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FORMAS FLUVIALES

INTRODUCCION

Los agentes modeladores de la corteza terrestre corresponden a la a la


acción de la escorrentía superficial y los procesos de remoción en masa en forma
de caídas, deslizamientos y flujos, y la acción de procesos particulares, entre los
que se comprenden la acción fluvial, glaciar, eólica y de las olas en los litorales.

En el pasado geológico los glaciales han tenido vital importancia, pero han
estado localizados a determinadas áreas de la corteza terrestre , al igual que los
relieves eólicos aún mas localizados o los relieves debidos a la acción de las olas
en los litorales, a diferencia de los cursos fluviales responsables en gran parte de
la mayoría de las formas en los continentes, aún en aquellas regiones desérticas
en donde las lluvias son escasas.

Los ríos han modelado la superficie terrestre a lo largo de toda la historia


geológica de acuerdo a determinados mecanismos y dinámicas, muchas veces no
consideradas adecuadamente en la ocupación del territorio, lo que ha traído como
consecuencia la generación de inundaciones catastróficas con numerosas
pérdidas de vidas humanas y bienes económicos.

Por ello la presente contribución tiene como objetivo primordial, el de


brindar a los estudiantes de Agrimensura y Geografía los conocimientos básicos
de tales aspectos y a la vez promover la toma de conciencia de la absoluta
necesidad de planificar los usos del territorio, con el propósito de evitar efectos
impredecibles y no deseados.

ACCIÓN GEOLÓGICA DE LOS RÍOS

La acción geológica de los ríos se lleva a cabo según tres procesos


interrelacionados: la erosión, el transporte y la sedimentación.

La erosión en tres formas:

1. Corrosión. Por acción química del agua.. Traslado de


iones a largas distancias.

2. Acción hidráulica. Acción del agua con baja carga


sedimentaria sobre márgenes y fondo. Proceso
responsable en mayor parte de la carga sedimentaria en
suspensión de los ríos de márgenes friables.

3. Abración. Acción de desgaste mecánico del agua


cargada de detritos de diversos tamaños que el río
arranca y transporta durante las crecidas. Efecto ligado
a la pendiente, velocidad de la corriente y tipo de carga
que transporta.

Transporte en forma de:

1. Disolución . Carga de los componentes solubles del suelo.


Como por ejemplo disolución de calizas. El material
disuelto en la corriente solo precipita cuando cambian las
condiciones químicas sin relación con la velocidad.

2. Suspensión. Carga sedimentaria fina (limos, arcillas y


arenas finas) trasladados en suspensión por la corriente.

3. Carga de fondo. Carga de tamaño imposible de trasladar


en forma de suspensión por la corriente, pero si en forma
de rodamiento, deslizamiento y saltación (gravas, cantos y
bloques).

Sedimentación.

Proceso dependiente de la velocidad de la corriente y la


velocidad de sedimentación de las partículas, que a la vez depende del
tamaño, densidad y forma de estas.

VALLES FLUVIALES Y SU RELACIÓN CON LOS PROCESOS DE EROSIÓN Y


SEDIMENTACIÓN.

En realidad no se puede hacer una diferenciación taxativa entre formas de


erosión y deposición fluvial, por cuanto estas están regidas por la interacción
conjunta, mas bien puede hablarse de formas resultantes en las que uno de los
dos procesos predomina sobre el otro.

Si consideramos el curso de un río desde sus nacientes hasta su nivel de


base que puede ser el mar, una laguna o lago, las formas de erosión varían a lo
largo de su recorrido.
En las cabeceras o nacientes en regiones montañosas, la fuerte energía del
relieve le confiere a la escorrentía gran velocidad, alto poder de arranque y de
transporte, dando como resultado un neto predominio de la erosión sobre la
deposición. En este caso PREVALECE NETAMENTE la EROSIÓN EN
PROFUNDIDAD sobre la LATERAL, dando lugar a valles encajados en “V” en los
que la corriente corre encajada entre laderas y sobre el sustrato rocoso o con
escasa cubierta de detritos gruesos y frecuentes bloques de gran tamaño
arrastrados por la corriente (fig. 1a). En estos tramos de río a la vez, prevalece el
TRANSPORTE sobre la SEDIMENTACION.

