El síndrome de ojo seco corresponde a una falla crónica del mecanismo
homeostático de la película lagrimal, que conduce a un aumento de la osmolaridad de la lágrima e inflamación de la superficie ocular (Fernández, Gonzáles, Lamas, & Otero, 2014). Esta falla se traduce en una amplia sintomatología que impacta negativamente en la calidad de vida de los pacientes, impidiendo la realización de actividades cotidianas como leer, usar el computador, correr, entre otras (General, 2013). Diversos estudios datan que el Síndrome de ojo seco es una enfermedad común a nivel mundial, que presenta de un 10 a un 20% de prevalencia. Siendo las más afectadas las mujeres mayores de 40 años, con una prevalencia del 70% debido al cambio hormonal que se produce a esta edad (Vicente-Herrero, Ramírez- Íñiguez de la Torre, Terradillos-García, & López-González, 2014). Debido a la gran repercusión que esta enfermedad tiene en la salud de las personas y la frecuencia en la población, este síndrome se configura como un problema prioritario a controlar. Sin embargo, a pesar de que ya existe un algoritmo diagnóstico y un tratamiento establecido para tratar esta patología, hay una gran cantidad de casos en que los pacientes no responden a los tratamientos empíricos habituales (Roan, 2016). El principal problema que se relaciona a la falla del tratamiento en algunas personas es que el protocolo de tratamiento suele enfocarse a proporcionar un cuidado paliativo (González, Márquez, & Teus, 2007; Lloves, n.d.), es decir, aliviar los síntomas y el dolor de los pacientes, sin combatir la causa de base del Ojo seco. El ojo seco puede ser causado por dos mecanismos fisiopatológicos; la disminución de la producción de lágrimas o una excesiva evaporación de éstas (Fernández et al., 2014). Ambas fallas pueden ser producidas por múltiples causas, una de ellas es la parasitación con Demodex (Galvis, Tello, Álvarez, & Rey, 2011). Actualmente, en el campo médico oftalmológico el Demodex sigue siendo bastante ignorado como un agente etiológico productor de Ojo seco, y hasta el momento se desconoce su prevalencia en los pacientes que lo padecen. Por otro lado, lo que si se conoce, es que el Demodex es resistente a el tratamiento habitual del Síndrome de Ojo seco y puede ser un importante responsable de que muchos pacientes no mejoren su situación. Con los antecedentes recaudados se hace visible la necesidad de ahondar y estudiar la relación entre el Síndrome de ojo seco y la infestación por Demodex con la finalidad de replantear el enfoque de tratamiento del Ojo seco considerando al Demodex como un agente etiológico importante. Bibliografía:
General, C. de salubridad. (2013). Diagnóstico y Tratamiento del Síndrome
de ojo seco en Adultos Mayores de 45 Años en el Segundo y Tercer Nivel de Atención. González, M. G., Márquez, E. A., & Teus, M. A. (2007). Protocolo diagnóstico y terapéutico del ojo seco. Medicine, 9(91), 5891–58941. Lloves, J. M. (n.d.). Conceptos Actuales en Ojo Seco. Del Síndrome a la Enfermedad. Retrieved from www.lasuperficieocular.com Roan, V. (2016). Spotlight on Demodex: Eliminating the mite-y menace. Review of Optometry, 78–85. Vicente-Herrero, M. T., Ramírez-Íñiguez de la Torre, M. V., Terradillos- García, J., & López-González, Á. A. (2014). Síndrome del ojo seco y trabajo: revisión preventiva desde la legislación española. Revista Cubana de Oftalmología, 27(3), 471–481. Retrieved from http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864- 21762014000300013