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LA CASA

SIGUE
EN ORDEN
Cuatro décadas de historia en dibujos
HERMENEGILDO SÁBAT

LA CASA
SIGUE
EN ORDEN
Cuatro décadas de historia en dibujos

TEXTOS DE CARLOS EICHELBAUM • PRÓLOGO DE FÉLIX LUNA

AGUILAR
O ÁGUILÁR

O 1999, Hermenegildo Sábat


De esta edición:
1999, Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S.A.
Beazley 3860. (1437) Buenos Aires

• Santillana S.A.
Torrelaguna 60 28043, Madrid, España
• Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S.A. de C.V.
Avda. Universidad 767, Col. del Valle, 03100, México
• Ediciones Santillana S.A.
Calle 80, 1023, Bogotá, Colombia
• Santillana S.A.
Avda. San Felipe 731 - Jesús María, Lima, Perú
• Ediciones Santillana S.A.
Javier de Viana 2350. 11200, Montevideo, Uruguay
• Aguilar Chilena de Ediciones Ltda.
Dr. Aníbal Aríztía 1444, Providencia, Santiago de Chile, Chile
• Santillana de Ediciones S.A.
Avenida Arce 2333, Barrio de Salinas, La Paz, Bolivia
• Santillana S.A.
Prócer Carlos Argüe -filo 288, Asunción, Paraguay

ISBN: 950-511-959-1
Hecho el depósito que indica la Ley 11.723
Diseño de cubierta:
María Rosa Iannuzzi
O Material gráfico:
Hermenegildo Sábat

Impreso en la Argentina. Printed in Argentina


Primera edición: abril de 1999

Todos los derechos reservados.


Esta publicación no puede ser
reproducida, en todo ni en parte,
ni registrada en o transmitida por,
un sistema de recuperación de
información, en ninguna forma
ni por ningún medio, sea mecánico,
fotoquimico, electrónico, magnético,
electroóptico, por fotocopia,
o cualquier otro, sin el permiso previo
por escrito de la editorial.
En la política, el amor es un extraño.
HANNAH ARENDT
a Jacobo Timerman
PRÓLOGO

¿Qué libro de historia contemporánea puede ser más útil, más significativo, más lleno de vivencias
que esta colección de dibujos? Aquello que los historiadores podríamos tal vez explicar en varias
páginas, Sábat lo hace en diez trazos, y la evocación que se despliega a lo largo de sus creaciones
llena con tanta plenitud los tiempos que hemos vivido los argentinos en las últimas décadas, que
uno se avergüenza de las muchas palabras que gastó para describir situaciones, personajes o pro-
cesos. Dan ganas de decir: "Tiren todos los libros y limítense a mirar y entender los dibujos de
Sábat. Allí está todo...".
Porque lo está, ciertamente. Ha bastado su talento para que revivan los protagonistas, positivos o
negativos, de nuestra evolución como país. Le basta al artista un toque para enjuiciarlos: aquel, con
alitas de ángel petiso, aquel otro con un vaso de whisky en la mano, tal aferrando su sillón de mando,
cual con un rostro protervo. Y entonces uno los recuerda. Muchos estaban piadosamente olvidados,
porque saber olvidar lo malo también es tener memoria; pero al conjuro de los lápices de Sábat salen
de su infierno (algunos pocos, de su cielo) y retornan para hacernos acordar que dispusieron de
nuestra vida individual y de nuestro destino colectivo.
Y ahí está la galería de ilusiones, de infamias, de esperanzas, no todas fallidas. Seguramente, cada lec-
tor puede asociar estas imágenes con momentos de su propia vida, y hasta podría recordar el día que
las vio en el diario, como si fueran editoriales burlescos y cachadores, pero siempre con contenidos
que alertaban, definían y en cada composición reflejaban lo que íntimamente sentíamos entonces.
¡Qué extraordinario poder! Un poder que Sábat usa humildemente. Los historiadores tratamos de
comprender el pasado y a veces nos permitimos enjuiciarlo. Sábat, simplemente, dibuja, no pone
palabras a sus creaciones. Pero basta el gesto que coloca a sus personajes o el simbolismo que les
agrega para que todo quede dicho. Y, curiosamente, maravillosamente, lo que queda dicho lo ha-
cemos nuestro, pasa a formar parte de la memoria general.
Recuento histórico implacable pero justo. Galería de personajes queribles o detestables. Recorro estas
páginas y me duelen y me alegran. Algunas nos provocan risa y otras nos hacen un nudo en la gar-
ganta. Y es que así es la historia: triunfos, fracasos, mezquindades. La sustancia misma de la natu-
raleza humana en clave nacional. En este caso, volcada en imágenes a las que da vida este genio de la
plástica, nuestro rioplatense Hermenegildo Sábat.

FÉLIX LUNA
Década del '60
12

Castro, la señal de los '60

c on el liderazgo de Fidel Castro, con su inicial sesgo


juvenil y romántico, por entonces sin grandes preci-
siones ideológicas, y con la figura de Ernesto "Che"
Guevara, la fuerza guerrillera que el 1° de enero de 1959 había
derrocado al régimen de Fulgencio Batista en Cuba fue un
década del '60. Ya en el primer año de la década, la Revolución
cubana asumió su carácter socialista y se convirtió en un mo-
delo de insurgencia latinoamericana, cuestionadora del poder
asumido por los Estados Unidos en el orden de la posguerra. Ese
mismo año, el 19 de octubre, los Estados Unidos decretaron un
símbolo premonitorio de las profundas transformaciones cul- embargo comercial contra la isla. La revolución, el liderazgo de
turales y políticas que se producirían en el mundo durante la Fidel y el embargo todavía persisten.
13

Trotski, resucitado en Occidente

eón Trotski, en realidad Lev Davidovich Bronstein, había que traicionó a la revolución, e intentó combatirlo a través de
sido, después de Lenin, la principal figura de la Revo- la IV Internacional y de varios textos convertidos en clásicos
Li ución Rusa de 1917 como teórico y como organizador
del Ejército Rojo. Tras la muerte de Lenin, Trotski, que lidera-
del ensayo marxista. Un militante comunista español, Ramón
Mercader, lo asesinó en su exilio en Coyoacán, México, el 21 de
ba la fracción de izquierda del partido bolchevique, fue derro- agosto de 1940. En los '60, su concepción de la "revolución per-
tado por Stalin y expulsado de la URSS en 1928. Desde el exi- manente" fue una de las influencias teóricas de mayor peso en
lio, siguió denunciando al stalinismo como una desviación la izquierda occidental, con especial fuerza en América latina.
14

Mao, la otra vertiente

m ao Tse-Tung, el misterioso sobreviviente de las


sangrientas purgas de Chiang Kai-Chek, el teóri-
co-práctico de la guerra de guerrillas y de la revo-
lución del campesinado, el líder de la "larga marcha" de 1932,
el jefe de la resistencia contra la ocupación japonesa, el
ricana de los '60 enfrentada con los partidos comunistas
tradicionales, alineados con Moscú. La "revolución cultural"
que lanzó en 1966 —que barrió sin piedad con cualquier expre-
sión considerada "burguesa"— fue, curiosamente, el principio
del fin de su propia "tradición". Tras su muerte, en 1974, el
caudillo de la revolución comunista triunfante en China en comunismo chino inició un lento pero imparable retorno al
1949, fue la otra gran influencia de la izquierda latinoame- capitalismo.
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Jodo Goulart, un precursor brasileño

n los primeros años de la década del '60, en plena escala- sidente constitucional Janio Quadros —se dice que había ido muy

E da de la guerra fría contra Moscú, después de la imprevi-


sión que permitió la Revolución cubana, y de la frustra-
ción que provocó el intento de liquidarla con la invasión de Pla-
lejos en algunos gestos conciliadores con Cuba— dio lugar a su
reemplazo por el vicepresidente Joáo Goulart, heredero de la tra-
dición populista y nacionalista de Getulio Vargas. Una conjun-
ya Girón en 1961, Washington endureció su política hacia Amé- ción del floreciente empresariado brasileño y los mandos mili-
rica latina. Brasil, un proyecto de potencia tras la experiencia de- tares lo derrocó, el 1° de abril de 1964. Se inauguró así el primer
sarrollista de Juscelino Kubitschek, era un país estratégico para régimen militar del sur de América latina concebido según la
los Estados Unidos. La por siempre misteriosa renuncia del pre- "doctrina de la seguridad nacional". Duró exactamente 21 años.
16

Arturo Frondizi y Rogelio Frigerio

El ensayo desarrollista

a Argentina inició la década en pleno ensayo de su pro- jeras en sectores básicos de la economía, como el petróleo o la

L pio proyecto desarrollista, encarnado por un presidente


de origen radical, Arturo Frondizi —había asumido en
1958—, que contaba con un economista de pasado marxista
industria automotriz, era el eje económico del proyecto, de
sesgo industrialista. En lo político, presionado por los grupos
económicos asociados al proyecto y por mandos militares en
pero de presente estrictamente pragmático como ideólogo: permanente acecho, Frondizi había roto su pacto original con
Rogelio Frigerio. La apertura a las inversiones privadas extran- el peronismo proscripto.
17

Ernesto "Che" Guevara y Arturo Frondizi

Las causas del fin

a reunión secreta con Ernesto "Che" Guevara —en agos- de marzo. Sobre todo por la consagración del dirigente textil

L to de 1961— tras una escapada de la reunión de la OEA


que se hacía en Punta del Este, fue sin duda uno de los
motivos del golpe militar que terminó con el gobierno cons-
Andrés Framini como gobernador de la provincia de Buenos
Aires, una jugada directa y muy públicamente organizada por
Juan Domingo Perón desde su exilio madrileño. El frondizis-
titucional de Arturo Frondizi, el 29 de marzo de 1962. Pero la mo desapareció como fuerza política masiva, pero subsistió
causa principal del derrocamiento fue el triunfo del peronismo durante años como usina ideológica y forja de cuadros para
—escondido en distintos sellos políticos— en las elecciones del 18 distintos gobiernos, civiles y militares.
18

Arturo ¡tu;

Otra "isla" democrática

l radical Arturo Umberto Illia era ya un más que para impedir el regreso de Perón al país, y de algunas medidas

E maduro médico de origen bonaerense y afincado desde


hacía mucho en Cruz del Eje, Córdoba, cuando resultó
electo presidente el 7 de julio de 1963. Había ganado con sólo
represivas ligadas a esa iniciativa, su gobierno fue un ejemplo
de democracia y austeridad, revalorizado con el tiempo. La
independencia de su política exterior, los intereses que golpeó
el 23 por ciento de los votos, a causa de la persistente pros- con su ley de medicamentos y la consolidación de un proyec-
cripción del peronismo. Fuera del episodio en el que —el 2 de to político del naciente "partido militar" terminaron con su
diciembre de 1964— pidió ayuda al régimen militar brasileño gobierno en junio de 1966, otra vez por la fuerza.
19

El "jaque al régimen"

c on una astucia por entonces sobre to-


do táctica, con un juego continuamen-
te cambiante, a veces a caballo de los
sectores más de derecha y más conciliadores
entre sus seguidores, a veces con el discurso
radicalizado de su "tendencia revolucionaria",
Juan Domingo Perón había conseguido con-
dicionar de manera permanente la dinámica
política argentina durante los años '60.
Década del '70

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22

Edson Arantes do Nascimento (Pelé)

Un rey con corona

a década del '70 se inició con promesas de grandes cam- 1973. Con el correr del tiempo, esas expectativas se irían frus-

L bios: el "hombre nuevo" y "la nueva cultura", ideales naci-


dos en 1968 al calor del Mayo francés; la consigna "paz y
amor" de los hippies norteamericanos, y su repudio a la interven-
trando en varios aspectos. Y, al menos en una dimensión,
1970 fue claramente el principio del fin. El 21 de junio, en
México, cuando Brasil logró su tercer campeonato mundial
ción de su país en Vietnam; la insurgencia latinoamericana; la re- de fútbol —con el equipo más brillante que la historia recuer-
volución musical de los Beatles; la llegada, en 1969, del hombre a de—, Pelé (Edson Arantes do Nascimento) asumía definitiva-
la Luna; la bonanza económica previa a la crisis del petróleo de mente su corona de rey del juego... y prenunciaba su retiro.
23

SalValfill' Allende

La fugaz esperanza de la "otra vía"

a Argentina, el Uruguay, y en menor escala el Brasil, vi- quierda Unidad Popular, resultaba electo presidente en las e-

L vían en 1970 un auge de las experiencias guerrilleras.


De manera relativamente sorpresiva, Chile alumbró ese
año una "vía al socialismo" propia y alternativa, pacífica y ope-
lecciones del 4 de septiembre, por una ajustada ventaja. La de-
recha intentó frenar su asunción con acciones que llegaron hasta
el asesinato del comandante del Ejército, el general Schneider.
rada en los marcos de la disputa electoral. El médico y caudillo Pero finalmente pudo hacerse cargo de la presidencia el 24 de
socialista Salvador Allende, como candidato del frente de iz- octubre.
24

Salvador Allende

El acecho y el golpe

a
L.
a "vía chilena al socialismo" fue, desde su comienzo, jaque-
da de modo permanente por los factores de poder locales, y
bien por el gobierno estadounidense y las grandes empre-
sas norteamericanas con intereses en Chile. En la lógica de la gue-
rra fría, las iniciativas socializantes de Allende, sus propuestas de
reforma agraria y de nacionalización de los sectores básicos de la eco-
25

nomía nacional, así como su política exterior de apertura a Cuba y el sabotaje económico, las Fuerzas Armadas concretaron un san-
a los países del Este, resultaban inaceptables. La CIA y grupos eco- griento golpe, con el liderazgo del comandante del Ejército, Au-
nómicos como la Telefónica ITT conspiraron casi sin disimulo, en gusto Pinochet. Allende murió en plena resistencia —algunos
connivencia con los sectores duros de las Fuerzas Armadas y la pa- sostienen que fue asesinado—, y miles de obreros, estudiantes, inte-
tronal empresaria. FI 11 de septiembre de 1973, con el gobierno de- lectuales y militantes fueron detenidos y torturados, y muchos de
teriorado por los conflictos en el seno de la Unidad Popular y por ellos muertos. Se iniciaba así un régimen que duró 17 años.
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La ola golpista

unque por su brutalidad fue el más

A paradigmático, el golpe de Pinochet


en Chile integró una realidad geopo-
lítica con muchos antecedentes en Latinoa-
mérica. A comienzos de los '70, el Brasil vivía
la etapa más dura de su régimen militar bajo
la presidencia de Emilio Garrastazú Medici.
En el Uruguay, el presidente José María Bor-
daberry daba su nombre a un estilo de sumi-
sión del poder civil a los mandos castrenses,
mientras en la Argentina el "partido militar"
en el poder cambiaba, en la presidencia, a un
general por otro. También en Bolivia los mi-
litares dominaban el gobierno, aunque con sus
particularidades. Un general, Juan José Torres,
había liderado en 1970 una experiencia de gol-
pe de sesgo nacionalista e izquierdizante. Ape-
nas duró diez meses: el 22 de agosto de 1971,
un compañero de armas, Hugo Banzer, lo de-
rrocaba para iniciar un gobierno de facto se-
gún los más ortodoxos dictados de la "doctri-
na de la seguridad nacional". Veintiséis años
más tarde, el 5 de junio de 1997, Banzer se con-
vertiría otra vez en presidente, pero entonces
en elecciones constitucionales.
1


27

El último de los tories

ambién en 1970, la realidad politica

T internacional ofrecía un símbolo per-


fecto del comienzo del fin de los diri-
gentes conservadores británicos de viejo cu-
ño, como correlato del deterioro del antiguo
imperio. El 23 de junio resultaba electo primer
ministro —aunque apenas tenía 54 años— el
último exponente de una raza política: Edward
Heath. Su gestión transcurrió sin pena ni glo-
ria hasta 1974, cuando debió dejar su lugar al
laborista Harold Wilson. Para recuperar el po-
der, los conservadores debieron recurrir a re-
medios desesperados. En 1975, Heath entregó el
Edward Hearh
liderazgo del partido a una mujer de origen más
plebeyo, pero de un carisma ideal para traducir
en Gran Bretaña los fundamentos de la nueva
derecha internacional. Margaret Thatcher fue
electa primera ministra en 1979, pero el suyo
fue un gobierno típico de los '80.
28

Henry Kissinger

El gran arquitecto

a realidad internacional de los '70, o cuando menos de negociaciones de paz con Vietnam para disimular los efectos

L la primera mitad de la década, encontró a su gran di-


señador en un alemán nacionalizado estadounidense.
Henry Kissinger accedió al control de los aparatos de Defensa
de una derrota inevitable. También, de romper una añeja
tradición y convertir a la China de Mao Tse-Tung en un vir-
tual aliado contra Moscú. Por esos servicios, Kissinger recibió
y Relaciones Exteriores del gobierno norteamericano de la ma- el premio Nobel de la Paz de 1973, junto a su interlocutor viet-
no del presidente Richard Nixon. En función de la situación de namita Le Duc Tho. Y pudo eludir los efectos de la trama del
los intereses de Washington, según la más estricta lógica de la Watergate, el espionaje sobre la oposición demócrata que o-
guerra fría contra la Unión Soviética, convenció a un viejo bligó a Nixon a renunciar en 1974, en la mitad de su segundo
"halcón" como Nixon de la necesidad de iniciar y culminar las mandato.
29

Golbery do Couto e Silva y Ernesto Geisel

El camino a la "subpotencia continental"

ue también Kissinger el que, por esos años, cuando se presiva del gobierno de Emilio Garrastazú Medici. El lo de

F ocupaba del "patio trasero" de los Estados Unidos,


dejó sentada la consigna: "A donde vaya el Brasil irá
América latina". Para ponerse a tono con ese mandato de
enero de 1974 asume como presidente el general Ernesto
Geisel, "iluminado" por la muñeca de su "operador" político,
el más preciado producto de la "Sorbona" —la Escuela Su-
"subpotencia", el régimen militar brasileño decidió probar perior de Guerra—, general Golbery do Couto e Silva. Geisel
si podía mantener los altísimos promedios de crecimiento inició una cuidada y condicionada "apertura" del régimen,
de su producto bruto interno de los últimos años —más del que concluyó su sucesor a partir de 1979, Joáo Baptista de
10 por ciento anual entre 1968 y 1973— sin la violencia re- Figueiredo.
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Jimmy Carter y John Travoita

Un paréntesis liberal

as célebres torpezas de Gerald Ford podían divertir a los nor-

L teamericanos pero no alcanzaban para convencerlos de su


estatura de presidente, cargo que debió asumir cuando Nixon
renunció a causa del Watergate. Por eso en noviembre de 1976, cuan-
do hubo que volver a votar, prefirieron al candidato demócrata
James "Jimmy" Carter, un granjero sureño, de Georgia, y sin embar-
go con aire de liberal según la acepción norteamericana del término,
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Cyrus Vance, Ernesto Geisel y Carlos Andrés Pérez

una suerte de socialdemócrata inclinado a lo social. Pero fue una ristas, como la del brasileño Ernesto Geisel, o a gobiernos constitu-
"fiebre de sábado por la noche", fugaz como el filme que protago- cionales obedientes, como el del venezolano Carlos Andrés Pérez
nizó John Tramita. Carter ayudó a los estadounidenses a elaborar antes de que la corrupción lo llevara a la cárcel. Cuatro años des-
el duelo por la derrota en Vietnam y la vergüenza por el Watergate. pués, en 1980, Carter quedaría sin futuro. Lo desplazaron la hu-
También acercó algún aliento en favor de los derechos humanos de millación por los rehenes norteamericanos en Irán y la impotencia
los latinoamericanos, pisoteados por sus dictadores.Y a través de su por la invasión soviética a Afganistán. Y, sobre todo, el arrasador
secretario de Estado, Cyrus Vance, premió a dictaduras apertu- encanto de la "revolución conservadora" de Ronald Reagan.
—4
32
33

Adolfo Suárez y Felipe González

Un paquete a desatar

l mundo había empezado a cambiar hasta tal punto, en a Juan Carlos de Borbón y Parma, nieto del último rey, Alfonso

E esa mitad de los '70, que se sacudió aun de las que pare-
cían inamovibles rémoras autoritarias en la Europa más
occidental. El 25 de abril de 1974, la "Revolución de los Clave-
XIII. Pero el propio sucesor, ya convertido en Juan Carlos I, se
encargó de empezar a desatar el paquete. Garantizó una tran-
sición democrática, avalada en el gobierno de todos los días por
les» terminó con el régimen que Oliveira Salazar había inaugu- algunos personajes surgidos del propio régimen franquista,
rado 40 años antes en Portugal. El 20 de noviembre de 1975, como Adolfo Suárez. Lo apuntalaba el acuerdo con un joven se-
después de una larga agonía, moría el "Generalísimo" Francisco villano conocido como "Isidoro" cuando —en 1974— fue electo jefe
Franco, el ganador de la Guerra Civil Española en 1939. Franco del socialismo español en el congreso partidario de Suresnes,
se ufanaba de haber preparado, para después de su muerte, un en Francia. El mismo que en los '80, ya identificado como Felipe
"paquete bien atado" cuando en 1970 nombró como su sucesor González, haría bastante más ruido.
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Albino Luciani

La otra restauración conservadora

ntes de Margaret Thatcher en Gran Bretaña, antes de

A Ronald Reagan en los Estados Unidos, los vientos de


restauración conservadora empezaron a soplar inter-
nacionalmente en la Iglesia Católica con la llegada al papado
del obispo de Cracovia (Polonia), Karol Wojtyla, como Juan
Pablo II. El 8 de agosto de 1978 había fallecido Giovanni Ba-
ttista Montini, que desde 1963 reinó como Papa con el nombre
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Karol Wajtyla

de Pablo VI para continuar el estilo renovador de Juan XXIII. ria y política del Vaticano para acercarla a un catolicismo más
Un obispo veneciano, Albino Luciani, fue entronizado en su re- tradicional y rígido, duro con la Teología de la Liberación lati-
emplazo el 26 de agosto, con el nombre de Juan Pablo I. Pero noamericana, y militante contra Ios regímenes socialistas. Su
apenas 33 días después, el 28 de septiembre, moría de una en- propia tierra, Polonia, lo comprobaría pronto: en 1980, tras
fermedad no precisada. La asunción de Juan Pablo II no sólo una larga huelga, nació el sindicato independiente Solidari-
rompió con una larga tradición de papas italianos. Rápida- dad, con Lech Walesa a la cabeza y con el Papa como principal
mente marcó, también, un cambio en la orientación doctrina- apoyo, en lo que sería el inicio del fin del régimen comunista.
36

El laberinto de Medio Oriente

n 1947, la ONU había dispuesto la "partición" de Pales-

E tina, pero sólo se cumplió con la creación del Estado de


Israel, en 1948, y no con la de una nación palestina. La
"Guerra de los Seis Días", en 1967, y la anexión de Cisjordania
y Gaza por parte de los vencedores israelies, profundizaron un
conflicto convertido en estratégico en el marco de la guerra fría
37

entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. En octubre de '70, los protagonistas de ese juego peligroso eran el premier
1973, una nueva guerra, la "de Yom Kippur", y la paralela conservador israelí Menahem Beguin, el premier soviético Leonid
decisión de los grandes productores árabes de petróleo de mul- Brezhnev, el presidente norteamericano James Carter, el líder pa-
tiplicar su precio —lo que desató una crisis en el núcleo de la lestino Yasser Arafat; el presidente sirio y referente del ala dura
economía capitalista—, transformaron la región en centro defi- del mundo árabe Hafez Assad, el presidente egipcio Anuar Sadat,
nitivo de la tensión internacional. En la segunda mitad de los y el líder religioso chiíta iraní Ruhollah Khomeini.
38

La ilusión de Camp David

n septiembre de 1978 hubo un golpe de ilusión en el

E conflicto árabe-israelí. El domingo 17, con la media-


ción de James Carter —y en el escenario de su residen-
cia de vacaciones de Camp David—, los jefes de gobierno de Is-
rael y de Egipto, Menahem Beguin y Anuar Sadat, firmaron
acuerdos de paz. Para llegar a ese punto, Sadat asumió el costo
39

del repudio de los jefes árabes más intransigentes, como el Beguin, antiguo líder de la organización Irgún, que en 1946
sirio Hafez Assad, el libio Muammar Kadafy e incluso el rey había volado el hotel King David de Jerusalén, le permitió com-
Hussein de Jordania. Pero los acuerdos de Camp David pron- partir el premio Nobel de la Paz de 1978 con el premier israelí.
to demostraron ser sólo una ilusión para la resolución de la Pero también lo "condenó" a muerte: el 6 de octubre de 1981,
cuestión árabe-israelí. A Sadat —heredero del proyecto panara- en pleno desfile militar en El Cairo, una bomba integrista ter-
bista y socializante de Gamal Nasser—, su acercamiento con minaba con su vida.

1
40
41
,
1)

Ruhollah Khomeini

Fundamentalismo, la nueva opción

l integrismo religioso ya tenía una larga historia, tanto muerte, en 1989, el gran jefe del movimiento insurgente que

E en el Occidente cristiano como en el mundo islámico.


Pero al irrumpir la revolución iraní, en enero de 1979,
el fundamentalismo religioso se convirtió en un nuevo
terminó con el sofisticado y muy pro norteamericano reina-
do del Sha Reza Pahlevi. También fue la inspiración de
muchos grupos radicales islámicos que —por lo menos se
modo de la política, que encontró seguidores de todos los sospecha— están incluso en el origen de los atentados contra
dogmas. El ayatollah —líder religioso islámico— Ruhollah la Embajada israelí en Buenos Aires, en 1992, y la sede de la
Khomeini, patriarca de los chiítas iraníes, fue hasta su AMIA, en 1994.
43

Jean Bedel Bokassa

Las joyas de la V República

c asi sobre el final de la década, en octubre de 1979, el por


lo menos pintoresco Jean Bedel Bokassa, o Bokassa I,
antiguo dueño del Imperio centroafricano —derrocado
un mes antes—, ayudó a terminar con la ininterrumpida hege-
monía de centroderecha en el gobierno de la V República fran-
encadenado), revela que Bokassa había regalado valiosísimos
diamantes al presidente francés, el aristocrático y liberal Valéry
Giscard d'Estaing. Aunque Giscard lo desmintió, no pudo evitar
una investigación que después se diluyó. En todo caso, la sos-
pecha quedó en pie y ayudó para que por primera vez en la V
cesa, creada en 1958 por Charles De Gaulle. El más irreverente República, en las elecciones de 1981, se hiciera de la presidencia
de los medios de prensa franceses, Le Canard Enchainé (El pato un socialista: Franwis Mitterrand.
44

Roberto M. Levingston

La lámpara mal frotada

19 de junio de 1970, al jefe del "partido militar" y coman- nato del caudillo sindical Augusto Vandor un mes después. Re-

E dante del Ejército, Alejandro Agustín Lanusse, se le ocu-


rrió buscar una salida para el régimen a través de un os-
curo general con un pasado en Inteligencia y en ese momento
crudecieron al compás de la lucha armada, de protestas sociales
como la de El Chocón —en febrero del 70—, y particularmente, el
29 de mayo de 1970, con el secuestro del ex presidente militar Pe-
agregado militar en Washington, Roberto Marcelo Levingston, dro Eugenio Aramburu por los Montoneros. Levingston trató
para reemplazar a Juan Carlos Onganía como presidente. Los de ganar algún juego propio: con Aldo Ferrer quiso instrumen-
"tiempos políticos" de Onganía se habían agotado sin nacer en tar un plan económico de sesgo menos liberal, y hasta imaginó
ese junio de 1970. Sus sueños de un franquismo al uso criollo pa- una "cría política" con dirigentes provinciales. Pero sucumbió
saron a ser pesadillas desde el 29 de mayo de 1969 con la insu- bajo el peso del segundo Cordobazo, el "Viborazo", en marzo de
rrección obrero-estudiantil de Córdoba, el Cordobazo, y el asesi- 1971. El 26 de ese mes, el propio Lanusse asumía la presidencia.
45

La dialéctica de la venganza

n 1955, cuando desplazó a Eduardo Lonardi de la pre- ducción de la recién nacida organización armada peronista

E sidencia, el general Pedro Eugenio Aramburu daba el


rostro más revanchista a la "Revolución Libertadora",
que puso fin al segundo gobierno de Perón. Los fusilamientos
Montoneros. Sus restos fueron encontrados el 16 de julio de
1970 en Timote, provincia de Buenos Aires. La dialéctica de
las venganzas personalizadas, en el marco de una política "mi-
de civiles y militares contragolpistas, el 9 de junio de 1956, y litarizada" por la relación entre poder económico y poder cas-
una política global de represión y proscripción del peronismo trense, con un polo opuesto consolidado en las organizacio-
fueron los rasgos de ese rostro. Quince años después, Aram- nes armadas, anunciaba la escalada de la tragedia que sobre-
buru era secuestrado y luego asesinado por el núcleo de con- vendría.
46

Mario Firmenich
El otro polo

l secuestro y el asesinato de Aramburu, y en esos mis- Liberación o las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Y el Ejército

E mos días la toma de la localidad cordobesa de La Calera,


mostraron que el fenómeno de la lucha armada había
aparecido con gran contundencia. Los dos episodios fueron
Revolucionario del Pueblo, de origen trotskista. Después de su
fusión con las FAR, en 1973, y por su relación orgánica con
estructuras de "superficie" —JP, JTP, JUP, UES—, Montoneros
llevados a cabo por Montoneros, organización fundada por un fue con mucho el más fuerte de los grupos guerrilleros pero-
grupo de ex estudiantes con formación nacionalista católica, nistas, como el ERP lo fue de los marxistas. Las dos organiza-
comandados por Mario Eduardo Firmenich. Ya existían otras ciones terminaron atadas a la lógica interna de sus aparatos y
organizaciones, como las Fuerzas Armadas Peronistas, más li- perdieron consenso popular. La lucha armada tuvo un prota-
gadas a la tradición de la Resistencia de los 15 años anteriores, gonismo central hasta el golpe militar de 1976, y fue la gran
y grupos de la izquierda marxista, como las Fuerzas Armadas de excusa para ese golpe.
47

Alejandro A. Lanusse

Jefe de "partido; jefe de gobierno

l fracaso de la experiencia Levingston convenció al malidad democrática, y terminar con el factor de conflicto

E "partido militar" de la necesidad de terminar con las


intermediaciones. El jefe del "partido", el aristocrático
general de caballería Alejandro Agustín Lanusse, asumió per-
para las clases dirigentes argentinas: Perón y el peronismo. A
diferencia de 1951, cuando participó en un frustrado golpe
militar que lo llevó a la cárcel, ahora intentaría dividir al ene-
sonalmente la presidencia. Desde entonces se dedicó a buscar migo. Se trataba, imaginó, de cooptar a sus sectores más con-
la solución mágica que permitiéra, a la vez, insertar al "partido ciliadores para separarlos del viejo líder y de sus fuerzas más
militar" en una dinámica política según las reglas de la for- combativas.
48
49

Rogelio Caria, Alejandro A. Lanusse y José 1. Rucci

La tentación sindical

espués de las ásperas internas de los años 67, 68 y 69, peso. Como en los últimos años, de todos modos, quedaban

D un congreso de julio de 1970 había conseguido nor-


malizar la CGT a través de la conducción liderada por
José Ignacio Rucci, un dirigente poco conocido de la filial San
afuera los gremios combativos, con muchos de sus dirigentes
presos, como la CGT de los Argentinos de Raimundo Ongaro.
Esos sectores venían protagonizando las protestas más fuertes
Nicolás de la Unión Obrera Metalúrgica, el gremio de mayor contra el gobierno, entre ellas el "Viborazo", que, organizado
50

Rubens San Sebastián

por SITRAC y SITRAM —los sindicatos de empresa de la Fiat— y intentó convertir a la cúpula cegetista en uno de los interlocutores
el Peronismo de Base relacionado con la CGTA, había obligado de su armado político. Le fue mucho mejor con el sector "partici-
al recambio presidencial. Con la "muñeca" y los contactos de su pacionista" —conducido por el dirigente de la construcción Rogelio
ministro de Trabajo, Rubens San Sebastián, el general Lanusse Coria— que con un Rucci negociador pero incondicional de Perón.
51

Arturo Mor Roig y Ricardo Babia

La cocina del GAN

a otra "pata» esencial de la estrategia de Lanusse consis- de acuerdo, la Hora de los Pueblos, precisamente con el obje-

L tió en tratar de comprometer a la dirigencia de los par-


tidos políticos en el armado de una salida que fuera
constitucional pero condicionada. Era una réplica a un modo
tivo central de reclamar la reinstitucionalización del país. Para
empezar a preparar lo que llamó el Gran Acuerdo Nacional,
GAN, Lanusse colocó en el ministerio del Interior a un diri-
de acción de los partidos que en 1970, con el impulso funda- gente radical de prestigio, Arturo Mor Roig, con un guiño
mental de Perón desde Madrid, habían creado una instancia —según siempre se dijo— del viejo caudillo Ricardo Balbín.
52

Jorge D. Paladirto

El GAN en plena marcha

M
ientras Francisco Manrique, ministro de Bienes- de la Resistencia Jorge Daniel Paladino. Si durante un tiem-
tar Social y antiguo capitán de la Armada visce- po el aparato político del justicialismo consideró la actua-
ralmente antiperonista, creaba el Prode para ayu- ción de Paladino como la expresión de "la voz del amo" (Pe-
dar a solucionar problemas de los jubilados, Mor Roig era rón), pronto su creciente funcionalidad respecto del armado
la cara civil del armado político del GAN. El objeto prefe- del GAN lo convirtió, a los ojos del peronismo combativo,
rido de sus negociaciones estaba representado por el dele- mucho más en "un delegado de Lanusse ante Perón" que lo
gado personal de Perón en la Argentina, el antiguo militante contrario.
53

Juan D. Perón y Alejandro A. Lanusse

La propuesta del bronce

orno correlato del trabajo de Mor Roig con la dirigencia confianza, el coronel Cornicelli, con la intención de establecer un

C política local, incluida la peronista, el GAN de Lanusse


hizo eje en los gestos directos hacia Perón. El más fuerte
de ellos fue, el 3 de septiembre de 1971, la devolución de los restos
pacto global con Perón. Lanusse le proponía a Perón un acuer-
do para eI bronce: a cambio de que el General se autoexcluyera
en las elecciones presidenciales —a las que se convocaría en no
de Evita, secuestrados tras el golpe de 1955 y enterrados clandes- mucho tiempo— y apoyara la candidatura del propio Lanusse, el
tinamente en Italia. También envió a Madrid a un oficial de su régimen levantaría la ya clásica proscripción del peronismo.
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54
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Jorge D. Paladino y Juan D. Perón


55

Jaque al GAN

erón recibió "conmovido y con ira" los maltratados ciales" —así llamaba a las organizaciones armadas peronistas— y

p restos de Evita. Pero rechazó la "misión Cornicelli" y,


por lo tanto, también la propuesta de Lanusse. Más
aún, reiteraba actitudes de apoyo a las "formaciones espe-
a las organizaciones políticas de la tendencia revolucionaria
del peronismo, enfrascadas en el enfrentamiento al régimen
con el planteo de "Luche y vuelve", obviamente referido al
56

Líder. Además, a fines de 1971, Perón decidía el reemplazo del odontólogo Héctor Cámpora, considerado la quintaesencia de
ya sospechado Jorge Paladino y lo dejaba al margen de los la "lealtad" al Líder. Y lo convertía, junto a José Rucci, en figu-
planes para su retorno. En su lugar designaba al antiguo titu- ra central de la aplicación de su estrategia de jaque al GAN en
lar de la Cámara de Diputados en sus primeros gobiernos, el territorio argentino.
57

Juan D. Perón, José L Rucci y Hécror f. Cómpora


••)

58

Azialbert Krieger Vasena y fose B. Ge1bard

El GAN y el establishment

a estrategia del "partido militar" encarnada por el GAN dos en la CGE liderada por José Gelbard, cuya empresa,

L tenía, por cierto, una estrecha relación con los intereses


de los factores económicos de poder. Como la otra cara
de los intentos de seducir a las dirigencias sindical y política,
ALUAR, recibió fuertes beneficios del gobierno. Pero la políti-
ca económica no mostraba grandes cambios: el poder del sa-
lario cayó un 20 por ciento en pocos meses, y las grandes pro-
los sectores del capital más concentrado —UTA, Sociedad Rural—, testas sociales arreciaban. La CGE, y el propio Gelbard, mostra-
que expresaba el ex ministro Adalbert Krieger Vasena, hicieron ron rápidamente que depositaban mayores expectativas en la
guiños hacia los sectores del empresariado mediano nuclea- estrategia de Perón que en la del gobierno militar.
59

Arturo Frondizi y Juan D. Perón

Perón en la contraofensiva

c uando las presiones del gobierno de Lanusse para im-


poner el GAN crecían, Perón, en Madrid, profundizó y
amplió su juego político de respuesta. Con la lógica del
acuerdo de la Hora de los Pueblos, pero con objetivos más espe-
60

Juan D. Perón y Vicente Solano Lima

cíficamente destinados a armar una alianza electoral, resucitó en otros potenciales aliados, como la Democracia Cristiana o la
encuentros madrileños el pacto que ya había tejido en 1958 con rama de un viejo tronco representada por el Partido Conserva-
el ex presidente Arturo Frondizi, jefe del Movimiento de Inte- dor Popular, cuya principal figura era Vicente Solano Lima. Na-
gración y Desarrollo, MID. También fortaleció los lazos con cía así el Frente Cívico de Liberación Nacional, FRECILINA.
61

Juan D. Perón y Arturo Frondizi


62

Juan Manuel Abal Medina

La politica de las "alas"

o tra importante decisión de Perón, en esa época,


fue la designación del joven abogado Juan Manuel
Abal Medina como secretario general del Movi-
miento Peronista. Abal Medina provenía del nacionalismo
tradicional, pero era hermano de uno de los dirigentes fun-
nuel pasó así a ser el representante de los sectores comba-
tivos del peronismo en el aparato de conducción de la fuerza,
como una compensación impulsada por Perón frente a la he-
gemonía que en ese aparato tenía la derecha sindical y políti-
ca. Ante la realidad de una creciente contradicción interna,
dadores de Montoneros, Fernando Abal Medina, muerto po- Perón intentaba jugar al equilibrio entre las distintas "alas" del
co tiempo antes en un enfrentamiento con la policía. Juan Ma- Movimiento.
63

Juan a Perón

La teoría del "trasvasamiento generacional"

ara contener a los sectores combativos, representa- dencia revolucionaria del peronismo, más afecta a la visión

p dos en buena medida por la Juventud Peronista, y


legalizarlos frente a la dirigencia sindical y politica,
Perón lanzó por entonces la teoría del "trasvasamiento genera-
dialéctica del conflicto interno, no se sintió realmente expre-
sada por esa teoría. La recuperaron en cambio las expresiones
juveniles y las de la generación intermedia más de derecha,
cional" como una suerte de proceso natural, determinista, de como Guardia de Hierro, el PEN (Frente Estudiantil Nacional)
recambio de cuadros de conducción. La militancia de la ten- y los Comandos Tecnológicos Peronistas.
64

Juan D. Perón

La preparación del ring

n 1972, no sólo los militares sino también buena parte bio de chicanas, un ejercicio de presiones mutuas para termi-

E de la dirigencia sindical y política del peronismo creían


que Perón era, en realidad, un luchador anacrónico y
sin variantes, algo así como la por entonces famosa "Momia"
nar negociando mejor. Aunque la realidad seguía teñida de to-
ques trágicos, como los "ajusticiamientos" —el 10 de abril— del
ejecutivo de la Fiat Oberdán Sallustro, por un comando del
del programa televisivo Titanes en el Ring. Por eso delineaban ERP, y del comandante del II Cuerpo de Ejército, general Juan
el escenario para la salida política como un juego de intercam- Carlos Sánchez, por un grupo mixto de ERP y FAR.
65

Alejandro A. Lanusse y Juan D. Perón

El "cuero" y la trampa

a realidad económica y social, la protesta social y sus presidente constitucional. Informó además que ningún ar-

L formas de violencia, y la dinámica politica, acosaban a


Lanusse. Además de profundizar una represión en la
que abundaban las muertes de activistas y las torturas, el Presi-
gentino que no certificara su residencia en el país antes del 25
de agosto de 1972 podría ser candidato. Se trataba, obvia-
mente, de un impedimento hecho a la medida de Perón. Y sos-
dente se lanzó contra Perón con una provocación verbal y el tuvo, también, que si Perón no regresaba al país, no era por-
armado de una trampa institucional. El 7 de julio anunció la que el régimen no se lo permitiera sino porque "no le daba el
fecha del 11 de marzo de 1973 como el día de la elección de un cuero".
66

El eterno mito del retorno

a provocación de Lanusse no hizo sino acrecentar el va- es, para cumplir con los tiempos impuestos por el régimen: Pe-

L lor político del mito del retorno de Perón, exiliado desde


1955. El viejo líder empezó a preparar la jugada de la vuel-
ta al país como una demostración de su poder de hecho, aun
rón no estaría en la Argentina el 25 de agosto. Pero tres días antes
de esa fecha, el 22, el gobierno militar profundizaría su pérdida
de consenso. Dieciséis guerrilleros, detenidos en el operativo de
cuando las condiciones políticas no le permitían neutralizar los fuga de varios de sus principales jefes desde el penal de Raw-
impedimentos para aspirar a un retorno formal al poder. Esto son, eran virtualmente fusilados en la Base Aeronaval de Trelew.
67

Juan D. Perón y Hértar J. Cámpora

La "realización" del mito

c uando Perón hizo suficientemente pública su deci-


sión de demostrar a Lanusse que "le daba el cuero", el
Presidente y el "partido militar" entraron en estado de
pánico. Hicieron desesperados esfuerzos por impedir la vuelta
del General, mientras los sectores combativos del peronismo
noviembre, tras una breve estadía de Perón en Italia, partía de
Roma el vuelo chárter que después de 17 años lo traería de regre-
so al país, acompañado por una nutrida comitiva de dirigentes
de todos los sectores, con Cámpora a la cabeza. Mientras el pueblo
peronista se preparaba para la fiesta, los mandos castrenses orga-
veían confirmarse su consigna de "Luche y vuelve". El 16 de nizaban un enorme "cerrojo" y difundían variadas amenazas.
68

Juan D. Perón y Alejandro A. Lanusse

El mito consumado

c entenares de miles de personas marcharon el 17 de no-


viembre de 1972, en un día frío y lluvioso, con la inten-
ción de recibir a Perón en Ezeiza. La Policía y fuerzas mi-
litares los detuvieron a fuerza de gases y palazos. Sólo unos pocos
69

pudieron ver en vivo esa imagen del General al pie de la es- do por las fuerzas que comandaba el brigadier Ezequiel Mar-
calera del avión, acompañado por Abal Medina y protegido tínez, quedaba en claro la fortaleza política que adquiría Perón
por el paraguas que sostenía Rucci. Y pese al cerco militar y a al consumarse el mito del retorno, y la directamente propor-
su virtual detención de una noche en el hotel de Ezeiza, rodea- cional parálisis del juego de Lanusse.
70

Juan D. Perón, Ricardo Balbin, Leopoldo BraV17, Florado Vicente Solano Lima y II cror J. Crimpora

La Casa Rosada en Gaspar Campos

gobierno tardó sólo algunas horas en comprender que la tes. "La Casa Rosada cambió de dirección. Está en Vicente López

E
,

detención de Perón dibujaba un escenario de confronta- por orden de Perón", cantaban los militantes. Como para demos-
ción generalizada. En el día siguiente a su llegada se le trarlo, Perón reunía allí, o muy cerca, en el restaurante "Nino", a to-
permitió trasladarse a su casa de la calle Gaspar Campos, en Vicen- da ]a dirigencia política. El radical Ricardo Balbín, el bloquista san-
te López. Su estadía de algunos días transformó los alrededores juanino Leopoldo Bravo, el demoprogresista Horacio Thedy fue-
de la casa en punto de cita permanente de centenares de militan- ron algunos de sus interlocutores, y Héctor Cámpora, su ladero.
71

Jiiaa L). Perón y Ricardo Balnin

El "salto del cerco"

-F1 l gesto fundamental de Perón, con el que quiso demos- de la casa de Perón de la de unos vecinos. Fue también un "salto
, i trar a un tiempo su condición de figura central de la rea- del cerco" político construido con años de enfrentamientos, y ac-
lidad política y el sentido de "pacificación nacional" que tualizado en la interna del entorno de Perón con la sinuosa figu-
tenía su retomo, fue el célebre abrazo con su adversario de ra de su secretario personal, José López Rega, quien empezaba a
décadas, el caudillo radical Ricardo Balbín. Para concretar el tratar de probar que estaba dispuesto a imponer su concepción
encuentro, Balbín debió saltar el cerco que separaba los fondos personal sobre la nueva etapa que se iniciaba.
72

Juan P. Perón yNéctarJ. Cámpora

El nacimiento del "tío"

ras su primer retorno, y ya de vuelta en Madrid, Perón estrategia de respuesta, Perón acrecentó los signos de su apoyo

T se dedicó a preparar la continuidad de la jugada para


recuperar el gobierno. Los militares pusieron un últi-
mo condicionamiento destinado a obstaculizar el camino elec-
personal a Cámpora para imponerlo como "príncipe", como
delfín. Era su reemplazo más potable para los sectores con
mayor dinamismo en la movilización del peronismo —la Ju-
toral del peronismo: la incorporación del criterio de la segun- ventud y los cuadros combativos—, aunque provocaba reservas
da vuelta para los comicios del 11 de marzo en el caso de que en la dirigencia sindical y política. Con los gestos de Perón,
ningún candidato lograra el 50 por ciento de los votos. Como Cámpora ya era el "tío" de los peronistas.
73

Juan D. Perón y Ilektar Cámpora

"Cámpora al gobierno, Perón al poder"

l General ya lo había determinado en Madrid, en algu- cal —las 62 Organizaciones de Lorenzo Miguel y la CGT de

E nas reuniones "cumbre" con grupos de dirigentes. Su


decisión quedó formalizada en el congreso justicialista
del 15 de diciembre de 1972, en el hotel Crillon. Pese a un fu-
Rucci—, Héctor Cámpora fue finalmente designado candidato
a presidente por el peronismo y el Frente Justicialista de Li-
beración (FREJULI), el nuevo nombre del acuerdo electoral con
gaz intento de la vieja generación de la rama politica de im- los partidos aliados. Se imponía la consigna de la JP: "Cám-
poner a Jorge Taiana, y al más insistente de la dirigencia sindi- pora al gobierno, Perón al poder".
74

Héctor 1 Cámpora y Vicente Solano Lima

La fórmula de Perón

s ólo unos días después de la designación de Cámpora, el


peronismo y sus aliados del FREJULI completaron la fór-
mula electoral. Como candidato a vicepresidente se impu-
so el conservador popular Vicente Solano Lima, pese a los esfuer-
zos de los desarrollistas, apoyados por el aparato sindical, por
imponer allí a uno de los suyos. Curiosamente, el peronismo de
izquierda prefería esa fórmula, compuesta por dos hombres de
tradición moderada y conservadora. Y en los actos de campaña
no se tardaría en oír tantitos tales como "Solano montonero...».
Ni en comprobar el beneplácito del aludido al escucharlos.
75

Héctor 1. Cdmpara y Juan D. Perón

La educación del "tío"

c on la sorda resistencia del poderoso aparato sindical,


y el eufórico apoyo de la JP y los sectores combativos,
el candidato Cámpora debió extremar los gestos que
confirmaran su historia de "el más leal de los leales" a Perón.
Casi todos sus movimientos estuvieron destinados a interpre-
designios menos explícitos. Si las 62 Organizaciones y Rucci
habían archivado, por lo menos en la superficie, sus actitudes
más hostiles, el participacionismo de Coria y las figuras de la
ultraderecha política —como Norma Kennedy, Jorge Osinde,
Manuel de Anchorena, Victoria Calabró— trabajaban tozuda-
tar la partitura que le indicaba eI General, y a adivinar sus mente en contra de Cámpora.
76
77

r
Héctor J. Cámpora y Juan D. Perón
78

Un plato demasiado escaso

on el armado de Perón en pleno crecimiento, el régi-


men militar debió improvisar sobre la marcha para in-
tentar una estrategia de neutralización que tuviera al-
guna posibilidad de éxito. En el juego de presiones para "bajar"
a Perón, Lanusse había sido obligado a excluirse de una candi-
79

Alejandro A. Lanusse y Héctor J. Cámpora

datura oficialista. Con los miembros de su "tanque de ideas" la candidatura de un militar publicitado como "joven" y dis-
—Mor Roig; Edgardo Sajón; el jefe de los distribuidores de diarios, tinto, el brigadier Ezequiel Martínez. La alternativa era la candi-
"Cholo" Peco; el director de La Opinión, Jacobo Timerman; y datura del ex ministro de Bienestar Social, Francisco Manrique.
algunos más—, el Presidente pergeñó un "operativo" de dos Parecía demasiado poco para arruinar el banquete de Cámpora
brazos. Por un lado, el más abiertamente oficialista, proponía y Perón.
80

Ricardo Balbin y Raúl Alfonsín

Una antigua frustración alfonsinista

n el medio de la puja entre el peronismo y el régimen mili- dobés Eduardo Gammond. Fue una primera derrota del ala iz-
tar, la Unión Cívica Radical intentaba sus propios cami- quierda, el Movimiento de Renovación y Cambio que lideraba el
nos para aspirar al éxito electoral. En una elección interna bonaerense Raúl Alfonsín con el apoyo de la agrupación univer-
directa, sus militantes preferían a los dirigentes más tradicionales sitaria Franja Morada y los sectores de la Juventud Radical. Pasa-
y consagraban la fórmula integrada por Ricardo Balbín y el cor- rían diez años hasta que Alfonsín pudiera tomarse su revancha.
81

