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Anthony Browne (Breve

biografía)
Escrito por Banco del Libro
El Máster en Libros y Literatura para niños y jóvenes tiene el honor
de contar este mes con Anthony Browne como autor-ilustrador
invitado.

Anthony Browne nació en Sheffield, al norte de Inglaterra, el 11 de


septiembre de 1946. Estudió diseño gráfico en el Leeds College of
Art y trabajó como artista médico y diseñador de tarjetas de
felicitaciones antes de escribir e ilustrar su primer libro-álbum
Through the Magic Mirror (A través del espejo mágico) en 1976.
Desde entonces ha publicado más de treinta libros, entre los cuales se encuentran
Gorila, Zoológico, El túnel, Voces en el parque y los de la serie de Willy, de los cuales
es autor e ilustrador, y también ha ilustrado clásicos como Hansel y Gretel dándole un
sentido diferente y mas profundo a través de las ilustraciones. Algunos de los premios
que ha recibido son la Medalla Kate Greenaway en dos oportunidades, el Kurt Maschler
Award y ha sido el primer ilustrador británico en obtener el Premio Hans Christian
Andersen en el año 2000. Se han realizado exposiciones de sus ilustraciones en México,
Alemania, Japón, EEUU, Colombia, Venezuela, Taiwán, Holanda, Bélgica Y Francia.
Actualmente vive en Kent, Inglaterra.

Es para nosotros un privilegio contar con la participación de tan importante figura de la


literatura para niños, quien escribió el texto Y justo a tiempo pienso... que presentamos
en esta sección.

Anthony Browne
(Introducción)
Escrito por Brenda Bellorín
Anthony Browne, nacido en Inglaterra hace 50
años, ha logrado con sus libros-álbum lo que
pocos autores-ilustadores alcanzan: cautivar por
igual al público adulto, al especialista y al infantil.
Sus libros han sido merecedores de la medalla
Kate Greenaway en dos ocasiones y la
candidatura al premio Andersen. Además ha
ganado la simpatía de muchos niños que le escriben con frecuencia
con personajes como Willy.

En sus historias e ilustraciones conviven lo humorístico con el mundo íntimo de sus


personajes, la técnica realista con elementos surrealistas para el lector atento, animales
antropomórficos con seres humanos que se comportan como animales, gorilas con ruda
apariencia pero de tiernos sentimientos, niños sumisos y miedosos con niños
dominantes y buscapleitos...

En este mundo de contrastes, los protagonistas -casi siempre niños (Ana, Rosa),
animales que se comportan como niños (Willy), o mujeres opacadas (la señora De la
Cerda)- hacen el titánico esfuerzo de sobrellevar el desamor, la indiferencia, la soledad,
los celos, el aburrimiento y otros problemas. Para ellos Browne siempre arroja una
esperanza. Los personajes sufren los
contratiempos propios de la cotidianidad, pero su
mundo está lleno de elementos surreales: muebles
que se transforman en animales a lo Dalí,
ventanas y hombres voladores que recuerdan a
Magritte.

Los elementos decorativos ayudan a llevar el hilo de la narración. El papel tapiz, la


selección de color, sombras sugerentes, junto con la repetición de patrones florales y
barrotes, contribuyen a recrear lo que siente el protagonista en las distintas partes del
cuento.

Tanto en El libro de los cerdos, como en Cambios, todo se transforma en el espacio


físico. Conforme a las mutaciones de los hombres de la familia De la Cerda van
ocurriendo, todas las cosas en la casa, desde el papel tapiz hasta los mismos
interruptores, van adquiriendo el color rosado y forma de cerdo. Los sentimientos de
angustia y zozobra de José Kaf se van manifestando en el zoomorfismo del mobiliario
de la casa, así como también, en los indicios -cuadros y fotografías de maternidades-
que anticipan cuál cambio es el que le anunció papá. La madrastra de Hansel y Gretel,
en lugar de proyectar su sombra, proyecta una con sombrero de bruja; detrás de la
cabeza del padre en Zoológico aparecen unos cachitos para representar su mal
temperamento. En Gorila, como en muchos otros de sus libros, los cuadros aparecen
trastocados: hay una Mona Lisa gorila, un afiche de Chaplin gorila, en lugar de
Superman hay un Supergorila y una estatua de La Libertad con facciones de primate.
Las alusiones a la historia del arte y a la cultura mediática también son empleadas por el
autor con el fin de transmitir lo que acontece a sus personajes: en el encuentro de Ana
con Gorila, todas estas referencias cambiadas parecen naturales, pues es lo que más
desea la niña. Ningún elemento introducido por el autor es casual. Todos cumplen con
el propósito de Browne: brindarle al lector la posibilidad de encontrar, a cada paso, algo
distinto en cada lectura.

Por Brenda Bellorín (1996)


En: Folleto del Seminario Internacional de Ilustración de libros para Niños. El
Mundo de la Ilustración. Banco del Libro; Centro Cultural Consolidado.

Willy el soñador, de Anthony Browne


(reseña)
Escrito por Fanuel Díaz

WILLY EL SOÑADOR
Anthony Browne
Ilust: Anthony Browne
México D.F. : Fondo de Cultura Económica, 1997
Col.: Los especiales de A la orilla del viento
ISBN 968-16-5277-0
POSTULADO PARA LOS MEJORES LIBROS Y CD-ROM´S PARA NIÑOS Y
JÓVENES 1998

La intertextualidad es uno de los recursos más ampliamente utilizados en los libros para
niños en la actualidad. La co-presencia efectiva de otros en un mismo texto, ha revisada
desde la crítica como un aporte de la literatura comparada. Sin embargo, todavía las
ilustraciones no han sido especialmente revisadas desde este ángulo.

Pocos libros-álbum se han atrevido tanto como Willy el soñador a admitir directamente
la influencia de códigos y propuestas estéticas en sus páginas. A pesar de que este libro
es el más reciente titulo de la serie de Willy, del autor-ilustrador inglés Anthony
Browne, las diferencias se hacen notar desde el primer momento. El cambio de formato
ya abre las posibilidades a un mundo más amplio que sus anteriores títulos: Willy el
tímido, Willy y Hugo, y Willy el mago. En la portada aparece el simpático mono,
recostado de un sofá con una media verde y otra roja, mientras debajo, un mar de
extrañas embarcaciones marca otro territorio.

Para el lector desprevenido, las guardas no tienen especial significación, ya que


determinan un patrón de bananas azules, sobre el cual desentona una banana amarilla.
Quizás, este último elemento adelante esa puerta abierta a lo imposible, a lo irreal.

Los sueños de Willy comienzan en una tranquila butaca, donde un cuadro en la pared
muestra una gran piedra a la manera de los pensamientos que se ocultan en los dream
balloons de los cómics. Desde ese momento, los cuadros resolverán situaciones
oníricas, donde se entretejen gigantescos gorilas, cantantes de rock, luchadores
japoneses, bailarinas, pintores famosos, personajes de otros cuentos, viejas enemistades
y deseos ocultos.

De esta manera se da cabida a un conjunto de referencias al mundo del arte que se pasea
por todas las vanguardias pictóricas. Pequeños o grandes homenajes, el mundo de Willy
está poblado de fantasías pictóricas que abren mundos ambiguos como la pintura
metafísica de Giorgio de Chirico, que retratan relojes derretidos como los cuadros de
Dalí o muestran la arbitrariedad de los referentes como las propuestas de Magritte.

