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CASO ENRON

Enron Corporation fue una empresa energética con sede en Houston (Texas) que
empleaba a más de 21.000 personas hacia mediados de 2001.
Enron se constituyó en 1985 por la fusión de las empresas Houston Natural Gas e Inter
North. Kenneth Lay, presidente de la ex Houston Natural Gas y luego presidente de
Enron, dirigió a la compañía casi desde su creación hasta poco tiempo antes de su
estrepitosa caída. La empresa originalmente se dedicaba a la administración de
gasoductos dentro de los Estados Unidos, aunque luego expandió sus operaciones como
intermediario de los contratos de futuros y derivados del gas natural y al desarrollo,
construcción y operación de gasoductos y plantas de energía, por todo el mundo,
convirtiéndose rápidamente en una empresa de renombre internacional.
Enron creció exponencialmente en su área original y se introdujo en otros rubros como
la trasmisión de energía eléctrica previendo su posible desregulación como había
ocurrido en el caso del gas. La empresa también desarrolló nuevos mercados en el área
de las comunicaciones, manejo de riesgos y seguros en general. En su momento la
revista Fortune la designó como la empresa más innovadora de los Estados
Unidos durante cinco años consecutivos, entre 1996 y 2000. Además apareció en la lista
de los 100 mejores empleadores de dicha revista en 2000, y era admirada por la
grandilocuencia de sus instalaciones entre los ejecutivos de empresas.
Sin embargo, la reputación de esta empresa comenzó a decaer debido a los insistentes
rumores de pago de sobornos y tráfico de influencias para obtener contratos en América
Central, América del Sur, África, las Filipinas y la India. El escándalo más resonante
estuvo vinculado al Contrato que tenía Enron con la empresa de energía Maharashtra
State Electricity Board.
Simultáneamente, una serie de técnicas contables fraudulentas, avaladas por su empresa
auditora, la entonces prestigiosa firma Arthur Andersen, permitieron crear el mayor
fraude empresarial conocido hasta ese entonces.
En agosto de 2000 la empresa alcanzó su cenit, logrando una cotización de $ 90.56
dólares por cada acción. Sin embargo, una vez iniciado el año 2001, las acciones de la
empresa en Wall Street comenzaron a caer rápidamente de 85 a 30 dólares, cuando
surgieron rumores de que las ganancias de Enron eran el resultado de negocios con sus
propias subsidiarias, una práctica que le permitía "maquillar" las gigantescas pérdidas
que había sufrido en los últimos años. Cuando se hizo público el escándalo sobre el uso
de prácticas irregulares de contabilidad, Enron se vino abajo y llegó al borde de la
bancarrota hacia mediados de noviembre de 2001. Desde allí, la palabra "Enron" se
convirtió, para la cultura popular, en un sinónimo del fraude empresarial planificado.
Enron solicitó protección por bancarrota en Europa el 30 de noviembre y en los Estados
Unidos el 2 de diciembre de 2001.
Remontarse al 2 de diciembre de 2001, es remontarse a uno de los
mayores escándalos de la historia económica. Ese día, la empresa energética Enron se
declaraba en quiebra. Primer distribuidor energético a nivel global, facturaba 100.000
millones de dólares anuales.
Nace la mentira
¿Cómo algo tan enorme pudo llegar a esa situación? Fácil: era todo un engaño.
La empresa, fundada en 1985 por Kenneth Lay, vivió un antes y un después con la
llegada de Jeffrey Skilling. Uno de los mejores graduados en Harvard en su promoción
de MBA, aterrizó en Enron en 1997. Con él, la compañía descubrió en toda su
expresión lo que es la ingeniería contable. Pasivos que se convirtieron en activos,
préstamos que se computaban como ingresos, deuda maquillada, beneficios inflados... A
ojos de la contabilidad, todo rozaba la perfección.