Alsogaray y su propuesta "goleadora"

c uando ya se vislumbraban síntomas de crisis en la eco-


nomía internacional, los grupos empresarios más fuer-
tes de la Argentina veían con preocupación las posi-
bilidades de acceso al poder de la vieja "bestia negra", el pero-
nismo. Trataron de enfrentarlas con una propuesta política for-
intereses de los factores del poder económico, el ultraliberal
Alvaro Alsogaray, ex ministro de gobiernos militares y civiles.
A tono con su concepción eficientista, y con la idea de que la
politica también integra el "mercado", Alsogaray preparó una
costosísima campaña a la manera del marketing comercial:
malmente novedosa, la Nueva Fuerza, liderada por el dirigen- "Los argentinos queremos goles". Así trataba de vender la can-
te político más orgánico desde hacía muchos años para con los didatura del empresario de la carne Raúl Chamizo
82

Ricardo Balbín, Américo Ghioldi, Francisco Manrique, Juan C. Coral, Raúl Chamizo, Néctar J. Campal -a, Ezequiel Martínez, Oscar Alende y Jorge A. Ramos

Nueve personajes en busca de un sillón

c on un alto grado de participación popular —hegemoni-


zada por el peronismo—, fueron finalmente nueve las fór-
mulas que se presentaron para las elecciones presiden-
ciales del 11 de marzo de 1973: Américo Ghioldi-René Balestra
por el socialismo democrático; Manrique-Rafael Martínez Ray-
deral, acuerdo del "partido militar" con fuerzas provinciales; Bal-
bín-Gammond por la UCR; Juan Carlos Coral-Nora Sciaponi
por el Partido Socialista de los Trabajadores; Cámpora-Solano Lima
por el FREJULI, la alianza de peronistas, desarrollistas, conserva-
dores populares, democristianos y sectores del socialismo; Oscar
monda por la Alianza Federalista Popular, que incluía a la demo- Alende-Horacio Sueldo por la Alianza Popular Revolucionaria,
cracia progresista; Chamizo-Ondarts por Nueva Fuerza; Mar- integrada por el Partido Intransigente, comunistas y revoluciona-
tínez-Leopoldo Bravo por la oficialista Alianza Republicana Fe- rios cristianos; y Ramos-Silvetti, del Frente de Izquierda Popular.
83

Héctur J. Cámpora

La gran ilusión en marcha

inalmente, el 11 de marzo las urnas demostraron que la de los votos. La alquimia electoral del "partido militar" fue clara-

F casi inédita participación popular que había rodeado las


elecciones no era un espejismo. Eufóricas concentracio-
nes festejaban esa noche el hecho de que Cámpora quedaba con-
mente despreciada por los electores: Martínez sólo obtuvo el 2,9
por ciento de los votos. El resultado fue todavía peor para la Nue-
va Fuerza de Alsogaray. Manrique, en cambio, lograba un digno
sagrado Presidente con el el 49,5 por ciento de los votos. Tras 18 tercer lugar, con el 15 por ciento de los sufragios. De las ofertas
años de proscripción y luchas, el peronismo recuperaba el poder. de la izquierda no ligada al peronismo, la de Alende tuvo la mejor
El radicalismo quedó en el segundo lugar, con el 21,2 por ciento suerte: fue cuarta, con el 7,4 por ciento de los votos.
84

Rey, Lanusse y Coda

Final sin atenuantes

l poder militar se resignó ante la contundencia de las de condicionar al gobierno constitucional. Al que dejaban, por

F urnas. Lanusse y sus pares de la Fuerza Aérea, el briga-


idier Rey, y de la Armada, el almirante Coda, cedieron a
las presiones de las fuerzas políticas y desestimaron la reali-
cierto, una dura herencia: cerca de quinientos presos políticos,
el recuerdo de un sistema represivo con víctimas fatales y miles
de torturados, una deuda externa de 6 mil millones de dólares,
zación de la segunda vuelta electoral, aun cuando las cifras del una inflación del 65 por ciento anual, y una caída de la partici-
escrutinio oficial decían que a Cámpora le faltaban cinco déci- pación de los asalariados en la renta nacional al 42 por ciento.
mas para llegar al 50 por ciento de los votos. Esa generación de La historia probaría que esas cifras, en todos los rubros, podían
jefes del "partido militar" se vio obligada a abandonar la idea superarse ampliamente. Pero para la época eran demasiado.
85

Héctor J. Campera y Alejandro A. Lanusse

Luces y sombras del 25

c on millares de personas en la Plaza de Mayo, Lanusse


traspasó el mando a Cámpora el 25 de mayo de 1973,
para retirarse enseguida acompañado por sonoros in-
sultos y el grito de "...nunca volverán", luego desmentido por la
historia. La fiesta en la Plaza empezó con algún encontronazo
con un grupo de la custodia naval. Después, fue el tiempo de
86

vivar a Cámpora y a los más populares de sus invitados, el pre- gir la liberación de los presos políticos, y una urgente reunión
sidente chileno Salvador Allende y su colega cubano Osvaldo del nuevo Congreso para aprobar una ley de amnistía. Las lu-
Dorticós, como para reafirmar el contenido ideológico y geo- ces de la alegría de ese día dibujaban sus propias sombras: los
político del nuevo gobierno. El día terminó con una moviliza- datos de la escalada hacia la violencia de las contradicciones
ción —que amenazó ser trágica— a la cárcel de Devoto, para exi- internas del peronismo.
87

Héctor Cárnpora y Alejandro A. Lanusse


88

El equipo de la discordia

igitado por Perón, y después de un juego de presiones

D variadas, Campera estaba rodeado por un gabinete de


ministros que reflejaba las contradicciones entre los dis-
tintos sectores del peronismo. Antonio Benítez, en Justicia, y Án-
gel Robledo, en Defensa, representaban al ala de centroderecha de
89

la rama política. Esteban Righi, en Interior, era el ministro más co sin inserción en el peronismo. También el médico de Perón,
próximo a la tendencia revolucionaria y a la JP. El dirigente me- Jorge Taiana, en Salud, expresaba la equidistancia respecto del
talúrgico Ricardo Otero, en Trabajo, era la expresión del poder conflicto interno. José López Rega, en cambio, con el poderoso
sindical. José Gelbard, en Economía, representaba a la "bur- aparato de Bienestar Social en sus manos, era la clave del entor-
guesía nacional". El canciller Juan Carlos Puig era un académi- no" del General y la de un proyecto esotérico y de ultraderecha.
90

José I. Rucci y José B. Gelbard

Pacto social, "inflación cero"

os primeros días del gobierno de Cámpora, con el espí- res de poder se agitaban, el gobierno convocó a un Pacto Social

L ritu de movilización permanente que se había expresado


el 25 en la Plaza de Mayo y ante la cárcel de Devoto, estu-
vieron signados por un sinfín de manifestaciones y ocupaciones
para reordenar la marcha de la economía. A principios de junio,
la CGT de Rucci, la CGE y el ministro Gelbard establecieron un
acuerdo que implicaba el control de precios para alcanzar la con-
de lugares de trabajo para plantear demoradas reivindicaciones signa de la "inflación cero", aumentos salariales de entre el 10 y
sociales. Mientras el conflicto político interno crecía y los facto- el 20 por ciento, y una virtual tregua en los conflictos laborales.
91

Fugaces nuevos aires

a sensación de la primavera camporista en pleno otoño represión para ser un instrumento de emancipación", diría en

L tuvo otras expresiones. Por ejemplo en las Fuerzas Ar-


madas, con la designación del general Carcagno como
nuevo comandante del Ejército, lo que implicaba el pase a re-
sus discursos de la época. También Righi, el ministro del In-
terior, conminaba a los hombres de la Policía a abandonar sus
concepciones represivas, y ordenaba quemar los archivos de
tiro de toda la cúpula más próxima al régimen. Fue este gene- Inteligencia que contenían datos sobre los activistas políticos.
ral nacionalista quien insinuó, mucho más que el ministro Ro- La Universidad de Rodolfo Puiggrós y la política exterior ter-
bledo, la instalación de una nueva doctrina de defensa y segu- cerista de Puig y su viceministro Jorge Vázquez eran otras
ridad. "Las Fuerzas Armadas deberán dejar de ser una fuerza de muestras de los nuevos aires.
92

La conspiración contra el "tío"

os nuevos aires no hicieron más que agudizar la lucha en el propio Movimiento. Y de que, con el apoyo de esos sec-
interna en el peronismo. En los sectores de la "ortodoxia" tores, estaba tratando de construir un liderazgo propio para
sindical y política arreciaron las acusaciones contra el pre- enfrentar y reemplazar el de Perón. Por el lado de López Rega
sidente Cárnpora. Lo acusaban, fundamentalmente, de favore- y de la dirigencia sindical, Perón era bombardeado en Madrid
cer la "infiltración" de la izquierda en el gobierno peronista y con denuncias e iniciativas conspirativas contra el Presidente.
93

Lorenzo Miguel

El poder de la "patria metalúrgica"

lguna vez, en los '60, el todopoderoso líder metalúr- el de aquellas épocas, para terminar con lo que consideraba la

A gico Augusto Vandor había sostenido la necesidad de


"estar contra Perón para salvar a Perón". En la etapa
camporista, Lorenzo Miguel —su sucesor al frente de la UOM-
hegemonía "zurda" en el gobierno. La UOM era, en esos pri-
meros años de la década del '70, el componente más fuerte e
influyente del aparato sindical del peronismo, hasta el punto
formaba parte del grupo de dirigentes de la derecha peronista de que en poco tiempo se empezaría a hablar de la "patria
que quería el regreso de un Perón mucho más atemperado que metalúrgica".
94
...,

La tragedia del último retorno

as presiones surtieron efecto. Perón se dispuso a regresar

L definitivamente al país para imponer su peso en la explo-


siva interna peronista. El 20 de junio, más de dos millones
de personas se movilizaron hasta el palco próximo a Ezeiza desde
el que el Líder hablaría al pueblo luego de su llegada. Pero la cita
95

Juan D. Perón

fue trágicamente frustrada. Los aparatos paramilitares de la de un centenar—, y muchas otras personas murieron en los cen-
derecha peronista se hicieron cargo del palco y de los alrede- tros de tortura montados en el Hotel Internacional de Ezeiza. El
dores, desde donde recibieron a tiros a las nutridas columnas de avión de Perón fue desviado a Morón, bajo la acusación de que
militantes de las organizaciones combativas. Los tiroteos deja- los Montoneros preparaban un atentado para matarlo. Ezeiza
ron un número nunca precisado de víctimas —algunos hablaron señaló el fin de la ilusión de poder del peronismo revolucionario.
96

El "león herbívoro"

c uando Perón habló al país, como para moderar la sensa-


ción de crisis profunda que produjeron los hechos de
Ezeiza asumió un tono pacificador y convocó al acuerdo
nacional. Se presentó a sí mismo como un "león herbívoro". Pero
97

dio pautas de lo que se venía. Consideró buena la versión de la de- sucesos. El mensaje estaba claramente dirigido a los sectores com-
recha del aparato del peronismo sobre las responsabilidades por bativos del Movimiento y a Cámpora, quien según aquella versión
los enfrentamientos del 20 de junio. Y anunció que la` juventud ma- se había dejado "copar" por los "infiltrados". "Los peronistas —dijo
ravillosa" estaba seriamente cuestionada, "en penitencia", por los Perón— debemos retomar la conducción de nuestro Movimiento..::
98

José López Rega y Raúl Lastiri

López Rega al asalto

os días posteriores a Ezeiza fueron de permanentes reu- problema de la acefalía —y mientras se preparaba una nueva con-

L niones y crecientes presiones contra Cámpora. Los sec-


tores sindicales —con la UOM a la cabeza— organizaron
manifestaciones contra el Presidente, mientras los mandos
vocatoria a elecciones—, la derecha optó por mandar de paseo al
exterior a quien debería haber asumido la presidencia, el titu-
lar del Senado, Alejandro Díaz Bialet, sospechado de mantener
militares se apresuraban a asegurar a Perón el apoyo a la con- relaciones de simpatía con la JP. Así pudo llegar al gobierno, a
tinuidad constitucional si decidía asumir personalmente el ma- título provisional, el presidente de la Cámara de Diputados,
nejo de la crisis. Jaqueado, Cámpora presentó su renuncia el 13 Raúl Lastiri. Era el yerno de López Rega, y vivía sometido a su
de julio. Solano Lima no pudo sino imitarlo. Para resolver el influencia política.
99

Alberto Vignes

Tiempos de "limpieza"

a asunción de Lastiri fue aprovechada para agudizar la aliados sindicales. Los cambios en el gabinete ministerial

L ofensiva de la derecha peronista contra los sectores


combativos, especialmente contra sus representantes en
cargos institucionales. Fue la época en la que los sectores li-
encaramaron a Alberto Vignes en la Cancillería, en lugar de
Puig, y a Benito Llambí en Interior, en reemplazo de Righi. En
Defensa, Robledo garantizaba la relación con las Fuerzas Ar-
gados a Montoneros y a la JP empezaron a establecer la teoría madas. Y las presiones lopezreguistas y sindicales no lograron
del "cerco", según la cual Perón estaba condicionado en sus convencer a Perón de la necesidad de sustituir a Gelbard en
decisiones, casi prisionero de los manejos de López Rega y sus Economía.
100

Hacia la tercera presidencia

a en el comienzo de la gestión de Lastiri se había plan-

y teado el 23 de septiembre como la fecha de las nuevas


elecciones presidenciales. Perón sabía que sólo él, con
todo el poder que ejercía de hecho, tenía la aureola de sabi-
duría y don de mando capaz de contener y neutralizar los ca-
101

da vez más violentos enfrentamientos internos en el pero- cuerdo con el máximo líder radical, Ricardo Balbín, para
nismo. La alianza sindical-lopezreguista ya había intentado convertirlo en su candidato a vicepresidente. Las maniobras
desplazar a las gobernaciones combativas de Ricardo de la derecha peronista, por un lado, y de la izquierda radi-
Obregón Cano, en Córdoba, y de Oscar Bidegain, en la pro- cal, por el otro, terminaron frustrando el intento a principios
vincia de Buenos Aires, cuando Perón intentó llegar a un a- de agosto.
102

La fórmula Perón-Perón

rustrado el acuerao con los radicales, la pelea entre secto- próximos al poder creciente del ministro de Bienestar Social im-

F res en el seno del peronismo se concentró por unos días en


el nombre del compañero del Líder para integrar la fórmula
presidencial. Los sectores combativos —que habían apoyado en si-
pulsaban al propio López Rega. Finalmente, estos dos últimos sec-
tores —seguramente con un guiño preciso de Perón— acordaron la
nominación de la propia María Estela Martínez de Perón: Isabelita,
lencio la variante Balbín— querían imponer allí a Cámpora. La la esposa del General. El 4 de agosto, en el congreso justicialista del
"ortodoxia" política y sindical prefería a Rucci; los hombres más Teatro Cervantes, quedaba consagrada la fórmula Perón-Perón.
103

La réplica radical

os radicales ya habían suspendido el plenario de su con- la exclusivamente radical. Ricardo Balbín volvió a ser el elegi-

L vención nacional —el 28 de julio— a la espera de los


resultados de las negociaciones con Perón para la fór-
mula conjunta, rechazada por los sectores que lideraba Raúl
do para aspirar a la presidencia. Como compañero de fór-
mula se optó por el joven Fernando de la Rúa, revelación en la
segunda vuelta electoral —en abril— cuando le ganó la ter-
Alfonsín y por los de la Línea Córdoba, que se reconocían en cera banca de senador nacional por la Capital al candidato del
el ex presidente Arturo Illia. Después de la frustración del a- PJ, el aristocrático intelectual nacionalista Marcelo Sánchez
cuerdo, el 11 de agosto se reunieron para definir una fórmu- Sorondo.
104

Juan D. Perón

Votos en catarata

123 de septiembre, los votos en favor de la tercera presi- sangriento golpe militar encabezado por Augusto Pinochet, en

E dencia de Perón inundaron las urnas. El 61,85 por ciento


del padrón votó la fórmula del Líder y su esposa, con la es-
peranza de que el anciano General pacificara el país. Al violento
Chile, que terminó con el gobierno y la vida de Salvador Allende.
Miles de personas marcharon en Buenos Aires para repudiarlo.
Esto ocurría en plena campaña electoral, durante la cual, además,
enfrentamiento cotidiano en el interior del peronismo se habían Perón y los sectores revolucionarios del Movimiento parecían ha-
agregado acciones espectaculares de la guerrilla de izquierda, co- ber llegado a un acuerdo tras el multitudinario desfile del 31 de
mo el asalto al Comando de Sanidad del Ejército, el 6 de septiem- agosto en homenaje al Líder —frente a la CGT—, protagoniza-
bre. Además, había golpeado fuerte en la sociedad argentina el do sin incidentes por las columnas sindicales y las de la T.
105

José B. Gelbard y luan D. Perón

Asunción en medio del drama

a asunción del nuevo mandato de Perón no pudo produ- La respuesta inmediata fue matar a un dirigente de la JP y atacar

L cirse sin que se agravara el clima de catástrofe. El 26 de sep-


tiembre, tres días después de la elección, José Ignacio Rucci
fue asesinado a tiros al salir de la casa de un amigo, en la calle Ave-
otros locales del peronismo combativo. Rucci era el más confiable
de los dirigentes sindicales para Perón, quien sintió su asesinato co-
mo un ataque dirigido contra él. Además, el jefe de la CGT era clave
llaneda. Aunque no hubo una reivindicación formal del crimen, en la decisión de Perón de mantener la política económica y a su
para muchos se trataba de un operativo de Montoneros, organi- responsable, Gelbard, cuestionado por la derecha peronista y, de
zación que, en todo caso, no desmintió formalmente su autoría. manera creciente, por los sectores más concentrados del capital.
106

losé B. Geíbard

Una tortilla irritante

erón solía decir: "Para hacer una tortilla, hay que romper exportaciones de productos agrarios, en un contexto interna-

p muchos huevos". La tortilla de la política económica,


sustentada en el Pacto Social con la CGT, empezaba a re-
sultar indigesta para el gran empresariado exportador, para las
cional marcado por la crisis del petróleo y el consecuente au-
mento en los precios de los insumos industriales. También ge-
neraron leyes destinadas a controlar las inversiones extranjeras.
multinacionales y para los grandes propietarios rurales. Perón y La respuesta fue dura. El empresariado comenzó a retraer la pro-
Gelbard pretendieron, en esos primeros meses, mejorar la si- ducción o a especular fuertemente en el mercado negro, y la
tuación de la balanza comercial a través del control estatal de las población se vio sacudida por el desabastecimiento.
107

Jorge Carcagno y Leandro Anaya

El frente militar

demás de los enfrentamientos internos —que no cesa- jefes de la combativa JP el trabajo común de militantes y sol-

A ban— y de los problemas económicos, Perón detectó,


a poco de asumir, signos de malestar en las Fuerzas
Armadas. En el Ejército, el "lanussismo" había empezado a
dados en el Operativo Dorrego, para socorrer a las víctimas
de las inundaciones en la provincia de Buenos Aires. Sobre
todo cuando, al cierre del operativo, las columnas juveniles
recomponerse y sus representantes veían con creciente des- desfilaron ante los oficiales del Ejército. En diciembre, Perón
confianza las concepciones terceristas del comandante del dispuso el relevo de Carcagno y lo reemplazó por Leandro Anaya,
arma, el general Carcagno, explicitadas en dos reuniones de un general de raigambre "lanussista" cuestionado por accio-
la Junta Interamericana de Defensa. El desagrado se profun- nes de represión ilegal mientras comandaba el II Cuerpo de
dizó en octubre de 1973, cuando Carcagno coordinó con los Ejército.
1_10

Juan D. Perón
La muerte del Líder

a escisión de las dos alas del peronismo pareció atem- flanqueado por Isabel y López Rega, que su "único heredero"

L perarse ante una sorpresiva convocatoria de Perón a la


Plaza de Mayo, el 12 de junio, cuando arreciaban el de-
sabastecimiento y las maniobras especulativas y financieras de
era "el pueblo". Y aseguró: "Llevo en mis oídos la música más
maravillosa, que es para mí la palabra del pueblo argentino".
Apenas unos días después se conocía la noticia de que estaba
los grupos empresarios. Los Montoneros no fueron a la plaza, enfermo. Y el 1° de julio se anunciaba oficialmente su muerte.
pero sí lo hicieron otros sectores del peronismo revolu- La sensación de orfandad popular se hizo evidente durante el
cionario, como el Peronismo de Base. El General —visible- largo velorio, con un incesante desfile de miles de personas. En
mente desmejorado, tras un vidrio blindado en el balcón de la el entierro, además del sentido discurso de despedida de
Rosada— recuperó un discurso antiimperialista y antioligár- Balbín, hubo palabras del gobernador más joven, el pintoresco
quico. Hizo dos alusiones que sonaban a despedida. Recordó, riojano Carlos Menem.
111

José López Rega

Isabel al gobierno, el "Brujo" al poder

c on la muerte de Perón se abrió una de las etapas más


sombrías de la historia reciente de la Argentina. Su
viuda, Isabelita, frágil e inestable, asumió el gobierno
como le correspondía en su carácter de Vicepresidenta. Pero el
ejercicio real del poder quedó en manos de José López Rega, o
de una terrible estructura paraestatal, la Alianza Anticomu-
nista Argentina, más conocida como la "Triple A. Con la par-
ticipación de policías, de hombres de las Fuerzas Armadas, de
patotas de seguridad de los dirigentes sindicales y de los gru-
pos de la extrema derecha del peronismo, la "Triple A" cometió
"Lopecito", como le decía Perón, o el "Brujo", como lo llamaba una larga serie de asesinatos. Militantes históricos y nuevos del
ya casi todo el mundo, o el "Hermano Daniel", como se hacía peronismo combativo, como Julio Troxler, Tito Pierini, Horacio
llamar él mismo en el seno de Anael, la logia esotérica que Chávez y Rodolfo Ortega Peña; teóricos de la izquierda, como
comandaba. El ministro de Bienestar Social —un oscuro ex Silvio Frondizi; abogados, como Alfredo Curutchet y Tito
cabo de la policía entonces transformado en comisario retira- Deleronni; periodistas, como Jorge Money y Pedro Leopoldo
do por decreto oficial— no tardó en asegurar su poder a través Barraza; cayeron víctimas de la banda de López Rega.
114

Segundo Palmo

La dinámica sindical

n el contexto de vacío de poder institucional del gobier- fue la intervención del sindicato gráfico y la detención de su

E no de Isabel, y frente a la ofensiva empresarial, el apara-


to sindical se dispuso a jugar fuerte para conquistar espa-
cio. El núcleo del aparato —la UOM y las 62 Organizaciones— se
líder, Raimundo Ongaro. Después, la intervención de la filial
cordobesa del SMATA, que encabezaba el marxista René Sala-
manca, y la de Luz y Fuerza de la misma provincia, el bastión
solidificó tras la repentina muerte del secretario general de la de Agustín Tosco. Ya en 1975, con el expreso pedido de José
CGT, el textil Adelino Romero, que tenía cierto juego propio. Alfredo Martínez de Hoz, presidente de Acindar, se descabezó
En su lugar, de manera relativamente interina, fue designado el el sindicato metalúrgico de Villa Constitución, conducido por
veterano dirigente de la construcción Segundo Palma, un in- el disidente Alberto Piccinini. Para hacerlo, se ocupó militar-
condicional de las 62. Durante esa etapa, el aparato gremial usó mente la ciudad, se reprimió violentamente a los trabajadores
su alianza con López Rega y el alineamiento del ministro de Tra- en huelga y algunos de ellos fueron asesinados. Piccinini y otros
bajo, Otero, para golpear al sindicalismo combativo. Primero dirigentes quedaron detenidos.
115

Celestino Rodrigo

El "Rodrigazo" o la espiral de la crisis

l año 1975 ya había empezado con los signos de una de Economía a Celestino Rodrigo, un hombre del riñón del

E crisis imparable. En febrero, el gobierno había auto-


rizado al Ejército a abrir un frente de lucha en Tu-
cumán —se lo denominó "Operativo Independencia"— para ter-
lopezreguismo. Rodrigo asumió el 2 de junio con un equipo
conformado por representantes de las grandes empresas, como
Ricardo Zinn, y a los dos días implementó un plan de shock
minar con los focos guerrilleros creados en la provincia por el ortodoxo. Devaluó un 100 por ciento el peso; aumentó en un
ERP. Pero la certeza más global de la crisis se generó el 31 de 175 por ciento el precio de los combustibles, y en un 75 por
mayo, cuando Gómez Morales renunció al ministerio de Eco- ciento el del resto de los servicios públicos. El conjunto de los
nomía después de que el gobierno, ante la presión sindical en precios salió disparado hacia arriba. De un plumazo, los ingre-
las negociaciones paritarias, decretara un aumento general de sos mensuales de los asalariados perdieron un 60 por ciento de
salarios del 38 por ciento. Isabel nombró como nuevo titular su valor real.
15

116

Casiido Herreras, Lorenzo Miguel y María E. Martínez de Perón

Caída y fuga de "Lopecito"

l "Rodrigazo" fue inmediata y duramente enfrentado

E
ción a la Plaza de Mayo, el poder sindical obligó a la presiden-
por el aparato sindical. Gracias al consenso social que ta Isabel Perón a poner fin a la gestión de Rodrigo. Pero tam-
encontró su actitud, la dirigencia gremial aprovechó la bién la forzó a pedir la renuncia de José López Rega, a quien envió
coyuntura para jugar todavía más a fondo. Con el liderazgo de al exterior con un vago cargo de embajador itinerante. Aunque
Lorenzo Miguel y el nuevo secretario general de la CGT, el tex- todavía intentaría alguna jugada de resistencia, Isabelita debió
til Casildo Herreras, y tras un paro de 48 horas con moviliza- someterse a la influencia casi exclusiva de la "patria metalúrgica".
117

Pedro Dorman°

El equilibrio isabelista

a caída de López Rega arrastró a buena parte de sus hom-

L bres. Rocamora fue reemplazado en el ministerio del In-


terior por Jorge Garrido; Savino debió dejar la cartera de
Defensa en manos de Ernesto Corvalán Nanclares. Pedro Bonna-
no, un oscuro funcionario próximo a las 62 Organizaciones,
asumió en Economía. Pero el "Brujo" conservaba a la distancia
118

Carlos Villano

cierto poder a través del secretario técnico de la presidencia y renuncia, mientras en las alas política y sindical del peronismo
secretario privado de Isabel, Julio González, y también de su su- aparecían signos de enfrentamiento entre los "verticalistas" y
cesor en Bienestar Social, Carlos Villone, personaje de su pro- los "antiverticalistas': Hasta que Isabel retomó el cargo, el 4 de
pio riñón. La pelea interna ya amenazaba la estabilidad de la agosto, el manejo efectivo del gobierno quedó en manos de los
propia Presidenta, quien el 12 de julio, por una súbita y sospe- ministros de Justicia, Antonio Benítez, y de Relaciones Exte-
chosa enfermedad, pidió licencia para descansar en Córdoba. riores, Alberto Vignes, dos sobrevivientes de la etapa de la hege-
Durante varios días crecieron los rumores sobre su inminente monía lopezreguista.
119
120

La pendiente de la crisis

a reasunción de sus funciones por Isabel no alcanzó para

L atenuar la sensación de que la situación de crisis del país


estaba lejos de disiparse. Sobre todo porque, como tras-
fondo de la inestabilidad política e institucional, el estado de la
economía continuaba agravándose, a caballo de la profundiza-
ción de la puja distributiva entre empresarios y trabajadores. Lo
que no habían podido resolver José Gelbard, Alfredo Gómez
121

José B. Gelbard, Alfredo Gómez Morales, Celestino Rodrigo y Pedro Bonnano

Morales y Celestino Rodrigo —cada uno con sus característi- y un muy joven Carlos Ruckauf, estrechamente vinculado a las
cas—, tampoco encontró solución de la mano de Pedro Bonnano. 62 Organizaciones, en el conflictivo ministerio de Trabajo.
Sin ninguna convicción, la Presidenta ensayó una nueva rees- Pero la jugada clave fue la convocatoria de Antonio Cafiero en
tructuración ministerial destinada a consolidar la imagen del el ministerio de Economía, al que llegaba con su prestigio de
fin de la influencia de López Rega, aunque con una excepción: negociador con el exterior, sus buenas relaciones con los po-
el coronel Damasco se hizo cargo del ministerio del Interior. líticos de la oposición y su eterna proximidad con la dirigencia
Como compensación, Ángel Robledo asumió en la Cancillería, sindical y con las jerarquías de la Iglesia Católica.
122

La ofensiva empresaria

ras su rebelión contra el shock monetarista de Rodrigo,

T la CGT —conducida por el textil Casildo Herreras-


mostró su satisfacción por la llegada de Cafiero a Eco-
nomía. Más aún cuando el nuevo ministro, en la más pura tra-
dición del peronismo, conminó a una nueva concertación entre
el capital y el trabajo, con congelamiento de despidos y de me-
123

didas de fuerza por 180 días. Además, mientras negociaba con económicos, con la excepción de los pequeños y medianos em-
el FMI formas de pago de la deuda, Cafiero intentó formalizar presarios de la CGE de Gelbard, rechazaron la nueva política y
la concertación a través del INAREPROPA (Instituto Nacional pasaron a combatirla. Reunidos en la APEGE (Asamblea Per-
de Remuneraciones, Productividad y Participación), en el que manente de Entidades Gremiales Empresarias), esos grupos, con
patrones y sindicatos deberían acordar estrategias comunes de un planteo claramente liberal, presionaron sobre la economía
gestión de empresas y de fijación de salarios. Pero los grupos hasta desatar una inflación superior al 900 por ciento anual.
124

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Jorge R. Videla y José A. Martínez de Hoz

La aparición del "profesionalismo" militar

a actitud patronal, promovida por la Sociedad Rural, la to Numa Laplane. Como un nuevo signo de su extrema debi-

L Unión Industrial y el Consejo Económico que lideraba


José Alfredo Martínez de Hoz, tuvo pronto un correlato
castrense, en una coincidencia por entonces apenas sospecha-
lidad, Isabel tuvo que ceder rápidamente ante el planteo. Numa
Laplane fue relevado y, en su lugar, se designó a un general con
fama de "constitucionalista" y equidistancia política. Se trata-
da. El 27 de agosto de 1975, los mandos del Ejército conside- ba de Jorge Rafael Videla, cuyo ascenso empujó otras movidas
rados "profesionalistas" cuestionaron con dureza las funciones premonitorias en el generalato: Roberto Viola pasó a mane-
políticas que el coronel Damasco cumplía como ministro del jar el Estado Mayor del Ejército; Carlos Suárez Mason, eI I Cuer-
Interior. Era una manera de apuntar contra el criterio de "con- po; Leopoldo Galtieri, el II; Luciano Menéndez, el III; y Díaz
ducción integrada" del comandante del arma, el general Alber- Bessone, el V.
125

Ítalo Luder

El sueño "antiverticalista"

as presiones cruzadas pusieron a Isabel al borde de la ines- y los jóvenes diputados Julio Bárbaro, Nilda Garré y Julio Mera
abilidad fisica y emocional. El 13 de septiembre de 1975 Figueroa. Lorenzo Miguel y varios gobernadores, entre ellos el rio-
Lt idió licencia y fue interinamente reemplazada por el titu-
lar del Senado, halo Luder. El interinato disparó la ilusión de poder
jano Carlos Menem, militaban en el "verticalismo". El radicalis-
mo, con Ricardo Balbín a la cabeza, parecía dispuesto a apuntalar
del sector "antiverticalista" del peronismo, convencido de que una un gobierno de Luder hasta el final del mandato. Pero el "vertica-
salida definitiva de Isabel del gobierno y un acuerdo de gobema- lismo" pudo más, y Luder debió devolver el gobierno a Isabel el 16
bilidad con la oposición y los sectores sociales podrían resolver de octubre, no sin haber firmado antes un decreto que ordenaba a
la crisis. En el "antiverticalismo" convergían el gobernador bo- las Fuerzas Armadas "aniquilar el accionar subversivo", usado des-
naerense Victorio Calabró, Jorge Taiana, Enrique Osella Muñoz pués por la dictadura militar para justificar el terrorismo de Estado.
126

Las últimas expectativas

na enfermedad de Isabel, por la que volvió a pedir li-

U cencia en noviembre, puso en marcha las últimas es-


peranzas de una salida negociada. Junto al visto bueno
de Balbín y el resto de los radicales, la expectativa de los diri-
gentes negociadores del peronismo —como Luder, Cafiero, Ro-
127

Maria E. Martínez de Perón, Jorge R. Videla, Emilio E, ~era, Roberto Viola, kilo Luder, Antonio Cafiero, Ángel Robledo y Raúl Matrera.

bledo y Mattera— estaba puesta en la participación en el acuer- esos jefes militares contemplaran seriamente tal posibilidad.
do para encontrar una salida dentro del marco institucional En todo caso, la licencia de Isabel duró apenas una semana,
con los jefes militares de más peso del momento: los generales durante la cual el nivel de la crisis, también en el interior del
Videla y Viola, en el Ejército, y el almirante Emilio Eduardo peronismo, determinó que ni siquiera se pudiera designar un
Massera, en la Armada. Nunca hubo indicios concretos de que titular provisional del Poder Ejecutivo.
128

Humberto Martiarena

Las Fuerzas Armadas se prueban el traje

l regreso de Isabel al gobierno pareció una contraofen- Cruzada de Solidaridad que la Presidenta habría usado en su

E siva del lopezreguismo, aun cuando el ex ministro de


Bienestar Social seguía fuera del país. Alentada por el
"verticalismo", uno de cuyos mentores era el senador jujeño
beneficio. En el contexto de la corrupción y la crisis económi-
ca, y del incremento de la actividad guerrillera, el 18 de di-
ciembre de 1975 tropas de la Fuerza Aérea, al mando del
Humberto Martiarena, la Presidenta concretó un enésimo cam- brigadier Jesús Orlando Capellini, se sublevaron en Morón y
bio de ministros con el ingreso de hombres cercanos a López Aeroparque y plantearon el derrocamiento del gobierno, ante
Rega, el más influyente de los cuales era el secretario personal la indiferencia de los civiles. Tres días después, un cambio de
de Isabel, Julio González. Otro, el secretario de Deportes y comandante de la Aeronáutica —Orlando Agosti por Fautario-
luego titular de Bienestar Social, Pedro Eladio Vázquez, se vio ponía fin al planteo, más tarde considerado un ensayo general
complicado en el estallido del escándalo por un cheque de la para el golpe de marzo de 1976.
129

José B. Gelbard, Alfredo Gómez Morales, Celestino Rodrigo, Pedro Bonnano, Antonio Cafiero y Emilio Mondelli

El camino al abismo

c orno una respuesta directa a la intentona golpista, y a


las innúmeras amenazas explícitas de la conducción
militar y hasta de altas jerarquías eclesiásticas, como el
vicario castrense Victoria Bonamín, el "isabelismo" convocó a
elecciones generales para octubre de 1976. El más ambicioso
Roberto Ares, y ministro de Trabajo a Miguel Unamuno. En
febrero, hizo un gesto importante para calmar la cada vez más
dura oposición de los grupos económicos: le pidió la renuncia
a Cafiero y designó en Economía a Emilio Mondelli, un mo-
netarista de la línea de Rodrigo. El nuevo ministro lanzó un
aunque también frustrado operativo guerrillero, el asalto al Plan Nacional de Emergencia, que preveía una reducción ge-
Batallón 601 de Ejército de Monte Chingolo, intentado por el neral de salarios y del gasto público, la privatización de em-
ERP el 23 de diciembre —hubo 58 muertos en el enfrenta- presas públicas, y facilidades para la inversión extranjera. La
miento—, agravó la situación. Isabel intentó homogeneizar aún APEGE no se mostró seducida y respondió con un paro. Mon-
más su gabinete: para ello, se desprendió de dudosos como delli, como Gelbard, Gómez Morales, Rodrigo, Bonnano y Ca-
Angel Robledo o Ruckauf, y nombró ministro del Interior a fiero, era un elefante en el bazar de la crisis nacional.
130

De "borrados" y negadores

1 movimiento obrero navegaba entonces en la confusión


y la ambivalencia. Presionado por su posición "vertica-
Ei sta", el sector hegemónico liderado por Lorenzo Miguel no
atinó siquiera a cuestionar la llegada de Mondelli a Economía ni
131

Nicolino Locche y Casada Herraras

su política monetarista. Tampoco consiguió organizar una medida "entorno". Cuando llegó el final, como el "Intocable" Nicolino Locche,
de neutralización del paro empresario. El secretario general de la el boxeador más popular de la época, Herreras "se borró" con un rá-
CGT Casildo Herreras, en cambio, se mostró más crítico, y hasta pido cruce al Uruguay. Miguel siguió negando tozudamente, hasta
anunció que pediría explicaciones a Isabel sobre las actitudes de su el último minuto, la inminencia del final del gobierno de Isabel.
132

El golpe sin cura

a crónica del final anunciado no pudo ser alterada por

L los últimos intentos de los jefes del peronismo ni del


radicalismo, Deolindo Bittel y Ricardo Balbin. Fue Bah
bín quien en esas horas afirmó primero que "todos los enfer-
133

mos tienen cura hasta cinco minutos antes de la muerte", pero aquel amable filme protagonizado por Robert Redford y Paul
poco después sostuvo que "no tenía soluciones", una actitud Newman, el anunciado golpe militar se concretó en la madru-
que algunos leyeron como de resignación frente a lo que ve- gada del 24 de marzo de 1976 para arrojar al país en el perío-
nía. Tan familiar para los argentinos de la época como El golpe, do más horroroso de su historia moderna.
134

Terror y negocios

sabel ya había sido convenientemente despachada en calidad

I de detenida a la residencia de El Mesidor, en Neuquén, cuan-


do en las primeras horas del 24 el nuevo gobierno militar em-
pezaba a mostrar su impronta. Varios centenares de dirigentes polí-
ticos y sindicales, de activistas e intelectuales fueron detenidos en
135

José A. Martínez de Hoz

esas horas, la mayor parte de ellos sin destino conocido. Algunos, ral Albano Harguindeguy como ministro del Interior y responsable
como el ex delegado de Perón y militar retirado Bernardo Alberte, de los niveles centralizados de la política represiva. Junto al terror
fueron asesinados en el lugar. El núcleo del nuevo poder, basado en como elemento esencial del régimen, un representante del capital
un reparto de áreas de influencia entre las tres armas, con preemi- más concentrado, José Alfredo Martínez de Hoz, era el encargado de
nencia del Ejército, tenía a Jorge Videla como presidente y al gene- consumar una compulsiva reestructuración del modelo económico.
136

Emilio E. Massera y Alfredo Astiz


La perfección del método

odo el diseño del régimen militar puso en marcha, ción a la imposición del modelo económico. La Armada, con

T desde el comienzo, una estrategia sistemática de repre-


sión generalizada, con la desaparición de personas y
los centros clandestinos de detención como recurso esencial.
Emilio Eduardo Massera al frente, alcanzó el más alto grado
de perfección del método. En torno del campo de detención,
tortura y muerte montado en la Escuela de Mecánica de la
La doctrina de la Seguridad Nacional, que convertía a las Armada, muchos jóvenes oficiales se convirtieron en asesinos
Fuerzas Armadas en fuerzas de ocupación con el objetivo de institucionalizados. Alfredo Astíz, el "Angel de la Muerte", fue
integrarlas en cada lugar al enfrentamiento mundial contra el el símbolo del grupo después de entregar a las monjas fran-
comunismo, fue el sustrato ideológico del terrorismo de Es- cesas Alice Domon y Léonie Duquet, y a algunas de las pri-
tado. Con la excusa de la lucha contra una guerrilla que ya meras Madres de Plaza de Mayo, como Azucena Villaflor de
estaba vencida, el método sirvió para desmantelar toda oposi- Devincenti.
137

Ramón Camps

La semilla de la "maldita policía"

ambién el Ejército extendió eI método por todo el país. la democracia, a partir de 1983, las investigaciones formalizadas

T Un general nacido en Entre Ríos y con abiertas simpatías


por los nazis, Ramón Camps, se las arregló para conver-
tir a la policía bonaerense en un poderoso instrumento del terror,
por la Comisión Nacional de Desaparición de Personas habrían
de conformar un listado con más de 10 mil casos de detenidos-
desaparecidos durante los 8 años de dictadura, aunque los distin-
en la dueña de la vida y los bienes de las personas y la adminis- tos organismos de derechos humanos siempre sostuvieron que las
tradora de varios campos de concentración. Con el retorno de verdaderas cifras de las víctimas fatales del terror llegan a 30 mil.
138

José A. Martínez de Hoz

La violenta reestructuración capitalista

12 de abril, Martínez de Hoz mostró sus cartas al país. depresión del salario real de cerca del 40 por ciento, la elimi-

E Esto es, los propósitos estructurales del Proceso de Re-


organización Nacional. En síntesis, un abrupto cambio
de modelo económico, para reubicar a la Argentina en el mar-
nación del control de precios, la suba de las tasas de interés y el
fin de las restricciones para el capital extranjero. Algunos gru-
pos económicos nacionales, asociados con empresas transnacio-
co de la evolución del capitalismo mundial. Las primeras me- nales, resultaron los principales beneficiarios de la transferen-
didas concretas, directamente ligadas al marco de disciplina- cia de ingresos que la nueva política supuso, y empezaron a ex-
miento social impuesto por el terror de Estado, fueron una perimentar un vertiginoso crecimiento.
139

Adolfo Diz y Julio González del Solar

El reino de los Chicago boys

a política de Martínez de Hoz suscitaba, además del Julio González del Solar. Aunque los preferidos del Minis-

L entusiasmo del empresariado nacional, el apoyo de los


factores del poder económico internacional, varios de
cuyos representantes en el país pasaron a formar parte del
tro eran varios jóvenes profesionales formados en la ideolo-
gía ultraliberal de la Universidad de Chicago. El abogado Gui-
llermo Walter Klein, secretario de Programación Económica,
equipo del Ministro. Uno de ellos fue el secretario de Hacienda fue el brazo derecho de Martínez de Hoz. También tuvo espe-
Juan Alemann. Otro, un veterano funcionario ligado al FMI, cial importancia en esa etapa Adolfo Diz, titular del Banco
140

fosé A. Martínez de Hoz y Gulliermo W. Mein

Central y uno de los ideólogos de la reforma financiera de deudamiento con el exterior, que permitía a los grupos más
1977, mecanismo fundamental para definir dos de los signos concentrados hacer enormes diferencias tomando créditos a
esenciales del modelo económico de la dictadura. Uno de ellos tasas internacionales para prestarlos con las altas tasas del mer-
fue el proceso de valorización financiera del capital, median- cado local. En 1975, la deuda externa total de la Argentina era de
te el cual la especulación bancaria captó la mayor parte de los 7.875 millones de dólares. En 1982 había aumentado a 43.634
fondos de la economía productiva. El otro, impulsado por la millones, de los que 14.362 millones correspondían a empre-
"tablita" cambiaria desde fines de 1978, el del gigantesco en- sas privadas.
141
P

142

Jorge R. Videla y Albano Harguindeguy

Represión oficial, represión clandestina

l correlato de la aplicación del plan económico fueron tionados por hombres de las Fuerzas Armadas, quienes im-

E las medidas de reorganización autoritaria de la vida ins-


titucional y cotidiana de los argentinos, versión pública
del terror clandestino. Videla y Harguindeguy se encargaron
pusieron "listas negras" de artistas, periodistas e intelectuales
sospechados de izquierdistas. Algunos editores de medios pri-
vados, como el director de La Opinión, Jacobo Timerman, tam-
de quitar las esperanzas de cualquier aceleración de los proyec- bién sufrieron prisión y tortura, o directamente desaparecie-
tos de restauración democrática. Los partidos políticos esta- ron, como su colega de El Cronista, Rafael Perrotta. El método
ban proscriptos; el Congreso, cerrado. La mayor parte de los de la represión ilegal tenia además dimensión regional: las dic-
sindicatos fueron intervenidos y la actividad gremial fue conge- taduras del Cono Sur colaboraban entre sí en la eliminación
lada. Algunos se atrevieron a desafiar este congelamiento, como de los marcados, como lo probaron los secuestros y asesinatos
los trabajadores de Luz y Fuerza: pronto supieron que su se- de los ex legisladores uruguayos Zelmar Michelini y Héctor
cretario general, Oscar Smith, engrosaba la lista de desapareci- Gutiérrez Ruiz, y del ex presidente boliviano Juan José Torres,
dos. Los medios estatales de comunicación pasaron a ser ges- todos ellos exiliados en Buenos Aires.
143

Adolfo Tortolo

Las dos Iglesias

l 4 de julio de 1976, un grupo de tareas secuestró, tor- y, en algunos casos, de abierto compromiso con la dictadura.

E turó y asesinó en la iglesia de San Patricio a tres sacer-


dotes y dos seminaristas de la orden de los Palotinos,
identificada con los sectores progresistas de la Iglesia Cató-
Hubo quienes, como monseñor Adolfo Tortolo, Victorio Bo-
namín, el cardenal platense Antonio Plaza, el obispo jujeño
Medina, monseñor Grasselli, y el capellán de la policía bo-
lica. Un mes más tarde moría en un extraño accidente mon- naerense Christian von Wernich, militaron en favor del régi-
señor Enrique Angelelli, obispo de La Rioja, también cono- men. Otros, como los cardenales Aramburu y Primatesta,
cido por sus preocupaciones sociales. En 1977 fueron se- priorizaron la negociación a la denuncia del terror. Sólo obis-
cuestradas las religiosas francesas Domon y Duquet, y en ge- pos como Miguel Hesayne, en Río Negro; Jaime de Nevares,
neral todos los sacerdotes y activistas laicos ligados a ese sector en Neuquén; el propio Angelelli, en La Rioja; y Jorge Novak,
de la Iglesia sufrieron permanentes persecuciones. Sin em- en Quilmes, asumieron un papel de defensa frontal de los
bargo, las jerarquías de la Iglesia cumplieron un papel pasivo derechos humanos.
144

Mundial 78, la euforia propagandística

esa altura, ya nadie podía alegar desconocimiento sobre


1
A la realidad cotidiana del terrorismo de Estado. El régi-

1
men era repudiado en el exterior por sus violaciones a
los derechos humanos, y su política económica estaba lejos de
dar los resultados prometidos. También crecían las desavenen-
cias en el seno del poder, sobre todo entre Videla y su círculo, y

1
145

Emilio E. Massera, Jorge R. Videla, Jorro Havelange y Orlando Agosti

Massera, con su propio proyecto; un enfrentamiento que pro- notti —mimado por el régimen pese a su discurso izquierdista—
vocó varias muertes. En esa realidad, el Mundial de Fútbol de terminó imponiéndose después de algunas situaciones oscu-
1978 se convirtió en un objetivo propagandístico estratégico ras, como el 6 a O contra Perú. En la final contra Holanda, en
de la dictadura. Pese a algunos intentos de sabotaje de organi- el estadio de River, Massera, Videla y Agosti festejaron alboro-
zaciones de derechos humanos del mundo, el campeonato tuvo zados el 3 a 1 definitivo en compañía de un amigo, el brasileño
lugar ente el 1° y el 25 de junio. La Selección de César Luis Me- Joáo Havelange, presidente de la FIFA.
146

La "institucionalización" del régimen

erminado el Mundial, el régimen intentó resolver sus integrar la Junta Militar como nuevo comandante del Ejército.

