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MANUAL DEL

PASTORALISTA
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Índice |

Índice
Índice ………………………………………………………………………………….. 1
Presentación …………………………………………………………………………. 2
¿Qué es un ministro extraordinario?.................................................................... 3
Sagrada Eucaristía y Comunión........................................................................... 4
Celebración en ausencia del presbítero …………………………………………… 6
Desarrollo de la Celebración………………………………………………………… 9
Cuidados y Privilegios ……………………………………………………………….. 13
Comunión a enfermos ……………………………………………………………….. 14
Celebración para difuntos …………………………………………………………… 18
Domingo de ramos …………………………………………………………………… 24
Lunes santo …………………………………………………………………………… 40
Martes santo ………………………………………………………………………….. 49
Miércoles santo……………………………………………………………………….. 57
Jueves Santo …………………………………………………………………………. 65
Celebración del Jueves santo ………………………………………………. 66
Visita a los siete templos ……………………………………………………. 75
Adoración al santísimo ………………………………………………………. 81
Viernes santo …………………………………………………………………………. 82
Celebración del Viernes santo ……………………………………………… 83
Viacrucis ………………………………………………………………………. 98
Siete Palabras …………………………………………………………………110
Procesión del Silencio ………………………………………………………..114
Pésame a la Virgen……………………………………………………………116
Sábado santo ………………………………………………………………………….120
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.
Presentación|

Presentación
“Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio” Mc 16, 15.

El presente manual tiene como finalidad ser una herramienta de apoyo para quienes
durante semana santa ejerzan como ministros extraordinarios de la comunión en ausencia
de un presbítero o diácono en las diversas regiones de misión, según la encomienda del
párroco local.

Las siguientes páginas buscan contribuir y dar luces al rito de las celebraciones que van
del domingo de ramos hasta la vigilia pascual; brindando directrices y guías que faciliten la
celebración del rito diario; así como de los actos de devoción popular comunes a estas
fechas, las cuales se presentan y detallan para realizarse según la tradición propia de la
localidad.

La Iglesia instituyó, ya en tiempos antiquísimos, algunos ministerios para dar a Dios


debidamente el culto sagrado y para el servicio del pueblo de Dios, según sus necesidades.
Siguiendo la tradición de la Iglesia, el Concilio Vaticano II estableció que “en las
celebraciones litúrgicas cada cual, ministro o simple fiel, al desempeñar su oficio, hará todo
y sólo aquello que le corresponde por la naturaleza de la acción y las normas litúrgicas”
(Sacrosanctum Concillium, n 28).

“Cuando falta el ministro sagrado u otra causa grave hace imposible la participación en la
celebración eucarística” 1 el pueblo cristiano tiene derecho a que el Obispo diocesano, en
lo posible, procure que se realice alguna celebración dominical para esa comunidad, bajo
su autoridad y conforme a las normas de la Iglesia. Pero esta clase de celebraciones
dominicales especiales, deben ser consideradas siempre como absolutamente
extraordinarias. Por lo tanto, ya sean diáconos o fieles laicos, todos los que han sido
encargados por el Obispo diocesano para tomar parte en este tipo de celebraciones,

1Código del Derecho Canónico, c1248 S2; Cfr CONGR. CULTO DIVINO, Directorio para las celebraciones
dominicales en ausencia de presbítero, Christi Ecclesia, nn. 1-2: Notitae 24 (1988) p.366
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«considerarán como cometido suyo el mantener viva en la comunidad una verdadera


“hambre” de la Eucaristía, que lleve a no perder ocasión alguna de tener la celebración de
la Misa, incluso aprovechando la presencia ocasional de un sacerdote que no esté impedido
por el derecho de la Iglesia para celebrarla» 1

Una realidad que nos rebasa actualmente es la escasez de ministros. Frente a este reto,
parece conveniente que en algunas circunstancias se promueva a los fieles para colaborar
con el ministro ordenado, en ciertos servicios aprobados por la Iglesia. Con esta
proposición, se relaciona estrechamente lo que se lee en la instrucción sobre la Santísima
Eucaristía: “donde la necesidad de la Iglesia así lo aconseje, faltando los ministros
sagrados, pueden los fieles laicos suplir algunas tares litúrgicas, conforme a las normas de
derecho. (Redemptionis Sacramentum, n. 147)

¿Qué es un
MinistroExtraordinario |

ministro Un ministro extraordinario de la


sagrada comunión es una
persona debidamente

extraordinari
preparada para llevar al
Santísimo Sacramento a
comunidades o lugares en
donde le es difícil llevar a un

o?
diácono, además de asistir a los
sacerdotes temporalmente

debido a la falta de ministros en la celebración de la Palabra. Se trata de un laico o religiosa


que ha sido delegado por el obispo por un periodo de tiempo, o por un sacerdote para una
ocasión singular. El uso de ministros extraordinarios debe ser considerado como un signo
de escasez de sacerdotes y diáconos, “multiplíquense especiales y fervientes peticiones
para que el Señor envié pronto un sacerdote para el servicio de la comunidad y suscite
abundantes vocaciones a las sagradas órdenes” [Ecclesia de
Eucharistia, n32]

El Concilio Vaticano II, en el Canon 230: Donde lo aconseje la necesidad de la Iglesia y no


haya ministros, pueden también los laicos, aunque no sean lectores, ni acólitos, suplirles
en algunas de sus funciones, es decir, ejercitar el ministerio de la palabra, presidir las
oraciones litúrgicas, administrar el bautismo y dar la sagrada comunión, según las
prescripciones del derecho.

Sólo el sacerdote válidamente ordenado es ministro capaz de confeccionar el sacramento


de la Eucaristía, actuando in persona Christi. [Código de Derecho Canónico C.900]

1 JUAN PABLO II, Carta Encíclica, Ecclesia de Eucharistia, n. 33: AAS 95 (2003) pp. 455-456.
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En las misiones existe la necesidad de un ministro extraordinario para éstas funciones, por
lo tanto algunos laicos son elegidos. Éstos deben estar adecuadamente instruidos y deberá
distinguirse por su vida, su fe y costumbres. Al ministro extraordinario de la sagrada
comunión nunca le está permitido delegar en ningún otro para administrar la Eucaristía.

Básicamente la responsabilidad del ministro en la misión de Semana Santa recae en los


siguientes puntos:
▪ Esta encargado del traslado del Santísimo Sacramento, así como de su seguridad.
▪ Acercar a los miembros de la comunidad y a la misma fraternidad a recibir el misterio
de la Eucaristía.
▪ Llevar la comunión a la gente que no pudo asistir a misa por enfermedad o
dificultades físicas, así como las personas que los atienden en su enfermedad.
▪ El ministro debe ser ejemplo de oración. No “forzar” a la fraternidad a tener devoción
al Santísimo, más si a tenerle respeto.
▪ Es el encargado de llevar a cabo la Celebración de la Palabra.
▪ Administra la comunión en las celebraciones.
▪ Distribuir funciones entre misioneros presentes.
▪ Preparar la forma eucarística, el corporal, un purificador, encender las velas y
dispuesto el manutergio, el agua, etc.

Recuerda que éste compromiso inicia en la Iglesia, en la misión, pero continúa en tu vida
diaria.
Eucaristía |

Sagrada Eucaristía y
Comunión
“Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” Mt 28,20
La Eucaristía es el sacrificio mismo del Cuerpo y de la Sangre del Señor Jesús, que Él instituyo para
perpetuar en los siglos, hasta su segunda venida, el sacrificio de la cruz, confiado así a la Iglesia el
memorial de su Muerte y Resurrección. Es signo de unidad, vínculo de caridad y banquete pascual,
en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la vida eterna.

Jesucristo instituyó la Eucaristía el Jueves Santo, “la noche en que fue entregado” (1 Co 11,23),
mientras celebraba con sus Apóstoles la Última Cena. Jesús tomó en sus manos el pan, lo partió y
se lo dio diciendo: “Tomad y comed todos de él, porque este es mi cuerpo que será entregado por
vosotros”. Después tomó el cáliz con el vino y les dijo: “Tomad y bebed todos de él, porque éste es
el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por
todos los hombres, para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía”.
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La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana. En ella alcanzan su cumbre la acción
santificante de Dios sobre nosotros y nuestro culto a Él. [Tomado del Compendio Catecismo de la Iglesia
Católica Compendio n .271 – 274]

La Sagrada Eucaristía es una de las principales responsabilidades del ministro extraordinario de la


Sagrada Comunión. Es por eso que aquí se enlistan diversas precauciones que y observaciones
que hay que tomar en cuenta a la hora de administrar la comunión:

▪ Antes de la comunión se debe de explicar que sólo las personas que están “en gracia”
pueden acercarse a recibir la sagrada Comunión y hacer una breve explicación de que es
estar en gracia (que es no tener pecados mortales sin haber confesado).
▪ Recordar que para recibir la comunión se debe guardar una hora de ayuno, es decir que
no se puede consumir alimentos una hora antes de comulgar (solamente medicamentos y
agua).
▪ No debe exigir a los fieles a que se acerquen a él para recibir la comunión.
▪ Con la mano derecha toma una Hostia se la presenta a la altura de la cara al que va a
comulgar diciéndole “El cuerpo de Cristo” y esperando la respuesta “Amén”, luego lleva la
Hostia a la lengua del que comulga.
▪ Si la persona que va a comulgar no dice “Amén” el ministro debe de pronunciar las palabras
en su lugar.
▪ Todo fiel tiene siempre derecho a elegir si desea recibir la sagrada Comunión en la boca si
el que va a comulgar quiere recibir en la mano el Sacramento, en los lugares donde la
Conferencia de Obispos lo haya permitido, con la confirmación de la Sede Apostólica, se le
debe administrar la sagrada hostia. Ninguna diócesis en México tiene permiso de la Sede
Apostólica para dar comunión en la mano, por lo cual no debe de fomentarse.

Distribución de la comunión
La costumbre de la Iglesia manifiesta que es necesario que cada uno se examine a sí mismo en
profundidad, para que quien sea consciente de estar en pecado grave no celebre la Misa ni comulgue
el Cuerpo del Señor sin acudir antes a la confesión sacramental, a no ser que concurra un motivo
grave y no haya oportunidad de confesarse; en este caso, recuerde que está obligado a hacer un
acto de contrición perfecta, que incluye el propósito de confesarse cuanto antes. [REDEMPTION
SACRAMENTUM. N. 81]
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Eucaristía

Ciertamente, lo mejor es que todos aquellos que participan en la celebración de la santa Misa y tiene
las debidas condiciones, reciban en ella la sagrada Comunión. [REDEMPTION SACRAMENTUM. N.
83]

En la distribución de la sagrada Comunión se debe recordar que "los ministros sagrados no pueden
negar los sacramentos a quienes los pidan de modo oportuno, estén bien dispuestos y no les sea
prohibido por el derecho recibirlos". Por consiguiente, cualquier bautizado católico, a quien el
derecho no se lo prohíba, debe ser admitido a la sagrada Comunión. Así pues, no es lícito negar la
sagrada Comunión a un fiel, por ejemplo, sólo por el hecho de querer recibir la Eucaristía arrodillado
o de pie. [REDEMPTION SACRAMENTUM. N. 91]

Aunque todo fiel tiene siempre derecho a elegir si desea recibir la sagrada Comunión en la boca, si
el que va a comulgar quiere recibir en la mano el Sacramento, en los lugares donde la Conferencia
de Obispos lo haya permitido, con la confirmación de la Sede Apostólica, se le debe administrar la
sagrada hostia. [REDEMPTION SACRAMENTUM. N. 92]

El fiel laico "que ya ha recibido la santísima Eucaristía, puede recibirla otra vez el mismo día
solamente dentro de la celebración eucarística en la que participe, quedando a salvo lo que
prescribe el c. 921 § 2 (Se debe administrar el Viático a los fieles que, por cualquier motivo, se hallen
en peligro de muerte.). [REDEMPTION SACRAMENTUM. N. 95]

¿Quiénes no pueden recibir la Comunión?


▪ Quien no ha hecho la Primera Comunión
▪ Quién no está preparado por falta de ayuno eucarístico
▪ Quien no está en Comunión con la Iglesia católica
▪ Quien ha pecado gravemente
▪ Puede haber otras razones personales válidas por la que una persona habilitada para recibir
la sagrada Comunión decida abstenerse de hacerlo

Por otra parte:


▪ El ministro extraordinario no debe establecer juicio sobre el mérito de la persona para recibir
la sagrada Comunión. En el caso de que la persona presente una vida en clara discrepancia
con las enseñanzas de la Iglesia, la decisión debe tomarla el párroco y luego éste informe
a los ministros extraordinarios correspondientes.
▪ Si el ministro extraordinario tiene dudas en cuanto a su un individuo es católico o ha recibido
la Primera Comunión, él mismo debe preguntárselo o preguntar a los padres y si la
respuesta es no, el ministro no le dará la Comunión.
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Celebración en ausencia del Presbítero

Celebración en ausencia
del Presbítero
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Congregación para el Culto Divino

DIRECTORIO
PARA LAS CELEBRACIONES DOMINICALES EN AUSENCIA DE
PRESBITERO
Resumen
INTRODUCCIÓN

1. La Iglesia de Cristo, desde el día de Pentecostés, después de la venida del Espíritu Santo,
nunca ha dejado de reunirse para celebrar el Misterio Pascual, el día que ha sido llamado «domingo»
en memoria de la resurrección del Señor.

En la asamblea dominical la Iglesia proclama lo que en toda la Escritura se refiere a Cristo1 y celebra
la Eucaristía como memorial de la muerte y resurrección del Señor, hasta que él vuelva.

2. Sin embargo, no siempre se puede tener una celebración plena del domingo…. «por falta
de ministro sagrado u otra causa grave les es imposible la participación en la celebración
eucarística».

4. ……hoy existen fieles que hacen todo lo posible por reunirse los domingos a orar, o en
familia o en pequeños grupos, aun cuando estén privados de la presencia del ministro sagrado.

5. ….no todas las parroquias pueden tener la celebración de la Eucaristía cada domingo,
porque ha disminuido el número de sacerdotes… ha sido confiado a muchos presbíteros el encargo
de celebrar varias veces la Misa en domingo en iglesias distantes entre sí….
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6. Por esto….lo obispos han juzgado necesario establecer otras celebraciones dominicales,
cuando no hay presbítero, a fin de que se pueda tener una asamblea cristiana del mejor modo
posible y para que la tradición cristiana del domingo quede asegurada.

….sobre todo en tierras de misión, los mismos fieles, conscientes de la importancia del domingo,
con la cooperación de catequistas y también de religiosos, se reúnen para escuchar la palabra de
Dios, para orar y para recibir la sagrada Comunión.

7.- ….la Congregación para el Culto Divino, considera oportuno recordar algunos elementos
doctrinales sobre el domingo y fijar las condiciones que hacen legítimas tales celebraciones en las
diócesis, y además proporcionar algunas indicaciones para el correcto desarrollo de las mismas
celebraciones.

Celebración en ausencia del Presbítero

CAPITULO II
CONDICIONES PARA LAS CELEBRACIONES
DOMINICALES EN AUSENCIA DE PRESBÍTERO

18. ….lo primero que hay que considerar es si los fieles pueden ir a la iglesia de un lugar cercano
para participar ahí en la celebración del misterio eucarístico. Hay que recomendar esta solución
también en nuestros días…….

21. Es necesario que los fieles comprendan con claridad que tales celebraciones tienen carácter
supletivo y no pueden considerarse como la mejor solución de las dificultades nuevas o una
concesión hecha a la comodidad. Las asambleas de este tipo nunca podrán realizarse el domingo
en aquellos lugares en los que ya ha sido celebrada la Misa o va a celebrarse, o ya fue celebrada
la tarde del día precedente…tampoco es oportuno celebrar dos veces este tipo de asambleas.

22. Evítese con cuidado toda confusión entre las reuniones de este tipo y la celebración
eucarística. Estas reuniones no deben quitar sino más bien acrecentar en los fieles el deseo de
participar en la celebración eucarística y hacer que estén más dispuestos a asistir a ella.

23. Los fieles han de comprender que no es posible la celebración del sacrificio eucarístico sin
el sacerdote y que la comunión eucarística que pueden recibir en estas reuniones está íntimamente
conectada con el sacrificio de la Misa. Por estas razones se puede mostrar a los fieles lo necesario
que es orar al Señor «para que multiplique los administradores de los misterios de Dios y los haga
perseverar en su amor».21

24. … no deben hacerse asambleas de este género, a no ser que el obispo las convoque y bajo
el ministerio pastoral del párroco.
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27. Es deber del párroco informar al obispo sobre la oportunidad de hacer estas celebraciones en
su jurisdicción, preparar a los fieles para ellas, dentro de lo posible, visitarlos entre semana; celebrar
para ellos oportunamente los sacramentos, sobre todo la penitencia. Así, la comunidad que se
encuentra en esa situación podrá experimentar realmente de qué manera el domingo se reúne no
«sin presbítero», sino solamente «en su ausencia», más aún, «en su expectación».

26. Cuando no sea posible la celebración de la Misa, el párroco cuidará de que pueda ser distribuida
la sagrada Comunión…. Las hostias consagradas deben ser renovadas frecuentemente y deben
ser conservadas en lugar seguro.

30. Cuando estén ausentes tanto el presbítero como el diácono, el párroco designará laicos a
quienes les confiará el cuidado de las celebraciones, a saber guiar la oración, el servicio de la
palabra y la distribución de la sagrada Comunión. Debe escoger primeramente a los acólitos y a los
lectores instituidos para el servicio del altar y de la palabra de Dios. Faltando también éstos, pueden
ser designados otros laicos, hombres o mujeres, los cuales pueden ejercer esta tarea en virtud de
su Bautismo y de su Confirmación. Éstos deben ser escogidos teniendo en cuenta su calidad de
vida, en consonancia con el Evangelio; téngase en cuenta, además, que puedan ser bien aceptados
por los fieles. La designación habitualmente se hará para un período determinado y será
manifestada públicamente a la comunidad. Convendrá que se haga por ellos una oración especial
en alguna celebración. El párroco tendrá cuidado de impartir a estos laicos una oportuna y continua
formación y prepare con ellos celebraciones dignas.

31. Los laicos designados aceptarán la tarea que se les ha confiado no tanto como un honor,
sino más bien como un encargo, y en primer lugar como un servicio a los hermanos, bajo la autoridad
del párroco. Su tarea no les pertenece sino que es supletoria, puesto que la ejerce «cuando lo pide
la necesidad de la Iglesia, al faltar los ministros». «Hagan sólo y todo aquello que concierne al oficio
a ellos confiado». Ejerzan su propia tarea con sincera piedad y con orden, tal como conviene a su
oficio y como justamente lo exige de ellos el pueblo de Dios.

Celebración en ausencia del Presbítero

32. Si en el domingo no se puede hacer la celebración de la palabra de Dios con….. la sagrada


Comunión, se recomienda a los fieles «dedicarse durante un tiempo conveniente, personalmente o
en familia o en grupos de familias»30 a la oración. En estos casos pueden ayudar las transmisiones
radiotelevisivas de las sagradas celebraciones. . «La gracia del Redentor de alguna manera no falta
a cada uno de los fieles o a las comunidades enteras, que con motivo de las persecuciones o por
falta de sacerdotes…… se ven privados de la celebración de la sagrada Eucaristía…. y por tanto,
reciben también el fruto del sacramento».

CAPÍTULO III . LA CELEBRACIÓN

35. El orden…. cuando no se celebra la Misa, consta de dos partes: la celebración de la palabra
de Dios y la distribución de la Comunión. No debe introducirse en la celebración lo que es propio de
la Misa, sobre todo la presentación de los dones y la Oración Eucarística. El rito de la celebración
debe ordenarse de tal modo que favorezca totalmente la oración y presente la imagen de una
asamblea litúrgica y no de una simple reunión.

36. Los textos de las oraciones y de las lecturas para cada domingo o solemnidad deben
tomarse habitualmente del Misal y del Leccionario. De tal manera los fieles, siguiendo el curso del
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año litúrgico, orarán y escucharán la palabra de Dios en comunión con las otras comunidades de la
Iglesia.

37. El párroco, al preparar la celebración con los laicos designados, puede hacer adaptaciones
teniendo en cuenta el número de los participantes y la capacidad de los animadores y también el
tipo de los instrumentos de que se dispone para la música y el canto. El laico que dirige la reunión
se comporta como uno entre iguales, tal como se hace en la Liturgia de las Horas cuando no preside
un ministro ordenado y, en las bendiciones cuando el ministro es laico («El Señor nos bendiga...»,
«Bendigamos al Señor...»). No debe usar las palabras reservadas al presbítero o al diácono, y no
debe hacer aquellos ritos que de un modo muy directo se relacionan con la Misa, por ejemplo los
saludos, sobre todo «El Señor esté con ustedes», y la fórmula de despedida, que harían aparecer
al laico que dirige como un ministro sagrado.

40. Lleve una vestidura que no desdiga con su oficio o lleve la establecida eventualmente por el
obispo. No debe usar la sede presidencial, sino que debe preparársele otro asiento fuera del
presbiterio.

El altar, que es la mesa del sacrificio y del banquete pascual, debe ser usado solamente para colocar
en él el pan consagrado antes de la distribución de la Eucaristía. Al preparar la celebración se tenga
cuidado de una conveniente distribución de las tareas, por ejemplo: para las lecturas, para los
cantos, etc., y para la disposición y adornos del lugar.
Desarrollo de la celebración | Página 11

Desarrollo de la Celebración
Tomado de: Celebraciones dominicales y festivas en espera de Presbítero
COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL LITÚRGICA

A) Ritos iniciales

10. Reunido el pueblo, el ministro se sitúa en su lugar, como se ha dicho antes (núm. 5 y
6)

5. Siempre que sea posible, la celebración será presidida por un diácono. El


diácono usará las vestiduras litúrgicas de su Orden, ocupará a sede presidencial y
saludará al pueblo con la formula: El Señor esté con ustedes, y lo bendecirá al final
de la celebración.

6. Si es un laico el que dirige la celebración, es conveniente que se revista de


alba o de túnica únicamente; si no, usará un vestido digno. Para dirigir la celebración
ocupará un lugar discreto en el presbiterio o en la nave, desde donde se le pueda
ver y escuchar bien; pero no deberá usar la sede presidencial.

Nunca usará la formula El Señor esté con ustedes, u otro saludo propio de un
ministro ordenado, ni bendecirá a pueblo al final de la celebración. Para saludar
usará una formula de bendición a Dios y para concluir la celebración implorará la
bendición divina sobre la asamblea, como se indica en el rito.

11. Terminado el canto, el ministro dice: En el nombre del Padre, etc. Todos se santiguan
y responden: Amén.

Luego el ministro, si es diácono, saluda a los presentes diciendo: La gracia de nuestro


Señor, etc. u otro saludo litúrgico. Todos responden: Y con tu espíritu.

Si el ministro es laico, saludo a los presentes invitándolos a bendecir al Señor con una de
las fórmulas indicadas en el rito

12. El ministro puede hacer una breve monición introductoria a la celebración y recordará
a la comunidad con la que, aquel día, el párroco celebra la Eucaristía.

A continuación, inicia el acto penitencial, como se indica en su lugar o con cualquiera de


las formulas contenidas en el Misal incluyendo las palabras conclusivas.

13. Luego el ministro dice: Oremos. Todos oran en silencio durante unos instantes.
Entonces, el ministro, sin extender las manos, dice la oración colecta del día. Cuando
termina, el pueblo aclama con el Amén.
Desarrollo de la celebración | Página 12

B) Liturgia de la Palabra

14. Terminada la oración, todos se sientan y el lector lee la primera lectura desde el
ambón. Conviene que el lector sea una persona distinta del ministro que preside o dirige la
celebración Antes de las lecturas se puede leer una monición escrita, que llame la atención
de los oyentes y situé aquéllas en el contexto de la liturgia del día.

Todos escuchan atentamente la lectura y al final pronuncian la aclamación. Después el


salmista u otro lector canta o recita el salmo del modo acostumbrado.

15. Todas las lecturas se toman del leccionario del día. La segunda conviene que la
lea otro lector.

Sigue a las lecturas el Aleluya u otro canto, según las exigencias del tiempo litúrgico. Si no
se canta, el Aleluya puede omitirse.

16. Luego el ministro se dirige al ambón. Si es diácono saluda al pueblo, diciendo: el


Señor esté con ustedes. Todos responden: Y con tu espíritu. A continuación, dice: Del
santo Evangelio, etc.; Si el ministro el laico, omite el saludo y dice solamente: Escuchen,
hermanos el santo Evangelio según N.

Al final de la proclamación, el ministro dice: Palabra del Señor, a la que responde el pueblo,
Gloria a ti, Señor Jesús. Si es diácono, besa también el libro.

17. Si el que dirige la celebración es un diácono, él hace la homilía. Si es un laico, puede


leer la homilía escrita por el sacerdote responsable de la parroquia o comunidad. Puede
también tomar el Leccionario en sus manos y repetir en voz alta algunas frases de las
lecturas proponiéndolas a la consideración de los fieles. Cabe, incluso, leer los comentario
que encabezan las lecturas en los misales – leccionarios manuales.

En todo caso, conviene que siga un momento de silencio para medita la Palabra de Dios.

18. A continuación, todos de pie, recitan el Símbolo niceo -constantinopolitano o el “de


los Apóstoles” [Sólo domingo y solemnidades]

19. Después se tiene la oración de los fieles o plegaria universal, que el ministro dirige
desde su lugar o desde el ambón. Pueden utilizarse los esquemas propuestos más
adelante u otros preparados para la celebración. En todo caso, la plegaria se desarrollará
según la serie establecida de las intenciones. No se omitan las intenciones por el obispo o
el párroco, y pídase con frecuencia por las vocaciones al Orden sagrado.

Las intenciones son propuestas por un diácono, en su defecto, por un lector o por
otra persona idónea. El pueblo manifiesta su participación con una invocación u
orando en silencio.
La sucesión de intenciones ordinariamente debe ser la siguiente:
a) Por las necesidades de la Iglesia universal y local;
Desarrollo de la celebración | Página 13

b) Por los gobernantes y por la salvación del mundo entero;


c) Por aquellos que se encuentran en necesidades particulares
d) Por la comunidad local
Conclusión – el ministro termina la plegaria común con una oración conclusiva

C) Liturgia de la Palabra

20. Después de la plegaria universal puede tener lugar una acción de gracias, con la cual
los fieles exaltan la bondad de Dios y su misericordia. Esta acción de gracias puede
hacerse de dos maneras:

a) Como simple acción de gracias con un salmo, por ejemplo, los salmos 99, 102, 117, 135,
137, 150; o con un himno o cántico, como el Gloria a Dios en el cielo o el Magníficat; o con una
plegaria litánica, que el ministro dice con los demás vuelto al altar, estando todos de pie.

b) Como acto de adoración a la Santísima Eucaristía, antes del Padrenuestro, como luego se
dirá.

21. En todo caso, la acción de gracias no debe tener la forma de una Plegaria eucarística. Los textos
del prefacio y de las Plegarias eucarísticas contenidos en el Misal no pueden usarse.

D) Rito de la comunión

22. Terminadas la oración de los fieles y la acción de gracias, si ha tenido lugar, se


extienden los corporales sobre el altar. El ministro se acerca a tabernáculo y toma el
copón con la Santísima Eucaristía, lo pone sobre los corporales y hace una genuflexión.

23. A continuación, si antes no ha tenido lugar la acción de gracias, arrodillado juntamente


con los fieles, canta un himno eucarístico, o un salmo, o recita una plegaría litánica
dirigida a Cristo presente en la Eucaristía.

24. Acabado el canto o la recitación, si ha tenido lugar, el ministro, de pie, invita a recitar o
cantar el Padrenuestro, que recita o canta toda la asamblea.

25. Después, si lo juzga oportuno, invita a los fieles a darse la paz con estas o parecidas
palabras: Dense fraternalmente la paz. Y todos se dan la paz del modo acostumbrado.

26. A continuación, el ministro abre el copón, hace la genuflexión y muestra el pan


eucarístico a todos diciendo: Éste es el Cordero, etc. Todos dicen: Señor, nos soy
digno… Si el ministro comulga, dice en voz baja: El Cuerpo de Cristo me guarde para
la vida eterna, y con reverencia toma él mismo el Sacramento.

Acercándose a los que van a comulgar, teniendo la hostia un poco elevada, se la muestra
a cada uno, diciéndole: El Cuerpo de Cristo. El que comulga responde: Amén, y recibe el
Sacramento.
Desarrollo de la celebración | Página 14

27. Mientras tanto, se puede entonar un canto de comunión.

28. Terminada la distribución de la comunión, el ministro, vuelto al altar, recoge las


partículas sobrantes en el copón y se purifica los dedos si es necesario. Después
guarda el Sacramento en el tabernáculo, hace una genuflexión y vuelve a su lugar,

Entonces, si se juzga conveniente, se puede observar un breve tiempo de silencio.

29. También puede hacerse la acción de gracias, si no se hizo después de la oración de


los fieles o antes del Padrenuestro. Para la acción de gracias se puede usar cualquiera
de los cantos de alabanza, salmos o himnos o letanías que se usan con este fin.

30. A continuación del silencio sagrado o de la acción de gracias, si ha tenido lugar en este
momento, el ministro invita a los presentes a orar y dice la oración después de la
comunión del día.

E) Despedida

31. Terminada la oración después de la comunión, se dan los avisos y las noticias que
afectan a la vida parroquial o diocesana. Puede también advertirse la finalidad de la colecta,
si se hace, para realizarla a la salida.

32. Si parece oportuno, puede hacerse en este momento un canto en honor de la Virgen
María.

33. Finalmente, el ministro, si es diácono, vuelto al pueblo lo saludo y bendice con la


fórmula propia. Si es laico, pide la bendición de Dios y se santigua, diciendo: El Señor nos
bendiga, etc.

Entonces, hecha la debida reverencia, el ministro se retira.


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Cuidados y Privilegios

Cuidados y Privilegios
A continuación se mencionan una serie de privilegios y cuidados que como ministro extraordinario de
la sagrada comunión en la misión, tendrás que llevar a cabo:

SOBRE LA EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO POR UN LAICO


En lo que respecta a la exposición del Santísimo Sacramento, se debe dar un tiempo para la oración,
la lectura de la Palabra de Dios y los cánticos. Un ministro extraordinario puede abrir el sagrario
para la adoración de los fieles, o sacar el copón y ponerlo en el altar, o bien, exponerlo en la custodia.
Pero en ningún caso puede dar la bendición con él. No se debe de llevar o exponer al Santísimo
Sacramento en situaciones de peligro.

Si se va a exponer en el mismo sagrario, se hace genuflexión y se limita a abrir la puerta del sagrario.

Si se va a exponer fuera del sagrario, se abre, hace genuflexión, toma el copón, cierra la puerta del
sagrario y coloca el copón sobre el corporal, no debe de estar muy lejos del sagrario. Al final hace
una vez más una genuflexión.

Se da tiempo para hacer oración cuando el Santísimo esta expuesto.

Mientras el ministro coloca de nuevo el sagrario en su lugar, los fieles pueden entonar un canto
Eucarístico y de acción de gracias. El ministro concluye diciendo: “El señor nos bendiga, nos guarde
de todo mal y nos lleve a la vida eterna”. Los fieles responden: “Amén”.

ACCIDENTES RELACIONADOS CON EL SANTÍSIMO SACRAMENTO


El tipo de accidente que ocurre más frecuentemente es el de partículas de la Hostia sagrada, o parte
de la Sangre de Cristo, al caer sobre el piso o sobre otro objeto. Si parte de la Hostia cae sobre el
piso, debe ser recogida y consumida. Si por alguna razón no se puede consumir (por ejemplo, si ya
ha estado en la boca de alguien que no puede consumirla), se puede disolver en agua y luego esa
agua derramarla en una planta o un jardín; sin embargo, se puede consulta a un sacerdote o diácono
si esto es necesario.

La mayor dificultad se presenta si parte de la Sangre de Cristo llega a caer al piso. El ministro
extraordinario debe asegurarse de que nadie pise la mancha, tal vez delegando a una persona para
que vigile. Se puede usar un purificador limpio para marcar el punto. Luego (tal vez con ayuda del
diácono) se debe traer agua ara rociarla sobre la mancha. Es importante aclarar que la Sangre de
Cristo deja de ser Eucaristía cuando se diluye con agua hasta el punto de perder su apariencia de
vino, Sin embargo, el agua resultante debe ser tratada con respeto y, por medio del uso de
purificadores recolectarla en una vasija no consagrada y posteriormente derramada sobre una
Página 17

planta o jardín. Si parte de la Sangre es derramada en la ropa o pertenencias de alguna persona,


debe ser tratada de la misma manera, con el debido respeto hacia la persona involucrada
[Cfr Instrucción General del Misal Romano, n.280]

Comunión a enfermos

Comunión a enfermos
Una de las preocupaciones principales de Cristo fue la salud de la gente, eso se demuestra
en los muchos milagros que realizó curando enfermos de sus diferentes males. Como
ministro extraordinario de la comunión, llevarás a Jesús en diferentes formas:
primeramente en la Eucaristía, que también es alimento y fortaleza en nuestro caminar
hacia la casa del Padre; y también, finalmente, lo llevas en ti mismo, como hermano que
hace la caridad en nombre y por amor a Dios. Para poder llevar la comunión a un enfermo
se debe de contar con la aprobación del párroco.

PREPARATIVOS:

(Marcar el recuadro si está listo)

Manual de ministro (Rito de comunión para los enfermos y lecturas del día)

Conocer la dirección de casa donde se llevará la comunión al enfermo

Solicitar el apoyo de una persona como acompañante

Asegurarse que la persona deseé recibir la comunión

Purificador y corporal
Tomar el Santísimo sacramento inmediatamente previo a visitar al enfermo (en caso
de contar con relicario trasladar únicamente las formas que se utilizaran, en caso de
no contar con uno, se llevará el copón

CONSIDERACIONES

Al llevar la comunión a los enfermos es importante tener en cuenta las siguientes


consideraciones:
| Página 18

▪ Confirmar que la persona deseé recibir la comunión y no sea por voluntad de un


familiar
▪ Confirmar que el enfermo que recibirá la comunión sea católico y esté en condiciones
de recibir la comunión.
▪ Al tomar al Santísimo sacramento el trayecto debe de ser directo a la casa del
enfermo; por seguridad abstenerse de realizar visitas a otros lugares.
▪ Al llegar a la casa en caso de llevar todo el copón se buscará colocarlo sobre una
mesa cerca del enfermo, preferiblemente sobre un mantel blanco. En caso de utilizar
relicario, se puede conservar.
▪ En ocasiones, suele haber personas que están al cuidado del enfermo, las cuales
debido a la atención brinda al enfermo no les es posible acudir a la celebración; en
estas situaciones si quienes cuidan desean recibir la comunión se les puede
distribuir el sacramento; reiterando la invitación a que acudan a la celebración de
Comunión a enfermos | ser posible.

.
Comunión a enfermos |

INICIO DEL RITO:

Según la situación particular de cada enfermo queda a criterio del ministro la realización del rito
completo o la utilización de su forma breve (sustituir la lectura del día por una cita de evangelio, no
realizar una reflexión, ni cantos)

1. Rito Introductorio

Saludo
Ministro: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
R. Amén

Ministro: Hermanos, gracia y paz de parte de Dios, nuestro Padre y de Jesucristo el Señor
R. Bendito seas por siempre, Señor

Acto penitencial
Ministro: Para participar con fruto en esta celebración dispongámonos a reconocer
sinceramente nuestros pecados y la infinita misericordia de Dios
+ Después del examen de conciencia, todos dicen

Yo confieso ante Dios todopoderoso y


ante ustedes, hermanos, que he pecado
mucho de pensamiento, palabra, obra y
omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a
los ángeles, a los santos,
y a ustedes, hermanos,
Página 19

que intercedan por mi ante Dios, nuestro


Señor.

Ministro: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros


pecados y nos lleve a la vida eterna R. Amén

2. Liturgia de la palabra
+ Puede tomarse el evangelio del día o el siguiente

Ministro: Escuchemos las palabras del santo Evangelio según san Juan 6, 54.58

El que coma mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré ene l último
día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que coma mi carne
y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por
el Padre; del mismo modo, el que me coma vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de sus padres, que lo comieron y murieron:
el que come este pan vivirá para siempre.
Palabra del Señor

+ Se puede realizar una breve reflexión a partir del texto si se cree conveniente o bien e puede guardar silencio
y meditar la Palabra
Comunión para difuntos | Página 20

Oración de los fieles


Ministro: El Señor Jesús nos ha dicho: todo lo que pidan en mi nombre, yo lo haré, para
que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si piden algo en mi nombre al Padre, yo lo hare.
Confiados en su Palabra, digamos
R. Te lo pedimos, Señor

+ Se pueden agregar y/o modificar las intenciones

1. Vela Señor, por tu Iglesia


R. Te lo pedimos, Señor
2. Da fe a los que no creen
R. Te lo pedimos, Señor
3. Ayuda y consuela a los enfermos
R. Te lo pedimos, Señor
4. Fortalece a los débiles
R. Te lo pedimos, Señor
5. Incrementa nuestra Fe y esperanza
R. Te lo pedimos, Señor

Ministro: Escucha, Señor, nuestra oración y concédenos con abundancia lo que te hemos
pedido con fe. Por Jesucristo nuestro señor.
R. Amén

3. Liturgia de la comunión

Ministro: Invoquemos a Dios Padre con la oración que Jesucristo nos enseño

Padre nuestro, que estas en el cielo,


santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona
nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden; no nos dejes caer en tentación, y líbranos del
mal.