La mejor empresa de América


De hecho, era un ejemplo para los demás. La más innovadora, la mejor manejada. Así lo
fue hasta que poco a poco la realidad fue saliendo a la luz. La junta directiva vivía
engañada, con una acción en bolsa que cotizaba sobre los 90 dólares en el 2000.
Una revisión de las cuentas por parte de las autoridades contables afloró deudas
escondidas y elementos ocultos fuera de balance que daban la impresión de que la
empresa estaba saneada. Poco a poco el mundo Enron fue cayendo. De los 90 dólares
por acción del 2000, un año después se pasó a apenas un dólar, un 99% menos. Más
de 10.000 millones en valor contable que se esfumaron. Miles de ahorradores que
perdían su inversión.
Acorralada, se vio obligada a presentar el concurso. En su día fue la mayor bancarrota
de la historia. Acumulaba unos activos de 64.000 millones y unas deudas de 30.000
millones. Un hito de la época, después superada por WorldCom (en 2003) y Lehman
Brothers y Washington Mutual (ambas en 2008 tras el último crash). 20.000 empleados
perdieron su trabajo, la consecuencia lógica del desastre.
Menos esperada fue la caída de su auditora. Enron se llevó por delante a Arthur
Andersen, una de las cinco auditoras más importantes del mundo en ese momento. Fue
partícipe del engaño. En teoría, bajo la presión de los máximos directivos, que pedían
que hiciera la vista gorda para mantener el enjuague contable vivo. Desprestigiada y
condenada, acabó despiezada y su negocio en manos de las demás grandes. Casi cien
años de historia trayectoria dilapidados por Enron.
A Jeffrey Skilling, la mente detrás de la contabilidad, le salió mal su última jugada
maestra. Antes de la quiebra se las vio venir, renunció a su cargo alegando motivos
familiares y vendió las acciones que tenía en la empresa. Cuatro meses después llegaba
la bancarrota. Supuestamente, él no sabía nada de la situación crítica de la empresa.
No coló.
En 2004 se le imputaron una treintena de cargos, entre ellos operar con información
confidencial, al vender unos 60 millones de dólares en acciones de Enron antes de la
quiebra, engañar al auditor o conspiración.
Kenneth Lay, fundador de Enron, se embolsaba 40 millones de dólares por año
En octubre de 2006 se lo condenó a 24 años de prisión y fue multado con 45 millones
de dólares. Afirma que tras la ‘muerte’ de Enron consideró el suicidio, pero que la
condena lo salvó. Le hizo recapacitar. Se convirtió en su mayor crítico.
En los años siguientes se dieron revisiones y reducciones de su condena. Al final, puede
salir a la calle en febrero de 2019, menos de 18 años después de la quiebra de Enron.
Kenneth Lay, el fundador, se embolsaba 40 millones de dólares por año. Tras el
escándalo y la bancarrota, se las tuvo que ver con la justicia. Se le imputaban hasta once
cargos relacionados con fraude. El juicio empezó en enero de 2006. El jurado lo halló
culpable de seis delitos de conspiración y fraude en mayo. Para septiembre estaba
prevista la vista de la sentencia. Nunca llegó: Lay falleció en julio, a los 64 años, de un
infarto.
Otra decena de cargos fueron enjuiciados. Como suele ocurrir en el mundo de las
finanzas, la condena de los culpables suele ser menor al daño causado.

CASOS INTERNACIONALES

WORLDCOM
WorldCom fue una empresa importante del sector de las telecomunicaciones con
sede Estados Unidos, que se declaró en quiebra en julio de 2002. Que ésta no haya
ocurrido antes, fue gracias a los prestamistas que lo mantenían a flote. Entre ellos
estaban J.P. Morgan Chase, Citigroup y General Electric.
Al presentar la quiebra, WorldCom debía 75 mil millones de dólares en intereses
vencidos, y consiguió una línea de crédito de hasta 2.000 millones de dólares de un
consorcio de prestamistas.

