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SEGUNDO AÑO
NÚCLEO DE FORMACIÓN PROFESIONAL COMÚN
ASIGNATURA: SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
PARCIAL 2
ESTUDIANTES: DOCENTE:
Luis Domínguez
Carolina Álvarez - 5121573-5
Bruno Gil - 5054249-2
Isabella Larocca - 4956999-2
ESPECIALIDAD: LITERATURA
LENGUA LEGÍTIMA Y CÓDIGO ELABORADO COMO
PERPETUADORES DE DESIGUALDAD SOCIAL EN EL AULA
Desde la perspectiva teórica de
Resumen
Introducción
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interrogantes: ¿existe relación entre el uso del lenguaje en las instituciones
educativas y la perpetuación de las condiciones de desigualdad socioeconómica y
cultural?, ¿constituye el uso del lenguaje una herramienta de la clase dominante
para el control ideológico y la legitimación de su posición social?, ¿podríamos
establecer una equivalencia entre la noción de “código elaborado” de Bernstein y la
de “lengua legítima” de Bourdieu?
Los diferentes usos del lenguaje en el aula han dado lugar a profundas
investigaciones, tales como las de Bernstein, sociolingüista que establece
correspondencias entre los códigos lingüísticos empleados, las clases sociales, y el
éxito escolar.
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Esto refuerza los vínculos sociales, y lleva a lo que Durkheim (1893) llamó
solidaridad mecánica: las personas se solidarizan y se unen debido a que
cumplen una función semejante en la sociedad.
En adición, el código restringido es particularista con respecto a su
significado, porque resume medios y fines locales, no logrando
generalizaciones. Se aprende de manera informal y rápida, por lo que todos
tienen acceso a este código. Bernstein plantea que, de todas formas, este
es característico de la clase social obrera (1989).
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Bernstein diferencia dos clases sociales en su análisis: la clase trabajadora y la clase
media. En él expone la brecha que marca el uso del lenguaje entre ambas clases. Vale
aclarar que la mención a la clase media es del autor pero consideramos que, por extensión,
podemos incluir a la clase alta.
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tienen acceso al código elaborado, ya que este se vincula directamente con una
posición social privilegiada, por lo que la institución educativa simplemente le
otorga el certificado de éxito escolar a quienes ya dominan este código dominante,
debido a la familia de la que provienen. Mientras tanto, aquellos que provienen de
una familia de clase trabajadora -en general- y que no logran el manejo del código
elaborado, no logran la aprobación educativa, y por ende, permanecen en la misma
clase social a la que ya pertenecían. En este último código predominan las
clasificaciones -grado de separación de los contenidos- y los encuadres fuertes.
Esto quiere decir que dichos contenidos se encuentran bien delimitados, y existe
libertad entre los estudiantes y los docentes con respecto al modo de organizar los
contenidos.
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operaciones de construcción del objeto en que esta ciencia se ha fundado,
y las condiciones sociales de producción y circulación de sus conceptos
fundamentales.” (1985, p.11).
Esto quiere decir que, para el autor, determinada organización lingüística puede
ser usada como herramienta de dominación, invisibilizando las condiciones reales
de producción en la sociedad, lo que lleva a la naturalización de los conceptos que
la propia organización establece. Dicha organización lingüística responde a un
sistema de mercado y competencias lingüísticas que propician el funcionamiento
del modelo capitalista: el uso del lenguaje marca la legitimidad de una persona, y
por tanto la coloca en el espacio que la sociedad necesita cubrir. Por esto existe un
interés primordial –no necesariamente consciente o explícito- de parte de las clases
dominantes por detentar una cierta capacidad lingüística que, a fin de cuentas, se
traduce en capacidad social. Este fenómeno da lugar al concepto bourdieuano de
lengua legítima.
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El autor francés señala que el sistema escolar es el ámbito por excelencia en
donde se fabrican “las similitudes de donde se deriva esa comunidad de conciencia
que constituye el cemento de la nación” (Bourdieu cita a G. Davy, 1985, p.22). Y los
agentes encargados de fabricar dichas similitudes son los maestros, quienes
actúan sobre la facultad de expresión de ideas o emociones, es decir sobre el
lenguaje mismo, a esto agrega Davy que la enseñanza de una lengua normal y
única, presentada de forma natural, induce a los alumnos a pensar y sentir de la
misma manera construyendo así un sentimiento ilusorio de igualdad y propiciando
la formación del sentido nacionalista; el autor hace referencia al sistema escolar
francés, eso no impide que nosotros lo podamos ver análogamente en nuestro
sistema de enseñanza (conmemoración de fechas históricas en particular, actos
escolares, entonación del himno y marcha “Mi bandera” en los mismos, etc.). En
definitiva, la acción escolar tiene como resultado el establecimiento de una moral y
una intelectualidad uniforme e integral, compartida y naturalizada por los sujetos
inmersos en el sistema educativo. Bourdieu agrega algo más: la imposición de los
usos lingüísticos y la jerarquía que esta provoca, está íntimamente relacionada con
la dialéctica entre la escuela y el mercado de trabajo. Mediante la distinción de usos
del lenguaje se genera una diferenciación de posibilidades de inserción en el
mundo laboral, y por lo tanto un control sobre los cargos a ocupar: puestos de
poder político, administrativos, judiciales, entre otros. La “fabricación” de la lengua,
como dice Bourdieu, es el establecimiento de un poder dominante que una vez
establecido es percibido como natural y ejerce una fuerza simbólica. Dicha
dominación es sentida por los sujetos como fuerza de unificación y seguridad, lo
que la vuelve incuestionable desde que instaura el sentimiento de comunión
nacional.