A medida que los tributarios de las cabeceras comienzan a confluir en un


colector común, este por erosión en profundidad incrementada en función al
aumento de caudales y de la carga, puede dar lugar a profundas quebradas en
“V”, la mayoría de las veces generadas en zonas de debilidad producidas por
fallas geológicas y con frecuencia alternantes con saltos de agua o cascadas
asociadas al mismo accidente.

A la salida del paisaje de montaña e ingreso a una llanura o un valle el río


ingresa al ámbito del curso medio o cuenca media. Aquí disminuye la pendiente, y
la capacidad de carga y competencia de la corriente y se genera una cierta
IGUALDAD entre LA EROSIÓN en PROFUNDIDAD y la EROSIÓN LATERAL,
como también en lo referente al TRANSPORTE y la SEDIMENTACIÓN.

En estos tramos el río comienza a depositar parte de la carga y a divagar


en forma sinuosa dando lugar a la formación de un valle aluvial incipiente por
erosión lateral de márgenes, equilibrada en cierta forma con la erosión en
profundidad (fig 1b).

Aguas abajo en su recorrido el río ingresa a su curso inferior, en donde


paulatinamente por disminución de pendiente comienza el PREDOMINIO de la
EROSIÓN LATERAL sobre la erosión en PROFUNDIDAD y el predominio de la
SEDIMENTACION sobre el TRANSPORTE. Aquí el curso comienza a divagar
sobre sus propios sedimentos con sinuosidad marcada, dando lugar a un valle
aluvial amplio o planicie aluvial sobre el que divaga el río circunscripto a una
sección reducida del mismo (fig. 1c).
Finalmente el río al final del recorrido alcanza su nivel de base y en el caso
de que este lo constituya el mar (exorreico) o un lago, tiene lugar la formación de
un delta, en donde predomina netamente la SEDIMENTACIÓN sobre el
TRANSPORTE y el río se ramifica en varios canales distributarios.

Formas erosivas características

Las particularidades de los valles fluviales en respuesta a los tramos de la


cuenca hidrográfica (alta, media y baja), pueden sufrir variaciones locales por
efecto de cambios en las condiciones geológicas o estructurales (fallas, fracturas,
etc.).

Cuando el río corre por materiales resistentes que se apoyan sobre otros
menos resistentes, suelen tener lugar accidentes erosivos de magnitud que
cuando los caudales son importantes dan lugar a cataratas. Si el frente del
material resistente es vertical la capa inferior se erosiona mas rápidamente
acentuando el salto y los materiales de la capa superior se desprenden en
grandes bloques y mantiene la verticalidad. La progresión da lugar aguas abajo a
la formación de una garganta profunda (fig. 2 ). Tal es el caso de las cataratas del
Niágara y de Iguazú. En el primer caso el río corre sobre una formación de calizas
resistentes que se asientan sobre esquistos menos resistentes, y en el segundo, el
factor condicionante está dado por la alternancia de coladas de lava de distinta
resistencia .
Fig 2
Otro accidente erosivo de magnitud lo constituyen los cañones que se
originan en relieves mesetiformes asociados a rocas sedimentarias estratificadas
en forma horizontal por erosión en profundidad asociada al levantamiento de la
región o cambios en el nivel de base (disminución del nivel del mar). Como
ejemplo se destaca el cañón del río Colorado en EEUU y en nuestro país el área
de Talampaya en el Provincia de la Rioja (fig.3).

Fig. 3

Formas deposicionales características

En la baja cuenca de un río, en donde predomina netamente la


sedimentación sobre el transporte y la erosión lateral supera francamente a la
erosión en profundidad, el curso genera una amplia planicie aluvial sobre la cual
durante la mayor parte del año corre el curso del río con amplitud muy limitada.
En estos tramos durante las inundaciones por desborde, en las márgenes
se depositan los materiales mas gruesos (arenas), dando lugar a un depósito
longitudinal que hace las veces de un dique lateral natural de unos metros de
altura, con pendiente suave hacia fuera y mas fuerte hacia el cauce llamados
albardones. Este proceso da lugar a que el río corra controlado por estas
geoformas adventicias y sobreelevado con respecto al resto de la planicie aluvial
que ocupa un posición mas baja (fig. 4).

