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* Este artículo es de revisión o síntesis de investigación, en donde se analizan e integran los resultados de investigaciones
publicadas o no publicadas, relacionadas con la biodiversidad y el cambio antrópico del clima, con el fin de identificar
temas relevantes de investigación para orientar la gestión de la biodiversidad frente al fenómeno climático.
** Microbióloga y MSc en Ciencias Biológicas. Investigadora de la Fundación Humedales y estudiante del doctorado
en Geografía de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. Email: lfranco@fundacionhumedales.org
*** Ecóloga y MSc en Manejo y conservación de bosques tropicales y biodiversidad. Fue investigadora del Instituto de
Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt. Email: dcuseche@gmail.com
**** Bióloga Marina y MSc en Ciencias del Mar con énfasis en Pesquerías. Investigadora de la Fundación Humedales.
Email: shernandez@fundacionhumedales.org
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Abstract
Climate change can result in the transformation and loss of biodiversity, the
affectation of ecosystemic services and of human communities depending on them
for their wellbeing and their ability to react to the phenomenon. In order to guide
the handling of biodiversity in the face of climate change, multiple aspects, apart
from the biologic and physiologic ones, must be considered. This paper presents
four main themes along which knowledge can be produced in a broad an integral
way, in order to support the right handling of biodiversity considering the climatic
phenomenon. These are: i) Ecologic dynamic and climate change; ii) Biodiversity
and ecosystemic services; iii) Biodiversity and climate system, and iv) Biodiversity and
society’s answers to climate change.
Key words: biodiversity, climate change, ecosystemic services, resilience.
Key words plus: biological diversity, climate change, resilence, ecology-social aspects.
Résumé
AMBIENTE Y DESARROLLO
Biodiversidad y el cambio antrópico del clima: ejes temáticos que orientan la generación de conocimiento para la
gestión frente al fenómeno
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Introducción
En los últimos 100 años el sistema climático de la Tierra pasó de estar dominado por procesos naturales
internos a estar influenciado de manera significativa por las actividades humanas (Brönnimann et al.,
2008). Esta influencia ha originado el cambio climático, un fenómeno que se manifiesta con cambios
en la variabilidad de las propiedades del clima y se atribuye directa o indirectamente a las actividades
humanas por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. El trastorno
climático es uno de los motores del cambio global ambiental que puede afectar a la biodiversidad
causando transformación de los sistemas naturales y extinción de especies (Kapelle et ál., 1999; Turner
et ál., 2010). Entre las causas del cambio antrópico del clima se encuentran los cambios en el uso de la
tierra y en la concentración de gases con efecto invernadero (gei) en la atmósfera, como resultado de
las actividades humanas. Por esta razón, en 2007 el Panel Intergubernamental de Cambio Climático
(ipcc) concluyó que es muy probable que la influencia humana haya contribuido al calentamiento del
planeta durante los últimos 50 años (ipcc, 2007). Los GEI ocurren de manera natural en la atmósfera
como resultado de los procesos de los organismos vivos, las emisiones geogénicas o los fuegos naturales
de los bosques, entre otros factores (Brönnimann et ál., 2008). Los gei como el gas carbónico (CO2) y el
metano (CH4) tienen funciones críticas para el clima del planeta porque absorben la radiación infrarroja
y atrapan el calor ayudando a mantener las condiciones que requieren los sistemas terrestres para su
desarrollo y mantenimiento (Doney y Schimel, 2007).
