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1.

Nacionalismo en música
Desde el inicio del siglo XIX, comienza a gestarse en España un género musical que
mas tarde será conocido como nacionalismo. Durante este siglo, el gobierno español sufre un
periodo de inestabilidad política y social, pues empiezan a instaurarse en España movimientos
liberales (surgidos en otras naciones europeas). Esto no es bien recibido por los sectores mas
conservadores, lo que llevará a una oposición al régimen que finalmente provocará el estallido
de las guerras Carlistas para disputarse el trono entre los dos sectores. Con la nueva apertura
liberal que experimenta España, surgen cambios en las ofertas musicales que había hasta el
momento. El desarrollo y la diversificación del ocio urbano, favorecido por las ideologías
liberales, propiciaron nuevos mercados musicales, tanto públicos (cafés, pub de alterne, salas
de baile…) como privados (en las casas). Por otro lado, la globalización del comercio mundial,
unida a las grandes migraciones intercontinentales (propiciadas por el invento de los viajes a
vapor) fomentaron un intenso intercambio cultural que alcanzo todos los rincones del mundo
contemporáneo. Tras un siglo alborotado, la época de la Restauración, supone para España y
su sociedad un periodo de calma y la ocasión de mejorar el nivel de vida. Es este momento la
burguesía experimenta su época dorada aunque sigue habiendo graves problemas sociales
(debido al nuevo establecimiento de las clases).
En medio de este ambiente comienza a gestarse la idea de los nacionalismos en Europa, que
podría entenderse como un concepto de identidad que experimentan colectivamente los
miembros bajo un gobierno, una nación, un idioma común, territorio… Los denominados
nacionalismos musicales (expresión utilizada para referirse a los movimientos tendentes a
introducir melodías y aspectos autóctonos en los espacios de las grandes corrientes
internacionales, como es el caso de la ópera o la música de concierto en ese momento). La
música nacionalista no aspira tanto a desarrollar las tradiciones locales, sino mas bien a aportar
algunos de sus rasgos mas reconocibles (giros melódicos, ritmos, escalas…) en las estructuras
propias de las corrientes europeas. La música de salón (música domestica del siglo XIX,
generalmente para piano), constituyó una excelente vía para la difusión de los estilos
nacionales, por estar orientada a un consumo masivo e inmediato, lo que hoy calificaríamos de
música comercial. Las aspiraciones del nacionalismo musical, se vieron satisfechas en distinto
grado en cada país, en parte sujetas a la tradición musical que había hasta entonces, y a la
acogida que tuvo por parte del público. De esta manera, en países como Hungría o Bohemia
cosecharon un éxito mucho mayor que otros (como es el caso de España) donde estos factores
estaban menos presentes. El nacionalismo español se desarrollo más tarde que en otros países
y se distingue entre todos los surgidos en Europa por la recuperación de las raíces folclóricas
españolas y la utilización de la guitarra como instrumento sinfónico. Dentro de este
movimiento se pueden diferenciar dos etapas. En la primera, las piezas están escritas para
piano, y en la segunda los compositores empiezan a centrarse en la orquesta sinfónica. En la
primera etapa destacan nombres como Albeniz o Granados y en la segunda, culminando el
movimiento que comenzaron los compositores mencionados está Manuel de Falla. No se debe
obviar el hecho de que los tres compositores mas celebres del movimiento nacionalista toman
las enseñanzas de Felipe Pedrell en algún momento de su vida, lo que condiciona su
pensamiento no solo musical sino filosófico y vital.
Felipe Pedrell, para algunos conocido como el padre del nacionalismo en España, basaba su
tesis en las canciones populares como punto de partida para la creación musical. Fue uno de
los pilares principales que permitió el desarrollo de este género en el país, tanto desde el punto
de vista musical como el filosófico y alentó a volcarse en este género a compositores como
Albéniz, Granados o Falla, principales exponentes del movimiento nacionalista español.