Sobre estos albardones dado las texturas gruesas de los suelos y el alto
contenido orgánico derivado del aporte de la corriente, crecen los denominados
bosques en galería con especies alóctonas por el transporte de semillas derivadas
de sectores mas altos de la cuenca.

Fig. 4
Durante inundaciones que superan los albardones se activa la planicie
aluvial de inundación, en forma total o parcial y en este caso los materiales
depositados corresponden a fracciones mas finas (limos y arcillas).

Los ríos mesopotámicos de nuestro País como el Paraná, Paraguay, etc.,


se ajustan a estas característcas llamados también río aluviales. El río Paraná
durante las crecidas de magnitud ocurridas en el año 1983 y 1998, superó los
albardones y activó la totalidad de su planicie aluvial.

En regiones montañosas de clima árido y semiárido en donde las


precipitaciones son escasas pero intensas y es significativa la cantidad de detritos
por intensa meteorización mecánica, tienen lugar importantes formas de
acumulación.

En estos ambientes cuando un curso abandona la sierra para ingresar a


una llanura o un valle, el fuerte cambio de pendiente determina una fuerte pérdida
de la capacidad de carga de la corriente y un rápida sedimentación, dando lugar a
un cono o abanico aluvial con ápice o vértice apuntado a la salida de la sierra, y un
borde frontal arqueado (fig. 5 y 6).

Si a la salida de la sierra el material se deposita en su totalidad, y los


caudales de la crecida se infiltran en los materiales permeables y evaporan, tiene
lugar un cono aluvial que en un corte transversal tiene forma triangular clara, a
diferencia de cuando la cuenca de aporte es mayor y la deposición se realiza a
mayor distancia del frente de sierra y da lugar a un abanico aluvial, en el que un
corte transversal, evidencia forma triangular menos acusada.
Fig. 5 fig 6

En ambas geoformas los materiales depositados son gruesos (bloques y


cantos) en el ápice inmediatamente a la salida de la montaña y gradan a
progresivamenta a materiales mas finos hacia la parte distal (gravas, arenas ,
limos).

La génesis de estas formas de deposición obedece a los sucesivos aportes


de sedimentos tras las crecidas, lo que da lugar a que el canal de desague
preexistente se colmate y eleve el lecho, de manera que la corriente ocupa una
nueva posición inferior y así sucesivamente tras nuevos aportes, lo que da lugar a
un divagación en abanico de la corriente.

Tales geoformas así originadas pueden ser estables y activas. Son estables
cuando están asociadas a antiguas condiciones climáticas (paleoclima) y en la
actualidad funcionan por un único canal de desague equilibrado, a diferencia de
las activas, que lo hacen de acuerdo a la dinámica descripta. En este último caso
constituyen un riesgo medio ambiental significativo debido al imprevisto y rápido
cambio que pueden sufrir las corrientes, en particular cuando se producen lluvias
excepcionales.
Como formas estables puede mencionarse los conos presentes en las
Sierras de Córdoba en particular len el valle de Punilla derivados del aporte de la
vertiente occidental de Las Sierras Chicas y como formas inestables, los conos
activos que frecuentemente se presentan en las Sierras Noroccidentales,
Precordillera y Cordillera. En la provincia de Catamarca la población de
Chumbicha localizada sobre un abanico alimentado por corrientes derivadas del
faldeo oriental de la Sierra de Ambato, sufrió un aluvión que afectó seriamente a la
población y mas la norte al pié de la misma sierra, la localidad turística El Rodeo
en similar situación, enfrenta un fuerte riesgo potencial.

Con frecuencia la progresión de estas geoformas afecta caminos y vías


férreas y en ocasiones endican las corrientes que corren por los valles
transversales, en forma parcial o total, dando lugar a la formación de embalses
naturales, que por ruptura incrementan notablemente el poder destructivo de las
crecientes repentinas aguas abajo.

Estas típicas formas de deposición a más del riesgo que involucran ,


constituyen una importante fuente de recurso hídrico subterráneo en las zonas
áridas, por la alta permabilidad de los materiales que las componen que dan lugar
a acuíferos importantes. Como ejemplo puede mencionarse la Ciudad de La Rioja
emplazada sobre el abanico aluvial del río Los Sauces, cuya provisión de agua
depende exclusivamente de este.

