECTUALMENTE LAS RELACIONES DE LAS PERSONAS, PERMANECEN AÚN LAS HIPÓSTASIS . Fr.
Manuel Cuervo sintetiza la postura de Santo Tomás en tres afirmaciones:4

1° Tratándose de la abstracción total, si prescindimos en Dios de las propiedades personales,


queda sólo el concepto de esencia común, mas no el de las personas.

Si igitur loquamur de abstractione quae fit Así, pues, si hablamos de la abstracción


secundum universale et particulare, remotis referida a lo universal y a lo particular,
proprietatibus, remanet in intellectu essentia suprimidas las propiedades, en el
communis, non autem hypostasis Patris, quae entendimiento permanece la esencia común,
est quasi particulare. pero no la hipóstasis del Padre, que es como lo
particular.

4
Santo Tomás, Suma Teológica, BAC, Madrid 1958, Tomo II, pág. 470-471. Introducción de Fr. Manuel Cuervo.
2° Si con abstracción formal prescindimos en las personas de las propiedades no personales,
todavía queda el concepto propio de las personas.

Si vero loquamur secundum modum Y si hablamos de la abstracción referida a la


abstractionis formae a materia, remotis forma y a la materia, suprimidas las
proprietatibus non personalibus, remanet propiedades no personales, permanece el
intellectus hypostasum et personarum, sicut, concepto de hipóstasis y de personas. De este
remoto per intellectum a Patre quod sit modo, aunque el entendimiento prescindiese
ingenitus vel spirans, remanet hypostasis vel del Padre como ingénito o espirador,
persona Patris. permanece la hipóstasis o la persona del
Padre.

3° Mas, si con la misma abstracción formal prescindimos de las propiedades personales,


desaparece también el concepto de las personas.

Sed remota proprietate personali per Pero si intelectualmente se suprime la


intellectum, tollitur intellectus hypostasis. Non propiedad personal, se suprime el concepto de
enim proprietates personales sic intelliguntur hipóstasis. Pues no hay que entender que las
advenire hypostasibus divinis, sicut forma propiedades personales se unan a las
subiecto praeexistenti, sed ferunt secum sua hipóstasis divinas como la forma al sujeto
supposita, inquantum sunt ipsae personae preexistente, sino que indican sus supuestos,
subsistentes, sicut paternitas est ipse pater, en cuanto que las propiedades son las mismas
hypostasis enim significat aliquid distinctum personas subsistentes, como la paternidad es
in divinis, cum hypostasis sit substantia el mismo Padre. Pues la hipóstasis significa en
individua.Cum igitur relatio sit quae distinguit Dios algo distinto, ya que hipóstasis es
hypostases et constituit eas, ut dictum est, sustancia individual. Así, pues, como la
relinquitur quod, relationibus personalibus relación es lo que distingue y constituye las
remotis per intellectum, non remaneant hipóstasis, como dijimos (a.2), hay que
hypostases. concluir que, suprimidas mentalmente las
relaciones personales, las hipóstasis no
permanecen.

Mons. Ricardo Ferrara,5 acota sobre esta temática lo siguiente:

El artículo 3 aborda una cuestión sutil, de la que, con todo, depende la perspectiva
metodológica del De Deo uno, a saber, ¿qué queda de las personas si las abstraemos
mentalmente de las relaciones? Santo Tomas distingue: si se prescindiera sólo de las
propiedades no-personales (ingénito, espirante), todavía permanecería la relación subsistente de
paternidad, pero si se prescinde, además, de esta propiedad personal, es decir, «si se prescinde
de la paternidad, entonces en Dios no queda la persona del Padre en cuanto distinta de las otras
personas, sino sólo como distinta de las criaturas, como la entienden los judíos» (ad 3). En otros
términos, nos quedaríamos sólo con «la paternidad de Dios», sin «la divinidad del Padre de
nuestro Señor Jesucristo». El paralelo de ST III q3 a3, lm permite apreciar otro aspecto: «así
como al poner las propiedades personales decimos que en Dios hay tres personas, si las
excluyéramos seguiríamos pensando a la naturaleza divina como subsistente y como persona».
Luego, aunque no fuera pensado desde la revelación cristiana de la Trinidad, Dios (no ya el
Padre ni los Tres) podría seguir siendo considerado como persona, no sólo por los judíos, sino
también por una genuina religiosidad y filosofía.

En el artículo cuarto Santo Tomás se pregunta acerca del orden entre las procesiones, las
relaciones y las personas.

El dilema que aquí presenta Santo Tomás lo podemos ver entre lo afirmado por Pedro
Lombardo en la objeción primera y su respuesta y lo dicho en el sed contra.

Porque engendra es Padre

5
Ricardo Ferrara, El misterio de Dios. Correspondencias y paradojas, Sígueme, Salamanca 2005, pág. 601.
Dicit enim magister, XXVII dist. I Sent., quod 1. Dice el Maestro en I Sent. d.27 13: El Padre
semper Pater est, quia genuit semper Filium. es siempre Padre porque siempre engendró al
Et ita videtur quod generatio, secundum Hijo. De este modo parece que,
intellectum, praecedat paternitatem. intelectualmente, la generación es anterior a la
paternidad.

Ad primum ergo dicendum quod, cum 1. A la primera hay que decir: Cuando el
Magister dicit quod quia generat est Pater, Maestro dice: Porque engendra es Padre, el
accipit nomen Patris secundum quod designat nombre padre lo toma con el único sentido de
relationem tantum, non autem secundum quod relación, no en cuanto persona subsistente.
significat personam subsistentem. Sic enim Pues tomado en este sentido, sería necesario
oporteret e converso dicere quod quia Pater decir: Porque es Padre engendra.
est, generat.

Porque es Padre engendra

Sed contra, generatio est operatio personae En, cambio, la generación es una operación de
Patris. Sed paternitas constituit personam la persona del Padre. Pero la paternidad
Patris. Ergo prius est, secundum intellectum, constituye la persona del Padre. Por lo tanto,
paternitas quam generatio. intelectualmente, la paternidad precede a la
generación.

La respuesta de Santo Tomás partiendo del supuesto que las relaciones constituyen y
distinguen las hipóstasis en Dios, distingue entre el sentido activo y pasivo.

Sed supponendo quod relationes distinguant et Pero suponiendo que las relaciones
constituant hypostases in divinis, oportet constituyen y distinguen las hipóstasis en
distinctione uti. Quia origo significatur in Dios, es necesario hacer uso de una distinción.
divinis active et passive, active quidem, sicut Porque el origen es expresado en Dios en
generatio attribuitur Patri, et spiratio, sumpta sentido activo y pasivo. En sentido activo,
pro actu notionali, attribuitur Patri et Filio; como cuando decimos que la generación se
passive autem, sicut nativitas attribuitur Filio, atribuye al Padre, y la espiración, tomada
et processio Spiritui Sancto. como acto nocional, se atribuye al Padre y al
Hijo. En sentido pasivo, como cuando
decimos que el nacimiento se atribuye al Hijo
y la procesión al Espíritu Santo.

Por tanto, los orígenes o procesiones, pasivamente tomadas, según nuestro modo de
entender, preceden absolutamente a las relaciones de las personas originadas en Dios, ya sean
aquéllas personales o no. Por ejemplo, el nacimiento del Hijo es anterior, según nuestro modo de
concebir, a la misma relación de filiación y de espiración activa, y también a la misma persona del
Hijo de Dios. De modo semejante en el Espíritu Santo respecto a la relación de procesión.6

Origines enim passive significatae, simpliciter Los orígenes en sentido pasivo,


praecedunt, secundum intellectum, intelectualmente preceden absolutamente a las
proprietates personarum procedentium, etiam propiedades de las personas de las que
personales, quia origo passive significata, proceden, incluso las personales, puesto que el
significatur ut via ad personam proprietate origen en sentido pasivo se indica como
constitutam. camino que lleva a la persona constituida por
la propiedad.

Los orígenes, activamente considerados, son anteriores, según nuestro entendimiento, a la


relación no personal de la persona originante. Por ejemplo, el acto de espirar en el Padre y el Hijo
respecto de la relación que ambos dicen al Espíritu Santo.7

Similiter et origo active significata, prior est, El origen en sentido activo, intelectualmente,

6
Santo Tomás, Suma Teológica, BAC, Madrid 1958, Tomo II, pág. 474. Introducción de Fr. Manuel Cuervo.
7
Santo Tomás, Suma Teológica, BAC, Madrid 1958, Tomo II, pág. 475. Introducción de Fr. Manuel Cuervo.
secundum intellectum, quam relatio personae precede también a la relación de la persona
originantis quae non est personalis, sicut actus que origina, como el acto nocional de la
notionalis spirationis, secundum intellectum, espiración intelectualmente precede a la
praecedit proprietatem relativam innominatam propiedad relativa y sin nombre, común al
communem Patri et Filio. Padre y al Hijo.
La relación de paternidad, en su concepto formal y especifico, connotando el genérico de su
existencia en la esencia divina, es anterior, según nuestro modo de entender, al acto mismo de la
generación activa del Hijo. Porque la relación de paternidad, en este sentido, significa y se concibe
como forma constitutiva de la persona del Padre, la cual se presupone y es anterior a los actos de la
misma. Y así la primera persona divina, porque es Padre, engendra al Hijo, y no al revés: porque
engendra al Hijo es Padre.

Sed proprietas personalis Patris potest Pero la propiedad personal del Padre puede
considerari dupliciter. Uno modo, ut est ser considerada de dos maneras. 1) Una, en
relatio, et sic iterum, secundum intellectum, cuanto relación, y de este modo
praesupponit actum notionalem; quia relatio, intelectualmente presupone el acto nocional,
inquantum huiusmodi, fundatur super actum. porque la relación, en cuanto tal, se
Alio modo, secundum quod est constitutiva fundamenta en un acto. 2) Otra, en cuanto
personae, et sic oportet quod praeintelligatur constitutiva de la persona, y así la relación se
relatio actui notionali, sicut persona agens concibe como algo anterior al acto nocional,
praeintelligitur actioni. tal como nosotros concebimos a la persona
que actúa como anterior a su acción.

R. Garrigou-Lagrange acerca de esto dice que la relación de paternidad, como relación


actualmente dirigida al Hijo, presupone la generación activa; pero la generación activa supone a la
persona generante y su propiedad personal o paternidad como constitutiva de la persona del Padre;
indicando a continuación que esto es un misterio.
Por eso señala que si para nosotros es ya difícil entender la mutua relación entre las
disposiciones materiales y las formas de los cuerpos, mucho más difícil es entender el modo que
entre sí tienen la relación de paternidad, el acto nocional de generación activa, ya que la generación
presupone al Padre y funda la paternidad, pero no bajo el mismo aspecto.

LAS PERSONAS DIVINAS EN COMPARACIÓN CON LOS ACTOS NOCIONALES

Los actos nocionales son el generar y el espirar, y se dicen nocionales porque notifican a las
personas. Si tenemos en cuenta este esquema aplicado a Dios que se conoce y ama a sí mismo

el cognoscente identificándose con el Dios conocido


en su inteligencia (actu primo)

se conoce
(actu secundo)

Cuando Dios (como dicente) dice, concibe, genera Dios

una idea o concepto de sí


en su inteligencia

como amante surge, emana, brota a modo de espiración, a sí mismo como


en su voluntad desde el amante y de la idea Dios amado

un impulso
(que es lo amado en la voluntad del amante)
que lo inclina, que lo impele, que lo atrae hacia
por el cual se ama
(actu secundo)

El acto nocional de generar se refiere al decir, al concebir, al expresar una idea o concepto
de sí en la inteligencia; en cambio, el acto nocional de espirar se refiere al surgir, al emanar, al
brotar a modo de espiración, desde el amante y de la idea un impulso (que es lo amado en la
voluntad del amante) que lo inclina, que lo impele, que lo atrae hacia lo amado.

