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SOLUCION
1. El concepto de daño moral se encuentra compuesto por el dolor, la aflicción
y en general los sentimientos de desesperación, congoja, desasosiego,
temor, zozobra, etc., que invaden a la víctima directa o indirecta de un daño
antijurídico, individual o colectivo.
(https://www.eltiempo.com/contenido/politica/ARCHIVO/ARCHIVO-
14485135-0.pdf)
El artículo 4° del decreto menciona que una de las actividades del avaluador
es la rendición de avalúos de intangibles especiales; en el artículo 5°
encontramos una tabla que en la posición 8 contiene estos intangibles,
siendo el daño moral uno de ellos. De esta forma, la ley 1673 de 2013
presenta los criterios del avaluador, su competencia y requisitos para laborar,
así mismo, podemos advertir que la actividad del avaluador se destaca como
un auxiliar de la justicia, puesto que, a pesar de que su obrar no se ubica
únicamente en un ámbito judicial, sirve como peritaje ante el ámbito judicial.
Así, podemos decir que un avaluador puede ser contratado por la parte
interesada de forma particular y anexar el avalúo al proceso junto con la
demanda o contestación de la misma, o ser nombrada por el juez. Ante esto,
se puede advertir que la parte interesada en el otorgamiento a su favor de la
indemnización por daño moral, debe contribuir con este avalúo, de igual
forma quien intente controvertir dicha prueba. Sin embargo, aunque la prueba
sea aportada, el ordenamiento jurídico ha expresado en la Ley 446 de 1998
en su artículo 16 que “la valoración de daños irrogados a las personas y a las
cosas, atenderá los principios de reparación integral y equidad y observará
los criterios técnicos actuariales.” Así mismo, la legislación ha otorgado una
relativa libertad a los jueces que obedecen a criterios de equidad y
proporcionalidad ante circunstancias que imposibiliten un valor exacto para
la indemnización a las víctimas, sin embargo, la dificultad probatoria no
puede cerrar las puertas a una merecida indemnización como lo es en el caso
de perjuicios morales, de tan difícil cuantificación, advirtiendo que la ley no
menciona criterios para tasar estos valores ante una luz matemática exacta
(http://www.consejodeestado.gov.co/documentos/boletines/PDF/15001-23-
31-000-2000-03838-01(19146).pdf), por ende, las cortes nacionales,
mediante el precedente jurisprudencial han adoptado unas tablas de valores
que corresponden a una cuantificación proporcional en cuanto a la prueba
del daño y el valor que le corresponde, por lo tanto, el valor se adecua a una
proporcionalidad y también al precedente jurisprudencial sentado por las
altas cortes de Colombia. Así, damos a entender, que tanto el perito
(avaluador) que puede ser aportado de forma particular –atendiendo los
lineamientos para su legitimidad- o nombrado por el juez, estarán en manos
de la decisión judicial, es decir, el análisis respectivo del daño y por lo tanto
el valor pedido, estarán en manos del juez en la decisión final, el valor
concedido.