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RECURSOS ESPIRITUALES
La palabra de Dios. Es un recurso básico. Cuando eres inmaduro en tu fe la
palabra de Dios está como ausente... otras ideas llenan tu mente. Pero según va
creciendo esa fe, la Palabra resuena en tu interior con fuerza. Recurres a ella e
intentas mirar desde ella toda la realidad.
La vida sacramental. Poco a poco te vas haciendo consciente de los dones
recibidos: primeramente de tu iniciación cristiana. Conoces y valoras el don del
bautismo. Aunque ya te hayas confirmado es muy útil participar en un curso de
confirmación. Vas descubriendo el gran valor de la eucaristía y de la reconciliación.
Tu vida adquiere un signo, un sentido, cuando permites que la llene la gracia de
Dios, la amistad con Cristo.
La oración. Es un recurso por el que se expresa la vida sacramental y la
apertura a la Palabra. Por medio de la oración vives y reafirmas tu amistad con
Jesús. La oración te construye por dentro, porque el trato con Dios, como a Jesús, te
lleva a experimentarte como hijo.
La liturgia. La oración es también comunitaria. Orar con la comunidad en una
asamblea organizada, tener presentes sus necesidades, sentirte hermano con los
hermanos, es un estupendo camino de discernimiento vocacional. La participación
litúrgica tiene una especial importancia en algunos momentos del año: los
domingos, las grandes fiestas, los tiempos litúrgicos. Por la liturgia cultivas el
sentido de pertenencia a una comunidad, habitualmente la parroquia.
El apostolado. La participación en un servicio apostólico es un campo
precioso de discernimiento vocacional. En el apostolado experimentas vivamente
que Jesús cumple su promesa: Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de los
tiempos (M 28, 20). La tarea apostólica es lugar de la presencia del Padre, del Hijo
y del Espíritu.
RECURSOS HUMANOS
1
ACOMPAÑAMIENTO VOCACIONAL
El acompañamiento. El medio más básico es el acompañamiento. Llegas a
ser tú mismo ya discernir el llamado de Dios a partir de la comunicación con otra
persona que te pueda ayudar. Este acompañamiento no sólo es importante en este
momento, sino durante toda la vida. Quien desea caminar en la fe, obedeciendo a
Dios que llama, necesita dejarse acompañar por alguien en su nombre.
El esfuerzo diario. La vocación no es para los flojonazos. No se puede aspirar
a valores grandes instalado en una butaca delante de la televisión. Si quieres
discernir el llamado de Dios tendrás que poner esfuerzos notables. Tu vida se llena
de inquietudes y de actividades por las que vas percibiendo con más claridad el
camino. Jesús lo dejó muy claro cuando dijo: La ley y los profetas llegan hasta Juan;
desde entonces se anuncia la buena noticia del reino de Dios, y todos deben
esforzarse para entrar en él (Lc 16, 16).
La confianza. Este recurso es correlativo a la fe: quien cree, confía. La con-
fianza se puede traducir en algunas virtudes muy útiles en tu proceso vocacional.
Confiar es tener optimismo ante la vida, el mundo la sociedad. Confiar es ser
transparente ante quien te acompaña. Confiar es comportarte con docilidad,
aceptando las razones que te proponen los demás. Confiar es, en fin, aceptar la
parte positiva de ti mismo y ponerte a caminar.
La solidaridad. Es el correlativo del sentido comunitario. Quien se sabe parte
de un cuerpo común, tiene capacidad de desprenderse de lo suyo para ponerlo al
servicio. Desea desprenderse de sí mismo para entregarse en un camino de servicio
a los demás. La vocación supone este rasgo humano de solidaridad.
En un primer momento:
¿Experimentas la necesidad de dedicarte exclusivamente al servicio de Dios y de su
Reino? ¿En qué lo notas?
¿Eres capaz de tolerar cierta experiencia de soledad, unida a un buen sentido del
humor?
¿Vas superando carencias afectivas que podrían conducirte a una excesiva
dependencia o a la búsqueda de compensaciones?
¿Tienes amor al trabajo y lo realizas con entrega y con alegría? ¿Has hecho del
trabajo una parte importante de tu vida y de tu espiritualidad?
¿Vas aprendiendo a vivir de forma sencilla, que ya anuncia la pobreza evangélica, sin
exigencias superfluas?
¿Eres solidario con los demás y compartes con ellos tu persona, tu tiempo, tus
valores, tu saber y tu tener?
En un segundo momento:
¿Vas asumiendo progresivamente la opción preferencial por los pobres y los más
necesitados?
¿Eres capaz de aceptar en disponibilidad la voluntad de Dios que se te manifiesta a
partir de las necesidades de los demás?
¿Estableces relaciones de amistad, de diálogo y sinceridad con Dios, contigo mismo y
con los demás?
¿Manifiestas actitudes de servir y una buena capacidad de integrar los gustos
personales con las necesidades de la comunidad y de la Iglesia?
¿Qué tan dispuesto estás para poner en segundo plano tus proyectos personales y en
primer plano los proyectos de la Iglesia de tu comunidad?
2
ACOMPAÑAMIENTO VOCACIONAL
¿De qué manera descubres el paso de Dios en el hoy de tu vida? ¿Cómo llegas a esta
conclusión?
¿Tienes la sensibilidad espiritual para descubrir en los demás, especialmente en los
necesitados, el rostro real de Cristo?