Historia
En el año 1983, Bernard Ebbers, dueño de una cadena de hoteles en Mississippi,
emprendió un nuevo negocio en el sector de las telecomunicaciones. Bernard aprovechó
la oportunidad de que la empresa AT&T se segregó en sectores más pequeños. De este
modo, durante casi 2 años adquirió pequeñas empresas de telecomunicaciones para
formar una red nacional en todo los Estados Unidos. A partir de 1984 y 1994 crea
LDDS (Long Distance Discount Service) que empezó a trabajar en Mississipi. Años
más tarde, la empresa cambia de nombre a WorldCom y dispuesto a ganar más
participación de mercado en los Estados Unidos se fusiona con la empresa MCI, con el
mando como director ejecutivo de su fundador, Ebbers
Después de la fusión, la empresa empezó a comprar todas las cadenas más pequeñas de
telecomunicaciones de todos los estados. De esa manera, la empresa pudo aumentar su
participación y en pocos años Bernard pasó a ser una de las personas más influyentes y
poderosas en el mercado de las telecomunicaciones norteamericano. La empresa
WorldCom pasó a estar valorada en 180.000 millones de dólares.
En junio de 1999, la empresa cotizaba ya en la bolsa de los Estados Unidos, entrando
con un valor por acción de 64,5 dólares.
En junio del 2002, el mercado bursátil de todo el mundo bajó enormemente tras la
difusión de un fraude contable cometido por la empresa WorldCom por una suma
multimillonaria. En Nueva York, el índice industrial Dow Jones empezó el día con una
caída de 200 puntos aproximadamente, un margen muy inferior a la caída en el octubre
del pasado año (2001). Además, el índice Nasdaq indicaba para el mes de junio del
2002 una caída del 3%, aunque luego una subida de solo el 0,38%. Por otro lado, las
bolsas de valores de Londres, Frankfurt, Tokio y París siguieron bajando todo el mes.
Todo ello indicó que la empresa WorldCom, una de las empresas más grande de todo
los Estados Unidos, había “maquillado” sus cuentas para poder tener ingresos de 3.800
millones de dólares, algo que su auditora Andersen no lo había indicado.

Escándalo Contable y Quiebra


En el 2002, después de la caída de la empresa Enron, la U.S. Securities and Exchange
Commission (Comisión de mercado de valores de los Estados Unidos) presentó
documentos que ponían de manifiesto un gran fraude contable realizado por la empresa
WorldCom. El departamento de Justicia y dos comisiones del congreso investigaron el
caso. Bernard afirmó que no conocía nada sobre las acciones de sus gerentes y de las
movidas y “maquillajes” de los estados contables. Pero las investigaciones desvelaron
que el principal “cerebro” del fraude fue Bernard Ebbers. Además, dos agencias de
análisis de riesgo calificaron las acciones de la compañía como “basura”. Reflejando así
las inevitables pérdidas que ocultaba la empresa WorldCom. Luego de muchas
investigaciones, se logró descifrar el fraude, una pérdida para sus accionistas en más de
180.000 millones de dólares, una mala cuenta de gastos por más de 4 mil millones de
dólares y una cuenta irregular por más de 3 mil millones de dólares.
La pregunta primordial fue como pudo lograr Bernard Ebbers todo esto y porqué. Las
investigaciones establecieron que en el 2000 la compañía ya estaba emitiendo deuda,
pero no se trasladó a los accionistas. Ese año, el mercado de las telecomunicaciones fue
muy mal, en el caso de WorldCom también, pero ellos maquillaron las pérdidas
contables como inversiones de capitales, así pues, sus estado financieros no publicaban
pérdidas. Mientras que su flujo de caja seguía intacto y sin ningún endeudamiento. Se
supo que la auditora Andersen y Bernard estaban asociados a este fraude y que ambos
conocían de la acción de “maquillaje” de las cuentas.
Para WorldCom significó el anuncio en bancarrota en el 2002 y el despido de más de 17
mil personas, Bernard fue enjuiciado y condenado a 25 años en prisión por el fraude.
Además, la compañía auditora Andersen fue cerrada y sus principales ejecutivos fueron
enjuiciados en Estados Unidos por fraude y colaboración en el mal uso de la
información contable.
¿Pero quienes más estaban implicados en este caso?. La respuesta es muy simple. No
sólo fue Bernard el encargado de realizar toda la maniobra, sino también tuvo sus
colaboradores. El director financiero de WorldCom, Scott Sullivan, también estaba
implicado. Cuando la empresa inició el negocio mostraba grandes ingresos de cerca de
los 1.000 millones de dólares, pero para inicios del año 2000 la empresa entró en crisis,
la empresa estaba adquiriendo grandes pérdidas en sus estados de resultados y el valor
de las acciones estaban bajando. Por ello, Scott Sullivan empezó a inflar los estados
financieros de la empresa reemplazando los gastos por inversiones de capitales por 3
mil millones a mediados del 2000 y por 800 millones a finales del 2000.
Según las investigaciones de la comisión de justicia, Scott Sullivan estaba siendo
presionado por el director ejecutivo, Bernard, a alterar las cuentas de manera que se
vean beneficiados y que las acciones sigan subiendo. Por ello, Scott realizaba las
acciones para maquillar las cuentas. Aunque en algunos casos se pudieron reconocer en
el 2002 algunas transferencias entre Bernard y Scott por unos 3 mil millones de dólares
aproximadamente. Además, Scott comentó que Bernard presionaba a todas las áreas
para llegar a las metas y subir las acciones y presentar buenos estados financieros a sus
accionistas y a Wall Street. Todo indica que las acciones de manipulación contable eran
conocidas por el director ejecutivo, Bernard, y Scott.