Sin embargo, desde la revolución industrial las emisiones antrópicas de gases con efecto invernadero
han alterado la atmósfera en la escala global (Doney y Schimel, 2007). En este período el CO2 pasó
de ~280 partes por millón por volumen a ~380 en 2007, mientras que el CH4 aumentó de 650 partes
por billón por volumen a 1800 (Doney y Schimel, 2007). Otros gases también resultantes de las
actividades humanas son el óxido nitroso, monóxido de carbono y dióxido de sulfuro. Estos también
alteran el clima al interferir en el balance de radiación de la atmósfera (Brönnimann et al., 2008). El
entendimiento de la dinámica de los gei permitió establecer que hacia el año 2100 la temperatura
global podría incrementarse en el rango de 1,4 - 5,8 ⁰C (ipcc, 2007). Otros efectos, que también
pueden ser atribuidos al cambio climático, incluyen alteración en la probabilidad de eventos extremos
hidrometereológicos (ipcc, 2012), cambios en el ciclo del agua y la circulación oceánica. Además, el
efecto de la perturbación de los niveles de gei se amplifica por afectación de otros componentes del
sistema climático como el hielo marino y terrestre, el albedo de la vegetación y las nubes y el vapor de
agua (Doney y Schimel, 2007).
Dado que, en escalas geológicas e históricas de tiempo, el clima más cálido de la Tierra ha estado
asociado con los niveles más altos de gas carbónico, y ha habido variaciones muy importantes del ciclo
del carbono en estrecha relación con los cambios del clima (Doney y Schimel, 2007), es de esperarse que
el aumento artificial de los gei acentúe el trastorno climático. Esto permite concluir que las interacciones
entre el carbono y el clima tienen el potencial para estabilizar o desestabilizar los sistemas de la Tierra
(Doney y Schimel, 2007). Tal es el caso de la biodiversidad cuya dinámica está ligada de manera estrecha
con el clima, y por lo tanto, se ve afectada por el cambio climático.
La biodiversidad es la variedad de organismos vivos y los complejos ecológicos de los cuales ellos son
parte. Incluye componentes estructurales, funcionales y genéticos, que se derivan de los diferentes niveles
de organización biológica, desde organismos individuales hasta especies, poblaciones, comunidades y
ecosistemas (Harrington et ál., 2010). Esta definición refleja que para la gestión de la biodiversidad
frente al cambio climático, es necesario considerar no solo el nivel de especies o ecosistemas, sino
también las interacciones entre ellas y las funciones que las sustentan.
De manera directa, el cambio climático modifica las condiciones de contexto de las especies,
comunidades y ecosistemas, desencadenado afectación en los patrones y dinámica de la biodiversidad
con el riesgo de extinción. La afectación se extiende a los servicios ecosistémicos y a las comunidades
humanas que dependen de ellos para su bienestar y su capacidad de adaptación. Indirectamente, los
efectos resultan de las respuestas de la gente frente a la alteración del clima (Turner et ál., 2010).
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Por lo tanto, para orientar la gestión de la biodiversidad frente al fenómeno se deben conocer
múltiples aspectos, más allá de los biológicos y fisiológicos. En este trabajo se plantean cuatro ejes
temáticos que orientan la generación de conocimiento, de manera amplia, para la gestión de la
biodiversidad ante el cambio climático: i) Dinámica ecológica y cambio climático; ii) Biodiversidad y
servicios ecosistémicos; iii) Biodiversidad y el sistema climático y iv) Biodiversidad y las respuestas de la
sociedad frente al cambio climático.
El estudio de la relación entre biodiversidad y cambio climático podría enfocarse únicamente desde
la perspectiva biológica con el fin de entender los efectos del fenómeno sobre las especies, los ecosistemas
y su dinámica. Esto daría información sobre los posibles impactos y respuestas de la biodiversidad y
contribuiría a generar conocimiento importante para su manejo.
La perspectiva biológica, aunque esencial, es insuficiente para la gestión integral de los territorios
dirigida a disminuir la pérdida de biodiversidad por el fenómeno climático. En países como Colombia
donde el bienestar de buena parte de la población humana está ligado directamente con los servicios
ecosistémicos de la biodiversidad (mads, 2012), las preocupaciones por el impacto del fenómeno van
más allá de las relacionadas con la importancia biológica de especies y ecosistemas. Por esta razón, se
requiere una perspectiva más amplia e integral.
Un enfoque integral demanda conocer aspectos como: la posible respuesta de las especies y
ecosistemas ante el trastorno; comprender el papel de los servicios ecosistémicos en la adaptación de la
sociedad; entender la función e importancia de la biodiversidad en el sistema climático y la regulación
del clima, y, conocer los efectos sobre los sistemas naturales de las respuestas de la sociedad al fenómeno.
