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Dedicatoria:

ESTE TRABAJO ESTA DEDICADO A MI


FAMILIA QUE SIEMPRE ME APOYA Y NOS
ORIENTAN PARA SEGUIR CON UN FUTURO
PROMETEDOR

i
CONTENIDO

Dedicatoria: ____________________________________________________ i

CONTENIDO ___________________________________________________ ii

INTRODUCCION _______________________________________________ iv

CAPÍTULO I ___________________________________________________ 5

1.1. DEFINICION DE ECONOMIA SOCIAL DE MERCADO _____________ 5

1.2. PROPOSITOS ____________________________________________ 6

1.3. ELEMENTOS DE LA ESM ___________________________________ 7

1.4. CARACTERISTICAS DE LA ECONOMIA SOCIAL DE MERCADO. - __ 7

1.5. LOS FUNDAMENTOS DE LA ECONOMIA SOCIAL DE MERCADO __ 8

1.6. EL PAPEL DEL ESTADO EN UNA ECONOMIA SOCIAL DE MERCADO8

CAPÍTULO II _________________________________________________ 10

2.1. LA ECONOMIA SOCIAL DE MERCADO EN EL PERU, Y LA FUNCION


SOCIAL _____________________________________________________ 10

2.2. MARCO CONSTITUCIONAL DEL PERU, PARA UNA POLITICA SOCIAL


ECONOMICA. ________________________________________________ 11

2.3. ACTUACION SUBSIDIARIA DEL ESTADO Y FUNCION SOCIAL ___ 12

2.4. INCLUSION SOCIAL COMO UNO DE LOS PILARES DE LA


ECONOMIA SOCIAL DE MERCADO. ______________________________ 12

2.5. POLITICAS SOCIALES EN EL PERU _________________________ 13

2.6. PROTECCIÓN, CAPACIDADES Y OPORTUNIDADES ___________ 14

2.7. EVITAR LA DUPLICIDAD __________________________________ 14

CAPÍTULO III _________________________________________________ 15

3.1. MODELOS DE DESARROLLO ECONÓMICO ___________________ 15

3.2. EL PENSAMIENTO LIBERAL Y LA ECONOMÍA LIBERAL _________ 17

ii
3.3. AUMENTO DE LA INVERSIÓN ______________________________ 18

a) Alfabetización. _____________________________________________ 18

b) Género. ________________________________________________ 18

c) Igualdad de oportunidades. ___________________________________ 19

CAPÍTULO IV _________________________________________________ 20

3.4. EL ROL SUBSIDIARIO DEL ESTADO _________________________ 20

3.4.1. EL ORIGEN DEL ROL SUBSIDIARIO:______________________ 20

3.4.2. EL MARCO CONSTITUCIONAL PERUANO __________________ 21

3.4.3. LA SUBSIDIARIEDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1993 ________ 24

3.4.4. EL PRINCIPIO DE SOLIDARIDAD __________________________ 26

CONCLUSIÓN ________________________________________________ 30

BIBLIOGRAFIA _______________________________________________ 32

iii
INTRODUCCION

Para analizar la Economía Social de Mercado en el Perú, es imprescindible contar


con cierta perspectiva de nuestra historia reciente. Esto es, hay que reconocer que
se parte de un texto constitucional que responde a un momento particular en la
historia y que requiere “reinventarse” para obtener legitimidad de ejercicio a través
de la reforma de sus instituciones jurídicas. Se trata de una perspectiva
particularmente relevante si tomamos en cuenta que parte de la justificación política
para la dación de la Constitución de 1993 fue el rechazo de las consideradas
inadecuadas bases económicas contenidas en la Constitución de 1979 para el
manejo económico del país.

Es innegable que parte del discurso del entonces Presidente al momento del
autogolpe es la inoperancia de los poderes legislativo y judicial en la lucha contra el
terrorismo. Sin embargo, también esta inoperancia se hacía evidente, de acuerdo al
discurso de Fujimori, en la imposibilidad de una reforma del Estado con miras a la
reconstrucción de la economía sobre la base del libre mercado. Nos encontramos
ante un Perú que en ese momento sale de una de las crisis más graves de su historia,
situación que según un amplio sector de la población– podía justificar las medidas que
se tomaron.

iv
CAPÍTULO I

1.1. DEFINICION DE ECONOMIA SOCIAL DE MERCADO


“La economía social de mercado (ESM), también conocido
como capitalismo social o capitalismo del Rin es un modelo de economía y
sociedad con la meta de crear una economía que desde la base de la
competencia combina la libre iniciativa con un progreso social asegurado por
la capacidad económica” (1)
En nuestro régimen económico, a tenor del artículo 58° de la Constitución
Política se ejerce dentro de una economía social de mercado. Así, de una
manera genérica podemos señalar que éste tipo de modelo económico
supone la convergencia entre un mercado libre con un estado socialmente
controlador, cuya intervención éste limitada a la eventualidad de que se
produzcan desigualdades o fallas en el mercado.
Es un orden social, económico, y político integrado, que se caracteriza por
tener una política económica de mercado, y al mismo tiempo una política
social que regula a la primera, lo que se configura además como su mayor
diferencia frente al neoliberalismo.
En un modelo de economía de mercado donde rijan las leyes de la oferta
y la demanda en la cual se consagren mecanismos para garantizar tanto la
libre y leal competencia como la adecuada protección de los consumidores y
usuarios. Debe centrarse en dos aspectos fundamentales: el principio de
respecto a los derechos fundamentales reconocidos en materia económica la

5
libertad de empresa (con sus variantes, la libertad de industria y comercio) y
la propiedad privada-; y el principio de estado subsidiario.
Una economía social de mercado parte de dos convicciones; por un lado,
la creencia de que el mercado es el mejor invento para el desarrollo y
funcionamiento de la economía; la segunda, referida a que si bien el mercado
puede ordenar la economía, no crea necesariamente justicia. Una economía
totalmente libre sin límite alguno, creará más desigualdades y agudizará las
existentes, generará centros de poder económico que muy pronto falsearan
la competencia y harán de las libertades económicas de los más débiles
meras declaraciones legales.
La Economía Social de Mercado se basa en la organización de mercados
como mejor sistema de asignación de recursos, y trata de corregir y proveer
las condiciones institucionales, éticas y sociales para su operatoria eficiente y
equitativa.
En una economía social de mercado prevalece la gestión económica
particular, o como dice la constitución, la iniciativa privada, en cuyo marco los
intereses y planes de las economías individuales se coordinan de tal manera
que todos ellos convergen en el mercado, intercambiando sus bienes y
servicios a precios resultantes de la oferta y la demanda. El modelo debe
combinar la libre iniciativa y el avance social con el respeto de lo demás, por
lo que se expresa que el ejercicio de las libertades económicas no debe ser
lesivo a la moral, ni a la salud, ni a la seguridad pública.
En suma, éste tipo de modelo económico supone ciertamente una libre
competencia regida por la oferta y la demanda en el mercado, y es el propio
mercado quien fijará los precios de los diversos bienes y servicios, lo que no
significa que el estado no pueda intervenir en él cuando se presenten fallos o
desigualdades a efectos de poder regularlos o en todo caso corregirlos.

