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En las pasadas elecciones de 2018 el concepto de democracia para muchos

mexicanos dio un giro sorprendente, en el que un candidato a presidente de la


republica obtuvo un poco más del cincuenta por ciento de los votos, mientras que
en dos elecciones pasadas para el mismo cargo había quedado un tanto rezagado
en la votación.

Es decir, que para el México del 2018 el concepto de democracia se vio -al menos
a nivel federal- en su estado más puro, como desde hacía años no se veía, esto
debido, principalmente a que la voluntad del pueblo fue dirigida hacia un “voto de
castigo” para los partidos PRI y PAN.

En conclusión, el concepto de democracia se entiende que es la voluntad y poder


del pueblo mexicano para decidir dirigir su voto y su confianza hacia un candidato
en específico, “castigando” de esta forma a los dos partidos políticos ya antes
mencionados.

En lo personal, mi definición de democracia es el poder del pueblo para manifestar


su voluntad de elegir libremente a sus representantes, la voluntad que debe ser
respetada por todos los partidos políticos y simpatizantes de estos mismos, la
confianza de creer en propuestas y que deben ser cumplidas porque por eso, es
que les dieron su voto.

En realidad las elecciones federales del 2018 fueron bastante transparentes, por
una parte porque el Instituto Nacional Electoral, primero capacito de forma excelente
a las y los funcionarios de casilla para agilizar el conteo rápido el cual fue transmitido
en vivo en sus respectivas plataformas dejando a la vista de todas las personas el
progreso de conteo de los votos, y una vez que se terminó el conteo rápido
reflejando como ganador al candidato del partido político morena, los otros
candidatos salieron a rueda de prensa aceptando que la voluntad del pueblo
plasmada en las boletas era legitima.

También fueron las elecciones más grandes de la historia en México, puesto que
millones de mexicanos y mexicanas salieron a expresar su poder, el poder de elegir
a quien querían como el próximo presidente de la república, además no solo para
presidente, sino también para diputados y senadores, esta práctica democrática dio
como resultado una mayoría por parte del mismo partido -morena- en ambas
cámaras, una vez más se vio reflejado el poder del pueblo para elegir a sus
representantes.

La impresión que nos quedó como mexicanos, por un lado, fue satisfactoria, puesto
que se vio en su cien por ciento la voluntad que más del cincuenta por ciento del
electorado tomo una decisión guiada por la voluntad de decidir quien va a dirigir al
país por los próximos seis años, del mismo modo, se quedó una impresión de
felicidad, de saber que su poder se vio respetado, su poder de elegir libremente y
sin coacción alguna a un representante, otro sentimiento encontrado con estas
elecciones es el pensar que México va a tomar un rumbo diferente la que ha venido
tomando, un rumbo en el que se terminara la pobreza, en el que los funcionarios
serán honestos y próvidos, en el que pueda confiar en las instituciones que
administran justicia.

Por otro lado, algunos les queda el pesar, que un candidato de partidos de izquierda
haya ganado la elección, puesto que se piensa también, en que esto repercutirá
sobre todo en la economía mexicana y que si de por si hay pobreza extrema se
teme que estos números incrementen a niveles exorbitantes, también se queda una
sensación de angustia porque no saben que es lo que le deparara a México en los
próximos años aun hay mucha incertidumbre, que al correr de los meses ira
desapareciendo, he aquí descritas ambas caras de la moneda, de lo que pasa con
el pueblo mexicano y su decisión, pero es algo a lo que debemos estar
acostumbrados puesto que dado que vivimos en una democracia, que es la voluntad
de la mayoría, es normal que muchas personas no estén de acuerdo con las
decisiones, ideologías, creencias que convergen en una democracia representativa.

Creo que los jóvenes del año 2018 coincidimos en que estamos cansados de la baja
propensión que tenemos a participar en la vida política del país, esto porque los
partidos políticos, no estoy diciendo que todos, pero en su mayoría, los puestos mas
importantes los ocupan personas mayores que han estado ahí toda su vida y por si
fuera poco acomodan a su familia en los puestos de más relevancia y si en ese
partido no le dan lo que busca, se brincan de uno a otro y así hasta conseguir lo que
desean.

En mi pensar considero que también se nos deja de lado en muchas ocasiones, que
no se nos toma en cuenta dentro de los partidos, y esto en realidad no es
democracia.

También tenemos en cuenta que muchos de los políticos que ya tienen un cargo
público, van en busca de uno más alto al término de su anterior cargo, por ejemplo,
de presidente municipal en un periodo, buscan quedar en un periodo diferente como
senador del mismo municipio, de ahí brincar a diputado federal, y así sucesivamente
hasta ocupar casi todos los cargos públicos, esto claro que disminuye las
posibilidades que jóvenes ingresen a cargos públicos de importancia.

A su vez creo que los jóvenes tenemos mucho que aportar a la vida política del país,
no solo a la política sino a la sociedad en general, recordemos que para 2018 la
mayoría de la población en México está conformada por el estrato juvenil, es por
esta y por otras razones más que, es necesario que como jóvenes se nos involucre
más en la vida política de país porque reitero, tenemos muchas ideas nuevas que
aportar para mejorar y ayudar a la sociedad y al país en el que vivimos.

Aunque a decir verdad, los partidos políticos tienen sus redes de jóvenes, estos
jóvenes que conforman dichas redes no logran ser escuchados ni mucho menos
llegar a puestos donde de verdad se tome en cuenta la opinión que pueda aportar,
sin embargo creo que vamos por buen camino ya que hasta hace algunos años
tanto los grupos de jóvenes como grupos de mujeres no eran tomados en cuenta
en la vida política, pero gracias a la reforma electoral, ahora existen las
denominadas cuotas de género que obligan a los partidos a que sus fórmulas para
presidir los cargos tengan una cantidad determinada de mujeres, entonces ¿Por
qué no hacer una reforma en el mismo sentido pero ahora enfocado a los jóvenes?,
creo que en ese camino vamos y tengo la confianza en que no tardaremos tanto
tiempo en llegar a eso.

ADOLFO ANGEL JAIME SANCHEZ

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