El juicio a Bernard Ebbers


Después de la quiebra de la entidad y después de todas las investigaciones realizadas; a
mediados del mes de julio del 2005, su ex director ejecutivo Bernard Ebbers fue
sentenciado a 25 años de prisión por nueve cargos de conspiración, fraude de valores y
presentación de documentos no veraces ante los organismos reguladores y controladores
de los Estados Unidos.1 Con más de 65 años, Bernard tendrá que estar en prisión hasta
sus 90 años. Aunque sus abogados estarán apelando para bajar la sentencia o que le den
libertad condicional, se puede concluir que la sentencia está dada y que el fraude fue
encabezado por Bernard Ebber.
Por otro lado, la sentencia pudo haber sido peor, pero las buenas acciones de la empresa
WorldCom y la de su director, fueron favorables para que Bernard fuera sentenciado a
menos tiempo. La juez neoyorquina, Bárbara Jones le pudo haber impuesto una
sentencia de 30 a 80 años prisión.
Las últimas acciones de Bernard para reducir su sentencia, ha declarado que ofrece
todas sus pertenencias valorizadas en más de 30 millones de dólares para reparar y dar
en liquidación a la empresa WorldCom. Además, un dato particular en el juicio a
WorldCom es que Bernard es el único de los 6 directivos de la empresa que mantiene su
inocencia desde el inicio del juicio, los demás se han declarado culpables de las
acciones cometidas en WorldCom, pero Bernard sigue declarando que nunca le llegaron
documentos que fueran relevantes para la declaración de pérdidas de la empresa. Los
demás directivos de la empresa que reconocieron su culpabilidad fueron sentenciados a
menos tiempo que Ebbers.
Después de declarar Scott Sullivan, ex directivo financiero, David Mayers ex
supervisor, Buford Yates ex director de contabilidad, y de reconocer su culpabilidad,
acusaron a Bernard Ebbers de que él era la cabeza del fraude y que todas las acciones
eran conocidas por él. Según sus testimonios, Bernard Ebbers ordenó la falsificación de
todos los documentos y cuentas de la empresa. Lo que sin duda para la juez Jones le
queda muy claro y declara que puede haber una conspiración contra Ebbers y dejar que
se le baje sentencia a los demás implicados.
Por último, la juez afirmó que el fraude es un escándalo inmenso que no sólo implica a
Bernard Ebber , el ex directivo ejecutivo y fundador, sino que deben de haber más
implicados en el asunto.