2. Isaac Albéniz
2.1 vida y obra
Isaac Albéniz nació en Camprodón (Cataluña) en 1860 y murió en Cambo-Ies-Bais
(Francia) en 1909. Fue un niño muy precoz, que se inicio en el piano con su hermana
Clementina y pronto desarrolló grandes aptitudes. En vista del gran interés por parte del
pequeño, comenzó a dar conciertos (desde los cuatro años) al lado de su hermana, primero
cerca de su zona de residencia y mas tarde por toda Europa, como hizo en su tiempo Mozart,
bajo la tutela de su padre, quien siempre fue consciente de las posibilidades de sus hijos y
apoyó y explotó esta vía. Una de las anécdotas que se recoge en su biografía es que en los
primeros conciertos que dio, hubo gente que no creía que fuese Albéniz el que tocaba el piano,
sino que había alguien escondido tocando detrás. Esta es solo una de las muchas muestras que
nos permiten vislumbrar le genialidad de su persona, que demostró desde una edad muy
temprana. A los nueve años, Isaac ingresa en el conservatorio de Madrid para estudiar piano,
impulsado por su padre que dirigía su carrera musical muy de cerca. En 1876 se entrevista con
con el secretario personal del rey Alfonso XII y consigue una paga Real para ir a estudiar a
Bruselas, donde conoce al violinista Fernández Arbós y con quien entabla amistad, duradera,
que explota musical y culturalmente durante su estancia en Bruselas. Aunque asistió al
conservatorio y recibió una instrucción técnica y académica, Albéniz siempre fue un paso por
delante de las enseñanzas que recibía, cultivando su estilo de manera independiente y
desarrollándose de forma autodidacta. Un ejemplo de esto es el repertorio que era capaz de
interpretar desde muy joven, equiparable al que interpretan los pianistas virtuosos hoy en día.
Esto le valió la admiración de todo el mundo como interprete, que ya venía cultivando desde
que era muy pequeño y comenzó con las primeras giras, aledañas a su residencia.
En 1883 se casó con Rosina Jordana Lagarriga en Barcelona, donde estudió
composición con Felipe Pedrell. Este personaje influyo enormemente en el lenguaje musical y
el gusto de Albéniz, dirigiendo su atención hacia la música popular española e inspirándole en
la necesidad de crear una música de carácter nacional. Es en este momento cuando cambian las
ambiciones del compositor, y pasa de componer piezas sencillas, de salón, a procurar un estilo
más complejo, enfocado al virtuosismo. Para comprender la trayectoria de Albéniz, hay que
tener en cuenta que en el s.XIX en la gran mayoría de las casas pudientes había pianos, y fue
fácil tanto la difusión de su obra como el desarrollo del lenguaje pianístico que realizó. Debido
a la sencillez y el encanto de sus piezas, las primeras composiciones de Albéniz triunfaron
enormemente en todos los conservatorios, de manera que todos los alumnos interpretaban sus
obras.
Así, el compositor pronto empezó a concebir otro tipo de piezas, cada vez más difíciles
con el objetivo de que fuesen tocadas por grandes intérpretes. Con este afán, Albéniz viaja y
se establece en Londres a principios de los noventa, bajo el mecenazgo de un gran admirador
de su obra, Francis Money-Coutts. Con este personaje Albéniz entabla una relación más allá
de lo profesional, y muchas veces compone musica para sus versos. Incluso llega a poner texto
a algunas de las operas que conformar el repertorio de Albéniz, como sería Henry Clifford
(estrenada en 1895), o Merlin, parte de una trilogía que no llego a completar. Además de en
óperas, Money-Coutts y Albéniz colaboraron en diversas piezas para voz y piano. Uno de
varios ejemplos que hay es Will you be mine, pieza integrada en Six Songs y que está claramente
influenciada por sus viajes a América. Cuando se dio cuenta de que ya era un compositor
conocido, internacional, quiso dar un paso mas en sus obras hacia la trascendencia,
implicándose mucho en el trasfondo de sus composiciones, y las ideas que con ellas quería
contagiar. Para ello se centra en la ópera. Este género, a través de las historias, permitía explotar
al máximo los recursos musicales de diferentes ámbitos y a la vez explorar la vertiente de los
sentimientos, asemejándose muchas veces a las ideas Wagnerianas. Para componer, busca
inspiración en sus viajes, en los que se relaciona con grandes figuras de la época. En París, por
ejemplo, conoce a Debussy, gran admirados de su trabajo. Allí se empapa del estilo
impresionista, consiguiendo que su música, con un marcado carácter popular, adoptase un aire
mas moderno y refinado, propio de los compositores franceses. De hecho, Albéniz es el primer
compositor nacional que introduce en España el modernismo europeo, a través del
impresionismo francés, como hicieron otros artistas en diferentes campos, por ejemplo el pintor
Joaquín Sorolla, que refleja claramente en sus cuadros el estilo impresionista, a través de las
luces y los colores.
2.3 Impresionismo pictórico. Joaquín Sorolla.
IMPRESIONISMO

