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ACOMPAÑAMIENTO VOCACIONAL

TEMA 3.3 MEDIOS PARA


DISCERNIR
En estos asuntos de Dos que llamamos vocación, es
necesario poner en juego todos los medios a nuestro alcance. Jesús, el Hijo de Dios,
es al mismo tiempo plenamente hombre. Hizo un proceso humano, no libre de
dificultades, como cada uno de nosotros. Por ejemplo, cuando él dice les he dado a
conocer todo lo que oí a mi Padre (Jn 15, 15), no se refiere sólo a un conocimiento
misterioso, desde la eternidad, sino al conocimiento que Jesús tuvo del Padre a
través del camino esforzado de la oración... el que muchas veces por la madrugada
se fue a la montaña para orar (Mc 6, 46). Podía comunicar lo que había
experimentado. La imagen de Jesús que presentan los evangelios no es mágica ni
espectacular, sino sencilla y profundamente humana.
Esta imagen de Jesús nos enseña que, en nuestra vida espiritual, debemos
confiar totalmente en Dios que nos ama y nos conduce, pero esto no obsta para que
pongamos los medios que son necesarios y razonables. Así, podemos establecer un
principio básico: en tu proceso vocacional conviene que pongas en juego,
equilibradamente, los recursos humanos y espirituales, para que se complementen
entre sí. Sólo el Espíritu Santo puede reproducir en ti la imagen de Jesucristo, pero
con tu esfuerzo, secundas la obra del Espíritu. Hagamos una lista de los recursos
con los que cuentas: Los recursos espirituales y los recursos humanos.

RECURSOS ESPIRITUALES
La palabra de Dios. Es un recurso básico. Cuando eres inmaduro en tu fe la
palabra de Dios está como ausente... otras ideas llenan tu mente. Pero según va
creciendo esa fe, la Palabra resuena en tu interior con fuerza. Recurres a ella e
intentas mirar desde ella toda la realidad.
La vida sacramental. Poco a poco te vas haciendo consciente de los dones
recibidos: primeramente de tu iniciación cristiana. Conoces y valoras el don del
bautismo. Aunque ya te hayas confirmado es muy útil participar en un curso de
confirmación. Vas descubriendo el gran valor de la eucaristía y de la reconciliación.
Tu vida adquiere un signo, un sentido, cuando permites que la llene la gracia de
Dios, la amistad con Cristo.
La oración. Es un recurso por el que se expresa la vida sacramental y la
apertura a la Palabra. Por medio de la oración vives y reafirmas tu amistad con
Jesús. La oración te construye por dentro, porque el trato con Dios, como a Jesús, te
lleva a experimentarte como hijo.
La liturgia. La oración es también comunitaria. Orar con la comunidad en una
asamblea organizada, tener presentes sus necesidades, sentirte hermano con los
hermanos, es un estupendo camino de discernimiento vocacional. La participación
litúrgica tiene una especial importancia en algunos momentos del año: los
domingos, las grandes fiestas, los tiempos litúrgicos. Por la liturgia cultivas el
sentido de pertenencia a una comunidad, habitualmente la parroquia.
El apostolado. La participación en un servicio apostólico es un campo
precioso de discernimiento vocacional. En el apostolado experimentas vivamente
que Jesús cumple su promesa: Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de los
tiempos (M 28, 20). La tarea apostólica es lugar de la presencia del Padre, del Hijo
y del Espíritu.