T propias contradicciones internas. Contra las presio-


nes del masserismo y de los sectores más "duros" del
Ejército, se resolvió dar por finalizada en agosto la etapa de
La pulseada obligó también al pase a retiro de Massera, reem-
plazado por el almirante Lambruschini al frente de la Armada,
que en ese juego perdió el control de la Cancillería, a cuyo frente
"excepcionalidad" del Proceso, a través del recurso del "cuarto se ubicó a un oficial de la Fuerza Aérea, Carlos Washington
hombre". Videla pasó a retiro y su mandato presidencial fue Pastor. La puesta en marcha de la "tablita" cambiaría fue el
"legitimado" hasta 1981, mientras el general Viola pasaba a aporte de Martínez de Hoz en esa etapa.
147

Carlos W. Pastor y Henry Kissinger

Un país aislado

c ontra las pretensiones del gobierno militar, ni esas me-


didas de "institucionalización" ni la euforia propa-
gandística del Mundial de Fútbol lograron revertir la
situación de aislamiento y desprestigio internacional del régi-
men. Los países europeos occidentales limitaban sus relaciones
ciamientos y denuncia respecto de las dictaduras latinoameri-
canas. Sólo el establishment financiero internacional y algunas
figuras ligadas a la derecha republicana se mostraban cordiales
con el gobierno de Videla. Una de ellas, el ex secretario de Es-
tado de Nixon, Henry Kissinger, se convirtió en un asiduo visi-
con Buenos Aires. El gobierno norteamericano, en manos del tante del país y hasta en asesor oficioso de algunas decisiones
demócrata James Carter, desarrollaba una política de distan- del canciller Pastor.
148

Raúl Francisca Primatesta y Carlos W. Pastor

La fantasía belicista

os problemas externos de la Argentina crecieron en los limítrofes entre los dos países. La Argentina rechazó el laudo y,

L últimos meses de 1978, cuando se puso al borde de una


guerra con Chile por la disputa de soberanía sobre las
islas Picton, Lennox y Nueva, ubicadas al sur de Tierra del
tras varios intentos bilaterales de negociación frustrados, los
"halcones" de las Fuerzas Armadas de los dos paises calentaron
la controversia hasta movilizar nutridos contingentes de tro-
Fuego. Un laudo de la corona británica, conocido en mayo de pas a uno y otro lado de la frontera común. Pastor, alineado
1977, había otorgado la soberanía a Chile, lo que ponía en duda entre las "palomas" en el tema, fue uno de los receptores de los
el tradicional principio "bioceánico" —Chile en el Pacífico, la mensajes pacificadores del Episcopado argentino, encabezado
Argentina en el Atlántico— destinado a encauzar los conflictos por el cardenal Primatesta.
149

Antonio Samoré

Los sabios oficios vaticanos

a diligencia de las jerarquías eclesiásticas de los dos paí-

L ses, y los pedidos de Washington, decidieron al Vaticano


a intervenir, con el peso moral del flamante papa Juan
Pablo II, para tratar de frenar la guerra argentino-chilena, que al
llegar la Navidad de 1978 parecía irreversible. El 23 de diciem-
bre, la Santa Sede anunció la designación del cardenal Antonio
150

Antonio Samoré y Ricardo Etcheverry Boneo

Samoré como representante especial del Papa para buscar una macan el 8 de enero, en Montevideo, un acta de compromiso:
salida pacífica al conflicto. Tras varias reuniones con los jefes evitarían el uso de la fuerza, o la amenaza de usarla, y aguar-
militares, el canciller Pastor y el experto argentino en el tema darían una propuesta concreta de solución del conflicto de las
limítrofe, Ricardo Etcheverry Boneo, y con sus pares chilenos, islas del canal de Beagle, que sería elaborada por el propio
Samoré consiguió que los representantes de ambos países fir- Vaticano.
151

Videla, Pinochet, Samoré, Nicolaides, Juan Pablo H y Carlos Gardel

Videla-Pinochet, entre el amor y el odio

l conflicto por el Beagle no terminó con la estrecha re- dad del enfrentamiento armado, sobre todo porque el go-

E lación entre las políticas represivas de las dictaduras


de la Argentina y Chile. Pero conspiró contra la alian-
za ideológica que se había insinuado a comienzos de 1977,
bierno de Videla, temeroso de desafiar también la figura de
Juan Pablo II, amortiguó el ímpetu de los sectores más be-
licistas de las Fuerzas Armadas, como los expresados por el
cuando Videla condecoró a Pinochet y pidió "comprensión" masserismo en la Armada y por los generales Suárez Mason,
internacional para los dos regímenes repudiados por el mun- Luciano Benjamín Menéndez y Cristino Nicolaides en el
do. La intervención de Samoré puso un freno a la posibili- Ejército.
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Los sacudones del tercer aniversario

ara marzo de 1979, al cumplirse los tres años del golpe, la

p dictadura daba una imagen pública de cierta tranquilidad.


La autocomplacencia de Videla se quebró el 27 de abril,
cuando una parte del movimiento obrero concretó el primer paro
153

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Jorge R. Videla

general de la etapa de la dictadura. Muchos dirigentes termi- considerado un "blando". Para superar la crisis, fueron pasados
naron en la cárcel. En septiembre, fue el turno de los conflictos a retiro tanto Menéndez como Viola, quien recién pudo ser de-
internos en el Ejército. El general Menéndez protagonizó desde signado sucesor de Videla el año siguiente. El general Leopoldo
Córdoba un levantamiento contra el comandante del arma, Viola, Galtieri llegó así al cargo de comandante del Ejército.
154

Los argentinos, "derechos y humanos", y endeudados

n septiembre de 1979 estaba en pleno auge la especu-

E lación financiera desatada por la política de Martínez


de Hoz, que por entonces derivó además en el gran salto
del endeudamiento externo, oficial y privado. En ese mismo
mes, la dictadura se vio sacudida por la llegada al país de los
integrantes de la Comisión Interamericana de Derechos Hu-
155

José A. Martínez de Hoz y Diego A. Maradona

manos, dispuestos a escuchar miles de denuncias sobre viola- comunicadores ligados al régimen —con José María Muñoz y
ciones a los derechos humanos; entre ellas, el informe firmado José Gómez Fuentes a la cabeza— convocaron a quienes salie-
por los dirigentes peronistas Deolindo Bittel y Vicente Saadi. La ron a la calle para festejar el título a reunirse ante la sede de la
visita coincidió con un nuevo triunfo argentino en fútbol, esta OEA, donde atendía la CIDH, y demostrar que en la Argentina
vez en el Mundial Juvenil de Japón, con la selección en la que de los desaparecidos, los torturados y los centros de detención
deslumbraba un casi adolescente Diego Maradona. Algunos clandestina éramos "derechos y humanos':
Década del '80
158

El pequeño electricista de Gdansk

s egún su más prestigioso historiador, el neomarxista bri-


tánico Eric Hobsbawm, el siglo XX, su racionalidad
histórica, terminó en 1991, entre los sacudones simbó-
licos de la caída del Muro de Berlín —1989— y la desintegra-
ción de la Unión Soviética. Se acepte o no la tesis, el propio
inicio de la década del '80 —la "década perdida", en términos
económicos y sociales, para buena parte de Occidente— tra-
jo consigo el comienzo de los fenómenos que determinaron
159

Lech Walesa y luan Pablo .11

esos profundos cambios en el mundo. Uno de ellos, en cuestionamiento al régimen. Pero detrás de Walesa estaba el
agosto de 1980, fue el estallido de las huelgas en los astille- nuevo diseño geopolítico de la Iglesia del papa polaco Karol
ros de Gdansk, en la costa polaca del Báltico. Un electricis- Wojtyla, convergente con los cambios que se preparaban en
ta de bigotes como manubrios, Lech Walesa, era el líder del la política norteamericana. El ingreso del Papa en la primera
movimiento que se generalizó hasta arrancar el permiso pa- línea de fuego de la guerra fría se patentizó poco después
ra la fundación —en septiembre— de Solidaridad, el primer con los tres balazos que, disparados el 13 de mayo de 1981
sindicato independiente de la órbita comunista. Un golpe del por el joven turco Mí Agca, le complicaron la salud definiti-
ejército polaco puso fin provisorio a ese radical ensayo de vamente.
160

Ronald Reogon

El cowboy vuelve a cabalgar

l año 1980 fue, también, el de la restauración del po- derrotó a Carter en las presidenciales del 4 de noviembre. Una

E der internacional de los Estados Unidos según el dise-


ño de su extrema derecha económica, política y reli-
giosa, dispuesta a terminar con los complejos de la derrota en
extensa plataforma doctrinaria, el documento de Santa Fe I,
anticipaba la misión del candidato del Partido Republicano.
Hacia el interior del país, fomento a la industria militar, drás-
la guerra de Vietnam, agravados por la crisis de los rehenes tica reducción de los gastos sociales y recorte de los derechos
norteamericanos —en ese mismo año— en Irán. El poderoso laborales. Hacia el exterior, profundización del enfren-
complejo industrial-militar asentado en California convirtió tamiento ideológico y ahogo económico de la URSS vía es-
en candidato a un antiguo héroe de westerns de clase 8, calada armamentista, y compulsivo disciplinamiento del área
Ronald Reagan, ya probado durante dos períodos en la gober- de influencia, incluso con el apoyo a las dictaduras latinoa-
nación del estado. Con el 51 por ciento de los votos, Reagan mericanas.
161

George Bush

Una década de reaganomics

a popularidad de los reaganomics —denominación de los

L principios ultraliberales de la política económica de Reagan


y, por extensión, también de los rasgos fundamentales de
su política— se extendió por más de una década. En 1984 fue
reelecto con el 59 por ciento de los votos, y en 1988 consiguió
imponer como sucesor a su vicepresidente George Bush, un or-
gánico del poder que había sido director de la CIA. Bush cul-
minó la tarea de su antecesor con la inauguración del sueño de
un "nuevo orden internacional", sustentado en los Estados Uni-
162

lesse Jackson

dos como única potencia y viabilizado a través de la guerra del ra amenazar las victorias electorales de Reagan y Bush. Sólo en
Golfo de 1991 contra el líder iraquí Saddam Hussein. El Par- su ala izquierda —internamente minoritaria— los demócratas
tido Demócrata quedó, por esos años, reducido a su mínima ex- alcanzaron a mostrar un fenómeno testimonial interesante, el
presión política. Ni Walter Mondale en 1984 ni Michael Dukakis del pastor y líder de la comunidad negra Jesse Jackson, quien
en 1988 —sucesivos candidatos demócratas— consiguieron siquie- nunca pudo ser más que precandidato.
163

Mijail Gorbachov

La "transparencia" del derrumbe

l correlato necesario de la era Reagan en los Estados no de Gorbachov, con su intento de renovar el "socialismo

E Unidos fue la asunción de Mijail Gorbachov como má-


ximo líder del régimen soviético, el 11 de mayo de 1985.
La URSS había llegado a la década bajo la férrea conducción de
real" por medio de las reformas políticas, económicas e insti-
tucionales, la perestroika, y el impulso de la libertad de infor-
mación interna, la glasnost o "transparencia". También facilitó
Leonid Brezhnev —en el poder desde 1964—, dispuesta a reivin- los acuerdos de desarme con Washington y llegó a ser popular
dicar su poder con la invasión de 1979 a Afganistán. Cuando en Occidente. Pero su encanto expresaba la irreversibilidad del
Brezhnev murió, en 1982, se generó un primer ensayo aper- final de un régimen ahogado por su gigantismo y su falta de
turista del régimen: se lo reemplazó por el experto en Inte- competitividad económica. La caída del Muro de Berlín, en
ligencia Yuri Andropov. El ensayo fue rápidamente suspendi- 1989, y la consiguiente reunificación alemana aceleraron el
do. En 1984, Andropov murió; lo sustituyó un hombre de la final. En 1991, el fracaso de un golpe conservador —del stali-
vieja guardia del PC, Constantin Chernenko, cuyo paso fue nismo— terminó con Gorbachov y también con la propia exis-
todavía más fugaz. Cuando se anunció su muerte, llegó el tur- tencia de la URSS.
164

Deng Xiaoping

La vía china hacia el capitalismo

a otra gran potencia comunista, la China de Mao, ha- y los otros miembros de la "banda de los cuatro", nostalgiosa
bía empezado bastante antes el camino de su adecua- de las épocas de la Revolución Cultural. El constructor de la
ción a la realidad de la hegemonía del capitalismo, pero vía china hacia el capitalismo, consolidada en los '80, fue otro
bajo el comando del Partido Comunista. El viejo líder, ya en miembro de la vieja guardia del PC chino, Deng Xiaoping.
minoría dentro del Comité Central, había muerto en 1976, Una vía que no contemplaba la liberalización de la vida políti-
unos meses después que Chou En-Lai, su histórico brazo dere- ca del país, como lo probó la violenta represión ordenada por
cho. La lucha interna por el poder había culminado en 1981 Deng en junio de 1989 contra los estudiantes que ocuparon la
con el juicio y la condena de la viuda de Mao, Chiang Ching, plaza de Tiananmen, en Pekín.
165

Ornar Torrijos y Manan Brand°

Los arreglos en el "patio trasero"

c on Reagan en la presidencia de los Estados Unidos, los


comienzos de la década mostraron un claro endureci-
miento de la politica norteamericana hacia América
latina, especialmente respecto de los gobiernos con actitudes
socializantes, como Cuba o la Nicaragua sandinista, o que sim-
los Estados Unidos. El 1° de agosto de 1981, Torrijos moría en
un sospechoso accidente de aviación en territorio panameño,
después de haber recibido seguridades de Washington sobre la
vigencia de aquel acuerdo. No faltó quien comparara las se-
guridades dadas por algunos legisladores norteamericanos con
plemente se resistían al alineamiento automático. Este último las promesas de un "padrino" mafioso, al estilo del que Marlon
era el caso de Panamá, cuyo caudillo, Omar Torrijos, había con- Brando había popularizado en el cine de la mano de Francis
seguido un par de años antes arrancarle a James Carter un a- Ford Coppola. En una situación parecida ya había muerto, en
cuerdo de devolución —a fin del siglo—, de la zona del Canal, junio, el presidente ecuatoriano Jaime Roldós, otro dirigente
acuerdo duramente cuestionado por la derecha republicana de con planteos autonomistas.
166

Anastasio Somoza

Sociedades golpeadas

as "facturas" políticas de todo signo y origen circula-

L ron en abundancia en la América latina de los '80. La


vieja Asunción del Paraguay fue escenario de dos de
ellas. El 17 de septiembre de 1980, cuando el ex dictador nica-
ragüense Anastasio Somoza Debayle, "Tachito", salía de su lu-
167

Alfredo Stroessner

josa residencia, un comando conformado por antiguos gue- tiguo dictador, Alfredo Stroessner, mandamás del Paraguay
rrilleros del ERP argentino terminó con su vida. A Somoza, desde 1954. En febrero de 1988, ya repudiado por las po-
heredero de la dinastía que reinó en su país durante décadas tencias occidentales, Stroessner fue derrocado por hombres
—con la ayuda norteamericana—, hasta el triunfo de la Re- de su régimen —y hasta de su familia— y obligado a exiliarse
volución sandinista en 1979, le había dado refugio otro an- en el Brasil.
168

Augusto Pinochet

La parábola pinochetista

ambién en el Cono Sur, pero del otro lado de los Andes,

T Augusto Pinochet conseguía por medio de un plebiscito, en


septiembre de 1980, institucionalizar con una nueva Cons-
titución su sanguinaria "democracia autoritaria", que le garantizaba
la opción de mantenerse en el poder por 19 años más y una casi
eterna mayoría del régimen en el Senado. Pero pronto la crisis eco-
169

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Augusto Pinochet

nómica, y las jornadas de protesta que —violentamente reprimi- convocado según los términos de la Constitución del 80 le resul-
das— sacudieron al país desde 1982, generaron las condiciones tó adverso. No podría presentarse para un nuevo período presiden-
para la alianza de los sectores políticos de la oposición. El dicta- cial en los comicios de 1989, en los que resultó electo el democristia-
dor salió indemne del atentado que el Frente Patriótico Manuel no Patricio Aylwin. Sin embargo, gracias a aquella Constitución,
Rodríguez organizó en su contra en 1986. Pero en octubre de Pinochet siguió condicionando por años la flamante democracia,
1988 debió tragar de su propio e impiadoso arsenal. El plebiscito primero al frente del ejército y después como senador vitalicio.
170

La ordenada transición brasileña

m ás prolijos que sus colegas vecinos, los militares que


desde 1964 gobernaban de hecho el Brasil organi-
zaron cuidadosamente la transición democrática. Con
el Congreso convertido en colegio electoral, el 15 de enero de
1985 una elección indirecta designó como nuevo presidente cons-
titucional al candidato de la oposición —el Partido del Movi-
171

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miento Democrático Brasileño—, el veterano dirigente conser- del jefe de la oposición y presidente de la Cámara de Dipu-
vador Tancredo Neves. Pero en marzo, el mismo día en que tados, Ulysses Guimaráes, fue clave para garantizar el desa-
debía asumir, enfermó: murió tras una agonía de más de un rrollo de la transición en esa etapa, durante la cual algunos
mes. El poder quedó en manos del vicepresidente electo, José hombres de la "comunidad de Inteligencia" de las Fuerzas Ar-
Sarney, curiosamente titular del partido del oficialismo mili- madas pensaron seriamente en mantener por la fuerza el régi-
tar, ARENA, hasta pocos meses antes. La "muñeca" política men de facto.
172

El fundamentalismo avanza

n el otro extremo del Tercer Mundo, el Medio Oriente, Cairo. Lo sucede, después de un plebiscito convocado de urgen-

E la intransigencia del eje Estados Unidos-Israel favorece


el crecimiento del fundamentalismo islámico. El 6 de oc-
tubre de 1981, integristas egipcios asesinan de varios disparos al
cia, su estrecho colaborador Hosni Mubarak, dispuesto a con-
tinuar con las líneas centrales de la política de Sadat Egipto sigue
siendo, para entonces, un país repudiado por la mayoría del mun-
presidente Anuar Sadat —el protagonista de los acuerdos de Camp do árabe por su actitud concesiva pese al constante agravamien-
David con el gobierno israelí— durante un desfile militar en El to de la situación palestina en los territorios ocupados por Israel.
173

Franfois Mitterrand y Georges Marchais

La cara socialdemócrata del capitalismo

c orno respuesta a la renacida vocación hegemónica de


los Estados Unidos, la porción latina de Europa occi-
dental ingresó en los '80 con el desafío de profundizar
su propia integración, y encontró para hacerlo una generalizada
vocación socialdemócrata. Primero fue Francia, en 1981, cuan-
salojar del poder al neogaullismo y a sus aliados liberales para
llegar a la presidencia. Su inicial estrategia frentista con el Partido
Comunista de Georges Marchais, caracterizada por varias naciona-
lizaciones y el aumento de fondos para el "Estado benefactor", de-
bió ceder lugar progresivamente a una política de modernización
do la izquierda "posible" quebró un destino de minoría que venía capitalista más "realista". Con ese expediente, y pese a algunos tro-
marcándola a lo largo de toda la existencia de la V República. piezos cíclicos, Mitterrand obtuvo otro septenio en 1988 y gober-
Un carismático y hermético Frainois Mitterrand consiguió de- nó Francia hasta 1995, muy poco tiempo antes de su muerte.
174

Hafez Assad

La escalada en el mundo árabe

l asesinato de Sadat no es sino una expresión de la vio-

E lenta escalada del conflicto árabe-israelí. En 1982, con la


excusa de la represalia contra las bases palestinas de El
Líbano, Israel desató furiosos bombardeos sobre Beirut, que
provocaron miles de muertes. Después, con el paradójico lema
de "Paz para Galilea", sus tropas invadieron el territorio libanés y
175

Yasser Arafat

ocuparon Beirut durante meses. El 18 de septiembre, milicias la población musulmana de El Líbano, triunfaba militarmente
derechistas libanesas —con el visto bueno de las tropas isra sobre las sectas fundamentalistas de su país. Sólo un año des-
elles— ingresaron en los campamentos civiles palestinos de Sabra pués, las tropas sirias enfrentaban en territorio libanés a las
y Chatila y asesinaron a más de cien habitantes. Para entonces, milicias palestinas de Al Fatah, leales a Yasser Arafat, y obliga-
el jefe del Estado sirio, Hafez Assad, uno de los líderes del ban al líder palestino a dejar El Líbano y trasladar su cuartel
frente de los países árabes más radicales y virtual protector de general a Túnez.
176

Felipe González

Un señorito andaluz

a ola socialdemócrata, en este caso sin ninguna ilusión "iz- quista Adolfo Suárez —heroico resistente del intento restaurador

L quierdista", llegó incluso a la España posfranquista. Más


aún, fue esa ola la que convenció a los españoles de que
habían hecho bien los deberes, que habían completado su tran-
del 23 de febrero de 1981— y el propio rey Juan Carlos I, Gon-
zález arrasó en las elecciones generales del 28 de octubre de 1982.
Con el control del gobierno durante 14 años, consolidó el pa-
sición democrática, y que podían dar los pasos indicados para ser pel de España en la Unión Europea, la metió en la OTAN contra
definitivamente europeos. Tan carismático como Mitterrand pe- sus propias promesas, y aplicó recetas cercanas a la ortodoxia li-
ro mucho más joven, el sevillano Felipe González ya no nece- beral para garantizar crecimiento económico, aun a costa de los
sitaba de su nom de guerre —"Isidoro"— ni de la verba revolu- reclamos de justicia social de muchos de sus antiguos compa-
cionaria para manejar el legendario Partido Socialista Obrero Es- ñeros. No pudo evitar, en cambio, que la corrupción infectara la
pañol. Con el camino que le habían preparado el antiguo fran- estructura de funcionarios y tecnócratas del PSOE en el gobierno.
177

Roberto Viola, Emilio E. Massera y Orlando Agosti

La crisis de la sucesión

n el primer año de la nueva década, la dictadura mili- za Aérea, cuyos jefes reales seguían siendo Emilio Eduardo

E tar argentina se asomaba definitivamente a la crisis por


la sucesión de Videla en la presidencia, un paso que de-
bía concretarse en marzo de 1981. El sucesor "natural" era el ge-
Massera y Orlando Agosti, aun cuando ya hacía dos años que
habían pasado a retiro y los comandantes respectivos eran
Armando Lambruschini y Omar Graffigna. Después de largas
neral Roberto Viola, aceptado —con las garantías de que se lo discusiones, y pese a la promesa de que el nombre del sucesor
podría condicionar— por la cúpula del Ejército. En cambio, de Videla se conocería públicamente a fines de septiembre,
subsistían resistencias a su designación en la Armada y la Fuer- Viola recién fue confirmado al terminar octubre.
1 78

Los estertores del "milagro económico"

m ientras se procesaba la crisis institucional, y los perso-


neros de la dictadura sentían como una afrenta el pre-
mio Nobel de la Paz otorgado a Adolfo Pérez Esquivel
—uno de los argentinos que habían denunciado las violaciones a los
derechos humanos en el país—, 1980 mostraba eI final de la ilu-
179

Gabina Ezeiza, José A. Ma r tínez de Hoz y José Betinatti

sión del "milagro económico" liberal de Martínez de Hoz. Ni los lización de la "bicicleta financiera", favorecida por su famosa
hados de los payadores Gabino Ezeiza y José Betinotti hubie- "tablita" cambiarla, que mantenía un peso altamente sobreva-
ran podido ayudar al Ministro a improvisar explicaciones para luado y promovía, por eso, fabulosos gastos de la clase media
la multiplicación geométrica de la deuda externa, que ese año en el exterior, un fenómeno que la crónica caracterizaría como
alcanzaba ya los 29 mil millones de dólares. O para la genera- el reino de la "plata fácil".
180

José A. Martínez de Hoz

Un mutis vergonzoso

c ontra sus más evidentes intenciones —y también las de


Videla, quien presionó en su favor hasta el último mo-
mento de su mandato—, Martínez de Hoz debió ter-
minar por aceptar que el cambio presidencial implicaba, tam-
bién, su ocaso en el manejo del proyecto económico del régi-
había ayudado a crecer artificialmente hasta convertirlos en los
más fuertes del mercado financiero privado. El caso más noto-
rio fue el del Banco de Intercambio Regional, conducido por
José Rafael Trozzo, que obligó al Estado a hacerse cargo de sus
deudas. Lo siguieron el banco Los Andes, el Oddone, el Hispa-
men. Además de la desastrosa situación estructural del país, a no Corfin y varios otros de menor importancia. Martínez de
partir de marzo de 1980 quedó seriamente comprometido con Hoz, con su "tablita", debió tomar la peor salida para despren-
la cadena de quiebras de los bancos de sus amigos, a los que derse de sus poderes casi omnímodos.
181

LO FetiZO Sigazit y Roberto Viola

Un fugaz amague aperturista

n la etapa inmediatamente previa, tanto el comandante bilitar el funcionamiento de los partidos políticos. Algunos de

E del Ejército, Leopoldo Galtieri, como el ministro del In-


terior, Albano Harguindeguy, habían advertido, como
para alejar fantasías: "las urnas están guardadas y bien guar-
los nuevos ministros tenían orígenes partidarios concretos, como
el canciller Oscar Camilión, del MID, y el ministro de Justicia,
el demócrata mendocino Amadeo Frúgoli. Hubo también ges-
dadas". Pero la asunción de la presidencia por el general Rober- tos hacia la dirigencia sindical. Y el nuevo ministro de Econo-
to Viola, el 29 de marzo de 1981, generó en principio la ilusión mía, Lorenzo Sigaut, tomó medidas que parecían romper con
de que se iniciaba una etapa de apertura. El nuevo Presidente la herencia de Martínez de Hoz, como una devaluación del peso
anunció incluso la pronta sanción de un marco legal para reha- del 30 por ciento.
182

La apuesta por el abismo

as ilusiones duraron lo que un suspiro. El deterioro de la gún tipo de "seguro de cambio", mientras desde las cúpulas mili-

L economía real se transparentó de manera violenta, con


un imparable proceso de cierre de empresas. El número
de desempleados llegó en esos meses a un millón y medio. Fren-
tares se comenzaba a cuestionar las renacidas actividades políticas
de hecho, como la creación de la Multipartidaría impulsada por el
radicalismo (aunque poco después, el 9 de septiembre, moría su
te a esa realidad, Lorenzo Sigaut sólo atinó a responder con ins- caudillo histórico, Ricardo Balbín). Todavía mayor fue el desgas-
trumentos monetarios. Y además formuló un aserto trágico, que te de Roberto Viola cuando, el 7 de noviembre, la CGT Brasil
no hizo más que echar nafta al fuego: "El que apuesta al dólar, que conducía el cervecero Saúl Ubaldini organizó una concurrida
pierde". En horas, el valor de la divisa en el mercado negro cre- marcha a la iglesia de San Cayetano —con la consigna "Pan, Paz y
ció un 300 por ciento. El poder económico empezó a pedir al- Trabajo"—, que terminó con una dura represión policial.
183

Lorenzo Sigaut y Roberto Viola

Ataque cardíaco por decreto

penas dos días después de la marcha del sindicalismo médico personal, aseguró el 4 de diciembre que no tenía pro-

A combativo, la gente se enteraba de que el Presidente de-


bía internarse en el Hospital Militar por problemas de
hipertensión. Diez días más tarde se informaría oficialmente
blemas serios de salud. Pero los miembros de la junta militar,
con el comandante del Ejército Leopoldo Galtieri a la cabeza,
decidieron que el Presidente estaba muy enfermo y lo obli-
que Viola sufría una insuficiencia coronaria. En principio, asu- garon a renunciar. El 11 de diciembre, la decisión se hacía pú-
mió provisoriamente la presidencia su brazo derecho, el mi- blica: Galtieri ocuparía la presidencia, sin perder por eso su
nistro del Interior y también general Tomás Liendo, ideólogo del condición de máximo jefe del Ejército. Recibía algo así como
intento aperturista. El propio Viola, con la ratificación de su la suma de los poderes públicos de la dictadura.
184

La realidad vista al revés

c on el nuevo recambio en la cúpula del poder se iniciaría


una inexorable corrida en contra de los signos más evi-
dentes de la realidad. Galtieri en la presidencia, el almi-
rante Jorge Anaya en la jefatura de la Armada, el brigadier Basilio
185

Banlio Lami Dozo, Jorge I. Anaya, Leopoldo E Galtieri y Roberto Alemann

Lami Dozo en la de la Fuerza Aérea, y Roberto Alemann en la el 2 de abril de 1982, inmediatamente después de sofocar —el 30
conducción de la economía, el país fue administrado como si se lo de marzo de ese año— con inusitada violencia una movilización de
mirara al revés. La más absurda de las consecuencias fue la deci- protesta convocada por la CGT de Ubaldini. Fue esa corrida la que,
sión de recuperar la soberanía sobre las Islas Malvinas por la fuerza, inevitablemente, condujo a la dictadura a su fin.
186

Cuando la dictadura se creyó Gardel

ue en la madrugada del 2 de abril de 1982 cuando unos jeron al gobernador de las islas, Rex Hunt, y al escaso contin-

F 4.000 efectivos de la infantería de Marina y del Ejército


terminaron de tomar el control de los puntos estraté-
gicos de las Islas Malvinas, tras el desembarco que había co-
gente de Raya' Marines destacado en el lugar. La justa causa de
la recuperación de la soberanía sobre las Malvinas —ocupadas
por la fuerza por los británicos desde el 5 de enero de 1883— se
menzado la noche anterior. A costa de la muerte del jefe del convertía, en el designio de la dictadura, en un instrumento para
grupo, el capitán de corbeta Pedro Giacchino, y con cuidado generar el consenso que el terrorismo de Estado y la situación
de no provocar bajas entre los británicos, los efectivos redu- económica le negaban.
187

La ilusión de una estrategia

lgunos datos sostienen que, para convertir en hechos vencidos de que Washington presionaría a Londres para que

A la ilusión de desafiar la dureza de la primera minis-


tra conservadora de Gran Bretaña, Margaret Thatcher,
Galtieri había recibido algún guiño positivo de parte de figuras
negociara con Buenos Aires a partir del hecho consumado. En
todo caso, en la noche del 1° de abril, después de la escalada
preparada por la Inteligencia naval a través de un buque civil
de la derecha del gobierno norteamericano, como la emba- enviado a las vecinas islas Georgias del Sur, también bajo do-
jadora ante la ONU, Jeanne Kirkpatrick, y Vernon Walters, un minio británico, Galtieri había recibido una llamada del pro-
general retirado y miembro orgánico de la CIA. Aunque nadie pio Ronald Reagan, quien le manifestó que no vería con buenos
lo confirmó después, los jefes militares argentinos parecían con- ojos una acción de fuerza argentina en el Atlántico Sur.
188

El imperio contraataca

c ontra la presunción de los jerarcas de la dictadura, Marga-


ret Thatcher estuvo lejos de entender el golpe de fuerza ar-
gentino como si se tratara del arranque viril de la historia
de un tango cantado por Fiorentino o fraseado por el bandoneón
189

Reina Victoria

de Troilo. La "dama de hierro" aprovechó el incidente en sus ana- espera de que llegara al teatro de operaciones, hizo valer en el te-
crónicas colonias de los mares del Sur para convocar al espíritu rreno diplomático las condiciones de Gran Bretaña como princi-
imperial de las épocas de la Reina Victoria. El 5 de abril despachó pal aliado de los EE.UU. en la Organización del Tratado del Atlánti-
hacía las Malvinas una poderosa task force (fuerza de tareas) y, a la co Norte y como miembro de la Comunidad Económica Europea.
190

El descubrimiento del Tercer Mundo

a Argentina quedó así virtualmente aislada de los países Reagan abandonó la actitud de neutralidad y pasó a apoyar

L centrales, cuyos gobiernos, en una reunión urgente del


Consejo de Seguridad de la ONU, votaron una exhor-
tación al retiro de las tropas que habían recuperado las islas.
abiertamente a Gran Bretaña. A la Argentina le quedó, apenas,
la solidaridad de la mayor parte de América latina. Curiosa-
mente, un gobierno dicatorial fundado en la lógica de la doc-
Washington, con la que la dictadura colaboraba activamente trina de la seguridad nacional redescubría, en esos días, el Tercer
en la instrucción de "contras" antisandinistas en Centroamé- Mundo. El canciller Nicanor Costa Méndez participó incluso
rica, intentó una mediación a través del secretario de Estado en una reunión de los No Alineados, en La Habana, donde re-
Alexander Haig, quien viajó dos veces a Buenos Aires entre el cibió emocionado el apoyo del archienemigo en la guerra ideo-
8 y el 17 de abril. Cuando su misión fracasó, el gobierno de lógica Fidel Castro.
191

Carlos Gardel y Charly García

Un baño de sangre inútil

odos los intentos diplomáticos fracasaron mientras la el 2 de mayo, el submarino británico "Conqueror" atacó y

T task force británica navegaba hacia las Malvinas, inclui-


da una propuesta del presidente peruano Fernando
Belaúnde Terry, también solidario con la causa argentina. El
hundió al crucero "General Belgrano", que se alejaba de la zona
de exclusión definida por Londres: 322 de los 1.092 tripulantes
del crucero perdieron la vida. El triunfalismo de la informa-
contingente inglés llegó el 25 de abril, y comenzaron los com- ción oficial del gobierno argentino, que ejercía una rigurosa
bates. Primero, los británicos reconquistaron las Georgias del censura sobre los medios de prensa, se alimentó con algunos
Sur sin encontrar resistencia, ni siquiera del comando de "la- éxitos parciales, como el hundimiento del destructor británico
gartos" que comandaba el teniente Alfredo Astiz, uno de los re- "Sheffield", y la heroicidad y la eficacia con que combatían los
presores de la ESMA. Después hubo una etapa de duros en- pilotos argentinos. Cierto clima de unidad nacional generó
frentamientos entre las naves y los aviones británicos, por un algunas paradojas, como el festival organizado en beneficio de
lado, y por el otro los pilotos de la Fuerza Aérea argentina y las los combatientes por figuras del rock nacional hasta entonces
baterías antiaéreas de las tropas estacionadas en las Malvinas. marginadas, como León Gieco, Juan Carlos Baglietto y Charly
Los argentinos se acercaron a la dimensión del drama cuando, García.
192

Sutil Ubaldini y Lorenzo Miguel

Entre la solidaridad y la decepción

a actitud de los argentinos, en esa época, fue ambivalente.

L El 2 de abril hubo muchos que concurrieron a la Plaza de


Mayo a expresar su júbilo por la recuperación de las Malvi-
nas. La dirigencia política, hasta entonces condenada a las cata-
cumbas por los militares, fue convocada para convertirse en pro-
motora internacional de la decisión del gobierno. Lo mismo pasó
193

Carlos Gardel y Roberto 1. Alemann

con varios artistas y dirigentes sindicales. A fines de abril, los gremios lica y de los embargos decretados por los países aliados de Gran
hicieron en la Plaza de Mayo una manifestación de apoyo a la Bretaña. El desencanto de la gente se agravó con la desconfianza
"posición argentina en el conflicto", pero en las columnas obre- que despertaba el triunfalismo oficial sobre la marcha de la gue-
ras había muchos carteles contra el gobierno por temas políticos rra. Y más aún cuando el gobierno montó un sistema de apoyo
y sociales. La marcha de la economía, en manos del ultraliberal económico a los soldados, con donaciones populares sobre cuyo
Roberto Alemann, había empeorado a causa de la situación bé- verdadero destino surgieron, muy pronto, enormes sospechas.
194

Una rendición casi escondida

os partes de la conducción militar de la guerra seguían afe-


rrados a una ilusión de triunfo que en los primeros días de
id junio ya no engañaba a nadie. Las tropas británicas habían
conseguido desembarcar en las islas el 24 de mayo y desde en-
tonces avanzaban día tras día gracias a las enormes ventajas tec-
nológicas de su armamento, al apoyo de la estructura satelital nor-
teamericana y al desastre de la infraestructura y el reaprovisio-
195

namiento de los argentinos. La visita del papa Juan Pablo II al militares argentinas en las islas, Mario B. Menéndez, firmaba la
país —había visitado Gran Bretaña primero—, del 10 al 12 de ju- rendición ante su par británico, Jeremy Moore. Los 74 días de
nio, sirvió para los millones de personas que lo acompañaron recuperación de la soberanía argentina sobre las Malvinas lle-
en sus misas públicas en Luján y en el Monumento a los Espa- gaban a su fin. Atrás quedaban los sufrimientos de soldados
ñoles como la certificación de la derrota inminente y, al mismo casi adolescentes, cientos de los cuales nunca volverían. Los de-
tiempo, como un consuelo concreto. En la noche del 14 de junio, rrotados, evacuados por los propios británicos, regresaban poco
después de tres días de terribles combates, el jefe de las fuerzas después casi escondidos, como si se tratara de indeseables.
196

Los sueños quebrados

115 de junio, mientras la población empezaba a ente- sidente usó la cadena de radio y televisión para lanzar una ame-

E rarse de la situación, y a indignarse, la cúpula del régi-


men se sacudía desde sus propios cimientos. Galtieri
no había autorizado la rendición de Menéndez y decidió con-
naza contra "la traición". Pero su suerte estaba echada: el 16
supo que había sido relevado de la jefatura del Ejército y se re-
signó a abandonar sus sueños de poder continuado —para mu-
vocar a la gente a la Plaza de Mayo para pronunciar una aren- chos fruto de su afición por alguna bebida destilada—, aque-
ga triunfalista pese a todo. Pero los mandos del Ejército ya ha- llos que había alimentado en febrero, cuando hizo preparar un
bían decidido cumplir con una constante histórica: gobierno pantagruélico asado para cientos de personas, en Victorica, con
que pierde una guerra debe ceder el poder. El tira y afloja la idea de crear un Movimiento de Opinión Nacional que lo
duró todo el día. Más de 10 mil personas se juntaron en la apoyara. Renunció el 17, para entonces también sin el apun-
Plaza, y la concentración, sin que Galtieri acudiera a su propia talamiento de Lami Dozo y Anaya, sus socios en la trágica
cita, derivó en incidentes y represión. Al caer la tarde, el Pre- aventura bélica.
197

Cristino Nfrotaides, Jorge Anoyo y Basitio Lami Dozu

Los límites de la solidaridad castrense

a caída de Galtieri reveló inmediatamente que también

L se había roto la solidaridad entre las tres fuerzas arma-


das. El nuevo comandante del Ejército, Cristina Nicolai
des, fue rápidamente advertido por sus pares de la Armada y de
la Fuerza Aérea, Anaya y Lami Dozo respectivamente, de que
debería responsabilizarse en soledad por las próximas decisiones
198

institucionales. La junta militar quedaba disuelta. Nicolaides su asunción, el I° de julio, y tal como lo había anticipado el
fue, entonces, el único elector y aval formal del nuevo presi- comunicado del Ejército que anunció su designación, Bigno-
dente, el general Reynaldo Bignone. Antes del día fijado para ne se reunió con la dirigencia de los partidos políticos para
199

Reynaldo Bignone. Jorge L Anaya, Crlitino Nicolaides y Basilie Lamí Daza

tratar de acordar una transición "rápida" hacia la democracia. diatas: fecha precisa de elecciones presidenciales, levantamien-
Los partidos reunidos en la Multipartidaria aceptaron sen- to de la veda política y sindical, y liberación de los detenidos
tarse a negociar, pero también expusieron exigencias inme- políticos.
200
p.—

La descomposición del régimen

a asunción de Bignone puso en negro sobre blanco el

L nivel de la descomposición del régimen de la más san-


grienta dictadura de la historia argentina, precipitada
por la primera guerra real perdida por el país. Los tres ante-
cesores de Bignone, Videla, Viola y Galtieri, y el otro hombre
fuerte que nunca pudo ser presidente, Massera, parecían defini-
tivamente alejados del control de un poder vaciado hasta su ago-
tamiento. Las controversias en el seno de las cúpulas militares no
201

Reynaldo Bignone, Jorge R. Meta, Roberto Viola, Leopoldo E Galtieri y Emilio E. Massera.

tardaron en profundizarse. Primero fue en la Fuerza Aérea, Después fue la Armada la que sustituyó a Anaya, su coman-
convertida en el arma más "constitucionalista" a partir de las dante, por Rubén Franco, apenas unos días antes de que el
relaciones de varios de sus jefes con sectores del justicialismo, almirante Horacio Zaratiegui —hombre de Massera— prota-
cuando Lami Dozo planteó la necesidad de conformar una gonizara una virtual rebelión interna tras acusar a sus mandos
fuerza política oficialista al estilo del frustrado MON de de ineficiencia y ocultamiento en el manejo de la guerra de
Galtieri. Por ese planteo, y además como uno de los respon- Malvinas. Fue arrestado, pero su planteo anticipó lo que sería
sables de la derrota en la guerra, Lami Dozo fue reemplazado el informe oficial sobre las responsabilidades en la derrota
en la jefatura de la fuerza por el brigadier Augusto Hughes. elaborado por el general Calvi.
202

Las presiones por la concertación

bsolutamente consciente de su descomposición, el ré- lantamiento de las elecciones presidenciales para el último

A gimen militar intentó, durante toda la etapa Bignone,


presionar a las fuerzas políticas para que aceptaran
reglas de juego, respecto de la reorganización democrática,
trimestre de 1983. La Multipartidaria rechazó las pautas y,
como contrapresión, convocó para el 16 de diciembre a una
"Marcha por la Democracia" hacia la Plaza de Mayo, apenas
que garantizaran alguna cuota de poder y —sobre todo— im- unos días después de un exitoso paro nacional organizado por
punidad para las Fuerzas Armadas. Bignone tenía como prin- las dos CGT. La marcha se transformó en una gigantesca
cipal operador político a su ministro del Interior, el general muestra de repudio a la dictadura y a sus pretensiones de im-
Llamil Reston. El 12 de noviembre de 1982, el gobierno dio a punidad. La represión policial fue violentísima y dejó como
conocer un comunicado con las pautas para la "concertación", saldo un muerto: el joven obrero metalúrgico y militante pero-
que mostraban aquellos objetivos aunque concedían el ade- nista Dalmiro Flores.
203

Reynaldo Bignone y Juan Carlos Aramburu

Una imposible "ley de Autoamnistía"

n los primeros meses de 1983, las resistencias de la Mul- nos cometidas a partir de 1976. Se trataba, claramente, de una

E tipartidaria a aceptar negociaciones en los términos


pretendidos por el régimen profundizaron el clima de
nerviosismo entre los jefes militares jaqueados por el inevi-
jugada de autoprotección que causó indignación en la mayor
parte de la ciudadanía. Sonó como una auténtica provocación
que el documento militar declarara muertos a los miles de dete-
table fin de su proyecto político, y por el agravamiento de la nidos-desaparecidos. Sólo el empresariado y una parte de la
situación económica. Como un gesto desesperado, una junta jerarquía eclesiástica apoyaron la autoamnistía de los jefes mili-
militar sin existencia real sancionó una resolución conocida tares. El presidente Bignone había consultado incluso a algunos
como "ley de Auto amnistía", que declaraba fuera del alcance obispos, como el cardenal primado y arzobispo porteño mon-
de la justicia los casos de violaciones de los derechos huma- señor Aramburu, antes de hacer pública la decisión oficial.
204

Jorge Wehbe
El "cobro yo, pagan ustedes"

or la misma época, mientras se desataba una imparable cas de ajuste que generaron recesión y mayor deterioro de los

p actividad de los partidos políticos que recién recupera-


ban la legalidad de su funcionamiento, Bignone pre-
sidía una reunión de representantes de "los 77", los países ator-
salarios. En la misma etapa, un joven con fama de brillante y
más heterodoxo que Pastore, Domingo Felipe Cavallo, fue de-
signado al frente del Banco Central. Desde allí, inventó un me-
mentados por sus elevadas deudas externas, aún más abultadas canismo de seguros de cambio gracias al cual el Estado asumió
tras la decisión del Tesoro norteamericano de elevar las tasas como propia una deuda de cerca de 20 mil millones de dóla-
internas de interés utilizadas como unidad de cálculo de esas res contraída en el exterior por los grandes grupos económi-
deudas. Bignone usó en la reunión un lenguaje casi "tercerista", cos privados. Lo que significa que esa deuda fue trasladada al
con el que reclamó solidaridad entre los paises deudores y cri- conjunto de los argentinos. Pastore y Cavallo no duraron de-
terios de corresponsabilidad de parte de los entes y bancos masiado. Desde la segunda mitad del 82, el área económica
acreedores. Pero ya les había hecho un enorme favor el año quedó en manos de otro técnico de perfil liberal que no modi-
anterior. Con un liberal como José Dagnino Pastore a cargo del ficó el rumbo de la política específica de la dictadura, Jorge
ministerio de Economía, Bignone aplicó internamente políti- Wehbe.
205

Perón, Rojas, Lonardi, Lanusse, María Estela Martínez de Perón, Videla y Bignone

La estrategia de la seducción de Isabel

l problema de la deuda externa, que ya trepaba a unos 60

E mil millones de dólares, pasó a ser uno de los temas


alrededor de los cuales comenzaron a reorganizarse los
partidos políticos. Tras el fracaso de las negociaciones formales, el
gobierno trató de influir en ese proceso a través de contactos más
informales. Una de las vías principales intentadas por el régimen
fue la de la "seducción" de Isabelita Martínez de Perón, recluida
en su exilio madrileño, de quien la conducción peronista, enfras-
206

cada en duras divisiones internas, esperaba una definición. Tras Videla y el encarcelamiento de la Presidenta, Bignone trató de
la historia de enfrentamientos iniciada con el golpe de septiem- acercarla sin mayor éxito. En aquel momento, el almirante
bre de 1955 que —protagonizado por el general Eduardo Lonardi Emilio Massera insinuó tener mejor llegada cerca de la viuda de
y el almirante Isaac Rojas— desalojó del gobierno a Juan Do- Perón, quizá por sus antiguas relaciones facilitadas por José
mingo Perón, luego continuada con la guerra verbal y política López Rega. De hecho, además de marinos había varios repre-
de los primeros '70 entre el líder exiliado y el general Eduardo sentantes de la derecha peronista en la gestación de un partido
Lanusse, con el derrocamiento de Isabel vehiculizado por Jorge de Massera, el denominado Partido de la Democracia Social.
207

Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa

La euforia predemocrática

a dinámica abierta para la restauración democrática y el de 5 millones de argentinos respondieron a las distintas cam-

L compromiso de las elecciones presidenciales del 30 de


octubre se hizo imparable durante todo el año 1983. La
dictadura agonizante, pese a su discurso de esa etapa y a la
pañas de reafiliación llenando fichas. El radicalismo partió rau-
damente en punta en la tarea de la reorganización. Por pri-
mera vez en décadas, la vieja UCR mostraba una propuesta
autoamnistía dispuesta por sus jefes, seguía produciendo es- remozada, en la figura del líder de la corriente interna Movi-
tertores del método del terrorismo de Estado, como los asesi- miento de Renovación y Cambio, Raúl Alfonsín, acompañado
natos de los militantes del peronismo revolucionario Yaguer sobre todo por dirigentes provenientes de los cuadros univer-
—el 1° de mayo— y Cambiasso y Pereira Rossi —el 14 de mayo— sitarios del partido, la Coordinadora de la Juventud. Alfonsín
por una partida de la policía bonaerense que comandaba el fue oficialmente designado candidato a presidente por el radi-
general Vertpiaetsen, partida entre cuyos integrantes se halla- calismo el 30 de julio, después de varias elecciones provinciales
ba un por entonces poco conocido Luis Patti. Pero la movi- en las que logró amplias ventajas sobre su rival balbinista, el ex
lización de los partidos políticos no encontraba respiro, y más senador Fernando de la Rúa.
208

Herminio Iglesias

La "patria metalúrgica" y una victoria a lo Pirro

n el peronismo, el proceso de reorganización fue mucho 25, cercano a Cafiero. La izquierda peronista se nucleó en In-

F más complejo. Todavía pesaba el recuerdo de la desas-


itrosa gestión presidencial de Isabelita, el recuerdo —y bol-
sones de influencia— de López Rega y la Triple A; y el inmenso
transigencia y Movilización, en alianza con el veterano ex gober-
nador catamarqueño Vicente Saadi. Después de que Isabel Perón
dio muestras de que no pretendía rehabilitar un liderazgo por
poder interno de la estructura sindical, encabezada por los me- herencia, se realizaron varios congresos partidarios en los que
talúrgicos de Lorenzo Miguel, estaba cristalizado por la veda de no faltaron los tradicionales "aprietes". El más importante fue el
años. Desde que la dictadura abrió la compuerta para la activi- de la provincia de Buenos Aires, en el que el caudillo de Avella-
dad partidaria, se habían visualizado intentos de ensayar cami- neda de origen metalúrgico Herminio Iglesias logró, con la fuer-
nos distintos en el PJ, a través de las dos variantes del MUSO za de sus barras, el retiro de los delegados que impulsaban la
—Movimiento de Unidad, Solidaridad y Organización— que li- candidatura presidencial de Cafiero. El camino quedó abierto
deraban Antonio Cañero, por un lado, y Deolindo Bittel, por el para que el Congreso Nacional Justicialista del 4 de septiembre
otro. También Convocatoria Peronista, una agrupación de la impusiera finalmente el criterio de la "patria metalúrgica". Se
Capital, de Carlos Grosso, pretendía una ruptura con la etapa consagró la fórmula presidencial Ítalo Luder-Bittel, y Lorenzo
anterior. Y en el sindicalismo la alternativa era el Grupo de los Miguel quedó como jefe efectivo del partido.
209

Raúl Alfonsín y Reynaldo Bignone

El raid alfonsinista

a campaña electoral tuvo un tono apasionado y contó un "pacto militar-sindical", que obviamente comprometía a

L con una gran participación popular. El eje de la cam-


paña no podía ser otro que el de la pugna entre pero-
nistas y radicales. Pero había otras fuerzas que mostraban
los sectores hegemónicos del peronismo. Los actos de una y
otra fuerza fueron masivos. La competencia por el número se
hizo evidente como nunca en los respectivos actos de clausura
pujanza, como el Partido Intransigente de Oscar Alende, una de la campaña, realizados con horas de diferencia sobre la ave-
fuerza de centroizquierda. Hacia el centro y la derecha, aun- nida Nueve de Julio. Las dos concentraciones arañaron —cada
que los políticos que representaban el sector trataban de ha- una— el millón de personas. Pero la radical fue prolija y tran-
cer olvidar sus contactos con la dictadura, las divisiones no quilizadora. La del peronismo quedó signada, para espanto de
habían permitido establecer una alianza electoral con posibi- grandes sectores de la clase media, por la quema del cajón
lidades. El desencuentro con la UCD de Alvaro Alsogaray ha- —que representaba al radicalismo— por parte de Herminio
bía debilitado la candidatura de Francisco Manrique. Además Iglesias. El 30 de octubre, como una enorme sorpresa para
de su exhortación a la mística democrática, simbolizada por su muchos, Raúl Alfonsín emergía triunfador de la pelea con el
reiterado recitado del preámbulo de la Constitución, Alfonsín 52 por ciento de los votos, contra el 40 por ciento del pero-
usaba como caballito de batalla de su campaña la denuncia de nismo.
210

Jorge R. Videla, Roberto Viola, Leopoldo E Galtieri y Reynaldo Bignone

Las viudas de octubre

1 triunfo de Alfonsín fue mucho más contundente de lo


que cualquier previsión hubiera podido anticipar, incluso
EI a de los propios radicales. No sólo porque superó el 50 por
ciento de los votos, sino también porque conquistó la mayoría
absoluta en la Cámara de Diputados. El reparto de las goberna-
ciones de provincia favorecía al peronismo en números —obtenía
12, contra 7 del radicalismo y 3 de partidos provinciales—, pero las
211

Lorenzo Miguel, Ítalo Luder y Herrninio Iglesias

más importantes quedaban en manos del nuevo oficialismo, los cuatro generales-presidentes de la dictadura: Jorge Videla,
con la excepción de Santa Fe. En ese sentido, el resultado más Roberto Viola, Leopoldo Galtieri y Reynaldo Bignone. Pero
espectacular había sido el de la provincia de Buenos Aires, don- también quedaban fuertemente golpeadas las caras visibles del
de el radical Alejandro Armendáriz superó por 600 mil votos a justicialismo: Lorenzo Miguel —quien ya había sido silbado por
Herminio Iglesias en la pelea por la gobernación. Por el discur- los propios peronistas durante la campaña, en un acto masivo
so y la plataforma de los triunfadores, parecía claro que los en la cancha de Vélez—, el candidato presidencial derrotado halo
grandes derrotados, las "viudas" de la elección de octubre, eran Luder y el jefe del aparato bonaerense Herrninio Iglesias.
212

El arranque de la gran ilusión

i10 de diciembre de 1983, una multitud, eufórica y plural Alfonsín. Con sus discursos del día, Alfonsín alimentó la ilusión.
—había allí también muchos peronistas, intransigentes y Anunció la derogación de la ley de autoamnistía de los militares
de otras fuerzas que iban a celebrar el fin de la dictadura—, y la supresión de la doctrina de la seguridad nacional como base
acompañó en la Plaza de Mayo la asunción de Raúl Alfonsín. La de sustentación del accionar de las Fuerzas Armadas, y además el
gran ilusión en marcha era visualizada también desde el exterior fin de las listas negras en cualquier ámbito. También una política
como el retorno de la Argentina al mundo civilizado. Para pro- exterior independiente, con pluralismo ideológico y estrecha-
barlo, habían llegado al país muchos de los más prestigiosos miento de las relaciones con los otros países latinoamericanos.
políticos de los países centrales, sobre todo las figuras de la so- En el plano económico, anticipó la protección a la industria na-
cialdemocracia, con el premier socialista español Felipe Gon- cional y un plan de emergencia social, el Plan Alimentario Na-
zález como gran vedette, en cuyo sendero parecía encaminado cional, para socorrer a los sectores más golpeados por la crisis.
213

El laberíntico camino de la justicia

a primera medida importante del nuevo gobierno por las agrupaciones de derechos humanos más radicalizadas,

L democrático generó una recepción contradictoria.