Este libro-álbum realiza un paseo por la historia del espectáculo, incluyendo famosos
protagonistas del cine como Charles Chaplin y King Kong, entreverando personajes
clásicos de la literatura infantil de El Mago de Oz y Alicia en el país de las maravillas.
De esta manera, se combinan armoniosamente tradición y modernidad.

Las historias anteriores de Willy abordan de alguna forma acontecimientos


autobiográficos: "La idea para Willy el tímido vino principalmente de dos fuentes. Una
era, hasta cierto punto, mi propia infancia..." (1). En ellas, se muestran pequeños
capítulos relacionados con la vida del autor. Ahora, sin embargo, se hace gala de un
virtuosismo técnico para presentar situaciones conectadas con los ocultos deseos de este
personaje, que anhela los sueños más atrevidos del ser humano: crecer y ser poderoso,
volar, tener un público cautivo, vencer una lucha, compartir anécdotas con entrañables
compañeros de ficción, sentirse desgraciado o imagi-nar un futuro feliz junto a la
persona que se ama.
Podemos reconocer como lectores u observadores de las ilustraciones algunas pistas que
nos harán sentir las mismas emociones. Quizás otros cuadros nos sean indiferentes, pero
nos envolverán en el mundo de los sueños de este personaje, que se parece a nosotros
porque comparte fantasías comunes.

Por eso, el retorno del pequeño Willy se resuelve con la misma tranquilidad, que plantea
un guiño al lector mientras su figura se desvanece en el mismo sillón, precedido ahora
por un cuadro donde se observa su rostro y un papel tapiz lleno de símbolos que repiten
sus imaginaciones.

Las relaciones intertextuales abarcan en este libro-álbum una mirada inteligente que
dispone al lector para reconocer algunas referencias de su propio mundo visual y de sus
propias inquietudes. Pero además, le devuelven la seguridad de validar sus mismos
sueños.

Fanuel Hanán Díaz

(1) Browne, Anthony. "Anthony Browne". En: Encuentros, No 31, 1 trimestre de 1997.
p.9

Tomado del Boletín Tres Estrellas y más. Libros recomendados para niños y
jóvenes #7. 1998. Banco del Libro.

Mi papá, de Anthony Browne


(reseña)
Escrito por Brenda Bellorín

MI PAPÁ
Anthony Browne
Ilust: Anthony Browne
México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 2002
Col.: Los especiales de A la orilla del viento
ISBN 968-16-6443-4

GANADOR EN LOS MEJORES LIBROS Y CD-ROM´S PARA NIÑOS Y


JÓVENES 2004

Papá recuperado

Haga memoria, regrésese como a eso de los 3 o 5 años y recuerde a quién tenía por
todopoderoso en su cabeza. Seguramente vendrá su papá, o la figura que le corresponde.
Es probable que también recuerde la entonación especial que usaba para decir mi papá.
Yo lo recuerdo. Recuerdo como era de dichosa viviendo con el mejor superhéroe. “Sí
que estaba bien mi papá”. Salvaba vidas de verdad (es médico), hacía trucos de magia,
bailaba, hablaba otro idioma, sabía nadar en estilo mariposa y, como si fuera poco, hacía
la mejor sopa de tomate para mí.
Cierto también que a los 5 años no faltan las razones para que cada quien ensalce el
suyo. No importan los detalles; cualquier gesto es razón incuestionable para adorar al
padre como un dios y ver a los otros papás como simples mortales. Cierto que hay un
momento (adolescencia, antes o después) en el cual no se le encuentra tan especial y
más bien todo lo que hace parece objetable. Cierto que muchos permanecen en esta
etapa por el resto de sus vidas, recriminándole cosas, pagándole al psicoanalista para
entenderle, aceptarle, para “hacer las paces”. Pero, ciertamente, si somos afortunados y
nos dejamos llevar por el curso natural de la vida, tarde o temprano nos llega el
momento cuando podemos decir nuevamente “Sí que está bien mi papá”. Este momento
le llegó a Anthony Browne y lo ha retratado en Mi papá.

Este nuevo libro-álbum es un homenaje al padre y a ese momento idílico en que estar
con papá lo es todo. Surgió según el autor luego de haber reencontrado la bata de su
padre junto con una vieja carta que él le había escrito a su papá a los 5 años (lo cual
explica porqué el papá del cuento aparece siempre vestido con bata de cuadros). El
álbum es básicamente una enumeración de habilidades y características que hacen
especial al papá del niño-narrador. El padre del cuento no le teme a nada ni nadie -ni
siquiera al temible lobo feroz-, puede saltar sobre la luna, caminar en la cuerda floja,
vencer gigantes, bailar, ganarle a los otros padres en las carreras; puede comer como un
caballo, nadar como pez, cantar como el mejor soprano y jugar el fútbol como nadie.
También es sabio, alocado, grande pero a la vez suave, y por encima de todo es capaz de
hacerlo reír y lo quiere.

Por supuesto que esta enumeración viene aderezada con los característicos juegos
metaficcionales y de referencialidad del autor. En la portada aparece un papá en bata
haciendo muecas con rayos de luz de fondo. Tanto la bata como los rayos recurren en
todas las guardas y páginas del libro como una suerte de hilo conductor gráfico.
Aparecen referencias a otros cuentos de hadas, como una Caperucita, o Los tres cerditos
y el lobo feroz. También hay guiños que nos transportan a otros libros del autor como
unas medias multicolores que son iguales al chaleco de Willy, o como la similitud entre
la escena de un padre-gorila que levanta pesas con un telón rojo de fondo con el libro de
King Kong; están los juegos con las nubes, los marcos, las bolas de fútbol, los hombres
zoomorfos… En fin, hay Anthony Browne en pleno, aunque quizás con un despliegue
inusual de ternura, o cuando menos de ternura paternal que hace este libro curioso
dentro de su obra.

Si bien es cierto que la figura del padre y el tema del amor filial están casi siempre
presentes en los libros de Anthony Browne, hasta ahora ninguno de sus ellos había
expresado una relación completamente positiva con el padre. Gorila, uno de sus
primeros libros, problematiza la relación entre una niña y su padre. Él siempre está muy
ocupado para estar con ella y Ana -así se llama la niña- desplaza sus afectos y anhelos
de atención a un gorila, quien es una suerte de álter ego del padre. Una vez que Ana está
con Gorila, todo se vuelve cálido, familiar, amable. Van juntos al cine, al zoológico y
bailan juntos bajo las estrellas. En El libro de los cerdos el padre es un tipo
ridículamente rosado y desagradable como un puerco que representa todo lo desdeñable
de la sociedad patriarcal. El papá en Zoológico es un hombre detestable que hace
pésimos chistes, maltrata y avergüenza a los niños y a su esposa; mientras que el padre
depresivo pero sensible de Manchas en Voces en el parque está casi ausente por su
estado de ánimo, dejando al lector con poca información de su relación con su hija. En
King Kong la dedicatoria dice: “A mi padre, quien es para mí el verdadero Kong”. Y de
hecho si miramos bien la obra de Browne, podemos observar como están llenas de
imágenes patriarcales y como la figura materna suele estar relegada del entorno
familiar.