Los deltas también forman parte de la formas deposicionales de mayor


importancia. Al igual que en el caso de los conos la corriente fluvial al ingresar a
un lago o el mar, pierde velocidad y se genera la sedimentación de la carga
detrítica.
En primer lugar depositan los detritos mas gruesos dando lugar a las capas
de fondo, luego los de granulometría menor (capas de frente) y por último los mas
finos que dan lugar a las capas de techo.
Los deltas presentan formas diferentes en respuesta a la relación que existe
entre el poder de las corrientes fluviales y el poder del oleaje.

Terrazas fluviales

Las terrazas fluviales como formas de deposición y erosión combinadas, se


presentan flaqueando los cursos según los tramos a una o ambas márgenes,
caracterizadas por un relieve plano con remate escarpado de altura variable hacia
el río, siempre comprendidas dentro de lo que constituye el ámbito fluvial,
entendiendo por tal, al ambiente evolucionado por el aporte aluvial longitudinal de
la corriente de agua durante el tiempo geológico.

Su formación está vinculada a la acción combinada de procesos de


acumulación y de erosión. Primero debe producirse una fase de acumulación de
materiales aluviales y luego una fase de entalle por erosión producida por el río,
determinadas generalmente por cambios climáticos y/o del nivel de base por
levantamiento o cambio del nivel del mar.

De esta manera pueden presentarse distintos niveles escalonados, siendo


los inferiores los mas recientes (T2) y progresivamente de mayor antigüedad los
superiores (T1).

Si las terrazas son similares a ámbas márgenes del curso, se denominan


simétricas y asimétricas si no lo son, como también se denominan terrazas
aluviales, cuando evolucionaron enteramente en materiales depositados por el río
(aluviones), o rocosas o de erosión, cuando evolucionaron a partir de la roca de
base con escaso aluvión (fig 7).

Fig.7

Las terrazas fluviales constituyen un importante recurso medio ambiental,


debido a que suelen poseer un nivel orgánico importante derivado del aporte
aluvial que da lugar a suelos de muy buena aptitud agrícola .
Cuando están fuera del alcance de las crecidas no involucran un riesgo
ambiental, pero sí cuando son afectadas por inundaciones por procesos de
encajamaniento recientes, como es el caso de las terrazas fluviales de los ríos de
las Sierras de Córdoba.

En tal situación las construcciones urbanas y áreas de camping


establecidas aprovechando la facilidad de las labores de construcción (materiales
friables), el recurso paisajístico y la cercanía al río, enfrentan una considerable
amenaza, en particular ante la ocurrencia de crecientes repentinas extremas.
Ejemplo de esto son los desastres ocurridos en poblaciones como San Carlos
Minas, Mina Clavero, Villa General Belgrano, etc.

Ambientes y unidades geomorfológicas que componen un ámbito fluvial y


su relación con la inundabilidad.

Desde el punto de vista de la actividad que presenta un ámbito fluvial


durante la ocurrencia de inundaciones, se pueden diferenciar ambientes y
unidades geomorfológicas que involucran características distintivas y por ende
dinámica fluviales diferenciales.

Dichos ámbitos presentan características distintivas de acuerdo a los ríos e


inclusive a tramos de un mismo río, de acuerdo que se trate de la parte alta,
media o baja de la cuenca hídrica y los materiales geológicos que atraviese (fig.
8).
Fig. 8

Lecho ordinario y canal de estiaje

El lecho ordinario también llamado lecho aparente o lecho menor, es aquel


que queda definido por márgenes claras, e incluye el canal de estiaje por el que
corren las corrientes mas bajas en la época seca.
El canal de estiaje en regiones áridas puede estar muy restringido o
directamente no existir (corrientes temporarias), o en ocasiones estar formado por
varios brazos que confluyen y difluyen entre islotes.

A diferencia en los ríos de climas con pluviosidad regular, en donde los


caudales son mas o menos constantes, el canal de estiaje se confunde con el
lecho ordinario.

El lecho ordinario como la unidad de mayor actividad del ámbiente fluvial,


queda perfectamente definido tanto desde el punto de vista geológico, como
geomorfológico. Desde el punto de vista geológico, por la presencia de depósitos
“vivos” de materiales aluviales aportados por el río (arenas, gravas o bloques), o
roca de base desnuda, con ausencia de suelos y vegetación debido a la frecuente
actividad hídrica que presenta, y desde el punto de vista geomorfológico, por las
márgenes claras de fuerte definición.