Tocaba la piel por entonces más sensible de la ciu-
dadanía, la relacionada con los derechos humanos. Fue el 15 de
como las Madres de Plaza de Mayo y el Servicio de Paz y
Justicia. Estos sectores reclamaban que la investigación quedara
a cargo de una comisión bicameral del Congreso. Ya en ese
diciembre, cuando Alfonsín confirmó que las aberraciones de momento llovían en los juzgados las causas por casos de desa-
la dictadura iban a ser puestas en cuestión. El Presidente anun- parecidos, y empezaban a descubrirse en distintos lugares tum-
ció la creación de la Comisión Nacional sobre Desaparición de bas con restos no identificados. La polémica por la CONADEP
Personas —la CONADEP—, que debería recibir denuncias sobre bajó un poco de tono a fines de diciembre, cuando el gobierno
los casos de desaparición y los métodos de terrorismo de anunció el inicio de causas contra los miembros de las tres
Estado imple-mentados a partir del golpe que protagonizaron primeras juntas militares de la dictadura. Pero hubo cuestio-
Videla, Masse-ra y Agosti, investigar el tema y preparar un namientos por la decisión de enjuiciar también a líderes gue-
informe. Para integrar la comisión se designó a personalidades rrilleros, como el montonero Mario Firmenich o el jefe del
notables, encabezadas por el escritor Ernesto Sábato. La resolu- ERP, Gorriarán Merlo; y asimismo, por la orden de detención
ción fue cuestionada por el peronismo —la fuerza de cuyas filas librada contra el ex gobernador cordobés Ricardo Obregón
había surgido la mayor parte de los detenidos desaparecidos— y Cano apenas regresó al país de su exilio.
214

Jorge Triaca, Saúl Ubaidini y Raúl Alfonsín

La primera batalla de una larga guerra

l tema de los derechos humanos seguía en plena ebulli- pación de las minorías en los cuerpos de conducción de sindi-

E ción cuando el gobierno, en el inicio de 1984 y con el


envión del triunfo de octubre, ensayó una jugada en la
lógica de sus denuncias acerca de un "pacto sindical-militar".
catos y comisiones internas. Alfonsín y su ministro de Trabajo,
el ex dirigente gráfico Antonio Mucci, hicieron de este proyec-
to una prueba de demostración de poder. La dirigencia sindi-
Para cumplir su promesa de normalizar la situación de los sin- cal se dispuso a la resistencia activa, apoyada en la entonces re-
dicatos, la mayor parte de ellos intervenidos durante la dicta- ciente reunificación de la CGT Brasil, liderada por Saúl Ubal-
dura, envió al Congreso un proyecto de "ley de reordenamien- dini, y la de Azopardo, que conducía Jorge Triaca. En Diputa-
to sindical" que atacaba las bases del poder de la dirigencia dos, tras una sesión plagada de insultos y burlas entre los blo-
gremial peronista. Básicamente, proponía establecer normas ques, el proyecto fue aprobado. Pero el 14 de marzo el Senado,
para las elecciones de comisiones directivas, con supervisión un ámbito donde las fuerzas eran más parejas, lo rechazó y lo
de la justicia electoral, y además abría el camino a la partici- condenó al olvido.
215

Bernardo C.aanspun

La democracia condicionada

Ifonsín había llegado al gobierno con la promesa de bía colocado al frente del área económica a un viejo compa-

A inaugurar "cien años de democracia", y durante su exi-


tosa campaña electoral había seducido a la gente con
el aserto de que "con la democracia se come, se cura, se edu-
ñero de lucha, Bernardo Grinspun, tan famoso por su honesti-
dad como por su mal carácter, sus gruesos anteojos y su devo-
ción futbolística por Independiente. Hombre formado en la
ca...". Pero la realidad del país que la dictadura había dejado escuela estructuralista de la CEPAL, Grinspun tenía poca sim-
también en el plano económico, por el volumen de la deuda patía por la ideología monetarista de los organismos financie-
externa, la destrucción del aparato productivo, el crecimiento ros internacionales y los gobiernos de los países centrales. Pero
de la actividad especulativa del capital y el deterioro de los las evidencias de que el país no podía afrontar los vencimien-
salarios y el nivel de vida de los sectores populares, le demostró tos de la deuda externa, y de que necesitaba fondos frescos para
inmediatamente que necesitaría bastante más que la recons- combatir la recesión y la creciente inflación, condicionaron su
trucción de las instituciones democráticas. El Presidente ha- actitud.
216

Bernardo Grinspun

La voracidad del poder económico

c uando, sobre fines de 1984, la inflación anual arañaba el


500 por ciento, Grinspun debió finalmente resignar los
dictados de su formación y se avino a firmar una carta
de intención, con el Fondo Monetario Internacional, que impli-
caba un control directo del organismo sobre la política econó-
mica nacional. El acuerdo con el FMI liberó una serie de crédi-
tos internacionales para la Argentina por un total de 4.200 mi-
llones de dólares, y la posibilidad de afrontar los vencimientos
217

Bernardo Grinspun

de los intereses de la deuda externa por 750 millones de dó- Juan Manuel Casella, convocó en octubre a un primer paro
lares. Pero, en el plano interno, Grinspun no pudo avanzar en nacional —relativamente exitoso— en demanda de aumentos
su intención de alcanzar acuerdos con las entidades gremiales salariales y en repudio a los acuerdos con el FMI. La puja dis-
de empresarios y trabajadores para establecer políticas de pre- tributiva alimentó la inflación y, en febrero de 1985, los fac-
cios y de salarios consensuadas. La Unión Industrial rechazó tores de poder internacionales y nacionales —y hasta sectores
de forma tajante la posibilidad de observar precios máximos. importantes del alfonsinismo— presionaron para terminar con
La CGT, por su parte, tras un proceso de renovación de autori- la gestión de Grinspun. El amigo de Alfonsín se había queda-
dades habilitado por decreto por el nuevo ministro de Trabajo, do sin cartas en el mazo.
218

La contundencia de la verdad

4I primer año de gestión de Alfonsín dejó oír también,

F con fuerza creciente, el ruido de la verdad sobre el terror


de la etapa de la dictadura. Junto a las cataratas de de-
nuncias y a las marchas de los organismos de derechos huma-
nos, el sonido tuvo un pico a comienzos del año, cuando el
Congreso discutió modificaciones al Código de Justicia Militar.
El oficialismo impuso el criterio de que habría una primera
instancia de juicio a los autores de violaciones de los derechos
humanos en la justicia castrense, contra la opinión de la oposi-
ción peronista y de izquierda, que pretendía la realización del
proceso en el fuero penal desde el comienzo. En agosto, la ciu-
219

Bernardo Neustadt, Mariano Grondona y Luciano Benjamín Menéndez

dadanía fue sacudida por la actitud del general retirado folios convertidos luego en el libro Nunca más. No sólo se
Luciano Benjamín Menéndez, antiguo dueño y señor del III denunciaban allí más de 8 mil desapariciones. También se pre-
Cuerpo de Ejército y acusado de regentear varios centros clan- sentaba un detallado recuento de experiencias personales del
destinos de detención. Después de participar en el programa terror, y se explicaba hasta qué punto la política del terror no
"Tiempo Nuevo", de Bernardo Neustadt y Mariano Grondona, constituyó una suma de "excesos" sino una estrategia sistema-
Menéndez amenazó con un largo cuchillo que extrajo de su tizada y generalizada, dedicada a la destrucción de cualquier
cintura a unos jóvenes que le reprochaban sus acciones abe- tipo de oposición. Como respuesta inmediata, y ante el males-
rrantes. El ruido se hizo estruendo cuando el 20 de septiembre, tar popular por la morosidad interesada de la justicia militar,
mientras más de 70 mil personas los apoyaban frente a la Casa el gobierno anunció el pase de la instrucción de la causa de los
Rosada, Ernesto Sábato y los otros miembros de la CONADEP comandantes de las tres primeras juntas de la dictadura al fue-
entregaron a Alfonsín el fruto de sus investigaciones, 50 mil ro civil.
220

El acuerdo por el Beagle

ntre los pesares económicos y el debate sobre el terror, el

E gobierno radical encontró en octubre de 1984 una opor-


tunidad para ratificar el consenso con el que contaba. La
intermediación vaticana que encabezaba el cardenal Antonio
Samoré concluyó su propuesta sobre el diferendo por las islas
del canal de Beagle, que enfrentaba a la Argentina y Chile y que
había estado a punto de llevar a ambos países a una guerra en
1978. Samoré explicó públicamente, por ejemplo en los almuer-
221

Dante Caputo

zos televisivos de Mirtha Legrand, las razones de su dictamen en defensa del acuerdo, destrozó al senador peronista Vicente
—que concedía a Chile la soberanía sobre las principales islas Saadi, quien acusaba al gobierno de "traición a la Patria". Pero
de la zona—, y el gobierno asumió la posición de aceptarlo. En muchos otros peronistas, como el gobernador riojano Carlos
el peronismo, en cambio, surgieron algunas voces críticas. Menem, habían asumido la postura del gobierno durante la
Alfonsín decidió entonces convocar a una consulta popular no campaña. Los resultados de la compulsa fueron apabullantes:
vinculante sobre el tema para el 25 de noviembre. La campaña la participación llegó al 70 por ciento del padrón, y un 81 por
para la consulta fue virulenta y con algunos episodios sonados, ciento de los votantes se pronunció a favor del acuerdo. Sólo el
como el debate televisivo en el que el canciller Dante Caputo, 17 por ciento se opuso.
222

Raúl Alfinufn y Carlos S. Menem

El sueño del "tercer movimiento histórico"

n el flujo de ese triunfo, y de algunas señales de prestigio

E internacional del Presidente, Alfonsín y sus hombres, so-


bre todo los cuadros provenientes de la "Coordinadora",
empezaron a imaginar la posibilidad de trascender los límites del
radicalismo para hegemonizar una nueva alianza política y so-
cial más amplia. A la manera de lo que habían significado el yri-
goyenismo en las primeras décadas del siglo y el peronismo en
223

los años '50 y hasta los primeros '70, soñaron con el proyecto cordialidad— en la residencia de Olivos más de una vez. Tal vez
de convertir al "alfonsinismo" en eje de un "tercer movimiento en pos del mismo sueño, desde su asunción el Presidente no
histórico". El sueño se alimentó con las crecientes divisiones en había dejado de mostrar gestos de especial deferencia con
el justicialismo, y con gestos de algunos dirigentes peronistas Isabelita, devueltos por la ex presidenta con algunas declara-
como Carlos Menem, quien había compartido un palco con ciones complacientes y claros signos de su conflictiva relación
Alfonsín en La Rioja, a favor de la aprobación del acuerdo con con la dirigencia peronista local. Los meses siguientes demos-
Chile, y además se había entrevistado con él a solas —con mucha trarían que el sueño nunca se haría realidad.
224

Un juicio histórico

or varias razones, 1985 sería un año clave para el país y

p para el gobierno de Alfonsín. El histórico juicio oral y pú-


blico a los jefes militares de la dictadura estuvo entre las
principales de esas razones. El 22 de abril, los cinco magistrados de
la Cámara Federal declararon la apertura del proceso, que tenía
como acusados a los nueve integrantes de las tres primeras juntas:
Jorge Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti; Roberto Viola,
725

Armando Lambruschini y Omar Graffigna; Leopoldo Galtieri, trataba de un juicio histórico, casi sin antecedentes, muchos sec-
Jorge Maya y Basilio Larni Dozo. Los acusados optaron por des- tores políticos y las organizaciones de derechos humanos cues-
conocer la legitimidad del juicio. Pero las decenas de testigos a- tionaron la decisión del radicalismo de limitar las acusaciones sólo
portados por el fiscal Julio Strassera —y pese a la "desmemoria" de a los comandantes. Esas diferencias alrededor del criterio radical
algunos, como los gremialistas Jorge Triaca y Ramón Baldassini- de los niveles de responsabilidad, y el planteo de la teoría de "los
fueron delineando de manera implacable la política de sangre dos demonios" —militares y guerrilleros con culpas similares—,
que se había implementado. Aunque había conciencia de que se ganarían virulencia en los años siguientes.
226

Fallo con polémicas

sas polémicas se reavivaron cuando, el 9 de diciembre de

E 1985, la Cámara Federal dio a conocer ]os fallos; varios


sectores de la oposición consideraron que algunas de las
penas eran excesivamente blandas. Se cuestionó, especialmente,
que se considerara que el terrorismo de Estado no había sido
una estrategia de planificación e implementación centralizadas
227

sino fruto de decisiones particulares de las conducciones de cada Galtieri, Anaya y Lami Dozo resultaron absueltos, aunque los
arma. El criterio avalaba la decisión oficial de concentrar las tres últimos quedaron detenidos a raíz del juicio por las respon-
culpas en los ex comandantes. En todo caso, las sentencias, ra- sabilidades de la derrota en la guerra de las Malvinas. Alfonsín
tificadas por la Corte Suprema, determinaron la prisión per- y sus hombres defendieron con ardor los fallos frente a los
petua para Videla y Massera. Viola fue condenado a 17 años de críticos, y los militares condenados fueron alojados en la pri-
reclusión, Lambruschini a 8, y Agosti a 4 y medio. Graffigna, sión militar de Magdalena.
228

Juan V Sourrouille

El austral o la "economía de guerra"

o tro de los fenómenos que distinguieron al año 1985


consistió en el intento de Alfonsín de dar un cierto
toque propio a un programa de ajuste económico en
el fondo consecuente con las recetas del FMI. El primer signo
en ese camino fue el reemplazo de Grinspun por un equipo
habían manifestado en sus visitas a nuestro país, creyó llegado
el momento de jugar duro. Ese día convocó a la gente a la Plaza
de Mayo para apoyar a la democracia, en medio de versiones
de malestar militar. Pero el mensaje del Presidente —que mo-
tivó la retirada de grupos peronistas y de izquierda— estuvo de-
más pragmático, surgido del CECE —Centro de Estudios para dicado a anunciar la necesidad de poner en marcha una "eco-
el Crecimiento Estructural—, uno de los "tanques de ideas" del nomía de guerra". El momento para implementarla fue el 15
alfonsinismo. Lo encabezaba Juan Sourrouille. Para Alfonsín, de junio, cuando se anunció el inicio del Plan Austral, nom-
en el primer año de elecciones legislativas que pondrían a prue- bre de la nueva moneda argentina, que tendría una paridad
ba su poder, era vital dar señales de un mejoramiento de la si- fija con el dólar controlada por el Banco Central y programa-
tuación económica. Pero las primeras medidas del nuevo mi- da a través de una "tablita". El plan también contemplaba la
nistro no alcanzaban el objetivo: la inflación seguía a un ritmo desindexación de los precios y el congelamiento de los sala-
cercano al 30 por ciento mensual y el deterioro salarial profun- rios, pero con el suficiente desfasaje entre una y otra decisión
dizaba la protesta social. El 26 de abril, un Alfonsín fortalecido como para beneficiar a los empresarios con una fuerte trans-
en el plano internacional por su reciente viaje a Washington y ferencia de rentas. El primer efecto del plan, sin embargo, que
sus conversaciones con Reagan, y por los expresos apoyos que redujo la inflación durante meses, le valió una etapa de apoyo
el presidente italiano Sandro Pertini y los reyes de España le ciudadano.
229

halo Luden Ral Alfonsín y Luis Rubeo

La catarsis peronista

m ientras el oficialismo alfonsinista generaba todos estos


hechos políticos, el peronismo, la principal fuerza de
oposición, empezaba a sacudirse del letargo en el que
lo había sumido la derrota del 83. Un grupo de dirigentes que
ya desde 1982 había insinuado una vocación de cambio decidió
organizarse contra "los mariscales de la derrota", expresión con
la que se referían a las conducciones políticas y sindicales del
movimiento. Les reprochaban falta de democracia interna, de
230

transparencia, y una inveterada tendencia a imponer sus deci- golpe interno. Autoconvocados en un congreso en Río Hondo,
siones apoyados en la fuerza de las "patotas". Con el horizonte designaron una nueva conducción encabezada por el puntano
de las elecciones legislativas de noviembre de 1985, en los Oraldo Britos. La respuesta "ortodoxa" fue la confirmación de
primeros meses del año los cuadros que ya entonces se carac- la conducción de Lorenzo Miguel y Herminio Iglesias. Un con-
terizaron a sí mismos como "renovadores" intentaron dar el greso que pretendió acercar posiciones, convocado para fines
231

de mayo en Santa Rosa, La Pampa, terminó con un éxito "orto- ferentes de quienes querían rediseñar el rostro de la fuerza de
doxo" gracias a las divisiones del campo "renovador": Vicente Perón. En Santa Fe, en las internas para elegir los candidatos a
Saadi accedió a la jefatura real del PI. Pero el planteo "reno- diputados, la fuerza "renovadora" se hizo evidente con el
vador" se instaló definitivamente en la dinámica peronista. triunfa de Luis Rubeo sobre Italo Luder, el mismo que había
Carlos Menem, Carlos Grosso y Antonio Cafiero fueron los re- sido derrotado por Alfonsín en las presidenciales.
232

La "renovación" se consolida

as dos pruebas fundamentales del consenso de la "reno-

L vación" en las bases peronistas se dieron en la Capital


Federal y en la provincia de Buenos Aires. En el PJ por-
teño, el 21 de julio la lista "renovadora" de candidatos a dipu-
tados que encabezaba Carlos Grosso venció por amplio margen
en las internas a la "ortodoxa", que proponía a Julián Licastro en
233
----,

el primer lugar. En la provincia de Buenos Aires, principal currir a las elecciones "por afuera" del PJ y con una lista propia
feudo del "vandorismo", Antonio Cafiero desafió sin éxito a de candidatos a diputados, en alianza con fuerzas menores
Herminio Iglesias para que convocara a elecciones internas como la Democracia Cristiana. El propio Cafiero encabezó la
directas para definir las listas partidarias de candidatos. lista. La separación entre "renovadores" y "ortodoxos" se pro-
Después de sufrir insultos y golpes en el congreso partidario fundizó aún más con la división en dos del bloque peronista de
de Avellaneda, los "renovadores" decidieron finalmente con- senadores nacionales.
234

El "contraliderazgo"

c amo un correlato de la "renovación" en la rama política


del peronismo, el año 1985 muestra el crecimiento del
liderazgo del cervecero Saúl Ubaldini en el movimiento
obrero, hasta el punto de convertirlo de a poco en el principal
rival político, en términos de carisma personal, del propio Presi-
235

dente. A comienzos del año, la CGT mantenía una conducción Ubaldini, acompañado por los "25", próximos a la "renova-
colegiada en la que participaban los dirigentes "ortodoxos" li- ción", fue asumiendo un perfil propio y combativo. El 23 de
gados a Miguel, e integraba una inédita alianza social, el "gru- mayo convocó a un paro con movilización contra la política
po de los 11", del que también formaban parte los principales económica oficial, que reunió a miles de personas en la Plaza
nucleamientos patronales, como la UTA de De la Fuente. Pero de Mayo. Allí retrucó que "mentir es un pecado" a un Alfonsín
236

que unos días antes lo había calificado de "mantequita y llo- miento de los famosos "26 puntos" de la CGT, que reclamaban
rón". Después de un duro conflicto en la planta de Ford, que ter- el cese del pago de una deuda externa "ilegítima" y medidas de
minó cuando la policía desalojó a los trabajadores que la tenían promoción productiva y de redistribución de la riqueza. Sobre
ocupada y la empresa despidió a más de 300 obreros, Ubaldini el fin de ese año, el liderazgo de Ubaldini se formalizó con su de-
desafió al ministro de Trabajo Hugo Barrionuevo con el lanza- signación como secretario general único de la CGT.
237

Baúl Ubaldini y Hugo Barrionuevo


a

6
6

238

Un paso tranquilizador

c uando llegaron las elecciones de noviembre, de todos


modos, gracias a los apoyos externos, a los efectos
estabilizadores del Plan Austral y a la división del
peronismo, Alfonsín tenía suficientemente neutralizados los
e

239

Raúl Alfonsín

riesgos de un traspié que habían asomado a principios del el 52 por ciento conquistado en las presidenciales—, el radi-
año. Los resultados fueron efectivamente tranquilizadores calismo aventajó sin problemas a un peronismo que mostró
para el oficialismo. Aunque perdió más de 8 puntos por- un descenso todavía mayor de su caudal: sólo consiguió el
centuales de los votos respecto del 83 —obtuvo el 43,3 contra 34,5 por ciento. Alfonsín creyó recuperada la euforia popu-
240

lar alrededor de su liderazgo, aunque su lectura no tardó en fueron los resultados de la provincia de Buenos Aires, donde
demostrarse demasiado simplista. El peronismo había paga- la lista de Cafiero, pese a no llevar el sello oficial del justi-
do el precio de sus divisiones, pero los comicios empezaron cialismo, consiguió más votos que la encabezada por Her-
a consolidar el impulso "renovador". La mejor prueba de ello minio Iglesias. La llegada a la Cámara de Diputados de los
241

mejores hombres de la "renovación" —Cafiero, Grosso, el


cordobés José Manuel de la Sota, el joven mendocino José
Luis Manzano— ayudaría, de ahí en más, a instalar la imagen
de un peronismo que volvía a ser alternativa.
o
1

242

Un año engañoso

lfonsín ingresó en su tercer año de mandato —1986— con

A una sensación de éxito. No era la misma, en todo caso,


a percepción que acerca de su gestión expresaban en el
país referentes de la oposición política o de los organismos de
control del Estado. A lo largo de ese año, ambivalente para el go-
bierno en casi todos los sentidos, el Presidente obtuvo efectiva-
mente nuevas pruebas de su prestigio internacional, ganado como
243

restaurador de la democracia luego de la larga etapa del terror veterano "zorro' de la política italiana, el democristiano Giulio
de la dictadura. El propio Alfonsín experimentó las diferencias Andreotti, y el del virtual jefe del peronismo renovador, An-
de valoración que merecía, por un lado, para el líder de la a- tonio Cafiero. La paradoja parecía aún mayor ante los virulen-
pertura soviética Mijail Gorbachov, cuando lo visitó en Mos- tos ataques que recibía de la izquierda local por su política de
cú, y por el otro, para el fiscal de Investigaciones Administra- derechos humanos, por su política económica y por su recha-
tivas, Molinas, tenaz crítico de aspectos del funcionamiento zo a revisar la legitimidad de la deuda externa, y las atenciones
institucional. O las existentes entre el trato que le prodigaba el que le prodigó Fidel Castro en su visita a La Habana.
244

Juan V Sourrouille y Mario Broder-50Am

Las nuevas dificultades económicas

c on esa actitud optimista, y en función del consenso


logrado en los sectores de clase media por la primera
etapa de implementación del Plan Austral, Alfonsín
se decidió a profundizarlo en eI sentido de las recetas del FMI.
Sobre un diseño de los hombres clave del equipo económico,
deuda externa, defendidos con fuerza por el Presidente y por
el oficialismo frente a los planteos de la oposición peronista y
de izquierda, que pedía revisión del origen de la deuda, mora-
toria de pagos y conformación de un club de deudores. Un
célebre debate sobre el tema en Diputados permitió el luci-
el ministro Sourrouille y el secretario de Hacienda Mario Bro- miento del radical Baglini y del peronista Cafiero. El corsé
dersohn, se anunció un proceso de transferencias de áreas de deudor se endureció cuando en el mercado internacional los
control público de la economía, como el polo petroquímico precios de los cereales —principal rubro exportador argenti-
Bahía Blanca y las plantas siderúrgicas, al sector privado. Se no— cayeron estrepitosamente. Las metas inflacionarias tam-
creó un ente de control centralizado de las empresas públicas, poco pudieron cumplirse: del 28 por ciento proyectado para
presidido por Enrique Olivera e integrado por representantes ese año se llegó a un 80 por ciento. Y además se hicieron muy
de los grupos económicos más fuertes, como un paso hacia una notables —cada vez en mayor medida— la caída del consumo
etapa más generalizada de privatizaciones. Pero la política eco- interno y la pérdida del valor real de los salarios, cercana al 30
nómica estaba rígidamente atada a los objetivos del pago de la por ciento.
245

Raúl Alfortsín, Saúl Ubaldini y Jorge L Borges

La guerra de los "26 puntos"

sos datos de la situación económica y social consolidaron

E el protagonismo de la CGT y de Saúl Ubaldini como la


principal expresión real de la oposición. El jefe cegetista se
convirtió en un auténtico dilema para el gobierno de Alfonsín, en
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una pieza inalcanzable para un Presidente que ofrecía iniciati- sivo acatamiento de las bases obreras a sus repetidas convoca-
vas destinadas al control del disenso con la oposición más for- torias a los paros generales y a las gigantescas concentraciones
mal. Con el contenido radicalizado de sus "26 puntos", y el ma- de protesta, Ubaldini consiguió hacer todavía más laberíntica

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—como una creación de Jorge Luis Borges, quien ese año mo-
riría en Ginebra— la tradicional zona de desencuentro entre la
Unión Cívica Radical y el movimiento sindical.
248

Guglielminetti, la supervivencia procesista

n febrero de 1986, Alfonsín debió sufrir la sorpresiva para que se lo juzgara, pero quedó rápidamente en libertad.

E muerte de uno de los hombres de su más estrecha con-


fianza, Roque Carranza, a quien había encomendado la
complicada relación con los militares como ministro de De-
En esos días de junio de 1986 también estaba en plena efer-
vescencia el caso del segundo secuestro del empresario Os-
valdo Sivak. Todo indicaba que era víctima de un grupo confor-
fensa tras la desaparición de otro de sus más íntimos amigos, mado por policías y agentes de Inteligencia, incluido, posible-
Raúl Borras. Para cubrir un puesto tan estratégico, el Presi- mente, Guglielminetti. La esposa y el hermano del empresario,
dente recurrió a un hombre de características parecidas, Ger- Marta Oyhanarte y Jorge Sivak, acusaban de encubrimiento a
mán López. Pero la reaparición del escándalo generado por la funcionarios del gobierno, sobre todo al ministro del Inte-
figura del agente de Inteligencia Raúl Guglielminetti, antiguo rior, Antonio Tróccoli, sometido por entonces a una humi-
represor, obligó al nuevo ministro a renunciar en junio. El caso llante interpelación en Diputados. Lo concreto es que desde
Guglielminetti había manchado al gobierno a poco de asumir, sectores del propio oficialismo, especialmente los ligados a la
cuando se descubrió que el agente —con nutrido prontuario en Coordinadora, se señaló a Germán López como responsable
el Nunca más— integraba la custodia de Alfonsín. Más aún, for- —en la época en que era secretario general de la Presidencia— de
maba parte de un grupo especial de la SIDE que tenía oficinas la presencia de Guglielminetti en un puesto clave dentro del
propias. Guglielminetti había salido del país: fue extraditado gobierno.
249

"Punto final", tiempo inicial

a política militar del gobierno, y la de revisión de los crí- verso de militares procesados por casos de represión ilegal. A

L menes de la dictadura, resultaban cada vez más contro-


vertidas en ese 1986, tanto en la derecha como en la iz-
quierda. En las Fuerzas Armadas, tras la condena a los ex co-
fin de año, el gobierno avanzó aún más cuando envió al Con-
greso el proyecto de ley denominado de "Punto Final", que im-
plicaba poner un plazo de 60 días a partir de la sanción, des-
mandantes, se habían producido varios episodios de presión pués del cual la Justicia ya no podría aceptar acusaciones. El
contra los juicios abiertos a los represores, y los jefes militares, proyecto generó enormes críticas de los organismos de dere-
como el propio titular del Ejército Héctor Ríos Ereñú, desliza- chos humanos y parte de la oposición. Muchos legisladores ra-
ban reivindicaciones públicas de los métodos represivos del dicales —como Federico Storani, Luis Cáceres, Lucía Alberti— se
Proceso. El gobierno estaba atento a esas presiones, y decidió negaron a votarlo, hasta que Alfonsín los convocó para exigir-
hacer gestos complacientes, explicados a partir del criterio de les apoyo. Finalmente, contra la activa oposición del peronis-
los tres distintos niveles de responsabilidad de los represores, mo renovador, y gracias al respaldo de figuras de la derecha
de los cuales había hablado en la campaña electoral del 83: los justicialista, como Saadi y Herminio Iglesias, se aprobó. Para
que dieron las órdenes, los que las cumplieron y las que, en ese muchos, fue un importante gesto de claudicación de Alfonsín,
cumplimiento, cometieron "excesos". Primero, a mitad del año, que además abrió el camino hacia el deterioro indetenible de
fueron las instrucciones a los fiscales para que acotaran el ttni- su gobierno.
250

Nuevo frente de conflictos

n julio de 1986, el gobierno se ganó otro importante

E frente de conflictos cuando en la Cámara de Diputados


se planteó el debate sobre un proyecto de ley de divor-
cio. En rigor, el tema dividía aguas por encima de los alinea-
mientos partidarios. La ley de divorcio fue impulsada con
fuerza por representantes del radicalismo pero también por
legisladores peronistas. Al mismo tiempo, muchos radicales y
peronistas se oponían con dureza, tanta como la que mostraron
los miembros de las jerarquías de la Iglesia Católica, quienes
251

organizaron nutridas marchas contra el proyecto. La ley fue por el poder económico concentrado, industrial y rural, que
aprobada en Diputados en agosto, pero en el Senado —por la añoraba políticas como la de Martínez de Hoz; con un pe-
acción conjunta del justicialista Vicente Saadi y del titular del ronismo fortalecido en la renovación de Cafiero; y con un
cuerpo, el vicepresidente Víctor Martínez— durmió el sueño gobierno norteamericano, el de Ronald Reagan, que pre-
de los justos durante 9 meses. Se sancionó recién en junio de tendía alineamientos más automáticos, sobre todo contra el
1987. Con este nuevo frente, Alfonsín se veía obligado a jugar régimen sandinista de Nicaragua. Y ya empezaban a agravarse
verdaderas partidas de ajedrez político con los principales las tensiones en el frente militar, por los juicios a los subordi-
líderes sindicales —simbolizados por Ubaldini y Miguel—; con nados de Videla y Massera por violaciones de los derechos
la realidad económica gestionada por Sourrouille y resistida humanos,
252

Visita santa

a ley de Punto Final, con todo su costo político para el

L gobierno, no sirvió siquiera para calmar a los militares.


A comienzos de marzo de 1987, cuando vencía el plazo
fijado por la ley, ya había cerca de 300 oficiales de las Fuerzas
Armadas denunciados ante la Justicia. El malestar castrense se
253

hizo claro en las palabras del titular de la Armada, Ramón ción entre la Iglesia y Alfonsín era conflictiva, cuando todavía
Arosa, quien sostuvo que su arma no estaba dispuesta a "per- se discutía en el Senado la ley de divorcio. Pero, en sus pre-
mitir que nuestros camaradas sean sometidos al escarneci- sentaciones ante miles de fieles, el Papa no dejó de abogar
miento de su honor". Abril trajo a la Argentina —por segunda por una "solución digna y justa" para el tema de los derechos
vez— al papa Juan Pablo II, en un momento en el que la rela-
. humanos.
254

La Pascua infeliz

adie escuchó al Papa. El 15 de abril, muy poco des-

N pués de su partida y en el comienzo de la Semana


Santa, el país se enteraba de que el mayor Ernesto
Barreiro, oficial del Ejército y •uno de los principales tortu-
radores del centro clandestino de detención "La Perla", se había
refugiado en los cuarteles del Regimiento 14 de Infantería, en
255

Raúl Alfonsín, Aldo Rico, Jorge R. Videla, Roberto Viola, Leopoldo F. Galtieri y Reynahio Bignone

Córdoba, amparado por su jefe, Luis Polo, para eludir la con- judiciales, por violaciones a los derechos humanos, contra los
vocatoria judicial. Poco después, con invocaciones a la Virgen hombres de las Fuerzas Armadas. También exigían el relevo
y reivindicaciones de "dignidad", se anunciaba el levan- del comandante del Ejército Ríos Ereñú, acusado de no
tamiento de la Escuela de Infantería de Campo de Mayo, bajo defender a sus hombres. Así nacían los "carapintada", como
las órdenes del teniente coronel Aldo Rico. Los protagonistas un fantasma del retorno a los tiempos de Videla, Viola,
de los focos de rebelión reclamaban el fin de los procesos Galtieri y Bignone.
256

Aldo Rico

La casa desordenada

l gobierno reaccionó primero con fuerza discursiva. Ob- era angustiosa: el levantamiento continuaba firme, y el pueblo

E tuvo así, rápidamente, la solidaridad activa de las fuerzas


de la oposición, sobre todo del peronismo renovador.
También hubo una masiva reacción popular: la gente acudió
quería acción; hasta amenazaba con enfrentarse, sin armas, a los
amotinados. Esa mañana, Alfonsín, acompañado por dirigen-
tes de todas las fuerzas, anunció a la multitud reunida en la Plaza
de a miles para concentrarse frente al Congreso en repudio a los de Mayo que iría en helicóptero hasta la Escuela de Infantería
militares alzados, mientras muchos otros iban a gritar su indig- a exigir la rendición. Dialogó un rato con Aldo Rico, quien ter-
nación a Campo de Mayo. La conducción del Ejército ratificó minó rindiéndose. Cuando volvió a la Casa Rosada, el Presi-
su lealtad, y se dispuso el envío de tropas desde Rosario para dente anunció a la gente el fin de la sedición de aquellos hom-
reprimir la rebelión. Pero tres días después, el contingente, al bres a los que, sugestivamente, llamó "héroes de Malvinas". "La
mando del general Ernesto Alais, todavía no había llegado. Era casa está en orden —dijo—; felices Pascuas". Los días siguientes
evidente que nadie en el Ejército tenía la intención de reprimir demostraron que el orden del que hablaba no era el que querían
a sus camaradas. El 19 de abril, Domingo de Pascua, la situación quienes se habían movilizado para defender la democracia.
257

, A Y . -y-

Raúl Aifansfn

Las reverencias al poder armado

as sospechas populares sobre las concesiones de Alfon- una figura mucho menos grave, la del amotinamiento.

L sin empezaron a confirmarse muy poco después de


que los sublevados de Semana Santa pactaran su ren-
dición. Primero fue la renuncia de Ríos Ereñú y eI pase a
También por esos días, la Cámara Federal suspendió uno de
los juicios que más preocupación generaban en las cúpulas
castrenses, en el que estaban procesados varios de los respon-
retiro de 15 generales, para poder designar al frente del sables del campo clandestino de detención de la Escuela de
Ejército a José Dante Caridi, un nombre aceptado por los Suboficiales de la Armada, la ESMA, y de sus "grupos de
«
carapintada". Al mismo tiempo, el juez federal encargado de tareas", autores de cerca de 5.000 desapariciones. El gobierno
la causa del alzamiento, Alberto Piotti, modificaba la tipifi- democrático parecía inclinado bajo el peso del sobreviviente
cación del delito: ya no se trataba de una sublevación, sino de poder militar.
258

Raúl Alfonsín

El sapo más indigesto

a prueba más contundente de la resignación de los po-

L deres institucionales fue la aparición televisiva del presi-


dente Alfonsín —el 13 de mayo—, en la que anunció el
envío al Congreso del proyecto de ley de Obediencia Debida. El
Presidente reconoció entonces que el proyecto no le gustaba,
pero lo justificó como imprescindible. Concretamente, la ley es-
tablecía el criterio de que los oficiales por debajo del grado de
coronel o sus equivalentes, o incluso aquellos con grados supe-
riores pero que no hubieran tenido la responsabilidad del man-
259

do de tropas, no serían considerados responsables de las viola- taló un grave conflicto. Alfonsín debió jugar todo su peso per-
ciones a los derechos humanos cometidas durante la última sonal, aún con más fuerza que en el caso de la ley de Punto Final,
dictadura. Se hacía valer el concepto de la obligatoriedad de la para asegurar la disciplina de sus legisladores. Finalmente, con
obediencia frente a las órdenes superiores. Con esa ley, que- la ayuda fundamental de su alter ego incondicional en el Con-
darían fuera del alcance de la Justicia varias centenas de cono- greso, el titular del bloque radical de Diputados César Jaros-
cidos represores. La decisión presidencial generó un extendido lavslcy, y con el apoyo de algunos legisladores del justicialismo
rechazo y el repudio de las principales organizaciones de dere- ortodoxo, el Presidente consiguió que la ley fuera aprobada el
chos humanos, con las Madres de Plaza de Mayo a la cabeza. 8 de junio, pese a la fuerte oposición de los diputados del pero-
La oposición se manifestó en contra, yen el radicalismo se ins- nismo renovador y los intransigentes.
260

Horario kW -Pan- k , Dame Capula. Antónia Tróccoii, luan K Sourrouille y Raúl Alfonsin

La pendiente hacia abajo

os costos políticos de la ley de Obediencia Debida que había asumido sin tapujos el sostén de los grupos que

L fueron muy altos para el gobierno de Raúl Alfonsín.


Sobre todo porque se sumaron a un conjunto de facto-
res políticos, económicos y sociales que mostraban un com-
hacían la guerra contra el gobierno sandinista en Nicaragua.
El ministro del Interior, Antonio Tróccoli, vivía atormenta-
do por el caso del secuestro de Osvaldo Sivak, quien recién
portamiento conflictivo para el gobierno. Por lo pronto, la apareció —muerto— en noviembre, y por cierto estaba en la
ley estuvo lejos de frenar las presiones del sector militar. Más primera línea de los cuestionamientos de las organizaciones de
bien las alimentó: las declaraciones de los jefes militares, con derechos humanos. El ministro de Economía, Juan Sourrouille,
el propio general Caridi a la cabeza, generalizaron los recla- intentaba desesperadamente salvar el PIan Austral con medi-
mos en favor de una reivindicación pura y simple de lo ac- das de ajuste cada vez más duras, y compromisos cada vez
tuado por las Fuerzas Armadas durante la dictadura, tema de más complacientes con el FMI. Pero en julio del 87 la infla-
permanentes problemas para el ministro de Defensa Horacio ción de los seis primeros meses del año ya había llegado al 60
Jaunarena. En el plano diplomático, las gestiones del canci- por ciento, y cada vez costaba más hacerse con las divisas ne-
ller Dante Caputo en el "grupo de Contadora" —que intentaba cesarias para pagar los intereses de la deuda externa. Alfon-
lograr la paz en Centroamérica— generaron cuestionamien- sín no podía concederse respiros, y se le venía encima una
tos más duros y menos disimulados de parte de Washington, elección clave.
261

La ola renovadora

a inminencia de las elecciones de renovación legislati- gada contra los Herminio Iglesias, los Miguel o los Saadi. Es-

L va, y también de gobernadores, se insinuaba como una


coyuntura muy distinta de los "paseos" comiciales del
radicalismo en 1983 y 1985. El ala renovadora del peronismo
taba frente a una conjunción de dirigentes jóvenes y prolijos
que habían recuperado, desarmadas, algunas tradiciones con-
ceptuales y épicas del peronismo combativo de los '70. Y
había conseguido consolidar una hegemonía interna de he- frente a un Antonio Cafiero que simbolizaba la relación entre
cho. La imagen global de la primera fuerza de la oposición ya la historia del peronismo de los años felices y esa épica, un
no estaba encarnada por dirigentes asociados con las patotas Cafiero que, además, se había limpiado de su pasado van-
y los contactos confusos con sectores militares. Para Alfon- dorista y enfatizaba su perfil de síntesis de político e inte-
sín, ya no se trataba de repetir cuestionamientos de fácil lle- lectual.
262

Juan D. Perón

Una profanación desafiante

a campana para las elecciones del 6 de septiembre —con de Juan Domingo Perón y amputado y robado sus manos. El

L todas las expectativas puestas en la pelea por la gober-


nación de la provincia de Buenos Aires— ya estaba en
plena marcha cuando, el 2 de julio, un hecho conmocionante,
incidente parecía una provocación del antiperonismo más vis-
ceral y agresivo, que reavivaba el recuerdo del robo y la profa-
nación de los restos de Evita. El PJ y la CGT convocaron jun-
de orígenes y objetivos confusos, golpeó pero también cohe- tos a un paro de repudio de 6 horas, y más de 50 mil personas
sionó más a la oposición peronista. Un grupo desconocido, participaron en un acto de desagravio frente al ministerio de
aunque claramente "profesional", había profanado la tumba Obras Públicas.
263

Estrategias insuficientes

as perspectivas electorales se tornaban cada vez menos de Trabajo, y puso en su lugar a un hombre de Luz y Fuerza,

L fáciles para eI oficialismo. Raúl Alfonsín echó mano de


una estrategia de división del peronismo montada en el
rencor con el que la vieja guardia de la ortodoxia "vandorista"
Carlos Alderete. Para profundizar la estrategia, Alfonsín volvió a
los gestos de "seducción política" en dirección a Isabelita Perón.
También concedió refinanciaciones de las deudas que arras-
—sindical y política— asistía al crecimiento del peso de la reno- traba la UOM de Lorenzo Miguel, uno de los dirigentes con
vación en el PJ. En rigor, el Presidente ensayaba esa estrategia los que había negociado la designación de Alderete, y quien
desde principios del ario, cuando pactó con los sindicatos más más espacio de poder había debido ceder frente al avance re-
poderosos el reemplazo de Hugo Barrionuevo en el ministerio novador.
264

05

Un punto de inflexión

as condiciones en las que el país llegó a los comicios de

L septiembre de 1987 los convirtieron en una verdadera


bisagra de la historia más reciente. Entonces se puso
definitivamente en juego la posibilidad de que un radicalismo
francamente convertido en la carta local de la socialdemocra-
cia fuera el conductor del proceso de reestructuración capita-
265

1
CP

1
_J
Hipálito Yrigoyen, Raúl Alfonsín, Juan D. Perón, Antonio Cafeto y Carlos Sala Menem

lista del país, con un toque de diferenciación respecto del carisma de Raúl Alfonsín. Por el otro, el peronismo de Juan
modelo de los reaganomics, hegemónico en la región. Claro Perón según la flamante cara de la renovación, la que junto a
que, en su versión más coyuntural y anecdótica, la puja del su enfrentamiento con la "ortodoxia" insinuaba ya su propia
momento mostraba la acentuación de la pelea tradicional vía de división entre el paternalismo conservador del caudi-
entre las dos grandes fuerzas populares argentinas del siglo. llo riojano Carlos Menem y el perfil más socialdemócrata de
Por un lado, la UCR de Hipólito Yrigoyen, dependiente del Antonio Cafiero.
266

La paliza opositora

m ás por la calidad del hecho político que por las ci-


fras, las elecciones del 6 de septiembre de 1987 se
convirtieron en una pesada derrota para el oficialis-
mo alfonsinista. Los últimos esfuerzos de campaña, de tipo
cosmético, como el arreglo del pelo y los dientes del candidato
radical a la gobernación bonaerense, Juan Manuel Casella, no
alcanzaron para modificar la tendencia. La derrota de Casella
frente a Antonio Cartero en la provincia de Buenos Aires —el
-r

267

39,5 por ciento de los votos contra el 46,4 por ciento— fue el siguió 350 mil votos en la Capital. El Partido Intransigente,
mayor símbolo de la profundidad del golpe sufrido por Raúl en cambio, perdió cerca de 600 mil votos, hasta casi desapa-
Alfonsín en los comicios. Y también de la recuperación del recer de la escena. Con la mirada puesta en la renovación pre-
movimiento de Juan Perón. Sólo la Capital Federal y Córdoba sidencial de 1989, se insinuaba el retorno del tiempo del pe-
—donde el justicialista José Manuel de la Sota logró de todos ronismo. En todo caso, era evidente la dilución del poder de
modos una notable performance— dieron éxitos claros a la Alfonsín, un hecho que no pasó inadvertido para sus cole-
UCR. El otro gran fenómeno de la elección fue el crecimien- gas de los países vecinos, como el uruguayo Julio María San-
to de la UCD, el partido liberal de Alvaro Alsogaray, que con- guinetti.
272

El calvario educativo

o tardó mucho en estallar otro frente de conflictos pa-

N ra el gobierno. A fines de febrero, Alfonsín inauguraba


un Congreso Pedagógico nacional, que rápidamente
mostró la inesperada fuerza de los sectores ligados a la visión de
la educación privada, especialmente la de la Iglesia. El ministro
de Educación, Jorge Sábato, no había podido consolidar la po-
lítica educativa oficial, tema en el que ya habían fallado sus ante-
cesores Alconada Aramburú y Julio Rajneri. Sábato tampoco po-
273

Saúl Uhaidini y Mary Sánchez

dría frenar, en marzo, la larga y dura protesta de los docentes "marcha blanca". El secretario general del gremio era Marcos
que, organizada por el mayor gremio de nivel nacional, la Garcetti, pero ya entonces se perfilaba el liderazgo de Mary
CTERA, postergó durante 37 días el comienzo de las clases. La Sánchez, convertida en aliada preferida de Saúl Ubaldini. Re-
inicial intransigencia del gobierno contra los reclamos salaria- cién después de que el gobierno consiguió acuerdos con gre-
les de los maestros encontró a los padres, por primera vez, en mios provinciales no afiliados a CTERA, los maestros aceptaron
activo apoyo a las medidas de fuerza. El 25 de marzo, CTERA. la conciliación obligatoria y el 18 de abril, con promesas ofi-
—estrechamente ligada al peronismo renovador— concretó una ciales de una solución para el problema salarial, retornaron a
gigantesca movilización a la Plaza de Mayo, conocida como la sus tareas,
274

Un líder satanizado

c on la amenaza militar pendiente, con


los signos de agotamiento del Plan
Austral encarnados en una creciente
inflación, con los tiempos políticos acelera-
dos por la inminencia de las internas presi-
denciales, Alfonsín, el carismático líder de la
restauración democrática, se encontraba —cin-
co años después— casi satanizado desde dis-
tintos sectores. Para un liberal-conservador —y
además amigo de los generales de la dictadu-
ra— de renovado peso, como Alvaro Alsoga-
ray, Alfonsín era una especie de discípulo del
jefe de la Revolución Rusa, Vladimir Iba
Lenin. Para los militares de la dictadura, y del
desastre bélico en el Atlántico sur, vigentes en
los "carapintada", era el gran "desmalviniza-
dor", un "amigo" de Margaret Thatcher. Para
la cúpula de la Iglesia, que conducía el carde-
nal Aramburu, era un libertino divorcista. El
jefe visible de la oposición peronista, Antonio
Cafiero, con quien tenía una relación cordial,
se consideraba ya su sucesor. Alfonsín, pese a
todo, como político de raza, no se daba por
vencido. V. L Lenin, R. Alfonsín, A. Alsogaray, L. E Gaitieri, M. Thatcher, J. C. Ararnburii y A. Gafen
275

El peronismo, en guerra desarmada

or un tiempo, en todo caso, la dinámica política fue ab-

p sorbida de manera casi excluyente por el peronismo.