RECURSOS HUMANOS

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ACOMPAÑAMIENTO VOCACIONAL
El acompañamiento. El medio más básico es el acompañamiento. Llegas a
ser tú mismo ya discernir el llamado de Dios a partir de la comunicación con otra
persona que te pueda ayudar. Este acompañamiento no sólo es importante en este
momento, sino durante toda la vida. Quien desea caminar en la fe, obedeciendo a
Dios que llama, necesita dejarse acompañar por alguien en su nombre.
El esfuerzo diario. La vocación no es para los flojonazos. No se puede aspirar
a valores grandes instalado en una butaca delante de la televisión. Si quieres
discernir el llamado de Dios tendrás que poner esfuerzos notables. Tu vida se llena
de inquietudes y de actividades por las que vas percibiendo con más claridad el
camino. Jesús lo dejó muy claro cuando dijo: La ley y los profetas llegan hasta Juan;
desde entonces se anuncia la buena noticia del reino de Dios, y todos deben
esforzarse para entrar en él (Lc 16, 16).
La confianza. Este recurso es correlativo a la fe: quien cree, confía. La con-
fianza se puede traducir en algunas virtudes muy útiles en tu proceso vocacional.
Confiar es tener optimismo ante la vida, el mundo la sociedad. Confiar es ser
transparente ante quien te acompaña. Confiar es comportarte con docilidad,
aceptando las razones que te proponen los demás. Confiar es, en fin, aceptar la
parte positiva de ti mismo y ponerte a caminar.
La solidaridad. Es el correlativo del sentido comunitario. Quien se sabe parte
de un cuerpo común, tiene capacidad de desprenderse de lo suyo para ponerlo al
servicio. Desea desprenderse de sí mismo para entregarse en un camino de servicio
a los demás. La vocación supone este rasgo humano de solidaridad.

Ejercicio: el coraje de la misión


Para vivir de una forma más eficaz tu vocación, hay que conjugar los elementos
humanos, pero también los espirituales, ya que sólo así tendrá sentido tu entrega en la
misión. Por eso es conveniente revisar cómo se van conjugando ambas dimensiones en tu
persona. Para ello puedes analizar:

En un primer momento:
 ¿Experimentas la necesidad de dedicarte exclusivamente al servicio de Dios y de su
Reino? ¿En qué lo notas?
 ¿Eres capaz de tolerar cierta experiencia de soledad, unida a un buen sentido del
humor?
 ¿Vas superando carencias afectivas que podrían conducirte a una excesiva
dependencia o a la búsqueda de compensaciones?
 ¿Tienes amor al trabajo y lo realizas con entrega y con alegría? ¿Has hecho del
trabajo una parte importante de tu vida y de tu espiritualidad?
 ¿Vas aprendiendo a vivir de forma sencilla, que ya anuncia la pobreza evangélica, sin
exigencias superfluas?
 ¿Eres solidario con los demás y compartes con ellos tu persona, tu tiempo, tus
valores, tu saber y tu tener?

En un segundo momento:
 ¿Vas asumiendo progresivamente la opción preferencial por los pobres y los más
necesitados?
 ¿Eres capaz de aceptar en disponibilidad la voluntad de Dios que se te manifiesta a
partir de las necesidades de los demás?
 ¿Estableces relaciones de amistad, de diálogo y sinceridad con Dios, contigo mismo y
con los demás?
 ¿Manifiestas actitudes de servir y una buena capacidad de integrar los gustos
personales con las necesidades de la comunidad y de la Iglesia?
 ¿Qué tan dispuesto estás para poner en segundo plano tus proyectos personales y en
primer plano los proyectos de la Iglesia de tu comunidad?

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ACOMPAÑAMIENTO VOCACIONAL
 ¿De qué manera descubres el paso de Dios en el hoy de tu vida? ¿Cómo llegas a esta
conclusión?
 ¿Tienes la sensibilidad espiritual para descubrir en los demás, especialmente en los
necesitados, el rostro real de Cristo?

Saber conjugar los elementos humanos y espirituales te ayudará a seguir trabajando


en tu proceso vocacional. Pues el aspecto espiritual te sostiene en medio del cansancio
humano; y el reconocimiento de tus limitaciones te lleva a potenciar tu relación con Dios al
sentirte necesitado de él.

Pautas para la oración Para el diálogo con tu orientador

- Haz un momento de oración - Examina con tu orientador cómo


con el texto de la alegoría de utilizas los diferentes recursos que se
la vid, donde se expresa la han presentado en este capítulo.
importancia de la
dependencia de Dios en la Criterio de discernimiento
vida de la fe y el proceso
vocacional: Jn 15, 1-17. En tu proceso vocacional deberás
- También puedes hacer oración poner en práctica los medios
con un texto del evangelio que espirituales y humanos de modo
subraya el gran valor de la equilibrado. Vale el adagio: trabaja
confianza en la providencia. como si todo dependiera de ti, y
Interna confiar en tu vida a pide a Dios porque todo dependa de
Dios: Lc 12, 22-34. él.

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