Estos aspectos, en conjunto, revelan vínculos entre la biodiversidad y el cambio climático que son
esenciales en la gestión. Así lo reconocen diferentes iniciativas a nivel mundial y nacional. Este es el
caso del enfoque que el ipcc plantea para la elaboración de su Quinto Informe —actualmente en
desarrollo— y previsto para publicación entre 2013 y 2014.
En el documento que guía la elaboración del Quinto informe (ipcc, 2011) se establece que los
límites y sostenibilidad de la adaptación al cambio climático son dependientes del contexto económico,
social y ambiental en el que se debe enfrentar el fenómeno. El Grupo de Trabajo II del ipcc (que evalúa
la vulnerabilidad de los sistemas naturales y humanos frente al fenómeno) hace referencia a las amenazas
a la biodiversidad, los servicios ecosistémicos y el bienestar humano y las situaciones que se requieren
enfrentar en el camino de la adaptación y la mitigación del cambio climático (sensu ipcc, 2007).
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza promueve desde 2009 el enfoque de
Adaptación basada en Ecosistemas, AbE, (Andrade et ál., 2011). Este enfoque plantea que las respuestas
de la sociedad al fenómeno climático tienen el potencial de beneficiarse haciendo uso de la biodiversidad
y sus servicios ecosistémicos. La AbE propone la integración de la conservación, el uso sostenible y la
restauración de la biodiversidad mientras se permite a las personas adaptarse a los impactos negativos
del cambio climático. Esto requiere entender las interacciones que hay entre biodiversidad, servicios
ecosistémicos y el fenómeno.
En Colombia, la Política Nacional de Gestión Integral para la Conservación de la Biodiversidad y
sus Servicios Ecosistémicos (pngibse) (mads, 2012) es la respuesta de gestión a los retos que imponen
los cambios ambientales, originados por fenómenos locales y globales como el cambio climático, a la
biodiversidad. Su objetivo es “[…] promover la gestión integral para la conservación de la biodiversidad
y sus servicios ecosistémicos, de manera que se mantenga y mejore la resiliencia de los sistemas
socioecológicos, a escalas nacional, regional y local, considerando escenarios de cambio y a través
de la acción conjunta, coordinada y concertada del Estado, el sector productivo y la sociedad civil”
(mads, 2012). Esto es, mantener la capacidad de los sistemas ecológicos y sociales para absorber las
perturbaciones de los impactos del cambio ambiental y mantener sus funciones, estructura y el patrón
de interacciones característico (Walker y Salt, 2012).
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Los objetivos y los esfuerzos de las mencionadas iniciativas requieren que la dinámica conjunta,
biofísica y social, frente al fenómeno climático sea entendida para tomar mejores decisiones sobre la
biodiversidad en los escenarios de incertidumbre que plantea este fenómeno global.
Los cuatro ejes temáticos propuestos aquí para orientar la generación de conocimiento sobre
biodiversidad frente al cambio climático son: i) Dinámica ecológica y cambio climático; ii) Biodiversidad
y servicios ecosistémicos; iii) Biodiversidad y el sistema climático y, iv) Biodiversidad y las respuestas
de la sociedad frente al cambio climático. Es posible que para tomar una decisión en un territorio
particular se requiera información de los cuatro ejes, integrando e interpretando de manera articulada
el conocimiento generado para proponer estrategias que realmente sean exitosas frente al fenómeno.
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Factores intrínsecos
Son características de la biodiversidad propias de su naturaleza y carácter ecológico. Determinan, en
parte, las respuestas frente al fenómeno climático y una mayor o menor susceptibilidad o sensibilidad
(sensu ipcc, 2012) a la alteración en las variables del clima. Factores a considerar, en el nivel de especies,
son por ejemplo, la dependencia de detonantes ambientales o interacciones para completar el ciclo de
vida, el grado de tolerancia a condiciones ambientales o el requerimiento de hábitat (Foden et ál., 2008).