1.2. PROPOSITOS
 El Modelo de Economía Social de Mercado debe satisfacer las
expectativas de calidad de vida y desarrollo de la población peruana, en
igualdad de oportunidades para todos, PARA ALCANZAR LA META
MÁXIMA: La Consolidación del crecimiento económico sostenido, con

6
cada día mayor y progresiva Inclusión Social, en base a una política
económica social distributiva.
 La intervención del Estado en la actividad empresarial debe alinearse a
la política de inclusión social en ejecución por el actual gobierno. Dicha
actividad debe estar direccionada a los sectores en los que la actividad
privada no haya implementado las vías para su desarrollo y progreso.

1.3. ELEMENTOS DE LA ESM


Los elementos característicos de la Economía Social de Mercado son:
a) El mercado
La función esencial del estado es establecer y asegurar el marco legal de
funcionamiento del mercado y por lo tanto de la competencia. Para que este
orden competitivo funcione, es necesario un estado fuerte que imponga un
sistema de reglas claras y que además establezca unas políticas de
compensación a favor de los grupos sociales más necesitados.
b) El elemento social
En este contexto el estado debe corregir las distorsiones que se pueden
presentar en el funcionamiento del mercado, especialmente cuando existan
situaciones monopólicas, cuando se presenten externalidades con efectos
negativos o positivos y en la implementación de los seguros sociales.

1.4. CARACTERISTICAS DE LA ECONOMIA SOCIAL DE MERCADO.


La economía social de mercado ésta caracterizada por tres elementos:
a) Bienestar social; lo que debe traducirse en empleos productivos, trabajo
digno y reparto justo del ingreso.
b) Mercado libre; lo que supone, por un lado, el respeto a la
propiedad, a la iniciativa privada y a una libre competencia regida, prima
facie, por la oferta y la demanda en el mercado; y, por otro, el combate a
los oligopolios y monopolios.
c) Un Estado subsidiario y solidario, de manera tal que las acciones
estatales directas aparezcan como auxiliares, complementarias y
temporales.
Es importante mencionar que la doctrina ha mencionado otras características
que distinguen a la economía social de mercado, así por ejemplo,

7
tenemos:
a) Protección a la propiedad privada.
b) Libre competencia garantizada por el Estado.
c) Igualdad ante la ley garantizada por el Estado.
En suma, lo cierto es que se trata de un modelo económico que busca en la
medida de lo posible garantizar la iniciativa privada, la libre competencia y
que la productividad individual se convierte en progreso social colectivamente
hablando.

1.5. LOS FUNDAMENTOS DE LA ECONOMIA SOCIAL DE MERCADO


Al hablar de economía social de mercado, nos lleva ineluctablemente a
referirnos al derecho de propiedad, en otras palabras, se puede señalar que
éste tipo de régimen económico tiene como condición constitutiva el
derecho de propiedad, en tanto y en cuanto, para garantizar ésta condición
debe existir un sistema jurídico que proteja la propiedad privada y la libertad
para disponer de ella.
Al respecto, se dice que la economía social de mercado tiene dos
pilares que reflejan su propio contenido:
a) Un orden económico cuya intención es establecer y hacer valer reglas
para las actividades de intercambio entre agentes económicos privados
dentro del mercado. El estado reconoce e insiste en la auto
responsabilidad de sus ciudadanos que participan de acuerdo a sus
aportaciones individuales al producto social.
b) Desde otra perspectiva, el principio de subsidiariedad implica que todas
las funciones del ámbito de la vida que no puedan ser asumidas por
el individuo o los grupos privados sean cumplidas por la comunidad
(principio de solidaridad).

1.6. EL PAPEL DEL ESTADO EN UNA ECONOMIA SOCIAL DE MERCADO


Se ha dejado dicho que una de las características de éste modelo
económico es la primacía de la libertad del individuo, sea como persona
natural o jurídica, para interactuar con otros individuos a efectos de satisfacer
sus necesidades a través de diversas transacciones que se llevan a cabo
justamente en el mercado, sin intervención del estado.

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Corrobora lo expuesto en el éste punto, lo señalado por el Tribunal
Constitucional en la sentencia N° 0018-2003-AI/TC cuando señala que la
economía social de mercado se refiere a un tipo de organización económica
regulado por un régimen jurídico de descentralización e independencia frente
al Estado, el cual está destinado a asegurar la existencia de una pluralidad
de agentes económicos en lo relativo a la libre iniciativa, para participar en la
actividad económica, y la libre competencia, para ofertar y demandar la
provisión y suministro de bienes y servicios al público en general.
El estado cumple diversas funciones, que a criterio del profesor Ricardo
Beaumont Callirgos son las siguientes:
a) Reconoce y efectiviza un conjunto de garantías destinadas a asegurar el
goce de las libertades económicas, los derechos laborales y el derecho a
la propiedad de los agentes económicos;
b) Defiende el interés de los consumidores y usuarios como consecuencia
de las relaciones asimétricas con el poder factico de las empresas
proveedoras;
c) Interviene subsidiariamente en el ámbito de la producción, circulación o
distribución de bienes o en la prestación directa de los servicios, solo
cuando se encuentre fehacientemente acreditado que por inacción o
defección de la iniciativa privada, dicha provisión o suministro no atiende
las demandas de la población;
d) Formula planes y programas en materia económica, con sujeción a los
principios y valores democráticos (participación, representación y
consenso con los agentes económicos)
e) Establece políticas legislativas en materia económica y social destinada
a asegurar el bienestar compartido y armónico de la población, la cual, a
efectos económicos se constituye por la suma total de consumidores y
usuarios de los bienes y servicios.