+ El Ministro hace una genuflexión ante el sacramento, saca del relicario o copón al Santísimo sacramento, y lo
presenta diciendo.

Ministro: Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados
a la cena del Señor.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para
sanarme.

+ En caso del enfermo presente dificultades para consumir el Cuerpo de Cristo, puede el ministro, con las debidas
precauciones distribuir una fracción
Página 21

+ El Ministro se acerca al enfermo y, mostrándole el sacramento dice:

Ministro: El Cuerpo de Cristo


Enfermo responde: Amén

Comunión a enfermos |

+ El Ministro deposita sobre la lengua del enfermo y éste comulga. Y se guardara un momento de silencio
para orar; en caso de haber personas al cuidado del enfermo y de así solicitarlo, se les puede distribuir la
comunión.

Oración después de la comunión


Ministro: Padre santo, Dios todopoderoso y misericordioso, te suplicamos con fe viva que
el Cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que nuestro hermano(a) acaba de recibir,
le conceda la salud corporal y la salvación eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén

4. Rito Conclusivo
+ El Ministro, santiguándose, invoca la bendición de Dios diciendo:

Ministro: El señor nos bendiga, nos defienda de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R.
Amén

Ministro: Bendigamos al Señor R.


Demos gracias a Dios.
Comunión para difuntos | Página 22

Celebración para difuntos


Es muy aconsejable la celebración de una oración por el difunto, en la capilla bajo la
dirección de un laico en el momento que parezca más oportuno, antes de la celebración de
las exequias propiamente dichas.

En caso que el párroco local no pueda presidir la celebración, puede el ministro


extraordinario con autorización del sacerdote realizar la celebración de la palabra y pedir
por el eterno de descanso.

PREPARATIVOS:

(Marcar el recuadro si está listo)


Preparar a los lectores que ayudarán con las lecturas

Preparar los cantos

Preparar la reflexión del Evangelio o delegar a un misionero.

Designar a una persona el papel del acólito y explicarle el proceso.

Lavarse las manos con agua y jabón

Agua bendita

CONSIDERACIONES
Al realizar la celebración para un difunto es importante tomar en cuenta las siguientes
consideraciones:
Página 23

▪ Las celebraciones de Funerales no podrán celebrarse en los siguientes días: días


de fiestas de guardar, jueves, viernes y Sábado de la Semana Santa, el domingo
de Pascua o durante los domingos de Adviento, de Cuaresma y el tiempo pascual.
Si la misa se celebra el miércoles de ceniza, no debe haber distribución de ceniza
en la misa.
▪ Un niño que muere antes de ser bautizado, que nace muerto o ha sido abortado
puede recibir exequias católicas, si los padres tenían la intención de bautizarlo. Los
restos de los fetos o de los que nacen muertos deben recibir exequias cristianas
reverentes si esto es posible. Estos restos pueden ser colocados en tumbas
individuales o en un área común para entierros.
Comunión para difuntos | Página 24

INICIO DEL RITO:

1. Rito Introductorio
+ Al entrar, se saluda comunícanosles con sus palabras el consuelo de la fe y citando algunos textos de las
Sagradas Escrituras. Puede ser con las siguientes palabras o semejante:
+ En algunos sitios puede existir la costumbre de conducir procesionalmente el cadáver a la iglesia. En ese
caso se organiza la procesión de acuerdo a las costumbres, encabezándola el ministro con la cruz. Se
pueden cantar salmos o cantos apropiados.

Hermanos: ustedes han sufrido mucho al perder un ser querido, Pero en este momento de
dolor podemos decir, llenos de esperanza “Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor
Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de todo consuelo: él nos conforta en toda
tribulación.” (2 Cor 1, 3-4)

+ Después se rocía el cuerpo con agua bendita


+ A continuación se entona el canto de entrada

Saludo
Hermanos: Nos hemos reunido en la iglesia para decir el último adiós a nuestro hermano
N.____ Él ha llegado ya a la meta después de la peregrinación de esta vida. Que nuestra
oración le acompañe. Y ya que en el Bautismo fue hecho Hijo de Dios y recibió el Pan de
la vida en la Eucaristía, confiamos que sea admitido ahora en el banquete del reino.
Nosotros seremos confortados con la Palabra de Dios y el Pan de la Eucaristía que nos
alimenta en nuestro caminar por la vida.

Ministro: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo


R. Amén

Ministro: Gracia y paz de parte de Dios, nuestro Padre y de Jesucristo el Señor R.


Bendito seas por siempre, Señor

Acto penitencial
Ministro: Para participar con fruto en esta celebración dispongámonos a reconocer
sinceramente nuestros pecados y la infinita misericordia de Dios
+ Después del examen de conciencia, todos dicen

Yo confieso ante Dios todopoderoso y


ante ustedes, hermanos, que he pecado
mucho de pensamiento, palabra, obra y
omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a
los ángeles, a los santos,
y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mi ante Dios, nuestro
Señor.
Comunión para difuntos | Página 25

Ministro: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros


pecados y nos lleve a la vida eterna R. Amén

2. Liturgia de la palabra
+ Las siguientes lecturas forman parte del ritual de exequias, en caso de la celebración realizarse
durante un día en el cual por norma no pueda celebrarse, realizar la celebración ordinaria y realizar
una oración al final.
Primera Lectura
Lectura del libro del profeta Isaías 25, 6-9
En aquel día, El Señor de los ejércitos ofrecerá a todos los pueblos sobre esta montaña un
banquete de manjares suculentos, un banquete de vinos añejados, de manjares
suculentos, medulosos, de vinos añejados, decantados. Él arrancará sobre esta montaña
el velo que cubre a todos los pueblos, el paño tendido sobre todas las naciones. Destruirá
la Muerte para siempre; el Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros, y borrará sobre
toda la tierra el oprobio de su pueblo, porque lo ha dicho él, el Señor.

Y se dirá en aquel día: "Ahí está nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación: es el
Señor, en quien nosotros esperábamos; ¡alegrémonos y regocijémonos de su salvación!"
Palabra de Dios
Te alabamos Señor.

Salmo Responsorial
Del Salmo 120

R. El auxilio me viene del Señor

Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del
Señor, que hizo el cielo y la tierra. R.

No permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme; no duerme ni reposa el guardián


de Israel. R.

El Señor te guarda a su sombra, está a tu derecha; de día el sol no te hará daño, ni la luna
de noche. R.

El Señor te guarda de todo mal, él guarda tu alma; el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre R.

Aclamación antes del Evangelio


R. Aleluya, aleluya
Yo soy la resurrección, y la vida, dice el Señor; el que cree en mi no morirá para siempre.
R. Aleluya, aleluya

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Juan 12, 23-28
Comunión para difuntos | Página 26

Jesús les respondió: "Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo de hombre. En
verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo;
pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en
este mundo, la guardará para una vida eterna. Si alguno me sirve, que me siga, y donde
yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará. Ahora mi
alma está turbada. Y ¿qué voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta hora! Pero ¡si he llegado
a esta hora para esto! Padre, glorifica tu Nombre." Vino entonces una voz del cielo: "Le
he glorificado y de nuevo le glorificaré." Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor, Jesús.

+ El ministro puede realizar una reflexión

Oración de los fieles


Pidamos por nuestro(a) hermano(a)______ a Jesucristo nuestro Señor, el cual dijo: “yo
soy la resurrección y la vida, el que cree en mi, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y
cree en mí, no morirá jamás.

Lector: Tú que lloraste por la muerte de Lázaro, enjuga nuestras lágrimas


Todos: Escúchanos Señor

Lector; Tu que llamaste a los muertos a la vida, dale a este hermano nuestro la vida eterna
Todos: Escúchanos Señor

Lector: Tú que prometiste el paraíso al ladrón arrepentido, introduce en el cielo a este


hermano nuestro Todos: Escúchanos Señor

Lector: Tu que lavaste a nuestro hermano con el agua del Bautismo y lo señalaste con la
unción sagrada cuéntalo entre tus santos y elegidos
Todos: Escúchanos Señor

Lector: Tú que alimentaste a nuestro hermano con el sagrado banquete de tu cuerpo y de


tu Sangre, admítelo en la mesa de tu reino
Todos: Escúchanos Señor

Lector: Y a nosotros, Señor, que estamos afligidos por la muerte de nuestro hermano,
anímanos con el consuelo de la fe, y la esperanza de la vida eterna.
Todos: Escúchanos Señor

3. Liturgia de la comunión

Acción de gracias
+ Acabadas las oraciones de los Fieles, el ministro se acerca al lugar donde se guarda la Eucaristía, toma el
copón con el Cuerpo de Cristo, y sobre un corporal lo coloca en el Altar.

+ El Ministro invita a realizar en este momento la acción de gracias con adoración, el ministro arrodillado con
todos los fieles, entona un himno eucarístico, o uno de alabanza dirigida a Cristo presente en la Eucaristía

Ministro: Invoquemos a Dios Padre con la oración que Jesucristo nos enseño
Comunión para difuntos | Página 27

Padre nuestro, que estas en el cielo,


santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación, y
líbranos del mal.

Ministro: Hermanos como hijos de un mismo Padre celestial, démonos fraternalmente un


saludo de paz.

+ Y todos, según la costumbre del lugar, se dan a paz.

+ Concluido el rito de la paz, el ministro hace una genuflexión, toma la hostia y, sosteniéndola un poco elevado
sobre el copón, la muestra al pueblo diciendo:
Ministro: Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados
a la cena del Señor.

+ Y juntamente con el pueblo añade:


R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para
sanarme.

+ Si también el ministro comulga, dice en secreto: El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna +
Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo.
+ Después hace la invitación a los fieles que hayan hecho su primera comunión, a los que se hayan confesado
recientemente, a los que se encuentren en gracia, o a los que estén libres de pecado mortal, para acercarse a
recibir a Jesús Eucaristía.
+ Toma el copón, y se acerca a los fieles que van a comulgar y elevando un poco la hostia, la muestra a cada
uno y dice:

El Cuerpo de Cristo

+ El que va a comulgar responde:


Amén.

+ Mientras se distribuye la comunión, puede entonarse algún canto oportuno

+ Acabada la distribución de la comunión, se encuentran algunos fragmentos en el platillo, el ministro los


incorpora al copón y se purifica las manos con agua, si lo juzga necesario.

+ Si quedan algunas formas, guarda el Sacramento en el sagrario, hace genuflexión, recoge el corporal y vuelve
a su lugar.

Silencio Litúrgico
+ Entonces, si se juzga oportuno, se pueden guardar unos momentos de silencio, el ministro concluye con la
oración después de la comunión del día.
Comunión para difuntos | Página 28

Oración después de la comunión


+ Luego, de pie en su lugar, el celebrante que preside dice:

Oremos
+ Se toma la oración después de la comunión del día

4. Rito de Conclusión

Oración
Señor, ten misericordia de tu hijo _ que no reciba el castigo de sus acciones, pues quiso
hacer tu voluntad cuando vivía. Así como en la vida una fe sincera lo unió a la comunidad
de los fieles, así ahora tú misericordia lo unió a la comunidad de los fieles, así ahora tu
misericordia lo una con los coros angélicos. Por Cristo nuestro Señor. Amen

Padre Nuestro
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza nos atrevemos a
decir: Padre Nuestro…
Lector: Dale Señor el descanso eterno
Todos: y brille para el (ella) la luz eterna.

+ Si después de la celebración el cuerpo va a ser llevado al cementerio, puede hacerse aquí la ceremonia de
la última recomendación y despedida, a no ser que se piense hacerla ante el sepulcro mismo.

5. Ultima Recomendación y Despedida


+ El que preside die junto al ataúd y vuelto hacia el pueblo, teniendo el agua bendita hace la siguiente
invitación:
Hermanos: puesto que vamos a cumplir con el deber de dar sepultura a un cuerpo humano,
según la costumbre de los fieles, pidamos con mucha confianza a Dios, para quien todos
están vivos, que el cuerpo débil de este hermano nuestro que vamos a sepultar , resucite
el ultimo día con la perfección y cualidades de los santos, y que su alma pueda sumarse
desde ahora a las de los santos y fieles, Vamos a pedir para que Dios tenga misericordia
de él (ella) en el juicio y que rescatado (a) de la muerte, pagadas todas sus deudas,
reconciliado (a) con el Padre y llevado (a) en los hombros del Buen Pastor, merezca gozar
en el séquito del Rey Eterno, de la alegría perpetua y de la compañía de los santos.
+ Oran todos en silencio por un breve espacio de tiempo.

6. Despedida
Te pedimos Señor que tu siervo _______muerto yapara que este mundo viva para ti, y
que tu amor misericordioso borre los pecados que cometió por fragilidad humana. Por
Cristo Nuestro Señor. AMEN.

+ Después si no se va a llevar el cadáver a la iglesia, sigue la procesión al cementerio, se dicen estas palabras:

Al paraíso te lleven los ángeles,


A tu llegada te reciban los mártires
Y te introduzcan en la ciudad santa de Jerusalén.
Comunión para difuntos | Página 29

Lector: Dale Señor el descanso eterno


Todos: y brille para el (ella) la luz eterna.
Lector: Que descanse en paz Todos: Así
sea.
Domingo de ramos | Página 30

Domingo de ramos
“Hosanna al Hijo de David.
Bendito el que viene en el nombre del Señor”

Inicia la Semana Santa. El Domingo de Ramos es una


síntesis de todo lo que va a suceder en la Semana Mayor.
Son días en los que la misericordia de Dios se hace
accesible al hombre. Este domingo resume los dos puntos
fundamentales de la Pascua: La Pasión y la Muerte de
Cristo y su Resurrección gloriosa.

La celebración del día hoy consta de dos partes:


▪ Conmemoración de la entrada del Señor a Jerusalén
(bendición de las palmas y representación de la entrada de
Jesús a Jerusalén)
▪ Celebración del domingo de Ramos

LOS RAMOS Y LAS PALMAS


Los ramos y las palmas tienen un sentido festivo. Jesús
entra triunfante a Jerusalén montado en un burro y entre
cantos del pueblo que extiende sus mantos por el camino.
Cristo llega a Jerusalén como hombre de dolores,
destinado a la muerte, para ofrecerse voluntariamente
como víctima de amor y así salvar al hombre

Domingo de ramos |
Página 31

Domingo de ramos
PREPARATIVOS:

(Marcar el recuadro si esta listo)


Ramos (recordarle a la comunidad, por la mañana, que lleven sus ramos a la
celebración de este día) Agua Bendita

Conseguir un burro para la procesión de la entrada triunfal de Jesús. Así mismo


organizarse para representarla. (En caso de no conseguir se puede omitir y Jesús
realizar la procesión caminando)
Encargar a una persona que represente a Jesús (De preferencia el mismo que va a
representarlo en el Vía Crucis)
Preparar a los lectores que ayudarán con las lecturas

Preparar los cantos

Preparar la reflexión del Evangelio

Lavarse las manos con agua y jabón

Tener listo un paquete de toallas húmedas debajo del altar

RITOS PREVIOS A LA CELEBRACION


CONMEMORACIÓN DE LA ENTRADA DEL SEÑOR EN JERUSALÉN

1. Escoger el lugar donde iniciará la procesión. No debe ser muy distante del lugar
donde se reunirá la asamblea para la celebración

2. Si no se tiene a la mano palmas para confeccionar los ramos, se puede buscar las
ramas de algún árbol de hoja perenne de la región (Por aquello que puedan conservarse
por un buen tiempo).

+ Los fieles se reúnen en algún otro lugar para comenzar la procesión hacia el templo. Los fieles llevan ramos
en las manos. Se canta:
ANTÍFONA Mt 21,9
Hosanna al Hijo de David. Bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel.
Hosanna en el cielo.
+ El ministro saluda al pueblo diciendo:
Hermanos: Después de habernos preparado desde el principio de la Cuaresma con nuestra
penitencia y nuestras obras de caridad, hoy nos reunimos para iniciar, unidos con toda la
Iglesia, la celebración anual de los misterios de la pasión y resurrección de nuestro Señor
Domingo de ramos | Página 32

Jesucristo, misterios que empezaron con la entrada de Jesús en Jerusalén. Acompañemos


con fe y devoción a nuestro Salvador en su entrada triunfal a la ciudad santa, para que,
participando ahora de su cruz, podamos participar un día, de su gloriosa resurrección y de
su vida.
+ Después el ministro dice la oración sin hacer gesto de bendición.
Oremos: Aumenta, Señor, la fe de los que tenemos en ti nuestra esperanza y concede a
quienes agitamos estas palmas en honor de Cristo victorioso, permanecer unidos a Él para
dar frutos de buenas obras. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén

+En silencio, rocía los ramos con agua bendita. Si es mucha la gente se puede entonar algún canto. +
En seguida se escucha el Evangelio de la entrada del Señor a Jerusalén.

EVANGELIO
M. Lectura Del santo evangelio según san Lucas 19, 28-40
R. Gloria a ti Señor.

En aquel tiempo, Jesús, acompañado de sus discípulos, iba camino de Jerusalén, y al


acercarse a Betfagé y a Betania, junto al monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus
discípulos, diciéndoles: "Vayan al caserío que está frente a vosotros. Al entrar, encontraran
atado un burrito que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo aquí. Si alguien les
pregunta por qué lo desatan díganle, El Señor lo necesita" Fueron y encontraron todo como
el Señor les había dicho, mientras desataban el burro, los dueños les preguntaron: "¿Por
qué lo desamarran?" Ellos contestaron: "El Señor lo necesita". Se llevaron, pues, el burro,
le echaron encima los mantos e hicieron que Jesús montara en él. Conforme iba
avanzando, la gente tapizaba el camino con sus mantos, y cuando ya estaba cerca la
bajada del monte de los Olivos, la multitud de discípulos, entusiasmados, se pusieron a
alabar a Dios a gritos por todos los prodigios que habían visto, diciendo: "¡Bendito el rey
que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!" Algunos fariseos
que iban entre la gente, le dijeron: "Maestro, reprende a tus discípulos". El les replicó: "Les
aseguro que si ellos se callan, gritarán las piedras"

M. Palabra del Señor


R. Gloria a ti Señor, Jesús.

+ Después del Evangelio, si se cree oportuno, puede tenerse una breve reflexión. Al iniciar la procesión, el
celebrante u otro ministro idóneo puede hacer una exhortación con estas palabras u otras parecidas:

Como la muchedumbre que aclamaba a Jesús, acompañemos también nosotros, con júbilo,
al Señor.

+ Y se inicia la procesión hacia el templo donde va a realizarse la celebración. Al avanzar la procesión, el


coro y el pueblo entonan cánticos apropiados de alabanza.
Cantos:
1.-________________________________
2.-________________________________
3.-________________________________
4.-________________________________
Página 33

5.-________________________________

Domingo de ramos |

+ Al entrar la procesión en la iglesia, se canta algún cántico alusivo a la entrada del Señor en Jerusalén:
Cantos:
1.-________________________________

+ El ministro, al llegar al altar, hace la debida reverencia y, omitida toda otra ceremonia, da fin a la procesión
diciendo la oración colecta y prosigue la celebración de la manera acostumbrada. (Después de la procesión,
el ministro comienza la celebración con la oración colecta.)

ORACIÓN COLECTA
+ El ministro dice “Oremos” puede dejar unos instantes de oración personal, después sin extender las manos,
dice la oración del día:

M. Oremos.
Dios todopoderoso y eterno, que has querido entregarnos como ejemplo de humildad a
Cristo, nuestro salvador, hecho hombre y clavado en una cruz, concédenos vivir según las
enseñanzas de su pasión, para participar con él, un día, de su gloriosa resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo. R.
Amén.

+ La función de la oración colecta es dar el sentido de la celebración del día.


+ La oración colecta termina siempre con el Amén con el que todo el pueblo se une a la oración.
También se puede pedir que el pueblo participe repitiendo después del ministro la oración colecta.

+ El ministro invita a la comunidad a tomar asiento en este momento, para dar lugar a la liturgia de la palabra.
LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
+ El lector previamente seleccionado por el ministro, pasa al ambón y lee la primera lectura:

Lectura del libro del profeta Isaías 50, 4-7


En aquel entonces, dijo Isaías: “El Señor me ha dado una lengua experta, para que pueda
confortar al abatido con palabras de aliento. Mañana tras mañana, el Señor despierta mi
oído, para que escuche yo, como discípulo. El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y
yo no he opuesto resistencia ni me he echado para atrás. Ofrecí la espalda a los que me
golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro de los insultos
y salivazos. Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso endurecí mi
rostro como roca y sé que no quedaré avergonzado”. Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL—Del salmo 21


+ El salmista o el cantor proclama el salmo, y el pueblo intercala la respuesta
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Domingo de ramos | Página 34

R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Todos los que me ven, de mí se burlan: me


hacen gestos y dicen:
“confiaba en el Señor, pues que él lo salve; si
de veras lo ama, que lo libre”.
R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Los malvados me cercan por doquiera
como rabiosos perros. mis manos y
mis pies han taladrado y se pueden
contar todos mis huesos.
R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Reparten entre sí mis vestiduras y


se juegan mi túnica a los dados.
Señor, auxilio mío, ven y ayúdame,
no te quedes de mí tan alejado.
R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

A mis hermanos contaré tu gloria y


en la asamblea alabaré tu nombre.
Que alaben al Señor los que lo temen.
Que el pueblo de Israel siempre lo adore.
R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los filipenses 2, 6-11

Cristo, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las prerrogativas de su condición
divina, sino que, por el contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de siervo,
y se hizo semejante a los hombres. Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo y por
obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo
nombre, para que, al nombre de Jesús, todos doblen la rodilla en el cielo, en la tierra y en
los abismos, y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es el Señor, para gloria de
Dios Padre.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

+ El mismo lector a continuación hace la aclamación antes del evangelio.


+ Se puede entonar en forma de canto “Honor y Gloria a ti, Señor” o el lector puede proclamarlo

Honor y Gloria a ti, Señor Jesús.


R. Honor y Gloria a ti, Señor Jesús.
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Cristo se humilló por nosotros, y por obediencia aceptó incluso la muerte y una muerte de
cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre
todo nombre.
R. Honor y Gloria a ti, Señor Jesús.

EVANGELIO
+ Indicaciones para la lectura dialogada: Las siglas que indican a los diversos interlocutores, son los siguientes:
+ = Jesús
S = Discípulos pueblos y otros personajes
C = Cronista
+ El ministro comienza con:
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 22, 7. 14–23, 56
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C. Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discípulos, y les dijo:

+ He deseado enormemente comer esta comida pascual con ustedes antes de padecer,
porque les digo que ya no la volveré a comer hasta que se cumpla en el Reino de Dios.

C. Y tomando una copa, dio gracias y dijo:

+ –Tomen esto, repártanlo entre ustedes; porque les digo que no beberé desde ahora del
fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios.

C. Y tomando pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo:

+ –Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes; hagan esto en memoria mía.

C. Después de cenar, hizo lo mismo con la copa diciendo:

+ –Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi sangre, que se derrama por ustedes. Pero
miren: la mano del que me entrega está con la mía en la mesa. Porque el Hijo del Hombre
se va según lo establecido; pero ¡ay de ése que lo entrega!

C. Ellos empezaron a preguntarse unos a otros quién de ellos podía ser el que iba a hacer
eso.
Los discípulos se pusieron a disputar sobre quién de ellos debía ser tenido como el primero.
Jesús les dijo:

+ Los reyes de los gentiles los dominan y los que ejercen la autoridad se hacen llamar
bienhechores. Ustedes no hagan así, sino que el primero entre ustedes pórtese como el
menor, y el que gobierne, como el que sirve.
Porque, ¿quién es más, el que está en la mesa o el que sirve? ¿Verdad que el que está en
la mesa? Pues yo estoy en medio de ustedes como el que sirve.
Ustedes son los que han perseverado conmigo en mis pruebas, y yo les transmito el Reino
como me lo transmitió mi Padre a mí: comerán y beberán a mi mesa en mi Reino, y se
sentarán en tronos para regir a las doce tribus de Israel.

C. Y añadió:
+ Simón, Simón, mira que Satanás los ha reclamado para cribarlos como trigo. Pero yo he
pedido por ti para que tu fe no se apague. Y tú, cuando te recobres, da firm eza a tus
hermanos.

C. Él le contestó:

S. Señor, contigo estoy dispuesto a ir incluso a la cárcel y a la muerte.

C. Jesús le replicó:
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+ Te digo, Pedro, que no cantará hoy el gallo antes que tres veces hayas negado
conocerme.

C. Y dijo a todos:
+ Cuando los envié sin bolsa ni alforja, ni sandalias, ¿les faltó algo?

C. Contestaron:

S. Nada.

C. El añadió:

+ Pero ahora, el que tenga bolsa que la coja, y lo mismo la alforja; y el que no tiene espada,
que venda su manto y compre una. Porque les aseguro que tiene que cumplirse en mí lo
que está escrito: “fue contado con los malhechores”. Lo que se refiere a mí toca a su fin.

C. Ellos dijeron:

S. Señor, aquí hay dos espadas.

C. El les contestó:

+ Basta.

C. Y salió Jesús como de costumbre al monte de los Olivos, y lo siguieron los discípulos.
Al llegar al sitio, les dijo:

+ Oren, para no caer en la tentación.

C. El se arrancó de ellos, alejándose como a un tiro de piedra y arrodillado, oraba diciendo:

+ Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya.

C. Y se le apareció un ángel del cielo que lo animaba. En medio de su angustia oraba con
más insistencia. Y le bajaba el sudor a goterones, como de sangre, hasta el suelo. Y,
levantándose de la oración, fue hacia sus discípulos, los encontró dormidos por la pena, y
les dijo:

+ ¿Por qué duermen? Levántense y oren, para no caer en la tentación.

C. Todavía estaba hablando, cuando aparece gente: y los guiaba el llamado Judas, uno de
los Doce. Y se acercó a besar a Jesús.
Jesús le dijo:

+ Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?


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C. Al darse cuenta los que estaban con él de lo que iba a pasar, dijeron:

S. Señor, ¿herimos con la espada?

C. Y uno de ellos hirió al criado del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha.
Jesús intervino diciendo:
+ Déjenlo, basta.

C. Y, tocándole la oreja, lo curó. Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los oficiales del
templo, y a los ancianos que habían venido contra él:

+ ¿Han salido con espadas y palos como a caza de un bandido? A diario estaba en el
templo con ustedes, y no me echaron mano. Pero ésta es su hora: la del poder de las
tinieblas.
C. Ellos lo prendieron, se lo llevaron y lo hicieron entrar en casa del sumo sacerdote. Pedro
lo seguía desde lejos. Ellos encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor y
Pedro se sentó entre ellos.
Al verlo una criada sentado junto a la lumbre, se le quedó mirando y le dijo:

S. También éste estaba con él.

C. Pero él lo negó diciendo:

S. No lo conozco, mujer.

C. Poco después lo vio otro y le dijo:

S. Tú también eres uno de ellos.

C. Pedro replicó:

S. Hombre, no lo soy.

C. Pasada cosa de una hora, otro insistía:

S. Sin duda, también éste estaba con él, porque es galileo.

C. Pedro contestó:

S. Hombre, no sé de qué hablas.

C. Y estaba todavía hablando cuando cantó un gallo. El Señor, volviéndose, le echó una
mirada a Pedro, y Pedro se acordó de la palabra que el Señor le había dicho: “antes de
que cante hoy el gallo, me negarás tres veces”. Y, saliendo afuera, lloró amargamente. Y
los hombres que sujetaban a Jesús se burlaban de él dándole golpes. Y, tapándole la cara,
le preguntaban:
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S. Haz de profeta: ¿quién te ha pegado?

C. Y proferían contra él otros muchos insultos.


Cuando se hizo de día, se reunió el senado del pueblo, o sea, sumos sacerdotes y letrados,
y, haciéndole comparecer ante su Sanedrín, le dijeron:

S. Si tú eres el Mesías, dínoslo.

C. El les contestó:
+ Si se los digo, no lo van a creer; y si les pregunto, no me van a responder.
Desde ahora el Hijo del Hombre estará sentado a la derecha de Dios todopoderoso.

C. Dijeron todos:

S. Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?

C. El les contestó:

+ Ustedes lo dicen, yo lo soy.

C. Ellos dijeron:

S. ¿Qué necesidad tenemos ya de testimonios? Nosotros mismos lo hemos oído de su


boca.

C. El senado del pueblo, o sea, sumos sacerdotes y letrados, se levantaron y llevaron a


Jesús a presencia de Pilato. Y se pusieron a acusarlo diciendo:

S. Hemos comprobado que éste anda amotinando a nuestra nación, y oponiéndose a que
se paguen tributos al César, y diciendo que él es el Mesías rey.

C. Pilato preguntó a Jesús:

S. ¿Eres tú el rey de los judíos?

C. Él le contestó:

+ Tú lo dices.

C. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la turba:

S. No encuentro ninguna culpa en este hombre.

C. Ellos insistían con más fuerza diciendo:


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S. Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, desde Galilea hasta aquí.

C. Pilato, al oírlo, preguntó si era galileo; y al enterarse que era de la jurisdicción de


Herodes, se lo remitió. Herodes estaba precisamente en Jerusalén por aquellos días.
Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento; pues hacía bastante tiempo que quería
verlo, porque oía hablar de él y esperaba verlo hacer algún milagro.
Le hizo un interrogatorio bastante largo; pero él no le contestó ni palabra.
Estaban allí los sumos sacerdotes y los letrados acusándolo con ahínco.
Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio y se burló de él; y, poniéndole una vestidura
blanca, se lo remitió a Pilato. Aquel mismo día se hicieron amigos Herodes y Pilato, porque
antes se llevaban muy mal.
Pilato, convocando a los sumos sacerdotes, a las autoridades y al pueblo, les dijo:

S. Me han traído a este hombre, alegando que alborota al pueblo; y resulta que yo lo he
interrogado delante de ustedes, y no he encontrado en este hombre ninguna de las culpas
que le imputan; ni Herodes tampoco, porque nos lo ha remitido: ya ven que nada digno de
muerte se le ha probado. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré.

C. Por la fiesta tenía que soltarles a uno. Ellos vociferaron en masa diciendo:

S. ¡Fuera ése! Suéltanos a Barrabás.

C. (A éste lo habían metido en la cárcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un


homicidio.)
Pilato volvió a dirigirles la palabra con intención de soltar a Jesús. Pero ellos seguían
gritando:

S. –¡Crucifícalo, crucifícalo!

C. El les dijo por tercera vez:

S. –Pues, ¿qué mal ha hecho éste? No he encontrado en él ningún delito que merezca la
muerte. Así es que le daré un escarmiento y lo soltaré.

C. Ellos se le echaban encima pidiendo a gritos que lo crucificara iba creciendo el griterío.
Pilato decidió que se cumpliera su petición: soltó al que le pedían (al que había metido en
la cárcel por revuelta y homicidio), y a Jesús se lo entregó a su arbitrio.
Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo,
y le cargaron la cruz para que la llevase detrás de Jesús.
Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se daban golpes y lanzaban
lamentos por él.
Jesús se volvió hacia ellas y les dijo:

+ –Hijas de Jerusalén, no lloren por mí, lloren por ustedes y por sus hijos, porque miren
que llegará el día en que dirán: “dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz
y los pechos que no han criado”. Entonces empezarán a decirles a los montes:
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“desplómense sobre nosotros” y a las colinas: “sepúltennos”; porque si así tratan al leño
verde, ¿qué pasará con el seco?

C. Conducían también a otros dos malhechores para ajusticiarlos con él.


Y cuando llegaron al lugar llamado “La Calavera”, lo crucificaron allí, a él y a los
malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
Jesús decía:

+ –Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.

C. Y se repartieron sus ropas echándolas a suerte. El


pueblo estaba mirando.
Las autoridades le hacían muecas diciendo:

S. –A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.

C. Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo:

S. Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.

C. Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: ESTE ES EL REY DE LOS
JUDIOS.
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:

S. –¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.

C. Pero el otro le increpaba:

S. –¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo,


porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.

C. Y decía:

S. –Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino.


C. Jesús le respondió:

+ –Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso.

C. Era ya eso de mediodía y vinieron las tinieblas sobre toda la región, hasta la media
tarde; porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús,
clamando con voz potente, dijo:

+ –Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.

C. Y dicho esto, expiró.


Todos se arrodillan, y se hace una pausa.
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C. El centurión, al ver lo que pasaba, daba gloria a Dios diciendo:

S. Realmente, este hombre era justo.

C. Toda la muchedumbre que había acudido a este espectáculo, habiendo visto lo que
ocurría, se volvían dándose golpes de pecho.
Todos sus conocidos se mantenían a distancia, y lo mismo las mujeres que lo habían
seguido desde Galilea y que estaban mirando.
Un hombre llamado José, que era senador, hombre bueno y honrado (que no había votado
a favor de la decisión y del crimen de ellos), que era natural de Arimatea y que aguardaba
el Reino de Dios, acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y, bajándolo, lo envolvió en
una sábana y lo colocó en un sepulcro excavado en la roca, donde no habían puesto a
nadie todavía. Era el día de la Preparación y rayaba el sábado. Las mujeres que lo habían
acompañado desde Galilea fueron detrás a examinar el sepulcro y cómo colocaban su
cuerpo. A la vuelta prepararon aromas y ungüentos. Y el sábado guardaron reposo,
conforme al mandamiento.

REFLEXIÓN
+ Luego tiene lugar la reflexión, se puede hacer una reflexión breve o delegar a otra persona a dar la reflexión
(esto previamente preparado). Si es otra persona la que va a dar la reflexión, no olvidar presentar a la persona
a la comunidad. Hay que decirles a los asistentes que pueden tomar asiento.

La liturgia que abre la semana santa esta temáticamente orientada por la lectura de
la pasión. Las dos primeras lecturas son las mismas todos los años y ofrecen una
clave de lectura para la Pasión. Así mismo hace de puente: por un lado, es aún
Cuaresma; por otro, nos introduce ya en lo que serán los contenidos del próximo
Triduo Pascual. En la monición introductoria de esta celebración se menciona: Por
ello, recordando “la entrada de Jesús en Jerusalén. Acompañemos con fe y devoción
a nuestro Salvador en su entrada triunfal a la ciudad Santa, para que, participando
ahora de su cruz, podamos participar un día de su gloriosa resurrección y de su vida”.
Entrada en se puede destacar el contraste que existe entre los que recibieron a Jesús
en Jerusalén aclamándolo con entusiasmo, y la condena a los pocos días. Es el
contraste entre la muerte y la resurrección, que es lo que se celebrará en los
siguientes días.

Es el contraste y la contradicción de nosotros mismos, que decimos que somos


seguidores de Jesucristo y después lo negamos en nuestra vida de cada día. Una
llamada, pues, a vivir con intensidad nuestra fe en estos días santos, para que no
sean sólo unos días de vacaciones.

Jesús ora al Padre para pedir el perdón de sus verdugos: “Padre, perdónalos, porque
no saben lo que hacen”. Jesús es el Mesías que revela el rostro del Padre
misericordioso, que ama a los enemigos, perdona a los pecadores. La primera
reacción humana delante de la muerte de Jesús es la del centurión romano que “dio
gloria a Dios diciendo: Verdaderamente este hombre era justo”. Un pagano reconoce
la presencia de Dios en la imagen increíble de un hombre crucificado. Este centurión
representa a cada creyente que a través de su fe, como por obra de un milagro,
proclama la presencia y la salvación divinas en Jesús Crucificado.
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Finalmente, recordar que la Semana Santa no es sólo pasión, dolor y muerte.


También es esperanza de gloria, vida y resurrección. La segunda lectura nos afirma:
“Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre
todo nombre”. Nosotros nos identificamos con la cruz de Jesús, pero con la certeza
de ganar con él también la vida nueva de la resurrección. Tal como dice la oración
colecta: “concédenos vivir según las enseñanzas de su pasión, para participar con
él, un día, de su gloriosa resurrección”.

PROFESIÓN DE FE (CREDO)
+ Finalizada la reflexión, el ministro invita a los asistentes a ponerse en pie y realizar la profesión de fe
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible
y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes
de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que
por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu
Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado al a derecha del Padre; y de nuevo vendrá con
gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe
una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una,
santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los
pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.

ORACIÓN UNIVERSAL
+ Los asistentes permanecen en pie mientras se hace la plegaria universal u oración de los fieles, que se
desarrolla de la siguiente forma:

Invitatorio
El celebrante que preside invita a los fieles a orar, por medio de una breve monición.

Intenciones
Las intenciones son propuestas por el celebrante que preside o, en su defecto, por un lector o por otra persona
idónea.

El pueblo manifiesta su participación con una invocación respondiendo: te rogamos Señor, u otra parecida, u
orando en silencio. La sucesión de intenciones ordinariamente debe ser la siguiente:

a) Por las necesidades de la Iglesia universal y local;


b) Por los gobernantes y por la salvación del mundo entero;
c) Por aquellos que se encuentran en necesidades particulares;
d) Por la comunidad local.

+ El ministro comienza diciendo:


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En este tiempo de la Sagrada Pasión, en que Cristo presentó al Padre suplicas y oraciones
con lágrimas, roguemos, hermanos, a Dios, nuestro Padre, que por amor a su Hijo se digne
también escuchar benignamente nuestras plegarias. Digámosle todos con gran confianza:
R. Te rogamos, Señor

1. Por la santa Iglesia, para que la purifique plenamente con la sangre de Cristo,
roguemos al Señor.
2. Por todos los pueblos del mundo, para que, por medio de la redención de Cristo,
venga a ellos la paz y la salvación, roguemos al Señor.
3. Por todos los que participan de la pasión de Cristo mediante la enfermedad y la
tribulación, para que Dios les dé fortaleza y valor, roguemos al Señor.
4. Por todos nosotros, para que, por medio de la pasión y muerte de Jesucristo,
lleguemos a la gloria de la resurrección, roguemos al Señor.
5. Para que el Señor nos bendiga con más vocaciones para la vida sacerdotal,
consagrada y misionera, roguemos al Señor

+ Si el celebrante lo considera oportuno, puede invitar a los fieles a que desde su lugar, eleven a Dios sus
plegarias, respondiendo toda la comunidad de igual forma que con las plegarias anteriores.

