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La Economía clásica se remonta en 1776, naturalmente, ésta no es más que una fecha aproximada

porque en realidad ya estaba formándose desde hacia doscientos años. Este periodo se divide en
dos partes: los comienzos del periodo preclásico, que va desde alrededor del año 800 a.C. hasta
1500, y la era preclásica, que va desde 1500 hasta 1776.

Los primeros pensadores preclásicos reflexionaron sobre aspectos de su vida económica, pero
prestaron atención principalmente a los mecanismos de asignación que no se basaban en el
mercado. A diferencia de los economistas modernos, que están especialmente interesados en la
eficiencia de la asignación de los recursos, los primeros pensadores preclásicos occidentales
examinaron las consecuencias de algunos tipos de actividades económicas para la justicia y la
calidad de vida. Los pensadores centraron la atención en el uso de la autoridad como mecanismo
de asignación de los recursos.

*Aportes de los antiguos filósofos griegos a la economía

Hesiodo.

Las ideas de Hesiodo se presentaron durante el siglo VIII a.C. Según Hesiodo, la escasez no se debe
a que los recursos son limitados y los deseos del hombre son ilimitados, sino que es uno de los
males que salieron de la caja de Pandora cuando ésta la abrió. Hesiodo expone sus ideas
económicas en “Los trabajos y los días” obra en la que inicia una búsqueda de la respuesta a
cuestiones económicas que prosiguió durante dos siglos. Hesiodo, que era agricultor, estaba
interesado en la eficiencia. Los economistas utilizan el concepto de eficiencia en diversos
contextos. Es la relación entre la cantidad de producción y la cantidad de factores; se considera
que se logra la máxima eficiencia cuando se obtiene la mayor cantidad posible de producción con
una cantidad dada de factores.
A la mayoría de los agricultores y de los productores les interesara la eficiencia; en efecto, una
gran parte de los escritos sobre la eficiencia que datan de comienzos del periodo preclásico se
refiere al ámbito del productor y del hogar. Cuando se comienza a examinar el tema de la
eficiencia de la economía, surgen cuestiones mucho más sutiles y complejas. En este ámbito, ya no
se puede medir la productividad o los costes en términos físicos y los economistas recurren a
medidas monetarias, aunque no sean totalmente satisfactorias.

Jenofonte.

Jenofonte, llevó los conceptos de gestión eficiente mucho más allá que Hesiodo y los aplicó al
hogar, el productor, el ejército y la administración pública. Eso le permitió comprender que es
posible mejorar la eficiencia practicando la división del trabajo.

Aristóteles.

Aristóteles es importante no sólo por sus aportaciones al pensamiento filosófico sino también por
la influencia que ejerció en las ideas económicas durante el periodo del escolasticismo. Aristóteles
coincide con Platón y con casi todos los demás pensadores griegos en la necesidad de ver la
actividad económica desde una perspectiva más amplia y no compartimentar el estudio.
Aristóteles creía que la propiedad privada cumplía una útil función en la sociedad y que no debía
tomarse ninguna medida para limitar la cantidad de propiedad privada. Las principales
aportaciones de Aristóteles al pensamiento económico se refieren al intercambio de mercancías y
al uso del dinero para realizar este intercambio. Según Aristóteles, las necesidades de los
individuos son moderadas, pero sus deseos son ilimitados. Aristóteles admitía que cuando se
producen bienes para venderlos en un mercado, puede ser difícil saber si esta actividad satisface
necesidades o deseos desmesurados; pero suponía que, si un intercambio de mercado se realiza
mediante un trueque, se realiza para satisfacer necesidades naturales y no se pretende obtener
ningún beneficio económico, sin embargo, la utilización del dinero induce a pensar que el objetivo
del intercambio es un beneficio monetario, que es algo que Aristóteles condenaba.
Una de las observaciones más interesantes de Aristóteles es que el problema de la escasez puede
resolverse reduciendo el consumo, cambiando las actitudes humanas.

*Pensamiento escolástico.