Especies con requerimientos generalizados pueden tener mayores oportunidades de respuesta,
mientras que las de requerimientos muy específicos tienen mayor sensibilidad, en especial, si su hábitat
o componente del mismo tiene a la vez una alta susceptibilidad a los cambios del clima. Forero-Medina
et ál. (2010) analizaron los rangos de distribución altitudinal de 46 especies de anfibios en la Sierra
Nevada de Santa Marta (Colombia) para establecer la disponibilidad de hábitat en escenarios del
clima cambiante. Los investigadores concluyeron que especies con rangos altitudinales restringidos son
especialmente sensibles a los efectos combinados de la alteración del clima y factores como bajos números
poblacionales y el aumento de otras especies que las pueden afectar. Por lo tanto, las poblaciones de
anfibios de la Sierra Nevada de Santa Marta pueden disminuir bajo la influencia del fenómeno climático
a una tasa mayor de lo esperado (Forero-Medina et ál., 2010).
En el nivel de los ecosistemas los factores intrínsecos tienen que ver con los procesos característicos
y con los atributos biofísicos. Por ejemplo, las perturbaciones naturales de los ecosistemas acuáticos,
en diferente periodicidad, son indispensables para mantener la conectividad hidrológica. Estas
perturbaciones a su vez son esenciales en los procesos de muchas especies, como la búsqueda de
alimento, la reproducción o el desarrollo. Un ejemplo se manifiesta en los humedales sometidos a
fluctuaciones estacionales del agua (o hidroperíodos en su Brauman et ál., 2007) determinadas por
el régimen hidrológico. Los cambios en el hidroperíodo en ríos, lagos, reservorios y humedales en
general, son parte del régimen hidrológico natural y están en estrecha relación con el clima (Strhaler y
Strhaler, 2005). Esta dinámica influye sobre especies acuáticas como Prochilodusmagdalenae (bocachico)
y Pseudoplastistomamagdaleniatum (bagre rayado) en la cuenca magdalénica en Colombia. Para estas
especies, la existencia de pulsos de inundación asociados con la variabilidad climática es esencial en
el ciclo de vida. El caudal de los ríos es indispensable para la deriva de los huevos y su maduración
hasta el estadio larval. Las larvas, a través de caños y ríos, son impulsadas por los pulsos de inundación
a las ciénagas adyacentes donde continúan su desarrollo hasta preadultos y adultos que se desplazan
nuevamente al río para el apareamiento y el desove (Valderrama et ál., 2010). El hidroperíodo puede
sufrir alteración drástica por el efecto combinado del cambio climático y las transformaciones en las
cuencas hidrográficas, como la pérdida de la interfaz agua-tierra en los cauces de ríos y humedales,
atributo esencial que hace posible los eventos de inundación.
Otro ejemplo está en la laguna de Menegua en el río Metica, Orinoquía colombiana, donde Galvis
et al. (1989) establecieron que la productividad pesquera dependía en forma directa de las fluctuaciones
del nivel del río y sus caudales. Estos procesos están condicionados por el régimen hidrológico de
la cuenca, el cual está acoplado funcionalmente con los ecosistemas terrestres circundantes y con los
periodos de mayores y menores precipitaciones (Galvis et ál., 1989) ligados con la variabilidad climática.
En Colombia, Poveda (2004) muestra que los caudales de las principales cuencas hidrográficas
tienen tendencias decrecientes de 4 m3/s/año y desplazamiento intra-anual de las temporadas de
lluvias. Este fenómeno, en combinación con los efectos de otras alteraciones en las cuencas, como la
pérdida de conectividad hidrológica o la deforestación con eliminación de especies nativas con atributos
funcionales (sensu Casanoves et ál., 2011) que influyen en la cantidad de agua de escorrentía, alteran la
periodicidad y la magnitud de los pulsos de inundaciones.