Con claras posibilidades de recuperar el poder en 1989,
las elecciones internas para definir el candidato presidencial —por
primera vez directas y con distrito único—, convocadas para el 9
de julio, tensaron casi hasta la ruptura las relaciones entre los
dos precandidatos, Antonio Cafiero y Carlos Menem. Preocupa-
dos por la posibilidad de que la pelea les quemara el asado a los
herederos de Juan Perón, dirigentes de los dos sectores inten-
276
......

taron durante un tiempo conformar una fórmula de unidad sido capaz incluso de sustentar desde la oposición a Alfonsin,
con ellos. Fue imposible, porque ninguno de los dos estaba dis- y al sistema, en los momentos de peligro. Además, era el que
puesto a resignar el primer lugar. Cafiero, porque creía tener el contaba con el apoyo casi unánime del aparato partidario. Me-
perfil exacto para la presidencia como el dirigente histórico que, nem, porque tenía una ilimitada confianza en su carisma, en su
sin embargo, había dado la pelea por limpiar al peronismo de estilo gestual, en su capacidad para representar la insatisfacción
sus imágenes más impotables para la clase media, el que había de los sectores populares del interior.
277

Antonio Cafiero y Raúl Affonsin


278

La clave de las fórmulas

a elección de los compañeros de fórmula de cada uno de

L Ios precandidatos justicialistas tuvo un efecto fundamen-


tal en el desarrollo de la disputa. Carlos Menem fue el que
se decidió primero, presionado por su carencia de alianzas con
los principales caciques territoriales del PJ. Su mentor, y finan-
cista, era el gobernador catamarqueño Vicente Saadi. Pero el resto
de sus apoyos eran dirigentes políticos y sindicales de segunda
279

Carlos S. Menem y Eduardo Duhalde

línea, muchos de ellos de escaso prestigio, como Juan Carlos Aires, vital para minar la solidez del búnker cafierista. Después
Rousselot. Con la mediación de Saadi, Menem optó por el dipu- de muchos vaivenes, Cafiero se decidió por el jefe de la renova-
tado Eduardo Duhalde, ex intendente de Lomas de Zamora, un ción cordobesa, José Manuel de la Sota, integrante de la "ban-
hombre del riñón de la renovación bonaerense distanciado de dita" de jóvenes renovadores junto a José Luis Manzano y Car-
Cafiero desde que lo descartó como candidato u vicegobernador los Grosso. Su decisión implicó desechar al ex gobernador san-
en 1987. Duhalde no era un dirigente de primera línea, pero tafesino José María Vernet, lo que le valió la ruptura con sus pa-
tenía capacidad de "armado" político en la provincia de Buenos drinos, los principales dirigentes de las 62 Organizaciones.
280

Carlos S. Menem, Raúl Alfonstn y Antonio Cafiero

"Ortodoxos" y "socialdemócratas"

n la campaña interna, Carlos Menem sacó amplias ven-

E tajas sobre Cafiero en el plano de la recorrida del país y


el contacto directo con la gente. Además, gracias a los
toques gerenciales y tecnócratas de la joven guardia cafierista,
Menem usó con habilidad una caracterización simplificadora se-
gún la cual Cafiero representaba una variante de la "socialde-
281

María Estela Martínez de Perón, Carlos S. Menem y Juan D. Perón

mocracia". Y en este sentido lo identificaba con Alfonsín y sus alfonsinismo. Además, el gobierno radical —seguro de que re-
cuadros de la Coordinadora. £1, en cambio, se presentaba como sultaría un rival más fácil de vencer que Cafiero— lo apoyó por
el cultor de la "pureza" peronista, como la expresión de la "or- lo bajo en la interna, una relación de la que se encargaron el mi-
todoxia". Para lo cual reiteró sus gestos hacia Isabelita, la viuda nistro del Interior Enrique Nosiglia y su colaborador Rafael
del general Perón. En realidad, él era quien más cerca del pre- Pascual a través de sus contactos con Luis Barrionuevo, el prin-
sidente radical había estado en los primeros años de gloria del cipal operador sindical de Menem.
282

Carlos S. Menem y Juan D. Peron

La ola menemista

os últimos tramos de la campaña interna habían mos- había parado de sacarle concesiones a Cafiero, como la habili-

L trado a un Menem incansable, repartiendo sonrisas, be-


sos y abrazos en todo el país, siempre al frente de eufó-
ricas caravanas. Los actos de cierre de campaña dieron señales
tación de miles de afiliaciones no comprobadas, o la separa-
ción de la elección interna presidencial de las correspondientes
a las otras candidaturas, que podrían haber "empujado" votos
de un desenlace en el que, sin embargo, pocos creían. Menem para el bonaerense. Finalmente, el 9 de julio, la sorpresa ya no
cerró con mucha gente en la cancha de River, rodeado de prác- tan sorpresiva se produjo. Por la noche, un Cafiero que no po-
ticamente todo el sindicalismo, salvo Ubaldini y los combati- día ocultar las lágrimas debía reconocer el triunfo de Menem,
vos del grupo de los "25". El acto de Cafiero, en cambio, en por una diferencia de 130 mil votos, sobre un universo de más
una horrible noche en Plaza de Mayo, fue más bien morteci- de un millón y medio de votantes. Menem parecía el mejor a-
no. Además, siempre con la amenaza de la ruptura, Menem no lumno de Perón.
283

Eduardo Angeloz, Carlos S. Menem y Raúl Alamín

Una candidatura forzada

a definición de la fórmula presidencial justicialista, pero bernador de su provincia en el ejercicio de su segundo manda-

L sobre todo la realidad que atravesaba su gobierno, obli-


garon a Alfonsín a avalar, como candidato del oficialis-
mo, a una figura externa a su propio sistema de poder en el ra-
to consecutivo, y arrastraba un perfil mucho más conservador
que el del alfonsinismo, y hasta una historia de cordiales rela-
ciones con los jefes militares de su área en la época de la dicta-
dicalismo, con la que además tenía pocas concepciones comu- dura. Además, Angeloz agitaba la bandera de la eficiencia y la
nes, incluso en lo ideológico. Eduardo Angeloz expresaba a un transparencia en el manejo de los fondos públicos, y proponía
radicalismo siempre celoso de su autonomía y de sus caracte- mecanismos de ajuste de corte liberal que sonaban especial-
rísticas diferenciales, el cordobés. Era entonces el exitoso go- mente bien a los oídos de los sectores empresariales.
284

Primavera tormentosa

a personalidad y el discurso de Angeloz eran importan- Terragno para Aerolíneas, Entel y Gas del Estado no habían con-

L tes para Alfonsín, porque la situación económica se agra-


vaba paso a paso y sus relaciones con los sectores del
poder económico estaban en su peor momento. A mediados
seguido el apoyo legislativo ni siquiera del conjunto de los blo-
ques oficialistas. En septiembre, el ministro de Economía Juan
Vital Sourrouille lanzó un nuevo plan, conocido como "Plan
de 1988, la inflación acumulaba una cifra del 120 por ciento. Primavera" por el momento en el que se lo implementó. Tenía
La falta de pago de los servicios de la deuda había cerrado la como eje un congelamiento de precios de productos de con-
posibilidad de conseguir nuevos créditos. Y la esperanza de re- sumo masivo, y medidas de contención de gastos. Pero el mer-
plantear relaciones con los grupos económicos a través de las cado le respondió con abruptas remarcaciones, y el valor real
privatizaciones se había evaporado. Los planes específicos de del salario cayó por debajo del piso histórico.
285

El "jueves negro"

s obre la gravedad de la situación económica y social, tam-


bién estalló la convivencia política en ese septiembre. El
9, una nueva huelga con concentración en la Plaza de
Mayo —convocada por la CGT— terminó en escándalo. Un
grupo rompió y saqueó vidrieras de negocios vecinos, con
un cuidado montaje fílmico de los incidentes, en el que los des-
manes terminaban fundiéndose con carteles de campaña de
Menem, el peronismo reaccionó indignado. No pasaron mu-
chas horas antes de que se empezara a identificar a algunos de
los autores de los destrozos y los saqueos, entre ellos conocidos
especial ensañamiento en la de una sastrería de Perú y Avenida agentes de Inteligencia, como el "Paqui" Forese. Para la oposi-
de Mayo. La represión policial fue violentísima. Hubo muchos ción, el ministro del Interior y otros hombres del gobierno ha-
contusos y detenidos, y varios dirigentet entre ellos Saúl Ubal- bían organizado una gigantesca provocación con fines electo-
dini, sufrieron en carne propia los efectos de los gases lacrimó- ralistas. A partir de ese momento, las relaciones entre Alfonsín
genos. Cuando los canales —en manos del Estado— difundieron y la CGT de Ubaldini se hicieron todavía más conflictivas.
286

Acoso y soledad

os últimos meses de 1988 marcaron una etapa definitiva

L de acoso y soledad para Raúl Alfonsin. Antes de terminar,


el año golpeó al Presidente con otro grave incidente mi-
litar, protagonizado ya en forma directa por el verdadero líder de
los "carapintada", el coronel Mohamed Alí Seineldín, quien hasta
entonces era una referencia más bien ideológica del sector por-
que revistaba como agregado militar de la embajada en Panamá.
Tras un regreso clandestino, el 2 de diciembre Seineldín —ultra-
nacionacionalista, antisemita, con aureola de héroe de Malvinas
287

Raúl Alfonsín

y un pasado como enlace entre el Ejército y las "Tres A" de López mente —hasta el punto de que hubo tres muertes— a grupos de
Rega— sublevó una vez más a la Escuela de Infantería de Cam- manifestantes que habían llegado a Villa Martelli sólo para repu-
po de Mayo, mientras un grupo afín de la Prefectura, los "Alba- diar la rebelión. Finalmente, Seineldín se entregó en función de
tros", escapaba de su cuartel con todas sus armas para apoyar un acuerdo por el que el general Caridi prácticamente hizo su-
el levantamiento. Después de dos intercambios de disparos con yos los reclamos del coronel. Cuando el incidente terminó, que-
tropas leales, Seineldín abandonó subrepticiamente la Escuela dó claro que la influencia de Seineldín en el Ejército subsistía, y
para reaparecer, junto a los "Albatros", en una guarnición mili- que además mantenía fluidos contactos con dirigentes de la de-
tar de Villa Martelli. Durante dos días, hubo negociaciones y recha del justicialismo. El propio candidato presidencial del PJ,
aprontes para el combate. Entretanto, la Policía reprimió dura- Carlos Menem, no dudó en elogiarlo pública y calurosamente.
288

Mario Brodersohn y Gabriela Sabatini

La Tablada y el "golpe blanco"

i se verano se volvía insoportable para los argentinos por copó —en una típica acción de guerrilla urbana de los '70— el

F varias razones. La sequía había dejado sin caudal a las


represas eléctricas, y la caída de energía obligó a prolon-
gados y planificados cortes rotativos que hacían más pesados
Regimiento 3 de Infantería de Ejército, en La Tablada. La irrup-
ción, que incluía el apoyo de grupos propagandísticos en el
exterior del cuartel, tenía como excusa la necesidad de abortar
el calor y la angustia por la inestabilidad económica, política y un inminente golpe militar. Los violentos combates dentro del
militar. El 23 de enero de 1989, un fenómeno inesperado pro- cuartel duraron 30 horas, hasta que los atacantes fueron ven-
fundizó la angustia. Un grupo de militantes del Movimiento cidos. Alfonsín, que llegó al lugar cuando todavía había allí olor
Todos por la Patria, hasta entonces conocido como una agru- a pólvora, dio un balance según el cual habían muerto seis mi-
pación de izquierda que intentaba crecer en medios fabriles, litares, un policía y veintiocho guerrilleros. Entre los guerrille-
289

ros muertos estaba el abogado Jorge Baños, y se suponía que el enfrentar los pelotazos disparados por la especulación y la in-
ataque había sido dirigido por el ex jefe del ERP Enrique Go- flación mediante un nuevo sistema cambiario, que incluía tres
rriarán Merlo. Algunos de los guerrilleros sobrevivientes, dete- bandas diferenciadas. Los grupos económicos más poderosos
nidos, denunciaron que varios de sus compañeros habían sido aprovecharon la iniciativa para dar el golpe de gracia al "Plan
ultimados después de rendirse. La conmoción por el suceso, que Primavera". Con demandas generalizadas en el mercado de di-
derivó también en la detención del sacerdote Antonio Puigjané, visas, hicieron trepar de golpe un 33 por ciento el valor del dó-
duró poco. El 6 de febrero, los responsables de la política mone- lar en la banda libre. Además, trasladaron de una sola vez el
taria del gobierno, el secretario de Hacienda Mario Brodersohn efecto de la depresión del valor real del austral a los precios. Fue
y el titular del Banco Central José Luis Machinea, trataron de lo que se conoció como "golpe blanco".
290

Los condicionamientos del establishment

1 "golpe blanco" fue especialmente contundente como sig-

E no de la zona de fractura del poder alfonsinista, y —obvia-


mente— de la dirección que la dinámica política podía
tomar en el año de las elecciones presidenciales. El hecho mar-
caba, sobre todo, la opción política de los factores económicos
de poder. En la medida en que las sucesivas concesiones del go-
291

bierno de Raúl Alfonsín minaron su base de consenso social, mientos de los generales de la dictadura y vencer al peronis-
los grupos de poder que habían crecido al compás de las polí- mo. El Alfonsín de los últimos tiempos estaba acorralado por
ticas económicas de José Alfredo Martínez de Hoz le opusie- el establishnrent, que empezaba a hacer evidente su preferencia
ron una fuerza que no pudo superar. La acumulación del con- por la fuerza que, mientras reivindicaba la tradición de Juan
senso después perdido había permitido al Alfonsín de su pri- Perón, le hacía guiños a través del nuevo rostro encarnado por
mera etapa de gobierno pasar por encima de los condiciona- Carlos Menem.
292

Washington, Grinspun, Alfonsín, Sourrouille, Cafiero, Ubaldini , Menem y Angeloz

La presión interna

a actitud del establishment tuvo rápidamente un reflejo Alfonsín se vio obligado a pedirle la renuncia tal como —en
dentro del propio radicalismo. El candidato oficialista a la función de presiones parecidas— lo había hecho, cuatro años
presidencia, Eduardo Angeloz, se plegó a las presiones atrás, con Bernardo Grinspun. Sorrouille había podido resistir
contra la política económica del gobierno en función de una los ataques en su contra, por "izquierda", del peronismo reno-
propuesta propia que se acercaba mucho más a las exigencias de vador de Antonio Cafiero y de su correlato sindical, la CGT de
un programa de ajuste liberal ortodoxo. Angeloz cuestionó pú- Saúl Ubaldini. También los del candidato justicialista a la pre-
blicamente al ministro de Economía, Juan Vital Sorrouille. Raúl sidencia, Carlos Menem. Pero no pudo con Angeloz.
293

El lápiz, el corazón y el bolsillo

c on la esperanza de que, más que una incierta solvencia


técnica, lo ayudara su cintura política, Raúl Alfonsín
convocó para el cargo de ministro de Economía al ve-
terano dirigente balbinista Juan Carlos Pugliese, presidente de
la Cámara de Diputados a lo largo de la gestión radical. La
en febrero estaba a sólo 23. "Les hablé con el corazón y me con-
testaron con el bolsillo", se quejó Pugliese. Los hombres del Pre-
sidente denunciaban un complot empresarial contra el gobier-
no. Eduardo Angeloz, en cambio, prometía al establishment usar
un "lápiz rojo" para eliminar gastos públicos, y aludía a los ca-
respuesta de los dueños de los mercados a la movida no dio sos de presunta corrupción más resonantes del gobierno: una
lugar a esa esperanza. Contra las medidas de estabilización importación de pollos en mal estado de la que se hacía respon-
implementadas por Pugliese, los grandes empresarios siguie- sable al secretario de Comercio, Ricardo Mazzorín, y las gran-
ron con las remarcaciones y la compra masiva de dólares, divi- des maniobras de contrabando de las que se acusaba al director
sa que en abril ya superaba la paridad de 100 australes, aunque de Aduanas, Juan Carlos Delconte.
294

Carlos S. Menem

Ambigüedad conceptual, precisión gestual

nfrente, en el campo justicialista, la campaña electoral te, dispuesto a bailar, cantar, besar, abrazar, o compartir un mate

E —montada sobre la crisis radical— era cada vez más exi-


tosa. Carlos Menem desarrollaba a la perfección su per-
sonaje de dirigente humilde y campechano del interior, siem-
o un asado. Acompañaba esa eficiencia gestual con una cuida-
da indefinición política e ideológica. No había abandonado su
antigua mimetización física con el caudillo riojano Facundo
pre capaz de encontrar el gesto adecuado para seducir a la gen- Quiroga, pero ya no transitaba el discurso nacionalista popu-
295

lar que lo distinguía en los años '70. Ahora, recorría el país nen tristeza...". Mientras, tejía crecientes contactos con los re-
hablando de "salariazo" y "revolución productiva", sin precisar presentantes del poder económico, y también con Mohamed
los cómo. O convocaba al triunfo con consignas de motivación Alí Seineldín, y se mostraba como un deportista de amplio
despolítizada: "Síganme, no los voy a defraudar", o "...por los espectro, capaz de manejar una pelota número 5, una de bás-
niños pobres que tienen hambre, por los niños ricos que tie- quet, o una raqueta de tenis.
296

La "Marcha Federal de la Victoria"

os últimos tramos de la campaña para las elecciones pre-

L sidenciales del 14 de mayo de 1989 acentuaron la sen-


sación de que el oficialismo casi no tenía chances. Para
tratar de ampliar sus posibilidades, Angeloz había acordado en-
cabezar dos fórmulas. En la estrictamente radical, estaba acom-
297

Antonio Ca/loro, Carlos S. Menem, Juan M. Casella y Eduardo Angeloz

pañado por un dirigente bonaerense al que se consideraba de propuesta en su propio y personal carisma, y había consegui-
bastante prestigio, Juan Manuel Casella, Y, en un intento de do disciplinar tras su proyecto también a la línea de su antiguo
contener el voto conservador del interior, en otra fórmula lo rival en la interna, Antonio Cafiero. En la pelea por el sillón de
acompañaba la dirigente del Movimiento Popular Jujeño Cris- Raúl Alfonsín, además de su avasalladora "Marcha Federal de
tina Guzmán. Carlos Menem, en cambio, concentraba toda su la Victoria" por todo el país, Menem tuvo la habilidad de
298

rehuir la confrontación directa con Angeloz, su antiguo com- por el más popular de los programas políticos de la época, se
pañero de estudios en la Facultad de Derecho de la Univer- trató de hacer jugar en su contra esa elusión. Pero todo fue en
sidad de Córdoba. Con una silla vacía, en un debate armado vano.
299

Carlos S. Menem. Raúl Alfonsín y Eduardo Angeloz


300

La consumación de un triunfo anunciado

41 14 de mayo no hubo lugar para la sorpresa. Tal como

F se preveía, Menem consiguió un amplio triunfo sobre


Angeloz: el 47 por ciento de los votos, contra el 33 por
ciento del candidato radical. La diferencia implicaba también
una profunda modificación de la relación de fuerzas en el
Congreso. El radicalismo descendía de 117 a 93 diputados y,
obviamente, perdía la mayoría. El bloque justicialista, en cam-
301

Eduardo Angeloz y Carlos S. Menem

bio, ascendía de 108 a 127 diputados. La elección marcó ade- taba con la arraigada disciplina electoral de las bases pero-
más una definida polarización del electorado. La tendencia al nistas. La fórmula Alvaro Alsogaray-Alberto Natale, expre-
crecimiento que la derecha liberal había mostrado en los sión estricta de esa derecha, sacó sólo el 6,7 por ciento de los
últimos años frenó abruptamente, en buena medida porque votos, y obtuvo 15 diputados. La izquierda la pasó mucho
los sectores sociales que solían votarla habían adivinado en peor: en todas sus expresiones no llegó al 5 por ciento de los
Menem a un dirigente capaz de llevar adelante sus concep- votos, y no logró elegir legisladores.
ciones, con la enorme ventaja de que, al mismo tiempo, con-
302

Menemismo, el peronismo arrebatado

odavía era apenas una insinuación, semiescondida tras

T la indefinición del discurso del candidato triunfante.


Pero el estilo prenunciaba que la elección había consa-
grado un peronismo que, de tal, sólo asumía el ritual formal.
Apenas pasó el comicio, los aprestos de Menem para confor-
303

Juan D. Perón, Néctar J. Cámpora, Ítalo Luden Antonio Cafiero y Carlos S. Menem

mar su gabinete, y la red de negociaciones que empezaba a sa e ineficaz pimienta que quiso usar el candidato halo Luder
tejer para crear una estructura de apoyo social a su gobierno, en el 83, después de la sofisticada cocina política que pre-
poco tenían que ver con la tradición popular y reparadora del tendió imponer Antonio Cafiero, la criatura de Juan Perón
peronismo. Después de la inesperada y efímera sal que le terminó reconstituida en la heterodoxia neoconservadora del
había echado Héctor Cámpora en los '70, después de la insul- menemismo.
304

Jesús Rodríguez

Alfonsín contra las cuerdas

ajderrota electoral y el tipo de alianzas que el menemis- gobierno, y exigieron una estrategia de ajuste ortodoxa. Mien-

-1
-

mo triunfante estaba construyendo terminaron con los tras la convergencia entre el menemismo y el poder económi-
restos de poder que le quedaban a Alfonsín. La gran ex- co era cada vez más evidente, Menem había convertido a La
pectativa, en esos días, consistía en ver cómo haría el Presiden- Rioja en una especie de capital política paralela, y Alfonsín
te para atravesar los siete meses que debía permanecer al frente ensayó una última variante. Por un lado, trasladó a Juan Carlos
del gobierno hasta el 10 de diciembre, fecha prevista para el tras- Pugliese al ministerio del Interior, confiado en que el veterano
paso del mando a Menem. Las dudas sobre la gobernabilidad político podría hacerse cargo de la relación con el menemis-
actuaron como un fulminante combustible de la hiperinfia- mo. Por el otro, devolvió el manejo de la Economía al equipo
ción que, en mayo, arañó el 80 por ciento. El FMT y el Banco de Sourrouille, aunque el cargo de ministro quedó en manos
Mundial hicieron públicos cuestionamientos a la gestión del del joven diputado Jesús Rodríguez.
305

Raúl Alfonsín y Carlos S. Menem

Una fuga forzada

a jugada resultó inútil. Aunque públicamente lo nega- cuales Menem, en La Rioja, jugaba al tenis con un equipo perio-

L ba, Menem hacía todo lo posible por acelerar el dete-


rioro final del gobierno. El 28 de mayo, el estallido de
saqueos en el Gran Rosario sacudió al país. El dramático en-
dístico australiano, a cuyos integrantes hacía pasear por los pa-
cíficos supermercados de su ciudad para mostrar las diferen-
cias. En concreto, el 12 de junio Raúl Alfonsín enviaba a Ro-
frentamiento de pobres contra pobres tenía que ver con la reali- dolfo Terragno a La Rioja para convenir con Menem la entre-
dad social y fue rápidamente alimentado por ella, hasta eI punto ga anticipada del poder. A esa altura, Alfonsín, que en princi-
de que se trasladó a varias zonas del conurbano bonaerense. pio había intentado resistir la aceleración de los tiempos, con-
Pero también era evidente que alguna mano nunca descubier- minó al presidente electo a hacerse cargo del poder. Más aún,
ta encendió la mecha. El gobierno hizo detener a la plana ma- sin esperar la respuesta de Menem, esa misma noche anunció
yor del Partido Obrero, pero nadie consiguió demostrar que su renuncia y la de su vice, Víctor Martínez, por la cadena ofi-
esos dirigentes tuvieran alguna responsabilidad real en los su- cial de radio y televisión. La fecha convenida fue, finalmente,
cesos. Los saqueos se prolongaron por varios días durante los el 8 de julio.
306

Las precisiones del nuevo poder

a base del acuerdo entre el radicalismo y el justicialismo un plan de ajuste que incluiría, a cambio de leyes que favo-

L para la entrega anticipada del poder consistía en que la


bancada de diputados de la UCR, todavía mayoritaria
hasta el 10 de diciembre, debería avalar —dar quórum y no vo-
recieran los negocios de los grandes grupos, una inyección in-
mediata de divisas de 3 mil millones de pesos. Para compensar
a Domingo Cavallo —todo el mundo esperaba que él fuera el
tar en contra— las leyes estratégicas del nuevo gobierno. Que- ministro de Economía—, Menem lo designó canciller. Como
daba claro, en principio, que Carlos Menem se planteaba intro- Lorenzo Miguel había vetado al dirigente mecánico José Ro-
ducir cambios sustanciales durante su gestión. La dirección de dríguez, resultó premiado con el ministerio de Trabajo el plás-
los cambios se transparentó aún más el 27 de junio, cuando tico Jorge Triaca. En Obras Públicas, el hombre inicialmente
Menem terminó de conformar su gabinete. Lo más impactante electo por Menem, el gobernador mendocino José Octavio
fue la designación de un hombre del riñón del grupo econó- Bordón, renunció enseguida porque el Presidente le imponía
mico Bunge y Born —uno de los enemigos históricos del pe- como secretario de Energía a Julio César Aráoz. Su lugar fue
ronismo—, Miguel Roig, como ministro de Economía. De la ocupado por un abogado experto en litigar contra las empre-
mano de Jorge Born, el consorcio había seducido a Menem con sas del Estado, Roberto Dromi.
307

9r1;1°Ií
'' i' '445.0110.„.#1111

La asunción de Menem

l 8 de julio, con visible tensión entre los dos, Raúl Alfon-

E sín entregó el mando a Carlos Menem y abandonó rápi-


damente una Casa Rosada colmada por la euforia justi-
cialista. Desde 1928, cuando Yrigoyen sucedió a Alvear, no se
producía una transferencia de los atributos presidenciales entre
dos mandatarios democráticamente electos. Cuando salió a los
balcones, Menem anticipó: "nos esperan días muy duros, en los
que vamos a sembrar para que dentro de un tiempo prudencial
308

podamos recibir los frutos". Ya en el poder, junto a su vice que otro encarnizado enemigo de siempre del peronismo, Al-
Eduardo Duhalde, anunciaba también un combate frontal con- varo Alsogaray, sería el negociador de la refinanciación de la deu-
tra la hiperinflación. Un día antes había dado otras muestras da externa en su gobierno. Por otro lado, el entonces inminen-
muy visibles de lo que se venía. Por un lado, indicó claramente te nuevo presidente había revelado que propondría a Gran Bre-
309

Carlos S. Menem y Eduardo Duiralde

taña restaurar las relaciones diplomáticas, suspendidas desde la


guerra de 1982, con el recurso de colocar bajo un "paraguas"
—esto es, congelar por tiempo indefinido— la discusión de la
soberanía sobre las Islas Malvinas.
310

La fugacidad de un proyecto

l plan Bunge y Born, la gran vedette del inicio del gobier-

E no de Menem, pasó como una ráfaga. Por razones de su


propia lógica, en relación con los gravísimos problemas
de la economía argentina, y hasta por razones físicas. El mi-
nistro Miguel Roig anunció los instrumentos del plan el 9 de ju-
lio. Implicaban abruptos aumentos de los servicios públicos —las
naftas subieron un 600 por ciento; el transporte, cerca de un 400
311

por ciento-; además, se determinó un tipo de cambio fijo de farto que acabó con su vida el 14 de julio. Lo reemplazó otro
650 australes por dólar, y se congelaron los precios. Al mismo hombre de Bunge y Born, Néstor Rapanelli, quien rápidamen-
tiempo, el gobierno envió al Congreso los proyectos de ley de te impuso una liberación de precios y un tipo de dólar comer-
Emergencia Económica y de Reforma del Estado. Pero ante la cial a 1.000 australes. El Congreso ya había aprobado la Refor-
dureza de las discusiones con los grupos económicos más po- ma del Estado y la Emergencia Económica, y se iniciaron los pro-
derosos, insertados en la internacionalización del capitalismo cesos de privatización de empresas públicas. Pero la inflación
de manera más decidida que Bunge y Born, Roig sufrió un in- siguió trepando sin pausas.
312
,-

María lidia Alsogaray, Carlos S. Menem y Alvaro Alsogaray


313

La cara liberal del peronismo

c on la sanción de las leyes de Emergencia Económica


y de Reforma del Estado, el gobierno menemista asu-
mió ya sin grandes disimulos un rostro neoliberal, su
mayor heterodoxia respecto de las tradiciones del peronismo.
El giro tuvo su símbolo en el protagonismo rápidamente alcan-
314

zado por el pope liberal de la Argentina, Alvaro Alsogaray, menemismo había arrebatado al candidato más votado, el
convertido en asesor estratégico de Carlos Menem. Y tam- radical Fernando de la Rúa, la banca de senador nacional
bién por su hija, María Julia Alsogaray, con cuyo concurso el por la Capital, para otorgársela al justicialista Eduardo Vaca.
31.5

Eduardo Vaca, Carlos S, Menem, María Julia y Alvaro Alsogaray

María Julia pasó a encargarse del proceso de privatización de Públicas Roberto Dromi; su sello marcó, sobre todo, la po-
la Empresa Nacional de Telecomunicaciones, Entel. Aunque lémica transferencia de la empresa aérea estatal Aerolíneas
el gran operador de las privatizaciones fue el ministro de Obras Argentinas al capital privado.
316

Carlos S. Menem, Aldo Rico, Mohamed Alí Seineldín, Néstor Rapanelli, Alvaro Alsogaray y George Washington

Otro "palo" donde rascarse

a política económica necesitaba, como correlato impres-

L cindible, otro perfil para las relaciones internacionales de la


Argentina. Menem retiró al país del Movimiento de No
Alineados y empezó a cultivar una política de abierto encuadra-
miento con los Estados Unidos, convertidos en el único polo de
317

poder mundial tras la caída del Muro de Berlín. En septiembre, Lincoln la nueva dirección de la política exterior argentina. Sólo
el Presidente, en plena producción de gestos políticos en todas las un mes después, en Madrid, como reflejo de esa nueva política,
direcciones —desde la seducción a Mohamed Mí Seineldín hasta se concretaba el comienzo de la recuperación de las relaciones
la relación con Bunge y Born o con Alsogaray—,11egó de visita a diplomáticas con Londres a través del instrumento del
los Estados Unidos para confirmar en la patria de Abraham "paraguas" para el conflicto de soberanía sobre las Malvinas.
318

La "pacificación nacional"

ocia el interior, el perfil crecientemente conservador de toda persecución judicial. Como compensación, también fue-

H del gobierno menemista se plasmó en una de sus medi-


das más polémicas, pensada en dos tiempos. El 6 de
octubre de 1989, envuelto en un planteo de "pacificación na-
ron indultados cuadros guerrilleros de segunda linea, como los
montoneros Fernando Vaca Narvaj a y Roberto Perdía. El minis-
tro de Defensa, lulo Luder, y el jefe del Ejército, Isidro Cáceres,
cional" que ya había usado en su campaña electoral sin dar de- participaron de la decisión de indultar también a los jefes cara-
talles, Carlos Menem decretó un primer indulto. Los beneficia- pintada Mohamed Alí Seineldin y Aldo Rico, como para tran-
dos fueron aquellos de los jefes militares más comprometidos quilizar a las Fuerzas Armadas. Las organizaciones de derechos
con las violaciones a los derechos humanos que no habían integra- humanos y el arco político opositor, y también sectores impor-
do las juntas militares. Albano Harguindeguy, Luciano Menén- tantes del peronismo, reaccionaron con dureza contra el indul-
dez, Julio Torti, entre otros, quedaron de esa manera al margen to, y organizaron masivas manifestaciones de protesta.
319

--
1
A 4 g
— — — — — —

Juan D. Perón y Carlos S. Menem

La teoría de las "dos veredas"

a política económica, la alianza con los liberales y el po- de diciembre para asumir sus bancas —Carlos "Chacho"

L der económico, el alineamiento con Washington, los


indultos, empezaron a profundizar en el PJ las críticas
de los sectores más ligados a la tradición combativa de la fuer-
Alvarez, Germán Abdala, Juan Pablo Cafiero, Luis Brunati-
también acentuaron sus protestas. Menem rechazó con dure-
za todos esos cuestionamientos, que ponían en duda la iden-
za, El propio Antonio Cafiero hizo algunos cuestionamientos tidad peronista de sus políticas. Para el Presidente, su diseño
públicos, aunque moderados, a la dirección del gobierno. En constituía un aggiornamento del pensamiento de Juan Perón se-
el Parlamento, algunos legisladores peronistas ya en fun- gún los dictados de las nuevas realidades del mundo. Pero la
ciones —como José María Díaz Bancalari, Guillermo Ball discusión sobre la autenticidad peronista del menemismo es-
Lima o Carlos "Conde" Ramos— y otros que esperaban el 10 taba instalada.
320

Saúl Ubaidirtí y Jorge Triaca

La limpieza sindical

sta nueva disputa interna se trasladó inmediatamente

E al sindicalismo. Para la política económica del gobier-


no, para la nueva alianza social que expresaba el mene-
mismo, era fundamental eliminar de raíz el estilo confronta-
321

Saúl Ubaldini

tivo que la CGT, con el liderazgo de Saúl Ubaldini, había nem promovió un congreso de la CGT en el Teatro San
asumido durante el gobierno de Alfonsín. Con sus máximos Martín —el 11 de octubre— para pegarle fuerte a Ubaldini y
operadores en el área, el ministro de Trabajo y dirigente plás- terminar con su jefatura. La paridad de fuerzas entre los crí-
tico Jorge Triaca y el gastronómico Luis Barrionuevo, Me- ticos y los alineados con el Presidente provocó una nueva
322

división en la central obrera. El menemismo sindical eligió bativos, apoyados por la UOM de Lorenzo Miguel, conser-
al dirigente del gremio de Comercio Güerino Andreoni varon el nombre de CGT Azopardo, con una conducción co-
como nuevo secretario general. El ubaldinismo y los com- lectiva.
323

Saúl Ubaldini, Lorenzo Miguel y Carlos S. Menem


324

Carlos S. Meneen

La "hiper" menemista

a agresiva política de ajuste del menemismo, los gestos

L hacia el establishment, no resultaron suficientes para fre-


nar la dinámica hiperinflacionaria. El plan Bunge y Born
mostró definitivamente sus límites cuando el ministro Rapane-
lli, el 10 de diciembre, intentó una vuelta de tuerca mediante la
decisión de postergar el vencimiento de obligaciones del Estado
325

10.Q. o , z Lq Let,Pis
Gi ,.L g V
gLi-t-11•17
-Ze•109 i" x
'

0 91 O 91 ZW
1
1.1 •-. 4

Antonio Erman González

por 1.200 millones de dólares, muchos de cuyos poseedores zaba a estar en cuestión la propia gobernabilidad. El 15 de di-
eran grandes empresas. La medida tuvo como respuesta un ciembre, el Presidente le pidió la renuncia a Rapanelli y puso
nuevo brote hiperinflacionario. Los índices de aumento del fin a la experiencia Bunge y Born. El 18 designaba en el minis-
costo de la vida, para todo el año, alcanzaban ya la impresio- terio a su viejo colaborador de La Rioja, el contador democris-
nante cifra del 4.200 por ciento. Como muchos observadores tiano Antonio Erman González. Fue la última medida impor-
independientes, Carlos Menem sintió en esos días que empe- tante del gobierno en 1989.
Década del '90
328

Helmut Kohl y Erich Honecker

La caída del Muro, un punto de partida

ue el 9 de noviembre de 1989. Pero para muchos histo- incapaz de frenar el proceso de éxodo de sus ciudadanos a tra-

F riadores, la caída del Muro de Berlín marcó el verda-


dero comienzo de la década del '90, si no el del siglo
XXI. En todo caso, cuando miles y miles de alemanes del este
vés de la recién reabierta frontera con Hungría, tuvo que
abandonar el poder. El jefe del gobierno de la República Fe-
deral Alemana, el demócratacristiano Helmut Kohl —a pesar
y del oeste se juntaron para empezar a derrumbar la muralla de todas las dificultades previsibles—, aprovechó el envión
que los había separado —so pena de muerte— durante 28 años, de la caída del Muro para consumar en pocos meses la reu-
se consumó el símbolo más perfecto del fin del mundo bipo- nificación de Alemania. El éxito dio a Kohl un aire político tal
lar, por la liquidación del polo comunista. El proceso se había que recién en 1998, al compás de los problemas económicos,
iniciado unos meses antes, cuando el hombre fuerte de la Re- debió ceder el gobierno a su rival socialdemócrata Gerhard
pública Democrática Alemana —comunista—, Erich Honecker, Schróder.
329

Boris Yeltsin

El entierro de la URSS y el "zar" Yeltsin

l verdadero final del imperio soviético se precipitó en maban. De ahí en más, el disuelto régimen comunista dio lu-

E agosto de 1991, cuando los restos del aparato stalinista


del PC de la URSS dieron un golpe de Estado y secues-
traron al premier reformista Mijail Gorbachov. Un populista
gar a un caótico intento de reconversión capitalista. Una mafia
conformada por antiguos funcionarios se transformó en la nue-
va clase dominante, mientras Yeltsin —en medio de enferme-
de pura cepa, también surgido de la nomenklatura del partido, dades y ataques de alcoholismo— conocía el auge y el deterioro
Boris Yeltsin, asumió el liderazgo de la reacción popular con- de su liderazgo autoritario. Alrededor de la antigua URSS,
tra el golpe. Consiguió neutralizarlo, y se quedó con el poder. también las naciones del este europeo se reconvertían. Los re-
Con una mezcla de presión y apoyo de las potencias occiden- lativos éxitos de los húngaros, los checos y los polacos no pu-
tales, Yeltsin desmembró la URSS, se asumió como el jefe de la dieron disimular la espiral de violencia nacionalista de las re-
vieja "madrecita" Rusia y, tras un frustrado intento de fede- públicas de los Balcanes —Croacia, Bosnia, Serbia— sumergidas
ración, devolvió la autonomía a las repúblicas que la confor- en una guerra que atraviesa toda la década.
330

Saddam Hussein

La guerra televisiva

l régimen baasista iraquí de Saddam Hussein había si- alianza occidental contra Hussein —en la que también partici-

E do avalado y armado por las potencias occidentales du-


rante los ocho años de la guerra de su país contra Irán,
y también de su enfrentamiento con el principal sostén de los pa-
pó la Argentina— y encabezaron el operativo "Tormenta del De-
sierto", un fulgurante ejercicio iniciado con bombardeos masivos,
que en poco más de un mes retrotrajo la situación a antes de la
lestinos, el gobierno de Siria. Pero cuando Hussein invadió Ku- invasión de Kuwait. Cerca de 200 mil iraquíes muertos, contra 148
wait en 1990, Washington sintió amenazado todo su diseño geo- bajas de la alianza occidental, constituyeron el contenido más real
estratégico y geoeconómico en Medio Oriente. Además de ser un de una guerra que el mundo vivió a través de la televisión, como
gran productor de petróleo, Kuwait conformaba, junto a Arabia si se tratara de una ficción. El éxito bélico no alcanzó para defe-
Saudita, el núcleo del mundo árabe pro occidental. Con el apo- nestrar al "demonio" Hussein. En 1998, Washington volvía a
yo de la ONU, los Estados Unidos consiguieron armar una gran embarcarse en una situación bélica contra el Irak de Hussein.
331

Bill Clinton

Clinton, o el fin de los reaganomics

c on el triunfo en la Guerra del Golfo, George Bush con-


siguió un pico de popularidad coyuntural. Pero en 1992,
cuando intentó su reelección, los ciudadanos nortea-
mericanos se demostraron hastiados de la "revolución conser-
vadora". Desviaron sus preferencias hacia un fornido, rubicun-
do y juvenil político demócrata del sur, a pesar de que en la
campaña se descubrió que se las había arreglado, de manera no
332

muy santa, para evitar ser enviado a la guerra de Vietnam. Bill que gustaba compararse con luan Perón por algo más que la
Clinton no sólo consiguió terminar con Bush y la herencia rea- morfología de su apellido, Perot amenazó en alguna etapa de
ganiana. También se desprendió del multimillonario Ross Perot, la campaña presidencial del 92 convertirse en una sorpresa ga-
quien aspiró a la presidencia por afuera de los dos grandes par- nadora, aunque rápidamente perdió resuello hasta retirarse de
tidos. De discurso asumidamente populista, hasta el punto de la contienda.
333

Hillary Clinton

El calvario de Hillary

c I inton aportó más de una novedad. Fue el primer presi-


dente electo de los Estados Unidos proveniente de la
generación de los baby boomer, los nacidos después del
final de la Segunda Guerra Mundial. Además, traía consigo a
una primera dama de una personalidad y un alto perfil sólo
ner la imagen de unidad familiar cuando se descubrieron las
"relaciones impropias" de Clinton con varias mujeres. El proble-
ma empezó con Paula Iones, y en 1998 se agravó hasta el nivel
del escándalo con el affaire con la regordeta Mónica Lewinsky,
usado como un arma política por la derecha republicana. El es-
comparables con los que había tenido en su momento Jacqueline cándalo demostró, sin embargo, que los ciudadanos norteame-
Kennedy. La brillante abogada Hillary Clinton pagó caro su pro- ricanos habían abandonado su tradicional puritanismo en rela-
tagonismo. Fue acusada, junto a su marido, de pergeñar actos ción con sus dirigentes. Clinton mantuvo un altísimo nivel de po-
de corrupción con empresas inmobiliarias para financiar activi- pularidad —hasta el punto de que, en medio del escándalo, los
dades políticas, y debió resignarse a bajar su perfil. Después, demócratas ganaron la elección legislativa y la de gobernadores
cuando ya Clinton estaba en su segundo mandato, Hillary en- de ese año— y una amplia mayoría explicitó su oposición a los
frentó peores desafíos. Tuvo que guardar su dignidad y mante- intentos republicanos de llevarlo a juicio político.
334

La paz más inasible

l propio Clinton, al comienzo de su primer mandato y en

E la más importante de sus jugadas de proyección interna-


cional, impulsó y supervisó un paso fundamental hacia
la paz en el histórico drama del enfrentamiento entre israelíes y
palestinos. El 13 de septiembre de 1993, después de días de discu-
sión, Clinton obligaba al premier laborista israelí Yitzhak Rabin
y al líder palestino Yasser Arafat a darse la mano en los jardines
de la Casa Blanca. Era la rúbrica simbólica de un acuerdo que in-
cluía la creación de un gobierno provisional palestino, con cinco
335

años de mandato, para manejar un proceso de retirada progre- escaso margen, los israelíes elegían primer ministro a un opo-
siva de las tropas israelíes de los territorios ocupados en 1967. sitor a los acuerdos: Benjamn Netanyahu, el dirigente del dere-
A cambio, esa autoridad palestina debería garantizar a Israel el chista partido Likud. Clinton volvió a la carga. En octubre de
control y la represión de toda actividad contra la seguridad de 1998, Netanyahu y Arafat firmaron ante él un compromiso de
su Estado y sus ciudadanos. Tras su entrada en vigor, en 1994, impulso del proceso de paz con garantías mutuas. Pero tam-
el acuerdo quedó empantanado por el sabotaje de los sectores bién reaparecieron las resistencias en los dos bandos. A menos
fundamentalistas de uno y otro lado. En Israel, la ultraderecha de un año de la fecha en la que debería concretarse la creación
llegó hasta el asesinato de Rabin, el 4 de noviembre de 1995, de un Estado palestino independiente, la situación sigue siendo
mientras hablaba en un acto en Tel Aviv. En 1996, aunque por imprevisible.
336

El entierro del apartheid


Nelson Mandela

enómeno paralelo al de la locura de las guerras étnicas derick de Klerk, concretó en febrero de 1990 la legalización

F desatadas en los Balcanes, o al de los eternos obstácu-


los en el proceso de paz árabe-israelí, los comienzos de
la década del '90 aportaron el final de un trágico absurdo ins-
del Congreso Nacional Africano (CNA), el partido de la ma-
yoría negra que, durante todas esas décadas, había liderado la
oposición política y militar contra el apartheid. La medida
titucionalizado, el del apartheid sudafricano. Ya en 1989, al derivó en otra todavía más paradigmática: el 11 de febrero,
compás de la enfermedad del presidente Pieter Botha y del ais- después de 28 años de prisión, recuperaba su libertad el jefe
lamiento internacional del país, el Partido Nacional de la mi- del CNA, el legendario Nelson Mandela. Cuatro años después,
noría blanca, que venía imponiendo con mano férrea la po- en abril de 1994, Mandela se imponía por abrumadora mayo-
lítica racista de Estado desde hacía décadas, motorizó un pro- ría en las primeras elecciones libres del país y se convertía en
ceso de fiexibilización del régimen. El nuevo presidente, Fre- Presidente.
337

Los vaivenes socialdemócratas

4 n Europa occidental, la década aportó sustanciales avan-

F ces en eI proceso de construcción de la Unión Europea,


que por cierto estaba plagado de obstáculos y polémicas.
Primero fue el Tratado de Maastricht, en 1992, para llegar a
fines de la década a la creación de un banco central europeo y la
de una moneda única, el euro, dos instituciones que deberán estar
en pleno funcionamiento a principios del próximo siglo. Parale-
lamente, el correr de la década fue, para los países de la UE, el
correr de los vaivenes de la socialdemocracia como identidad
política mayoritaria. En Francia, Franwis Mitterrand había in-
338

PO lipe Go nzá lez

tentado acentuar el perfil de su gestión, en 1991, cuando desig- poder al magnate Silvio Berlusconi. Pero en 1996 triunfó una
nó en el cargo de primer ministro a la figura de la izquierda so- alianza de centroizquierda, el Olivo, que puso en el gobierno
cialista Edith Cresson, la primera mujer que alcanzaba esa po- primero al profesor independiente Romano Prodi y luego, en
sición en su país. Pero en 1995 el socialismo perdió las eleccio- 1998, al verdadero líder de la coalición, Massimo D'Alema,
nes presidenciales a manos del eterno rival de Mitterrand, el quien había convertido al Partido Comunista más grande de
neogaullista Jacques Chirac. La alegría conservadora duró poco. Occidente en el socialdemócrata Partido Democrático de la
La reacción popular contra una política de ajuste devolvió el Izquierda. La socialdemocracia también llegó al poder en Ale-
cargo de primer ministro a un socialista, Lionel Jospin. En mania en 1998, de la mano de Gerhard Schrñder, tras los 14
Italia, el sacudón fue más violento. En 1993, la rebelión judi- años de gobierno del demócratacristiano Helmut Kohl. En
cial contra la corrupción política terminó con los partidos España, el fenómeno fue exactamente a la inversa: en 1996,
tradicionales y llevó a los tribunales o al exilio a sus principales después de 14 años en la presidencia del gobierno, el socialista
líderes, como el democristiano Giulio Andreotti y el socialista Felipe González perdió el poder a manos del conservador José
Bettino Craxi. Una primera reacción de centroderecha llevó al María Aznar.