Después del Escandalo


Después del fraude de WorldCom y otras compañías como Enron, El Congreso de
Estados Unidos empezó una serie de aplicaciones para frenar la ola de fraudes
millonarios de las empresas norteamericanas. Por ello, se aprobó La ley de reforma de
contabilidad de compañías públicas y protección al inversionista, que entró en vigencia
en julio del 2002. Años más tarde la ley es conocida como “ley Sarbanes – Oxley ”, que
lleva el nombre de sus pioneros. Esta ley crea una supervisión sólida e independiente
para auditar a los auditores de compañías públicas y le permite investigar sobre acciones
raras y que puedan influir de manera negativa a sus accionistas.
Además, sus principales ejecutivos deberán firmar los documentos de los estados
financieros y contables verificando su veracidad y responsabilizando a los mismos
ejecutivos por alguna mala acción. Por otro lado, aquellos que no cumplan o que violen
la nueva ley podrán ser sometidos a juicios y llegar a pasar algunos años en prisión.
Además, los empleados están protegidos ante cualquier presión de sus principales jefes
para cometer delitos financieros.

En la Actualidad
Después del escándalo financiero y ser el centro de las investigaciones del gobierno
federal norteamericano y de la prensa, que rebautizó a la empresa como
“WORLDCON”, un juego de palabras con su nombre original ya que Con en inglés
significa timo o estafa; la empresa buscó una solución para salir de la bancarrota, que
presentó a sus accionistas y principales grupos de interés. Para lograr este objetivo, la
empresa adquirió una compañía de telecomunicaciones más pequeña llamada MCI. Tras
esta adquisición, WorldCom pasó a denominarse MCI y presentó un plan al juzgado
donde su principal objetivo es lograr reducir su deuda de 30.000 millones a tan solo
4.500 millones de dólares. También buscaron lograr reducir sus gastos para poder
competir en el competitivo mercado de las telecomunicaciones estadounidense. Para el
año 2005, los ejecutivos de la nueva empresa vendieron la compañía a la firma de
telecomunicaciones estadounidense Verizon, una de las empresas más grandes del
sector.

LABORATORIO MERCK
La farmacéutica Merck se convirtió en la última empresa estadounidense en sumarse a
la lista de compañías que se han visto envueltas en escándalos contables, al anunciar
que contabilizó como ventas unos 14.060 millones de dólares que nunca existieron.
Aunque para los analistas no es claro que el caso de Merck pueda compararse con el de
los dos mayores fraudes contables del último tiempo (los de Enron y WorldCom), el
hecho de que una nueva empresa quede bajo la lupa de los inversores, analistas y
expertos contables no hace sino acentuar la incertidumbre que rodea a Wall Street.
Merck informó en una carta enviada a la Comisión de Valores de los EEUU (la
Securities and Exchange Commission, o SEC) que desde 1999 contabilizó como
ingresos unos 14.060 millones de dólares que nunca fueron recibidos por la empresa.
Esos ingresos corresponden a los pagos complementarios que los clientes de Medco
Health Solutions, una firma que administra beneficios farmacéuticos propiedad de
Merck, hacían a las farmacias cada vez que compraban un medicamento.
Estos pagos complementarios, que por lo general oscilan entre los 10 y los 15 dólares
por cada prescripción, eran recibidos por cada farmacia y nunca llegaban a las arcas de
Medco, pese a lo cual esta empresa los contabilizaba como ingresos.
Más tarde la empresa descontaba los mismos ingresos como gastos de operaciones, por
lo que al final no se registraban cambios en los beneficios netos de la compañía.
Merck señaló que tal procedimiento cumple con las leyes generales contables y que ni la
SEC ni la empresa están investigando el caso, ya que no creen que se trate de una
operación ilícita.
De acuerdo a expertos contables consultados por el periódico The Wall Street Journal,
el primero que informó sobre el caso, el hecho de agregar ingresos y luego restarlos
disminuye considerablemente el margen de ganancias de la empresa, lo que en la
práctica podría perjudicarla a los ojos de los inversores.
Pero los expertos aclaran que el hecho de que los ingresos de Medco parezcan mayores
a los reales mejora la posición de la empresa para negociar con sus proveedores.
Las empresas de servicios de administración de beneficios farmacéuticos compran
medicamentos al por mayor y a precios de descuento a los laboratorios.
Luego pasan parte de dicho margen a los consumidores, y de allí que el hecho de
parecer más grande pueda ser un punto a favor de Medco a la hora de negociar con sus
proveedores.
Merck señaló que en 1999 un 8,1 por ciento de sus ventas globales, o 2.840 millones de
dólares, provinieron de los pagos complementarios de los clientes de Medco.
En el año 2000 este porcentaje se incrementó hasta el 9,4 por ciento, o 4.040 millones
de dólares, y el 2001, hasta el 11 por ciento, o 5.540 millones de dólares.
Y para el primer trimestre del 2002 se estima que estos ingresos sumaron unos 1.640
millones de dólares.
Los analistas e inversores reaccionaron a la noticia vendiendo acciones de Merck, que
cerca de la media sesión de hoy bajaban 1,40 dólares o un 2,87 por ciento hasta los
47,46 dólares.
Uno de los asuntos que más inquietan a los inversores es el hecho de que Merck tenía
hasta febrero como auditor contable a la firma Arthur Andersen, la misma empresa que
fue encontrada culpable de obstruir a la justicia por su manejo del caso Enron.
Asimismo, los inversores creen que es muy probable que Merck decida posponer la
apertura a bolsa de Medco, que pensaba realizar precisamente a fines de esta semana, o
que el precio que reciba por la compañía sea mucho menor al esperado.
CASOS NACIONALES
FEDERACIÓN ECUATORIANA DE FUTBOL
La auditoría a la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) que por orden de su
presidente, Carlos Villacís, se ordenó hacer el 21 de junio de 2016 encontró varias
operaciones “que pueden ser catalogadas como sospechosas de acuerdo con lo
estipulado en la Ley Orgánica de Prevención de Lavado de Activos”, según cita el
informe, que no ha sido revelado por el organismo a pesar de tenerlo en su poder desde
junio del 2017.