Si estos actos fueran transeúntes, es decir, ad extra, como crear, pertenecerían a la esencia;
pero como son actos inmanentes, es decir, ad intra, se han de atribuir a las personas.

Es lo que afirma Santo Tomás en la cuestión 41 en el artículo primero.

Sed contra est quod Augustinus dicit, in libro En cambio está lo que dice Agustín en el libro
de fide ad Petrum, proprium Patris est, quod De fide ad Petrum: Es propio del Padre el
Filium genuit. Sed generatio actus quidam est. hecho que engendra al Hijo. Pero engendrar es
Ergo actus notionales ponendi sunt in divinis. un determinado acto. Por lo tanto, hay que
atribuir a Dios actos nocionales.

Respondeo dicendum quod in divinis personis Hay que decir: En las personas divinas la
attenditur distinctio secundum originem. distinción responde al origen. El origen no se
Origo autem convenienter designari non puede designar correctamente a no ser por
potest nisi per aliquos actus. Ad designandum algunos actos. Así, pues, para designar el
igitur ordinem originis in divinis personis, orden de origen en las personas divinas fue
necessarium fuit attribuere personis actus necesario atribuirles actos nocionales a las
notionales. personas.

Ad secundum dicendum quod actus notionales 2. A la segunda hay que decir: Los actos
secundum modum significandi tantum nocionales se distinguen de las relaciones sólo
differunt a relationibus personarum; sed re por su modo de significación. Pero en realidad
sunt omnino idem. Unde Magister dicit, in I son idénticas totalmente. Por eso, el Maestro,
Sent., XXVI dist., quod generatio et nativitas en I Sent. d.26 4, dice que la generación y el
aliis nominibus dicuntur paternitas et filiatio. nacimiento, entre otros nombres, se llaman
paternidad y filiación.

Estos actos nocionales son voluntarios, con voluntad concomitante (artículo segundo).

Respondeo dicendum quod, cum dicitur Hay que decir: Al decir que algo es o se hace
aliquid esse vel fieri voluntate, dupliciter voluntariamente, puede ser entendido de dos
potest intelligi. Uno modo, ut ablativus maneras. 1) Una, si el ablativo tiene sentido de
designet concomitantiam tantum, sicut simple concomitancia sólo. Ejemplo: Yo
possum dicere quod ego sum homo mea puedo decir que soy hombre por mi voluntad,
voluntate, quia scilicet volo me esse hominem. porque quiero ser hombre. En este sentido
Et hoc modo potest dici quod Pater genuit puede decirse que el Padre engendró al Hijo
Filium voluntate, sicut et est voluntate Deus, por voluntad, del mismo modo que es Dios
quia vult se esse Deum, et vult se generare por su voluntad, porque quiere ser Dios y
Filium. quiere engendrar al Hijo.

No con voluntad antecedente ni voluntad libre, ya que esto implicaría que las personas
procedentes fueran creaturas.

Alio modo sic, quod ablativus importet 2) Otra manera es cuando el ablativo implica
habitudinem principii, sicut dicitur quod relación de principio. Ejemplo: El artista obra
artifex operatur voluntate, quia voluntas est por la voluntad, porque la voluntad es el
principium operis. Et secundum hunc modum, principio de la obra. En este sentido, hay que
dicendum est quod Deus pater non genuit decir que Dios Padre no engendró al Hijo por
Filium voluntate; sed voluntate produxit voluntad, sino que por voluntad creó a la
creaturam. Unde in libro de Synod. Dicitur, si criatura. Por eso, en el libro De Synod. se
quis voluntate Dei, tanquam unum aliquid de dice: Si alguien dice que el Hijo fue hecho por
creaturis, Filium factum dicat, anathema sit. la voluntad de Dios como cualquiera de las
criaturas, sea anatema.

Nobis autem dicendum est quod Pater genuit Nosotros estamos obligados a decir que el
Filium non voluntate, sed natura. Unde Padre engendró al Hijo no por la voluntad,
Hilarius dicit, in libro de Synod., omnibus sino por naturaleza. Por eso Hilario en el libro
creaturis substantiam Dei voluntas attulit; sed De Sinod. dice: La voluntad de Dios dio la
naturam Filio dedit ex impassibili ac non nata sustancia a todas las criaturas, pero el
substantia perfecta nativitas. Talia enim cuncta nacimiento perfecto de la sustancia impasible
creata sunt, qualia Deus esse voluit, Filius e ingénita, dio al Hijo la naturaleza. Todas las
autem, natus ex Deo, talis subsistit, qualis et cosas fueron creadas por Dios tal como El
Deus est. quiso que fueran. Pero el Hijo, nacido de
Dios, subsiste tal como Dios es.

De lo anterior se plantea cuales son los principios de los actos nocionales.

Es de fe que el Hijo fue engendrado de la misma substancia del Padre, y el Espíritu Santo de
la del Padre y del Hijo, teniendo las tres personas divinas la misma substancia o esencia numérica.

Por lo cual la naturaleza divina es el principio virtual o radical de los actos nocionales
(artículo tercero).

Relinquitur ergo quod Dei Filius sit genitus de Por lo tanto, hay que concluir que el Hijo de
substantia Patris. Aliter tamen quam Filius Dios ha sido engendrado de la sustancia del
hominis. Pars enim substantiae hominis Padre. Sin embargo, hay que decir también
generantis transit in substantiam geniti. Sed que de forma distinta a como lo es el hombre.
divina natura impartibilis est. Unde necesse Pues parte de la sustancia del hombre que
est quod Pater, generando Filium, non partem engendra pasa a la sustancia del engendrado.
naturae in ipsum transfuderit, sed totam Pero la naturaleza divina es indivisible. Por
naturam ei communicaverit, remanente eso es necesario que el Padre, engendrando al
distinctione solum secundum originem, ut ex Hijo, no le transmita parte de su naturaleza,
dictis patet. sino que le comunique toda su naturaleza,
permaneciendo tan sólo la distinción de
origen, como ya se dijo anteriormente (q.40
a.2).

Por otro lado, la potencia generativa y espirativa son el principio próximo de los actos
nocionales. La potencia generativa en el Padre respecto del Hijo y la potencia espirativa en el Padre
y en el Hijo respecto al Espíritu Santo (artículo cuarto).

Respondeo dicendum quod, sicut ponuntur Hay que decir: Por lo mismo que en Dios
actus notionales in divinis, ita necesse est ibi ponemos actos nocionales, es necesario que se
ponere potentiam respectu huiusmodi actuum, ponga también la potencia con respecto a
cum potentia nihil aliud significet quam dichos actos, pues la potencia no significa más
principium alicuius actus. Unde, cum Patrem que principio de algún acto. Por lo tanto, si
intelligamus ut principium generationis, et entendemos al Padre como principio de
Patrem et Filium ut principium spirationis, generación, y al Padre y al Hijo como
necesse est quod patri attribuamus potentiam principio de espiración, es necesario que
generandi, et Patri et Filio potentiam spirandi. atribuyamos al Padre la potencia para
Quia potentia generandi significat id quo engendrar, y al Padre y al Hijo la potencia
generans generat, omne autem generans para espirar. Porque la potencia para
generat aliquo, unde in omni generante oportet engendrar indica que el que engendra
ponere potentiam generandi, et in spirante engendra. Pues todo el que engendra,
potentiam spirandi. engendra algo. Por lo tanto es necesario que se
ponga en todo el que engendra la potencia
para engendrar, así como en el que espira la
potencia para espirar.

De manera tal que esta potencia generativa y espirativa significa directamente la naturaleza
divina e indirectamente, la relación (artículo tercero).

Sic igitur dicendum est quod potentia Así, pues, hay que decir que la potencia para
generandi principaliter significat divinam engendrar significa, sobre todo, la esencia
essentiam, ut magister dicit, VII dist. I Sent.; divina, como dice el Maestro en I Sent. d.7, y
non autem tantum relationem. Nec etiam no sólo relación. Y tampoco significa sólo la
essentiam inquantum est idem relationi, ut naturaleza de tal manera que signifique por
significet ex aequo utrumque. Licet enim igual tanto la esencia como la relación,
paternitas ut forma Patris significetur, est porque, aun cuando la paternidad se significa
tamen proprietas personalis, habens se ad como forma del Padre, sin embargo, es una
personam Patris, ut forma individualis ad propiedad personal con respecto al Padre,
aliquod individuum creatum. Forma autem como la forma individual lo es con respecto a
individualis, in rebus creatis, constituit cualquier individuo creado. En lo creado, la
personam generantem, non autem est quo forma individual constituye la persona que
generans generat, alioquin socrates generaret engendra, pero no aquello por lo que el que
socratem. Unde neque paternitas potest engendra engendra; en caso contrario,
intelligi ut quo Pater generat, sed ut Sócrates engendraría a Sócrates. Por lo tanto,
constituens personam generantis, alioquin por paternidad no puede ser entendido aquello
Pater generaret patrem. Sed id quo Pater por lo cual el padre engendra, pues, de lo
generat, est natura divina, in qua sibi Filius contrario, el padre engendraría al padre. Sino
assimilatur. Et secundum hoc Damascenus que, aquello por lo cual el Padre engendra es
dicit quod generatio est opus naturae, non la naturaleza divina, en la cual se asemeja al
sicut generantis, sed sicut eius quo generans Hijo. Es así como el Damasceno dice que la
generat. Et ideo potentia generandi significat generación es obra de la naturaleza, no porque
in recto naturam divinam, sed in obliquo sea ella la que engendra, sino porque es
relationem. aquello por lo que el que engendra engendra.
De este modo, la potencia para engendrar
significa directamente la naturaleza divina.
Indirectamente, la relación

Esta última afirmación de Santo Tomás nos remite al Misterio, como señala Mons. Ricardo
Ferrara.8

Esta respuesta de Tomás se aparta tanto de san Buenaventura (significa sólo relación) como de
su propia enseñanza anterior (significa algo intermedio entre lo absoluto y lo relativo) para
pronunciarse a favor de una primacía de lo absoluto sobre lo relativo. Así, en la definición de
potencia «nocional» (generativa o espirativa) mantiene lo absoluto y lo relativo, pero en una
proporción inversa a la que caracterizaba a la persona (ST I q29, 4c: «directamente relación e,
indirectamente, esencia»).

Este vaivén muestra que, pese a la dificultad de una solución tajante, ambos aspectos, lo
absoluto y lo relativo, deben mantenerse a toda costa y no pueden ser sacrificados, aun cuando
uno sea mantenido como subordinado al otro. Al resistirse a disolver la tensión en uno o en otro
de sus polos, Tomás deja entender que en este punto se juega la coherencia total de su doctrina
trinitaria, y confirma que el punto de resolución del misterio trinitario es la coexistencia en Dios
de la pareja absoluto-relativo. De todas las dualidades que la simplicidad de la esencia divina
reduce a identidad (esencia-sujeto, esencia-ser, substancia-accidente), la diada absoluto-relativo
se resiste a esa reducción, remitiendo directamente a la eminencia de la perfección divina, capaz
de acoger tanto lo absoluto como lo relativo (cf. ST I q28 a2, 3m):

Dios es substancia-relación de modo diverso de como lo son las parejas ser-esencia, potencia-
operación, pensar-querer. Estas parejas han sido reducidas a pura identidad... absorbidas por
la esencia divina. Pero el límite es la relación la cual en Dios mantiene su propia definición y

8
Ricardo Ferrara, El misterio de Dios. Correspondencias y paradojas, Sígueme, Salamanca 2005, pág. 616-617.
su modo de significar: la realidad divina se divide, para nosotros, en substancia y relación (H.
Dondaine, La Trinité II, 364s).