9
CAPÍTULO II

2.1. LA ECONOMIA SOCIAL DE MERCADO EN EL PERU, Y LA FUNCION


SOCIAL
Conforme a la doctrina nacional e internacional, y la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional Peruano, como ya lo hemos precisado en el
punto anterior, la Economía Social de Mercado, se diferencia tanto del sistema
capitalista como del socialista porque se basa en dos principios del liberalismo
económico: i) el individualismo, que postula la libertad del hombre y
comprende el derecho de disponer libremente de su propiedad; y, ii) el
principio de que la competencia es un instrumento rector. Se diferencia
porque el mercado está organizado de manera consciente bajo un sistema
de reglas o instituciones, con un objetivo determinado, sin desconocer que
la libertad es la que rige las decisiones económicas. Y en segundo lugar
porque los objetivos sociales se encuentran en el mismo nivel que los
objetivos económicos de la eficiencia, y fomenta la participación activa de los
trabajadores en el mundo de la empresa de cierta magnitud.
Entonces la práctica de este sistema económico se refuerza por 2
principios: el de solidaridad que exige un equilibrio político social y la
promoción del bien común, y el de subsidiariedad, en virtud del cual lo que el
individuo puede hacer por propia iniciativa no debe hacerlo la comunidad o el
Estado.
Entonces la función social es consustancial a la economía social de
mercado, y su compatibilidad con una política de competencia. Dentro de los
intereses sociales de este tipo de economía tenemos: la libre iniciativa, la

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eficiencia económica y la justicia social.

2.2. MARCO CONSTITUCIONAL DEL PERU, PARA UNA POLITICA SOCIAL


ECONOMICA.
Artículo 43.- Estado democrático de derecho. Forma de Gobierno
La República del Perú es democrática, social, independiente y soberana. El
Estado es uno e indivisible.
Su gobierno es unitario, representativo y descentralizado, y se
organiza según el principio de la separación de poderes.
Artículo 44.- Deberes del Estado
Son deberes primordiales del Estado: defender la soberanía nacional;
garantizar la plena vigencia de los derechos humanos; proteger a la población
de las amenazas contra su seguridad; y promover el bienestar general que se
fundamenta en la justicia y en el desarrollo integral y equilibrado de la Nación.
Artículo 58 .- de la Constitución: Artículo 58.- Economía Social
de Mercado.
La iniciativa privada es libre. Se ejerce en una economía social de
mercado. Bajo este régimen, el Estado orienta el desarrollo del país, y actúa
principalmente en las áreas de promoción de empleo, salud, educación,
seguridad, servicios públicos e infraestructura.
Artículo 59.- Rol Económico del Estado
El Estado estimula la creación de riqueza y garantiza la libertad
de trabajo y la libertad de empresa, comercio e industria. El ejercicio de estas
libertades no debe ser lesivo a la moral, ni a la salud, ni a las seguridades
públicas. El Estado brinda oportunidades de superación a los sectores que
sufren cualquier desigualdad; en tal sentido, promueve las pequeñas
empresas en todas sus modalidades. Entonces conforme al artículo 58 de la
Constitución dichas áreas requieren una atención especial del estado. En ese
sentido, las exigencias del estado social de derecho y de los derechos
económicos, sociales y culturales modulan de manera significativa la
aplicación de medidas privatizadoras en razón de la materia.

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2.3. ACTUACION SUBSIDIARIA DEL ESTADO Y FUNCION SOCIAL
El principio de subsidiariedad puede concebirse en dos sentidos: vertical y
horizontal. La subsidiariedad vertical se refiere a la relación existente entre
un ordenamiento mayor que puede ser una organización nacional o central- y
un ordenamiento menor que pueden ser las organizaciones locales o
regionales-, según la cual el primero de ellos sólo puede intervenir en aquellos
ámbitos que no son de competencia del ordenamiento menor. Dicha
orientación guarda estrecha relación con los servicios públicos y el desarrollo
económico-social.
Por su parte, la subsidiaridad horizontal está referida a la relación existente
entre el Estado y la ciudadanía, en la cual el cuerpo político, respetando la
autonomía y la libre determinación de los individuos, reduce la intervención
pública a lo esencial.

2.4. INCLUSION SOCIAL COMO UNO DE LOS PILARES DE LA


ECONOMIA SOCIAL DE MERCADO.
La Inclusión Social, que es emblemática del régimen iniciado el 28 de
julio, deberá ser gradual, así como lo serán graduales: el incremento del
salario mínimo, el otorgamiento de la Pensión 65, y, en general, los sucesivos
ajustes del Modelo de Economía Social de Mercado establecido por los
artículos 58° y 59° de la Constitución, relativos a la Economía Social de
mercado, por sus artículos 22° a 29°, relativos a los trabajadores, y el artículo
1° de dicha Carta Fundamental, que declara que: “La defensa de la persona
humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la Sociedad y
el Estado”.
En la última década se ha dado en el Perú un crecimiento económico
promedial cercano al 10% anual, en base a dicho Modelo Económico, por lo
que, estando a este buen resultado, se tiene que el modelo viene funcionado
plenamente; pero los beneficios de dicho crecimiento han llegado en una
proporción relativamente pequeña a los sectores más necesitados del país,
a los que tradicionalmente no llegaba la atención del Gobierno, por lo que, el
Modelo de Economía Social de Mercado está siendo cuestionado en el
Perú: No es socialmente distributivo. Y definitivamente, no lo es. Por tanto,
tiene que ser reajustado.

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En esta línea, en el orden Teórico, Alfred Muller, el gran propulsor de la
Economía Social de Mercado ha desarrollado ideas para una rápida transición
de éste con Mecanismos de Compensación Social. Asimismo los teóricos de
la Globalización ven en el Modelo más riesgos que oportunidades, todo lo que
se agrava con el creciente Desempleo que se sigue generando a nivel
mundial.

Por tanto, el Modelo Peruano deberá ser adecuado a la GLOBALIZACIÓN


y, en general, debe ser objeto de permanente y dinámico reajuste y hasta de
reestructuración, PARA ALCANZAR LA META MÁXIMA: La Consolidación del
crecimiento económico sostenido, con cada día mayor y progresiva Inclusión
Social.

