sábado 18 de mayo del 2019
Cultura
Alfaro Paredes también
trabajó durante varios
años en el Ministerio de
Cultura y otras carteras.
GESTIÓN CULTURAL
“Sin hábitos culturales,
los museos son solo
elefantes blancos”
El ex ministro de Educación toma las riendas gerenciales del MALI y
habla sobre sus diversos proyectos, entre los cuales tiene como prioridad
la formación de un público activo e identificado.
L
JUAN CARLOS FANGACIO
leva una diversa expe-
riencia en el sector pú-
blico, con trabajos en di-
ferentes ministerios co-
mo el de la Producción,
Comercio Exterior, y sobre todo los de
Cultura y Educación. En este último
llegó a ocupar el cargo de ministro
entre abril del 2018 y marzo último.
Daniel Alfaro Paredes tiene 41 años
y desde este mes asume el reto de ser
gerente general del Museo de Arte de
Lima (MALI). Conversamos con él so-
bre los desafíos de esta tarea.
— Para empezar, cuéntame sobre tu
relación con los museos.
Ha sido cercana porque mis padres
siempre cultivaron en mí el hábito de
-5-
ALESSANDRO CURRARINO
visitar espacios culturales. Además
vengo de una familia de artistas, ellos
son de La Tarumba. Desde niño he es-
tado metido en baúles y escenarios.
Incluso recuerdo que venía siempre
acá [el Parque de la Exposición] para
los talleres de títeres en La Cabañita.
Y, ya desde un lado más formal, pues
yo me gradué de economista y siem-
pre estuve ligado a los estudios de
gestión cultural. De hecho, eso me
llevó a asuntos más concretos como
trabajar en el Ministerio de Cultura,
cuando recién se formó, e introdu-
jimos una dirección tan importante
como la de Industrias Culturales y
Artes. La conceptualización de polí-
ticas culturales a partir del impacto
que tiene la cultura en la calidad de
vida de las personas, como marco
conceptual, me llevó a poder cons-
truir esa dirección general, que se
complementa mucho con la Direc-
ción General de Museos. Finalmente,
eso es lo que este espacio significa:
formación de públicos a través de la
curaduría de arte, pero también de
servicios complementarios: desde el
editorial y el de artes escénicas hasta
servicios educativos. Eso hace del
MALI un espacio bastante complejo
e integrador.
— ¿Qué tan difícil es mantener un
museo como este en el Perú?
Es muy difícil mantener espacios cul-
turales en general. Eso se debe a que
el principio de la sostenibilidad de las
artes, según se dice, está en el finan-
ciamiento. Uno que puede venir tanto
de mecenas o auspiciadores como de
la taquilla. Pero es en este segundo
punto donde está el éxito, porque la
verdadera sostenibilidad depende de
que la población tenga hábitos cultu-
rales. Si la población no tiene hábitos
culturales, estos espacios son elefan-
tes blancos. Se tienen que generar
estos hábitos en la población no solo
como un tema de apreciación artís-
tica, sino del impacto que tiene esa
apreciación en su vida diaria. Eso va
más allá de saber cómo se produce el
arte o de conocer su historia: es po-
der trasladar dicho conocimiento a
la vida diaria del ciudadano. Y en la
medida en que eso esté arraigado y
sea masivo, lugares como estos tie-
nen mucha más razón de ser.
— Sobre el primer punto: ¿cuán de-
sarrollada está la filantropía en el
Perú?
Creo que todavía hay mucho espa-
Entrevista cio de mejora en ese aspecto. Hablo
de filantropía vista como el acto de
un mecenas, el que da dinero para
Daniel Alfaro
un fin cultural y social con el único
propósito de que se realice. Porque
también hay otros mecanismos de
Gerente general del MALI financiamiento como los auspicios,
donde la actividad cultural genera
un valor agregado para el auspiciado,
que también le permite redituarlo. En
ese sentido, se trata de posicionar el
arte y las industrias culturales y crea-
tivas como un espacio muy rico para
la generación de experiencias simbó-
licas, de impacto, que puedan llevar
a que otros sectores económicos vean
al arte como un espacio de promo-
ción o difusión de lo que ellos quieren
contarle a la población. Para decirlo
en términos de mercados, es una rela-
ción de ganar-ganar, que permite que
estas marcas también puedan parti-
cipar del desarrollo cultural. Allí hay
un espacio para desarrollar porque,
otra vez, tanto el mecenazgo como
el auspicio dependen de la cantidad
de público y de la experiencia que les
puedas ofrecer.
