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Roberto Sócrates del Carpio Valdéz nació en Arequipa el 23 de febrero de

1900, siendo hijo de Faustino del Carpio y de Cipriana Valdéz.

Su padre era el alumno predilecto de Luis Duncker Lavalle, uno de los

mejores músicos arequipeños y fue con él que Roberto inició sus estudios de piano a

los ocho años aunque en forma bastante relajada.

Hacia 1917 tomó lecciones con el mismo Duncker y es probable que para

entonces haya iniciado por cuenta propia sus estudios de composición basándose por

un lado en la práctica compositiva local de la época y por otro lado en las influencias

exteriores que llegaban a Arequipa a través de intérpretes internacionales ocasionales.

En 1918 se vio obligado a dejar los estudios por motivos de salud, y los retomó en

1920 con Francisco Ibáñez. Ibáñez lo introdujo en la moderna técnica pianística lo que
finalmente lo condujo a la composición efectiva.

En 1921 produjo sus dos primeras obras: un nocturno y un Preludio que, al parecer, está
extraviado.

Entre 1920 y 1927 su actividad parece estar centrada en la enseñanza del piano y en

la presentación esporádica de conciertos públicos así como su participación en la

Sociedad de Caballeros Católicos de la Virgen del Perpetuo Socorro.

Los conductos de comunicación por los cuales Carpio entró en

contacto con la música de vanguardia eran numerosos y consistentes. Además, el

autor poseía un espíritu investigativo que lo lanzó al estudio autodidacto de la

composición, mientras ejercía la carrera de pianista y profesor.

La actividad pública de Carpio consistente en conciertos como pianista o

acompañante de solista o como amenizador de sesiones solemnes, encuentros

institucionales o tés danzantes, no guarda relación con su actividad como compositor.

En ellas interpretaba un repertorio en su mayoría clásico-romántico, como lo

atestiguan los programas de algunas de sus presentaciones e intervenciones. Su

propio catálogo publicado por la revista de compositores americanos acusa una

ausencia de obras entre 1921 y 1927,pero en ese entonces

compuso asiduamente.

Carpio formó parte del grupo FIAT, desempeñando el papel de secretario de música.

En dos conciertos organizados por esta institución en noviembre y diciembre

respectivamente, Carpio interpretó dos obras suyas , una Danza incaica y una Sonata
Andina.

Entre 1926 y 1927 terminó la primera de sus grandes obras: Tres estampas de

Arequipa. También es de esta fecha la canción Ya dormir sobre un poema de Mario

Chávez. El año 1927 fue un año de relativo éxito profesional, pues participó numerosas
presentaciones, incluyendo un concierto de violín y piano y los tres conciertos de homenaje al
centenario de la muerte de Beethoven organizados por el Centro artístico de Arequipa. El 17
de enero de ese año, Carpio había sido nombrado pro-secretario de esta agrupación que era

semejante a FIAT pero más antigua y constante en sus presentaciones y actividades.

Ese año se le contó como profesor de piano de la recién formada Academia

musical Arequipa, dirigida por su maestro y amigo Francisco Ibáñez. El equipo

docente integraba además, a reconocidas autoridades musicales del medio en las

distintas disciplinas.

Abruptamente hacia mayo de ese año, su nombre desaparece de las

actividades de dicha academia y no volverá a aparecer hasta julio del año siguiente,

Entre abril de 1927 y julio de 1928 se produce su viaje hacia Cusco y La Paz,

por estudios para recoger materiales musicales originales. A su regreso , recordando

su internamiento en el Hospital Goyeneche, alrededor de 1918, internamiento del que no

ha quedado registro ni de las causas que lo propiciaron, escribió una de sus páginas

más representativas, la obra por la cual es más conocido, que es la más interpretada

en la actualidad y que despierta curiosidad y asombro por las audacias armónicas y

estructurales en ella contenidas: la Suite Hospital, terminada en 1928.

De este año es también, la canción La cristalina corriente, basada en un

poema de Mariano Melgar, que posee una melodía de yaraví creada al efecto aunque

respetando la tradición local.