El término de los actos nocionales son únicamente el Hijo y el Espíritu Santo (artículo
sexto).

Respondeo dicendum quod, sicut Athanasius Hay que decir: Creo, dice Atanasio, que en
dicit, in divinis est tantum unus Pater, unus Dios sólo hay un Padre, un Hijo, un Espíritu
Filius, unus Spiritus Sanctus. Cuius quidem Santo. Cuatro argumentos prueban eso. 1)
ratio quadruplex assignari potest. Prima Primero, partiendo de las relaciones, que es lo
quidem ex parte relationum, quibus solum único que distingue las personas. Pues, como
personae distinguuntur. Cum enim personae quiera que las personas divinas son las
divinae sint ipsae relationes subsistentes, non mismas relaciones subsistentes, en Dios no
possent esse plures patres vel plures filii in puede haber muchos padres o muchos hijos, a
divinis, nisi essent plures paternitates et plures no ser que hubiera muchas paternidades y
filiationes. Quod quidem esse non posset nisi muchas filiaciones. Pero esto sólo sería
secundum materialem rerum distinctionem, posible en los seres que se distinguieran por la
formae enim unius speciei non multiplicantur materia, pues las formas de una especie no se
nisi secundum materiam, quae in divinis non multiplican más que por la materia. Y en Dios
est. Unde in divinis non potest esse nisi una no hay materia. Por lo tanto, en Dios no puede
tantum filiatio subsistens; sicut et albedo haber más que una sola filiación subsistente,
subsistens non posset esse nisi una. Secunda como la blancura subsistente no puede ser más
vero ex modo processionum. Quia Deus que una. 2) Segundo, por las procesiones.
omnia intelligit et vult uno et simplici actu. Pues Dios todo lo entiende y lo quiere con un
Unde non potest esse nisi una persona solo y simple acto. Por lo tanto, no puede
procedens per modum Verbi, quae est Filius; haber más que una sola persona que proceda a
et una tantum per modum Amoris, quae est modo de palabra, que es el Hijo. Y sólo otra
Spiritus Sanctus. Tertia ratio sumitur ex modo que proceda a modo de amor, y es el Espíritu
procedendi. Quia personae ipsae procedunt Santo. 3) Tercero, por el modo de proceder.
naturaliter, ut dictum est, natura autem Pues las mismas personas proceden
determinatur ad unum. Quarta ex perfectione naturalmente, como dijimos (a.2). Y la
divinarum personarum. Ex hoc enim est naturaleza está determinada a una sola cosa. 4)
perfectus Filius, quod tota filiatio divina in eo Cuarto, por la perfección de las personas
continetur, et quod est tantum unus Filius. Et divinas. Pues el Hijo es perfecto porque en El
similiter dicendum est de aliis personis. está contenida toda la filiación divina y
porque no hay más que un solo Hijo. Lo
mismo cabe decir de las otras personas.

LAS PERSONAS DIVINAS COMPARADAS ENTRE SÍ

Fr. Manuel Cuervo señala que lo último que Santo Tomás estudia son: 9 las divinas personas
comparándolas entre sí, primero en cuanto a su perfección, de donde resulta su igualdad y
semejanza (cuestión 42), y después respecto de su envío a las almas justas (cuestión 43). De este
modo, la consideración comparativa de las divinas personas queda totalmente redondeada, pues en
ellas no cabe distinguir como término de comparación más que estas cosas: esencia, relaciones,
actos nocionales o de origen, perfección y envío a las almas justas.

EN CUANTO A LA IGUALDAD (ad intra) [cuestión 42]

Las Personas divinas son absolutamente iguales (artículo primero)

La igualdad entre las personas divinas es un dogma de fe, como viene atestiguado por el
Símbolo de San Atanasio: “En la Trinidad ninguna persona es antes o después que otra, ninguna
mayor ni menor que otra, sino que las tres son coeternas y coiguales” (Denz. 39).

Respondeo dicendum quod necesse est ponere Hay que decir: Es necesario que admitamos la
9
Santo Tomás, Suma Teológica, BAC, Madrid 1958, Tomo II, pág. 544. Introducción de Fr. Manuel Cuervo.
aequalitatem in divinis personis. igualdad entre las personas divinas.

Quia secundum Philosophum, in X Pero en las personas divinas no se puede


Metaphys., aequale dicitur quasi per hablar de mayor ni de menor…
negationem minoris et maioris.
Unde relinquitur quod, si esset aliqua Por lo tanto, hay que concluir que, si en las
inaequalitas in divinis personis, quod non personas divinas hubiera alguna desigualdad,
esset in eis una essentia, et sic non essent tres no poseerían la misma esencia, y,
personae unus Deus, quod est impossibile. consecuentemente, no serían un único Dios, lo
Oportet igitur aequalitatem ponere in divinis cual es imposible. Así, pues, es necesario que
personis. se confiese que hay igualdad en las personas
divinas.

Igualdad de eternidad (artículo segundo)

También es dogma de fe la coeternidad de las personas divinas, como viene atestiguado por
el Concilio de Letrán (Denz. 428).

IV CONCILIO DE LETRAN, 1215


XII ecuménico (contra los albigenses, Joaquín, los valdenses, etc.)
De la Trinidad, los sacramentos, la misión canónica, etc.
Cap. I. De La fe católica
[Definición contra los albigenses y otros herejes]
Firmemente creemos y simplemente confesamos, que uno solo es el verdadero Dios, eterno,
inmenso e inconmutable, incomprensible, omnipotente e inefable, Padre, Hijo y Espíritu Santo:
tres personas ciertamente, pero una sola esencia, sustancia o naturaleza absolutamente simple.
El Padre no viene de nadie, el Hijo del Padre solo, y el Espíritu Santo a la vez de uno y de otro,
sin comienzo, siempre y sin fin. El Padre que engendra, el Hijo que nace y el Espíritu Santo que
procede: consustanciales, coiguales, coomnipotentes y coeternos; un solo principio de todas
las cosas; Creador de todas las cosas, de las visibles y de las invisibles, espirituales y
corporales; que por su omnipotente virtud a la vez desde el principio del tiempo creó de la nada
a una y otra criatura, la espiritual y la corporal, es decir, la angélica y la mundana, y después la
humana, como común, compuesta de espíritu y de cuerpo. Porque el diablo y demás demonios,
por Dios ciertamente fueron creados buenos por naturaleza; mas ellos, por sí mismos, se
hicieron malos. El hombre, empero, pecó por sugestión del diablo. Esta Santa Trinidad, que
según la común esencia es indivisa y, según las propiedades personales, diferente, primero por
Moisés y los santos profetas y por otros siervos suyos, según la ordenadísima disposición de los
tiempos, dio al género humano la doctrina saludable.

Como señala Santo Tomás.

Manifestum est autem secundum praemissa, Es evidente que, según lo establecido (q.41
quod Pater non generat Filium voluntate, sed a.2), el Padre no engendra al Hijo por
natura. Et iterum, quod natura patris ab voluntad, sino por naturaleza. Asimismo, la
aeterno perfecta fuit. Et iterum, quod actio qua naturaleza del Padre es perfecta desde la
Pater producit Filium, non est successiva, quia eternidad. Y también la acción por la que el
sic Filius Dei successive generaretur, et esset Padre engendra al Hijo no es sucesiva, porque,
eius generatio materialis et cum motu, quod de ser así, el Hijo sería engendrado
est impossibile. Relinquitur ergo quod Filius sucesivamente y su generación sería material
fuit, quandocumque fuit Pater. Et sic Filius est y con movimiento, lo cual es imposible. Hay
coaeternus Patri, et similiter Spiritus Sanctus que concluir, por tanto, que el Hijo existió
utrique. siempre que existió el Padre, y,
consecuentemente, el Hijo es coeterno con el
Padre. Y el Espíritu Santo lo es con los dos.

También encontramos la igualdad de orden (artículo tercero)

In divinis autem dicitur principium secundum En las personas divinas hay principio de
originem, absque prioritate, ut supra dictum origen sin prioridad, como dijimos
est. Unde oportet ibi esse ordinem secundum anteriormente (q.33 a.1 ad.3). Por lo tanto, es
originem, absque prioritate. Et hic vocatur necesario que haya orden según el origen sin
ordo naturae, secundum Augustinum, non quo prioridad. Este orden es llamado orden de
alter sit prius altero, sed quo alter est ex altero. naturaleza, como lo llama Agustín, no porque
uno sea anterior al otro, sino porque uno
procede del otro.

La igualdad de plenitud (artículo cuarto)

Respondeo dicendum quod necesse est dicere Hay que decir: Es necesario afirmar que el
Filium esse aequalem Patri in magnitudine. Hijo es igual al Padre en grandeza. La
Magnitudo enim Dei non est aliud quam grandeza de Dios no es más que la perfección
perfectio naturae ipsius. de su naturaleza.

Nec potest dici quod virtus Dei Patris fuerit No puede decirse que la capacidad del Padre
defectiva in generando; neque quod Dei Filius Dios para engendrar fuera deficiente, ni
successive et per transmutationem ad tampoco puede decirse que el Hijo de Dios
perfectionem pervenerit. Unde necesse est haya llegado a la perfección de un modo
dicere quod ab aeterno fuerit Patri aequalis in progresivo y por transmutación. Por eso, es
magnitudine. Unde et Hilarius dicit, in libro necesario afirmar que desde toda la eternidad
de Synod., tolle corporum infirmitates, tolle es igual al Padre en grandeza. Por eso, dice
conceptus initium, tolle dolores et omnem Hilario en el libro De Synod.: Quita las
humanam necessitatem, omnis filius debilidades corporales, quita el principio de la
secundum naturalem nativitatem aequalitas concepción, quita los dolores y toda humana
patris est, quia est et similitudo naturae. flaqueza, y todo hijo, por su nacimiento, es
igual al padre, porque tiene una naturaleza
semejante.

Y la igualdad de mutua compenetración (artículo quinto)

La teología griega llama esto perijoresis, la teología latina circuminsesión y se entiende la


compenetración íntima y mutua existencia de unas personas en otras, sin que entre ellas exista
separación, ni tampoco confusión.

Respondeo dicendum quod in Patre et Filio Hay que decir: En el Padre y en el Hijo hay
tria est considerare, scilicet essentiam, que tener presente la esencia, la relación y el
relationem et originem; et secundum quodlibet origen. Según cada una de estas tres cosas, el
istorum Filius est in Patre, et e converso. Hijo está en el Padre, y al revés.

Esta compenetración se da a nivel de la esencia

Secundum essentiam enim Pater est in Filio, En cuanto a la esencia, el Padre está en el
quia Pater est sua essentia, et communicat Hijo, porque el Padre es su esencia y
suam essentiam Filio, non per aliquam suam comunica su esencia al Hijo sin cambio
transmutationem, unde sequitur quod, cum alguno, de donde se sigue que, como quiera
essentia Patris sit in Filio, quod in Filio sit que la esencia del Padre está en el Hijo, en el
Pater. Et similiter, cum Filius sit sua essentia, Hijo está el Padre. Asimismo, como quiera
sequitur quod sit in Patre, in quo est eius que el Hijo es su esencia, se sigue que está en
essentia. el Padre en quien se halla su esencia. Esto es
Et hoc est quod Hilarius dicit, V de Trin., lo que dice Hilario en V De Trin.: El Dios
naturam suam, ut ita dicam, sequitur inmutable, por decirlo de alguna manera,
immutabilis deus, immutabilem gignens continúa su naturaleza engendrando un Dios
Deum. Subsistentem ergo in eo Dei naturam inmutable. Así, pues, concebimos en él la
intelligimus, cum in Deo Deus insit. naturaleza subsistente de Dios, ya que en Dios
se halla Dios.