— De toda tu trayectoria en el sector
público, la más saltante fue la de mi-
nistro de Educación. ¿Cómo se pue-
de trasladar esa experiencia educa-
tiva a una institución como el MALI?
Educación es un área privilegiada.
Cuando fui ministro se implementó,
por ejemplo, el currículo nacional en
secundaria, en el que, entre otras co-
sas, la educación artística pasaba de
tener dos a tres horas semanales. Eso
es importante porque se apunta a ir
más allá de la matemática o la com-
prensión lectora, hacia otras compe-
tencias ligadas al arte o al deporte que
permitan una formación integral de
las personas. Y cuando no hablas solo
de las áreas más funcionales, enton-
ces los impactos de las artes comien-
zan a escalar más allá de la sola for-
mación de habilidades artísticas, sino
del impacto que tenemos en una me-
jor convivencia. Pero todos los pues-
tos que se ocupan dentro del Estado
son importantes, porque desde cada
espacio generas valor. Si bien un mi-
Lograr una mayor afluencia de públicos: uno de los mayores retos del MALI. nistro tiene una figura representacio-
“En el Perú es muy
difícil mantener
cualquier tipo
de espacios
culturales”.
“Tenemos el
proyecto de
renovar el Parque
de la Exposición,
integrando al
MALI a todo un
espacio conjunto”.
nal mayor, a veces la gran idea en un
ministerio viene de un especialista.
Ahí está el gran valor del bien público.
Si bien mi cargo en el Minedu ha sido
el más representacional, en el Minis-
terio de Cultura he tenido experien-
cias maravillosas. Uno de los puntos
importantes que vi, y este es un ejem-
plo de cómo se aporta en diferentes
fases, es que había muchos espacios
donde la sociedad civil se había orga-
nizado para dar valor cultural, desde
salud, educación, seguridad. Habían
desarrollado un territorio con pro-
blemáticas propias y el Estado no les
daba ningún reconocimiento por esa
labor. Fue así que surge el proyecto de
los Puntos de Cultura, que es una ex-
periencia brasileña muy importante
para reconocer esos espacios. Como
primer paso, darle mayor valor. Por-
que son una red que permite que di-
ferentes espacios sean compartidos y
así mejorar el impacto de la cultura. Y
todo eso apunta a una idea clave que
es la formación de públicos, porque
estos espacios permiten desarrollar
mejores hábitos culturales en los ciu-
dadanos.
— Otro asunto importante es el bi-
centenario. Se tiene el proyecto de
la nueva ala de arte contemporá-
neo. ¿Qué otro gran plan manejan
a futuro?
En infraestructura hay proyectos am-
biciosos. Tenemos la expansión del
ala que mencionas, que ya superó su
primer paso al elegirse al ganador del
concurso internacional de proyectos
arquitectónicos. Primero se conver-
só con el Ministerio de Cultura, que
se mostró interesado en concretarlo,
pero luego se postergó por un tema de
inversión pública. Y también se ha ha-
blado con la Municipalidad de Lima.
A la par está el proyecto subterráneo
y otro de renovación del Parque de la
Exposición. Esto porque, finalmen-
te, el público no llega a diferenciar
claramente los espacios de todo el
parque, así que queremos apostar por
un conjunto. En esto tenemos como
aliado estratégico al municipio, a tra-
vés de Serpar y Emilima, que gestio-
nan estos espacios. La idea es poder
integrarnos a la comunidad. Y todo
esto, efectivamente, está enmarcado
en el bicentenario, que es una opor-
tunidad para reflexionar sobre qué
hemos hecho como república en los
últimos 200 años, pero también pa-
ra poder proyectarnos los próximos
200 años. Acá lo importante es cómo
las artes te ayudan a proyectarte, des-
cubrir caminos, ideas, posibilidades,
que la sociedad debe aprovechar. En-
tonces el MALI va a ser un lugar im-
portantísimo para esa reflexión.
— Llega al Museo de Arte de Lima, el
próximo mes, la muestra “Amauta:
redes de vanguardia”, que acaba de
pasar con enorme éxito por la feria
ARCOmadrid. ¿Se puede aspirar a
convertir al MALI en un museo co-
mo los de Europa?
Para lograr eso debemos tener una
estrategia de públicos que nos permi-
ta aprovechar todas las oportunida-
des de ofrecer valor cultural. Desde el
visitante extranjero, que representa
un buen número acá en Lima, hasta el
nacional, para el que ya tenemos una
estrategia recurrente con las mues-
tras y los sistemas educativos, y ade-
más fortaleceremos con programas
de fidelización, como el relanzamien-
to del programa Amigos del MALI,
por ejemplo.