Por entonces, un movimiento de Hospital es publicado ese mismo año en la

revista La Sierra de Lima y suponemos que despertó curiosidad en los medios

capitalinos por lo novedoso de su tratamiento. En Arequipa, su actividad como

compositor aún no está plenamente reconocida.

A partir del segundo semestre de 1929, su participación en conciertos será

bastante limitada, por no decir nula. Tampoco fue considerado en la Escuela Nacional

de Música fundada en Arequipa por orden de Leguía ése mismo año (la cual,
suponemos, fue un intento frustrado de profesionalizar la música en la ciudad y que

posteriormente cristalizaría su intención en la actual Escuela Superior de Música

“Luis Duncker Lavalle” fundada en 1945).

En 1932 compone su famoso Tríptico donde la técnica pianística es más sólida y los

recursos compositivos más equilibrados. Ya no está presente la temeridad de

Hospital, pero hay una gran madurez en el tratamiento del material. En esta obra, las

referencias de música popular son mucho más notorias y aunque los temas son de su

propia autoría, están construidos de acuerdo a las reglas estilísticas de la música

popular de entonces, lo que les confiere un característico sello de identidad. En 1933

compone Payaso que, según Iturriaga, es un fiel retrato de un auténtico cómico. Tal

vez es aquí donde trabaja con más soltura el material vernacular adornándolo con

armonías destinadas a desdibujar el contorno tonal de las melodías. También produce

en este año, los Cuatro preludios para piano, de los que conservamos sólo dos, y

donde se repite la fórmula de melodía indígena adornada de armonías atrevidas. En

1934 compone Tres miniaturas, pequeñas formas libres conteniendo material

vernáculo tratado a su estilo que será la última de sus obras hechas en Arequipa.

Varias fuentes señalan que en 1935 viaja a la ciudad de Lima para radicarse

allí definitivamente, aunque es bastante probable que estuviera allí desde antes. La

primera referencia suya en esa ciudad data de una transmisión radial que se hizo el 30

de junio a beneficio de un club de ajedrez arequipeño donde Carpio tocó junto a

Sánchez Málaga. Tenemos información de que se empleó como profesor de

armonía y piano en el Instituto Bach, fundado y dirigido por su contemporáneo

Carlos Sánchez Málaga y donde compartía la cátedra de piano con Francisco Ibáñez y

posteriormente en la Academia Alzedo, que entonces experimentaba un gran impulso

bajo la dirección de Federico Guerdes. A eso se sumaron sus actividades como

pianista de audiciones en vivo de música clásica en la Radio Nacional del Perú

durante el apogeo de la transmisión radial.

En 1937 retoma la actividad compositiva con un preludio y en 1938 escribe

otros dos pequeños preludios que no conocemos y que suponemos similares en

factura a sus Cuatro preludios precedentes. También de esta fecha datan su Aire de
vals, para violín y piano, única obra para esta combinación camerística y dos

canciones He abierto de mí mismo sobre texto de Ernesto More, poeta y periodista

puneño y En la acequia sobre un poema de Guillermo Mercado, a quien conoció en

Arequipa y que fue miembro del grupo FIAT.

En 1939, compone la Suite para piano, intentando emular la estructura y

textura de las antiguas suites barrocas, intento abordado ya por Ravel en su Tombeau

du Couperin, donde emplea una textura contrapuntística con recursos modernos. Esta

obra guarda escasa relación con la obra precedente y acusa una nueva influencia,

probablemente resultado de la influencia del entorno. Asímismo, la partitura

evidencia un trabajo más minucioso de los recursos de composición y el uso modal en

los tres movimientos, que no había estado presente tan explícitamente en sus obras

previas.