2.5. POLITICAS SOCIALES EN EL PERU


LA FORMULACIÓN de las políticas sociales en Perú prioriza la
inclusión y el combate a la pobreza y la desnutrición infantil, a través de
criterios que promueven una mayor articulación, coherencia y eficacia.
Los criterios para la formulación e implementación de la política social
en Perú son los siguientes:
a) Criterio territorial (ámbitos urbano y rural): este enfoque supone
superar la fragmentación sectorial y focalizar el gasto social en espacios
específicos en función de las brechas en el acceso a activos básicos, las
potencialidades y las características de la población.
b) Tipo de programa (protector, habilitador o promotor de oportunidades
económicas): estos deben tener pesos diferentes en función del ciclo
económico y de las carencias y potencialidades de la población objetivo.
c) Población objetivo y ciclo de vida: se define en función de sus
distintos niveles de vulnerabilidad, de necesidades y potencialidades de
las familias y sus miembros, lo que facilita la identificación de los
programas sociales relevantes a cada una de estas etapas y
condiciones de la población intervenida.

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2.6. PROTECCIÓN, CAPACIDADES Y OPORTUNIDADES
El diseño de la política social peruana se basa en tres ejes.
El primero de ellos es la protección social. Los programas están
dirigidos a la población vulnerable en pobreza extrema, en atención a su ciclo
de vida, y por condiciones o circunstancias específicas (menores en abandono
o riesgo social y moral, madres adolescentes, personas con discapacidad), así
como a la población afectada por la violencia y por emergencias.
El segundo eje es el desarrollo de capacidades de las personas, sobre
todo en ciclos intermedios de vida (adolescentes, jóvenes y adultos en edad
productiva). La mayoría de estos programas sociales tiene que ver con la
educación y la capacitación laboral. Por ello su valor estratégico es mayor
en los ciclos expansivos de la economía.
Y por último, en la promoción de oportunidades, en la que se
busca potenciar los activos productivos de los pobres y articularlos a los
mercados internos y externos. Por ello, se dirigen a personas en pleno ciclo
productivo (jóvenes y adultos) que requieren mejorar su empleabilidad o
elevar su productividad.

2.7. EVITAR LA DUPLICIDAD


Para resolver el problema de la dispersión de los esfuerzos de
los programas sociales, el gobierno resolvió reducir el número, planteándose
la reforma de los mismos con el objetivo de: lograr una mayor racionalidad en
la articulación de los programas sociales, y contribuir a la eliminación de la
duplicación de funciones administrativas, a la reducción de los errores de
focalización y a la disminución de los costos administrativos.

14
CAPÍTULO III

3.1. MODELOS DE DESARROLLO ECONÓMICO


Realizando un apretado resumen, se puede considerar que, a nivel
latinoamericano, la primera etapa del proceso de crecimiento y desarrollo
económico posee una base económica ligada a las producciones agrícolas
destinadas a la exportación desde finales del siglo XIX hasta la crisis de los
años de la Gran Depresión, iniciada en octubre de 1929.
Las nuevas condiciones económicas, financieras y comerciales de los
Estados Unidos no generan un cambio significativo en la especialización
productiva de dichas economías, caracterizándose su integración en la
economía mundial por la continuidad del modelo económico, modelo que
generó inicialmente restricciones y después acuerdos bilaterales de comercio.
En esta segunda etapa, las naciones latinoamericanas apuestan por un
modelo de desarrollo en el cual el papel clave lo desempeña la vertiente interna
de la demanda agregada, que se transforma en el motor del crecimiento
económico regional.
Los primeros años de esta estrategia cosecharán un crecimiento
económico significativo junto a cambios apreciables en la estructura económica
latinoamericana, aunque las características inherentes a este modelo de
industrialización no permitirán el despliegue del conjunto de potencialidades
asociadas a la misma.
Finalmente, a partir de los años setenta, un shock energético golpeará
duramente a los países desarrollados y especialmente a los países
latinoamericanos, lo que llevará a un nuevo cambio en las condiciones
económicas internacionales, manifestándose así el final del modelo ISI.

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La década de los 80 será una década de marcada crisis en el
subcontinente latinoamericano, una era de convulsiones económicas, sociales
y de pérdida de las libertades políticas por parte de la mayoría de estas
naciones.
Este nuevo enfoque dará lugar a la instauración del denominado por
algunos como modelo de regionalismo abierto latinoamericano. Son años de
presencia de regímenes de democracia parlamentaria que caracterizan a esta
etapa del desarrollo económico latinoamericano.
Por el lado de la teoría, habría que determinar los determinantes del
crecimiento económico a largo plazo y las políticas que deben impulsarse para
estimular dicho crecimiento.
En realidad la historia del crecimiento económico es tan larga como la
historia del pensamiento económico. Ya los primeros clásicos como Adam
Smith, David Ricardo y Thomas Malthus estudiaron el tema del crecimiento.
Ellos introdujeron conceptos fundamentales como el de rendimientos
decrecientes y su relación con la acumulación de capital físico o humano, la
relación entre el progreso tecnológico y la especialización del trabajo o el
enfoque competitivo como instrumento de análisis de equilibrio dinámico.
Posteriormente, en el siglo XX, autores como Ramsey, Young, Knight o
Schumpeter contribuyeron de manera fundamental al conocimiento de los
determinantes de la tasa de crecimiento y del progreso tecnológico.
A partir del trabajo de Solow-Swan (1956), las décadas de 1950 y 1960
vieron cómo la revolución neoclásica llegaba a la teoría del crecimiento
económico, y esta disfrutaba de un renacimiento que sentó las bases
metodológicas utilizadas no solo para la teoría del crecimiento sino también por
todos los macroeconomistas modernos.
El análisis neoclásico se completó con los trabajos de Cass (1965) y
Koopmans (1965), que reintrodujeron el enfoque de la optimización
intertemporal desarrollado por Ramsey (1928) para analizar el comportamiento
de los consumidores en el modelo neoclásico.
Además, los investigadores neoclásicos se vieron obligados a introducir
el progreso tecnológico exógeno, motor último del crecimiento a largo plazo.
Los macroeconomistas pasaron a investigar el ciclo económico y demás