Se da a nivel de la relación

Secundum etiam relationes, manifestum est En cuanto a las relaciones, es evidente que
quod unum oppositorum relative est in altero uno de los términos opuestos relativamente,
secundum intellectum. entra en el concepto de otro.

Y se da a nivel del origen

Secundum originem etiam manifestum est En cuanto al origen, es evidente que la


quod processio Verbi intelligibilis non est ad procesión de la Palabra inteligible, no es hacia
extra, sed manet in dicente. Id etiam quod el exterior, sino que permanece en el que la
Verbo dicitur, in Verbo continetur. Et eadem pronuncia. Estos argumentos son aplicables
ratio est de Spiritu Sancto. también al Espíritu Santo.

Por último, la igualdad de poder (artículo sexto)

Ya que también es dogma de fe que las tres personas divinas son igualmente omnipotentes,
como hemos visto en el Concilio de Letrán (Denz. 428).

Santo Tomás señala:

Respondeo dicendum quod necesse est dicere Hay que decir: Es necesario afirmar que el
quod Filius est aequalis Patri in potestate. Hijo es igual al Padre en poder. Pues el poder
Potentia enim agendi consequitur para actuar es una consecuencia de la
perfectionem naturae, videmus enim in perfección de la naturaleza. Pues vemos en las
creaturis quod quanto aliquid habet criaturas que, cuanto más perfecta es la
perfectiorem naturam, tanto est maioris naturaleza de un ser, tanto mayor es su poder
virtutis in agendo. Ostensum est autem supra para obrar. Quedó demostrado anteriormente
quod ipsa ratio divinae paternitatis et (a.4) que los mismos conceptos de paternidad
filiationis exigit quod Filius sit aequalis Patri y filiación divinas exigen que el Hijo sea igual
in magnitudine, idest in perfectione naturae. al Padre en grandeza, esto es, en la perfección
Unde relinquitur quod Filius sit aequalis Patri de la naturaleza. Por eso hay que concluir que
in potestate. Et eadem ratio est de Spiritu el Hijo ha de ser igual al Padre en potestad. Lo
Sancto respectu utriusque. mismo cabe decir del Espíritu Santo con
respecto a ambos.

EN CUANTO A LAS MISIONES (ad extra) [cuestión 43]

En esta cuestión 43 debemos ver primero la noción de misión (artículo primero)

Respondeo dicendum quod in ratione Hay que decir: En el concepto de misión,


missionis duo importantur, quorum unum est están implícitos dos aspectos c: 1) Uno es la
habitudo missi ad eum a quo mittitur; aliud est relación del enviado con quien le envía. 2)
habitudo missi ad terminum ad quem mittitur. Otro, la relación del enviado con aquello a lo
Per hoc autem quod aliquis mittitur, ostenditur que es enviado. El hecho de que alguien sea
processio quaedam missi a mittente; vel enviado pone al descubierto que el enviado
secundum imperium, sicut dominus mittit procede de alguna manera de quien le envía.
servum; vel secundum consilium, ut si Bien a modo de orden, como el señor envía al
consiliarius mittere dicatur regem ad siervo. Bien a modo de consejo, como el
bellandum; vel secundum originem, ut si consejero envía al rey a la guerra, si puede
dicatur quod flos emittitur ab arbore. decirse así. O a modo de origen, como cuando
Ostenditur etiam habitudo ad terminum ad decimos que el árbol emite (envía) la flor.
quem mittitur, ut aliquo modo ibi esse También se pone al descubierto una relación
incipiat; vel quia prius ibi omnino non erat con respecto a aquello adonde se envía, bien
quo mittitur; vel quia incipit ibi aliquo modo porque antes nunca hubiera estado allí, bien
esse, quo prius non erat. Missio igitur divinae porque empieza a estar de un modo distinto a
personae convenire potest, secundum quod como estuvo antes. Así, pues, la misión le
importat ex una parte processionem originis a puede corresponder a una persona divina en
mittente; et secundum quod importat ex alia cuanto que implica relación de origen con
parte novum modum existendi in aliquo. Sicut quien le envía, y, también, porque implica un
Filius dicitur esse missus a Patre in mundum, nuevo modo de estar en alguien. Así se dice
secundum quod incoepit esse in mundo que el Hijo ha sido enviado al mundo por el
visibiliter per carnem assumptam, et tamen Padre (Jn 10,36), en el sentido en que empezó
ante in mundo erat, ut dicitur Ioan. I. a estar en el mundo de una forma visible por
la carne que tomó. Sin embargo, existía ya
antes en el mundo, como se dice en Jn 1,10.

Y su distinción entre misión invisible y visible (artículo segundo)

Respondeo dicendum quod in his quae Hay que decir: En aquello que implica origen
important originem divinarum personarum, est de las personas divinas, hay que tener presente
quaedam differentia attendenda. Quaedam una serie de diferencias. Pues hay una serie de
enim in sui significatione important solam términos que, en su significación, solamente
habitudinem ad principium, ut processio et implican relación con el principio. Así,
exitus. Quaedam vero, cum habitudine ad procesión y salida. Otros, junto con su
principium, determinant processionis relación con el principio, expresan el término
terminum. Quorum quaedam determinant de la procesión. Unos determinan el término
terminum aeternum, sicut generatio et spiratio, eterno. Así, generación y espiración, ya que la
nam generatio est processio divinae personae generación es la procesión de la persona en la
in naturam divinam; et spiratio, passive naturaleza divina, y la espiración, en sentido
accepta, importat processionem amoris pasivo, implica la procesión del Amor
subsistentis. Quaedam vero, cum habitudine subsistente. Otros, junto con su relación con el
ad principium, important terminum principio, expresan el término temporal. Así,
temporalem, sicut missio et datio, mittitur misión y donación, ya que, si se envía algo, es
enim aliquid ad hoc ut sit in aliquo, et datur ad para que esté en alguna parte, y si se da, es
hoc quod habeatur; personam autem divinam para que se tenga. El hecho de que la persona
haberi ab aliqua creatura, vel esse novo modo divina sea poseída por alguna criatura o que se
existendi in ea, est quoddam temporale. Unde dé un nuevo modo de estar en ella, es algo
missio et datio in divinis dicuntur temporaliter temporal. Por eso, misión y donación en Dios
tantum. Generatio autem et spiratio solum ab son exclusivamente temporales. Generación y
aeterno. Processio autem et exitus dicuntur in espiración, son exclusivamente eternas.
divinis et aeternaliter et temporaliter, nam Procesión y salida en Dios son eternas y
filius ab aeterno processit ut sit deus; temporales. Pues, el Hijo procede desde la
temporaliter autem ut etiam sit homo, eternidad para ser Dios y desde el tiempo para
secundum missionem visibilem; vel etiam ut ser hombre, atendiendo a la misión visible, o
sit in homine, secundum invisibilem también para que esté en el hombre
missionem. atendiendo a la misión invisible.

La misión invisible del Hijo y del Espíritu Santo (artículo tercero, cuarto, quinto y sexto)

La teología espiritual y moral

Cuando contemplábamos la Santísima Trinidad siguiendo a los santos (Santo Tomás, San
Juan de la Cruz, Santa Catalina y otros); contemplábamos, en primer lugar, la generación del Verbo
de Dios y la procesión del Espíritu de Dios en la Summa Contra Gentiles, en los capítulos XI y
XIX, donde Santo Tomás realizando un profunda exégesis del Prólogo del Evangelio de San Juan y
otros textos de las Sagradas Escrituras nos muestra como se debe entender estas procesiones.

Decíamos entonces que aquí Santo Tomás supone varias analogías:

a) Cuando el cognoscente conoce una cosa distinta de sí: una cosa cualquiera.

b) Cuando el cognoscente conoce una cosa distinta de sí: Dios por la sola razón natural.

c) Cuando el cognoscente conoce una cosa distinta de sí: Dios por la fe.

d) Cuando el cognoscente se conoce a sí mismo.


Por lo cual para pensar en el Misterio de la Santísima Trinidad, hay que intuir una analogía
intermedia entre las tres primeras y la última. Ya que en este caso el cognoscente es Dios mismo que
se conoce a sí mismo. Seguíamos aquí un camino de hallazgo (via inventionis).

Ahora bien, en la temática de las Misiones divinas invisibles, volvemos resolutivamente (via
resolutionis) a contemplar a la Santísima Trinidad en el alma, en la “imagen imperfecta” (de Dios)
que somos nosotros, sea b) en el orden natural, sea c) en el orden sobrenatural.

A) En el orden del entendimiento.

Cuando alguien de Dios


el cognoscente recibiendo la forma lo cognoscible
(actu primo)
lo conoce
(actu secundo)

concibe
una idea o concepto del mismo Dios conocido
en su inteligencia

Cuando alguien (el cognoscente) recibiendo la forma (en actu primo) de Dios, lo conoce (en
actu secundo), concibe una idea o concepto (palabra interior) del mismo Dios conocido. De manera
tal, que el cognoscente, el acto de conocer, lo conocido y la idea (palabra interior) son realmente
distintas entre sí.

B) En el orden de la voluntad.

b) y c) Cuando en alguien (en el amante) existe en su voluntad el Dios amado [I], como
inclinando, y en cierto modo, impulsando intrínsecamente al amante hacia el Dios amado [II]; esto
significa que en el amante: emana, surge a modo de espiración, un impulso (que es el Dios amado [I]
en la voluntad del amante) que lo inclina, que lo atrae (como un peso = pondus) al Dios amado [II],
para amar a ese Dios (al Dios amado [II]). De manera tal que el amante, el impulso [I], el acto de amar
y el Dios amado [II] son realmente distintos entre sí.

C) En el orden del entendimiento y de la voluntad conjuntamente. Ya que nadie ama lo que no


conoce.

b) y c) Cuando alguien conoce y ama Dios, el Dios amado, que esta en la voluntad del amante,
tiene algún orden respecto a la concepción por la que es concebido intelectualmente (el Dios conocido)
y al mismo Dios cuya concepción intelectual se llama idea o concepto de Dios (palabra interior).

el cognoscente recibiendo la forma de lo conocido


en su inteligencia (actu primo)

conoce
(actu secundo)

Cuando alguien (como dicente) dice, concibe, genera Dios

una idea o concepto


en su inteligencia

como amante surge, emana, brota a modo de espiración, lo amado


en su voluntad desde el amante y de la idea

un impulso
(que es lo amado en la voluntad del amante)
que lo inclina, que lo impele, que lo atrae hacia

por el cual ama


(actu secundo)

A la luz de esto podemos leer lo que nos enseña R. Garrigou-Lagrange, en su libro Las tres
edades de la vida interior,10 en el capítulo cuarto: LA SANTÍSIMA TRINIDAD, PRESENTE EN
NOSOTROS, FUENTE INCREADA DE NUESTRA VIDA INTERIOR .

Después de haber hablado de la vida de la gracia, y del organismo espiritual de las virtudes
infusas y los dones, conviene considerar la fuente increada de nuestra vida interior, que es la
Santísima Trinidad presente en todas las almas justas de la tierra, del purgatorio y del cielo.
Veamos en primer lugar lo que nos dice la Revelación divina, contenida en la Escritura, acerca
de misterio tan consolador. Consideraremos después, brevemente, el testimonio de la Tradición;
y, en último lugar, veremos los comentarios y aclaraciones que aporta la Teología,
particularmente Santo Tomás de Aquino, y las consecuencias espirituales de esta doctrina.