La sociedad estaba dividida en cuatro grupos: los siervos, los terratenientes, la nobleza y la Iglesia.
Toda la tierra era propiedad de la Iglesia Católica Romana o del rey. El rey entregaba las tierras de
su propiedad a los señores o los nobles y éstos tenían que cumplir a cambio ciertas obligaciones
con la autoridad central. Estas obligaciones se basaban en la tradición y en la costumbre la cual
consistía en suministrar servicios y bienes. La relación entre el señor y el siervo también venía
dictada por la costumbre, la tradición y la autoridad. El siervo estaba atado a la tierra por tradición
y pagaba al señor por su uso con trabajo, cosechas y a veces dinero; a cambio, el señor lo protegía
de los intrusos en tiempos de guerra. La iglesia tenía una gran influencia en los asuntos terrenales,
en general, sus propiedades estaban mejor administradas que las de los señores feudales, debido
en parte a que los clérigos eran la única clase que sabía leer y escribir con fluidez.

Santo Tomás de Aquino.

Los escritos escolásticos representan una aceptación gradual de ciertos aspectos de la actividad
económica, que comenzaron a considerarse compatibles con la doctrina religiosa modificando
sutilmente esa doctrina para que fuera acorde con las circunstancias económicas. La importancia
de las ideas de Santo Tomás de Aquino radica en su fusión de las enseñanzas religiosas y los
escritos de Aristóteles, que dieron a la doctrina económica escolástica una gran parte de su
contenido.
Santo Tomás de Aquino, al intentar conciliar la doctrina religiosa y la institución de la propiedad
privada y la actividad económica, tuvo que tener en cuenta varias afirmaciones bíblicas que
condenaban la propiedad privada, la riqueza y la búsqueda del beneficio económico. Basándose en
el Nuevo Testamento, los primeros cristianos pensaban que la propiedad comunitaria era acorde
con la ley natural y que la propiedad privada no se ajustaba a este ideal, por lo tanto, las primeras
sociedades cristianas, inspiradas en la vida de Jesucristo y sus apóstoles, eran comunitarias.
Santo Tomás de Aquino era partidario de la regulación de la propiedad privada por parte del
Estado y aceptaba su distribución desigual, sin embargo, siguiendo a Platón, abogaba por la
pobreza y la vida comunitaria como ideal para los que tenían un profundo compromiso religioso,
porque la vida comunitaria les permitía dedicar la mayor parte de sus energías a las actividades
religiosas. Otro aspecto que le intereso fue el del aumento de la actividad económica, el precio de
los bienes.
Santo Tomás de Aquino combinó el pensamiento religioso con las ideas de Aristóteles y llegó a la
conclusión de que cuando se realizan intercambios en el mercado para satisfacer las necesidades
de las partes que comercian, no se plantea ninguna cuestión ética. Pero cuando los individuos
producen para el mercado previendo la obtención de un beneficio, sólo actúan virtuosamente si
sus motivos son benéficos y sus precios son justos. Si el comerciante pretende utilizar los
beneficios que obtenga para su manutención, para hacer obras de caridad o para contribuir al
bienestar público y si sus precios son justos, de manera que tanto el comprador como el vendedor
se benefician, el comerciante ha actuado correctamente.
Para Santo Tomás de Aquino el precio justo era simplemente el precio vigente en el mercado; sin
embargo, si eso es correcto, como los escolásticos no tenían ninguna teoría con la que explicar las
fuerzas que determinan el precio de mercado, no es posible extraer ninguna conclusión útil sobre
el contenido económico y ni siquiera sobre el contenido ético del concepto de precio justo. Las
posturas de la Iglesia sobre el precio justo y la moralidad en la conducta económica eran en su
mayor parte muy generales para no afectar a la creciente economía. Pero sus opiniones sobre la
usura eran específicas y lo suficientemente importantes para originar conflictos entre la iglesia y la
comunidad empresarial.

Conclusiones:

*La doctrina escolástica no intentó analizar la economía; su objetivo fue establecer unos criterios
religiosos con los que juzgar la conducta económica. En una sociedad en la que apenas había
actividad económica, en la que la tierra, el trabajo y el capital no se comerciaban en mercados y en
que la costumbre, la tradición y la autoridad desempeñaban un papel importante.

*Santo Tomás de Aquino fue un gran pensador que frenó el avance del pensamiento económico al
poner el énfasis en las cuestiones éticas y centrar la atención en la filosofía moral; por otra parte,
impulsó la economía y todas las ciencias sociales con su uso del pensamiento abstracto.

Fuente Bibliográfica.

Landreth, L. y Colander, D. (2006). Historia del pensamiento económico (p. 1-41).

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