Cuando las inundaciones sobrepasan la capacidad de conducción del lecho


ordinario, se activa la llamada llanura de inundación o lecho mayor en el caso de
ríos de llanura, cuya actividad está ligada a crecientes ordinarias de mayor
magnitud a las normales.

En este ámbito de acuerdo a la recurruencia de las crecidas y la magnitud,


se distinguen el lecho de inundación periódico y el lecho de inundación episódico.

Lecho de inundación periódico


Este ámbito adquiere características distintas según los ríos o tramos de un
mismo río y su actividad está ligada a la ocurrencia de crecidas de mediana
recurrencia .

Con frecuencia esta unidad está definida por niveles de terraza de


formación reciente, como es el caso de los ríos de las Sierras de Córdoba que han
sufrido encajamiento por procesos de neotectónica (movimientos recientes) y/o
cambios climáticos (fig. 8).

Cuando el río transcurre en un ámbito aluvial o sea sobre materiales


sedimentarios por el mismo transportado, el lecho de inundación periódico se
presenta al igual que el canal de estiaje claramente definido desde el punto de
vista geológico y geomorfológico. Pero no acontece lo mismo en tramos
montañosos no-aluvionales, en donde su existencia es difícil de distinguir, siendo
en este caso la falta de vegetación el principal indicio.

Como ejemplo de un lecho de inundación periódico, puede mencionarse el


del río Suquía que atraviesa la Ciudad de Córdoba, en el que incluye la Costanera
Norte y Sur, en la actualidad con actividad restringida debido al efecto de retención
que produce en las crecientes serranas el embalse de San Roque. No obstante
frente a la ocurrencia de lluvias intensas que se generan en las cuencas hídricas
con desarrollo aguas debajo de la presa (cuencas de los ríos Las Mesadas,
Saldán, Cañada de Molina y La Estanzuela), este ámbito suele activarse
parcialmente interrumpiendo el tránsito vehicular por sectores.

En tiempos pasados antes de la construcción de la presa, sectores de la


Ciudad emplazados en esta unidad hidrogeomorfológica, sufrían frecuentes
inundaciones (zona Centro, San Vicente, Paseo de Las Heras, etc.).
Lecho episódico

El lecho episódico o lecho mayor es aquel que se activa históricamente ante


la ocurrencia de inundaciones extremas con valores de recurrencia alta
(inundaciones centenarias y milenarias).

Definido también desde le punto de vista geológico y geomorfológico, su


distinción debido a su actividad mas esporádica, es mas difícil y por la misma
razón la mayoría de las veces, están ocupados por cultivos y frecuentemente por
obras de infraestructura urbana.

Al igual que el lecho periódico en los ríos aluvionales de llanura su


definición geológica y geomorfológica es clara. En los ríos serranos de la Provincia
de Córdoba, el lecho episódico incluye debido al encajamiento reciente, las
terrazas fluviales en forma total o parcial según los casos (fig. 8).

En este caso en mayor o menor medida todos los centros poblados de las
sierras, ocupan sectores de esta unidad hidrogeomorfológica, enfrentando una
alta amenaza ante la ocurrencia de crecientes extremas, hecho corroborado con
datos históricos y los desastres ocurridos en los últimos años, entre los que se
destaca por la perdida de vidas humanas y económicas San Carlos Minas (1992),
Villa General Belgrano (1992), Mina Clavero (1993), Cañada de Molina y río
Suquía (2000), etc.

En el Noroeste Argentino es frecuente observar puentes de ferrocarril que


presentan una extensión mucho mayor en comparación a los puentes viales
cercanos (ver fig. 9), debido a que en el primer caso estos abarcan toda la
extensión del ámbito fluvial incluyendo el lecho episódico, a diferencia del segundo
caso, que solo abarcan el lecho de inundación periódico. Como consecuencia es
frecuente la destrucción o arrastre de tales obras.
La omisión por parte del hombre de esta unidad fluvial debido al largo
tiempo necesario para que se active, es la causa principal de los desastres que
ocurren en nuestro país e inclusive a nivel mundial, incluyendo países avanzados.