Veamos en primer lugar lo que nos dice la Revelación divina, contenida en la Escritura

EL TESTIMONIO DE LA SAGRADA ESCRITURA

La Escritura nos enseña que Dios está presente en todas las criaturas, con una presencia general
llamada con frecuencia presencia de inmensidad. Léase en particular en el Salmo 138, 7: “¿A
dónde iré, Señor, que me esconda de tu espíritu? ¿A dónde huir para escapar a tu mirada? Si me
remonto hasta los cielos, allí estás tú; si desciendo a la morada de los muertos, también estás
allí.” Es lo que hace decir a San Pablo, predicando en el Areópago: “Dios que creó el mundo y
es Señor del cielo y de la tierra... no está lejos de cada uno de nosotros, porque en él vivimos,
10
R. Garrigou-Lagrange, Las tres edades de la vida interior, Palabra, Madrid 1978, pág. 109-121.
nos movemos y somos” (Act. Apost., XVII, 28).
Dios, en efecto, lo ve todo, conserva todas las cosas en su existencia e inclina a cada criatura a
los actos que le convienen. Es él como el foco de donde dimana la vida de la creación y la
energía central que todo lo atrae a sí. “Rerum, Deus, tenax vigor, immotus in te permanens.”
Pero la Sagrada Escritura no nos habla solamente de esta presencia general de Dios en cada
cosa; nos habla también de otra presencia especial de Dios en los justos. Así, ya en el Antiguo
Testamento, en la Sabiduría, I, 4 está escrito: “La sabiduría divina no penetrará en un alma
perversa, ni habitará en un cuerpo sujeto al pecado.” ¿Serán solamente la gracia creada o el don
creado de sabiduría los que vendrán a habitar en el alma del justo?
Las palabras de Nuestro Señor nos ofrecen nueva luz y nos enseñan que las mismas Personas
divinas vienen a aposentarse en nosotros. “Si alguien me amare, dice, cumplirá mis
mandamientos, y mi Padre le amará y vendremos a él y en él haremos nuestra morada” (Juan,
XIV, 23). Cada una de estas palabras es muy de considerar: “Vendremos”. ¿Quién va a venir?
¿Serán sólo los efectos creados: la gracia santificante, las virtudes infusas, los dones? No;
vienen los mismos que aman, las tres divinas Personas, el Padre y el Hijo, de los que jamás se
separa el Espíritu Santo, prometido por Nuestro Señor y enviado visiblemente el día de
Pentecostés. Vendremos a él, al justo que ama a Dios; y vendremos no de una manera
transitoria, pasajera, sino que estableceremos en él nuestra morada, es decir, habitaremos en el,
mientras permanezca en la justicia o en estado de gracia, mientras conserve la caridad. Así
habla Nuestro Señor.
Estas palabras son confirmadas por aquellas otras de la promesa del Espíritu Santo: “Yo rogaré
a mi Padre y os dará otro Consolador, para que eternamente permanezca en vosotros; éste es el
Espíritu de verdad, que el mundo no puede recibir, porque ni lo ve ni lo conoce; pero vosotros
lo conocéis, ya que mora en medio de vosotros, y él estará en vosotros... El os enseñará todas
las cosas, y os recordará todo lo que yo os he enseñado” (Juan, XIV, 26). Estas palabras no
fueron dichas solamente a los Apóstoles; en ellos fueron realidad el día de Pentecostés, que se
renueva en nosotros en la Confirmación.
Este testimonio del Salvador es clarísimo y precisa admirablemente lo dicho en el libro de la
Sabiduría, 1, 4. Las tres divinas Personas vienen a habitar en las almas justas.
Así lo entendieron los Apóstoles. San Juan escribe (I Juan, IV, 9-16): “Dios es caridad... y el
que permanece en la caridad, en Dios permanece y Dios en él.” Ese tal posee a Dios en su
corazón, pero más lo posee Dios a él y lo contiene en sí, conservándole, no sólo su existencia
natural, sino la vida de la gracia y la caridad.
San Pablo dice también: “La caridad de Dios se ha derramado en vosotros por el Espíritu Santo
que se os ha dado” (Rom., V, 5). Y no es solamente la caridad creada lo que hemos recibido,
sino que nos ha sido dado el mismo Espíritu Santo. San Pablo habla especialmente de él, porque
la caridad nos asimila más a ese Santo Espíritu, que es el amor personal, que al Padre y al Hijo.
Ambos residen igualmente en nosotros, según testimonio de Jesús, pero no seremos totalmente
asimilados a ellos, sino cuando recibamos la luz de la gloria que nos sellará asemejándonos al
Verbo, que es esplendor del Padre.
En muchas ocasiones vuelve San Pablo sobre esta consoladora doctrina: “¿No sabéis que sois
templo de Dios, y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?” (I Cor., III, 16). “¿No sabéis que
vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, que habéis recibido de Dios,
y que ya no os pertenecéis? Porque habéis sido rescatados por gran precio. Glorificad pues a
Dios en vuestro cuerpo.” (I Con, VI, 19.)
Así pues, con roda claridad, nos enseña la Escritura que las tres Personas divinas habitan en
todas las almas justas, en codas las almas en estado de gracia.

El testimonio de la Tradición

EL TESTIMONIO DE LA TRADICIÓN

La Tradición, por la voz de los primeros mártires, por la de los Padres y por la enseñanza oficial
de la Iglesia, demuestra además que así precisamente es como hay que entender lo que dice la
Escritura.
AI principio del siglo II, San Ignacio de Antioquia dice en sus cartas, que los verdaderos
cristianos llevan a Dios en sí, y los llama “theophoroi” o “portadores de Dios”. Esta doctrina es
común en la Iglesia primitiva; los mártires la proclaman en alta voz delante de sus jueces. Santa
Lucía responde a Pascasio, prefecto de Siracusa: “Las palabras no pueden faltar a los que en sí
llevan al Espíritu Santo.” “¿Entonces el Espíritu Santo está en ti?” “Así es, todos los que llevan
vida casta y piadosa son templo del Espíritu Santo.”
Entre los Padres griegos, San Atanasio dice que las tres divinas personas están en nosotros. San
Basilio declara que el Espíritu Santo, por su presencia, nos hace cada vez más espirituales y
conformes a la imagen del Unigénito. San Cirilo de Alejandría trata igualmente de esta íntima
unión del justo con el Espíritu Santo. Entre los Padres latinos, San Ambrosio enseña que lo
hemos recibido con el bautismo y más aún con la confirmación. San Agustín prueba que, según
el testimonio de los Padres más antiguos no es sólo la gracia lo que se nos da, sino Dios mismo,
el Espíritu Santo y sus siete dones.
Esta doctrina revelada nos es inculcada, en fin, por la enseñanza oficial de la Iglesia. En el
símbolo de San Epifanio, que recitaban los adultos antes de recibir el bautismo, se dice:
“Spiritus Sanctus qui... in apostolis locutus est et in sanctis habitat”.
El Concilio de Trento dice a su vez: “La causa eficiente de nuestra justificación es Dios, quien
en su misericordia, nos purifica gratuitamente y nos santifica, ungiéndonos y marcándonos con
el sello del Espíritu Santo, que nos fue prometido y es la prenda de nuestra herencia” (Efes., 1,
13).
Pero esa enseñanza oficial de la Iglesia, sobre esta materia, se nos da hoy de una manera más
precisa todavía en la Encíclica de León XIII, Divinum iilud munus (9 de mayo 1897), sobre el
Espíritu Santo, en la que se nos describe así la permanencia de la Santísima Trinidad en el alma
de los justos:
“Conviene recordar las explicaciones dadas por los Doctores según las enseñanzas de las Santas
Escrituras: Dios está presente en todas las cosas por su poder, en cuanto que todo le está
sometido; por su presencia, en cuanto que todo está patente a sus ojos; por su esencia, en cuanto
que está íntimamente en todos los seres como causa de su existencia (S. Tom. I, q. 8, a. 3). Pero
Dios no está en el hombre solamente como está en las cosas; está además en cuanto que es
conocido y amado por él, ya que nuestra naturaleza nos lleva a amar, desear y aspirar al bien.
Dios, por su gracia, reside en el alma del justo como en un templo, de un modo muy intimo y
especial. De ahí ese lazo que tan estrechamente une al alma con Dios, más de lo que un amigo
puede estarlo con su mejor amigo, y le permite gozar de él con una gran dulzura.”
“Esta admirable unión, llamada inhabitación y que sólo por su condición difiere del estado
bienaventurado de los moradores del cielo, es realizada por la presencia de toda la Trinidad:
Vendremos a él y en él haremos nuestra morada» (Juan. XIV, 23). Sin embargo se atribuye de
un modo especial al Espíritu Santo. En efecto, aun en un hombre perverso existen algunas
huellas del poder y de la sabiduría divina; pero sólo el justo participa del amor, que es la
característica del Espíritu Santo... Por eso el Apóstol, al decir que los justos son templos de
Dios, no los llama expresamente templos del Padre y del Hijo, sino del Espíritu Santo:
¿No sabéis que vuestros miembros son el templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y que
habéis recibido de Dios? (I Cor., VI, 19).”
“La abundancia de bienes celestiales que es efecto de la presencia del Espíritu Santo en las
almas piadosas, se manifiesta de múltiples maneras... Entre estos dones se cuentan aquellas
misteriosas invitaciones que, por un impulso del Espíritu Santo, son hechas a las almas y sin las
cuales no es posible al hombre ni encauzarse por el camino de la virtud, ni progresar, ni obtener
la vida eterna.”
Tal es, en sustancia, el testimonio de la Tradición expresada por el magisterio de la Iglesia.
Veamos ahora lo que la Teología añade, y así entenderemos mejor este misterio revelado.
Expondremos lo que de él nos dice Santo Tomás.

En este sentido, podemos señalar como testimonio de la Tradición de la Iglesia a San Cirilo
de Alejandría que leemos en el oficio de lecturas del martes de la V semana de Pascua.

Del Comentario de san Cirilo de Alejandría, obispo, sobre el evangelio de san Juan

(Libro 10, 2: PO 74, 331-334)

YO SOY LA VID, VOSOTROS LOS SARMIENTOS

El Señor – queriendo enseñarnos la necesidad que tenemos de estar unidos a él por el amor, y
el gran provecho que nos proviene de esta unión – se da a sí mismo el nombre de vid, y llama
sarmientos a los que están injertados y como introducidos en él, y han sido hechos ya partícipes
de su misma naturaleza por la comunicación del Espíritu Santo (ya que es el santo Espíritu de
Cristo quien nos une a él).
La adhesión de los que se allegan a la vid es una adhesión de voluntad y de propósito, la
unión de la vid con nosotros es una adhesión de afecto y de naturaleza. Movidos por nuestro
buen propósito, nos allegamos a Cristo por la fe y, así, nos convertimos en linaje suyo, al
obtener de él la dignidad de la adopción filial. En efecto, como dice san Pablo, quien se une al
Señor es un espíritu con él.
Del mismo modo que el Apóstol, en otro lugar de la Escritura, da al Señor el nombre de base
y fundamento (ya que sobre él somos edificados y somos llamados piedras vivas y espirituales,
formando un sacerdocio sagrado, para ser morada de Dios en el Espíritu, y no existe otro modo
con que podamos ser así edificados, si no tenemos a Cristo por fundamento), aquí también, en
el mismo sentido, el Señor se da a sí mismo el nombre de vid, como madre y educadora de sus
sarmientos.
Hemos sido regenerados por él y en él, en el Espíritu, para que demos frutos de vida, no de
aquella vida antigua y ya caduca, sino de aquella otra que consiste en la novedad de vida y en el
amor para con él. Nuestra permanencia en este nuevo ser depende de que estemos en cierto
modo injertados en él, de que permanezcamos tenazmente adheridos al santo mandamiento
nuevo que se nos ha dado, y nos toca a nosotros conservar con solicitud este título de nobleza,
no permitiendo en absoluto que el Espíritu que habita en nosotros sea contristado en lo más
mínimo, ya que por él habita Dios en nosotros.
El evangelista Juan nos enseña sabiamente de qué modo estamos en Cristo y él en nosotros,
cuando dice: En esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros: en que nos ha dado
de su Espíritu.
En efecto, del mismo modo que la raíz comunica a las ramas su misma manera de ser, así
también el Verbo unigénito de Dios infunde en los santos un cierto parentesco de naturaleza con
Dios Padre y consigo mismo, otorgando el Espíritu y una santidad omnímoda, principalmente. a
aquellos que están unidos a él por la fe, a quienes impulsa a su amor, infundiendo en ellos el
conocimiento de toda virtud y bondad.