16
fenómenos del corto plazo, alentados por la revolución metodológica de las
expectativas racionales y el aparente fracaso del hasta entonces dominante
paradigma keynesiano.
La publicación en 1986 de la tesis doctoral de Paul Romer (escrita en
1983) y la consiguiente bendición de Robert Lucas (1988) hicieron renacer la
teoría del crecimiento como campo de investigación activo.
Los nuevos investigadores tuvieron como objetivo crucial la construcción
de modelos en los que a diferencia de los modelos neoclásicos, la tasa de
crecimiento a largo plazo fuera positiva sin la necesidad de suponer que alguna
variable del modelo crecía de forma exógena.
Una primera familia de modelos Romer (1986), Lucas (1988), Rebelo
(1991) y Barro (1991) consiguieron generar tasas positivas de crecimiento, a
base de eliminar los rendimientos decrecientes a escala a través de
externalidades o de introducir capital humano.
Un segundo grupo de aportaciones utilizó el entorno de competencia
imperfecta para construir modelos en los que la inversión en investigación y
desarrollo (I+D) de las empresas generaban progreso tecnológico de forma
endógena. Algunos ejemplos de estos trabajos los encontramos en Romer
(1987, 1990), Aghion y Howitt(1992, 1998) Grossman y Helpman (1991).
En este sentido es deseable la aparición de los gobiernos que garanticen
los derechos de propiedad física e intelectual, que regulen el sistema financiero
y exterior y eliminen las distorsiones y que mantengan un marco legal que
garantice el orden. El gobierno por tanto juega un papel importante en la
determinación de la tasa de crecimiento a largo plazo.

3.2. EL PENSAMIENTO LIBERAL Y LA ECONOMÍA LIBERAL


Las características principales del pensamiento liberal son:
 El individualismo, que considera al individuo, como persona única y en
ejercicio de su plena libertad, por encima de todo aspecto colectivo.
 La libertad como un derecho inviolable que se refiere a diversos aspectos:
libertad de pensamiento, de expresión, de asociación, de prensa, etc., cuyo
único límite consiste en la libertad de los demás, y que debe constituir una
garantía frente a la intromisión del gobierno en la vida de los individuos.

17
 El principio de igualdad entre las personas, entendida en lo que se refiere
a diversos campos jurídico y político. Es decir, para el liberalismo, todos los
ciudadanos son iguales ante la ley y ante el Estado.
 El derecho a la propiedad privada como fuente de desarrollo e iniciativa
individual, y como derecho inalterable que debe ser salvaguardado y
protegido por la ley.
 El establecimiento de códigos civiles, constituciones, e instituciones
basadas en la división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y en la
discusión y solución de los problemas por medio de asambleas y
parlamentos.
 La tolerancia religiosa en un Estado laico.

3.3. AUMENTO DE LA INVERSIÓN


El gasto social del país se incrementó en 2009 un 29% respecto a
2008. Si comparamos con el gasto social del año 2004, el gasto de 2009
significa un incremento de alrededor del 75%.
Esto nos permitió afrontar las necesidades de la población
principalmente las que se encuentran en situación de pobreza y pobreza
extrema, y a su vez atender los casos de emergencia que se suscitaron.
Todos estos cambios en el enfoque y el presupuesto de las políticas
sociales, han permito que el Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social de Perú
(MIMDES) avance en distintas áreas:

a) Alfabetización.
Se han alfabetizado a 821,051 personas entre el 2016 al 2017.
Esto representa el 63,5% de la meta del Programa Nacional de
Movilización por la Alfabetización, PRONAMA.

b) Género.
Aprobación del Plan Nacional contra la Violencia Hacia la Mujer 2009-
2015. Aprobación de Lineamientos para el Uso del Lenguaje Inclusivo.
Elaboración de proyectos de Directiva en Materia de Hostigamiento
Sexual en las Entidades del Estado.

18
Aprobación de 3 Planes Regionales de Igualdad de Oportunidades entre
Mujeres y Hombres (alcanzando los 11 Planes Regionales). Alianza entre
el Ministerio Público y el Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social para
adoptar e implementar Sistemas de Registros Oficiales de Feminicidio.
Se ha afianzado el Sistema de Registro y Estadística del Delito de Trata
de Personas y afines, con acciones de prevención y sanción de esta
práctica delictiva.

c) Igualdad de oportunidades.
A tres años de la vigencia de la Ley de Igualdad de Oportunidades entre
Hombres y Mujeres, diversas entidades del Estado vienen implementando
políticas, planes y programas para promover una real igualdad
de oportunidades para todos.
Un paso esencial para los derechos a la salud, es la política de
Aseguramiento Universal, aplicada inicialmente en zonas de pobreza y
pobreza extrema (Ayacucho, Apurímac y Huancavelica).

19
CAPÍTULO IV

3.4. EL ROL SUBSIDIARIO DEL ESTADO

3.4.1. EL ORIGEN DEL ROL SUBSIDIARIO:


Se puede entender que antes de ser un principio jurídico, la
subsidiaridad fue primero una categoría doctrinal y después política.
Es en el marco de esta exigencia para la moderación del libre
mercado, que aparece el desarrollo teórico de la subsidiariedad del
Estado de la siguiente forma:
Es ilícito quitar a los particulares lo que con su propia iniciativa y propia
industria pueden realizar para encomendarlo a una comunidad, así
también es injusto, y al mismo tiempo grave perjuicio y perturbación del
recto orden social, avocar a una sociedad mayor y más elevada lo que
pueden hacer y procurar comunidades menores e inferiores. Todo influjo
social debe por su naturaleza prestar auxilio a los miembros del
cuerpo social, nunca absorberlos y destruirlos.
En la actualidad, en la Economía Social de Mercado, dentro del Estado
Social Democrático de Derecho. Con los principios de Justicia y Libertad,
incluyendo los valores constitucionales en: Económico, Social, Político y
Jurídico; y dentro de lo Económico se encuentra: Bienestar Social,
Mercado Libre y Estado Subsidiario y Solidario. Para que exista y
se desarrolle el principio de subsidiaridad tiene que existir primero
unas condiciones previas, por Razón de alto Interés Público o de
Manifiesta Conveniencia Nacional.