También en los ecosistemas acuáticos hay factores intrínsecos como la profundidad, que determinan
respuestas diferentes ante el aumento de la temperatura atmosférica que incide en la temperatura del
agua. Al elevarse esta induce cambios en la solubilidad y disminuye el oxígeno. El agua oxigenada
previene que el fósforo de los sedimentos se haga disponible o cicle a la columna de agua y ayude así
a controlar la eutrofización (Carpenter y Cottingham, 2002). En aguas con baja concentración de
oxígeno se libera fósforo atrapado en el sedimento. Esto puede estimular la eutrofización del agua
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porque el fósforo queda disponible para el fitoplancton (Walker y Salt, 2006). En cuencas ganaderas y
agrícolas estos efectos exacerban los síntomas de la eutrofización cultural (Reed-Andersen et ál., 2000) y
el ecosistema y la biota sufren cambios indirectamente relacionados con el cambio climático.
Los ecosistemas que dependen directamente de fenómenos atmosféricos para el mantenimiento de
regímenes hidrológicos, son muy susceptibles frente al cambio del clima. La susceptibilidad aumenta
con la altura (Forero-Medina et ál., 2011) porque, por ejemplo, la ubicación de los cinturones de
condensación, que puede variar con el trastorno climático, determina la frecuencia de nieblas que
condicionan la existencia de epifitas (Cavelier y Golstein, 1989) importantes en el balance hídrico en
muchas cuencas (las andinas, por ejemplo) y las funciones y los servicios ecosistémicos que de ellas se
derivan (Bubb et ál., 2004; Tobón, 2009).
Factores extrínsecos
Los factores extrínsecos, o añadidos, incluyen aspectos referentes al estado de los ecosistemas en
relación con las acciones humanas. La fragmentación, el cambio en el uso del suelo y en la cobertura,
la modificación de la red hídrica y la alteración de ciclos biogeoquímicos, interactúan con el fenómeno
climático y perturban los ecosistemas de manera compleja y en diferentes escalas espaciales (García,
2006). Se ha demostrado que en los fragmentos de bosque lluvioso tropical rodeados por tierras
agrícolas hay cambios del microclima, en comparación con bosques continuos (y en matrices de
mayor naturalidad) en las mismas regiones, con alteración de los flujos de radiación, el viento y el agua
(Saunders et ál., 1991). Actividades que produzcan suelos desnudos, colmatación, tipos de vegetación
rala que no amortice los cambios de temperatura y precipitación, pueden inducir alteraciones locales del
clima y del ciclo del agua. Estas coberturas también facilitan incendios, invasiones biológicas y plagas,
contaminación del suelo y el agua por agroquímicos y sobrecarga de materia orgánica, entre otros. La
deforestación y la degradación del suelo son dos efectos típicos de las intervenciones humanas en las
cuencas ganaderas que acentúan los efectos del cambio climático (Murgueitio, 2002). La adecuada
cobertura de vegetación nativa contribuye a disminuir los aportes de sedimentos y contaminantes a los
ecosistemas acuáticos cuando, por el fenómeno climático, aumenta la fuerza y frecuencia de aguaceros
torrenciales; pero, si no hay vegetación terrestre y acuática y el suelo está degradado, los aportes se
incrementan bajo estas condiciones.
La interacción de factores intrínsecos y extrínsecos acentúa los efectos del cambio antrópico del clima sobre
la biodiversidad
El patrón de interacciones que se configura por el efecto combinado del cambio climático, los
factores intrínsecos de especies y ecosistemas, y los factores extrínsecos que resultan del uso de un
territorio, y que lo degradan, pueden acentuar y perpetuar los efectos de la alteración climática. Un
ejemplo de estas interacciones se da en los ecosistemas secos que de manera natural tienen bajo índice
de aridez (<0,65), resultante de las altas temperaturas del aire, baja humedad, radiación solar elevada
y altas tasas naturales de erosión (Stafford et ál., 2009). La sinergia del cambio climático con factores
extrínsecos puede provocar cambios irreversibles en características clave de estos ecosistemas. En ellos,
los suelos tienden a ser poco profundos y con baja capacidad de almacenamiento de agua, una variable
considerada estructurante y crítica frente al cambio climático (Stafford et ál., 2009). También son muy
erosionables debido a la baja agregación y poca concentración de materia orgánica. Cuando el arado y
pastoreo reducen la cobertura vegetal hasta un nivel crítico, la pérdida de suelos, por vientos y la lluvia,
puede reducir más su profundidad afectando a la vez, más, la capacidad de almacenamiento de agua
(Stafford et ál., 2009). En escenarios de cambio climático estas interacciones se acentúan y el detonante
puede ser el aumento de la torrencialidad concentrada en períodos cortos de tiempo.