Anthony Browne ha confesado en no pocas entrevistas la importancia que tuvo su padre


en moldearlo como individuo; de cómo el recuerdo de ese hombre fuerte pero gentil lo
ha acompañado desde sus 17 años cuando lo dejó a él y su hermano huérfanos. Este
libro es claramente testimonio de este recuerdo y quizás de una reconciliación con “el
papá que sí que está bien”. Sólo basta sentir los amarillos y sepias que dominan las
páginas; la cuadrícula reconfortante de la bata o la última imagen del libro donde un
padre casi celestial, rodeado de un aura dorada, abraza amorosamente a su hijo.

Este no es el libro más genial de Anthony Browne, pero sí es el más amoroso. Es un


libro para abrazar y regalar. Me conmueve más que el mismísimo Willy; quizás sean
cosas de alguien que, como Browne, encuentra a papá muy importante, pero ¿quién no?

Ejercicios en metaficción: el entrenamiento del lector-


Browne
Escrito por María Cecilia Silva-Díaz
(O de cómo la obra del autor-ilustrador ganador del premio Andersen introduce a
sus lectores en la ficción postmoderna)

En: Espacios para la lectura, Año VII, Nº 6-7, 2002, p. 22-25

EL LECTOR- BROWNE
Probablemente, la obra más popular de Anthony Browne sea Willy el tímido: la historia
de un chimpancé, débil y apocado, que se somete a un intenso entrenamiento y
finalmente llega a ser (o al menos a sentirse) fuerte, capaz de enfrentarse a sus
problemas...a pesar de que el entrenamiento, por supuesto, no sea la panacea que todo lo
resuelve (Willy, en última instancia, seguirá conservando su timidez).
Desde siempre, la imagen de Willy entrenando, tomando confianza en sí mismo y
creciendo progresivamente, me ha traído a la mente la del propio lector de Anthony
Browne. Por supuesto que el entrenamiento del lector es mucho más divertido y menos
apremiante que el de Willy. Browne entrena al lector para leer sus libros; lo hace su
lector, y también mejor lector. (Naturalmente, sin embargo, este lector-Browne no se
identifica con ningún lector real o concreto, sino que lo informa la idea de lector, el
lector que está en los libros; se trata por tanto de un lector ideal o, si se prefiere,
implícito).
Ahora bien, ¿qué es lo que identifica a ese lector-Browne implícito en la obra? He
descubierto que se trata del lector resultante de haber avanzado a través de un
determinado entrenamiento. Porque, en efecto, la obra de Browne (que presenta, a este
respecto, una contundente coherencia) va incorporando pistas, ambigüedades y
complejidades que están hechas para ser interpretadas progresivamente por ese lector, y
la obra apuesta porque éste tiene las posibilidades para hacerlo. AI tiempo que, como en
todo buen entrenamiento, la exigencia crece a medida que el lector gana en madurez: el
lector-Browne acumula experiencia de una obra a la siguiente, aprende cómo leer y
explora vías de comunicación entre un libro y otro; con cada nueva entrega, Browne
invita a su lector implícito a hacer un nuevo esfuerzo, a llegar un poco más allá.
Mientras que, por otro lado, Browne va sofisticando sus técnicas como entrenador a lo
largo del desarrollo de su obra...
Esta es, a mi juicio, una de las características que hace excepcional la obra de este autor-
ilustrador: con su apuesta por la flexibilidad y creciente tono muscular de su lector,
ofreciéndole un entrenamiento que incluye las claves para descifrar los códigos que
rigen la obra, sin condescendencias, el trabajo de Anthony Browne ha expandido las
posibilidades del álbum como género.
Creo que el explorar aquí las rutinas de entrenamiento de ese lector implícito puede ser
útil a fin de que el lector (concreto) de este artículo pueda descubrir (sin precisar de
esfuerzos atléticos) formas de leer los libros de Browne, y apreciar cómo éstos pueden
ayudar a los niños a convertirse en mejores lectores.

PERO...¿EN QUÉ SE ENTRENA EL LECTOR-BROWNE?


LA METAFICCION
Desde su primera obra Through the Magic Mirror (A través del espejo mágico, 1976)
hasta su reciente Voces en el parque (1999), los libros de Anthony Browne se han ido
haciendo cada vez más complejos y fibrosos. La excepcional obra propone expandir las
habilidades de los lectores (de todos, no sólo del implícito) para estar más atentos a los
significados, para mirar una y otra vez (y una vez más), para ir más allá de las palabras,
confrontándolas (y renovándolas) con las imágenes. Se trata de una obra que sugiere
múltiples itinerarios y rutinas para desarrollar competencias de lectura que descubran la
manera en que dice lo que dice, su retórica. Uno de los efectos benéficos que obtiene el
lector tras el entrenamiento es su contacto y familiarización con la metaficción.
En efecto, los álbumes de Browne tratan con profundidad y respeto temas muy
significativos de la experiencia individual y social: los deseos, la angustia ante lo
desconocido y el aislamiento. Pero lo que hace únicas a sus ficciones en el ámbito de la
literatura para niños, es que los asuntos relevantes de los que tratan sus libros se
presentan en formas también relevante que nos enseñan a leer con atención. Los libros
de Browne muchas veces abordan el tema de su propia forma, el tema de la
construcción de la ficción. Esta característica de la obra de convertirse en su propio
referente se conoce como metaficción y ha sido visto como la característica fundamental
de la literatura posmoderna (1).
La utilización de contenidos metafic-cionales dota a la obra de Browne, en el terreno de
la literatura para niños, de un carácter inusual y experimental.
Así, los libros de Browne expanden las posibilidades del álbum hacia el territorio de la
metaficción al descubrir y recrear las convenciones de la ficción, haciendo
progresivamente obvio para el lector que éstas no son confiables (¿habrá crecido Willy
realmente o se le presenta más grande porque se siente grande?). Algunos de sus
álbumes hacen evidentes las engañosas relaciones entre el arte y la naturaleza; otros
subrayan la imposibilidad de la reproducción mimética, y la lejanía del referente. De
este modo, a partir del momento en que descubre que la representación se vale de
artificios, el Lector-Browne comienza a entrenarse en la lectura metaficcional.

PARA COMENZAR:
EXPLORACIÓN DE UNA RUTINA DE ENTRENAMIENTO
Tomemos como ejemplo la pista más popular: la serie protagonizada por Willy. En ella
se incluyen, en primer lugar, narraciones muy sólidas y directas como Willy, el campeón
o Willy y Hugo; si bien éstas incorporan ya algu-nos guiños visuales abiertos a la
interpretación del lector. Un paso más lo representan otras narraciones dotadas de
mayor ambigüedad, en las que se invita al lector a decidir qué fue lo que ocurrió como
Willy el tímido o Willy el mago. En tanto que las dos últimas obras de la serie, Willy el
soñador o Las pinturas de Willy, son muy diferentes, y mucho más complejas. El lector
ya conoce al personaje de Willy por las historias que narran episodios de su vida, la
intención de estas dos obras recientes, en cambio, es revelar el mundo interno, por lo
que se alejan del patrón narrativo. La realidad interna se muestra a través de imágenes
de artistas pertenecientes al imaginario colectivo, que aparecen intervenidas por el
imaginario de Willy.
No es un reloj sino es un cuadro de Dalí, pero no es una obra de Dalf sino es la manera
en que Willy mira la obra de Dalí. Si la obra no es real, es una fic-ción, su creador
también lo es. Pero este doble artificio, la representación dentro de la representación, le
propone al lector un complejo ejercicio que ya no encubre la ficcionalidad de Willy: el
personaje es también una creación (Willy se torna transparente en la ilus-tración). AI
descubrir las costuas, el lector, estirando, se pregunta por la irrealidad de la ficción y la
ficción de la realidad, cuestionándose las arbitrariedades y subjetividad de cualquier
intento de aprehenderla y, en definitiva, la arbitrariedad del lenguaje.
Así, Browne ha ido entrenando a su lector implícito, al lector de la serie Willy, en la
metaficción.