Pintura Musica

Importa el color, la luz Importa el timbre(desarrollo de las


posibilidades con el instrumento: sordinas,
registros y matices extremo, etc, importa
también la instrumentación en la orquesta)
Golpes de pincel, pinceladas sueltas Pequeños motivos melódicos ( no hay
grandes frases y las melodías no estan
delimitadas por una forma fija)
Lo importante no es el contorno, sino La Rompe la forma preestablecida ( los
Luz y el color compositores experimentan, las melodías
fluyen)
Utilización de matices cromáticos , y Amplían material armonico ( utilizan
pinceles diferentes cromatismos, variedad de escalas, música
oriental, modos antiguos…) y son muy
libres también en el uso del ritmo y el
tempo
Temática naturaleza Temas naturales y oníricos ( el mar, la
catedral sumergida, bañistas al sol,
preludio a la siesta de un fauno…)

2.4 Estilo compositivo


Aunque Albéniz cultivo varios géneros e investigó diferentes agrupaciones, como sus
obras para orquesta como la Suite Característica, Escenas sinfónicas catalanas, la Alhambra…
su música de cámara, un concierto para piano y varias óperas, en su repertorio destacan las
composiciones para piano.
A lo largo de toda su vida experimento varias fases, que determinan su producción
musical. La primera época, desde sus obras de juventud, están fuertemente influidas por la
música de los bailes de salón, aportando un carácter propio romántico e intimista. Estas obras,
sencillas, debido a su carácter romántico se centraban más en la expresión de sentimientos que
en el exhibicionismo técnico. De este periodo destacan piezas como sus siete sonatas para
piano, sus tres Suites Anciennes y los seis pequeños Valses.
Su etapa nacionalista se abre con las cinco piezas que conforman los Cantos de España
(Preludio, Oriental, Bajo la Palmera, Cordoba, Seguidillas) en 1898. A partir de este momento
la mayoría de sus obras están impregnadas de un estío muy particular, denominado
“alhambrismo” que llena las obras de tintes andaluces, con ritmos de danzas populares y
elementos del cante jondo, además de diferentes modos, especialmente la escala frigia y
ornamentos propios de la escritura para guitarra. Además incluye también es sus composiciones
rasgos folclóricos de otras provincias españolas. En este periodo destacan obras como las Doce
piezas características, la Suite española y el Concierto Fantástico en la menor.
En su fase final, Albeniz desarrolla al máximo su lenguaje impresionista, en parte
impulsado por sus viajes a París, y su amistad con compositores como Debussy. El compositor
se da cuenta que para llegar a un público mas amplio, necesita abandonar el lenguaje tan
nacional que utiliza para centrarse en recursos menos locales, con el fin de que su musica
llegase a un publico mas amplio, más internacional, y se abriera un hueco en la cultura clásica
europea. Albéniz reta a los compositores a “hacer musica española con acento universal”, pues
él creía que la España moderna debía beber de la cultura europea a la par que conservar su
propio legado cultural.
Para ello, se centra una temporada en componer ópera, pero en vista de que no tiene el éxito
esperado (Albeniz ni si quiera vio estrenarse su ópera Merlín) retoma las composiciones para
piano, siendo resultado de ello Iberia, una obra que tendrá repercusión en el lenguaje pianístico
posterior y que culmina el deseo de Albéniz de formar parte de la cultura europea posterior.