Y, en último lugar, veremos los comentarios y aclaraciones que aporta la Teología, particularmente
Santo Tomás de Aquino

EXPLICACIÓN TEOLÓGICA DE ESTE MISTERIO

Diversas explicaciones se han propuesto.


De todas ellas, la de Santo Tomás, recogida por León XIII en su Encíclica sobre el Espíritu
Santo, parece la más verdadera; contiene, por lo demás, en una síntesis superior, todo lo que hay
de positivo en las otras explicaciones. Mucho se ha escrito sobre esta materia, en estos últimos
tiempos; importa pues, volver al texto mismo del artículo principal de Santo Tomás, que ha sido
un tanto olvidado.
El Doctor común de la Iglesia nos dice en efecto (I, q. 43, a. 3), dando por supuesta la presencia
general de Dios, que conserva todas las cosas en la existencia:

Respondeo dicendum quod divinae personae Hay que decir: A la persona divina le
convenit mitti, secundum quod novo modo corresponde ser enviada por cuanto que existe
existit in aliquo; dari autem, secundum quod en alguien de un modo nuevo. Y le
habetur ab aliquo. Neutrum autem horum est corresponde ser dada, en cuanto que es tenida
nisi secundum gratiam gratum facientem. Est por alguien. Ninguna de estas cosas puede
enim unus communis modus quo Deus est in suceder más que por la gracia santificante.
omnibus rebus per essentiam, potentiam et Pues hay un modo común por el que Dios está
praesentiam, sicut causa in effectibus en todas las cosas por esencia, potencia y
participantibus bonitatem ipsius. Super istum presencia, como la causa está en los efectos
modum autem communem, est unus specialis, que participan de su bondad. Por encima de
qui convenit creaturae rationali, in qua Deus este modo común, hay otro especial que
dicitur esse sicut cognitum in cognoscente et corresponde a la criatura racional, en la que se
amatum in amante. Et quia, cognoscendo et dice que Dios se encuentra como lo conocido
amando, creatura rationalis sua operatione en quien conoce y lo amado en quien ama, y
attingit ad ipsum deum, secundum istum porque, conociendo y amando, la criatura
specialem modum Deus non solum dicitur racional llega por su mismo obrar hasta el
esse in creatura rationali, sed etiam habitare in mismo Dios. Según este modo especial, no
ea sicut in templo suo. Sic igitur nullus alius solamente se dice que Dios se encuentra en la
effectus potest esse ratio quod divina persona criatura racional, sino también que está en ella
sit novo modo in rationali creatura, nisi gratia como en su templo. Así, pues, ningún otro
gratum faciens. Unde secundum solam efecto, a no ser la gracia santificante, puede
gratiam gratum facientem, mittitur et procedit ser el motivo por el que la persona divina esté
temporaliter persona divina. Similiter illud de un modo nuevo en la criatura racional.
solum habere dicimur, quo libere possumus uti Consecuentemente, sólo por la gracia
vel frui. Habere autem potestatem fruendi santificante la persona divina es enviada y
divina persona, est solum secundum gratiam procede temporalmente. Por lo mismo, no se
gratum facientem. Sed tamen in ipso dono dice que tenemos sino sólo aquello de lo que
gratiae gratum facientis, Spiritus Sanctus podemos hacer uso y disfrutar libremente.
habetur, et inhabitat hominem. Unde ipsemet Poder disfrutar de la persona divina sólo es
Spiritus Sanctus datur et mittitur. posible por la gracia santificante. Sin
embargo, por el mismo don de la gracia
santificante, se tiene el Espíritu Santo, que
habita en el hombre. Por eso, el mismo
Espíritu Santo es dado y es enviado.

Sin la gracia santificante y la caridad, en efecto, Dios no habita en nosotros; no basta conocerlo
por conocimiento natural, filosófico, ni siquiera por el conocimiento sobrenatural de la fe
informe unida a la esperanza, como lo conoce un cristiano que está en pecado mortal. (Dios
está, por decirlo así, alejado de un creyente desviado de él.) Preciso es conocerle por la fe viva y
por los dones del Espíritu Santo conexos con la caridad. Este último conocimiento, que es como
experimental, llega a Dios, no como realidad distinta y simplemente representada, sino como
una realidad presente, poseída, de la que podemos gozar desde ahora. Esto es lo que quiere
decir Santo Tomás en el texto citado (I, q. 43, a. 1 c., y ad 1, ad 2). Se trata, dice, de un
conocimiento que alcanza al mismo Dios, attingit ad ipsum Deum, y hace que lo poseamos y
gocemos de él, ut creatura rationalis ipsa persona divina fruatur (Ibid., ad 1).
Para que las divinas personas habiten en nosotros, preciso es que las podamos conocer de una
manera como experimental y amorosa, fundada en la caridad infusa, que nos da cierta
connaturalidad o simpatía con la vida Intima de Dios.
No es necesario sin embargo, para que la Santísima Trinidad habite en nosotros, que ese
conocimiento sea actual; basta con que nos sea posible mediante la gracia de las virtudes y de
los dones. Así la permanencia de la Santísima Trinidad dura en el justo, aun durante su sueño, y
mientras está en estado de gracia.
Pero a las veces sucede que Dios se hace sentir en nosotros como alma de nuestra alma, y vida
de nuestra vida. Es lo que San Pablo dice en la Epístola a los Romanos (VIII, 14-16): “Habéis
recibido un Espíritu de adopción, en el que clamamos ¡Abba! ¡Padre! Este mismo Espíritu da
testimonio a nuestra alma de que somos hijos de Dios.” Santo Tomás dice en su comentario a
esta Epístola: “El Espíritu Santo da ese testimonio a nuestra alma por el efecto de amor filial
que en nosotros produce”. Por eso dijeron los discípulos de Emaús después que Jesús
desapareció: “¿No es verdad que nuestro corazón ardía en nuestro pecho mientras, caminando,
nos hablaba y nos explicaba las Escrituras?”.
Mediante esa explicación, Santo Tomás no hace sino aclararnos el profundo sentido de las
palabras de Nuestro Señor anteriormente citadas: 'Si alguien me ama, cumplirá mis palabras, y
mi Padre le amará, y vendremos a él y en él haremos nuestra morada”. “El espíritu de verdad
(que mi Padre os enviará) estará en vosotros; él os enseñará las cosas que yo os he dicho.”
Según esta doctrina, la Trinidad augusta habita en el alma del justo más y mejor, en cierto
sentido, que el cuerpo del Salvador en la hostia consagrada. En ella está real y sustancialmente,
pero la hostia ni le conoce ni le ama. Mientras que la Santa Trinidad está en el alma del justo
como en un templo vivo que conoce y ama a su augusto huésped. Habita en las almas
bienaventuradas que la contemplan cara a cara, sobre todo en la santísima alma del Salvador a
la que el Verbo está personalmente unido. Y ya desde esta vida, entre las penumbras de la fe, la
augusta Trinidad, oculta a nuestros ojos, mora en nosotros, para vivificarnos más y más hasta la
hora de nuestra entrada en la gloria, en que se nos mostrará en toda su claridad.
Esta íntima presencia de la Santísima Trinidad en nosotros, no ha de ser pretexto para dejar de
acercarnos a la Eucaristía o de orar junto al tabernáculo; porque esa augusta Trinidad habita con
mucha mayor intimidad que en nosotros, en el alma santísima del Salvador personalmente
unido al Verbo. Si nos trae gran provecho el acercamos a un santo lleno de Dios, como el Cura
de Ars, ¡cuánto más provechoso no nos será aproximarnos al Salvador! Podemos decirle,
cuando estemos junto a él: “Ven y toma posesión de mí, aun con tu Cruz; escucha mi plegaria,
Señor; Tú en mí y yo en ti.” Pensemos también en la habitación de la Santísima Trinidad en el
alma de la Virgen María, aquí abajo y en el cielo.

Y las consecuencias espirituales de esta doctrina

CONSECUENCIAS PARA LA ESPIRITUALIDAD


De lo dicho se desprende una muy importante consecuencia: si la inhabitación de la augusta
Trinidad en nosotros no se concibe sin que el justo pueda tener una “especie de conocimiento
experimental” de Dios en sí, se sigue que este conocimiento, lejos de ser una cosa
extraordinaria, como las visiones, revelaciones y estigmas, está dentro de la vía normal de la
santidad.
Esta especie de conocimiento experimental de Dios presente en nosotros deriva de la fe
esclarecida por los dones de inteligencia y de sabiduría, que están en conexión con la caridad.
De ahí se sigue que normalmente irá aumentando según se vaya progresando en caridad, tanto
en el aspecto de la contemplación corno en el de la acción. También diremos más adelante que
la contemplación infusa, donde se desarrolla esa experiencia, comienza, según San Juan de la
Cruz, con la vía iluminativa y se perfecciona en la unitiva.
Este conocimiento de Dios y de su bondad crecerá con el de nuestra nada y miseria, según las
palabras que en revelación fueron dichas a Santa Catalina de Sena: “Yo soy el que es, tú eres la
que no es.”
Se sigue igualmente de aquí que, cuando la caridad aumenta notablemente en nosotros, las
divinas Personas son enviadas de nuevo, dice Santo Tomás, porque se hacen más íntimamente
presentes en nosotros, en un nuevo grado o modo de intimidad. Esto acaece, por ejemplo, en el
momento de la segunda conversión que señala el ingreso en la vía iluminativa.
Residen, finalmente, en nosotros, no solamente como objetos de conocimiento y amor
sobrenaturales, sino como principios de operaciones de esa misma naturaleza. Jesús dijo: “Mi
Padre opera siempre, y yo con él”, sobre todo en la intimidad del corazón, en el fondo del alma.
Mas importa prácticamente no olvidar una cosa: que Dios no se comunica de ordinario a la
criatura sino en la medida de sus disposiciones. Cuando éstas se hacen más puras, las divinas
personas se hacen también más íntimamente presentes y operantes. En tal caso Dios nos
pertenece y nosotros a él, y deseamos ardientemente progresar en su amor.
“Esta doctrina de las Misiones invisibles de las divinas personas a nosotros es uno de los más
poderosos motivos de adelanto espiritual”, escribe el P. Chardon, porque mantiene al alma en
constante aspiración a su adelantamiento, y siempre en vela para realizar incesantes actos de
fortaleza y fervor en todas las virtudes; a fin de que, progresando en la gracia, este nuevo
adelantamiento atraiga a Dios de nuevo a ella... en una unión más íntima, pura y vigorosa.”