Fig 9

Ríos anastomosados y meandriformes

El diseño de escurrimiento anastomosado, se caracteriza por la presencia


de numerosos canales que confluyen y difluyen entre numerosos islotes o bancos
(depósitos de canal) alargados en dirección a la que escurre el río. En este caso
los cursos son anchos y poco profundos, con márgenes y fondo no-compactados
formados sobre los propios aluviones (carga de fondo).
Este tipo de diseño indica sobrecarga de sedimentos de fondo, suficiente
pendiente y caudales variables. Es característico de las zonas montañosas de
clima árido y semiárido, en donde la ausencia o escasa vegetación y las lluvias
escasas pero intensas concentradas en un período del año, significan un
importante aporte de detritos a los cauces y también en frentes de glaciares, en
donde las corrientes de fusión también transportan importantes cantidades de
detritos.

En general presentan trazo recto en donde la erosión lateral o de márgenes


está presente, pero en bajo grado, aunque muy activa en las islas o bancos de los
depósitos de canal, que migran constantemente por erosión en el extremo que
enfrenta la corriente y deposición en el opuesto, lo que define un diseño inestable
(fig. 10).

Fig. 10

En nuestro país el diseño es frecuente en la región montañosa del Noroeste


Argentino, asociado tanto a ríos de carácter permanente, como temporario y en los
ríos de la Patagonia Andina.
A diferencia el diseño meandrifome se asocia a pendientes menores,
caudales más constantes y menor carga de fondo, con predominio de sedimentos
en suspensión.

El lecho ordinario presenta sinuosidad variable describiendo curvas


denominadas meandros, mayor grado de encajamiento y profundidad e intensa
erosión de márgenes con respecto al diseño anastomosado.

Este diseño significa una dinámica que se caracteriza por la acción de la


erosión de márgenes hacia la parte externas de las curvas y deposición en las
internas, de manera que la evolución final es el estrangulamiento de las curvas
adoptando el curso del río una nueva posición de recorrido mas corto. Como
consecuencia el trazo antecedente queda abandonado dando lugar a lo que se
conoce como “espiras de meandros” o “collares de buey” en forma de
depresiones arquedas. Estas cuando se producen nuevas inundaciones y las
aguas se retiran, dan lugar a la formación de lagunas que progresivamente se
colmatan de materiales finos y materia orgánica producida por plantas acuáticas y
dan como resultado lugar a la formación de ciénagas (fig 11).

La erosión lateral en las curvas externas se acompaña por erosión en


profundidad debido a turbulencia, lo que da lugar a que el río en estos sectores
sea mas profundo y a la vez la corriente en el paso de un meandro a otro adopta
un sentido diagonal en donde es más rápida y genera un canal, de manera que se
da la alternacia de depresiones y canales en el fondo del curso.

Un meandro no solo evoluciona por erosión lateral y en profundidad, sino


que también por migración en el sentido de la corriente, lo que da lugar a un
movimiento comparable con el serpenteo de una víbora .
Esta dinámica fluvial es la responsable del progresivo ensanchamiento de
los valles fluviales, que en los tramos medios y finales de los grandes ríos suelen
alcanzar un ancho considerable, quedando el lecho ordinario restringido a un
sector reducido del valle aluvial.

En este caso coexisten un conjunto de geomformas asociadas. Los


albardones que acompañan lateralmente al curso cuando disminuyen las aguas de
crecida, suelen no dejan ingresar al cauce el aporte de ríos o arroyos laterales
menores, lo que da lugar a la formación de una corriente paralela al curso principal
llamada “yazoo”, que puede tener un largo recorrido hasta que encuentra una
posición favorable para integrarse al curso principal (fig. 11).

Fig. 11
Cuando los meandros evolucionan en tales condiciones, lo hacen sobre
sedimentos aluviales recientes y se denominan “meandros libres”, de alta
movilidad condición esta muy frecuente en todos los ríos de la Mesopotamia
Argentina (ríos: Bermejo, Paraguay, Paraná y Uruguay).

A diferencia los meadros “encajados” son aquellos que tienen un cierto


control en respuesta a que han sido encajados por erosión en profundidad en un
sustrato rocoso mas antiguo, debido a un levantamiento asociado procesos
tectónicos y/o a cambios en el nieveles de base. Estos a diferencia de los
meandros libres, evolucionan de acuerdo a la misma dinámica pero mas
lentamente, dependiendo la velocidad de distintos factores, como puede ser la
naturaleza de las márgenes, las condiciones climáticas, o las alteraciones
producidas por el hombre.