UNA PROPUESTA DE ITINERARIO


Tras este primer ejercicio, mi esperanza es que el lector de este artículo se encuentre ya
listo para emprender un recorrido (aunque sea limitado) por la obra de Browne, y que a
través del mismo se pongan de relieve las características que antes destacaba.
Muchos son, a este respecto, los itinerarios posibles para el Lector-Browne. A
continuación propongo un itinerario de lectura que comienza con la obra de Browne
para bebés y prosigue después por tres de los álbumes que ha escrito e ilustrado y que a
mi juicio destacan como excepcionales dentro de una producción ya de por sí
excepcional. (2)
Sin embargo, deseo antes realizar una ADVERTENCIA PREVIA: las rutinas de
entrenamiento que se describen en este itinerario, dirigidas al lector implícito, no están
diseñadas para ser realizadas de forma compendiada por lectores reales; cada
experiencia de lectura concreta es única, traza sus propias rutas, y así ha de ser
necesariamente para que conserve su valor. Por tanto, en ningún caso se recomienda
seguir estas rutinas con los niños.
Dicho lo anterior, podemos adentrarnos ya en el conciso itinerario propuesto.

EMPEZAR MUY PRONTO


Comencemos con las obras para bebés. Tanto Cosas que me gustan como Me gustan los
libros entran en el género de los primeros libros en los que en los que aún no hay
narración y simplemente se enumeran series para que el pequeño lector identifique
objetos y situaciones familiares. Sin embargo ya estos dos libros, de formato cuadrado,
no se conforman con proponer acciones, sino que hacen guiños y se atreven a incorporar
referencias culturales que pueden ampliar el mundo del pequeño lector. La imágenes le
invitan a elaborar relaciones y a reconocer situaciones, a veces fantásticas, que van más
allá de lo inmediato. Ofrecen la experiencia de que la realidad de los libros es una
realidad diferente, donde puede haber libros extraños en los que nada un pez. De este
modo, un libro para bebés que trata sobre los libros ya inicia al lector desde muy
temprano en esta idea que crecerá con él hasta llegar al complejo planteamiento de la
metaficción.
Más sofisticados y exigentes son los libros de Osito, para cuando el Lector-Browne
haya ganado más experiencia con las narraciones de ficción. En ellos ya hay una
narrativa sin palabras. Osito hace un recorrido por el bosque: un bosque repleto de
referencias intertextuales a los cuentos de hadas europeos. Este mundo es una creación
ficticia: Osito lo ha dibujado con su lápiz. El gesto de Osito es metaficcional; entrena al
muy joven lector-Browne a separar la realidad v la ficción y a entender a esta última
como un artificio que crea sus propias reglas.

GORILA:
UNA RUTINA PARA INICIARSE
Aunque ha alcanzado la mayoría de edad, pues se publicó hace casi 20 años, Gorila está
considerado uno de los ejemplos de un libro-álbum logrado por la manera en que se
relacionan el texto y las ilustraciones y por la potencia de los recursos visuales
utilizados para contar, con sutileza y profundidad, una historia muy significativa de
múltiples resonancias afectivas.
Ana está sola pues vive con su padre que no tiene tiempo para ella. Ana está
obsesionada con los gorilas. La víspera de su cumpleaños su papá le regala un gorila de
peluche que en la noche se transforma en un gorila de verdad que la lleva al cine y al
zoológico. A la mañana siguiente, el padre se comporta afectuoso y la invita a ir al
zoológico juntos.
Leer Gorila implica una rutina de alto impacto que permite poner en práctica
habilidades de interpretación. Aquí todo es significativo. El Lector-Browne está atento a
la perspectiva, al uso de la gama cromática, al posible simbolismo del color, a los
guiños, al simbolismo de los objetos, las referencias intertextuales y las pistas que le
permitirían reconstruir e interpretar una historia abierta. En este álbum el lector se inicia
en la distinción dentro de la ficción, entre la fantasía y la realidad, (el deseo hecho sueño
de Ana y su mundo cotidiano); pero al ir un poco más allá, se revela la dificultad de
delimitarlas pues fantasía y realidad se encuentran entrelazadas en la subjetividad de lo
que es aparentemente real (en la casa de Ana se proyectan sus sentimientos y deseos), la
realidad de lo subjetivo (el deseo propicia cambios en la realidad cotidiana). Aunque la
realidad de la ficción aparece bastante compacta, en relación a obras posteriores, como
veremos, las relaciones conflictivas entre sus componentes colisionan deliberadamente
y evidencian el entramado.
El día y la noche ofrecen las claves para delimitar lo real y lo que se desea. Pero esta
separación se hace relativa cuando el lector observa las formas de representación.
En Gorila se vislumbra el uso de dos modos de representar, recurso que, como veremos,
explotará Browne en libros posteriores. La combinación de estilos se hace muy evidente
en la noche de ensoñación que Ana pasa con Gorila. Gorila va al zoológico,
paradójicamente a ver a los simios, que son mucho "más reales" que él, pues están
ilustrados en un realismo casi fotográfico que subraya su tristeza y soledad (también la
de Ana). En la escena feliz que sucede a éstas, cuando compran las entradas para el
cine, la ilustración se torna caricaturesca. De manera que en el sueño de Ana conviven
dos modos de representación: hiperrealista para la triste soledad del zoológico y
caricaturesco para la feliz fantasía. El lector sabe que lo que está viendo está filtrado y
en sintonía con el mundo afectivo de Ana. La conciencia que el Lector-Browne tiene de
esto se convierte en una necesidad de participar en la construcción de lo que ocurre,
pues lo que se presenta es parcial. Es el lector quien tiene que decidir, con esta
información dudosa, qué fue lo que pasó y cómo se vinculan el padre y el gorila.
Para el Lector-Browne Gorila puede suponer el inicio de un entrenamiento en la
metaficción, pues lo hace consciente de cuáles son los recursos de la ficción y cuáles
pueden ser las pistas para desmontarlos. No se trata de una obra puramente
metaficcional, en el sentido en que éste no es su tema, pero en ella aparecen revelados
los mecanismos de la ficción junto a pistas y guiños de la metaficción que entrenan al
lector para leer obras más complejas desde este punto de vista. Por ejemplo, el cuadro
de la Mona Lisa en las escaleras, es un guiño humorístico, pero que introduce un
elemento perturbador dentro del mundo de ficción, pues sugiere que la ficción es
subjetiva y frágil y que la realidad que conocemos es susceptible de ser penetrada y
transformada por el deseo.