El Padre habita en nosotros y envía invisiblemente a su Hijo por el Don de Sabiduría y al


Espíritu Santo por la Virtud de la Caridad.

De manera que el Padre no es enviado (artículo cuarto).

Respondeo dicendum quod missio in sui Hay que decir: Conceptualmente, la misión
ratione importat processionem ab alio; et in implica procesión de otro. Y en Dios, la
divinis, secundum originem, ut supra dictum implica según el origen, como dijimos
est. Unde, cum pater non sit ab alio, nullo anteriormente (a.1). Por eso, como quiera que
modo convenit sibi mitti; sed solum filio et el Padre no procede de otro, bajo ningún
spiritui sancto, quibus convenit esse ab alio. concepto le corresponde ser enviado. Esto
sólo le corresponde al Hijo y al Espíritu Santo,
los cuales proceden de otro.

Sino que inhabita por la gracia (artículo quinto).

Respondeo dicendum quod per gratiam Hay que decir: Por la gracia santificante toda
gratum facientem tota trinitas inhabitat la Trinidad habita en el alma, según aquello de
mentem, secundum illud Ioan. XIV, ad eum Jn 14,23: Acudiremos a El y en El
veniemus, et mansionem apud eum faciemus. habitaremos. Que la persona divina sea
Mitti autem personam divinam ad aliquem per enviada a alguien por la gracia invisible, por
invisibilem gratiam, significat novum modum una parte significa el nuevo modo de
inhabitandi illius personae, et originem eius ab inhabitación de aquella persona, y por otro, su
alia. Unde, cum tam Filio quam Spiritui origen de otra persona. Por eso, como
sancto conveniat et inhabitare per gratiam et inhabitar por la gracia y proceder de otro les
ab alio esse, utrique convenit invisibiliter corresponde tanto al Hijo como al Espíritu
mitti. Patri autem licet conveniat inhabitare Santo, tanto a uno como al otro les
per gratiam, non tamen sibi convenit ab alio corresponde ser enviados invisiblemente. Y
esse; et per consequens nec mitti. aun cuando al Padre le corresponda inhabitar
por la gracia, sin embargo, no le corresponde
proceder de otro y, consecuentemente,
tampoco le corresponde ser enviado.

Donándonos a su Hijo y al Espíritu Santo (artículo sexto).

Respondeo dicendum quod, sicut supra dictum Hay que decir: Como dijimos anteriormente
est, missio de sui ratione importat quod ille (a.1), la misión implica conceptualmente que
qui mittitur vel incipiat esse ubi prius non fuit, el enviado, o bien empiece a estar donde antes
sicut accidit in rebus creatis; vel incipiat esse no estuvo, y esto es lo que les sucede a las
ubi prius fuit, sed quodam modo novo, criaturas, o que empiece a estar donde ya
secundum quod missio attribuitur divinis estaba, pero de un nuevo modo, que es el
personis. Sic ergo in eo ad quem fit missio, modo como se atribuye la misión a las
oportet duo considerare, scilicet personas divinas. Por lo tanto, en aquél a
inhabitationem gratiae, et innovationem quien se hace la misión invisible es necesario
quandam per gratiam. Ad omnes ergo fit tener presente dos cosas: la inhabitación de la
missio invisibilis, in quibus haec duo gracia y una cierta innovación producida por
inveniuntur. la gracia. Por lo tanto, la misión invisible se
hace a todos aquellos en quienes se
encuentran estos dos aspectos.

¿CUALES SON NUESTROS DEBERES PARA CON NUESTRO DIVINO HUÉSPED?

El mismo nos dice: “Hijo mío, dame tu corazón”. “Yo estoy a tu puerta y llamo; si alguien oye
mi voz y abre la puerta, entraré en su morada, cenaré con él y él conmigo”.
El alma del justo es como un cielo todavía oscuro, ya que la Santísima Trinidad está en él y un
día la ha de ver con claridad.
Nuestros deberes hacia ese huésped divino se pueden resumir así: Pensar con frecuencia en él y
decirse: “Dios mora en mí”. Consagrar a las divinas personas el día, cada hora, diciendo: “En el
nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo.” Acordarse que el huésped interior es para
nosotros fuente de luz, de consuelo y de fortaleza. Orar a él con las palabras del Señor: “Ora a
tu Padre que está en lo más escondido (de tu alma); él accederá a tus ruegos”. Adorarle
diciendo: “Magnificat anima mea Dominun.” Creer en El, confiar en El y amarle con un amor
cada día más puro, más generoso y más encendido. Amarle, imitando sobre todo su bondad,
según las palabras del Señor: “Sed perfectos como es perfecto el Padre celestial”; “Que todos
sean uno, como vos, Padre mío, y yo somos uno”.
Todas estas cosas inclinan a pensar, y cada vez lo veremos más claramente, que la vida mística,
caracterizada por la actualidad del conocimiento experimentado de Dios en nosotros, lejos de
ser en si extraordinaria, es la única plenamente normal. Solos los ramos, que sin excepción la
viven, están plenamente en el orden donde deben estar. Antes de haber encontrado esta unión
íntima con Dios presente en nosotros, somas, en cieno modo, como almas, medio dormidas; el
despenar espiritual todavía no ha llegado. Y de un misterio tan consolador, como es la
inhabitación de la augusta Trinidad en nosotros, sólo tenemos un conocimiento superficial y
teórico, a pesar de ser vida que se desborda y se nos ofrece a todos.
Antes de haber entrado en la intimidad de la unión con Dios, aun no tenemos hacia él toda la
adoración y el amor debidos, ni consideramos de ordinario al Único necesario como la cosa
principal que necesitamos. De la misma manera, aun no tenemos conciencia real y profunda del
don que se nos ha dado en la Eucaristía y sólo superficialmente comprendemos lo que es el
Cuerpo místico de Nuestro Señor.
El Espíritu Santo es el alma de ese Cuerpo místico, cuya cabeza es Jesucristo. Como en nuestro
cuerpo el alma esta toda en todo él y en cada una de sus partes, y ejerce sus funciones
superiores en la cabeza, así el Espíritu Santo está entero en todo el Cuerpo místico, todo entero
en cada uno de los justos, y ejerce sus funciones más elevadas en el alma santa del Salvador y,
por ella, en nosotros.
El principio vital que así realiza la unidad del cuerpo místico es mucho más unitivo que el alma
que consigue la unión de nuestro cuerpo, más que el espíritu d; una familia o de una nación. Y
éste es el Espíritu Santo santificador, fuente de todas las gracias, manantial de aguas vivas que
brotan en duración perenne. El río de gracias que procede del Espíritu Santo remonta
incesantemente hacia Dios en forma de adoración, de súplica, de méritos y de sacrificios; es la
elevación hacia Dios, preludio de la vida del cielo. Tales son las realidades sobrenaturales en
que nos debemos empapar cada vez más, y sólo en la vida mística se ilumina verdaderamente el
alma y sólo en ella comprende el don de Dios con la conciencia viva, profunda y radiante,
necesaria para responder plenamente al amor con que Dios nos enaltece.

La misión visible del Hijo y del Espíritu Santo

El tratado del Verbo encarnado y los tratados de Iglesia, Sacramentos y Escatología.

Como habíamos visto el Concilio Vaticano II, en el DECRETO “AD GENTES” SOBRE LA
ACTIVIDAD MISIONERA DE LA IGLESIA,funda sobre las Procesiones eternas las Misiones visibles del
Hijo y del Espíritu Santo.

Designio del Padre

2. La Iglesia peregrinante es misionera por su naturaleza, puesto que toma su origen de


la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el designio de Dios Padre, pero este designio
dimana del “ amor fontal” o de la caridad de Dios Padre, que, siendo Principio sin principio,
engendra al Hijo, y a través del Hijo procede el Espíritu Santo, por su excesiva y misericordiosa
benignidad, creándonos libremente y llamándonos además sin interés alguno a participar con El
en la vida y en la gloria, difundió con liberalidad la bondad divina y no cesa de difundirla, de
forma que el que es Creador del universo, se haga por fin “ todo en todas las cosas” (1 Cor
15,28), procurando a un tiempo su gloria y nuestra felicidad. Pero plugo a Dios llamar a los
hombres a la participación de su vida no sólo en particular, excluido cualquier género de
conexión mutua, sino constituirlos en pueblo, en el que sus hijos que estaban dispersos se
congreguen en unidad (Cf. Jn 11,52).

Como dice Santo Tomás (artículo séptimo).

Respondeo dicendum quod Deus providet Hay que decir: Dios provee a todas las cosas
omnibus secundum uniuscuiusque modum. según el modo de ser de cada una. Como
Est autem modus connaturalis hominis, ut per dijimos anteriormente (q.12 a. 12), lo que
visibilia ad invisibilia manuducatur, ut ex naturalmente exige el hombre es que las cosas
supra dictis patet, et ideo invisibilia Dei visibles le lleven a lo invisible como llevado
oportuit homini per visibilia manifestari. Sicut de la mano. De este modo, fue necesario que
igitur seipsum Deus, et processiones aeternas lo invisible de Dios se manifestase al hombre
personarum, per creaturas visibiles, secundum por medio de lo visible. Y así como Dios se
aliqua indicia, hominibus quodammodo manifiesta a sí mismo y las procesiones
demonstravit; ita conveniens fuit ut etiam eternas de las personas por medio de las
invisibiles missiones divinarum personarum criaturas visibles, también fue conveniente
secundum aliquas visibiles creaturas que las misiones invisibles de las personas
manifestarentur. divinas se manifestasen por medio de algunas
Aliter tamen Filius et Spiritus Sanctus. Nam criaturas visibles. Sin embargo, no de igual
Spiritui Sancto, inquantum procedit ut amor, modo el Hijo y el Espíritu Santo. Pues al
competit esse sanctificationis donum, Filio Espíritu Santo, en cuanto que procede como
autem, inquantum est Spiritus Sancti amor, le corresponde ser el don de la
principium, competit esse sanctificationis santificación. Y al Hijo, al ser principio del
huius auctorem. Et ideo Filius visibiliter Espíritu Santo, le corresponde ser autor de la
missus est tanquam sanctificationis auctor, sed misma santificación. Por eso el Hijo fue
Spiritus Sanctus tanquam sanctificationis enviado como autor de la santificación, y el
indicium. Espíritu Santo fue enviado como signo de
santificación.

La Misión visible del Hijo es su Encarnación, como continua diciendo el Concilio Vaticano
II en el DECRETO “AD GENTES”.