20
3.4.2. EL MARCO CONSTITUCIONAL PERUANO
Como sabemos, la economía tiene una enorme influencia en la vida
social y en tal medida resulta lógico que las Constituciones recojan los
principios jurídicos más importantes a los que debe someterse la
ordenación de esa realidad. Y la Constitución como norma jurídica
suprema que es, hay que interpretarla como tal, más que como
declaración política, teniendo presente el sentido propio de las palabras
en relación con el contexto, los antecedentes históricos pertinentes y la
realidad social en que ha de aplicarse, para poder así descubrir su
espíritu y finalidad.
Ahora bien, recordemos que la Constitución económica se
formaliza usualmente a través de cláusulas generales intencionalmente
indeterminadas y, por tanto, necesita de concreción por normas de
inferior jerarquía.
El rol del Estado en la economía cambia en forma sustantiva en lo que
va de la Constitución de 1979 a la de 1993. Se trata de una variación
importante que pone de manifiesto, más allá de declaraciones
principistas, una distinta concepción del Estado. En la Constitución
de 1979 el Estado estaba encargado de promover el desarrollo
económico y social, formular y planificar la política económica publica y
de concertar con la actividad privada, mientras que en la Constitución
vigente se ha optado por un modelo liberal, que si bien continua
manteniendo la cláusula que afirma que la iniciativa privada se ejerce en
una economía social de mercado, ahora el Estado ya no formula la
política económica o planifica, no se obliga a prestar directamente
los servicios públicos y su actuación empresarial se encuentra
fuertemente limitada. Con apoyo de los medios de comunicación, los
gremios empresariales y la anuencia tacita de la opinión pública, el texto
constitucional de 1993 significo una expuesta política a la Constitución
de 1979, a la que atribuyo falsamente un rol obstruccionista a las
medidas de modernización que requería el país en función del modelo
de economía de libre mercado. Recuesta que se vio favorecida por los
pésimos resultados económicos de la primera gestión de Alan García

21
entre 1985 y 1990. Como veremos mas adelante, con la Constitución
vigente se ha buscado privatizar la vida económica y se ha instaurado
abiertamente el principio de subsidiariedad.
En conclusión García Belaunde insiste acertadamente que para poder
precisar el verdadero alcance de la Constitución económica de 1979,
conviene repasar lo que era el país al momento de darse la Carta
Fundamental, pues se había pasado de un Estado que propiciaba el
principio de subsidiariedad en la economía y su no intervención en el
mercado, salvo en casos aislados y muy notorios, a una agresiva
política nacionalista y a la creación de un fuerte complejo empresarial
en manos del Estado. Frente a ello, los constituyentes optaron por
reconocer que esa situación no podía rechazarse y que había más bien
que reforzar al sector privado que había sufrido maltratos durante
el periodo 1968-1975, por lo que si bien la Carta no es decididamente
socialista pues permite la propiedad privada de los medios de
producción, tampoco se inspira en los viejos criterios liberales. García
Belaunde cree que la Asamblea no puede hacer otra cosa en materia
económica que lo que efectivamente hizo.
Cesar Ochoa, en su artículo “Economía y Constitución: la influencia del
pensamiento neoliberal en el modelo de la Constitución peruana de
1979, trata del principio del Estado subsidiario o no intervencionista.
Considera que sectores políticos conservadores buscan interpretar el
texto constitucional dándole cabida, entre otras razones, para
reprivatizar empresas publicas con el argumento de que el Estado esta
sobredimensionado”.
Sobre aspecto parciales del régimen económico es preciso referirnos
brevemente al tema de la propiedad, la empresa y del trabajo. Jorge
Avendaño señala que los artículos 124 a 129 de la Constitución de 1979
entienden a la propiedad en términos civiles y tradicionales, que no
efectúa innovación alguna sobre el texto constitucional anterior. Critica
que se haya limitado el interés social de la propiedad solo para los
efectos del uso, pero no así del disfrute ni la disposición, y que carece
de sanción el no usarla en armonía de ese interés social; hace ver la

22
contradicción entre el derecho a asociarse con fines lícitos y la
planificación.
Por su parte, Mario Pasco afirma que la declaración ideológica
fundamental de la Constitución de 1979 señala: “El Estado reconoce el
trabajo como fuente principal de riqueza”, lo que significa que recusa la
posibilidad de considerar al trabajo como fuente única de la riqueza
aunque la reconoce como la más importante y prioritaria, y que ello da
lugar a que en todas las demás normas constitucionales el trabajo tenga
la protección que las leyes de menor jerarquía van a plasmar de modo
concreto.
En resumen, advertimos que una parte importante de los comentaristas
considera, acertadamente en nuestra opinión, que el régimen económico
de la Constitución de 1979 otorga al Estado amplias facultades para
intervenir en la vida económica, sea como formulados de la política
económica y social, mediante la planificación, así como por la creación
y funcionamiento de empresas públicas, reservándose actividades con
carácter eventualmente monopólico, y también sancionando prácticas
anticompetitivas. Repito aquí lo dicho, en el sentido de que nunca antes
el Estado peruano tuvo tan amplias facultades como en el texto de 1979
para intervenir en la vida económica. Es cierto que no elimino el derecho
a la iniciativa económica y no impuso una planificación centralizada y
también que no incluyo específicamente el derecho a la iniciativa
económica y no impuso una planificación centralizada y también que no
incluyo específicamente el derecho a nacionalizar empresas, pero ello
no enerva que fueron muchas sus facultades de intervención. También
es de la mayor importancia recordar el contexto político y económico que
existía en el momento de su discusión en la Asamblea Constituyente y,
más importante aún, la realidad económica empresarial dominada por
grandes empresas estatales, en su mayoría deficitarias y poco
competitivas. Creemos que el principio de subsidiariedad estuvo no solo
no reconocido en el texto, sino además desvirtuado en la práctica por la
Constitución económica material.

23
3.4.3. LA SUBSIDIARIEDAD EN LA CONSTITUCIÓN DE 1993
La Constitución de 1993 ha optado, por un modelo liberal y como
corresponde a este guarda silencio sobre muchas de la funciones que
antes correspondía realizar al Estado, al que trata de convertir en un
mero vigilante de la libre competencia, a la que debe promover,
combatiendo toda practica que la limite. Si bien el Estado se obliga
a estimular la creación de riqueza (Art.59), no asume el rol de promotor
de desarrollo ni interviene directamente en la economía
correspondiendo a la iniciativa privada ser la principal responsable de la
actividad económica. Gran parte de las actividades empresariales del
Estado fueron motivo de privatización y pasaron de ser empresas
públicas a empresas privadas en buena proporción de capital extranjero.
Y ahora, en virtud de la Constitución de 1993, siguiendo esa lógica,
las empresas públicas están sujetas a estrictos requisitos para su
creación.
La competencia económica tuvo un primer reconocimiento
constitucional en la Carta de 1979 (Art.133), pero sin duda se
perfecciona en el Art. 61 de la de 1993, que señala: “El Estado facilita
y vigila la libre competencia. Combate toda práctica que la limite y el
abuso de posiciones dominantes o monopólicas. Ninguna ley ni
concertación puede autorizar ni establecer monopolios”. Son también
reconocimientos indirectos pero indiscutibles de la libre competencia,
el señalamiento de que la libre iniciativa privada se ejerce en una
economía social de mercado libre empresa y la creación de riqueza
(Art.59).
En cuanto a la libre iniciativa en materia económica como proyección del
principio de libertad está consignado tanto en la Constitución de 1979
como en la de 1993, pero lo que varía son los límites de este derecho y
las facultades de intervención del Estado.
Del artículo 60º se desprende que la intervención empresarial del Estado
solo podrá tener carácter excepcional, lo que encuentra fundamento
en el modelo acogido por la Constitución que es el de la economía
social de mercado pues como ya hemos señalado esta otorga una