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"fetichismo" y, por otro, la "canonización" de la lengua de la clase dominada. El
primero consiste en “absolutizar inconscientemente lo que es objetivamente relativo
y, en este sentido, arbitrario, es decir, el uso dominante” (p. 26), mientras que en el
segundo se cae en un ingenuo "relativismo culto", basado en una valoración
equivalente del código restringido y del código elaborado. Es decir que se
considera igual de legítimo el código restringido como el elaborado.
Tal como lo explicita Bourdieu (1985), la teoría del código elaborado propuesta
por Bernstein en 1989, representa el error fetichista en el que recaen algunos
sociólogos, al elevar y fundamentar el valor de un código lingüístico tomando en
cuenta únicamente los elementos lingüísticos, como la semántica y la sintaxis, o los
elementos cognitivos. Aquel afirma la inseparabilidad del código elaborado de las
condiciones escolares, es decir de producción y reproducción, y que al pensarse de
otro modo, se recaería en la lógica de la deprivación sociocultural, ya que “los
locutores que no tienen esa competencia legítima quedan excluidos de los
universos sociales en donde se practica o condenados al silencio” (Bourdieu, 1985,
p. 29). Defiende así la idea de que la imposición de una lengua oficial no se debe a
relaciones teóricas, limitándose, por ejemplo, a su gramaticalidad, sino a relaciones
de carácter práctico y objetivo. Considerando el enfoque del presente trabajo, lo
que plantea Bourdieu es que las diferentes posibilidades de manejo del lenguaje de
las personas deben ser analizadas desde una perspectiva sociológica, es decir
teniendo en cuenta las relaciones de tipo socioeconómico entre los hablantes
dentro del sistema de clases. Deben ser estudiadas en la práctica, que en nuestro
caso sería en el sistema escolar, que para el autor es reproductor de dichas
relaciones. El código elaborado no podría ser definido desde la abstracción del
concepto, tal como lo hace Bernstein estableciendo dicha noción en base a
elementos puramente gramaticales, sino que debe tener en consideración el
contexto situacional en el que se evidencia el dominio del código.
Por otra parte, existe una concordancia entre los autores en tanto a la postura
que toman al considerar el vínculo entre lenguaje y pensamiento. Para Bernstein, el
lenguaje forja una cosmovisión, construye la forma de ver el mundo del hablante, lo
que lo lleva a tener una percepción similar a los demás hablantes que comparten
su mismo código, que cumplen los mismos roles sociales (Bernstein, 1988). A esto
también se refiere Bourdieu cuando presenta el conflicto entre la lengua legítima, y
lo que en la teoría de Bernstein sería el código restringido (1989). Dicho conflicto
consiste en la puja por alcanzar el poder simbólico, por establecerse como discurso
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dominante. Conflicto en el que “se ventila la formación y re-formación de las
estructuras mentales” (Bourdieu, 1985, p.22).
Con respecto a las consecuencias que tienen los distintos manejos del lenguaje
en las relaciones sociales, Bourdieu plantea que los hablantes que no tienen la
competencia lingüística legitimada quedan excluidos de determinados universos
sociales, tales como algunos círculos de poder; por ejemplo, el político, el discurso
académico, el mercado económico: todos los ámbitos donde se construyen y
legitiman las relaciones de poder, estableciendo así lo que configura el capital
simbólico. La imposibilidad del hablante para dominar la lengua legítima lo limita
también a permanecer en el entorno social en el que ya se encontraba,
reproduciendo así sus relaciones objetivas (Bourdieu, 1964) y los roles sociales
(Bernstein, 1988).
Conclusiones
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determinados manejos y estrategias lingüísticas en el aula y en la vida social.
Como ya hemos explicado, la enajenación de los trabajadores se debe a que la
clase obrera acepta y naturaliza la violencia simbólica implicada en la imposición de
la lengua legítima propia de la clase dominante, y adopta una situación de clase en
función a este orden que le es dado.
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Referencias bibliográficas
Berstein, B. (1988). Clases, códigos y control II. Hacia una teoría de las
transmisiones educativas. Madrid, España: Akal.
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