Atiende, Señor a las suplicas de tu pueblo para que cuanto no se atreve a esperar por sus
propios meritos, lo alcance por la pasión de tu Hijo. Que vive y Reina por los siglos de los
siglos. R. Amén.

RITO DE LA COMUNIÓN
+ En caso de no haber comunión, después de la Oración de los fieles, el celebrante que preside invita al pueblo
a orar con el Padre Nuestro, luego pueden hacer la comunión espiritual, enseguida una oración ultima y se
finaliza con el rito de conclusión.

ACCIÓN DE GRACIAS
+ En caso de haber comunión:

Acabada la Oración de los fieles, el ministro invita a los fieles a arrodillarse;


1) De forma rápida y discreta se limpia las manos con algún gel antibacterial y/o toalla húmeda
2) Se acerca al lugar donde se guarda la Eucaristía hace una genuflexión, después de un breve momento
de oración en silencio.
3) Toma el corporal y el purificador; extiende el corporal sobre el altar , coloca a un lado del corporal el
purificador
4) Toma el copón con el Cuerpo de Cristo y lo coloca en el altar, sobre el corporal extendido 5) En caso
de haber tomado el con de un sagrario, asegurase que quede cerrado.

+ En este momento el ministro arrodillado con todos los fieles, entona un himno eucarístico, o uno de alabanza,
dirigida a Cristo presente en la Eucarística (p.ej. Cantemos al amor de los amores, Dios está aquí)

+ Después el ministro, invita a ponerse en pie, inicia la oración dominical con estas o parecidas palabras:
Fieles a la recomendación del Salvador, y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos
a decir:
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+ Y todos juntos
prosiguen:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en
el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos
a los que nos ofenden; no nos
dejes caer en la tentación, y
líbranos del mal.

+ Luego, si se cree oportuno, se invita a los fieles a darse la paz. Hay que tener cuidado de hacerlo sin
escándalos:
Hermanos: Para reconocernos como hijos de Dios nos damos un saludo de paz.

+ Se puede entona el canto de la paz, no se canta Cordero de Dios

+ A continuación el ministro hace una genuflexión, toma una hostia y sosteniéndola un poco elevada sobre el
copón, la muestra al pueblo, diciendo: Este es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.

+ Y, juntamente con el pueblo añade


R. Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para
sanarme.

+ Si también el ministro comulga, dice en secreto:


El cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.
+ Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo

+ El ministro invita a quienes estén en gracia de Dios y hayan hecho su primera comunión a comulgar.
Después el ministro toma el copón. Elevando un poco la hostia la muestra a cada uno y dice: El
Cuerpo de Cristo.
R. Amén

+ Si la persona no responde Amén, hay que responder por él. Mientras se distribuye la comunión, puede
entonarse algún canto oportuno.

Canto de comunión (de preferencia conocido por la asamblea)


1.-________________________________

+ Acabada la distribución de la comunión,


1) El ministro coloca el copón sobre el corporal y en caso se haberse utilizado platillo, el ministro lo s con
el purificador dejando caer las partículas al copón. Si lo juzga necesario, el ministro puede purificar
sus manos también.
Domingo de ramos | Página 46

+ Si quedan algunas formas, guarda el Sacramento en el sagrario, hace genuflexión, recoge el corporal
(doblándolo debidamente) y vuelve a su lugar. En caso de resguardar al Santísimo en un sagrario,
asegurarse, quede cerrado.

+ A continuación se puede dejar un tiempo de silencio si las personas que comulgaron todavía están en
oración.

+ El celebrante también puede disponer de este tiempo, para invitar a aquellos que por cualquier
circunstancia no pudieron recibir a Cristo Sacramentalmente, a hacerlo espiritualmente repitiendo todos
juntos con devoción, ya sea de rodillas, sentados o de pié la siguiente oración:

Comunión Espiritual: Jesús mío creo


firmemente, que estás en el Santísimo
sacramento del altar. Te amo sobre todas las
cosas, y deseo realmente tenerte en mi alma.
Ya que ahora no puedo recibirte Sacramentalmente, ven
Espiritualmente a mi corazón.
Como si ya hubieses venido, te abrazo y me uno a ti.
No permitas que nunca me aparte de ti.
Amén.

ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


+ Luego, de pie en su lugar, el ministro que preside invita a los fieles ponerse de pie y dice:
Oremos:
Tú que nos has fortalecido con esta celebración, y por medio de la muerte de tu Hijo nos
das la esperanza de alcanzar lo que la fe nos promete, concédenos Señor, llegar, por medio
de la resurrección, a la meta de nuestras esperanzas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amen

RITO DE CONCLUSIÓN
+ En este momento se Hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios o advertencias al pueblo.
+ Después el ministro invoca la bendición de Dios y se santigua diciendo:
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R.
Amén

+ Luego se despide de la asamblea con estas palabras:


La alegría del Señor sea nuestra fuerza. Nos podemos ir en paz. R.
Demos gracias a Dios.

+ El ministro, si está la presencia sacramental del Señor, hace genuflexión frente a él, y se retira; en
caso de no haber Santísimo, la realiza al altar. No besa el altar. El coro puede entonar un canto de
salida.
Domingo de ramos | Página 47
Lunes santo| Página 48

Lunes Santo
Jesús fue a Betani. Maria derramará el perfume en los pies de Jesús

Lo que encontraremos en estos tres días que preceden al


Triduo de la Pascua: ternura y amistad. Tal vez en sus
últimas horas, Jesús, quiso arroparse del cariño y de la
cercanía de los suyos. Y, estos le ofrecieron lo que
simboliza su lealtad y su amistad, su aprecio y su
confianza.

En estos días, sepamos contagiar el ambiente con nuestra


fe pública como lo hizo el nardo que María echó a los pies
de Jesús. Que nuestras vidas cristianas se fortalezcan
consoliden y derramen en abundancia. La liturgia de este
día será sencilla y resaltará la amistad de
Jesús con los suyos

Lunes Santo
PREPARATIVOS:

(Marcar el recuadro si esta listo)


Lunes santo| Página 49

Preparar a los lectores que ayudarán con las lecturas

Preparar los cantos

Preparar la reflexión del Evangelio

Lavarse las manos

Tener listo un paquete de toallas húmedas y/o gel antibacterial cerca del altar

Encender las velas del altar, al iniciar la celebración

RITOS INICIALES

CANTO DE ENTRADA O ANTÍFONA DE ENTRADA

+ Mientras se entona el canto de entrada apropiado al tiempo litúrgico, el ministro, se dirigen al presbiterio
haciendo la debida genuflexión en caso de que el Santísimo Sacramento esté reservado; de no ser así hacen
una reverencia a la imagen principal allí venerada.

+ Después se dirige a un lugar discreto en el presbiterio o en la nave, desde donde se le pueda ver y escuchar
bien; pero no deberá usar la sede presidencial.

+ Si no hay canto de entrada, se recita la Antífona de entrada del día. SI hay canto de entrada, una vez
terminado, todos de pie, se santiguan, mientras el ministro dice:

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

+ Todos se santiguan y responden:


Amén
+ Después el ministro saluda a los presentes con estas o parecidas palabras:
Hermanos, bienvenidos a la casa del Señor en donde nos alimentamos de su Cuerpo y de
su Palabra. Alabémosle todos juntos.
+ Todos
responden:
Bendito seas por siempre, Señor.

ACTO PENITENCIAL
+ A continuación, el ministro invita a los fieles al arrepentimiento:
Hermanos: Para participar con fruto de esta celebración, reconozcamos nuestros pecados.

+ El ministro guarda un breve silencio para reflexión, y para pedir a Dios el perdón.
+ Después, hacen todos en común la confesión de sus pecados:
Yo confieso ante Dios todopoderoso, y ante ustedes,
hermanos, que he pecado mucho de pensamiento,
palabra, obra y omisión.
Lunes santo| Página 50

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.


Por eso ruego a Santa María, siempre Virgen, a
los ángeles, a los santos, y a ustedes,
hermanos, que intercedan por mí ante Dios,
nuestro Señor. Amén.
+ El ministro concluye con la siguiente plegaria:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve
a la vida eterna.
+ El pueblo
responde:
Amén.
+ Enseguida el ministro, o el coro proclama o canta el Señor, ten piedad.
M. Señor, ten piedad de nosotros R. Señor, ten piedad de nosotros
M. Cristo, ten piedad de nosotros R. Cristo, ten piedad de nosotros
M. Señor, ten piedad de nosotros R. Señor, ten piedad de nosotros

ORACIÓN COLECTA
+ El ministro dice “Oremos” puede dejar unos instantes de oración personal, después sin extender las manos,
dice la oración del día:
Concédenos Señor nueva fuerza para no sucumbir a nuestras humanas debilidades, por
los méritos de la pasión de tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos R. Amén.
+ El ministro invita a la comunidad a tomar asiento en este momento, para dar lugar a la liturgia de la palabra.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
+ El lector previamente seleccionado por el ministro, pasa al ambón y lee la primera lectura:
Lectura del libro del profeta Isaías 42,1-7

Miren a mi siervo, a quien sostengo, a mi elegido, en quien tengo mis complacencias En él


he puesto mi espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones. No gritará ni
clamará, no hará oír su voz en las plazas, no romperá la caña resquebrajada, ni apagará
la mecha que aún humea. Proclamará la justicia con firmeza, no titubeará ni se doblegará,
hasta haber establecido el derecho sobre la tierra y hasta que las islas escuchen su
enseñanza.

Esto dice el Señor Dios, el que creó el cielo y lo extendió, el que dio firmeza a la tierra, con
lo que en ella brota; el que dio el aliento a la gente que habita la tierra y la respiración a
cuanto se mueve en ella: "Yo, el Señor, fiel a mi designio de salvación, te llamé, te tomé de
la mano; te he formado y te he constituido alianza de un pueblo, luz de las naciones, para
que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión y de la mazmorra a los
que habitan en tinieblas" Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
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SALMO RESPONSORIAL—Del salmo 26


+ El salmista o el cantor proclama el salmo, y el pueblo intercala la respuesta

R. El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es mi luz y mi salvación,


¿a quién voy a tenerle miedo? El
Señor es la defensa de mi vida
¿Quién podrá hacerme temblar?
R. El Señor es mi luz y mi salvación.

Cuando me asaltan los malvados


Para devorarme, ellos, enemigos
Y adversarios tropiezan y caen R. El
Señor es mi luz y mi salvación.

Aunque se lance contra mí un ejercito


No temerá mi corazón;
Aun cuando hagan la guerra contra mí
Tendré plena confianza en el Señor
R. El Señor es mi luz y mi salvación.

La bondad del Señor espero ver


En esta misma vida Ármate
de valor y fortaleza Y él en
el Señor, confía.
R. El Señor es mi luz y mi salvación.

+ El mismo lector a continuación hace la aclamación antes del evangelio.


+ Se puede entonar en forma de canto “Honor y Gloria a ti, Señor” o el lector puede proclamarlo R.
Honor y Gloria a ti, Señor Jesús.
Señor Jesús, rey nuestro, solo Tú ha tenido compasión de nuestras faltas. R.
Honor y Gloria a ti, Señor Jesús.

EVANGELIO
+ El ministro se dirige al ambón, y dice:
Escuchen hermanos el Santo Evangelio Según san Juan 12, 1-11

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había
resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía y Lázaro era uno
de los que estaban con Él a la mesa. María tomó entonces una libra de perfume de nardo
auténtico, muy costoso, le ungió a Jesús los pies con él y se los enjugó con su cabellera, y
la casa se llenó con la fragancia del perfume.
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Entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba a entregar a Jesús, exclamó:
"¿Por qué no se ha vendido ese perfume en trescientos denarios para dárselos a los
pobres?". Esto lo dijo, no porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y como
tenía a su cargo la bolsa, robaba lo que echaban en ella.

Entonces dijo Jesús: "Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque
los pobres los tendrán siempre con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán". Mientras
tanto, la multitud de judíos, que se enteró de que Jesús estaba allí acudió, no sólo por
Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien el Señor había resucitado de entre los
muertos. Los sumos sacerdotes deliberaban para matar a Lázaro, porque a causa de él,
muchos judíos se separaban y creían en Jesús.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXIÓN
+ Luego tiene lugar la reflexión, se puede hacer una reflexión breve o delegar a otra persona a dar la reflexión
(esto previamente preparado). Si es otra persona la que va a dar la reflexión, no olvidar presentar a la persona
a la comunidad. Pedir a los asistentes que pueden tomar asiento.

Ayer recordamos el ingreso triunfal de Cristo en Jerusalén. La muchedumbre de los


discípulos y otras personas le aclamaron como Mesías y Rey de Israel. Al final de
la jornada, cansado, volvió a Betania, aldea situada muy cerca de la capital, donde
solía alojarse en sus visitas a Jerusalén. Allí, una familia amiga siempre tenía
dispuesto un sitio para Él y los suyos. Lázaro, a quien Jesús resucitó de entre los
muertos, es el cabeza de familia; con él viven Marta y María, hermanas suyas, que
esperan llenas de ilusión la llegada del Maestro, contentas de poder ofrecerle sus
servicios

Seis días antes de la Pascua —relata San Juan—, fue Jesús a Betania. Allí le
ofrecieron una cena; Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con Él a la
mesa. María tomó entonces una libra de perfume de nardo auténtico, muy costoso,
ungió a Jesús los pies con él y se los enjugó con su cabellera, y la casa se llenó de
la fragancia del perfume. El gesto de María es la expresión de fe y de amor grandes
por el Señor: para ella no es suficiente lavar los pies del Maestro con agua, sino
que los unge con una gran cantidad de perfume precioso que -como protestará
Judas- se habría podido vender por trescientos denarios; y no unge la cabeza, como
era costumbre, sino los pies: María ofrece a Jesús cuanto tiene de mayor valor y lo
hace con un gesto de profunda devoción. El amor no calcula, no mide, no repara
en gastos, no pone barreras, sino que sabe donar con alegría, busca sólo el bien
del otro, vence la mezquindad, la cicatería, los resentimientos, la cerrazón que el
hombre lleva a veces en su corazón.

Y la casa se llenó del olor del perfume" El acto de amor de María hacia el Maestro
fue el verdadero aroma que llenó la casa aquel día. Ésta es y será una de las
grandes paradojas del evangelio: "hay más felicidad en dar que en recibir".

El evangelista resalta que el perfume era de gran valor. Algunos lo consideraron


una exageración, un derroche, un desperdicio... Sin embargo, nos damos cuenta
de que no es una forma de pensar exclusiva de aquellos tiempos, sino algo que se
extiende hasta nuestros días. El perdón viene interpretado como debilidad, la
Lunes santo| Página 53

generosidad como locura, el servicio a los demás como una humillación. Y es que
el metro con el que se juzgan esos actos sigue siendo el egoísmo y no el honor que
se nos otorga al tener la oportunidad de dar gloria a Dios y de amarle en nuestros
hermanos.

Poder donarse a los demás es un verdadero honor, pues Cristo siempre cumple la
promesa que hizo a quienes siguieran sus enseñanzas: "el ciento por uno en esta
vida y la vida eterna en el cielo". Amar a Dios y a los demás nos exige un precio
(entregar alguna comodidad, dejar que otro sea preferido a mí, ceder mi tiempo,
etc.) pero a la vez nos otorga la felicidad más grande del hombre. ¡No tengamos
miedo a ennoblecer nuestra vida con el perfume del amor!

+ Este día no se realiza la profesión de fe.

ORACIÓN UNIVERSAL
+ Los asistentes permanecen en pie mientras se hace la plegaria universal u oración de los fieles, que se
desarrolla de la siguiente forma:

Invitatorio
El celebrante que preside invita a los fieles a orar, por medio de una breve monición.

Intenciones
Las intenciones son propuestas por el celebrante que preside o, en su defecto, por un lector o por otra persona
idónea.

El pueblo manifiesta su participación con una invocación respondiendo: te rogamos Señor, u otra parecida, u
orando en silencio. La sucesión de intenciones ordinariamente debe ser la siguiente:

e) Por las necesidades de la Iglesia universal y local;


f) Por los gobernantes y por la salvación del mundo entero;
g) Por aquellos que se encuentran en necesidades particulares;
h) Por la comunidad local.

+ El ministro comienza diciendo:


Roguemos a Dios, hermanos y hermanas, para que sepamos tener a Cristo como lo más
importante de nuestra vida y digámosle:
R. Escúchanos, Señor

1. Para que el redentor del mundo, que puso en su lugar a Judas, nos libre del
egoísmo y la soberbia. Oremos
2. Para que Jesús, no nos permita caer en la depresión que sobreviven a todo tipo
de crisis y libre a sus Iglesia del desánimo. Oremos
3. Para que Jesús sane a nuestros enfermos de su vida interior y les de la paz de
su corazón. Oremos
4. Par que todos nosotros, por la pasión y muerte de Cristo, lleguemos a la gloria
de la resurrección. Oremos
5. Para que el Señor nos bendiga con más vocaciones para la vida sacerdotal,
consagrada y misionera. Oremos
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+ Si el celebrante lo considera oportuno, puede invitar a los fieles a que desde su lugar, eleven a Dios sus
plegarias, respondiendo toda la comunidad de igual forma que con las plegarias anteriores.

Que llegue a tu presencia, Padre, la oración de los que te invocan, y ya que, en la Pasión
de tu Hijo nos has manifestado tu amor, haz que también los experimentemos al ver
escuchadas nuestras oraciones. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

RITO DE LA COMUNIÓN
+ En caso de no haber comunión, después de la Oración de los fieles, el celebrante que preside invita al pueblo
a orar con el Padre Nuestro, luego pueden hacer la comunión espiritual, enseguida una oración ultima y se
finaliza con el rito de conclusión.

ACCIÓN DE GRACIAS
+ En caso de haber comunión:

Acabada la Oración de los fieles, el ministro invita a los fieles a arrodillarse;


6) De forma rápida y discreta se limpia las manos con algún gel antibacterial y/o toalla húmeda
7) Se acerca al lugar donde se guarda la Eucaristía hace una genuflexión, después de un breve momento
de oración en silencio.
8) Toma el corporal y el purificador; extiende el corporal sobre el altar , coloca a un lado del corporal el
purificador
9) Toma el copón con el Cuerpo de Cristo y lo coloca en el altar, sobre el corporal extendido 10) En caso
de haber tomado el con de un sagrario, asegurase que quede cerrado.

+ En este momento el ministro arrodillado con todos los fieles, entona un himno eucarístico, o uno de alabanza,
dirigida a Cristo presente en la Eucaristía (p.ej. Cantemos al amor de los amores, Dios está aquí)

+ Después el ministro, invita a ponerse en pie, inicia la oración dominical con estas o parecidas palabras:
Fieles a la recomendación del Salvador, y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos
a decir:
+ Y todos juntos prosiguen:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre; venga a nosotros
tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como
en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos
a los que nos ofenden; no nos
dejes caer en la tentación, y
líbranos del mal.

+ Luego, si se cree oportuno, se invita a los fieles a darse la paz. Hay que tener cuidado de hacerlo sin
escándalos:
Hermanos: Para reconocernos como hijos de Dios nos damos un saludo de paz.

+ Se puede entona el canto de la paz, no se canta Cordero de Dios


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+ A continuación el ministro hace una genuflexión, toma una hostia y sosteniéndola un poco elevada sobre el
copón, la muestra al pueblo, diciendo: Este es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.

+ Y, juntamente con el pueblo añade


R. Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para
sanarme.

+ Si también el ministro comulga, dice en secreto:


El cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.
+ Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo

+ El ministro invita a quienes estén en gracia de Dios y hayan hecho su primera comunión a comulgar.
Después el ministro toma el copón. Elevando un poco la hostia la muestra a cada uno y dice: El
Cuerpo de Cristo.
R. Amén

+ Si la persona no responde Amén, hay que responder por él. Mientras se distribuye la comunión, puede
entonarse algún canto oportuno.

Canto de comunión (de preferencia conocido por la asamblea)


1.-________________________________

+ Acabada la distribución de la comunión,


2) El ministro coloca el copón sobre el corporal y en caso de haberse utilizado platillo, el ministro lo s con
el purificador dejando caer las partículas al copón. Si lo juzga necesario, el ministro puede purificar
sus manos también.

+ Si quedan algunas formas, guarda el Sacramento en el sagrario, hace genuflexión, recoge el corporal
(doblándolo debidamente) y vuelve a su lugar. En caso de resguardar al Santísimo en un sagrario,
asegurarse, quede cerrado.

+ A continuación se puede dejar un tiempo de silencio si las personas que comulgaron todavía están en oración.

+ El celebrante también puede disponer de este tiempo, para invitar a aquellos que por cualquier
circunstancia no pudieron recibir a Cristo Sacramentalmente, a hacerlo espiritualmente repitiendo todos
juntos con devoción, ya sea de rodillas, sentados o de pié la siguiente oración:

Comunión Espiritual: Jesús mío creo


firmemente, que estás en el Santísimo
sacramento del altar. Te amo sobre todas las
cosas, y deseo realmente tenerte en mi alma.
Ya que ahora no puedo recibirte Sacramentalmente, ven
Espiritualmente a mi corazón.
Como si ya hubieses venido, te abrazo y me uno a ti.
No permitas que nunca me aparte de ti.
Amén.
Lunes santo| Página 56

ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


+ Luego, de pie en su lugar, el ministro que preside invita a los fieles ponerse de pie y dice:
Oremos:
Quédate, Señor, cono nosotros y protege con tu amor infatigable nuestros corazones
santificados por esta Eucaristía, para que podamos conservar siempre las gracias que
hemos recibido de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amen

RITO DE CONCLUSIÓN
+ En este momento se Hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios o advertencias al pueblo.
+ Después el ministro invoca la bendición de Dios y se santigua diciendo:
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R.
Amén
+ Luego se despide de la asamblea con estas palabras:
La alegría del Señor sea nuestra fuerza. Nos podemos ir en paz. R.
Demos gracias a Dios.

+ El ministro, si está la presencia sacramental del Señor, hace genuflexión frente a él, y se retira;
en caso de no haber Santísimo, la realiza al altar. No besa el altar. El coro puede entonar un
canto de salida.
Martes santo| Página 57

Martes Santo
¿Seré yo, Señor? [Jn 13, 21-33]

Ayer , Con Marta, María y Lázaro, hoy con los discípulos y


con un personaje común a los dos días: Judas. La
sinceridad del Maestro permanece inalterable incluso
hasta el final: uno de ustedes me traicionará. Judas
convirtió su trato con el Señor en una farsa. Vendió al
mejor tesoro (que es su amigo) por un puñado de monedas
de plata.

La liturgia de hoy nos resaltará la fidelidad y nuevamente el


valor de la amistad.
Martes santo| Página 58

Martes Santo
PREPARATIVOS:

(Marcar el recuadro si está listo)


Preparar a los lectores que ayudarán con las lecturas

Preparar los cantos

Preparar la reflexión del Evangelio

Lavarse las manos

Tener listo un paquete de toallas húmedas y/o gel antibacterial cerca del altar

Encender las velas del altar, al iniciar la celebración

RITOS INICIALES

CANTO DE ENTRADA O ANTÍFONA DE ENTRADA

+ Mientras se entona el canto de entrada apropiado al tiempo litúrgico, el ministro, se dirigen al presbiterio
haciendo la debida genuflexión en caso de que el Santísimo Sacramento esté reservado; de no ser así hacen
una reverencia a la imagen principal allí venerada.

+ Después se dirige a un lugar discreto en el presbiterio o en la nave, desde donde se le pueda ver y escuchar
bien; pero no deberá usar la sede presidencial.

+ Si no hay canto de entrada, se recita la Antífona de entrada del día. SI hay canto de entrada, una vez
terminado, todos de pie, se santiguan, mientras el ministro dice:

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

+ Todos se santiguan y responden:


Amén
+ Después el ministro saluda a los presentes con estas o parecidas palabras:
Hermanos, bienvenidos a la casa del Señor en donde nos alimentamos de su Cuerpo y de
su Palabra. Alabémosle todos juntos.
+ Todos
responden:
Bendito seas por siempre, Señor.
Martes santo| Página 59

ACTO PENITENCIAL
+ A continuación, el ministro invita a los fieles al arrepentimiento:
Hermanos: Para participar con fruto de esta celebración, reconozcamos nuestros pecados.

+ El ministro guarda un breve silencio para reflexión, y para pedir a Dios el perdón.
+ Después, hacen todos en común la confesión de sus pecados:
Yo confieso ante Dios todopoderoso, y ante ustedes,
hermanos, que he pecado mucho de pensamiento,
palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a Santa María, siempre Virgen, a
los ángeles, a los santos, y a ustedes,
hermanos, que intercedan por mí ante Dios,
nuestro Señor. Amén.
+ El ministro concluye con la siguiente plegaria:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve
a la vida eterna.
+ El pueblo
responde:
Amén.

+ Enseguida el ministro, o el coro proclama o canta el Señor, ten piedad.


M. Señor, ten piedad de nosotros R. Señor, ten piedad de nosotros
M. Cristo, ten piedad de nosotros R. Cristo, ten piedad de nosotros
M. Señor, ten piedad de nosotros R. Señor, ten piedad de nosotros

ORACIÓN COLECTA
+ El ministro dice “Oremos” puede dejar unos instantes de oración personal, después sin extender las manos,
dice la oración del día:
Dios todopoderoso y eterno, ayúdanos a celebrar los misterios de la pasión del Señor con
tal fe y arrepentimiento, que podamos merecer tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo.
R. Amén.
+ El ministro invita a la comunidad a tomar asiento en este momento, para dar lugar a la liturgia de la palabra.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
+ El lector previamente seleccionado por el ministro, pasa al ambón y lee la primera lectura:
Lectura del libro del profeta Isaías 49,1-6

Escúchenme, islas; pueblos lejanos, atiéndanme. El Señor me llamó desde el vientre de mi


madre; cuando aún estaba yo en el seno materno, Él pronunció mi nombre.

Hizo de mi boca una espada filosa, me escondió en la sombra de su mano, me hizo flecha
puntiaguda, me guardó en su aljaba y me dijo: “Tú eres mi siervo, Israel; en ti manifestaré
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mi gloria”. Entonces yo pensé: “En vano me he cansado, inútilmente he gastado mis


fuerzas; en realidad mi causa estaba en manos del Señor, mi recompensa la tenía mi Dios”.
Ahora habla el Señor, el que me formó desde el seno materno, para que fuera su servidor,
para hacer que Jacob volviera a Él y congregar a Israel en torno suyo —tanto así me honró
el Señor y mi Dios fue mi fuerza—.

Ahora, pues, dice el Señor: “Es poco que seas mi siervo sólo para restablecer a las tribus
de Jacob y reunir a los sobrevivientes de Israel; te voy a convertir en luz de las naciones,
para que mi salvación llegue hasta los últimos rincones de la tierra” Palabra
de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL—Del salmo 70


+ El salmista o el cantor proclama el salmo, y el pueblo intercala la respuesta
R. En ti, Señor, he puesto mi esperanza.

Señor, tú eres mi esperanza, que no quede


yo jamás defraudado. Tú, que eres justo,
ayúdame y defiéndeme; escucha mi
oración y ponme a salvo R. En ti, Señor,
he puesto mi esperanza.

Sé para mí un refugio, ciudad fortificada


en que me salves. Y pues eres mi
auxilio y mi defensa, líbrame, Señor, de
los malvados R. En ti, Señor, he puesto
mi esperanza.

Señor, tú eres mi esperanza; desde


mi juventud en ti confío.
Desde que estaba en el seno de mi madre,
yo me apoyaba en ti y tú me sostenías /R R.
En ti, Señor, he puesto mi esperanza.

Yo proclamaré siempre tu justicia y a


todas horas, tu misericordia. Me
enseñaste a alabarte desde niño y
seguir alabándote es mi orgullo R. En ti,
Señor, he puesto mi esperanza.

+ El mismo lector a continuación hace la aclamación antes del evangelio.


+ Se puede entonar en forma de canto “Honor y Gloria a ti, Señor” o el lector puede proclamarlo R.
Honor y Gloria a ti, Señor Jesús.
Señor, Rey Nuestro, para obedecer al Padre, quisiste ser llevado a la cruz como manso
cordero al sacrificio.
R. Honor y Gloria a ti, Señor Jesús
Martes santo| Página 61

EVANGELIO
+ El ministro se dirige al ambón, y dice:
Escuchen hermanos el Santo Evangelio según san Juan 13,21-33.36-38

En aquel tiempo, cuando Jesús estaba a la mesa con sus discípulos, se conmovió
profundamente y declaró: “Yo les aseguro que uno de ustedes me va a entregar”. Los
discípulos se miraron perplejos unos a otros, porque no sabían de quién hablaba. Uno de
ellos, al que Jesús tanto amaba, se hallaba reclinado a su derecha. Simón Pedro le hizo
una seña y le preguntó: “¿De quién lo dice?” Entonces él, apoyándose en el pecho de
Jesús, le preguntó: “Señor, ¿quién es?” Le contestó Jesús: “Aquel a quien yo le dé este
trozo de pan, que voy a mojar”. Mojó el pan y se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote;
y tras el bocado, entró en él Satanás.

Jesús le dijo entonces a Judas: “Lo que tienes que hacer, hazlo pronto”. Pero ninguno de
los comensales entendió a qué se refería; algunos supusieron que, como Judas tenía a su
cargo la bolsa, Jesús le había encomendado comprar lo necesario para la fiesta o dar algo
a los pobres. Judas, después de tomar el bocado, salió inmediatamente. Era de noche.

Una vez que Judas se fue, Jesús dijo: “Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios
ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí
mismo y pronto lo glorificará.

”Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes. Me buscarán, pero como les dije a los judíos,
así se lo digo a ustedes ahora: ‘A donde yo voy, ustedes no pueden ir’”. Simón Pedro le
dijo: “Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti”. Jesús le contestó:
“¿Con que darás tu vida por mí? Yo te aseguro que no cantará el gallo, antes de que me
hayas negado tres veces”.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXIÓN
+ Luego tiene lugar la reflexión, se puede hacer una reflexión breve o delegar a otra persona a dar la reflexión
(esto previamente preparado). Si es otra persona la que va a dar la reflexión, no olvidar presentar a la persona
a la comunidad. Pedir a los asistentes que pueden tomar asiento.

La liturgia del día de hoy nuevamente presenta un contraste entre la amistad y la traición.
El día de ayer contemplamos la amistad de Jesús en Betania con Marta, María y Lázaro;
hoy junto a sus discípulos, aquellos que decidieron dejarlo todo y seguirlo. En esta escena
aparece la acción de Judas, hace remembrar las palabras que pronunció Jesús: Ya no os
llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor. Ahora os digo amigos,
porque todo lo que oí de mi Padre, os lo he dado a conocer" Judas, prefirió ser "siervo".
Se hizo sordo a la invitación, a la amistad... Tomó el pan con displicencia, y detrás del
pan, entró en él… Satanás. Jesús le dijo, entonces: "lo que has de hacer, hazlo pronto".

El Evangelio de la hoy termina con el anuncio de que los Apóstoles dejarían solo a Cristo
durante la Pasión. A Simón Pedro que, lleno de presunción, afirmaba: yo daré mi vida por
Martes santo| Página 62

ti, el Señor respondió: ¿conque tú darás mi vida por mí? Yo te aseguro que no cantará el
gallo, antes de que me hayas negado tres veces.

+ Este día no se realiza la profesión de fe.

ORACIÓN UNIVERSAL
+ Los asistentes permanecen en pie mientras se hace la plegaria universal u oración de los fieles, que se
desarrolla de la siguiente forma:

Invitatorio
El celebrante que preside invita a los fieles a orar, por medio de una breve monición.

Intenciones
Las intenciones son propuestas por el celebrante que preside o, en su defecto, por un lector o por otra persona
idónea.

El pueblo manifiesta su participación con una invocación respondiendo: te rogamos Señor, u otra parecida, u
orando en silencio. La sucesión de intenciones ordinariamente debe ser la siguiente:

a) Por las necesidades de la Iglesia universal y local;


b) Por los gobernantes y por la salvación del mundo entero;
c) Por aquellos que se encuentran en necesidades particulares;
d) Por la comunidad local.

+ El ministro comienza diciendo:


Con corazón confiado, acerquémonos a Jesús confiando que escucha nuestras plegarias
y digámosle
R. Escucha, Señor, nuestra oración

1. Por su Iglesia, para que la fortalezca en la fe y en el amor. Oremos


2. Para que el Dios de Abraham, de Isaac u de Jacob haga brillar su rostro sobre el
pueblo de Israel y le manifieste a Jesús como el Mesías de su esperanza. Oremos
3. Por aquellos miembros de la humanidad que sufren, especialmente por tantas crisis
que atraviesan, para que su dolor no sea inútil y puedan alcanzar la plena salvación.
Oremos.
4. Por los aquí reunidos, que pedimos su auxilio desde el fondo de nuestro corazón,
para que nos conceda recibir su gracia y redención. Oremos
5. Para que el Señor nos bendiga con más vocaciones para la vida sacerdotal,
consagrada y misionera. Oremos

+ Si el celebrante lo considera oportuno, puede invitar a los fieles a que desde su lugar, eleven a Dios sus
plegarias, respondiendo toda la comunidad de igual forma que con las plegarias anteriores.

Mira, Señor, a tu familia, reunida en tu Nombre y protégela con tu amor constante, te lo


pedimos a Ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos R. Amén.
Martes santo| Página 63

RITO DE LA COMUNIÓN
+ En caso de no haber comunión, después de la Oración de los fieles, el celebrante que preside invita al pueblo
a orar con el Padre Nuestro, luego pueden hacer la comunión espiritual, enseguida una oración ultima y se
finaliza con el rito de conclusión.

ACCIÓN DE GRACIAS
+ En caso de haber comunión:

Acabada la Oración de los fieles, el ministro invita a los fieles a arrodillarse;


11) De forma rápida y discreta se limpia las manos con algún gel anti-bacterial y/o toalla húmeda
12) Se acerca al lugar donde se guarda la Eucaristía hace una genuflexión, después de un breve momento
de oración en silencio.
13) Toma el corporal y el purificador; extiende el corporal sobre el altar , coloca a un lado del corporal el
purificador
14) Toma el copón con el Cuerpo de Cristo y lo coloca en el altar, sobre el corporal extendido 15) En caso
de haber tomado el copón de un sagrario, asegurase que quede cerrado.

+ En este momento el ministro arrodillado con todos los fieles, entona un himno eucarístico, o uno de alabanza,
dirigida a Cristo presente en la Eucaristía (p.ej. Cantemos al amor de los amores, Dios está aquí)

+ Después el ministro, invita a ponerse en pie, inicia la oración dominical con estas o parecidas palabras:
Fieles a la recomendación del Salvador, y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos
a decir:
+ Y todos juntos
prosiguen:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
Santificado sea tu Nombre; venga a nosotros
tú Reino, hágase tu voluntad en la tierra como
en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos
a los que nos ofenden; no nos
dejes caer en la tentación, y
líbranos del mal.

+ Luego, si se cree oportuno, se invita a los fieles a darse la paz. Hay que tener cuidado de hacerlo sin
escándalos:
Hermanos: Para reconocernos como hijos de Dios nos damos un saludo de paz.

+ Se puede entona el canto de la paz, no se canta Cordero de Dios

+ A continuación el ministro hace una genuflexión, toma una hostia y sosteniéndola un poco elevada sobre el
copón, la muestra al pueblo, diciendo: Este es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.

+ Y, juntamente con el pueblo añade


Martes santo| Página 64

R. Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para
sanarme.

+ Si también el ministro comulga, dice en secreto:


El cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.
+ Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo

+ El ministro invita a quienes estén en gracia de Dios y hayan hecho su primera comunión a comulgar.
Después el ministro toma el copón. Elevando un poco la hostia la muestra a cada uno y dice: El
Cuerpo de Cristo.
R. Amén

+ Si la persona no responde Amén, hay que responder por él. Mientras se distribuye la comunión, puede
entonarse algún canto oportuno.

Canto de comunión (de preferencia conocido por la asamblea)


1.-________________________________

+ Acabada la distribución de la comunión,


3) El ministro coloca el copón sobre el corporal y en caso de haberse utilizado platillo, el ministro lo s con
el purificador dejando caer las partículas al copón. Si lo juzga necesario, el ministro puede purificar
sus manos también.

+ Si quedan algunas formas, guarda el Sacramento en el sagrario, hace genuflexión, recoge el corporal
(doblándolo debidamente) y vuelve a su lugar. En caso de resguardar al Santísimo en un sagrario,
asegurarse, quede cerrado.

+ A continuación se puede dejar un tiempo de silencio si las personas que comulgaron todavía están en oración.

+ El celebrante también puede disponer de este tiempo, para invitar a aquellos que por cualquier
circunstancia no pudieron recibir a Cristo Sacramentalmente, a hacerlo espiritualmente repitiendo todos
juntos con devoción, ya sea de rodillas, sentados o de pié la siguiente oración:

Comunión Espiritual: Jesús mío creo


firmemente, que estás en el Santísimo
sacramento del altar. Te amo sobre todas las
cosas, y deseo realmente tenerte en mi alma.
Ya que ahora no puedo recibirte Sacramentalmente, ven
Espiritualmente a mi corazón.
Como si ya hubieses venido, te abrazo y me uno a ti.
No permitas que nunca me aparte de ti. Amén.

ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


+ Luego, de pie en su lugar, el ministro que preside invita a los fieles ponerse de pie y dice:
Oremos:
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Por medio de este sacramento, que ya desde ahora nos comunica tu fuerza, concédenos,
Padre misericordioso, participar de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amen

RITO DE CONCLUSIÓN
+ En este momento se Hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios o advertencias al pueblo.
+ Después el ministro invoca la bendición de Dios y se santigua diciendo:
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R.
Amén
+ Luego se despide de la asamblea con estas palabras:
La alegría del Señor sea nuestra fuerza. Nos podemos ir en paz. R.
Demos gracias a Dios.

+ El ministro, si está la presencia sacramental del Señor, hace genuflexión frente a él, y se retira;
en caso de no haber Santísimo, la realiza al altar. No besa el altar. El coro puede entonar un
canto de salida.
Página 66

Miércoles santo|

Miércoles Santo
“Tú lo has dicho”

El corazón de Judas no logró comprender el amor que


Jesús le ofreció. La liturgia del día de hoy nos resalta el
valor de la fidelidad. No sólo la de Judas hacia Jesús; si no
la de Jesús hacia los designios del Padre y la salvación de
la humanidad.

La fidelidad de Jesús es completa, se entregará en


sacrificio por el fidelidad al Padre. Contemplemos al que
es fiel y aprendamos de Él.
Miércoles santo| Página 67

Miércoles Santo
PREPARATIVOS:

(Marcar el recuadro si está listo)


Preparar a los lectores que ayudarán con las lecturas

Preparar los cantos

Preparar la reflexión del Evangelio

Lavarse las manos

Tener listo un paquete de toallas húmedas y/o gel anti-bacterial cerca del altar

Encender las velas del altar, al iniciar la celebración

RITOS INICIALES

CANTO DE ENTRADA O ANTÍFONA DE ENTRADA

+ Mientras se entona el canto de entrada apropiado al tiempo litúrgico, el ministro, se dirigen al presbiterio
haciendo la debida genuflexión en caso de que el Santísimo Sacramento esté reservado; de no ser así hacen
una reverencia a la imagen principal allí venerada.

+ Después se dirige a un lugar discreto en el presbiterio o en la nave, desde donde se le pueda ver y escuchar
bien; pero no deberá usar la sede presidencial.

+ Si no hay canto de entrada, se recita la Antífona de entrada del día. SI hay canto de entrada, una vez terminado,
todos de pie, se santiguan, mientras el ministro dice:

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

+ Todos se santiguan y responden:


Amén
+ Después el ministro saluda a los presentes con estas o parecidas palabras:
Hermanos, bienvenidos a la casa del Señor en donde nos alimentamos de su Cuerpo y de
su Palabra. Alabémosle todos juntos.
Miércoles santo| Página 68

+ Todos
responden:
Bendito seas por siempre, Señor.

ACTO PENITENCIAL
+ A continuación, el ministro invita a los fieles al arrepentimiento:
Hermanos: Para participar con fruto de esta celebración, reconozcamos nuestros pecados.

+ El ministro guarda un breve silencio para reflexión, y para pedir a Dios el perdón.
+ Después, hacen todos en común la confesión de sus pecados:
Yo confieso ante Dios todopoderoso, y ante ustedes,
hermanos, que he pecado mucho de pensamiento,
palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a Santa María, siempre Virgen, a
los ángeles, a los santos, y a ustedes,
hermanos, que intercedan por mí ante Dios,
nuestro Señor. Amén.
+ El ministro concluye con la siguiente plegaria:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a
la vida eterna.
+ El pueblo
responde:
Amén.

+ Enseguida el ministro, o el coro proclama o canta el Señor, ten piedad.


M. Señor, ten piedad de nosotros R. Señor, ten piedad de nosotros
M. Cristo, ten piedad de nosotros R. Cristo, ten piedad de nosotros
M. Señor, ten piedad de nosotros R. Señor, ten piedad de nosotros

ORACIÓN COLECTA
+ El ministro dice “Oremos” puede dejar unos instantes de oración personal, después sin extender las manos,
dice la oración del día:
Padre misericordioso, que para librarnos del poder del enemigo, quisiste que tu Hijo sufriera
por nosotros el suplicio de la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por
Jesucristo Nuestro Señor. R. Amén.

+ El ministro invita a la comunidad a tomar asiento en este momento, para dar lugar a la liturgia de la palabra.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
+ El lector previamente seleccionado por el ministro, pasa al ambón y lee la primera lectura:
Miércoles santo| Página 69

Lectura del libro del profeta Isaías 50,4-9


En aquel entonces, dijo Isaías: “El Señor me ha dado una lengua experta, para que pueda
confortar al abatido con palabras de aliento. Mañana tras mañana, el Señor despierta mi
oído, para que escuche yo, como discípulo. El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y
yo no he opuesto resistencia, ni me ha echado para atrás. Ofrecí la espalda a los que me
golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro a los insultos y
salivazos.

Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso endureció mi rostro como
roca y sé que no quedaré avergonzado. Cercano está de mí el que me hace justicia, ¿quién
luchará contra mí? ¿Quién es mi adversario? ¿Quién me acusa? Que
se me enfrente. El Señor es mi ayuda, ¿quién se atreverá a condenarme?” Palabra
de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL—Del salmo 71


+ El salmista o el cantor proclama el salmo, y el pueblo intercala la respuesta
R. Por tu bondad, Señor, socórreme.

Por ti he sufrido injurias y la vergüenza cubre mi semblante. Extraño soy y advenedizo, aun
para aquellos de mi propia sangre; pues me devora el celo de tu casa, el odio del que te
odia, en mí recae
R. Por tu bondad, Señor, socórreme.

La afrenta me destroza el corazón y desfallezco. Espero compasión y no la hallo;


consoladores, y no los encuentro. En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron
vinagre
R. Por tu bondad, Señor, socórreme.

En mi cantar exaltaré tu nombre, proclamaré tu gloria, agradecido. Se alegrarán al verlo los


que sufren, quienes buscan a Dios tendrán más ánimo, porque el Señor jamás desoye al
pobre, ni olvida al que se encuentra encadenado R. Por tu bondad, Señor, socórreme.

+ El mismo lector a continuación hace la aclamación antes del evangelio.


+ Se puede entonar en forma de canto “Honor y Gloria a ti, Señor” o el lector puede proclamarlo R.
Honor y Gloria a ti, Señor Jesús.
Señor Jesús, rey nuestro, Solo Tú ha tenido compasión de nuestras faltas R.
Honor y Gloria a ti, Señor Jesús.

EVANGELIO
+ El ministro se dirige al ambón, y dice:

Escuchen hermanos el Santo Evangelio según San Mateo 26,14-25


En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos
sacerdotes y les dijo: “¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?” Ellos quedaron en darle
Miércoles santo| Página 70

treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para
entregárselo.

El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le
preguntaron: “¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?” Él respondió:
“Vayan a la ciudad, a casa de fulano y díganle: ‘El Maestro dice: Mi hora está ya cerca. Voy
a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa’”. Ellos hicieron lo que Jesús les había
ordenado y prepararon la cena de Pascua.

Al atardecer, se sentó a la mesa con los Doce y mientras cenaban, les dijo: “Yo les aseguro
que uno de ustedes va a entregarme”. Ellos se pusieron muy tristes y comenzaron a
preguntarle uno por uno: “¿Acaso soy yo, Señor?” Él respondió: “El que moja su pan en el
mismo plato que yo, ése va a entregarme. Porque el Hijo del hombre va a morir, como está
escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre va a ser entregado! Más le
valiera a ese hombre no haber nacido”. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:
“¿Acaso soy yo, Maestro?” Jesús le respondió: “Tú lo has dicho”. Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXIÓN
+ Luego tiene lugar la reflexión, se puede hacer una reflexión breve o delegar a otra persona a dar la reflexión
(esto previamente preparado). Si es otra persona la que va a dar la reflexión, no olvidar presentar a la persona
a la comunidad. Pedir a los asistentes que pueden tomar asiento.

Mateo insiste particularmente en la traición y fin de Judas Iscariote, que parece


abandonar a Cristo más porque se le había acabado la fe en el Mesías que por sed de
dinero. En el texto predomina el verbo “entregar” que designa al mismo tiempo la
“traición” de Judas y la “entrega” que hace el Padre al mandar a la muerte a su Hijo.
De este modo, por encima de la maldad de Judas, resplandece el amor del Padre, que
se da en el Hijo. Tanto Cristo como Judas entran en ese proyecto divino, que nos es
tan misterioso.

En la traición de Judas vemos cómo se entrelazan los designios de Dios y el libre actuar
del ser humano. Nadie puede negar que Judas haya actuado libremente. Y, sin
embargo, su actuación fue anunciada de antemano y no se escapó tampoco a la
voluntad de Jesús: esa acción fue realizada cuando había llegado la “hora” de Jesús.
Es peligroso jugar con nosotros mismos: la libertad es un don; pero su correcto ejercicio
es una conquista, es fruto de la correspondencia a la gracia divina. Y no hay nada más
peligroso que habituarse a la gracia; puede resultar irreparable. La Semana Santa es
la celebración más trágica de la libertad humana en su misterio más profundo: en el
libre e irrevocable “no” de Judas y en e libre e irrevocable “si” de Cristo a la voluntad
del Padre

+ Este día no se realiza la profesión de fe.

ORACIÓN UNIVERSAL
+ Los asistentes permanecen en pie mientras se hace la plegaria universal u oración de los fieles, que se
desarrolla de la siguiente forma:
Miércoles santo| Página 71

Invitatorio
El celebrante que preside invita a los fieles a orar, por medio de una breve monición.

Intenciones
Las intenciones son propuestas por el celebrante que preside o, en su defecto, por un lector o por otra persona
idónea.

El pueblo manifiesta su participación con una invocación respondiendo: te rogamos Señor, u otra parecida, u
orando en silencio. La sucesión de intenciones ordinariamente debe ser la siguiente:

a) Por las necesidades de la Iglesia universal y local;


b) Por los gobernantes y por la salvación del mundo entero;
c) Por aquellos que se encuentran en necesidades particulares;
d) Por la comunidad local.

+ El ministro comienza diciendo:


Pongamos, hermanos, nuestra mirada en Jesús elevado en la Cruz para que todos los que
crean en El tenga vida eterna y oremos al Señor los unos por los otros, diciendo:
R. Escúchanos y ten piedad

1. Para que el Señor, que fue entregado por Judas tenga misericordia de aquellos que,
lo han traicionado y abandonado. Oremos
2. Para que el Señor, que con su sangre preciosa limpió los pecados del mundo, se
muestre ante el Padre amigo y defensor de todos los hombres. Oremos
3. Para que los pobres, los agobiados, los que viven sin esperanza, y todos los que con
sus sufrimientos participan de la cruz de Cristo encuentren consuelo en la pasión del
Señor.
4. Para que nosotros, sus discípulos, que recordamos con veneración su cruz, nos
reanime con la fuerza de su resurrección.
5. Para que el Señor nos bendiga con más vocaciones para la vida sacerdotal,
consagrada y misionera. Oremos

+ Si el celebrante lo considera oportuno, puede invitar a los fieles a que desde su lugar, eleven a Dios sus
plegarias, respondiendo toda la comunidad de igual forma que con las plegarias anteriores.

Dios lleno de bondad, que salvaste al mundo con la muerte de tu Hijo, concédenos a los
que vivimos esta semana santa, obtener los dones que te pedimos. Por Jesucristo, nuestro
Señor. R. Amén.

RITO DE LA COMUNIÓN
+ En caso de no haber comunión, después de la Oración de los fieles, el celebrante que preside invita al pueblo
a orar con el Padre Nuestro, luego pueden hacer la comunión espiritual, enseguida una oración ultima y se
finaliza con el rito de conclusión.

ACCIÓN DE GRACIAS
+ En caso de haber comunión:
Miércoles santo| Página 72

Acabada la Oración de los fieles, el ministro invita a los fieles a arrodillarse;


16) De forma rápida y discreta se limpia las manos con algún gel anti-bacterial y/o toalla húmeda
17) Se acerca al lugar donde se guarda la Eucaristía hace una genuflexión, después de un breve momento
de oración en silencio.
18) Toma el corporal y el purificador; extiende el corporal sobre el altar , coloca a un lado del corporal el
purificador
19) Toma el copón con el Cuerpo de Cristo y lo coloca en el altar, sobre el corporal extendido 20) En caso
de haber tomado el copón de un sagrario, asegurase que quede cerrado.

+ En este momento el ministro arrodillado con todos los fieles, entona un himno eucarístico, o uno de alabanza,
dirigida a Cristo presente en la Eucaristía (p.ej. Cantemos al amor de los amores, Dios está aquí)

+ Después el ministro, invita a ponerse en pie, inicia la oración dominical con estas o parecidas palabras:
Fieles a la recomendación del Salvador, y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a
decir:
+ Y todos juntos prosiguen:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
Santificado sea tu Nombre; venga a nosotros
tú Reino, hágase tu voluntad en la tierra como
en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como
también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden; no nos
dejes caer en la tentación, y
líbranos del mal.

+ Luego, si se cree oportuno, se invita a los fieles a darse la paz. Hay que tener cuidado de hacerlo sin
escándalos:
Hermanos: Para reconocernos como hijos de Dios nos damos un saludo de paz.

+ Se puede entona el canto de la paz, no se canta Cordero de Dios

+ A continuación el ministro hace una genuflexión, toma una hostia y sosteniéndola un poco elevada sobre el
copón, la muestra al pueblo, diciendo: Este es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.

+ Y, juntamente con el pueblo añade


R. Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para
sanarme.

+ Si también el ministro comulga, dice en secreto:


El cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.
+ Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo

+ El ministro invita a quienes estén en gracia de Dios y hayan hecho su primera comunión a comulgar.
Después el ministro toma el copón. Elevando un poco la hostia la muestra a cada uno y dice: El
Cuerpo de Cristo.
Miércoles santo| Página 73

R. Amén

+ Si la persona no responde Amén, hay que responder por él. Mientras se distribuye la comunión, puede
entonarse algún canto oportuno.

Canto de comunión (de preferencia conocido por la asamblea)


1.-________________________________

+ Acabada la distribución de la comunión,


4) El ministro coloca el copón sobre el corporal y en caso de haberse utilizado platillo, el ministro lo s con
el purificador dejando caer las partículas al copón. Si lo juzga necesario, el ministro puede purificar
sus manos también.

+ Si quedan algunas formas, guarda el Sacramento en el sagrario, hace genuflexión, recoge el corporal
(doblándolo debidamente) y vuelve a su lugar. En caso de resguardar al Santísimo en un sagrario,
asegurarse, quede cerrado.

+ A continuación se puede dejar un tiempo de silencio si las personas que comulgaron todavía están en oración.

+ El celebrante también puede disponer de este tiempo, para invitar a aquellos que por cualquier
circunstancia no pudieron recibir a Cristo Sacramentalmente, a hacerlo espiritualmente repitiendo todos juntos
con devoción, ya sea de rodillas, sentados o de pié la siguiente oración:

Comunión Espiritual:
Jesús mío creo firmemente, que estás en el
Santísimo sacramento del altar. Te amo sobre
todas las cosas, y deseo realmente tenerte en
mi alma.
Ya que ahora no puedo recibirte Sacramentalmente, ven
Espiritualmente a mi corazón.
Como si ya hubieses venido, te abrazo y me uno a ti.
No permitas que nunca me aparte de ti. Amén.

ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


+ Luego, de pie en su lugar, el ministro que preside invita a los fieles ponerse de pie y dice:
Oremos:
Concédenos Señor, Dios nuestro, creer profundamente que por la muerte de tu Hijo,
padecida en el calvario y anunciada en cada Eucaristía, tú nos has dado la vida eterna.
Por Jesucristo nuestro Señor
R. Amen

RITO DE CONCLUSIÓN
+ En este momento se Hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios o advertencias al pueblo.
+ Después el ministro invoca la bendición de Dios y se santigua diciendo:
Miércoles santo| Página 74

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R.
Amén
+ Luego se despide de la asamblea con estas palabras:
La alegría del Señor sea nuestra fuerza. Nos podemos ir en paz. R.
Demos gracias a Dios.

+ El ministro, si está la presencia sacramental del Señor, hace genuflexión frente a él, y se retira; en caso de no
haber Santísimo, la realiza al altar. No besa el altar. El coro puede entonar un canto de salida.
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Jueves Santo
Hagan esto, en conmemoración mía

El Jueves Santo es el último día de la Cuaresma y a


partir de la celebración vespertina, la inauguración del
Triduo Pascual. Domina pues este día el ambiente de
preparación, así comenzó el primer Jueves Santo, el
Señor envió a Pedro y a Juan : “Id y preparad para
que comamos la Pascua” (Lc 22,8).

La Iglesia celebra dos misas, la llamada misa Crismal


que tiene lugar únicamente en las catedrales, donde
por la mañana se consagran los óleos que se utilizan
para el bautismo y otros sacramentos; y la
celebración de la cena del Señor.

La celebración de la cena del Señor, es realizada


durante la tarde e inaugura el Triduo Pascual; en ella
sobresalen tres elementos:
▪ la Institución de la Eucaristía
(..Este es mi cuerpo que será entregado...)
▪ la Institución del sacerdocio
(Hagan esto en conmemoración mía...)
▪ el Mandamiento del amor
(Ámense los unos a los otros como yo lo he amado…)

Dentro de la Liturgia del día de hoy, recordaremos el


gesto realizado por Jesús durante la última cena, el
lavatorio de los pies; acto de humildad y ejemplo de
servicio.

Al concluir esta celebración se puede realizar la visita


a los siete templos (altares), si la comunidad lo cree
conveniente, y concluir con la adoración al
Santísimo, uniéndonos a Jesús en la oración del
Huerto de Getsemaní.
Jueves santo| Página 76

Jueves Santo
PREPARATIVOS:

(Marcar el recuadro si esta listo)

Preparar a los lectores que ayudarán con las lecturas


Designar a las doce personas que representaran a los apóstoles en el lavatorio de pies
(Tienen que ser de preferencia hombres)
Tener lista una vasija en donde colocar el agua para el lavatorio de pies, así como una toalla
Tener un altar secundario (monumento) listo para que el santísimo quede expuesto
máximo hasta la media noche para adoración. Es importante que desde antes de iniciar
la celebración se prepare el lugar donde se va a exponer al Santísimo, poniendo un
mantel limpio, Veladoras, Flores, Etc.
Preparar los cantos

Preparar la reflexión del Evangelio o delegar a un misionero.

Revisar las 6 casas (6 + la ultima donde se va a quedar el Santísimo) para la visita de los
7 templos
Tener listas las campanas /o quién va a tocar la campana en el Gloria
Lavarse las manos con agua y jabón

Tener listo un paquete de toallas húmedas y/o gel anti-bacterial cerca del altar

Encender las velas del altar, al iniciar la celebración


Tela para cubrir las imágenes que no se pudieron retirar al finalizar la celebración

RITOS INICIALES

CANTO DE ENTRADA O ANTÍFONA DE ENTRADA

+ Mientras se entona el canto de entrada apropiado al tiempo litúrgico, el ministro, se dirigen al presbiterio
haciendo la debida genuflexión en caso de que el Santísimo Sacramento esté reservado; de no ser así hacen
una reverencia a la imagen principal allí venerada.

+ Después se dirige a un lugar discreto en el presbiterio o en la nave, desde donde se le pueda ver y escuchar
bien; pero no deberá usar la sede presidencial.

+ Si no hay canto de entrada, se recita la Antífona de entrada del día. SI hay canto de entrada, una vez
terminado, todos de pie, se santiguan, mientras el ministro dice:
Jueves santo| Página 77

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

+ Todos se santiguan y responden:


Amén

+ Después el ministro saluda a los presentes con estas o parecidas palabras:


Hermanos, bienvenidos a la casa del Señor en donde nos alimentamos de su Cuerpo y de
su Palabra. Alabémosle todos juntos.
+ Todos
responden:
Bendito seas por siempre, Señor.

ACTO PENITENCIAL
+ A continuación, el ministro invita a los fieles al arrepentimiento:
Hermanos: Para participar con fruto de esta celebración, reconozcamos nuestros pecados.

+ El ministro guarda un breve silencio para reflexión, y para pedir a Dios el perdón.
+ Después, hacen todos en común la confesión de sus pecados:
Yo confieso ante Dios todopoderoso, y ante ustedes,
hermanos, que he pecado mucho de pensamiento,
palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a Santa María, siempre Virgen, a
los ángeles, a los santos, y a ustedes,
hermanos, que intercedan por mí ante Dios,
nuestro Señor. Amén.
+ El ministro concluye con la siguiente plegaria:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve
a la vida eterna.
+ El pueblo
responde:
Amén.
+ Enseguida el ministro, o el coro proclama o canta el Señor, ten piedad.
M. Señor, ten piedad de nosotros R. Señor, ten piedad de nosotros
M. Cristo, ten piedad de nosotros R. Cristo, ten piedad de nosotros
M. Señor, ten piedad de nosotros R. Señor, ten piedad de nosotros

GLORIA

+ En este instante se proclama o entona el Gloria


+Mientras se canta o proclama este himno, se tocan las campanas (durante todo el himno).
Terminando, las campanas no se volverán a tocar hasta la vigilia pascual.

Gloria a Dios en el cielo, y en


la tierra paz a los hombres que
ama el Señor. Por tu inmensa
Jueves santo| Página 78

gloria te alabamos, te
bendecimos, te adoramos, te
glorificamos, te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, tú
que quitas el pecado del mundo.
Ten piedad de nosotros; tú
que quitas el pecado del mundo,
atiende a nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Pare,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres
Santo, sólo tu Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo con el Espíritu Santo en la
Gloria de Dios Padre.
Amén.

ORACIÓN COLECTA
+ El ministro dice “Oremos” puede dejar unos instantes de oración personal, después sin extender las manos,
dice la oración del día:
Dios nuestro que nos has reunido para celebrar aquella Cena en la cual tu Hijo único, antes
de entregarse a la muerte, confió a la Iglesia el sacrificio nuevo y eterno, sacramento de su
amor, concédenos alcanzar por la participación en este sacramento, la plenitud del amor y
de la vida. R. Amén.
+ El ministro invita a la comunidad a tomar asiento en este momento, para dar lugar a la liturgia de la palabra.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
+ El lector previamente seleccionado por el ministro, pasa al ambón y lee la primera lectura:
Éxodo 12, 1-8. 11-14

En aquellos días, el Señor les dijo a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: “Este mes será
para ustedes el primero de todos los meses y el principio del año. Díganle a toda la
comunidad de Israel: ‘El día diez de este mes, tomará cada uno un cordero por familia, uno
por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con los vecinos
y elija un cordero adecuado al número de personas y a la cantidad que cada cual pueda
comer. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito.

Lo guardarán hasta el día catorce del mes, cuando toda la comunidad de los hijos de Israel
lo inmolará al atardecer. Tomarán la sangre y rociarán las dos jambas y el dintel de la
puerta de la casa donde vayan a comer el cordero.

Esa noche comerán la carne, asada a fuego; comerán panes sin levadura y hierbas
amargas. Comerán así: con la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la
Jueves santo| Página 79

mano y a toda prisa, porque es la Pascua, es decir, el paso del Señor. Yo pasaré esa noche
por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos del país de
Egipto, desde los hombres hasta los ganados. Castigaré a todos los dioses de Egipto, yo,
el Señor. La sangre les servirá de señal en las casas donde habitan ustedes. Cuando yo
vea la sangre, pasaré de largo y no habrá entre ustedes plaga exterminadora, cuando hiera
yo la tierra de Egipto. Ese día será para ustedes un memorial y lo celebrarán como fiesta
en honor del Señor. De generación en generación celebrarán esta festividad, como
institución perpetua’”.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL—Del salmo 115


+ El salmista o el cantor proclama el salmo, y el pueblo intercala la respuesta
R. Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava

¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Levantaré el cáliz de salvación e
invocaré el nombre del Señor. R.

A los ojos del Señor es muy penoso que mueran sus amigos. De la muerte, Señor, me has
librado, a mí, tu esclavo e hijo de tu esclava R.

Te ofreceré con gratitud un sacrificio e invocaré tu nombre. Cumpliré mis promesas al Señor
ante todo su pueblo. R.

SEGUNDA LECTURA
Primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 11, 23-26

Hermanos: Yo recibí del Señor lo mismo que les he transmitido: que el Señor Jesús, la
noche en que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, y pronunciando la acción de
gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en
memoria mía”.

Lo mismo hizo con el cáliz después de cenar, diciendo: “Este cáliz es la nueva alianza que
se sella con mi sangre. Hagan esto en memoria mía siempre que beban de él”. Por eso,
cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del
Señor, hasta que vuelva.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos Señor.

+ El mismo lector a continuación hace la aclamación antes del evangelio.


+ Se puede entonar en forma de canto “Honor y Gloria a ti, Señor” o el lector puede proclamarlo
R.
Honor y Gloria a ti, Señor Jesús.
Les doy un mandamiento nuevo -dice el Señor-: que se amen los unos a otros, como Yo
los he amado.
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R. Honor y Gloria a ti, Señor Jesús

Evangelio
+ El ministro se dirige al ambón, y dice
Escuchen hermanos el santo evangelio según san Juan 13, 1-15

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este
mundo al Padre habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta el
extremo.

En el transcurso de la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón de Judas


Iscariote, hijo de Simón, la idea de entregarlo, Jesús, consciente de que el Padre había
puesto en sus manos todas las cosas y sabiendo que había salido de Dios y a Dios volvía,
se levantó de la mesa, se quitó el manto y tomando una toalla, se la ciñó; luego echó agua
en una jofaina y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que
se había ceñido

Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: “Señor, ¿me vas a lavar tú a mí los pies?” Jesús
le replicó: “Lo que estoy haciendo tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más
tarde”. Pedro le dijo: “Tú no me lavarás los pies jamás”. Jesús le contestó: “Si no te lavo,
no tendrás parte conmigo”. Entonces le dijo Simón Pedro: “En ese caso, Señor, no sólo los
pies, sino también las manos y la cabeza”. Jesús le dijo: “El que se ha bañado no necesita
lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. Y ustedes están limpios, aunque no
todos”. Como sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: “No todos están limpios”.
Cuando acabó de lavarles los pies, se puso otra vez el manto, volvió a la mesa y les dijo:
“¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor,
y dicen bien, porque lo soy. Pues si soy, que soy el Maestro y el Señor, les he lavado los
pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he dado ejemplo,
para que lo que yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan”. Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXIÓN
+ Luego tiene lugar la reflexión, se puede hacer una reflexión breve o delegar a otra persona a dar la reflexión
(esto previamente preparado). Si es otra persona la que va a dar la reflexión, no olvidar presentar a la persona
a la comunidad. Pedir a los asistentes que pueden tomar asiento.

La celebración del la Cena del Señor, inaugura el Triduo Pascual. Es importante tener
claro que se trata de un único acontecimiento, el paso de Jesucristo, a través de la
muerte, a la vida eterna, que se conmemora por medio de tres momentos distintos (la
cena del Seño, la Pasión del Señor y la Vigilia Pascual). Es por ello, aunque cada una
de las celebraciones de estos días subraye un momento diferente de la Pascua de
Jesús, contiene todo el misterio Pascual: la muerte es victoriosa y la resurrección es
redentora.

Este día se celebran tres misterios; la Institución de la Eucaristía, la Institución del


Orden Sacerdotal y el mandato del amor En las lecturas del día se describen diferentes
perspectivas de la Eucaristía. En la primera, su antecedente: la cena judía. En la
Jueves santo| Página 81

segunda: la Eucaristía celebrada por los cristianos. Junto a la institución de la


Eucaristía debemos situar la del sacerdocio, conferido por Jesús a los apóstoles
también en la última cena. “Hagan esto en memoria mía”…, con estas palabras
inaugura un nuevo sacerdocio.

Y es alrededor de esta cena, durante su discurso de despedida, Jesús mando a sus


discípulos que se amen los unos a los otros como yo les he amado. No habla de
cualquier tipo de amor, sino de un amor sin condiciones, sin límites, sin esperar nada
a cambio. Y la medida de este amor es el modo como Jesús ha amado hasta el
extremo. Este amor se visibiliza en el servicio. Por eso Jesús lo significó a través del
lavatorio de pies, tal y como leemos en el evangelio, pidiendo a sus discípulos que
hicieran ellos lo mismo. Con este gesto, Jesús quiso expresar que el servicio debe de
caracterizar a sus seguidores.

+ Este día no se realiza la profesión de fe.

LAVATORIO DE LOS PIES

+ Después de la reflexión, donde lo aconseje el bien pastoral, se lleva a cabo el lavatorio de los pies.
+ Los varones designados para el rito van a ocupar los asientos preparados para ellos en un lugar visible.
+ El ministro o la persona que hace de Jesús en el Vía crucis va lavando los pies a cada uno y se los seca.
+ Se puede hacer una representación de las palabras de Simón Pedro también + Mientras tanto de
pueden entonar cantos propios del momento.
+ Después del lavatorio de los pies se hace la Oración Universal.

ORACIÓN UNIVERSAL
+ Los asistentes permanecen en pie mientras se hace la plegaria universal u oración de los fieles, que se
desarrolla de la siguiente forma:

Invitatorio
El celebrante que preside invita a los fieles a orar, por medio de una breve monición.

Intenciones
Las intenciones son propuestas por el celebrante que preside o, en su defecto, por un lector o por otra persona
idónea.

El pueblo manifiesta su participación con una invocación respondiendo: te rogamos Señor, u otra parecida, u
orando en silencio. La sucesión de intenciones ordinariamente debe ser la siguiente:

a) Por las necesidades de la Iglesia universal y local;


b) Por los gobernantes y por la salvación del mundo entero;
c) Por aquellos que se encuentran en necesidades particulares;
d) Por la comunidad local.

+ El ministro comienza diciendo:


Oremos, amados hermanos, al Padre, por medio de Jesucristo, quien antes de entregarse
a la muerte, nos dejó en la Eucaristía el memorial de su Pasión y digámosle: R.
Escúchanos, Padre
Jueves santo| Página 82

1. Por la santa Iglesia, para que no deje nunca de celebrar el memorial de la muerte y
resurrección del Señor, y haga presente en el mundo aquel amor y aquel servicio
por los cuales Jesús lo dio todo. Oremos
2. Por todos los sacerdotes, para que el Señor los mantenga fieles en su vocación, y
dispuestos a sacrificarlo todo por El. Oremos
3. Para que los cristianos sepamos entregarnos sin medida al servicio de los demás.
Oremos
4. Por todos nosotros, para que, del mismo modo que nos hemos reunido para
participar en la cena del Señor, vivamos unidos en la caridad fraterna. Oremos
5. Para que el Señor nos bendiga con más vocaciones para la vida sacerdotal,
consagrada y misionera. Oremos

+ Si el celebrante lo considera oportuno, puede invitar a los fieles a que desde su lugar, eleven a Dios sus
plegarias, respondiendo toda la comunidad de igual forma que con las plegarias anteriores.

Dios nuestro, que en este día nos permites participar de tu único sacerdocio por la
participación de la Eucaristía, haz que vivamos siempre en comunión plena con nuestros
pastores y acrecentemos cada vez más nuestro amor. Por Jesucristo nuestro Señor R.
Amén.

RITO DE LA COMUNIÓN
+ En caso de no haber comunión, después de la Oración de los fieles, el celebrante que preside invita al pueblo
a orar con el Padre Nuestro, luego pueden hacer la comunión espiritual, enseguida una oración ultima y se
finaliza con el rito de conclusión.

ACCIÓN DE GRACIAS
+ En caso de haber comunión:

Acabada la Oración de los fieles, el ministro invita a los fieles a arrodillarse;


21) De forma rápida y discreta se limpia las manos con algún gel anti-bacterial y/o toalla húmeda
22) Se acerca al lugar donde se guarda la Eucaristía hace una genuflexión, después de un breve momento
de oración en silencio.
23) Toma el corporal y el purificador; extiende el corporal sobre el altar , coloca a un lado del corporal el
purificador
24) Toma el copón con el Cuerpo de Cristo y lo coloca en el altar, sobre el corporal extendido 25) En caso
de haber tomado el copón de un sagrario, asegurase que quede cerrado.

+ En este momento el ministro arrodillado con todos los fieles, entona un himno eucarístico, o uno de alabanza,
dirigida a Cristo presente en la Eucaristía (p.ej. Cantemos al amor de los amores, Dios está aquí)

+ Después el ministro, invita a ponerse en pie, inicia la oración dominical con estas o parecidas palabras:
Fieles a la recomendación del Salvador, y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos
a decir:
+ Y todos juntos
prosiguen:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
Santificado sea tu Nombre; venga a nosotros
Jueves santo| Página 83

tú Reino, hágase tu voluntad en la tierra como


en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos
a los que nos ofenden; no nos
dejes caer en la tentación, y
líbranos del mal.

+ Luego, si se cree oportuno, se invita a los fieles a darse la paz. Hay que tener cuidado de hacerlo sin
escándalos:
Hermanos: Para reconocernos como hijos de Dios nos damos un saludo de paz.

+ Se puede entona el canto de la paz, no se canta Cordero de Dios

+ A continuación el ministro hace una genuflexión, toma una hostia y sosteniéndola un poco elevada sobre el
copón, la muestra al pueblo, diciendo: Este es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.

+ Y, juntamente con el pueblo añade


R. Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para
sanarme.

+ Si también el ministro comulga, dice en secreto:


El cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.
+ Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo

+ El ministro invita a quienes estén en gracia de Dios y hayan hecho su primera comunión a comulgar.
Después el ministro toma el copón. Elevando un poco la hostia la muestra a cada uno y dice: El
Cuerpo de Cristo.
R. Amén

+ Si la persona no responde Amén, hay que responder por él. Mientras se distribuye la comunión, puede
entonarse algún canto oportuno.

Canto de comunión (de preferencia conocido por la asamblea)


1.-________________________________

+ Acabada la distribución de la comunión,


5) El ministro coloca el copón sobre el corporal y en caso de haberse utilizado platillo, el ministro lo s con
el purificador dejando caer las partículas al copón. Si lo juzga necesario, el ministro puede purificar
sus manos también.

+ Si quedan algunas formas, guarda el Sacramento en el sagrario, hace genuflexión, recoge el corporal
(doblándolo debidamente) y vuelve a su lugar. En caso de resguardar al Santísimo en un sagrario,
asegurarse, quede cerrado.

+ A continuación se puede dejar un tiempo de silencio si las personas que comulgaron todavía están en oración.
Jueves santo| Página 84

+ El celebrante también puede disponer de este tiempo, para invitar a aquellos que por cualquier
circunstancia no pudieron recibir a Cristo Sacramentalmente, a hacerlo espiritualmente repitiendo todos
juntos con devoción, ya sea de rodillas, sentados o de pié la siguiente oración:

Comunión Espiritual: Jesús mío creo


firmemente, que estás en el Santísimo
sacramento del altar. Te amo sobre todas las
cosas, y deseo realmente tenerte en mi alma.
Ya que ahora no puedo recibirte Sacramentalmente, ven
Espiritualmente a mi corazón.
Como si ya hubieses venido, te abrazo y me uno a ti.
No permitas que nunca me aparte de ti.
Amén.

ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


+ Luego, de pie en su lugar, el ministro que preside invita a los fieles ponerse de pie y dice:
Oremos:
Señor, tú que nos permitiste disfrutar en esta vida de la Cena instituida por tu Hijo,
concédenos participar también del banquete celestial en tu Reino.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amen

+ En este momento se hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios o advertencias al pueblo.

TRASLACION DEL SANTISIMO SACRAMENTO


Si se realizará la procesión/visita a los siete templos:
+ Dicha la oración después de la comunión, el ministro toma al Santísimo Sacramento e invita a la comunidad
a ir detrás del Santísimo en procesión hacia los siete altares.(Revisar siguiente hoja la Visita a los Siete
Templos)

+ Enseguida se desnuda el altar y se quitan del templo las cruces (si no se pueden quitar es conveniente que
queden cubiertas con un velo).

Si no se realiza la procesición/visita a los siete templos:


+ Dicha la oración después de la comunión, el ministro toma al Santísimo Sacramento. Se invita a la comunidad
a formar la procesión para llevar al Santísimo a través de templo/capilla hasta el sitio donde se va a guardar.
El lugar del depósito debe estar preparado. Durante la procesión se puede entonar un canto eucarístico. En
caso de la capilla ser muy pequeña o no se pueda realizar la procesión, se invita a la comunidad a ponerse de
rodillas, mientras se lleva al Santísimo al lugar donde se resguardará.

+ Al llegar el ministro al lugar donde se depositará el Santísimo Sacramento, se coloca el copón. Después de
unos momentos de adoración en silencio, el ministro hace una genuflexión y se retira.

+ Enseguida se desnuda el altar y se quitan del templo las cruces (si no se pueden quitar es conveniente que
queden cubiertas con un velo).
Jueves santo| Página 85

+ Exhórtese a los fieles a dedicar alguna parte de su tiempo, en la noche, a la adoración delante del Santísimo
Sacramento.
Jueves santo | Visita a los siete templos | Página 86

Visita a los siete templos


Jueves Santo
A consideración de la comunidad

EXPLICACIÓN DE LA DEVOCIÓN

La visita de las “Siete Casas” o “Siete Templos” es una costumbre popular que consiste en
visitar siete lugares donde esté el Santísimo Sacramento expuesto el Jueves Santo.
Generalmente se realiza yendo a visitar siete templos cercanos; recordando en cada
templo el camino de la Pasión de Jesucristo frente al Tabernáculo.