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protección expresa a la libertad de empresa, a la libertad de
contratación y a otras libertades económicas fundamentales, teniendo
el Estado solo una función de carácter residual.
La actividad empresarial del Estado en el ámbito de la producción y
distribución de productos o servicios potestad de imperium o de
prestación asistencia, estos últimos destinados a brindar ayuda a la
población de más bajos recursos prestaciones que no califican como
empresariales y que constituyen la expresión del estado Social de
Derecho que inspira nuestra organización política y que tradicionalmente
se vincula a la salud, educación y seguridad social. Entonces, cuando
el Estado se encuentre en la obligación de brindar servicios bajo el
rasgo de continuidad y universalidad, que es lo propio de las
prestaciones asistenciales, no es posible en estos casos aplicar el
mandato de subsidiaridad previsto en el ya citado artículo 60 de la
Constitución Política, porque el Estado no tiene más opción que
prestar ese servicio y porque ello es una obligación de nivel
constitucional.

El artículo 60 exige que la realización de la actividad empresarial estatal


se encuentre autorizada por ley expresa y no existe duda, en nuestra
opinión, que se refiere a una ley aprobada por el Congreso de la
Republica. Ello, adicionalmente, encuentre autorizada por ley expresa
y no existe duda, en nuestra opinión, que se refiere a una ley aprobada
por el Congreso de la Republica. Ello, adicionalmente, encuentra
sustento en el artículo 3 del Decreto Legislativo No. 1031 que
establece que la actuación subsidiaria de las unidades económicas bajo
el ámbito del Fondo Nacional de Financiamiento de la Actividad
Empresarial del Estado (FONAFE) se desarrolla “autorizada por ley del
Congreso de la Republica”; razón por la cual una empresa pública
incumplirá este requisito formal si desempeña sus actividades
económicas bajo la habilitación de una disposición de rango
reglamentario o de una norma, como un Decreto de Urgencia, que
constituye un instrumento distinto al expedido por el Parlamento.

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3.4.4. EL PRINCIPIO DE SOLIDARIDAD
Subsidiaridad y solidaridad son dos principios básicos que informan los
sistemas de ordenación económica y de organización social, nos dice
Gaspar Ariño. Estos dos principios, aparentemente contradictorios,
señala este autor, han jugado siempre como polos de tensión en la
configuración del orden social: “Uno de ellos es el principio de libertad
individual y subsidiariedad estatal, otro el principio de igualdad de
todos los hombres y de solidaridad social. El primero encuentra
su soporte básico en el derecho de propiedad y en el sistema de
mercado como instrumento de asignación de recursos y
satisfacción de necesidades. El segundo encuentra en el Estado
social, como titular colectivo de bienes y actividades económicas y
como portador de prestaciones para todos, su modelo operativo. En la
adecuada articulación de ambos principio, en cada momento y en cada
lugar, radica una de las claves del Estado moderno”.
Como sabemos, las estructuras políticas y económicas están al servicio
del hombre, razón por la cual las normas que regulan y ordenan las
conductas individuales no pueden tener como único objetivo la eficiencia
económica sino que cada persona tiene un valor singular a cuyo servicio
están el Estado y la economía. La naturaleza esencialmente social del
hombre solo puede desarrollarse plenamente en relación con los demás
y de ahí que necesariamente exista una solidaridad entre los miembros
que componen cada comunidad, sea a nivel de ciudad, región, país o
internacional. Es por ello que la sociedad y su personificación jurídica,
el Estado, no son un fin en si mismos, una especie de entidad abstracta
a la que todo deba subordinarse. Lo importante son las personas, más
que las ideas o las organizaciones. Por eso son mutuamente
complementarios la subsidiariedad y la solidaridad. Obviamente, esa
solidaridad será siempre una meta, un principio que debe inspirar
algunas de las reglas de la ordenación económica. Ahora bien,
conviene distinguir lo que son manifestaciones de una virtud moral
personal (la solidaridad entendida o no lejos de la caridad) de lo que
la solidaridad sea como principio político inspirador de un régimen

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jurídico exigible a todos los ciudadanos. Y Ariño señala que en este
sentido tiene tres manifestaciones: en el régimen de la propiedad, de la
empresa y el fiscal.
En lo que se refiere al derecho de propiedad, considerado como
presupuesto necesario de la libertad, hay que señalar que es también
instrumento importante para el ejercicio de la solidaridad, lo que se
manifiesta a trabes de la llamada “función social” de la propiedad. Así,
por ejemplo, el humanismo cristiano ha afirmado siempre el destino
universal de todos los bienes y el deber moral de utilizarlos en forma
tal que se deriven beneficios para la colectividad, pero ha resultado
siempre difícil hacer operativa esta realidad desde el punto de vista
jurídico y político. Si bien hay que tender a una concepción no egoísta
no insolidaria del derecho de propiedad, difícilmente se puede conseguir
por imposición legal. Puede por ejemplo estimularse por la vía fiscal,
pero en ningún caso puede alterar sus contenidos esenciales. Esa
función social tiene lo que las Encíclicas pontificias denominan una
“hipoteca social”, lo que significa que todo propietario es deudor social.
Pero el Derecho no ha sabido hacer esto realidad más que en
contados casos, en aquellos en los que un determinado tipo de
propiedad se encuentra vinculado al interés ambiental o científico, a la
seguridad nacional o a la defensa de valores artísticos, y en estas
circunstancias queda en menor o mayor grado vinculada a finalidades
distintas del propio interés económico de su titular.
En el mundo de la empresa la solidaridad es un sistema de cooperación
voluntaria, pues si bien algunos han insistido en la prioridad del
trabajo respecto del capital, por la circunstancia de realizarlo personas,
lo cierto es que son los titulares del capital, o sus representantes,
quienes toman las decisiones más importantes referentes a la
organización y dirección del proceso productivo, a los medios de
financiación, a los precios o a la propia comunidad o liquidación. Pero
no cabe duda que en una empresa actual lo más importante es el
capital intangible, del cual forman parte los trabajadores y su potencial
humano. De ahí es que se busca una integración y una identificación