LA DOBLE RUTINA DE ZOOLÓGICO


Para leer Zoológico es recomendable que el Lector-Browne esté en forma. Este libro
demanda una buena musculatura, es decir: experiencia de lectura que proporcione
herramientas para desentrañar sus claves.
El argumento es aparentemente muy simple y parece un libro del tipo "Un día en..." ,
que abundan tanto. El padre, la madre y dos hijos van a pasar el día al zoológico. El
narrador, el hermano mayor, va contando sus impresiones ante las jaulas de los animales
y algunos de los acontecimientos que ocurren durante el día: chistes, peleas entre
hermanos y alguna compra.
El Lector-Browne atento identifica dos maneras de representar. En primer lugar, está el
mundo de los humanos representado con un estilo caricaturesco, de colores vivos y una
línea más suelta que sugiere la idea de una realidad interpretada, filtrada. Esta realidad
"dibujada", "creada" es permeable a lo imposible, muestra personas que posee en rasgos
animales y referencias intertextuales a la pintura (Magritte), el cine (El mago de Oz) y la
televisión (Gatúbela de Batman). Las ilustraciones están acabadas con marcos
irregulares, que. parecen estar dibujados a mano alzada en un formato pequeño
colocado, en todas las páginas con excepción de una sobre el texto.
En segundo lugar, está el mundo de los animales, presentado con una técnica más
realista, con un estilo que parece fotográfico a primera vista, pero que se torna pictórico.
A diferencia del mundo humano donde lo fantástico salta a los ojos, aquí tras la
observación detenida de esta realidad aparentemente mimética, se permea una sensación
de irrealidad (surrealidad). No es realista el tratamiento de espacios y texturas en
relación con los animales: las tramas de la piel de las jirafas en contra de la pared de
ladrillos; tampoco el tigre con la sombra en forma de tigre junto a la mariposa con alas
de leopardo; ni el risueño puente de líneas curvas de los pingüinos; ni la puerta,
desproporcionadamente pequeña, de la jaula del elefante. Las ilustraciones de los
animales abarcan toda la página y se enmarcar con gruesos marcos negros.
Las dos maneras de representar se alternan, mostrando desde el inicio una manera de
construir que separa un mundo del otro. El álbum explícita las reglas de su
construcción, su sintaxis En las páginas de la izquierda se ubicarán las imágenes del
mundo humano; sobre el texto, y en las páginas derechas, las imágenes de los animales
Rejas, bardas y barrotes hacen más patente la falta de contacto entre ambos mundos, a
pesar de que hay entre ellos una relación de observador y observado. Los animales,
expuestos, no se ver frontalmente sino de espaldas y en la lejanía; los humanos
muestran sus caras al lector.
Sin embargo, a medida en que avanza la narración, el Lector-Browne se percata de que
la reglas de las sintaxis se van infringiendo una a una. Se ofrecen múltiples pistas, tanto
en el texto como en las ilustraciones, de que el mundo animal y el mundo humano no
están tan alejados. Para ello el álbum desafía sus propias reglas, combinando elementos
de un mundo en otro. Aquí, como en Gorila, todo tiene significación: los marcos de las
ilustraciones, las gamas cromáticas, la posición de animales y personajes, sus sombras.
El Lector-Browne estira un poco más allá, y se percata de que el cambio en el
ordenamiento que la ficción le venía revelando es también significativo. La clara
división entre ambos mundos se desdibuja cuando se permean elemen-tos de un mundo
en otro.
Una pista está en el cambio de posición del lector con respecto a la ilustración. Al
principio, las rejas se interponen entre el lector y los animales, pero, a partir de la
ilustración de la jaula de los pingüinos, el lector está dentro de la jaula. (Si se observa
con cuidado, en la puerta situada en la parte superior izquierda se dibuja en la penumbra
una figura humana). A partir de allí, el Lector-Browne está del lado de los animales,
observando el mundo humano, y es el puente para relacionar los dos mundos. Se exige
su participación activa.
La narración en primera persona hace patente la colisión entre texto e ilustraciones. Si
en Gorila, narrado en tercera persona, podríamos hablar de unas "ilustraciones en
primera persona", pues reflejan el mundo subjetivo de Ana; las imágenes que
acompañan a Zoológico corresponden a puntos de vista diferentes, a varias terceras
personas, entre las que se encuentra el lector.
Una relación irónica entre texto e ilustración advierte al Lector-Browne sobre los
peligros de confiar en el punto de vista del protagonista. Por ejemplo, el texto al
referirse al oso polar: "Se veía tan tonto. Iba y venía de un lado a otro", se acompaña de
dos ilustraciones: por una parte, los dos hermanos sucios de comida, con cara de boba
complacencia ante sus gorras de mono (otra pista) y el oso polar distante y con una
blancura teñida de calidez conmovedora.
El texto muestra la violencia en el interior de la familia, el padre, autorita-rio y
egocéntrico, no llama a los niños por su nombre: "Bájate de ahí, tú"; ni tampoco a los
animales: "Ven aquí, bicho'. Los animales se presentan con mayor dignidad y empatía
psicológica. Los humanos son primarios en sus inte-reses que parecen centrarse sólo en
comer, y en la manera de resolver los conflictos (peleándose entre ellos o callándose
ante el padre); sucios (la subtrama del chocolate lo demuestra) y mentirosos (el padre
miente acerca de la edad del hermano). La familia está más cercana a la brutalidad que
los animales. El protagonista, como los animales del zoológico, vive encerrado en las
jaulas sociales y familiares: una sombra de barrotes se proyecta sobre él, y su ciudad
está entre rejas. El rostro de su madre aparece enrejado en una cuadrícula muy similar a
la del rostro del gorila.
A pesar de que el álbum convoca una triste reflexión acerca de la naturaleza humana,
hay trazos de esperanza pues la posibilidad de soñar es una salida al encierro. El vuelo
nocturno de los pájaros en la última ilustración parece anticipar la liberación que podría
ofrecer una realidad alternativa menos agobiante, tal vez el sueño o la imaginación. Es
un final mucho más abierto que el de Gorila, pues ubica la reflexión no sólo en lo que
sucede, sino en el mundo de los lectores, a quienes se les formula una pregunta:
"¿Ustedes creen que los animales sueñan?".
Zoológico es un libro complejo que, como Gorila, parte del cuestionamiento de la
realidad de la ficción a partir de la fragmentación. En este caso la fragmentación se
construye a partir de dos puntos de vista muy distantes entre sí.
Pero va más allá al invitar al lector a cuestionar las reglas de su propia cons-trucción
dejando que se revele un andamiaje más complicado que la dualidad. La realidad de la
ficción es una polifo-nía en la que un punto de vista integrador está en el punto de vista
del Lector-Browne a quien se le coloca dentro de la ilustración y a quien apela el texto.
Zoológico trata acerca de la fragilidad de los mundos de ficción. El Lector-Browne
penetra en la ficción y descubre que la historia que se le presenta es fragmentaria y poco
confiable y que unirla dependerá de su lectura. Esta conciencia de los artificios que
construyen una realidad de ficción va más allá de descubrir del andamiaje, Zoológico le
pide al lector que participe en su construcción.
PARA GRANDES ATLETAS:
LA POLIFONÍA DE VOCES EN EL PARQUE
En 1977 Anthony Browne publicó su segundo libro titulado A Walk in the Park (Un
paseo por el parque). El álbum contaba la historia de un paseo de dos familias, una rica
y otra pobre. Los perros, llamados con ironía como los reyes ingleses, Victoria y Albert
(Alberto), hacen amistad rápidamente. A Smudge (Mancha) y Charles (Carlos), los
niños, les cuesta un poco más, pero al final Charles le regala una flor a su nueva amiga.
Mientras que la señora Smythe y el señor Smith, los respectivos padres, no se
relacionan de ninguna manera. Al autor siempre le gustó la historia, pero confiesa que
no le gustaban las ilustraciones: "Sentía que se veían apuradas y torpes. Siempre deseé
poder revisitar el libro y hacer las ilustraciones otra vez"'. (3)
Veinte años más tarde, Browne se propone reilustrar la misma historia contada por los
cuatro personajes, ahora convertidos en primates para generar distancia y suavizar con
ello el tema. El paseo (una realidad aparentemente única comprobable) se convierte en
cuatro voces (la realidad plural y, a veces, contradictoria). Voces en el parque explota el
recurso de la intertextualidad, (4) no sólo con el libro previo, sino de la intertextualidad
interna, el relato de cada voz en relación con los otros relatos.
El Lector-Browne tiene aquí un trabajo muy exigente, pues la realidad ficcional es tan
frágil y elusiva, que no es posible reconstruirla. Su reto consiste en aceptar que no hay
una sola versión, sino versiones. La complejidad formal de la obra utiliza efectivamente
los recursos gráficos, cromáticos, espacia-les y temporales para diferenciar una
narración de otra.
En su entrenamiento el Lector-Browne ha comprobado que todo significa; por eso en
cada relato se detiene en cada detalle. Desde la tapa en la que la palabra "Voces" del
título se compone de cuatro tipografías diferentes. Las guardas son muy pictóricas y
representan, a su vez, cuatro texturas diferentes.
La Primera Voz es la de la madre de Carlos. Se presenta con un tratamiento tipográfico
con serif, clásico y culto. La corpulenta señora está vestida elegantemente y lleva joyas
y un sombrero rojo de felpa. La madre domina la escena y no deja ver a Carlos. La
historia se desarrolla durante el otoño. El texto evidencia desde dónde narra un
personaje que quiere remarcar su posición social (afiliación) por encima de sus
relaciones afectivas (filiación): "Era la hora de pasear a Victoria, nuestra perra labrador
de pura raza, y a Carlos nuestro hijo". Además desliza su autoritarismo: "Carlos ven
acá. ¡Inmediatamente!" dije. "Y ven aquí Victoria, por favor." , y su desprecio por los
otros ("niña andrajosa", "tipos espantosos"). Hay muchos detalles en las ilustraciones
que subrayan su fuerza y poder destructor (el viento, el Fuego y la sombra de un
cocodrilo devorador); el poder de su voz (los árboles emulan sus gritos) y de su mirada
(un ojo en la sombra del parque). Irónicamente se introducen el personaje de una reina y
un mendigo que parecen destinados a unirse.
La Segunda Voz es la del papá de Mancha. Se expresa en una todografía en hold, sans
serif, bastante más moderna. El hombre, que probablemente está en paro, se presenta
cabizbajo y deprimido, con falta de energía: "Me gustaría tener la mitad de la energía
que él (el perro) tiene" y con este deseo proyecta sobre el parque una energía
blanquecina, luminosa. El texto lo muestra como una persona optimista: "pero no se
puede perder la esperanza. ¿Verdad?". Las ilustraciones muestran el cambio que en su
ánimo ocasiona el paseo. El camino de ida es gris, deprimente y lleno de miseria y de
abandono; mientras que el de vuelta es luminoso, festivo y navideño. De nuevo, el
lector sabe que es común que la obra de Browne utilice los contrastes entre dos
situaciones semejantes para señalar el cambio.
La Tercera Voz es la de Carlos. Su voz se expresa con una tipografía de máquina de
escribir, pero muy ligera, tímida. Su relato tiene lugar en la primavera; se muestra cómo
florece su personalidad al alejarse de la influencia materna. La sombra de la madre y su
sombrero se proyectan en el paisaje. La ilustración recurre en los inicios a colores
pálidos y a una línea rígida y obsesi-va, que recuerda al grabado, pero progresivamente
se va haciendo más luminosa y pictórica. El texto se confronta con la ilustración,
recordándole al lector que las voces no son confiables: Mancha trepa segura en el árbol,
mientras que Carlos, de frente al lector sonríe con complicidad; el texto reza: "Como yo
soy bueno para trepar árboles, le enseñé a ella cómo hacerlo". El lector sabe que lo que
le cuenta el personaje no es confiable. Los detalles de los sombreros en la ilustración
muestran cómo se debilita la influencia materna, al tiempo en que Carlos gana seguridad
en sí mismo.
La Cuarta Voz pertenece a Mancha. Para representar su voz la tipografía imita a la
caligrafía. El paseo que cuenta la niña tiene lugar en verano y las ilustraciones están
realizadas en colores vibrantes que muestran el carácter desenfadado y alegre de la niña.
La historia de Mancha se parece muy poco a la que cuenta Carlos. Carlos omite hablar
de que le entrega una flor y registra el juego de la resbaladilla y el de trepar árboles.
Mancha cuenta que juegan en el sube y baja y en el quiosco. En el parque de Mancha la
naturaleza y la fantasia se desbordan: frutas gigantescas, ballenas detrás de los árboles.
No son confiables las referencias de espacio y tiempo: con la ilustración del juego en el
quiosco es de día y de noche a la misma vez. Cuando Carlos se aleja, es de noche y la
sombra de su madre, lo conduce a un territorio turbulento, al que se accede por un portal
dominado por los sombreros de piedra iguales al de su madre.
Cuatro mundos divididos, cambiantes y elusivos. Cuatro mundos que se solapan,
confluyen y se contradicen. Cuatro estilos para representar. Voces en el parque lleva al
recurso de la metaficción al extremo, mostrando todas las costuras de las construcciones
de ficción. El Lector-Browne niega la existencia de una historia, pues hay muchas y
cada una se construye de manera totalmente arbitraria. El texto se libera de la autoridad
del narrador. No se trata, como en Gorila, de un mundo construido desde la
subjetividad, tampoco, como en Zoológico, de dos mundos divididos y permeables pero
reconciliados en la subjetividad del lector . Aquí no hay reconstrucción posible, nada es
sólido y la historia se escapa como la arena en un puño. La ficción es tramoya que sólo
puede ser vista desde la subjetividad de cada uno de los personajes. ¿Pero sigue siendo
interesante la experiencia de la lectura? ¿Sigue siendo significativa? Lo maravilloso es
que el Lector-Browne se distancia de la ficción, pero se acerca a los personajes. Willy,
aunque transparente y ficticio, es entrañable. Y entrañables y cercanos son los
personajes de estos tres álbumes: Ana que sueña con un padre gorila; el narrador de
Zoológico que puede soñar detrás de los barrotes y Carlos que modifica tímidamente su
situación cuando se acerca a otros y cuenta lo sucedido con una máquina de escribir,
una metáfora de la escritura de ficción. Cada uno
encerrado en su soledad y aislamiento, descubre su salida. El Lector-Browne se entrena
en la metaficción. Y creo, no sé si es muy atrevido, que se entrena tam-bién para vivir
con otros.