Misión del Hijo

3. Este designio universal de Dios en pro de la salvación del género humano no se


realiza solamente de un modo secreto en la mente de los hombres, o por los esfuerzos, incluso
de tipo religioso, con los que los hombres buscan de muchas maneras a Dios, para ver si a
tientas le pueden encontrar; aunque no está lejos de cada uno de nosotros (Cf. Act 17, 27),
porque estos esfuerzos necesitan ser iluminados y sanados, aunque, por benigna determinación
del Dios providente, pueden tenerse alguna vez como pedagogía hacia el Dios verdadero o
como preparación evangélica. Dios, para establecer la paz o comunión con El y armonizar la
sociedad fraterna entre los hombres, pecadores, decretó entrar en la historia de la humanidad de
un modo nuevo y definitivo enviando a su Hijo en nuestra carne para arrancar por su medio a
los hombres del poder de las tinieblas y de Satanás (Cf. Col 1, 13; Act 10, 38), y en El
reconciliar consigo al mundo (Cf. 2 Cor 5, 19). A El, por quien hizo el mundo, lo constituyó
heredero de todo a fin de instaurarlo todo en El (Cf. Ef 1, 10).
Cristo Jesús fue enviado al mundo como verdadero mediador entre Dios y los
hombres. Por ser Dios habita en El corporalmente toda la plenitud de la divinidad (Cf. Col 2, 9);
según la naturaleza humana, nuevo Adán, lleno de gracia y de verdad (Cf. Jn 1, 14), es
constituido cabeza de la humanidad renovada. Así, pues, el Hijo de Dios siguió los caminos de
la Encarnación verdadera: para hacer a los hombres partícipes de la naturaleza divina; se hizo
pobre por nosotros, siendo rico, para que nosotros fuésemos ricos por su pobreza (2 Cor 8, 9).
El Hijo del Hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida para redención
de muchos, es decir, de todos (Cf. Mc 10, 45). Los Santos Padres proclaman constantemente
que no está sanado lo que no ha sido asumido por Cristo. Pero tomó la naturaleza humana
íntegra, cual se encuentra en nosotros miserables y pobres, a excepción del pecado (Cf. Heb 4,
15); 9, 28). De sí mismo afirmó Cristo, a quien el Padre santificó y envió al mundo (Cf. Jn 10,
36): “ El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió, y me envió a evangelizar a los
pobres, a sanar a los contritos de corazón, a predicar a los cautivos la libertad y a los ciegos la
recuperación de la vista” (Lc 4, 18), y de nuevo: “ El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a
salvar lo que estaba perdido” (Lc 19, 10).
Mas lo que el Señor ha predicado una vez o lo que en El se ha obrado para la salvación
del género humano hay que proclamarlo y difundirlo hasta los confines de la tierra (Cf. Act 1,
8), comenzando por Jerusalén (Cf. Lc 24, 47), de suerte que lo que ha efectuado una vez para la
salvación de todos consiga su efecto en la sucesión de los tiempos.

Que Santo Tomás despliega en el Tratado del Verbo encarnado, en la Tertia Pars.

Quia Salvator noster Dominus Iesus Christus, Dado que nuestro Salvador y Señor Jesucristo,
teste Angelo, populum suum salvum faciens a salvando al pueblo de sus pecados, tal como lo
peccatis eorum, viam veritatis nobis in seipso anunció el ángel en Mt 1, 21, nos reveló en si
demonstravit, per quam ad beatitudinem mismo el camino de la verdad, por el que,
immortalis vitae resurgendo pervenire resucitando, podemos llegar a la
possimus, necesse est ut, ad consummationem bienaventuranza de la vida inmortal, se
totius theologici negotii, post considerationem impone que, para rematar los temas
ultimi finis humanae vitae et virtutum ac teológicos, después de haber estudiado el fin
vitiorum, de ipso omnium Salvatore ac último de la vida humana, las virtudes y los
beneficiis eius humano generi praestitis nostra vicios, nos ocupemos ahora del Salvador de
consideratio subsequatur. Circa quam, primo todos y de los beneficios otorgados por él al
considerandum occurrit de ipso Salvatore; género humano. A este propósito hay que
secundo, de sacramentis eius, quibus salutem tratar: primero, del Salvador en sí mismo;
consequimur; tertio, de fine immortalis vitae, segundo, de los sacramentos, con los que
ad quem per ipsum resurgendo pervenimus. alcanzamos la salvación (q.60); tercero, del fin
Circa primum duplex consideratio occurrit, de la vida inmortal, al que llegamos por medio
prima est de ipso incarnationis mysterio, de él cuando resucitemos. Sobre lo primero
secundum quod deus pro nostra salute factus hay que estudiar dos cosas: una, el misterio de
est homo; secunda de his quae per ipsum la encarnación en si mismo, en virtud del que
salvatorem nostrum, idest deum incarnatum, Dios se hizo hombre para nuestra salvación;
sunt acta et passa. otra, todo cuanto hizo y sufrió nuestro
Salvador, Dios encarnado (q.27).

Y en los Tratados de Iglesia, de Sacramentos y Escatología que también se hallan en la


Tertia Pars cuando Santo Tomás desarrolla el tema “de los sacramentos, con los que alcanzamos la
salvación”, que obran por la acción del Espíritu Santo y de la Iglesia; y “del fin de la vida inmortal”
(artículo octavo).

Quia cum dicitur aliqua persona mitti, Pues cuando se dice que una persona es
designatur et ipsa persona ab alio existens, et enviada se está indicando tanto la persona
effectus visibilis aut invisibilis, secundum procedente de otra como el efecto visible o
quem missio divinae personae attenditur. Si invisible por el que se entiende la misión de la
igitur mittens designetur ut principium persona divina. Así, pues, si por el que envía
personae quae mittitur, sic non quaelibet se designa el principio de la persona enviada,
persona mittit, sed solum illa cui convenit esse no puede enviar una cualquiera de las
principium illius personae. Et sic Filius personas, sino sólo aquella a la que le
mittitur tantum a Patre, Spiritus Sanctus autem corresponde ser principio. En este sentido, el
a Patre et Filio. Si vero persona mittens Hijo es enviado por el Padre, y el Espíritu
intelligatur esse principium effectus secundum Santo es enviado por el Padre y el Hijo. En
quem attenditur missio, sic tota Trinitas mittit cambio, si por persona que envía se entiende
personam missam. el principio del efecto, en razón del cual se
habla de misión, entonces toda la Trinidad es
la que manda a la persona enviada.
De aquí que la Misión visible del Espíritu Santo, como dice el Concilio Vaticano II en el
DECRETO “AD GENTES”, se prolonga en la Misión de la Iglesia.

Misión del Espíritu Santo

4. Y para conseguir esto envió Cristo al Espíritu Santo de parte del Padre, para que
realizara interiormente su obra salvífica e impulsara a la Iglesia hacia su propia dilatación. Sin
duda, el Espíritu Santo obraba ya en el mundo antes de la glorificación de Cristo. Sin embargo,
descendió sobre los discípulos en el día de Pentecostés, para permanecer con ellos eternamente
(Cf. Jn 14, 16), la Iglesia se manifestó públicamente delante de la multitud, empezó la difusión
del Evangelio entre las gentes por la predicación, y por fin quedó prefigurada la unión de los
pueblos en la catolicidad de la fe por la Iglesia de la Nueva Alianza, que en todas las lenguas se
expresa, las entiende y abraza en la caridad y supera de esta forma la dispersión de Babel. Fue
en Pentecostés cuando empezaron “ los hechos de los Apóstoles “, como había sido concebido
Cristo al venir al Espíritu Santo sobre la Virgen María, y Cristo había sido impulsado a la obra
de su ministerio, bajando el mismo Espíritu Santo sobre El mientras oraba.

Mas el mismo Señor Jesús, antes de entregar libremente su vida por el mundo, ordenó
de tal suerte el ministerio apostólico y prometió el Espíritu Santo que había de enviar, que
ambos quedaron asociados en la realización de la obra de la salud en todas partes y para
siempre. El Espíritu Santo “unifica en la comunión y en el servicio y provee de diversos dones
jerárquicos y carismáticos “, a toda la Iglesia a través de los tiempos, vivificando las
instituciones eclesiásticas como alma de ellas e infundiendo en los corazones de los fieles el
mismo impulso de misión del que había sido llevado el mismo Cristo. Alguna vez también se
anticipa visiblemente a la acción apostólica, lo mismo que la acompaña y dirige incesantemente
de varios modos.

Misión de la Iglesia que tiene su origen en el envío de Jesucristo y del Don del Espíritu
Santo en Pentecostés.

La Iglesia, enviada por Cristo

5. El Señor Jesús, ya desde el principio “llamó a sí a los que El quiso, y designó a doce
para que lo acompañaran y para enviarlos a predicar” (Mc 3, 13; Cf. Mt 10, 1-42). De esta
forma los Apóstoles fueron los gérmenes del nuevo Israel y al mismo tiempo origen de la
sagrada Jerarquía. Después el Señor, una vez que hubo completado en sí mismo con su muerte y
resurrección los misterios de nuestra salvación y de la renovación de todas las cosas, recibió
todo poder en el cielo y en la tierra (Cf. Mt 28, 18), antes de subir al cielo (Cf. Act 1, 4-8),
fundó su Iglesia como sacramento de salvación, y envió a los Apóstoles a todo el mundo, como
El había sido enviado por el Padre (Cf. Jn 20, 21), ordenándoles: “ Id, pues, enseñad a todas las
gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo: enseñándoles a
observar todo cuanto yo os he mandado” (Mt 28, 19s).

“Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere
bautizado se salvará, mas el que no creyere se condenará” (Mc 16, 15-16). Por ello incumbe a la
Iglesia el deber de propagar la fe y la salvación de Cristo, tanto en virtud del mandato expreso,
que de los Apóstoles heredó el orden de los Obispos con la cooperación de los presbíteros,
juntamente con el sucesor de Pedro, Sumo Pastor de la Iglesia, como en virtud de la vida que
Cristo infundió en sus miembros “ de quien todo el cuerpo, coordinado y unido por los
ligamentos en virtud del apoyo, según la actividad propia de cada miembro y obra el
crecimiento del cuerpo en orden a su edificación en el amor” (Ef 4, 16). La misión, pues, de la
Iglesia se realiza mediante la actividad por la cual, obediente al mandato de Cristo y movida por
la caridad del Espíritu Santo, se hace plena y actualmente presente a todos los hombres y
pueblos para conducirlos a la fe, la libertad y a la paz de Cristo por el ejemplo de la vida y de la
predicación, por los sacramentos y demás medios de la gracia, de forma que se les descubra el
camino libre y seguro para la plena participación del misterio de Cristo.

Siendo así que esta misión continúa y desarrolla a lo largo de la historia la misión del
mismo Cristo, que fue enviado a evangelizar a los pobres, la Iglesia debe caminar, por moción
del Espíritu Santo, por el mismo camino que Cristo siguió, es decir, por el camino de la
pobreza, de la obediencia, del servicio, y de la inmolación de sí mismo hasta la muerte, de la
que salió victorioso por su resurrección, pues así caminaron en la esperanza todos los
Apóstoles, que con muchas tribulaciones y sufrimientos completaron lo que falta a la pasión de
Cristo en provecho de su Cuerpo, que es la Iglesia. Semilla fue también, muchas veces, la
sangre de los cristianos.

Como bien sintetiza la Constitución Dogmática “Lumen Gentium” sobre la Iglesia.

La voluntad del Padre Eterno sobre la salvación universal

2. El Padre Eterno creó el mundo universo por un libérrimo y misterioso designio de su


sabiduría y de su bondad, decretó elevar a los hombres a la participación de la vida divina y,
caídos por el pecado de Adán, no los abandonó, dispensándoles siempre su auxilio, en atención
a Cristo Redentor, "que es la imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura" (Col 1,
15).
A todos los elegidos desde toda la eternidad el Padre "los conoció de antemano y los
predestinó a ser conformes con la imagen de su Hijo, para que este sea el primogénito entre
muchos hermanos" (Rom 8, 19).
Determinó convocar a los creyentes en Cristo en la Santa Iglesia, que fue ya
prefigurada desde el origen del mundo, preparada admirablemente en la historia del pueblo de
Israel y en el Antiguo Testamento, constituida en los últimos tiempos, manifestada por la
efusión del Espíritu Santo, y se perfeccionará gloriosamente al fin de los tiempos.
Entonces, como se lee en los Santos Padres, todos los justos descendientes de Adán,
"desde Abel el justo hasta el último elegido", se congregarán ante el Padre en una Iglesia
universal.

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