Entre meandros libres y encajados las diferencias no son tácitas, sino que
existen un sin número de situaciones intermedias.

Como ejemplo de diseño meandrifome, puede citarse e el caso del río


Anizacate que aguas debajo de la ruta Prov. N5 en Costa Azul, describía un
acusado meandro semiencajado, que se estranguló en una creciente de magnitud
en el año 1993, lo que originó un cambio en la dirección del flujo y una severa
situación de riesgo potencial. Esto dio lugar a que numerosas viviendas fueran
literalmente arrasadas, en particular las incluidas en la parte interna del meandro
(fig. 12).
Fig. 12

Es importante destacar que al igual que la movilidad de los meandros,


existen situaciones intermedias entre el diseño anastomosado y meandriforme,
que se relacionan a condiciones locales de orden geológico, estructural, etc.
PRINCIPALES DIFERENCIAS ENTRE DISEÑO ANASTOMOSADO Y
MEANDRIFORME.

ANASTOMOSADO MEANDRIFORME
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Mayor PENDIENTE longitudinal Menor PENDIENTE longitudinal

Cauce RECTO Cauce SINUOSO

Cauce POCO PROFUNDO Cauce MAS PROFUNDO

Lecho ORDINARIO AMPLIO y canal de estiaje Lecho ordinario MAS ANGOSTO.


múltiple con difluencia y confluencia de canales,
con inclusión de frecuentes barras.

Planicie de inundación de MENOR DESARROLLO Planicie de inundación DE MAYOR


LATERAL con respecto al lecho ordinario. DESARROLLO LATERAL con respecto
al lecho ordinario

Orillas bajas a ambas márgenes Orillas altas y mas profundas


en las partes externas de las curvas y bajas
en las internas
(sedimentación).

Predominio de CARGA DE FONDO Predominio de CARGA EN SUSPENSIÓN

Caudales INCONSTANTES Caudales MAS CONSTANTES


------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
PREVENCIÓN DE INUNDACIONES

Si bien las inundaciones constituyen una de las amenazas de mayor


significación, también se encuentran entre los procesos naturales mas factibles de
predecir, en base a los avances tecnológicos de los últimos tiempos.

Dentro del marco de las estrategias de mitigación para las inundaciones, las
medidas previas a la ocurrencia de estas son sin lugar a dudas las más
convenientes en cuanto a utilidad y costos.

Entre tales medidas juega un papel fundamental la evaluación de la


amenaza consistente en determinar la dinámica, alcance y recurrencia de las
inundaciones, para lo cual los estudios geológicos, geomorfológicos e
hidrológicos juegan un papel primordial.

La geología y geomorfología posibilitan definir las unidades que componen


un ámbito fluvial, siendo de gran utilidad las técnicas de la teledetección
(imágenes satelitales) y fotointerpretación (fotografías aéreas), por cuanto
posibilitan evaluar las características de la cuencas, la dinámica y alcance de las
inundaciones en el valle fluvial e inclusive situaciones potenciales de amenaza que
puedan derivar de cambios en el recorrido de los ríos, por rápida o progresiva
erosión de sus márgenes (estrangulamiento de meandros, activación de brazos de
crecida o antiguos cauces, etc.).

Como resultado de esta etapa es posible obtener mapas de amenaza o


peligrosidad indicativos de las áreas inundables ante la ocurrencia de crecientes
periódicas y extremas, los que complementados con sistemas de alerta temprana,
constituyen una herramienta de incalculable valor para los organismos encargados
de la Defensa Civil y para la población en general, en este último caso,
permitiendo la autoevacuación mediante planes de concientización, hecho que
frente a eventos extremos juega un papel preponderante en la salvaguarda de
vidas humanas.

Dichos estudios en una segunda etapa mediante la implementación de


estudios hidrológicos e hidráulicos, dirigidos a evaluar la recurrencia de los
fenómenos según distintas situaciones, posibilitan establecer las restricciones de
uso definitivas del territorio (establecimiento de la línea de ribera).