Notas
1. Para los lectores que no se encuentren familiarizados con el concepto de metaficción,
un excelente repaso en del concepto en literatura infantil es el de Teresa Colomer en La
formación del lector literario (Fundación Germán Sánchez Ruipérez,1998) pp.91-96.

2. Es preciso indicar que el trabajo Browne abarca también la faceta de ser ilustrador de
textos de otros autores, entre los que se encuentran clásicos como Alicia en el Pais de
las Maravillas de Caroll, Hansel y Gretel, en versión de tos Grimm, o los relatos de Ian
Mc Ewan (escritor del actual panorama de las letras inglesas). Incluso en los trabajos en
que participa como ilustrador, y en los que por tanto Browne se adapta un texto, hay
también un sello personal y propuestas para el entrenamiento del Lector-Browne.

3. En: What's in the Picture? Responding to Illustration in Picture Books, editado por
Janet Evans, Londres: Paul Chapman Publishing. 1998 , p.1996.

4. La metaficción busca romper con la relación mimética de la obra con la realidad. Los
textos de ficción están es más cercanos a otros textos que a la realidad: la ficción se
nutre de la ficción. Cuando en una obra se incluye de manera explícita o implícita otro
texto se habla de intertextualidad. Por lo general, las obras que utilizan el recurso de la
metaficción incorporan referencias intertextuales. En la obra de Anthony Browne
abunda este tipo de referencias sobre todo en las imágenes. En las ilustraciones suelen
incluirse imágenes que hacen referencia a obras pictóricas. cinematográficas, televisivas
y publicitarias. Hay en la obra otra forma de intertextualidad: la manera en que sus
libros se refieren a otros libros. Tomemos por ejemplo Gorila en donde aparecen un
orangután y un chimpancé retratados tras barrotes. Pues en Zoológico hay un retrato
muy similar de un gorila. Estas tres ilustraciones parecen formar parte de un libro que
no es ninguno de los dos. Un libro que existe en la memoria del lector.

Y justo a tiempo
pienso...
Escrito por Anthony Browne
Voces en el parque es una reescritura de un libro que escribí e ilustré en 1977, A Walk in
the Park (Un paseo en el parque). Durante mucho tiempo he querido contar un cuento
desde los puntos de vista de los distintos protagonistas y este texto me pareció perfecto
para ello. Es una historia simple de una madre y su niño llevando su perro de raza al
parque, y de un padre y su hija llevando su perro mestizo al mismo parque. Los perros
interactúan de inmediato, los adultos se ignoran mutuamente y los niños lenta y
tímidamente comienzan a jugar juntos. Una amistad comienza a aflorar entre ellos pero
son abruptamente separados por sus padres, quienes se los llevan a casa.
Decidí contar la versión que cada
personaje se había hecho del día a través
dee las voces de ellos o ellas, y traté que
cada voz se viera reflejada en el estilo
de las ilustraciones de cada sección.
Esta ilustración corresponde a la voz de
la mujer y la muestra a ella llevando a
su perro e hijo después de haberlo
pescado hablando con “una niña
andrajosa”. La versión de cada uno de
los personajes sobre los acontecimientos tiene lugar en una
estación diferente del año; la de ella es otoño. El parque que ella observa está muy
ordenado y aseado (la única basura que se puede ver está atrapada en un pipote de
basura con aspecto de jaula), los árboles han sido podados en figuras cómodamente
redondeadas, y por todas partes vemos colores otoñales ricos y reconfortantes. Como
ella está molesta con el comportamiento de su hijo yo intenté mostrar su humeante
resentimiento y su ardiente cólera en los árboles que parecen estarse quemando.
Mientras caminan hacia casa y dejan atrás la luz del atardecer del parque, se sumergen
en una oscura sombra que anula a su hijo. Dejan una estela de hojas muertas tras ellos.

Esta ilustración pertenece a parte de la versión del niño y vemos el parque desde su
punto de vista. En lugar de usar las acuarelas que caracterizan mi trabajo, he usado
líneas que además he lavado aquí con pequeñas líneas cruzadas trazadas con plumilla,
en un intento de reflejar parte de la personalidad reprimida del niño. La estación es un
invierno tardío o una primavera naciente y escogí una tipografía pulcra y espigada que
espero también diga algo sobre el niño. Está literalmente parado en la sombra de su
madre y la imagen dominante del sombrero de ella está repetida varias veces en la
escena. Los colores son pálidos y fríos con toques de brillo que corresponden a las otras
personas y perros que disfrutan de su libertad y se están divirtiendo. El cielo azul
reflejado en los postes de luz posiblemente sugiere la esperanza por un futuro mejor.
(Ciertamente los cielos se vuelven más azules luego cuando conoce a la niña).
Originalmente todos estos personajes fueron pintados como personas, pero llegado un
punto me encontraba insatisfecho y me hallé pintando sobre la cara de uno de ellos en el
deseo de hacerlo más real, más humano y menos como una caricatura. Frente a mis ojos,
mientras pintaba, se convirtió en un gorila. Funcionó. Y no sé por qué…

Anthony Browne (reseñas


de libros)
Escrito por Banco del Libro
Reseñas de libros de Anthony Browne que han sido
recomendados por el Comité de Evaluación del Banco del Libro,
así como postulados o ganadores en Los mejores libros y Cd-roms
para niños y jóvenes.

COSAS QUE ME GUSTAN


Anthony Browne
Ilust: Anthony Browne
México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1992
Col.: Los especiales de A la orilla del viento
ISBN 968-16-3779-8

Antony Browne, el talentoso ilustrador inglés


obsesionado con monos, nos obsequia este
enternecedor libro para los pequeñitos. El texto muy tradicional enumera las cosas
cotidianas que le gusta hacer al monito protagonista, pero las vibrantes ilustraciones y
los numerosos detalles humorísticos en ellas y en los marcos que las contienen, explotan
la gracia y placidez de cada actividad. M.C.S.D.
POSTULADO PARA LOS MEJORES LIBROS Y CD-ROM´S PARA NIÑOS Y
JÓVENES 1994

WILLY EL CAMPEÓN
Anthony Browne
Ilust: Anthony Browne
México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1992
Col.: Los especiales de A la orilla del viento
ISBN 968-16-3909-X

Luego de Willi el Tímido, Anthony Browne vuelve al ataque con esta historia del
asustadizo chimpacé. Willi parecía no ser bueno en nada, le gustaba leer... y oír
música... . ¿Pero en qué problema se meterá Willy cuando se encuentre con Buster
Narizotas?. Esta compasiva historia permite identificarnos con situaciones de la vida
real y resuelve admirablemente el problema de la diferencia entre unos y otros. E.H.
POSTULADO PARA LOS MEJORES LIBROS Y CD-ROM´S PARA NIÑOS Y
JÓVENES 1994

WILLY Y HUGO
Browne, Anthony
México: fondo de Cultura Económico, 1993
Col. A lo orilla del viento
ISBN: 1-85681-030-5