Ernst & Young fue la empresa que auditó a la FEF en el periodo 2010-2015, los últimos
5 años de Luis Chiriboga, de los 17 que estuvo al frente del organismo, con Villacís
como vicepresidente, antes del relevo obligado por el escándalo del FIFAgate que llevó
al primero a una condena de diez años.

En el documento de 122 páginas que pudo revisar EL UNIVERSO aparecen diez


transacciones o situaciones ‘sospechosas’. Las primeras son sobre los ingresos
provenientes de la Confederación Sudamericana de Fútbol, la Conmebol.

El informe cita envíos a Ecuador por $ 1’649.960 durante los años 2010, 2011 y 2013
que fueron registrados contablemente por la FEF bajo las descripciones
“Contribuciones”, “Ayuda especial para la Casa de la Selección” y “Donación”; sin
embargo, los swifts bancarios muestran otros conceptos como “Resolución del Comité
Ejecutivo y presidentes de asociaciones”, “Acuerdo de Copa Libertadores”, “Acuerdo
por contrato de Copa América”, “Contrato Copa Libertadores” y “Acuerdo del Comité
Ejecutivo y presidentes por el torneo”.

Es más, la propia auditoría cita que “de acuerdo con los estatutos de la Conmebol
vigentes entre los años 2010 al 2013, este organismo no contempla la figura de
donaciones o contribuciones hacia las asociaciones miembro”. Y agrega que “la FEF no
dispone de las actas emitidas por la Conmebol respecto de estas transacciones”.

La Conmebol no ayudó con información contable sobre las transacciones que mantuvo
con la FEF en los últimos cinco años de Chiriboga en el poder.

A los auditores les contestó en septiembre de 2016 que no cuenta con los datos de 2010
porque se trata de un periodo prescrito según la legislación de Paraguay, donde está su
sede, y dijo que la información de los años 2011 y 2012 estaba en “proceso de
composición”. Pero E&Y, al momento de entregar su informe, en junio del año pasado,
dice que nunca le llegó.