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339

El drama de Lady Di y la "tercera vía"

a socialdemocracia también hizo pie en Gran Bretaña, ciones de 1997. Su popularidad sólo fue superada unos meses

L de la mano del carismático líder del new labor el nuevo


laborismo—, Tony Blair. La Inglaterra conservadora había


empezado a derrumbarse en 1990, cuando Margaret Thatcher
después, exactamente el 21 de agosto, por la devoción que des-
pertó la figura de Diana Spencer, Lady Di, cuando emprendió
la trágica fuga —frente al asedio de los reporteros gráficos— que
y la inequidad de su modelo económico despertaron el males- la llevó a la muerte en uno de los túneles parisinos, junto a su
tar ciudadano. Thatcher fue reemplazada por su colega del par- novio Dodi Al Fayed. Revancha póstuma, la ex esposa del prín-
tido John Major, pero la pendiente conservadora no pudo dete- cipe Carlos, el heredero del trono, obligó a una familia real ya
nerse. Blair, predicador de una "tercera vía" entre el liberalismo muy cuestionada a abandonar rigideces y a mostrarse más hu-
acérrimo y las tradiciones socialdemócratas, arrasó en las elec- mana y terrenal para evitar la ira definitiva de los británicos.
340

El último marxista no se rinde

n América latina, el líder cubano Fidel Castro fue uno de Europea. Castro dio un paso fundamental para resistir las pre-

E los grandes protagonistas de la década. El derrumbe de


la Unión Soviética dejó al régimen socialista cubano sin
soporte político y, sobre todo, sin un aporte económico vital.
siones norteamericanas cuando, en diciembre de 1996, se entre-
vistó oficialmente en el Vaticano con el papa Juan Pablo II, con
quien empezaba a coincidir en la condena del "capitalismo sal-
Las dos carencias combinadas generaron en Washington, y en los vaje". Esa estrategia resultó aún más contundente en enero de
países latinoamericanos alineados con los Estados Unidos, un 1998, cuando fue el Papa quien visitó la isla, en el marco de una
endurecimiento de sus presiones sobre la isla. Durante los pri- liberalización de la actividad de la Iglesia Católica cubana. Si
meros años de la década, se especuló largamente con una inmi- bien pidió más democracia en Cuba, Juan Pablo II también en-
nente caída del socialismo cubano. Pero Castro, sin ceder en su fatizó allí su crítica al embargo norteamericano contra la isla.
discurso socialista, fue capeando el temporal e introduciendo La relación de Castro con los países latinoamericanos ya había
cambios parciales en el diseño económico del régimen. El turis- cambiado notoriamente, incluso con sus críticos más firmes,
mo internacional fue el eje de los cambios, con una correlati- como el presidente argentino Carlos Menem. Cuba fue aceptada
va liberación en el sistema de propiedad privada y una política en el seno de la ALADI, y en 1999 será anfitrión de una nueva
negociada de atracción de inversiones de los países de la Unión cumbre de jefes de Estado y de gobierno iberoamericanos.
341

Subcomandantc Marcas

Zapata vuelve a cabalgar

m ientras en Cuba se producían estos cambios, sin


renuncias de Castro, la impronta guerrillera estalló
sorpresivamente, muy cerca, el 1" de enero de 1994.
El escenario fue Chiapas, uno de los estados más marginados
de México. Veinte mil combatientes, la mayor parte de ellos
desarrollo de la realidad mexicana. Carlos Salinas de Gortari, el
presidente de la época, de sesgo ultraliberal, y el oficialista Par-
tido Revolucionario Institucional, fueron perdiendo consenso al
compás de la rebelión, los signos de corrupción y el descalabro
financiero de fines de 1994, conocido como el "efecto Tequila".
indígenas de la región, tomaron siete ciudades del estado. Se La situación empeoró cuando fue asesinado eI candidato oficialis-
identificaban como miembros del Ejército Zapatista de Libera- ta a la sucesión, Luis Donaldo Colosio, supuestamente víctima del
ción Nacional, en homenaje a Emiliano Zapata, el legendario sector "gostarista" del PRI. Finalmente asumió Ernesto Zedillo,
jefe de los campesinos del sur mexicano durante la Revolución pero no pudo evitar la crisis, que exigió un salvataje internacio-
de principios de siglo. Pronto, un hombre con el rostro siempre nal. El nivel de deterioro del PRI se evidenció en las elecciones de
cubierto, de discurso cuidado y erudito, se hizo conocer mun- 1997, cuando los partidos de oposición ganaron varios cargos
dialmente como el jefe del EZLN con el nombre de Subcoman- estratégicos y el líder de centroizquierda Cuauhtémoc Cárdenas,
dante Marcos. La nueva guerrilla mexicana mostró diferencias del Partido de la Revolución Democrática, resultó electo jefe del
con sus antecesoras latinoamericanas de los '60 y los '70. Es esen- gobierno del Distrito Federal. Poco después, el 22 de diciembre,
cialmente reivindicativa, y reniega de cualquier proyecto ideo- un comando paramilitar rompía una tregua supervisada por la
lógico de toma del poder. Su aparición, sin embargo, marcó el Iglesia y masacraba a más de 40 mujeres y niños en Chiapas.
342

Augusto Pinochet

Chile y la democracia condicionada

o tro gran protagonista latinoamericano de la década es el


ex dictador chileno Augusto Pinochet. En 1988, el pue-
blo le negó su aspiración a mantenerse en la presiden-
cia. Un año después, el democristiano Patricio Aylwin llegaba al
gobierno como expresión de una Concertación opositora, inte-
343

Eduardo Frei Montalba y Eduardo Frei )

grada también por los partidos de centroizquierda. En 1993, esta poder paralelo hasta 1998, como titular del Ejército. Cuando en-
vez con un mandato de seis años, fue el turno de otro democris- tregó el mando, asumió la banca de senador vitalicio que tam-
tiano, Eduardo Frei, hijo del Eduardo Frei que había presidido bién se había garantizado a través de la Constitución. Pero en oc-
el país hasta 1970. Pinochet, gracias a la Constitución que él mis- tubre de 1998, su suerte cambió. Ya octogenario, viajó a Londres
mo había impuesto en 1980, se mantuvo como una suerte de para hacerse operar de un problema óseo. Un pedido de cap-

344

A11 . 1115111 Pillüdlet

tura por su responsabilidad en la coordinación de la represión detenido y con el riesgo de que se lo extradite a España para ser
ilegal entre las dictaduras latinoamericanas en los '70, dictado juzgado. La situación generó fuertes temblores en Chile, y una
por el juez español Baltazar Garzón, lo mantuvo en calidad de visible tensión diplomática entre Santiago y Madrid.
;45

Un "chino" con sueños de eternidad

pareció como una tromba política junto con la déca- fue reelecto. Después, su manejo autoritario, el poder de su

A da, cuando el 28 de julio de 1990, en la segunda vuelta


de las elecciones presidenciales peruanas, venció a una
figura del prestigio del escritor Mario Vargas Llosa, el repre-
brazo derecho y jefe de los servicios secretos, Vladimir Monte-
sinos, y las denuncias sobre torturas a los detenidos, empeza-
ron a minar su popularidad. En diciembre de 1996, un coman-
sentante de la derecha liberal. Alberto Fujimori, un ingeniero do de otra fuerza guerrillera, el Movimiento Revolucionario
hijo de inmigrantes japoneses —aunque apodado "el chino"—, Túpac Amaru, lo puso al borde del ridículo cuando ocupó la
había conformado un nuevo partido, Cambio 90 Nueva Ma- sede de la Embajada de Japón en Lima, con 72 rehenes. La ocu-
yoría, con un discurso populista y un planteo "antipolítico". En pación duró 4 meses, hasta que Fujimori ordenó a los servicios
los primeros años de gestión, en los que consiguió neutralizar de élite de las Fuerzas Armadas liberar la Embajada a sangre y
una inflación del 8.000 por ciento anual, incrementó notoria- fuego. Ni uno de los guerrilleros quedó vivo ese 22 de abril de
mente su popularidad mientras combatía el poder de la guerri- 1997. Pero la imagen de Fujimori resultó deteriorada. Con la
lla, en especial el del conocido grupo Sendero Luminoso, hasta intención apenas disimulada de aspirar a una nueva reelección
apresar a su mítico líder, Abimael Guzmán. Con ese apoyo po- en el 2000, pretendió acallar la creciente oposición con medi-
pular, y con el amparo de los mandos militares, en abril de 1992 das contra la prensa que llegaron hasta la expulsión de periodis-
concretó un auténtico golpe institucional: clausuró el Congre- tas. En septiembre de 1998, el malestar contra su gestión tuvo
so, con lo que anuló a la oposición, y reformó a su voluntad la como símbolo el asalto y el saqueo de la Casa de Gobierno por
Constitución. Seguía gozando de ese consenso en 1995, cuando centenares de enfurecidos manifestantes.
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El "Erman I" y el "Erman II"

ara la Argentina de Carlos Menem, el comienzo de la cario, puesto en jaque por la posibilidad de una corrida de los

p década fue tormentoso. El año 1989 había cerrado con


una violenta recaída en la hiperinflacián. El nuevo mi-
nistro de Economía, Antonio Erman González, anunció el I°
ahorristas. Las medidas generaron muchas quejas y pocos éxi-
tos en términos de estabilización. La devaluación del austral
continuó a un ritmo vertiginoso. Lo mismo sucedía con los
de enero de 1990 un polémico plan de estabilidad, después co- aumentos de los precios. En marzo, González puso en marcha
nocido como "Erman I", que tenia como instrumento funda- un nuevo plan, basado esencialmente en el achicamiento del
mental la congelación de los depósitos bancarios y el lanza- Estado y la reducción del número de empleados públicos, mi-
miento de títulos públicos por 6 mil millones de dólares. El go- les de los cuales empezaron a quedar en la calle. Se postergó
bierno decidía garantizarse así las divisas para el pago de la por tres meses el pago de reembolsos a las exportaciones, se sus-
deuda externa, y reprogramaba el pago de otras obligaciones pendió la actividad del Banco Hipotecario y se indexaron las
del Estado. Al mismo tiempo, acudía en ayuda del sistema ban- deudas impositivas.
349

La "actualización doctrinaria"

m ientras lidiaba con la economía cotidiana, Menem


acentuaba la diferenciación ideológica de su modelo
respecto de las tradiciones peronistas. Hablaba per-
manentemente de los males del país como resultado de "los 50
años de estatismo", en una cuenta que necesariamente incluía en
la reprobación las políticas del primer gobierno de Perón. El 25
de mayo de 1990, el menemismo de la primera hora y el nuevo
menemismo del PJ —antiguos cafieristas convertidos en impor-
tantes funcionarios del gobierno— se reunían en Mar del Plata
350

'flan 1). Perón y Carlos S. Menem

para establecer los límites doctrinarios y también orgánicos del Ocho, conducidos por Carlos "Chacho" Alvarez y Germán
justicialismo menemista, en una jugada que dejaba en "el afuera" Abdala. Menem, por cierto, sostuvo siempre que sus diseños
al naciente duhaldismo y a los sectores combativos que empe- expresaban una "actualización doctrinaria" del peronismo que
zaban a nuclearse alrededor de los diputados del Grupo de los hubiera sido aprobada por el propio Perón.
351

Marra Julia Aisagaray


La era privatizadora

a disputa ideológica en el seno del peronismo tenía que jadores del Estado, Víctor De Gen naro, respondía con grandes

L ver, en gran medida, con el inicio concreto de las medidas


de reforma del Estado encaradas por el gobierno, de claro
signo liberal. En marzo de 1990, el ministro de Obras Públicas,
movilizaciones de rechazo a una política que empezaba a dejar
en la calle a miles de empleados públicos. Las dos grandes priva-
tizaciones se concretaron antes de fin de año, en medio de acu-
Roberto Dromi, presentó los pliegos de privatización de Entel, saciones de vaciamiento, venta a "precio vil" y violación de va-
la empresa estatal de comunicaciones, y de Aerolíneas Argen- rias normas del derecho público en el trámite. Entel, después
tinas, que se tomaron como casos modelo. El proceso de liqui- de una larga huelga ante la cual María Julia Alsogaray se mos-
dación de Entel había quedado a cargo de María Julia Alsoga- tró inflexible, quedó dividida en dos zonas, una concesionada
ray, un paradigma liberal por apellido y por conducta. Los anun- a un holdingliderado por la estatal española Telefónica, y la otra
cios desataron una dinámica política reveladora. Menem y la a una sociedad entre Telecom, de Francia, y STET, de Italia. El
política oficial recibieron un decidido apoyo del establishment caso de Aerolíneas fue aún más polémico, y su concreción exi-
económico, hasta el punto de que uno de los principales divul- gió una inédita decisión de la Corte Suprema, consumada en 4
gadores de la cultura liberal, el periodista Bernardo Neustadt, horas, para neutralizar el fallo de un juez federal, Garzón Funes,
motorizó una concentración frente a la Casa Rosada —el 6 de que frenaba la privatización. Finalmente, la empresa aérea de
abril—, denominada "La plaza del sí". La CGT Azopardo de Saúl bandera fue entregada a otra estatal española, Iberia, asociada
Ubaldini, presionada por el líder de la Asociación de Traba- al grupo argentino Pescarmona.
35 2

La Ferrari y la nueva alianza social

espués de Entel y Aerolíneas, el proceso de privatiza-

D ciones y concesiones de servicios públicos siguió con


los peajes en las rutas nacionales, con pliegos elabora-
dos por representantes de las empresas privadas interesadas en el
negocio, y con los ferrocarriles, en ambos casos con compromi-
sos de fuertes subsidios del Estado. También se privatizó la side-
rúrgica SOMISA —otra tarea de María Julia Alsogaray, ayudada
por el ministro de Trabajo Jorge Triaca, que motivó protestas y
movilizaciones— y se anunciaron los traspasos de YPF, YCF, O-
bras Sanitarias, Gas del Estado, entre otros. "Estamos de rodillas",
353

Carlos S. Menem

había dicho Roberto Dromi, en el seno de la comisión bicame- italianos dueños de la empresa Ducati, le regalaron a Carlos
ral del Congreso encargada del seguimiento de las privatiza- Menem una poderosa Ferrari Testa Rossa. "¡Me la regalaron a
ciones, para explicar las concesiones que el gobierno hacía a mí; es miar, fue la indignada respuesta del Presidente, cuando
los inversores. Lo cierto es que esta política generó una cre- se quiso saber a qué entidad de bien público iba a donar el auto
ciente corriente de apoyo de los grandes grupos económicos y deportivo, valuado en 130 mil dólares. Las leyes, y las buenas
de la comunidad internacional de negocios al gobierno. El me- costumbres, impiden que un jefe de Estado reciba regalos va-
nemismo implicaba —cada vez más claramente— una nueva a- liosos, sobre todo de empresarios que, como los Castiglioni,
lianza social, con eje en el capital más concentrado. Sobre fines estaban tramitando permisos y tramos de créditos para cons-
de 1990, el apoyo del establishment encontró su propio y polé- truir cuatro hoteles de lujo y emprender otros negocios en el
mico símbolo cuando los hermanos Castiglioni, empresarios país. Finalmente, Menem debió donar el vehículo.
354

Jorge R. Videla, Emilio E, Massera, Mohamed Aif Scineldín, Ardo Rico, Mario Firrnenich y Carlos S. Mesen

Indulto y disciplinamiento castrense

a construcción de la nueva alianza, pese a la irreductibi-

L lidad de la inflación, fue acompañada en el 90 por otras


audaces iniciativas políticas. En diciembre, Carlos Me-
nem esperaba la visita de su amigo y colega norteamericano
George Bush como un aval definitivo frente al establishment. Lo
esperaba, además, con la decisión de ayudar a los Estados Uni-
dos en su cruzada contra el régimen iraquí de Saddam Hussein.
Pero la inminencia de la visita desató una nueva asonada mili-
tar "carapintada". Esta vez sin subterfugios, estaba a su frente el
mismo coronel Mohamed Alí Seineldin, seguramente desencan-
tado por el incumplimiento de las promesas del menemismo
355

Jorge R. Videla y Carlos S. Menem

de hacerlo jefe del Ejército. Sobre todo después de la separa- tar definitivo se concretó pocos días después, el 30 de diciem-
ción de Menem y su esposa Zulema —el Presidente la había he- bre, cuando el Presidente completaba el indulto iniciado un
cho expulsar de la residencia de Olivos—, principal sostén del año antes. Esta vez —contra las movilizaciones y la opinión del
coronel. El 3 de diciembre, los hombres de Seineldín ocupa- 70 por ciento de los argentinos— los beneficiados eran los pro-
ron el edificio Libertador y el Regimiento 1 de Infantería, apo- pios comandantes de la dictadura, con Jorge Videla y Emilio
yados por el grupo Albatros de la Prefectura. Menem ordenó Massera a la cabeza. Como factor de compensación, también
una represión sin vueltas. Algunas horas más tarde, tras varios quedaba libre el ex jefe montonero Mario Firmenich. Vide-
tiroteos y la muerte de tres militares leales en la reconquista la no tardó en pedir una reivindicación global y oficial de la
del cuartel de Palermo, el motín estaba desactivado, Seinel- guerra sucia. En el peronismo, el indulto provocó el ale-
dín preso, y el "carapintadismo", del que Aldo Rico había to- jamiento definitivo del Grupo de los Ocho y los sectores
mado pública distancia, liquidado. El disciplinamiento mili- afines.
356

Una Corte amplia y "amiga"

1 diseño político menemista también había implicado, en mente un militante del menemismo ni de la sujeción de la Jus-

E 1990, la pelea por garantizar una Justicia cuando menos


con buena voluntad respecto de las iniciativas oficiales.
Aunque la oposición y, con el correr de los años, buena parte
ticia a los dictados del gobierno. Con la ampliación de la Corte
Suprema, y algunos cambios en la composición original —la re-
nuncia de Jorge Bacqué—, el gobierno concretó sus pretensio-
de la población consideraron que la conducción de la Justicia nes. Para eso, fue estratégica la misión cumplida por dos nue-
resultó, en rigor, dependiente del Ejecutivo. El operativo clave vos miembros, considerados "operadores" del Ejecutivo. Uno de
para conseguir el objetivo fue, en ese año, la ley de ampliación ellos era Mariano Cavagna Martínez, que provenía de las filas
de los miembros de la Corte Suprema: de 5 a 9. De los 5 miem- del cafierismo. El otro, Rodolfo Barra, tenía un origen más es-
bros heredados, en el máximo tribunal, sólo Enrique Petracchi trictamente menemista y estrechas relaciones con los sectores
era considerado cercano al justicialismo, aunque no precisa- más conservadores de la Iglesia.
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Terence Todman y Carlos 5. Menem

El caso Swift y el peso del "Virrey"

l comienzo de 1991 fue de pesadilla para el gobierno. El

E año anterior había cerrado con un índice de inflación


acumulado superior al 1.300 por ciento. Además, el Pre-
sidente había tenido que hacer sucesivos cambios en su estruc-
tura de gobierno para frenar algunos escándalos. Por ejemplo, el
del negocio de los guardapolvos comprados por el Estado a pre-
cios exorbitantes, o la muerte por inanición de 30 internas en el
hospital neuropsiquiátrico Moyano, que habían golpeado sobre
un hombre clave de Menem, Eduardo Bauza, y sobre la secre-
taria de Salud Matilde Menéndez. O las declaraciones de otro de
sus "operadores" preferidos, Luis Barrionuevo, interventor de la
Administración Nacional del Seguro de Salud, ANSSAL, según
358

Juna D. Perón, Spruille Braden, Terence Todman y Carlos S. Menem

las cuales "en este país, nadie hace la plata trabajando". Pero en taría de Justicia —transformada en ministerio— fueron reem-
enero de 1991, Carlos Menem se erizó cuando trascendió una plazados por Guido Di l'ella, Avelino Porto, Rodolfo Díaz y Raúl
carta del embajador de los Estados Unidos, Terence Todman, Granillo Ocampo. También cesó Dromi en Obras Públicas, mi-
en la que protestaba porque a la empresa norteamericana Swift nisterio que a partir de entonces fue rebajado al rango de se-
se le había exigido una coima para permitirle ampliar sus ins- cretaría, dependiente de Economía. El caso Swift mostró el po-
talaciones en Rosario. Rápidamente trascendió el nombre de un der del embajador norteamericano, a quien desde ese momen-
presunto responsable, el cuñado y asesor del Presidente, Emir to se empezó a llamar el "Virrey". En 1946, Juan Perón había
Yoma. Yoma renunció inmediatamente, y el Presidente aprove- usado su pelea con el embajador norteamericano Spruille Gra-
chó la oportunidad para hacer una reestructuración de su ga- den como eje de su campaña presidencial. Para una parte del
binete. Humberto Romero en Defensa, Alberto Kohan en Ac- peronismo, la relación entre Menem y Todman era exactamen-
ción Social, Jorge Triaca en Trabajo y César Arias en la secre- te la contrafigura de aquella controversia.
359

Cavallo y la conquista de la estabilidad

s i lo acosaba la percepción ciudadana de un creciente nivel


de corrupción oficial, en esos primeros días de 1991 —un
año electoral—, el gobierno de Carlos Menem sufría toda-
vía más por el tormento de la hiperinflación y el derrumbe del
Iti

360

austral. Los sucesivos planes de Erman González habían sido tan tros para ubicar a su hasta entonces canciller, Domingo Felipe
inútiles, frente al problema, corno aquel ensayo inicial del go- Cavallo, al frente de Economía. Cuido Di ''ella lo reemplazó en
bierno con el plan Bunge y Born. En febrero, cuando el precio el ministerio de Relaciones Exteriores. A su vez, González su-
del dólar saltó en pocos días de 5 mil a 8 mil australes, la suerte cedió al nuevo canciller en Defensa. Cavallo se venía preparan-
de González en Economía quedó echada. Por fin, Meneni se do hacía años para la ocasión. Acompañado por su equipo de
decidió a experimentar lo que había desechado en junio de 1989, economistas de la Fundación Mediterránea, de Córdoba, el 30
al definir su primer gabinete. Consumó un enroque de minis- de marzo anunció y puso en ejecución su plan económico. El
361

— —
Alvaro Alsogaray, Jorge Born, Antonio Erman González, Domingo Cavallo y Carlos 5. Menem

eje sería la convertibilidad por ley entre el dólar y el peso, la nerado en los grupos económicos, el ritmo de la inflación se vio
nueva moneda nacional, equivalente a 10 mil australes. Ade- abruptamente desacelerado. Menem empezó a vivir una sen-
más, todo el dinero circulante y todos los depósitos bancarios sación ambivalente. Por un lado, sintió que había encontrado
debían tener respaldo en las reservas de divisas, con lo que se lo que buscaba. Por el otro, que la naciente estrella de Cavallo
ponía fin a la emisión de moneda sin respaldo. El plan se com- podía desdibujar su protagonismo como no lo habían hecho ni
pletaba con mecanismos de apertura global de la economía. su acercamiento a los liberales al estilo Alsogaray, ni la alianza
En sólo un mes, en buena medida por el shock de confianza ge- con los Born, ni los esfuerzos de Erman.
362

Ibrahim Al Ibrahim, Amira l'ama y Mario Caserta

El "Yomagate", la estrechez del círculo

l margen de los éxitos de Cavallo, la situación política

A del gobierno amenazaba complicarse. En febrero, Me-


nem había tenido que desprenderse del ministro de Jus-
ticia, su antiguo colaborador riojano Raúl Granillo Ocampo, acu-
sado de favorecer a una empresa en un concurso internacional,
para reemplazarlo por el ex juez federal León Arslanián. Pero lo
peor sucedió en marzo cuando, por la denuncia de un traficante
arrepentido, el juez español Baltazar Garzón acusó a Amira Yo-
ma, la cuñada y directora de Audiencias del Presidente, de estar
complicada en una operación de lavado de narcodólares. El caso,
conocido como "Yomagate", comprometía además al ex esposo
363

de Amira, el presunto agente de Inteligencia sirio Ibrahim Al gate" quedó a cargo de la jueza federal María Servini de Cu-
Ibrahim, y al secretario de Recursos Hídricos de la Nación, el bría, que en julio procesó a Amira. Poco después, una emplea-
ultramenemista Mario Caserta, conocido además por sus con- da de su juzgado, Rita Auteiral, denunció ante una comisión del
tactos con el masserismo. La trama tiene varias complica- Congreso que la jueza mantenía reuniones con Carlos Me-
ciones. Ibrahim, quien apenas conocía unas palabras del caste- nem para informarlo acerca de la marcha del proceso. Tam-
llano, había sido designado jefe de la aduana del aeropuerto de bién, que escuchaba consejos sobre el caso de parte del secre-
Ezeiza por un decreto firmado por el vicepresidente Eduardo tario Legal y Técnico de la presidencia, Carlos Corach. La jueza
Duhalde, en ejercicio de la presidencia durante un viaje de Me- fue procesada por las denuncias y luego absuelta. También Ami-
nem al exterior. "Si quieren saber dónde está la droga, pregún- ra fue absuelta por la Justicia, en 1994, cuando Ibrahim estaba
tenles a Menem y a Duhalde", disparó en esos días Zulema Yo- prófugo en Siria; el único condenado por el "Yomagate" fue
ma, en defensa de su hermana. Además, la causa por el "Yoma- Caserta.
364

Las tribulaciones de un Presidente

m ientras esperaba los resultados del flamante plan Ca-


■ allo, Carlos Menem desesperaba por los costos polí-
ticos que podía acarrearle la secuencia de escándalos
que comprometía a su círculo más íntimo. Aquel Presidente eu-
fórico de sus primeros meses de gobierno, que combinaba mu-
fútbol, empezaba a estar abrumado. En pocos meses, había acu-
mulado su ruidosa separación de Zulema, las desprolijidades de
Emir Yoma, la derrota de la Selección en la final del Mundial de
Italia, la soberbia de su amiga María Julia, las protestas públi-
cas del "Virrey" Todman, las frustraciones económicas de Erman
tuas seducciones con el establishment y sueños del pibe, como el González, las denuncias contra Dromi y Granillo Ocampo, el es-
de jugar en el puesto de número 5 de la Selección argentina de cándalo de Amira Yoma y las complicaciones de Eduardo Duhalde.
365

Ramón Saadi

María Soledad: horror y feudalismo

odavía faltaba otro trago amargo. El caso había causa- siones. Acusó de la muerte a un amante de la joven, Luis Tula,

T do horror cuando se descubrió, el 10 de septiembre de


1990. Ese día, en un descampado próximo a la ciudad
de Catamarca, se había encontrado el cadáver horriblemente
y a Guillermo Luque, hijo del diputado Ángel Luque. En rigor,
el caso hablaba de un comportamiento feudal de los sectores de
poder ligados al gobernador Ramón Saadi, heredero del desapa-
desfigurado de una adolescente de 17 años, María Soledad recido caudillo Vicente Saadi, originalmente el principal apo-
Morales, alumna de 5° año de un colegio católico. Desde enton- yo político de Menem. La dimensión del escándalo obligó a Me-
ces, los padres de la chica, sus compañeras de colegio y la rec- nem a intervenir la provincia: el 17 de abril, Saadi fue destitui-
tora, la hermana Marta Pelloni, venían organizando semana do y Luis Prol designado interventor. "Habría que hacer una
tras semana marchas de silencio para reclamar el esclarecimien- rinoscopía a todos los funcionarios, incluyendo al Presidente",
to del asesinato, cuya investigación mostraba sospechosas fallas. soltó Saadi en esos días como una indignada reacción contra la
En marzo de 1991, el juez Ventimiglia confirmó crecientes ver- intervención.
366

La encrucijada electoral

ara entonces, las preocupaciones de Menem y sus opera-

p dores ya tenían una dirección cada vez más concentrada


en el desafio electoral del año, el primero desde la llega-
da al poder, y a partir del cual él debía ratificar su liderazgo. En
el gobierno había un generalizado temor respecto de la imagen
de la gestión, que podía tener gran peso en las decisiones del
electorado. La perspectiva más sombría era la del reflejo, en las
urnas, de los escándalos asociados con Amira Yoma y con el se-
367

Carlos S. Menem, Ramón Ortega, Eduardo Duhalde, Domingo Cavallo, Antonio Erman González, Amtra Yoma, Miguel Ángel Vicco y Carlos Reutemann

cretario del Presidente, Miguel Ángel Vicco, a quien se consi- siones para la política y para el oficialismo: Ramón "Palito"
deraba "socio" de Emir Yoma en el denunciado tráfico de in- Ortega, como candidato a gobernador de Tucumán, y Carlos
fluencias, y que además estaba comprometido en el caso de la "Lole" Reutemann, aspirante a la gobernación de Santa Fe, dos
provisión de leche no apta para el consumo para planes de asis- distritos en los que las dirigencias justicialistas tradicionales
tencia social. O el de los fracasos de Erman González. Había buceaban en el pero de los descréditos. Para juntar votos en la
más esperanzas acerca de la influencia electoral que pudieran más importante de las provincias, la de Buenos Aires, Menem
tener los primeros éxitos del Plan de Convertibilidad de Do- presionaba a un remiso Eduardo Duhalde para que aceptara
mingo Cavallo. O de la popularidad de dos recientes adqui- dejar la vicepresidencia y "bajara" a disputar la gobernación.
368

Julio Mera Figueroa

La arquitectura de la victoria

I ministro del Interior Julio Mera Figueroa, un experi- vinciales. Una manera de evitar imágenes anticipadas, y tal vez

A. mentado "armador" del peronismo, le tocó elaborar


una arquitectura electoral que garantizara seguridad
al gobierno. Su respuesta fue la división de la elección legislati-
ejemplares, de triunfadores y derrotados. En el segundo turno
se concentrarían los distritos más importantes, a suerte y ver-
dad; y en el tercero, algunos con problemas específicos. Ese ar-
va y de gobernadores en tres turnos, en agosto, septiembre y octu- mado fue la Ultima misión de Mera Figueroa como ministro.
bre respectivamente. En el primer turno, para dar tiempo a la Estaba salpicado por su estrecha relación de años con los Saadi,
consolidación del plan de Cavallo, se eligieron cuidadosamente y por su intento de hacer aprobar un convenio con una empre-
provincias con resultados cantados y repartidos: uno para el o- sa francesa para renovar los documentos de identidad. En a-
ficialismo, otro para el radicalismo, otros para los partidos pro- gosto, fue reemplazado en el cargo por José Luis Manzano.
369

Carlos 5. Menem y Eduardo Duhalde


La victoria política de la estabilidad

l diseño electoral fue finalmente un éxito para el gobier-

E no, generado sobre todo por el estado de gracia del plan


económico, que había conseguido hacer sentir el alivio
del fm de muchos años de sobresaltos inflacionarios. El PJ con-
370

Caries Reutemann

siguió el 46,3 por ciento de los votos contra el 33 por ciento de roso despliegue de fondos que había hecho el interventor fede-
los radicales, y el resto se lo repartieron los partidos provin- ral en la provincia, Julio César Aráoz, logró frenar por el perío-
ciales y las fuerzas minoritarias. El traslado de Duhalde a la do 1991-1995 la ascendente carrera del gobernador de la dicta-
provincia de Buenos Aires resultó victorioso y, además, le dejó dura, el general Domingo Bussi. Los radicales conservaron su
a Menem un control sin acechanzas sobre el Ejecutivo na- feudo cordobés con la reelección de Eduardo Angeloz, impu-
cional. Su nuevo vicepresidente de hecho pasó a ser su propio sieron a su candidato Horado Massaccesi en Río Negro, y reite-
hermano Eduardo Menem, en su carácter de presidente provi- raron, con Fernando de la Rúa como cabeza de lista de los can-
sional del Senado. Las urnas mostraron también lo acertado de didatos a diputados, su hegemonía en la Capital. La sorpresa
haber recurrido a dos figuras de prestigio extrapolítico como de la elección fue el resultado del MODIN de Aldo Rico —elec-
Carlos Reutemann en Santa Fe y Palito Ortega en Tucumán. to diputado con otros dos correligionarios— en la provincia de
Reutemann, ayudado por la previa introducción de la ley de Buenos Aires: el 8 por ciento de los votos. En diciembre, en
lemas, consiguió revertir lo que asomaba como una muy posi- una pelea en soledad, el radicalismo y sus aliados imponían en
ble derrota peronista a manos del candidato radical a la gober- Catamarca a Arnoldo Castillo como gobernador, contra el in-
nación, Horacio Usandizaga. Ortega, beneficiado por el gene- tento de Ramón Saadi de volver al poder.
371

Cavallo, Perón, Angeloz, Alfonsín, Alsogaray, Zalema Yorna y Carlos S. Menem

La llegada de la "edad de oro"

as elecciones de 1991, como correlato político de la ima-

L gen de éxito del plan económico, marcaron el inicio de lo


que el gobierno menemista consideró su "edad de oro",
aunque la sucesión de casos sospechados de corrupción nunca
se detuvo. Inmediatamente después de los comicios, en el go-
bierno se generalizaba la percepción de que todas las variables
políticas estaban controladas y que los componentes de la es-
37 2
=.--.

Carlos S. Menem

trategia oficial conformaban una estrategia sin resquicios. La una María Julia que había descubierto su costado frívolo y sexy
fórmula de Cavallo era aceptada sin traumas por la mayoría en la madurez, seguían viento en popa. Y los problemas del Pre-
del aparato del PJ, que —al mismo tiempo— repetía los rituales sidente con su esposa no parecían tener costos públicos. Me-
del peronismo de Perón. El radicalismo aparecía disminuido, nem, cada vez más confiable para el diseño de los países centra-
reducido al poder institucional de un conservador como An- les, ya era considerado internacionalmente como una persona-
geloz y descreído de la impronta, más audaz, de Alfonsín. Las lidad mucho más sofisticada que el candidato de las llamativas
relaciones con el liberalismo clásico de Alvaro Alsogaray, y con patillas del 89.
373

Gidhio 11i 7elia

Las "relaciones carnales"

l "descubrimiento" de Menem en el Primer Mundo era

E una consecuencia directa de la política de alineamiento


sin matices del gobierno argentino con un "nuevo orden
internacional", geopolítico y económico, surgido a partir del
derrumbe definitivo de la Unión Soviética en 1991. La partici-
pación de fuerzas logísticas argentinas en la Guerra del Golfo, a
374

comienzos del 91, formaba parte de ese alineamiento. También del gobierno republicano de George Bush —en busca de su
el protagonismo asumido por Carlos Menem en las presiones reelección— tenía dos operadores centrales. Uno, el canciller
contra el líder cubano Fidel Castro, como cuando en la cumbre Guido Di "l'ella, sobreactuado según su particular sentido del
iberoamericana de jefes de Estado y de gobierno en Madrid, en humor, hasta el punto de plantear su célebre tesis sobre la
julio de 1992, insinuó la conveniencia de la muerte de Castro. necesidad de mantener "relaciones carnales" con Washington.
La creciente funcionalidad del menemismo para las políticas El otro, dirigido a los centros del poder económico, un Do-
375

Carlos S. Menem y Fidel Castro

mingo Cavallo a quien el éxito de su Plan de Convertibilidad y


la dimensión de su apertura económica le permitían fortalecer
las relaciones que cultivaba desde las épocas de su master en
1-larvard, o cuando —como presidente del Banco Central, en
1982— prestó el servicio de socializar la deuda externa privada
argentina.
376
377

Cado S. Menem, Doun lo Cavallo y George Bush


378

Antonio Errnan Gonzalez, Domingo Cavallo, Julio César Aráoz, León Arslanián y Carlos S. Menem

Los tiempos del cólera

n el verano del 92, el optimismo oficial empezó a en- la pobreza", sostuvo audaz el ministro de Salud y Acción Social,

E contrar piedras en su camino. No se trataba sólo de las


recurrentes internas entre ministros y funcionarios, al-
gunas de las cuales —por ejemplo, la que sostenían Cavallo y Er-
el cordobés Julio César "Chiche" Aráoz. Indignado, Menem sa-
lió a desmentirlo. En un país del Primer Mundo, como la Argen-
tina que él estaba forjando, el mapa del cólera sólo era el mapa
man González— eran verdaderas batallas. Comenzaba a aso- del descuido y la falta de hábitos higiénicos de algunos de sus
mar un aspecto de la naturaleza del modelo, el de la exclusión: habitantes. Aráoz bajó la cabeza, y la reprimenda no pasó a ma-
la contratara de la domesticación de la inflación, de la llegada yores. El Presidente se limitó a reemplazar a León Arslanián en
de capitales extranjeros, de los sostenidos índices de creci- el ministerio de Justicia para designar en su lugar a Jorge Malo-
miento del Producto Bruto Interno. Lo hizo con el estallido de rano. Arslanián, uno de los miembros de la Cámara Federal
una epidemia típica de los países pobres de América latina, el que había condenado a los comandantes de la dictadura, no
cólera, que empezó a bajar lento e impiadoso desde Perú. Las comulgaba con el manejo de la justicia de los operadores me-
provincias norteñas, con Salta como epicentro, no tardaron en nemistas y prefirió irse cuando quedo preparada la reforma
ofrecer sus víctimas fatales. "El mapa del cólera es el mapa de judicial que introduciría los juicios orales.
379

Ricardo Levene (h)

La bomba en la embajada de Israel

espués, exactamente el 17 de marzo, los argentinos ción era total. También se comprobó que había un enorme crá-

D quedaron demudados por el horror, y el temor, pro-


ducidos por un golpe brutal. Una explosión sacudió
Buenos Aires. Un enorme hongo, hecho de humo y polvo, se
ter en el pavimento, frente a lo que había sido la sede de la Em-
bajada, lo que fortaleció la idea de un atentado con un coche
bomba. Menem habló de la responsabilidad de "nazis y funda-
elevó en la zona a más de 50 metros de altura. La Embajada de mentalistas", y decidió pedir auxilio a servicios de Inteligencia
Israel, el edificio de la esquina de Arroyo y Suipacha, se des- de Israel y de los Estados Unidos. Hubo algunas supuestas rei-
plomó sobre sí misma. Cuando se comenzó a remover los es- vindicaciones del ataque por organizaciones integristas musul-
combros, en medio del caos y el dolor, empezaron a aparecer manas, como Hezbollah. La investigación del atentado —sin an-
víctimas, muertos y heridos, no sólo en la Embajada sino en un tecedentes en el país— quedó en manos de la Corte Suprema de
colegio, un hogar de ancianos y una iglesia vecinos. Con el co- Justicia, con la responsabilidad personal de su presidente, Ri-
rrer de los días, se comprobó que habían muerto ventinueve cardo Levene hijo. Pero, no obstante el paso de los años, nunca
personas, y que los heridos superaban el centenar. La conmo- avanzó.
380

Domiligo Cavallo y Carlos S. Menem


381

Domingo Cavallo y Carlos S. Menem

El ajuste acreedor

a política económica seguía dando satisfacciones aI go- como un corsé que exige servicios anuales crecientes, y el con-

L bierno. El 8 de abril se cumplía la expectativa de ingresar


al denominado Plan Brady de refinanciación de la deu-
da externa, por entonces próxima a los 60 mil millones de dó-
junto de la deuda no hizo sino multiplicarse. Para Menem y
Cavallo, en todo caso, fue un nuevo éxito que había que su-
mar al continuado descenso de los índices de inflación, que ya
lares. El plan permitía, teóricamente, una considerable quita en eran los menores de los últimos 40 años. También se compu-
el capital adeudado, y la fijación de una tasa reducida, el 4 por taban los logros en materia de recaudación fiscal, producto de
ciento, para los intereses sobre el resto del capital. Sin embar- una cierta reducción de los índices de evasión gracias a la rígi-
go, con el correr de los años el Plan Brady se mostró más bien da mano del jefe de la DGI, Carlos Tacchi. Aunque una razón
382

ririos liwchi

central de ese crecimiento de la recaudación tenía estrecha re- ceder al gobierno central una porción importante de lo que les
lación con el aumento de la tasa del IVA, del 16 al 18 por cien- hubiera correspondido según la ley vigente. De esos fondos —el
to. A cambio de una transferencia sin interrupciones y de ma- 10 por ciento de lo recaudado por el impuesto a las Ganancias—
yores montos para los fondos coparticipables, Cavallo había surgió el famoso Fondo de Reparación del Conurbano Bonae-
conseguido forzar a la mayor parte de los gobernadores pro- rense: unos 600 millones de dólares al año, fundamentales pa-
vinciales a firmar un Pacto Fiscal que implicaba, en la práctica, ra cimentar el consenso de Duhalde en su provincia.
383

,Vionzer Al K11SSlir

Un pasaporte explosivo

enem tenía la esperanza de que, con los logros ma- dientes en España y causas en otros países. Pronto se descubrió que

M croeconómicos, podría aspirar incluso a pelear para


el PJ la banca de senador nacional por la Capital que
dejaba el radical Adolfo Gass. La elección del senador estaba con-
el pasaporte le había sido concedido en tiempo récord, por indi-
cación de altos funcionarios. Las sospechas se dirigieron rápida-
mente al director de Migraciones, el capitán Za Za Martínez, un
vocada para el 28 de junio. Pero sólo unas semanas antes estalló puente entre Massera y el menemismo. Después alcanzaron al ex
un nuevo escándalo. Un traficante internacional de armas sirio, ministro del Interior Julio Mera Figueroa, a su reemplazante José
Monzer Al Kassar, supuesto proveedor de grupos integristas islá- Luis Manzano y a Amira Yoma. También se dijo que el propio Me-
micos, y según algunos también narcotraficante, aparecía en el nem era amigo de Al Kassar y lo había recibido varias veces en
país con un pasaporte argentino. Al Kassar tenía procesos pen- su despacho. Aunque nadie asumió culpas de ninguna especie.
384

1\
-- — — --- -

Garlas S. ;VIenellt, Carias Grosso, Alvaro Aisogaray y Avelint. Parlo

La indomable clase media porteña

un con todas sus repercusiones, es posible que el caso Al

A Kassar no haya sido el determinante de la fuerte derro-


ta que sufrió el oficialismo en la elección del senador por-
teño. Problablemente pesó más la arraigada costumbre de la clase
media porteña de no votar, mayoritariamente, a los candidatos
del PJ. O el largamente probado atractivo electoral del candida-
to radical Fernando de la Rúa, aumentado por la jugada que lo
385

dejó fuera de la banca en 1989, cuando la naciente alianza en- tica económica. Pero la historia se repitió. De la Rúa consiguió el
tre el menemismo y Alvaro Alsogaray impuso a Eduardo Vaca 50 por ciento de los votos contra el 32 por ciento de Porto. Ter-
en su lugar. Lo cierto es que la elección fue una paliza, aunque Me- cero, con el 7,5 por ciento de los votos, fue el candidato del Fren-
nem y el intendente Carlos Grosso —jefe del peronismo metro- te del Sur, una nueva alianza de peronistas disidentes y grupos
politano— habían sacado de la galera la candidatura del extrapar- de izquierda, el cineasta Fernando Solanas, quien un año antes
tidario Avelino Porto, antes ministro de Acción Social, para tratar había sido baleado en las piernas en un episodio nunca esclareci-
de valorizar con su perfil los tan publicitados éxitos de la poli- do, poco después de hacer duras acusaciones contra el gobierno.
386

Más internas, nuevas complicaciones

rimero, casi contemporáneas con las elecciones, fueron

p las huelgas ferroviarias concretadas a despecho de las órde-


nes de las conducciones sindicales. Luego, el 3 julio, una
masiva marcha de protesta de los docentes a la Plaza de Mayo.
Las complicaciones para el gobierno no empezaban ni termina-
ban en la oposición política o en las protestas obreras contra el
plan económico. El oficialismo en el Congreso generó un grave es-
387

Domingo Cavallo, Antonio Erman González, Terence Todman, Carlos S. Menem y José Juliá

cándalo cuando un avezado periodista parlamentario descubrió y grupos privados—, creadas en los aeropuertos de Ezeiza y Aero-
que en la votación de la ley de privatización de Gas del Estado parque para atender los depósitos aduaneros y otros servicios.
había colaborado con el PJ por lo menos un diputado trucho, En su presión por liquidar lo que consideraba sospechosos mo-
que resultó ser empleado de un legislador de la mayoría. Des- nopolios, Cavallo contaba con el apoyo del embajador nor-
pués recrudecieron con violencia las internas entre Domingo teamericano Todman. Y González, con el del brigadier Juliá,
Cavallo y Antonio Erman González a propósito de las empre- jefe de la Fuerza Aérea. Menem trinaba entonces por las filtra-
sas mixtas Edcadassa e Intercargo —sociedad de la Fuerza Aérea ciones a la prensa de la dinámica más reservada del gobierno.
388

Callos S. Menem
389

Carlos Grosso y Salí( ➢ouer

El final de los "jóvenes brillantes"

acía rato que habían dejado de ser socios de la "ban-

H dita" cafierista que se frustró junto a Cafiero en la in-


terna presidencial de 1988. Desde esa época casi no se
hablaban, aunque los dos pasaron a ser piezas clave en el arma-
do menemista. Pero 1992 resultó el límite final para las estrellas
políticas de Carlos Grosso y José Luis Manzano. El primero en
caer fue el intendente porteño. Tuvo que renunciar en octubre,
390

Carlos S. Menem, Eduardo Bauzd, losé Luis Manzano y Eduardo Menem

bajo el peso de las denuncias sobre varios negociados de su cación del libro de Horacio Verbitsky Robo para la corona, pre-
gestión, como la "escuela-shopping" y los contratos con em- cisamente una frase atribuida al Ministro, que la habría usado
presas privadas para los servicios de recolección de basura en para definir sus actitudes. En su lugar fue designado un hombre
la ciudad. Por decisión de Menem, Grosso cedió la brasa ardien- todavía más joven, ultracatólico, de discurso purista y colabo-
te de la intendencia a Saúl Bouer. En diciembre debió irse Man- rador en la confección de los mensajes del Presidente, Gustavo
zano, hasta entonces tan importante para el Presidente como Béliz. Además, Enrique Rodríguez pasó a ser el ministro de Tra-
Eduardo Bauzá y Eduardo Menem. Sobre Manzano también pe- bajo en lugar de Rodolfo Díaz, y Jorge Rodríguez el de Edu-
saban sospechas de corrupción, agravadas después de la publi- cación tras la renuncia de Antonio Salonia.
391

;": ,-1-•-•

Fidel Castro, George Bush, Bill Clinton y Carlos S. Menem

El inesperado adiós a un amigo

m enem ya lo había dicho hacía un par de años. Él era


"del mismo palo" que George Bush, a quien incluso
había ganado algunos partidos de tenis. Por eso, el
Presidente y todo el menemismo jugaban todas las fichas a la re-
elección del amigo en las presidenciales norteamericanas del 3
ton. El triunfo de Clinton causó cierta desorientación en el me-
nemismo aunque, claro, rápidamente empezó el proceso de rea-
comodamiento. Nadie tuvo dudas: el alineamiento con Washing-
ton continuaría sin fisuras, adaptado al estilo de la nueva admi-
nistración. Una de las diferencias, no desdeñable, tenía que ver
de noviembre de 1992. Sólo algunos hombres de Duhalde, como con una menor estridencia en el enfrentamiento del gobierno nor-
Osvaldo Mércuri, habían tratado de aceitar contactos con el jo- teamericano con Fidel Castro. También Menem, entonces, fue mo-
ven desafiante demócrata, el gobernador de Arkansas Bill Clin- derando sus actitudes más beligerantes respecto del líder cubano.
392

Carlos S. Menem

La reaparición de María Julia

c orno casi todos los veranos, también el de 1993 se in-


sinuó complicado para el gobierno. La secretaria de
Medio Ambiente, María Julia Alsogaray, mostró clara-
mente su falta de respuestas y su soberbia a la hora de comba-
tir graves incendios forestales en Bariloche. Lo mismo ocurrió
el ámbito público, dejó sin controles al Instituto Nacional Viti-
vinícola, y un vino adulterado provocó otras 25 muertes. El co-
queto andar de María Julia, o el fundamentalismo de sus pre-
ceptos liberales, volvió a amenazar la tranquilidad política de
Carlos Menem, quien sin embargo la defendió con entusiasmo
cuando un producto industrial altamente tóxico, volcado en el y la mantuvo en su lugar de poder. La secretaria tampoco había
sistema cloacal de Avellaneda, mató a siete personas. Y ya no cumplido, ni siquiera mínimamente, con la orden pública del
ella, pero sí una política —y una ideología— de prescindencia en Presidente de limpiar el Riachuelo.
393

El anuncio de la gran pelea futura

n una visión retrospectiva, sólo fue un tímido anticipo zo de 1993, para desmentir una nota periodística que había

E de lo que vendría con los años. Pero en su momento


resultó todo un dato. Lo balbuceó Eduardo Duhalde
en 1992, en medio de una gira por España e Italia, cuando
planteado el conflicto, Duhalde juntó a toda su tropa e invitó
a Menem a un almuerzo con fútbol en su quinta de San Vi-
cente. Pero el objetivo de contrainformación fue frustrado sin
declaró que, contra lo que pasaba con Carlos Menem, a él no pruritos por el propio Menem. A punto de subir al heli-
lo alcanzaba el impedimento constitucional para aspirar a la cóptero que lo trasladaría a San Vicente, disparó: "Si yo no
presidencia en 1995, por su renuncia a la vicepresidencia en el puedo aspirar a la reelección, Duhalde tampoco puede ser
91. A partir de entonces, los contactos entre el Presidente —que Presidente en el 95, porque integró la fórmula electa en el 89".
empezaba a pensar en la manera de lograr la reelección— y el El asado fue frío, y no precisamente por la temperatura de la
Gobernador se hicieron cada vez más espaciados. El 3 de mar- carne.
_ 394

Feliciano Brunelli, Enrique Rodríguez y Naldo Brunelli

La profundización del modelo

c on ese conflicto en ciernes, y con las elecciones legis-


lativas de octubre a la vista, el gobierno dispuso medi-
das de profundización del modelo político, económico
y social. Ya habla empezado a hacerse evidente una extensión de
la protesta contra las ulterioridades sociales de ese modelo. La
CGT, por ejemplo, había endurecido sus posturas y reemplaza-
do la conducción colectiva por un representante del ala dura de
los metalúrgicos, el dirigente de San Nicolás Naldo Brunelli. Sin
embargo, la CGT no fue tan dura a la hora de discutir los planes
395

de flexibilización laboral del ministro de Trabajo Enrique Ro- vertirse en otra central obrera, armada alrededor de los gremios
dríguez. Tampoco ante el proyecto oficial —clave para la pro- combativos de ATE y CTERA, y con Víctor De Gennaro y Ma-
fundización del modelo— de privatización del sistema de jubi- ry Sánchez como líderes. El menemismo respondió con dureza.
laciones, destinado a generar un mercado de capitales, a través Por ejemplo, cuando algún sector intentó expresar su discon-
de Administradoras de Fondos de Jubilación y de Pensión, con formidad en el acto de apertura de la Exposición Rural de ese
los aportes de los trabajadores activos. Esa medida, impulsada año y un muy preparado operativo, con cientos de militantes,
con uñas y dientes por Carlos Menem y Domingo Cavallo, fue actuó como fuerza de violenta represión, que incluso alcanzó
en cambio combatida con tesón por el flamante Congreso de los a los periodistas.
Trabajadores Argentinos, una entidad con pretensiones de con-
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Fernando de la 1211a, Gustavo Béliz, Domingo Cavallo, Ramón Ortega, Eduardo Dulialde y Carlos S. Menem
397

"Zapatitos blancos" para patear el tablero

a estrategia del gobierno ya estaba lanzada tras el objeti-

L vo de forzar una reforma de la Constitución que otorgara


a Menem la posibilidad de aspirar a un nuevo mandato a
partir de 1995. Las presiones sobre la oposición, y los rumores
sobre ofrecimientos a legisladores de partidos provinciales, ge-
398

Carlos S. Menem, Gustavo Béliz, Eduardo Bauzá, Carlos Corach y Carlos Rackauji

neraron una airada reacción pública del ministro del Interior cibió el apelativo despectivo de "zapatitos blancos". De la prime-
Gustavo Béliz. "Estoy parado sobre un nido de víboras", dijo, ra línea del oficialismo, sólo con Cavallo y Palito Ortega man-
en clara referencia a los principales operadores menemistas, tenía buenas relaciones. Finalmente, ante el aval del Presidente
como Eduardo Bauza, Carlos Corach y Carlos Ruckauf. A par- a todas las operaciones destinadas a conseguir la reelección a
tir de entonces, además de ser considerado traidor, Béliz re- cualquier precio, Béliz renunció al ministerio a fines de agosto.
399

GISUIVO Béiiz y Carlos S. Menem


400

Antonio Erman González y Domingo Cavallo

Un paseo en el camino hacia la reforma

i la actitud de Béliz, ni las evidencias acerca de una es-

N tructura de matones y de financiación de la política en


el Mercado Central, al servicio del presidente de la Cá-
mara de Diputados y hombre del duhaldismo Alberto Pierri,
impidieron un amplio éxito electoral del PJ en las elecciones del
3 de octubre de 1993. El triunfo fue especialmente contundente
en la provincia de Buenos Aires. Pero, contra esta carta a favor
de Eduardo Duhalde, Carlos Menem pudo exhibir como una vic-
401