En esta tercera aventura Willy, el tímido chimpancé convertido en


todo un campeón, consigue al amigo que buscaba en el enorme gorila
Hugo y descubre que también los grandulones tienen debilidades.
Creación de un mundo lleno de detalles hiperrealistas pero poblado por primates,
humor, desconcer-tante inversión de mundos, maestría en la creación de secuencias,
pro-fundidad psicológica en la ilus-tración, aparecen una vez más en esta serie "fuera de
serie". M.C.S.D.
RECOMENDADO PARA NIÑOS DE 3 A 6 ANOS

ME GUSTAN LOS LIBROS


Anthony Browne
Ilust: Anthony Browne
México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1993
Col.: Los especiales de A la orilla del viento
ISBN 968-16-3780-1

Al igual que Cosas que me Gustan, este albúm


cautiva por la singularidad que distingue una página
de otra. Se hace contagiosa la fascinación con la
cual el pequeño chimpancé se relaciona con una
variedad de historias y de situaciones presentes en
los libros. Por la tipografía del texto, y por sus chispeantes ilustraciones, este libro
resulta ideal para lectores debutantes. E.H.
Para adultos que trabajan con niños
POSTULADO PARA LOS MEJORES LIBROS Y CD-ROM´S PARA NIÑOS Y
JÓVENES 1994

CAMBIOS
Anthony Browne
Ilust: Anthony Browne
México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1995
Col.: A la orilla del viento
ISBN 968-16-4270-8

Una mañana José Kaf comienza a descubrir cosas extrañas que pasan a su alrededor...
Las imágenes de este libro revelan las posibilidades de descubrir nuevas formas en los
objetos cotidianos. La angustia de la espera es trabajada con una gran fuerza de
sugerencia, explorando los sentimientos de un niño que se encuentra solo en casa.
F.H.D.
GANADOR EN LOS MEJORES LIBROS Y CD-ROM´S PARA
NIÑOS Y JÓVENES 1995

EL TÚNEL
Browne, Anthony
México: Fondo de Cultura Económica, 1994
Col. A lo orilla del viento
ISBN: 968-16-3971-5

La madre una mañana envía a dos hermanos a caminar, esperando que las diferencias
entre ellos se aminoren. Caminando descubren un túnel oscuro, húmedo y resbaladizo.
El hermano entra y la hermana, ate-rrada, espera afuera. Al lograr vencer su angustioso
miedo la her-mana decide ir a buscarlo. Emocionante relato de complicidad y
solidaridad iluminado con realistas y sobrecogedoras ilustraciones. M.C.S.
POSTULADO PARA LOS MEJORES LIBROS PARA NIÑOS 1995

ZOOLÓGICO
Browne, Anthony
México: Fondo de Cultura Económica, 1993
Col. A lo orilla del viento
ISBN: 968-16-4272-4

En esta oportunidad Browne relata en una trama


bastante cruda la con-trariada visita en familia al
zoológi-co. Este libro retoma magistralmente los
temas y símbolos de sus historias anteriores: el
hombre encerrado en sí mismo, el débil agredido por el fuerte, gorilas, y bananas. Las
ilus-traciones surrealistas que hacen re-ferencia a la familia se contraponen a las
realistas de los animales. B.B.
POSTULADO PARA LOS MEJORES LIBROS PARA NIÑOS 1995

EL LIBRO DEL OSITO


Browne, Anthony
Ilust: Anthony Browne
México: Fondo de Cultura Económico, 1994
Col. Los especiales de "A la orilla del viento"
ISBN: 968-16-4529-4

De paseo por un bosque encantado, Osito se consigue con algunos animales feroces.
Con un lápiz mágico dibuja objetos u otros animales, ante los cuales sus fieros
contrincantes quedan reducidos y vulnerables. De esta manera se establece, gracias la
morosidad narrativa, un divertido juego en donde los obstáculos son superados
ingeniosamente por este particular héroe. La irónica ternura reflejada en las
ilustraciones, logra darle personalidad y viveza a los expresivos personajes. FA.
POSTULADO PARA LOS MEJORES LIBROS PARA NIÑOS 1996

UN CUENTO DE OSO
Browne, Anthony
México: Fondo de Cultura Económica,
1994. Col. Los especiales de A la orilla del
Viento. ISBN: 968-16-4578-6

Personajes enfurecidos se cruzan en el recorrido de Osito por las sendas de bosque. Con
su lápiz mágico. Osito dibuja algunos elementos, logrando aplacar la ferocidad de sus
contrincantes. El mundo de los cuentos de hadas irrumpe en la temática de esta divertida
historia. Las ilustraciones, con figuras grandes y coloridas. con-tribuyen a la magia y al
humor pre-sentes en el cuento. F.A
POSTULADO PARA LOS MEJORES LIBROS PARA NIÑOS 1996

WILLY EL MAGO
Anthony Browne
Ilust: Anthony Browne
México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1996
Col.: Los especiales de A la orilla del viento
ISBN 968-16-5022-0
En esta ocasión Willy quiere entrar en el equipo de
fútbol, pero no tiene dinero con que comprarse los
botines. Sorpresivamente un desconocido sepulcral
le obsequia unos. Superstición y fútbol, dos de los
temas favoritos de Browne, se conjugan en esta
entrega de Willy. Ingeniosas ilustraciones con
esmerado diseño de página captan el dinamismo magistralmente y caracterizan
formidablemente a los personajes. B.B.
POSTULADO PARA LOS MEJORES LIBROS Y CD-ROM´S PARA NIÑOS Y
JÓVENES 1998

LAS PINTURAS DE WILLY


Anthony Browne
Ilust: Anthony Browne
México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 2000
Col.: Los especiales de A la orilla del viento
ISBN 968-16-5959-7

Willy, además de tímido y soñador, también es pintor. Sus obras, basadas en cuadros
del arte universal, son un hermoso y original tributo a los grandes pintores de todos los
tiempos. C.S.
POSTULADO PARA LOS MEJORES LIBROS Y CD-ROM´S PARA NIÑOS Y
JÓVENES 2001

LA FERIA DE LOS ANIMALES


Anthony Browne
Ilust: Anthony Browne
México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 2002
Col.: Los especiales de A la orilla del viento
ISBN 968-16-6548-1

Anthony Browne vuelve a sorprendernos, esta vez, entre troqueles y


rimas, con un festivo homenaje a los personajes de sus cuentos. Toda
una invitación a relacionarnos con el libro como objeto. P.C.
POSTULADO PARA LOS MEJORES LIBROS Y CD-ROM´S
PARA NIÑOS Y JÓVENES 2004

HANSEL Y GRETEL
Hermanos Grimm
Ilust: Anthony Browne
México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 2004
Col.: Clásicos
ISBN 968-16-7062-0

Este conocido clásico de la literatura infantil adquiere nuevas dimensiones a través de


las magistrales ilustraciones de Anthony Browne, que le dan una profundidad
insospechada. O.G.L.
POSTULADO PARA LOS MEJORES LIBROS Y CD-ROM´S PARA NIÑOS Y
JÓVENES 2005

Lista de Evaluadores que reseñan:

MCSD: María Cecilia Silva Díaz


EH: Ellen Hernández
MCS: María Cristina Serrano
BB: Brenda Bellorín
FA: Fraibet Aveledo
FHD: Fanuel Hanán Díaz
CS: César Segovia
PC: Paula Cadenas
SGT: Sashenka García Torres
OGL: Olga García Larralde

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