Igual sucedió con otros ingresos por $ 2’000.000 recibidos de la Conmebol en el 2015,
cuyos swifts bancarios mencionan que corresponden al evento Copa América Chile
2015; sin embargo, fueron incorporados como donaciones en los registros contables de
la FEF.

Amistosos no cuadran

Otras transacciones con inconsistencias y que de acuerdo con E&Y podrían ser
catalogadas como sospechosas tienen que ver con los partidos amistosos de la
Selección.
La FEF no posee contratos, acuerdos u otra documentación soporte sobre la negociación
de los honorarios (cachet) de los 45 partidos amistosos reportados en su página web
oficial en el periodo 2010-2015.

En el detalle de partidos amistosos que la firma auditora recibió de Full Play, la empresa
que tenía los derechos de la Selección, fueron confirmados 30 eventos por $ 4’025.000.
Pero este reporte difiere de la información que brindó la FEF en 15 amistosos y $
345.000 en el monto recibido en cinco años.

Pero hay más. En el 2014, cita la auditoría, fueron emitidas dos facturas por cuatro
partidos amistosos cuyo monto sin incluir el IVA fue de $ 450.000. Estas facturas
incluían en su descripción un partido amistoso contra la selección mayor de fútbol de
Colombia, sin embargo, este evento no se realizó.

Los auditores quisieron conocer más acerca del manejo administrativo y pidieron tener
acceso a los computadores que años atrás habían usado el extesorero de la FEF y el
exasistente de Chiriboga, pero “esas máquinas fueron formateadas” por el departamento
de Sistemas, por lo que no se pudo obtener nada. Los últimos equipos usados por ellos
están en poder de la Fiscalía, que investiga un presunto abuso de confianza y lavado de
activos.

Derechos de Tri, cedidos

La auditoría halló que la FEF recibió $ 6’346.120 de parte de la empresa SporTV, a la


que Full Play le había cedido los derechos de la Selección, pero esto “no guarda
relación” con la fecha (20 de octubre de 2015) en la que ambas pactaron el acuerdo en
Uruguay.

El informe detalla: Durante 2010, 2011 y 2012 la FEF recibió de Sportv $ 4’200.000,
sin embargo, esta empresa no proporcionó información contable sobre dichos años. Y
del 2013 al 2015, Sportv dio $ 1’526.000 a la FEF, valor que es menor en $ 460.000
según sus registros por derechos internacionales de televisión: $ 1’986.000. La
diferencia no ha podido ser conciliada por la FEF.

En resumen, dice E&Y, “no fue posible identificar la naturaleza de los fondos recibidos
por $ 4’200.000 del 2010 al 2012 ni $ 460.000 del 2013 al 2015. “Estas transacciones
pueden ser catalogadas como sospechosas”

