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“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos
en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de
tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.” -2. Timoteo 4:1-2
La razón por la cual es indispensable esta declaración con una enorme urgencia, lo responden
los versículos que siguen al pasaje citado, “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana
doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonaran maestros conforme a sus propias
concupiscencias, y apartaran de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”. Vv.3, 4,5
Cada vez que leo este pasaje, pareciera que el Apóstol Pablo le hubiera dado esta sublime
recomendación a Timoteo recientemente, debido a que eso es exactamente lo que vemos en
nuestro tiempo actual, predicadores dando desde los pulpitos charlas motivacionales, etc. Y
muy poco hablando de la Palabra de Dios. Y, es por ello que en esta ocasión, quiero llegar a
este punto de que Hoy mismo Dios te está diciendo:
Cada día, llénate de la Palabra de Dios. Y por ningún momento te apartes de este llamado.
Cuando el Apóstol Pablo escribió esta carta a Timoteo, estaba ya en sus últimos días de vida, y
es por ello que con una gran Solemnidad le da esta encomienda, la misma encomienda que te
hace a ti en este día: Te encarezco delante de Dios,, en otras palabras, Te lo ruego delante de
Dios y del Señor Jesucristo: “QUE PREDIQUES LA PALABRA”.
Gracias
Eliseo Diaz.