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Agujero negro

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Para otros usos de este término, véase Agujero negro (desambiguación).

Primera imagen real en la historia de un agujero negro supermasivo ubicado en el centro de


la galaxia M87, presentado el 10 de abril de 2019 por el consorcio internacional Telescopio del
Horizonte de Sucesos.

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Un agujero negro1 es una región finita del espacio en cuyo interior existe una
concentración de masa lo suficientemente elevada y densa como para generar un campo
gravitatorio tal que ninguna partícula material, ni siquiera la luz, puede escapar de ella. Sin
embargo, los agujeros negros pueden ser capaces de emitir un tipo de radiación,
la radiación de Hawking, conjeturada por Stephen Hawking en la década de 1970. La
radiación emitida por agujeros negros como Cygnus X-1 no procede del propio agujero
negro sino de su disco de acreción.2
La gravedad de un agujero negro, o «curvatura del espacio-tiempo», provoca
una singularidad envuelta por una superficie cerrada, llamada horizonte de sucesos. Esto
es previsto por las ecuaciones del campo de Einstein. El horizonte de sucesos separa la
región del agujero negro del resto del universo, y a partir de él ninguna partícula puede
salir, incluyendo los fotones. Dicha curvatura es estudiada por la relatividad general, la que
predijo la existencia de los agujeros negros y fue su primer indicio. En la década de
1970, Stephen Hawking, Ellis y Penrose demostraron varios teoremas importantes sobre la
ocurrencia y geometría de los agujeros negros.3 Previamente, en 1963, Roy Kerr había
demostrado que en un espacio-tiempo de cuatro dimensiones todos los agujeros negros
debían tener una geometría cuasiesférica determinada por tres parámetros: su masa M, su
carga eléctrica total e y su momento angular L.
Se conjetura que en el centro de la mayoría de las galaxias, entre ellas la Vía Láctea,
hay agujeros negros supermasivos.4
El 11 de febrero de 2016, las colaboraciones LIGO, Interferómetro Virgo
y GEO600 anunciaron la primera detección de ondas gravitacionales, producidas por la
fusión de dos agujeros negros a unos 410 millones de pársecs, megapársecs o Mpc, es
decir, a unos 1337 millones de años luz, mega-años luz o Mal de la Tierra.5 Las
observaciones demostraron la existencia de un sistema binario de agujeros negros de
masa estelar y la primera observación de una fusión de dos agujeros negros de un sistema
binario. Anteriormente, la existencia de agujeros negros estaba apoyada en observaciones
astronómicas de forma indirecta, a través de la emisión de rayos X por estrellas
binarias y galaxias activas.
La gravedad de un agujero negro puede atraer el gas que se encuentra a su alrededor,
que se arremolina y calienta a temperaturas de hasta 12 000 000 °C, esto es, 2000 veces
mayor temperatura que la de la superficie del Sol.6
El 10 de abril de 2019, el consorcio internacional Telescopio del Horizonte de
Sucesos presentó la primera imagen jamás capturada de un agujero negro
supermasivo ubicado en el centro de la galaxia M87.

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