CASO ODEBRECHT
El Caso Odebrecht es una investigación del Departamento de Justicia de los Estados
Unidos, junto con otros 10 países más de latinoamerica sobre la constructora
brasileña Odebrecht, en la que se detalla que la misma habría realizado coimas de
dinero y sobornos, a presidentes, ex-presidentes y funcionarios del gobierno de 12
países: Angola, Argentina, Colombia, Ecuador, EstadosUnidos, Guatemala, México, M
ozambique, Panamá, Perú, República Dominicana y Venezuela durante los últimos 20
años, para obtener beneficios en contrataciones públicas.
Odebrecht creó esta Caja B a finales de los años 2010 con el nombre de «Sector de
relaciones estratégicas» para disimular la maraña de coimas. Concepción Andrade,
entonces veinteañera y empleada de la empresa, fue la primera secretaria del ilegal
departamento de sobornos, con base en Brasil, desde 1987. A su despido, en 1992, se
marchó a casa con los registros que había levantado y los guardó durante tres décadas
hasta entregarlos a la justicia brasileña y a la Comisión del Congreso encargada de la
investigación.
La publicación del caso coincidió con la campaña de las Elecciones presidenciales de
Ecuador de 2017. Odebrecht ha manejado en Ecuador operaciones por US$5 mil
millones de dólares en continuadas contrataciones con 7 de los 10 últimos gobiernos:
los presididos por León Febres-Cordero, Sixto Durán-Ballén, Fabián Alarcón, Jamil
Mahuad, Gustavo Noboa, Alfredo Palacio y Rafael Correa En 2008 Correa expulsó
mediante decreto ejecutivo 1348 a la compañía y ordenó el arraigo de sus altos
funcionarios en Ecuador tras detectarse -señala el decreto- deficientes técnicas en la
Central Hidroeléctrica San Francisco.
Según el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, Odebrecht declaró haber
realizado sobornos por un total de US$33,5 millones de dólares desde el 2007 al 2016, y
podría haber obtenido beneficios de más de US$116 millones de dólares. Tras esto los 8
candidatos a la presidencia de Ecuador se pronunciaron sobre el tema, así como
el Fiscal general Galo Chiriboga, quien informó por Twitter que se había comunicado
con el embajador ecuatoriano en Washington, mientras que el secretario jurídico de la
presidencia, Alexis Mera, declaró que no podemos descartar que haya habido pagos o
actos de corrupción y estamos enviando a la Fiscalía una solicitud de que esto se
investigue si se descubre a personas involucradas en estos casos de corrupción se los
detendrá de inmediato.
También se señaló que el Municipio de Quito, durante la administración del
alcalde Augusto Barrera, se contrataron los proyectos Ruta Viva (Fases 1 y 2) y la
contratación de la fase 2 del Metro de Quito (que fue otorgada al consorcio Acciona-
Odebrecht) aprobada por la anterior administración y en ejecución con el nuevo
alcalde Mauricio Rodas Y el estado contrató 6 proyectos: Reparación de la Central
Hidroeléctrica Pucará, por un precio referencial de US$18 millones de
dólares. Trasvase Daule-Vinces, por US$191 millones de dólares. Relleno del terreno
para la construcción de la Refinería del Pacífico, por US$229 millones de dólares.
El Diario Expreso, publicó una lista de dieciocho ciudadanos ecuatorianos receptores de
coimas de Odebrecth, incluyendo una persona con la primera letra de su nombre J y la
última letra de su apellido T, con el sobrenombre Matraca. El Presidente Correa, así
como otros sugirieron que esa persona sería Jaime Nebot, alcalde de Guayaquil, quien
es conocido por tener bienes en una gran variedad de paraísos fiscales pero él negó
cualquier responsabilidad. Estos supuestos delitos habrían prescrito.
Central Hidroeléctrica Manduriacu, por US$124 millones de dólares. Poliducto
Pascuales-Cuenca, por un precio de US$369 millones de dólares. Construcción del
acueducto "La Esperanza"-Refinería del Pacífico, por un precio de US$334 millones de
dólares, mientras que el asambleísta Diego Salgado inició el 23 de diciembre la
recolección de firmas para comenzar un juicio político del vicepresidente Jorge Glas
alegando que él, como ministro de sectores estratégicos en funciones durante el tiempo
en el que Odebrecht informó realizar estas coimas, era el responsable político de los
pagos de Odebrecht.
El partido Alianza País vota en junio de 2017 la expulsión de Odebrecht de Ecuador.
El 3 de agosto de 2017, el Presidente Lenin Moreno mediante Decreto Ejecutivo N° 100
le retiró las funciones que le fueron asignadas al iniciar su gobierno al vicepresidente
Glas. Según Moreno, la principal razón es una carta que Moreno considera ofensiva, y
por ser sospechoso de haber recibido 14 millones de dólares como cohecho por parte de
Odebrecht.
El 2 de octubre de 2017, el juez Miguel Jurado dictó prisión preventiva en contra del
vicepresidente Jorge Glas, su tío Ricardo Rivera y otros 6 implicados por el delito de
asociación ilícita por el caso Odebrecht. Meses después, el 13 de diciembre de 2017 se
impuso la pena de 6 años de encarcelamiento para Glas y su tío.

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