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1. Generalidades
Lo primero que nos preguntamos es, ¿qué significa la jurisdicción?, y ¿quién ejerce jurisdicción? En
diversas oportunidades el tema ha sido confundido con la competencia y con la división territorial de
algunos órganos administrativos, como la errónea acepción de jurisdicción municipal. Como lo expresa
Couture, en el derecho de los países latinoamericanos este vocablo tiene, por lo menos, cuatro acepciones:
ámbito territorial; sinónimo de competencia; conjunto de poderes o autoridad de ciertos órganos del poder
público; y su sentido preciso y técnico de función pública de hacer Justicia.
La competencia es un límite de la jurisdicción. Los jueces en general tienen jurisdicción, pero no todos
son competentes para el conocimiento de un determinado asunto. Un juez competente es un funcionario
que tiene implícita la jurisdicción; pero puede suceder que un juez que no tenga competencia sí ejerza
jurisdicción. Por ello la primera frase: la competencia limita la jurisdicción.
La figura principal de la jurisdicción es el juez, es quien la ejerce, es a quien está atribuida la misma, pero
con una competencia determinada, por la materia, por el territorio, por la cuantía, etcétera. El maestro
González Pérez dice:
• El más importante entre los personajes del proceso ha dicho Calamandrei, su verdadero
protagonista, es el juez. Asiste mudo e impenetrable a todo el desarrollo del drama; siempre presente, se
limita a escuchar en silencio la disputa de los otros personajes. Pero al fin, la última palabra, la palabra
decisiva, es la suya: todo aquello que se ha dicho en el curso del debate se resume y decide en su decisión.
El epílogo del drama, el último acto del rito, es la sentencia. Etc.
El juez o, mejor, el órgano jurisdiccional, será el que decida el proceso; será el que, en ejercicio del deber,
administre justicia. El juez desarrolla una actividad que es concreción de la función del Estado que se
conoce con el nombre de jurisdicción.
En principio habrá que establecer si la jurisdicción es un poder. En algunos textos legales aparece el
vocablo jurisdicción para referirse a la autoridad o poder de determinados órganos públicos, especialmente
a la del judicial.
La jurisdicción es una auténtica función estatal, uno de los tipos de actividad a través de los cuales se
manifiestan los fines mismos del Estado.
Para algunos autores, principalmente procesalistas, es la principal función que realiza el Estado. Hay que
recordar que el Estado tiene otras importantes funciones que realizar, la administrativa y la legislativa.
Las jurisdicciones administrativas
La función jurisdiccional es una, pero eso no implica, que cuando la misión que se realiza a través de ella,
es atribuida a diversos conjuntos de órganos, a los que se les otorga el conocimiento de determinadas
materias y se regulan procedimientos especiales, puede desarrollarse de una clasificación de la
jurisdicción. De aquí que surgen los distintos criterios de clasificación, especialmente el que distingue la
jurisdicción ordinaria de las llamadas jurisdicciones especiales. A la jurisdicción ordinaria es a la que se
acude normalmente y las jurisdicciones especiales se acude en aquellos casos especiales en que el
legislador ha creído prudente excluirlos del conocimiento de la jurisdicción ordinaria, atribuyéndoselos a
un conjunto de órganos jurisdiccionales diferentes de los que constituyen la jurisdicción ordinaria.
La jurisdicción administrativa por naturaleza es la contenciosa administrativa.
Ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo han de deducirse normalmente las pretensiones
fundadas en normas de derecho administrativo, hay que recordar que el tribunal en Guatemala es el
contralor de la juridicidad de los actos de la administración pública.
Pero, al lado del Tribunal de lo Contencioso Administrativo existen otras jurisdicciones de contenido
perfectamente delimitado. Su objeto se reduce al conocimiento de pretensiones muy determinadas, dentro
de las reguladas en derecho administrativo, entre otras podemos mencionar:
a) La jurisdicción del Tribunal de Cuentas.
b) La jurisdicción económica coactiva.
c) La jurisdicción de amparo.
d) La jurisdicción de inconstitucionalidad.
Pero dado el carácter especial de estas jurisdicciones, únicamente cabe sustraer el conocimiento de una
pretensión fundada en derecho administrativo de la jurisdicción contencioso administrativa y su atribución
a una de ellas, cuando así se establece expresamente.
La jurisdicción contencioso administrativa
La jurisdicción contencioso administrativa es la jurisdicción administrativa que por naturaleza debe
conocer de las pretensiones fundamentadas en derecho administrativo, salvo que, aunque se relacionen
con los actos administrativos, se atribuyan por una ley a jurisdicción distinta de la administrativa.
Aparte del ámbito propio y específico como jurisdicción administrativa, la ley le atribuye esta jurisdicción
al tribunal de lo contencioso administrativo y la misión muy importante de contralor de la juridicidad de
los actos de la administración pública y sus entidades descentralizadas y autónomas, establecido en el
artículo 221 de la Constitución Política de la República de Guatemala.
Por supuesto no se trata de una jurisdiccional constitucional. No se le atribuye el control de la
constitucionalidad de las leyes, éste pertenece por antonomasia a la Corte de Constitucionalidad. Las leyes
escapan de la fiscalización de la jurisdicción contenciosa administrativa. El tribunal ha de limitarse a
conocer las pretensiones que se deduzcan en relación con las disposiciones del derecho administrativo.
Naturaleza jurídica de la jurisdicción contenciosa administrativa
La jurisdicción contencioso-administrativa, dice González Pérez: es una jurisdicción especial. Aun cuando
en ocasiones parece haberse puesto en tela de juicio el carácter especial de la jurisdicción contencioso-
administrativa, la mayoría de las doctrinas no duda al afirmar tal característica de esta jurisdicción. La
afirmación no tiene un valor puramente doctrinal. Por el contrario, tiene una trascendencia práctica
indudable.
Al ser jurisdicción le serán aplicables todos los preceptos orgánicos y procesales comunes, si bien con las
especialidades propias de la materia sobre la que versa. Ello explica sobradamente la aplicación por
integración del Código Procesal Civil y de la Ley del Organismo Judicial en nuestro ordenamiento jurídico
(artículo 26 de la Ley de lo Contencioso Administrativo).