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entre empleados y empresa, y desde esa perspectiva se habla de su
función social que vincula no solo a propietarios y trabajadores sino
también a consumidores, usuarios y el entorno social.
La D.S. de la iglesia Católica se ha referido al principio de solidaridad
en numerosas ocasiones, Paulo VI ha señalado que el deber de
solidaridad de las personas es también el de los pueblos, pues, los ya
desarrollados tienen “la obligación gravísima” de ayudar a los que están
en vías de desarrollo; que ningún pueblo debe “pretender reservar sus
riquezas para su uso exclusivo”, mas aun ante la creciente indigencia de
los países subdesarrollo, (PP, 48). Antes, Juan XXIII había señalado que
la universal solidaridad humana como el sentimiento de fraternidad
cristiana exige “de manera absoluta”, que los pueblos se presten
activa y variada ayuda mutua.
Ahora bien, según la D.S. las acciones concretas para una mejora
sustancial de la vida humana en sociedad deben realizarse con la
colaboración de todos, especialmente de la comunidad internacional,
pero también entre las mismas naciones en vías de desarrollo, y el
ejercicio de la solidaridad dentro de casa sociedad es válido solo
cuando sus miembros se reconocen como personas pues, en la
tarea de superar los obstáculos morales para el desarrollo, es un valor
positivo la conciencia creciente de la interdependencia percibida como
sistema determinante de reacciones en el mundo actual, en sus
aspectos económico, cultural, político y religioso, y asumida como
“categoría moral”.
Sorprendió a los conquistadores españoles, y así lo pusieron de
manifiesto los cronistas del siglo XVI, los notables logros económicos y
administrativos de los incas, aunque se trataba de una economía sin
moneda, mercado ni comercial. La reciprocidad, dice Maria
Rostoworowski, “era un sistema organizativo socioeconómico que
regulaba las prestaciones de servicios a diversos niveles y servia
de engranaje en la producción y distribución de bienes. Era un
ordenamiento de las relaciones entre los miembros de una sociedad
cuya economía desconocía el uso del dinero. Existió en todo el

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ámbito andino y actuó como eslabón entre los diversos modelos de
organizaciones económicas presentes en el amplio territorio”. Se
distinguen dos niveles de reciprocidad: por una parte, las comunidades
rurales (ayllus) unidas entre sí por lazos de parentesco y por otra parte
el Estado inca rodeado de un aparato militar y administrativo,
beneficiario de las prestaciones de servicio de sus súbditos y cuyos
excedentes eran redistribuidos.

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CONCLUSIÓN
 Concluido el estudio del tema quiero hacer una precisión que me parece
importante mencionar a modo de consideración general. Hasta hace un
tiempo atrás se hablaba de la imperiosa necesidad de introducir dentro del
Estado de Derecho a la democracia política, pero además a la democracia
socioeconómica. Se hacía necesario concertar los principios y derechos que
delimitan y sustentan la estructura política, económica y social con los
principios democráticos de la participación popular, y es a partir de allí, que
creemos que se empieza a hablar de lo que actualmente conocemos como
“Estado social y democrático de derecho”, que es como se sabe, el tipo de
estado que tenemos en nuestro país.
 Corrobora lo expuesto por el Tribunal Constitucional en la sentencia N° 048-
2004-AI/TC cuando señala que aquel tipo de estado se constituye como
alternativa política frente al Estado Liberal, si bien asume los fundamentos de
éste, le imprime funciones de carácter social; su pretensión es que los
principios que lo sustentan y justifican tengan una base y un contenido social.
Ello porque en este modelo de Estado, los derechos del individuo no son
excluyentes de los intereses de la sociedad, pues la realización de uno no
puede ser sin el concurso del otro. Se trata de un tipo de Estado que procura
la integración social y conciliar los legítimos intereses de la sociedad con los
legítimos intereses de la persona, cuya defensa y el respeto de su dignidad
constituyen el fin supremo de la sociedad y el Estado (artículo 1º de la
Constitución). Por otro lado, dicho colegiado constitucional en la sentencia
N° 008-2003-AI/TC nos enseña que dicha forma de estado tiene como soporte
base determinados principios esenciales como son la de soberanía popular,
el pleno reconocimiento de los derechos fundamentales, separación de las
funciones supremas del estado; principios de los cuales se deriva la igualdad
ante la ley y el reconocimiento de que el desarrollo del país se realiza en el
marco de una economía social de mercado.
 Lo antes expuesto, deviene también en importancia, debido a que la
economía social de mercado es una condición sine qua non del Estado social
y democrático de derecho. Por ello el TC nos dice que debe ser ejercida con

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responsabilidad social y bajo el presupuesto de los valores constitucionales
de la libertad y la justicia. En ese sentido, el Estado social y democrático de
derecho no obvia los principios y derechos básicos del Estado de derecho,
tales como la libertad, la seguridad, la propiedad privada y la igualdad ante la
ley; antes bien, pretende conseguir su mayor efectividad, dotándolos de una
base y un contenido material, a partir del supuesto de que individuo y sociedad
no son categorías aisladas y contradictorias, sino dos términos en implicación
recíproca. Así, no hay posibilidad de materializar la libertad si su
establecimiento y garantías formales no van acompañados de
unas condiciones existenciales mínimas que hagan posible su ejercicio real.

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BIBLIOGRAFIA

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2005, Tomo II.
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Tercera ed., Lima, 1997.
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transito a una economía de mercado? En la Constitución de 1993, Nº 12
 Comisión Andina de Juristas, Lima, 1996, pp. 213 y ss.
 Baldo Kresalja Rosselló, Palestra Editores Lima – 2010.
 Carruitero Lecca, Francisco y Soza Mesta, Hugo (compiladores):
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