Érase una vez una manzana roja que paseaba por el bosque con su amiga, la pera, y de pronto la manzana desapareció… La pera se puso muy triste y muy preocupada porque no entendía que había pasado con su amiga la manzana, y emprendió un largo viaje en su busca… En el camino encontró un manzano, y preguntó a la familia manzana si habían visto a su amiga, pero la familia manzana no la había visto. Continuó su viaje y fue en busca del sabio mandarino; él tampoco sabía nada de la manzana, pero se quedó muy preocupado y prometió ayudarla. El sabio fue con ella a preguntar a otros sabios mandarinos de otros bosques cercanos. Todos juntos fueron a buscar por los lugares donde solía pasear la manzana. Se dividieron para encontrarla, uno de los sabios vio un trozo de la manzana. Rastrearon sus huellas y las siguieron hasta una guarida, una cueva que era bastante oscura. En la cueva había telarañas y… más adentro encontraron un agujero que llegaba hasta las cloacas… Sintieron un poco de miedo, pero continuaron adentrándose hasta que al fondo vieron la figura de…. ¡Un melón!. ¿Sería un melón asesino?. Superaron el miedo y decidieron acercarse a preguntarle. Perdone, Sr Melón, ¿ha visto por aquí una manzana roja? El melón contestó: ¿Soy un melón asesino?. Será mejor que os vayáis. Vi como caía la manzana, la quise coger, pero no lo conseguí y se cayó al fondo de las cloacas. Entonces, los sabios mandarinos huyeron, pero la pera no se dio por vencida. Bajó al fondo de las cloacas y allí se encontró un plátano podrido…. El plátano podrido rápidamente se deshizo de su cáscara podrida, y atacó con ella y por sorpresa al melón. Este intentó esquivar su llave karateca, pero no lo consiguió y cayó al suelo. Aprovechando ese momento, la pera y el plátano huyeron por un oscuro hueco que había a la izquierda. La pera preguntó al plátano podrido: ¿Dónde está la manzana?. El plátano podrido dijo que no lo sabía y decidieron unirse para buscarla, pero entonces bajó el melón asesino decidido a atacar a la pobre pera y al plátano podrido… Ese oscuro hueco llevaba a una frutería. Cuando entraron las frutas, estaban muy asustadas ya que sabían que en las fruterías se comían a las frutas. Fueron a preguntar a unas fresas si sabían algo de la manzana roja, y de repente, la mano del frutero apareció y les metió en una bolsa. La bolsa era para un científico loco que quería hacerse una macedonia e investigar mutaciones de frutas. Cuando la situación no podía ser más catastrófica, la pera seccionó con su rabito la bolsa y cayó, junto con el plátano podrido, al suelo. La cáscara del plátano fue por un lado y el plátano por otro. El frutero pisó la cáscara, resbaló, y al soltar la bolsa, las indefensas frutas se vieron libres… Salieron corriendo y se introdujeron en la rejilla del aire acondicionado. La pera se detuvo y dijo: ¡Silencio!. Oigo a mi amiga la manzana roja al fondo del conducto. Corrieron hacia allí, pero al llegar al ventilador pararon bruscamente para no ser triturados. Para atravesar el ventilador, la pera y el plátano llamaron al Sr Coco. Pensaron que como su cáscara es tan dura, seguramente tirándose contra el ventilador, conseguirían pararlo unos instantes para que la pera y el plátano pudieran atravesarlo. Y así fue. Vieron un tobogán mágico que conducía a Fruitolandia y allí se encontraron con… una piscina enorme llena de chocolate, en ella estaba la manzana dándose un relajante baño y tarareando la quinta sinfonía de Beethoven. Cuando la vieron, se tiraron a la piscina para abrazarla, otras frutas bajaron desde la frutería y todas juntas celebraron una espectacular fiesta de reencuentro donde no faltó el chocolate. Y colorín colorado este cuento se ha acabado… y colorín colorete… por la chimenea sale un cohete.