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Catedral Santa Sofía

Arquitecto: Antemio de Tralles e Isidoro de


Mileto
Momento político:
El Imperio bizantino se constituyó de la división
Imperio Romano, en el año 395, en dos partes:
el Imperio Romano de Oriente, con capital en
Constantinopla y el Imperio Romano, con su
capital en Milán.

La organización política tenía como expresión máxima la figura del emperador, el cual,
auxiliado por innumerables funcionarios, comandaba al ejército y dirigía a la Iglesia, que se
autodenominaba ortodoxa.

El emperador era, por lo tanto, muy poderoso y considerado un representante de Dios en la


tierra, llegando incluso a ser retratado con una aureola alrededor de la cabeza.

Con la Iglesia local estaba subordinada a su autoridad, hubo un alejamiento cada vez mayor
en relación a la Iglesia occidental, que obedecía al Papa. Más tarde, esos lazos se rompieron
definitivamente, existiendo hasta hoy la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa.

Además de la rica nobleza, también los comerciantes y artesanos tenían una situación
económica privilegiada. Los campesinos, sin embargo, vivían bajo un régimen de
servidumbre y pobreza.

Organización social:

La sociedad bizantina era una jerarquía

 En la cima se encontraba el Emperador y su familia.


 En seguida, quedaba la nobleza, que estaba formada por los asesores del Emperador.
 A continuación, el alto clero, que era privilegiado con su posición jerárquica.
 Luego venía la élite, que estaba compuesta de granjeros, comerciantes y dueños de
talleres artesanales.
 Había una capa media de la sociedad formada por pequeños agricultores, bajo clero y
trabajadores de talleres de artesanía.
 La mayor parte estaba formada por los pobres campesinos que ganaban poco y tenían
que pagar altas tasas de impuestos.
Aspectos artísticos:

El arte bizantino es un arte cristiano que solo se produce en un momento en el que el


cristianismo será reconocido como una religión.

El emperador Constantino otorgó el Edicto de Milán, que prohibía la persecución a los


cristianos y entonces el cristianismo empieza a crecer. Surgen las iglesias cristianas y un
nuevo estilo de arte, el Arte Bizantino.

El Arte Bizantino, a su vez, surge después de la aceptación del cristianismo y, así, revela
la exuberancia de un arte que pretende ser vista, divulgada y que tenía como propósito instruir
a los devotos, en ellos incitando la devoción al cristianismo. De este modo, el arte bizantino
puede ser considerado el primer estilo de arte cristiano.

La Arquitectura

El emperador mandó construir iglesias donde los convertidos


pudieran reunirse para rezar. La arquitectura se destaca
como expresión artística de ese período por la construcción
de grandes y ricas iglesias, en la verdad basílicas, dada su
amplitud y riqueza expresada en el revestimiento de oro y
decoración con mosaicos.

La Pintura

El predominio de los temas religiosos pone de relieve las pinturas hechas en las iglesias. Esta
expresión artística, sin embargo, no fue mucho más allá del contexto religioso como en el
Imperio se produjo un movimiento llamado iconoclasia.

Las figuras humanas no podían ser adoradas, la adoración


cabía sólo a Dios. De acuerdo con la práctica monoteísta la
veneración de los santos consistía en el pecado de la
idolatría. Así, para acabar con el culto a figuras humanas, el
emperador prohibió la reproducción de toda representación
humana, ordenando, incluso, la destrucción de las obras
artísticas que existir en esas condiciones.
Términos teóricos:

Resulta fácil entender que, tras las enfrentadas posturas en torno a las imágenes, se
encontraban las teorías aristotélicas y platónicas. Los partidarios de las imágenes tenían una
concepción de la realidad más próxima a Aristóteles, mientras que los iconoclastas no podían
concebir que el sublime y divino mundo de las ideas platónico pudiera ser plasmado en la
realidad de un icono.

Esas diferentes posturas y su fundamentación filosófica demuestran que el mundo bizantino


fue deudor y heredero del antiguo y esplendoroso pensamiento griego. De todos modos, los
pensadores bizantinos no desarrollaron teorías originales y, en general, los abundantes escritos
en lengua griega son obras de carácter religioso. Fueron numerosos los comentaristas de la
filosofía griega, que buscaban fundamentar su ideología religiosa y, desde luego, fue el
platonismo la corriente más estudiada.

No obstante, pueden destacarse algunas figuras como: Procopio, historiador de la época de


Justiniano en el que se nota la influencia de la religión; Focio, polémico patriarca de
Constantinopla que protagonizó un cisma y fue un escritor de carácter enciclopédico, marcado
por el humanismo renovador del siglo IX; Miguel Psellos, quizá el mejor representante del
platonismo.

Ahora bien, la obra de mayor trascendencia que se realizó en Bizancio fue la recopilación del
derecho romano, llevada a cabo por encargo de Justiniano. Esta recopilación, conocida como
Corpus Iuris Civilis está compuesta por cuatro títulos: el Código, el Digesto, las Instituta y las
Novellae.

El primero de estos títulos contiene las constituciones de numerosos emperadores romanos, el


segundo opiniones y resultados de jurisconsultos romanos, el tercero es un manual para
estudiantes de derecho y el cuarto contiene leyes promulgadas por Justiniano. Esta gigantesca
obra, redactada en latín fue la que permitió que el derecho romano se transmitiera al mundo
occidental.

Por último, debe destacarse la labor recopiladora de textos de la antigüedad realizada en los
monasterios bizantinos y en la Universidad de Constantinopla. Muchos de esos textos pasaron
al mundo árabe y de allí, a través de España, llegarían de nuevo a la Europa occidental.

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