Carlos 5. Menem

toria propia un inédito primer puesto en la ciudad de Buenos votantes radicales había preferido la nueva opción del Frente
Aires. Aunque no había conseguido para su partido más votos Grande —una alianza integrada por el Frente del Sur, entre
que en comicios anteriores, la lista peronista encabezada por otras fuerzas opositoras— que consiguió hacer elegir a sus dos
Antonio Erman González —una revancha personal frente a la re- primeros candidatos, Carlos "Chacho" Alvarez y Graciela Fer-
levancia del papel de su enemigo Domingo Cavallo— se vio favo- nández Meijide. La UCR había visto reducirse abruptamente
recida por un error de De la Rúa en la elección del primer can- su caudal electoral en todo el país. Menem, en cambio, se sen-
didato radical: la escritora Martha Mercader, de escasa voca- tía dueño del país y cada vez más cerca de la posibilidad de la
ción para la misión. Además, buena parte de los tradicionales reelección.
402
403

El susto de la carótida

n los días inmediatamente posteriores

E a la elección de octubre de 1993, sólo


faltaba, para Carlos Menem, conseguir
que el Congreso consagrara la ley de necesi-
dad de la reforma de la Constitución para ha-
bilitar la posibilidad de la reelección presiden-
cial. Las iniciativas de sus operadores se mul-
tiplicaban en esa dirección el 14 de octubre,
cuando el Presidente se aprestaba a partir ha-
cia Chile para participar en una reunión re-
gional. Camino del aeropuerto, empezó a sen-
tirse inquietantemente mareado. Un rápido
examen médico encendió la alarma. Se le de-
tectó una obstrucción en la carótida que ame-
nazaba la irrigación sanguínea al cerebro. Me-
nem fue operado de urgencia esa misma no-
che. A las pocas horas se confirmaba que la in-
tervención había sido un éxito, y a los cuatro
_ días ya estaba de vuelta en la residencia de
Olivos. El alivio desencadenó un renovado
ritmo en la ofensiva por la reelección. En esos
días, Menem repitió para sí mismo una de sus
frases favoritas: "Nadie muere en la víspera".
404

Raúl Alfonsín y Carlos S. Menem El salto del "Pacto de Olivos"

as jugadas del oficialismo en el Senado para sacar la re-

L forma constitucional seguían sin dar resultado. El pro-


blema no era sólo la oposición. También se oponían dos
senadores justicialistas, Antonio Cafiero y José Octavio Bordón,
impulsores del "posmenerrtismo", una propuesta de alternativa
superadora de la etapa menemista. Cafiero era una especie de teó-
rico de la propuesta; Bordón, el confeso aspirante a la candida-
tura presidencial. El menemismo, en cambio, había conseguido
negociar el apoyo del senador bloquista de San Juan, Leopoldo
Bravo. Y además amenazaba con forzar un plebiscito sobre la re-
405

Raúl Alfonsín, MonzerAl Kassar, Miguel Ángel Vicro y Carlos S. Menem

forma. Fue el terror a una nueva y definitiva derrota lo que im- elección por una vez, a cambio de algunas modificaciones ins-
pulsó al jefe de la UCR, Raúl Alfonsín, a participar en un en- titucionales destinadas a mejorar la transparencia de la políti-
cuentro secreto con Carlos Menem, a comienzos de noviem- ca: Consejo de la Magistratura para elegir jueces; mecanismos
bre, en la casa de su ex canciller Dante Caputo. La reunión, de control de gestión; figura del ministro jefe de gabinete; elec-
cuya operación estuvo a cargo de Enrique Nosiglia por el ra- ción directa de los senadores; elección directa del intendente
dicalismo y Luis Barrionuevo por el menemismo, abrió paso a de la Capital. La UCR consiguió, además, una garantía de pre-
un acuerdo que cambiaría la historia. El 14 de noviembre, en servación del poder partidario: un tercer senador por cada pro-
Olivos, ya públicamente, Menem y Alfonsín suscribían el de- vincia, en representación de la minoría. El Pacto generó mu-
nominado "Pacto de Olivos". Los radicales se comprometían chas polémicas y dificultades en el radicalismo, pero terminó
a apoyar la reforma constitucional, con una cláusula de re- imponiéndose.
406

Emiliano Zapata y Carlos S. Menem

El "zapatismo" santiagueño

m enem ya tocaba con las manos un segundo manda-


to presidencial, y todo en el gobierno era euforia. El
Pacto de Olivos aceleró la aprobación parlamenta-
ria de la ley de necesidad de la reforma constitucional, y se con-
vocó a elecciones constituyentes para abril de 1994. Pero antes
bilizar —por ley de la Legislatura provincial— salarios y condi-
ciones laborales de los trabajadores estatales de la provincia fue
el detonante de una espontánea y generalizada reacción popu-
lar de violencia. Durante tres días, trabajadores y vecinos se a-
propiaron de la capital provincial. Saquearon e incendiaron la
de que terminara 1993, el contenido estructural del modelo Casa de Gobierno y la Legislatura, y también la casa del viejo
sintió un primero y violento cimbronazo. Santiago del Estero, caudillo justicialista provincial, el senador Carlos Juárez. Pare-
una de las pocas provincias en las que el oficialismo había su- ció un anticipo del levantamiento indígena en Chiapas, Méxi-
frido una dura derrota en las elecciones de octubre, entró en co, desatado por el naciente movimiento "zapatista" apenas 14
una espiral de caos institucional alimentada por sus problemas días después. Menem denunció la existencia de "agitadores sub-
económicos y sociales. El 16 de diciembre, un intento de flexi- versivos" e intervino la provincia.
407

Raúl Alfonsín, Carlos S. Menem y Carlos "Chacha" Álvarez

Las constituyentes y el salto del Frente Grande

as elecciones del 10 de abril de 1994 dieron 135 de las de Menéndez, tercera candidata a constituyente del PJ por-

L 310 bancas de la futura Asamblea Constituyente al jus-


ticialismo, y 72 al radicalismo. Los miembros del Pacto
tendrían, por lo tanto, una mayoría suficiente para concretar la
teño. El Frente Grande se impuso también en Neuquén, y pu-
do disputar palmo a palmo con la UCR el segundo lugar en la
provincia de Buenos Aires. La irrupción de la fuerza implica-
reforma que habían acordado Carlos Menem y Raúl Alfonsín. ba, además, el surgimiento de nuevas figuras. Algunas, como
Pero ese día también se consagró la presencia de una tercera Carlos "Chacho" Alvarez y Graciela Fernández Meijide, desti-
fuerza, el Frente Grande, conformada por disidentes peronis- nadas a crecer y perdurar. Otras, corno el legendario obispo y
tas y sectores socialdemócratas y socialcristianos. El Frente cabeza de lista del Frente Grande en Neuquén, Jaime de Neva-
Grande había conseguido ganarles tanto a los justicialistas co- res —fallecido dos años después—, sólo dispuestas a hacer su paso
mo a los radicales en la Capital. Ese resultado se había visto fa- por la política como un gesto ético. En todo el país, el Frente
vorecido por el escándalo de las coimas en el PAMI —descu- Grande obtuvo 32 constituyentes. También el MODIN del ex
bierto con una cámara oculta—, que impactó de lleno en el pres- jefe "carapintada" Aldo Rico había hecho una elección impor-
tigio de la interventora en la obra social de los jubilados, Matil- tante, y logrado 20 constituyentes.
408

Carlos S. Menem

La reelección habilitada

a Asamblea Constituyente se inició el 25 de mayo en se incluyó una cláusula transitoria que indicaba que el perío-

L Santa Fe. La jugada del Pacto de Olivos se demostró


invulnerable. En la primera etapa, todos los intentos
del Frente Grande, y de otros sectores minoritarios, de cues-
do 1989-1995 debía ser considerado como su primer man-
dato, por lo que tendría derecho sólo a una reelección. El te-
ma volvió a cobrar importancia tres años más tarde, cuando
tionar el acuerdo fracasaron ante la alianza justicialista-radi- los hombres del Presidente pretendieron una reinterpretación
cal. El denominado "núcleo de coincidencias básicas" —el con- que lo habilitara para un tercer mandato consecutivo, la "re-
junto de puntos del acuerdo— debió ser votado como un bloque reelección' La Constitución reformada fue jurada el 24 de
que incluía la reelección presidencial, junto con la reducción agosto en el Palacio San José, en la entrerriana Concepción
del mandato, de 6 a 4 años. Para el caso concreto de Menem, del Uruguay.
409

Domingo Cavallo, Eduardo Duhalde y Carlos S. Menem

Entre el horror y la "rosca"

l desarrollo de la Constituyente no fue lineal ni homo- quedado desubicado con el Pacto de Olivos. Convocó a una

E géneo, pese a su resultado final. Según los temas de la


reforma, se produjeron realineamientos y rupturas, y la
formación de alianzas circunstanciales. Una importante varia-
Constituyente paralela en la provincia de Buenos Aires, para
poder ser reelecto como gobernador. Esa Constituyente bo-
naerense quedó bloqueada, y también las pretensiones duhal-
ble de ese desarrollo fue la actitud del subbloque del peronis- distas de conseguir la reelección por decisión de la Constitu-
mo bonaerense, que integraba el propio Eduardo Duhalde, pe- yente nacional fueron frenadas por los hombres de Menem.
ro que operativamente conducía Alberto Pierri. Duhalde había Finalmente, el duhaldismo logró armar un acuerdo con Aldo
410

Rico. Con el apoyo del MODIN, destrabó la Constituyente bo- ba que destruyó la sede de la Asociación de Mutuales Israelitas
naerense, que habilitó la convocatoria de un plebiscito en la Argentinas, AMIA, en la calle Pasteur. Murieron 86 personas y
provincia. Duhalde lo ganó con amplitud el 2 de octubre y más de 100 sufrieron heridas. Como en el caso de la Embajada,
—como Menem— quedó habilitado para la reelección. Pero el los culpables siguen sin ser descubiertos, aunque hay datos con-
período constituyente estuvo signado, sobre todo, por el segun- cretos sobre la complicidad de personal policial. Un comisa-
do y más grave atentado terrorista con la comunidad judía rio de la policía bonaerense, Juan José Ribelli, está detenido por
como blanco. El 18 de julio de 1994, explotaba otro coche bom- el caso.
411

El caso Carrasco

l 6 de abril de 1994, días antes de la elección constitu-

E yente, los cuarteles del Grupo de Artillería 161 del Ejér-


cito de Zapala, en Neuquén, habían cobijado un drama
que puso al desnudo aberraciones subsistentes en la vida inter-
na de las Fuerzas Armadas. Ese día, se encontró en el lugar el
cuerpo sin vida, y brutalmente golpeado, del conscripto Omar
Carrasco, a quien se había dado por desaparecido y declarado
Martín Balsa
412

desertor dos semanas atrás. Las largas y complicadas investiga- la repercusión del caso, el gobierno determinó el fin de la ley de
ciones determinaron que Carrasco había sido sometido a un servicio militar obligatorio para reemplazarlo por un sistema de
feroz castigo por personal del cuartel. El subteniente Ignacio profesionalización de las tropas. Fue también una manera de
Canevaro y los conscriptos Cristián Suárez y Víctor Salazar fue- reducir los gastos de las Fuerzas Armadas, cuyos cuadros pre-
ron condenados como culpables materiales del asesinato. El jui- sionaban constantemente al ministro de Defensa, el ex canci-
cio llegó a salpicar a las más altas autoridades del Ejército, in- ller Oscar Camilión, para que obtuviera algunos fondos más de
cluido el jefe de Estado Mayor Martín Balza. Como respuesta a su muy poco dispuesto colega de Economía Domingo Cavallo.
413

Juan D. Perón, losé O. Bordón y Carlos S. Menem

El nacimiento del Frepaso

n pleno desarrollo de la Asamblea Constituyente de

E Santa Fe, había causado gran impacto una reunión en-


tre Carlos "Chacho" Alvarez, el radical Federico Storani
y el cada vez más disidente justicialista José Octavio Bordón.
Se hablaba de un nuevo criterio político "transversal" —esto es,
una movida convergente que atravesaba a varios partidos—,
simbolizado por lo que pasó a llamarse "el espíritu de El Mo-
414

José O. Bordón y Carlos "Chacho" Alvarez

lino", aludiendo a la tradicional confitería en la que se hizo la Storani. Bordón y Álvarez no tardaron en acordar una alian-
reunión. Después de la Constituyente, las diferencias de Bor- za entre PAÍS y el Frente Grande, de la que surgió el Frepaso.
dón con Carlos Menem y el PJ se profundizaron. Pronto, acom- El acuerdo no fue aceptado por uno de los jefes del Frente
pañado por un grupo de dirigentes y militantes —muchos de Grande, Fernando Solanas, quien dejó la fuerza. Quedaba claro
ellos de Mendoza— Bordón anunció la ruptura con el justi- que "Chacho" y Bordón iban a dirimir en una interna abier-
cialismo y la creación de una nueva fuerza, PAÍS. Fue el pri- ta quién sería el candidato presidencial del Frepaso en las elec-
mer paso para poner en práctica aquel espíritu, aunque sin ciones de 1995.
415

Una reivindicación sin vueltas

rimero fue ante los mandos de la Policía Federal. Ape- la aparición de "nuevas generaciones de Madres de Plaza de

p nas un rato más tarde, ante unos 200 oficiales del Ejér-
cito. Era el 3 de octubre de 1994 y Carlos Menem, sin
pruritos, lanzó en los dos lugares la misma frase: "¡Menos mal
Mayo". Fue en referencia a la participación de muchos adoles-
centes en una multitudinaria marcha docente realizada en
Buenos Aires algunos días antes. Por cierto, la frase mereció
que la guerra sucia la ganaron los militares?". Menem ya había indignadas réplicas de las organizaciones de derechos huma-
hecho una reivindicación global de lo actuado por las Fuerzas nos. En cuanto a lo dicho el 3 de octubre de 1994, la reacción
Armadas durante la última dictadura militar a fines de 1992, fue todavía más dura. La Asamblea por los Derechos Huma-
aunque con una formulación algo menos contundente. Tam- nos, APDH, dispuso expulsarlo de sus filas.
bién en 1992, el 9 de julio, en Tucumán, había advertido sobre
416

Martín Balsa y Carlos S. Menem

La autocrítica de Balza

n la misma dirección, Menem reaccionó indignado, en los "vuelos de la muerte" en el Ejército. El jefe del arma, Mar-

E marzo de 1995, cuando se conocieron las revelaciones


hechas por el ex oficial de la Armada Adolfo Scilingo al
periodista Horacio Verbitsky. Antiguo integrante de los gru-
tín Balza, enfrentó la situación con una inusitada autocrítica
pública, que leyó el 26 de abril en un programa televisivo. Por
primera vez, un jefe militar reconocía sin eufemismos que la
pos de tareas de la ESMA, Scilingo reconoció haber participa- represión ilegal se había hecho con torturas y desapariciones.
do en los "vuelos de la muerte", en los que se arrojaba al río, Más aún, cuestionó como ilegítimo el principio de la obe-
vivos, a los detenidos-desaparecidos en ese centro clandestino diencia debida, cuya consagración en una ley había dejado sin
durante la dictadura. El Presidente dijo que Scilingo era un castigo a cientos de militares comprometidos en graves viola-
"delincuente" y que sus denuncias formaban parte de un dise- ciones de los derechos humanos. Con mucho menor convic-
ño opositor con vistas a las elecciones presidenciales de mayo. ción, también hicieron su autocrítica sus colegas de la Ar-
Pero el efecto de las denuncias de Scilingo fue imparable. En mada y la Fuerza Aérea, e incluso el ex jefe montonero Mario
abril, el ex sargento Víctor Ibáñez hablaba públicamente de Firmenich.
417

Carlos Ruckauf

Las fórmulas listas

principios de 1995, los partidos ya tenían definidas sus a vicepresidente sería el ministro del Interior, Carlos Ruckauf,
candidaturas a presidente y vice para las elecciones de reemplazado en el cargo por Carlos Corach. En el radicalismo,
Am ayo. Carlos Menem, obviamente candidato a presi-
dente por el PJ tras la habilitación constitucional de la reelec-
las internas otorgaron un amplio triunfo al gobernador rionegri-
no, Horacio Massaccesi, sobre Federico Storani. En el Frepaso,
ción, también tenía la facultad de decidir quién lo acompaña- en una interna abierta sin precedentes y con un tenso escrutinio,
ría en la fórmula. El Presidente mantuvo durante largo tiempo se decidió declarar triunfador a Bordón sobre "Chacho" Álva-
la expectativa, aunque afirmaba que tenía el nombre in pectore. rez, con lo que la fórmula quedaría conformada por los dos, pero
Develó la incógnita en los primeros días de enero: su candidato con el senador por Mendoza como candidato a presidente.
418

Entre la tragedia y la recesión

l camino hacia la reelección pareció empezar a compli- producto de un atentado y no de un accidente, aunque no con-

E carse para Carlos Menem. Cualquier evaluación del con-


texto político, económico y social quedó absolutamente
relegada a un segundo plano el 15 de marzo, cuando la tragedia
siguió'que la Justicia asuma esa posibilidad. Tras un parénte-
sis, el Presidente retomó la campaña electoral cuando se empe-
zaba a notar una retracción en la actividad económica como
golpeó al Presidente en sus mayores afectos. El helicóptero que efecto de la crisis financiera mexicana, el "efecto tequila". Tam-
piloteaba su hijo, Carlos Menem Jr., cayó a tierra en un campo bién pesaban los casos de corrupción que rozaban al gobierno.
próximo a Ramallo cuando volaba hacia Rosario. Todo indica- Poco antes de la fecha del comicio, algunas encuestas plantea-
ba que no había podido evitar que las hélices golpearan en un ban la posibilidad de que Bordón consiguiera imponer la nece-
cable de alta tensión. El acompañante de Carlitos Menem, el sidad de una segunda vuelta en las elecciones, según las nor-
corredor Silvio Oltra, murió instantáneamente. El hijo del Presi- mas introducidas por la reforma electoral. Pero, como en el 91 y
dente también falleció a poco de ser internado en un hospital en el 93, Domingo Cavallo salió al rescate, con un discurso que
de San Nicolás. Desde entonces, apoyada por algunas pericias, advertía a la clase media —buena parte de la cual estaba endeuda-
Zulema Yoma viene denunciando que la muerte de Carlitos fue da en dólares— sobre el peligro de quebrar de la convertibilidad.
419

Carlos S. Menem, Juan D. Perón, Raúl Alfonsín y Eduardo Duhalde

Explosión en las urnas

a verba cavallista produjo el efecto deseado. El denomi- bierno. Duhalde, quien contribuyó al éxito oficialista con una

L nado "voto cuota" cundió como una necesidad defensi-


va, que el 14 de mayo se transformó en una aplastante
victoria oficialista. Carlos Menem lograba la reelección con casi
fuerte votación a favor en la provincia de Buenos Aires, fue reelec-
to gobernador y muy rápidamente inició el armado de su pro-
yecto presidencial para 1999. Bordón logró una buena elección,
el 50 por ciento de los votos. Mejoraba así largamente su elec- con el 30 por ciento de los votos, cifra importante, sobre todo,
ción de 1989 —cuando llegó montado en los aspectos externos porque el Frepaso era una fuerza recién creada Para el radicalis-
de la tradición de Perón y aprovechó el deterioro de la gestión mo, en cambio, la elección fue la peor en su historia de esas últimas
de Alfonsín—, pese al desgaste de sus 6 años en el ejercicio del go- décadas: Massaccesi obtuvo apenas el 17 por ciento de los votos.
420

Un país monocolor

a dimensión del triunfo electoral produjo una sensación

L de imbatibilidad del gobierno. Pareció, durante un tiem-


po, que toda la iniciativa política, el conjunto de la diná-
mica política del país, era propiedad exclusiva del oficialismo.
421

Carlos S. Menem

Carlos Menem se mostraba como el dueño absoluto de la pelí- lar profusamente en esos tiempos, en los que el radicalismo
cula, con margen para dedicarse sin sobresaltos a su flamante aparecía aplastado por los costos políticos del Pacto de Olivos,
pasión deportiva, el golf, o a pilotear su nuevo y costoso heli- y el Frepaso empezaba a manifestar los primeros síntomas de
cóptero. "No hay oposición" fue una frase que empezó a circu- tensión entre sus dos líderes, Bordón y "Chacho" Álvarez.
t

422

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n1
Carlos 5. Menem
423

Guido Di Tela

La dinámica de las internas de palacio

n el país de apariencia monocolor, la dinámica de los con-

E flictos se trasladó al seno del oficialismo. Uno de los más


graves —por sus derivaciones en el tiempo— se venía arras-
trando desde marzo, cuando el periodista Daniel Santoro reveló
la existencia de una operación de venta ilegal de armas de ribe-
tes escandalosos. Se trataba de una partida de 8 mil fusiles y 75
toneladas de explosivos desviados a Ecuador en febrero, cuando
ese país estaba en guerra con Perú y la Argentina era garante de
las negociaciones de paz entre las dos naciones. La partida había
424

Oscar CaMiiiÓ11

aparecido en Ecuador pese a que el decreto de autorización de —nada menos que 6.500 toneladas—, país en el que tropas ar-
la venta señalaba a Venezuela como país comprador, lo que in- gentinas integraban los contingentes de paz de las Naciones
dicaba una operación de triangulación fraudulenta. Tres minis- Unidas. Muy poco antes, el 4 de noviembre, la ciudad cordobe-
tros —el canciller Guido Di Tella, el de Defensa, Oscar Cami- sa de Río Tercero se convertía en un infierno por la explosión
lión, y el de Economía, Domingo Cavallo— habían firmado el de- de cinco polvorines de la planta de Fabricaciones Militares. Hu-
creto. La revelación periodística generó un cruce entre Can- bo 13 muertos, muchos heridos, y la ciudad quedó destruida.
cillería y Defensa. La situación se agravó en noviembre, cuan- Siempre se habló oficialmente de un accidente, pero 3 años
do se supo que entre 1991 y 1995, durante la cruenta guerra de después se empezó a relacionar la explosión con el caso de las
los Balcanes, también se habían introducido armas en Croacia ventas ilegales de armas.
425

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Domingo Cavallo y Carlos S. Menem

La irrupción de la crisis social

l anticlima respecto de la euforia postelectoral, sin em- señales de preocupación y descontento. En el gobierno, el equi-

E bargo, se instaló con fuerza el 20 de julio, cuando con


un cuidado retraso se conocieron los resultados de la
Encuesta Permanente de Hogares hecha por el INDEC en ma-
po de Domingo Cavallo reaccionó anunciando una gigantesca
transferencia de ingresos hacia el poder económico, 3.200 mi-
llones de dólares al año, a través de la reducción de los llama-
yo. El índice de desocupación en el país había alcanzado el 18,6 dos aportes patronales, con la declarada intención de facilitar
por ciento de la población económicamente activa. Lo que im- la creación de empleo mediante el recurso de una disminución
plicaba un universo de 2.200.000 desempleados, 600 mil más aún mayor del costo laboral. Carlos Menem reaccionó con mal-
que en octubre de 1994. Sumados los subocupados, el total de humor. Cuestionó los métodos de encuesta del INDEC y habló
argentinos con problemas de empleo llegaba a los 3.600.000. de una ocupación en negro no medida. Pero después aseguró
La Argentina se colocaba así entre los primeros lugares del mun- que iba a "pulverizar" el desempleo tal como lo había hecho con
do en el índice de desocupación. La información, pese a que ya la inflación. Los dos, Ministro y Presidente, empezaban a pagar
se intuía por los datos de la realidad cotidiana, multiplicó las los platos rotos del modelo.
426

C. .9

Domingo Cavallo y Carlos S. Menem


427

Alfredo Yabran

Cavallo contra la mafia

os signos del progresivo distanciamiento entre Menem do", lo cual comprometía directamente al más próximo entor-

L y Cavallo, impulsado por el contexto de crisis económi-


ca y social, se confirmaron abruptamente el 17 de agos-
to. Como para desmentir rumores, y gestos de preocupación
no de Menem. El tema más puntual de la explosión del Minis-
tro era su pelea por frenar una ley de privatización del correo
estatal que, a su juicio, iba a favorecer directamente a esas "ma-
entre los empresarios nacionales y los organismos financieros fias". Concretamente, las denuncias de Cavallo significaron el
internacionales, el Presidente hizo ese día una ratificación de "nacimiento", para el gran público, de la figura del empresario
su apoyo a Cavallo. Pero esa misma noche el Ministro lanzó una telepostal Alfredo l'abran —caracterizado como el "jefe de la
acusación pública, en un programa de televisión, que implica- mafia"—, quien a partir de entonces, pero con mucho mayor
ba una auténtica declaración de guerra al menemismo. Según fuerza un par de años después y hasta su sospechado suicidio
Cavallo, su gestión venía siendo bombardeada de manera cre- en 1998, se convertiría en un protagonista central de la reali-
ciente por "las mafias enquistadas en los tres poderes del Esta- dad política nacional.
428

Domingo Cavallo y Carlos S. Menem

"No le quedará juzgado por recorrer"

as declaraciones de Cavallo generaron indignación en Me-

L nem y sus hombres. Sobre todo cuando el Ministro eligió


al líder del Frepaso, "Chacho" Álvarez, como el interlocu-
tor privilegiado para precisar el sentido de su denuncia. Menem
dejó fluir su rabia en una reunión con cuatro gobernadores jus-
ticialistas. Calificó a Cavallo de "traidor" y formuló una concre-
ta amenaza. "No le va a quedar juzgado por recorrer", dijo, in-
sinuando una catarata de denuncias contra el Ministro. El tiem-
429

po se encargaría de demostrar que cumpliría con ese designio. que se garantizó —por un tiempo— su permanencia en él. En cam-
Para ese momento, Menem pensaba seriamente en echar a Ca- bio, multiplicó en Diputados sus ataques contra Yabrán y sus
vallo, y su candidato al reemplazo era el ex ministro de Galtie- presuntos "empleados" en el Parlamento y la prensa. Y se de-
ri, Roberto Alemann. Pero ya estaba en marcha un impresio- fendió con uñas y dientes cuando el radical Leopoldo Moreau
nante juego de presiones a favor de la continuidad de Cavallo, instaló para siempre, en esa sesión, el tema del sobreprecio y
sobre todo desde el exterior. Además, Cavallo compareció el 23 las coimas pagadas alrededor del contrato entre IBM y el Banco
de agosto ante la Cámara de Diputados para explicar sus de- Nación para la compra de un sistema informático. Varios de los
nuncias, y allí salvó de toda responsabilidad al gobierno, con lo sospechados, directores del banco, integraban su equipo.
430
431

Domingo Cavallo y Carlos S. Menem


Un proceso imparable

a momentánea paz entre Carlos Menem y Domingo Ca- fueron innumerables los gestos y las frases que intercambia-
vallo no consiguió disimular que, a partir de las denun- ron, en una clara disputa por la paternidad del plan económi-
cias del Ministro, se había abierto un proceso de enfren- co, permanentemente alabado por el poder económico local e
tamiento que ya no podría detenerse. En los meses siguientes internacional. Los centros financieros internacionales mostra-
432

Domingo Cavallo y Carlos S. Menem

ron varias veces que, para ellos, el mérito correspondía al Mi- escuchar quejas y sospechas de la comunidad de negocios nor-
nistro. El 24 de octubre, durante una visita a los Estados Unidos teamericana. La publicidad de sus dificultades le costó el pues-
para la que prefirió usar los contactos de los hombres del can- to de secretario de Medios de la presidencia a Guillermo Seda, un
ciller Guido Di Tella antes que los de Economía, Menem debió hombre considerado muy próximo a Cavallo.
433

Guido Di Tolla y Mario Cámpora

Malvinas: petróleo y seducción

i Tella había pasado, por entonces, a desempeñar una crecientes guiños de "seducción" dirigidos hacia Londres y

D función oficiosa considerada clave. Menem pensaba


ya en la manera de conseguir la posibilidad de aspi-
rar a un tercer mandato consecutivo, expresamente vedada por
hacia los kelpers. En esa línea se inscribió el acuerdo con Gran
Bretaña sobre explotación petrolera en la zona de las Malvinas,
firmado el 27 de septiembre en Buenos Aires. Ese acuerdo
la reforma constitucional. Sabía que sólo podría alcanzar su determinó zonas de explotación conjunta, y de exclusión para
objetivo a partir de un muy firme y activo consenso. Una mane- la Argentina, que implicaban por primera vez un reco-
ra de obtenerlo, pensaba, era un muy fuerte avance —o por lo nocimiento de la soberanía británica, aunque fuera de facto. El
menos la imagen de un fuerte avance— en las negociaciones acuerdo fue muy criticado desde la oposición. Pero también lo
con Gran Bretaña respecto de la soberanía sobre las Malvinas. cuestionaron expertos del peronismo, como el embajador Ma-
Di Tella se encargó de pilotear la tarea, a partir de sucesivos y rio Cámpora.
434

Graciela Fernández Meijide

El fenómeno Graciela

espués del gran éxito nacional de mayo, hubo una se- nador, el ex socialista Héctor Cavallero, era derrotado por Jorge

D rie de elecciones locales, durante ese año, que no re-


sultaron buenas para el oficialismo. Aunque se consi-
deró ganador con la victoria del ex dictador Antonio Bussi so-
Obeid, a quien apoyaban el duhaldismo y Carlos Reutemann.
Pero ninguna derrota dolió tanto como la que sufrió Antonio
Erman González a manos de la frepasista Graciela Fernández
bre la peronista Olijela del Valle Rivas en Tucumán, fue derro- Meijide el 8 de octubre, en la pelea por la tercera senaduría por
tado en Neuquén por el Movimiento Popular Neuquino. En el la Capital. Con cerca del 45 por ciento de los votos, Fernández
Chaco, un acuerdo pionero entre el radicalismo y el Frepaso Meijide estrenó ese día su condición de fenómeno electoral.
otorgó la gobernación al radical Ángel Rozas. En Santa Fe, Erman González quedó tercero en la elección, detrás del can-
después de muchas polémicas, el candidato menemista a gober- didato radical Jorge Vanossi.
435

Carlos 5. Menem y Juan Pablo .1.1

El reto del Papa

ntes de terminar 1995, Carlos Menem tuvo otro dolor cial, con su indicador más notorio, el del gran crecimiento del

A de cabeza. El 11 de noviembre, en un mensaje a 50


obispos argentinos que lo visitaban, el papa Juan Pablo
II formuló una severa crítica sobre aspectos de la situación del
índice de desocupación. El gobierno quedó desconcertado por
un cuestionamiento que, en función de su origen, era imposi-
ble desacreditar. Después, algunos operadores del menemismo
país que tocaba directamente al gobierno. Se refirió expresa- con buenos contactos en la Iglesia consiguieron que en el
mente al peligro de extensión de la corrupción, por la im- Vaticano se relativizara ligeramente la crítica. "El Papa se refi-
punidad de la que gozaban los autores de algunos de los más rió a la situación del conjunto de los países de América latina",
graves casos conocidos. Y también cuestionó la situación so- se dijo.
436

Gustavo Béliz, Carlos S. Menem y Joé O. Bordon


437

José O. Bordón y Carlos 'Chacho" Álvarez

Las grandes maniobras

l ingreso en el nuevo año, 1996, tuvo un calor político permanentes charlas con uno de los jefes del Frepaso, José Oc-

E inusitado. Las encuestas ya hablaban de una caída en pi-


cada de la popularidad de Menem y de sus políticas, en
un año con una encrucijada importante: la entrada en vigencia
tavio Bordón. Cuando Béliz concretó la ruptura, Bordón em-
pezó a exigir públicamente a sus socios del Frepaso que se per-
mitiera el ingreso del ex ministro como candidato a intendente
de la autonomía institucional de la Capital y la primera elec- de la fuerza, aunque ya estaba acordado que esa candidatura
ción por voto directo de su Jefe de gobierno, y de una asamblea sería para el dirigente socialista Norberto La Porta. La dinámi-
constituyente porteña. La coyuntura generó grandes realinea- ca de la discusión que se generó entre Bordón y los demás diri-
mientos políticos. En el PI, casi constante perdedor en la Capi- gentes frepasistas, con "Chacho" Álvarez a la cabeza, concluyó
tal, el mejor candidato posible a la intendencia era el ex minis- el 9 de febrero con otra ruptura. Bordón dejó el Frepaso, pero
tro del Interior Gustavo Béliz. Pero sus críticas al menemismo buena parte de los principales dirigentes de su partido, PAIS,
le valieron un constante sabotaje de los hombres del Presidente. no lo acompañó en la decisión. Poco después, deprimido y apa-
El 11 de enero, Béliz anunciaba su ruptura con el PI y la crea- rentemente golpeado por los sondeos que mostraban el cues-
ción de un partido propio, Nueva Dirigencia. Su movida tuvo tionamiento ciudadano a su actitud. Bordón renunció también
un inmediato reflejo en la oposición. Béliz venía manteniendo a su banca de senador.
438

Carlos S. Menem y Eduardo Bauza

Pérdida lamentada

lgo después, muchos sospecharon que la renuncia de


Bordón al Senado formaba parte de algún acuerdo para
As u lento retorno al justicialismo. Fue el 21 de marzo,
cuando Carlos Menem debió aceptar —con lágrimas en los ojos—
las razones por las cuales su amigo y su más confiable operador
político, Eduardo Bauza, insistía en renunciar al estratégico cargo
439

Jorge Rodríguez

de ministro jefe del Gabinete. Los médicos habían conminado hombre de bajo perfil y, por lo tanto, con pocos enemigos en
a Bauzá: las exigencias del cargo podían agravar hasta niveles la interna. El elegido fue el ministro de Educación, Jorge Rodrí-
imprevisibles su hepatitis C, la crónica y dura enfermedad que guez. Bauzá —de ahí las sospechas sobre Bordón— iría a ocupar
lo acosa. En un momento político muy dificil, en el que las rela- la banca de senador que el ex presidenciable frepasista había de-
ciones con el ministro de Economía Domingo Cavallo se com- jado. Por origen, esa banca le correspondía al PJ, y la renuncia
plicaban día a día, Menem decidió reemplazar a Bauzá por un de Bordón le permitía al oficialismo recuperarla en la práctica.
440

Esranislaa Karlic

El endurecimiento de la Iglesia

os dolores de cabeza del gobierno, al compás del creci- tud de la Iglesia durante la dictadura militar. Poco más de un

L miento de los problemas sociales y políticos, incluyeron


en el 96 el tema de las relaciones con la Iglesia. El 18 de
marzo, Menem escuchó directamente de boca de los integran-
mes antes, se habían cumplido los 20 años del golpe del 24 de
marzo de 1976. Una gigantesca concentración de repudio al
hecho, —más de 100 mil personas— había llenado la Plaza de
tes de la Comisión de Pastoral Social del Episcopado una dura Mayo en ese aniversario. La actitud más claramente crítica de la
caracterización de la realidad del país. Los obispos cuestio- cúpula de la Iglesia se manifestó el 5 de noviembre, con la reno-
naron los casos de corrupción oficial y plantearon la necesidad vación de sus autoridades. Uno de los hombres más proximos
"urgente de flexibilizar y humanizar el modelo económico", y al gobierno, el cardenal primado Antonio Quarracino, fue re-
de impulsar "una más justa distribución de la riqueza". La línea emplazado al frente del Episcopado por el obispo de Paraná,
marcada por ese documento continuó el 27 de abril con otro Estanislao Karlic, un prestigioso teólogo partidario de la distan-
documento, esta vez de autocrítica del Episcopado por la acti- cia con el poder político.
441

Eduardo Duhaide

El accidentado camino a la gloria

l año 96 había traído además la irrupción definitiva, entre abril y junio de 1996, cuando volvió a viajar en calidad

E apenas desmentida por compromiso, de la pelea entre


Carlos Menem y Eduardo Duhalde en el peronismo. El
Gobernador estaba lanzado a su proyecto presidencial para
de candidato a los Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania.
Desde el menemismo se le respondió con dureza. Mientras
Duhalde se asumía como futuro presidente en Washington, los
1999. En diciembre del 95, durante una visita a Madrid, se operadores menemistas presentaban en el Senado un proyecto
había hecho presentar, en su reunión con el rey Juan Carlos, de ley de consulta popular a través de la cual se pudiera impul-
como "el futuro presidente de los argentinos". Para la prensa sar una nueva reforma constitucional para permitir la "re-re-
que cubrió su viaje, deslizó una definición que trajo cola: "Soy elección" de Menem. Con el correr de los meses, la lucha entre
el candidato natural del peronismo". Profundizó en esa línea los dos se hizo cada vez más dura e impiadosa.
442

Eduardo Duhalde

De la "mejor policía" a la "maldita policía"

os problemas que enfrentaba el proyecto presidencial de

L Duhalde no surgían sólo de los designios menemistas. El


viejo poder de la policía bonaerense, multiplicado desde
la época de la dictadura militar, con los generales Camps y Vert-
plaetsen, no había sido tocado por Duhalde. Más aún, había
pactado con ese poder —sospechado de corrupción y brutali-
dad— y había puesto al frente de la fuerza a un paradigma de la
443

Pedro Klodczyk

corporación, Pedro Klodczyk. En febrero, el Gobernador orde- la complicidad de oficiales de la bonaerense con el narcotráfi-
nó a la Policía el arresto "por si acaso" de 500 personas, para co. El colmo fue cuando se descubrió la conexión entre la
impedir un acto universitario. El acto se hizo igual y la Policía policía bonaerense y el atentado contra la AMIA, con la de-
reprimió duramente, incluso al periodismo. Frente a las pro- tención del comisario Juan José Ribelli, uno de los hombres de
testas, Duhalde decidió sanciones, pero defendió a la fuerza: confianza de Klodczyk. La "mejor policía" ya empezaba a ser
"Es la mejor policía del mundo", exageró. Con el correr de los señalada públicamente como la "maldita policía". Duhalde se vio
meses, tuvo que morderse los labios. Empezaron a sucederse obligado a iniciar una purga y a anunciar el retiro de Klodczyk
los casos de "gatillo fácil". Después, una cámara oculta reveló para fines de ese año, 1996.
444

Carlos S. Menem y Domingo Cavallo

IBM-Banco Nación, una bola de nieve

a preocupación por los grandes casos de corrupción se

L generalizaba en abril de 1996. Después de varios meses


de investigación, el juez federal Adolfo Bagnasco decidió
el enjuiciamiento de 30 personas por el caso del contrato con IBM
para el sistema informático del Banco Nación. Estaban com-
probadas las sospechas de que, para la provisión de un servicio
por 250 millones de dólares, se habían pagado 37 millones de
445

dólares de coima a altos funcionarios. Además, en el contrato ex subsecretario general de la presidencia. Había llegado a ese
figuraba la compra de un sistema accesorio, provisto por la fir- cargo como hombre de confianza del secretario del área y figu-
ma CCR. Entre los funcionarios que habrían recibido las coimas ra clave del entorno de Menem, Alberto Kohan, uno de los
estaban el ex titular del Nación, Aldo Dadone, y su hermano grandes enemigos de Cavallo. En octubre, Cavallo declaró ante
Mario, estrechamente vinculados a Domingo Cavallo, quien Bagnasco que, en una charla con él y con Menem, Kohan había
incluyó las acusaciones sobre el caso como un tema de su cada revelado y justificado el pago de coimas de Cattáneo a los
vez más tenso conflicto con Carlos Menem y el menemismo. directores del Banco Nación. Menem y Kohan, por cierto, lo
La firma CCR, en cambio, pertenecía a Juan Carlos Cattáneo, desmintieron.
446

Carlos Corach

Un clima pesado

n ese mismo mes de abril, mientras los partidos se pre- paramilitares y de "mano de obra desocupada" de la antigua

E paraban para la crucial elección del intendente por-


teño y de los constituyentes de la ciudad, convocada
para el 30 de junio, el clima político se enrarecía hora tras hora.
estructura de represión e Inteligencia de la dictadura militar.
También de un grupo presuntamente de extrema izquierda, la
Organización Revolucionaria del Pueblo, que reivindicó el
Atentados contra locales de supermercados, contra el ex co- ataque a Bergés. El gobierno, a través del ministro del Interior
misario médico y torturador de la policía bonaerense Jorge Carlos Corach, convocó a los responsables de las áreas de se-
Bergés, y amenazas telefónicas generalizadas, conformaron guridad. Pero las investigaciones no llegaron a identificar cul-
esa preocupante atmósfera. Se habló de la posible acción de pables fehacientes.
447

Carlos S. Menem y Carlos Ruckauf

Una dura derrota oficialista

unque había querido postergarla más allá de los plazos daban al sacrificio y rechazó las presiones. Finalmente, la candi-

A legales, el gobierno debió afrontar finalmente la coyun-


tura de la elección porteña, histórica porque se trataba
de la primera en la que los ciudadanos de la Capital elegirían de
datura recayó en quien ejercía la jefatura municipal como el úl-
timo designado a dedo por el Presidente, Jorge Domínguez. La elec-
ción, como se esperaba, fue desastrosa para el oficialismo. De la
manera directa a sus autoridades. La oposición, tradicionalmente Rúa ganó con amplitud, con el 38,8 por ciento de los votos. La
ganadora en el distrito con el radicalismo, y en los últimos tiem- Porta fue segundo, con el 25,7, y Domínguez quedó tercero, con
pos con el Frepaso, tenía candidatos fuertes: Fernando de la Rúa sólo el 18 por ciento, con poca ventaja sobre Béliz, que obtuvo
por la UCR y Norberto La Porta por el frepasismo. Además, co- el 12,8. También en la elección de los constituyentes porteños el
mo un posible polo de atracción para los votantes peronistas, se revés justicialista fue duro. Allí ganó el Frepaso, con Graciela Fer-
presentaba Gustavo Béliz. El menemismo intentó forzar al diri- nández Meijide como cabeza de lista: obtuvo el 34,71 por cien-
gente partidario teóricamente con mejor imagen en la Capital, to. Le siguió el radicalismo, capitaneado por Miguel Angel In-
el vicepresidente Carlos Ruckauf, a convertirse en el candidato chausti, con el 27,24 por ciento. El peronismo, con el propio Ru-
justicialista. Pero Ruckauf, próximo a Duhalde, pensó que lo man- ckauf al frente de la lista, apenas superó el 15 por ciento.
448

Domingo Cavallo y Carlos S. Menem

Divorcio impiadoso

a derrota electoral, el creciente malestar social, y algu-

L nos datos macroeconómicos negativos, profundizaron


hasta el nivel del punto sin retorno las fricciones entre
Carlos Menem y su socio en la construcción del modelo, Do-
mingo Cavallo. El desempleo, según la encuesta de mayo del
INDEC, se mantenía en un altísimo 17,3 por ciento. El déficit
de las cuentas públicas también se había escapado, hasta llegar
449

a los 6 mil millones de dólares. Cavallo ya había merecido estoy cansado de tus aprietes", le dijo. Dos días después, el
críticas incluso de sus eternos defensores, los sectores del Presidente tomaba la iniciativa y le pedía la renuncia. Un año
gran capital. Tal vez por todo eso, el 24 de julio, cuando el antes, cuando Cavallo caracterizó de "mafia" a parte del entor-
Ministro amenazó con renunciar si no se cumplía su deci- no presidencial, Menem había querido echarlo, pero se lo im-
sión de terminar con un impuesto a los depósitos bancarios pidió la presión del establishment. En julio de 1996, la imagen
que subsidiaba la obra social de los empleados de bancos, de Cavallo como garante imprescindible del modelo parecía
Menem pensó que era su oportunidad: "Andate si querés, haberse esfumado.
450

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virtual coliderazgo en el espacio que más va-
Domingo Cavallo y Carlos S. Menem loraba de su gestión, y a un competidor per-
451

manente a la hora de definir la paternidad del modelo. Des- estricta ortodoxia ultraliberal de su formación, Fernández ofre-
pués de cumplir el rito con final anunciado de ofrecer el minis- cía como una de sus mayores virtudes precisamente su bajísi-
terio de Economía a Roberto Alemann, el Presidente eligió co- mo perfil. Por si acaso, en el mismo momento en que lo desig-
mo reemplazante de Cavallo a un hombre del riñón del mode- nó, Menem se encargó de bajárselo aún más. Reveló pública-
lo, el hasta entonces titular del Banco Central Roque Fernán- mente que primero había pensado en Alemann y en el "gurú"
dez. Además de su máster en la universidad de Chicago y de la de la city Miguel Ángel Broda.
452

jorre Dorninguez

Tiros por la culata

c avallo no fue el único alto funcionario que debió salir


del gobierno en esos tiempos. No precisamente porque
Menem quisiera, diez días antes había tenido que re-
nunciar el ministro de Defensa, Oscar Camilión, quien por en-
tonces aparecía como el principal responsable político de la
de cuatro altos funcionarios del área de Defensa. Se trataba del
ex titular de Fabricaciones Militares, Luis Sarlenga; de los co-
roneles Edberto González de la Vega y Roberto Franke, geren-
tes de esa dependencia; y del comodoro Nicolás Benza, ex jefe
del aeropuerto de Ezeiza. Para reemplazar a Camilión, Me-
venta ilegal de armas al Ecuador. Para entonces, la investiga- nem designó a Jorge Domínguez, sin ocupación desde que se
ción del caso, llevada adelante por el juez Jorge Urso y el fis- vio obligado a dejar la intendencia porteña en manos de Fer-
cal Carlos Stornelli, ya había determinado el procesamiento nando de la Rúa.
453

Condenas del pasado

o tro reemplazo obligado, el 10 de julio, fue el del mi-


nistro de Justicia Rodolfo Barra. Era otra figura clave
en el armado del Presidente, sobre todo para mane-
jar los intereses del gobierno entre los jueces. Pero Menem se
vio forzado a pedirle la renuncia cuando se hicieron públicos
junto a varios de sus compañeros de entonces. Se decía que en
esa época había participado en un atentado contra una sina-
goga. Y que había formado parte del equipo de Alberto Otta-
lagano, quien se reivindicaba como fascista, cuando fue inter-
ventor de la Universidad de Buenos Aires en los primeros '70.
algunos detalles de la historia del Ministro. Entre ellos, una Barra sólo reconoció como ciertas las circunstancias que la fo-
foto de su adolescencia que lo mostraba en una reunión del to ilustraba, y las explicó como "un pecado de ingenuidad ado-
grupo de ultraderecha Tacuara, mientras hacía el saludo nazi lescente".
454

Carlos S. Menem

Apagón y otras protestas

ara Carlos Menem, fue sólo "una fantochada". Pero lo pequeños negocios del país apagaron sus luces, y muchos ciu-

p cierto es que el "apagón" al que habían convocado pa-


ra el 12 de septiembre los partidos de la oposición y el
sindicalismo combativo nucleado en la CTA y el MTA, como
dadanos salieron a las calles a golpear cacerolas. Sólo unos
días después, el 26 y el 27 de septiembre, la propia CGT ofi-
cialista y aquellos gremios combativos coincidieron en un
medida de repudio global a la política oficial, se hizo sentir. "paro y medio" de 36 horas contra la política económica del
Entre las 20 y las 20.05, casi un 60 por ciento de las casas y los gobierno.
455

Caso Coppola, la noche y la política

l 9 de octubre, la dinámica política pegó un salto para una telenovela de la realidad, ventilada diariamente y hasta

E empezar a desarrollarse en otra dimensión. Ese día


fue detenido Guillermo Coppola, una suerte de gran
personaje de la noche y, al mismo tiempo, manager e íntimo
el cansancio por los medios, con especial protagonismo de
tres antiheroínas como Samantha Farjat, Natalia De Negri y
Julieta Lavalle. Fue Maradona quien denunció una trama po-
amigo de Diego Maradona. Tras un allanamiento de su casa, lítica en el caso. El juez instructor, Hernán Bernasconi, pro-
en el que se habría encontrado droga escondida en un jarrón, venía del peronismo bonaerense y, según Diego, respondía
se lo acusaba de tenencia y comercialización de estupefa- a un diseño de Eduardo Duhalde para golpear a Menem.
cientes. Para entonces, Maradona y Coppola parecían for- Después de varias semanas en prisión, de las groserías del
mar parte del círculo de amigos de Carlos Menem, y el ju- procedimiento de Bernasconi y de los policías bonaerenses
gador había sido contratado para participar en el operativo que lo auxiliaban, y también de las irregularidades del me-
oficial "Sol sin Drogas" y ayudar así, desde su experiencia de diático abogado defensor Cúneo Libarona, Coppola recupe-
adicto, a combatir el consumo. El caso Coppola pasó a ser ró la libertad.
456

Juan Carlos Sampavo, Alejandro Ortiz Iramain y María Alejandra Aznar

Caso María Soledad: la parodia judicial

se año había sido, también, el del espectáculo de la paro- mos el gesto que el presidente del tribunal, Alejandro Ortiz

E dia judicial. La memoria de María Soledad Morales ve-


nía exigiendo la reparación demorada desde hacía 6 años.
El 26 de febrero, un tribunal judicial catamarqueño improvi-
Iramain, le hacía a su joven e inexperta colega María Alejandra
Azar —en realidad jueza en lo civil, no en lo penal— para que
desechara la posibilidad de detener a un testigo probablemen-
sado inició un juicio a los dos principales imputados —Luis Tula te mentiroso, la que preocupaba al tercer juez, Juan Carlos Sam-
y Guillermo Luque, hijo del ex diputado saadista Ángel Luque- payo. Ortiz Iramain decidió entonces suspender la televisación
por el horrible crimen. Ese juicio fue minuciosamente trans- del juicio. Pero 10 días más tarde el Supremo Tribunal provin-
mitido por televisión durante algo más de un mes. Frente a las cial ordenaba reanudarla. Ortiz lramain, entonces, denunció
cámaras, y a los jueces, desfilaron desgarradores testimonios, que el gobierno radical de la provincia lo estaba presionando
furiosos careos, evidencias de complicidades, mentiras teme- para condenar a Luque, y renunció. Hubo que esperar un año
rosas. El 20 de marzo, las cámaras sorprendieron sin eufemis- más para que otro tribunal condenara a los culpables.
457