La visita a los siete templos que hacemos el Jueves Santo tiene como marco histórico el
recuerdo de Jesús que fue llevado de una autoridad a otra para ser condenado a muerte.
Es por tanto, un acto en el que pedimos perdón a Dios por las ofensas que hicimos a Jesús
al haberlo traicionado y entregado a las autoridades de aquella época. Recordemos que
Jesús fue trasladado:
▪ al Huerto de los Olivos ▪ a la Casa de Anás
▪ a la Casa de Caifás.
▪ Ante Poncio Pilato.
▪ Ante Herodes
▪ De regreso a Pilato
▪ Camino al Gólgota

En cada visita se hace una oración comunitaria y luego se deja un tiempo a la oración
personal.

PREPARATIVOS:

(Marcar el recuadro si está listo)


Siete altares (pueden ser casas que previamente se les avisen y preparen un lugar
para recibir al Santísimo sacramento) Definir el orden de los altares

Dos lectores para cada estación (pueden ser los mismos)

Último monumento (en la capilla), donde se realizará la adoración al Santísimo


Jueves santo | Visita a los siete templos | Página 87

INICIO PROCESIÓN:

+ Dicha la oración después de la comunión, el ministro toma al Santísimo Sacramento e invita a la comunidad
a ir detrás del Santísimo en procesión hacia los siete altares.(Revisar siguiente hoja la Visita a los Siete
Templos)

+ En cada visita, así como en los trayectos se puede animar con algún canto

+ En cada visita, al llegar cada visita nos ponemos de rodillas y decimos:


Ministro: Adoremos y demos gracias en cada instante y momento..... Todos:
Al Santísimo y Divinísimo Sacramento.
+ Al terminar cada
visita.
Ministro: En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado.....
Todos: El corazón amoroso de Jesús Sacramentado.

PRIMERA VISITA
Jesús en el Huerto de los Olivos
+ El ministro
dice:
Te adoramos o Cristo y te bendecimos R.\
Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

+ La persona designada como Lector 1 lee lo siguiente:


Salió como de costumbre, fue al Huerto de los Olivos, y los discípulos le siguieron. Llegando
al lugar les dijo: "Pedid que no caigáis en tentación." Y se apartó de ellos, y puesto de
rodillas oraba diciendo: "Padre si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi
voluntad sino la tuya". Entonces se le apareció un ángel que lo confortaba. Y sumido en
agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que
caían en tierra. Levantándose de la oración, vino donde los discípulos y los encontró
dormidos, vencidos por la tristeza; y les dijo: "Levantaos y orad para que no caigáis en
tentación". Lc. 22, 39-46.

+ El ministro puede invitar a rezar un Padre Nuestro


+ Queda a consideración un breve momento de oración personal en silencio

+ La persona designada como Lector 2 lee lo siguiente:


Siguiendo el ejemplo del mismo Señor Jesús, debemos "retirarnos a lugares solitarios para
darnos a la oración". Solo si dedicamos tiempo al Señor, nuestro ser enviado a los hombres
será también llevarle a los demás. (Juan Pablo II, Irlanda) Mucho debemos hacer para ello,
pero sobre todo perseverar en la oración, en una oración intima y siempre llena de energía,
"Vigilad y Orad" en el Huerto del Getsemaní....para que no os caigáis en la tentación y no
os detengáis en el camino.(Juan Pablo II, Alemania)
+El ministro concluye con la siguiente oración
Oremos: Oh Jesús, yo te adoro y te doy gracias por la sangre que derramaste desde niño
y por los pasos tan dolorosos que diste por mi salvación, especialmente por este recorrido
Jueves santo | Visita a los siete templos | Página 88

hecho desde el cenáculo hasta el Huerto de Getsemaní para empezar tu pasión. Ruego
que a mí y a todos los cristianos nos concedas la virtud de la mortificación y el don del
temor de Dios
R.\ Amén

SEGUNDA VISITA
Jesús llevado atado a la casa de Anás
+ El ministro
dice:
Te adoramos o Cristo y te bendecimos
R.\ Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

+ La persona designada como Lector 1 lee lo siguiente:


El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina. Jesús le
respondió: "He hablado abiertamente ante todo el mundo; he enseñado siempre en la
sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he hablado nada a ocultas.
¿Por qué me preguntas? Pregunta a los que me han oído lo que les he hablado; ellos saben
lo que les he dicho." Apenas dijo esto uno de los guardias que ahí estaba, dio una bofetada
a Jesús, diciendo: "¿Así contestas al Sumo Sacerdote? Jn 18 19-22

+ Se puede rezar un Padre Nuestro


+ Queda a consideración un breve momento de oración personal en silencio

+ La persona designada como Lector 2 lee lo siguiente:


¿Qué sería de la vida humana si Jesús no hubiera pronunciado nunca tales palabras?,
¿Qué sería del mundo si en nuestras relaciones mutuas diésemos primacía al odio entre
las personas, entre las clases o entre las naciones?, ¿Cuál sería el futuro, si basásemos
el destino de los individuos y las naciones en este odio? (Juan Pablo II, Irlanda)
+El ministro concluye con la siguiente oración
Oremos: Señor Jesucristo, yo te adoro y te doy gracias por el doloroso viaje que hiciste por
mi salvación, cuando después de haber sudado sangre, fuiste aprendido y conducido a la
casa de Anás. Te suplico me concedas amor y paciencia en todas las adversidades y la
gracia de ser siempre hijo tuyo. R.\ Amén.

TERCERA VISITA
Jesús llevado atado a la casa de Caifás
+ El ministro
dice:
Te adoramos o Cristo y te bendecimos
R.\ Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

+ La persona designada como Lector 1 lee lo siguiente:


Pero Jesús seguía callado. El Sumo Sacerdote le dijo: "Yo te conjuro por Dios vivo que
nos digas si tu eres el Cristo el Hijo de Dios". Le dijo Jesús: "Sí, tu lo has dicho. Y yo os
declaro que a partir de ahora veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del padre y venir
Jueves santo | Visita a los siete templos | Página 89

sobre las nubes del cielo." Entonces el Sumo Sacerdote rasgó sus vestiduras y dijo: "¡Ha
blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia.
Mt. 26, 63-65

+ El ministro puede invitar a rezar un Padre Nuestro


+ Queda a consideración un breve momento de oración personal en silencio

+ La persona designada como Lector 2 lee lo siguiente:


Jesús es el Hijo de Dios "encarnado", venido en la carne, para vivir las realidades concretas
de nuestra existencia a la vez como hombre y como Hijo de Dios, ¡es un misterio inaudito!...
Vivió bajo la mirada de Dios su Padre, íntimamente unido a Él, en acción de gracias. Ofreció
a Dios todos los gozos y todas las penas de esa vida. La vivió con sencillez, pureza de
corazón, con decisión, como un servidor, como un amigo que acogía a los enfermos, a los
afligidos, los pobres de toda clase; con un amor que nadie superara y que nos dejo en
testamento: Amaos como yo os he amado. Y esa misma vida que, a través de la prueba
de su sacrificio ofreció para liberar al mundo de sus pecados, es ahora glorificada junto a
Dios. (Juan Pablo II, Rep. del Congo)
+El ministro concluye con la siguiente oración
Oremos: Señor, te adoro y alabo por la mansedumbre y docilidad con que te comportaste
al ser llevado de la casa de Anás a la de Caifás y por la preciosa Sangre que derramaste
en la flagelación. Te ruego nos concedas el don de ver las cosas creadas con la luz de la
fe.
R.\ Amén.

CUARTA VISITA
Jesús llevado ante Poncio Pilato
+ El ministro
dice:
Te adoramos o Cristo y te bendecimos R.\
Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

+ La persona designada como Lector 1 lee lo siguiente:


Pilato respondió: "¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han
entregado a mí. ¿Qué has hecho?" Respondió Jesús: "Mi Reino no es de éste mundo. Si
mi reino fuese de éste mundo mi gente habría combatido para que no fuese entregado a
los judíos; pero mi Reino no es de aquí." Entonces Pilato le dijo: "¿Luego tu eres rey?"
Respondió Jesús:" Si, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido
al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz."
Jn 18,35-37

+ El ministro puede invitar a rezar un Padre Nuestro


+ Queda a consideración un breve momento de oración personal en silencio

+ La persona designada como Lector 2 lee lo siguiente:


Jesús no vino para hacer su propia voluntad sino la voluntad de su Padre celestial. El, dio
testimonio de la verdad a través de sus palabras, de sus obras y de su misma existencia.
En Jesús fue derrotada la tiranía del engaño y la falsedad, la tiranía de la mentira y del
Jueves santo | Visita a los siete templos | Página 90

error, y la tiranía del pecado. Pues, Cristo es la Palabra viva de la verdad divina que
prometió: "Si permanecéis en mi palabra, seréis en verdad discípulos míos y conoceréis la
verdad, y la verdad os hará libres" (Jn 8 31)
+El ministro concluye con la siguiente oración
Oremos: Señor te adoro y doy gracias por el pesado viaje que hiciste de la casa de Caifás
a la casa de Pilato. Por mi salvación y por la preciosa sangre, que derramaste en la
coronación de espinas. Te pido me des el consuelo y concedas la virtud de la generosidad,
así como el don de ser acertado en mi vida y mis consejos. R.\ Amén.

QUINTA VISITA
Jesús llevado ante Herodes
+ El ministro
dice:
Te adoramos o Cristo y te bendecimos R.\
Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

+ La persona designada como Lector 1 lee lo siguiente:


Cuando Herodes vio a Jesús se alegró mucho, pues hacía largo tiempo que deseaba verle,
por las cosas que oía de Él, y esperaba presenciar alguna señal que Él hiciera. Le preguntó
con mucha palabrería, pero Él no respondió nada. Entonces Herodes con su guardia
después de despedirla y burlarse de Él, le puso un espléndido vestido y le remitió
a Pilato. Lc 23, 8-9; 11

+ El ministro puede invitar a rezar un Padre Nuestro


+ Queda a consideración un breve momento de oración personal en silencio

+ La persona designada como Lector 2 lee lo siguiente:


Que las dificultades no dobleguen nunca vuestra dedicación y vuestro sentido moral, que
nunca perdáis de vista el objetivo final de vuestros esfuerzos: crear un mundo donde cada
persona humana pueda vivir dignamente y en armonía de amor como un hijo de Dios.(Juan
Pablo II, ONU). Estamos en el mundo sin ser del mundo, constituidos entre los hombres como
signos de la verdad y de la presencia de Cristo para el mundo. Le entregamos todo nuestro
ser concreto como expresión suya, para que Él siga pasando haciendo el bien.(Juan Pablo II,
Portugal)
+El ministro concluye con la siguiente oración
Oremos Oh Jesús, te adoro y te doy gracias por el penoso viaje que hiciste de la casa de
Pilato al palacio del Rey Herodes, por mi salvación, y por la preciosa sangre que
derramaste en la crucifixión al ser clavadas tus manos. Te pido Humildemente por la
conversión de los pecadores y te dignes concedernos la virtud de la diligencia y el don de
la fortaleza. R.\ Amén.

SEXTA VISITA
Jesús es regresado con Pilato
+ El ministro
dice:
Te adoramos o Cristo y te bendecimos R.\
Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Jueves santo | Visita a los siete templos | Página 91

+ La persona designada como Lector 1 lee lo siguiente:


Díce Pilato: "¿Y qué voy a hacer con Jesús el llamado Cristo?" Y todos a una voz: "¡Sea
crucificado!". "¿Pero qué mal ha hecho?", preguntó Pilato. Mas ellos seguían gritando con
más fuerza: "sea crucificado". Entonces Pilato , viendo que nada adelantaba, sino que más
bien se promovía tumulto, tomo agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo:
"inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis." Y todo el pueblo respondió "¡su
sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos! Entonces les soltó a Barrabás ..."
Mt 27,22-26
| Visita a los siete templos | Página 92

Jueves santo

+ El ministro puede invitar a rezar un Padre Nuestro


+ Queda a consideración un breve momento de oración personal en silencio

+ La persona designada como Lector 2 lee lo siguiente:


Cristo no solamente ha dado ejemplo y enseñado, también ha liberado efectivamente a
hombres y mujeres, de lo que tenía prisionero a su cuerpo, espíritu y corazón. Y desde que
murió y resucito por nosotros, continúa haciéndolo para los hombres y las mujeres de toda
condición y de todo país, desde el momento en que le entregan su fe. Es el Salvador del
hombre. Es el Redentor del hombre. "Ecce homo" dijo Pilato, sin llegar a comprender el
alcance de sus palabras: "He aquí al Hombre".(Juan Pablo II, Francia)
+El ministro concluye con la siguiente
oración
Oremos Señor, te adoro y te doy gracias por el doloroso recorrido que hiciste del palacio
de Herodes para acudir por segunda vez ante Pilato, por salvarme y por la sangre que
derramaste al ser clavados tus pies en el madero de la cruz. Te pido que nos concedas la
virtud de la caridad y el don de comprender la verdad. R.\ Amén.

SÉPTIMA VISITA
Jesús llevado a su Pasión
+ El ministro
dice:
Te adoramos o Cristo y te bendecimos R.\
Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

+ La persona designada como Lector 1 lee lo siguiente:


Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron
alrededor de Él a toda la cohorte. Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura;
y, trenzando una corona de espinas se la pusieron sobre su cabeza y en su mano derecha
una caña, y doblando la rodilla delante de Él le hacían burla diciendo "¡Salve, rey de los
judíos!"; y después de escupirle cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza. Cuando se
hubieron burlado de Él, le quitaron el manto, y le pusieron sus ropas y le llevaron a
crucificarlo. Mt. 27, 27-31

+ El ministro puede invitar a rezar un Padre Nuestro


+ Queda a consideración un breve momento de oración personal en silencio

+ La persona designada como Lector 2 lee lo siguiente:


Caminemos juntos, peregrinos, hacia la cruz del Señor, pues con ella comienza una nueva
era en la historia del hombre. Este es tiempo de gracia, tiempo de salvación; a través de la
cruz el hombre ha podido comprender el sentido de su propia suerte, de su propia
existencia sobre la tierra. Ha descubierto cuanto le ha amado Dios. Ha descubierto y
descubre continuamente, a la luz de la fe, cuan grande sea el propio valor. Ha aprendido a
medir la propia dignidad con el metro de aquel sacrificio que Dios ha ofrecido en su Hijo
para la salvación del hombre.(Juan Pablo II, Polonia)
+El ministro concluye con la siguiente
oración
| Visita a los siete templos | Página 93

Oremos Señor, al terminar este recorrido que hicimos acompañando a Jesús en el caminar
al calvario, te ruego me concedas la gracia de no ser engreído y tener así la verdadera
sabiduría para amarte sobre todas las cosas ahora y siempre por los siglos de los siglos.
R.\ Amén

Jueves santo

ADORACIÓN NOCTURNA/HORA SANTA


+ Al terminar la visita de los 7 templos se coloca al Santísimo en el altar (monumento) decorado con manteles
blancos, flores y velas (distinto al Sagrario), y es donde va a ser la Exposición al Santísimo. Este altar, no debe
ser el altar principal del templo/capilla, donde se celebran las misas ordinariamente.

+ El sagrario de la capilla debe de estar abierto (pues no hay Santísimo ahí)


Viernes santo | Página 94

Viernes Santo
E inclinando la cabeza, entregó el espíritu

El Viernes Santo es un día de intenso dolor, pero


dulcificado por la esperanza de la resurrección. Hoy
Jesús se entrega por amor.

La Liturgia del Viernes Santo presenta una síntesis de


los mejores contenidos de la devoción a la Pasión de
Cristo. La celebración de la Pasión del Señor, tiene
lugar a primeras horas de la tarde, alrededor de las
tres, hora en que Jesús fue crucificado. La liturgia se
divide en tres partes: liturgia de la palabra, adoración
de la cruz y comunión.

Adicional a la liturgia, se presentan devociones que


nos unen y nos adhieren más al sentimiento del día
como lo son:
▪ Vía Crucis
▪ Pésame a la Virgen
▪ Siete palabras
▪ Procesión del silencio

Todas estas manifestaciones de piedad, quedan a consideración


de la comunidad su realización.
| Visita a los siete templos | Página 95
Viernes santo | Página 96

Viernes Santo
PREPARATIVOS:

(Marcar el recuadro si está listo)

Preparar a los lectores que ayudarán con las lecturas

Manto de preferencia morado para cubrir el Crucifijo en la Adoración

Tener velas listas (cirios) y la cruz para la adoración a la cruz


Preparar los cantos

Preparar la reflexión del Evangelio o delegar a un misionero.

Tener listo un paquete de toallas húmedas y/o gel anti-bacterial cerca del altar

+ El altar debe estar desnudo por completo: sin cruz, candelabros ni manteles
+ Después del mediodía, alrededor de las 3 de la tarde, se celebra la pasión del Señor que consta de tres
partes: Liturgia de la Palabra, Adoración de la cruz y Sagrada comunión.

RITOS INICIALES
+ No hay canto de Entrada, el ministro entra y todos se ponen de pie. Si el Santísimo se encuentra en el templo,
el ministro primero se acerca a Él, hace genuflexión y después sube a un lado del altar.

+ El ministro dice: (No se dice “Oremos”)


Padre nuestro misericordioso, santifica y protege siempre a esta familia tuya, por cuya
salvación derramó su Sangre y resucitó glorioso Jesucristo, tu Hijo. El cual vive y reina por
los siglos de los siglos.
P. Amén

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
+ El lector previamente seleccionado por el ministro, pasa al ambón y lee la primera lectura: Lectura
del libro de Isaías 52, 13-53, 53, 1-12

He aquí que mi siervo prosperará, será engrandecido y exaltado, será puesto en alto.
Muchos se horrorizaron al verlo, porque estaba tan desfigurado su semblante, que no tenía
Viernes santo | Página 97

ya aspecto de hombre; pero muchos pueblos se llenaron de asombro. Ante él los reyes
cerrarán la boca, porque verán lo que nunca se les había contado y comprenderán lo que
nunca se habían imaginado.

¿Quién habrá de creer lo que hemos anunciado? ¿A quién se le revelará el poder del
Señor? Creció en su presencia como planta débil, como una raíz en el desierto. No tenía
gracia ni belleza. No vimos en él ningún aspecto atrayente; despreciado y rechazado por
los hombres, varón de dolores, habituado al sufrimiento; como uno del cual se aparta la
mirada, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros
dolores; nosotros lo tuvimos por leproso, herido por Dios y humillado, traspasado por
nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Él soportó el castigo que nos trae la
paz. Por sus llagas hemos sido curados.

Todos andábamos errantes como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó
sobre él todos nuestros crímenes. Cuando lo maltrataban, se humillaba y no abría la boca,
como un cordero llevado a degollar; como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría
la boca. Inicuamente y contra toda justicia se lo llevaron. ¿Quién se preocupó de su suerte?
Lo arrancaron de la tierra de los vivos, lo hirieron de muerte por los pecados de mi pueblo,
le dieron sepultura con los malhechores a la hora de su muerte, aunque no había cometido
crímenes, ni hubo engaño en su boca.

El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento. Cuando entregue su vida como expiación, verá
a sus descendientes, prolongará sus años y por medio de él prosperarán los designios del
Señor. Por las fatigas de su alma, verá la luz y se saciará; con sus sufrimientos justificará
mi siervo a muchos, cargando con los crímenes de ellos.

Por eso le daré una parte entre los grandes, y con los fuertes repartirá despojos, ya que
indefenso se entregó a la muerte y fue contado entre los malhechores, cuando tomó sobre
sí las culpas de todos e intercedió por los pecadores.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL—Del salmo 30


+ El salmista o el cantor proclama el salmo, y el pueblo intercala la respuesta
R. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.

A ti, Señor, me acojo, que no quede yo nunca defraudado. En tus manos encomiendo mi
espíritu y tú, mi Dios leal, me librarás
R. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.

Se burlan de mí mis enemigos, mis vecinos y parientes de mí se espantan, los que me


ven pasar huyen de mí. Estoy en el olvido, como un muerto, como un objeto tirado en la
basura
R. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.

Pero yo, Señor, en ti confío. Tú eres mi Dios, y en tus manos está mi destino. Líbrame de
los enemigos que me persiguen
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R. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.

Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo y sálvame, por tu misericordia. Sean fuertes y
valientes de corazón, ustedes, los que esperan en el Señor R. Padre, a tus
manos encomiendo mi espíritu.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta a los Hebreos 4, 14-16; 5, 7-9
Hermanos: Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro sumo sacerdote, que ha entrado en el cielo.
Mantengamos firme la profesión de nuestra fe. En efecto, no tenemos un sumo sacerdote
que no sea capaz de compadecerse de nuestros sufrimientos, puesto que él mismo ha
pasado por las mismas pruebas que nosotros, excepto el pecado. Acerquémonos, por
tanto, con plena confianza al trono de la gracia, para recibir misericordia, hallar la gracia y
obtener ayuda en el momento oportuno.

Precisamente por eso, Cristo, durante su vida mortal, ofreció oraciones y súplicas, con
fuertes voces y lágrimas, a aquel que podía librarlo de la muerte, y fue escuchado por su
piedad. A pesar de que era el Hijo, aprendió a obedecer padeciendo, y llegado a su
perfección, se convirtió en la causa de la salvación eterna para todos los que lo obedecen.
Palabra de Dios.
R.\ Te alabamos Señor.

+ El mismo lector a continuación hace la aclamación antes del evangelio.


+ Se puede entonar en forma de canto “Honor y Gloria a ti, Señor” o el lector puede proclamarlo
R.
Honor y Gloria a ti, Señor Jesús.
Cristo se humilló por nosotros y por obediencia aceptó incluso la muerte y una muerte de
cruz. Por eso Dios lo exalto sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre
todo nombre.
R. Honor y Gloria a ti, Señor Jesús.

EVANGELIO
+ Indicaciones para la lectura dialogada: Las siglas que indican a los diversos interlocutores, son los siguientes:
+ = Jesús
S = Discípulos pueblos y otros personajes
C = Cronista
+ El ministro comienza con:

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 18, 1-19, 42


C. En aquel tiempo, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde
había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el
sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Entonces Judas tomó un
batallón de soldados y guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos y entró en el
huerto con linternas, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que iba a suceder, se
adelantó y les dijo:

†“¿A quién buscan?”


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C. Le contestaron:

S. “A Jesús, el nazareno”.

C. Les dijo Jesús:

†“Yo soy”.
C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles ‘Yo soy’, retrocedieron y cayeron
a tierra. Jesús les volvió a preguntar:

†“¿A quién buscan?”

C. Ellos dijeron:

S. “A Jesús, el nazareno”.

C. Jesús contestó:

†“Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen que éstos se vayan”.

C. Así se cumplió lo que Jesús había dicho: ‘No he perdido a ninguno de los que me diste’.
Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió a un criado del sumo
sacerdote y le cortó la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a
Pedro:

†“Mete la espada en la vaina. ¿No voy a beber el cáliz que me ha dado mi Padre?”.

C. El batallón, su comandante y los criados de los judíos apresaron a Jesús, lo ataron y lo


llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año.
Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: ‘Conviene que muera un solo
hombre por el pueblo’. Simón Pedro y otro discípulo iban siguiendo a Jesús. Este discípulo
era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote,
mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del
sumo sacerdote, habló con la portera e hizo entrar a Pedro. La portera dijo entonces a
Pedro

S. “¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?”

C. Él dijo:

S. “No lo soy”.

C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se
calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote
interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le contestó:
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†“Yo he hablado abiertamente al mundo y he enseñado continuamente en la sinagoga y en


el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué
me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, sobre lo que les he hablado. Ellos
saben lo que he dicho”.

C. Apenas dijo esto, uno de los guardias le dio una bofetada a Jesús, diciéndole:

S. “¿Así contestas al sumo sacerdote?”

C. Jesús le respondió:
†“Si he faltado al hablar, demuestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe,
¿por qué me pegas?”

C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, el sumo sacerdote. Simón


Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron:

S. “¿No eres tú también uno de sus discípulos?”

C. Él lo negó diciendo:

S. “No lo soy”.

C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le había cortado
la oreja, le dijo:

S. “¿Qué no te vi yo con él en el huerto?”

C. Pedro volvió a negarlo y en seguida cantó un gallo. Llevaron a Jesús de casa de Caifás
al pretorio. Era muy de mañana y ellos no entraron en el palacio para no incurrir en
impureza y poder así comer la cena de Pascua. Salió entonces Pilato a donde estaban
ellos y les dijo:

S. “¿De qué acusan a este hombre?”

C. Le contestaron:

S. “Si éste no fuera un malhechor, no te lo hubiéramos traído”.

C. Pilato les dijo:

S. “Pues llévenselo y júzguenlo según su ley”.

C. Los judíos le respondieron:

S. “No estamos autorizados para dar muerte a nadie”.


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C. Así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. Entró
otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:

S. “¿Eres tú el rey de los judíos?”

C. Jesús le contestó:

†“¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?”

C. Pilato le respondió:

S. “¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué
es lo que has hecho?”

C. Jesús le contestó:
†“Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores habrían
luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi Reino no es de aquí.

C. Pilato le dijo:

S. “¿Conque tú eres rey?”

C. Jesús le contestó:

†“Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el
que es de la verdad, escucha mi voz”.

C. Pilato le dijo:

S. “¿Y qué es la verdad?”.

C. Dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos y les dijo:

S. “No encuentro en él ninguna culpa. Entre ustedes es costumbre que por Pascua ponga
en libertad a un preso. ¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?”

C. Pero todos ellos gritaron:

S. “¡No, a ése no! ¡A Barrabás!”

C. (El tal Barrabás era un bandido). Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Los
soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, le echaron encima
un manto color púrpura, y acercándose a él, le decían:

S. “¡Viva el rey de los judíos!”,


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C. y le daban de bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo:

S. “Aquí lo traigo para que sepan que no encuentro en él ninguna culpa”.

C. Salió, pues, Jesús, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les
dijo:
S. “Aquí está el hombre”.

C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y sus servidores, gritaron:

S. “¡Crucifícalo, crucifícalo!”

C. Pilato les dijo:

S. “Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, porque yo no encuentro culpa en él”.

C. Los judíos le contestaron:


S. “Nosotros tenemos una ley y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo
de Dios”.

C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más, y entrando otra vez en el pretorio,
dijo a Jesús:

S. “¿De dónde eres tú?”

C. Pero Jesús no le respondió. Pilato le dijo entonces:

S. “¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para
crucificarte?”

C. Jesús le contestó:

†“No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso, el
que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor”.

C. Desde ese momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban: S. “¡Si sueltas a
ése, no eres amigo del César!”

C. Al oír estas palabras, Pilato sacó a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman
“el Enlosado” (en hebreo Gábbata). Era el día de la preparación de la Pascua, hacia el
mediodía. Y dijo Pilato a los judíos:

S. “Aquí tienen a su rey”.

C. Ellos gritaron:
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S. “¡Fuera, fuera! ¡Crucifícalo!”

C. Pilato les dijo:

S. “¿A su rey voy a crucificar?”

C. Contestaron los sumos sacerdotes:

S. “No tenemos más rey que el César”.

C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús y él, cargando con la
cruz, se dirigió hacia el sitio llamado “La Calavera” (que en hebreo se dice Gólgota), donde
lo crucificaron, y con él a otros dos, uno de cada lado, y en medio Jesús. Pilato mandó
escribir un letrero y ponerlo encima de la cruz; en él estaba escrito:
‘Jesús el nazareno, el rey de los judíos’. Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba
cerca el lugar donde crucificaron a Jesús y estaba escrito en hebreo, latín y griego.
Entonces los sumos sacerdotes de los judíos le dijeron a Pilato:

S. “No escribas: ‘El rey de los judíos’, sino: ‘Éste ha dicho: Soy rey de los judíos’”.

C. Pilato les contestó:


S. “Lo escrito, escrito está”.

C. Cuando crucificaron a Jesús, los soldados cogieron su ropa e hicieron cuatro partes, una
para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una
pieza de arriba a abajo. Por eso se dijeron:

S. “No la rasguemos, sino echemos suertes para ver a quién le toca”.

C. Así se cumplió lo que dice la Escritura: Se repartieron mi ropa y echaron a suerte mi


túnica. Y eso hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana
de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al
discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre:

†“Mujer, ahí está tu hijo”.

C. Luego dijo al discípulo:

†“Ahí está tu madre”.

C. Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él. Después de esto, sabiendo Jesús
que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:

†“Tengo sed”.
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C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Los soldados sujetaron una esponja empapada en
vinagre a una caña de hisopo y se la acercaron a la boca. Jesús probó el vinagre y dijo:
†“Todo está cumplido”,

C. E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

+ Aquí se arrodillan todos y hacen una breve pausa

C. Entonces, los judíos, como era el día de la preparación de la Pascua, para que los
cuerpos de los ajusticiados no se quedaran en la cruz el sábado, porque aquel sábado era
un día muy solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y los quitaran de la
cruz. Fueron los soldados, le quebraron las piernas a uno y luego al otro de los que habían
sido crucificados con él. Pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron
las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza e
inmediatamente salió sangre y agua.

El que vio da testimonio de esto y su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad,
para que también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera lo que dice la
Escritura: No le quebrarán ningún hueso; y en otro lugar la Escritura dice: Mirarán al que
traspasaron.

Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero oculto, por miedo de
los judíos, pidió a Pilato que lo dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él
fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de
noche, y trajo unas cien libras de una mezcla de mirra y áloe.

Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con esos aromas, según se


acostumbra enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en
el huerto, un sepulcro nuevo, donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los
judíos era el día de la preparación de la Pascua y el sepulcro estaba cerca, allí pusieron a
Jesús.

Palabra del Señor.


R. Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXIÓN
+ Luego tiene lugar la reflexión, se puede hacer una reflexión breve o delegar a otra persona a dar la reflexión
(esto previamente preparado). Si es otra persona la que va a dar la reflexión, no olvidar presentar a la persona
a la comunidad. Pedir a los asistentes que pueden tomar asiento.

El Viernes Santo la Iglesia no celebra la Eucaristía. Su lugar lo ocupa la celebración de


la Pasión del Señor. Esta celebración está formada por tres partes: liturgia de la
palabra, adoración a la cruz y comunión. La oración universal de este día, es especial,
por su contenido y por su forma; se desarrolla siguiendo el primitivo esquema de la
liturgia romana, La imagen que debe resaltar en este día es el amor divino que es
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llevado hasta la locura. Los profetas de la primera lectura, describen al Siervo del Señor
en el momento en que lleva a cabo la misión de liberar los pecados. Juan nos ofrece
una perspectiva singular de la pasión y muerte de Jesús. Sus padecimientos y su
crucifixión son el camino a la gloria. El episodio de la oración en el huerto muestra el
enfrentamiento entre la luz y las tinieblas.

Hoy queremos acompañar a Cristo en la Cruz, desde la agonía de Jesús en el Huerto


de los Olivos hasta la flagelación, la coronación de espinas y la muerte en la Cruz,
Jesús es llevado entre insultos y empujones a la cima de Calvario. Cada uno de
nosotros ha de verse en medio de aquella muchedumbre, porque han sido nuestros
pecados la causa del inmenso dolor que se abate sobre el alma y el cuerpo del Señor.
Sí: cada uno lleva a Cristo, convertido en objeto de burla, de una parte a otra. Somos
nosotros los que, con nuestros pecados, reclamamos a voz en grito su muerte. Y Él,
perfecto Dios y perfecto Hombre, deja hacer. Lo había predicho el profeta Isaías:
maltratado, no abrió su boca; como cordero llevado al matadero, como oveja muda
ante los trasquiladores.

Es justo que sintamos la responsabilidad de nuestros pecados. Es lógico que estemos


muy agradecidos a Jesús. Es natural que busquemos la reparación, porque a nuestras
manifestaciones de desamor, Él responde siempre con un amor total. En este tiempo
de Semana Santa, vemos al Señor como más cercano, más semejante a sus hermanos
los hombres... Meditemos unas palabras de Juan Pablo II: Quien cree en Jesús lleva
la Cruz en triunfo, como prueba indudable de que Dios es amor... Pero la fe en Cristo
jamás se da por descontada. El misterio pascual, que revivimos durante los días de la
Semana Santa, es siempre actual (Homilía, 24-III-2002). Pidamos a Jesús, en esta
Semana Santa, que se despierte en nuestra alma la conciencia de ser hombres y
mujeres verdaderamente cristianos, porque vivamos cara a Dios y, con Dios, cara a
todas las personas. No dejemos que el Señor lleve a solas la Cruz. Acojamos con
alegría los pequeños sacrificios diarios.

Aprovechemos la capacidad de amar, que Dios nos ha concedido, para concretar


propósitos, pero sin quedarnos en un mero sentimentalismo. Digamos sinceramente:
¡Señor, ya no más!, ¡ya no más! Pidamos con fe que nosotros y todas las personas de
la tierra descubramos la necesidad de tener odio al pecado mortal y de aborrecer el
pecado venial deliberado, que tantos sufrimientos han causado a nuestro Dios.
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Viernes santo |

¡Qué grande es la potencia de la Cruz! Cuando Cristo es objeto de irrisión y de burla


para todo el mundo; cuando está en el Madero sin desear arrancarse de esos clavos;
cuando nadie daría ni un centavo por su vida, el buen ladrón —uno como nosotros—
descubre el amor de Cristo agonizante, y pide perdón. Hoy estarás conmigo en el
Paraíso. ¡Qué fuerza tiene el sufrimiento, cuando se acepta junto a Nuestro Señor! Es
capaz de sacar —de las situaciones más dolorosas— momentos de gloria y de vida.
Ese hombre que se dirige a Cristo agonizante, encuentra la remisión de sus pecados,
la felicidad para siempre. Nosotros hemos de hacer lo mismo. Si perdemos el miedo a
la Cruz, si nos unimos a Cristo en la Cruz, recibiremos su gracia, su fuerza, su eficacia.
Y nos llenaremos de paz.

ORACIÓN UNIVERSAL
+ Los asistentes permanecen en pie mientras se hace la plegaria universal u oración de los fieles, que se
desarrolla de la siguiente forma:

+ De las oraciones que se presenta, el ministro puede escoger las que sean más apropiadas para las
circunstancias del lugar, cuidando; sin embargo, que se conserve la serie de intenciones establecidas para la
Oración Universal.

+ El ministro comienza diciendo:

1. Por la santa Iglesia


Oremos, hermanos, por la santa Iglesia de Dios, para que el Señor le conceda la paz y la
unidad, la proteja en todo el mundo y nos conceda una vida serena, para alabar a Dios
Padre todopoderoso.

+ Se ora un momento en silencio. Luego prosigue:

Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo revelaste tu gloria a todas la naciones, conserva
la obra de tu amor, para que tu Iglesia, extendida por todo el mundo, persevere con fe
inquebrantable en la confesión de tu nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

2. Por el Papa
Oremos también por nuestro santo padre el Papa para que Dios nuestro Señor, que lo eligió
entre los obispos, lo asista y proteja para bien de su Iglesia, como guía y pastor del pueblo
santo de Dios.

+ Se ora un momento en silencio. Luego prosigue:

Dios todopoderoso y eterno, cuya providencia gobierna todas las cosas, atiende a nuestras
súplicas y protege con tu amor al Papa que nos has elegido, para que el pueblo cristiano,
confiado por ti a su guía pastoral, progrese siempre en la fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
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3. Por el pueblo de Dios y sus ministros


Oremos también por nuestro obispo N. (nombre del obispo del lugar), por todos los obispos,
presbíteros, diáconos, por todos los que ejercen algún ministerio en la Iglesia y por todo el
pueblo de Dios.

+ Se ora un momento en silencio. Luego prosigue:

Dios todopoderoso y eterno, que con tu Espíritu santificas y gobiernas a toda tu Iglesia,
escucha nuestras súplicas y concédenos tu gracia, para que todos, según nuestra
vocación, podamos servirte con fidelidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

4. Por los catecúmenos


Oremos también por los catecúmenos, para que Dios nuestro Señor los ilumine
interiormente y les comunique su amor y para que, mediante el bautismo, se les perdonen
todos sus pecados y queden incorporados a Cristo nuestro Señor.

+ Se ora un momento en silencio. Luego prosigue:

Dios todopoderoso y eterno, que sin cesar concedes nuevos hijos a tu Iglesia, aumenta
en los (nuestros) catecúmenos el conocimiento de su fe, para que puedan renacer por el
bautismo la vida nueva de tus hijos de adopción. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

5. Por la unidad de los cristianos


Oremos también por todos los hermanos que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor
les conceda vivir sinceramente lo que profesan y se digne reunirlos para siempre en un
solo rebaño, bajo un solo pastor.

+ Se ora un momento en silencio. Luego prosigue:

Dios todopoderoso y eterno, tú que reúnes a los que están dispersos y los mantienes en
la unidad, mira con amor a todos los cristianos, a fin de que, cuantos están consagrados
por un solo bautismo, formen una sola familia, unida por el amor y la integridad de la fe.
Por Jesucristo, nuestro Señor. R.
Amén.

6. Por el pueblo de Israel


Oremos también por el pueblo de Israel, al que Dios se dignó hablar por medio de los
profetas, para que el Señor le conceda progresar continuamente en el amor a su nombre
y en la fidelidad a su alianza.