De 1940 es su segundo nocturno, el vals lento y la pastoral, que

desconocemos. El nocturno está tratado dentro de los cánones de los preludios pero es

digna de mención la autocita que el autor hace en el motivo original de ésta obra, del

motivo introductorio del Preludio de Hospital. A primera vista podría tratarse de la

reutilización de un material que habiendo sido empleado en su juventud en una obra

borrascosa, es usado ahora en una obra de madurez y pequeño corte de una manera

menos intensa y más cerebral. En 1942 se editó su Suite para piano por la Editorial Cooperativa
Interamericana de Compositores, al ser una de las pocas obras suyas que se han editado, no
es

necesariamente la que más lo representa. Más evolucionada y pulida que Hospital.

Ya desde entonces, asume la simplificación de su apellido con que se le

conocerá en adelante. Siendo originalmente Roberto del Carpio, él mismo firmará sus

obras y se dará a conocer simplemente como Roberto Carpio.

De 1947 es su Danza e Interludio, que no figura en los catálogos y referencias

existentes, pero que acusa una reconocible influencia debussiana tanto en el uso del

instrumento como en el empleo de recursos llamados impresionistas y armonía no

tradicional.

A partir de 1948, la Asociación Orquestal de Arequipa empezó a tocar la

versión orquestal de su Nocturno. Sería la única obra suya que permanecería en


repertorio activo en la ciudad hasta los tiempos presentes. Al parecer en esta época

contrae matrimonio con una señorita limeña hija del compositor Enrique Fava Ninci,

(Italia 1883-Perú1949) quien llegó a ejercer la dirección del Conservatorio Nacional

en 1931.

En 1945 se funda el Conservatorio Nacional de Lima a partir de la academia

de música Alzedo, bajo la dirección del compositor arequipeño Carlos Sánchez

Málaga, amigo y contemporáneo de Carpio, además de paisano. En esta institución,

Carpio pasó a enseñar armonía y piano durante muchos años. Es este mismo año

cuando gana el premio nacional de arte Luis Duncker Lavalle por su Tríptico,

compuesto en Arequipa trece años antes. El premio consistía en diez mil dólares

americanos concedido por el Supremo Gobierno durante el primer trimestre de cada

año.

De 1947 datan dos danzas que se dividen en Danza y Danza e Interludio y en

1950 compone el lied Cavas panteonero, sobre una poesía de José María Eguren. Según la

cronología ofrecida por Pinilla en Música en el Perú , música en el siglo XX; esta

obra es la última de su catálogo. No obstante, creemos que en la década de los

cincuenta, realizó los tres arreglos de melodías populares para coro que fueron

publicados aproximadamente en los sesentas o setentas.

En 1953 obtuvo el primer puesto en un Concurso de Canciones Escolares

convocado por el Ministerio de Educación Pública, pero ignoramos las obras que

fueron objeto de esta distinción.

Es en 1954 que alcanza el puesto de Director del Conservatorio para suceder a

Sánchez Málaga, cargo que ejerció hasta 1960. Tuvo que enfrentar durante su gestión,

el progresivo deterioro de la institución propiciada por el escaso apoyo de gobierno y

las instituciones privadas. Después de su salida como autoridad, siguió

desempeñándose como secretario-tesorero del conservatorio, cargo que ocupó hasta

su jubilación en 1970. Durante este período sus obras se divulgaron y estrenaron en

Lima con asiduidad.

En 1980 se le hizo un homenaje por sus ochenta años de vida y retirándose a

Pisco falleció allí el 22 de mayo de 1986, pero, según parece fue sepultado en el
cementerio Presbítero Maestro de Lima. Ese mismo año, que coincidió con la

celebración del 40 aniversario de fundación del Conservatorio Nacional de Música,

los concursos de interpretación, composición y musicología, versión llevaron su

nombre como homenaje.

2.- El estilo carpiano: etapas y características

La obra de Roberto Carpio se vio influenciada tanto por la herencia musical

que recibió de los músicos arequipeños que lo precedieron como por las nuevas

corrientes artísticas que florecieron durante entre los años de 1920 y 1950 y con las

que mantuvo estrecho contacto. De ahí que su estilo haya sufrido modificaciones

sensibles conforme fue cambiando de entorno y recibiendo información de nuevo

cuño.

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