Areas afectadas por inundaciones en el Mundo y Argentina

A nivel mundial son incontables y frecuentes los desastres asociados a las


inundaciones, aún en los países mas avanzados, aunque con mayor impacto en
los países sub-desarrollados.

En el primer caso puede citarse como ejemplo las inundaciones que han
afectado áreas productivas y poblaciones a la rivera del río Missisipi e EEUU,
luego de que crecientes históricas superaron el límite de los albardones laterales
del lecho ordinario, en muchos casos sobreelevados por el hombre mediante
diques artificiales, lo que incrementó aún más el poder destructivo de la
inundación.

Recientemente en el mismo río la Ciudad de Nueva Orleáns por ocupar en


forma inadecuada parte del delta de dicho curso, por efecto del huracán Katrina y
las condiciones hidrogeomorfológicas que determinaron el ingreso del mar y a la
vez la retención del aporte fluvial por dicho efecto.

También son frecuentes los desastres ocasionados en países europeos


asociados a crecientes repentinas asociadas a torrentes o a grandes cuencas
hídricas e incontables desastres que afectan a poblaciones de los países
subdesarrollados.

En cuanto a nuestro país son conocidos los desastres ocasionados por las
inundaciones que tienen lugar en la cuenca del río de La Plata y sus tributarios.
Tal es el caso de las Ciudades de Resistencia, Goya, Corrientes, en el año 1983 y
1999 cuando por el efecto “El Niño”, tuvieron lugar inundaciones extremas que
ocuparon la totalidad de los lechos de inundación episódicos. Lo mismo sucedió
en el caso de la Ciudad de Santa Fe por la crecida del río Salado en el año 2002,
con importantes pérdidas económicas y de vidas humanas,

En cuanto a las crecientes repentinas en nuestro país, son conocidos los


desastres ocasionados, en especial en los últimos años en la Provincia de
Córdoba.

Crecientes extremas de larga recurrencia afectaron a numerosas


poblaciones serranas entre las que se destacan por los daños ocasionados y
pérdidas de vidas humanas, San Carlos Minas en el año 1992, Villa de Soto, Cruz
de Caña y Villa General Belgrano en el mismo año, Mina Clavero y Nono en 1993,
Salsacate en 1999 y en marzo del 2.000 la localidad de La Calera (Cañada La
Molina).

En la mayoría de los casos estas crecientes tomaron totalmente


desprevenidos a los organismos de defensa civil y a los pobladores, aunque sin
excepción las áreas afectadas ocupaban los lechos de inundación episódicos y en
ocasiones, aún los periódicos, claramente definidos ambos, tanto desde el punto
de vista geológico, como geomorfológico. Además la inestabilidad de estos
sectores está suficientemente corroborada por datos históricos y testimonios de
antiguos pobladores.
San Carlos Minas, Foto áerea 1970 (antes). San Carlos Minas. Foto aérea 1995 (después).

CONSIDERACIONES FINALES

A modo de síntesis el alumno de la Escuela de Agrimensura debe tener


presente lo siguiente:
 Las inundaciones entre las amenazas naturales, se comprenden entre aquellas
que en la actualidad son las mas factibles de predecir mediante acciones de
mitigación, entre las cuales las anteriores a la ocurrencia de los desastres, son
por lejos las mas convenientes.

 Los áreas afectadas en la gran mayoría de los casos se asocian a unidades


hidrogeomorfológicas de inundabilidad natural, ocupadas sin medidas previas
de planificación o en contados casos, a sectores con inundabilidad derivada
de acciones incorrectas que han ocasionado cambios significativos en la
dinámica natural.

 En nuestro país las inundaciones constituyen la amenaza natural de mayor


peso y en todos los casos sin excepción, los daños que generan devienen de
la incorrecta planificación u ordenación territorial por desconocimiento u
omisión de la realidad natural (no es el río el que inunda a al hombre, sino este
el que inunda el río).

 A partir del año 1992 tuvieron lugar en la Provincia de Córdoba crecientes


históricas ligadas al efecto “El Niño” y muy probablemente en los últimos años
influenciadas por el cambio climático global.

 Frente a esta realidad queda en evidencia la absoluta necesidad de considerar


las correspondientes acciones de planificación territorial, para evitar
situaciones no deseadas, para los cual los estudios de carácter interdiciplinar
son necesarios y de alta utilidad.

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