3. Enrique Granados
3.1 biografía
De padre cubano y madre española con antepasados mejicanos. Granados nació en
Lérida, lugar donde estaba destinado su padre, el 27 de julio de 1867. Al poco tiempo,
nombraron a Calixto, padre de Granados, gobernador militar de Santa Cruz de Tenerife. La
estancia allí no llegó a los 4 años, pero fue tiempo suficiente para que Enrique recordara, años
más tarde, Canarias con un gran cariño. Llegando incluso a describir los naranjos y limoneros
que veía desde su casa como “el paraíso de su infancia”. En 1874 se trasladó a Barcelona, en
esta etapa Enrique ya había mostrado su inclinación hacia la música y había recibido sus
primeras lecciones de la mano de un compañero de su padre, José García- Junceda, el cual
recomendó a los padres que contrataran a Francisco Javier Jurnet como profesor de piano de
Enrique. Debido a su delicada salud no fue escolarizado, por lo que pudo dedicarse por entero
a su formación musical. Enrique tocaba frecuentemente para las visitas, por lo que Francisco
Javier Jurnet junto a Joan Picó y otros amigos de la familia que habían escuchado a Granados
en casa, recomendaron a la madre de Enrique que lo llevara a dar clases con Joan Baptista
Pujol, considerado uno de los mejores profesores de piano de Barcelona. Algunos de los
alumnos más destacados de Pujol fueron Albéniz, Malats y Vidiella. Granados comenzó sus
estudios con Pujol en 1882 y en 1883 ya fue premiado en un concurso de la Academia para
pianistas noveles. Pujol y Granados establecieron una estrecha relación.
La delicada situación familiar, debida a la muerte de su padre, y las dificultades
económicas que atravesaban, hizo que en 1886 Granados se viera obligado a trabajar tocando
a diario durante horas en un Café, tocando obras que, en ocasiones, no eran del gusto del
compositor. Pasado un tiempo, dio clases a los hijos de Eduardo Conde, componiendo
paralelamente sus primeras piezas. Sus conocidas Doce danzas españolas datan de 1883. Ese
mismo año amplía sus conocimientos musicales de la mano de Felipe Pedrell.

3.2 ETAPA PARISINA


Eduardo Conde era un gran melómano que vio desde el primer momento el talento que
había en Granados, por lo que no tardó en autoproclamarse mecenas suyo. Eduardo pensó que
Granados tenía que viajar a París para seguir las tendencias musicales, por lo que el compositor
tomó rumbo a la capital francesa. Al poco tiempo de llegar a la ciudad enfermó de una fiebre
tifoidea, por lo que no pudo cumplir su objetivo de ingresar en el conservatorio. Pero aprovechó
para estudiar por libre y para asistir al curso Schaller. Además, se aficionó a la pintura, ya que
los domingos cenaba en casa de Francesc Miralles, amistad de la que surgiría más tarde la
inspiración para algunas de sus obras.
Entabló una gran amistad con el pianista Ricard Viñes y con Malats. Juntos asistían a
las lecciones de Charles de Bériot, el cual insistía mucho en el refinamiento de la
interpretación, gracias a esto se atribuye el interés desarrollado por Granados en la técnica de
ataque y el uso de los pedales. Bériot además reforzó la capacidad de interpretación latente en
Granados. En este periodo Granados maduró su personalidad interpretativa y compositiva, y se
decidió por completo a ser compositor. París era uno de los centros culturales de referencia, en
la que numerosos compositores introducían gran cantidad de innovaciones.
Allí entabló relación con compositores como Debussy, Ravel, Stravinsky y consolidó
su amistad con Albéniz. Pero también aprovecharon esta etapa parisina para divertirse.
Granados, junto con Viñes y Malats, frecuentaban los teatros y cabarets de la época e incluso
alquilaron un triciclo para recorrer cada rincón de París. Pero en 1889, tras varios intentos
fallidos de atraer a los editores parisinos, Granados regresa a Barcelona.
3.3 REGRESO A BARCELONA Y ESTANCIA EN MADRID
En 1889 Granados debutó el 25 de noviembre en el Ateneo de Barcelona, donde estrenó
composiciones como Arabesca, algunas de sus Danzas españolas y la perdida Serenata
española, además de interpretar obras de Bizet, Chopin y Schubert, entre otros.
En 1891 Granados participa en la fundación del Orfeón Catalán, uno de los centros
musicales más representativos de Barcelona. El entusiasmo por el idioma y la literatura
catalana, impulsado por el movimiento Renaixenca, había calado hondo, por lo que los
compositores se volcaron en la elaboración de arreglos de canciones populares tradicionales,
interpretadas en gran parte por coros. Uno de los coros más influyentes fue precisamente el del
Orfeón Catalán.
Granados formó parte de la Comisión de enseñanza del Orfeón y participo como jurado
en algunos de los concursos. Además, él mismo interpretó, sus conocidas Danzas españolas en
el primer concierto que se ofrecía en el Orfeón. Estrenó allí muchas de sus obras, entre ellas:
Goyescas, Canto de las estrellas y Elegía eterna, e incluso dio conciertos a beneficio del Orfeón.
En 1892 contrajo matrimonio con Amparo Gal y Lloberas, hija de una familia
acomodada que tenía confianza plena en que el talento de Granados iba a ser reconocido algún
día.
Además, en Barcelona también publicó el primer cuaderno de sus Doce danzas
españolas, en 1893, con la editorial de Pujol.
Granados volvió a Madrid en 1894 para intentar publicar su música y obtener una plaza
como profesor de piano en el conservatorio de Madrid. Además, ofreció algunos conciertos en
el Salón Romero. Pero enfermó de nuevo y no pudo conseguir la plaza, por lo que decidió
volver a Barcelona.
En octubre de 1895 Granados ya había vuelto a Barcelona. Entra a formar parte del
cuarteto de Mathieu Crickbomm, importante violinista y profesor belga. El compositor tocó
también con la Societat Filharmónica durante 7 años, en ocasiones con Casals.
Enrique Granados seguía componiendo y en octubre de 1899 se estrenaron sus obras
Suite sobre cantos gallegos y Marcha de los vencidos, y en noviembre de ese mismo año en
Barcelona se estrenó Valses Poéticos, que fue calurosamente acogida por el público.
A mediados de 1898, Granados regresó a Madrid para estrenar su primera obra escénica,
la opera en tres actos María del Carmen, la que obtuvo un éxito rotundo. La opera se mantuvo
en cartelera durante años y la popularidad de Granados creció hasta el punto de que la reina
regente María Cristina condecoró a Granados con la Cruz de Carlos III.

