El documento discute cómo la enseñanza de lengua actualmente se centra demasiado en enseñar la gramática y reglas de la lengua en lugar de enfocarse en desarrollar la competencia comunicativa de los estudiantes mediante la práctica del lenguaje. Sugiere que las clases de lengua deberían enfocarse en enseñar a los estudiantes a manipular el lenguaje produciendo y analizando sus propios textos orales y escritos, en lugar de solo analizar textos ajenos, para que puedan usar mejor el lenguaje
El documento discute cómo la enseñanza de lengua actualmente se centra demasiado en enseñar la gramática y reglas de la lengua en lugar de enfocarse en desarrollar la competencia comunicativa de los estudiantes mediante la práctica del lenguaje. Sugiere que las clases de lengua deberían enfocarse en enseñar a los estudiantes a manipular el lenguaje produciendo y analizando sus propios textos orales y escritos, en lugar de solo analizar textos ajenos, para que puedan usar mejor el lenguaje
El documento discute cómo la enseñanza de lengua actualmente se centra demasiado en enseñar la gramática y reglas de la lengua en lugar de enfocarse en desarrollar la competencia comunicativa de los estudiantes mediante la práctica del lenguaje. Sugiere que las clases de lengua deberían enfocarse en enseñar a los estudiantes a manipular el lenguaje produciendo y analizando sus propios textos orales y escritos, en lugar de solo analizar textos ajenos, para que puedan usar mejor el lenguaje
Este texto fue realizado por la profesora y licenciada Marta Marín.
Aquí presentamos un fragmento de su trabajo, en el cual reflexiona sobre los contenidos que se enseñan en la asignatura Lengua.
(…) Actualmente, se produce una paradoja: se dice que la meta de la
enseñanza en el área de Lengua es el desarrollo de la competencia comunicativa -y todos están dispuestos a suscribir esta meta como deseable-, pero la formación y las prácticas están todavía imbuidas de las representaciones tradicionales acerca de la enseñanza y el aprendizaje. Y entonces, los que deberían ser insumos para el desarrollo de esta competencia se han convertido en objetos de enseñanza por sí mismos. (…)
El saber al que deberían tender las clases de lengua es la
manipulación del lenguaje. Y cuando decimos "manipulación" nos referimos a cómo usar los recursos de la lengua para producir textos, y qué procedimientos aplicar a los textos para interpretarlos. Por lo tanto, en este contexto, hay que quitar de las palabras "manipular" y "manipulación" todo matiz peyorativo.
Si realmente se reemplazara la enseñanza de la lengua por el trabajo
manipulador con el lenguaje, tal vez podríamos acercarnos más a la meta de que los alumnos puedan usar el lenguaje como algo propio (trabajando por mejorar sus propios enunciados) y no como un objeto que hay que describir (analizando enunciados ajenos y/o repitiendo las reglas de la lengua).
Atender a la competencia comunicativa es enseñar a operar cambios
y transformaciones en los propios enunciados y discursos. Es adquirir la habilidad de procesar las características de una situación comunicativa para adecuar lo que se diga o se escriba a los interlocutores, al contexto, a las intenciones y a las necesidades. Esto es: elegir la discursividad apropiada, el registro verbal y el tipo de texto, producir un enunciado o discurso, y hacerse cargo de los conocimientos y de la subjetividad del interlocutor y de la relación que se tenga con él.
Para estos propósitos, el hablante necesita usar, conocer y hacer
conscientes los recursos léxicos, morfosintácticos, discursivos. Esto significa que habría que proponer situaciones en las que la producción de enunciados propios (orales o escritos) o la interpretación de los enunciados ajenos (orales o escritos) conduzcan a la reflexión y al conocimiento de esos recursos que les ofrece el lenguaje, de modo que los alumnos mejoren el uso que hacen de él. Además, y fundamentalmente, una enseñanza centrada en el lenguaje, y no en la lengua, requiere también de cambios en los modos de enseñar y de aprender. Esto es, se necesita una didáctica que no se limite a hacer reproducir conocimientos, sino que oriente para que se produzcan inferencias y construcciones, a partir de las propias prácticas verbales de los alumnos. Esto implica incorporar prácticas verbales de lectura y escritura que muestren que los usuarios de una lengua, en lugar de repetir lo que dicen otros, pueden manipular, transformar y manejar el lenguaje apropiándose de él (enunciando), para lograr mayor autonomía de pensamiento y poder de comunicación.