Las interacciones complejas que resultan de los efectos del cambio climático y los factores intrínsecos
y añadidos de vulnerabilidad sobre los sistemas naturales y humanos, deben conocerse y entenderse
para saber cómo manejar y mantener contextos ecológicos que faciliten y sustenten la respuesta de
la biodiversidad frente al fenómeno. La creación de una línea base sobre la relación del clima, la
biodiversidad y el trastorno climático es de especial relevancia para el monitoreo de los cambios que
causan o acentúan la vulnerabilidad al fenómeno.
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Las respuestas de la sociedad frente al cambio climático no pueden tener efectos neutros, ni sobre
los sistemas sociales ni sobre los ecológicos (Eriksen et ál., 2011) y es muy probable que las respuestas
de la sociedad tengan consecuencias desestabilizadoras en ambos. Turner et ál. (2010) encontraron
evidencia de que los impactos de las respuestas de adaptación de la sociedad frente al cambio climático,
y los esfuerzos de mitigación de gei, pueden tener impactos negativos que exceden los que se derivan
del mismo fenómeno. Es fundamental limitar la transformación y pérdida de biodiversidad debido a las
acciones de mitigación y adaptación humanas.
Este objetivo es crítico para mantener los servicios ecosistémicos de los cuales dependen los seres
humanos (Turner et ál., 2010) y las funciones ecológicas que determinan la integridad ecológica. Esto
se debe sustentar por investigaciones desde las ciencias sociales que en combinación con las ciencias
biofísicas, permitan entender los enfoques de las respuestas humanas al fenómeno y su posible afectación
sobre los sistemas naturales.
Necesidades de investigación
Satisfacer las necesidades humanas, y al mismo tiempo, mantener los sistemas de soporte del
funcionamiento del planeta, y de los territorios particulares, es una meta de doble propósito frente al
cambio climático. Lograrla depende, en parte, del conocimiento amplio de los vínculos e interacciones
entre la biodiversidad y el fenómeno. Sin embargo, ligar el conocimiento con la acción para el logro
de esta meta no parece tener todavía una ruta clara (Andrade y Wills, 2011). Avanzar hacia ello puede
beneficiarse de la habilidad de los investigadores y manejadores para definir qué, y dónde, es lo que hay
que investigar. Para ello es necesaria la comunicación continua durante verdaderos procesos de toma de
decisiones. En la tabla 1 se plantean temas de investigación de acuerdo con los ejes desarrollados, sobre
el vínculo de la biodiversidad con el cambio climático. Estos temas son una síntesis de investigaciones
propuestas para el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt,
Colombia, por las investigadoras Franco y Useche (2011).
El estudio del cambio climático, y sus efectos sobre los sistemas ecológicos y sociales, demanda
la investigación interdisciplinaria (García, 2006). En la actualidad nos enfrentamos a un escenario de
incertidumbre en la dinámica del planeta y el fenómeno climático es uno de los mayores determinantes
de este panorama incierto. Los problemas ambientales —como el cambio climático— que tienen
naturaleza compleja e integradora de muchos aspectos, requieren de métodos innovadores para conocer
y entender la dinámica de los procesos que desencadenan y resultan en retos a la permanencia de la
biodiversidad en la trayectoria de cambio resiliente.
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Tabla 1
Temas de investigación sobre el vínculo de la biodiversidad y el cambio
climático
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