+ Se ora un momento en silencio. Luego prosigue:

Dios todopoderoso y eterno, que prometiste llenar de bendiciones a Abraham y a su


descendencia, escucha las súplicas de tu Iglesia, y concede al pueblo de la primitiva
alianza alcanzar la plenitud de la redención. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
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7. Por los que no creen en Cristo


Oremos también por los que no creen en Cristo, para que, iluminados por el Espíritu Santo,
puedan encontrar el camino de la salvación

+ Se ora un momento en silencio. Luego prosigue:

Dios todopoderoso y eterno, concede a quienes no creen en Cristo buscar sinceramente


agradarte, para que encuentren la verdad; y a nosotros tus fieles, concédenos progresar
en el amor fraterno y en el deseo de conocerte más, para dar al mundo un testimonio creíble
de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

8. Por los que no creen en Dios


Oremos también por los que no conocen a Dios, para que obren siempre con bondad y
rectitud y puedan llegar así a conocer a Dios.

+ Se ora un momento en silencio. Luego prosigue:

Dios todopoderoso y eterno, que has hecho a los hombres en tal forma que en todo, aun
sin saberlo, te busquen y sólo al encontrarte hallen descanso, concédenos que, en medio
de las adversidades de este mundo, todos reconozcan las señales de tu amor y,
estimulados por el testimonio de nuestra vida, tengan por fin la alegría de creer en ti, único
Dios verdadero y Padre de todos los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

9. Por los gobernantes


Oremos también por los jefes de Estado y todos los responsables de los asuntos públicos,
para que Dios nuestro Señor les inspire decisiones que promuevan el bien común, en un
ambiente de paz y libertad.

+ Se ora un momento en silencio. Luego prosigue:

Dios todopoderoso y eterno, en cuya mano está mover el corazón de los hombres y
defender los derechos de los pueblos, mira con bondad a nuestros gobernantes, para que,
con tu ayuda, promuevan una paz duradera, un auténtico progreso social y una verdadera
libertad religiosa. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

10. Por los que se encuentran en alguna tribulación


Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso, para que libre al mundo de todas sus
miserias, dé salud a los enfermos y pan a los que tienen hambre, libere a los encarcelados
y haga justicia a los oprimidos, conceda seguridad a los que viajan, un pronto retorno a los
que se encuentran lejos del hogar y la vida eterna a los moribundos.

+ Se ora un momento en silencio. Luego prosigue:

Dios todopoderoso y eterno, consuelo de los afligidos y fortaleza de los que sufren,
escucha a los que te invocan en su tribulación, para que experimenten todos la alegría de
tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
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ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ


+Terminada la Oración Universal, se hace la adoración solemne de la Santa Cruz. De las dos formas que se
proponen a continuación para el descubrimiento de la Cruz, elíjase la que se juzgue más apropiada
pastoralmente, de acuerdo con /os circunstancias.

PRIMERA FORMA DE PRESENTAR AL CRUZ


+ Se lleva a al altar la Cruz, cubierta con un velo (de preferencia color morado) y acompañado por dos acólitos
con velas encendidas. El ministro, de pie ante el altar, recibe la Cruz, descubre un poco su extremo superior,
la eleva y comienza a cantar el invitatorio. Mirad el árbol de la Cruz donde estuvo clavado Cristo, el
Salvador del mundo.
, o. Todos responden: venid y adoremos. Terminado el canto, todos se arrodillan y adoran en silencio, durante
algunos instantes, la cruz que el sacerdote, de pie, mantiene en alto.

+ En seguida el ministro descubre el brazo derecho de la cruz y, elevándola de nuevo, comienza a cantar (en el
mismo tono que antes) el invitatorio “Mirad el árbol de la Cruz...”, y se prosigue como la primera vez.

+ En seguida, acompañado de dos acólitos con velas encendidas, el sacerdote lleva la cruz a la entrada del
presbiterio o a otro sitio adecuado y la coloca ahí o la entrega a los ministros o acólitos para que la sostengan,
y se ponen las dos velas encendidas a los lados de la cruz. Se hace luego la adoración de la santa Cruz: como
se indica más abajo.

SEGUNDA FORMA DE MOSTRAR LA SANTA CRUZ


+ El ministro a la puerta del templo juntamente con dos acólitos. Allí reciben la cruz ya descubierta. Los acólitos
toman los ciriales encendidos. Y todos avanzan en forma de procesión hacia el presbiterio a través del templo.
Cerca de la puerta del templo, el que lleva la cruz la levanta y canta el invitatorio Mirad el árbol de la cruz
donde estuvo clavado Cristo, el Salvador del mundo. y Todos responden: venid y adoremos. Y se
arrodillan después de la respuesta, adorando un momento en silencio. Esto mismo se repite a la mitad de la
iglesia y a la entrada del presbiterio. (El invitatorio se canta las tres veces en el mismo tono.)

+ En seguida se coloca la cruz a la entrada del presbiterio y se ponen a sus lados los ciriales, como se indicó
anteriormente al final de la primera forma.

ADORACIÓN A LA SANTA CRUZ


+ El ministro y los fieles se acercan procesionalmente y adoran la cruz, haciendo delante de ella una genuflexión
simple o algún otro signo de veneración (como el de besarla), según la costumbre de la región.

+ Mientras tanto, se canta la antífona. Tu Cruz adoramos, los Improperios u otros cánticos apropiados. Todos,
conforme van terminando de adorar la cruz, regresan a su lugar y se sientan.

+ Expóngase solamente una cruz a la adoración de los fieles. Si por el gran número de asistentes no todos
pudieren acercarse, el sacerdote, después de que una parte de los fieles haya hecho la adoración, toma la
cruz y, de pie ante el altar, invita a todo el pueblo, con breves palabras, a adorar la santa Cruz. Luego la
levanta en alto por un momento, para que los fieles la adoren en silencio.

+ Terminada la adoración, la cruz es llevada al altar y puesta en su lugar. Los ciriales encendidos son colocados
a los lados del altar o junto a la cruz.

RITO DE LA COMUNIÓN
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+ Se extiende un mantel sobre el altar y se ponen sobre él un corporal y el libro. En seguida el ministro trae el
Santísimo Sacramento del lugar del depósito directamente al altar, mientras todos permanecen de pie y en
silencio. Dos acólitos, con candelabros/velas encendidos, acompañan al Santísimo Sacramento y depositan
luego los candelabros/velas a los lados del altar o sobre él.

+ Después que el ministro ha depositado el Santísimo Sacramento sobre el altar y ha descubierto el copón, y
dice:

Fieles a la recomendación del Salvador, y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a


decir:
+ Y todos juntos prosiguen:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
Santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tú Reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona
nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden; no nos
dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

+ Luego, si se cree oportuno, se invita a los fieles a darse la paz. Hay que tener cuidado de hacerlo sin
escándalos:
Hermanos: Para reconocernos como hijos de Dios nos damos un saludo de paz.

+ Se puede entona el canto de la paz, no se canta Cordero de Dios

+ A continuación el ministro hace una genuflexión, toma una hostia y sosteniéndola un poco elevada sobre el
copón, la muestra al pueblo, diciendo: Este es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.

+ Y, juntamente con el pueblo añade


R. Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para
sanarme.

+ Si también el ministro comulga, dice en secreto:


El cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.
+ Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo

+ El ministro invita a quienes estén en gracia de Dios y hayan hecho su primera comunión a comulgar.
Después el ministro toma el copón. Elevando un poco la hostia la muestra a cada uno y dice: El
Cuerpo de Cristo.
R. Amén

+ Si la persona no responde Amén, hay que responder por él. Mientras se distribuye la comunión, puede
entonarse algún canto oportuno.

Canto de comunión (de preferencia conocido por la asamblea)


1.-________________________________
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+ Acabada la distribución de la comunión,


1) El ministro coloca el copón sobre el corporal y en caso de haberse utilizado platillo, el ministro lo s con
el purificador dejando caer las partículas al copón. Si lo juzga necesario, el ministro puede purificar
sus manos también.

+ Si quedan algunas formas, guarda el Sacramento en el sagrario, hace genuflexión, recoge el corporal
(doblándolo debidamente) y vuelve a su lugar. En caso de resguardar al Santísimo en un sagrario,
asegurarse, quede cerrado.

+ A continuación se puede dejar un tiempo de silencio si las personas que comulgaron todavía están en oración.

+ El celebrante también puede disponer de este tiempo, para invitar a aquellos que por cualquier
circunstancia no pudieron recibir a Cristo Sacramentalmente, a hacerlo espiritualmente repitiendo todos juntos
con devoción, ya sea de rodillas, sentados o de pié la siguiente oración:

Comunión Espiritual:
Jesús mío creo firmemente, que estás en el
Santísimo sacramento del altar. Te amo sobre
todas las cosas, y deseo realmente tenerte en
mi alma.
Ya que ahora no puedo recibirte Sacramentalmente, ven
Espiritualmente a mi corazón.
Como si ya hubieses venido, te abrazo y me uno a ti.
No permitas que nunca me aparte de ti. Amén.

ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


+ Luego, de pie en su lugar, el ministro que preside invita a los fieles ponerse de pie y dice:
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, que nos has redimido con la gloriosa muerte y resurrección de
Jesucristo, por medio de nuestra participación en este sacramento prosigue en nosotros la
obra de tu amor y ayúdanos a vivir entregados siempre a tu servicio. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
R. Amen

RITO DE CONCLUSIÓN
+ En este momento se Hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios o advertencias al
pueblo.
+ A continuación se invita a la comunidad a ponerse de pie para terminar la celebración. Después el
ministro invoca la bendición de Dios y se santigua diciendo:
Envía, Señor, tu bendición sobre todos nosotros fieles tuyos que hemos conmemorado a
muerte de tu hijo y esperamos resucitar con él; concédenos tu perdón y tu consuelo,
fortalece nuestra fe y condúcenos a nuestra eterna salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amen

+ Y todos se retiran en silencio


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+ A su debido tiempo se desnuda el altar.


+ El ministro, si está la presencia sacramental del Señor en el sagrario, hace genuflexión frente a él, y se retira.
Viernes santo | Vía Crucis | Página 113

Viacrucis
Viernes Santo

EXPLICACIÓN DE LA DEVOCIÓN

El Vía Crucis (traducido: "Camino de la Cruz") es una oración que tiene como objetivo
hacernos conocer y meditar la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo en su camino al
Calvario. Éste camino comienza en la casa de Pilatos, donde Jesús es condenado a
muerte, y finaliza en el Monte Calvario donde muere. Se representa por medio de una serie
de imágenes de la Pasión a las que se las llama "Estaciones" y corresponden a incidentes
particulares que Jesús sufrió por nuestra salvación.

El Vía crucis es el camino de la Cruz. Recorramos el camino más difícil e incomprensible


de la vida de Jesús. Cristo ha querido salvarnos por medio del sufrimiento y ha dado a éste
un valor redentor. Con la práctica del Vía Crucis, dispongámonos a revivir la prueba
definitiva del amor infinito del Padre hacia el mundo.

PREPARATIVOS:

(Marcar el recuadro si está listo)

Definir la ruta por donde se realizará el Vía Crucis (Marcar cada una de las estaciones)
Vestuario de los personajes (María, soldados, Juan, Jesús, Barrabás, lloronas, Cirineo,
Verónica, 2 ladrones)
Paño de Verónica con el rostro de Cristo

Tres cruces (prever los pozos donde se colocarán)

Ensayar los cantos

Preparar los diálogos

INICIO DEL VIA CRUCIS:

+ El ministro invita a los fieles a santiguarse


Por la señal de la santa cruz, de nuestro enemigos, líbranos, Señor, Dios, nuestro, en el
nombre del Padre, del Hijo y del espíritu Santo R. Amén.
+ El ministro
añade
Viernes santo | Vía Crucis | Página 114

Nosotros, cristianos, somos conscientes de que el vía crucis del Hijo de Dios no fue
simplemente el camino hacia el lugar del suplicio. Creemos que cada paso del Condenado,
cada gesto o palabra suya, así como lo que vieron e hicieron todos aquellos que tomaron
parte en este drama, nos hablan continuamente. En su pasión y en su muerte, Cristo nos
revela también la verdad sobre Dios y sobre el hombre.

Hoy queremos reflexionar con particular intensidad sobre el contenido de aquellos


acontecimientos, para que nos hablen con renovado vigor a la mente y al corazón, y sean
así origen de la gracia de una auténtica participación. Participar significa tener parte. Y
¿qué quiere decir tener parte en la cruz de Cristo? Quiere decir experimentar en el Espíritu
Santo el amor que esconde tras de sí la cruz de Cristo. Quiere decir reconocer, a la luz de
este amor, la propia cruz. Quiere decir cargarla sobre la propia espalda y, movidos cada
vez más por este amor, caminar... Caminar a través de la vida, imitando a Aquel que
«soportó la cruz sin miedo a la ignominia y está sentado a la diestra del trono de Dios» (Hb
12,2).

+ Se hace una breve pausa de silencio


+ El ministro
continua:
Oremos: Señor Jesucristo, colma nuestros corazones con la luz de tu Espíritu Santo, para
que, siguiéndote en tu último camino, sepamos cuál es el precio de nuestra redención y
seamos dignos de participar en los frutos de tu pasión, muerte y resurrección. Tú que vives
y reinas por los siglos de los siglos. R. Amén.

PRIMERA ESTACIÓN
JESÚS ES CONDENADO A MUERTE

M. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.



R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mi pecador

+ El ministro comenta:
Pilato mando sacar a Jesús y dijo a los judíos: “Aquí tenéis a vuestro rey”. Pero ellos le
gritaban: “¡Fuera, fuera, crucifícalo!” Pilato les dice: “Pero ¿cómo he de crucificar a vuestro
rey? Respondieron los príncipes de los sacerdotes: “Nosotros no tenemos más rey que el
Cesar”. Entonces se los entregó para que fuera crucificado” (Jn 19, 13-16)

Jesús acepta la sentencia de muerte. Hoy Cristo es nuevamente condenado a muerte,


maltratado y crucificado en cada uno de nosotros y en cada hombre, cada vez que
pensamos mal, que hablamos precipitadamente, cuando enjuiciamos y condenamos sin
justicia o nos movemos en el mundo obrando sin amor. Recordemos las palabras del
Evangelio: “Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso”

+ Se reza un Padrenuestro
+ Se reza un Avemaría
+ Se concluye rezando: “Gloria al Padre, al Hijo y al espíritu Santo…”
Viernes santo | Vía Crucis | Página 115

+ El ministro concluye la estación con la siguiente oración


Ayúdanos, Señor, a ser comprensivos con los demás, que nunca les juzguemos y menos
que les condenemos; que no anide en nuestro corazón el cáncer de la envidia sino que
viva en él el grande amor que nos tienes.
R. Amén

M. Señor, pequé, ten misericordia de mí


R. Pecamos y nos pesa; ten misericordia de nosotros que por nosotros padeciste

+ Se avanza a la siguiente estación, se puede entonar un canto apropiado

SEGUNDA ESTACIÓN

JESÚS CARGA CON LA CRUZ

M. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.



R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mi pecador

+ El ministro comenta:
Los judíos tomaron a Jesús y cargándole la cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario (Jn
19, 16-17).

Condenado a muerte, Jesús quedó en manos de los soldados del procurador, que lo
llevaron consigo al pretorio y, reunida la tropa, hicieron mofa de él. Llegada la hora, le
quitaron el manto de púrpura con que lo habían vestido para la burla, le pusieron de nuevo
sus ropas, le cargaron la cruz en que había de morir y salieron camino del Calvario para
allí crucificarlo.

El peso de la cruz es excesivo para las mermadas fuerzas de Jesús, convertido en


espectáculo de la chusma y de sus enemigos. No obstante, se abraza a su patíbulo
deseoso de cumplir hasta el final la voluntad del Padre: que cargando sobre sí el pecado,
las debilidades y flaquezas de todos, los redima. Nosotros, a la vez que contemplamos a
Cristo cargado con la cruz, oigamos su voz que nos dice: «Si alguno quiere venir en pos
de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame».

+ Se reza un Padrenuestro
+ Se reza un Avemaría
+ Se concluye rezando: “Gloria al Padre, al Hijo y al espíritu Santo…”
+ El ministro concluye la estación con la siguiente oración
Señor, permíteme y enséñame a tomar yo también mi cruz. Esa que está en mi familia
porque no les comprendo o no me comprenden; esa de las carencias; esa cruz de mis
fragilidades; enséñame que cargar la cruz como tú lo hiciste, con gallardía, es redentora.
R. Amén

M. Señor, pequé, ten misericordia de mí


R. Pecamos y nos pesa; ten misericordia de nosotros que por nosotros padeciste

+ Se avanza a la siguiente estación, se puede entonar un canto apropiado


Viernes santo | Vía Crucis | Página 116

TERCERA ESTACIÓN 

JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ

M. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.



R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mi pecador Viernes santo | Vía Crucis |
+ El ministro
comenta:
He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, y mis mejillas a los que me arrancaban la
barba; no aparté la cara ni de los ultrajes ni de las salivas que me echaban (Is 50,6) Nuestro
Salvador, agotadas las fuerzas por la sangre perdida en la flagelación, debilitado por la
acerbidad de los sufrimientos físicos y morales que le infligieron aquella noche, en ayunas
y sin haber dormido, apenas pudo dar algunos pasos y pronto cayó bajo el peso de la cruz.
Se sucedieron los golpes e imprecaciones de los soldados, las risas y expectación del
público. Jesús, con toda la fuerza de su voluntad y a empellones, logró levantarse para
seguir su camino.

Isaías había profetizado de Jesús: «Eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros
dolores los que soportaba. Yahvé descargó sobre él la culpa de todos nosotros». El peso
de la cruz nos hace tomar conciencia del peso de nuestros pecados, infidelidades,
ingratitudes..., de cuanto está figurado en ese madero. Por otra parte, Jesús, que nos invita
a cargar con nuestra cruz y seguirle, nos enseña aquí que también nosotros podemos caer,
y que hemos de comprender a los que caen; ninguno debe quedar postrado; todos hemos
de levantarnos con humildad y confianza buscando su ayuda y perdón.

+ Se reza un Padrenuestro
+ Se reza un Avemaría
+ Se concluye rezando: “Gloria al Padre, al Hijo y al espíritu Santo…”
+ El ministro concluye la estación con la siguiente oración
Concédenos, Señor, que cada vez que caemos, y más si es en pecado, sabernos
levantarnos para no ofenderte más.
R. Amén

M. Señor, pequé, ten misericordia de mí


R. Pecamos y nos pesa; ten misericordia de nosotros que por nosotros padeciste

+ Se avanza a la siguiente estación, se puede entonar un canto apropiado

CUARTA ESTACIÓN

JESÚS SE ENCUENTRA CON SU MADRE

M. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.



R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mi pecador
Viernes santo | Vía Crucis | Página 117

+ El ministro comenta:
Y una espada de Dolor atravesará tu corazón. (Lc 2, 35)

En su camino hacia el Calvario, Jesús va envuelto por una multitud de soldados, jefes
judíos, pueblo, gentes de buenos sentimientos... También se encuentra allí María, que no
aparta la vista de su Hijo, quien, a su vez, la ha entrevisto en la muchedumbre. Pero llega
un momento en que sus miradas se encuentran, la de la Madre que ve al Hijo destrozado,
la de Jesús que ve a María triste y afligida, y en cada uno de ellos el dolor se hace mayor
al contemplar el dolor del otro, a la vez que ambos se sienten consolados y confortados
por el amor y la compasión que se transmiten.

Nos es fácil adivinar lo que padecerían Jesús y María pensando en lo que toda buena
madre y todo buen hijo sufrirían en semejantes circunstancias. Esta es sin duda una de las
escenas más patéticas del Vía crucis, porque aquí se añaden, al cúmulo de motivos
| Vía Crucis |Página 118

Viernes santo

de dolor ya presentes, la aflicción de los afectos compartidos de una madre y un hijo. María
acompaña a Jesús en su sacrificio y va asumiendo su misión de corredentora.

+ Se reza un Padrenuestro
+ Se reza un Avemaría
+ Se concluye rezando: “Gloria al Padre, al Hijo y al espíritu Santo…”
+ El ministro concluye la estación con la siguiente oración
Bendice, Señor, a nuestras madres. Particularmente a aquellas que sufren por ver a sus
hijos en peligro de perderse. Dales tu fuerza, hazlo por aquella que dijo “Hágase”, por tu
madre que te acompañó hasta el pie de la cruz. Y concede también, Señor, que sepan
respetar las decisiones de aquellos hijos que han elegido su estado de vida.
R. Amén

M. Señor, pequé, ten misericordia de mí


R. Pecamos y nos pesa; ten misericordia de nosotros que por nosotros padeciste

+ Se avanza a la siguiente estación, se puede entonar un canto apropiado

QUINTA ESTACIÓN
JESÚS ES AYUDADO POR EL CIRENEO

M. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.



R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mi pecador
+ El ministro
comenta:
Cuando llevaban a Jesús al Calvario, detuvieron a un cierto Simón de Cirene, que volvía
del campo, y lo cargaron con la cruz, para llevarla, detrás de Jesús. (Lc 23, 26).

Jesús salió del pretorio llevando a cuestas su cruz, camino del Calvario; pero su primera
caída puso de manifiesto el agotamiento del reo. Temerosos los soldados de que la víctima
sucumbiese antes de hora, pensaron en buscarle un sustituto. Entonces el centurión obligó
a un tal Simón de Cirene, que venía del campo y pasaba por allí, a que tomara la cruz sobre
sus hombros y la llevara detrás de Jesús. Tal vez Simón tomó la cruz de mala gana y a la
fuerza, pero luego, movido por el ejemplo de Cristo y tocado por la gracia, la abrazó con
resignación y amor y fue para él y sus hijos el origen de su conversión.

El Cirineo ha venido a ser como la imagen viviente de los discípulos de Jesús, que toman
su cruz y le siguen. Además, el ejemplo de Simón nos invita a llevar los unos las cargas de
los otros, como enseña San Pablo. En los que más sufren hemos de ver a Cristo cargado
con la cruz que requiere nuestra ayuda amorosa y desinteresada.

+ Se reza un Padrenuestro
+ Se reza un Avemaría
+ Se concluye rezando: “Gloria al Padre, al Hijo y al espíritu Santo…”
Viernes santo | Vía Crucis | Página 119

+ El ministro concluye la estación con la siguiente oración


Permite, Señor, que sigamos siendo prontos a ayudar a los demás a cargar con su cruz,
especialmente a aquellos que vemos que ya no pueden o que están a punto de caer.
Enséñanos a ser Cirineos más comprometidos.
R. Amén

M. Señor, pequé, ten misericordia de mí


R. Pecamos y nos pesa; ten misericordia de nosotros que por nosotros padeciste

+ Se avanza a la siguiente estación, se puede entonar un canto apropiado

SEXTA ESTACIÓN
LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS

M. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.



R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mi pecador
+ El ministro
comenta:
Muchos se horrorizaban al verlo, tan desfigurado estaba su semblante que no tenía ya
aspecto de hombre (Is 52, 14)

Dice el profeta Isaías: «No tenía apariencia ni presencia; lo vimos y no tenía aspecto que
pudiésemos estimar. Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de
dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y no lo tuvimos en
cuenta». Es la descripción profética de la figura de Jesús camino del Calvario, con el rostro
desfigurado por el sufrimiento, la sangre, los salivazos, el polvo, el sudor... Entonces, una
mujer del pueblo, Verónica de nombre, se abrió paso entre la muchedumbre llevando un
lienzo con el que limpió piadosamente el rostro de Jesús. El Señor, como respuesta de
gratitud, le dejó grabada en él su Santa Faz.

Nosotros podemos repetir hoy el gesto de la Verónica en el rostro de Cristo que se nos
hace presente en tantos hermanos nuestros que comparten de diversas maneras la pasión
del Señor, quien nos recuerda: «Lo que hagáis con uno de estos, mis pequeños, conmigo
lo hacéis».

+ Se reza un Padrenuestro
+ Se reza un Avemaría
+ Se concluye rezando: “Gloria al Padre, al Hijo y al espíritu Santo…”
+ El ministro concluye la estación con la siguiente oración
Es difícil, Jesús, ser como Veronica. Los miedos, temores; el orgullo y la soberbia no nos
permiten estar disponibles. Permite Señor, que haya hombres y mujeres que salgan de sí,
que venzan sus miedos y se den a sus hermanos en el servicio.
R. Amén

M. Señor, pequé, ten misericordia de mí


R. Pecamos y nos pesa; ten misericordia de nosotros que por nosotros padeciste
Viernes santo | Vía Crucis | Página 120

+ Se avanza a la siguiente estación, se puede entonar un canto apropiado

SÉPTIMA ESTACIÓN
JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ

M. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.



R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mi pecador

+ El ministro comenta:
Eran nuestros sufrimientos los que llevaban, nuestros dolores los que le pesaban… Ha sido
traspasado por nuestros pecados, deshecho por nuestras iniquidades… (Is 53, 4-5).

Jesús había tomado de nuevo la cruz y con ella a cuestas llegó a la cima de la empinada
calle que daba a una de las puertas de la ciudad. Allí, extenuado, sin fuerzas, cayó por
segunda vez bajo el peso de la cruz. Faltaba poco para llegar al sitio en que tenía que ser
crucificado, y Jesús, empeñado en llevar a cabo hasta la meta los planes de Dios, aún logró
reunir fuerzas, levantarse y proseguir su camino.

Nada tiene de extraño que Jesús cayera si se tiene en cuenta cómo había sido castigado
desde la noche anterior, y cómo se encontraba en aquel momento. Pero, al mismo tiempo,
este paso nos muestra lo frágil que es la condición humana, aun cuando la aliente el mejor
espíritu, y que no han de desmoralizarnos las flaquezas ni las caídas cuando seguimos a
Cristo cargados con nuestra cruz. Jesús, por los suelos una vez más, no se siente derrotado
ni abandona su cometido. Para Él no es tan grave el caer como el no levantarnos. Y
pensemos cuántas son las personas que se sienten derrotadas y sin ánimos para
reemprender el seguimiento de Cristo, y que la ayuda de una mano amiga podría sacarlas
de su postración.

+ Se reza un Padrenuestro
+ Se reza un Avemaría
+ Se concluye rezando: “Gloria al Padre, al Hijo y al espíritu Santo…”
+ El ministro concluye la estación con la siguiente oración
Es muy poco Señor, lo que podemos hacer los demás, pero danos la fuerza para poner
eso poco, tú ayúdanos a poner el resto, Señor.
R. Amén

M. Señor, pequé, ten misericordia de mí


R. Pecamos y nos pesa; ten misericordia de nosotros que por nosotros padeciste

+ Se avanza a la siguiente estación, se puede entonar un canto apropiado

OCTAVA ESTACIÓN
JESÚS CONSUELA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN
Viernes santo | Vía Crucis | Página 121

M. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.



R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mi pecador
+ El ministro
comenta:
Le seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres, que se lamentaban y lloraban por Él.
Vuelto hacia ellas les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad más bien por vosotras
mismas y por vuestros hijos (Lc 23, 27-28)

Dice el evangelista San Lucas que a Jesús, camino del Calvario, lo seguía una gran multitud
del pueblo; y unas mujeres se dolían y se lamentaban por Él. Jesús, volviéndose a ellas
les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros
hijos»; añadiéndoles, en figuras, que si la ira de Dios se ensañaba como veían con el Justo,
ya podían pensar cómo lo haría con los culpables.

Mientras muchos espectadores se divierten y lanzan insultos contra Jesús, no faltan


algunas mujeres que, desafiando las leyes que lo prohibían, tienen el valor de llorar y
lamentar la suerte del divino Condenado. Jesús, sin duda, agradeció los buenos
sentimientos de aquellas mujeres, y movido del amor a las mismas quiso orientar la
nobleza de sus corazones hacia lo más necesario y urgente: la conversión suya y la de
sus hijos. Jesús nos enseña a establecer la escala de los valores divinos en nuestra vida
y nos da una lección sobre el santo temor de Dios.

+ Se reza un Padrenuestro
+ Se reza un Avemaría
+ Se concluye rezando: “Gloria al Padre, al Hijo y al espíritu Santo…”
+ El ministro concluye la estación con la siguiente oración
Sigue, Señor, consolando a aquellas mujeres que sufren, que no tienen y que te necesitan.
Dales la fuerza para que sepan reconocer su dignidad y la de sus hijos y luchen por ella.
R. Amén

M. Señor, pequé, ten misericordia de mí


R. Pecamos y nos pesa; ten misericordia de nosotros que por nosotros padeciste

+ Se avanza a la siguiente estación, se puede entonar un canto apropiado

NOVENA ESTACIÓN
JESÚS CAE POR TERCERA VEZ

M. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.



R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mi pecador
+ El ministro
comenta:
Venid a mi todos los que estén cansados y oprimidos y yo los aliviaré. Cargad mi yugo
sobre vosotros, y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis
descanso para vuestras almas (Mt 11, 28-29)
Viernes santo | Vía Crucis | Página 122

Una vez llegado al Calvario, en la cercanía inmediata del punto en que iba a ser crucificado,
Jesús cayó por tercera vez, exhausto y sin arrestos ya para levantarse. Las condiciones en
que venía y la continua subida lo habían dejado sin aliento. Había mantenido su decisión
de secundar los planes de Dios, a los que servían los planes de los hombres, y así había
alcanzado, aunque con un total agotamiento, los pies del altar en que había de ser
inmolado.

Jesús agota sus facultades físicas y psíquicas en el cumplimiento de la voluntad del Padre,
hasta llegar a la meta y desplomarse. Nos enseña que hemos de seguirle con la cruz a
cuestas por más caídas que se produzcan y hasta entregarnos en las manos del Padre
vacíos de nosotros mismos y dispuestos a beber el cáliz que también nosotros hemos de
beber. Por otra parte, la escena nos invita a recapacitar sobre el peso y la gravedad de los
pecados, que hundieron a Cristo.

+ Se reza un Padrenuestro
+ Se reza un Avemaría
+ Se concluye rezando: “Gloria al Padre, al Hijo y al espíritu Santo…”
+ El ministro concluye la estación con la siguiente oración
Enséñanos, Señor, a levantarnos una y otra vez, y cuando no podamos hacerlo por
nosotros mismos, permítenos, con humildad solicitar ayuda, para que levantados sigamos
caminando al lugar que nos tienes preparado.
R. Amén

M. Señor, pequé, ten misericordia de mí


R. Pecamos y nos pesa; ten misericordia de nosotros que por nosotros padeciste

+ Se avanza a la siguiente estación, se puede entonar un canto apropiado

DECIMA ESTACIÓN
JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

M. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.



R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mi pecador
+ El ministro
comenta:
Cuando los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos, haciendo cuatro partes,
una para cada soldado y la túnica (Jn 19,23)

Ya en el Calvario y antes de crucificar a Jesús, le dieron a beber vino mezclado con mirra;
era una piadosa costumbre de los judíos para amortiguar la sensibilidad del que iba a ser
ajusticiado. Jesús lo probo, como gesto de cortesía, pero no quiso beberlo; prefería
mantener la plena lucidez y conciencia en los momentos supremos de su sacrificio. Por
otra parte, los soldados despojaron a Jesús, sin cuidado ni delicadeza alguna, de sus ropas,
incluidas las que estaban pegadas en la carne viva, y, después de la crucifixión, se las
repartieron.
Viernes santo | Vía Crucis | Página 123

Para Jesús fue sin duda muy doloroso ser así despojado de sus propios vestidos y ver a
qué manos iban a parar. Y especialmente para su Madre, allí presente, hubo de ser en
extremo triste verse privada de aquellas prendas, tal vez labradas por sus manos con
maternal solicitud, y que ella habría guardado como recuerdo del Hijo querido.

+ Se reza un Padrenuestro
+ Se reza un Avemaría
+ Se concluye rezando: “Gloria al Padre, al Hijo y al espíritu Santo…”
+ El ministro concluye la estación con la siguiente oración
Señor, ayúdanos para que aprendamos a no despojar a nadie de lo que es o le pertenece,
que sepamos respetar la dignidad, la buena fama, las cosas de los demás para vivir con
una conciencia más limpia.
R. Amén

M. Señor, pequé, ten misericordia de mí


R. Pecamos y nos pesa; ten misericordia de nosotros que por nosotros padeciste

+ Las siguientes estaciones se realizarán en el mismo lugar

DÉCIMA PRIMER ESTACIÓN


JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ

M. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.



R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mi pecador
+ El ministro
comenta:
Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí con dos malhechores Jesús
decía: padre, perdónales porque no saben lo que hacen (Lc 23, 33).

«Y lo crucificaron», dicen escuetamente los evangelistas. Había llegado el momento terrible


de la crucifixión, y Jesús fue fijado en la cruz con cuatro clavos de hierro que le taladraban
las manos y los pies. Levantaron la cruz en alto y el cuerpo de Cristo quedó entre cielo y
tierra, pendiente de los clavos y apoyado en un saliente que había a mitad del palo vertical.
En la parte superior de este palo, encima de la cabeza de Jesús, pusieron el título o causa
de la condenación: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos». También crucificaron con él
a dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda.

El suplicio de la cruz, además de ser infame, propio de esclavos criminales o de insignes


facinerosos, era extremadamente doloroso, como apenas podemos imaginar. El
espectáculo mueve a compasión a cualquiera que lo contemple y sea capaz de nobles
sentimientos. Pero siempre ha sido difícil entender la locura de la cruz, necedad para el
mundo y salvación para el cristiano. La liturgia canta la paradoja: « ¡Dulces clavos! ¡Dulce
árbol donde la Vida empieza / con un peso tan dulce en su corteza!».

+ Se reza un Padrenuestro
+ Se reza un Avemaría
Viernes santo | Vía Crucis | Página 124

+ Se concluye rezando: “Gloria al Padre, al Hijo y al espíritu Santo…”


+ El ministro concluye la estación con la siguiente oración
Señor, te han taladrado las manos y los pies. Te has entregado hasta el final, con el
desprendimiento más radical. Que aprenda, mi Jesús, de la desnudez de la cruz. Que sepa
poner las cosas en su justo lugar. Que te ame, Señor, sin guardarme nada para mí. R.
Amén

M. Señor, pequé, ten misericordia de mí


R. Pecamos y nos pesa; ten misericordia de nosotros que por nosotros padeciste

DÉCIMA SEGUNDA ESTACIÓN


JESÚS MUERE EN LA CRUZ

M. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.



R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mi pecador
+ El ministro
comenta:
Después de probar el vinagre, Jesús dijo: Todo está cumplido, e inclinando la cabeza
entregó el espíritu (Jn 19,30).

Desde la crucifixión hasta la muerte transcurrieron tres largas horas que fueron de mortal
agonía para Jesús y de altísimas enseñanzas para nosotros. Desde el principio, muchos
de los presentes, incluidos las autoridades religiosas, se desataron en ultrajes y escarnios
contra el Crucificado. Poco después ocurrió el episodio del buen ladrón, a quien dijo Jesús:
«Hoy estarás conmigo en el paraíso». San Juan nos refiere otro episodio emocionante por
demás: Viendo Jesús a su Madre junto a la cruz y con ella a Juan, dice a su Madre: «Mujer,
ahí tienes a tu hijo»; luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre»; y desde aquella hora
el discípulo la acogió en su casa. Después de esto, nos dice el mismo evangelista, sabiendo
Jesús que ya todo estaba cumplido, dijo: «Tengo sed». Tomó el vinagre que le acercaron,
y añadió: «Todo está cumplido». E inclinando la cabeza entregó el espíritu.

A los motivos de meditación que nos ofrece la contemplación de Cristo agonizante en la


cruz, lo que hizo y dijo, se añaden los que nos brinda la presencia de María, en la que
tendrían un eco muy particular los sufrimientos y la muerte del hijo de sus entrañas.

+ Se reza un Padrenuestro
+ Se reza un Avemaría
+ Se concluye rezando: “Gloria al Padre, al Hijo y al espíritu Santo…”

+ El ministro concluye la estación con la siguiente oración


Sólo gracias Jesús, por tu muerte gloriosa, por tu Santa cruz
R. Amén

M. Señor, pequé, ten misericordia de mí


R. Pecamos y nos pesa; ten misericordia de nosotros que por nosotros padeciste
Viernes santo | Vía Crucis | Página 125

DÉCIMA TERCERA ESTACIÓN


JESÚS ES BAJADO DE A CRUZ

M. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.



R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mi pecador
+ El ministro
comenta:
Un hombre llamado José, el cual era del Consejo, hombre bueno y justo, de Arimatea,
cuidad judía, quien esperaba también el Reino de Dios, que no había estado de acuerdo
en la resolución de ellos, en sus actos, fue a ver a Pilatos y le pidió el cuerpo de Jesús.
Después lo bajó, y lo amortajó en una sábana (Lc 23, 50-53).

Para que los cadáveres no quedaran en la cruz al día siguiente, que era un sábado muy
solemne para los judíos, éstos rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los retiraran;
los soldados sólo quebraron las piernas de los otros dos, y a Jesús, que ya había muerto,
uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza. Después, José de Arimatea y
Nicodemo, discípulos de Jesús, obtenido el permiso de Pilato y ayudados por sus criados
o por otros discípulos del Maestro, se acercaron a la cruz, desclavaron cuidadosa y
reverentemente los clavos de las manos y los pies y con todo miramiento lo descolgaron.
Al pie de la cruz estaba la Madre, que recibió en sus brazos y puso en su regazo maternal
el cuerpo sin vida de su Hijo.