3.4 ACADEMIA GRANADOS


A pesar del esfuerzo y trabajo del compositor, no consiguió una estabilidad económica
hasta que en 1901 funda la Sociedad de Conciertos Clásicos y, especialmente, su Academia
Granados, importante foco de la interpretación pianística. Esta academia creó un estilo
totalmente particular de interpretación en la que se formaron artistas de renombre como Paquita
Madriguera, Frank Marshall, Juli Pons, Anna March, etc. La escuela ponía especial atención al
pedal, llegó a escribir un libro didáctico llamado Método teórico práctico para el uso de los
pedales del piano, pero sin dejar de lado la posición del brazo, la muñeca y los dedos.
Enseñaban al alumno desde cero, impidiendo que cogiera cualquier vicio y siempre
comenzaban tocando los Ejercicios para cinco dedos de Bériot.
La capacidad docente de Granados deja una importante huella. Es considerado como
un gran pedagogo y su labor enseguida traspasó fronteras. Como señala Hernri Collarín en Les
Maitres de la Musique, “el doble talento de Granados para enseñar virtuosismo y composición
se agradó y se desarrolló de tal manera, que llegó a ser la coronación precoz de una gloria
realmente mundial”.
Cuando Granados murió la academia siguió activa, en manos de Franck Marshall, quien
continuó la labor pedagógica que había comenzado Granados. Años más tarde la Academia
pasó a llamarse “Academia Marshall”, nombre por el que se la conoce actualmente. Marshall
supo transmitir perfectamente lo mismo que Granados le había enseñado. De esta academia
surgió lo que denominamos como “Escuela Granados”, ya que gracias a la técnica y los
planteamientos que enseñaba podemos considerarlo, junto con Albéniz, grandes partícipes de
la creación de la escuela moderna catalana de piano. Algunas de las célebres pianistas que han
surgido de esta escuela son Alicia de Larrocha, Rosa Sabater y Carlota Garriga.
En los siguientes años publicó varias obras para piano y de cámara. Una de sus
composiciones, el Allegro de concierto (1904) fue premiado en el concurso del Conservatorio
de Madrid, composición en la que se hace latente el paso de un estilo nacionalista a un
virtuosismo romántico. Otra de las obras de cámara más distinguidas de su obra es la Sonata
para violonchelo y piano.
En 1912, gracias al patrocinio del doctor Salvador Andreu, Granados consigue tener su
propia “Sala Granados” en la Avenida del Tibidabo, sala que se convierte en un referente
artístico y musical de la Barcelona de principios de siglo XX.
3.5 GOYA Y GRANADOS
Granados sentía verdadera admiración por Goya y su obra. Lo consideraba como el
genio representativo de España. Granados poseía varias obras de Goya e incluso realizó varias
láminas inspiradas en su obra. De esta admiración nace su obra culmen Goyescas, una suite
para piano que hace referencia a la obra de Goya. No hay una relación directa entre cada
movimiento y un cuadro del autor, si no más bien Granados intenta reflejar la atmósfera y el
sentimiento que a él le creaba la obra de Goya.
Palabras de Granados en una carta a Joaquín Malats: “En Goyescas he concentrado toda
mi personalidad, me enamoré de la psicología de Goya y su paleta”.
Debido al gran éxito y popularidad inmediata que obtuvo Goyescas, algunos amigos