James Cheek y Carlos S. Merrem

Otra amarga despedida

ntes de terminar 1996, Bill Clinton había sido reelecto demostrado, también, que podía ser tan duro como Todman
presidente de los Estados Unidos. Pero su más perfecto cuando se trataba de defender los intereses del Estado o de las
epresentante en la Argentina, el desmañado pero extre- empresas privadas de los Estados Unidos, como —por ejemplo—
madamente amistoso embajador norteamericano James Cheek, en el caso del debate sobre la ley de patentes que Washington
debía cumplir con su muy postergada jubilación del servicio di- exigía a la Argentina. Por lo demás, tan bien sabía desempeñar
plomático. Carlos Menem lo despidió con tristeza. Como su an- su papel que hasta se hizo hincha fanático de un club de fútbol
tecesor republicano Terence Todman, Cheek se había converti- argentino, San Lorenzo de Almagro. Meses después de su retiro,
do en un habitual contertulio de Menem y de otras figuras del empezó a volver seguido a Buenos Aires, convertido —también
gobierno. Aunque en un envase mucho más amable, Cheek había como Todman— en lobbysta de una empresa de mucho peso.
458

El vía crucis de Cavallo

c arlos Menem lo había prometido 15 meses antes. En oc-


tubre de 1996 empezaron a llover las citaciones judicia-
les al ex ministro Domingo Cavallo. La idea del gobier-
no consistía en conseguir rápido una condena, o un procesa-
miento suficientemente impactante, para impedir que Cavallo
cumpliera su intención de llegar a la Cámara de Diputados en
459

Carlos Corach

las elecciones legislativas de 1997. Fue procesado por un caso operadores del Presidente y jueces, de ser empleados del miste-
de tráfico ilegal de oro. También por enriquecimiento ilícito, y rioso empresario. Su estocada más profunda se la dedicó al mi-
por un presunto delito de injurias contra el ministro de la Cor- nistro del Interior, Carlos Corach. Aseguró que, en una ocasión,
te Suprema Augusto Belluscio. Cavallo, según su estilo, se defen- Corach había escrito en su presencia, en una servilleta, los nom-
dió con furia. Y contraatacó. Acusó a Menem de estar atemo- bres de los jueces federales que respondían directamente a sus
rizado por la "mafia" de Alfredo Yabrán. Y a varios ministros, órdenes. Por supuesto, Corach rechazó indignado la acusación.
460

Carlos S. Menem y Eduardo Duhalde

Las peleas definitivas

ara enero de 1997, los cruces entre Menem y Cavallo se de la iniciativa de elaborar una estrategia política del PJ para

p empezaron a perder protagonismo frente a la etapa de


virulencia en la que ingresó la interna entre el Presi-
dente y Eduardo Duhalde. Es que el año recién iniciado sería
los desafíos por venir. Menem lo dejó pagando y convocó a su
propia reunión en Anillaco. A los pocos días, fue el Presidente
quien se adueñó de un plenario del Consejo Nacional Justicia-
clave para los posicionamientos políticos hacia el 99. La deci- lista, que había sido impulsado por Duhalde con la intención de
sión de Eduardo Duhalde de aspirar a la presidencia era tan que sirviera como recipiente de las visiones críticas sobre la
fuerte como el propósito de Menem de conservar su poder. El gestión del gobierno y la estrategia política oficialista. Menem
gobernador había convocado para los primeros días del año a lo convirtió en un acto de reafirmación de su liderazgo interno
una "cumbre" justicialista en Pinamar, con la idea de apropiar- en el que sólo hablaron él y sus ministros.
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José Luis Cabezas

Mafia, política, muerte...

a pelea se convirtió en guerra apenas controlada en la ma- término de una fiesta en una zona especialmente cuidada de
drugada del 25 de enero. Fue cuando se encontró el cadá- Pinamar. Lo que implicaba que eI secuestro sólo podía haber
er calcinado, torturado y baleado del reportero gráfico sido realizado con la complicidad de la Policía, que había con-
de la revista "Noticias" José Luis Cabezas, seguramente uno de vertido al lugar en una "zona liberada" para el crimen. Si el pe-
los crímenes más horrendos y de los que mayor nivel de sensi- riodismo se sintió brutalmente atacado, si toda la ciudadanía
bilización de la población en general alcanzaron. El cuerpo, sintió que trataban de condicionarla a través del terror, Duhalde
dentro de su automóvil incendiado, fue hallado en una cava al se convenció inmediatamente de que el crimen era un mensaje
costado de la ruta entre Pinamar y General Madariaga, la mis- en su contra, una concreta amenaza destinada a destruirlo. Y
ma que Duhalde recorría todas las mañanas, en ese enero de también pensó que los autores participaban en alguna oscura
vacaciones, para ir a pescar. Cabezas había sido secuestrado al trama relacionada con las "mafias" de las que hablaba Cavallo.
462

La conexión Yabrán-"maldita policía"

as primeras investigaciones sobre el asesinato de Cabezas

L fueron un muestrario de errores deliberados, falsas prue-


bas, pericias fraguadas y denuncias distractivas. Así cayó
la banda de "los pepitos" —y también un arma—, hasta que se
demostró que eran ajenos al caso. Con el correr de las semanas,
empezó a precisarse la sospecha de que el crimen había sido co-
463

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Eduardo Duhalde, Carlos S. Menem, Domingo Cavallo y Alfredo Yabrán

metido por una asociación ilícita en la que participaban sectores poblada por antiguos represores de la época de la dictadura.
de la policía bonaerense desplazados por las purgas implemen- Para junio, ya habían sido detenidos como partícipes del cri-
tadas por Duhalde, y hombres de Yabrán, dueño de empresas que men el oficial de la policía bonaerense Gustavo Prellezo y una ban-
no reconocía como propias —como la telepostal privada OCA, o da, la de "los horneros", que reconocieron su participación en
las polémicas Edcadassa e Intercargos, responsables de las adua- el hecho. Prellezo había hecho numerosos trabajos para Yabrán
nas aeroportuarias— y de una estructura de seguridad privada a través del jefe de seguridad del empresario, Gregorio Ríos.
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La conexión Yabrán-gobierno

c uando se consolidó esa línea de investigación, Yabrán se


sintió acosado. Recurrió al gobierno con un pedido de en-
trevista, que el ministro jefe de Gabinete, Jorge Rodrí-
guez, le concedió por indicación expresa de Menem. El Presi-
dente partía de gira a los Estados Unidos justo cuando un sistema
informático de investigación de llamadas telefónicas usado por
los investigadores del caso Cabezas, el Excalibur, demostró que
465

existía una profusa y antigua comunicación telefónica entre Ya- mente, el Presidente hizo una defensa pública del empresario,
brán y varios hombres del gobierno. Entre ellos, Erman Gon- al que consideró "víctima de una campaña de prensa". En la
zález, Alberto Kohan, y sobre todo Ellas Jassan, el ministro de Argentina, en cambio, Duhalde calificaba a Yabrán como "uno
Justicia. También Carlos Corach figuraba en la lista de las llama- de los sospechosos" del asesinato de Cabezas. Sólo los esfor-
das. Tras una mínima resistencia, Jassan tuvo que renunciar. zados oficios mediadores de Corach y Alberto Pierri, y la inmi-
Desde los Estados Unidos, Menem decidió reemplazarlo por el nencia de las elecciones de octubre, convencieron a Menem y
embajador en Washington, Raúl Granillo Ocampo. Paralela- Duhalde de establecer una tregua en la pelea que los enfrentaba.
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Susana Decibe

La contundencia de la carpa blanca

l gobierno tenía otros frentes preocupantes que aten- un grupo de docentes ayunantes. La carpa se convirtió en una

E der, a partir de la profundización de los problemas so-


ciales derivados de la política económica. Uno de ellos
se originó en la decisión del gremio de los maestros, CTERA,
referencia general de la pelea por la dignidad. Fue punto de
partida de innumerables marchas, y recibió la solidaridad de
personalidades de todo tipo. En 1998, la propia ministra envió
de generar una forma de protesta permanente contra la falta al Congreso un proyecto de ley de financiamiento educativo:
de presupuesto específico para mejorar sus miserables salarios. con fondos provenientes de un impuesto especial a los auto-
El 2 de abril de 1997, la ministra de Educación Susana Decibe móviles, con garantía del gobierno, y con retroactividad al 1°
descubría con desesperación que los maestros habían monta- de enero. Fue aprobado en noviembre, pero Menem, aconseja-
do una enorme carpa blanca para instalarse frente al Con- do por su ministro de Economía Roque Fernández, anunció el
greso. No se irían hasta que se aprobara por ley un fondo de veto de la garantía y de la retroactividad. La carpa blanca sigue
financiamiento educativo, y además siempre habría en la carpa en su sitio, siempre en la pelea.
467

Carlos S. Menem

"Cirugía mayor" y corte de rutas

on toda su contundencia, la carpa blanca fue la más subversiva", el gobierno mandó a la Gendarmería, cuyos efec-

C ordenada de las protestas generadas en 1997 por la si-


tuación económica y social. Mucho más violenta y de-
sesperada, otra forma de lucha de los excluidos, de los extirpa-
tivos reprimieron sin miramientos. A la sombra de aquellos,
también salieron a la caza los policías provinciales. Del arma
de uno de ellos salió el disparo que acabó con la vida de la jo-
dos por la "cirugía mayor sin anestesia" del modelo de Carlos ven Teresa Rodríguez. El método se trasladó a Salta, a Tartagal,
Menem, empezó a extenderse de sur a norte del país: la de los otra ex ciudad petrolera. Allí, el acuerdo —la distribución de
cortes de ruta. Primero fue en Cutral Có, una ciudad neuquina puestos provisorios de trabajo a 200 pesos por mes— llegó an-
con récords de desempleo tras la privatización de YPF. El go- tes que los enfrentamientos. Pero la violencia reapareció al poco
bierno provincial había anunciado una reducción del 20 por tiempo en todo el territorio de Jujuy, con epicentro en General
ciento en los salarios de los trabajadores estatales, y el conflicto San Martín. También fue la Gendarmería la encargada de gol-
estalló. Los trabajadores y los docentes hicieron punta en los pear y encarcelar a los jóvenes "fogoneros", la versión local de
cortes de ruta. Pero pronto una organización espontánea de los los "piqueteros". Sólo una paciente mediación de la Iglesia, y
jóvenes de la "nueva pobreza", autodenominados "piquete- fondos y planes Trabajar —los mismos de Tartagal— financia-
ros", copó la parada. Después de hablar de una "situación pre- dos por el gobierno central, pusieron fin al conflicto.
468

Matrimonio aterrador

1 clima en eI que se preparaban las elecciones legislativas de


octubre estaba signado por el caso Cabezas y las protestas
sociales. El Frepaso había jugado fuerte al trasladar a la se-
nadora Graciela Fernández Meijide a la provincia de Buenos Aires,
como cabeza de lista de candidatos a diputados, para desafiar el
poder de Eduardo Duhalde en su feudo. Como respuesta, Duhal-
de "adelantó la dama"; frenó las internas previstas en su partido
469

Rau'l Alfonsín, Carlos "Chacha" Álvarez y Carlos S. Menem

y armó a dedo una lista de candidatos encabezada por su espo- partidarias, contra su propia decisión de febrero, Alfonsín deci-
sa Chiche Duhalde. Para ese escenario privilegiado de la pelea dió entonces aceptar una propuesta de acuerdo planteada por el
que seria la provincia de Buenos Aires, el radicalismo había líder frepasista "Chacho" Álvarez. El 2 de agosto nació la Alianza
jugado el ambivalente prestigio del ex presidente Alfonsín, pe- UCR-Frepaso, con listas combinadas según las realidades de ca-
ro las encuestas le daban mal en relación con la pelea palmo a da distrito. El oficialismo empezó a asustarse seriamente. Pero
palmo que protagonizaban, en los sondeos, Graciela y Chiche, no atinó sino a denunciar una renacida Unión Democrática, la
con ventaja para la segunda. Contra las más caras tradiciones coalición que en 1946 había enfrentado sin éxito a Perón.
470
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La pista de Anillaco

o descubrió un grupo de periodistas. En Anillaco, el

L pequeño poblado natal de Carlos Menem en La Rioja,


allí donde el Presidente está construyendo desde hace
años una casa importante y —en la montaña— un lujoso
búnker también se estaba terminando una pista de aterrizaje
capaz de permitir la llegada y la partida de grandes aerona-
471

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Cardos S. Menem

ves. Tal vez del porte del nuevo Tango 01, el moderno y presarios amigos; y de una inversión del gobierno provin-
superequipado avión presidencial adquirido por Menem un cial para facilitar la exportación de olivos y dátiles produci-
par de años antes. Las explicaciones fueron muchas y con- dos en La Rioja. Ninguna satisfizo, pero la denuncia puso
tradictorias. Se habló de un emprendimiento de la Fuerza fin, antes de comenzar, a lo que se anticipaba como un in-
Aérea; de una donación al Presidente —para que pudiera lle- teresante programa de investigación periodística en la tele-
gar más seguro a su pueblo—, realizada por un grupo de em- visión.
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Carlos 'Chacho" Alvarez, Graciela Fernández Meijide, Fernando de la Rúa, Raúl Alfonsin y Carlos S. Menem

Signos de cambio

c uando llegó el 26 de octubre, pocos preveían el salto


que las elecciones legislativas impulsarían en el mapa
político del país. El fenómeno de la Alianza fue espe-
cialmente contundente en la provincia de Buenos Aires. Duhalde,
que esperaba emerger de los comicios con su candidatura pre-
del país hubo otras victorias opositoras importantes, como en
Santa Fe y, por cierto, en la Capital Federal. La oposición des-
contó buena parte de la diferencia de bancas a favor que el jus-
ticialismo tenía en Diputados. Pero, sobre todo, dio un golpe
de efecto político. El PJ ya no era mayoritario. Además, y con-
sidencial para el 99 consolidada, conoció su primera gran de- tra todas las evidencias, Menem no aceptó que le correspon-
rrota electoral. El carisma de Graciela Fernández Meijide, al diera parte de la derrota y, aprovechando el deterioro duhal-
frente de las listas de la Alianza frepasista-radical, y el hastío dista, se dispuso a redoblar sus aspiraciones para la "re-reelec-
ante el modelo menemista en sectores importantes del electo- ción". En los hechos, sin embargo, la salsa preparada con por-
rado de tradición peronista del conurbano decidieron la puja. ciones de "Chacho" Alvarez, Fernández Meijide, Alfonsín y De
Graciela le ganó a Chiche por 10 puntos de ventaja. En el resto la Rúa no le resultó liviana.
473

Carlos S. Menem

A fondo por la "re-re"

a disposición de Menem para eternizar su presencia en la

L Casa Rosada empezó a tener andamiento firme en 1998.


La primera iniciativa fue una presentación judicial, en la
Rioja, del ultramenemista ex diputado Roberto Fernández, con
el argumento de que impedirle a Menem postularse —lo inha-
bilita la cláusula transitoria 9 de la Constitución— implica una
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Carlos Corarh y Rodolfo Barra

discriminación prohibida por el Pacto de San José de Costa Rica, luego sirvieran para justificar una reinterpretación del texto
también de rango constitucional. Después hubo muchas más constitucional por parte de la Corte Suprema, dominada en
presentaciones, según un diagrama argumental de mayor varie- una proporción de 5 a 4 por ministros considerados "amigos"
dad ideado por el ex ministro de Justicia, Rodolfo Barra, y ope- del gobierno. A la espera de la oportunidad de ese trámite, el
rado por Carlos Corach y otros hombres del Presidente. En rigor, menemismo jugó con la figura de Palito Ortega como can-
la idea central consistía en dejar sentados antecedentes que didato para oponerlo a Duhalde en la interna presidencial.
475
476

fosé Luis Cabezas

Yabrán y su oscura desaparición

D uhalde reaccionó con dureza, pero también tropezó


con dificultades. Mientras calificaba de "sainete" Ias ini-
ciativas "re-reeleccionistas" del menemismo, había em-
prendido una reforma global de la policía bonaerense. Pero lo
perseguía el crecimiento de la imagen de inseguridad en la pro-
vincia de Buenos Aires. Y la imposibilidad de dilucidar definiti-
vamente el crimen de Cabezas. En mayo, un testimonio de la es-
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posa del detenido Prellezo permitió al juez de la causa, José Luis una derivación insospechada. Después de unas horas de clan-
Macchi, abandonar la inercia y pedir la captura de Alfredo Ya- destinidad, Yabrán apareció muerto, supuestamente por un
brán, quien aparecía como el mentor ideológico del crimen. proyectil de escopeta que él mismo se disparó, en su estancia de
Hubo un intento de réplica de los amigos de Yabrán a través San Ignacio, en Entre Ríos. Las sospechas crecieron inmedia-
del juez federal Bernasconi, el mismo del caso Coppola, protegi- tamente. Muchos dudaban de que se tratara efectivamente del
do por los senadores menemistas. Pese a estar sometido a jui- empresario, aunque las pericias lo confirmaron. Según otros,
cio político, no había sido suspendido, y trató de quitarle la ju- había sido víctima de un asesinato o de un "suicidio inducido",
risdicción del caso a Macchi. La frustración de la jugada tuvo para evitar que hablara. El misterio, y las dudas, persisten.
ti

478

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Eduardo Duhalde y Carros S. Menem

La paz imposible

ras la muerte de Yabrán, el menemismo intentó con- rrogar hasta el 2003 la jefatura de Menem en el partido. Duhal-

T vencer a Eduardo Duhalde de la necesidad de acordar.


El gobernador no aceptó un ofrecimiento que, para él,
escondía la intención de condicionarlo y licuar sus posibilida-
de no fue al congreso y replicó con un golpe de audacia. Con-
vocó a un plebiscito en la provincia de Buenos Aires para que
los ciudadanos del distrito se pronunciaran sobre la "re-reelec-
des para el 99. Redobló la apuesta, y empezó a predicar un dis- ciór Lo hizo —por cierto— seguro de que el nivel de populari-
curso contra el modelo menemista y sus consecuencias sociales. dad del Presidente y su modelo tendrían como resultado un ma-
"El modelo está agotado", sostuvo como eje de su precampaña. sivo "no". Menem no pudo zafar de la jugada. Tan consciente co-
Menem y sus operadores intentaron acorralarlo. Convocaron mo Duhalde de la realidad de su consenso, tuvo que hacer una
para el 17 de julio a un congreso del PJ, para conseguir un aval pública y formal renuncia a toda aspiración "re-reeleccionis-
formal a la estrategia de la "re-reelección" y, de paso, para pro- ta". Claro que no a sabotear el proyecto presidencial duhaldista.
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Antonio Erman González


Los nuevos-viejos escándalos

l compás de la pelea Menem-Duhalde, en los últimos Tella y, sobre todo, el ministro de Trabajo Antonio Erman Gon-

A meses del año resurgieron con fuerza dos de los escán-


dalos que más asustaban, y asustan, a los hombres del
gobierno. El tráfico ilegal de armas a Ecuador y Croacia recu-
zález quedaron sospechados por las nuevas revelaciones. El ca-
so, además, arrojó otro dudoso suicidio, el del oficial retirado
de la Armada Horacio Estrada. Con antecedentes de represor
peró vigor cuando se supo que, en su momento, la embajada y de traficante de armas, Estrada apareció "suicidado" días des-
argentina en Perú había informado a través de los canales de la pués de declarar ante el juez Urso. Otro extraño suicidio sacu-
Cancillería sobre la existencia de armamento nacional entre las dió en octubre a la opinión pública. Fue el de Marcelo Cattáneo,
tropas ecuatorianas. También se supo que hombres del Ejérci- hermano de Juan Carlos y ligado al caso IBM-Banco Nación,
to habían observado y notificado la presencia de armas argen- quien apareció ahorcado, con una nota —procedente de un
tinas en Croacia. El general Martín Balza, el canciller Guido Di diario— sobre el tema en la boca.
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Las cuentas suizas, y las de la tele

s usana Giménez, por un lado, y el gobernador y ex dic-


tador de Tucumán Antonio Domingo Bussi, por otro,
protagonizaron sus propios escándalos. Las investiga-
ciones del juez español Baltasar Garzón sobre la represión ile-
gal en la Argentina llevaron al descubrimiento de varias cuen-
fuerzas en la Legislatura tucumana lo dejó en libertad y lo de-
volvió a su cargo. Susana Giménez se vio envuelta en un apa-
rente fraude cometido con lo recaudado por las líneas telefó-
nicas que su programa televisivo ofrece para que la audiencia
aspire a ganar premios. También están comprometidos sus
tas secretas —en bancos suizos— de antiguos represores. Dos de socios y productores, entre ellos su novio Jorge Rodríguez, el
ellas pertenecen a Bussi. Aunque nunca pudo explicar el tema, ex jefe montonero Rodolfo Galimberti y el empresario Jorge
y a pesar de que fue sometido a juicio político, la relación de Born.
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La rebeldía de la justicia

a ráfaga de justicia esencial había em-

L pezado a soplar en junio, cuando el juez


federal de San Isidro Roberto Marque-
vid' citó a declarar y dejó detenido a Jorge
Videla por la apropiación de dos hijos de de-
saparecidos durante la dictadura militar, un
crimen que no prescribe, y que no estaba in-
cluido en las leyes de Punto Final y Obedien-
Jorge R. Videla
482

7— y /...„./ 7
/ --

Emilio Eduardo Mossem

cia Debida. Lo mismo sucedió en octubre con el antiguo hom- misma acusación en varios otros casos investigados por la Jus-
bre fuerte de la Armada, Emilio Massera, esta vez por una ticia gracias a la incansable lucha de la Abuelas de Plaza de Mayo.
causa de apropiación del hijo de una detenida-desaparecida en La detención de Massera coincidió en el tiempo con la del dic-
la ESMA. A los dos máximos paradigmas del terrorismo de tador chileno Augusto Pinochet en Londres, debida al pedido
Estado —indultados por Menem en 1990— se los acusa de ser de captura planteado en su contra por el juez español Baltasar
los autores mediatos de esas apropiaciones, y podría caberles la Garzón.
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Julio Nazareno
Un Senado para la retirada

1 oficialismo fue, ya entrado el mes de noviembre, el autor rías de las provincias de Chaco y Corrientes, Carlos Pavicich, radi-

E de un escándalo más estrictamente político. Con la apa-


rente previsión de una derrota electoral en el 99, los sena-
dores del PJ se apuraron a garantizarse una Mayoría significati-
cal, y Hugo Tomase_lla, autonomista. En lugar de ellos, designaron
a dos justicialistas, el chaqueño Hugo Sager y el correntino Rubén
Pruyas. Frente a las generalizadas críticas y presentaciones judi-
va en la Cámara para cuando ya no sean gobierno. Recurrieron ciales de los sectores perjudicados, el PJ consiguió una vez más el
al método de convertirse en electores, no ya en jueces de títulos, aval del grupo de cinco jueces de la Corte Suprema encabezado
de los senadores que debían ingresar por las respectivas mayo- por el propio presidente del máximo tribunal, Julio Nazareno.
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De la Rúa candidato

o hubo sorpresa en cuanto al gana-

N dor, pero sí ante la amplitud de la


victoria. El 29 de noviembre, el radi-
cal Fernando de la Rúa vencía por 27 puntos
de diferencia a la frepasista Graciela Fernán-
dez Meijide, en una inédita interna abierta en
la que participaron casi 2.400.000 personas, y
se consagraba candidato a presidente por la
Alianza opositora. El peso del aparato radical
pudo más que el carisma mediático de los hom-
bres del Frepaso. Para alegría del duhaldismo,
la Alianza quedó simbolizada, para las eleccio-
nes presidenciales de 1999, por su perfil más
conservador. El Frepaso sólo consiguió impo-
nerse en la Capital Federal, curiosamente el
distrito donde el ganador De la Rúa hace su
experiencia concreta de gestión. En la misma
noche de su derrota, Graciela cumplió su pro-
mesa: rápidamente, anunció que será candida-
ta a la gobernación de la provincia de Buenos
Aires, no a la vicepresidencia de la Nación.
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José Manuel de la Sota y Carlos S. Menem

La carta cordobesa de Menem

la contundencia de los sondeos nacionales tamba- UCR-Frepaso —Fernando de la Rúa-Carlos "Chacho" Alvarez— en
l ó el 20 de diciembre, cuando el justicialista José Ma-
Ale las elecciones presidenciales de octubre de 1999. Fue un éxito
uel de la Sota quebró la historia de los últimos quince de la perseverancia de De la Sota, vencido ya dos veces —en
años en su provincia con la derrotar del radicalismo en la elec- 1987 y 1981— en el mismo intento. Fue, sobre todo, la derrota
ción por la gobernación cordobesa. Le ganó por más de 9 puntos de un estilo hosco y autoritario, el de Mestre, puesto al servicio
porcentuales al gobernador saliente, Ramón Mestre, y provocó de un ajuste sin contemplaciones, muy parecido al aplicado por
un golpe de efecto capaz de introducir un sello de imprevisibi- el gobierno nacional. Sin embargo, el presidente Carlos Menem
lidad en el mapa político nacional, hasta allí diseñado, aparente- no tuvo reparos en hacerse dueño de la victoria y plantearla como
mente, para un casi seguro triunfo de la fórmula de la Alianza un punto de partida para una nueva ofensiva "re-reeleccionista'
486

Una interna eterna

l más inmediato de los efectos del triunfo de De la Sota en dor y a su proyecto presidencial, que incluye el del liderazgo ex-

E Córdoba fije el salto hacia adelante en la feroz interna de-


satada en el PI entre Carlos Menem y Eduardo Duhalde.
Como hasta julio de 1998, el Presidente pareció poner al gobema-
cluyente del peronismo, contra las cuerdas. Con el aval de la ma-
yor parte de los caciques territoriales partidarios, Menem dio in-
cluso la sensación de que otra vez conseguía tomar la iniciativa
487

hasta el punto de forzar los pasos políticos de su rival interno. Lo de, al borde del abismo, responder con un contragolpe: la acusa-
que el Presidente no logró modificar es la persistente demostra- ción pública de que Menem y sus hombres juegan a la derrota del
ción de la falta de consenso de su figura y de sus políticas, una y peronismo en las elecciones presidenciales. La suerte política del
otra vez graficada por las encuestas. Es lo que permitió a Duhal- `99 será, en gran medida, la de la guerra entre Menem y Duhalde.
Indice

Prólogo, por Félix Luna ........ 9

DÉCADA DEL '60


Castro, la señal de los '60 ...... 12
Trotski, resucitado en Occidente ...... 13
Mao, la otra vertiente ...... 14
Joáo Goulart, un precursor brasileño ...... 15
Arturo Frondizi y Rogelio Frigerio. El ensayo desarrollista ...... 16
Ernesto "Che" Guevara y Arturo Frondizi. Las causas del fin ...... 17
Arturo Illia. Otra "isla" democrática ...... 18
Juan Domingo Perón. El "jaque al régimen" ...... 19

DÉCADA DEL '70


Edson Aran tes do Nascimento (Pelé). Un rey con corona ................................................................................. 22
Salvador Allende. La fugaz esperanza de la "otra vía" ...... 23
Salvador Allende - Augusto Pinochet. El acecho y el golpe ................................................................................ 24
Hugo Banzer. La ola golpista ...... 26
Edward Heath. El último de los tories 27
Henry Kissinger. El gran arquitecto ...... 28
Golbery do Couto e Silva y Ernesto Geisel. El camino a la "subpotencia continental" ...... 29
Jimmy Carter y John Travolta - Cyrus Vance, Ernesto Geisel y Carlos Andrés Pérez. Un paréntesis liberal ......30
Rey Juan Carlos de España - Adolfo Suárez y Felipe González. Un paquete a desatar ...................................... 33
Albino Luciani - Karol Wojtyla. La otra restauración conservadora ...... 34
El laberinto de Medio Oriente ......................................................................................................................... 36
La ilusión de Camp David ............................................................................................................................... 38
Ruhollah Khomeini. Fundamentalismo, la nueva opción ................................................................................. 42
Jean Bedel Bokassa. Las joyas de la V República ............................................................................................... 43
Roberto M. Levingston. La lámpara mal frotada ............................................................................................... 44
Pedro E. Aramburu. La dialéctica de la venganza ............................................................................................. 45
Mario Firmenich. El otro polo ......................................................................................................................... 46
Alejandro A. Lanusse. Jefe de "partido", jefe de gobierno ...... 47
José Rucci - Rogelio Caria, Alejandro Lanusse y José Rucci - Rubens San Sebastián. La tentación sindical ...... 49
Arturo Mor Roig y Ricardo Balbín. La cocina del GAN .................................................................................... 51
Jorge D. Paladino. El GAN en plena marcha ..................................................................................................... 52
Juan D. Perón y Alejandro A. Lanusse. La propuesta del bronce ...................................................................... 53
Jorge D. Paladino y Juan D. Perón - Juan D. Perón, José 1. Rucci y Héctor J. Cámpora.Jaque al GAN .............. 55
Adalbert Krieger Vasena y José B. Gelbard. El GAN y el establishment .............................................................. 58
Arturo Frondizi y Juan D. Perón - Juan D. Perón y Vicente Solano Lima - Juan D. Perón y Arturo Frondizi.
Perón en la contraofensiva ...... 59
Juan Manuel Abal Medina. La política de las "alas" ...... 62
Juan D. Perón. La teoría del "trasvasamiento generacional" ...... 63
Juan D. Perón. La preparación del ring ...... 64
Alejandro A. Lanusse y Juan D. Perón. El "cuero" y la trampa .......................................................................... 65
Juan D. Perón y Héctor J. Cámpora. El eterno mito del retorno ..................................................................... 66
Juan D. Perón y Héctor J. Cámpora.La "realización" del mito ......................................................................... 67
Juan D. Perón y Alejandro A. Lanusse. El mito consumado ............................................................................. 68
Juan D. Perón, Ricardo Balbín, Leopoldo Bravo, Horacio Thedy, Vicente Solano Lima y Héctor J. Cámpora.
La Casa Rosada en Gaspar Campos ........................................................................................................... 70
Juan D. Perón y Ricardo Balbín. El "salto del cerco" ...... 71
Juan D. Perón y Héctor J. Cámpora. El nacimiento del "tío" ...... 72
Juan D. Perón y Héctor J. Cámpora. "Cámpora al gobierno, Perón al poder" ................................................. 73
Héctor J. Cámpora y Vicente Solano Lima. La fórmula de Perón ..................................................................... 74
Héctor 1. Cámpora y Juan D. Perón. La educación del "tío" ...... 75
Alejandro A. Lanusse y Héctor J. Cámpora. Un plato demasiado escaso ......................................................... 78
Ricardo Balbín y Raúl Alfonsín. Una antigua frustración alfonsinista ...... 80
Alvaro Alsogaray. Alsogaray y su propuesta "goleadora" ...... 81
Ricardo Balbín, América Ghioldi, Francisco Manrique, Juan C. Coral, Raúl Chamizo, Héctor J. Cámpora,
Ezequiel Martínez, Oscar Alende y Jorge A. Ramos. Nueve personajes en busca de un sillón ...... 82
Héctor J. Cámpora. La gran ilusión en marcha ...... 83
Rey, Lanusse y Coda. Final sin atenuantes ...... 84
Héctor J. Cámpora y Alejandro A. Lanusse. Luces y sombras del 25 ................................................................. 85
El equipo de la discordia ...... 88
José I. Rucci y José B. Gelbard. Pacto social, "inflación cero" ...... 90
Ángel Robledo y Jorge Carcagno. Fugaces nuevos aires ...... 91
Juan D. Perón y Héctor J. Cámpora. La conspiración contra el "tío" ...... 92
Lorenzo Miguel. El poder de la "patria metalúrgica" ...... 93
Juan D. Perón. La tragedia del último retorno ...... 94
Juan D. Perón. El "león herbívoro" ...... 96
José López Rega y Raúl Lastiri. López Rega al asalto ...... 98
Alberto Vignes. Tiempos de "limpieza" ............................................................................................................. 99
Juan D. Perón. Hacia la tercera presidencia ..................................................................................................... 100
Juan D. Perón. La fórmula Perón-Perón ........................................................................................................... 102
Ricardo Balbín y Fernando de la Rúa. La réplica radical ................................................................................. 103
Juan D. Perón. Votos en catarata ...................................................................................................................... 104
José B. Gelbard y Juan D. Perón. Asunción en medio del drama ..................................................................... 105
José B. Gelbard. Una tortilla irritante 106
Jorge Carcagno y Leandra Anaya. El frente militar ........................................................................................... 107
Victoria Calabró. La derecha eleva la presión .................................................................................................. 108
Vicente Damasco. La ruptura definitiva .......................................................................................................... 109
Juan D. Perón. La muerte del Líder ................................................................................................................ 110
José López Rega. Isabel al gobierno, el "Brujo" al poder ................................................................................... 111
Oscar Ivanissevich. Los hombres de "Lopecito" ............................................................................................... 112
Alfredo Gómez Morales. Síntomas de crisis ....................................................................................................... 113
Segundo Palma. La dinámica sindical .............................................................................................................. 114
Celestino Rodrigo. El "Rodrigazo" o la espiral de la crisis ................................................................................. 115
Casildo Herreras, Lorenzo Miguel y María E. Martínez de Perón. Caída y fuga de "Lopecito" .......................... 116
Pedro Bonnano - Carlos Villone - Antonio J. Benítez. El equilibrio isabelista ................................................... 117
José B. Gelbard, Alfredo Gómez Morales, Celestino Rodrigo y Pedro Bonnano. La pendiente de la crisis .......... 120
Casildo Herreras y Antonio Cafiero. La ofensiva empresaria ........................................................................... 122
Jorge R. Videla y José A. Martínez de Hoz. La aparición del "profesionalismo" militar .................................... 124
Ítalo Luder. El sueño "antiverticalista" ............................................................................................................ 125
María E. Martínez de Perón, Jorge R. Videla, Emilio E. Massera, Roberto Viola, Ítalo Luder, Antonio Cafiero,
Ángel Robledo y Raúl Matera. Las últimas expectativas ............................................................................. 126
Humberto Martiarena. Las Fuerzas Armadas se prueban el traje ................................................................... 128
José B. Gelbard, Alfredo Gómez Morales, Celestino Rodrigo, Pedro Bonnano, Antonio Cafiero y Emilio Mondelli.
El camino al abismo .................................................................................................................................. 129
Nicotina Locche y Casildo Herreras. De "borrados" y negadores ...................................................................... 130
Ricardo Balbín, Deolindo Batel, Robert Redford y Paul Newman. El golpe sin cura ........................................ 132
Albano Harguindeguy y Jorge Videla - José A. Martínez de Hoz. Terror y negocios .......................................... 134
Emilio E. Massera y Alfredo Astiz. La perfección del método ............................................................................ 136
Ramón Camps. La semilla de la "maldita policía" ........................................................................................... 137
José A. Martínez de Hoz. La violenta reestructuración capitalista .................................................................... 138
Adolfo Diz y Julio González del Solar - José A. Martínez de Hoz y Gulliermo W. Klein - Adolfo Diz
y José A. Martínez de Hoz. El reino de los Chicago boys .............................................................................. 139
Jorge R. Videla y Albano Harguindeguy. Represión oficial, represión clandestina ............................................ 142
Adolfo Tortolo. Las dos Iglesias ......................................................................................................................... 143
Emilio Massera, Jorge Videla, Jaita Havelange y Orlando Agosti. Mundial 78, la euforia propagandística ........ 144
Carlos W. Pastor, Jorge R. Videla y José A. Martínez de Hoz. La "institucionalización" del régimen ................ 146
Carlos W. Pastor y Henry Kissinger. Un país aislado ......................................................................................... 147
Raúl Francisco Primatesta y Carlos W. Pastor. La fantasía belicista .................................................................. 148
Antonio Samoré - Antonio Salvaré y Ricardo Etcheverry Boneo. Los sabios oficios vaticanos .......................... 149
Videla, Pinochet, Samoré, Nicolaides, Juan Pablo TI y Gardel. Videla-Pinochet, entre el amor y el odio .......... 151
Jorge R. Videla. Los sacudones del tercer aniversario ....................................................................................... 152
José A. Martínez de Hoz y Diego A. Maradona. Los argentinos, "derechos y humanos", y endeudados .......... 154

DÉCADA DEL '80


Lech Walesa y Juan Pablo II. El pequeño electricista de Gdansk ..................................................................... 158
Ronald Reagan. El cowboy vuelve a cabalgar ................................................................................................... 160
George Bush - Jesse Jackson. Una década de reaganomics ................................................................................. 161
Mijail Gorbachov. La "transparencia" del derrumbe ....................................................................................... 163
Deng Xiaoping. La vía china hacia el capitalismo ............................................................................................. 164
Omar Torrijos y Marlon Brando. Los arreglos en el "patio trasero" .................................................................. 165
Anastasio Somoza - Alfredo Stroessner. Sociedades golpeadas .......................................................................... 166
Augusto Pinochet. La parábola pinochetista ..................................................................................................... 168
Tancredo Neves - Ulysses GuimarIes. La ordenada transición brasileña .......................................................... 170
Anuar Sadat. El fundamentalismo avanza ....................................................................................................... 172
Franfois Mitterrand y Georges Marchais. La cara socialdemócrata del capitalismo .......................................... 173
Hafez Assad - Yasser Arafat. La escalada en el mundo árabe ............................................................................ 174
Felipe González. Un señorito andaluz ............................................................................................................... 176
Roberto Viola, Emilio E. Massera y Orlando Agosti. La crisis de la sucesión .................................................... 177
Gabino Ezeiza, José A. Martínez de Hoz y José Betinotti. Los estertores del "milagro económico" .................. 178
José A. Martínez de Hoz. Un mutis vergonzoso ............................................................................................... 180
Lorenzo Sigaut y Roberto Viola. Un fugaz amague aperturista .......................................................................... 181
Lorenzo Sigaut y Roberto Viola. La apuesta por el abismo ............................................................................... 182
Ataque cardíaco por decreto ............................................................................................................................. 183
Basilio Lami Dozo, Jorge I. Anaya, Leopoldo F. Galtieri y Roberto Alemann. La realidad vista al revés ............ 184
Carlos Gardel. Cuando la dictadura se creyó Gardel ........................................................................................ 186
Carlos Gardel y Margaret Thatcher. La ilusión de una estrategia ...................................................................... 187
Francisco Fiorentino, Margaret Thatcher y Aníbal Troilo - Reina Victoria. El imperio contraataca .................. 188
Fidel Castro, Nicanor Costa Méndez y Carlos Gardel. El descubrimiento del Tercer Mundo .......................... 190
Carlos Gardel y Charly García. Un baño de sangre inútil ................................................................................ 191
Saúl Ubaldini y Lorenzo Miguel - Carlos Gardel y Roberto J. Alemann. Entre la solidaridad y la decepción 192
Juan Pablo H y Carlos Gardel. Una rendición casi escondida ............................................................................ 194
Basilio Lami Dozo, Jorge I. Anaya y Leopoldo E Galtieri. Los sueños quebrados .............................................. 196
Cristino Nicolaides, Jorge I. Anaya y Basilio Lami Dozo - Reynaldo Bignone, Jorge T. Anaya, Cristino Nicolaides
y Basilio Lami Dozo. Los límites de la solidaridad castrense ........................................................................ 197
Reynaldo Bignone, Jorge R. Videla, Roberto Viola, Leopoldo F. Galtieri y Emilio E. Massera.
La descomposición del régimen ................................................................................................................. 200
Llamil Resten y Reynaldo Bignone. Las presiones por la concertación .............................................................. 202
Rodolfo Barra. Una Corte amplia y "amiga" ..................................................................................................... 356
Terence Todman y Carlos S. Menem - Juan D. Perón, Spruille Braden, Terence Todman y Carlos S. Menem.
El caso Swift y el peso del "Virrey" ............................................................................................................. 357
Domingo E Cavallo y Carlos S. Menem - Alvaro Alsogaray, Jorge Born, Antonio Erman González,
Domingo Cavallo y Carlos S. Menem. Cavallo y la conquista de la estabilidad .......................................... 359
Ibrahim Al Ibrahim, Amira Yoma y Mario Caserta - María Servini de Cubría, Carlos Corach y Carlos Menem.
E1"Yomagate", la estrechez del círculo ....................................................................................................... 362
Las tribulaciones de un Presidente ................................................................................................................... 364
Ramón Saadi. María Soledad: horror y feudalismo ......................................................................................... 365
Carlos S. Menem, Ramón Ortega, Eduardo Duhalde, Domingo Cavallo, Antonio Erman González, Amira Yoma,
Miguel Ángel Vicco y Carlos Reutemann. La encrucijada electoral ............................................................. 366
Julio Mera Figueroa. La arquitectura de la victoria ......................................................................................... 368
Carlos S. Menem y Eduardo Duhalde - Carlos Reutemann. La victoria política de la estabilidad .................... 369
Cavallo, Perón, Angeloz, Alfonsín, Alsogaray, Zalema Yoma y Carlos S. Menem - Carlos S. Menem.
La llegada de la "edad de oro" ..................................................................................................................... 371
Guido Di Tella - Carlos S. Menem y Fidel Castro - Carlos S. Menem, Domingo Cavallo y George Bush.
Las "relaciones carnales" ............................................................................................................................ 373
Antonio Erman Gonzalez, Domingo Cavallo, Julio César Aráoz, León Arslanian y Carlos S. Menem.
Los tiempos del cólera ................................................................................................................................ 378
Ricardo Levene (h). La bomba en la embajada de Israel ................................................................................. 379
Domingo Cavallo y Carlos S. Menem - Carlos Tacchi. El ajuste acreedor ......................................................... 381
Monzer Al Kassar. Un pasaporte explosivo ....................................................................................................... 383
Carlos S. Menem, Carlos Grosso, Alvaro Alsogaray y Avelino Porto - Fernando de la Rúa, Avelino Porto
y Carlos Menem. La indomable clase media porteña ................................................................................. 384
Domingo Cavallo, Antonio Erman González, José Julia y Carlos S. Menem - Domingo Cavallo, Antonio Erman
González, Terence Todman, Carlos S. Menem y José Julia - Carlos S. Menem.
Más internas, nuevas complicaciones ........................................................................................................ 386
Carlos Grosso y Saúl Bouer - Carlos S. Menem, Eduardo Bauzá, José Luis Manzano y Eduardo Menem.
El final de los "jóvenes brillantes" .............................................................................................................. 389
Fidel Castro, George Bush, Bill Clinton y Carlos S. Menem. El inesperado adiós a un amigo ......................... 391
Carlos S. Menem. La reaparición de María Julia ............................................................................................. 392
Eduardo Duhalde y Carlos S. Menem. El anuncio de la gran pelea futura ....................................................... 393
Feliciano Brunelli, Enrique Rodríguez y Naldo Brunelli - Domingo Cavallo y Carlos S. Menem.
La profundización del modelo .................................................................................................................. 394
Fernando de la Rúa, Gustavo Béliz, Domingo Cavallo, Ramón Ortega, Eduardo Duhalde y Carlos S. Menem -
Carlos S. Menem, Gustavo Béliz, Eduardo Bauzá, Carlos Corach y Carlos Ruckauf - Gustavo Béliz
y Carlos S. Menem. "Zapatitos blancos" para patear el tablero ................................................................... 397
Antonio Erman González y Domingo Cavallo - Carlos S. Menem. Un paseo en el camino hacia la reforma ...... 400
Carlos S. Menem. El susto de la carótida 403
Raúl Alfonsín y Carlos S. Menem - Raúl Alfonsin, Monzer Al Kassar, Miguel Ángel Vicco y Carlos S. Menem.
El salto del "Pacto de Olivos" ...................................................................................................................... 404
Emiliano Zapata y Carlos S. Menem. El "zapatismo" santiagueño ................................................................... 406
Raúl Alfonsín, Carlos Menem y Carlos "Chacho" Álvarez. Las constituyentes y el salto del Frente Grande .... 407
Carlos S. Menem. La reelección habilitada ...................................................................................................... 408
Domingo Cavallo, Eduardo Duhalde y Carlos S. Menem - Aldo Rico, Domingo Cavallo, Eduardo Duhalde
y Carlos S. Menem. Entre el horror y la "rosca" ........................................................................................... 409
Martín Balza - Oscar Camilión y Domingo Cavallo. El caso Carrasco ............................................................. 411
Juan D. Perón, José O. Bordón y Carlos S. Menem - José O. Bordón y Carlos "Chacho" Álvarez.
El nacimiento del Frepaso .......................................................................................................................... 413
Carlos S. Menem. Una reivindicación sin vueltas ............................................................................................ 415
Martín Balza y Carlos S. Menem. La autocrítica de Balza ............................................................................... 416
Carlos Ruckauf. Las fórmulas listas .................................................................................................................. 417
Entre la tragedia y la recesión .......................................................................................................................... 418
Carlos S. Menem, Juan D. Perón, Raúl Alfonsín y Eduardo Duhalde. Explosión en las urnas .......................... 419
Carlos S. Menem. Un país monocolor ............................................................................................................. 420
Guido Di Tella - Oscar Camilión. La dinámica de las internas de palacio ........................................................ 423
Domingo Cavallo y Carlos S. Menem. La irrupción de la crisis social .............................................................. 425
Alfredo Yabrán. Cavallo contra la mafia ........................................................................................................... 427
Domingo Cavallo y Carlos S. Menem - Carlos S. Menem, Domingo Cavallo y Roberto Alemann.
"No le quedará juzgado por recorrer" ......................................................................................................... 428
Domingo Cavallo y Carlos S. Menem. Un proceso imparable .......................................................................... 431
Guido Di Tella y Mario Cámpora. Malvinas: petróleo y seducción .................................................................. 433
Graciela Fernández Meijide. El fenómeno Graciela ......................................................................................... 434
Carlos S. Menem y Juan Pablo II. El reto del Papa ........................................................................................... 435
Gustavo Béliz, Carlos S. Menem y José O. Bordan - José O. Bordón y Carlos "Chacho" Álvarez.
Las grandes maniobras ............................................................................................................................... 437
Carlos S. Menem y Eduardo Bauzá - Jorge Rodríguez. Pérdida lamentada ........................................................ 438
Estanislao Karlic. El endurecimiento de la Iglesia ........................................................................................... 440
Eduardo Duhalde. El accidentado camino a la gloria ........................................................................................ 441
Eduardo Duhalde - Pedro Klodczyk. De la "mejor policía" a la "maldita policía" .............................................. 442
Carlos S. Menem y Domingo Cavallo - Alberto Kohan. IBM-Banco Nación, una bola de nieve ...................... 444
Carlos Corach. Un clima pesado ....................................................................................................................... 446
Carlos S. Menem y Carlos Ruckauf Una dura derrota oficialista ...................................................................... 447
Domingo Cavallo y Carlos S. Menem - Domingo Cavallo. Divorcio impiadoso ................................................ 448
Domingo Cavallo y Carlos S. Menem - Roque Fernández. Sin riesgos de competencia .................................... 450
Jorge Domínguez. Tiros por la culata ............................................................................................................... 452
Rodolfo Barra. Condenas del pasado ............................................................................................................... 453
Carlos S. Menem. Apagón y otras protestas ..................................................................................................... 454
Diego Maradona y Carlos S. Menem. Caso Coppola, la noche y la política ...................................................... 455
Juan Carlos Sampayo, Alejandro Ortiz Iramain y María Alejandra Aznar.
Caso María Soledad: la parodia judicial ..................................................................................................... 456
James Cheek y Carlos S. Menem. Otra amarga despedida ............................................................................... 457
Carlos S. Menem y Domingo Cavallo - Carlos Corach. El vía crucis de Cavallo ................................................ 458
Carlos S. Menem y Eduardo Duhalde. Las peleas definitivas ............................................................................ 460
José Luis Cabezas. Mafia, política, muerte ........................................................................................................... 461
Eduardo Duhalde, Carlos Menem, Domingo Cavallo y Alfredo Yabrán. La conexión Yabrán-"maldita policía" 462
Carlos S. Menem, Alberto Kohan y Elías Jassan. La conexión Yabrán-gobierno ................................................ 464
Susana Decibe. La contundencia de la carpa blanca ......................................................................................... 466
Carlos S. Menem. "Cirugía mayor" y corte de rutas ......................................................................................... 467
Raúl Alfonsín, Carlos "Chacho" Álvarez y Carlos S. Menem. Matrimonio aterrador ........................................ 468
Carlos S. Menem. La pista de Anillaco ............................................................................................................. 470
Carlos "Chacho" Álvarez, Graciela Fernández Meijide, Fernando de la Rúa, Raúl Alfonsín y Carlos S. Menem.
Signos de cambio ......................................................................................................................................... 472
Carlos S. Menem - Carlos Corach y Rodolfo Barra - Ramón Ortega. A fondo por la "re-re" ............................ 473
José Luis Cabezas - Alfredo Yabrán. Yabrán y su oscura desaparición .............................................................. 476
Eduardo Duhalde y Carlos S. Menem. La paz imposible ................................................................................. 478
Antonio Erman González. Los nuevos-viejos escándalos ................................................................................. 479
Susana Giménez y Antonio Bussi. Las cuentas suizas, y las de la tele ................................................................ 480
Jorge R. Videla - Emilio Eduardo Massera. La rebeldía de la justicia ................................................................ 481
Julio Nazareno. Un Senado para la retirada ..................................................................................................... 483
Fernando de la Rúa y Graciela Fernández Meijide. De la Rúa candidato .......................................................... 484
José Manuel de la Sota y Carlos S. Menem. La carta cordobesa de Menem ...................................................... 485
Eduardo Duhalde y Carlos S. Menem. Una interna eterna ................................................................................ 486
Este libro se terminó de imprimir
en el mes de abril de 1999
en Impresiones Sudamérica S.A.,
Andrés Ferreyra 3767/69, 1437,
Buenos Aires, República Argentina.

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