Escena conmovedora, imagen de amor y de dolor, expresión de la piedad y ternura de una


Madre que contempla, siente y llora las llegas de su Hijo martirizado. Una lanza había
atravesado el costado de Cristo, y la espada que anunciara Simeón acabó de atravesar el
alma de la María.
Viernes santo Página 126

| Vía Crucis |

+ Se reza un Padrenuestro
+ Se reza un Avemaría
+ Se concluye rezando: “Gloria al Padre, al Hijo y al espíritu Santo…”
+ El ministro concluye la estación con la siguiente oración
Concédenos, Señor, ser como José de Arimatea, disponibles para estar al servicio de los
demás cuando más nos necesitan.
R. Amén

M. Señor, pequé, ten misericordia de mí


R. Pecamos y nos pesa; ten misericordia de nosotros que por nosotros padeciste

DÉCIMA CUARTA ESTACIÓN


JESÚS ES SEPULTADO

M. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.



R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo, y a mi pecador
+ El ministro
comenta:
Había un huerto cerca del sitio donde fue crucificado Jesús, y en él un sepulcro nuevo, en
el cual aún nadie había sido enterrado y pusieron allí a Jesús (Jn 19, 41-42).

José de Arimatea y Nicodemo tomaron luego el cuerpo de Jesús de los brazos de María y
lo envolvieron en una sábana limpia que José había comprado. Cerca de allí tenía José un
sepulcro nuevo que había cavado para sí mismo, y en él enterraron a Jesús. Mientras los
varones procedían a la sepultura de Cristo, las santas mujeres que solían acompañarlo, y
sin duda su Madre, estaban sentadas frente al sepulcro y observaban dónde y cómo
quedaba colocado el cuerpo. Después, hicieron rodar una gran piedra hasta la entrada del
sepulcro, y regresaron todos a Jerusalén.

Con la sepultura de Jesús el corazón de su Madre quedaba sumido en tinieblas de tristeza


y soledad. Pero en medio de esas tinieblas brillaba la esperanza cierta de que su Hijo
resucitaría, como Él mismo había dicho. En todas las situaciones humanas que se
asemejen al paso que ahora contemplamos, la fe en la resurrección es el consuelo más
firme y profundo que podemos tener. Cristo ha convertido en lugar de mera transición la
muerte y el sepulcro, y cuanto simbolizan.

+ Se reza un Padrenuestro
+ Se reza un Avemaría
+ Se concluye rezando: “Gloria al Padre, al Hijo y al espíritu Santo…”
+ El ministro concluye la estación con la siguiente oración
Hemos llegado, Señor al final de nuestro Vía Crucis, sabemos que fuiste a la cruz por el
grande amor que nos tienes, que agonizas y mueres por nosotros. Haz que también
Viernes santo Página 127

nosotros te amemos mucho, para que vivamos fielmente tu pasión y muerte y jamás nos
separemos de Ti por el pecado.
R. Amén

Las Siete palabras


Viernes Santo
A consideración de la comunidad

EXPLICACIÓN DE LA DEVOCIÓN

El Viernes Santo después del Vía Crucis, existe la costumbre de meditar sobre las siete
últimas palabras de Jesús en la cruz. Jesucristo en la cruz pronunció siete palabras, tal
como lo han testimoniado los cuatro evangelistas. Siete palabras, tres recogidas por Lucas,
tres por Juan y una misma por Marcos y Mateo.

Las siete palabras es una oportunidad para reflexionar en aquella “hora” de redención y
salvación. Hágase con recogimiento, serenidad y paz en cada corazón, seguros que estas
reflexiones brindarán capacidad para adentrarse más y asomarse al corazón de Cristo

PREPARATIVOS:

(Marcar el recuadro si está listo)

Manual con las siete palabras

INICIO DE LA DEVOCIÓN:

+ El ministro o quien dirige la devoción pronuncia cada una de las palabras; así como el texto
propuesto para mediar. Puede cada palabra y reflexión realizarse por personas diferentes.

+ El ministro inicia con la siguiente oración

Concédenos, Señor, al reflexionar en estas tus siete palabras en la cruz, que


comprendamos el gran misterio de tu pasión, y el legado espiritual que en ellas se encierra.
Te lo pedimos a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. R.\ Amén
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PRIMERA PALABRA
“PADRE, PERDÓNALOS, PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN”
(Juan 23, 24)

Al odio, a la venganza, a la frase ', ojo por ojo y diente por diente", contrapone el amor, pide
perdón a su Padre, para quienes lo matan. Pone en práctica aquellos consejos que había
dicho tantas veces: "Al que te pegue en una mejilla, ponle la otra" y "Amén a los
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que los odian y oren --por ellos". Cristo vino a servir y por eso perdonó. A nosotros Cristo
también nos ha perdonado muchas veces, y sin embargo no nos convertimos al Amor, y
no servimos a Cristo en los hermanos. Al rezar el Padre nuestro, no nos mintamos a
nosotros mismos: pedimos perdón al Padre y nosotros no perdonamos como Jesús.

Como al inicio de la Pasión, en Getsemaní, Cristo, Tú no cambias tu actitud frente a Dios.


“Padre, si es posible, pase de mí este cáliz” “Padre, perdónalos…” Aunque estás en dolor
no pierdes la lucidez del hijo amoroso que lleva a cabo la obra que te encomendó tu Padre:
la Redención de nuestros pecados. Y tu primera palabra es de misericordia, no de condena.
No podría ser de otra manera, porque eso fue lo que nos enseñaste durante toda la vida:
“perdonen hasta setenta veces siete” “Vete –le dijiste a la pecadora- y no peques más”
“Cuando vayas a presentar tu ofrenda, primero reconcíliate con tu hermano”.

GRACIAS JESUS, por tu ejemplo. Enséñanos a perdonar y a dirigirnos siempre a nuestros


hermanos como hijos del mismo Padre. Ayúdanos a ofrecer nuestros sufrimientos con amor
como Tú lo hiciste, por tu Padre y por nuestros hermanos. “Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros también perdonamos a lo que nos ofenden…” Yo también desde
mi pequeña cruz les perdono, a todos lo que en algún momento de mi vida me han hecho
daño.

SEGUNDA PALABRA
“EN VERDAD TE DIGO, QUE HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO”
(Lucas 23,43)

¡Qué grandeza de alma la tuya, Señor! Estás en medio del dolor, y te preocupas más por
los que te rodean que por ti mismo. Moriste en medio de dos malhechores. Dos ladrones
que nos muestran cómo se puede afrontar la vida y el sufrimiento. Nuestra sociedad está
dividida en dos partes: Los que tienen fe en Jesús y los que lo desconocen, como lo hicieron
los dos ladrones que estaban crucificados con El: Dimas y Gestas. Jesús vino a salvar a
los pecadores, no a los justos, por eso vino a buscarnos a cada uno de nosotros. Hoy
sigue la lucha entre el bien y el mal, entre el hombre viejo apegado a sus vicios y Ti hombre
nuevo renovado por la Resurrección de Cristo y que se acerca al Señor, y le pide ayuda y
perdón.
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Como el buen ladrón – el más hábil de la historia- ayúdanos a entender que al final de la
vida “el que se salva sabe; y el que no se salva, no sabe nada”. (Sta. Teresa de Ávila).
“Acuérdate de mí, Señor, que soy un pecador. Perdóname porque son mis pecados lo que
te han clavado a la cruz. Enséname a ofrecer mis penalidades y sufrimientos para que
pueda, con generosidad, escuchar tu palabra como el buen ladrón: “Hoy mismo estarás
conmigo en el paraíso”. Acerquémonos al Señor, y digámosle como el buen ladrón:
"Acuérdate de Mí y sálvame".

TERCERA PALABRA
Jesús, dirigiéndose a su Madre le dice:
“MUJER AHÍ TIENES A TU HIJO”. Después
dice al discípulo:
“AHÍ TIENES A TU MADRE”
(Juan 19, 26-27)

Los valientes se encuentran cerca de Jesús como la Virgen, san Juan, María de Cleofás y
María Magdalena. Lejos están los enemigos, los cobardes y los curiosos e indiferentes. La
Virgen no rehúye al dolor; quiere estar al lado de Jesús en el momento supremo de la
muerte para recibir a cambio del Hijo divino que pierde, esos hijos representados en san
Juan que tanto necesitan de ella; los pecadores, los pobres, los huérfanos, las viudas, los
enfermos, los abandonados, los despreciados, los sin techo, los sin trabajo. Ojalá que
Jesucristo diga, de cada uno de nosotros a su santa Madre: "Es tu hijo". Ella sigue rogando
por cada uno de nosotros. En los momentos tristes, en la enfermedad, en la pobreza; en
la hora de la muerte, ella ruega por nosotros. No perdamos nunca la devoción. En todo
problema digámosle: vida y dulzura y esperanza nuestra. !
Ampáranos!

CUARTA PALABRA
"DIOS MO, DIOS MIO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?”
(Marcos 15,34) y (Mateo 27,46)

¿Cómo te sentiste, Jesús, en la cruz, para llegar a pronunciar esta palabra, Tú que siempre
dijiste que eras uno con el Padre, que el Padre siempre te escucha y que todo lo hacías
para agradar a tu Padre? También a mí se me escapa a veces esta pregunta: ¿por qué a
mí? ¿Por qué me pruebas con esta muerte de un familiar, con esta enfermedad, con este
problema que pasa mi hijo…? Si trato de portarme bien.

Te han abandonado las multitudes, te han abandonado tus discípulos, y por si fuera poco,
ahora te sientes abandonado por tu Padre. ¡Qué horrible es el pecado, que nos separamos
de Dios, que nos roba el tesoro más grande, el de tu amor y tu paz! Y nos hace sentirnos
engañados, abandonados, SOLOS Y TRISTES.

Gracias, Jesús, porque te hiciste en todo semejante a nosotros: sufriste la sed, el


cansancio, la soledad, la traición y hasta el pecado. Jesús, tú cargaste con nuestros
pecados, y los crucificaste, los destrozaste para que también nosotros sepamos cargar con
Viernes santo | Las Siete Palabras | Página 130

nuestra cruz, con el dolor de nuestras caídas y pecados, sin dejarnos llevar por la
desesperación o desconfianza en el Padre lleno de misericordia.

QUINTA PALABRA
“TENGO SED”
(Juan 19, 28).

Jesús lo había dicho: "Si alguien tiene sed, venga a mí y beba". La sed que mas ahoga a
Jesús en estos momentos es la sed de almas, es el darse a ellas y llevarlas al Reino del
Padre ... y sin embargo le dieron vinagre que acrecienta aun más la sed.

Hoy el hombre sediento de felicidad la busca en los bienes materiales y en los placeres.
Pero la auténtica felicidad solo se encuentra en Dios y en el servicio a los hermanos.
Miremos como sufre Jesús por cada uno de nosotros. Démosle un poco de agua
anunciando el Evangelio y as¡ salvando a las almas. Escucharemos un día: "Vengan,
benditos. Tuve sed y me dieron de beber".
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SEXTA PALABRA
"TODO ESTA CUMPLIDO”
(Juan 19, 30).

Jesús ha sido obediente hasta la muerte y muerte de cruz. Todo está terminado, todo por
amor a nosotros; con obediencia borra nuestra desobediencia; con su humildad borró
nuestra soberbia. Si buscas un ejemplo de paciencia, encontrarás el mejor de ellos en la
cruz. Así fue como Cristo los sufrió; como cordero que no abría la boca fue llevado al
matadero. Si buscas un ejemplo de humildad, mira al crucificado: Él, que era Dios, quiso
ser juzgado bajo el poder de Poncio Pilato. Si buscas un ejemplo de obediencia, imita a
aquel que se hizo obediente al Padre hasta la muerte. Si buscas un ejemplo de desprecio
de las cosas terrenales, imita a aquel que es Rey de reyes y Señor de señores, en el cual
están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia, desnudo en la cruz,
burlado, escupido, flagelado, coronado de espinas, a quien finalmente dieron a beber hiel
y vinagre.

Todo está acabado. Consumado el gran sacrificio, el mayor de todos, en el que el sacerdote
es Cristo. Sacrificio cuya altar es la cruz, y cuya víctima es el Cordero de Dios. Terminó
la lucha contra el príncipe de este mundo, con la derrota de éste. Cristo se ha convertido
en camino de eterna salvación. Ojalá que a la hora de nuestra muerte podamos decir.
"Todo está cumplido”; he hecho lo que Dios esperaba de mi. Ahora solo me espera recibir
la corona que da a los fieles servidores.

SEPTIMA PALABRA
"PADRE EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU”
(Lucas 23,46).

Jesús ha cumplido cuanto el Padre le había encomendado. Y dando un grito entrega su


alma al Padre. Inclina la cabeza, expira y calla. Jesús ha sabido dar la vida por sus ovejas.
El es el ejemplo para que nosotros aceptemos las pequeñas cruces de todos los días; hay
tres formas de aceptarlas: como el Mal ladrón, como el Buen ladrón y como Cristo. A la luz
de la vida y la muerte de Cristo deberíamos vivir y morir: hacer girar en derredor del Señor
todas las circunstancias de nuestra existencia, y en especial el momento de nuestra
muerte: "ninguno de nosotros vive para sí mismo; pues si vivimos, para el Señor vivimos;
y si morimos, para el Señor morimos. Tanto, pues, si vivimos como morimos,
pertenecemos al Señor" (Rom. 14, 7-9)

Que al final de nuestra vida nos encontremos confortados con la presencia de Cristo y de
nuestra Madre y así nos presentemos al Padre celestial. Al acercarnos hoy a María nos
condolemos con Ella, pero al mismo tiempo encontramos luz y consuelo en nuestra
soledad. Que nuestra oración de la Salve, suba siempre al cielo. Rezar esta plegaria es
alabar su oficio de Madre de todos nosotros? es pedirle que llene estos dolorosos vacíos
de nuestra soledad. Dios te salve, Reina y Madre de misericordia.....
+ El ministro concluye con la siguiente oración
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Gracias Señor, por habernos permitido reflexionar en tus siete palabras, la enseñanza es
grande, esperamos llevar a cabo, en nuestra vida algo de esa hermosa espiritualidad.
R. Amén

Procesión del silencio


Viernes Santo
A consideración de la comunidad

EXPLICACIÓN DE LA DEVOCIÓN

Esta procesión es una manifestación de la fe cristiana que indica la tristeza que tiene la
Iglesia de ver a Cristo muerto. Es una demostración al mundo a lo que lleva el egoísmo, la
soberbia y el pecado. Se ha ejecutado a un hombre justo sin causa alguna, condenado por
haber mostrado a la humanidad que tanto ama Dios al hombre que se hizo hombre para
salvarle.

En la procesión del silencio se trata de dar testimonio de nuestra fe en Jesucristo muerto y


resucitado por amor a nosotros. Para ello, se necesita recogimiento interior, oración,
conciencia de lo que se vive, silencio, penitencia por amor. Esta procesión del silencio tuvo
su origen en España, pero es celebrada a lo largo de la República Mexicana como una de
las formas penitenciales que han existido siempre en la Iglesia y en México.

Es una manifestación penitencial de acompañamiento en la soledad de la Madre y donde


el dolor y el sufrimiento toman su máxima expresión, y donde el corazón humano comparte
con María, el camino del Calvario, lleno de esperanza y fortalecimiento en la fe; en profundo
sentido de arrepentimiento, desagravio, consuelo y participación de la fe como la mejor
disposición para vivir la esperanza en la futura resurrección. Los sentimientos de los
participantes deben ser de profundo respeto al dolor de la santísima Virgen expresado a
través del silencio.

Esta procesión se lleva a cabo caminando por las calles en completo silencio y visitando
diferentes lugares donde se encuentran diversas imágenes. Los participantes pueden vestir
de negro en señal de dolor y llevar velas en señal de oración. La procesión es marcada
solo por un tambor cuyo único sonido llena la atmósfera de profunda solemnidad.

Hay dos contingentes, uno que lleva al Cristo, recuerdo doloroso de María santísima; y el
otro que lleva a la Virgen Dolorosa que regresando a su casa, no puede dejar de recordar
el vía crucis de su Hijo, empezando por la sepultura y terminando en el infame cadalso
donde rechazado por su pueblo fue injustamente condenado a muerte.

+ Esta devoción, se realiza por la noche y concluye con el Pésame a la virgen


Viernes santo | Las Siete Palabras | Página 133

PREPARATIVOS:

(Marcar el recuadro si está listo)


Imagen de la Virgen de los Dolores (en caso no contar la capilla, se puedo utilizar una imagen
de la virgen María y colocarle el velo/manto negro)
Imagen de Cristo Crucificado
Velas y/o Ciriales
Tambor
Definir la ruta (por tradición se recorren las estaciones del viacrucis; sin embargo, se puede
modificar a criterio de la comunión)
Recordar a la comunidad si es posible vestir de negro, en señal de luto

INICIO PROCESIÓN:

+ Los fieles se reúnen en algún lugar (habiendo ya obscurecido) con velas para comenzar la
procesión por la ruta que se ha definido previamente.

La procesión inicia en el interior de la capilla guiados por el tambor y el contingente/ imagen


del Cristo, luego a mediación, el contingente/imagen de la Virgen Dolorosa y al final el resto
de los fieles. Nuestra actitud es de respetuoso y solidario silencio.

Se recorren las catorce estaciones del Vía crucis pero desandado, es decir, al revés para
llegar de nuevo a la Capilla; recordando el camino que recorrió nuestra Santísima Madre
del regreso del Calvario.

+ El ministro comenta:
En esta noche acompañamos a la Virgen María donde dolor y el sufrimiento toman su
máxima expresión, y donde el corazón humano comparte con ella, el camino del Calvario,
lleno de esperanza y fortalecimiento en la fe; para vivir la esperanza en la futura
resurrección

Con los mismos sentimientos de María santísima, unámonos al dolor y sufrimiento de tantos
hermanos y hermanas que sufren en silencio.

+ Se inicia la procesión por la ruta que se definió concluyendo en la capilla.


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Pésame a la virgen
Viernes Santo
A consideración de la comunidad

EXPLICACIÓN DE LA DEVOCIÓN

El Viernes Santo se acompaña a María en la experiencia de recibir en brazos a su Hijo


muerto con un sentido de condolencia. Se dice que se le va a dar el pésame a la Virgen,
cuya imagen se viste de negro ese día, como señal de luto.

Acompañamos a María en su dolor profundo, el dolor de una madre que pierde a su Hijo
amado. Ha presenciado la muerte más atroz e injusta que se haya realizado jamás, pero
al mismo tiempo le alienta una gran esperanza sostenida por la fe. María vio a su hijo
abandonado por los apóstoles temerosos, flagelado por los soldados romanos, coronado
con espinas, escupido, abofeteado, caminando descalzo debajo de un madero astilloso y
muy pesado hacia el monte Calvario, donde finalmente presenció la agonía de su muerte
en una cruz, clavado de pies y manos. María saca su fortaleza de la oración y de la
confianza en que la Voluntad de Dios es lo mejor para nosotros, aunque nosotros no lo
comprendamos.

Es Ella quien con su compañía, su fortaleza y su fe nos da fuerza en los momentos del
dolor, en los sufrimientos diarios y pidámosle la gracia de sufrir unidos a Jesucristo, en
nuestro corazón, para así unir los sacrificios de nuestra vida a los de ella y comprendamos
que en el dolor, somos más parecidos a Cristo y capaces de amarlo con mayor intensidad.

La imagen de la Virgen dolorosa nos enseña a tener fortaleza ante los sufrimientos de la
vida. Encontremos en Ella una compañía y una fuerza para dar sentido a los propios
sufrimientos.

Se reza el Santo Rosario

1.- Se persignan los presentes: Por la señal  de la Santa Cruz, de nuestro  enemigos,
líbranos, Señor  Dios nuestro. En el nombre del Padre,  del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén
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2.- Se reza el Acto de Contrición:


Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, me pesa de todo corazón de haber
pecado, porque he merecido el infierno y perdido el cielo, y sobre todo, porque te ofendí a
Tí , que eres bondad infinita, a quien amo sobre todas las cosas .

Propongo firmemente, con tu gracia, enmendarme y alejarme de las ocasiones de pecar,


confesarme y cumplir la penitencia. Confío me perdonarás por tu infinita misericordia.
Amén.

3.- El guía dice: ¡ Abre Señor mis labios


y la gente responde: y mi boca proclamará tu alabanza!

4.- El guía dice: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo la gente responde: como era
en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

5.- Se meditará en torno a los misterios dolorosos

MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración de Nuestro Señor en el Huerto.
2. La Flagelación del Señor.
3. La Coronación de espinas.
4. El Camino del Monte Calvario.
5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor.

6.- Después de anunciarse el Misterio que se meditara se reza un Padre Nuestro.


Padre Nuestro que estas en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase
tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras
ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en
tentación y líbranos del mal. Amén

7.- Después se rezan 10 Ave Marías, por cada misterio.


Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre Jesús. Santa María madre de Dios, ruega por nosotros los
pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

8.- Al terminar cada misterio se reza : “Gloria al Padre, y al Hijo, y al espíritu Santo… como
era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.”

9.- Se dice la Jaculatoria siguiente: “María Madre de Gracia, Madre de Misericordia... en la


vida y en la muerte ampáranos Gran
Señora”

10.- (Opcional) Se dice la Oración de la Virgen de Fátima


“!Oh¡ Jesús, perdónanos nuestros pecados, sálvanos del fuego del infierno y guía todas las almas
al Cielo, especialmente aquellas que necesitan más de tu misericordia”.
Viernes santo | Las Siete Palabras | Página 136

Para las siguientes decenas se reza de las misma forma hasta reza r y meditar los 5
pasajes.

11.- Se rezan las siguientes 3 Aves Marías:

- El guía dice : Dios te salve, María Santísima, Hija de Dios Padre , Virgen purísima
antes del parto, en tus manos encomiendo mi fe para que la ilumines, llena eres de
gracia, el Señor es contigo Bendita eres entre todas las mujeres y bendito el fruto
de vientre Jesús.
Todos continúan: Santa María madre de Dios…
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Viernes santo

- El guía dice :Dios te salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen purísima
en el parto. en tus manos encomiendo mi esperanza para que la alientes , llena de
gracia el Señor es contigo Bendita eres entre todas las mujeres y bendito el fruto
de vientre Jesús.
Todos continúan: Santa María madre de Dios…

- El guía dice :Dios te salve, María Santísima, Esposa de Dios Espíritu Santo. Virgen
purísima después del parto, en tus manos encomiendo mi caridad para que la
inflames. llena eres de gracia el Señor es contigo Bendita eres entre todas las
mujeres y bendito el fruto de vientre Jesús.
Todos continúan: Santa María madre de Dios…

12. Se reza un Salve comenzando el guía :Dios te salve, María Santísima, Templo y
Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida sin mancha del pecado original,
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra,
Todos continúan :Dios te salve. A tí llamamos los desterrados hijos de Eva, a tí
suplicamos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora abogada
nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre . ¡Oh clemente, OH piadosa , Oh dulce
Virgen María !

13. Se rezan las letanías

Guía: Señor, ten piedad


Todos: Señor, ten piedad
Guía: Cristo, ten piedad
Todos: Cristo, ten piedad
Guía: Señor, ten piedad.
Todos: Señor, ten piedad
Guía: Cristo, óyenos.
Todos: Cristo, óyenos.
Guía: Cristo, escúchanos.
Todos: Cristo, escúchanos.
Guía: Dios, Padre celestial,
Todos: Ten piedad de nosotros
Guía: Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Todos: Ten piedad de nosotros
Guía: Dios, Espíritu Santo,
Todos: Ten piedad de nosotros
Guía: Santísima Trinidad, un solo Dios,
Todos: Ten piedad de nosotros

A las siguientes la gente responderá: Ruega por nosotros


Sábado Santo | Página 138

Santa María, Madre de la divina gracia,


Santa Madre de Dios, Madre purísima,
Santa Virgen de las Vírgenes, Madre castísima,
Madre de Cristo, Madre siempre virgen,
Madre de la Iglesia, Madre inmaculada,
Madre amable, Casa de oro,
Madre admirable, Arca de la Alianza,
Madre del buen consejo, Puerta del cielo,
Madre del Creador, Estrella de la mañana,
Madre del Salvador, Salud de los enfermos,
Madre de misericordia, Refugio de los pecadores,
Virgen prudentísima, Consoladora de los afligidos,
Virgen digna de veneración, Auxilio de los cristianos, Reina
Virgen digna de alabanza, de los Ángeles,
Virgen poderosa, Reina de los Patriarcas,
Virgen clemente, Reina de los Profetas,
Virgen fiel, Reina de los Apóstoles,
Espejo de justicia, Reina de los Mártires,
Trono de la sabiduría, Reina de los Confesores,
Causa de nuestra alegría, Reina de las Vírgenes,
Vaso espiritual, Reina de todos los Santos,
Vaso digno de honor, Reina concebida sin pecado original,
Vaso de insigne devoción, Reina asunta a los Cielos,
Rosa mística, Reina del Santísimo Rosario,
Torre de David, Reina de la familia, Reina de
Torre de marfil, la paz.

Viernes santo

Guía: Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Todos:


Perdónanos, Señor.

Guía: Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Todos:


Escúchanos, Señor.

Guía: Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Todos:


Ten misericordia de nosotros.

14.- El guía continúa: Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.


Todos responden: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

15.- El guía concluye rezando: Bajo tu amparo nos acogemos, Todos continúan: Santa Madre de
Dios. No desprecies las súplicas que te dirigimos ante nuestras necesidades: antes bien, líbranos
| Las Siete Palabras | Página 139

de todos los peligros, ¡Virgen gloriosa y bendita!. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para
que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

16.- Oración Final: Oh Dios, cuyo Unigénito Hijo, con su vida, muerte y resurrección, nos alcanzó
el premio de la vida eterna: concédenos a quienes recordamos estos misterios del Santo Rosario,
imitar lo que contienen y alcanzar lo que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Todos: Amén.

17. Se persignan todos: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Sábado Santo
Porque buscan entre los muertos, al que está vivo.
No está aquí, ha resucitado

El sábado santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del


Señor, meditando su pasión y muerte, y se abstiene del
sacrificio de la misa, permaneciendo por ello desnudo el
altar, las imágenes cubiertas que, después de la solemne
vigilia, puede alegrarse con los gozos pascuales.

La celebración realizada por la noche es conocida como


“Vigilia Pascual” ; la cual es rica en signos y símbolos que
nos llenan de alegría al vencer Cristo a la muerte; en ella
renovamos las promesas bautismales, se bendice el
fuego. Este día, representa para los cristianos la mayor
festividad, ya que conmemoramos que ¡Cristo ha
resucitado!

Dentro de la Madre de todas las vigilias, se leen siete


lecturas; las cuales son un viaje por la historia de la
salvación, donde se manifiesta la presencia y fidelidad de
Dios con su pueblo, para culminar con una epístola de San
Pablo, se narra la alegría de las primeras comunidades por
la resurrección; y el Evangelio en que nos narra lo vivido
por las mujeres al encontrar el sepulcro vacio. Las lecturas
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nos recordaran la Pascua Judía (3ª Lectura), la Pascua de


las primeras comunidades cristianas (Epístola) y la pascua
de hoy en día al renovar las promesas bautismales y en la
eucaristía.
Sábado Santo | Página 141

Vigilia Pascual: Sábado Santo


PREPARATIVOS:

(Marcar el recuadro si está listo)

Preparar a los lectores que ayudarán con las lecturas

Tener listo troncos y ramas apiladas para la bendición del fuego

Cirio Pascual listo, 5 granos de incienso o pequeñas estacas de madera.

Agua bendita

Adornar la capilla por motivo de la resurrección de nuestro señor (p.ej. globos blancos)

Cerillos o encendedor para prender el fuego

Designar a una persona al momento del Gloria, toque la campana, otro destape las
imágenes, otra que encienda las velas del altar.
Preparar los cantos

Preparar la reflexión del Evangelio o delegar a un misionero.

Lavarse las manos con agua y jabón

Tener listo un paquete de toallas húmedas y/o gel anti-bacterial cerca del altar

+ Las lecturas de esta Vigilia son 9 en total: 7 del Antiguo Testamento y, 2 de Nuevo Testamento, con 8 Salmos
Responsoriales. Pero solo por razones pastorales muy válidas se pueden acortar el número de las del Antiguo
Testamento (sin omitir jamás la tercera lectura). Se pueden acortar a 3 lecturas en total, con sus 3 salmos, a partir de
la oración colecta se lee todo (oración colecta, la epístola su salmo, y el evangelio). Lecturas 1, 3 y la epístola

+ Terminada la oración de la última lectura del Antiguo Testamento, con el responsorio y la oración correspondiente,
se encienden las velas del altar. El que dirige la celebración entona solemnemente el Gloria, que todos prosiguen. Se
tocan las campanas, de acuerdo con las costumbres de cada lugar

PRIMERA PARTE

SOLEMNE COMIENZO DE LA VIGILIA O LUCERNARIO


BENDICIÓN DEL FUEGO
Sábado Santo | Página 142

+ Se apagan todas las luces de la capilla/ templo. En un lugar adecuado, fuera de la iglesia, se enciende el fuego.
Congregado allí el pueblo, llega el ministro. Alguien lleva el cirio pascual. Si las circunstancias no permiten encender
el fuego fuera de la iglesia, este rito se desarrolla de acuerdo a las circunstancias...

Hermanos: En esta noche santa, en que nuestro Señor Jesucristo pasó de la muerte a la vida, la
Iglesia invita a todos sus hijos, diseminados por el mundo, a que se reúnan para velar en oración.
Conmemoremos, pues juntos la pascua del Señor, escuchando su palabra y participando en sus
sacramentos, con la esperanza cierta de participar también en su triunfo sobre la muerte y de vivir
con él para siempre en Dios.

+ Enseguida se hace la oración, si no se es Sacerdote, no se hace el gesto de la cruz al bendecir


M. Oremos: Dios nuestro, que por medio de tu Hijo nos has comunicado el fuego de tu vida divina,
te pedimos que bendigas este fuego nuevo y haz que estas fiestas pascuales enciendan en
nosotros el deseo del cielo, para que podamos llegar con un espíritu renovado a la fiesta gloriosa
de tu Reino. Por Jesucristo nuestro Señor.
P. Amén

+ Con el fuego nuevo, se enciende el Cirio Pascual


+ Cuando por alguna circunstancia no se puede encender un fuego fuera del templo, el rito se acomoda a las situaciones
del lugar.

PREPARACIÓN DEL CIRIO

+ Para hacer resaltar con algunos símbolos la dignidad y la significación del cirio pascual, una vez bendecido el fuego
nuevo el ministro realiza lo siguiente: con punzón, graba una cruz en el cirio. Después, traza sobre él la letra griega
Alfa (A) y debajo Omega ( ); Entre los brazos de la cruz traza los cuatro números del año en curso, mientras dice:

1.- Cristo ayer y hoy,


Traza la línea vertical;

2.- Principio y Fin,


Traza la línea horizontal

3.- Alfa
Traza la letra Alfa arriba de la línea vertical

4.-y Omega1
Traza la letra Omega, debajo de la línea vertical

5.- Suyo es el tiempo


Traza el primer número del año en curso en el ángulo superior izquierdo de la cruz.

6.- Y la eternidad
Traza el segundo número del año en el ángulo superior derecho.

7.- A él la gloria y el poder


Traza el tercer numero del año en el ángulo inferior izquierdo.
Sábado Santo | Página 143

8.- Por los siglos de los siglos. Amén


Traza en cuarto numero del año en el ángulo inferior derecho.

+ Después de trazar los signos anteriores, el celebrante incrusta en el Cirio cinco granos de incienso en forma de cruz,
diciendo al mismo tiempo:

1. Por sus santas llagas 1


2. Gloriosas
3. Nos proteja 4 2 5

3
4. Y nos guarde
5. Jesucristo Nuestro Señor. Amén

+ El celebrante enciende el cirio pascual con el fuego nuevo diciendo:


M. Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y de nuestro
espíritu.

PROCESIÓN
+ A continuación el ministro toma el cirio pascual y manteniéndolo elevado canta:
V. Cristo luz del mundo
R. Demos gracias a Dios

+ Todos entran a la Iglesia, precedidos por el ministro que lleva el cirio pascual. (Las velas de la gente deben estar
apagadas).

+ En la puerta de la iglesia el ministro se detiene y elevando el cirio canta por segunda vez: M.
Cristo Luz del mundo.
R. Demos gracias a Dios.

+ En este momento todos encienden sus velas en las llamas de cirio pascual y avanzan de nuevo.

+ Al llegar ante el altar el ministro, vuelto hacía el pueblo, canta por tercera vez:
M. Cristo Luz del mundo.
R. Demos gracias a Dios.

+ Se encienden las luces del templo pero no las velas del altar, y el ministro entonará o proclamara
pausadamente el Pregón Pascual, la gente permanece de pie.

PREGON PASCUAL (FORMA BREVE)

Alégrense por fin los coros de los ángeles,


Alégrense las jerarquías del cielo, y por la
victoria de rey tan poderoso que las
trompetas anuncien la salvación.
Sábado Santo | Página 144

Goce también la tierra, inundada de tanta


claridad, y que, radiante con el fulgor del
rey eterno. se sienta libre de la tiniebla
que cubría el orbe entero.

Alégrese también nuestra madre la Iglesia,


revestida de luz tan brillante; resuene este templo con
las aclamaciones del pueblo.

V.- Levantemos el corazón.


R.- Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V.- Demos gracias al Señor nuestro Dios.


R.- Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario aclamar


con nuestras voces y con todo el afecto
del corazón a Dios invisible, el Padre
todopoderoso, y a su único Hijo, nuestro
Señor Jesucristo.
Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre la deuda de Adán
y, derramando su sangre, canceló el recibo del antiguo pecado.

Porque éstas son las fiestas de Pascua, en


las que se inmola el verdadero Cordero, cuya
sangre consagra las puertas de los fieles.

Esta es la noche en que sacaste de Egipto a


los israelitas, nuestros padres, y los hiciste
pasar a pie el mar Rojo. Esta es la noche en
que la columna de fuego esclareció las
tinieblas del pecado.

Esta es la noche en la que, por toda la


tierra, los que confiesan su fe en
Cristo son arrancados de los vicios del
mundo y de la oscuridad del pecado,
son restituidos a la gracia y son
agregados a los santos.

Esta es la noche en que, rotas las


cadenas de la muerte, Cristo
asciende victorioso del abismo.

¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!


¡Qué incomparable ternura y caridad!
¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!
Necesario fue el pecado de Adán, que ha
sido borrado por la muerte de Cristo.
Sábado Santo | Página 145

¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!

Y así, esta noche santa


ahuyenta los pecados, lava
las culpas,
devuelve la inocencia a los caídos,
la alegría a los tristes. ¡Qué
noche tan dichosa en que se une
el cielo con la tierra, lo humano y
lo divino!

En esta noche de gracia, acepta,


Padre santo, el sacrificio vespertino
de esta llama, que la santa Iglesia
te ofrece en la solemne ofrenda de
este cirio, obra de las abejas.

Te rogamos, Señor, que este cirio,


consagrado a tu nombre, arda sin
apagarse
para destruir la oscuridad de esta noche, y,
como ofrenda agradable, se asocie a las
lumbreras del cielo. Que el lucero matinal
lo encuentre ardiendo, ese lucero que no
conoce ocaso y es Cristo, tu Hijo
resucitado, que, al salir del sepulcro, brilla
sereno para el linaje humano, y vive y reina
glorioso por los siglos de los siglos. R.-
Amén.

+ Terminando el pregón Pascual, todos apagan sus velas y se sientan (el cirio Pascual debe permanecer encendido).
El ministro continua:

Hermanos: Con el pregón solemne de la Pascua, hemos entrado ya en la noche santa de la


Resurrección del Señor. Escuchemos, en silencio meditativo, la Palabra de Dios. Recordemos
las maravillas que Dios ha realizado para salvar al primer Israel, y cómo en el avance continuo
de la Historia de la Salvación, al llegar los últimos tiempos, envió al mundo a su Hijo, para que,
con su muerte y resurrección, salvara a todos los hombres. Mientras contemplamos la gran
trayectoria de esta Historia Santa, oremos intensamente, para que el designio de salvación
universal, que Dios inició con Israel, llegue a su plenitud y alcance a toda la humanidad por el
misterio de la resurrección de Jesucristo.

+ Las lecturas de esta Vigilia son 9 en total: 7 del Antiguo Testamento y, 2 de Nuevo Testamento, con 8 Salmos
Responsoriales. Pero sólo por razones pastorales muy válidas se pueden acortar el número de las del Antiguo
Testamento (sin omitir jamás la tercera lectura). Se pueden acortar a 3 lecturas en total, con sus 3 salmos, a partir de
la oración colecta se lee todo (oración colecta, la epístola su salmo, y el evangelio)

+ Para las lecturas, un lector se dirige al ambón y lee la primera lectura. Después se recita el salmo. Enseguida la
asamblea se pone de pie, mientras el ministro dice Oremos y, después de que todos han orado en silencio unos
momentos, dice la oración colecta. Los fieles toman asiento y se continúa con la siguiente lectura.
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+ En lugar del salmo responsorial se puede guardar un espacio de silencio sagrado, omitiendo en este caso la pausa
después de Oremos.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA (FORMA BREVE)


+ El lector previamente seleccionado por el ministro, pasa al ambón y lee la primera lectura:
Lectura del libro del Génesis 1, 1.26-31
En el principio creó Dios el cielo y la tierra. Y dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y
semejanza; que domine a los peces del mar, a las aves del cielo, a los animales domésticos y a
todo animal que se arrastra sobre la tierra”. Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen suya
lo creó; hombre y mujer los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: “Sean fecundos y multiplíquense,
llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todo ser viviente
que se mueve sobre la tierra” Y dijo Dios: “He aquí que les entrego todas las plantas de semilla
que hay sobre la faz de la tierra, y todos los árboles que producen frutos y semilla, para que les
sirvan de alimento. Y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles
de la tierra, a todos los seres que respiran, también les doy por alimento las verdes plantas”. Y
así fue. Vio Dios todo lo que había hecho y lo encontró muy bueno.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL—Del salmo 103


+ El salmista o el cantor proclama el salmo, y el pueblo intercala la respuesta
Bendice al Señor, alma mía.
R. Bendice al Señor, alma mía.

Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío inmensa es tu grandeza.


Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto R.
Bendice al Señor, alma mía.

Sobre bases inconmovibles asentaste la tierra para siempre.


Con un vestido de mares la cubriste y las aguas en los montes concentraste R.
Bendice al Señor, alma mía.

En los valles haces brotar las fuentes, que van corriendo entre montañas;
junto al arroyo vienen a vivir las aves, que cantan entre las ramas R.
Bendice al Señor, alma mía.

Desde tu cielo riegas los montes y sacias la tierra del fruto de tus manos;
haces brotar hierba para los ganados y pasto para los que sirven al hombre R.
Bendice al Señor, alma mía.

¡Qué numerosas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con maestría!
La tierra está llena de tus creaturas. Bendice al Señor, alma mía R.
Bendice al Señor, alma mía.
Sábado Santo | Página 147

+ El ministro invita a ponerse en pie a la asamblea y continúa


Oremos, Dios nuestro, que de un modo admirable nos creaste a tu imagen y semejanza y de un
modo más admirable nos redimiste, concédenos sabiduría de espíritu, para resistir los atractivos
del pecado y poder llegar así a los gozos del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén

SEGUNDA LECTURA (FORMA BREVE)


+ El lector previamente seleccionado por el ministro, pasa al ambón y lee la primera lectura:
Lectura del libro del Génesis 22,1-2.9-13.15-18
En aquel tiempo, Dios le puso una prueba a Abraham y le dijo: “¡Abraham, Abraham!” Él
respondió: “Aquí estoy”. Y Dios le dijo: “Toma a tu hijo único, Isaac, a quien tanto amas; vete a la
región de Moria y ofrécemelo en sacrificio, en el monte que yo te indicaré”. Cuando llegaron al
sitio que Dios le había señalado, Abraham levantó un altar y acomodó la leña. Luego ató a su hijo
Isaac, lo puso sobre el altar, encima de la leña, y tomó el cuchillo para degollarlo.
Pero el ángel del Señor lo llamó desde el cielo y le dijo: “¡Abraham, Abraham!” Él contestó: “Aquí
estoy”. El ángel le dijo: “No descargues la mano contra tu hijo, ni le hagas daño. Ya veo que temes
a Dios, porque no le has negado a tu hijo único”. Abraham levantó los ojos y vio un carnero,
enredado por los cuernos en la maleza. Atrapó el carnero y lo ofreció en sacrificio, en lugar de su
hijo.
El ángel del Señor volvió a llamar a Abraham desde el cielo y le dijo: “Juro por mí mismo, dice el
Señor, que por haber hecho esto y no haberme negado a tu hijo único, yo te bendeciré y
multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y las arenas del mar. Tus descendientes
conquistarán las ciudades enemigas. En tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos de
la tierra, porque obedeciste a mis palabras”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL—Del salmo 15


+ El salmista o el cantor proclama el salmo, y el pueblo intercala la respuesta

Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.


R. Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.

El Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está en sus manos.


Tengo siempre presente al Señor y con él a mi lado, jamás tropezaré R.
Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.

Por eso se me alegran el corazón y el alma y mi cuerpo vivirá tranquilo, porque


tú no me abandonarás a la muerte, ni dejarás que sufra yo la corrupción R.
Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.

Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y


de alegría perpetua junto a ti
R. Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.
+ El ministro invita a ponerse en pie a la asamblea y continúa
Oremos. Señor Dios, Padre de los creyentes, que por medio del sacramento pascual del bautismo
sigues cumpliendo la promesa hecha a Abraham de multiplicar su descendencia por toda la tierra
Sábado Santo | Página 148

y de hacerlo el padre de todas las naciones, concede a tu pueblo responder dignamente a la


gracia de tu llamado. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

TERCERA LECTURA
+ El lector previamente seleccionado por el ministro, pasa al ambón y lee la primera lectura:
Lectura del libro del libro del Éxodo 14, 15-15,1
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: “¿Por qué sigues clamando a mí? Diles a los israelitas
que se pongan en marcha. Y tú, alza tu bastón, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para
que los israelitas entren en el mar sin mojarse. Yo voy a endurecer el corazón de los egipcios
para que los persigan, y me cubriré de gloria a expensas del faraón y de todo su ejército, de sus
carros y jinetes. Cuando me haya cubierto de gloria a expensas del faraón, de sus carros y jinetes,
los egipcios sabrán que yo soy el Señor”.
El ángel del Señor, que iba al frente de las huestes de Israel, se colocó tras ellas. Y la columna
de nubes que iba adelante, también se desplazó y se puso a sus espaldas, entre el campamento
de los israelitas y el campamento de los egipcios. La nube era tinieblas para unos y claridad para
otros, y así los ejércitos no trabaron contacto durante toda la noche.

Moisés extendió la mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte
viento del este, que secó el mar, y dividió las aguas. Los Israelitas entraron en el mar y no se
mojaban, mientras las aguas formaban una muralla a su derecha y a su izquierda. Los egipcios
se lanzaron en su persecución y toda la caballería del faraón, sus carros y jinetes, entraron tras
ellos en el mar. Hacia el amanecer, el Señor miró desde la columna de fuego y humo al ejército
de los egipcios y sembró entre ellos el pánico. Trabó las ruedas de sus carros, de suerte que no
avanzaban sino pesadamente. Dijeron entonces los egipcios: “Huyamos de Israel, porque el
Señor lucha en su favor contra Egipto”.

Entonces el Señor le dijo a Moisés: “Extiende tu mano sobre el mar, para que vuelvan las aguas
sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes”. Y extendió Moisés su mano sobre el mar, y al
amanecer, las aguas volvieron a su sitio, de suerte que al huir, los egipcios se encontraron con
ellas, y el Señor los derribó en medio del mar. Volvieron las aguas y cubrieron los carros, a los
jinetes y a todo el ejército del faraón, que se había metido en el mar para perseguir a Israel. Ni
uno solo se salvó. Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar. Las aguas
les hacían muralla a derecha e izquierda. Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de
Egipto. Israel vio a los egipcios, muertos en la orilla del mar. Israel vio la mano fuerte del Señor
sobre los egipcios, y el pueblo temió al Señor y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo. Entonces
Moisés y los hijos de Israel cantaron este cántico al Señor.

+ En esta ocasión no se dice: Palabra de Dios. Sino que continúa inmediatamente el salmo.

SALMO RESPONSORIAL—Del salmo 15


+ El salmista o el cantor proclama el salmo, y el pueblo intercala la respuesta

Alabemos al Señor por su victoria.


R. Alabemos al Señor por su victoria.
Sábado Santo | Página 149

Cantemos al Señor, sublime es su victoria: caballos y jinetes arrojó en el mar. Mi fortaleza y m i


canto es el Señor, él es mi salvación; él es mi Dios, y yo lo alabaré, es el Dios de mis padres, y
yo le cantaré
R. Alabemos al Señor por su victoria.

El Señor es un guerrero, su nombre es el Señor. Precipitó en el mar los carros del faraón y a
sus guerreros; ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes R. Alabemos al Señor por su
victoria.

Las olas los cubrieron, cayeron hasta el fondo, como piedras. Señor, tu diestra brilla por su
fuerza, tu diestra, Señor, tritura al enemigo R. Alabemos al Señor por su victoria.

Tú llevas a tu pueblo para plantarlo en el monte que le diste en herencia, en el lugar que
convertiste en tu morada, en el santuario que construyeron tus manos. Tú, Señor, reinarás para
siempre
Página 150

R. Alabemos al Señor por su victoria.


+ El ministro invita a ponerse en pie a la asamblea y continúa
Oremos. Tus antiguos prodigios se renuevan, Señor, también en nuestros tiempos, pues lo que
tu poder hizo con las aguas para librar a un solo pueblo de la esclavitud del faraón, lo repites
ahora, por medio del agua del bautismo, para salvar a todas las naciones. Concede a todos los
hombres del mundo entero contarse entre los hijos de Abraham y participar de la dignidad del
pueblo elegido. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

CUARTA LECTURA
+ El lector previamente seleccionado por el ministro, pasa al ambón y lee la primera lectura:
Lectura del libro del Isaías 54, 5-14
“El que te creó, te tomará por esposa; su nombre es ‘Señor de los ejércitos’. Tu redentor es el
Santo de Israel; será llamado ‘Dios de toda la tierra’. Como a una mujer abandonada y abatida te
vuelve a llamar el Señor. ¿Acaso repudia uno a la esposa de la juventud?, dice tú Dios.

Por un instante te abandoné, pero con inmensa misericordia te volveré a tomar. En un arrebato
de ira te oculté un instante mi rostro, pero con amor eterno me he apiadado de ti, dice el Señor,
tu redentor. Me pasa ahora como en los días de Noé: entonces juré que las aguas del diluvio no
volverían a cubrir la tierra; ahora juro no enojarme ya contra ti ni volver a amenazarte. Podrán
desaparecer los montes y hundirse las colinas, pero mi amor por ti no desaparecerá y mi alianza
de paz quedará firme para siempre. Lo dice el Señor, el que se apiada de ti.

Tú, la afligida, la zarandeada por la tempestad, la no consolada: He aquí que yo mismo coloco
tus piedras sobre piedras finas, tus cimientos sobre zafiros; te pondré almenas de rubí y puertas
de esmeralda y murallas de piedras preciosas. Todos tus hijos serán discípulos del Señor, y será
grande su prosperidad. Serás consolidada en la justicia. Destierra la angustia, pues ya nada
tienes que temer; olvida tu miedo, porque ya no se acercará a ti”.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor

SALMO RESPONSORIAL—Del salmo 29


+ El salmista o el cantor proclama el salmo, y el pueblo intercala la respuesta

Te alabaré, Señor, eternamente.


R. Te alabaré, Señor, eternamente.

Te alabaré, Señor, eternamente, pues no dejaste que se rieran de mí mis enemigos. Tú, Señor,
me salvaste de la muerte y a punto de morir, me reviviste R. Te alabaré, Señor, eternamente.

Alaben al Señor quienes lo aman, den gracias a su nombre, porque su ira dura un solo instante
y su bondad, toda la vida. El llanto nos visita por la tarde; por la mañana, el júbilo R. Te
alabaré, Señor, eternamente.

R.
Sábado Santo | Página 151

Escúchame, Señor, y compadécete; Señor, ven en mi ayuda. Convertiste mi duelo en alegría, te


alabaré por eso eternamente
Te alabaré, Señor, eternamente.
Sábado Santo |

+ El ministro invita a ponerse en pie a la asamblea y continúa


Oremos. Señor Dios, siempre fiel a tus promesas, aumenta, por medio del bautismo, el número
de tus hijos y multiplica la descendencia prometida a la fe de los patriarcas, para que tu Iglesia,
vea que se va cumpliendo tu voluntad de salvar a todos los hombres, como los patriarcas lo
creyeron y esperaron. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén

QUINTA LECTURA
+ El lector previamente seleccionado por el ministro, pasa al ambón y lee la primera lectura:
Lectura del libro del Isaías 55, 1-11
Esto dice el Señor: “Todos ustedes, los que tienen sed, vengan por agua; y los que no tienen
dinero, vengan, tomen trigo y coman; tomen vino y leche sin pagar. ¿Por qué gastar el dinero en
lo que no es pan y el salario, en lo que no alimenta? Escúchenme atentos y comerán bien,
saborearán platillos sustanciosos. Préstenme atención, vengan a mí, escúchenme y vivirán.

Sellaré con ustedes una alianza perpetua, cumpliré las promesas que hice a David. Como a él lo
puse por testigo ante los pueblos, como príncipe y soberano de las naciones, así tú reunirás a un
pueblo desconocido, y las naciones que no te conocían acudirán a ti, por amor del Señor, tu Dios,
por el Santo de Israel, que te ha honrado. Busquen al Señor mientras lo pueden encontrar,
invóquenlo mientras está cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal, sus planes;
que regrese al Señor, y él tendrá piedad; a nuestro Dios, que es rico en perdón.

Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, sus caminos no son mis caminos. Porque
así como aventajan los cielos a la tierra, así aventajan mis caminos a los de ustedes y mis
pensamientos a sus pensamientos. Como bajan del cielo la lluvia y la nieve y no vuelven allá,
sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, a fin de que dé semilla para
sembrar y pan para comer, así será la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí sin resultado,
sino que hará mi voluntad y cumplirá su misión”.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor

SALMO RESPONSORIAL— Isaías 12


+ El salmista o el cantor proclama el salmo, y el pueblo intercala la respuesta

El Señor es mi Dios y salvador.


R. El Señor es mi Dios y salvador.

R.
Página 152

El Señor es mi Dios y salvador: con él estoy seguro y nada temo.


El Señor es mi protección y mi fuerza, y ha sido mi salvación.
Sacarán agua con gozo de la fuente de salvación R. El
Señor es mi Dios y salvador.

Den gracias al Señor, invoquen su nombre,


cuenten a los pueblos sus hazañas,
proclamen que su nombre es sublime El
Señor es mi Dios y salvador.

Alaben, al Señor por sus proezas, anúncienlas a toda la tierra.


Griten jubilosos, habitantes de Sión, porque el Dios de
Israel ha sido grande con ustedes R. El Señor es mi
Dios y salvador.
+ El ministro invita a ponerse en pie a la asamblea y continúa
Oremos. Dios todopoderoso y eterno, única esperanza del mundo, tú que anunciaste por la voz
de tus profetas los misterios que estamos celebrando esta noche, infunde en nuestros corazones
la gracia de tu Espíritu, para que podamos vivir una vida digna de tu redención. Por Jesucristo,
nuestro Señor. R. Amén.

SEXTA LECTURA
+ El lector previamente seleccionado por el ministro, pasa al ambón y lee la primera lectura:
Lectura del libro del profeta Baruc 3, 9-15. 32-34, 4
Escucha, Israel, los mandatos de vida, presta oído para que adquieras prudencia. ¿A qué se
debe, Israel, que estés aún en país enemigo, que envejezcas en tierra extranjera, que te hayas
contaminado por el trato con los muertos, que te veas contado entre los que descienden al
abismo? Es que abandonaste la fuente de la sabiduría. Si hubieras seguido los senderos de Dios,
habitarías en paz eternamente.

Aprende dónde están la prudencia, la inteligencia y la energía, así aprenderás dónde se encuentra
el secreto de vivir larga vida, y dónde la luz de los ojos y la paz. ¿Quién es el que halló el lugar
de la sabiduría y tuvo acceso a sus tesoros? El que todo lo sabe, la conoce; con su inteligencia
la ha escudriñado. El que cimentó la tierra para todos los tiempos, y la pobló de animales
cuadrúpedos; el que envía la luz, y ella va, la llama, y temblorosa le obedece; llama a los astros,
que brillan jubilosos en sus puestos de guardia, y ellos le responden: “Aquí estamos”, y refulgen
gozosos para aquel que los hizo. El es nuestro Dios y no hay otro como él; él ha escudriñado los
caminos de la sabiduría y se la dio a su hijo Jacob, a Israel, su predilecto. Después de esto, ella
apareció en el mundo y convivió con los hombres. La sabiduría es el libro de los mandatos de
Dios, la ley de validez eterna; los que la guardan, vivirán, los que la abandonan, morirán.

Vuélvete a ella, Jacob, y abrázala; camina hacia la claridad de su luz; no entregues a otros tu
gloria, ni tu dignidad a un pueblo extranjero. Bienaventurados nosotros, Israel, porque lo que
agrada al Señor nos ha sido revelado.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor

R.
Sábado Santo | Página 153

SALMO RESPONSORIAL— Del Salmo 18


+ El salmista o el cantor proclama el salmo, y el pueblo intercala la respuesta

Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.


R. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.

La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma;


inmutables son las palabras del Señor, y hacen sabio al sencillo
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.

R.
Sábado Santo | Página 154

En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el corazón;


son luz los preceptos del Señor para alumb rar el camino R. Tú
tienes, Señor, palabras de vida eterna.

La voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los


mandatos del Señor son verdaderos y enteramente justos R.
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.

Más deseables que el oro y las piedras preciosas las normas del Señor,
y más dulces que la miel de un panal que gotea R. Tú tienes, Señor,
palabras de vida eterna.
+ El ministro invita a ponerse en pie a la asamblea y continúa
Oremos. Dios nuestro, que haces crecer continuamente a tu Iglesia con hijos llamados de todos
los pueblos, dígnate proteger siempre con tu gracia a quienes has hecho renacer en el bautismo.
Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

SÉPTIMA LECTURA
+ El lector previamente seleccionado por el ministro, pasa al ambón y lee la primera lectura:
Lectura del libro del profeta Ezequiel 36, 16-28
En aquel tiempo, me fue dirigida la palabra del Señor en estos términos: “Hijo de hombre, cuando
los de la casa de Israel habitaban en su tierra, la mancharon con su conducta y con sus obras;
como inmundicia fue su proceder ante mis ojos. Entonces descargué mi furor contra ellos, por la
sangre que habían derramado en el país y por haberlo profanado con sus idolatrías. Los dispersé
entre las naciones y anduvieron errantes por todas las tierras. Los juzgué según su conducta,
según sus acciones los sentencié. Y en las naciones a las que se fueron, desacreditaron mi santo
nombre, haciendo que de ellos se dijera: ‘Este es el pueblo del Señor, y ha tenido que salir de su
tierra’. Pero, por mi santo nombre, que la casa de Israel profanó entre las naciones a donde llegó,
me he compadecido. Por eso, dile a la casa de Israel: “Esto dice el Señor: no lo hago por ustedes,
casa de Israel. Yo mismo mostraré la santidad de mi nombre excelso, que ustedes profanaron
entre las naciones. Entonces ellas reconocerán que yo soy el Señor, cuando, por medio de
ustedes les haga ver mi santidad.

Los sacaré a ustedes de entre las naciones, los reuniré de todos los países y los llevaré a su
tierra. Los rociaré con agua pura y quedarán purificados; los purificaré de todas sus inmundicias
e idolatrías. Les daré un corazón nuevo y les infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de ustedes
el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Les infundiré mi espíritu y los haré vivir
según mis preceptos y guardar y cumplir mis mandamientos. Habitarán en la tierra que di a sus
padres; ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios’”.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor

SALMO RESPONSORIAL— Salmos 41 y 42


+ El salmista o el cantor proclama el salmo, y el pueblo intercala la respuesta
Sábado Santo | Página 155

Estoy sediento del Dios que da la vida.


R. Estoy sediento del Dios que da la vida.

Como el venado busca el agua de los ríos, así,


cansada, mi alma te busca a ti, Dios mío R.
Estoy sediento del Dios que da la vida.

Del Dios que da la vida está mi ser sediento.


¿Cuándo será posible ver de nuevo su templo? R.
Estoy sediento del Dios que da la vida.

Recuerdo cuando íbamos a casa del Señor, cantando,


jubilosos, alabanzas a Dios
R. Estoy sediento del Dios que da la vida.

Envíame, Señor, tu luz y tu verdad;


que ellas se conviertan en mi guía y
hasta tu monte santo me conduzcan,
allí donde tú habitas
R. Estoy sediento del Dios que da la vida.

Al altar del Señor me acercaré,


al Dios que es mi alegría, y a mi Dios, el Señor, le
daré gracias al compás de la cítara
R. Estoy sediento del Dios que da la vida.
+ El ministro invita a ponerse en pie a la asamblea y continúa
Oremos. Señor Dios nuestro, que con las enseñanzas del Antiguo y del Nuevo Testamento nos
has preparado a celebrar el misterio de la Pascua, haz que comprendamos tu amor, para que
los dones que hoy recibimos confirmen en nosotros la esperanza de los bienes futuros. Por
Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

+ Terminada la oración de la última lectura del Antiguo Testamento, con el responsorio y la oración correspondiente,
se encienden las velas del altar, se prenden las luces, si tienes globos se sueltan, se pone el mantel blanco, y se
destapan las imágenes.
+ El que dirige la celebración entona solemnemente el Gloria, que todos prosiguen, o bien se canta. Se tocan las
campanas, de acuerdo con las costumbres de cada lugar

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los


hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria
te alabamos, te bendecimos,
te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor
Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre;
Sábado Santo | Página 156

tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que


quitas el pecado el mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás
sentado. a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque
sólo tú eres Santo, sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la
gloria de Dios Padre.
Amén.

ORACIÓN COLECTA
+ El ministro dice “Oremos” puede dejar unos instantes de oración personal, después sin extender las manos, dice la
oración del día:
Oremos. Dios nuestro, que haces resplandecer esta noche santa con la gloria del Señor
resucitado, aviva en tu Iglesia el espíritu filial, para que, renovados en cuerpo y alma, nos
entreguemos plenamente a tu servicio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amen

EPISTOLA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos 6, 3-11
Hermanos: Todos los que hemos sido incorporados a Cristo Jesús por medio del bautismo, hemos
sido incorporados a su muerte. En efecto, por el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte,
para que, así como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también
nosotros llevemos una vida nueva.

Porque, si hemos estado íntimamente unidos a él por una muerte semejante a la suya, también
lo estaremos en su resurrección. Sabemos que nuestro viejo yo fue crucificado con Cristo, para
que el cuerpo del pecado quedara destruido, a fin de que ya no sirvamos al pecado, pues el que
ha muerto queda libre del pecado.

Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, estamos seguros de que también viviremos con él; pues
sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya nunca morirá. La muerte ya no
tiene dominio sobre él, porque al morir, murió al pecado de una vez para siempre; y al resucitar,
vive ahora para Dios. Lo mismo ustedes, considérense muertos al pecado y vivos para Dios en
Cristo Jesús, Señor nuestro.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor

+ Terminada la epístola todos se ponen de pie y el que preside la celebración entona solemnemente el Aleluya, que
todos repiten.
+ Luego un salmista o un cantor dice el salmo, al que el pueblo responde: Aleluya. Si hace falta, el mismo salmista
canta el Aleluya
SALMO RESPONSORIAL— Del Salmo 117
+ El salmista o el cantor proclama el salmo, y el pueblo intercala la respuesta

R. Aleluya, aleluya.

Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es eterna.


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Diga la casa de Israel: “Su misericordia es eterna” R.


Aleluya, aleluya.

La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es nuestro orgullo.


No moriré, continuaré viviendo, para contar lo que el Señor ha hecho R.
Aleluya, aleluya.

La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular.


Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente R. Aleluya,
aleluya.

EVANGELIO
+ El ministro se dirige al ambón, y dice:
Lectura del santo evangelio según san Lucas 24, 1-12
El primer día después del sábado, muy de mañana llegaron las mujeres al sepulcro, llevando los
perfumes que habían preparado. Encontraron que la piedra ya había sido retirada del sepulcro y
entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesus. Estando ellas todas desconcertadas por
esto, se les presentaron dos varones con vestidos resplandecientes. Como ellas se llenaron de
miedo e inclinaron el rostro a tierra, los varones les dijeron: “¿Por qué buscan entre los muertos
al que está vivo? No está aquí; ha resucitado Recuerden que cuando estaba todavía en Galilea
les dijo: ‘Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores y sea
crucificado y al tercer día resucite”. Y ellas recordaron sus palabras.

Cuando regresaron del sepulcro, las mujeres anunciaron todas estas cosas a los Once y a todos
los demás. Las que decían estas cosas a los apóstoles eran María Magdalena, Juana, María (la
madre de Santiago) y las demás que estaban con ellas. Pero todas estas palabras les parecían
desvaríos y no les creían. Pedro se levantó y corrió al sepulcro. Se asomó, pero sólo vio los
lienzos y se regreso a su casa, asombrado por lo sucedido.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús

REFLEXIÓN
+ Luego tiene lugar la reflexión, se puede hacer una reflexión breve o delegar a otra persona a dar la reflexión (esto
previamente preparado). Si es otra persona la que va a dar la reflexión, no olvidar presentar a la persona a la
comunidad. Pedir a los asistentes que pueden tomar asiento.

¡Alegrémonos, porque verdaderamente ha resucitado el Señor! Y esta Resurrección significa


que Dios hace un mundo no simplemente “mejor”, sino nuevo (es la diferencia entre Cristo
crucificado y el Señor que resurge glorioso): un Mundo nuevo: por eso, en esta Santísima
Noche, que fue la única testigo de la Resurrección triunfante de Cristo, la Iglesia realiza
signos que nos indican que toda la creación es renovada y bendecida. Por eso se bendicen
el fuego, la luz, el agua. Esta celebración está cargada de símbolos: entre la noche y la
aurora, las tinieblas y la luz, celebramos: el paso de un mudo viejo y desordenado al nuevo
orden de la nueva creación; celebramos el paso de la esclavitud del pecado a la libertad de
los hijos de Dios; de la incertidumbre y el sinsentido de la vida (como en un desierto), a la
posesión de la “tierra prometida”, los cielos nuevos y tierra nueva que el Señor prepara para
nosotros; paso de la muerte a la Resurrección; del pecado a la gracia; del hombre viejo al
hombre nuevo. Esta Vigilia es tan larga como hermosa: en ella queremos contemplar todo
el panorama salvador de Dios, en cada una de las lecturas vemos como Dios siempre
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permaneció junto a su Pueblo; finalizamos estas lecturas llenos de júbilo y gozo entonando
el Gloria; para después contemplar con llenos de alegría junto a las mujeres que acudieron
al sepulcro, a Cristo Resucitado.

Pero ¿Seremos nosotros capaces de proclamar con verdad que el Señor ha resucitado, y
vivir esta verdad de tal modo que se note en nuestras vidas? Porque también a nosotros
puede pasarnos como a las mujeres del Evangelio: muy piadosas pero muy incrédulas: no
creen en la Resurrección, por Él anunciada, y van al sepulcro pensando que su muerte es
definitiva, y se preparan a tratar el cadáver de Jesús como el de cualquier otro muerto que
deberá permanecer para siempre en su tumba. Ellas representan a los que consideran a la
muerte como el fin; la Cruz como la derrota total y el fracaso definitivo.

El mensaje de la Resurrección no es fácil de admitir. Muchos lloran y se emocionan el Viernes


Santo... ¡pero qué pocos son los cristianos que proclaman con su vida ejemplar la
Resurrección!... muchos celebran piadosamente la Semana Santa... pero se olvidaron de Dios
“hasta la próxima Pascua”, y vuelven a su vida diaria para crucificarlo nuevamente con su
alejamiento de Dios. Es increíblemente contradictorio... pero real.

“Vayan a avisar a sus discípulos y a Pedro...” Ésta es la misión; y proclamar la fe en la


Resurrección implica comenzar a vivir una vida nueva, con la mirada en Cristo; aceptar el
compromiso de irradiar la Resurrección de Cristo sobre el mundo que nos rodea, para que
Dios sea todo en todos. En esta celebración renovamos las promesas bautismales.
Tengamos presente siempre estos, nuestros títulos de gloria más grandes: hijos de Dios,
miembros de la Iglesia, Cuerpo Místico, herederos de la gloria futura, templos del Espíritu
Santo. Que reflejemos entonces, en nuestros rostros y en nuestras vidas, la gloria de la
Resurrección que brilla sobre nosotros.

+ Se omite la liturgia Bautismal.


+ En caso de la comunidad llevar agua para bendecir se procede con lo siguiente, de lo contrario se pasa la renovación
de las promesas bautismales. (Se debe de prever llevar agua bendita),

BENDICIÓN DEL AGUA

+ Para la bendición de agua por parte de un ministro extraordinario, es necesario que se lleve a la comunidad agua
bendita por parte de un sacerdote, además de contar con un permiso para poder llevar a cabo esta bendición en otro
lugar, hay que recordar que el ministro extraordinario en sí, no es el que bendice, sino Dios nuestro Señor a través del
agua ya bendita. + El ministro comienza con:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén

+ El ministro prosigue con las siguientes palabras, cuando llega a la parte de “dígnate a bendecir esta agua…” rocía
con agua bendita por el sacerdote los demás contenedores del agua por bendecir:
Oremos. Señor Dios, Padre Todopoderoso, que eres la fuente y el principio de la vida del cuerpo
y del espíritu, dígnate a bendecir esta agua que vamos a utilizar con fe para implorar el perdón
de nuestros pecados, y para alcanzar la protección de tu gracia contra todas las enfermedades y
asechanzas del enemigo.

Concédenos, Señor, por medio de tu misericordia, que el agua viva nos sirva siempre de
salvación, para que podamos acercarnos a ti con un corazón limpio y evitemos todo mal de alma
y cuerpo. Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén
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+ El ministro termina
diciendo:
Que el Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve al a vida eterna. R.
Amén

RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS DEL BAUTISMO

+, Todos de pie hacen la renovación de las promesas del bautismo.


+ El ministro se dirige a la comunidad con estas palabras u otras parecidas:

M. Hermanos, por medio del bautismo, hemos sido participes del misterio pascual de Cristo; es
decir, por medio del bautismo hemos sido con sepultados con él a una vida nueva. Por eso ahora
es muy conveniente que renovemos las promesas de nuestro bautismo, con la cuales un día
renunciamos a Satanás y a sus obras y nos comprometimos a servir a Dios, en la santa Iglesia
católica.

M. ¿Renuncian ustedes al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios?


R. Sí Renuncio.

M. ¿Renuncian a todas las seducciones del mal para que el pecado no los esclavice?
R. Sí Renuncio.

M. ¿Renuncian a Satanás, padre y autor de todo pecado?


R. Sí Renuncio.

M. ¿Creen ustedes en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra? R.


Sí, Creo

M. ¿Creen en Jesucristo, su Hijo único y Señor nuestro, que nació de la virgen María, padeció y
murió por nosotros, resucito y está sentado a la derecha del Padre? R. Sí, Creo

M. ¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el


perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna? R. Sí, Creo
+ El ministro
concluye
M. Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos liberó del pecado y nos
ha hecho renacer por el agua y el Espíritu Santo, nos conserve en su gracia unidos a Jesucristo
nuestro Señor, hasta la vida eterna.
R. Amén

AGUA BENDITA
+ El ministro rocía al pueblo con el agua bendita, mientras se entonan cantos apropiados (ríos de agua viva, espíritu
de Dios o las siguientes Antífona etc.)

Vi brotar el agua del lado derecho del templo, aleluya.


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Vi que en todos aquellos que recibían el agua, surgía una nueva vida y cantaban con gozo:
Aleluya, aleluya.

ORACIÓN UNIVERSAL
+ Los asistentes permanecen en pie mientras se hace la plegaria universal u oración de los fieles, que se desarrolla de
la siguiente forma:

+ El ministro comienza diciendo:


Llenos de gozo porque Jesús ha resucitado, seguros de que renueva nuestra vida, dirijámonos a
nuestro Señor diciendo:
R. Rey vencedor, escúchanos

1. Para que todos los cristianos seamos siempre fieles a las promesas del bautismo que
hemos renovado en esta santa noche. Oremos
2. Para que el Señor, que con su santa resurrección, ha hecho renacer a los nuevos hijos de
la Iglesia, engendrándoles por el agua y el Espíritu Santo, los haga fieles promotores del
evangelio del Reino. Oremos
3. Para que el Señor resucitado, ilumine las tinieblas de los que no tienen fe o viven en la
desesperanza. Oremos
4. Para que Jesús resucitado, anime con la fuerza de su poder, a los que sufren y conceda
alegría en sus corazones. Oremos
5. Para que, en estos tiempos de crisis, sepamos vivir la alegría de su triunfo sobre la muerte,
y aprendamos también a caminar en su luz llenando de esperanza nuestro mundo.
Oremos.
6. Para que el Señor nos bendiga con más vocaciones para la vida sacerdotal, consagrada
y misionera. Oremos

Señor, Jesucristo, que en el cielo eres glorificado por los ángeles y los santos y en la tierra eres
enaltecido y adorado por tu Iglesia, en esta fecha gloriosa de tu resurrección; te pedimos que
escuches nuestras plegarias y extiendes tu diestra misericordiosa sobre este pueblo que tiene
puesta toda su esperanza en tu resurrección. Tú que vives y reinas, inmortal y glorioso, por los
siglos de los siglos. R. Amén.

RITO DE LA COMUNIÓN
+ En caso de no haber comunión, después de la Oración de los fieles, el celebrante que preside invita al pueblo a
orar con el Padre Nuestro, luego pueden hacer la comunión espiritual, enseguida una oración ultima y se finaliza
con el rito de conclusión.

ACCIÓN DE GRACIAS
+ En caso de haber comunión:

Acabada la Oración de los fieles, el ministro invita a los fieles a arrodillarse;


26) De forma rápida y discreta se limpia las manos con algún gel anti-bacterial y/o toalla húmeda
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27) Se acerca al lugar donde se guarda la Eucaristía hace una genuflexión, después de un breve momento de
oración en silencio.
28) Toma el corporal y el purificador; extiende el corporal sobre el altar , coloca a un lado del corporal el purificador
29) Toma el copón con el Cuerpo de Cristo y lo coloca en el altar, sobre el corporal extendido 30) En caso de
haber tomado el copón de un sagrario, asegurase que quede cerrado.

+ En este momento el ministro arrodillado con todos los fieles, entona un himno eucarístico, o uno de alabanza, dirigida
a Cristo presente en la Eucaristía (p.ej. Cantemos al amor de los amores, Dios está aquí)

+ Después el ministro, invita a ponerse en pie, inicia la oración dominical con estas o parecidas palabras:
Fieles a la recomendación del Salvador, y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:
+ Y todos juntos
prosiguen:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
Santificado sea tu Nombre; venga a nosotros
tú Reino, hágase tu voluntad en la tierra como
en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos
a los que nos ofenden; no nos
dejes caer en la tentación, y
líbranos del mal.
+ Luego, si se cree oportuno, se invita a los fieles a darse la paz. Hay que tener cuidado de hacerlo sin escándalos:
Hermanos: Para reconocernos como hijos de Dios nos damos un saludo de paz.

+ Se puede entona el canto de la paz, no se canta Cordero de Dios

+ A continuación el ministro hace una genuflexión, toma una hostia y sosteniéndola un poco elevada sobre el copón,
la muestra al pueblo, diciendo:
Este es el cordero de Dios, que
quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.

+ Y, juntamente con el pueblo añade


R. Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.

+ Si también el ministro comulga, dice en secreto:


El cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.
+ Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo

+ El ministro invita a quienes estén en gracia de Dios y hayan hecho su primera comunión a comulgar. Después el
ministro toma el copón. Elevando un poco la hostia la muestra a cada uno y dice: El Cuerpo de Cristo.
R. Amén

+ Si la persona no responde Amén, hay que responder por él. Mientras se distribuye la comunión, puede entonarse
algún canto oportuno.

Canto de comunión (de preferencia conocido por la asamblea)


1.-________________________________
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+ Acabada la distribución de la comunión,


6) El ministro coloca el copón sobre el corporal y en caso de haberse utilizado platillo, el ministro lo s con el
purificador dejando caer las partículas al copón. Si lo juzga necesario, el ministro puede purificar sus manos
también.

+ En caso de ser la última celebración en la comunidad, el ministro deberá de acuerdo a las indicaciones del párroco
local, consumir el Santísimo, purificar el copón y guardar el purificador y corporal; o en caso de la comunidad contar
con reserva del Santísimo puede dejarlo.

+ Si quedan algunas formas, guarda el Sacramento en el sagrario, hace genuflexión, recoge el corporal (doblándolo
debidamente) y vuelve a su lugar. En caso de resguardar al Santísimo en un sagrario, asegurarse, quede cerrado.

+ A continuación se puede dejar un tiempo de silencio si las personas que comulgaron todavía están en oración.

+ El celebrante también puede disponer de este tiempo, para invitar a aquellos que por cualquier circunstancia no
pudieron recibir a Cristo Sacramentalmente, a hacerlo espiritualmente repitiendo todos juntos con devoción, ya sea
de rodillas, sentados o de pié la siguiente oración:

Comunión Espiritual: Jesús mío creo


firmemente, que estás en el Santísimo
sacramento del altar. Te amo sobre todas las
cosas, y deseo realmente tenerte en mi alma.
Ya que ahora no puedo recibirte Sacramentalmente, ven
Espiritualmente a mi corazón.
Como si ya hubieses venido, te abrazo y me uno a ti.
No permitas que nunca me aparte de ti.
Amén.

ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


+ Luego, de pie en su lugar, el ministro que preside invita a los fieles ponerse de pie y dice:
Oremos:
Infúndenos, Señor, tu espíritu de caridad para que vivamos siempre unidos en tu amor los que
hemos participado en este sacramento de la muerte y resurrección de Jesucristo, que vive y reina
por los siglos de los siglos.
R. Amen

RITO DE CONCLUSIÓN
+ En este momento se Hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios o advertencias al pueblo.
+ Después el ministro invoca la bendición de Dios y se santigua diciendo:
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R.
Amén
+ Luego se despide de la asamblea con estas palabras:
La alegría del Señor sea nuestra fuerza. Nos podemos ir en paz. R.
Demos gracias a Dios.
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+ El ministro, si está la presencia sacramental del Señor, hace genuflexión frente a él, y se retira; en caso de no haber
Santísimo, la realiza al altar. No besa el altar. El coro puede entonar un canto de salida.

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