empezaron a sugerirle que la convirtiera en una ópera debido a la música tan evocadora y
dramática. Por lo que el compositor la adaptó y encargó el texto a Fernando Periquet. Estaba
planeado estrenarla en la ópera de París en 1915, pero debido al estallido de la guerra tuvo que
aplazarse su estreno allí hasta que la guerra acabara. Mientras tanto, su amigo Ernest Schelling
ayudó a que Goyescas se representara en el Metropolitan Opera House de Nueva York. Por lo
que Granados viajó a Nueva York a finales de 1915. Granados odiaba viajar por mar y la idea
de viajar en barco a EEUU le aterrorizada a él y a su mujer, incluso habían comentado a algunos
amigos que temían no regresar con vida, pero el viaje transcurrió sin problemas.
En 1916 un viejo amigo de Granados, Casals, estaba allí para ayudarle con el estreno.
Pero el director Le pidió a Granados que compusiera música nueva ya que los decorados eran
tan elaborados que necesitaban mucho tiempo en cambiar de escena, por lo que necesitaban
más música. Granados compuso un nuevo Intermezzo en una sola noche, pero a la mañana
siguiente se dio cuenta de que lo que había compuesto era básicamente una jota y se preocupó
porque la historia de Goyescas transcurría en Madrid y no en Aragón por lo que le comentó a
su amigo Casals la situación. Y este le dijo, “recuerda que Goya era aragonés” por lo que el
Intermezzo encajaba perfectamente. Después del estreno Granados vio la recompensa a sus
frutos y estaba lleno de alegría por todos los proyectos que estaban por venir. Granados pensaba
volver a Barcelona pero el presidente Wilson lo invitó a dar un recital en la Casa Blanca. Viajó
a Nueva York, pero a la vuelta a España, desafortunadamente, un submarino alemán lanzó un
torpedo al Sussex, barco en el que viajaban, cuando iban por el Canal de la Mancha. El capitán
insistió en que permanecieran en el barco porque sorprendentemente permaneció a flote, pero
Granados y su mujer atemorizados se arrojaron al agua. Ambos murieron ahogados y nunca se
encontraron sus cuerpos.
Es curioso que esa misma tarde, Arthur Rubinstein estaba dando un recital de piano en
el Palau de la música Catalana, en el cual interpretó el “Amor y la Muerte” de Granados. Ni
Arthur ni los seis hijos de Enrique y amparo, que estaban en el recital, sabían que esa misma
tarde sus padres habían muerto. Durante el concierto un amigo de la familia les interrumpió
para decirles que sus padres habían desaparecido. Fue una especie de homenaje involuntario.
3.6 ESTILO COMPOSITIVO
Granados se podría definir como un romántico tardío con aires nacionalistas y, en
algunas de sus obras, tintes impresionistas.
Granados compuso música en tres estilos diferentes: el centroeuropeo, el español y el
catalán. Un ejemplo de estilo centroeuropeo son sus Escenas poéticas y su poema sinfónico
Danze. El estilo nacionalista se puede apreciar claramente en sus Doce danzas españolas o sus
Seis piezas sobre cantos populares españoles. En el ámbito catalán, colaboró estrechamente
con el célebre dibujante y escritor Apel-les Mestres. Juntos hicieron óperas y operetas en
catalán, así como canciones. Un ejemplo de esta relación es Elegía eterna, basada en un poema
de Apel-les Mestres.

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